UPyD se queda solo defendiendo el fin de la
imposición lingüistica
Todos los partidos, incluido el PP, votan en contra de la
proposición de Ley para erradicar la discriminación del castellano
en comunidades como Cataluña, Baleares, País Vasco y Galicia
Agencias www.lavozlibre.com
26 Septiembre 2012
Madrid.- Todos los grupos parlamentarios, sin excepción,
arremetieron en el Pleno del Congreso de los Diputados contra la
proposición de ley de UPyD para prevenir y erradicar la
discriminación lingüística del castellano en aquellas comunidades
autónomas con dos lenguas cooficiales. La iniciativa fue rechazada
por 5 votos a favor, 308 en contra y una abstención.
El encargado de defender la toma en consideración de la citada
Proposición de Ley fue el diputado de UPyD Carlos Martínez
Gorriarán, quien, en el debate parlamentario, señaló que en España
hay lenguas que son más que otras y que eso se traduce en pérdida de
derechos.
En el texto de la iniciativa, UPyD señala que en las comunidades
bilingües con dos lenguas oficiales, como es el caso en España de
Galicia, País Vasco, parte de Navarra, Cataluña, Baleares y
Comunidad Valenciana, la adopción de sólo una de las dos lenguas
oficiales como lengua preferente o exclusiva de la administración y
de los servicios públicos también debe considerarse una causa de
discriminación de los ciudadanos.
La diputada del PP María de la O Ares señaló que lo que "hay que
buscar es el respeto de las lenguas cooficiales, no promover el odio
hacia las mismas" y dijo que la proposición de UPyD "alienta casi a
la imposición lingüística del castellano".
"Quienes creemos en la libertad de elección de lengua no podemos
tomar en consideración un texto que solo agrava situaciones
indeseables", dijo.
Por parte del PSOE, el diputado Francisco Caamaño señaló que la
iniciativa de UPyD "retuerce la Constitución y el principio de
igualdad", pues la Carta Magna establece que el castellano es la
lengua oficial del Estado y que las demás también lo serán, "de
acuerdo con sus estatutos" autonómicos.
Caamaño añadió que "lo que es políticamente discriminatorio es
desconocer que hay lenguas que se declararon cooficiales porque eran
discriminadas frente a una lengua que era dominante del Estado".
NO SERENO
Por parte de CiU intervino Jordi Janè (CiU), quien recalcó que en
este curso escolar sólo el 0,024% han pedido que sus hijos fueran
escolarizados en castellano. "No es un porcentaje significativo",
dijo este parlamentario, quien anunció el "no más sereno" de su
grupo frente a una iniciativa que busca "destruir ese modelo de
convivencia que entre todos hemos sabido crear".
El diputado de IU-ICV-CHA Joan Coscubiela tachó la iniciativa de
UPyD de "monumento al paroxismo" que "falta a la verdad". Es,
añadió, el ?típico ejemplo de recreación imaginaria de un problema
inexistente para presentarse como salvadores de los ciudadanos y de
su concepto de patria?.
Aitor Esteban, del PNV, recordó que no es la primera vez que UPyD
acude al Congreso "con un cuento" que ha había contado en la Cámara
Baja y le preguntó que "en qué país vive". "¿Dónde se está marginado
el castellano en el País Vasco? ¿En el Parlamento, donde el 70% de
las intervenciones son en castellano?", inquirió Esteban, para quien
cuando "se da tantas vueltas para justifica algo es que el asunto es
bastante injustificable".
Por su parte, la mayoría de los parlamentarios del Grupo Mixto que
intervinieron en este debate comenzaron su elocución en sus
respectivas lenguas autonómicas, pero continuaron en castellano
cuando el presidente de la Cámara Baja, Jesús Posada, así se lo
pidió.
El diputado de Amaiur Jon Iñarritu dijo que está de acuerdo en que
las lenguas no deben imponerse y que por eso le proponía "aprobar
por unanimidad" cambiar el artículo 3 de la Constitución, que
establece la oficialidad del castellano. "Va a ser que no... ¿Va a
ser que están de acuerdo en que un idioma se imponga siempre y
cuando sea el suyo?", apostilló.
Joan Tardà (ERC) recordó que el pueblo de Cataluña sufrió un
"genocidio lingüístico" y advirtió "a los que quieren sembrar el
odio en los pueblos y entre los pueblos" y "dividir al pueblo de
Cataluña" que "no lo van a conseguir".
La diputada del BNG Olaia Fernández Dávila dijo que la propuesta de
UPyD es una muestra de "cinismo", pues no es una "defensa del
bilingüismo, sino el intento de imponernos el monolingüismo".
Joan Baldoví, de Compromís, citó un comentario que leyó en una red
social afirmando que "el bilingüismo fomenta la capacidad de
aprender con mayor facilidad terceras y cuartas lenguas".
308 miserables
Nota del Editor
26 Septiembre 2012
308 miserables profesionales de la política han votado a favor de la
conculcación de los derechos constitucionales y humanos de los niños
español hablantes.
308 miserables profesionales de la política no tienen el más míinimo
sentido de la decencia y han votado para seguir viviendo del cuento.
308 miserables profesionales de la política no tienen principio
éticos y han votado en contra de la transparencia debida en
todas las acciones del estado.
308 miserables profesionales de la política no tiene el más mínimo
sentido común y han votado en contra del mercado único
308 miserables profesionales de la política no tienen el más mínimo
sentido de la eficacia y han votado en contra de eliminar las
barreras idiomáticas de las lenguas regionales
308 miserables profesionales de la política tendrán que hacerse el
harakiri por haber causado tanta ignominia.
A la deriva nacionalista
Ricardo Carreras www.lavozlibre.com
26 Septiembre 2012
Doctor por la UCM, emprendedor, activista y experto en redes
sociales
Habrá quien califique de deriva los recientes conatos de incendio
separatista que encienden en España pirómanos nacionalistas. Sin
embargo, decimos que una nave va a la deriva cuando se desvía de su
verdadero rumbo por efecto del viento, del mar o de la corriente. No
es el caso de los pirómanos nacionalistas. El actual derrotero era
previsible desde el inicio de la Transición.
El primer gran error fue consagrar en la Constitución regiones de
primera y de segunda. Así, la Carta Magna, tras proclamar la
indisoluble unidad de España reconoce “el derecho a la autonomía de
las nacionalidades y regiones que la integran”. Tenemos pues dos
categorías, llamadas de manera distinta. Y la confusión conceptual
de denominar “nacionalidades” a lo que son regiones. Se culmina el
error estableciendo diferentes vías de acceso a la autonomía para
las distintas regiones. La vía rápida, a través del artículo 151,
para unas cuantas, y la lenta para las demás.
El segundo gran error fue distinguir entre los Derechos Históricos
de las distintas regiones. Navarra y el País Vasco son considerados
Territorios Forales, con Derechos Históricos, y todas las demás
regiones, no. De ahí nace el Concierto Económico, absurdo e injusto
privilegio de dos regiones sobre las demás, basado en el siglo XIX.
Un estado liberal moderno debería haber abolido estos fueros
anacrónicos, que discriminan a unos españoles respecto a otros.
El tercer gran error fue diseñar un proceso autonómico abierto, con
una delimitación poco clara de las competencias del estado central y
las regiones, y en permanente cambio.
El cuarto gran error fue después instaurar el peor sistema electoral
de todos los posibles en la práctica: el actual, que dificulta a los
partidos nacionales la formación de mayorías suficientes, y facilita
el chantaje permanente y recurrente de los partidos nacionalistas.
Aquellos que no creen en España, tienen a menudo la llave del
Gobierno de España.
Tras más de tres décadas de cesiones al chantaje por parte de los
partidos nacionales -o que dicen serlo- nos encontramos con el
actual panorama. Un Estado central debilitado, troceado, destripado.
Unos reinos de taifas autonómicos descontrolados. Y unos partidos
nacionalistas que, ante una crisis económica sin precedentes, y una
mala gestión, encienden fogatas separatistas como enorme -y
peligrosa- cortina de humo.
No es de extrañar que los nacionalistas quieran siempre más, pues es
su propia naturaleza. Ni que sean desleales y traidores hacia
España. Las cosas tienden a su esencia. No pueden evitarlo. El
agravio real o imaginado es su esencia. Igual que un tigre tiende a
devorar lo que le ponen delante. Lo triste es que los partidos
nacionales -o que deberían serlo- han cedido una vez tras otra al
chantaje, y han intentado apaciguar un tigre ofreciéndole las tripas
del estado central y otras viandas. El tigre está mucho más fuerte,
como era de esperar.
Han cometido dejación de funciones. Y han permitido que los
nacionalistas se burlen de la ley. Hace tiempo que hay niños
españoles que no pueden estudiar en español en algunas partes de
España sí podrían si vivieran en Bulgaria, California o Japón.
¿Hay soluciones? Sí
1) Reformar la constitución para que todas las regiones sean
iguales, y que no haya españoles de primera y de segunda.
2) Reformarla también, para cerrar el proceso autonómico,
delimitando claramente cuáles son las competencias de las regiones y
del estado central, devolviéndole a éste último algunas competencias
que nunca debió perder.
3) Cambiar el sistema electoral. Hay varias opciones. Cualquiera
será mejor que el actual.
4) Aplicar la ley. Sin excepciones.
España, como nación, es eterna. Pero debemos evitar a toda costa que
su actual cuerpo político se separe. Es mucho lo que nos une.
Y no esperemos que los tigres se hagan vegetarianos.
El Régimen patas arriba
Marcello www.republica.com
26 Septiembre 2012
Ha dicho el Rey en Barcelona, junto a Artur Mas, y al conde de Godó
-editor de La Vanguardia secesionista-, ante el secretario de Estado
del Vaticano, Tarsicio Bertone, que no se puede negar la gravedad de
la situación ni se puede caer en el desánimo. Y esto declara el
monarca en el mismo día en el que Mas anuncia ante el parlamento
catalán la convocatoria de elecciones anticipadas para iniciar un
proceso ilegal de autodeterminación catalana a favor de la
independencia.
La cortesía del encuentro, en lugar sagrado, hace olvidar la queja
de Mas y del nacionalismo catalán ante la reciente carta del Rey, en
la página web de la Casa Real, en la que dijo que el momento no es
para promover “quimeras” en alusión a la independencia de Cataluña
que promueven los dirigentes de CiU. Es decir la alta burguesía
catalana, la dueña y señora de bancos y empresas que hacen su
negocio esencialmente fuera de Cataluña y en el resto del Estado
español, lo que calla y oculta Mas en sus discursos y lo que se
empieza a poner en riesgo por la demencial deriva de Mas y de su
clan empresarial, financiero y mediático de poder.
En medio de la melé nacional las prioridades de los gobernantes y de
la oligarquía económica y financiera del país son cada vez más
confusas. Los jefes del Gobierno y de la oposición quieren, en
primer lugar, salvar sus propios muebles o posiciones de poder, pero
a la vez unos y otros y la clase dirigente y poderes fácticos se
afanan en poner a salvo el “Régimen” nacido de la transición y de
los privilegios sin control que se reparten en los altos palacios y
salones del poder político y económico español. Los que ahora se
resisten, unos y otros, a una reforma constitucional que ponga en
marcha el fin de la partitocracia, la reforma del sistema electoral
y del Estado de la Autonomías, que dé solución la falta de controles
democráticos de la vida pública y que garantice la separación de los
poderes del Estado.
En medio de este caos el Gobierno de Rajoy está paralizado, y se
muestra incapaz de tomar decisiones importantes tales como el cierre
de Bankia y demás bancos en quiebra; poner en marcha el rescate de
la banca por la UE, o de pedir el rescate de la deuda española, y es
incapaz de hacer frente al secesionismo de CiU dando la cara ante la
ciudadanía y aplicando la ley y la fuerza de la Constitución. El
Gobierno de Rajoy se niega a la reforma de la Constitución, que
empieza a ser un clamor que exigen ahora los ciudadanos, y desde el
PSOE se aumenta la confusión al pedir una España confederal -con ¡15
Estados federales!-, una ocurrencia con la que pretenden evitar la
imparable ruptura del PSC catalán.
En medio de la tormentosa situación los servicios de inteligencia
del Estado parecen también desbordados, por el cúmulo de frentes que
tienen abiertos, mientras crece el malestar en ciertos sectores del
Ejército desde donde algunos colectivos amenazan con llevar ante los
tribunales a dirigentes catalanes que desbordan el marco
constitucional. Y Rajoy, en Nueva York, dicen que a mejorar la
imagen de España, pegado al teléfono para saber lo que ocurre en el
país, y recuperando la alianza de Civilizaciones de Zapatero (sic),
mientras bajo su mandato España hace piruetas al borde de la quiebra
y de la ruptura constitucional. En cuanto a la imagen del país, la
nota la dio ayer The New York Times que celebró la visita del Rey a
su Consejo Editorial con un reportaje en portada de la España del
“hambre” (sic) y de la desolación social.
El Régimen se tambalea y nadie desde el poder público se atreve a
proponer su reforma en profundidad pero el deterioro y sus crisis
son imparables y tarde o temprano caerá.
Por la independencia de España
Javier Orrico Periodista Digital
26 Septiembre 2012
Ha llegado la hora del fin. Trescientos años de usar al Estado de
todos para enriquecerse, para vendernos hasta la saliva y encima
insultarnos. Adiós, Cataluña. Marchad con salud y dejadnos en paz.
Muy pocos en el resto de España (porque siempre seguiréis siendo
España, es un determinismo geográfico del que no podéis separaros)
se opondrán. Al contrario. Os veremos partir con un inmenso alivio.
Una nueva era de paz y felicidad se aproxima. Seremos más pobres
todos, pero viviremos sin tener que soportaros. ¡Qué dulce sueño no
escuchar más a tanto cretino! Llevaos vuestra envidia envuelta en
superioridad, vuestras frustraciones históricas, vuestras
conmemoraciones de derrotas, vuestra mezquindad de mercaderes. No
regresasteis nunca de Neopatria.
Entre la Cataluña extraordinaria de Pla, Gaudí, Boadella o Dalí, y
la de los fabricantes de calcetines que ya sólo fabrican engaños, ha
vencido la mentira de los resentidos, de los pequeños, de los
santurrones como Guardiola. No hay regreso. Un referéndum vale para
separarse, pero no para quedarse. Para quedarse conmigo hay que
preguntarme a mí. La puerta es de salida. No nos vais a chulear Mas.
Ya está bien de que sólo vosotros tengáis derecho a decidir.
Nosotros también vamos a decidir con quién queremos vivir. Y no
querremos con quien no nos quiere. Ahorrémonos, pues, el refrendo.
Su mera convocatoria es ya un acto de repudio. Y las repudiadas nos
hemos ‘cansao’. Así, en castizo. Vayan ustedes, pues, mucho con Dios
a la mierda.
Mas pone en marcha la secesión de Cataluña
José Antonio Zarzalejos EC
26 Septiembre 2012
Como en España no tenemos experiencia histórica reconocible del
inicio, que se pretende democrático, de un proceso de secesión de
una de sus comunidades, carecemos de referencias aleccionadoras para
juzgar con propiedad el discurso que ayer pronunció Artur Mas en el
Parlamento de Cataluña. Descontado que adelantaría las elecciones,
no lo estaba que, en la parte final de su intervención, el
presidente de la Generalidad se ofreciese como un nuevo padre de la
patria catalana que se retirará de la vida pública una vez el
Principado obtenga el objetivo de su autodeterminación mediante el
ejercicio del derecho a decidir. Para unos, semejantes palabras y
propósitos resultarán ampulosos, innecesarios y partidistas; para
otros, sencillamente conformarán la actitud de un político que
pretende constituirse en un auténtico hacedor del Estado catalán
superando el diletantismo -que a mí no me lo parece, pero sí a
otros- del catalanismo político y social en el militaron desde el
presidente de la primera República a numerosísimos ministros de la
Restauración y de la segunda República.
