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La vida sigue igual
César VIDAL La Razón 2 Diciembre 2010
Confieso que no consigo contagiarme del entusiasmo que ha invadido a
algunas personas tras los resultados de las últimas elecciones en
Cataluña. Sé que se ha popularizado la idea de que la victoria ha
sido del centro-derecha y que todo esto indica que el cambio ha
comenzado, pero, con el corazón en la mano, no puedo compartir ese
análisis.
Vayamos por partes.
¿Ha disminuido el peso del nacionalismo en el nuevo parlamento
catalán? No. A decir verdad, ha experimentado un incremento en el
número de escaños.
¿Ha aumentado el nacionalismo moderado? El nacionalismo moderado no
existe salvo en la mente de aquellos que se lo quieren creer, pero,
en cualquier caso, de existir no es el de Artur Mas –no digo ya
Puigcercós o Laporta– que habla del referéndum de independencia a
medio plazo, que anda mareando la perdiz con un nuevo pufo catalán,
al estilo del vasco y del navarro y que va a continuar con la
política lingüística y educativa de los gobiernos anteriores.
¿Acaso no ha tenido un triunfo espectacular el PP? Esto va a doler a
los fieles del Concilio Valenciano I de Rajoy, pero no. En número de
escaños ha obtenido uno más, pero en lo que se refiere a los votos
sigue por detrás de los que obtuvo Vidal-Quadras hace ya década y
media. Por añadidura, ni sumado a Ciudadanos puede controlar a CiU.
¿No implica todo esto la caída de Montilla? Sí, pero no hay más que
echar un ojo a los que pueden recoger su testigo –comenzando por la
Chacón de «Todos somos Rubianes»– para darse cuenta de que no cabe
tener mucha esperanza en que el PSC vuelva al redil de la
Constitución.
¿No ha perjudicado el resultado a ZP? Pues a lo mejor, pero él no
parece darse cuenta. De entrada, unas horas antes de las elecciones
catalanas se reunía con una cuarentena –en el mejor sentido del
término– de empresarios de los que apenas media docena le pusieron
objeciones a su manera de gobernar. En otras palabras, ZP podía
afirmar a la salida –y sin mentir– que la mayoría de los grandes
empresarios no se habían opuesto a su política. Pero, por si fuera
poco, Montilla era el adoquín que obstaculizaba el camino de
encuentro entre Mas y ZP. Desalojado el mojón que representaba el
cordobés, ZP se siente ahora más seguro que nunca de contar con el
apoyo de CiU para concluir la legislatura.
¿No piensa entonces dimitir ZP? Aquí me permito ser yo el que
formule una pregunta: ¿por qué habría de hacerlo? Los resultados de
Cataluña han sido dañinos para el PSC, pero no para él. Los
empresarios no le han leído la cartilla. Los sindicatos están más
que domesticados. Un porcentaje significativo de los medios de
comunicación apoyará al PSOE aunque decrete el asesinato masivo de
ancianos. Es cierto que las elecciones municipales y autonómicas se
perfilan con muy mal cariz, pero, una vez más, esa circunstancia no
tiene por qué ser mala para ZP. A decir verdad, hasta podría
facilitar la tarea de movilizar al electorado de izquierdas bajo el
grito de que el fascismo regresa a La Moncloa. En fin, que lo siento
por los que están eufóricos, pero, tal y como yo veo las cosas, la
vida sigue igual. ¡Vamos! Si hasta lo cantaría Julio Iglesias…
Más remiendos
El Editorial La Razón 2 Diciembre 2010
Casi al mismo tiempo que llegaba a Madrid un alto representante del
Tesoro norteamericano, enviado por Obama para evaluar la política
económica del Gobierno español, Zapatero sorprendía en el Congreso a
propios y extraños con el anuncio de una serie de medidas para
reducir el déficit e incentivar la actividad empresarial, que serán
aprobadas en el Consejo de Ministros de mañana. Tan repentina ha
sido la decisión del presidente que incluso ha tenido que alterar su
agenda oficial y suspender la visita a Argentina y Bolivia con
motivo de la Cumbre Iberoamericana, cita obligada de todo presidente
español. Es obvio que la caída en picado de la confianza
internacional en nuestra economía registrada el martes, tras
desautorizar Bruselas las previsiones del Gobierno, ha forzado a
Zapatero a adelantar medidas adicionales, parte de las cuales forman
parte de la Ley de Economía Sostenible, que languidece en un
interminable trámite parlamentario. Es decir, se vuelve a repetir la
misma secuencia que en mayo obligó al presidente socialista a
anunciar un drástico recorte del déficit, después de que Obama,
Merkel y Sarkozy le presionaran en esa dirección. Habría sido mucho
mejor que Zapatero se hubiera adelantado a los mercados, en vez de
ir a su rebufo, con una batería de reformas sólida, coherente y
contundente.
Pero al actuar como lo ha hecho, la imagen que ofrece es la de un
gobernante que improvisa, que reacciona a trompicones y que sólo
acierta a dar respuestas fragmentarias. No es, desde luego, lo más
adecuado para aplacar a los mercados y acallar a sus críticos. Sin
embargo, las medidas adelantadas ayer son en su conjunto positivas y
van en la dirección correcta, por más que algunas de ellas puedan
resultar impopulares. Así, resulta razonable la privatización de los
aeropuertos de Madrid y Barcelona, del 49% de AENA y del 30% de las
Loterías del Estado, operaciones que allegarán unos 14.000 millones
a las arcas públicas. También resulta comprensible la supresión del
subsidio de 426 euros para los desempleados sin prestación, medida
adoptada hace año y medio por motivos electorales, pero de dudosa
eficacia y nulo control, que se había convertido en una rémora para
reducir el déficit.
En cuanto a la batería destinada a aliviar a las empresas, sobre
todo a las pymes, no es oro todo lo que reluce. Es positivo la
generalización de amortización en el impuesto de sociedades hasta
2015, la eliminación del canon a las cámaras de Comercio y la
simplificación de la burocracia para crear una empresa. Pero no está
claro que la rebaja fiscal a las empresas que facturan menos de 10
millones sea significativa, ni siquiera apreciable; el enunciado
suena bien, no obstante su eficacia parece muy limitada. Por lo
demás, las reformas en el ámbito laboral (agencias privadas de
colocación, orientadores de empleo e integración de los nuevos
funcionarios en la Seguridad Social) son pequeños pasos para
redondear un paquete que aun siendo plausible es insuficiente.
España tiene bastantes resortes para salir con fuerza de la crisis,
pero si el Gobierno se limita a bailar al son de los mercados y a
remendar el traje, en vez de confeccionar un plan de choque sin
resquicios ni trucos, la agonía será interminable.
ELECCIONES EN CATALUÑA
Las elecciones catalanas, una última
reflexión
Pablo Barranco. Minuto Digital 2 Diciembre 2010
Como que se supone que los ciudadanos están megainformados de todos
los detalles cuantitativos y de muchos de los cualitativos de los
comicios catalanes, vaya aquí una meditación susceptible de ser
compartida por los lectores; y permítaseme que la jerarquice en diez
breves parasilogismos ad hoc.
1. La gente está harta de harta de sinvergüenzas tan descarados como
los socialistas; por eso los ha expulsado del sistema; les queda una
larga travesía del desierto, como mínimo de dos o tres legislaturas.
2. Lo sucedido en el 28N sí es un preludio de lo que pasará en las
municipales de mayo; el Pueblo quiere castigar severamente a esa
pandilla de iletrados manipuladores de mentes; van a sufrir más.
3. Lo sucedido el 28N sí es, también, el preámbulo del fin del
zapaterismo huero e inútil –elecciones generales-; el centroderecha
lo hará desaparecer fulminantemente del mapa gubernamental excepto
en algunos feudos clientelares que viven del socorro y de la
subvención; la regeneración vendrá a partir de este hecho y de que:
4. Aparecerán nuevos partidos o alianzas de formaciones pequeñas que
serán las soluciones y ‘bisagras’ del momento, sobre todo a escala
estatal; la gente decente está agotada de ver siempre los mismos
vividores de la política; no habrá espacio vital para ellos en
ningún lado, ni menos en la empresa privada, si es que no empapelan
a algunos de ellos por las presuntas fechorías y connivencias que
todos conocemos.
5. Los nuevos medios de comunicación, dentro del nuevo paradigma
centrado en la Red, serán más libres y fomentarán mejor el análisis
ecuánime de la situación; los subvencionados, sectarios y dogmáticos
grupos tipo Prisa -SER-cuatro, etc.-, se descompondrán al no poder
engañar más al espectador; el ciudadano, el votante potencial,
dispondrá de alternativas informativas y podrá compartir sus
hallazgos con sus redes relacionales… 100% libertad intelectual
transmitida víricamente merced a la bendita www.
6. La ciudadanía perderá el miedo a posicionarse ideológicamente
ante terceros, ya que las cartas marcadas se han descubierto y se ha
comprobado la miseria que escondía el falso progresismo y el
marxismo-leninismo que inspira a los socialistas y a sus socios de
tropelías; la Prensa de centro derecha y derecha, liberal en sus
formas y contenidos, sustituirá el magma actual de voceros de la
mentira y de la manipulación; las buenas personas tendrán en dónde
capturar las noticias y los datos que ayudan a formarse una opinión
sosegada y veraz sobre lo que sucede aquí y en el resto del planeta.
7. Se acabará con el tabú de no poder tratar el problema
inmigratorio y su derivada islamista: las caretas caerán; se
renovará la normalidad demográfica consustancial y proporcionada a
nuestra sociedad, y su incidencia en nuestra calidad de vida; se
dirán las cosas por su nombre y si se ha de manifestar que no pueden
haber seis millones de extracomunitarios en España, se dirá y se
actuará en consecuencia.
