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O elecciones o Zapatero, ustedes verán
Carlos Dávila www.gaceta.es 5 Diciembre 2010
“En la actual situación de Zapatero, lo más probable es la sucesión
de Zapatero con primarias; ¿o es que alguien cree que en el partido
se vana poner de bruces ovacionando a Rubalcaba?”.
Madrid es en este momento una pura especulación. No hay corro
político al que uno se acerque en el que, de entrada, no se te
reciba con esta pregunta: “Y elecciones generales, ¿cuándo?”. Lo más
sabio en este trance es apelar a la condición de periodista y no a
la de profeta de pacotilla y vocecilla (vulgo Aceves) y exclamar
algo así como esto: “Me pagan por decir lo que pasa, no por adivinar
lo que va a pasar”. Lo corriente es que la respuesta no convenza a
casi nadie, porque ahora mismo el interés es doble: por una parte,
el del público en general, que, harto ya de las ocurrencias
carísimas, insólitas y depredadoras de Zapatero, pide que cuanto
antes se acabe esta pesadilla; por otra, la de los llamados (a veces
no se sabe por qué) “creadores de opinión”, especímenes, casi
siempre fatuos, entre los cuales destacan los políticos de la
oposición y los periodistas en general.
En esta segunda categoría además, y para este menester, hay que
incluir a miembros reputadísimos del Partido Socialista, nueva y
vieja guardia, que ya están convencidos de que lo de Zapatero no es
que no dé más de sí, es que da mucho de no, es decir, da mucho de
inconveniente, inapropiado y, desde luego, de letal. Todos estos,
unos y otros, se debaten en esta tesitura: o elecciones o Zapatero.
Pues ustedes verán.
La “triconvocatoria”
Pues bien, la primera reflexión especulativa sobre la oportunidad de
las elecciones generales es, curiosamente, de índole legal. La
pregunta es: ¿se pueden o no convocar estos comicios al tiempo de
los municipales y autonómicos? Y existen discrepancias. El pasado
lunes en El Gato al Agua, que sextuplicó en audiencia al
programa-remedo de la televisión de El Mundo, el antiguo secretario
de Estado de Comunicación en tiempos de Aznar, Miguel Ángel
Rodríguez, sostenía que no, que la “triconvocatoria” era imposible
porque no se pueden abrir colegios con más de tres urnas. Sin
embargo, un letrado de la Junta Electoral Central consultado al
respecto sostiene una opinión contraria: “No existe –dice–
restricción alguna sobre la coincidencia; la convocatoria es una
potestad constitucional del presidente del Gobierno; esto es todo lo
que hay regulado”.
Por tanto: Zapatero, preso de un ataque de racionalidad, patriotismo
y decencia, que no va a tener, eso denlo por cierto, puede disolver
las Cortes Generales cuando le venga en gana, incluso, lo dicho,
para que los españoles nos pronunciemos el día 20 de mayo no ya en
tres urnas, sino en cuatro: Congreso, Senado, ayuntamientos y
autonomías. Con varias excepciones regionales: Galicia, Cataluña y
el País Vasco, que gozan de un estatus electoral autónomo y
separado, y Canarias, cuyos ciudadanos tendrán ante sí nada menos
que cinco urnas: la quinta, la correspondiente a los cabildos
insulares.
Hasta aquí, las generales de la ley; a partir de aquí, regreso a las
especulaciones. Los socialistas más torticeros, los que creen que
Zapatero es no ya un obstáculo, sino un obús en la tripa del
partido, abundan en estos días en una trapisonda realmente villana.
Dicen algo así: “Damos por cierto que vamos a perder las elecciones
generales y damos por cierto que Zapatero se va a presentar; por
tanto, ¡acelerémoslas!, vamos a votar en febrero, entonces Rajoy
gana, forma Gobierno y a continuación tiene que tragarse el inmenso
marrón de poner en marcha las reformas más impopulares; por ejemplo,
el recorte de las pensiones: llegamos así al mes de mayo, con Rajoy
quemado en apenas tres meses, y nosotros podemos recuperar alguna de
las autonomías y alcaldías que ahora, según las encuestas, nos están
negadas”.
Se trata de una martingala bien urdida, pero de muy difícil práctica
que, sin embargo, están manejando algunos de los varones regionales
(me resisto a llamarlos “barones” con “be” de jerarquía al trío
Vara-Barreda-Griñán), que están ateridos de pánico ante la
posibilidad, cada vez más cierta, de que en la primavera próxima sus
chollos sempiternos se vayan al garete. El más audaz y también el
más preocupado resulta ser el extremeño Fernández Vara, al que la
política inmensamente nociva de su todavía jefe Zapatero le está
haciendo literalmente la puñeta. “Aquí –me decía esta semana un
aborigen de la tierra– a Vara, como las cosas sigan así, no le van a
votar ni las encinas ni los cochinos”. ¡Cómo si éstas y éstos en vez
de bellotas y jamones hubieran producido votos para Ibarra y su
extraño (procedente del Partido Popular) sucesor!
“Están alteradillos”
Pero, votantes todos, de Extremadura o de Baleares, que de todo hay,
pierdan, como Dante, toda esperanza. Este tipo va a llegar al final
porque, según dicen sus leales, “tiene un proyecto para España”. No
se rían, lo dice, el tipo lo cree. Hace unos días y en un cenáculo
madrileño pero a la hora de almorzar, tres funcionarios eventuales
de La Moncloa, descamisados y con pacharán cercano, discutían a
gritos muy indiscretos sobre la solución. Aquella tarde, un
samaritano que ocupaba la mesa conjunta y que me había visto
departir con un amigo ante las únicas alcachofas que este otoño no
se han helado en Navarra, me comunicó: “Estaban alteradillos y les
oí decir: ‘Todo depende de lo que quiera Rubalcaba”. En la perversa
mente del ministro multiusos no ingresa nadie, ni sus más próximos;
por tanto, resulta insensato adivinar qué es lo que ahora mismo
perpetra el vicepresidente.