Lo que Mas pretendió ayer fue depositar la semilla de un gran
movimiento, de heterogénea naturaleza, que secunde el programa
electoral de CiU en el que se plasmará el fondo, la forma y el
calendario del llamado derecho a decidir que el presidente catalán
equiparó al de autodeterminaciónPor mi parte, me limito a subrayar
que Mas y amplios sectores de la sociedad catalana se creen
exactamente lo que dicen en este orden de cuestiones y que pretenden
hacer, paso por paso, todo lo que están ahora anunciando. En otros
términos: el nacionalismo tradicional y el independentismo catalanes
están por “jugársela”, según expresión del XXIX presidente de la
Generalidad. Y jugársela significa que, a tenor del llamamiento que
hizo Mas, CiU va a perseguir una mayoría absoluta el 25 de noviembre
próximo depredando tanto cuando pueda a ERC (62 escaños la
federación nacionalista y 10 los republicanos independentistas, en
una Cámara de 135 miembros), arrinconando tanto a la izquierda que
representa el PSC (28 escaños) como a la derecha españolista del PP
(18 escaños), reduciendo a los ecosocialistas de ICV (10 escaños) y
diluyendo a SI (4 escaños). La apuesta de Mas y de CiU es tan grande
frente al electorado de Cataluña como frente a España y el Estado.
Incluso diría que, sin ganar el órdago electoral en Cataluña (es
decir, la mayoría absoluta que está en 68 escaños), no hay partido,
esto es, que sin un gobierno absolutamente hegemónico, todo el
proyecto -que sólo sabemos que es segregacionista pero no en qué
grado- que esbozó ayer Mas se vendría abajo sin remisión. Porque si
CiU debe el 26-N completar su mayoría con ERC, la iniciativa
encallará.
Esa es la explicación por la que el presidente de la Generalidad
enfatizó que el nacionalismo catalán no es étnico, sino que de
carácter cultural y por lo tanto no excluyente. Llegó a afirmar que
el “alma” de Cataluña es la “mezcla”, de tal suerte que así estaba
haciendo un llamamiento a las bolsas electorales que en segunda y
tercera generación tienen su origen otras zonas de España y que,
tradicionalmente, alimentan al PSC (los socialistas catalanes han
venido ganando las legislativas hasta el pasado 22-N) y, en menor
medida, al PP. Es decir, a los ciudadanos de la Cataluña que no
registran pulsión identitaria. Lo que Mas pretendió ayer fue
depositar la semilla de un gran movimiento, de heterogénea
naturaleza, que secunde el programa electoral de CiU en el que se
plasmará el fondo, la forma y el calendario del llamado derecho a
decidir que Mas equiparó al de autodeterminación.
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En el discurso del presidente de la Generalidad hubo dos omisiones
estratégicas: no hizo reproche alguno a los tripartitos que
presidieron Maragall y Montilla, y no reconoció a la Constitución
española de 1978 y a los Estatutos de 1979 y de 2006 ni una sola
virtualidad en la histórica recuperación de las institucionales, la
lengua y la gestión de los asuntos públicos de Cataluña. Y, en
cambio, abundó en perfilar al Gobierno central y al Estado español
como el responsable último de que Cataluña deba abordar la crucial
decisión que se le va proponer, la más importante en sus “últimos
trescientos años”. Omisiones, responsabilidades ajenas… ¿y las
propias? Una legislatura quebrada en su ecuador, no es precisamente
un éxito por más que se reclame una “nueva legitimación” después de
una manifestación, la del 11-S, que aunque de gran dimensión, se ha
convertido en una hipérbola redentora de todos los errores políticos
y de gestión de Mas y su Gobierno.
Por todas estas razones, el discurso de Mas seguramente ha sido muy
efectivo en Cataluña (acertó TVE 24 horas en retransmitirlo en
directo), en el bien entendido que puso en marcha el mecanismo de
una posible secesión a la que le faltan etapas decisivas. Las
elecciones van a ser a cara de perro en Cataluña porque son allí tan
decisivas como lo son en el conjunto de España, cuyos políticos
tienen que construir un discurso que ofrezca alternativa al de Mas,
que narre la razón histórica y presente (más allá de la
contabilidad) de la unidad de España y su compatibilidad con la
identidad catalana, sin descartar -en atención a las proporciones
del llamado malestar catalán- que sea perentoriamente preciso idear
fórmulas de encuentro que resulten verosímiles y eficaces para unos
y otros. Porque convendría que nadie se engañe: ayer Mas puso en
marcha la maquinaria secesionista que puede acabar en fracaso -si
los planes de CiU no se cumplen al milímetro- o en un escenario
español que se aproximaría a disensos territoriales como son el
escocés, el quebequés o el belga.
España, un martes 25 de septiembre
Pablo Sebastián www.republica.com
26 Septiembre 2012
He aquí la foto fija de un día más en la vida política, económica y
social de este país, ante la pasividad y el silencio del Gobierno, y
la ausencia del primer partido de la oposición. Burdos desafíos a la
Constitución, riesgo de quiebra del Estado, desorden público,
indignación general ciudadana, deterioro institucional de la clase
política y desprestigio de la imagen de España en la UE y el resto
del mundo.
Martes 25 de septiembre de 2012. El presidente de la Generalitat,
Artur Mas, anuncia la disolución del parlamento y la convocatoria de
elecciones anticipadas para el 25 de noviembre para la puesta en
marcha de un proceso de autodeterminación en Cataluña, lo que es
ilegal e inconstitucional. Mas justifica sus decisiones en un
catálogo de mentiras propias y presuntos agravios del Gobierno de
España contra Cataluña, poniendo en solfa la legalidad vigente y en
peligro la convivencia catalana y la estabilidad de sus grandes
empresas y entidades financieras. Los indignados de Cataluña
critican a Mas a las puertas del Parlament y el presidente catalán
acompaña al Rey a un acto religioso donde el monarca elude toda
crítica a la senda independentista iniciada por Mas.
Martes 25 de septiembre de 2012. La policía nacional carga con
brutalidad contra los miles de manifestantes indignados que en casos
responden con agresiones a la policía. Los indignados se manifiestan
en la plaza de Neptuno de Madrid, en las cercanías del Congreso de
los Diputados, criticando a la clase política y pidiendo la
disolución de las Cortes y la dimisión del Gobierno como respuesta a
la crisis general que invade la vida política y económica española.
Una convocatoria de los indignados del 15-M que la secretaria
general del PP, María Dolores de Cospedal había comparado,
previamente, con el golpe de Estado del 23-F, ofreciendo una imagen
lamentable de esa clase política a la que los indignados piden su
dimisión. El pretendido cerco al Congreso no ha funcionado como tal,
aunque el verdadero cerco fue de la policía, con un total de 1.400
efectivos (balance: 64 heridos y 26 detenidos).
Martes 25 de septiembre de 2012. El diario The New York Times
responde a la visita del Rey de España a su consejo editorial (el
día anterior) con un reportaje en su portada y a cuatro columnas
sobre el “hambre” y la rebelión social en España, ilustrado con una
foto en la que un indigente busca comida en un contenedor de basura.
La nueva y “moderna” estrategia de activismo político y mediático de
la Casa del Rey se ha vuelto a estrellar y el monarca queda en
entredicho porque no convenció o no le creyeron. Dicho esto,
añadimos que el NYT exagera, manipula y no cuenta toda la verdad. El
hambre y bandolerismo de supermercado de Sánchez Gordillo, no
reflejan la imagen real de España, que aún puede ser menos dramática
pero peor por el imperante desgobierno de la nación, la amenaza de
la quiebra del Estado, el paro insoportable, y los desafíos a la
unidad nacional.
Martes 25 de septiembre de 2012. El presidente del Gobierno, Mariano
Rajoy, también está -como el Rey- en Nueva York para asistir a la
Asamblea General de las Naciones Unidas donde pide que España -esta
España- forme parte del Consejo de Seguridad de la ONU como miembro
no permanente, y alude en su discurso a la Alianza de
Civilizaciones, el invento de Zapatero que el PP y el propio Rajoy
tanto criticaron.
Martes 25 de septiembre de 2012. El parlamento andaluz prosigue con
la investigación de los fraudes de los ERES, y tanto Manuel Chaves
como José Antonio Griñán eluden toda responsabilidad directa de sus
gobiernos. Mientras tanto, en Orense, Galicia, continúan las
detenciones policiales relativas al caso de corrupción Pokemon. En
la Comunidad de Madrid se inicia la investidura de Ignacio González
como presidente tras la dimisión de Esperanza Aguirre (durante el
discurso lloran los dos, Aguirre y González).Y en Valencia continúan
los incendios.
Martes 25 de septiembre de 2012. España no cubre una subasta de
bonos del Estado, se queda corta y paga más que en otras. El interés
a 10 años está en el 5,78 %, la prima de riesgo en 421 puntos, y la
cifra del déficit a finales de agosto rompe las previsiones con un
4,77 (50.000 millones) lo que pone en riesgo el objetivo de déficit
del 6,3 % para 2012. La inestabilidad política de estos días empeora
el horizonte, para el rescate por la UE de los bancos, y la deuda
del Estado español. Desde Nueva York Rajoy dice que “no hay dinero
para repartir” entre las autonomías (Andalucía acaba de pedir su
rescate al Gobierno por valor de 4.900 millones) y se suma a la cola
de las otras Comunidades pedigüeñas, Cataluña, Valencia, Murcia,
etc. Algo positivo: baja el precio de la luz en un 2,1 %.
La primera reflexión sobre la deriva incierta de España obliga a
exigir al Gobierno del PP y a la oposición del PSOE un cambio
radical de sus posiciones y actuaciones, antes que el país se les
vaya de las manos, como está ocurriendo en todos los frentes de la
vida nacional.
Desafío secesionista
Ni un euro más
Pablo Molina Libertad Digital
26 Septiembre 2012
Según ha anunciado Artur Mas, el próximo 25 de noviembre los
catalanes acudirán a las urnas para elegir a sus representantes en
el parlamento regional. De eso, técnicamente, es de lo que van unas
elecciones autonómicas, pero el famoso hecho diferencial ha decidido
que esa cita con las urnas sea principalmente un plebiscito sobre la
independencia de dicha región.
Si Cataluña no es viable en un contexto general de crecimiento, es
fácil calcular lo que puede ocurrirles a los catalanes si las tesis
alocadas de sus dirigentes nacionalistas acaban imponiéndose en el
inevitable referéndum soberanista que convocarán tras las
elecciones. La quiebra técnica que ahora registran las finanzas
catalanas puede ser una broma al lado de lo que puede depararles el
futuro como territorio extracomunitario.
Mas cumplirá así el destino trágico de las sagas industriosas de la
alta burguesía, según el cual el abuelo funda la empresa, los hijos
la engrandecen y los nietos la arruinan. Tarradellas sentó las bases
de la moderna Generalidad, Pujol la desarrolló hasta el límite a
base de esquilmar a los vecinos y ahora Artur Mas está a punto de
cargarse el tinglado con su propuesta independentista. Con lo bien
que le iban las cosas al nacionalismo aplicando la vieja estrategia,
de más que probada eficacia, consistente en denunciar agravios
imaginarios y amagar con ceder ante los disparates secesionistas de
los nacionalistas más radicales...
Ahora bien, las consecuencias de la secesión a la que aspiran el
nacionalismo y sus votantes no deben preocuparnos a los que vamos a
seguir viviendo en España y en la UE. La única fuente de inquietud
es el volumen del trinque que Rajoy tiene pensado entregar a Mas en
el entreacto, por importe de 11.000 millones de euros –el 1% de la
riqueza nacional–, de los que todavía están en el aire algo más de
5.000 del Fondo de Liquidez.
Ni un euro más, señor Rajoy. Es decir, de su bolsillo... todo lo que
usted quiera dar, pero en el nuestro no meta más la mano con estas
embajadas, al menos hasta que veamos qué pasa con las elecciones
autonómicas y el referéndum de autodeterminación. Así, de paso, los
nacionalistas no podrán acusar al resto de los españoles de
chantajear al noble pueblo catalán en los días más decisivos de su
historia.
El debate político se aleja de la
ciudadanía
Editorial Estrella Digital
26 Septiembre 2012
Se superponen los debates a una velocidad que no se corresponde con
las verdaderas preocupaciones de los ciudadanos. Es verdad que es
difícil determinar cual es la verdadera trascendencia de los asuntos
públicos, pero no es menos cierto que ésta trascendencia pueda
aparecer de acuerdo con lo que los políticos consideran actualidad,
provocando un efecto contagio por el que todos acabamos creyendo que
aquello de lo que nos hablan es lo que verdaderamente nos debe
parecer importante.
Pero lo cierto es que la realidad, que es bien visible, tiende a
caminar por derroteros diferentes de los que nos quieren marcar en
las llamadas "agendas políticas". ¿Es verdaderamente importante para
los españoles el debate que se está produciendo en Cataluña con
respecto al pacto fiscal? ¿Son necesarias unas elecciones convocadas
de urgencia en una comunidad autónoma cuando en Bruselas aún se está
determinando el alcance y el carácter del temido rescate? ¿Es de
sentido común que media España autonómica esté discutiendo el
destino de sus gobiernos cuando el paro aún supera los cinco
millones de trabajadores desempleados? ¿Es razonable pensar que el
debate del estado federal es la respuesta alternativa que la
oposición debe dar a la política económica del Gobierno?
Todo se lía y se entremezcla, pero siempre en dirección opuesta a la
urgencia de las necesidades vitales de los españoles. España se
entretiene sobre como debe organizar su funcionamiento, mientras los
españoles se angustian preocupados por el destino de sus empleos, el
panorama de los servicios públicos o el fin de determinados derechos
sociales. No hay una lógica entre la incertidumbre de nuestro futuro
y el tratamiento político de la realidad: se abren caminos dispares;
se avanza por senderos paralelos, y las personas se preguntan si
cuando se reúnen los políticos el eje de sus debates gira en torno a
la angustiosa realidad de la crisis y de sus efectos.
Ayer, miles de ciudadanos se manifestaron en las puertas de la sede
de la soberanía nacional. Seguramente una salida de tono. Pero la
pregunta no es si hacían bien o no, la pregunta es qué pasa cuando
la legitimidad institucional se pone en entredicho, no por los
agitadores callejeros, sino por miles de ciudadanos que desde sus
hogares asisten con perplejidad a la disfunción entre la España
oficial y la España que comienza a callejear.
Lo importante no son las manifestaciones – con toda la relevancia
que tengan-, lo verdaderamente importante es que toda la sociedad
española debería comunicarse con el mismo lenguaje, y el código
debería de ser el de la autentica realidad que hay que abordar con
inteligencia y precisión. Y mucho nos tememos que este panorama de
debates ficticios sobre autodeterminaciones, pactos fiscales,
encajes federales y todo lo que los acompaña, no tiene nada que ver
con el pesar de quién sufre los efectos reales y terribles de una
crisis económica que ha pasado a segundo plano, una vez más, porque
de lo que se habla es del funcionamiento del Estado.
25-S Día de la Vergüenza Nacional
La Avispa. Estrella Digital
26 Septiembre 2012
Ayer fue un día aciago en España. Vergonzoso. Incomprensible en una
democracia como la nuestra. Sobre todo, pensando en lo que costó
traerla y el poco respeto que le tienen algunos. Porque, ayer, un
grupito de 6.000 (seis mil) personas mal contadas, quiso asaltar el
Congreso de los Diputados, sede de la soberanía nacional y eso, se
diga lo que se diga, va contra toda norma democrática y no se puede
consentir. Con el agravante, además, de que algunos insensatos
diputados se solidarizaron con ellas por un puñado de votos.
El 25-S de 2012 pasará a la historia de la democracia como aquel
23-F. La única diferencia es que en aquella infausta ocasión los
golpistas consiguieron entrar en el Congreso y en esta vergonzosa
ocasión la policía les paró los pies, afortunadamente. Porque de lo
contrario hubieran entrado también y hubieran secuestrado a los
representantes de la soberanía nacional. A los representantes
también de ese pueblo del que esta tropa tanto presume ser. Y es que
se les ha debido olvidar que los diputados que hay en el Congreso,
están allí porque les hemos votado en unas elecciones libres.