8. Se neutralizarán las tropelías revanchistas de la izquierda que
perdió la guerra que comenzó; las personas de buena fe tiemblan de
pavor ante las provocaciones, el nihilismo y el revisionismo
unidireccional que impelen las huestes frentepopulistas que atacan
los valores de la mayoría de españoles; se reconocerán
retroactivamente los abusos cometidos por los que cantan ‘la
internacional’, aplicando la memoria histórica si es necesario y,
sobre todo, analizando cada una de las actuaciones que se llevaron a
cabo desde el poder de las izquierdas.
9. Se dará prioridad a la formación estudiantil de calidad y basada
en nuestros valores europeos, occidentales y cristianos en su
acepción histórica y moral; se premiará el esfuerzo y la
generosidad, a la vez que se estimularán los buenos sentimientos y
el orden y la armonía social; se dará prioridad a la búsqueda y
encuentro de la felicidad a través de la libertad, la justicia y la
honradez.
10. Se limitarán los excesos en materia de chantajes terroristas,
secesionismo y traición a las reglas del juego (la Constitución); se
protegerá el sentimiento patriota, al igual que se hace lo propio en
todos los países nobles del mundo; el enemigo de los españoles no
son los españoles, lo es la premeditada voladura controlada de
nuestra Nación y de sus Historia, patrimonio cultural y tradiciones.
Así es, si así os parece.
El señorito se queda en casa
Editorial www.gaceta.es 2 Diciembre 2010
Si algo se le da bien a este Gobierno es, sin duda, improvisar, el
arte de sacar conejos de la chistera para aparentar que sabe manejar
unos acontecimientos que le superan por entero.
Incapaz de aprobar un plan serio, ambicioso y global de reformas
económicas –que vayan desde la auténtica liberalización del mercado
laboral a la decidida reducción del gasto público, pasando por una
rápida y transparente privatización de las cajas de ahorros–,
prefiere ir añadiendo parches a un tejido económico con cada vez más
descosidos.
Decía este martes el secretario de Estado de Economía, José Manuel
Campa, que el Gobierno no puede tomar sus decisiones a partir de las
fluctuaciones de uno o dos días de los mercados; pero en eso
precisamente se resume toda la parte de política económica de
Zapatero, que viene marcada por su oportunismo adaptativo ante unos
sucesos externos que amenazan con tumbar a la economía española y,
lo que le preocupa más, a su Gobierno. Tal vez por ello ha
suspendido su viaje previsto para hoy a Bolivia y Argentina.
En mayo, el presidente ya se vio presionado por Merkel y Obama para
que imprimiera algún rumbo a este barco a la deriva que era España.
De la noche a la mañana pasó de acusar al PP de querer recortar
“derechos sociales” a salir al atril parlamentario con las tijeras
en mano a cebarse con los funcionarios, pensionistas, autónomos y
dependientes, pero no con las castas políticas y sindicales que
abrevan del presupuesto. A los pocos días, incluso anunció que el
Gobierno aprobaría su propia reforma laboral sin diálogo social
alguno. Toda una fingida posición de dureza que impresionó a los
mercados y permitió rebajar el coste de nuestro endeudamiento hasta
que Zapatero se fue desdiciendo de casi todos sus improvisados
compromisos al volver a inflar el gasto público y descafeinar por
entero la reforma laboral.
Ahora, tras una de las peores semanas que nuestra economía recuerda,
el presidente del Gobierno vuelve a intentar maquillar nuestra muy
complicada coyuntura anunciando la supresión de la ayuda de los 426
euros para los desempleados, una rebaja fiscal para las pymes y la
privatización del 33% de Loterías del Estado y del 49% de AENA. Unas
medidas con mucha privatización de algunos sectores públicos, que en
su día ya propuso el PP, y con las que ahora ZP traiciona una vez
más su trasnochado socialismo de boquilla.
Por supuesto, deben ser bienvenidas todas las medidas destinadas a
facilitar la supervivencia de nuestras empresas con impuestos menos
onerosos o a reducir nuestro insostenible déficit público merced a
reducciones del gasto y privatización de empresas públicas. Ahora
bien, en el actual contexto de escalada de la desconfianza hacia
nuestra solvencia, tan cicatero y deshilvanado paquete de medidas se
antoja del todo insuficiente, no ya para lograr que nos recuperemos
y volvamos a generar empleo, sino siquiera para que los mercados
vuelvan a confiar durante unas semanas más en nosotros. Es cierto
que el diferencial con el bono alemán se ha reducido unas décimas,
pero, aparte de que la causa del cambio se encuentra en las
maniobras del BCE para monetizar deuda pública europea, continúa muy
por encima de los niveles alcanzados en el crítico mes de mayo
pasado.
Al final, pues, la única tabla de salvación que nos queda es aprobar
todas las reformas que tenemos pendientes desde hace dos décadas
para demostrar que, liberada del yugo político, la economía española
sí puede ser competitiva y pagar sus deudas. Todo lo demás es sólo
lanzarle un hueso a los inversores extranjeros para que se
distraigan momentáneamente de los auténticos problemas sin resolver
los que padece nuestro sistema productivo y financiero.
Más empresas y menos burocracia
El sector público español adolece de tres problemas básicos:
nepotismo, burocratización y, sobre todo, hipertrofia.
Juan Ramón Rallo www.gaceta.es 2 Diciembre 2010
Durante los últimos 30 años se ha convertido en un armatoste
carísimo que no cumple con sus funciones esenciales debido al
intenso proceso de politización al que ha sido sometido desde todas
las instancias; sólo hay que observar el colapso de los juzgados, la
permanente degradación de los estándares educativos o el
parsimonioso funcionamiento de la Administración. Parafraseando a
Winston Churchill, el mejor argumento contra nuestro sector público
es una conversación de cinco minutos con el ciudadano medio.
Hasta 2008, la falsa burbuja de prosperidad en la que vivía inmersa
la economía española todavía permitía sufragar semejantes
despilfarros. El Estado cabalgaba sobre unos ingresos inflados por
el ladrillo y, por mucho que dilapidara nuestra burbujeante riqueza,
continuábamos creciendo sin un límite aparente. Sin embargo, con el
estallido de la crisis y el enorme déficit presupuestario que ha
pasado a exhibir España, la fiesta se ha terminado para todos;
también para el sector público, aun cuando nuestros políticos sólo
lo admitan por lo bajini tras cada achuchón de los inversores
internacionales. Ahora, de hecho, sería un buen momento para hacer
semejante acto de constricción.
Hasta el momento han surgido algunas sugerentes propuestas como la
del presidente de Mango y del Instituto de Empresa Familiar, Isak
Andic, destinada a ligar los salarios de los funcionarios a su
productividad. Es un primer paso para comenzar a desburocratizar la
Administración y someterla a algunos de los mecanismos de gestión
más propios de las compañías privadas. Nuestro sector público
requiere de una perspectiva mucho más empresarial que lo enfoque
hacia sus clientes –la totalidad de los contribuyentes– y no hacia
las correspondientes élites políticas; y una de las herramientas que
permitiría lograrlo sería ligar los salarios de los empleados
públicos a la eficiencia –rapidez y calidad del servicio– con la que
realicen sus tareas.
El Gobierno español, tan presto siempre a suscribir las
recomendaciones inteligentes como a inaplicarlas un segundo después,
ha asegurado, por boca del ministro del ramo, Manuel Chaves, que ve
con buenos ojos la propuesta. Sin embargo, los sindicatos y su
portavoz dentro del Ejecutivo, el ministro de Trabajo, Valeriano
Gómez, no han tardado nada en mostrar su oposición a una idea que
incluso han calificado de “provocación”. Una vez más, parece que la
medida se aprobará durante las calendas griegas, justo en la misma
fecha en la que se piensa ajustar el gasto público, liberalizar el
mercado de trabajo y concluir la privatización de las cajas de
ahorros.
Ahora bien, más allá de la inteligente propuesta de
desburocratización y de la negativa gubernamental a ejecutar
cualquier idea sensata, debemos ser conscientes de que los problemas
que conlleva nuestro sector público no se solucionan en lo
fundamental buscando que sea más eficiente. Ni siquiera se
remediarían poniendo coto a esa lacra del nepotismo que ha terminado
por corromper el tuétano de todas nuestras Administraciones hasta
convertirlas en un mero apéndice de las familias de nuestros
mandamases políticos, de las sus subalternos y de las de los
subalternos de sus subalternos.
Por un lado, la eficiencia de una Administración Pública sólo puede
calcularse comparando su desempeño con el de otra Administración
Pública; o dicho de otra manera, si todas son catastróficas, la
menos desastrosa se llevará los honores por muy nociva o innecesaria
que sea su actividad. Por otro, que nuestro sector público esté
infestado de enchufados no significa que todos ellos deban ser
sustituidos por otros individuos seleccionados bajo los
tradicionales principios de igualdad, mérito y capacidad; también
cabe la posibilidad de que los puestos directamente desaparezcan.
Al cabo, el problema de fondo del sector público español es el de
haber secuestrado partes enteras de nuestra economía que deberían de
regirse, no ya por mecanismos de gestión similares a los del
mercado, sino por el propio mercado. Sólo así podremos determinar
qué partes del Estado son necesarias, cuáles excedentarias y cuáles
deben reorganizarse por entero; es decir, sólo así podremos dar un
uso económico a nuestros escasísimos recursos materiales. Es
sencillamente inadmisible e –lo que es peor– insostenible que en los
últimos 35 años el número de funcionarios haya aumentado más de tres
veces de lo que lo ha hecho el número de trabajadores en el sector
privado; faltan empresas y sobra burocracia.
La reforma del sector público es, pues, imprescindible y pasa,
primero, por podarlo; segundo por podarlo; tercero por podarlo y,
finalmente, hecho lo anterior, por revertir todo el nepotismo y toda
la insufrible burocratización en torno a los cuales ha medrado. El
Estado debe reducirse tanto como sea posible y sus funciones deben
ser desempeñadas sólo por personas con acreditada valía y formación
dirigidas por criterios de gestión con una visión mucho más
empresarial. Toca adelgazarlo y profesionalizarlo; pero, repito,
sobre todo adelgazarlo. Sólo así lograremos modernizar nuestra
Administración y racionalizar sus insostenibles costes actuales.
