La ortodoxia se empieza a asustar
Juan Laborda www.vozpopuli.com 12 Diciembre 2013
Después de más de seis años de intensa recesión, ninguna de las
causas que originaron la actual crisis sistémica -un volumen brutal
de deuda y una banca insolvente- se ha solucionado. En vez de
corregir estos dos desequilibrios, mediante una reestructuración de
la banca y una quita ordenada de deuda, se han aplicado una serie de
políticas económicas que han empobrecido a la ciudadanía y que no
han solventado ninguno de estos problemas.
La deuda y el déficit público que se pretendían reducir con recortes
y más recortes no paran de crecer. Además, las autoridades políticas
y económicas tratan de ocultar la situación real del sistema
financiero occidental. Sin embargo, la situación está ya fuera de
control. Bastará solo con que aumente la aversión al riesgo de los
mercados y eso, tarde o temprano, pasará.
Estas ideas que en principio enarbolábamos economistas desde la
heterodoxia, resulta que empiezan también a ser asimiladas por parte
de la ortodoxia dominante. Se puede decir que la ortodoxia se
empieza a asustar. Veamos dos botones de muestra, una conferencia a
finales de noviembre de uno de los economistas por antonomasia del
establishment, Larry Summers, y las últimas declaraciones de uno de
los últimos premios Nobel de economía, Eugene Fama.
Las hipótesis de Summers y Fama
Summers sostiene que sobre la economía mundial se cierne la amenaza
de un estancamiento de 30 años. Su argumento es contundente: la
economía mundial padece de un exceso de ahorro en relación con las
inversiones. Si el tipo de interés real es negativo, argumenta el
otrora asesor de Bill Clinton y Barack Obama, el sector privado,
incluso en condiciones favorables, muestra poco interés en la
inversión.
¿Se acuerdan ustedes de nuestro argumento? Exactamente, la paradoja
del ahorro. En el blog anterior comentábamos como una de las mayores
sandeces que uno puede leer en ciertos informes es que la reducción
de deuda de empresas y familias, y por ende el incremento del ahorro
de ambos, es un síntoma de recuperación de la economía. Justamente
es lo contrario, es el diagnóstico de que estamos en una recesión de
balances. Por lo tanto, la argumentación de Summers se encuadraría
en la paradoja del ahorro.
Para enfrentarse a esta situación del estancamiento permanente,
Wolfgang Münchau, coeditor del Financial Times y columnista del
semanario alemán Spiegel, propone tres medidas muy distintas a las
utilizadas hasta ahora. Por un lado, abolir el dinero en efectivo.
Eso permitiría a los bancos centrales rebajar los tipos de interés
por debajo de cero, porque la gente ya no podría guardar en casa el
dinero en efectivo. Por otro, nacionalizar también todo el sector
financiero y rebajar los intereses del crédito a la inversión,
situándolos por debajo del tipo de interés de los mercados. Y por
último, puesto que lo que tenemos es una carencia de inversiones en
relación con el ahorro, también, el Estado podría promover
inversiones públicas masivas para subir el tipo de interés de
equilibrio.
Pero no sólo ha sido Lawrence Summers. Esta semana, Eugene Fama,
quien recogió su premio Nobel de economía por sus teorías y modelos
de economía financiera, basados en hipótesis falsas, mostraba su
preocupación por la deuda. Concretamente prevé que los crecientes y
elevados déficits y deudas públicas de los países europeos y Estados
Unidos, en parte como consecuencia de las medidas que el mismo
fomentaba, implican un riesgo de recesión global en 2014: "Podría
llegar un punto en el que los mercados financieros digan que ninguna
de sus deudas mantiene su credibilidad y que no se pueden
autofinanciar… Si se produce otra recesión, va a ser mundial",
advirtió. Ello se debería extender al brutal volumen de deuda
privada, impagable.
La segunda fase de la Gran Recesión (2014-2016)
En septiembre de este año publiqué un documento de trabajo en la
Fundación 1º de mayo, bajo el título La Segunda Fase de la Gran
Recesión (2014-2016). Lo que pretendía era no solo poner en duda las
afirmaciones de recuperación económica global sino demostrar que
estábamos ante una salida en falso de la crisis. La dinámica de la
actual crisis sistémica se agudizará en los siguientes trimestres y
el colapso a nivel económico, financiero y social de Occidente
podría ser total. Para ello bastará solo con que aumente la aversión
al riesgo de los mercados.
Como la mayor parte de activos financieros están sobrevalorados, es
cuestión de tiempo esperar a que se desate la siguiente fase de
venta masiva de los mismos. Recientemente Financial Times ha
recogido los resultados de un pequeño estudio desarrollado por el
economista Andrew Wilkinson en Miller Tabak & Co donde se muestra la
fuerte sobrevaloración de distintas índices bursátiles mundiales. En
dicho estudio el índice bursátil más sobrevalorado es el Ibex 35, es
decir, la bolsa española.
¿Qué pasará si los mercados incrementan la aversión al riesgo? Muy
sencillo. Los tipos de interés a largo plazo repuntarán con fuerza,
las bolsas caerán, los diferenciales de crédito se ampliarán, las
materias primas se debilitarán, y la volatilidad se disparará. En
ese escenario se activará un círculo infernal que se irá
retroalimentando: crisis de deuda-crisis bancaria-deflación por
endeudamiento. Entonces, la recesión global emergerá con fuerza.
Reformar para consensuar
Patxo Unzueta El Pais 12 Diciembre 2013
Es cierto que sin el desafío independentista catalán el PSOE no
habría planteado ahora la reforma federalista de la Constitución;
pero ello ni justifica retrospectivamente ese desafío ni cuestiona
la oportunidad de la reforma. Frente al desafío se han planteado dos
respuestas principales: 1) Resistencia jurídica en nombre de la
Constitución, presentando recursos a toda decisión que la vulnere.
Es la posición del Gobierno, que parte de la hipótesis de que Mas no
puede convocar la consulta sin pactarla con Rajoy, lo que da a este
una clara ventaja. 2) Un acuerdo PP-PSOE sobre una alternativa por
elevación: reforma constitucional en la que integrar una
reconsideración del estatus de Cataluña (o de las nacionalidades).
Por ejemplo, mediante una nueva disposición adicional.
La primera tiene la dificultad de que propicia unas elecciones
plebiscitarias, lo que sería tan rupturista como el referéndum de
autodeterminación. La segunda choca con la evidencia de que hoy no
habría un consenso comparable al que avaló la aprobación de la
Constitución en 1978.
El intento valdrá la pena si recupera consensos básicos
constitucionales
Pero visto desde el otro lado, tal vez el consenso necesite un
proyecto común, como podría serlo la reforma constitucional, al
igual que la Constitución misma lo fue en la Transición. J. M
Colomer planteaba recientemente (La Vanguardia, 10-11-2013) que,
como entonces, solo la conciencia del “abismo” que se abriría en
ausencia de acuerdo sería capaz de incentivar el pacto. Aunque si
hoy no lo hay no es tanto por falta de temor a los efectos de la
independencia catalana como porque, en el fondo, la gente no se cree
que vaya a producirse. En la encuesta publicada en EL PAÍS el 3 de
noviembre, el 63% de los catalanes consideraba improbable que
llegase a verificarse la secesión, frente al 30% que lo estimaba
factible.
Cifras que aconsejan relativizar la de partidarios de la
independencia que también recogía el sondeo (del mismo modo que los
expertos demoscópicos rebajan el resultado de la respuesta a la
cuestión “quién desea que gane” con el que responde a la de “quién
cree que ganará”).
Tal vez vuelva a tener sentido una doble capitalidad
Madrid-Barcelona
Tal vez también habría que relativizar la amplia mayoría que según
los sondeos (EL PAÍS, 8-12-2013) está a favor de reformar la
Constitución, y especialmente el modelo autonómico, a la vista de
las motivaciones contradictorias que la provocan: el deseo de que el
Estado recupere competencias (45%) o, alternativamente, que siga
transfiriendo cuantas más mejor (35%). Lo que abre la puerta a una
reforma de doble dirección. En 2006 se aprobaron de golpe en
Alemania 40 modificaciones constitucionales (casi tantas como en los
57 años anteriores), muchas de ellas referidas al modelo federal.
Unas lo fueron para recuperar competencias paeras el Estado central
y otras para lo contrario, siempre en función de un criterio
pragmático de simplificar los procedimientos legislativos y
facilitar la gobernabilidad.
La falta de interés de PP y PSOE por compartir objetivos parece un
argumento definitivo para dar por inviable cualquier reforma
constitucional. Pero el pasado viernes Rajoy y Rubalcaba admitieron
haber hablado de la reforma constitucional, y el segundo añadió algo
inesperado: “Ambos sabemos que nuestros mutuos argumentos no son
desdeñables”. Reconocer eso significa admitir la legitimidad de las
dos posturas sobre la oportunidad de la reforma, y que esta no debe
convertirse en motivo de trifulca partidaria; y abre la puerta al
intento de pactar cambios concretos y tasados, siempre bajo el
criterio de aumentar la eficacia del sistema: fijar la distribución
competencial y los criterios de financiación autonómica, que son los
principales puntos débiles del modelo; pero también incluir el
reconocimiento de la singularidad de las nacionalidades, no como
fuente de privilegios pero sí de un estatus simbólico diferenciado.
Alguna vez se ha hablado de una doble capitalidad Madrid-Barcelona,
que en su momento pudo tener sentido (y tal vez lo tenga en el
futuro).
Eso es ahora utópico, y muy difícil que pueda culminar una reforma
que cuente con un apoyo como el de hace 35 años. Pero el intento
habrá valido la pena si proporciona la ocasión para que los dos
principales partidos recuperen consensos constitucionales básicos
como los que existen entre Gobierno y oposición en casi todos los
países de tradición democrática.
Mas: mentiras de ayer, mentiras de hoy
editorial abc Cataluña 12 Diciembre 2013
Los genios de la creatividad separatista se creen sus propias
mentiras y quieren dar una pátina de respetabilidad al engaño que
proponen a los catalanes
La querencia a la mentira, la falsificación y el engaño de los
separatistas catalanes no conoce límites. No conformes con el
congreso de la infamia que mañana arranca en Barcelona («España
contra Cataluña»), pagado con dinero público y plagado de patrañas
historicidas, también se falsea el presente e incluso el futuro. Al
menos, eso revela que el partido de Artur Mas haya creado una web,
bajo el nombre «queganoyoconestadopropio.cat», en la que los
propagandistas de la sedición, que también reparten folletos
impresos, quieren convencer a los internautas de las bondades de la
independencia con unos argumentos absolutamente falsos. Por lo
pronto, dicen de Cataluña que «sería un país surgido de la
disolución de España». A partir de esta premisa demencial, la
catarata de patrañas es formidable.
Lo que les sucede a estos genios de la creatividad separatista es
que se creen su propia mentira y quieren dar una pátina de
respetabilidad al engaño que proponen a los catalanes. Así sucede
que una Cataluña con Estado propio será el «séptimo país más rico de
la Unión Europea», «garantizará la permanencia de las 4.000
multinacionales que hay instaladas», «las pensiones estarán
aseguradas, tanto las actuales como las futuras, e, incluso, podrán
ser mejores», «la eliminación del déficit fiscal incrementaría el
PIB, y el crecimiento del PIB implica creación de puestos de
trabajo». Por supuesto, sus equipos de fútbol seguirán jugando en la
Liga de España y su sanidad pública seguirá siendo un «sistema
sanitario de excelencia».
La mentira como método alcanza su máxima expresión en estas
proclamas de CDC, que pasan por alto la realidad incontestable de
que Cataluña, fuera de España, se quedará también fuera de la UE y
de sus libertades comunitarias y se agravará su acceso al crédito,
las empresas multinacionales seguirán yéndose y también otras
nacionales se deslocalizarán, y la recaudación del Estado catalán
echará de menos el consumo español de los productos de las empresas
catalanas y, entre otros efectos asegurados, los inmigrantes
residentes en Cataluña ya no estarán en el espacio común europeo.
Todo esto lo despacha la charlatanería nacionalista diciendo que la
independencia de Cataluña no tiene por qué «suponer una caída de las
relaciones comerciales entre los dos países» y que Cataluña seguirá
en la UE porque «los tratados firmados por el Estado predecesor
pasan directamente al Estado sucesor». Y esto lo dicen quienes
abanderan la deslealtad manifiesta al pacto constitucional.
Semejante voluntarismo sería pueril si no fuera porque el disparate
lo propone el partido que gobierna Cataluña y aspira a dirigir el
Estado catalán. Los catalanes están avisados.
El disparate catalanista de los “agravios”
José Javaloyes www.republica.com 12 Diciembre 2013
Puede que el cambio de Director en La Vanguardia de Barcelona sea,
en Cataluña, la primera clave exógena del principio de cambio, de
vientos y componentes nuevos en el Principado, ante el cúmulo de
dislates en el que bulle allí el nacionalismo. Ese memorial de
agravios que quiere elaborar el último aquelarre del secesionismo
bajo la batuta de Jaime Sobrequés, compañero mío en el Colegio Mayor
San Jorge, perteneciente al SEU (Sindicato Español Universitario).
Cuando acababan los años 50 del pasado siglo y el Plan de
Estabilización permitía acceder a unas bases económicas nuevas, de
liberalización, dejando atrás los tiempos de la autarquía económica,
mientras se abría alguna que otra ventana a la liberalización
política dentro del largo paréntesis autoritario resultante de la
Guerra Civil y de las circunstancias que la precedieron.
Especialmente la Revolución socialista de Octubre de 1934 y el golpe
institucional de Luís Companys contra la República desde la
presidencia de la Generalidad catalana.
Ni la Barcelona de aquellas vísperas del desarrollismo, en la que
una generación de economistas con asiento en el sistema político
entonces vigente, donde destacaban con sus colaboraciones en el
periódico Arriba el desaparecido Enrique Fuentes Quintana y el
profesor Juan Velarde Fuertes, se abrió una brecha crítica contra el
proteccionismo defendido por el ministro Juan Villabí. Una opción de
política económica que venía desde los tiempos de Cánovas del
Castillo, que acotó el mercado español para la industria catalana y
vasca, al precio de bloquear la modernización del resto de la
actividad fabril nacional.
O sea, que el proteccionismo que ofició de privilegio de mercado
para los textiles y otras producciones industriales de Cataluña,
será en este caso el primero de los agravios anotados en el memorial
de los inferidos por España según y conforme la actual Generalidad;
agravios todos ellos cuyo recuento será el menester del simposio
encargado al profesor Jaime Sobrequés, preclaro historiador, por
otra parte, de la historia del Barça.
Por parecidas reglas de tres, cabría concluir que la plenitud de la
liberalización económica iniciada con el Plan de Estabilización,
rematada con el ingreso en el Mercado Común, al quedar así del todo
“desagraviadas” Cataluña y las Vascongadas, se abrían visto abocadas
a desengancharse del carro y buscar sus propias ventajas en la UE,
sin pensar que fuera de la España a la que pertenecen no tendrían
acceso de ningún tipo de acceso a ésta.
Ilustra el desenlace – al igual que el presumible cambio de rumbo de
La Vanguardia desde el relevo de director – la relevancia que ha
dado a las declaraciones críticas de la excomisaria en Bruselas Emma
Bonino, actual titular de Asuntos Exteriores del Gobierno italiano,
sobre el desventurado resurgimiento de los nacionalismos en la
Europa de ahora. Un desventurado síndrome de desmemoria sobre lo
ocurrió a causa de ellos en las dos grandes guerras del Siglo XX.
Cataluña / barcelona al día
Conclusiones del simposium de la pera
Blanquilla
oti rodríguez marchante ABCCataluña 12 Diciembre 2013
Todo el talento y el prestigio historiador del catalanismo
«contemporáneo» se pone hoy a la empresa de desvelar los trescientos
años de maltrato español a lo catalán
Desde que el portavoz del Gobierno catalán,Francesc Homs, se
inventara el término cultísimo de «simposium», no se nos va un día
sin que cualquiera de nosotros lo utilicemos al menos media docena
de veces. No diré más que en la frutería de mi barrio se organizó la
otra tarde un simposium sobre la pera Blanquilla, o pera de agua,
con el consiguiente revuelo de los seguidores de la pera
Conferencia, que no son pocos. [Lee aquí el editorial de este jueves
12 de ABC: Mas: mentiras de ayer, mentiras de hoy]
Las intenciones de Francesc Homs al inventarse el término simposium
eran claramente académicas, y por eso hoy se empieza a pelar la pera
de «España contra Cataluña», título orientativo del simposium, como
un acto meramente académico. O dicho de un modo que lo entendería
cualquiera de los historiadores que participan en el «acto»: a pesar
del ruido de motores de avión y de los ojos rasgados de los pilotos,
esto no es Pearl Harbur. El academicista Homs ha puesto al frente de
su «acto» al historiador y futbolero Jaume Sobrequès, lo que ha
propiciado que se hiciera pública su hoja de servicios, desde las
simas del franquismo hasta las más altas cimas del soberanismo, con
paradas y fonda en Unió Democràtica, Entesa, PSC y ahora CiU. No es
fácil encontrar un espíritu más ecléctico para que ese simposium
esté empapado de ese espíritu Mandela que se ha puesto el mundo
entero como un gorro, o hasta el gorro.