Pero hay más. Digo Día de la Vergüenza Nacional no sólo por este
intento de socavar los principios de la democracia, sino por el daño
que le han hecho a España. Debe ser que les importa poco. Las fotos
del enfrentamiento de estos 6.000 (seis mil) indignados con la
policía han dado la vuelta al mundo y han mostrado la imagen de una
España que no es real. No es real. Insisto, no es real. Porque una
cosa es que los ciudadanos estén disgustados e, incluso, cabreados
con el Gobierno y con los políticos en general pero, en ningún caso,
son violentos y antidemocráticos. Sólo nos faltaban estas fotos
después del demagógico reportaje del 'The New York Times'...
Y también es el Día de la Vergüenza Nacional porque es una vergüenza
que España no haya sido capaz de educar a este grupo de personas
para que conozcan las más mínimas normas que rigen la convivencia
democrática en España.
A partir de ahí, todo lo que se diga es justificar lo
injustificable. Y que nadie me cuente que no querían asaltar el
Congreso sino rodearlo porque, encima, caerán en la insidia. Porque
todo este movimiento nació como Asalto al Congreso y no como Rodear
al Congreso. Asalto que se hubiera llevado a cabo si no lo hubiera
parado la policía. Lo de rodear, es una broma de mal gusto. Porque,
aparte de que también es antidemocrático, es imposible que sólo
6.000 (seis mil) personas pudieran hacerlo.
Y ya vale de reírle las gracias a estos inconscientes... Que 44
millones de españoles nos estamos jugando mucho.
Estériles raíces
GABRIEL ALBIAC ABC 26 Septiembre 2012
Muchos piensan que es hora de abandonar al suicida a su destino: sus
estériles raíces
CAREZCO de raíz: no soy un árbol. Y de las muchas necedades que
fueron el precio de aquel fin pactado de la dictadura, fue la
nacionalista la más extraña. ¿Qué puede llevar a un adulto en sus
cabales a juzgar más precioso el honor de tierra, sangre, cromosomas
y mitos que el sereno cuidado de sí mismo? De las innumerables
reflexiones sobre las hecatombes nacionales, sólo me es convincente
la cínica anotación del Guicciardini que, hace medio milenio, dice
no ver tragedia en la muerte de una patria -todo muere- y sí en el
doloroso impacto de sus cascotes sobre nuestras cabezas. Todo muere:
las naciones y nosotros. Cuando esa hora llega, es mejor no batallar
con el destino: planificar, tan sólo, que la inevitable defunción de
unos no arrastre la de todos.
Cataluña se muere. Es sólo un hecho. En un arrebato suicida que todo
lleva a pensar irreparable. Es triste. Por suicidarse es potestad
del sujeto libre. No será la primera vez que la pulsión nacionalista
acaba en eso. Sucedió en las Alemania y Austria de entreguerras, ni
siquiera hace un siglo. Sucedió en la mutación de un gang de
narcotraficantes albaneses en Estado kosovar, hace un par de
decenios. Así son las cosas. Cuando tales deseos de morir irrumpen,
sólo queda trazar una barrera protectora: que aquel que quiera
perecer perezca; sin salpicar demasiado.
Cataluña es hoy residuo de un esplendor perdido. No hay enigma: la
nostalgia como única política lleva necesariamente a eso. La
nostalgia erige en exigencia lo que jamás existió; es la triste
constelación de fantasías con la cual ha de jugar aquel que sabe que
no supo enfrentarse a la cadena de sus errores. La retórica
nacionalista ha convertido a la brillante Cataluña de hace cuarenta
años en esto: sociedad obsoleta, en lo social y cultural tanto como
en lo económico. Su inenjugable endeudamiento es sólo síntoma de un
estado terminal.
Es el nacionalismo ideología matriarcal -¡ah, la pobre sufriente
madre patria?!- y cálida. Consuela, de momento. Hasta el instante de
estamparse contra la realidad tan fría. Pero eso será luego. De
momento, los cánticos y danzas locales reconfortan: sueñan volver a
un bucólico paraíso perdido. A quienes nada creemos, nos dan risa
benévola los paraísos, los coros y las danzas. Pero el nacionalismo
es cosa de creencia. Y de nulo sentido del humor. Y la mayor
puerilidad reviste, en él, valor de mito. Constituyente.
Tras una hipotética independencia, Cataluña quedaría fuera del doble
blindaje de España y de la UE: de una España que es su mercado
cautivo y casi único; de una UE cuya normativas la forzarían a
ponerse en la cola para solicitar un ingreso que ni siquiera podría
empezar a tramitarse hasta que acabe el de Turquía. En el curso de
ese largo plazo, el nuevo pequeño Estado quedaría exento de ayudas
europeas y compras españolas, y el alzado de su fronteras impediría
a las multinacionales allí asentadas operar libremente en Europa. No
hay a eso más horizonte que el de la bancarrota.
Pero hay veces en que uno desea naufragar. Y nadie puede impedirlo.
La ley permite tramitar ese naufragio. Conforme a lo que la
Constitución codifica. La reforma constitucional, aparte de otras
complejidades, requerirá un referéndum: no en Cataluña, sino en
España, porque un sujeto constituyente sólo puede legalmente ser
disuelto por él mismo. Puede que el «sí» sea más abundante en el
resto de España que en las cuatro provincias catalanas. Muchos
piensan que es hora de abandonar al suicida a su destino: sus
estériles raíces.
Humillación nacional. Inadmisible
Patricia Vico Estrella Digital
26 Septiembre 2012
Así no se hacen las cosas, ni unos ni otros. Y estoy convencida de
que, dejando de lado a la casta política y al porcentaje radical de
manifestantes del 25S que iban buscando gresca sí o sí, muchos
ciudadanos estarán de acuerdo conmigo. Esto es inadmisible.
Es inadmisible la actitud de los diputados y más inadmisible la
actitud de los que se manifestaban por denominarlo de alguna forma,
porque eso no es una manifestación. Es una batalla campal por parte
de unos cuantos radicales politizados cuyo único principio no es
otro que buscar gresca y encontrar la instantánea perfecta que no
siempre corresponde a la realidad. Porque, señores, no siempre una
imagen vale más que mil palabras. Ante un policía cumpliendo órdenes
siempre hay unos cuantos valientes provocando desde segunda fila. Me
explico, unos se enfrentan con los agentes en primera línea mientras
los de atrás tiran piedras, cristales o todo aquello que encuentren
a su paso.
Se podría hacer un suma y sigue que sólo sonaría a demagogia barata
(aunque con un análisis exhaustivo les aseguro que no lo es) sobre
las dietas y precios que tienen en la cafetería del Congreso TODOS
los diputados, mientras hay gente que no tiene ni para comer. O
sobre aquellos políticos de todos los colores con derecho a una
vivienda mas dietas en Madrid por ser diputados en el Congreso por
alguna Comunidad Autónoma que no sea la capital española, mientras
hay españoles que ya no poseen dinero para el pago de su hipoteca y
otros que ya no tienen ni un techo donde cobijarse.
Sí, nos podríamos explayar en cada uno de los puntos hasta la
saciedad. Sí, nos podríamos extender en los diputados que se quejan
de algunos recortes pero que en realidad miran a otro lado porque
uno se acostumbra rápido a vivir bien y a las comodidades.
Lo que está claro es que la solución no pasa por la manifestación,
concentración o movimiento ‘25S, rodea el Congreso’ y la imagen
exterior que nos conlleva, con la amenaza de que se repita este 26S
de nuevo. Ni tampoco por los brazos cruzados en el Congreso
realizando recortes para conseguir las cifras necesarias para
mantener a flote el país y al famoso Estado del Bienestar, mientras
ellos mantienen gracias a sus propios sufragios todos sus
privilegios.
Aún no lo hemos entendido. Estamos en crisis y hay que remar en la
misma dirección. No es momento para brazos cruzados, pero tampoco
para luchas desmesuradas descontroladas. Es momento para decisiones
acertadas y cada uno de los calienta la silla de diputado tiene que
dar ejemplo. Y la ciudadanía también tiene que estar acertada,
porque desde luego lo de este martes, ni es ejemplo ni es el camino
para la consecución de ningún objetivo.
Cifuentes me ha indignado.
Vicente A. C. M. Periodista Digital
26 Septiembre 2012
Me siento indignado por las declaraciones de la Delegada del
Gobierno la Sra. Cifuentes, en las que ha comparado una marcha
pacífica nada menos que con el golpe de Estado de Tejero y su horda
de Guardias Civiles que deshonraron ese Cuerpo aquella tarde del 23
de Febrero de 1981. Cierto es que eran otros tiempos más convulsos
donde los asesinatos de ETA eran constantes y la sangría de víctimas
insoportable. Por eso me parece miserable la comparación que hace
esta política ante un derecho constitucional de mostrar nuestro
rechazo a unas políticas que hacen recaer el peso de la crisis sobre
las capas más indefensas de la sociedad.
Supongo que a la Sra. Cifuentes parece molestarle el que los
ciudadanos alteren la convivencia ciudadana con sus gritos y
abucheos dirigidos contra los responsables de la degradación y
miseria de España. No es la primera vez que "las Autoridades" se
blindan de la "plebe" en actos públicos. Basta recordar las vallas y
el área de seguridad que se formó alrededor de las Tribunas de
Autoridades en el desfile del día de las FFAA., tras las
desagradables experiencias del año anterior. Basta recordar cómo se
silencian artificialmente los abucheos en los reportajes de las
apariciones de los Príncipes de Asturias, o incluso del mismísimo
Rey o del Presidente del Gobierno.
Basta tener en la memoria la imagen de la huida de Mariano Rajoy de
los medios de comunicación, con una cara de auténtico espanto. Y es
que la casta política de este país ya es consciente de la repulsa
que despierta en la sociedad a la que roba y carga de impuestos para
mantener sus prebendas y su privilegiado estatus elitista. Basta
pensar en la mediocridad de estos dirigentes y en su cobardía o
negación consciente a resolver el monstruo administrativo que ellos
mismos han creado para pagar favores y colocar a miles de
enchufados.
Así que si ahora es un delito manifestarse delante del Congreso,
alguien deberá explicar en base a qué articulado del código penal,
ya que no creo que vociferar e increpar sea lo mismo que ir con un
Kalashnikov o con cócteles Molotov. La manifestación de hoy es
reivindicativa y pacífica, pero tal parece que hay quien se empeña
en lograr que acabe en violencia. Hay más agentes de las FFyCCSE que
manifestantes y tal despliegue solo puede calificarse de grotesco,
exagerado y anti democrático. Una bonita imagen de país bananero
ante los miles de turistas que nos han visitado en estas fechas.
Espero que si alguno de entre los 350 diputados del Congreso tiene
un poco de sensatez acabe con este bochornoso espectáculo, pidiendo
la vuelta a la normalidad y a tomar como normal el que los
ciudadanos puedan expresar libremente su opinión, sobre todo, tras
haber solicitado legalmente la convocatoria de manifestación y su
recorrido. Tanto que se dicen demócratas, actúan como
dictadorzuelos.
Se empeñan en hacernos nacionalistas
Vicente Torres Periodista Digital
26 Septiembre 2012
No es curioso sino lógico que los nacionalistas quieran pensar que
los demás también lo somos. Incluso los que sólo deseamos el
bienestar de las personas.
El nacionalismo sin enemigos se diluye en la nada, porque el
nacionalismo no es nada, ni sirve para nada bueno. Su única utilidad
consiste en que sus dirigentes logren poder y dinero, aunque sea a
costa de empobrecer a los ciudadanos. Algunos han ido más allá:
Jordi Pujol, con su Banca Catalana, logró arruinar a bastante gente.
Y lo hizo con impunidad, no con inmunidad. Porque a los
nacionalistas les gusta la impunidad. Cada vez que abren la boca
ofenden a los demás, porque sus mensajes contienen mucho odio, y no
se les puede replicar, porque entonces alegan que se ha ofendido a
sus sentimientos y los sentimientos son sagrados, concluyen. Pero el
odio es un sentimiento. Quizá no esté dotado yo para verle la
sacralidad.
Se empeñan en sostener que todos somos nacionalistas, incluso a los
que creemos que las naciones son reliquias del pasado en vías de
extinción.
A los nacionalistas no les importan las personas. Y me refiero a los
dirigentes, a los que sacan provecho de la confusión que siembran.
Los que se enredan en sus palabras vanas y les apoyan no ganan nada.
Pierden.
Todos, o casi todos, sabemos ya que el sistema político español es
un fracaso. Genera muchas injusticias y comportamientos incívicos
por parte de muchos políticos, siempre encaminados a conseguir votos
utilizando dinero de los impuestos. Si ese dinero se hubiera
utilizado para hacer obras productivas para todos, otro gallo nos
cantaría.
Los nacionalistas no quieren un sistema más justo, sino sacar
partido de todas y cada una de las ocasiones que se les presentes.
Tampoco quieren mejorar el sistema, para que gocemos de una
democracia real, porque en un sistema democrático los nacionalistas
se asfixian.
El poder de la fantasía
Albert Boadella El Mundo 26 Septiembre 2012
El autor cree que los catalanes son víctimas de un somnífero en
relación a España. Acusa a los partidos y los medios de propagar el
sentimiento paranoico contra Madrid
No nos engañemos. No son únicamente los políticos. Con apenas un
siglo de minuciosa tenacidad se ha ido moldeando en la mente de
cientos de miles de catalanes una fábula elemental pero de una
eficacia incuestionable. Todo ciudadano de este territorio tiene hoy
la oportunidad de formar parte de una biografía impoluta en la que
nuestros antepasados, recientes o remotos, no tuvieron
responsabilidad alguna en los desmanes de la Historia. Los
desequilibrios, angustias o perjuicios sufridos por dicha comunidad
tienen siempre el mismo culpable real, convicto y al acecho. No es
necesario ni averiguarlo, pues en la actualidad, este mecanismo ya
brota instintivamente en cualquier hijo del territorio mítico. La
cruda realidad resulta ahora algo inconcebible para todo catalán que
se precie y la sola duda sobre los pormenores de la utopía es
considerada una intoxicación promovida por el enemigo tradicional.
Visto desde fuera, el escenario provoca distintas consideraciones.
Son muchos los españoles que no comprenden nada de lo que sucede,
porque intentan juzgarlo bajo la óptica de la realidad y el sentido
común, pero también son muchos los que entran en el juego y aceptan
su papel de pérfidos en la leyenda. Y es precisamente esta actitud
la que ha promovido una situación como la actual cuyos indicios nos
hacen prever un desenlace irreversible.
Deberíamos reconocerles a los dirigentes catalanes en el ámbito de
la política, la cultura y los medios de comunicación, una astucia
magistral para alcanzar sus objetivos frente al Estado. En las
últimas décadas han conseguido acomplejar a un buen número de
españoles como responsables de coacciones a su libertad y sus
derechos étnicos. No es nada nuevo, desde los tiempos de Cambó
subsiste un perseverante entrenamiento en esta disciplina. No
obstante, era imprevisible que todos los gobiernos de la democracia
sucumbieran a la retorcida estratagema con un insólito olvido del
pasado. El resultado de tal ignorancia está a la vista; el complejo
de culpabilidad ha fluctuado siempre en el momento de tomar
decisiones de Estado, incluso ante manifiestos chantajes, no fuera
caso que lesionáramos los sentimientos del territorio oprimido.
Obviamente, a medida que pasaban los años las responsabilidades de
los gobiernos eran mayores pues mayor era el descaro de los
dirigentes regionales. Desde el taimado Pujol, nombrado entonces
«español del año» hasta el actual presidente regional que se permite
órdagos retadores, han transcurrido cerca de 30 años. Durante este
tiempo, mientras España miraba a otra parte o incluso alentaba los
derechos históricos de la fábula, dos generaciones de catalanes han
sido aleccionadas en el odio a lo español.
Quizás ahora ya es muy tarde para contrarrestar el poder de la
ficción. Está demasiado extendida y todos sabemos que se trata de
una fuerza avasalladora con la cual muchas religiones han dominado
el planeta. ¿Cómo recomponer la trama de afectos mínima e
imprescindible para vivir lealmente bajo el nombre de una nación?