Rubalcaba es más listo que leal, y más homicida (políticamente,
quede claro) que suicida, lo cual induce a pensar en que no tiene la
menor intención de inmolarse con su jefe; como tiene más horas de
política que muescas las pistolas de Clint Eastwood, lo probable es
que aconseje una rápida sucesión. Veinticuatro horas después de la
hecatombe catalana, un antiguo y muy estrecho colaborador de
Zapatero que le abandonó harto de discutir con un orate (confesión
propia) se expresaba así: “Esto de la sucesión es lo que se le puede
estar ocurriendo”.
“¿Dónde están los mercados?”
Ahora bien, ¿eso cómo se hace? Rubalcaba tendría que lidiar a los
correveidiles y a los ambiciosos que desean, y lo dicen, unas
primarias socialistas para decidir el candidato que vaya a
enfrentarse a Rajoy. Antonio Miguel Carmona (no te asustes, Carmona,
que lo que vaya a contar de ti lo dijiste en público) apostó por
está vía, lo cual quiere decir que los dirigentes más conspicuos de
Madrid, y es de suponer que de otras regiones, estén también por
esta solución, que, desde luego, entraña peligros para el PSOE,
donde cada episodio de este jaez es una pelea de gallos que suele
terminar con el degüello del más débil, pero en la actual situación
no resulta la vía menos apropiada; ¿o es que alguien piensa que el
partido se va a poner de bruces ovacionando a un Rubalcaba al que
detesta media organización? Pues no.
Pero, como siempre, esto es lo que hay. Por ahora, sin embargo,
aconsejo –con la mayor humildad– que nadie dé pábulo a estas
especulaciones. Zapatero se piensa –repito– que realmente tiene un
“proyecto”. No se lo creen más que él y cuatro pelotas adosados,
pero es igual, eso le mantiene en el poder, que es lo que le/les
importa. Si acaso, y si mayo resulta un terremoto mundial, entonces
pensará en volver a León. Ni siquiera los líderes europeos, que
tanto le detestan, le amedrentan un poquito. Merkel, ya se sabe, es
una fracasada, Sarkozy un chulo, Berlusconi un pornógrafo, Cameron
no existe... Ellos, ¿qué le van a decir de cómo gobernar? ¿Y los
mercados? Pues, para finalizar, una anécdota: en la reunión de los
empresarios Zapatero, dirigiéndose a Botín, le espetó: “Pero ¿y
quiénes son los mercados?, ¿cómo se puede hablar con ellos?”. El
presidente del Santander estuvo a punto de darle su teléfono móvil.
Impunidades
La desaparición de la impunidad moral es un requisito tan difícil
como necesario para acabar con ETA
JON JUARISTI ABC 5 Diciembre 2010
EL Rellotger de Creixells fue un bandido que actuó en tierras
ampurdanesas durante la tercera guerra carlista. Cuando lo
ejecutaron, en 1882, debía a la justicia casi una veintena de
asesinatos, amén de numerosos robos. Pla escribió sobre él un
trabajo amenísimo, mezcla de reportaje y ensayo histórico. Entre los
aspectos de la enigmática personalidad del Rellotger, le interesaba
a Pla, sobre todo, averiguar las causas que llevaron a un menestral
de buena reputación, visitante habitual de las familias más
honorables de la comarca, cuyos relojes arreglaba y mantenía en
funcionamiento, a convertirse en un criminal temible que contó con
la complicidad de una red de informadores. Pla descarta las
motivaciones políticas: el Rellotgerera un conservador espontáneo,
sin simpatías carlistas ni federales. Sus tendencias sanguinarias,
sin embargo, habrían encontrado un ámbito propicio para manifestarse
en la situación de anarquía y desorden que atravesó la región entera
desde la revolución de 1868 hasta la Restauración.
Es evidente que Pla tenía en cuenta lo ocurrido en tiempos más
recientes. Como él mismo reconoce, «después de la última guerra
civil, la cuestión de la criminalidad se me presentó en términos de
una gran perentoriedad». No siendo un moralista, a Pla le interesaba
menos la criminalidad en general que la aparición del individuo
criminal, y, simplificando al máximo, estableció una tipología muy
sencilla. Hay dos clases de criminales: los que lo son por
naturaleza y «los que acaban ahí porque el medio social —o bien
político— les da una determinada situación que creen de impunidad».
Parece que Pla se inclinaba a pensar que el Rellotger era de esta
segunda clase, aunque no podía asegurarlo, porque las noticias sobre
el personaje eran ya muy escasas y vagas cuando comenzó su
indagación, y se encontró además con una curiosa propensión a la
omertà, a la ley del silencio, entre los que daban indicios de haber
oído algo (¡setenta años después de la muerte del bandido!).
Como metáfora aplicable a un determinado tipo de violencia endémica,
la historia del Rellotgerreconstruida por Pla es una pequeña joya.
Pienso, obviamente, en el caso vasco, ahora que se van a cumplir
cuarenta años desde aquel consejo de guerra de Burgos que inauguró
una época de desorden, anarquía y desastre con niveles más que
relativos de impunidad. Como el escritor catalán, estoy convencido
de que buena parte de las biografías criminales de la misma fueron
más determinadas por el medio que por la naturaleza y de que el
cambio de las condiciones políticas que las favorecieron podría
consolidar a la larga una sociedad decente, pero precisamente por
eso tal cambio no debe limitarse a las formas y tendría que implicar
la desaparición de todo atisbo de impunidad, incluso de la impunidad
moral. Va a ser difícil. Los nacionalistas en su conjunto, no sólo
el entorno de ETA, se resistirán a admitir que la violencia
terrorista nunca tuvo justificación y, como ha advertido lúcidamente
Joseba Arregui, una gran parte de los vascos, no sólo los
nacionalistas, tenderán a comportarse como si ETA no hubiera
existido jamás. Impunidades tácitas que allanarían los obstáculos
para el retorno del terrorismo.
El socialista y el católico, la veleta y el
mástil
Pedro Fernández Barbadillo Periodista Digital 5 Diciembre 2010
El socialista español es un ser que carece de columna vertebral y de
memoria: como la ameba. En su blog, Crispal explica con gracia las
diferencias entre un socialista y un católico.
