Internacional
Fragmentación o reinvención
Borja Lasheras*. La Razón 7 Enero 2014
Todos los proyectos colectivos humanos atraviesan inevitablemente
dorados periodos de plenitud y destructivos periodos de declive. Al
igual que en la magnífica película de Woody Allen «Matchpoint», la
pelota puede caer a un lado de la red o al otro: hacia la decadencia
y desaparición, o hacia el relanzamiento y reinvención. La Unión
Europea se encuentra en esa tesitura. Hay por lo menos tres
escenarios posibles. 1. Decadencia y fragmentación ante las
divisiones de los Estados miembros, el cortoplacismo de los líderes
políticos y unas sociedades envejecidas, aquejadas por el miedo al
otro, al cambio y a la globalización. 2. Una decadencia relativa,
compensada en parte por una mayor integración, crecimiento económico
y refuerzo de una política exterior que frene el declive geopolítico
de Europa. 3. Una reinvención política de Europa que impulse
decididamente la competitividad (económica, científica, cultural y
social), devuelva la prosperidad y estabilidad internas, y nos
permita capear la competición darwiniana actual, haciendo que los
europeos sigamos contando.
Más allá de parches y acuerdos concretos, Europa necesita
desesperadamente el tercer escenario: su reinvención. El proyecto
europeo, como idea, está en fase terminal, en parte por su éxito,
pero también por fundamentarse en dos ejes, paz y prosperidad, hoy
casi agotados y muy cuestionados. La paz interna, aunque este año
sea efeméride de la Gran Guerra, es necesaria pero no suficiente en
el siglo XXI. A su vez, hoy por hoy avanzamos hacia la Europa de la
desigualdad social, la pobreza y las divisiones entre Estados de
primera –los del bienestar– y Estados de segunda –los del malestar
social, conflictividad y generaciones perdidas–. Ése es un primer
desafío clave: recuperar la Europa de la prosperidad, en vez de esta
Europa insolidaria y de la «troika». Para ello, hacen falta
profundas reformas internas y un dinamismo humano que Europa ha
olvidado. Y legitimidad democrática. Pero tanto paz como prosperidad
requieren además poder, o sea, capacidad para influir en el entorno
internacional, donde, como decía Palmerston, no hay amigos, sino
intereses. Éste es el segundo desafío: que los europeos puedan
defender sus intereses en este mundo inestable, a través de las tres
D –diplomacia, defensa y desarrollo–, influyendo en la toma de
decisiones, en vez de que otros decidan por nosotros.
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Europa necesita como agua de mayo una nueva narrativa o «raison
d'etre» legitimadora, basada en estos tres ejes: paz, prosperidad y
poder. No hay una opción perfecta, pero dos cosas son claras: que el
«status quo» y la inercia no son futuro, y que jefes tribales como
el eurófobo británico Nigel Farage (cuya visión del mundo se ve
desde el prisma de una pinta de cerveza), la francesa Marine Le Pen
(a quien parece que se le paró el reloj en Austerlitz), o los
pseudonazis griegos de Amanecer Dorado, pueden ser anecdóticamente
divertidos, pero buscan tirar por la borda los logros de
generaciones anteriores, hipotecando nuestro futuro.
*Director adjunto de la oficina en Madrid del Consejo Europeo de
Relaciones Exteriores (ECFR)
Impunidad contra España
HERMANN TERTSCH ABC 7 Enero 2014
Para recuperar su fuerza y su prestigio, su propia viabilidad,
España ha de acabar con la impunidad
SUPONGO que es difícil establecer retrospectivamente el momento en
el que una comunidad humana, una sociedad, una nación, deja de
respetarse a sí misma. Supongo que llega cuando, tras largo tiempo
de acumulación sin consecuencias perceptibles, dicha comunidad
alcanza una «masa crítica» de negligencias en funcionamiento y
conductas, de desprecio a las formas, de errores reiterados, de
ausencia de responsabilidades, de desidia, de falta de interés y
emoción común y sí, también, una reiterada falta de aprecio entre
gobernantes y gobernados. Será ese momento en el que no hay respeto
común y mutuo entre sus miembros, por decepción y frustración, pero
ante todo por cansancio, agotamiento, y una rendición general de los
viejos estandartes de valores, dignidad, honor y amor propio, en el
lodo de las gratificaciones inmediatas y egoístas, de la corrupción,
la pura negación del respeto.
Supongo que cuando esto llega a
suceder, algunos lo notan antes o mejor. Perciben que para la
mayoría ha dejado de haber nada sagrado. Que no hay nada inviolable
e intocable. Todo puede profanarse. Nada merece castigo y nada
merece sacrificio. Todo es tolerable en aras de evitar el
sobresalto. En aras de una calma de la indolencia, de esa pretendida
neutralización definitiva del conflicto entre lo verdadero y lo
falso, en la armonía mentirosa y enferma de la relativización. Los
enemigos aceptan gustosos estos regalos. El más insignificante se
pueden erigir en fuerza desafiante y desplegar una disparatada
osadía. Lo estamos viendo. Las ridículas mentiras de un pasado
inventado se convierten en banderas y arengas que generaciones
intoxicadas adoran y enarbolan con fanatismo. En la peor
confirmación de aquello de Chesterton de que cuando dejas de creer
en Dios acabas creyendo en cualquier cosa. Sediciosos y criminales
triunfan sin temor, los asesinos dan consejos morales y los ladrones
se ufanan por aleccionar en la vida proba. Y la arrogancia del poder
pierde todo sentido de la mesura y empatía y pretende mantener la
ficción de la armonía en condiciones que para la población cada vez
resultan más insoportables. Hasta generar una situación en la que la
humillación se instala en el acontecer político diario, en la vida
cotidiana.