¿Cómo desvanecer los ensueños de territorio mítico cuyo perpetuo
enemigo pretende su desaparición? La muchedumbre de sonámbulos
avanza hacia el abismo clamando consignas y enarbolando estandartes
de pretendida libertad. Es lógico, pues nadie desea despertar a la
realidad cuando ésta significa angustia, congoja, dudas o
sacrificios.
Los agentes propagadores del quimérico somnífero son muchos y
diversos. Los más ostentosos son los chicos de Esquerra que a pesar
de su torpeza, por lo menos han funcionado a cara descubierta. Sin
embargo, la distribución más eficaz ha corrido a cargo de los
agentes dobles de CiU, PSC, ICV, con la aquiescencia del PP en los
últimos tiempos. Me refiero siempre a la distribución pero no a la
elaboración. Proporcionarle forma al engendro ha sido una labor
eficazmente realizada por la totalidad de los medios catalanes a los
que se ha subvencionado a cambio de elaborar una realidad
inexistente favorable al empeño separador. Un ensueño de chicha y
nabo apoyado en la inducción al sentimiento paranoico contra Madrid
que de forma tan fácil, rentable y eficaz, penetra en el ciudadano
predispuesto.
En este caso, los medios han sido algo más que simples mercenarios
publicistas de un régimen porque sin esta falsificada realidad nada
hubiera sobrepasado los delirios de unos grupúsculos. Bien es cierto
que el éxito se ha producido por una conjunción de acontecimientos
pues parece imposible conseguir, en un contexto democrático, la
unión de todos los medios, ya sean públicos o privados, con un solo
objetivo. En este sentido, no debemos olvidar algún hecho revelador
como la famosa editorial conjunta, la cual vino a demostrar su
predisposición al totalitarismo en cuestiones identitarias. Este
poderío absoluto de los medios no sólo ha promovido una ficción
cursi y xenofóbica sino que ha provocado el silencio de una mayoría,
cuyo pensamiento se halla al margen de las fantasías étnicas, pero
que permanece atemorizada al encontrarse desatendida ante la actitud
de los gobiernos de la nación.
En el futuro, quizás dentro de pocos o muchos años, mi condición de
dramaturgo me hace prever un macroproceso cuyo título podría ser El
juicio de Núremberg-Ripoll. Allí los propios catalanes juzgarán las
responsabilidades por haber transformado en territorio anodino,
pedestre y resentido, lo que un día fue un lugar bello y agradable,
repleto de gente sensata y educada, con un notable sentido cívico.
Un lugar donde el sarcasmo y un grado soportable de chifladura llegó
a producir genios como Josep Pla y Salvador Dalí, relegados hoy por
la inteligencia cultural como desafectos al régimen. Es posible que
el juicio tenga que ser simbólico y sólo en efigie de los acusados
debido al tiempo transcurrido, pero como la vida es pendular no
duden que esta catarsis llegará. Después, lo de siempre, demoler
monumentos, cambiar nombres de calles, plazas, estadios…
En cualquier caso, buscando el lado positivo de la adversidad, me
veo por fin como español en la tierra que nací gracias al pasaporte
que me expedirá la futura embajada española de Barcelona. Una vejez
como minoría protegida.
Albert Boadella es dramaturgo y director de los Teatros del Canal.
Intervención de Pedro Gómez de la Serna el 26/09/2012, respondiendo
a CiU y ERC en las Cortes.
RESTITUCION DERECHOS HISTORICOS DE CATALUÑA
Pedro Gómez de la Serna, Internet 26 Septiembre 2012
La verdad, señorías, es que, al margen de la ideología de cada cual,
después de escuchar los disparates que hemos escuchado hoy aquí, a
uno no le extraña que el 51% de los catalanes se abstuvieran en el
referéndum del Estatuto, y que el 5% votara en blanco.
A base de intervenciones como las que se ha escuchado hoy en esta
sala, están Uds. logrando lo que no consiguió el general Franco a lo
largo de sus 40 años de dictadura: la desafección de los catalanes
de la vida política. Unos catalanes que acabarán siendo
independientes, sí, pero de la política. Están Uds. alumbrando, en
expresión de Josep María Colomer, un nuevo tipo de ciudadano cada
vez más alejado, mentalmente, vitalmente, sociológicamente,
anímicamente, de la política y de la res pública. Un catalán
secesionado de la política.
Después de 30 años de gobierno nacionalista o con participación
nacionalista en Cataluña, puede decirse que el nacionalismo catalán
en su conjunto, como proyecto de sociedad, ha fracasado. Y han
fracasado porque treinta años después, han conducido, entre unos y
otros, a Cataluña a un callejón sin salida de enfrentamiento, de
división y de ruptura. Entre unos y otros, han conducido a Cataluña
hacia una de las crisis más graves de su Historia, en términos
políticos, institucionales, económicos, y muy probablemente también,
en términos sociales. Y como única respuesta, han buscado Uds. un
enemigo exterior, un chivo expiatorio: la culpa es de España. Crean
la crisis, y después pretenden taparla creando una crisis todavía
mayor.
Pero vayamos por partes.
1.- Piden Uds. en primer lugar, algo insólito, que deroguemos los
Decreto de Nueva Planta. Yo creo que los ciudadanos merecen un
mínimo de rigor y un máximo de respeto. No se puede derogar lo que
no está en vigor. Yo soy diputado por Segovia. Su iniciativa es como
si yo trajera a esta Cámara la derogación del Fuero de Sepúlveda ¿Y
por qué no proponen también que estas Cortes se dediquen a derogar,
no sé, pongo por caso, el Código de Justiniano, la Novísima
Recopilación, las Pandectas, Las Partidas o cualquier cuerpo
legislativo histórico de España? Su propuesta no es sólo
extemporánea, porque llegan Uds con 300 años de retraso, sino
también excéntrica. No conozco a nadie, salvo Uds., que mantenga que
los Decretos de Nueva Planta estén en vigor….Es insólito. Es
ridículo y es una tomadura de pelo a la Cámara.
2.- Hablan Uds. en su PNL de una supuesta soberanía de Cataluña
suprimida por Felipe V. Y yo, antes de entrar en materia, me
pregunto: ¿Les parece normal, con la que está cayendo, que esta
Cámara se dedique a hablar de Felipe V o de Carlos II el Hechizado y
de sus disposiciones testamentarias? Pobre Cataluña, si tuviera que
debatirse únicamente entre la fatiga de unos y el hechizo de otros…
Sean honestos: no mientan a la gente: Cataluña no fue nunca
soberana. Han construido Uds. un relato falso. Han engañado Uds. a
los catalanes. Cataluña jamás existió como nación –un concepto aún
no vigente- ni como Estado. En 1700 Cataluña era un Principado, sí,
un territorio con instituciones propias, sí, pero integrado en la
Corona de Aragón y en consecuencia en España. Pero ni era un Estado
soberano ni era una nación. Las Cortes eran estamentales y como
tales no representaban soberanía nacional o popular alguna –estamos
antes de la revolución francesa- sin a los tres estados: el clero,
la nobleza y tercer estado. Tampoco existía una opinión pública
catalana, porque la opinión pública como tal no surge sino hasta
finales del XVIII, como todo el mundo sabe. La Nueva Planta fue, en
opinión de Vicens Vives –nada sospechoso de anticatalanismo- “un
desescombro que obligó a los catalanes a mirar hacia el porvenir”;
algo que comparte Ferrán Soldevilla cuando dice que dieron lugar al
resurgimiento económico de Cataluña; por cierto que ya Mercader y
Voltes pusieron de relieve la catalanidad de los gestores de la
Nueva Planta. No voy a entrar en mayor debate. Cito sólo a cuatro
historiadores catalanes de indudable prestigio. Le recomiendo su
lectura. Léalos, y sabrá, entre otras cosas, que aquella no fue una
guerra de secesión sino de sucesión. Léalos y sabrá que el mayor
valedor del archiduque de Austria frente al borbón fue el almirante
de Castilla. Léalos y sabrá que la realidad fue mucho más compleja
de lo usted dibuja. Léalos y sabrá que el austracismo catalán no fue
inmediato; hasta el punto que, con motivo de la boda de Felipe V en
Barcelona, se produjo una eclosión de panegíricos catalanes como los
de Joan Bac o Raimundo Costa. Nadie cuestionó la legitimidad de
Felipe V en Cataluña hasta que en 1703 emerge la alianza
internacional antifrancesa y pro austriaca. Los actores españoles no
fueron más que actores sucursalizados de las grandes alianzas
internacionales. Hacen Uds. también la afirmación de que Felipe V
incorpora Cataluña a Castilla mediante el derecho de conquista.
Primero, no la incorpora a Castilla. Segundo, saben perfectamente
que Barcelona fue inicialmente leal a Felipe V y que fue asediada
por una escuadra internacional anglo portuguesa dos veces: en 1704 y
el 1705, por cierto esta última vez lanzando nada menos que 6000
bombas sobre la ciudad, que cayó finalmente en manos austracistas.
Derecho de conquista. Repito: fue una guerra de sucesión, no de
secesión. Y lo que había en Cataluña no era un sentimiento
antiespañol, sino antifrancés. Ya lo dijo D. Rafael de Casanova:
“Por nosotros y por la nación española peleamos”.
Lo que querían los catalanes era movilizar a toda España contra el
candidato francés, es decir, liderar España, el mismo propósito de
Cambó, algo a lo que Uds., los nacionalistas, han renunciado. Y han
renunciado porque al nacionalismo siempre le falta ambición de país,
y porque el nacionalismo consiste en querer tener cada vez más poder
en un lugar cada vez menos poderoso: en otras palabras, mandar cada
vez más sobre cada vez menos. Y esa falta de ambición y de
proyección, ese no incorporarse al liderazgo del proyecto español,
es lo que les lleva, a Uds y a Cataluña, al colapso.
Y fue un catalán, D. Ramón Lázaro Dou, un ilustrado catalán
precursor de la Renaixenxa y diputado en Cádiz, quien glosó los
Decretos de Nueva Planta por haber acabado con las jurisdicciones
patrimoniales y la única instancia en las condenas de muerte y por
la prohibición de las multitudes armadas para perseguir a los
delincuentes. No seré yo quien defienda a Felipe V, pero sí se digo
que la historia es mucho más compleja que el mito, señor Bosch. Y es
más compleja también que la mentira. Y claro, cuando uno parte de
premisas falsas llega a conclusiones erróneas. No es una historia
infantil de buenos y malos. Es una historia de hombres, con luces y
con sombras.
3.- Hablan Uds. del derecho de autodeterminación. Cataluña nunca fue
soberana. Tampoco ahora lo es. No es sujeto de derecho
internacional. No es sujeto constituyente. No tiene poder
constituyente. Hablar de autodeterminación en España es hablar de
ruptura. De ruptura constitucional y de ruptura de la convivencia. Y
no tenga ninguna duda de que el modelo constitucional tiene
mecanismos para garantizar la convivencia, la paz, y la unidad. Y
que el Estado garantizará la vigencia del artículo 2 de nuestra
Constitución, que se fundamenta en la indisoluble unidad de la
Nación española. Yo les pediría que dejaran de jugar de una vez con
el futuro de Cataluña. Con el pasado, con el presente, con el
porvenir de los catalanes. No tienen Uds ningún derecho, ninguno, a
crearle a la gente más problemas de los que ya tiene. No tienen Uds
ningún derecho, ninguno, a meter a los catalanes en la tempestad de
la secesión. No tienen Uds ningún derecho, ninguno, a jugar con la
convivencia en Cataluña. Ya en el tripartito se les hundió el
Carmel. No hundan ahora Cataluña entera.
4.- Luego plantean Uds. con el manido asunto del expolio de
Cataluña. Como la manipulación de la lengua no les ha servido como
instrumento de ruptura y ha chocado con no pocos estratos de
población, han acudido entonces a la manipulación de la economía,
que sí llega a todos los estratos, como instrumento de ruptura. Otra
salida en falso otra huida hacia ninguna parte, otra manipulación.
En primer lugar, no tributan los territorios, tributan las personas.
En segundo lugar, con la misma justificación podrían hablar los
madrileños de expolio porque, si se trata de territorios, estamos
por delante Uds. En tercer lugar, por idéntica razón los habitantes
de Gerona podrían sentirse expoliados por los demás catalanes,
porque le recuerdo que Gerona es la provincia de más renta per
cápita de Cataluña.
En cuarto lugar, desgraciadamente, no todo el dinero recaudado en
Cataluña redunda en beneficio de los catalanes: ya; ya se ocupan
algunos cuando están en el poder de que eso no ocurra: caso Millet,
Santa Coloma, Prenafeta, ITV, el contrabando de tabaco del conseller
de ERC, las cartas de extorsión a los trabajadores de la Generalitat
pidiéndoles un porcentaje de su salario para ERC –por cierto que el
Sr. Vendrell fue luego ascendido a Consejero- los sueldos
exorbitantes de los Presidentes de las Diputaciones que Uds,
controlaban –Lérida y Gerona- las colocaciones de ex políticos en
empresas del sector público catalán, los gastos desorbitantes para
tunear vehículos oficiales …todo muy ejemplar: Si Rafael Casanova
levantara la cabeza…y viera lo que hacen Uds en nombre de Cataluña…y
viera cómo han dilapidado Uds. aquél enorme patrimonio de la
Transición que era el antiguo liderazgo catalán de una nación de 40
millones de habitantes, con sus mercados, con sus relaciones
internacionales, cuarta economía de la zona euro, … Si levantara la
cabeza y se preguntara: ¿El expolio? Con toda probabilidad les
contestaría: El expolio de Cataluña son Uds.
Uds. incrementan la deuda en un 200% y ante la deuda piden Uds la
independencia. Independencia, ¿para qué? ¿para endeudar todavía más
a los catalanes?¿Para aislarles del mundo? ¿Independencia para ser
una especie de rara avis entre los no alineados? ¿Independencia para
arruinar a los catalanes? ¿Han calculado Uds., antes de jugar con
este fuego, cuántas empresas saldrían de Cataluña? ¿Cuántas
multinacionales europeas sacarían sus plantas de allá? ¿Cuántas
grandes empresas catalanas deslocalizarían sus activos, sus sedes,
de un territorio aislado del mundo? ¿Han calculado Uds. el coste que
esto tendría en la mediana y pequeña empresa de Cataluña, muchas
veces auxiliares de las anteriores? ¿Han calculado el ingente paro
que generaría la independencia? Hagan números, y después pídanle a
la gente que sacrifique su hacienda, su trabajo, su bienestar, el
futuro de sus hijos, en el altar de un delirio secesionista.
Si Cataluña se independiza, ¿con qué dinero van a pagar las
pensiones? ¿Con que dinero van a pagar el desempleo de los
catalanes? ¿en qué mercados van a vender sus productos y con qué
aranceles? ¿Cómo van a pagar su deuda? . Digan a la gente el
verdadero coste de la independencia: un descalabro en términos de
generación de riqueza y de pib per cápita que les situaría por
debajo de cualquier territorio o comunidad de España.
Digan la verdad a la gente antes de jugar con el futuro de los
catalanes. Con su hoja de ruta llevarán a los catalanes a la
bancarrota y provocarán el derrumbe del estado de bienestar. Ni
Montenegro ni Islandia: Chipre, Grecia o Padania. Sigan Uds. así,
que las agencias de calificación ya han tomado buena nota y han
bajado su bono al nivel de bono basura…
Y hagan Uds. cuentas también en el ámbito de la democracia y de la
política, porque la Constitución española se reafirmó como
Constitución catalana con el respaldo del 90,3% de los catalanes.
Algo muy difícilmente superable, en términos de legitimidad
democrática, se pongan Uds. como se pongan y saquen a la calle al
número de personas que quieran sacar a la calle.
Muchas gracias
Economía
El Gobierno ofrecerá a Bruselas la unidad
de mercado como la próxima gran reforma
Pondrá fecha también a la liberalización de los servicios
profesionales que exige la CE
y. gómez / E. serbeto / madrid ABC
26 Septiembre 2012
Rajoy anuncia reformas en el Estado autonómico para lograr la unidad
de mercado
El Gobierno de Mariano Rajoy ha cumplido buena parte de los deberes
que le puso Bruselas el pasado mes de mayo. Pero todavía tiene
tareas pendientes, y son estas reformas, o buena parte de ellas, las
que abordará el Consejo de Ministros mañana, junto con los
Presupuestos. El objetivo es presentar al Eurogrupo del próximo 8 de
octubre un calendario concreto para la aprobación de las próximas
reformas.