*Juan Ramón Rallo es director del Observatorio de Coyuntura
Económica del Instituto Juan de Mariana.
¿Un castigo de Dios?
Francisco José de la Cigoña www.gaceta.es 2 Diciembre 2010
A Zapatero le quedan tres telediarios, mejor para todos, socialistas
incluidos. Un mediocre rodeado de mediocres sólo podía llevarnos a
la ruina.
Era un optimista compulsivo dispuesto a cambiar España. Se rodeó de
quienes era imposible que le hicieran sombra. Nunca España tuvo un
Gobierno más indigente: Bibiana, Pajín, ‘Maleni’, Corbacho,
Montilla, ‘Pepiño’, Valeriano, ‘De la Vogue’, ‘Desatinos’, Sinde,
Chaves... Todo empezó mal. Desde el gesto impresentable y maleducado
de la bandera USA, que jamás le perdonaron por mucho que se esforzó,
a la nunca explicada voladura de los trenes que le llevaron al
Gobierno, pasando por la negociación con ETA y los alientos al
separatismo catalán, todo ello adobado con una permanente hostilidad
a la religión católica y el intento absurdo y ucrónico de ganar una
guerra que perdieron hace 71 años, mucho antes de que Zapatero
hubiera nacido, y de la que hoy nadie se acordaría, como tampoco de
su fusilado abuelo, si no fuera por su cainita empeño.
Por algún tiempo se vivió de las rentas del Gobierno anterior y de
la guerra de Irak, sin otro rumbo que una sectaria y parcialísima
Memoria Histórica, un tocar permanentemente las narices a los
católicos, exhibir como amistades a lo peor del mundo y derrochar a
manos llenas el dinero público convencidos sin duda de que no era de
nadie.
Un mediocre rodeado de mediocres tenía que llevarnos a la ruina y
así aconteció. Entonces se recurrió a la mentira. Estábamos en el
mejor de los mundos. No había paro, no había crisis… Lo que no había
era nada. Y así nos vimos en la ruina.
¿Qué nos ha dejado? El matrimonio homosexual, el aborto en cifras
aterradoras, la próxima eutanasia, una Educación para la Ciudadanía
que hace enrojecer hasta a las prostitutas, la familia pulverizada
incluso en los apellidos, el Ejército insultado en sus tradiciones
inmemoriales, la libertad religiosa herida en el Valle…
Hasta que todo se le hunde. Ya no le cree nadie en España ni fuera
de ella. Si va a apoyar a un candidato en unas elecciones, éste se
hunde hasta unos extremos que no se creían posibles ni con Montilla.
El PSOE corre el riesgo, no de perder, que eso lo dan por cierto
todos, incluso frente a la inanidad de Rajoy, sino hasta de
desaparecer. Y a él no hay más que verle su ya permanente cara de
funeral, sus ojeras que parecen las bolsas de todos los desastres y
el fracaso del peluquero incapaz de seguir disimulando los estragos
de la calvicie precoz.
El tremendo batacazo que ha sufrido en Cataluña sólo indica un
camino sin retorno. Que cuando antes lo concluyan los socialistas
mejor les irá. Éste les lleva a la ruina. Le quedan tres
telediarios. Mejor que fueran sólo dos. Para España, para la
Iglesia, para todos. Socialistas incluidos.
El fin del Tinell
La economía española se desmorona por minutos y la política nacional
sigue inexorable su curso. Zapatero cada día más muerto, Rajoy
tocando ya el poder.
EL conciso www.gaceta.es 2 Diciembre 2010
Hace ahora siete años, en diciembre de 2003, se firmó el Pacto del
Tinell. El acuerdo para alcanzar un Gobierno “catalanista y de
izquierdas” fue la llave para que Maragall llegase al Gobierno de la
Generalitat y Zapatero, con el mismo respaldo parlamentario, al de
España. El inconstitucional Estatut fue el alto precio pagado a los
nacionalistas. Desde entonces no se han podido acumular más errores,
destruir más consensos. La enloquecida carrera parece que, al fin,
llega a su término. Lo que ahora nos espera es todavía muy incierto.
El conocido pragmatismo de CiU podría ser un bálsamo, pero sería
ingenuo ignorar que en estos años la formación nacionalista ha ido
extremando su pensamiento y su mensaje. Mientras Pujol mantuvo la
dirección política de Cataluña se acataron las reglas y nunca se
reclamó un nuevo Estatuto, pero ahora sus sucesores llegan al poder
clamando contra el Tribunal Constitucional y aupados en la
reclamación de un concierto económico similar al vasco.
Los catalanes se han movilizado por el cambio; no se cumplieron los
presagios que anunciaban una gran abstención. El sentido común de
muchos ha hecho posible la alternancia, pero las urnas han mostrado
que el independentismo descarnado también se abre paso allí. Los
jóvenes convergentes miran con admiración y envidia el descaro de
los recién llegados, aunque éstos se parezcan más a Jesús Gil que a
Garibaldi. Sus mayores lo ven y se preocupan. Artur Mas afronta una
gran responsabilidad: o intenta recuperar Cataluña con sentido común
o toma el camino incierto del soberanismo que le reclaman algunos de
sus colaboradores más cercanos.
La economía española se desmorona por minutos y la política nacional
sigue inexorable su curso. Zapatero cada día más muerto, Rajoy
tocando ya el poder. En el Derecho Civil las herencias se aceptan “a
beneficio de inventario”, es decir, a expensas de conocer la
valoración completa de activos y deudas; ni Mas ni Rajoy podrán
hacerlo.
De Cataluña al País Vasco
Los resultados de las elecciones autonómicas catalanas han desatado
la euforia en el PNV, que se ve ya de vuelta en Ajuria Enea.
Mª Luisa García-Franco www.gaceta.es 2 Diciembre 2010
Los resultados de las elecciones autonómicas catalanas han desatado
la euforia en el PNV, que se ve ya de vuelta en Ajuria Enea, a pesar
de que es más fácil encontrar diferencias que coincidencias entre el
centro-derecha nacionalista catalán y el vasco, y a pesar de que el
gobierno de Patxi López no ha seguido la senda del tripartito
liderado por José Montilla. El Gobierno socialista vasco tenía
vocación de jugar a ser más nacionalista que los nacionalistas, pero
se vio forzado a tomar otro rumbo desde sus primeros pasos. Patxi
López llegó a Ajuria Enea gracias al PP y ha tenido que acondicionar
su política a esa realidad, que en principio le costó asumir, pero
que ha hecho ya marca de la casa.
Si las circunstancias hubieran sido otras, los socialistas habrían
gobernado el País Vasco de otra manera. Al inicio de la legislatura
les hubiera gustado pactar con el PNV, pero hubo un tiempo en el que
también diseñaron una estrategia para llegar a Ajuria Enea de la
mano de un nacionalismo radical que se hubiera alejado de ETA. Aquel
plan se diseñó en 2003, a raíz del Pacto del Tinell, que desplazó a
Jordi Pujol de la presidencia de la Generalidad.
El PSE veía entonces más factible la evolución que, siete años
después, no ha consumado el entorno político de ETA, que un acuerdo
de colaboración con el PP.
La realidad ahora es que la mayoría de los vascos no tiene nada que
reprochar a un Gobierno que no hace política al margen de la
sociedad y que se preocupa, con mayor o menor éxito, de capear la
crisis. Al margen del efecto Zapatero, los socialistas han
naufragado en Cataluña porque quienes les votaron estaban asqueados
de la imposición de la identidad y de la lengua. Hicieron la vida
imposible a los suyos y no tuvieron en cuenta que cualquier intento
de contentar a los nacionalistas, si no llega hasta la
independencia, está abocado al fracaso. Las circunstancia en el País
Vasco son muy distintas, así que, tal vez, el PNV no tenga tan fácil
la vuelta a Ajuria Enea.
*María Luisa García-Franco es periodista.
Se busca responsable
Javier Quero www.gaceta.es 2 Diciembre 2010
España, el único país en el que la culpa no es de los culpables.
Nada es lo que parece y cada vez nos parecemos más a nada.
En España, si uno avisa a un peatón del riesgo que corre al cruzar
una calle por un lugar indebido, y a pesar de eso, el insensato
insiste en su actitud y lo atropella un coche, la culpa es del que
ha avisado. En España, si un médico previene a un enfermo de que
debe operarse con urgencia y éste hace caso omiso de los consejos
del facultativo y muere, la culpa es del médico. En España, si
alguien advierte de la inminente llegada de una crisis, y la crisis
llega, la culpa es del que lo advirtió. En España, si una persona se
esfuerza en evidenciar la necesidad de adoptar medidas urgentes que
nos salven de la debacle económica, y esa debacle finalmente nos
alcanza, la culpa es del que lo aventuró. Esto es España, el único
país del mundo en el que la culpa no es de los culpables, sino de
las víctimas. Será que a este Gobierno sin sentido tampoco le quedan
sentimientos, y menos de culpa.
Hemos asumido como normal un mundo al revés en el que celebramos que
esto se hunde doblando el sueldo a la ex vicepresidenta.
Cualquiera diría que a De la Vega se la quitaron de en medio porque
su elevada eficacia desentonaba del resto del Gabinete. Pues, ahí la
tienen, elaborando informes, de los que ayer LA GACETA decía que “EN
contenido de esos dictámenes no es público”. Este extraño manejo del
“en” y el “el” es frecuente en los usos y costumbres ferrazinas. Es
común que, cuando alguien del Gobierno hace el ridículo EN público,
el aparato se encargue de propagar que quien ha hecho el ridículo es
EL público.