LAS TRAGADERAS DE UN SOCIALISTA
En los años 80 eras marxista. Yo no, yo era un facha que, además,
iba a Misa. Pero no pasa nada, vino Felipe González y con aquella
frase suya tan famosa: "hay que ser socialista antes que marxista"
el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) rompió con el marxismo.
No pasó nada, de la noche a la mañana dejaste de ser marxista porque
así lo decidió tu jefe. Pero para ti yo seguía siendo un facha
porque iba a Misa.
En los años 80 estabas absolutamente en contra de la OTAN. Yo no, yo
era un facha que, además, iba a Misa. Pero no pasa nada, vino Felipe
González y con un referéndum trampa nos dejó dentro de la OTAN.
Incluso un socialista de toda la vida, Javier Solana, fue nombrado
Secretario General de la OTAN. No pasó nada, de la noche a la mañana
dejaste de estar en contra de la OTAN porque así lo decidió tu jefe.
Yo seguía siendo un facha que, además, iba a Misa.
En los años 80 estabas en contra del terrorismo de Estado. Yo
también, pero no importaba porque yo era un facha que, además, iba a
Misa. Luego vino la guerra sucia contra ETA, el GAL, los escuadrones
de la muerte, el terrorismo de Estado patrocinado por Felipe
González, ..., no pasa nada. Dejaste de estar en contra del
terrorismo de Estado porque así lo decidió tu jefe. Yo seguía
entonces siendo un facha que, además, iba a Misa, pero mis
convicciones morales me hacían estar en contra del asesinato.
Sobre los años 90 los fachas llegaron al poder. El PSOE, que según
tú hacía todo bien, dejó la economía por los suelos (un 25% de
paro). Mejoró la economía (según tú porque los ciclos económicos le
fueron ventajosos a Aznar, no porque éste fuera mejor o peor
gestor). Pasaron los años...
En 2004 un atentado rarísimo con pinta de golpe de Estado llevó al
poder otra vez al PSOE. Tú, feliz, los tuyos volvían a controlar
todo y los fachas se batían en retirada. Pasa el tiempo y la
economía se va otra vez al guano. No pasa nada, según tú es culpa de
los ciclos económicos (no del desastre de un gobernante que gasta
más de lo que ingresa). Según tú si siguieran gobernando los fachas
sería lo mismo. El caso es que en mayo España estaba en quiebra y
Obama (Estados Unidos), Merkel (Alemania) y Sarkozy (Francia)
obligaron a España a emprender las típicas medidas de todos los
fachas para mejorar la economía. Pero no pasa nada, tú las aceptas
porque las hace tu jefe. Yo sigo siendo el facha.
Y así nos luce el pelo. Tú sigues tragando con todo lo que dice tu
partido. Da igual que éste haya cambiado de chaqueta tantas veces.
Yo sigo siendo un facha que, además va a Misa, y tú sigues siendo
ése que siempre tiene razón diga lo que diga y que no se acuerda de
cómo ha cambiado su forma de pensar todos estos años. No sé cómo
puedes mirarte al espejo cada mañana y pensar que da igual, que tú
no eres un facha. Yo sigo yendo a Misa, pero hace ya tiempo que no
tengo partido al que votar. Un facha en toda regla.
CODA: Otro post de Crispal: su relato de una misa clandestina en
Arabia Saudí.
Los partidos como problema
Jesús Cacho. El Confidencial 5 Diciembre 2010
Con España -o al menos su espacio aéreo- otra vez en manos
militares, algo que no ocurría desde el final de la Guerra Civil, el
presidente Zapatero parece haber alcanzado sus últimos objetivos en
lo que a desgobierno se refiere. Llamativa -por decirlo suavemente-
la situación de un país descoyuntado, que reclama a gritos cambios
legislativos en profundidad capaces de reconciliar a los españoles
con su condición de tales. Con la actualidad volcada hoy en el caos
aeroportuario, cumple aquí aludir a la situación de unos partidos
políticos convertidos en el primer obstáculo que se yergue a la hora
de hacer realidad las demandas ciudadanas que piden solucionar los
problemas de nuestra democracia con más democracia. La profundidad
de la crisis económica que vivimos, en efecto, está dejando muy en
segundo plano los dramas que se desarrollan en el seno de los
partidos, grandes y pequeños casi sin excepción, enzarzados en
soterradas luchas por el poder entre clanes y banderías, con
desprecio de los problemas generales. El Partido Popular, que navega
con el viento de las encuestas en popa rumbo a La Moncloa, se
enfrenta a un problema de consecuencias potencialmente graves si
Mariano Rajoy no lo gestiona con tiento. Me refiero a la decisión
del ex ministro Francisco Álvarez-Cascos de volver a la política
activa con la misma liberalidad e idéntico desparpajo con que un
día, abril de 2004, y sin pedir permiso a nadie, decidió dejarla
para pasar a mejor vida de ciudadano de a pie.
El pasado sábado, 27 de noviembre, el ex ministro de Fomento reunió
a una decena de alcaldes del PP asturiano en la sede del partido en
Pola de Siero, al objeto de seguir sumando apoyos en su intento de
encabezar la candidatura del partido a las autonómicas de mayo
próximo, pasando por encima de la candidata del sector oficialista
en la región, que lo es también de la dirección nacional, Isabel
Pérez-Espinosa. El alcalde de Pola, José Antonio Noval, casquista
confeso, se encargó de reunir a un ramillete de modestos regidores
mal pertrechados para negarse a los deseos del poderoso ex
secretario general, ex vicepresidente y ex ministro de Aznar. Lo
llamativo del caso es que el susodicho, asturiano de origen, no se
conforma con ser el candidato a la presidencia del Principado sin
más. Quiere, además, tener el control del partido en Asturias, para
lo cual exige la convocatoria de un Congreso extraordinario
destinado a colocarle en la presidencia del PP asturiano en
detrimento, entre otros, del mayoritario sector oficialista que
lidera el alcalde de Oviedo, Gabino de Lorenzo.