Todo el talento y el prestigio historiador del catalanismo
«contemporáneo» se pone hoy a la empresa de desvelar los trescientos
años de maltrato español a lo catalán, en lo que se puede considerar
un acto orientado a la creación de un ambiente mandeliano de buen
rollo que cualquier catalán con algo de juicio sabrá valorar. En
fin, que no hay que ser un lince para advertir el «sobre qué» de
esta historia, ni tampoco los «sobre porqués», y hasta es muy
posible que nos acabemos enterando de los «sobre cuántos»..., o sea,
a cuánto asciende el capricho académico de Homs y, lo que es más
divertido y prometedor: cuántos simposium vendrán después de éste,
porque caben tantos como preposiciones entre España y Cataluña:
ante, bajo, cabe, con (contra ya está)..., para, por, según, sin,
sobre y tras. Les faltarán historiadores y también historietadores,
pero les sobra gracia y presupuesto.
El que faltaba
Juan Fco. Martín Seco www.republica.com 12 Diciembre 2013
Desde estas mismas páginas hace dos semanas, en un artículo titulado
“Dos pavos reales”, me refería yo a la presentación de sendos libros
por Felipe González y José María Aznar, y a cómo ambos se pavoneaban
dese el Olimpo de los dioses de los muchos éxitos que habían
conseguido como mandatarios. Rodríguez Zapatero presentaba hasta la
fecha dos puntos a su favor: no haberse incorporado a ningún consejo
de administración de alguna de las multinacionales o de las grandes
empresas del Ibex y haber mantenido un pudoroso silencio. Pues bien,
parece ser que ha tenido envidia de sus antecesores y ha decidido
salir a la palestra a dar su do de pecho. Nunca lo debería haber
hecho porque con su libro demuestra que no es que no se enterase de
nada en su tiempo de presidente de gobierno, sino que muchos meses
después continúa sin enterarse.
No pertenezco yo al grupo de los que piensan que Zapatero es el
culpable de todo. Otros muchos son también responsables, pero de ahí
a creernos las milongas que nos cuenta va mucha diferencia. Zapatero
fue presidente por accidente. Consiguió la secretaria general del
PSOE contra todo pronóstico, tan solo porque algunos, especialmente
guerristas y catalanes, querían evitar a toda costa el triunfo de
Bono; y contra todo pronóstico ganó las elecciones de 2004, el
ataque terrorista y la torpe reacción del Gobierno del PP,
movilizaron a una enorme cantidad de votantes de izquierdas, que se
habían instalado largo tiempo atrás en la abstención y le dieron
improvisadamente la victoria.
Rodríguez Zapatero se encontró en la Moncloa, sin que el mismo se lo
terminase de creer, y a partir de ese momento comenzaron las
ocurrencias, las frivolidades y su convicción de que conseguiría
todo lo que se propusiese con tanta facilidad como había logrado
encumbrarse a la cúspide de la política. Su libro constituye una
reivindicación de su segunda legislatura, especialmente de lo que
llama los “600 días de vértigo”. Piensa que de lo demás no necesita
justificación. Cuando en realidad sus errores comenzaron mucho
antes, desde el mismo instante en que fue nombrado presidente. Lo de
menos es que por motivos electorales negase la crisis cuando esta ya
estaba encima, lo peor es que en 2004 no supiese ver que la economía
estaba artificialmente inflada y que la política que había
practicado el PP nos conducía al desastre actual.
El 23 de abril de 2004, al poco de haber ganado las elecciones
Zapatero, escribí un artículo en el diario El Mundo titulado “La
encrucijada económica del nuevo Gobierno” (puede leerse en mi página
web), en el que señalaba las debilidades del modelo de crecimiento
que hasta entonces se venía siguiendo y que junto al corsé que
representaba la Unión Monetaria debería producir en algún momento la
debacle. Avisaba al nuevo Ejecutivo de que su falta de crítica hacia
la política de los gobiernos del PP y su complacencia con la
herencia recibida podría dejarles indefensos ante la catástrofe
económica que se avecinaba, atribuyéndoles a ellos toda la
responsabilidad, como en realidad así ocurrió finalmente.
El Gobierno Zapatero no solo no cuestionó la época anterior, sino
que hasta el inicio de la crisis mantuvo la misma política y la
misma actitud triunfalista de los gobiernos precedentes, sin querer
ver que todos los presuntos logros económicos eran a crédito y que
la enorme pelota de endeudamiento producida arrastraría a la
economía a la bancarrota. Es más, aun en la actualidad, en la misma
presentación de su libro, Zapatero continúa jactándose de lo bien
que iba la economía en aquellos años. Es decir, no ha entendido
nada.
Ciertamente, era difícil que las cosas pudieran haber ido de otra
manera teniendo en cuenta la designación de Pedro Solbes como
vicepresidente económico. Digo designación porque la impericia,
bisoñez y ligereza de Zapatero era tal que hasta consintió en que le
nombrasen al vicepresidente económico. Ahora que a todo el mundo le
da por hacer confidencias no está mal que se descubra algo que
apenas se ha dicho, que en la misma tarde de aquel domingo de marzo
de 2004, cuando aun no se conocían con certeza los resultados
electorales, el presidente del Banco Santander llamó preocupado a
Peces Barba para asegurarle que el PSOE había ganado las elecciones
y que Pedro Solbes tenía que ser el ministro de Economía. Los
banqueros no pierden ripio y de algo sirven las fundaciones y el
inmenso poder de estas en las universidades, especialmente en la
Carlos III de la que Peces Barba era rector. Por otra parte, no es
ningún secreto el ascendiente que Peces Barba tuvo casi hasta el
final con Rodríguez Zapatero como lo demuestra el hecho de que
vetase a Almunia y sugiriese el nombre de Marín para la presidencia
del Congreso.
Pedro Solbes no podía hacer una política distinta de la que había
hecho en el 93 con Felipe González y sustancialmente idéntica a la
de los gobiernos del PP -a los que debía el nombramiento de
Comisario en la Unión Europea-, política liberal y conservadora, con
el agravante de que ahora la moneda única permitía al capital
alegrías que habrían de ser fatídicas a largo plazo. De los asesores
áulicos del presidente en materia económica tampoco se podía esperar
una política medianamente progresista. El primero defendiendo el
tipo único en el impuesto sobre la renta y el segundo emigrando al
SEOPAN y gritando ahora en las reuniones de empresarios que el
impuesto de patrimonio es una vergüenza.
Existe el mantra, que el mismo Zapatero proclama en la actualidad
como verdad incuestionable, de los muchos avances que en materia
social realizó en su primera etapa. Nada más alejado de la realidad,
dejando aparte algunas medidas claramente electoralistas y sin
ninguna profundidad, lo cierto es que su política presupuestaria y
fiscal se orientó en clave netamente neoliberal. Con unas finanzas
públicas desahogadas se prefirió bajar impuestos a los empresarios y
a las clases altas antes que apuntalar las coordenadas básicas del
sistema de protección social, a pesar de que este tipo de gastos en
nuestro país se encontraba seis puntos por debajo de la media de la
UE. No se abordó desde luego la reforma que hubiera sido necesaria
del sistema fiscal después de los desmanes cometidos en esta materia
por el PP. Todo lo contrario, se suprimió el impuesto de patrimonio,
se redujeron los tipos marginales del IRPF, las rentas de capital
continuaron fuera de la tarifa general y el impuesto de sociedades
se vació de contenido, no solo porque se redujo el tipo, sino por
las distintas deducciones y exenciones de las que se le dotó. He
oído en la radio que Zapatero se lamenta ahora, y con razón, de que
sea posible que en un país como España, con la renta per cápita que
posee, existan tales agujeros de pobreza. Tiene razón, pero en su
mano estuvo modificar el sistema para que esto no llegara a ocurrir.
En cuanto a su segunda etapa, esa que pretende justificar en el
libro, más vale echar sobre ella un tupido velo. Difícilmente se
puede dar lugar a un cúmulo mayor de desatinos. Comenzó por creerse
lo de las dos tardes de aprendizaje con Jordi Sevilla y juzgó que ya
sabía suficiente economía como para prescindir de vicepresidente
económico, y llevar la cartera él mismo, así que se buscó para el
cargo a alguien lo suficientemente ambicioso (o ambiciosa) para que
sin tener idea alguna de la materia aceptase el reto, y estuviese
dispuesta a decir a todo sí señor. Pero incluso más grave que el
total desconocimiento de la economía fue la impericia, y puerilidad
mostradas por presidente y vicepresidenta en las negociaciones con
Bruselas y con el resto de socios comunitarios, cuyo máximo
exponente lo constituyó aquella noche fatídica de mayo de 2010
cuando lo que se dilucidaba era el rescate a Grecia y en la que
España sin razón aparente -la prima de riesgo estaba al 150%, muy
inferior incluso a la que existe en este momento- salió como
perdedora absoluta, obligada a someterse a fuertes ajustes, como si
hubiera sido rescatada.
Zapatero, y en eso se parece a Rajoy, insiste una y otra vez en que
su prioridad era que España no fuese rescatada, pero lo
significativo no es el rescate sino la intervención y, se quiera o
no, España lleva intervenida desde mayo de 2010. ¿Qué más
intervención se quiere que haber plasmado en la Constitución la
política suicida de la austeridad de Merkel? ¿Qué mayor intervención
se puede pedir que consagrar en nuestra Carta Magna el derecho de
prelación de los deudores extranjeros frente a pensionistas,
trabajadores y parados? Los españoles se pueden morir de hambre pero
los banqueros alemanes continuarán cobrando. Por otra parte, habría
que recordar a Zapatero, al igual que a Rajoy, que Europa obligaba y
obliga a los recortes pero no en qué partidas hacerlos, ni si se
efectúan por disminución de los gastos o por incremento de los
ingresos. Tanto uno como otro han optado por las medidas más
regresivas.
Lo peor de los gobiernos de Zapatero no es que negasen la crisis
cuando estaba ya encima, sino que mucho tiempo después todavía
ponían a nuestros bancos como ejemplo de buen hacer (bien es verdad
que en esto no estaban solos), y nos aseguraban que no iba a
costarnos ni un céntimo a los españoles. Lo cierto es que la cosa va
ya por cien millones (cien millones, si incluimos al Sareb, y no
cuarenta como nos dicen) y veremos cuántos de ellos se recobran.
Estos días Rodríguez Zapatero ha manifestado que no le importaría
retornar a la presidencia del Gobierno. Si es así, lo mejor que
puede hacer es estarse callado durante una larga, muy larga,
temporada, hacer una profunda autocrítica y estudiar, estudiar
mucho, a lo mejor así dentro de cuarenta años logra ser un buen
Presidente de Gobierno.
Desafío secesionista
El póquer mentiroso de Artur Mas
Cristina Losada Libertad Digital 12 Diciembre 2013
Los promotores de referéndums separatistas siempre hacen trampas y
chanchullos en las preguntas. Los quebequeses pasaron a los anales
con la que llegaron a estampar en las papeletas del referéndum que
hicieron en octubre de 1995. Decía así: "¿Acepta usted que Quebec
sea soberano, después de haber realizado una oferta formal a Canadá
de una nueva asociación económica y política, dentro del marco de la
ley relativa al futuro de Quebec y del acuerdo firmado el 12 de
junio de 1995?". Ahí es nada.
Toda esa palabrería no se puso ahí para imitar la escena de los
hermanos Marx en Una noche en la ópera, cuando Groucho y Chico van
leyendo el contrato que empieza con la cláusula "La parte
contratante de la primera parte será considerada como la parte
contratante de la primera parte". Los separatistas quebequeses, muy
conscientemente, envolvieron el hueso de la secesión en paños
legalistas para presentarlo como una suave transición pactada.
Incluso evitaron el término Estado y se quedaron con el de soberano.
Es lo mismo, pero suena diferente y el sonido importa mucho. El
trueno asusta a los indecisos, ¡pongamos unas campanillas!
Si, tras la pregunta quebequesa, a alguien le entran ganas de seguir
con los Marx y pedir también dos huevos duros, espérese porque
llegan al camarote los nacionalistas escoceses. De entrada, los de
Alex Salmond querían dos preguntas en el referéndum: una sobre la
independencia y otra sobre si debía tener más poderes el parlamento
de Escocia. Si salía con barba, San Antón y si no, la Purísima. El
caso era ganar con cualquiera de los resultados posibles. Siempre
positivo, nunca negativo, por darle la vuelta al dicho del
entrenador.
Esas dos expresiones del ventajismo nacionalista se vuelven, sin
embargo, dechados de honestidad intelectual cuando se ponen al lado
del bullshit que acaba de exhibir Artur Mas, para vergüenza ajena.
No se habrá visto descaro igual al que late en su doble pregunta.
Recuérdese, que es de las que hacen época: "¿Quiere usted que
Cataluña sea un Estado?", y acto seguido, como si un Estado no
implicara ya la independencia: "¿Quiere que Cataluña sea un Estado
independiente?". Esto viene a ser como si le preguntan a uno si
quiere un coche y, en caso afirmativo, si quiere un coche con motor.
Era un engañabobos tan solemne el que presentó Artur Mas, que
mientras leía las dos preguntas –"una sola pregunta", decía, "una
pregunta clara"– a la vicepresidenta Joana Ortega se le escapaba en
la mirada la pregunta que llevaba dentro: ¿se lo tragarán? Pero no
conviene quedarse en la impudicia con que muestran su desprecio por
la inteligencia; muy en especial, por la inteligencia de los
ciudadanos que están en su misma sintonía. Porque la chapuza cumple
su función. Risible como es, le permite a Mas cabalgar otro año el
tigre y lanzarlo, con ese ridículo doble lazo al cuello, contra el
Gobierno de la nación, a ver qué pasa. A ver si el Gobierno y los
dos grandes partidos españoles se ponen a darle de comer.
Desafío secesionista
Golpe de Estado institucional
Pablo Planas Libertad Digital 12 Diciembre 2013
Bastaría con que el Gobierno de España dejara de inyectar dinero en
las arcas de la Generalidad para que Artur Mas tuviera que montar
sus grandes anuncios y la consulta separatista con dos velas y
flanqueado por el cobrador del frac y el torero de los morosos. No
haría falta siquiera recurrir a la Constitución o a la aplicación de
la legalidad. Ni mucho menos, como fantasean los nacionalistas cada
vez que ven un avión, organizar unas maniobras militares en el alto
de la Panadella. Aciertan en el diagnóstico quienes sostienen que el
problema del nacionalismo catalán es monetario, pero fallan en el
tratamiento. El suministro masivo de dinero no aplaca los síntomas,
al contrario. En cambio, si la administración catalana hubiera de
sostenerse sobre los recursos propios estaría en quiebra desde hace
años. No es el caso porque dispone de abundantes fondos procedentes
del Estado, de los ayuntamientos y de las diputaciones (o sea, tres
veces el Estado) para mantener embajadores, sostener TV3, montar
raves de historiadores contra España, mantener un sistema educativo
doctrinario y discriminador, fomentar el engorde de las cuentas
suizas de los más ilustres dirigentes nacionalistas y, con las
propinas, convocar una consulta ilegal cuyo primer efecto es ahondar
en la fractura social.
Como esto ha funcionado así durante treinta años, el anuncio de Mas
de que ya hay fecha y pregunta para el referéndum ha parecido uno de
esos viejos spots televisivos de las burbujas freixenet, con un
selecto grupo de diputados del frente nacional arropando al
representante ordinario del Estado en Cataluña en el momento de
pasarse sus atribuciones por el arco del triunfo. Más contentos
todos que unas pascuas en la seguridad que la legalidad no cuenta y
la deslealtad da votos. Como si ya hubieran ganado, celebrando la
victoria del sí a todo lo que se proponen. Saben, además, que nunca
van a estar más cerca de sus propósitos que después de tres décadas
de adoctrinamiento contra España. Y confían en que Rajoy se mantenga
en sus trece de dejar hacer, pese a que el desafío de Mas ha entrado
ya en una fase de no retorno que debería obligar al presidente del
Gobierno a remover algo más que la dirección de La Vanguardia.
Se duda si podrá llevarse a cabo este referéndum. Gran firmeza
retórica en las primeras reacciones del PP y del PSOE. También había
muchas dudas sobre la capacidad de los partidos nacionalistas para
ponerse de acuerdo sobre la fecha y la pregunta. Se teorizaba
incluso que las discrepancias ocultaban una sutil maniobra para
encontrar la salida al laberinto en un callejón sin salida, así de
confuso es eso que llaman política catalana. Pues fue que no. Ya hay
pregunta (o preguntas, mejor dicho) y fecha. El 9 de noviembre del
próximo año. Los propagandistas de la Generalidad ya han hecho
constar la coincidencia no sólo con el Tricentenario del España
contra Cataluña sino con el XXV aniversario de la caída del Muro de
Berlín. ¡Qué hábil Mas! Te vende la caída del Muro mientras sus
chicos del Cesicat preparan el despliegue de una valla (con
concertinas, foso y campo minado) entre el Ebro y la meseta.