Una de las normas de mayor trascendencia que exige Europa es la de
la unidad de mercado. Se trata de derogar buena parte de la
legislación autonómica, local e incluso estatal que provoca que una
empresa tenga que cumplir normativas distintas dependiendo de la
región en la que se instale, aumentando sus costes y mermando
considerablemente su competitividad.
De hecho, según un informe de la CEOE, esta maraña legislativa le
cuesta unos 45.000 millones de euros a la economía española cada
año. Hay inversiones y negocios que dejan de instalarse por este
enorme coste. El objetivo es que vuelva a haber normas comunes en
toda España para abrir negocios, etiquetar productos, y un largo
etcétera de exigencias a las que se enfrentan cada día las empresas.
Y hay modelos a seguir. Comercio estudia el de Canadá y el de
Alemania para implantarlo en España.
El Ejecutivo avanzará también en la polémica liberalización de los
servicios profesionales, aunque sin acabar con la colegiación
obligatoria.
Junto a estas dos normas y las que ya se han puesto sobre la mesa,
como la reforma educativa, que era otro de los requisitos, la
relación de las exigenciasde la Comisión Europea como lista de las
condiciones para que el BCE intervenga en el mercado secundario de
la deuda incluye esencialmente los aspectos más relevantes de sus
últimas recomendaciones. Según fuentes de la Comisión, en sus
reuniones con el Gobierno sus expertos solamente insisten en los
objetivos, pero dejan a las autoridades españolas la determinación
de las fórmulas y los medios mas adecuados para cumplirlos, aunque
además exigen fechas concretas para hacerlo.
A la Comisión le preocupa mucho que se no se pongan en marcha
políticas activas de empleo, y aunque no dice exactamente si se
deben introducir mecanismos coercitivos en el subsidio de desempleo
para favorecer la búsqueda de trabajo, fuentes europeas insisten en
que consideran que las reformas deben ir en esa dirección.
Igualmente en lo que se refiere a la desvinculación de los convenios
colectivos y el salario a las variaciones del IPC, y sugieren
también llevar a cabo una «estricta evaluación» de los efectos de la
reforma laboral por si hubiera que hacer modificaciones.
Otras de las recomendaciones que ha puesto la Comisión sobre la mesa
es la orientación de las infraestructuras existentes al principio de
«paga el usuario», que es como decir que se instauren peajes.
La lista de las condiciones de Bruselas
Empleo
Bruselas quiere políticas activas de empleo que rompan las
estadisticas del paro. Reforma educativa y evaluación permanente de
la reforma laboral.
Mercado y peajes
Recuperar la unidad de mercado es necesario para poner en marcha la
nueva economía digital. Las infraestructuras deben ser financiadas
por los usuarios con peajes.
Recortes y ahorros
Para el presupuesto del 2012, propone más recortes en sanidad y
educación y ahorro en la racionalización de la administración
eliminando duplicidades.
******************* Sección "bilingüe"
***********************
Mas deja sin argumentos a quienes, lejos de Cataluña,
defienden a Cataluña
Jesús Cacho www.vozpopuli.com
26 Septiembre 2012
Dice un antiguo proverbio que los pueblos que olvidan su historia
están condenados a repetirla, afirmación que en el caso de Cataluña
es más evidente que nunca a la luz de lo ocurrido ayer en el
Parlamento regional, donde el presidente Artur Mas anunció la
convocatoria de elecciones anticipadas para el próximo 25 de
noviembre, una consulta que claramente hay que entender como un
plebiscito planteado a los ciudadanos catalanes a favor de la
independencia y que hace innecesario, por redundante, el referéndum
del que se había venido hablando en las últimas semanas. Nada de
medias tintas: si los votos de los partidos que defienden la
independentista suman la mayoría el 25-N, como hoy parece evidente,
¿para qué andarse con sutilezas y medias tintas?
Urgido por la imposibilidad –al haber perdido el apoyo del PP
catalán- de presentar un proyecto de Presupuestos regionales para
2013; agobiado por una quiebra financiera que le ha forzado a pedir
5.000 millones de euros adelantados al odioso Gobierno de Madrid, y
asustado por el malestar social causado por los recortes impuestos
por la crisis, el Gobierno de Mas, con el aliento en el cogote de la
dinastía Pujol, con un don Jordi a la cabeza que aspira a presidir
el panteón de los hombres ilustres, la columnata de los héroes de
Cataluña con Casanovas, Maciá, Companys y otros adalides del
catalanismo, ha decidido envolverse en la senyera para hacer olvidar
su fracaso, embarcándose en un viaje a ninguna parte que, además de
suponer un monumento al dogmatismo y la intransigencia, reclama un
descaro, una desvergüenza y una falta de pudor que sobrepasa todos
los límites conocidos hasta ahora.
Parece que CiU y Mas han decidido jugárselo todo a la carta de una
independencia imposible
Sumida España en una crisis de proporciones desconocidas, los
nacionalistas catalanes han optado por aparcar el seny en el baúl de
los recuerdos para entregarse a un juego tan peligroso como
incierto. Es el triunfo de la táctica del “cuando peor, mejor”. La
irresponsabilidad de este movimiento quedó ayer meridianamente clara
a lo largo y ancho del discurso del president. Lejos de nosotros la
prudencia del gobernante responsable, vino a decir, llamado a
minimizar los problemas en lugar de ampliarlos: “En momentos
excepcionales, hay que tomar decisiones excepcionales” (…) “No son
tiempos de comodidad institucional. Son tiempos de jugársela”. Y, en
efecto, parece que CiU y Mas han decidido jugárselo todo a una
carta, la carta de una independencia imposible que para verse
coronada por el éxito necesitaría no solo del derribo de la
Constitución del 78, que por supuesto, sino de la renuncia del
pueblo español en su conjunto a defender su herencia cultural y la
integridad territorial de la Nación.
Es evidente que el señor Mas y el ala más radical de CiU han
conseguido vender su “mercancía de agravios” a una parte
considerable de los ciudadanos catalanes. Cuando los sentimientos
sustituyen a los argumentos y la emoción a la razón, como es el
caso, cualquier demagogo populista con el freudiano superyo
reforzado es capaz de embarcar a un pueblo entero en aventuras cuyo
final suele terminar en la estación del dolor y el sufrimiento. El
siglo XX está lleno de ejemplos de este tipo. Obligados, pues, a
repetir la Historia. El mismo 14 de abril de 1931 en que Alfonso
XIII -¡un acierto el viaje del Rey Juan Carlos a Barcelona para
verse con Mas, precisamente el día que Mas oficializaba su envite a
la nación española!- abandonaba Madrid camino de Cartagena y se
proclamaba la Segunda República, Francés Maciá, líder de una
Esquerra Republicana entonces triunfante, anunciaba solemne
(“¡Catalanes! Interpretando el sentimiento y los anhelos del pueblo
que nos acaba de dar su voto…”) el nacimiento de la “República
Catalana como Estado integrado en la Federación Ibérica”. El proceso
culminaría un 6 de octubre de 1934, con Lluís Companys proclamando
desde el balcón de la Generalidad el “l'Estat Català de la República
Federal Espanyola”. El final del episodio es de sobra conocido.
Asombra que la burguesía catalana se embarcarque en este periplo que
en modo alguno puede terminar bien
Asombra que 80 años después, en una España que en nada se parece a
aquel país económicamente pobre y culturalmente inane –minorías
sonoras aparte- que caracterizó nuestra primera mitad del siglo
pasado, una Cataluña rica en una España desarrollada; una España
integrada en un proyecto supranacional que día a día va reduciendo
los perfiles de los viejos Estado-nación a cuenta de las constantes
cesiones de soberanía, y una Europa sometida a las tormentas del
mundo globalizado de hoy, asombra, digo, que la burguesía catalana
sea capaz de embarcarse en este periplo enloquecido que en modo
alguno puede terminar bien, a menos que, como antes se dijo, el
resto del país, con su clase política a la cabeza (habrá que verlo,
porque ayer el Gobierno Rajoy volvió a hacer mutis por el foro),
abdique de su obligación moral, que no es otra que defender la
Constitución que votamos todos, incluidos los ciudadanos catalanes.
La importancia de focalizar bien al “enemigo”
Factor esencial en el éxito de esa “venta de agravios” ha sido
focalizar al enemigo común, al supuesto responsable de las
dificultades y penurias de Cataluña, que no es otro, obvio, que el
Estado español, el Gobierno de Madrid. Ninguna culpa para el
derroche, la corrupción y el sectarismo de un nacionalismo capaz de
poner en fuga al capital extranjero más sensato. El tripartito
heredó una deuda de 10.000 millones que, menos de ocho años después,
había engordado hasta casi 38.000. El tripartito lo presidió el PSC
y lo apuntaló esa ERC que, con dinero público, se dedicó activamente
a pregonar por pueblos y comarcas de la Cataluña profunda la buena
nueva de la independencia redentora, mientras Montilla en Barcelona
y Zapatero en Madrid miraban hacia otro lado. En el éxito de esa
“venta de agravios” ha resultado fundamental, en fin, la labor de
intoxicación de los medios de comunicación catalanes, cuyo
adelantado es ahora “La Vanguardia”, antes “La Vanguardia Española”,
ahora y antes propiedad de Javier Godó, conde de Godó, Grande de
España por la gracia de Juan Carlos I Rey, y siempre fuertemente
subvencionada, como el resto de medios catalanes, por la
Generalitat.
Conscientes de que todos terminaremos pagando por tanto dislate,
solo podemos apelar al cumplimiento de la Constitución.
Quienes siempre hemos criticado el llamado “café para todos” que
tras la muerte de Franco pretendió igualar las aspiraciones
históricas hacia el autogobierno de Cataluña y el País Vasco con
CCAA tan artificiales, por muy dignas de respeto que puedan hoy
parecernos, como La Rioja, Cantabria y tantas otras; quienes siempre
hemos defendido la necesidad de dar un cauce democrático, desde
luego distinto y distintivo, a aquellas aspiraciones; quienes
siempre hemos propugnado el diálogo y la creación de puentes cada
vez más sólidos entre Cataluña y el resto de España, convencidos de
que no todas las culpas estaban más allá del Ebro; quienes hemos
participado de esa corriente de opinión, repito, nos hemos quedado
sin argumentos tras el puñetazo en la mesa protagonizado ayer por
Artur Mas. Nos rendimos a la evidencia: la demagogia se ha impuesto
a la razón; la rauxa a la prudencia, el aventurerismo al sentido
común. Conscientes de que todos terminaremos pagando un precio por
tanto dislate, solo podemos apelar al cumplimiento de la
Constitución.
Para terminar, y sin ánimo de cabrear a nadie, he aquí una
transcripción literal de la respuesta que, en el debate electoral
celebrado el 25 de febrero de 2008 ante las cámaras de TVE entre
Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, regurgitó el de León a preguntas
del gallego: “Nosotros creemos en el Estado de las Autonomías y
estamos convencidos de que ha sido muy bueno para el bienestar de
España, porque favorece la libertad eliminando el centralismo.
Ustedes siempre han ido a rastras con el Estado de las Autonomías, y
menuda la que han montado con el Estatuto de Cataluña, crispando,
trasladando a todas las CCAA que se rompe España, lo cual era
radicalmente falso, cizañando con el tema del catalán… Hemos hecho
reformas en los Estatutos para mejorar el autogobierno, y en este
periodo hemos vivido más cooperación y menos conflictividad ante el
Constitucional que en cualquiera de sus 8 años de Gobierno. Tienen
una gran desfachatez: han sembrado discordia entre los ciudadanos y
especialmente con el Estatuto de Cataluña. La que han liado con la
enseñanza del castellano es la misma que hace 20 años… (…) Por eso,
señor Rajoy, su apocalipsis, que es lo que ha hecho en estos cuatro
años, parece que se retrasa en la historia: ni España se rompe, ni
Navarra ha sido entregada a ETA, ni Cataluña está en un proceso de
secesión; más bien está más unida, porque ahora hay ya alta
velocidad…” ¡Cuántas cosas tiene España que agradecer al PSOE…!
Órdago catalán: entre la quimera y el pacto fiscal
Javier López www.elsemanaldigital.com
26 Septiembre 2012
Artur Mas acaricia el sueño de que una España extremadamente
debilitada acabe aceptando a una Cataluña independiente y además
integrada en el Euro. Esa es su quimera.
Hoy nos duele España más que nunca a los que la queremos entera.
Decía Albert Camus (y en esto tenía razón el francés) que amaba
demasiado a su país como para ser nacionalista. A los que amamos a
España nos duele verla hecha girones. El desafío que los pequeños
nacionalismos identitarios plantean ahora a la realidad histórica de
España era una de las salidas previsibles desde el día y la hora en
que se configuró el Estado autonómico, el café para todos. De una
parte había buena voluntad, espíritu de encuentro y concordia
nacional. De la otra, deslealtad. El problema no es el modo de
configurar el Estado sino la intención que anima a los que deben
sostener la estructura.
El órdago a la estructura del Estado es evidente en Cataluña. La
mecha está encendida. Artur Mas está convencido de que existe un
respaldo mayoritario a sus intenciones. Por eso ha decidido
adelantar las elecciones. La estrategia del gobierno catalán es un
modelo de independencia a plazos, y lo que se ha conseguido ahora es
fundamental: poner a la calle en ebullición y silenciar a la
disidencia, conseguir que los cantos en favor de la independencia
resuenen con fuerza en los campos de fútbol y que la bandera
independentista se coloque en los campanarios de las iglesias.
Exactamente eso: nacionalismo de campanario en un mundo que si no
quiere explosionar debe caminar hacia los grandes bloques
geopolíticos. Un contrasentido.
Sin embargo, el nacionalismo catalán ha vendido bien su producto y
hasta lo ha revestido de modernidad. Ha conseguido también hacer
dimitir de su legítima catalanidad a los ciudadanos que gustosamente
se siente además de catalanes españoles. Mariano Rajoy con grandes
dosis de buena voluntad dice que es posible llegar a "puntos de
encuentro". Nada que objetar. Se puede hablar de financiación
autonómica, también de redefinición del Estado. ¿Por qué no?. Lo
malo es que cuando lo que anima a la otra parte es la deslealtad y
el victimismo "los puntos de encuentro" suelen acabar siendo un
escalón sobre el que seguir ascendiendo hacia la secesión. ¿ O es
que no fue un solemne punto de encuentro el Estado de las autonomías
consagrado en la Constitución?
La Diada del pasado 11 de septiembre es el punto de partida del
órdago planteado al Estado por el nacionalismo catalán Pero, ¿desde
cuando una manifestación, por multitudinaria que sea, -y lo fue la
del pasado 11 de septiembre-, es la referencia para iniciar una
negociación encaminada a la secesión o el pacto fiscal como escalón
intermedio?
En los primeros años ochenta con motivo del aniversario de la muerte
de Francisco Franco se congregaban en Madrid multitudes de personas.
¿Quería eso decir que el pueblo español reclamaba una vuelta al
sistema anterior?. Evidentemente no. Luego, en los procesos
electorales, la gran mayoría de las personas que acudían a ese acto
daban su voto a la Alianza Popular de Manuel Fraga, un partido
integrado en el sistema democrático. ¿Quiere Artur Mas la
independencia ahora? De momento quiere más dinero, y pocas
condiciones. Y para eso está manipulando los sentimientos de los que
le votan.
Una Cataluña en quiebra económica está echando un órdago al Estado
de incalculables consecuencias. Los socialistas con una visión
absolutamente cortoplacista reclaman ya el Estado federal, solamente
para no tensar la cuerda con el PSC y su necesidad de recabar votos
entre el nacionalismo en los próximos comicios catalanes. Como en el
País Vasco, en Cataluña el PP se encuentra en solitario defendiendo
el proyecto constitucional. Desde el exterior nos miran atónitos, y
eso es malo, muy malo, para nosotros. No es un futurible descartable
que esta crisis económica termine en una España deshilachada,
desfigurada, irreconocible en su proyecto moderno iniciado con la
Constitución de 1978.