""Para hacer creíbles sus pretensiones el ex ministro ha alimentado
la leyenda de que, cual nuevo Don Pelayo, su candidatura “barrería”
en Asturias al PSOE, asunto que no sólo carece de apoyatura
empírica, sino que se da de bruces con el sentido común
Ni que decir tiene que la guillotina empezaría a funcionar en tal
caso con una eficacia que dejaría en anécdota la pericia demostrada
en la materia por la Gironda hace ahora doscientos y pico años. Para
hacer creíbles sus pretensiones el ex ministro ha alimentado la
leyenda de que, cual nuevo Don Pelayo, su candidatura “barrería” en
Asturias al PSOE, asunto que no sólo carece de apoyatura empírica,
sino que se da de bruces con el sentido común, puesto que su sola
presencia en las listas contribuiría a movilizar a todo el
electorado asturcón de izquierdas. El aludido, vecino y residente en
Madrid, se ha presentado en el despacho de Rajoy en un par de
ocasiones para, con el verbo taimado de quien solo aspira a servir,
hacer oficial su candidatura. He ahí un hombre dispuesto, a sus 63
años, a sacrificarse de nuevo por sus semejantes sin pedir nada a
cambio y sin necesidad de hacer dinero, a menos que la familia
Masaveu mande otra cosa. No por casualidad algunos medios han
comentado que el líder del PP le había otorgado su apoyo. Falso. He
ahí, también, uno de esos temas made in Rajoy que el de Génova pensó
solucionar dando hilo a la cometa. Por desgracia, el paso del tiempo
no ha hecho sino enconarlo.
Cascos le oculta la verdad a Rajoy
Lo que Paco Cascos no dijo al presidente del PP es que el PSOE, que
sigue muy de cerca la pelea asturiana, le espera con la guadaña
levantada para el caso de que finalmente lograra hacer realidad sus
pretensiones. En Fomento guardan cuenta pormenorizada de las compras
de obras de arte efectuadas por el Ministerio/s cuando nuestro
hombre ocupaba esa cartera. El propio José Blanco, actual titular,
ha comentado en privado que las cifras pagadas son “un escándalo”.
Se trata de compras realizadas en 2002 y 2003 a la Galería
Marlborough que entonces dirigía Maria Porto, actual esposa del
político. Un reportaje firmado por Manuel Rico en enero de 2004 y
publicado en la revista Interviú afirmaba que Fomento se había
negado a “aclarar si la adquisición de los cuadros se realizó a
dedo, si existe algún informe técnico que respalde la decisión de
Cascos, si fue el ministro en persona quien firmó la orden de compra
y cuánto gasta el ministerio al año en obras de arte”.
Lo relevante del caso es que alguien con poder bastante en el
Gobierno ha hecho saber al asturiano, a través de persona
interpuesta, la “total determinación” del PSOE de sacar a relucir
esta historia si llegara a competir por la presidencia de Asturias.
El intermediario, asturiano también, rico, conocido y amigo a la par
de Cascos y Blanco, ha hecho llegar a su destino la respuesta del
aludido: “Me ha pedido por favor que no pongáis en circulación ese
material, porque no va a ser candidato”. En el entorno socialista
aseguran también que en el muestrario de fazañas del ex ministro
popular figura también algún episodio inmobiliario que le vincularía
al ex tesorero del PP Luis Bárcenas y al caso Gürtel.
Pero si a va ser candidato o, al menos, tal pretende. En Génova se
malician que las primarias que el aludido persigue en el Principado
podrían servir de coartada para relanzar de nuevo la incógnita sobre
el liderazgo de Rajoy en el Congreso del partido que deberá
celebrarse antes de las generales de 2012 y después de las
municipales y autonómicas de mayo próximo. Nada de lo comentado
sería posible si Cascos no contara con sólidos apoyos dentro del
partido, empezando por Javier Arenas y Ana Mato en la calle Génova y
siguiendo por José María Aznar, omnipresente a la hora de tejer y
destejer dentro del ala más dura del partido. Al aludido no le falta
razón: si a Rodrigo Rato ha sido necesario regalarle una Caja de
Ahorros, a Mayor Oreja un sillón cuasi vitalicio en Estrasburgo como
premio de consolación, y al propio Aznar –hoy en un simple
comisionista en negocios de todo tipo, usando para ello el aval de
un PP que considera bien mostrenco suyo- la presidencia de la
Fundación económicamente mejor dotada de España, ¿qué menos podía
reclamar para sí un Paco Cascos dispuesto a convertirse en virrey de
Asturias de por vida?
Rubalcaba y Blanco quieren quitarse de en medio a Chacón
Todos ellos representan la especie del “político profesional” que
Paul Johnson calificó como “la peste del Siglo XX” y, al parecer,
también la del XXI. Permitir a Cascos adueñarse de Asturias sería
repetir el modelo de Fraga con Galicia: de Oviedo solo le sacarían
con los pies por delante. Significaría la vuelta al pasado de una
derecha rancia que se da de bruces con la idea del nuevo PP que
pretende poner en circulación un Rajoy que se ha rodeado de gente
como Feijóo, Basagoiti, Cospedal, Bauzá, Santamaría y tantos otros.
Es el drama de un PP que sigue sin haber finiquitado su transición
desde el partido de la derecha autoritaria que encarnó Aznar a un
nuevo modelo de partido capaz de dar respuesta a las nuevas demandas
de la sociedad española. Un partido, en suma, necesitado de llegar
al poder para, desde el Poder, hacer borrón y cuenta nueva con ese
PP del pasado que se resiste a morir.
""La posición de debilidad interna del leonés es tan evidente que
días atrás su entorno de colaboradores más cercano le hizo llegar un
escrito donde le pedían, lisa y llanamente, la dimisión
A morir se resiste también Rodríguez Zapatero, convertido en el
lastre que, después de poner España al borde del abismo, amenaza
hundir para mucho tiempo al propio PSOE. La posición de debilidad
interna del leonés es tan evidente que días atrás su entorno de
colaboradores más cercano le hizo llegar un escrito donde le pedían,
lisa y llanamente, la dimisión. Puesto que él se ha convertido en
parte del problema de España, que no en la solución, era mejor
disolver las Cámaras y convocar elecciones generales cuanto antes,
para que el elegido por los españoles apechugara con la ímproba
tarea del ajuste. Este episodio está detrás de los intensos rumores
que esta semana inundaron Madrid en torno a la posibilidad, que
algunos citaban para anteayer viernes, de un anuncio “sensacional”
del Presidente. Se ignora si el autor o autores del escrito siguen
vivos o a estas horas han sido pasados por la quilla.