En cuanto a la pregunta, la fórmula está a la altura de las
expectativas creadas. Semejante campeonato de masas encefálicas
(CiU, ERC, IC y las CUP) no podía dar mejor resultado, a la altura
de la letra pequeña de una preferente. Si usted quiere que Cataluña
sea un Estado, marque sí. Sólo si ha marcado sí, responda la
subsiguiente pregunta: ¿quiere que el Estado sea independiente?
Marque sí o no. Si es que sí, muchas gracias por su participación.
Usted ha votado que quiere que Cataluña sea un Estado independiente.
¿Pero si es que quiere que Cataluña sea un Estado, pero no que sea
un Estado independiente? Entonces, ¿qué quiere? ¿Que sea un Estado
paria, un estado de ánimo, una colonia francesa, una república
islámica, qué, qué, qué? Para que esto fuera legal no necesitaría
ser lógico, pero que la pregunta no sea lógica ni la convocatoria
legal no quiere decir que no vaya a celebrarse una votación, caiga
quien caiga, pues bueno es Junqueras. Se pongan como se pongan los
empresarios que no se lo creían, los políticos que lo dudaban y los
teóricos del nunca pasa nada. ¿Y ahora qué, a pedirle a la gente que
vote que no en un referéndum ilegal para legalizarlo de facto? En
lugar de antecedentes, Mas acumula precedentes, por la vía del
silencio administrativo, y facilidades económicas, por la vía del
Estado.
La irresponsabilidad de Mas apela directamente a la responsabilidad
de Rajoy, porque lo que se dirime es un asalto en toda regla a la
legalidad, un golpe de Estado institucional, un ataque brutal a la
convivencia. Se puede relativizar, hablar de motín a bordo del
camarote de los hermanos Marx, de ridículo monumental y de
espectáculo lamentable. Sí, vale, pero este proceso (basado en las
falsedades de unos y en la dejación de todos) empobrece y enfrenta a
los ciudadanos, a los que viven en Cataluña y a los del resto de
España.
Referéndum soberanista
Para ganar, salga lo que salga
Emilio Campmany Libertad Digital 12 Diciembre 2013
Estos independentistas catalanes de CiU no son serios ni cuando
hablan de su razón de ser, la independencia de Cataluña. Después de
estar tantos meses dando la matraca con que España les roba, con que
la única salida es la independencia, con que España les oprime, les
persigue, les liquida y no sé cuántas quejas más, llega el momento
de acordar la pregunta de la consulta y, para empezar, necesitan
varios días para negociarla. Y luego, en vez de preguntar una cosa,
preguntan dos, no vaya a ser que alguien la entienda.
Porque, ¿qué sentido tiene preguntar si se quiere que Cataluña sea
un Estado? Responder sí a esta pregunta significa muy poco. Se puede
ser un estado federado o uno confederado, y dentro de ambos
supuestos caben múltiples matices. Luego, a quienes digan que sí, se
les preguntará ulteriormente acerca de si quieren que sea un Estado
independiente. Los catalanes que deseen esto son los únicos a
quienes se da la oportunidad de contestar con claridad lo que
desean. Y si de lo que se trata es de saber cuántos catalanes desean
la independencia, ¿a cuento de qué viene esa pregunta previa acerca
de que Cataluña sea un estado, aunque no sea independiente?
El objetivo no es otro que el que la consulta sea una victoria de
CiU y de Artur Mas salga lo que salga. Porque díganme cuántos se van
a atrever a estas alturas a decir que no quieren que Cataluña sea un
estado. A eso va a contestar todo el mundo que sí, incluidos los que
quieren que las cosas sigan poco más o menos como están, ya que
Cataluña ya es de facto un estado integrado en una federación, pero
votarán que sí aunque sólo sea para que se produzca un
reconocimiento formal de esa situación. Luego vendrá el referéndum
de verdad entre los que han dicho sí a que Cataluña sea un estado.
Los habrá que deseen la independencia frente a los que no la deseen.
Pero tanto si ganan unos como si lo hacen otros, Mas podrá decir que
ha ganado él porque la gran mayoría de los catalanes quiere que
Cataluña sea un estado, que es lo que se supone que ahora no es. Y
naturalmente será él quien se arrogue el honor de revelar la clase
de estado que, integrado en España, quieren los catalanes. No sé si
se decantará por una fórmula al estilo de la Austria-Hungría de
antes de la Gran Guerra o si se limitará a exigir que su región
disfrute de tantos más privilegios de los que ya tiene. Lo que sí
estoy en condiciones de garantizar es que ese estado a cuyo favor
habrá votado la gran mayoría de los catalanes tendrá que tener
cuando menos, según la interpretación del resultado que haga Mas,
una agencia tributaria propia. Si Gandhi y Luther King levantaran la
cabeza y vieran la clase de seguidores que les salen por estos
lares...
Pero cómo puede estar al frente del PPC
Alicia Sánchez Camacho está desautorizada para seguir representando
al Partido Popular en Cataluña.
El 'gratis et amore' de Alicia Sánchez Camacho
José García Domínguez Libertad Digital 12 Diciembre 2013
Según parece, todo fue una broma. Únicamente eso, una broma. En
consecuencia, Alicia Sánchez Camacho y la amiga íntima de Jordi
Pujol Ferrusola han acordado perdonar a los detectives de Método 3
contratados por el PSC que las espiaron en el restaurante La
Camarga. Un trabajo, el de registrar las conversaciones privadas de
Sánchez Camacho, que Método 3 realizó "gratis et amore", por usar
las mismas palabras envenenadas con que Francisco Marco, el jefe de
los espías, se refiere siempre al asunto. Generosa benevolencia, la
de las dos víctimas de las grabaciones, que extingue en el acto
cualquier acción penal contra los acusados. Asunto resuelto, pues.
Otro más.
Gregorio Morán llama finales barceloneses a los de esas historias,
por lo común sórdidas, que acaban en nada y no pasa nada. Nadie
pregunta nada, nadie alega nada, nadie investiga nada y, al poco, ya
tampoco nadie sabe si el caso ocurrió realmente, o si el recuerdo
que guarda de él procede de alguna novela negra barata, de ésas de
usar y tirar que venden en los quioscos de los aeropuertos. Gracias
a doña Alicia, tenemos hoy un nuevo final barcelonés. El enésimo. No
es Alicia Sánchez Camacho ni mejor ni peor que tantos políticos
profesionales de los que en estos tiempos se estilan. Acaso resulte
un poco más torpe en las formas, pero solo un poco. Así, como sus
iguales, no alberga el menor reparo ético o estético a la hora
defender cualquier causa y su contraria.
A imagen de esas pequeñas orquestas callejeras, las que se ganan la
vida en las aceras interpretando la música que los viandantes deseen
escuchar en cada momento, a Sánchez Camacho también le resulta
indiferente tener que entonar una jota, un cuplé o una muiñeira. Y
se le nota. Eso es lo malo, que se le nota demasiado, carencia que
su verbo atolondrado y proceder irreflexivo no ayudan precisamente a
mitigar. No es tarea fácil, nunca lo ha sido, gestionar la marca de
la derecha española en Cataluña. De ahí la dificultad de dar con
gente de verdadera categoría que se preste a ello. Al respecto,
Piqué y Vidal Quadras representaron la excepción a la norma de
encomendar el empeño a medianías de andar por casa que cubriesen el
expediente. Pero hasta para limitarse a cubrir el expediente se
requiere un poco de seriedad. Parece lo mínimo, un poco de seriedad.
Y ni eso. Alicia Sánchez Camacho está desautorizada para seguir
representando al Partido Popular en Cataluña.
La historia como coartada del odio
Antonio Pérez Henares Periodista Digital 12 Diciembre 2013
La constante más definitoria del nacionalismo no es, en absoluto, el
amor a lo propio, sino la confrontación con lo “otro”. La seña es el
agravio, el victimismo y como consecuencia, el odio. El otro ha de
ser etiquetado como el opresor, el malo, el vago y el ladrón. En la
historia y en el presente. Y en el pasado y en la actualidad se
exacerba hasta el paroxismo la diferencia y si es menester se
inventa. El simposium que estos días han montado los separatistas
catalanes es una prueba palpable de ello.
Se busca y se rebusca en la historia, en la lengua y hasta en la
geografía todo aquello que incentive el sentimiento y el
resentimiento contra quien se establece como el causante de todos
los males seculares. Se anula cualquier vínculo, se desprecia todo
lo que une y se entiérrale más mínimo vestigio común. Aunque estos
sean milenarios y aunque permanezcan presentes y profundamente vivos
en el momento presente.
Lo que se está perpetrando, con desprecio absoluto a cualquier rigor
histórico y con clara voluntad de vulnerar la verdad y hasta la
razón, es la busqueda de una coartada en la que cimentar una
conclusión ya tomada de antemano. España es la culpable. La
sentencia ya está redactada de antemano y la tarea es revestir como
se pueda los considerando condenatorios.
Esos señores que allí se conjuran en realidad de lo único que no
quieren hablar es de historia. Ni de la antigua ni de la moderna. Ni
que les menten que Barcelona, Barcino Nova, la ciudad del Barca, la
fundó Amilcar que fue de aquellos que bautizaron toda está tierra
como Hispania, ni de aquellos primeros condes catalanes de la Marca
Hispánica, ni que el tercero de ellos, Ramón Berenguer se fue a
casar con ¡una hija del Cid! Y que descendientes suyos acabaron
dando reyes a Castilla. Que la unidad de España la hicieron esa
corona y la de Aragón, de la que fueron parte y que en ella
permanecieron como todos y que esa fecha que utilizan como
referente, 1714, fue el resultado de una guerra de sucesión entre
dos dinastías que se disputaban el trono y donde parte de Cataluña
se alió con el bando perdedor.
Entender Cataluña sin España o España sin Cataluña choca con la
práctica totalidad de los apellidos que indican la procedencia de
sus ciudadanos. Pero hacerlo ahora es además el colmo absoluto de la
desfachatez.
Ha sido la democracia, ha sido la Constitución, votada con
entusiasmo y más que en territorio alguno, por los catalanes pues
amen de la devolución de la soberanía “al conjunto del pueblo
español” y las libertades añadía en su caso el respeto y el
restablecimiento de señas de identidad y autogobierno, quién lo ha
propiciado y que no solo no se les ha negado tal avance sino que con
ella han alcanzado la mayor profundidad y alcance de toda su
historia. Eso es lo que ha hecho España. Esa es la verdad
perfectamente demostrable y de lo que esos señores no van a hablar.
El discurso del odio y del agravio lleva una gran ventaja,
alimentado sin cesar y sin pausa enconado. Es hora de denunciarlo
como lo que en realidad es: una gran patraña que busca un objetivo
predeterminado de antemano y que anhela crear el clima sentimental e
incluso irracional que posibilite el choque. Pero es también hora de
contrarrestarlo, y eso desdichadamente no se ha hecho, o se ha hecho
mal, con las razones, los antecedentes, los hechos y las virtudes de
la unidad tanto para compartir éxitos como para afrontar
dificultades. Y ahora que transitamos más por lo segundo que por lo
primero es cuando menos precisamente se deberían despilfarrar
esfuerzos y si unir todo los alientos para salir del atrolladero.
Que es el mismo y que una vez más prueba lo que somos y donde
estamos. En el mismo barco y en la misma tormenta.
Análisis de situación (IV): El búnker
Luis del Pino Libertad Digital 12 Diciembre 2013
Decíamos en el artículo anterior que el colapso del actual sistema
de bipartidismo imperfecto (PSOE + PP + nacionalistas) es algo que
se admite ya como posibilidad en todos los despachos, y que las
líneas de defensa y los planes de contingencia se están trazando
desde hace muchos meses.
Para tratar de entender por dónde van los tiros, permítanme que
simplifique las cosas y que clasifique a los distintos actores
existentes en tres grupos diferenciados: el búnker, los tácitos y la
oposición democrática. Analizaremos por turnos el papel de cada uno
de esos grupos.
El búnker
Por supuesto, el actual régimen no va a disolverse sin presentar
batalla. Permítanme que, para simplificar, utilice la palabra
"búnker" para referirme a aquellos sectores interesados en que el
actual régimen sobreviva con su configuración actual. Ante la
posible debacle que auguran las encuestas, las líneas de defensa son
varias.
1) Recuperación económica. El búnker esperaba que la dinamización de
la economía internacional tiraría hacia arriba de la economía
española. Eso hubiera permitido presentar un balance positivo del
gobierno de Rajoy y habría hecho posible recuperar algo del crédito
perdido. Sin embargo, la línea de defensa en la que más se confiaba
se está desmoronando, porque la recuperación, ni está, ni se la
espera. Como mucho, a lo único que se aspira ya es a llegar a 2015
con unas mejores magnitudes macroeconómicas, pero sin que la gente
de la calle llegue a percibir aún una mejora de su nivel de vida.
De todos modos, de aquí a 2015, los medios de comunicación fieles, a
uno y otro lado del espectro político, harán lo posible por vender
cualquier dato que permita transmitir optimismo. El efecto electoral
será limitado, pero todo ayuda.
2) Polarización derecha-izquierda. El búnker no puede permitir que
se llegue a las elecciones europeas con la imagen de una ciudadanía
enfrentada a una casta corrupta, ineficiente y egoísta. Si el debate
político sigue centrado en la dicotomía casta-ciudadanos, no se va a
poder evitar el desastre. En consecuencia, es necesario hacer todo
lo posible porque el debate político se centre en la dicotomía
derecha-izquierda, para poder movilizar de nuevo a los electores en
favor del PP y el PSOE.
Cuando escuchen ustedes al PSOE hablar de romper acuerdos con la
Santa Sede, no se equivoquen: al PSOE le importa un bledo el tema;
ni siquiera lo hace para movilizar a su propio electorado, sino para
movilizar al electorado del PP. De la misma forma, el PP
corresponderá amagando con cosas como la ley del aborto, que
induzcan a movilizarse a los electores del PSOE. PP y PSOE harán
todo lo posible, en los próximos meses, por resucitar el voto del
miedo: "Es posible que yo no te guste, pero si no me votas a mí,
ganarán los otros".
Pero esta línea de defensa, como sucedía con la anterior, tiene una
efectividad limitada. Puede funcionar con una parte del electorado,
pero a la mayoría de la gente resulta difícil venderle que la
política es una pelea PP-PSOE, cuando acaba de ver a los supuestos
"contendientes" repartiéndose sin rubor, por ejemplo, los puestos
judiciales.
3) Caras nuevas. La tercera línea de defensa es algo más efectiva.
La renovación de caras, por muy ficticia que sea, siempre permite
recuperar fuelle. Ha funcionado parcialmente con la operación Susana
Díaz, cuyo nombramiento ha logrado detener momentáneamente la caída
en intención directa de voto del PSOE. En los próximos meses, Rajoy
jugará con la baza del cambio de gobierno, para llegar a las
europeas con aires supuestamente renovados. Probablemente la crisis
de gobierno se produzca en enero o febrero de este año entrante, tal
como señalan diversas fuentes.
El PSOE podría intentar jugar, en el mismo sentido, con sus propias
primarias, pero el actual guirigay interno hace que ese movimiento
resulte arriesgado. Si se celebran las primarias socialistas antes
de las europeas y salen mal, el resultado podría ser
contraproducente.
4) Coincidencia electoral. Si todo lo demás fallara y el desgaste de
los dos partidos mayoritarios continuase, existen soluciones para
intentar evitar que las próximas elecciones europeas se conviertan
en una debacle para PP y PSOE. Una de ellas es hacer coincidir las
europeas con otras elecciones que sí animen a los electores más
fieles de ambos partidos a acudir a las urnas.
En caso de emergencia, no se dudaría en convocar las generales para
2014, pero esa medida parece aún excesivamente drástica. Lo que ya
se está barajando seriamente es hacer coincidir las europeas con las
elecciones autonómicas andaluzas. Eso permitiría centrar la campaña
en Andalucía (y, por tanto, en el duelo PP-PSOE) y quitar el foco de
unas elecciones europeas en las que el debate se plantearía entre
casta política y ciudadanía.
También se está barajando adelantar las generales de 2015 a la
primavera, para hacerlas coincidir con las municipales y
autonómicas, aunque no habrá decisión al respecto hasta ver cómo
evolucionan las encuestas de aquí a fin de año.
5) Modificaciones legales. En último término, determinadas
modificaciones legales pueden ayudar a blindar el actual sistema. De
un lado, ciertos engendros como la nueva Ley de Seguridad Ciudadana
pretenden poner sordina a la crítica y las protestas sociales. Pero
quizá el movimiento de mayor alcance sean las modificaciones de las
leyes electorales que se están acometiendo en diversas autonomías.
Aunque se intenta vender la reducción del número de diputados
autonómicos como una medida de ahorro, en realidad el objetivo es
otro bien distinto: evitar la entrada de nuevas fuerzas en esos
parlamentos, por el procedimiento de hacer más difícil el obtener un
escaño.