La misión de esta mujer –cesada en el Gobierno y censada en
Beneixida, aunque no esté en ninguno de los dos sitios– es asesorar
al Gabinete de Zapatero. O sea, que por confundir al Gobierno desde
fuera le vamos a pagar el doble de lo que le dábamos cuando le
confundía desde dentro. La señora De la Vega percibirá durante dos
años los 83.500 euros anuales que le corresponden por el cargo y,
además, el 80% de su salario como vicepresidenta. Éstos son los
caras más caros de la historia. El propio lenguaje político es
definitorio: ocupar, tomar posesión... En lugar de referirnos a
servidores públicos parece que hablemos de invasores.
Y mientras, aquí no hay un responsable de nada. Nadie asume un solo
error. Nada es lo que parece y cada vez nos parecemos más a nada.
Tenemos a los responsables más irresponsables que jamás existieron.
Zapatero insiste en dar lecciones cuando se le piden elecciones. Se
busca responsable. Incorporación inmediata.
Menos es nada
El común denominador de las nuevas medidas reside en el aumento de
ingresos para el Estado
M. MARTÍN FERRAND ABC 2 Diciembre 2010
HABRÁ que mirarlas con detalle; pero, en principio, es bueno que el
Gobierno anuncie un manojo de medidas, diz que liberalizadoras, para
atajar los problemas sociales y económicos que nos angustian. Sigue
sin ofrecer un plan integral, un programa que vaya mucho más allá de
lo previsto en la Ley de Presupuestos, con el que buscar soluciones
duraderas y eso, dada la situación, no es bastante. Es insuficiente
y podría ser, además, contradictorio. El común denominador de las
nuevas medidas gubernamentales, con excepción de la que se refiere a
la Cámara de Comercio —uno de los muchos anacronismos que nos chupa
la sangre desde tiempos remotos—, reside en el aumento de ingresos
para el Estado. Incluso con la privatización —la venta— de porciones
de algunos aeropuertos y de las loterías. Eso, en principio, está
muy bien aunque privatizar sin liberalizar al mismo tiempo es vender
las joyas de la abuelita, no establecer supuestos firmes para la
continuidad de los ingresos. Lo prioritario, aunque políticamente
conflictivo, es la reducción de los gastos públicos. Sin grandes
traumas se pueden recortar, en las tres Administraciones, más de un
15 por ciento en las partidas actuales y, además, establecer con
ello un foco de ejemplaridad en la conducta del poder que, sobre su
valor de bálsamo para la opinión pública, puede producir efectos
didácticos que conduzcan también a una racionalización del gasto
privado y al incremento del ahorro de las personas, la más eficaz de
las vías de financiación de las empresas.
Entre las medidas que se nos anuncian hay una que puede crear una
gran tensión social: la no renovación de la ayuda de 426 euros que
viene recibiendo un buen número de parados de larga duración. Es
algo necesario y, además, conveniente; pero no se deben descuidar
los mecanismos asistenciales complementarios que alivien el problema
que ello generará. Hasta ahora es la familia, la más sólida y
profunda de todas las instituciones españolas, la que viene
atemperando los rigores económicos del paro; pero esa institución
familiar tiene sus límites, económicos y de resistencia, y no abarca
del mismo modo a los españoles que a los inmigrantes sin empleo.
Es de celebrar que, por fin, el Gobierno apunte una mínima capacidad
de reacción frente a las circunstancias adversas; pero conviene
insistir en que los parches, como los que se anuncian, son meros
paliativos. No son el cimiento de una solución honda y duradera. De
ahí la gran inquietud: ¿El Gobierno Zapatero está en condiciones
políticas, psicológicas y técnicas de ir más allá, de atacar las
raíces del problema y reconducir la situación?
Carcajadas impúdicas
Francisco Rubiales Periodista Digital 2 Diciembre 2010
(foto del rey, zp, rac, et)
¿De qué se ríen a carcajadas? No es comprensible que, perdiendo
popularidad y rechazados por su pueblo, sigan riendo. Sus risas son
antidemocráticas porque colisionan con el sentimiento mayoritario de
la nación, que es de llanto por nuestro país, conducido a la ruina
por su mal gobierno. Son risas que contrastan amargamente con el
dolor de los españoles y son una constatación visible y dramática
del bajo nivel de la clase gobernante española.
Ríen, probablemente, porque sus vidas están resueltas, pase lo que
pase, algo que no pueden decir millones de españoles sufrientes y
aterrorizados ante el presente y el futuro. Ríen mientras Europa
entera les pide medidas urgentes que eviten la catástrofe. Nadie se
fía ya de ellos en el mundo desarrollado. Algunos de ellos han
mentido tanto que ya nadie les cree. Son un verdadero castigo para
España.
Sus carcajadas son impúdicas y carecen de sensibilidad y tacto. No
es momento para risas en España, sino para tomar decisiones
acertadas y, seguramente, amargas. Sus risas estridentes encierran
una injusticia hiriente porque ellos son los principales
responsables del desastre español. Deberían estar llorando por el
daño que han causado a su pueblo. ¿Quién puede sentirse representado
por esta gente? La existencia en España de un foso inmenso que
separa a la "casta" política de la ciudadanía es uno de los mayores
escándalos de nuestra Historia moderna y una vergüenza para la
democracia. El foso que separa a los ciudadanos de los "nuevos amos"
está formado por dinero abundante, impunidad, seguridad,
privilegios, poder sin control y otras muchas injusticias
insoportables para un pueblo, que, en democracia, siempre debe ser
el "soberano".
La soberanía del pueblo español es una quimera. Nos la han
arrebatado nuestros dirigentes y ellos se la han quedado toda.
Tienen más fueros y privilegios que la nobleza y el clero en tiempos
del Absolutismo. Las carcajadas de los prebostes en tiempos
dramáticos, con cinco millones de parados y diez millones de pobres
en las calles de España, con una juventud sin futuro ni esperanza,
con una Fiscalía que a veces mira hacia otra parte cuando detecta
corrupción en la "casta", son una vergüenza en estos momentos y
constituyen un escándalo que no deberíamos soportar. Esta gente se
merece una jubilación cargada de oprobio. Se la han ganado a pulso,
a costa de nuestro futuro, comportándose como predadores, olvidando
que el liderazgo exige ejemplaridad, anteponiendo sus intereses al
bien común, traicionando al ciudadano.
Todos ellos tienen motivos para llorar, más que para reir.
El Rey porque no puede seguir en silencio después de haber recibido
un documento, firmado por los 61 empresarios más importantes del
país, que representa una de las descalificaciones más contundentes a
un presidente de gobierno español en toda la historia moderna. Hace
mucho tiempo que el monarca debió captar el clamor de los españoles
contra Zapatero y reaccionar en consecuencia, pero no lo ha hecho y,
al no hacerlo, ha contraido graves responsabilidades con su pueblo y
con la Historia. Es cierto que el rey se siente amigo del
presidente, pero esa amistad no beneficia a España, ni debe
impedirle sus obligaciones como jefe del Estado y árbitro supremo.
Su papel constitucional es de segundo plano y de prudencia, pero
cuando la patria arde (y ahora está ardiendo por culpa de la
persistente ineficiencia frívola de Zapatero), su deber es llenar el
horrendo vacío y actuar en el primer plano, de algún modo, al menos
con presiones institucionales, para evitar la culminación del
desastre.
Muchas menos razones para reir tiene Zapatero, un político
fracasado, con uno de los índices de popularidad y aceptación más
bajos de todo el Occidente desarrollado, que ha perdido la
confianza, que es rechazado por su pueblo y que hoy constituye el
mayor estorbo y el peor problema de España. Si hubiera sido
demócrata y digno, habría asumido su fracaso y se habría marchado,
convocando elecciones anticipadas, pero está demostrando ser un
peligroso ventajista, un insensible y brutal dirigente político que,
ignorando el bien común, renunciando a la grandeza y anteponiendo su
interés al de la nación, ha decidido apalancarse en el poder "caiga
quien caiga".
Los demás presentes en la foto tienen una responsabilidad menor que
su presidente porque únicamente son seguidores del inepto. Sin
embargo, todos ellos tienen el deber de anteponer el bien común a
sus propios intereses, lo que equivale a abandonar un gobierno que
causa estragos a la patria. Todos ellos deberían, al menos, a
presionar a su líder para que deje de castigar a España, para que se
marche y entregue al pueblo su derecho a decidir en las urnas sobre
un futuro que Zapatero y su corte han teñido de negro.
Voto en Blanco
Reformas
¿Por qué vamos a creer a Zapatero?
Emilio J. González Libertad Digital 2 Diciembre 2010
El presidente del Gobierno acaba de anunciar una minibatería de
medidas para combatir la crisis, entre las cuales destacan una
rebaja de impuestos a las pymes, la supresión de la ayuda de 420
euros a los parados que hayan perdido el derecho a la prestación por
desempleo y la privatización parcial de Aena y Loterías del Estado.
Con ello Zapatero pretende dar la idea de que está haciendo todo
cuanto se halla en su mano para superar los graves problemas que
sufre nuestra economía. ¿Por qué vamos a creerle?
Lo que acaba de anunciar Zapatero, de entrada, es algo que podía
haber dicho y hecho hace mucho tiempo. Sin embargo, hemos tenido que
esperar hasta que la evolución de la prima de riesgo ha puesto a la
economía española al borde del colapso para hacerlo. ¿Qué revela
esto? Pues que ZP sigue jugando con Bruselas, con el BCE y con los
mercados y no está dispuesto a tomar ninguna decisión hasta que las
cosas ya son insostenibles. Su estrategia es guardarse estos conejos
en la chistera para sacarlos cuando la economía española está al
borde del precipicio y, con ello, tratar de ganar un poco más de
tiempo. Se trata de dar satisfacción a los mercados cuando las cosas
ya están al límite y a las autoridades europeas cuando éstas exigen
medidas a cambio de su intervención a favor de nuestro país. Porque,
no nos llamemos a engaño, la reducción del diferencial de tipos con
Alemania que se inició desde que ayer llegó a los tres puntos
porcentuales no es, precisamente, un ejercicio de confianza en
Moncloa y su inquilino, sino el resultado de las intervenciones del
Banco Central Europeo comprando deuda española para evitar la crisis
definitiva del euro. A eso, y no a otra cosa, obedece que los
mercados hoy estén un poco más tranquilos. Y Zapatero, cómo no, paga
el precio de la ayuda con este anuncio que podría haber realizado
hace mucho tiempo, pero que se había guardado para una ocasión como
ésta. Con esta forma de gobernar, no es de extrañar que la economía
española vaya a la deriva y camino de estrellarse contra las rocas.