No son suficientes los muros de contención montados a base de
apelaciones a la Constitución. El nacionalismo catalán, en un
ejercicio de deslealtad llevado hasta sus últimas consecuencias, ha
afilado sus uñas hasta el máximo extremo justo en el momento, –no de
agachar la cabeza-, pero sí de afinar los mecanismos de solidaridad
entre todos los españoles. La Generalitat necesita 5.000 millones
para pagar servicios de primera necesidad, y es precisamente ahora
cuando activa el victimismo, el sentimiento catalán fabricado con
mimo en escuelas, fundaciones, televisiones públicas y costosas
embajadas.
El tamaño de la mezquindad es difícilmente superable. Artur Mas ha
conseguido que la indignación de los catalanes contra un gobierno
despilfarrador (desde el Tripartito hasta CiU) ocupado en proyectos
identitarios y despreocupado de las necesidades básicas de los
catalanes haya derivado en un sentimiento antiespañol sin
precedentes.
La actitud del nacionalismo catalán es inequívoca, y como ocurre con
todos los nacionalismos, en los momentos decisivos hacen piña y se
difuminan los matices entre moderados y radicales. Y así vimos en la
ya celebre "marcha de afirmación catalana" del 11 de septiembre a
Josep Antoni Duran i Lleida, la supuesta voz del nacionalismo
moderado, en el que algunos siguen poniendo sus esperanzas de
encontrar un catalanismo amable y comprometido con España. ¿Es eso
posible?
Desafío secesionista
¿Massachusetts o Kosovo?
Eduardo Goligorsky Libertad Digital
26 Septiembre 2012
El presidente de la Generalitat de Cataluña, Artur Mas, convocó a
los empresarios de su comunidad para exhortarlos a orientar sus
exportaciones fuera del mercado español. ¿Hacia dónde? Si se
produjera la muy cacareada ruptura con España, también se cerrarían
automáticamente las barreras aduaneras con Europa. Este es un
justificado temor que los secesionistas se esfuerzan por disipar con
mentiras flagrantes.
Un desvarío impresentable
Jordi Barbeta tergiversa la realidad en el somatén mediático (La
Vanguardia, 16/9):
En CiU no hacen ninguna mella las amenazas sobre la expulsión de la
Unión Europea de una eventual Catalunya soberana puesto que no está
previsto en el Tratado y si el proceso se desarrolla con todas las
garantías democráticas sería impensable dejar fuera "al primer país
de la Península Ibérica que formó parte del imperio carolingio".
Vaya desvarío impresentable. Nadie amenaza con expulsar a nadie.
Sencillamente se trata de que si una región se escinde de un Estado
miembro de la Unión, se autoexcluye de esta. Sin contar con que un
proceso estimulado y controlado por los centros de poder y jaleado
por las soflamas de los medios de comunicación que dichos centros
dirigen o subvencionan tiene más puntos de contacto con los
tinglados chavistas o kirchneristas que con las garantías
democráticas. En fin, la apelación al imperio carolingio revela en
qué etapa de la historia han plantado sus argumentos estos
reaccionarios de pura cepa. Añoran también al depredador Roger de
Flor y sus mercenarios almogávares, y al rey expansionista Jaime I,
todos los cuales figuran en el callejero de Barcelona.
Si leyera el diario que él mismo pilota, Barbeta se habría enterado
de lo que sigue (LV, 12/9):
¿Cómo afrontaría la Comisión Europea la secesión de una región de
uno de los actuales socios de la UE? "Los tratados no contienen
ninguna provisión al respecto", aclaró el portavoz, diferenciando
entre el proceso de secesión en sí, que se debe regir "por el
Derecho internacional", y la posible demanda de ingreso a la UE, que
se resolverá "según los tratados y sus disposiciones sobre la
adhesión". "Mientras tanto, esta nueva entidad no es parte de la UE"
y si quiere volver a formar parte de ella "tiene que pedir la
anexión", explicó el portavoz. El derecho comunitario prevé que la
demanda de ingreso del nuevo Estado deberá ser aprobada por
unanimidad por todos los países de la UE.
Por unanimidad. Más claro, imposible. Y mientras esperan esa
unanimidad, los empresarios y el resto de los ciudadanos catalanes
podrán copiar la paciencia de Kosovo, donde la aguardan desde hace
cuatro años y medio.
Una reseña disuasoria
Al somatén mediático se le coló (LV, 15/9) una reseña sobre la
situación de Kosovo que puede resultar disuasoria para más de un
ciudadano pensante:
Cuatro años y medio después de su declaración unilateral de
independencia, Kosovo sigue al margen de la Unión Europea y es el
país balcánico más retrasado en la negociación, hipotecada por el no
reconocimiento diplomático de cinco de los 27 Estados miembros:
España, Grecia, Chipre, Eslovaquia y Rumanía. Tampoco ha podido
ingresar en Naciones Unidas, gentileza de Rusia. Ni siquiera tiene
el consuelo del fútbol: ni la UEFA ni la FIFA han admitido a este
país cuyos mejores jugadores defienden las camisetas de Albania y
Suiza.(...) Kosovo vive bajo tutela internacional en un círculo
vicioso –sin normalización en la relación con Europa no hay
progreso, según la doctrina oficial que maquilla así vicios
autóctonos como la corrupción o el derroche de la asistencia
internacional.
¿Corrupción? ¿Derroche? El artículo "Oasis o cloaca", de Antonio
Robles, bastará para sembrar en el ciudadano pensante las dudas
acerca de la idoneidad de quienes pretenden monopolizar la llave de
la caja única, y la lectura de Música celestial. Del mal anomenat
cas Millet o cas Palau (Rosa dels Vents, 2012), de Manuel Trallero,
terminará de convencerlo de que es víctima de un montaje demagógico
que no lo llevará a Ítaca sino a un Kosovo ibérico.
Vergonzoso despilfarro
Queda el interrogante del derroche. Nada mejor que consultar a un
balcanizador militante, el economista Xavier Sala i Martín, quien,
con la intención de demostrar la viabilidad de una Cataluña
soberana, abrió, paradójicamente, las compuertas a una avalancha de
datos que disuadirá al ciudadano pensante de entregar la llave de la
caja única a los caciques de la tribu. Escribió Sala i Martín (LV,
2/9):
Desde 1997, primer año de la burbuja inmobiliaria, hasta el fin de
la era Pujol, la deuda de la Generalitat se mantuvo constante
alrededor de los 10.000 millones de euros. Pero entre el 2003 y el
2008 (gobierno de Pasqual Maragall y primeros años de José Montilla)
la deuda pasó de 10.900 a 15.776 millones. Eso fue un grave error,
porque el Govern tenía que haber visto que su recaudación dependía
de una burbuja que tarde o temprano tenía que explotar. Y al ser
temporales esos ingresos tenía que haberlos ahorrado para cuando
vinieran las vacas flacas. Pero no, en lugar de hacerlo, la
Generalitat los dilapidó e incluso aumentó su deuda en casi un 50 %:
aeropuertos e infraestructuras absurdas, Fòrum de les Cultures,
gasto sanitario descontrolado, altos cargos repletos de parientes y
afiliados del partido, estaciones de metro encargadas a los
arquitectos más caros del mundo y hasta algún conseller sostenible y
solidario diseñando su propio edificio de oficinas al estilo Feng
shui.
Todo este vergonzoso despilfarro siguió hasta que, naturalmente, la
burbuja explotó y llegó la recesión. Era la segunda mitad del 2008.
La recaudación fiscal cayó en picado, y como se siguió gastando como
si no pasara nada, la deuda pública se duplicó (repito, ¡duplicó!)
hasta alcanzar los 34.229 millones de euros en el 2010. Bravo, don
José.
Con Artur Mas llegaron los recortes... pero la deuda siguió subiendo
hasta los 42.000 millones (21 % del PIB) (...) Lección número uno:
el primer responsable de la deuda de la Generalitat es la propia
Generalitat y su dispendio descontrolado durante los años de la
burbuja.
Secesionista hasta la médula, Sala i Martín no menciona, entre el
"dispendio incontrolado", las pseudoembajadas y las subvenciones a
todo quisque que enarbole la estelada.
El núcleo duro
A pesar de todo, los ciudadanos pensantes tratan de frenar la
embestida fundamentalista. La élite de "unas 400 personas que nos
encontramos en todas partes" y que "coincidimos en muchas cosas"
(Fèlix Millet dixit) no es monolítica. Josep Ramoneda ve, alarmado,
cómo se resquebraja el frente radical (El País, 13/9):
Un sector muy importante de estas élites, las 25 o 30 personas que
forman el núcleo duro del poder económico, no están precisamente
entusiasmadas con lo que está pasando.
Este núcleo duro está compuesto por el empresariado que produce
bienes y riqueza para Cataluña como parte integrante de España y,
lógicamente, para sus propios bolsillos, por lo que no se siente
subordinado a los proyectos de la oligarquía parasitaria que
ambiciona apoderarse de la llave de la caja única. Y tampoco
acompaña las movilizaciones que sumergen al hombre-masa y lo
arrastran a la gestación del Kosovo ibérico. Así, el somatén
mediático tituló (LV, 16/9) que el empresariado catalán "apoya a Mas
para que consiga el pacto fiscal", sin arriesgar ni un euro por la
independencia; aclarando, a renglón seguido: "La gran empresa, el
mundo financiero y las multinacionales se muestran más críticos".
Que los talibanes de CiU y sus socios emulen a Kosovo, si tanto les
gusta la idea, pero los ciudadanos pensantes y productivos no están
por la labor.
Algunos periodistas veteranos del somatén mediático también están,
por lo visto, hartos de que el poder que los subvenciona les haga
comulgar con ruedas de molino. Lluís Foix advierte, sin
circunloquios (LV, 20/9):
Las pugnas entre Catalunya y España se me antojan como peleas
pequeñas, de barrio, porque donde se deciden y se debaten los
grandes temas es en Europa (...) Si España otorgara a Catalunya el
derecho a decidir sería insólito. Que no se cuente con ello. Donde
hay que trabajar es en Europa. Me parece una frivolidad política
admitir que en el proceso de creación de un Estado propio podamos
quedar un tiempo fuera de Europa. Con el frío que se pasa al raso.
Últimamente los talibanes se deshacen en falsos elogios a
Massachusetts. Massachusetts es una parte inseparable de Estados
Unidos, donde todos los ciudadanos comparten y respetan la
Constitución, las instituciones, los valores y la lengua comunes,
sin caprichos secesionistas. Kosovo es un detrito marginado de
Europa, semillero de mafias y caldero de corrupción. Se me ocurre
una buena pregunta para el hipotético referéndum: ¿Massachusetts o
Kosovo?
Plebiscito soberanista
EDITORIAL El Correo
26 Septiembre 2012
CiU se propone incrementar su hegemonía con unas elecciones marcadas
de antemano
El presidente de la Generalitat, Artur Mas, se dirigió ayer al
Parlamento de Cataluña para anunciar la convocatoria de unas
elecciones plebiscitarias en doble sentido: porque han sido
convocadas para ratificar en las urnas el auge soberanista y porque
persiguen incrementar el respaldo electoral de CiU hasta alcanzar la
mayoría absoluta. Parecería coherente que Mas proceda de este modo,
dado que el 'programa' que él y su partido defienden ahora nada
tiene que ver con la oferta electoral de 2010 ni con la política de
alianzas desplegada desde entonces, de entendimiento con el PP
catalán. Pero es precisamente esa drástica mutación lo que el
presidente de la Generalitat y de CiU intentó sortear imputando las
causas de su cambio de rumbo al rechazo del pacto fiscal por parte
de Rajoy y al «millón y medio» de catalanes que se manifestaron en
la Diada. Confiado en que los electores convergentes secundarán su
proyecto, Mas trata de arañar voto marcadamente independentista para
redondear su triunfo.
Al situar las causas de las graves dificultades financieras por las
que atraviesa la Generalitat en la «deslealtad» del Gobierno central
-tanto de Zapatero como de Rajoy- y en la herencia recibida del
'tripartito' Artur Mas no solo eludió toda responsabilidad anterior
en la conformación del «oasis catalán» por parte del pujolismo, sino
que se sacudió el fiasco político que supone convocar elecciones
cuando no se ha gobernado ni durante dos años. Mas expresó su deseo
y su confianza en que los «objetivos nacionales» de Cataluña serán
alcanzados durante la próxima legislatura. Él y la cúpula
pospujolista de su partido están convencidos de que al enarbolar un
programa maximalista a tan corto plazo quedan exentas de juicio
tanto su acción de gobierno como su actuación después del 25 de
noviembre. El aturdimiento que afecta al PSC, el ineludible
alineamiento de ERC con dicho programa y la difícil ubicación de ICV
entre la izquierda y el soberanismo convierten la campaña electoral
en una dialéctica polarizada entre CiU y el PP, entre Cataluña y
Madrid. Sobró el rictus de sacrificio personal con el que Mas
anunció que una vez alcanzadas sus metas no volverá a postularse
como candidato a la presidencia de Cataluña. Faltaron las
explicaciones sobre cómo va a solventar la Generalitat sus
insoslayables problemas de liquidez y deuda mientras se aventura por
una senda tan temeraria.
Mas, huida desesperada
El Editorial La Razón
26 Septiembre 2012
Artur Mas ha decidido adelantar las elecciones autonómicas catalanas
para el próximo 25 de noviembre, es decir, más de dos años antes de
agotar la legislatura. El anuncio ha venido precedido de una
tortuosa maniobra política, de un tinte descarnadamente
electoralista y cuyas consecuencias no traerán ningún beneficio a
Cataluña y por ende, al resto de España. Las razones aducidas por el
presidente de la Generalitat, que mezclan el supuesto clamor
independentista de la última Diada con la negativa del Gobierno a
cambiar la situación fiscal de Cataluña fuera del tiempo económico y
del espacio constitucional, son difíciles de justificar, incluso
para quienes sostienen que el Ejecutivo catalán, agobiado por las
deudas como otros muchos gobiernos autonómicos, ha sido maltratado
por ese ente llamado «Madrid». No. La estabilidad política de
Cataluña podía garantizarse con el acuerdo del Partido Popular, algo
que ya ocurría, y respecto a los desajustes económicos cabía
explorar todas las posibilidades del Fondo de Liquidez establecido
por el Gobierno. Pero, frente a una opción razonable, se ha elegido
la demagogia, que transfiere las responsabilidades propias de una
mala administración de los fondos públicos, en parte fruto de la
herencia del Tripartito, hacia un culpable exterior, en este caso
una España ignominiosamente caricaturizada que, literalmente, «roba
y oprime a los catalanes».
Tal vez Artur Mas crea que va a madrugar a la izquierda
independentista catalana, trasmutándonse en líder mesiánico de la
Cataluña irredenta. No parece fácil y haría bien en escuchar las
voces propias que le reprochan su aventurerismo. Y más si su
conversión se basa en la exageración consciente del número de
ciudadanos que se manifestaron en Barcelona, arropados por el
impulso institucional. Las urnas, nos tememos, pondrán a cada uno en
su sitio. Los que ayer insultaron al ex presidente Jordi Pujol
pidiendo independencia no se encuentran con toda seguridad entre los
votantes más entusiastas de Convergencia i Unió. Para el conjunto de
España, la crisis forzada en Cataluña llega en el peor momento. Y no
sólo por la situación de debilidad económica, que exigiría la acción
coordinada y solidaria de todos. También por la desorientación del
principal partido de la oposición, el PSOE, cuyos representantes en
Cataluña se encuentran divididos y no dejan de lanzar mensajes
contradictorios a sus electores. No parecen haber aprendido nada de
su alianza con la izquierda independentista, que dejó en casa a
buena parte de sus electores tradicionales y arruinó literalmente
Cataluña. Con todo, el desafío de Artur Mas afecta de manera directa
al Gobierno de la nación, del que se espera firmeza y contundencia,
teniendo bien presente que Cataluña no son sólo los
independentistas.