¿Quiénes componen el búnker? No se trata, claro está, de un sector
monolítico. Dentro de él hay grupos y personas con muy distintos
intereses. Por supuesto, están en él las actuales cúpulas dirigentes
de los dos grandes partidos, junto con sus aliados nacionalistas
tradicionales. Como también lo está un importante sector del
empresariado, el más próximo al poder político, que ve peligrar su
posición en caso de que el actual sistema colapse.
El búnker cuenta con medios de comunicación potentes a izquierda y
derecha, y cuenta con la presión que puede ejercer sobre el resto de
los medios menos adictos. Y lo más importante: cuenta con el Boletín
Oficial de Estado y con recursos públicos ilimitados. Pero, como la
Historia demuestra, el monopolio del poder no garantiza
necesariamente la supervivencia.
En el próximo artículo pasaremos revista a lo que está sucediendo en
el campo de la oposición democrática.
Medios de vida
Ya ni siquiera alarma la manipulación ideológica sobre el proceso
soberanista o la omisión de información relevante
Jordi Gracia El Pais Cataluña 12 Diciembre 2013
Las malas vibraciones empiezan en el minuto seis o siete, aumentan
de forma preocupante hacia la mitad del programa, y se disparan del
todo otros 10 minutos más tarde para acabar en una especie de
fundido mental en negro. No es el final de la emisión sino el estado
catatónico del espectador. Para ese momento ya está confortablemente
instalado en la sección de deportes y, sobre todo, decorosamente
preparado para el nirvana feliz del espacio central, El temps: las
borrascas de ayer y de hoy, los temporales y las ventoleras, las
imágenes (preciosas) que mandan los espectadores, las montañas
blancas contra el universo negro. Antes de todo eso, es muy probable
que la atención se haya centrado en un episodio macabro, en unas
declaraciones políticas previsibles o en una nadería comarcal
impropia de un informativo público de alcance nacional.
Nada nuevo, por supuesto, pero sí novedoso con respecto a la calidad
de TV3. No hace falta remontarse al scoop de la retransmisión en
directo de la liberación de Nelson Mandela en 1990. Basta con
retener la vergüenza ajena que producían, vistas desde Cataluña, las
peores etapas de sectarismo informativo en la televisión de Aznar y
el consuelo de disponer en casa de unos informativos de calidad, con
sus sesgos y sus tabúes, por supuesto. Pero estaban a años luz de
aquella manipulación descarnada y cínica.
Hoy en Cataluña ya nos hemos curtido: ni siquiera alarma la
manipulación ideológica sobre el proceso soberanista, nadie se
disgusta ya ante la magnificación de declaraciones absurdas pero
útiles y apenas nadie se exalta ante la omisión de la información
relevante.
La pérdida de credibilidad de los informativos nos ha hecho por fin
adultos y respiramos a pulmón abierto la nube tranquilizadora de una
información pública plana, local y comarcalista, superficial y
acrítica. Nos ha ayudado a sobrevivir la edad y la templanza, sin
duda, pero también un sujeto valiente y televisivo. Se llama Aaron
Sorkin y no es una fijación; es un instrumento adictivo para
observar por dentro el funcionamiento del poder. Él fue el inventor
de una serie en torno a aquello que siempre quisimos saber sobre el
poder, y no hizo falta preguntar porque lo contaba con naturalidad
vegetativa en El ala oeste de la Casa Blanca. Lo que ahora
sospechamos sobre el peso del poder en los informativos está en otra
serie más del mismo Aaron Sorkin, The newsroom.
A los periodistas les subleva la serie, y con razón. Ellos saben muy
bien lo que sucede en las redacciones de prensa o televisión o radio
y el retrato les sabe a dulzón y folclórico. Pero el resto de
incautos celebramos la transparencia con la que se narra la
intromisión de los intereses políticos y económicos, la exclusión de
las noticias inservibles a esos fines, y hasta la lobotomización
lenta que cala en las redacciones hasta que de golpe el jefe
recupera el juicio (con redoble de tambores y gran estruendo
emocional). La gracia de la serie se pierde en el tejido de
relaciones sentimentales (este con aquella, aquella con este), pero
es la concesión comercial para que no muramos de un infarto de
lucidez, relajemos las neuronas y la apoplejía se aplace.
El protagonista es un héroe, por supuesto: ha reencontrado la luz en
el momento de plenitud profesional y ha decidido, por fin, retomar
las riendas del oficio para descartar de sus programas las
catástrofes naturales (tornado supersónico), los récords históricos
(calor tropical en pleno invierno) o la casquería mediática (madre
mata a niño y lo asa en la barbacoa). Aspira a ser casi perfecto:
una mezcla de la solvencia de Iñaki Gabilondo y la insolencia blanca
de Jordi Évole.
Y por fin ataca: ofrecerá información política racional y veraz,
crítica y contrastada. Él es un republicano moderado que ve en el
Tea Party al enterrador de la derecha civil y respetable
norteamericana. Como es un héroe, propone cosas de héroes: un
programa de debate en directo con los candidatos del Partido
Republicano, para que discutan sobre política sin dejarles soltar
los esquemas aprendidos de memoria y los eslóganes prefabricados. El
visto bueno ha de darlo el responsable del partido, que es viejísimo
amigo también, y hombre de familia con hijos en edad universitaria
(uno va a la superelitista Stanford) y su sueldo le llega de la
política.
El formato del debate le gusta, es vivaz y veraz, descubre
contradicciones y exhibe diferencias ideológicas, delata lo que los
candidatos prefieren callar y descubre lo que ignoran. Pero este
hombre de buena intención lleva una asesora del partido con él. Y la
respuesta es, por supuesto, no, ni hablar: ese debate es un suicidio
político porque desnuda la irrelevancia intelectual de los peores
candidatos. Imposible dar el visto bueno: ¿tú sabes lo que vale la
matrícula de mi hija en Stanford? ¡Yo vivo de esto! El debate no se
hace y en el fondo respiramos tranquilos, mecidos en la nube
comarcal y los récords atmosféricos de El temps.
Jordi Gracia es profesor y ensayista.
Historia de Cataluña
Miquel Porta Perales www.cronicaglobal.com 12 Diciembre 2013
Diez notas sobre una historia de Cataluña -me limito a la época
medieval y moderna- que el actual departamento de la Presidencia de
la Generalidad de Cataluña no impulsará, empeñado como está en la
organización de algún simposio frentista que le permite generar un
clima y unos sentimientos favorables a la independencia de Cataluña.
"Viure Lliure", reza el lema del Tricentenario de 1714. A ver si lo
he entendido bien: ¿Quizá los catalanes de hoy no son libres y han
de retroceder a 1714 para vivir en libertad?
1. Los condados que Guifré el Pelós deja en herencia a sus hijos en
el 897 eran unas demarcaciones feudales independientes de las que no
se puede decir que constituían la nación catalana. Posteriormente,
algunos de estos condados se rompen y surgen nuevas diócesis que
acentúan su independencia en relación al Condado de Barcelona. Un
detalle: el conde Borrell, al romper el lazo de fidelidad con Hugo
Capeto, se autodenomina Duque y Marqués de Iberia y Duque de Iberia
y de la España Citerior. A pesar de las evidencias, el mito de una
Cataluña nación durante los siglos IX y X continúa vivo. ¿Quizá en
1988 no se celebró el Milenario del Nacimiento Político de Cataluña?
Pero, ¿acaso es políticamente independiente la Cataluña medieval? No
es lícito aplicar conceptos del presente -la independencia política,
por ejemplo- al pasado. No se puede hablar de autogobierno en una
época en que gobernaba -como podía- una monarquía absoluta. Y
tampoco se puede hablar de la democrática Cataluña medieval cuando,
como señala John Elliott, en toda Cataluña -una sociedad estamental-
solo 90 individuos podían aspirar a las tres plazas de diputados,
junto a 34 clérigos y 137 nobles. Vale decir que la resistencia a la
monarquía no se hacía en defensa de las libertades nacionales de
Cataluña, sino en nombre de unos determinados privilegios e
intereses feudales amenazados por la monarquía.
2. Berenguer III se titula "por la gracia de Dios, Marqués de
Barcelona y las Españas". Jaime I dice que "Cataluña es el mejor
reino de España" y, al pedir ayuda para sus campañas militares,
habla de "salvar España" y, cuando la operación ha concluido, indica
que ya "podemos marcharnos, que hoy se ha honrado a toda España".
Por su parte, la Busca -partido de menestrales y mercaderes que
quería controlar el gobierno municipal para impulsar las libertades
y costumbres de Barcelona-, en su lucha contra la oligarquía en el
año 1464, afirma que su triunfo convertiría Barcelona "en cabeza de
la libertad de España".
3. ¿Castilla contra Cataluña? Datos: en 1475 y 1480, los Reyes
Católicos enviaron un ejército en defensa de Perpiñán. También en
1480 preparan una flota en los puertos de Vizcaya y Guipúzcoa para
proteger una Sicilia que no era precisamente castellana.
4. Una carta que el obispo de Vic escribe a las Cortes (1615) en
donde se puede leer que los habitantes del Principado "dicen que
envíe S.M. gente y los conquiste, que todos se le darán, para que
siente la justicia como en Castilla y les quite sus malos usos y
costumbres que la impiden".
5. Tres citas. Pierre Vilar: "Renunciemos, pues, a la imagen de una
Cataluña ahogada por el centralismo real, castellano". John Elliott:
"Esta interpretación conspirativa tiene más de las fobias
decimonónicas que de la realidades del siglo XVII". Ricardo García
Cárcel: "Mucho más que la idea de frontera los catalanes de la época
estaban sensibilizados respecto al concepto de jurisdicción. Lo que
realmente les afectaba era su condición de sujetos pacientes de la
jurisdicción señorial o eclesiástica y de la administración real".
6. La Diputación presidida por Pau Claris -curioso personaje que
mantenía contactos secretos con Luis XIII de Francia al tiempo que
enviaba mensajes de lealtad a Felipe IV- se caracterizó por su alto
grado de corrupción y por la confiscación de unos bienes
posteriormente vendidos a mayor gloria de los intereses de los
señores diputados. Cuando el Virrey Santa Coloma intentó poner orden
en el caos, tolerado por esta gloria de la nación catalana que es
Pau Claris, fue tildado de ir contra la ley.
7. La tan conocida frase del Conde-Duque de Olivares. "Tenga V.M.
por el negocio más importante de su Monarquía, Señor, que no se
contente V. M. con ser rey de Portugal, de Aragón, de Valencia,
conde Barcelona, sino que trabaje y piense con consejo maduro y
secreto para reducir estos reinos de que se compone España al estilo
y leyes de Castilla, sin ninguna diferencia". ¿Cómo interpretar el
texto? ¿Talante uniformizador? Quizá. Pero, no cabe descartar otra
hipótesis: la de un político de su época que quería limitar el poder
de unas oligarquías que únicamente defendían sus intereses y era
escasamente proclives a colaborar con el Estado.
8. En 1642, Cataluña se constituye en República bajo la protección
de Francia. Un mal negocio. Luis XIII nombra Virrey y Capitán
General a franceses, Barcelona es dominada por el absolutismo
francés y Cataluña se divide entre los partidarios de Felipe IV y
Luis XIII. Se pierde Perpiñán al ser derrotado el ejército español
que la defendía. El Tratado de los Pirineos supone la pérdida del
Rosellón y de parte de Cerdaña. La aventura republicana,
independentista y antiespañola de aquellos patriotas catalanes dio
lugar a lo que la historiografía nacionalista llama la "mutilación
de Cataluña".
9. Los borbones llegan a España. Y, según afirma Feliu de la Peña
refiriéndose a Cataluña, "consiguió la Provincia cuanto había
pedido" y las constituciones de la época "fueron las más favorables
que había conseguido la Provincia". Se recopilan las Constitucions i
altres drets, Barcelona alcanza el estatuto de puerto franco
autorizado a comerciar con América y se implementan exenciones
fiscales. Una época de recuperación que topa con la Guerra de
Sucesión al trono de España: la coalición antiborbónica bloquea el
Mediterráneo y ahoga el tráfico comercial con lo que ello supone
para Cataluña. Es entonces cuando los diputados catalanes, después
de negociar con la coalición antiborbónica, cambian Cataluña de
bando. ¿Una guerra nacional? ¿Una guerra de Cataluña contra la
imposición castellana de un Rey extranjero? Dejando a un lado que
los dos reyes eran extranjeros, resulta plausible que estamos ante
un conflicto -de consecuencias personalmente dramáticas- originado
por la infidelidad de la oligarquía local. El bando de Rafael
Casanova llamando a defender la ciudad de Barcelona habla de
"derramar gloriosamente su sangre y su vida por su Rey, por su
honor, por la Patria y por la libertad de toda España".
10. El decreto de Nueva Planta, en palabras de Jaume Vicens Vives,
"echó por la borda del pasado el anquilosado régimen de privilegios
y fueros de la Corona de Aragón. Este desescombro benefició
insospechadamente a Cataluña, no solo porque obligó a los catalanes
a mirar hacia el porvenir y los libró de las paralizadoras trabas de
un mecanismo legislativo inactual, sino porque les brindó las mismas
posibilidades que a Castilla en el seno de la común monarquía".
Me permito terminar con unas palabras de Gaziel que son un buen
resumen y compendio de esa historia de Cataluña que pergeña
determinado nacionalismo catalán -¡lo llaman "rigor"!- siempre
dispuesto al apostolado y al agit prop en favor de la causa: "Más
que la historia estricta de unos hechos, parece la historia de un
deseo maravilloso urdido a base de ellos, como los efectos de óptica
que a veces la niebla forma en pleno bosque... yo querría una
Historia de Cataluña que se dejara por siempre más de contar lo que
debería ser y no fue, para decirnos lo que ha sido y lo que es, para
ver si así podíamos llegar, por fin, a ver con claridad lo que puede
ser".
TODOS LOS NIETOS DEL REY
Una herida de la Familia Real, infectada
entre Utrecht y Gibraltar
Pascual Tamburri www.elsemanaldigital.com 12 Diciembre 2013
El mismo tratado que Londres usa para mantener su colonia en
Gibraltar reorganizó la familia Borbón. Denunciar los tratados de
Utrecht tendría interesantes consecuencias.
Casi es un alivio estar acabando el otoño, tras unos meses dedicados
a la cortina de humo gibraltareña. Pero la cuestión de Gibraltar,
además de tocar la fibra patriótica de los españoles, es un asunto
espinoso para los Borbones, incluyendo la rama ahora reinante. Sí,
sí, la familia que antes presumía de su estirpe y ahora presume de
sus negocios, cuando no de sus íntimas amistades con un líder
terrorista xhosa. Es verdad que el Peñón, más que para olvidar a
Bárcenas, ha servido para tapar las otras noticias de la familia
real española. No están para escándalos.
Los tratados de Utrecht, Rastatt y Baden de 1713-14 pusieron término
a la Guerra de Sucesión. Fue una guerra internacional y civil, y
como todas dejó cicatrices. De las más visibles todavía en 2013, dos
están íntimamente relacionadas: Gibraltar (su fortaleza y las aguas
de su puerto) está en manos británicas, y a la vez las potencias
europeas reconocieron al primer Borbón español, Felipe V, como rey
de España. De tal modo que, en la medida en que la familia de Juan
Carlos I insista en unos derechos "históricos" al trono tenemos que
pasar por un Utrecht cuya derogación pedimos en cambio cuando nos
referimos a Gibraltar.
Que Felipe V fuese o no rey legítimo ya es cosa de la Historia y no
de la política. A los 17 años, en noviembre de 1700, el duque de
Anjou aceptó la herencia de Carlos II de España. Que pudiese hacerlo
o no –si era válida o no la renuncia a sus derechos de su abuela
María Teresa de Austria- ya no es cuestión debatida. Sí es
discutible en cambio, y no poco, si podía renunciar, como hizo en
Utrecht y ante las Cortes españolas, a sus derechos de sangre a la
corona de Francia y a la jefatura de la familia Borbón; del mismo
modo lo es si podían o no renunciar a sus derechos a España otras
ramas de la familia, incluyendo otras mayores que la reinante.
Si España pide la total anulación del tratado de Utrecht, a la vez
que desaparecería el escaso fundamento legal de la colonia inglesa
se evaporaría lo poco que queda de los corsés legales que han dado
una apariencia de orden histórico a nuestros Borbones. De hecho, ese
orden ya ha sido anulado en gran parte por sus mismos beneficiarios,
como los enlaces Urdangarín y Ortiz han supuesto respecto a la
Pragmática Sanción sobre matrimonios reales de 27 de marzo de 1776.
Ni por origen ni por formas la actual monarquía pretende ser ya la
de Utrecht. Juan Carlos I reina por elección de Francisco Franco y
por votación constitucional, no por sucesión de Felipe V.
Tampoco sería una mala cosa reconocerlo. Así, revocando formalmente
la vigencia de Utrecht, Gibraltar tendría que ser de hecho lo que
nunca ha dejado de ser en Derecho, y la familia del rey actual se
libraría de muchos lastres impuestos por la ambigüedad. Eso sí,
tendríamos que aceptar todos que el mayor de los Borbones,
descendiente mayor legítimo por línea masculina de Hugo Capeto, San
Luis y Luis XIV, es don Luis Alfonso de Borbón. Que no parece haber
sido tan, pero tannn, amigo de Nelson Mandela.