En el maremágnum desconcertado que vive España, la alianza entre
José Blanco y Alfredo Pérez Rubalcaba sigue moviéndose a toda
velocidad en previsión de acontecimientos urgentes. Con la idea ya
expresada en esta columna de APR como candidato a la presidencia y
Blanco como amo del partido, el dúo se ha empleado a fondo en las
últimas jornadas en la delicada tarea de “pasaportar” para Cataluña
a Carme Chacón, una mujer que se ha consolidado como Ministra de
Defensa -primera fémina en un cargo de tanta importancia- y que
cuenta con sólidas aspiraciones, sometidas, cierto, al albur de los
acontecimientos, para aspirar un día a la presidencia del Gobierno
de España. Los aludidos han hecho correr la especie de que Chacón
abandonaría el ministerio para ir a hacerse cargo de ese barco a la
deriva que hoy es el PSC. Las ganas de embarcarse en semejante
chalupa que siente la aludida son próximas a cero. “Como ya han
hecho con Trini, estos simplemente quieren despejar el área de
penalti de cualquier potencial candidato a disputarles el poder en
el PSOE”, asegura un alto cargo socialista. Así están las cosas en
los grandes partidos españoles, mientras el país se congela a golpe
de infortunios.
Carrillo: hijo predilecto, ¿de qué?
La iniciativa del Ayuntamiento de Gijón reconoce la trayectoria de
un antiguo criminal político. Guerra Civil, Paracuellos, purgas en
el PCE, fin del maquis...; en todo tuvo que ver Carrillo. Ahora, el
ex secretario general del Partido Comunista busca justificar lo
menos justificable de su vida.
José Javier Esparza www.gaceta.es 5 Diciembre 2010
El Ayuntamiento de Gijón ha proclamado al veterano líder comunista
Santiago Carrillo hijo predilecto de la localidad. Lo ha hecho a
iniciativa socialista y con el apoyo del Partido Popular.
Santiago Carrillo es uno de los mayores criminales políticos de la
Historia de España. “Habrá que probar eso”, dicen los interesados
papanatas. No: todas estas cosas están sobradamente documentadas y
probadas, en parte porque fueron juzgadas por los enemigos políticos
de Carrillo, en parte porque fueron denunciadas por los conmilitones
del viejo comunista y en parte, en fin, porque el propio interesado
las ha narrado con singular desenvoltura.
República
Carrillo es responsable de haber conspirado abiertamente contra el
orden democrático durante la II República. Él mismo lo cuenta.
Fueron los años en que el PSOE abanderó la revolución contra el
Gobierno legítimo de 1933. Carrillo, joven líder de las Juventudes
Socialistas, formó parte del comité revolucionario organizado bajo
la dirección de Largo Caballero. La Revolución de 1934, que –se mire
como se mire– fue un golpe de Estado, se saldó con más de un millar
de muertos. En Madrid, que era donde Carrillo debía actuar, el
movimiento fracasó. Carrillo acabó en la cárcel. Allí, por cierto,
empezó a recibir la visita del delegado de la Internacional
Comunista Vittorio Codovilla, agente de Stalin.
Guerra Civil
Carrillo es responsable de haber alimentado la dinámica de violencia
que condujo a la Guerra Civil. A lo largo de la primavera de 1936,
Carrillo, convenientemente adoctrinado en el Moscú de Stalin –él
mismo lo cuenta–, trabaja para fusionar al PSOE y al PCE en un único
“gran partido del proletariado”, fusión que debe comenzar por las
juventudes de ambos partidos. La operación incluye la formación de
milicias armadas. Son numerosísimos los testimonios –en particular,
de miembros del PSOE– que atribuyen a Carrillo la dirección de esas
milicias en Madrid. Después, en julio, cuando policías de obediencia
socialista asesinan al líder de la derecha Calvo Sotelo, las cúpulas
del PSOE y del PCE pedirán al Gobierno del Frente Popular que “se
arme al pueblo”. Y entre quienes formulan esa petición está el
propio Santiago Carrillo.
Paracuellos
Carrillo es culpable directo del asesinato de miles de españoles
durante las jornadas negras de noviembre de 1936, las jornadas de
Paracuellos. Los hechos son bien conocidos y negarlos es simplemente
mentir. Desde septiembre de 1936, el Gobierno del Frente Popular,
por instigación directa de la Internacional Comunista –es decir, de
Moscú–, había decidido aniquilar a la llamada “quinta columna”, es
decir, a los ciudadanos de derechas que eventualmente pudieran
ayudar a Franco a tomar Madrid. Con esa excusa, miles de madrileños
fueron detenidos, torturados y asesinados. El proceso ya estaba en
marcha cuando Carrillo se vio convertido en responsable de Orden
Público en la Junta de Defensa de Madrid. Después, con él al frente,
las sacas de las cárceles y las matanzas en Paracuellos
prosiguieron. Y no cesaron hasta que Carrillo fue apartado del
cargo. En conjunto, la cifra de presos asesinados durante noviembre
y diciembre de 1936 en Madrid superará los 2.500. Las sacas durante
la etapa de Carrillo como responsable de Orden Público se traducen
en un mínimo de 2.000 muertos.
PCE
Después de la guerra, Carrillo es responsable del desmantelamiento
del PCE –sí, del PCE– en el Madrid del primer franquismo. Los
líderes comunistas que operaban en España lo hacían al margen de la
dirección en el exilio, y las cúpulas de Moscú y Méjico decidieron
anularlos. ¿Cómo? Delatándolos a la Policía de Franco, como le
ocurrió a Heriberto Quiñones.