Ante la propuesta independentista, otra
España debe ser posible
Jorge Soley www.gaceta.es
26 Septiembre 2012
Un momento crítico que puede ser una oportunidad de regeneración.
Empezaré diciendo que no me resulta fácil ni agradable escribir
sobre la manifestación independentista del pasado 11 de septiembre
en mi ciudad, Barcelona. Demasiado sentimiento, demasiado dolor al
ver a mi tierra y a mi pueblo tomar un camino que va contra nuestra
historia y contra los mejores logros de los catalanes y que la
disolución ayer del Parlament sólo hace que confirmar. Pero entiendo
que es mi deber sobreponerme a la amargura e intentar compartir mi
visión del asunto con quienes deseen comprender mejor qué está
ocurriendo en Cataluña... y en consecuencia en España.
La primera y gran cuestión es cómo hemos llegado hasta aquí. Porque
está fuera de toda duda que el sentir separatista era marginal no
sólo hace tres décadas, sino hace tan solo un par de años. ¿Qué ha
cambiado para que varios cientos de miles de personas (no voy a
entrar en la guerra de cifras) salieran a la calle convocadas bajo
un lema que proponía el separarnos de España? Evidentemente las
causas son múltiples y complejas, y al simplificar dejamos elementos
relevantes fuera del marco explicativo, pero creo que estamos
asistiendo a la cristalización de dos fenómenos distintos (aunque
concurrentes y retroalimentándose mutuamente) en un momento
histórico concreto.
En primer lugar, existe en Cataluña un separatismo nacionalista
doctrinal con su propia historia y desarrollo. Este separatismo
siempre ha sido minoritario, no sólo en el seno de la sociedad
catalana, sino incluso dentro del catalanismo político. No obstante,
ha sido hegemónico especialmente en el ámbito de la educación (las
“madrasas” nacionalistas, en expresión de Miquel Porta Perales),
adoctrinando desde hace mucho tiempo a las nuevas generaciones de
catalanes en el rechazo a España y, en consecuencia, a la historia y
tradiciones de Cataluña. Lo que Francisco Canals caracterizaba como
catalanismo extrincesista de cariz revolucionario ha sido el menú
habitual en nuestras aulas desde hace mucho tiempo. Recuerdo ahora
la anécdota de un antiguo Conseller de Pujol, que le advirtió de que
estaban entregando la educación al independentismo más
revolucionario y que eso acabaría por hacerles perder el poder (como
así fue con la llegada del Tripartito). El President le respondió:
tienes razón, pero ahora no es momento de entrar en matices, sino de
construir un país. Es el país que ha aflorado ahora.
Pero si es indiscutible que este separatismo doctrinal experimenta
una tendencia creciente (hay que recordar aquí aquello de Weaver:
las ideas tienen consecuencias), no explica en su totalidad la
multitud de personas que salieron a la calle (el año pasado una
convocatoria similar solo consiguió sacar a 10.000 manifestantes en
la misma fecha y lugar). Nos encontramos aquí con un nuevo
componente del separatismo, lo que podríamos llamar “independentismo
oportunista”, vinculado a la crisis económica, política e
institucional en la que está sumida España. Estamos ante un entorno
radicalmente diferente del de nuestro pasado más inmediato, con un
número creciente de personas pasándolo realmente mal, con una
erosión muy real de su bienestar material y con cada vez mayor
cantidad de familias al límite o ya de lleno en situaciones que sólo
pueden ser calificadas como trágicas. Cada vez más ahogadas por una
presión fiscal que hace ya mucho tiempo supero los límites de lo
razonable, contemplan atónitas cómo el gasto público, especialmente
el más clientelar, solo sufre ajustes superficiales, sin abordarse
la ineludible reforma estructural del Estado. Las apelaciones a los
brotes verdes convencen cada vez a menos, y la esperanza de que
nuestras elites políticas aborden esa reforma profunda que todo el
mundo, abiertamente o en voz baja, reconoce que necesita España, es
cada vez más remota.
Es en este contexto en el que ha calado el independentismo,
configurándose en una especie de versión peculiar y local del
movimiento de los indignados, jaleado por quienes ostentan el poder
político en Cataluña. Sí, todo está muy mal y lo pasáis cada día
peor, nos dicen nuestros gobernantes, pero la culpa no es nuestra,
sino de Madrid, que se lleva nuestro dinero y nos devuelve una
mínima parte. Sin este expolio fiscal, nadaríamos en la abundancia,
no nos recortarían el sueldo, podríamos pagar a hospitales y
residencias de ancianos, podríamos recuperar el nivel de vida al que
nos habíamos acostumbrado. La jugada, hay que reconocerlo, es hábil;
irresponsable, pero hábil. Ya no se habla del 3% (en el mejor de los
casos), ni del caso Palau, ni de cómo Montilla manipuló las cuentas
públicas para ocultar un déficit disparatado... Aquellos políticos
que estaban acorralados en el Parlament hace tan solo un año se han
convertido ahora en los aclamados libertadores de una realidad de la
que ellos han sido parte necesaria.
Llegamos así a lo que podemos bautizar como el "momento Weimar" de
Cataluña. El final de la República de Weimar se caracterizó por una
quiebra política, una dura crisis económica y una crisis
institucional que sumió a la Alemania de los años Veinte del siglo
pasado en una situación caótica. En medio de ese caos, una población
empobrecida y sin esperanzas de futuro, prestó oídos a un mensaje
simplista pero eficaz: sois pobres porque los judíos os arrebatan
vuestro dinero, en cuanto nos libremos de ellos recuperaremos
nuestra prosperidad. Ahora, en otra situación de deterioro social y
económico grave, el chivo expiatorio que nos exime de nuestras
responsabilidades es Madrid: libraos de España y volveremos a nadar
en la abundancia. Poco importa que el argumento no soporte un
análisis crítico serio (hasta el mismo Arturo Mas, quizás asustado
ante una aceleración que probablemente no entraba del todo en sus
planes, ha advertido que, incluso en el hipotético caso de conseguir
la independencia, los retos que tiene Cataluña por delante exigirán
un gran esfuerzo), la fuerza del argumento radica precisamente en su
simpleza. En vano se advierte de los defectos en el cálculo de las
balanzas fiscales, del superávit comercial que es la otra cara del
déficit fiscal, del irresponsable déficit generado por los gobiernos
de la Generalitat, de la porción de déficit español que debería
asumir la hipotética Cataluña independiente o de otros mil
argumentos económicos. El mensaje independentista es simple y
promete un paraíso terreno y alcanzable a una población empobrecida
y desesperanzada, que se aferra a los únicos que les ofrecen una
salida al callejón sin salida en el que nos hemos metido. Cuando uno
tiene la sensación de que no tiene nada que perder, cualquier
alternativa, por infundada que sea, es digna de ser probada.
Con todo, este “independentismo oportunista" difícilmente habría
podido llegar a convencer a tantos catalanes de no haber sido por la
inmensa campaña de propaganda desplegada por la inmensa mayoría de
la prensa catalana. Para comprender cómo ha sido esto posible hay
que detenerse un momento en la peculiar conformación del panorama
mediático catalán, en el que el poder político autonómico y local
posee numerosos canales de televisión y emisoras de radio (siete de
cada solamente la Corporació Catalana), y donde la prensa escrita es
la receptora de generosísimas subvenciones por parte de la
Generalitat: es difícil no establecer ninguna relación entre los 9
millones de subvenciones concedidos por Mas al Grupo Godo (aquí no
hay recortes) y la abierta promoción de la Marcha independentista
por parte de La Vanguardia. Esta abrumadora e insistente campaña de
propaganda, que nos asalta a los catalanes por doquier, es también
síntoma de algo que se ha señalado poco: la virtual desaparición de
España, ya, de facto, del territorio catalán. El Estado en Cataluña,
con todos los poderosos resortes del Estado moderno, se está
volcando activamente hacia la consecución de la independencia, desde
sus medios de comunicación hasta los autocares gratis para asistir a
la Marcha por la Independencia. El “país legal” ya es
independentista y presiona con todas sus fuerzas para que el “país
real”, hasta ahora bastante reticente, también lo sea. No estamos
ante un puñado de románticos soñadores y sin medios pidiendo la
independencia frente a un Estado español poderoso e inflexible. En
Cataluña los únicos soñadores románticos y sin medios son aquellos
que levantan la voz en contra del separatismo y que, en
consecuencia, se convierten en parias sociales sobre quienes recae
el vacío, especialmente en todo lo que se relaciona con el ámbito
público y de relación con la Administración.
Tras contemplar este panorama, surge la pregunta: ¿Es posible una
salida sensata a este embrollo?
Para que cada uno pueda responderse a esta cuestión creo que hay que
hacer primero el esfuerzo de ver qué hay de cierto en el discurso
independentista. Porque hay que reconocerlo, el entramado
político-institucional de la España actual, de la España de la
Constitución del 78, de la España autonómica, es insostenible e
injusto y ha llegado a un estadio de agotamiento terminal. Cuando
hay quien afirma que no es de recibo que se apliquen recortes
draconianos en Cataluña mientras en Andalucía se mantiene el PER,
seguimos subvencionando en Asturias minas económicamente inviables,
continuamos con los más de 20.000 coches oficiales (que nos
convierten en líderes mundiales en la materia) o cualquier otro
despilfarro de nuestras administraciones (pongan ustedes el que
quieran; la lista, por desgracia, es interminable), lo cierto es que
tiene toda la razón del mundo. Cierto, tampoco son de recibo las
embajadas catalanas, el prescindible aeropuerto de Lérida o, como ya
hemos señalado, las subvenciones como herramienta de control de los
grupos de comunicación, porque la Generalitat y los ayuntamientos
catalanes han tenido el mismo comportamiento despilfarrador e
irresponsable que se ha generalizado en toda España, pero esto no
invalida la crítica, sino que la amplia.
Llegados a este punto, cualquier medida para impedir que se siga
instilando el odio a España (y no sólo desde Cataluña, podríamos
empezar, por ejemplo, por corregir el desprecio a nuestra historia
común que ha caracterizado a la mayoría de las producciones
recientes de RTVE), cualquier medida para impedir que un gobierno
pueda controlar los medios de comunicación de su entorno, serían
pasos positivos, no ya para evitar aventuras secesionistas, sino
como medidas de mínimo sentido común propias de una país que aspira
a perdurar y a no deslizarse por la senda que desemboca en
escenarios de corrupción y arbitrariedad.
Pero todo esto, y más, será insuficiente si no levantamos acta del
fracaso de un modelo de organización del Estado que resulta cada vez
mas insostenible y que, lejos de su pretendido objetivo de lograr la
armonía entre diferentes regiones, ha demostrado que exacerba las
tensiones y es un elemento de bloqueo para superar la crisis en que
estamos sumidos. No podemos seguir apelando a la solidaridad
territorial para perpetuar situaciones injustas y despilfarros que
benefician siempre a los mismos. Si todo lo que tenemos para ofrecer
es más de la misma receta que nos ha llevado hasta aquí, más
estatalismo, más administraciones elefantiásicas y regidas más por
criterios partidistas que por el servicio a los ciudadanos, más
clientelismo político, mas déficits desbocados y, en consecuencia,
más impuestos confiscatorios, no resulta extraño que haya mucha
gente receptiva al mensaje separatista. Sólo desde una España
profundamente transformada, construida desde la subsidiariedad, de
abajo hacia arriba, también en el ámbito fiscal, con estrictos
límites para el ámbito de actuación del poder político y
transparencia en sus decisiones, con cauces de representación
política más cercanos y reales, respetuosa con las libertades
locales (no otra cosa eran los fueros), liberada del estatalismo y
del clientelismo político, será posible superar el reto que el
independentismo catalán ha planteado. El inmovilismo no es el
camino: o abordamos el cambio que España necesita o seremos
culpables de haber llevado a España a un punto de no retorno.
Los presupuestos, estúpidos
Toni Bolaño La Razón
26 Septiembre 2012
Mas ha convocado elecciones para el 25-N. Su argumento, que Cataluña
necesita una nueva legitimidad después de la manifestación
independentista del 11-S y del portazo de Rajoy al Pacto Fiscal.
Así, centra la lid electoral en el hecho nacional, camuflando su
fracaso en la gestión y el incumplimiento de sus promesas. Y lo más
importante: ha convocado elecciones en los días previos a la
presentación de unos presupuestos para los que no contaba con
apoyos. Ni el PP –que se siente traicionado– ni ERC –con urgencias
independentistas– están por la labor. Hubiera sido un nuevo fracaso
que no estaba dispuesto a asumir. Parafraseando a Clinton, la
verdadera razón no es el pacto fiscal ni la independencia, son los
presupuestos, estúpidos. El presidente catalán ha estado hábil.
Aprovecha la debilidad de sus adversarios, o su bisoñez, se pone a
la cabeza de una manifestación independentista, que no deseaba, y se
niega a asumir su responsabilidad en una gestión más bien mediocre.
Todas sus promesas han quedado en papel mojado. Se comprometió a
conseguir un Pacto Fiscal. Los resultados están a la vista. Se
comprometió a bajar el paro a la mitad. Actualmente, más de 830.000
catalanes están en paro. Se comprometió a luchar contra la crisis.
Cataluña está en plena recesión. Se comprometió a potenciar las
políticas sociales. No sólo ha rebajado el presupuesto en estas
partidas sino que no paga los conciertos con entidades sociales
privadas. Se comprometió a reducir una deuda que ha aumentado en
14.000 millones en 2 años a pesar de los hachazos a los ciudadanos.
Con este paupérrimo balance, que hoy ha tratado de disimular en un
largo, tedioso y apático discurso, el presidente de la Generalitat
sabía que no podía presentarse a unas elecciones. Y menos si
presentaba unos nuevos presupuestos que un miembro del Gobierno
calificaba de «sangrantes». Con la convocatoria electoral se los ha
ahorrado. Ahora se debatirá sobre independencia, referéndum, Estado
propio. Los recortes, la subida de impuestos, los sablazos
salariales, los impagos del Gobierno, serán convidados de piedra.
Ganará las elecciones agitando el debate nacional y el desánimo de
los catalanes. Luego vendrá el sablazo, pero será tarde para
lamentarse. Mas ha fletado el autobús soberanista. Todos se aprestan
a subir aunque algunos irán en la baca. Conducirá cogiendo baches
para que se caigan. Ufanos, no se darán cuenta de que «son los
presupuestos, estúpidos».
Lo siento, niego la mayor
Los razonamientos deductivos se fundan en una o varias premisas que,
a través de un proceso argumentativo, conducen a una determinada
conclusión
Francesc de Carreras La Vanguardia 26 Septiembre 2012
Catedrático de Derecho Constitucional de la UAB
Los razonamientos deductivos se fundan en una o varias premisas que,
a través de un proceso argumentativo, conducen a una determinada
conclusión. Si la premisa es falsa contamina todo el argumento e
invalida la conclusión.
Hasta hace pocos años, el independentismo catalán se basaba en la
idea de que Catalunya es una nación, en el sentido identitario del
término y, por tanto, tiene derecho a un Estado propio. Últimamente,
a esta premisa se le ha añadido otra que es considerada como la
causa de su éxito actual. Me refiero, naturalmente, al llamado
"expolio fiscal", o en términos todavía más burdos, pero habituales
en las tertulias diarias de los medios de comunicación, a la
denuncia de que "España nos roba", que los catalanes estamos pagando
excesivos impuestos que benefician al resto de España y no a
Catalunya.
Estas tremendas acusaciones, repetidas machaconamente día tras día,
han logrado que una gran parte de ciudadanos catalanes hayan
interiorizado que, efectivamente, España nos roba, debemos poner fin
a este expolio y la mejor manera de lograrlo es separarnos de España
y constituirnos como Estado independiente. Al tradicional
nacionalismo de Prat de la Riba se le ha sumado, pues, el de Umberto
Bossi, el líder de la Liga Norte italiana: las zonas más pobres
viven a costa de las más ricas, no hay derecho a esta desigualdad,
hay que poner topes a la solidaridad.
Pues bien, creo que esta premisa, la del "expolio fiscal" y del
"España nos roba", es falsa: no hay expolio, no hay robo, no hay
discriminación ni maltrato fiscal a Catalunya. Y si la premisa es
falsa, las conclusiones forzosamente son equivocadas.