Así dicta la Consejería de Enseñanza a los
profesores cómo explicar 1714 en las aulas
"En cierto modo, la Guerra de Sucesión todavía dura. [...] La Guerra
Civil española no ha acabado. [...] Al igual que se quiere presentar
la guerra de 1936-1939 en Cataluña como una guerra civil, en el
siglo XVIII toda Cataluña en bloque actuó contra Felipe V, pese a
que hay una corriente historiográfica que defienda lo contrario.
[...] Ciertamente, Felipe V tenía unidades catalanas que luchaban a
su lado, igual que Franco tenía al Tercio de Montserrat, que eran
catalanes, o en las películas del Oeste, en las que se ve a algunos
sioux que acompañan a los que conquistan los territorios, pero no
por esto se dice que hubo una guerra civil entre los sioux. [...] La
resistencia de 1713 y 1714 fue en bloque, de país, y muy conscientes
de ello".
Daniel Tercero www.cronicaglobal.com 12 Diciembre 2013
La Guerra de Sucesión española del siglo XVIII fue en realidad una
guerra de España contra Cataluña, como lo fue también -contra
Cataluña- la Guerra Civil española del siglo XX. Esta es la idea
central que se explica a los profesores que han de exponer los
hechos de 1714 en las escuelas catalanas.
Así se explicó, al menos, el pasado 26 de octubre, en el mismo
Palacio de la Generalidad, en el marco de una jornada organizada por
la Consejería de Enseñanza y solo dirigida a maestros y profesores
de Educación Infantil, Educación Primaria y Educación Secundaria. El
objetivo: "Suministrar instrumentos para que los profesores puedan
trabajar de una manera más cómoda y fácil".
El encargado de explicar este contenido y proponer cómo transmitirlo
a los alumnos -entre 3 y 17 años- fue Francesc Xavier Hernàndez
Cardona, director del Departamento de Didáctica de las Ciencias
Sociales de la Universidad de Barcelona (UB), investigador principal
de Didpatri y director general de Investigación de la Generalidad
entre 2003 y 2006 (durante el primer tripartito).
"En cierto modo, la Guerra de Sucesión todavía dura"
Hernàndez, durante su conferencia de poco más de 40 minutos, no dudó
en mezclar el pasado con el presente y considerar que el reclamo
secesionista por parte de unos partidos políticos en 2014 guarda
relación con los hechos sucedidos en 1714. "En cierto modo, la
Guerra de Sucesión todavía dura. [...] La Guerra Civil española no
ha acabado", señaló.
Tras asegurar que "la gran aportación de Cataluña al mundo es
básicamente la participación política, la protodemocracia", que, en
su opinión, se "perdió" durante la Guerra de Sucesión del siglo
XVIII, recordó a los presentes que el papel de "los educadores" es
"fundamental" hoy en día ya que pueden proyectar el pasado hacia el
futuro influyendo en los alumnos.
Así, instó a los maestros y profesores a que utilicen imágenes
"impactantes" -aunque sean modificadas digitalmente, para quitarles
un cierto aire de "romanticismo"- para que los niños "entiendan" qué
sucedió en 1714 y les invitó a crear una "iconografía" específica.
De 1714 a la Via Catalana per la independència
Hernàndez indicó a los educadores que explicando hechos del presente
se comprenderá mejor el pasado. Por ejemplo, la manifestación
independentista del pasado 11 de septiembre:
"El imaginario de la Guerra de Sucesión forma parte de nuestro
presente, [...] en la historia de Cataluña nunca hubo una
manifestación de estas características [mientras enseña la imagen de
la Via Catalana per la independència en el reproductor de
fotografías], por lo tanto, es un hecho histórico".
Eso sí, para el catedrático de la UB, esta vinculación no significa
que se esté adoctrinando a los alumnos:
"Hemos de trabajar la historia, sobre todo, desde el punto de vista
científico y nunca, en cualquier caso, desde un punto de vista
ideológico. [...] La historia no es, como dice el señor Wert
[ministro de Educación, Cultura y Deporte], un relato, un cuento que
nosotros utilizamos para adoctrinar a los niños".
Durante la charla, insistió en varios aspectos que considera
fundamentales. Uno de ellos fue el de saber explicar cierto
contenido didáctico a los niños:
"Trabajar sobre el tema de las constituciones y el sistema catalán
político es importantísimo para que la gente entienda que el sistema
en el que se basaba el Estado catalán [en el siglo XVIII], [era] un
Estado imperfecto, pero Estado al fin y al cabo".
¿"Buenos" contra "malos"?
Y, así, con esta base, los niños podrán llegar a la conclusión de
que en la batalla de 1714 había "buenos" y "malos":
"En la II Guerra Mundial, con todas las matizaciones que se quieran,
hay consenso, a nivel de escala planetaria, y se sabe quiénes era
los buenos y quiénes eran los malos. Y si alguien quiere
discutirlo... puede que la delegada del Gobierno [en Cataluña] tenga
alguna idea al respecto. [...] Y, al igual que en esta guerra
mundial, también podemos hablar efectivamente de buenos y malos en
esta otra guerra, que podríamos considerar mundial, como fue la
Guerra de Sucesión".
Una consideración que Hernàndez concretó:
"¿Quiénes eran los buenos? La gente que estaba trabajando para la
participación política, para la democracia, para la libertad de
comercio, para lo que era, en aquel momento, el progreso: Holanda,
Inglaterra... y Cataluña estuvo en el lado que tocaba, al lado de la
gente que estaba trabajando por un mundo muy similar al que ahora
tenemos. ¿Quiénes eran los malos? No quiero decir los borbones,
porque alguien podría entenderlo de una manera sesgada, pero sí los
que defendían la vía del absolutismo, la vía del autoritarismo, los
que pensaban que el rey era el que tenía que dominar todos y cada
uno de los aspectos de la vida cotidiana... como Luis XIV, que
aspiraba a laminar cualquier opción participativa. [...] Por lo
tanto, en este conflicto [del siglo XVIII], también hubo opciones de
progreso y opciones conservadoras, en contra del progreso de la
humanidad; y en este caso los catalanes estuvieron en el bando en el
que debían estar de manera congruente".
Así pues, la Guerra de Sucesión no se debe explicar, según una de
las voces autorizadas por la Consejería de Enseñanza, como una
guerra civil. No. Como tampoco hay que explicar que existió en
Cataluña, como en el resto de España, una guerra civil entre 1936 y
1939:
"Al igual que se quiere presentar la guerra de 1936-1939 en Cataluña
como una guerra civil, en el siglo XVIII toda Cataluña en bloque
actuó contra Felipe V, pese a que hay una corriente historiográfica
que defienda lo contrario. [...] Ciertamente, Felipe V tenía
unidades catalanas que luchaban a su lado, igual que Franco tenía al
Tercio de Montserrat, que eran catalanes, o en las películas del
Oeste, en las que se ve a algunos sioux que acompañan a los que
conquistan los territorios, pero no por esto se dice que hubo una
guerra civil entre los sioux. [...] La resistencia de 1713 y 1714
fue en bloque, de país, y muy conscientes de ello".
Mantener viva "la memoria de este conflicto"
Desde ya, en la web de la Consejería de Enseñanza, se puede acceder
al espacio virtual creado para alojar el material didáctico para que
los maestros y los profesores lo utilicen en las aulas. Unas
unidades explicativas que se irán ampliando a lo largo de este curso
y que se basarán, en lo fundamental, en las explicaciones de
Hernàndez.
El catedrático de la UB -que no dudó en criticar la religión y la
monarquía- también recomendó a los maestros y los profesores que
llevasen a cabo actividades arqueológicas y, "por descontado", que
mantengan "la memoria de este conflicto, que se alarga hasta la
celebración del 11 de septiembre actual".
En la jornada, organizada por la Consejería de Enseñanza, y a la que
acudieron unos 200 educadores, también participaron, aunque no
figuraba en el programa, Miquel Calçada, Mikimoto, comisario de los
actos del Tricentenario organizados por la Generalidad; Agustí
Alcoberro, director del Museo de Historia de Cataluña; Mònica
Pereña, subdirectora general de Lengua y Plurilingüismo de la
Generalidad; Miquel Albert, técnico del Área de Tecnologías para el
Aprendizaje y el Conocimiento de la Consejería de Enseñanza; y Alba
Espot, directora general de Educación Infantil y Primària de la
Consejería de Enseñanza.
******************* Sección "bilingüe" ***********************
Los complejos del PP estimulan a los
nacionalistas
EDITORIAL Libertad Digital 12 Diciembre 2013
Imagínense los lectores a un gobernante que afirmase: "En su día fue
un error elevar tanto la presión fiscal, pero ahora es muy difícil y
complicado dar marcha atrás, porque algunos dirán inmediatamente que
se quiere bajar los impuestos". Pues bien: la estupidez de esta
frase inventada no es mayor que la que literalmente ha pronunciado
la secretaria general del PP, y presidenta de Castilla-La Mancha,
María Dolores de Cospedal, en un desayuno informativo en Toledo: "En
su día fue un error transferir la educación a las comunidades
autónomas, pero ahora es muy difícil y complicado dar marcha atrás,
porque algunos dirán inmediatamente que se quiere recentralizar el
Estado".
Se supone que quien considera un error la descentralización del
Estado en materia educativa no debería temer sino llevar a gala la
corrección de este error mediante la referida recentralización. Sin
embargo, Cospedal nos muestra hasta qué punto los complejos y la
condescendencia hacia las minorías nacionalistas están neutralizando
tanto la acción como el discurso político del Gobierno. Estos
complejos y esta renuencia al enfrentamiento con los nacionalistas
por parte de los Gobiernos nacionales es, de hecho, el fenómeno más
decisivo y explicativo de la crisis nacional que padece nuestro
país. Constituyen la gran fortaleza de los nacionalistas.
El controvertido simposio "España contra Cataluña", que estaba en el
trasfondo de las declaraciones de Cospedal, no es más que un fiel
reflejo de lo que se está inoculando en Cataluña desde hace décadas
en las escuelas con la condescendencia de los Gobiernos nacionales.
Otro tanto se podría decir de la coactiva inmersión lingüística, que
impide a los niños catalanes estudiar en castellano, lengua materna
de más de la mitad de ellos. De hecho, todo el proceso soberanista
en que está inmerso el Gobierno regional catalán, con sus ilegales
consultas secesionistas y su costosísima creación de "estructuras de
Estado", sería absolutamente implanteable, tanto política como
financieramente, si los nacionalistas no dieran por descontado que
no les faltará impunidad ni financiación extraordinaria por parte
del mismo Estado al que plantean su ilegal desafío.
Volviendo, sin embargo, a la decisiva cuestión de la educación, los
complejos del PP han llegado al extremo de plantear en la Comunidad
Valenciana la creación de la asignatura Cultura del Poble Valencià.
Nada que objetar, todo lo contrario, a que los niños sepan lo que es
el Misteri d'Elx o el Tribunal de las Aguas, o quiénes fueron Isabel
de Villena y Miguel Hernández. Lo que reprochamos a este modelo
autonómico es que prive de este conocimiento al resto de españoles
que no estudian en la Comunidad Valenciana, o que prive a los
valencianos del conocimiento de otras manifestaciones culturales y
de insignes compatriotas no valencianos.
La creación de esta asignatura de Cultura del Poble Valencià, al
margen del riesgo cierto de que se convierta en plataforma para los
impulsores del pancatalanismo, constituye, tal y como han afirmado
desde UPyD, "un disparate del PP que prima la tribu frente al
individuo, un ejemplo de por qué hay que devolver la competencia
educativa al Estado". Vamos, lo mismo que diría Cospedal si se
atreviera.
Constitución: 5 éxitos, 5 fracasos (y II)
Ignacio del Río www.republica.com 12 Diciembre 2013
En contraposición a los éxitos en nuestra historia política, hay
también cinco grandes fracasos en estos 35 años de Constitución.
1. La corrupción política se ha extendido por todos los partidos
como una constante del sistema. Si el “felipismo” que se había hecho
hegemónico en el año 1982 y había gobernado durante 14 años, no
resistió los escándalos de corrupción que se sucedieron en una
espiral de continuidad. Mientras, en el Partido Popular que había
tenido manifestaciones limitadas territorial o personalmente, como
el caso Cañellas en Baleares o el caso Naseiro al inicio de la etapa
de José María Aznar, la eclosión de la red Gürtel y su conexión con
las revelaciones del caso Bárcenas, han provocado que la sombra de
la corrupción le alcance de lleno, no tanto en su función de
Gobierno sino como partido político.
La reforma de la financiación de los partidos políticos, el
agravamiento de las penas por los delitos vinculados y las
modificaciones normativas para reforzar la transparencia, se recogen
con escepticismo por los ciudadanos que han asumido la convicción de
que la corrupción está instalada, endémicamente, en la vida pública.
Y que nada se hace ni se consigue si no se acepta una dosis de
corrupción.
Las derivaciones del caso Urdangarin y el levantamiento de los
límites de información que, hasta ahora, se habían aplicado en
relación con la Casa Real, junto con la extensión de la corrupción a
las prestaciones por desempleo, caso de los ERE y los sindicatos,
presenta un panorama de tonos negros en el que los comportamientos
públicos se alejan, no ya de la ejemplaridad que nadie la pide sino
de los comportamientos exigibles a la generalidad.
En la política se han instalado avezados profesionales en el arte de
distorsionar las normas que obligan a su general cumplimiento.
Frente a la corrupción no hay otro remedio que una modificación de
la Ley electoral que limite el monopolio de los aparatos de los
partidos en las comparecencia electorales, de modo que los
ciudadanos puedan juzgar el mérito o demérito de los candidatos, sin
estar compelidos a entregar un cheque en blanco a unas siglas
electorales.
2. El Estado de las Autonomías que había nacido como un punto de
encuentro para el cantonalismo y los nacionalismos residuales de la
II República, ha quebrado no solo financiera sino también
políticamente.
El café para todos que ha generado Comunidades uniprovinciales tan
absurdas como Murcia, Cantabria, La Rioja o Madrid es un error de
diseño territorial que no ha conseguido el primer objetivo
propuesto. Que los nacionalismos catalán y vasco se sientan
confortablemente acogidos en el seno constitucional.
El acto de emulación, de identificación propia, a que aspira todo
nacionalista está diluido en un tratamiento constitucional global y
conjunto de nacionalidades y regiones que, además de despedazar
competencias naturales del Estado, ha fraccionado el proyecto
colectivo con la reivindicación independentista.
El federalismo “soft” de nuestras Autonomías ha llegado al techo
competencial y, sin capacidad de evolución, ni individual ni
globalmente, ha situado al modelo territorial en un callejón sin
salida.
Hoy el federalismo auténtico ya no resuelve nada y la deriva más
suave se acerca a un modelo confederal. El retroceso de los partidos
constitucionalistas en Cataluña y Euskadi es el resultado de las
torpezas políticas del PSOE y del PP, por acción y por omisión,
incapaces de formular un discurso y un programa político que reúna
que los que enarbolaban el discurso independentista tradicionalmente
eran partidos burgueses situados en el espectro europeo conservador.
3. Las tremendas cifras de paro en todas sus modalidades,
registrado, estadístico y juvenil, es un fracaso colectivo sin
paliativos en el aniversario constitucional. Después de nuestra
integración en la UE y partícipes desde el inicio de la unión
monetaria, parecía que la apertura de nuestro sistema económico y
financiero nos iba a colocar en un escenario bastante parejo a los
demás países europeos de nuestro entorno. Hay que recordar que
nuestra integración en las Instituciones europeas fue acompañada de
un programa de transferencia de fondos y subvenciones que tenían el
objetivo de procurar la convergencia real de nuestra economía.
Sin embargo, el espejismo de la década prodigiosa, 1997-2007, se ha
derrumbado con los embates de la dura crisis que han puesto en
descubierto todas las debilidades de nuestro sistema productivo y de
las regulaciones de los sectores.
Duplicar las cifras de paro media de la UE y las escandalosas tasas
de paro juvenil, reflejan el profundo agujero negro de nuestra
realidad económica y que la debilidad que arrastra España desde la
crisis del 98 continúa presente como una herencia latente.
4. La no victoria frente a ETA es la otra cara del fin de la
violencia que es un éxito indudable, pero que en su reverso tiene
los resultados electorales de la izquierda abertzale y la percepción
de que las víctimas no han tenido la reparación debida y más desde
la aplicación de la sentencia que deroga la doctrina Parot.
El modelo deseado era el de un desarme y disolución de ETA que
permitiese afirmar, sin ambages que habían sido derrotados. El
aniversario constitucional se ha celebrado en medio de
excarcelaciones y recepciones festivas de terroristas con
historiales sangrientos.
La paralización y autismo de los dos grandes partidos
constitucionales, incapaces de articular un conjunto inmediato de
acciones políticas, legales y sociales que reconociesen que no hay
ningún criterio de comparación equitativo entre víctimas y verdugos
y que sus acciones llevan el sello de la reprobación del Estado, es
una manifestación de cómo puede practicarse la política vergonzosa
de mirar hacia otro lado y desamparar a las víctimas. No basta con
decir que la democracia ha ganado. Faltaría más que se hubiesen
impuesto la tesis terrorista de imponernos una dictadura.