Ese procedimiento se repetirá una y otra vez con los disidentes, y
en particular con el círculo del líder comunista Jesús Monzón. A
veces serán delatados por la propia dirección del PCE ante la
Policía española, como Arriolabengoa, y otras veces serán
directamente asesinados por enviados del PCE, como les sucedió a
Gabriel León Trilla, Pérez de Ayala (Enrique Cantos), Luis Montero y
Domingo Ungría, entre otros. Carrillo ya era entonces responsable de
la organización del PCE en España.
Maquis
Santiago Carrillo aparece también como responsable directo de la
eliminación del maquis –comunista– a partir de 1948, cuando Stalin
decidió que la estrategia del PCE debía cambiar y suprimir la lucha
guerrillera. ¿Cómo se suprimió? Suprimiendo a los propios
interesados. Los nombres de los líderes guerrilleros asesinados por
el propio PCE –directamente o delatándolos a la Policía– son muy
numerosos: Baldomero Fernández Ladreda Ferlo, Víctor García El
Brasileño, Basilio Serrano El Manco, Francisco Corredor El Gafas…
Carrillo es el culpable directo de la expulsión, delación,
encarcelamiento y posterior muerte del líder comunista catalán Joan
Comorera, disconforme con la línea del PCE. Líster lo cuenta así en
su libro Basta.
Hay más, pero no vale la pena extenderse. Quien quiera detalles
suplementarios, que lea El libro negro de Carrillo (Libros Libres,
Madrid, 2010). Los delitos de guerra de Santiago Carrillo
prescribieron hace mucho tiempo. No por la amnistía democrática de
1977, como tanta gente repite hoy, sino por el decreto de 1966 –esto
es, con Franco– de extinción de responsabilidades políticas. Pero la
huella que Carrillo ha dejado en la Historia de España no se puede
ocultar ni maquillar. Todos podemos entender que, en nombre de la
convivencia, la opinión pública prefiera olvidar los crímenes de un
nonagenario y subrayar su contribución al bien común. Pero eso es
una cosa, y otra muy distinta es convertir al tal anciano en hijo
predilecto de nada. Máxime cuando ese anciano, en un revival senil,
busca justificar lo menos justificable de su vida.
Hartazgo
Alfonso Ussía La Razón 5 Diciembre 2010
Este Toledo, actor sin películas ni escenarios, estalinista tostón y
gamberro, está consiguiendo lo que, pocas semanas atrás, parecía
imposible. Que empecemos a sentirnos hartos del Sáhara y los
saharauis. Este hartazgo no significa que nuestras simpatías vuelen
hacia Marruecos, el Sultán y su régimen tirano. Nada de eso. Lo
conseguido por Toledo es que sintamos –y escribo en plural porque
son muchos los que me han hecho llegar sus impresiones– que lo más
conveniente para nuestra salud es dejar de mirar hacia el desierto.
No tiene sentido alinearse en el mismo equipo que este Guillermo
Toledo que se ríe de los cubanos que mueren voluntariamente por la
libertad de sus compatriotas haciendo huelgas de hambre de verdad,
sin fotógrafos amigos, sin tratamientos médicos, sin visitas de
amiguetes y sin vainas de aminatus, que pasó, como la inefable Hebe
de Bonafini, la gorda porteña, de víctima a conferenciante de lujo.
Ignoro las razones que han llevado a los productores de cine y
empresarios teatrales a olvidarse del actor Toledo. Lo que está
claro es que lleva meses sin tener la oportunidad de demostrar, una
vez más, sus muy limitadas cualidades para la interpretación. Pero
si la figura más representativa de las reivindicaciones saharauis es
Toledo, que se reivindiquen ellos y a su manera. Mi mirada hacia el
sur termina en Ceuta y Melilla. Toledo me ha borrado los horizontes.
El Sáhara y los saharauis no se reúnen clamorosamente en torno del
Frente Polisario, de igual modo que no todos los súbditos de Mohamed
adoran a ese rey inventado que parece que desayuna yogures de
cortisona. El Frente Polisario no se va de rositas de la memoria del
pasado. Las balas que dejaron sin vida en el desierto a los últimos
soldados de España en el Sáhara no vinieron de armas marroquíes,
sino del Polisario, muy generosamente entregadas por lo que todavía
era la Unión Soviética y el eterno enemigo de Marruecos, la por
entonces Argelia socialista. La ONU lleva treinta años sin entender
nada, y ahora el actor Toledo pretende explicarnos el problema. Que
se lo explique a otros. Estando Toledo ahí, que nadie cuente
conmigo. Porque este malencarado con pretensiones de actor
representa lo contrario que yo defiendo y defenderé durante toda mi
vida. La libertad. Ese concepto de tres sílabas tan mal utilizado
por quienes lo odian. Toledo es el comunismo derrumbado, el
ecologismo «sandía» y las cárceles de Cuba.
Y la libertad pasa por la desaparición de los últimos ripios del
muro comunista, por el ridículo de todos los movimientos sociales
disfrazados desde su derrumbamiento y por el final de la tiranía
asesina de los Castro. Después de ser detenido por hacer el gorila
en el Congreso de los Diputados, Toledo decía que no había hecho
otra cosa que manifestar su libertad de expresión. Si en lugar de
Bono, el presidente del Congreso hubiera sido Toledo, con el apoyo
mayoritario de diputados afines a la ideología de Toledo –es decir,
no elegidos por la soberanía popular sino impuestos por el partido
gobernante–, de Bono nada sabríamos a estas alturas. Toledo odia lo
que el noventa y cinco por ciento de los ciudadanos europeos se han
ganado a pulso. La libertad y los derechos humanos. Parece marroquí.
De ahí mi cansancio de seguir mirando más allá de Ceuta y Melilla, a
las que dedico, como español, toda mi fuerza enamorada.
No puede haber un movimiento serio, ni una reivindicación justa si
el dirigente de todo ello es Toledo. A ver si se enteran los
saharauis.
El coco de Aurora
PEDRO SIMÓN - EL MUNDO 5 Diciembre 2010
Anduvo los 17 años que estuvo en Eibar de estanquero aguantando en
cubierta todas las olas y no se fue.