Debe partirse primero de una base indiscutible, no por repetida
esencial para entender esta cuestión: quienes pagan impuestos no son
los territorios, las comunidades autónomas, sino las personas, tanto
físicas como jurídicas, es decir, los individuos y empresas. Además,
si dejamos de lado al País Vasco y a Navarra -que son capítulo
aparte-, las quince comunidades autónomas restantes, entre las que
se encuentra Catalunya, están sometidas a la misma ley, a la Lofca,
que se revisa periódicamente y cuya última reforma fue impulsada
precisamente por el Govern de la Generalitat y aprobada a fines del
2009, aún no hace tres años. Pues bien, esta ley es igual para todas
las comunidades, el porcentaje de cada uno de los impuestos que
estas perciben es el mismo -respetando las modificaciones que pueden
llevar a cabo dichas comunidades en virtud de su autonomía fiscal- y
las reglas para calcular las cantidades que les corresponden son
idénticas. Por tanto, con independencia de si es o no un sistema
adecuado de financiación, no es discriminatorio ya que trata a todas
las comunidades por igual.
Cuestión distinta es que el volumen total de rendimientos
tributarios en las comunidades donde hay un grado mayor de riqueza
sea más elevado que en aquellas otras en que esa riqueza es menor.
Es la consecuencia del justo principio según el cual tributa más
quién más tiene. Si en Madrid, Baleares y Catalunya, la renta media,
el gasto por habitante y el beneficio empresarial es mayor, el
volumen recaudado también lo será. A partir de este hecho, dado que
uno de los fundamentos de todo Estado moderno es garantizar la
igualdad entre los ciudadanos, es justo e inevitable que los poderes
públicos gasten más entre los sectores más desfavorecidos que,
normalmente, están concentrados en determinadas zonas y territorios.
Pongamos un ejemplo. En toda ciudad, los habitantes de ciertos
barrios tienen, por lo general, rentas más altas que en otros: hay
barrios ricos y barrios pobres. Aún tratando la ley a todos bajo el
mismo criterio, las cantidades tributarias recaudadas en los barrios
ricos forzosamente deben ser más elevadas que en aquellos que lo son
menos. Si comparamos, en Barcelona, la zona de Sarrià-Sant Gervasi
con la de Ciutat Vella, lo podemos comprobar. A su vez, el gasto
público en los barrios pobres es justo que sea mayor -en enseñanza,
sanidad y servicios sociales, por ejemplo- que en los barrios ricos
y la única manera de financiarlo es mediante los impuestos generados
en estos. Sin embargo, nadie de Sarrià-Sant Gervasi, a menos que sea
un perfecto egoísta, puede considerar razonablemente que los de
Ciutat Vella le roban y expolian. Simplemente se redistribuyen
rentas por razones de estricta justicia: no se trata de solidaridad
sino de igualdad.
Esto es lo que sucede entre comunidades autónomas. Hay que decir que
las diferencias entre ingresos y gastos de unas y otras no es muy
grande y que las que más contribuyen son, por este orden, Madrid y,
a bastante distancia, Baleares y Catalunya. No he escuchado en los
medios de comunicación de Madrid y de Baleares la terrible acusación
de "España me roba" aunque, utilizando los mismos criterios de los
nacionalistas catalanes, aún tendrían más razones para hacerlo.
Por tanto, esta premisa en que ahora se basa la independencia no
parece muy convincente y, en consecuencia, las razones para pedirla,
desde este punto de vista, tampoco parecen justificadas. Lo siento,
pero niego la mayor.
Leer más:
http://www.lavanguardia.com/opinion/articulos/20120926/54351867981/lo-siento-niego-la-mayor-francesc-de-carreras.html#ixzz28H4tw6Mw
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Lo que decía Azaña de la lealtad del
nacionalismo catalán
C. de la Hoz www.vozpopuli.com
26 Septiembre 2012
Vuelta a los clásicos. En estos momentos de tribulación nacional
nada mejor que leer y releer a aquellos que mucho antes debatieron
sobre la cuestión catalana. Lo malo es que el esfuerzo lleva a la
melancolía, porque ochenta años después poco o nada se ha avanzado.
El famoso debate parlamentario de Manuel Azaña y de José Ortega y
Gasset en el año 1932 tiene plena vigencia. Azaña era un catalanista
convencido, sensible al sentimiento diferenciador de los catalanes,
convencido, incluso, de su derecho a la autodeterminación. Al final,
creía que con un estuto propio se conseguiría el apaciguamiento y
así lo defendió ante un Ortega y Gasset escéptico que acuñó aquello
de que España tenía "conllevar" el "problema catalán" porque
solucionarlo era como encontrar, nada menos, la fórmula aritmética
de la cuadratura del círculo.
Ante los que arguyen que esta es la peor de las situaciones para que
Artur Mas coquetee con el independentismo y alimente ese discurso en
las calles justo cuando España vive una de sus más graves crisis, no
advierten que, precisamente por ello, este es el momento para que
los nacionalistas den otra vuelta de tuerca. La debilidad del país
es el caldo de cultivo propiciatorio del que se alimenta este
movimiento. Es la máxima maoista del "cuanto peor, mejor".
Y es que no es nuevo. En 1934, durante la revolución de Asturias,
Lluís Companys, presidente de la Generalitat y líder de ERC,
proclamó nada menos que el estado catalán dentro de una república
federal. Fue el primer toque de atención para una República cada vez
más debilitada. Dos años después, en plena Guerra Civil, Manuel
Azaña vivió el gran desencanto con Cataluña. En su obra "La velada
en Benicarló" escrita en 1937 escupe las siguientes palabras: "un
instinto de rapacidad egoísta se ha sublevado, agarrando lo que
tenía a mano (...) en el fondo, provincianismo fatuo, ignorancia,
frivolidad de la mente española, sin excluir en algunos casos
doblez, codicia, deslealtad, cobarne altanería delante del Estado
inerme, inconsciencia, traición (...) Mientras dicen privadamente
que las cuestiones catalanistas han pasado a segundo término, que
ahora nadie piensa en exaltar el catalanismo, la Generalidad asalta
servicios y secuestra funciones del Estado, encaminándose a una
separación de hecho".
No sería justo ignorar el papel fundamental que el nacionalismo
catalán jugó en la Transición, plasmado en la actuación de figuras
como Miguel Roca --uno de los padres de la Constitución-- o del que
fuera presidente catalán durante 23 años, Jordi Pujol. Tampoco la
estabilidad parlamentaria que ha venido asegurando a lo largo de los
últimos años ante la ausencia de mayorías en el Congreso.
Lástima que esté a punto de tirar por la borda todo ese bagaje. ¿Qué
escribiría ahora Azaña?.
Gorriarán: "En nombre de los falsos
derechos de las lenguas, se han menoscabado los derechos de muchas
personas"
MARISA CRUZ / Madrid El Mundo 26 Septiembre 2012
Intervención de Carlos M. Gorriarán, diputado de UPyD, en Pleno para
la toma en consideración de la Proposiciones de Ley del Grupo
Parlamentario de Unión Progreso y Democracia, Orgánica para prevenir
y erradicar la discriminación lingüística y asegurar la libertad de
elección de lengua.
El diputado hace alusión a la discriminación que tiene lugar en las
comunidades bilingües, ya que tiende a darse mayor importancia y
oficialidad a una lengua sobre la otra afectando esto al acceso al
empleo público, a la elección de la lengua en la educación...
Gorriarán al PSOE: "Si quieren mantener la discriminación lingüística,
explíquelo a sus electores"
La propuesta de ley orgánica de UPyD fue contestada en catalán,
gallego y euskara
UPyD se quedó sola en su defensa de una nueva política estatal para
prevenir y erradicar la discriminación lingüística y garantizar la
libertad de elección de lengua. Ni PP, ni PSOE, ni por supuesto las
formaciones minoritarias nacionalistas, apoyaron la propuesta del
partido magenta de regular el bilingüismo por ley orgánica. Los
argumentos en contra, la mayoría con fuerte carga emotiva, se
expresaron en todas las lenguas cooficiales.
El Partido Popular reconoció durante el debate que el castellano,
hoy por hoy, es objeto de «discriminación» en algunas comunidades
autónomas pero, pese a ello, consideró innecesario aprobar una ley
especialmente destinada a proteger la libertad de elección de
lengua.
La propuesta de UPyD, defendida en el pleno por el diputado Carlos
Martínez Gorriarán, planteaba que todos los servicios sociales
básicos proporcionen su atención a los ciudadanos en las lenguas
oficiales de cada territorio, sin restringirlo sólo a la cooficial.
También reclamaba que el conocimiento de dicha lengua sólo pudiera
ser exigido como requisito para acceder a un empleo público cuando
la actividad a desarrollar requiriera su uso imprescindible. El PP
apreció importantes contradicciones en estos planteamientos y en
ellos fundamentó su negativa a votar en favor de la propuesta.
Gorriarán defendió la iniciativa de su grupo argumentando que
«ninguna lengua tiene derechos, los derechos son de los individuos».
En su opinión, precisamente los derechos de las personas en relación
con la lengua «son avasallados por las administraciones».
El diputado insistió en que el problema de discriminación
lingüística nació cuando «la lengua materna se convirtió en un
objeto extraño y fue sustituida por el concepto de lengua propia»
que, finalmente, dijo, «se ha convertido en algo aberrante». Para él
«frenar la guerra de lenguas significa frenar proyectos
antidemocráticos». Y añadió: «Estos días se habla de federalismo
como de un extintor, pero nadie podrá citar un solo ejemplo de un
país federal en el que no se pueda educar en la lengua de elección».
Por el PSOE, Francisco Caamaño respondió que tras la propuesta de
UPyD se esconde la pretensión de «despojar a las comunidades
autónomas de sus competencias». Para él, la formación magenta
«invoca un concepto de igualdad incompatible con la Constitución».
«El mandato del artículo 14 de la Carta Magna», afirmó, «no es
tratar a todos por igual, sino gestionar bien la diferencia». Según
Caamaño, las leyes ya reconocen el derecho a la libre elección de
lengua y aportan, además, instrumentos de protección suficientes.
Los portavoces de los grupos pequeños de ámbito territorial también
rechazaron la propuesta y aprovecharon para enhebrar parte de sus
intervenciones en sus lenguas cooficiales.
El diputado de CiU Jordi Jané se dirigió al Hemiciclo en castellano
insistiendo en que la proposición era contraria a la «convivencia e
integración de pueblos como el catalán». Él también mantuvo que una
ley como la pedida por UPyD «rompería el marco constitucional».
Jané, además, recalcó que en el presente curso escolar sólo 12 de
50.000 familias han solicitado educación para sus hijos en
castellano. La cifra, dijo, «es insignificante».
El último turno correspondió a la diputada del PP María de la O
Ares. Defendió que la lengua no se utilice como arma política y
aunque admitió que en algunas comunidades se discrimina por razones
de idioma, insistió en que, en opinión de su grupo, ya existen
«medidas suficientes» para defender la libertad lingüística de los
ciudadanos.
La Secesión de Cataluña. El coronel Alamán
"en la picota"?
josé manuel lestón díaz Internet
26 Septiembre 2012
El título de la noticia en alertadigital.com es el siguiente:
“Cataluña llena de traidores y de sediciosos y la Fiscalía abre
diligencias…¡al coronel Alamán! por decir que daría su vida por la
unidad de España”.
Se prefiere reinsertar a terroristas sin arrepentir, excarcelándolos
"a espuertas", mientras se procede contra un gran oficial por
recordar que la labor del Ejército español es preservar la unidad de
España cuando ésta esté comprometida. Cabe recordar que el Ejército
está también para defender a España de los enemigos interiores. Es
de urgente necesidad algún recordatorio verbal sobre la legalidad
constitucional “perdida” por el mensaje secesionista. "Dar la vida
por la patria" o "todo por la patria" son consignas militares
apoyadas en textos principales y en fachadas de edificios
singulares.
¿Que hay de malo en decir que “daría la vida por la unidad de
España”?, máxime si se hace en un entorno secesionista tan hostil
como el catalanista. Las víctimas de Eta (policías y guardiaciviles)
dieron su vida por España y el Plan Integral de Reinserción del
gobierno entierra su memoria, dignidad y justicia. Al coronel no le
importa entregar su vida por la unidad de España porque así lo dicta
su honor y su juramento (el código militar así lo establece), pero a
los cobardes terroristas de la Eta sí les importó siempre entregar
su vida por Euskadi, pues éstos mataron a sus víctimas por la
espalda para escapar de la aplicación de la ley.
Es curioso que algunos se rebelen contra las declaraciones del
coronel Alamán, incluso abriendo diligencias contra él, mientras el
brazo político de Eta sigue haciendo apología del terrorismo. Las
palabras de tan insigne militar únicamente deberían ser consideradas
como “apología del patriotismo” (español), algo que no es delito y
que es muy necesario frente a los desafíos secesionistas que
desgraciadamente imperan en nuestra sociedad. Dejemos de soliviantar
a los militares. Los militares del Ejército de Tierra ya tienen
bastante con tener que pagarse desde el pasado 1 de julio el 50% de
la comida en sus unidades por culpa de unos recortes claramente
injustos (una bajada de sueldo indirecta).
Mientras los de Bildu-Eta manejan/controlan dinero en abundancia
desde las instituciones que presiden, gracias a su “legalizado” e
infame aforamiento. Hay casos más graves que han pasado
recientemente desapercibidos por altos tribunales de nuestro país.
No veo recorrido ni horizonte penal para que la Fiscalía abra
diligencias en este caso. ¡Qué poca memoria tienen algunos! Y sobre
todo qué inexacta la vara de medir que otros utilizan para la
aplicación de la ley. ¡Qué poco cuidamos a nuestros militares! A ver
si la Sociedad Civil despierta y barre con todo el Sistema de una
vez. Completar más info en:
http://www.alertadigital.com/2012/09/23/cataluna-llena-de-traidores-y-sediciosos-y-la-fiscalia-abre-diligencias-al-coronel-alaman-por-decir-que-daria-su-vida-por-espana/
GOBIERNO VASCO
Diez millones para los euskaltegis públicos
El Correo
26 Septiembre 2012
El Gobierno vasco subvencionará con 10,3 millones de euros a los
euskaltegis públicos. Las ayudas que recibirán los centros serán
concedidas a través del Instituto para la Euskaldunización y
Alfabetización de Adultos (HABE). Las solicitudes se deberán
presentar antes del 5 de noviembre. El Ejecutivo autónomo también
destinará 230.000 euros a las Euskal Etxeak para los cursos de
promoción de la lengua vasca. En ambos casos, las ayudas cubren el
periodo comprendido entre octubre 2012 y septiembre 2013.
El gallego, el euskera y el catalán, en
riesgo de ´extinción digital´
Un informe advierte del escaso apoyo que tienen en las nuevas
tecnologías, al mismo nivel que el búlgaro, el griego o el polaco
AGENCIAS| MADRID La Opinión
26 Septiembre 2012
El gallego, el euskera y el catalán son algunas de las lenguas
minoritarias europeas que están en riesgo de "extinción digital" por
el poco apoyo que tienen en las nuevas tecnologías, según concluye
un estudio de la Universitat Politécnica de Cataluña (UPC) y la
Universidad Pompeu Fabra (UPF). En un comunicado, ambas
universidades informaron de que tras analizar áreas como la
traducción automática, la interacción con la voz, el análisis
textual y la disponibilidad de recursos lingüísticos estas tres
lenguas tienen un apoyo "parcial", lo que las sitúa en el conjunto
de alto riesgo, igual que el búlgaro, el griego, el húngaro y el
polaco.
El estudio, que evaluó el apoyo tecnológico con el que cuentan
treinta de las cerca de ochenta lenguas europeas, ha sido realizado
por META-NET, una red europea de excelencia formada por sesenta
centros de investigación de treinta y cuatro países.
La publicación del informe coincide con el Día Europeo de las
Lenguas -que se conmemora, precisamente, hoy-, un día en el que se
reconoce la importancia de fomentar y desarrollar el rico patrimonio
lingüístico y cultural del continente.
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