5. La imagen de España refleja un país sin identidades ni
referencias y así se traduce su fisonomía hacia el exterior. Que la
tarjeta de presentación y el factor de cohesión sea hoy la selección
española de fútbol -y las glorias deportivas son efímeras- es un
reflejo de la banalidad reduccionista a la que hemos llegado como
país.
Nuestra historia y nuestras aportaciones a la cultura occidental se
diluyen en un proceso de negación y borrado de nuestro pasado,
avergonzados de nuestra identidad nacional sin que a quien
corresponde rebata un discurso disolvente y revisionista que es
destructivo y, además, está basado en una profunda ignorancia.
Si durante los gobiernos de Aznar se realizó un esfuerzo de asentar
nuestras señas de identidad con las conmemoraciones de los
centenarios de Felipe II y Carlos V, la ampliación del Prado y el
apoyo al Instituto Cervantes, junto con una acción exterior
relevante en Latinoamérica y en Europa, hoy languidecen las Cumbres
Iberoamericanas y la difusión de la Marca España se traduce en
organizar una presentación en Bruselas con jamón y sevillanas.
La dispersión del país se percibe en la política internacional que
cubre sus cabeceras con el peregrinaje de Presidentes autonómicos en
viajes internacionales.
La Marca España que nace para competir en la acción exterior
publicitando los valores de este país, de su historia y de sus
gentes se ha derretido entre el taifismo y la inoperancia.
Hoy el contencioso eterno de Gibraltar y las concertinas de Melilla
ocupan la información internacional, junto con nuestras altas tasas
de paro y los nuevos emigrantes.
En definitiva, los 35 años de Constitución hubieran exigido algo más
que el besamanos en el Congreso de los Diputados. Las efemérides
sirven para cohesionar a los ciudadanos y marcar nuevos objetivos.
Alguien, rememorando el título cinematográfico, tenía que haber
hecho el discurso del Rey.
Desafío secesionista
Ha llegado la hora del 155
José García Domínguez Libertad Digital 12 Diciembre 2013
Cuantos reclamaban claridad a la pregunta pueden darse por
satisfechos. La que al fin ha alumbrado Mas supone un claro,
indubitado insulto a la inteligencia de los catalanes. Tan claro que
a un independentista someramente escolarizado y dotado de algún
sentido del ridículo no le quedaría más remedio que abstenerse. Un
Estado, por definición, ha de ser independiente. Un Estado no
independiente viene a ser lo mismo que una patata frita hervida: una
contradictio in terminis. Cualquier estudiante de primero de Derecho
lo sabe. Cualquiera. Aunque tampoco hacía falta ser perito en leyes
para intuir que de los nacionalistas cabe esperar lo que sea, todo
salvo un rapto de mínima, elemental honestidad intelectual. Ahora,
con ese homenaje a Cantinflas elevado a desafío abierto al orden
constitucional, la otra pregunta que procede es aquella célebre de
Lenin: ¿qué hacer? Es más que probable que el presidente de la
Generalitat ande buscando una salida épica al callejón del gato
donde él solito supo encerrarse, un martirologio virtual que asocie
su tupé con la estampa mítica de un Companys inmolándose por la
pàtria.
Pero, vaya en serio o de farol, la respuesta de Madrid no puede
circunscribirse a la lírica leguleya de rigor. Urge llevar a la
práctica de una vez aquel mandato del poeta Espriu: devolver el
significado a las palabras. Y hacerlo en correcto castellano,
además. El Gobierno debe elevar cuanto antes, ya, una pregunta
formal al Consejo de Estado para que el máximo órgano consultivo de
la nación interprete cuál es el alcance preciso del artículo 155 de
la Carta Magna. Algo que, aunque parezca mentira, nadie conoce con
precisión a día de hoy. Y es que procede discernir, y cuanto antes,
si, por ejemplo, el mando efectivo de los Mozos de Escuadra puede
ser asumido por el Ministerio del Interior ante un eventual supuesto
de desacato por parte de la Generalitat a una sentencia derogatoria
del Tribunal Constitucional. Menos problemática, aunque igual de
perentoria, se antoja una reforma del reglamento del Fondo de
Liquidez Autonómica. No hay excusa, ya no, para dejar de incluir en
su articulado la exigencia de que se acaten las sentencias de los
tribunales como requisito inexcusable para acceder a sus fondos.
Otro aviso a navegantes igual se le tendría que hacer llegar al
presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores de las Cortes, tan
aficionado él a ese juego tradicional catalán, el llamado de "la
puta y la Ramoneta". Al tiempo, y en el plano estrictamente
político, Ciudadanos y PP debieran intensificar la presión sobre los
socialistas catalanes. En ese sentido, una moción de censura contra
Mas ayudaría a agravar eso que un marxista de los de antes llamaría
las "contradicciones internas" del PSC. Todo ello antes de abandonar
sus escaños en el Parlament desde el instante mismo en que se
produzca la fractura del orden legal con la convocatoria formal del
referéndum. Votar no, igual en la Cámara que en las urnas,
constituiría un acto de colaboracionismo indigno, un remake del
papel de aquellos tontos útiles (o no tan tontos), los del Partido
Campesino de Polonia y demás figurantes profesionales bajo el
stalinismo. Ha llegado la hora del 155.
Medios de vida
Ya ni siquiera alarma la manipulación ideológica sobre el proceso
soberanista o la omisión de información relevante
Jordi Gracia El Pais Cataluña 12 Diciembre 2013
Las malas vibraciones empiezan en el minuto seis o siete, aumentan
de forma preocupante hacia la mitad del programa, y se disparan del
todo otros 10 minutos más tarde para acabar en una especie de
fundido mental en negro. No es el final de la emisión sino el estado
catatónico del espectador. Para ese momento ya está confortablemente
instalado en la sección de deportes y, sobre todo, decorosamente
preparado para el nirvana feliz del espacio central, El temps: las
borrascas de ayer y de hoy, los temporales y las ventoleras, las
imágenes (preciosas) que mandan los espectadores, las montañas
blancas contra el universo negro. Antes de todo eso, es muy probable
que la atención se haya centrado en un episodio macabro, en unas
declaraciones políticas previsibles o en una nadería comarcal
impropia de un informativo público de alcance nacional.
Nada nuevo, por supuesto, pero sí novedoso con respecto a la calidad
de TV3. No hace falta remontarse al scoop de la retransmisión en
directo de la liberación de Nelson Mandela en 1990. Basta con
retener la vergüenza ajena que producían, vistas desde Cataluña, las
peores etapas de sectarismo informativo en la televisión de Aznar y
el consuelo de disponer en casa de unos informativos de calidad, con
sus sesgos y sus tabúes, por supuesto. Pero estaban a años luz de
aquella manipulación descarnada y cínica.
Hoy en Cataluña ya nos hemos curtido: ni siquiera alarma la
manipulación ideológica sobre el proceso soberanista, nadie se
disgusta ya ante la magnificación de declaraciones absurdas pero
útiles y apenas nadie se exalta ante la omisión de la información
relevante.
La pérdida de credibilidad de los informativos nos ha hecho por fin
adultos y respiramos a pulmón abierto la nube tranquilizadora de una
información pública plana, local y comarcalista, superficial y
acrítica. Nos ha ayudado a sobrevivir la edad y la templanza, sin
duda, pero también un sujeto valiente y televisivo. Se llama Aaron
Sorkin y no es una fijación; es un instrumento adictivo para
observar por dentro el funcionamiento del poder. Él fue el inventor
de una serie en torno a aquello que siempre quisimos saber sobre el
poder, y no hizo falta preguntar porque lo contaba con naturalidad
vegetativa en El ala oeste de la Casa Blanca. Lo que ahora
sospechamos sobre el peso del poder en los informativos está en otra
serie más del mismo Aaron Sorkin, The newsroom.
A los periodistas les subleva la serie, y con razón. Ellos saben muy
bien lo que sucede en las redacciones de prensa o televisión o radio
y el retrato les sabe a dulzón y folclórico. Pero el resto de
incautos celebramos la transparencia con la que se narra la
intromisión de los intereses políticos y económicos, la exclusión de
las noticias inservibles a esos fines, y hasta la lobotomización
lenta que cala en las redacciones hasta que de golpe el jefe
recupera el juicio (con redoble de tambores y gran estruendo
emocional). La gracia de la serie se pierde en el tejido de
relaciones sentimentales (este con aquella, aquella con este), pero
es la concesión comercial para que no muramos de un infarto de
lucidez, relajemos las neuronas y la apoplejía se aplace.
El protagonista es un héroe, por supuesto: ha reencontrado la luz en
el momento de plenitud profesional y ha decidido, por fin, retomar
las riendas del oficio para descartar de sus programas las
catástrofes naturales (tornado supersónico), los récords históricos
(calor tropical en pleno invierno) o la casquería mediática (madre
mata a niño y lo asa en la barbacoa). Aspira a ser casi perfecto:
una mezcla de la solvencia de Iñaki Gabilondo y la insolencia blanca
de Jordi Évole.
Y por fin ataca: ofrecerá información política racional y veraz,
crítica y contrastada. Él es un republicano moderado que ve en el
Tea Party al enterrador de la derecha civil y respetable
norteamericana. Como es un héroe, propone cosas de héroes: un
programa de debate en directo con los candidatos del Partido
Republicano, para que discutan sobre política sin dejarles soltar
los esquemas aprendidos de memoria y los eslóganes prefabricados. El
visto bueno ha de darlo el responsable del partido, que es viejísimo
amigo también, y hombre de familia con hijos en edad universitaria
(uno va a la superelitista Stanford) y su sueldo le llega de la
política.
El formato del debate le gusta, es vivaz y veraz, descubre
contradicciones y exhibe diferencias ideológicas, delata lo que los
candidatos prefieren callar y descubre lo que ignoran. Pero este
hombre de buena intención lleva una asesora del partido con él. Y la
respuesta es, por supuesto, no, ni hablar: ese debate es un suicidio
político porque desnuda la irrelevancia intelectual de los peores
candidatos. Imposible dar el visto bueno: ¿tú sabes lo que vale la
matrícula de mi hija en Stanford? ¡Yo vivo de esto! El debate no se
hace y en el fondo respiramos tranquilos, mecidos en la nube
comarcal y los récords atmosféricos de El temps.
Jordi Gracia es profesor y ensayista.
Planteado el referendum ilegal.(I)
Vicente A. C. M Periodista Digital 12 Diciembre 2013
Ya está. Artur Mas ha cruzado el Rubicón, "alea iacta est". Este
mediodía y con la máxima solemnidad que el Gobierno de la
Generalidad puede dar a un acto oficial, se ha consumado el mayor
desafío a la Unidad de España y ataque a la democracia por parte de
una Comunidad Autónoma al declarar su intención de convocar una
consulta (referéndum) el próximo 9 de noviembre del 2014 con el
siguiente texto:
¿Quiere usted que Cataluña sea un Estado: SI No
En caso de haber contestado afirmativamente
¿Quiere usted que este Estado sea independiente? SI NO
Aún no ha habido respuesta por parte del Gobierno de España, aunque
se espera que esta misma tarde se produzca la comparecencia del
Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy en una rueda de prensa. El
caso es que me aventuro a pronosticar que la respuesta no va a tener
la contundencia que este desafío requiere y se limitará,como
siempre, a confiarlo todo a una resolución del Tribunal
Constitucional una vez que se produzca el hecho de la convocatoria
oficial por parte del Parlamento de Cataluña. Es decir, otra vez,
como en el caso de la sentencia del Tribunal de Derechos Humanos, se
limitará a dejar en manos de los magistrados y jueces una solución
que no solo es de índole jurídico, sino de contenido altamente
político.
Ya escribí hace dos días que el Gobierno de España debe proceder a
cortar de raíz este desacato constitucional y actuar de modo
inmediato con la destitución de Artur Mas como Presidente de la
Generalitat y suspender la Autonomía hasta la delimitación de las
responsabilidades penales que haya lugar. Cualquier otra decisión
será considerada como una dejación de funciones y una actitud
cobarde y pusilánime respecto al descarado intento de secesión
adelantado de forma tan elocuente y solemne por parte de los
actuales dirigentes de la Comunidad autónoma de Cataluña.
Una vez se produzca la comparecencia de Mariano Rajoy, renovaré este
escrito comentando las actuaciones que comunique que se van a a
adoptar
¿CÓMO FRENAR LA EPIDEMIA?
El cáncer nacionalista empieza en escuelas
y acaba en simposios
Benjamín López www.elsemanaldigital.com 12 Diciembre 2013
Empieza en las escuelas y acaba como acaba. Con una sarta de
indignos oradores que vomitan al auditorio de una sarta de mentiras
prefabricadas que sólo sirven para alimentar el monstruo.
Es grave, muy grave y preocupante que la Guardia Civil certifique
que ETA se está infiltrando en el sistema educativo de Navarra para
adoctrinar a los alumnos y lavarles el cerebro de tal forma que
acaben creyendo que España les oprime, que Navarra, como parte de
esa ensoñación llamada Euskal Herria, debería ser independiente,
etc, etc... Que el 5% de los profesores navarros tenga relación con
ETA y el 25% con su entorno radical, si me permiten la expresión,
acojona bastante y, sobre todo, evidencia que nadie ha hecho nada
para evitarlo durante los últimos 30 años.
Es lo mismo que pasa en Cataluña donde las ideas nacionalistas se
han implantado en las escuelas y el tumor se ha ido expandiendo por
todo el cuerpo. Así hasta llegar al ridículo de hacer un simposio
organizado por la Generalitat bajo el título "España contra
Cataluña", en el que una serie de historiadores indignos de ese
nombre vomitan al auditorio una sarta de mentiras prefabricadas que
sólo sirven para alimentar el odio que se sembró en las escuelas. De
nuevo se llega a este punto porque nadie ha hecho nada para
impedirlo en tres décadas.
Por eso no le falta razón a Rosa Díez cuando denuncia que lo que
está ocurriendo en Cataluña "ya lo hicieron los nazis con los
judíos". Excluir, señalar, culpar de todos los males a un enemigo
inventado es un arma propagandística muy eficaz. Discriminar a los
niños que quieren educarse en español, vigilarles en el patio para
que no hablen ese idioma, descalificar al que defienda que Cataluña
es y debe seguir siendo parte de España, es ponerles una estrella de
David simbólica en la solapa, señalarles como los diferentes que,
además, son culpables de todos los males que les afectan.
Los padres de la Constitución cometieron un enorme error a mi
juicio, que fue ceder las competencias en Educación a las
Comunidades Autónomas que, era previsible, serían gobernadas por
nacionalistas. Eso es como darle una ampolla con el virus del ébola
a un desequilibrado. Lo más probable, como ha sucedido, es que la
abra. Y ahora frenar la epidemia que lleva 30 años expandiéndose es
complicado. La Fiscalía, por principios y por respeto a la ley,
debería actuar y prohibir el simposio que incita al odio, pero, en
el fondo, no es más que un parche, es darle una aspirina a un
enfermo de cáncer. Hay que hacerlo, pero no sólo no erradica la
enfermedad sino que puede producir acidez de estómago.
Cataluña, alea jacta est
Pedro de Hoyos Periodista Digital 12 Diciembre 2013
Lo único que se necesita para que ganen los malos es que los buenos
se crucen de brazos. Si al final Cataluña es independiente algún día
será porque muchos votantes se fueron a la playa cuando el
referéndum del actual estatuto, porque González, Aznar y Zapatero
traficaron votos por soberanía y porque Rajoy no ha sabido
corresponder al bombardeo publicitario de los nacionalistas con su
propia estrategia publicitaria. El daño que hace el silencio.
Ah, claro, y por la estrategia de “todos tienen un poquito de razón”
de los socialistas de Cataluña. Con permiso de su primo de Zumosol
nacional. España federal, dicen… Pero ése es un discurso que no
mantienen para Castilla… ¿tiene más derechos, más personalidad, más
historia unos españoles que otros?
Detrás de toda esta estrategia catalanista está la costumbre de
salirse con la suya. El congreso que se está realizando en este
momento “España contra Cataluña” es una más de las agresiones con
las que el catalanismo busca ofender a España y provocar una
reacción que justificaría el “¿Veis como no se puede vivir con
ellos? Y al final del túnel para unos está la independencia, para
otros está la consecución de un estatus de superioridad sobre el
resto de los españoles, sólo se contentarán con todo lo que puedan
conseguir, como siempre. Toda la miseria que España ha consentido
tantos años se ha ido amontonando y no hay manera de desandar el
camino. Ningún gobierno se atreverá a suspender la autonomía ni a
cuestionar un solo artículo de la arbitraria ley de Educación o a
proponer la igualdad de idiomas en las escuelas. Ya he contado en
este blog la anécdota del maestro al que un inspector de la
Generalitat llamó la atención porque sus alumnos se dirigían a él en
castellano durante el recreo: “Si te hablan en castellano en el
recreo es porque tú no les hablas en catalán”.