Además, como dice el refrán, una cosa es el dicho y otra el hecho,
lo cual viene que ni pintado con relación a Zapatero. Porque desde
que se desencadenó la crisis hace ya más de tres largos años, el
presidente del Gobierno ha dicho y anunciado muchas cosas pero no ha
hecho ninguna de ellas. No hay que olvidar que a principios de este
año, cuando los mercados dieron a España su primer gran aviso,
Zapatero prometió reformar el sistema de pensiones. Sin embargo,
todavía no ha empezado a hacerlo ni, por lo que parece, tiene la
menor intención de llevarlo a cabo. La Comisión Europea, no
obstante, se lo exige, no tanto porque las pensiones sean el origen
de nuestros graves problemas presupuestarios, que no lo son, sino
porque, como ZP lo anunció, se ha convertido en la vara de medir la
verdadera disposición del Ejecutivo a hacer lo que hay que hacer, a
tomar las duras decisiones que hay que tomar, para salir de la
crisis. Y como en Moncloa y en el Consejo de Ministros no hacen más
que marear la perdiz con este asunto, aquí nadie confía en que
Zapatero de verdad tenga la más mínima voluntad de apechugar con lo
que tiene que apechugar para que salgamos de ésta.
Las cosas no van a cambiar porque el Gobierno, en esta ocasión, de
verdad ponga en marcha las medidas que ha anunciado, en parte porque
algunas de ellas no tienen coste político, como la rebaja de
impuestos a las pymes o la privatización parcial de Aena y Loterías
del Estado; en parte porque necesita dinero desesperadamente y la
única forma de conseguirlo es empezando a vender los pocos muebles
que quedan en la casa y dejando de pagar esa ayuda de 420 euros a
los parados que han perdido el derecho a la prestación por desempleo
(un programa que, en última instancia, no es más que el chocolate
del loro en medio de tanta orgía de gasto público como hay en
España).
Zapatero probablemente va a hacer todo lo que ha dicho. El problema
es que, con ello, no entra en las verdaderas raíces de nuestros
problemas, que son las que hay que atacar. De clarificar de una vez
por todas las condiciones para que las empresas puedan acogerse al
despido de 20 días por año trabajado, nada de nada. De auténticos
recortes drásticos en el gasto estatal y autonómico para reducir de
verdad el déficit presupuestario, ni palabra. Es más, esta misma
semana el Gobierno ha vuelto a tirar otros 25 millones de euros con
programas de ayudas como el de apoyo a los gays de Perú. De
clarificar las cuentas de las entidades financieras dejando de
sostener artificialmente los precios del suelo y la vivienda, aunque
ello implique más de una quiebra de cajas de ahorros y de promotores
inmobiliarios, ni la menor mención, pese a que, mientras no se
aclaren estas cosas, los mercados financieros van a seguir cerrados
para nuestra economía. ¿Por qué vamos a creer, entonces, en Zapatero
y su voluntad de hacer lo que tiene que hacer para salir de la
crisis? Porque mientras no aborde de verdad la reforma laboral, la
del sector financiero, la del gasto público y la de las pensiones no
hay nada que hacer.
Zapatero
Tonto no, sólo primitivo e ignorante
Alberto Gómez Libertad Digital 2 Diciembre 2010
ZP se niega a hacer los recortes necesarios para la recuperación,
mientras reparte subvenciones como si la riqueza saliera de fuentes
inagotables. Al mismo tiempo, para sujetos como él, el mundo se
acaba por escasez de espacio, alimentos o materias primas. Estos y
otros aspectos hacen a muchos preguntarse si ZP es tonto. No
exactamente.
Zapatero es primitivo e ignorante, como todos los socialistas. Sus
ideas económicas reflejan unas intuiciones tan primitivas como los
primeros homínidos, adaptados a una vida en la que los bienes los
produce la naturaleza. Esta situación empezó a cambiar apenas hace
unos miles de años, cuando se inventó la agricultura y la vida
urbana y, especialmente, cuando surgió la revolución industrial y
tecnológica. A partir de entonces, los bienes no se extraen en bruto
de la naturaleza, sino que los producimos nosotros, con lo que
empieza una revolución económica para la que la intuición con la que
venimos "de fábrica" no sirve. Heredamos de nuestros antepasados los
genes que intervienen en la arquitectura y funcionamiento del
cerebro y, por tanto, heredamos la mente y las percepciones
mentales, incluidas nuestras intuiciones. A la vista de esto, ¿qué
intuiciones económicas traemos "de fábrica"?
Los homínidos no fabricaban nada, excepto piedras cortantes. Los
únicos bienes, la carne y los frutos de animales y plantas salvajes,
los producía la naturaleza. Estos se apropiaban y consumían casi
inmediatamente. De ahí heredamos la intuición primitiva de
considerar que cualquier cosa apetecible que aparece ante nuestros
ojos constituye un objeto de legítima apropiación... o de reparto a
regañadientes. Para darse cuenta de ello basta observar a los niños.
La noción primitiva de propiedad existía y existe, pero con respecto
a lo de uno mismo, no con respecto a lo que es de los demás. La
propiedad de otros era y es algo discutible para los primitivos, los
niños y los no educados.
Ya que los recursos no se fabricaban sino que estaban dados por las
circunstancias naturales y se agotaban localmente –de ahí la vida
nómada de los hombres primitivos–, hemos heredado la intuición de
que tener más significa que otros tienen menos. Por tanto, para lo
más profundo de la psique de un hombre ignorante como ZP, los
humanos no producen ni crean, sino que explotan, ya sea la
naturaleza o a otros humanos.
Pero si situamos a un hombre primitivo en el mundo actual, y le
mantenemos fuera de contacto con el mercado –por ejemplo dándole un
asiento en el Congreso–, para él resultaría evidente que vivimos es
una época con superabundancia de bienes y de riqueza a la vista de
la publicidad y los escaparates que produce el sistema de incentivos
del mercado, del cual él es ignorante. En el mundo actual de
relaciones anónimas, ese hombre no conocerá los méritos que ha hecho
cada uno para poseer algo más que él. Tampoco conoce ni reconoce el
esfuerzo que han hecho los que han fabricado ese bien tan caro que
le venden. Para ese hombre, las percepciones primitivas de
superabundancia y de "injusticia distributiva" son inevitables en el
mundo actual.
Por resumir, es lógico que un hombre como ZP, ignorante e
improductivo, secuestrado por sus intuiciones económicas primitivas,
crea que los bienes, "los puestos de trabajo" y la riqueza vengan y
vayan, como los frutos de los árboles o las manadas de animales o el
mineral de la tierra. Para él es evidente que los ricos son ricos
porque los pobres son pobres. Piensa que las cosas están mal
repartidas y su sentido de justicia le dicta que hay que repartir
esa riqueza. Ni por asomo se le ocurre que ese reparto reduzca lo
más mínimo el total de riqueza disponible en el futuro. Ahora bien,
por mucho que tenga, sus cosas son suyas y solo suyas. Y piensa que
se merece aún más. Su plan para la superación de una mala racha es
esperar a que llegue el buen tiempo y regrese la riqueza igual que
se fue. En el fondo cree que la crisis es un signo de agotamiento,
ya que la abundancia y el consumo de Occidente indica de que estamos
acabando con "lo que hay", o sea la naturaleza, y que dentro de un
tiempo no nos quedarán recursos, ni siquiera comida, por lo que,
como en las tribus primitivas, hay que empezar a liquidar niños y
ancianos, porque a la larga no va a haber para todos.
Alberto Gómez Corona es físico y creador de varios blogs sobre
evolucionismo, como La nueva Ilustración evolucionista, Psicología
evolucionista y Darwinismo Conservador.
"LIBELO CONTRA LA SECTA"
Hermann Tertsch: "Zapatero es una amenaza
constante para nuestra libertad"
Esperanza Aguirre y Santiago González han presentado en Madrid el
último libro de Hermann Tertsch, Libelo contra la secta, un libro
apasionado, de alto voltaje, una crónica personal de los años negros
del zapaterismo.
FERNANDO DÍAZ VILLANUEVA Libertad Digital 2 Diciembre 2010
Libelo contra la secta es el título del último libro del periodista
Hermann Tertsch. Es, a juicio de los que lo han leído, un libro
duro, indignado y sumamente brillante, un libro que hay que leer de
la primera a la última página. Tertsch, que fue durante mucho tiempo
el enfant terrible de El País, se desmelena y ofrece a sus lectores
250 páginas de puro nervio con un estilo literario peculiar y
personalísimo. Tal vez por eso la presentación del libro en Madrid
ha sido un éxito de público a pesar de la verdadera tarde de perros
que hacía en la capital.
Han escoltado al periodista su colega y amigo Santiago González, del
diario El Mundo, y la presidenta de la Comunidad de Madrid,
Esperanza Aguirre. González, autor de una de las bitácoras políticas
más concurridas de Internet, no se ha limitado a hacer el elogio al
autor y pedir a la concurrencia que saliese a comprarlo –que
también–, ha entrado en materia y, con gran sentido del humor, ha
practicado una autopsia en vivo al zapaterismo.