Así que cuando por fin se animó a irse en 1980, en casa no daban
crédito. Y se tentaban todos la ropa de la alegría de estar vivos.
Estaba la maleta hecha, la mudanza terminada y el maletero hasta
arriba. El 8 de octubre estarían en un puerto refugio llamado La
Rioja. Carlos García Fernández cayó asesinado justo el día antes.
Aquella mañana en que lo mataron en el estanco, el padre no tuvo
tiempo ni de terminar de dar los buenos días detrás del mostrador.
Entró un tipo, el estanquero levantó la mirada de los periódicos que
ojeaba apoyado en el mostrador, dijo «buen...» y sonó bang. Así
comienza esta crónica y así se explican estos ojos cerrados de
Aurora.
Por entonces Eibar era un bucle triste y en las esquinas se silbaban
secretos en clave. Lo de cómo mataron al padre se lo contó madre,
que estaba en el negocio empaquetando el odio y los habanos.
Las primeras condolencias que recibió la hija cuando pisó la calle
fueron las de una vecina de toda la vida que parecía una vecina de
toda la muerte.
- Mira, lo siento por tu madre y por ti...
- Gracias.
- ...pero por tu padre no.
Se llevó entonces las manos a la boca.
Hasta hoy, no la había vuelto a abrir.
«El día en que lo mataron yo tenía 27 años, hacía poco que me había
separado y vivía a caballo entre Eibar y Madrid, adonde me había ido
a vivir por miedo, un miedo enorme a ETA», recuerda Aurora García.
«De los cinco hermanos, yo era la niña de mi padre, su ojito
derecho. A mí me llevaba a todas partes, tenía mucha complicidad,
hasta me dejaba que le encendiera los puros... Me acuerdo de que ese
8 de octubre sonó el teléfono. Lo cogí. Era la voz de mi hermana. Me
dijo: 'Lo que tenía que suceder ha sucedido'. Entonces me desmayé».
La carrera del taxista José fue de las que se recuerdan: un
Madrid-Eibar del tirón, una mujer asustada detrás que iba abrazando
a su hija de seis años, y aquella noticia de la radio donde decían
que habían matado al presidente de los expendedores de tabaco del
País Vasco, un tal Carlos García, y bla, bla, bla.
- Mamá, ¿hablan del abuelo?
- Anda, Mireia, qué van a hablar del abuelo.
Cuando llegaron al control de la Guardia Civil montado en la salida
de la autopista a la altura de Eibar, Aurora le pidió al taxista que
tirase por el andén. Les dieron el alto. Aurora les contó quién era.
El guardia se cuadró. Les dejaron pasar. Cuando llegó a casa, había
envejecido un centenar de años. ¡Claro que el señor de la radio era
el abuelo! Mireia también era mucho más mayor.
La Juli, una vieja amiga de la familia, le reveló a Aurora la última
conversación que tuvo con su padre la víspera del asesinato. Así era
el furibundo falangista.
- Oye, no se lo digas a mi mujer, pero he recibido una llamada de
ETA y me han dicho que mañana me matan.
Carlos se partía. Luego abrieron una botella que había traído de La
Rioja. Brindaron con vino.
«Cuando asesinaron a mi padre, mi madre enfermó del corazón, empezó
a tener que medicarse y al cabo acabó muriendo. Yo comencé a vivir
con miedo, que es mi compañero de viaje, un miedo extraño para una
niña de 57 tacos... Un miedo que te incapacita para siempre. Tengo
miedo a estar con gente que no conozco, a que me reconozcan por la
calle. Si estoy en un restaurante y el baño está escaleras abajo, no
puedo ir sola. Me da miedo cuando entro a casa. No lo he superado.
Si no lo hubieran matado, mi vida sería diferente. Éste ha sido mi
precio por aquello: que me jodan la vida. No he querido estar jamás
con ningún hombre. ¿Sabes por qué? Dirás que es una tontería, pero
pensaba que podía ser de ETA, que podía hacerme daño, que podía ser
malo».
Vino aquí, a un pueblo costero que prefiere que ocultemos, y se
encerró hace 11 años. Se tira días enteros sin salir y confiesa que
a veces siente «la mano del padre en el hombro». Hasta hoy, sólo le
había contado su historia al jubilado del 5º. Es el albacea de aquel
8 de octubre, el psicólogo de guardia y el vigilante jurado. Cuando
ella tiene que bajar a la calle por algo y tiembla, le hace una
llamada perdida de socorro. El jubilado del 5º contesta con una
pregunta: «Aurori, ¿qué te tengo que comprar?»
«No tengo odio, mi madre no me enseñó a odiar. Me decía: 'Tú odiar,
no, hija, tú odiar no'. Sólo siento repugnancia».
Hablamos con las persianas casi bajadas, y eso que la mañana es un
nubarrón al óleo y trae un aguachirle reñido con la vida.
El miedo «al despertar» y el miedo «al acostarse». El miedo «en el
mercado» y el miedo «en la acera». El miedo «cuando suena» el
teléfono y el miedo cuando lo hace «el ascensor». El miedo «a solas»
y el miedo en compañía. El miedo en la sopa y el miedo crudo. Desde
hace 30 años.
Tiene un diazepam bajo la lengua cuando enumera los miedos. Con esos
ojos cerrados de Aurora se ven todos los fantasmas del mundo.
-Bueno, me da vergüenza contároslo, pero como sabía que ibais a
venir, ayer me cogí el coche, me hice 500 kilómetros de ida y otros
500 de vuelta, y me fui a Madrid a despedirme de mis hijos.
-¿Y eso?
-Por si no erais periodistas en realidad. No sé, en fin... Por si
erais terroristas y me matabais.