Lo único que se necesita para que ganen los malos es que los buenos
se crucen de brazos. Cataluña, alea jacta est.
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Mientras los comentarios están cerrados en PD remito a ls lectores a
mi blog www.pedrodehoyos.blogspot.com , donde podrán dejar sus
oopiniones
'Espanya' contra España
Santiago Trancón www.cronicaglobal.com 12 Diciembre 2013
El título: "Espanya contra Catalunya, una mirada històrica".
Subtítulo: "Espanya contra España, o Catalunya contra Cataluña, una
provocación histriónica".
Se celebra en Barcelona un congreso o simposio bajo ese título. Sus
organizadores son el Centro de Historia Contemporánea de Cataluña
(CHCC), organismo que depende del departamento de la Presidencia de
la Generalidad, y la Sociedad Catalana de Estudios Históricos
(SCEH), integrada en el Instituto de Estudios Catalanes (IEC),
institución subvencionada por la Generalidad desde el
restablecimiento de la autonomía en Cataluña. ¡Cuánta sigla, cuánto
pícaro y cuánto oportunista metido en el negocio independentista!
Porque esto cuesta dinero, y el dinero sale de las arcas públicas.
Arcas públicas que están vacías, pero que deben de tener un doble
fondo de reptiles del que se van sacando, como conejitos blancos de
una chistera, esos dineros escurridizos. Y mientras tanto, los
hospitales, los colegios, las farmacias... Bueno, pero dejemos esta
manida consideración y vayamos al meollo.
Dime lo que obsesiva y compulsivamente niegas y tratas de destruir,
y te diré lo que inconscientemente admiras
Fíjate en este detallito, amigo leyente o lector dilecto, escriben
"Espanya" en lugar de "España". Los mismos que nos han obligado
estúpida y oficialmente a escribir "Lleida" en lugar de "Lérida",
esos mismos no respetan el "España" y lo catalanizan. Lo hacen con
una clara voluntad de desprecio lingüístico, pero no se dan cuenta
del fallo freudiano que encierra este intento de borrar la
existencia de España, incluso en la grafía: la catalanizan.
Pues sí, efectivamente existe una Espanya a la que se quiere negar,
pero que acaba colándose por la puerta del inconsciente. En lenguaje
más castizo: dime lo que rechazas y te diré quién eres. Dime lo que
obsesiva y compulsivamente niegas y tratas de destruir, y te diré lo
que inconscientemente admiras; porque no puedes dejar ser el que
eres. Puedes negar al padre, a la madre e incluso a tus hijos, pero
seguirás teniendo un padre, una madre y unos hijos. Puedes
cambiarles de nombre, incluso hacerles la cirugía estética y
ponerles otra cara, hasta colocarles la nariz en el cogote y
transformarlos en fantoches, pero seguirán ahí, vinculados a ti,
convertidos en una pesadilla.
Digo que Espanya existe en Catalunya, lo mismo que Cataluña en
España. El empeño de esos seudohistoriadores, disfrazados
grotescamente de expertos, propagandistas fulleros y peligrosamente
engreídos, pone de manifiesto un problema que entra dentro de la
psicopatología individual y colectiva: se explica mejor desde el
mecanismo freudiano de la negación/denegacion, que desde inútiles
esfuerzos documentales o históricos. Se trataría de analizar e
interpretar complejos emocionales que afectan tanto a experiencias
individuales como a sentimientos colectivos. Lo nuevo es la
capacidad que tienen hoy los medios masivos de propaganda de
convertir la patología individual en psicopatología colectiva. Están
en ese empeño y no lo minusvaloremos, lo pueden conseguir. El
nazismo era un delirio, pero arrastró a millones de seguidores. La
gracia acabó con más de 40 millones de muertos.
Pretender desenmascarar esta mascarada con argumentos históricos y
racionales es inútil. Ya lo dijo el portavoz de este conciliábulo:
el título "es una realidad absolutamente incontestable". Al
fanatismo le gustan las frases rotundas. Pero no entremos al trapo,
no intentemos rebatir todas y cada una de las mentiras insultantes,
ofensivas y provocadores que saldrán de boca de los ponentes,
emulándose unos a otros para mostrar quién es más atrevido. Ocurre
con esto como con la paranoia de las conspiraciones. Cuanto más
absurdas, más eficaces. La fe, cuanto más irracional, indemostrable
e inconcebible, mejor, mayor consuelo otorga a sus creyentes, porque
tiene más mérito convertirse en sus seguidores.
Sólo me queda añadir una pequeña postdata: ¡cómo me cabrea que con
el dinero de mis impuestos estos vividores e intoxicadores monten su
sarao ultranacionalista! Eso sí que es robar. Si se lo pagaran de su
butxaca, pues allá ellos. Pero su amor a la patria parece que no
llega a tanto.
Homs, el pirómano
Pablo Sebastián www.republica.com 12 Diciembre 2013
El portavoz del gobierno catalán Francesc Homs ha dicho que ‘España
quiere liquidar a Cataluña’ y se ha quedado tan pancho. La verdad es
que no sabemos si Homs es solo un provocador -que con sus diatribas
busca desviar la atención catalana que ahora se centra en los
problemas de CiU y ERC sobre la pretensión Oriol Junqueras de
introducir la palabra ‘independencia’ en la pregunta de la consulta
sobre la soberanía de Cataluña. O si este personaje es el capitán
del odio a España y el hombre que verdaderamente manda en CiU -ante
el desconcierto creciente de Artur Mas y los problemas judiciales de
Oriol Pujol- y está empeñado en provocar el enfrentamiento entre
catalanes y en destrozar CiU antes de irse a ERC de Cataluña como ya
ha ocurrido con otros dirigentes de Convergencia (recuérdese a Pere
Esteve).
Pero sea Homs un pirómano, un provocador o simplemente un radical
del independentismo, que desborda a Convergencia (y no digamos a
Unió), lo cierto es que sus modales no son apropiados para la
persona que tiene el cargo de portavoz en el Gobierno de la
Generalitat, que en Cataluña es el representante legítimo del Estado
español. Las cosas que dice Homs se pueden decir -y ya es grave-
desde un partido político pero no desde el Gobierno de Cataluña. Y
no solo porque ese gabinete debe representar a todos los catalanes
sino porque ese portavoz está provocando el odio y el enfrentamiento
entre nacionalistas y españolistas, y utilizando plataformas y
altavoces que se pagan con el dinero de todos los españoles.
Algo que también está ocurriendo con ese congreso de titulado
‘España contra Cataluña’ que se paga con dinero público, o con los
pretendidos carnets de identidad catalanes, o los ‘servicios
secretos’ de Cataluña y muchas otras iniciativas que van hacia el
independentismo y que se financian con fondos del Estado al que se
pretende romper. Lo que puede constituir un delito continuado de
malversación y prevaricación. Algo muy grave para España de lo que
no quiere saber nada el presidente Mariano Rajoy -‘El rey del
valor’-, ni tampoco el fiscal del Estado, ni el PSC-PSOE o el PP
catalán que solo se mueve a remolque de Ciudadanos y UPyD, como lo
acabamos de comprobar.
En todo caso y, mientras permanece en el aire la pregunta sobre
quiénes son los que financian la independencia de Cataluña, ya
tenemos una trilogía de sentencias contra España lanzadas desde el
nacionalismo catalán: ‘España contra Cataluña’, España quiere
liquidar a Cataluña’ y España nos roba’.
Y esto no puede seguir así porque el incendio del pirómano Homs no
solo destruye la convivencia catalana sino que está provocando en el
resto de España una ola de indignación creciente ante la que Rajoy y
Rubalcaba están paralizados y desbordados sin saber qué hacer o
decir. Un absentismo y silencio irresponsable que ya llega con
nitidez a los ciudadanos de toda España y que tendrá, en unos meses,
su voto de castigo en las elecciones Europeas de junio de 2014.
Todo lo que dijo Rajoy en el día de ayer es que hace falta diálogo,
cuando lo que verdaderamente hace falta es liderazgo e iniciativa y
acción política, lo que no se ve por ninguna parte. Pero cuando los
gobernantes y dirigentes políticos catalanes quieran reaccionar ya
será tarde porque la deriva independentista catalana ya empezó a
desbordar a sus propios dirigentes y está a punto de pasar del que
parecía su modelo a seguir en Escocia a otro modelo mucho más
agresivo como el de los ‘Hermanos Musulmanes’ de Egipto, con
incitaciones a la violencia callejera -ha dicho Junqueras que piensa
sacar la gente a la calle-, lo que sería el disparate terminal.
Y puede que la gota que derribe la venda de la ceguera de la que
hacen gala los grandes empresarios de la burguesía de ese país -que
son corresponsables del incendio- que han estado jugando con fuego y
que ahora las llamas cerca de su entorno y a punto de abrasar la
estabilidad, política, institucional y económica de todo el
territorio catalán. Y entonces será la hora del choque de trenes y
de las decisiones drásticas que todos dicen querer evitar.
www.pablosebastian.com
El español en la inmersión lingüística
Cataluña carece de un sistema para que los alumnos aprendan bien el
castellano
Mercè Vilarrubias El Pais 12 Diciembre 2013
Uno de los argumentos que con más frecuencia utiliza el gobierno
catalán a favor de la inmersión lingüística es que los alumnos
aprenden catalán y español hasta un nivel óptimo. Normalmente, nos
dice que los alumnos catalanes conocen ambas lenguas por igual y que
si una la saben mejor que la otra, ésta es siempre el español.
No hay ningún problema, pues, según la Generalitat: se cumple
escrupulosamente la Ley de Educación de Cataluña (LEC), que en su
artículo 10.1 estipula que "los currículos deben garantizar el pleno
dominio de las dos lenguas oficiales al finalizar la enseñanza
obligatoria".
Estas afirmaciones son tomadas con cautela por muchos en Cataluña.
¿Una escuela monolingüe, es decir, que enseña en una sola lengua,
consigue el pleno dominio de dos, así sin más? Todo aprendizaje
requiere un esfuerzo, un tiempo y una dedicación. Si todo esto no
está respecto al español en las escuelas, ¿cómo tiene lugar este
aprendizaje?
Sabemos, porque nos lo muestra la experiencia y está suficientemente
desarrollado teóricamente, que el desarrollo del lenguaje formal y
complejo, escrito y oral, requiere muchos años de aprendizaje. Por
esta razón, en prácticamente todas las escuelas del mundo, desde la
educación primaria hasta la secundaria, la impartición de
asignaturas tiene siempre dos objetivos: la adquisición de los
contenidos propios de la materia y el desarrollo del lenguaje. En
las escuelas, el lenguaje se desarrolla a través del uso, de la
realización de tareas académicas. Así, en Cataluña, los alumnos
aprenden catalán esencialmente a través de realizar las tareas
escolares de todas las asignaturas en esta lengua. La asignatura de
lengua catalana ayuda pero es sólo un complemento y además, está muy
restringida al aprendizaje de la gramática descriptiva (qué es una
preposición, qué clases de adjetivos hay, etc.)
La mejor opción sería un modelo con asignaturas en ambas lenguas
Respecto al español, en el sistema de inmersión no se realiza
ninguna asignatura en esta lengua ya que toda la enseñanza se limita
a la asignatura de lengua española. Y ésta se basa esencialmente en
el estudio de la gramática descriptiva, igual que en la asignatura
de lengua catalana. Lo que sí llevaría a un desarrollo sólido y
óptimo del español para los alumnos catalanes sería el poder
realizar algunas asignaturas en esta lengua porque ello les
permitiría practicar y usar la lengua. Pero esta posibilidad no
existe en el currículum escolar catalán. La consecuencia es que se
priva a los alumnos de la principal herramienta para el desarrollo
del español formal y culto.
Para la Generalitat esto no es un problema. En Cataluña, nos dicen,
el español se aprende en la calle por lo que es superfluo el
aprenderlo en la escuela. Lo que se omite, sin embargo, es que este
aprendizaje "en la calle" está necesariamente restringido a los
registros orales y coloquiales de la lengua. Y que, por lo tanto, el
aprendizaje del español en sus registros cultos y formales no puede
aprenderse en la calle; debe tener lugar en la escuela. Un ejemplo
puede ilustrarlo: la práctica totalidad de los alumnos catalanes
saben decir "es muy necesario que hagamos esto" pero sólo algunos
saben expresarse diciendo "tenemos una necesidad acuciante de
realizar esta tarea". El lenguaje de la primera frase es coloquial y
puede aprenderse en la calle mientras que el lenguaje de la segunda
es culto y se aprende en la escuela o, en todo caso, lo pueden
aprender algunos alumnos concretos que leen mucho en español fuera
de la escuela.
Así, podemos decir que, por lo que respecta al sistema educativo
catalán, éste carece de un programa estructurado para que los
alumnos acaben la enseñanza sabiendo usar el español de forma
correcta, rica y precisa tanto de forma oral como escrita. Más bien,
el enfoque parece ser que cada alumno llegará donde llegue en su
conocimiento del español, dependiendo de si es su lengua materna, de
si lee mucho en esta lengua fuera de la escuela o de si tiene un
entorno culto que la usa.
¿Cómo podría cambiarse este estado de cosas? La mejor alternativa
sería un modelo escolar bilingüe catalán-español, con asignaturas en
ambas lenguas. Este modelo escolar sí tendría un currículum que
podría llevar a los alumnos a alcanzar un pleno dominio de ambas
lenguas oficiales.
La Generalitat es absolutamente contraria a la introducción de un
programa bilingüe
Sin embargo, la Generalitat es absolutamente contraria a la
introducción de un modelo bilingüe con el argumento de que sería un
ataque al catalán que impediría su aprendizaje. La realidad, sin
embargo, es que nunca se nos ha explicado de manera convincente por
qué una enseñanza bilingüe, con la mitad o más de asignaturas en
catalán, sería un ataque a esta lengua que impediría su aprendizaje.
Y no se nos ha explicado porque esto no sucedería así.
En primer lugar, una enseñanza bilingüe no impediría el aprendizaje
del catalán porque esta lengua también sería vehicular. Y en segundo
lugar, ¿por qué sería un ataque al catalán? Sí lo sería, en todo
caso, volver a la enseñanza monolingüe en español que ya padecimos
en Cataluña no hace tanto tiempo. Pero la modificación del modelo
monolingüe catalán para integrar el español y facilitar el
desarrollo sólido de ambas lenguas ¿sería un ataque al catalán? Que
una escuela bilingüe catalán-español tuviera como prioridad el
reflejar la realidad bilingüe de Cataluña y equipar a los alumnos
para desenvolverse adecuadamente en ella, ¿sería un ataque al
catalán?
Las propuestas de enseñanza bilingüe catalán-español no son,
lógicamente, un ataque a la lengua catalana sino que suponen una
crítica a una de las joyas de la corona del proyecto político
nacionalista, hoy independentista. Este proyecto aplicado a la
educación es el actual modelo de inmersión, obligatorio para todos
los alumnos. En este modelo, como podemos observar, la preocupación
no está del lado de los alumnos y de cómo responder mejor a sus
necesidades lingüísticas sino que está en cómo implementar bien el
proyecto político.
¿Cómo se concreta este proyecto político en la educación? Todo
parece indicar que el principal objetivo de la inmersión es intentar
cambiar la relación de fuerzas entre las dos lenguas oficiales. La
idea subyacente parece ser que si todos los alumnos estudian
únicamente en catalán, los que la tienen como lengua materna la
consolidarán y aceptarán como única y los que no la tienen como
lengua materna llegarán a identificarse con ella y acabarán
rechazando o usando de forma muy reducida su lengua materna. Así,
las generaciones jóvenes se identificarán sólo con el catalán, al
que considerarán su única lengua propia. Ello se traducirá en un
aumento del número de ciudadanos que usan el catalán habitualmente y
una drástica reducción del número de aquellos que usan el español u
otras lenguas. Y de la identificación con la lengua a la
identificación con la nación hay un paso muy pequeño, se presume, y
efectivamente así es en algunos casos.
En conclusión, desde un punto de vista pedagógico, el actual modelo
de inmersión no puede considerarse adecuado para el aprendizaje del
español. Sólo desde la perspectiva de los intereses políticos se
puede afirmar que no hay ningún problema con el aprendizaje del
español en las escuelas de Cataluña.
Mercè Vilarrubias es catedrática de Lengua Inglesa en la Escuela
Oficial de Idiomas Drassanes de Barcelona y autora del libro Sumar y
no restar. Razones para introducir una educación bilingüe en
Cataluña (editorial Montesinos).
Cajitas
Nota del Editor 2 Enero 2014
La política lingüística catalana debería consistir en dotarles de
unas cajitas para que en ellas puedan guardar el catalán, y dejen de
pretender ser los permanentes protagonistas de todas las malas
noticias.
A ver si se enteran de que si alguien pretende preservar una
lengua, en caso alguno puede pretender hacerlo con los hijos
prójimos.
Cataluña no es bilingüe, Cataluña no tiene lengua, lengua para
poder hablar sólo tienen las personas. Pueden decir que en Cataluña
hay algunas personas que conocen algo de catalán, y hay muchísimos
catalanes que no tienen ni idea del catalán, y son catalanes de pura
raza, de madre y padre catalanes también de pura raza, pues cuando
los niños vienen a este malvado mundo, no tienen idioma alguno.