Ha hecho un paralelismo entre la crispada situación que se vive hoy
en España con la que se vivía en la Alemania anterior al nazismo, un
mundo de desconfianzas y querellas mutuas que Sebastián Haffner
"refleja a la perfección en Historia de un alemán". Para González,
el presidente del Gobierno "mantiene tal indiferencia ante los
hechos que defiende una cosa y la contraria con la misma
convicción", porque una de las características del zapaterismo
–quizá la peor– es su perverso uso del lenguaje. Ahí reside, a
juicio del periodista, la clave del zapaterismo, que ha puesto las
palabras al servicio de la política y no al contrario
Aguirre: "Zapatero se ha creído el Mesías"
Esperanza Aguirre, parafraseando a Camilo José Cela, ha asegurado
que Libelo contra la secta es una "auténtica purga del corazón" del
autor, un hombre que ha padecido con especial virulencia los
desmanes ideológicos del Gobierno y los satélites mediáticos que lo
soportan. Para Aguirre la obra de Tertsch es la "crítica más viva,
apasionada y fundamentada que hasta ahora he leído". Tras enlazar el
libro de Tertsch con el que recientemente ha presentado el ex
presidente Joaquín Leguina, Aguirre ha insistido en que el meollo de
Libelo contra la secta es la obsesión de Zapatero por "dividir y
enfrentar a unos españoles contra otros".
Para la presidenta de la comunidad de Madrid, Zapatero "se ha creído
un Mesías llamado a resolver el presunto déficit de legitimidad de
nuestro sistema". Todo porque ha comprado de la extrema izquierda la
idea de que la "transición no fue verdaderamente democrática". El
problema de Zapatero es, según Aguirre, que no conoce bien la
historia de España, algo que tuvieron bien presente los políticos
que hicieron la Transición. Para Aguirre lo más grave que ha hecho
Zapatero ha sido querer cambiar aquel marco desde su exigua
representación parlamentaria.
El origen de todo está, según la presidenta, en el pacto del Tinell,
auténtica "acta de defunción del consenso constitucional". Aguirre
ha recordado que, aunque ahora Zapatero se queje de no contar con
apoyos para superar la crisis económica, él fue el principal motor
de este pacto que aspiraba a dejar fuera de la vida pública al
Partido Popular.
Para Esperanza Aguirre, España atraviesa una "profundísima crisis
económica que está poniendo de manifiesto otras crisis como la
política, la cultural y la de valores". La única manera de salir
bien librado de una situación crítica como la actual es que el país
apueste por "un líder capaz de aunar voluntades, un líder que
propugne una profunda regeneración moral".
Tertsch: "¿Cómo nos pudo pasar esto?"
El autor, que ha querido ser breve porque todo lo que tenía que
decir ya lo ha dicho en su libro, se hizo una cadena de preguntas,
que son, en última instancia, las que trata de responder "con
vehemencia", el libro. "¿Cómo ha sido posible todo esto?, ¿qué hemos
hecho para merecerlo?, ¿qué ha pasado en un país que había entrado
en una senda de normalización y de éxito para que nos veamos ahora
así?, ¿cómo nos pudo pasar esto?, ¿qué constelación maldita nos ha
llevado a tener un Gobierno que yo considero el peor de la
democracia?, ¿cómo es posible hacer tanto daño en tan poco tiempo?".
Para Tertsch, "todo lo que Zapatero y los suyos han tocado lo han
dañado", "se han metido en un proyecto de intimidación colectiva",
un proyecto que, en palabras del autor, no ha sido casual ni
"tontiloco" sino de poder, porque, tras la cortina del zapaterismo
reside una fortísima "voluntad de poder". A Tertsch no le cuesta
encontrar peros a la gestión del Gobierno en casi todo. "Son una
amenaza para nuestra libertad" ha afirmado, "nos han hecho menos
libres, más pobres y nos ha creado una situación de marginalidad en
Europa" ha concluido recordando que, además de la economía, hay que
recuperar los valores extraviados en los últimos siete años.
ERC
El vía crucis de Benach
José García Domínguez Libertad Digital 2 Diciembre 2010
Con el preceptivo alivio, acuso recibo de que Ernest Benach no
quedará expuesto a la cruda intemperie después del descalabro de la
Esquerra tal como temíamos los no avisados. Así, la Generalidad,
siempre previsora por ventura, tiene establecido de antiguo un
estipendio de 104.000 euros anuales en atención a los servicios
prestados por los ex presidentes de la asamblea doméstica. Una
cortesía de la que Benach habrá de disfrutar a lo largo de los
próximos cuatro ejercicios. Aunque no concluirá ahí el
agradecimiento de los contribuyentes a su ímproba labor por
Cataluña. Pues, como no podía ser menos, a través del oportuno
decreto igual se habilitó una pensión vitalicia de 78.000 euros al
año, compatible con cualquier otra renta pública o privada, que
recaerá en el mentado una vez alcanzada la edad de jubilación.
Magra paga, si bien se mira. Sobre todo, considerando el trajín
padecido por ese varón de formación platónica –como el filósofo de
Atenas, Benach elaboró su pensamiento en un jardín–. Y es que, por
imperativo de la alta responsabilidad caída sobre sus espaldas, se
vería forzado a emprender setenta viajes internacionales a los más
remotos confines del planeta. En agotador promedio, 1,6
desplazamientos fuera de España al mes. Una obligación extenuante
para cualquiera, por mucho que en el empeño Benach se hiciera
auxiliar, como es natural, por una nutrida comitiva de asistentes,
secretarios, voceras, traductores, cocheros, pajes, ayudas de cámara
et altri.
De Italia a Japón, de Australia a Polonia, de París a México, de
Corea del Sur a Toronto, de California a Bulgaria, de Argentina a
Nueva York, no hubo rincón del globo que pudiera rehuir visitar
junto a su innúmera escolta. Tal ha sido el vía crucis del que acaba
de ser exonerado por los electores. Un sacrificio, el suyo, que
encima chocó con la incomprensión del común. Repárese en el sentido
de profundis que no ha mucho publicó en su blog. "Mis tareas como
presidente del Parlament exigen el uso de determinadas
infraestructuras que en ningún caso pueden ser consideradas un
capricho personal", escribiría, dolido, tras instalar en la
infraestructura Audi A8 un reposapiés, una tele extraplana, y una
mesita plegable donde poder merendar como un señor. Lo dicho, un vía
crucis.
José García Domínguez es uno de los autores del blog
Heterodoxias.net.
Sahara occidental, la raíz podrida de un
problema
Romualdo Bermejo García (*) y Carlos Ruiz Miguel (**) Periodista
Digital 2 Diciembre 2010
La operación brutal arrasando el campamento "Dignidad" en Akdaim
Izik ha suscitado numerosos análisis sobre la cuestión. Pero no
todos han ido a la raíz del problema. En un artículo firmado
conjuntamente con el Catedrático de Derecho Internacional Público de
las Univeridades de León y Navarra, Romualdo Bermejo, apuntamos a la
causa última del conflicto: los acuerdos ilegales de Madrid de 14 de
noviembre de 1975. Por eso, la única manera de solucionar este
conflicto es denunciando esos acuerdos.
La violencia marroquí contra el pueblo saharaui tiene muchas causas,
pero dos pueden considerarse fundamentales. La primera tiene que ver
con la causa del conflicto y la segunda con su gestión. Una buena
gestión del gestión puede ayudar a paliar el conflicto, pero su
solución definitiva no se conseguirá mientras no se aborde su causa
última. El problema del gobierno de Rodríguez Zapatero es que ni
aborda la causa del conflicto ni lo sabe gestionar.
Se dice por no quienes no tienen interés en encarar la causa
verdadera del conflicto del Sahara Occidental que éste es
"artificial" o “complejo”. Pero no es ni lo uno ni lo otro. El
conflicto del Sahara es un conflicto muy real producido por una
causa muy simple: porque no se ha querido aplicar el Derecho
Internacional vigente. Y este intento de eludir el Derecho
Internacional para satisfacer una pretensión política tiene su causa
última en los acuerdos de Madrid del día 14 de Noviembre de 1975.
Esos acuerdos se firmaron por tres gobiernos no democráticos, ni más
ni menos, para impedir la celebración del referéndum de
autodeterminación del pueblo saharaui cuyo censo ya estaba
confeccionado. Se pretendía dar satisfacción a las pretensiones
marroquíes de anexionar el territorio, pero sin respetar el Derecho
Internacional que exige que esa anexión solo pueda llevarse a cabo
si el pueblo saharaui así lo desea, pero no contra su voluntad. Esta
es una de las varias razones por la que estos acuerdos son nulos. Y
por eso, en última instancia, solo la denuncia de esos acuerdos,
como nulos que son, puede sentar las bases de una solución al
conflicto que sea civilizada, pacifica y democrática.
Todo lo acontecido desde 1975 ha sido un intento de gestionar una
situación viciada de ilegalidad producida después de aquellos
infaustos acuerdos. Esa gestión, tanto por España como por la
comunidad internacional ha tenido protagonistas que unas veces han
sido más hábiles y otros otras menos. Los más hábiles han intentado
y casi conseguido superar la causa que desde el origen ha viciado
este problema. Los más torpes, lejos de intentar y lograr superar
las consecuencias del vicio de origen no han hecho sino ahondar en
el mismo.
En España, apenas unos tres meses después de la firma de los
acuerdos de Madrid, el primer gobierno de la monarquía dio un primer
paso para intentar solucionar el problema. El 26 de febrero de 1976,
el representante español en Naciones Unidas dejó sentada la posición
oficial del Gobierno, a saber, que estamos ante un conflicto de
descolonización y que la misma sólo se producirá cuando la población
decida su futuro libremente en un referéndum. Es decir, cuando se
aplique el Derecho Internacional que prescribe, de forma inequívoca,
y tal como afirmó el Tribunal Internacional de Justicia que la
descolonización del Sahara Occidental debe realizarse mediante un
referéndum de autodeterminación entre las poblaciones originarias
del territorio. Aquel gobierno no se atrevió a denunciar los
acuerdos de Madrid, entre otras cosas porque el firmante de los
mismos seguía presidiéndolo, pero dio un paso para corregir una
dirección equivocada.