******************* Sección "bilingüe"
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Ambigüedades políticas
«En la historia que tenemos que escribir de los últimos demasiado
largos años no pueden aparecer ni ETA ni Batasuna como los que
trajeron la paz, como los buenos»
JOSEBA ARREGI El Correo 5 Diciembre 2010
Puesto que la política es una actividad humana, y, a pesar de los
malos tiempos que corren para ella, una de las más nobles, una
actividad destinada a fortalecer la unión entre los humanos, está
sujeta como el resto de actividades humanas a una inevitable
ambigüedad. Muchas veces, sin embargo, a esa inevitable ambigüedad
se le van añadiendo capas de mayor ambigüedad destinadas a ocultar
intenciones, esconder razones, disimular motivos y fines. La
política parece un campo especialmente adecuado para esa ambigüedad
añadida. Y cuando la política se ve entremezclada por su negación,
el uso ilegítimo de la violencia, la ambigüedad calculada se
convierte en sistema.
Comparto la opinión de que es un gran acierto que el Gobierno vasco
haya presentado al Parlamento un documento de trabajo para el
reconocimiento de las víctimas de actuaciones de elementos del
Estado sobrepasando los límites que lo convierten en Estado de
Derecho. Y comparto también la opinión que concede una importancia
especial al consenso que parece posible en esa cuestión.
Pero ni lo uno ni lo otro puede ser obstáculo para tratar de evitar
algunas ambigüedades que se pueden introducir en torno a esta
cuestión. No todas las víctimas son iguales, pues si bien el
sufrimiento puede ser equiparado, el estatus objetivo de las
víctimas se define por la motivación de la violencia, que es bien
distinta: la violencia y el terror han sido, y siguen siendo,
elemento estructural del proyecto de ETA, mientras que la otra
violencia se deriva de la falta de sometimiento a lo que hace del
Estado un Estado de Derecho: la sumisión al imperio del derecho y de
la ley.
Por eso, la violencia y el terror de ETA tiene alternativa, el
Estado de Derecho, y a la violencia ejercida por elementos del
Estado le responde el mismo Estado desde su sumisión al derecho. La
reparación del daño causado por ETA es la sumisión de esa
organización al Estado de Derecho, es decir, su desaparición como
organización terrorista, su autonegación como organización
sustentada en el uso de la violencia y el terror. El reconocimiento
de las víctimas causadas por la extralimitación de elementos del
Estado no puede servir para desacreditar el Estado de Derecho. Y
siempre se debe tratar de casos probados en justicia, no de
sospechas.
Otro ejemplo de la tendencia a la ambigüedad lo podemos encontrar en
las expectativas creadas en torno al proceso abierto en Batasuna y
en lo que pueda suceder con ETA. Expectativas creadas por ellos
mismos, sin que hasta el momento se haya materializado nada del
núcleo duro que constituye la expectativa. Una de las ambigüedades
que rodean esta situación -expectativa, proceso, tregua- es que
parece que estamos dispuestos a ver con buenos ojos a quienes hasta
ahora eran los terroristas y sus acompañantes.
El coordinador de Lokarri -entrevista en este mismo periódico,
28-11-10- nos quiere hacer creer que no existe derrota de ETA, ni
que Batasuna se haya visto forzada a dar los pasos que dice que está
dando a causa de la Ley de Partidos y de la ilegalización que le
supuso su aplicación, ambas bendecidas por el Tribunal europeo de
Derechos Humanos. Para el señor Ríos, ETA y Batasuna parecen
dispuestos a hacernos un regalo desde su inmensa bondad: nos van a
traer -no sé si como Santa Klaus, como Papá Noël o como Olentzero-
la paz tan ansiada, sin que nosotros, los resistentes, las víctimas,
la sociedad, el Estado, las fuerzas y cuerpos de seguridad hayamos
hecho nada para ello.
El héroe de la película, que por desgracia ha sido una historia real
de asesinatos y sufrimientos, no es una Batasuna que sólo forzada
por las decisiones del Estado de Derecho y de la justicia parece, y
de momento sólo parece, estar dispuesta a hacer política por vías
exclusivamente políticas. Y el héroe de la película no lo va a ser
nunca ETA cuando dé el paso, si lo da alguna vez, de desaparecer
como organización terrorista. Nunca dará el paso si no se ve forzada
a ello por la actuación del Estado, que es lo que ha propiciado el
cambio de posicionamiento de la sociedad vasca en su mayoría.
En la historia que tenemos que escribir de los últimos demasiado
largos años no pueden aparecer ni ETA ni Batasuna como los que nos
trajeron la paz, como los buenos. Son los que nos arrebataron la
paz, el derecho a la vida, la libertad, los que nos sometieron a
amenazas, a chantajes, a extorsiones, a persecución. Y son los que,
en todo caso a causa de la actuación del Estado de Derecho con todos
los medios a su alcance, forzados porque el Estado de Derecho se ha
ido abriendo paso, forzados porque las víctimas de ETA se han hecho
visibles, porque comienzan a condicionar el relato que se está
escribiendo, quizá den el paso de dejar de hacernos daño, de
amenazarnos.
Pero las ambigüedades de la política admiten extraños saltos
mortales, como el que ejecutan los futbolistas profesionales vascos.
Ni la sociedad vasca, ni la española, ni la europea, ni la mundial
tiene en estos momentos problemas más serios que la oficialidad de
la selección vasca de fútbol. Qué digo: ni siquiera la oficialidad
es el problema, sino que no ven que las autoridades responsables den
los pasos necesarios para avanzar en esa dirección.
Y se atreven a escribir que sufren por no poder vestir la elástica
verde, la elástica de la selección vasca de fútbol. Que sufren
porque no pueden decidir si se apuntan a la elástica verde o a la
elástica roja. Estamos ante la prueba de la felicidad: no se trata
de tener o no tener trabajo, no se trata de acceder a contratos de
trabajo con la continuidad necesaria para ir acumulando aportaciones
que den derecho a la jubilación, no se trata de que haya personas
que no puedan celebrar sin problemas las fiestas navideñas, no se
trata ni de los millones de niños que mueren de hambre, ni de los
problemas de Haití, ni de las guerras. Hay un sufrimiento que
sobresale por encima de todos: el de los futbolistas vascos que no
pueden decidir la elástica que les gustaría vestir. Y el problema es
que no se avergüenzan de escribirlo y publicarlo.
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