La larga marcha de la extrema derecha
española (3)
Fernando José Vaquero Oroquieta latribunadelpaisvasco.com 12
Diciembre 2013
Desde que el notario Blas Piñar accediera al Congreso de los
Diputados, allá en 1979, encabezando la coalición Unión Nacional, la
genéricamente denominada extrema derecha ha ido de mal en peor,
políticamente hablando. Sumaron nada menos que 378.964 votos bajo el
lema "España en tus manos". De ellos, 110.730 en Madrid.
Piñar, concurriendo en solitario, no pudo ser reelegido en las
elecciones de 1982, disolviendo su partido Fuerza Nueva. Regresaría
a la política en 1986, fundando el Frente Nacional con la intención
de conseguir un escaño en Europa, lo que no fue posible, sumando
122.927 votos en las elecciones al Parlamento Europeo de 1987.
Precariamente, a la vez que sufría diversas escisiones, el partido
se mantuvo hasta 1994, en que es disuelto de nuevo por este peculiar
político que ajustaba los horarios de las sesiones de los congresos
de sus sucesivos partidos a su imperdonable siesta diaria.
En otro plano, diversas facciones pugnaban por hacerse con el
control de la sigla histórica de Falange Española de las JONS,
participando la liderada por Raimundo Fernández Cuesta en aquella
efímera Unión Nacional que aupó a Piñar al Congreso, junto al
también falangista Partido Nacional Sindicalista-Círculos José
Antonio, de Diego Márquez Horrillo; generando una complicada
historia de escisiones, unificaciones, pactos, reincorporaciones,
expulsiones, etc., sólo apta iniciados. Mencionemos, no obstante, a
Falange Española de las JONS (Auténtica), un intento renovador e
izquierdista de la vieja Falange, a la que pretendían desvincular
radicalmente del franquismo, y Falange Española (independiente),
heredero del mítico Frente de Estudiantes Sindicalistas (FES) que
precediera a los “auténticos” (o “hedillistas”) desde una ortodoxia
literal en el intento. Tres son los grupos falangistas de vocación
política, herederos de la primigenia Falange Española fundada hace
ya 80 años, supervivientes todavía hoy, de los que hablaremos más
adelante: FE de las JONS, La Falange y Falange Auténtica.
La tercera pata de Unión Nacional, es decir, los grupos
tradicionalistas (excluimos del estudio a la Confederación de
Ex-Combatientes, pues no era propiamente dicho un partido político),
al no renovarse la coalición electoral, siguieron su propia ruta.
Desaparecida la Agrupación de Juventudes Tradicionalistas fundada en
1977 bajo la dirección de Santiago Martínez-Campos, y refundada en
1986 la Comunión Tradicionalista Carlista, esta formación, que nació
de la unión de los diversos grupitos carlistas del momento, sufrió
la aparición de una disidente y peculiar Comunión Tradicionalista
hacia 2001, nucleada en torno al pretendiente Sixto Enrique de
Borbón, integrada fundamentalmente por minúsculos grupos de
intelectuales muy activos y vinculados en su mayoría a la llamada
“misa tradicional”. Ambas entidades sobreviven hoy día manteniendo
sus desencuentros ideológicos, religiosos y dinásticos.
Por su parte, el sindicato que se había organizado desde Fuerza
Nueva en su mejor época, Fuerza Nacional del Trabajo, languidecía
hasta agotarse y desaparecer silenciosamente. Además, cerraban los
diarios “El Alcázar” y “El Imparcial”, se clausuraban sedes de los
grupos políticos afines, desaparecían los boletines locales…
Otras siglas trataron de ocupar el espacio explícitamente
ultraderechista, simultánea o posteriormente a las aventuras de
Piñar: Juntas Españolas, impulsadas ya en 1983 desde el mencionado
diario El Alcázar, y su organización juvenil Patria y Libertad;
Democracia Nacional, que reunió a supervivientes de Juntas y el
neonazi CEDADE; España 2000; Plataforma por Cataluña; etc. Desde
Democracia Nacional, formación existente todavía hoy, y que fracasó
electoralmente de modo reiterado, se elaboró el concepto de
“autonomía histórica”: el primer intento orgánico de desarrollar una
formación al uso de los nuevos aires populistas procedentes de
Europa, desvinculado de la esterilidad política de las fracasadas
“familias históricas” mencionadas, apelando a la fraseología
antiinmigración e identitaria en alza fuera de España.
Más allá de la extrema derecha clásica (insistimos, conforme la
terminología al uso, no en vano los falangistas se proclaman “ni de
derechas, ni de izquierdas” y el tradicionalismo admite como mejor
definición la de “innovadora”, antes que la de extremista), España
ha vivido algunas efímeras aventuras de carácter populista
protagonizadas, curiosamente, por empresarios que han tenido, por
decirlo suavemente, serios problemas con la Ley. En tales casos, que
veremos a continuación, sin duda concurrió un legítimo “voto
protesta” –siempre presente bajo diversas fórmulas a lo largo de
estas décadas y, sin duda, creciente hoy- que, instrumentalizado,
avaló unas formaciones caracterizadas por el extremo personalismo,
la carencia de un programa político alguno mínimamente consistente,
y la concurrencia de gravísimos incidentes penales de sus
impulsores; circunstancias que contribuyeron a anular unas
intentonas que sólo cabe definir como esperpénticas.
La Agrupación Ruiz-Mateos, fundada por el ya expropiado empresario
José María Ruiz-Mateos, consiguió un sorprendente resultado en las
elecciones europeas de 1989: 608.560 votos, es decir, un 3’84 % del
total de emitidos, lo que le supuso 2 escaños en Europa. Pero dicha
formación fue incapaz de consolidarse, de modo que tras varios
fracasos electorales posteriores, en las europeas de 1994 únicamente
sumó 82.410 votos, apenas un 0’44 % de los emitidos, perdiendo ambos
escaños. En consecuencia, el partido se disolvió.
El Grupo Independiente Liberal (GIL) fue una nueva aventura
populista impulsada por otro polémico personaje, el empresario Jesús
Gil y Gil, iniciada en 1991. Así, en las elecciones municipales del
26 de mayo de 1991 consiguió un sorprendente éxito electoral,
alcanzando el 65’68% de los votos de Marbella. De las 25
concejalías, obtuvo 19, proclamándose Jesús Gil alcalde de la
localidad. El GIL renovó mayoría en dos elecciones sucesivas (las de
1995 y 1999), finalizando su último mandato en 2003 con Julián Muñoz
(otro delincuente) como alcalde. Además, el GIL gobernó Ceuta de
1999 a 2001. Y en otras localidades andaluzas obtuvo magníficos
resultados, llegando a gobernar incluso alguna de ellas: Barbate,
San Roque, Chipiona, La Línea de la Concepción, Tarifa, Estepona,
Ronda, Casares y Manilva. En las elecciones generales de 2000, Jesús
Gil se presentó como diputado al Congreso, obteniendo a nivel
nacional apenas 72.162 sufragios. No lo consiguió. El GIL cesó toda
su actividad en 2007, al no poder presentarse a las elecciones
municipales a causa de los numerosos problemas legales en que
incurrieron los más destacados líderes de la formación.
En 1999, la Ejecutiva del histórico y casi extinguido Centro
Democrático y Social (CDS), que fundara Adolfo Suárez al marcharse
de su UCD, nombró a otro singular personaje, condenado a pena de
prisión por varios delitos de carácter económico, Mario Conde, como
candidato de Unión Centrista-CDS en las elecciones generales de
2000, en las que obtuvo un resultado desastroso de apenas 23.576
votos. Conde lo intentó de nuevo en 2011 fundando Sociedad Civil y
Democracia (SCD). Ese partido se presentó a las elecciones al
Parlamento de Galicia del 21 de octubre de aquel año; sin obtener
representación. Poco después, se despidió del partido.
Veamos el cuarto eje de este espacio (los anteriores, veíamos, son
las familias “históricas”, las aventuras populistas y los grupos
antiinmigración). No pocos estudiosos y activistas del difuso y
plural espacio “a la derecha del PP” vienen depositando sus
esperanzas en una escisión en el mismo, evidenciada la traición de
éste a sus electores y a su mismo programa electoral sucesivamente
y, especialmente, de la mano de Mariano Rajoy; un perfecto
social-demócrata en la práctica, según estos detractores, y un
acomplejado cultural y políticamente ante el hegemónico pensamiento
radical-progresista.
Mencionemos, en esa línea, al único intento concreto de conformación
de un partido conservador explícito, a la derecha del espacio que
ocupa el Partido Popular: nos referimos al Partido Demócrata Español
(PADE), que fundara Juan Ramón Calero, ex-portavoz de los populares
en el Congreso, hacia 1996. En las elecciones municipales de 2003
obtuvo 34 concejales en toda España. Y en las de 2007, un total de
20; en su mayor parte, en la Comunidad de Madrid. El partido, tras
una trayectoria agónica, se disolvió en la primavera de 2008.
Seguramente, esta decepcionante experiencia haya desanimado a otros
políticos populares en el intento de iniciar aventuras análogas. En
esa línea, diversos nombres han sonado a lo largo de estas décadas.
Jaime Mayor Oreja, por ejemplo, ya se vio envuelto en un supuesto
intento de creación de una “Unión del Pueblo Vasco”, que buscaría el
éxito conseguido en Navarra por Unión del Pueblo Navarro (UPN). Un
intento frustrado o, desde una perspectiva táctica, una sutil manera
de “hacerse valer” y asegurarse un papel relevante en el seno del
Partido Popular.
Montserrat Nebrera fue otro nombre que sonó como posible cabeza de
una derecha conservadora neta. En su enésimo intento de revitalizar
a los populares catalanes, fue captada por el Partido Popular hacia
2006. Profesora en la Universitat Internacional de Catalunya, era
además Directora de Estudios Sociales en el nacionalista Instituto
Cambó. Elegida parlamentaria por el PPC en las elecciones de 2006,
lo abandonó tres años después. Tras desencantar a quienes la miraban
como la “Rosa Díez de la derecha”, encabezó la candidatura al
Parlamento de Cataluña de 2010 de Alternativa de Govern por
Barcelona, consiguiendo un resultado ridículo.
Y, hace unos pocos meses, se desveló en algunos medios digitales la
supuesta existencia de un eje escisionista netamente conservador en
el Partido Popular, formado por Jaime Mayor Oreja, Aleix
Vidal-Quadras y Santiago Abascal. Parece ser que Jaime Mayor
encabezará, de nuevo, las listas populares al Parlamento de
Estrasburgo en las próximas elecciones; en un intento de frenar,
especialmente ante el sector social que apoya a las víctimas del
terrorismo, la erosión en apoyos electorales que todos los estudios
demoscópicos auguran a los populares. Vidal-Quadras permanece en una
calculada ambigüedad, y con el mérito de hacer iniciado el único
intento serio de regenerar al Partido Popular desde dentro, mediante
la plataforma Reconversión. Santiago Abascal, impulsor y máximo
dirigente de la Fundación para la Defensa de la Nación Española,
compañero de Vidal-Quadras en Reconversión, ha abandonado el Partido
Popular en torno al pasado 24 de noviembre de 2013, sin desvelar sus
pasos futuros. Previamente, había sido fotografiado junto a Albert
Rivera y el ex-socialista Antoni Asunción en el acto de presentación
de Movimiento Ciudadano en el Hotel Goya de Madrid el pasado 26 de
octubre, y que pudiera ser el inicio de una posible extensión de
Ciutadans (su tercer intento) a nivel nacional en competición con la
UPYD de Rosa Díez; circunstancia que laminaría seriamente las
posibilidades reales de ambos ante los imperativos del sistema
representativo mayoritario español. Si el paso de Abascal lo es a
título personal, o es la avanzadilla de un movimiento más amplio
encaminado a conformar una lista conservadora al Parlamento Europeo,
se verá en el futuro.
La cuestión es: desaparecida, por simple extinción biológica, la
generación que hizo la guerra civil, integrada en el sistema la
mayor parte de la nada escasa militancia ultra de aquellas décadas,
¿existe un espacio propio para una nueva derecha “populista y a la
europea”? La experiencia de Plataforma por Cataluña, que a
continuación mencionamos, junto la persistencia de un “voto de
protesta” (en sus diversas fórmulas, como el creciente voto en
blanco y nulo, y el sumado por los grupos populistas como la
Agrupación Ruiz-Mateos), y la aparición de nuevas franjas de
electores descontentos (padres perjudicados por la legislación civil
y penal ultrafeminista, comerciantes arruinados por las grandes
superficies, jóvenes desempleados en las periferias de las grandes
ciudades, defensores acérrimos de la vida humana), parece acreditar
que efectivamente es así.
De esta “larga marcha” aquí descrita, debe destacarse el único éxito
real de la derecha identitaria española reciente: el alcanzado por
Josep Anglada; antiguo militante de Fuerza Nueva y, posteriormente,
del Frente Nacional. Polémico personaje, populista, extrovertido e
imprudente, cuyos problemas personales y de liderazgo han empañado
su incuestionable ascenso político, es su máximo protagonista. Y nos
referimos a su criatura política: Plataforma per Catalunya (PxC,
Plataforma por Cataluña). Los orígenes de esta agrupación, a la que
se han sumado arribistas de toda calaña, sufriendo deserciones y
escisiones sin cuento, se remontan al 15 de enero de 2001, cuando el
citado Josep Anglada crea Plataforma Vigatana, una iniciativa local
en el municipio barcelonés de Vic donde reside. Poco después, el 5
de abril del 2002 fundará Plataforma per Catalunya. En las
elecciones municipales de 2003 obtuvo un 7´4 % de los votos de Vich.
Fracasando en las sucesivas elecciones autonómicas, se vuelca en las
municipales, pasando de los 17 concejales obtenidos en las
elecciones municipales de 2007, a un total de 67 en 2011. Puede
parece poco, pero es mucho, si lo comparamos con la veintena de
concejales conseguidos por el resto de grupos ultras en el resto de
España o en las convocatorias anteriores.
No obstante, y pese a este último aspecto, hoy día, a finales de
2013, el panorama que ofrece el amplio y plural espacio que aquí
repasamos, es el de total desorganización y dispersión, careciendo
del imprescindible liderazgo que merezca tal calificativo. De hecho,
esos tres ejes mencionados (desaparecido afortunadamente el de las
aventuras de empresarios metidos en política) en torno a los cuales,
alternativa o conjuntamente, podría configurarse una formación
unitaria, suman no menos de una treintena de siglas que veremos en
la próxima entrega.
Conflicto lingüístico en Cataluña
Ikea cede a las presiones nacionalistas y
se abre a etiquetar en catalán
Plataformas catalanistas están protagonizando una agresiva campaña
contra las grandes multinacionales que no utilizan el catalán
www.lavozlibre.com 12 Diciembre 2013
Madrid.- Las plataformas catalanistas, con el respaldo de la
Generalitat, están protagonizando una intensa campaña de presión
sobre grandes empresas para que usen el catalán. Coca Cola, Nestlé,
Danone e Ikea son algunas de las empresas que han recibido presiones
para cambiar su política lingüística anteponiendo el catalán al
castellano.
Según publica hoy 'El Confidencial Digital' Ikea ha cedido a las
presiones impuestas por los nacionalistas y finalmente utilizará el
catalán. Fuentes de la multinacional de muebles sueca explican que
en su empresa se muestran abiertos a adaptarse a los clientes de los
territorios en los que están presentes, y de ahí los cambios que
está aplicando para cumplir con la política lingüística dictada por
la Generalitat. Además recuerdan que el catálogo de la empresa se
lleva editando en catalán desde 2006. Los últimos pasos que ha dado
la compañía han sido la traducción de la web y de la información de
consulta de los productos. Más adelante, se plantean emplear también
el catalán en el etiquetado.
Sin embargo, otras multinacionales se han negado a ceder ante las
presiones catalanistas. Coca Cola, que incluyó nombres en catalán en
su última campaña publicitaria, ha dicho que no pretenden extender
el catalán al resto de la información qe figura en sus envases. De
igual modo, Danone y Nestlé han expuesto su negativa a cambiar su
política lingüística, argumentando que poseen fábricas en toda
España y no pueden saber el destino final del producto, por lo que
han optado por utilizar un idioma que puedan entender todos los
españoles.
En las empresas afectadas han identificado a varias organizaciones
catalanistas que están detrás de estas campañas de acoso contra sus
marcas. Proceden de los sectores del catalanismo más radical, y
cuentan con el respaldo del gobierno de Artur Mas. Entre ellas
destacan la participación de la Plataforma per la Llengua, una
asociación creada en 1993 para garantizar la presencia de la lengua
catalana en todos los ámbitos que lleva recibiendo una subvención
directa de la Generalitat de 36.000 euros anuales desde 2006. Las
plataformas en defensa de la lengua catalana están utilizando el
argumento de que las empresas que no etiquetan en catalán incumplen
el Código de Consumo de Cataluña, para presionar a las
multinacionales que se niegan a cumplir sus deseos.
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