En esa dirección finalmente se decidió a marchar el Consejo de
Seguridad cuando en su resolución 690, de 1991, aprobó por
unanimidad un Plan de Paz en el que mediante un referéndum de
autodeterminación las dos partes podían buscar la satisfacción de
sus pretensiones políticas de un modo legal, democrático y
civilizado. Aquel plan de paz fue boicoteado por Marruecos. A pesar
de ello, James Baker consiguió sacar adelante el plan de paz en 1997
con los acuerdos de Houston, aprobados por unanimidad del Consejo de
Seguridad, pero en el año 2000, Marruecos volvió a boicotear el
proceso. Y todo ello sin que el Gobierno de España ni las Naciones
Unidas condenaran el obstruccionismo marroquí.
En el año 2003, España revitalizó el proceso al conseguir que el
Consejo de Seguridad aprobara por unanimidad en su resolución 1495
el "Plan Baker". Sin embargo, la ministra de Exteriores Ana Palacio
disparó en el pie al Presidente de su Gobierno, Aznar, al acceder a
la pretensión marroquí de rebajar el tono de la resolución del
Consejo de Seguridad que, de "endosarlo" con fuerza ejecutiva, paso
a "apoyarlo" sin fuerza coactiva.
Después, todo ha ido a peor. La llegada de Rodríguez Zapatero a la
presidencia del Gobierno y el nombramiento de Moratinos como
ministro de Exteriores ha supuesto un retroceso en este proceso de
solución. Para ello, se ha desmontado la política del Gobierno de
Aznar y se ha obstaculizado el esfuerzo de Naciones Unidas para
buscar una solución legal, civilizada, pacífica y democrática, la
del referéndum de autodeterminación en la que el pueblo saharaui
pueda decidir si quiere ser marroquí (con o sin una supuesta
autonomía) o quiere ser lo que fue, libre e independiente. Para
decirlo claramente, el gobierno de Rodríguez Zapatero quiere volver
a la política del último gobierno de Franco, un gobierno no
democrático, para quiere volver a los acuerdos de Madrid. No es
casual que Moratinos invocara esos acuerdos para justificar la firma
del acuerdo pesquero de la UE con Marruecos englobando las aguas del
Sahara Occidental. Y no es casual que la tragedia actual se haya
desencadenado precisamente a partir de una protesta por el expolio
marroquí de las riquezas naturales del Sahara Occidental en
violación de lo dispuesto en el Derecho Internacional. Los
sangrientos resultados de esta política están a la vista.
Romualdo Bermejo García (*) es Catedrático de Derecho Internacional
Publico de la Universidad de León
Carlos Ruiz Miguel (**) es Catedrático de Derecho Constitucional de
la Universidad de Santiago de Compostela
Educación
El TC estudiará si Ciudadanía vulnera la
Constitución
Admite a trámite los recursos de dos familias objetoras
Carmen Hidalgo y Ricardo Alonso han recurrido al Constitucional
Rocío Ruiz La Razón 2 Diciembre 2010
MADRID- La polémica asignatura de Educación para la Ciudadanía
vuelve a estar en los tribunales. Esta vez es el Tribunal
Constitucional (TC) el que, por primera vez, admite a trámite los
recursos de dos familias de Salamanca que se oponían a que sus hijos
cursaran la asignatura. «Es un paso muy importante porque supone que
el TC va a estudiar a fondo cómo está configurada la asignatura y si
vulnera preceptos constitucionales», explicó Francisco José Ramos,
abogado de la familia.
En los recursos presentados por las familias se alude a la
vulneración de los artículos 16 y 27.3 de la Constitución, que se
refieren a la libertad ideológica, religiosa y de conciencia y el
derecho de los padres a que sus hijos reciban la formación religiosa
y moral que esté de acuerdo con sus convicciones.
Las familias afectadas han atravesado un largo itinerario judicial
hasta llegar a este punto. Primero objetaron a la asignatura y la
Consejería de Educación de Castilla y León rechazó la posibilidad.
Los padres no se quedaron conformes y recurrieron al Tribunal
Superior de Justicia de esta comunidad, que les dio la razón y
reconoció el derecho de los alumnos a no acudir a clase ni a ser
evaluados. El abogado del Estado y el fiscal recurrieron y el
Supremo revocó la sentencia que les daba la razón. Ahora el caso
está en manos del Constitucional. Ricardo Alonso, uno de los padres
que ha recurrido (tiene dos hijos objetores de 13 y 15 años) aseguró
ayer que «estamos luchando contra una asignatura que en su
concepción actual nos genera un problema de conciencia y limita
nuestros derechos a educar a nuestros hijos conforme a nuestras
convicciones, porque se impone una ideología».
Colegio Luis de Morales: un niño obligado a
estar bajo la lluvia por no cursar Educación para la Ciudadanía
Mientras sus compañeros tienen clases de esta materia, él tiene que
estar en el patio del colegio solo
www.lavozlibre.es 2 Diciembre 2010
Madrid.- Aunque llueva o haga frío, Andrés, de 11 años, tiene que
permanecer en el patio del colegio Luis de Morales (Badajoz) durante
45 minutos todos los lunes y los viernes. Mientras, sus compañeros
dan clase de Educación para la Ciudadanía, él, que es el único
objetor de esta asignatura, no puede ni siquiera utilizar la
biblioteca del centro cuando se imparten las clases de la materia.
Los padres del pequeño ya han ha pedido que si no cursa la
asignatura pueda pasar el tiempo que dure la clase en la biblioteca,
pero el centro pacense ha considerado que deben permanecer a la
intemperie, según informa el diario Actualidad Extremadura.
Como cuenta ese mismo diario, “en otros centros extremeños los
objetores pueden permanecer en la biblioteca", algo a lo que el
centro se ha negado en rotundo "a pesar de que expresamente se ha
solicitado a la dirección por parte de una madre el acceso a la
misma".
Ante esta situación, el Observatorio Extremeño para Educación en
Libertad está estudiando el inicio de acciones legales para poner
fin a esta situación
Este capítulo se suma al que protagonizó un colegio de Almendralejo,
cuando retiraron un crucifijo de las aulas ante la petición de un
solo padre, portavoz del PSOE, a pesar de la oposición del resto,
que llegaron a manifestarse en contra de esta medida.
******************* Sección "bilingüe"
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ETA, los movimientos en la oscuridad y el
señor X
Melchor Miralles. El Confidencial 2 Diciembre 2010
La actualidad devora noticias y fija el foco cada día en diferentes
objetivos. Ahora todo lo inundan la formidable crisis económica y el
pavor a que España siga los pasos de Grecia e Irlanda, los
movimientos políticos relacionados con citas electorales, las
filtraciones de Wikileaks acerca de documentos clasificados de la
Administración norteamericana y la manita que el Barça le endosó el
lunes al Real Madrid.
Pero hay otras cosas importantes que están sucediendo de las que
debemos ir informando y que hemos de analizar en su contexto. En las
dos últimas semanas he podido hablar con algunos políticos y
diversos funcionarios policiales y de los servicios de información y
me parece evidente que las aguas se están moviendo más de lo que
parece. Hay un optimismo controlado en todas las personas con las
que he hablado. Los movimientos siguen y es posible, y me atrevo a
decir que más que probable, que falte menos de lo que parece para
que sucedan cosas importantes en relación con el posible final de la
actividad terrorista de ETA.
En primer lugar, hay coincidencia generalizada en el PSOE y el mundo
de los servicios de información que están al tanto de las cosas en
que el Partido Popular está informado de todo lo que está sucediendo
con bastante detalle, y se percibe un clima de satisfacción que
lleva a decir a un miembro del equipo de Presidencia del Gobierno
que “si el PP se comportara con la misma lealtad en todos los
asuntos, las cosas nos irían mejor”. Él se refería a España, yo me
temo que sería a ellos, a los dirigentes del PSOE que están en la
pomada. Y añaden que el único punto de fricción “tiene nombre y
apellido, Jaime Mayor Oreja, que no deja de hablar tratando de
torpedear el proceso en marcha”.
Los responsables del PP de la calle Génova de Madrid, cuando les
preguntas al respecto, a veces sonríen, otras tuercen el gesto y
siempre dicen que de esto, “cuanto menos se hable, mejor, pero
estamos satisfechos del nivel de comunicación y colaboración del
Gobierno en esta materia”. Cada cual que lo interprete como desee.
Se ha avanzado mucho de cara a un eventual final
Los movimientos de presos y otras actuaciones no conocidas en el
terreno de la política penitenciaria están siendo claves para que el
proceso avance. Los expertos están convencidos de que es el “aparato
de makos” el que está condicionando buena parte de las cosas que
están sucediendo, y me apuntan que se ha avanzado mucho de cara a un
eventual final de la actividad terrorista respecto a las cosas que
se pueden hacer en la búsqueda de salidas para los terroristas
encarcelados.
Hay coincidencia en considerar que, de consumarse una decisión de la
dirección de ETA de cesar de modo definitivo y verificable su
actividad terrorista, cabría un riesgo de que quedara descolgado
algún grupúsculo que entrara en un proceso de grapización; un mal
menor para Gobierno y oposición que “puede asumirse”.
Existe una voluntad del Ejecutivo de encontrar una salida para que
una parte de la izquierda abertzale pueda presentarse a las
elecciones de mayo en una lista blanca que reciba el visto bueno
judicial
Me apuntan tres personas que conocen los detalles de la operación en
marcha que las polémicas palabras de Felipe González, en la
entrevista que concedió a Juan José Millás en El País, responderían
a algún acuerdo alcanzado en las conversaciones con ETA respecto a
que era condición sine qua non que alguien que hubiera tenido
responsabilidades de alto nivel en la guerra sucia asumiera
públicamente de algún modo lo que se hizo.
El etarra Josu Ternera y el abogado donostiarra Iñigo Iruin,
defensor habitual de miembros de la banda, siguen jugando “un papel
clave en el proceso”, y mis fuentes califican a ambos, a día de hoy,
de “convencidos de que ha llegado el final, y no va a haber otra
oportunidad para encontrar una salida”.
Hay que hablar lo menos posible del asunto
En el CNI existe el convencimiento de que “el presidente Rodríguez
Zapatero está jugando con fuego, pero no va a cometer de nuevo ni el
error de lanzarse a la piscina si no es de la mano del PP, ni el
error de anunciar nada antes de lo que pase”.
Desde Presidencia se han cursado ordenes estrictas al Gobierno y al
PSOE para extremar las cautelas en las manifestaciones públicas y no
hacer declaraciones en los medios que puedan generar otro problema
de opinión pública: “No hay que mostrar optimismo, hay que negar que
se esté avanzando, hay que insistir en que hasta que no abandonen
las armas no hay nada que hacer y hay que tratar de hablar lo menos
posible de asunto”.
Existe una voluntad del Ejecutivo, y este es el único punto de
fricción con el Partido Popular, de encontrar una salida para que al
menos una parte de la izquierda abertzale pueda presentarse a las
elecciones de mayo en una lista blanca que reciba el visto bueno
judicial y que posibilite cumplir algunas de las condiciones que
pone ETA.
Jueces y fiscales de la Audiencia Nacional están al tanto de todo lo
que sucede y participan activamente del proceso. Mayoritariamente
están de acuerdo y le han hecho saber al Gobierno y al Partido
Popular que ellos pueden acompasar su actividad en función de cómo
avance el proceso. Como lo leen.
Y por último, el Gobierno ha conseguido abrir una brecha entre las
víctimas del terrorismo y ya hay una asociación que le ha
garantizado al Ejecutivo que no va a dar batalla “siempre y cuando
hagan las cosas bien y no se venda la piel del oso antes de cazarlo,
pero si se acaba con esta barbarie nosotros estamos dispuestos a ser
generosos”, me decía el dirigente de una de ellas. Entre las
víctimas que no comparten este criterio se habla de “alta traición a
los muertos” y de “un proceso equivocado que generará mas muertes”.
En fin. Que el barco de la negociación se mueve y en la oscuridad de
la crisis que nos acecha se está gestando una operación de mucha
envergadura que si sale bien le dará oxígeno al presidente y, si
sale mal, será la guinda de un pastel que se nos atraganta cada día.
Atentos y oído al parche.
Habla el biznieto del president Companys
Jesús Royo Arpón www.lavozlibre.es 2 Diciembre 2010
Lluís Companys, presidente legítimo de la Generalitat, fusilado
miserablemente por Franco, tuvo un hijo, Lluïset, enfermo mental,
que murió en Francia sin descendencia, y Maria, que acabó en el
exilio mexicano. Ésta tuvo tres hijos, uno de ellos María Luisa, que
a su vez tuvo a Ricardo, residente en Madrid. Los hermanos y primos
de Ricardo son la única descendencia del 'president màrtir'. Sònia
Subirats le entrevistó en 2006 para un estudio sobre descendientes
de republicanos españoles. Una entrevista suculenta:
"Una cosa era la reivindicación nacionalista en la dictadura, porque
el catalán estaba prohibido y se perseguía activamente esa
cultura... Creo que hay nacionalismos reactivos a otros más grandes
que podían tener algún sentido y, digamos, la España nacionalista
españolista era una gota de presión sobre las culturas periféricas o
laterales. Entonces el nacionalismo tenía algún sentido, pero eso es
muy distinto a la España actual. Yo creo que España es un país
plenamente próspero, democrático, que encontró un buen acomodo con
la España de las autonomías y en donde, si uno quiere ser catalán en
Cataluña, lo puede ser plenamente, y si uno quiere educar en catalán
a sus hijos lo puede hacer.
Lo que es más difícil es ser español en Cataluña, porque acaba uno
en ámbitos marginales o fuera de las instituciones, o con problemas
para educar a sus hijos y, en este sentido, para mí es muy fuerte y
muy doloroso ver que la figura de mi bisabuelo es el fetiche de los
nacionalistas actuales, un poco el ídolo, el mártir, cuando se ha
perdido un poco la correlación entre lo que él hizo en su época y lo
que es nuestra época. Dicho de otra forma, creo que Companys no
sería un nacionalista furibundo en la España actual, porque él tenía
una enorme vocación de izquierda, sindicalista, campesina: viene de
la huerta de Lérida. En mi familia no nos enseñaron el mito de la
Cataluña independiente. Para mí es muy doloroso ver a mi bisabuelo
convertido en fetiche, en camiseta, en pósters, en slogan. Lo único
que se hace, además, es empobrecer su figura frente al resto de los
españoles, que cada día lo odian más, porque es la bandera de Carod
Rovira y compañía. Por lo tanto, no hay forma de explicar al resto
de España que fue un republicano leal y que murió honestamente".
"No me gusta que una parte de los catalanes miren por arriba a
España, como si España fuera la barbarie, cuando yo creo que para
nada, basta viajar un poco por España para ver la enorme riqueza
monumental y artística de todo el conjunto y no sólo de Cataluña, o
la sabiduría vital de los andaluces... La mitad de los catalanes son
de origen no catalán, son de origen andaluz la inmensa mayoría de
ellos, pero también hay muchos gallegos, aragoneses, de distintas
oleadas de inmigración, y la cultura oficial catalana los obliga a
traicionar u olvidar su cultura heredada y eso no me gusta, porque
yo creo que Cataluña sería más rica si aceptara su propia pluralidad
interna.
Cataluña pide pluralidad a España y no acepta su realidad interna, y
eso es muy triste, porque en la sociedad está, por ejemplo, el
flamenco catalán, que es extraordinario, con la rumba, la cultura
andaluza de Cataluña musicalmente es imbatible, de Kiko Veneno a los
Ojos de Brujo y, sin embargo, institucionalmente eso no se reconoce,
no se apoya y casi diría que se combate... Y los conversos, los
hijos y nietos de andaluces, que traicionan a sus abuelos, su sangre
y su lengua, para convertirse en unos furibundos catalanistas. La
cultura catalana es interesante, pero es más interesante la cultura
de la lengua española, es decir, una cosa son 6 millones y otra cosa
son 300, es una cuestión numérica. Se me hace absurdo que renuncien
al español, a la lengua del bolero, del tango, de las rancheras... a
la lengua de Cortázar, de Borges, de Octavio Paz, Carpentier. Es un
suicidio cultural, que no tiene explicación".
"Es algo inverosímil el daño psicológico que están haciendo a esas
nuevas generaciones. Entiendo el respetar, apoyar y conservar el
catalán, pero no a costa del español, porque entonces te suicidas
culturalmente. El español es la segunda lengua de Occidente, es
lengua oficial en 22 países, es la cuarta lengua en Internet, es la
segunda lengua en Estados Unidos, por favor... y, además, tiene un
legado cultural imbatible. El catalán es una interesante, curiosa,
lengua mediterránea, que qué bueno que existe, pero si me dan a
escoger me quedo con el castellano, como una cosa de sentido común".
Lo dice con la simplicidad de las cosas evidentes. Ricardo Cayuela,
descendiente de Lluís Companys, es un 'home de seny'.
Rajoy defiende ahora los 'bonos
patrióticos' de Camps tras criticar a Montilla
El líder del PP calificó las condiciones de la deuda emitida por la
Generalitat de Gataluña de 'completamente extremas'
Agencias www.lavozlibre.es 2 Diciembre 2010
Valencia.- El líder del PP, Mariano Rajoy, defendió este miércoles
la emisión de 'bonos patrióticos' de la Generalitat Valenciana, con
las condiciones idénticas a las de la emisión de la deuda de la
Generalitat catalana (rentabilidad de 4,75% y una comisión para las
entidades de 3%). Tal es la gravedad de la deuda autonómica.
Deste este jueves y hasta el 17 de diciembre, cerca de 20 entidades
bancarias ofrecerán estos bonos con un vencimiento a doce meses por
un importe de 1.000 millones, que puede ampliarse a otros 500 "si
hay demanda". Los bonos tendrán un valor nominal de 1.000 euros, con
un límite de adquisición de 2.000 títulos por inversor.
Durante la campaña electoral, Rajoy cargó varias veces contra la
emisión de bonos por parte de la Generalitat. El pasado 15 de
noviembre, Rajoy puso en duda las condiciones financieras de la
deuda emitida por la Generalitat, que llegó a calificar de
"compleramente extremas". El líder popular consideraba entonces que
se estaba hipotecando el futuro de la Generalitat, por el alto
interés al que se han emitido los bonos de la deuda catalana.
En otras ocasiones, Rajoy fue más irónico y calificó de
"patrióticos" los bonos. También la candidata popular, Alicia
Sánchez-Camacho, fue entonces muy crítica con esta operación
financiera de la Generalitat, que ahora ha sido imitada por el
Gobierno de Francisco Camps Ambos lamentaron que serán los catalanes
los que tendrán que hacerse cargo del coste de los altos intereses
provocados por la pésima gestión del tripartito.
ZAPATERO, CULPABLE
Rajoy trató de justificar en Barcelona este aval indicando que la
emisión de bonos del Ejecutivo valenciano, como del catalán, refleja
la mala política económica del presidente Zapatero. "La situación es
tan grave que hay algunas comunidades autónomas que no pueden
financiarse en los bonos o mercados y deben emitir bonos al 7,75%
del tipo de interés", resaltó Rajoy, tras participar en una reunión
de la ejecutiva y el comité electoral del PP catalán.
Rajoy destacó ahora que él "nunca" se opuso a la emisión de bonos de
la Generalitat. "He dicho y reiterado que la prioridad es reducir el
déficit, generar confianza, y si no te prestan es porque no hay
confianza, y éste es el problema", expuso Rajoy.
La misma Generalitat Valenciana ya fue muy crítica en su momento con
la emisión de 2.500 millones de euros a particulares presentada por
el Ejecutivo de José Montilla. No obstante, el éxito de la operación
en Cataluña y la presunta mala situación de las finanzas valencianas
han hecho a muchos cambiar de opinión.
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