Sabemos en qué momento decidieron los alemanes enterrar a la
República de Weimar. Sabemos del poco afecto de los franceses a su
propia república en 1940. En otros Estados también cayeron las
democracias como castillos de naipes. Muchos regímenes fueron
sustituidos por otros peores. Porque tuvieron la fatalidad de
carecer en los momentos decisivos del liderazgo necesario para ese
golpe liberador necesario para recuperar el respeto a sí mismos. A
su historia, a sus logros, a su honor, integridad y legitimidad. Ese
golpe liberador de una democracia está en la restitución de sus
leyes y de la voluntad y decisión de sus gobernantes de aplicarlas,
pese a quien pese. El restablecimiento del respeto al Estado y la
nación pasa por la defensa de la Constitución y las leyes. Que son
permanentemente violadas por quienes convierten en un banquete de
beneficios particulares y egoístas la situación de debilidad,
pasividad y miedo al conflicto de los gobernantes. Para recuperar su
fuerza y su prestigio, su propia viabilidad, España ha de acabar con
la impunidad. Si no, ella acabará con España. La impunidad con que
violan las leyes supremas los políticos separatistas, con que
organizan el programa de sedición, con que legitiman sus crímenes y
la humillación de las víctimas, es incompatible con la democracia
española. Sin un Gobierno de España decidido a imponer la ley, vamos
a perder el último respeto a nosotros mismos. Vamos a perder la
batalla frente a los peores. Y entonces sí nos convertiríamos en un
Estado fracasado.
300 años, 300 mentiras
josé garcía domínguez ABC Cataluña 7 Enero 2014
Entre las muchas definiciones del concepto «nación» que comenzaron a
circular por los libros después de que apareciese el primer
nacionalista sobre la faz de la Tierra, novedad ocurrida allá a
mediados del siglo XVIII, yo me quedo con la de Karl Deutsch. Para
él, una nación es un grupo de personas unidas por un error
compartido sobre su ascendencia y un desagrado compartido hacia sus
vecinos. Tan falso es, por ejemplo, que el pueblo judío emprendiera
éxodo alguno desde el Egipto de los faraones como que Cataluña
sostuviese en 1714 una cruenta guerra contra cierta entidad
colectiva llamada España. Una y otra leyenda no encierran más que
simples mitos nacionalistas que en nada se compadecen con la
realidad. Lo recuerda Nietzsche glosando al autor de «La República»
en un instante de lúcida clarividencia: «Platón consideraba
indispensable que la primera generación de su nueva sociedad tenía
que ser educada con la ayuda de una poderosa mentira necesaria».
Aquí llevamos ya unas cuantas en las últimas tres décadas.
A qué extrañarse de que el genuino opio del pueblo, contra lo que
ordenó el viejo Marx, haya acabado siendo el nacionalismo. De ahí,
de su usurpación del ámbito de lo sacro, que los edificios antiguos
hayan sido desposeídos de sus usos tradicionales como cuadras de
ganado, almacenes de chatarra oxidada o simples depósitos de mugre,
para devenir templos sagrados de la patria. Así el Born, aquella
prosaica estación de paso de frutas y hortalizas hoy a punto de
desbancar de la preeminencia al monasterio de Montserrat entre los
centros de peregrinación y culto locales. El autor de la muy
reciente «Breve historia cultural de los nacionalismos europeos»,
Javier López Facal, viejo nacionalista gallego ahora felizmente
curado, ha recordado al respecto el papel del regimiento militar
castellano que defendió Barcelona del cerco borbónico cuando aquel
falsificado entonces. Una ignorada tropa de Castilla que, por
cierto, fue comandada por otro gallego, un tal Gregorio de Saavedra.
Trescientos años, trescientas mentiras.
Yo no lo llamaría victimismo
José Miguel Velasco www.cronicaglobal.com 7 Enero 2014
Se dice que los nacionalistas explotan muy bien la táctica del
victimismo en la lucha que tienen establecida en el terreno
emocional. La palabra forma parte de los lugares comunes al
referirse a la cuestión. Pero creo que el concepto no es el adecuado
y, en mi opinión, esto resulta ser uno más de los errores de
apreciación ante el nacionalismo catalanista que a su vez
constituyen una fuente de retroalimentación del fenómeno.
El discurso del "pobre de mí, que no sé catalán y no me van a dar
trabajo" ha sido la mejor propaganda para que las clases medias
castellanohablantes hayan dado por buena la inmersión lingüística
El victimismo es en realidad un estado de lamentación extrema de los
males de uno, esperando que alguien se decida a proporcionar una
ayuda externa. Suele ser el resultado de una mentalidad poco madura
que desconfía de las propias fuerzas para solucionar los problemas y
que puede tener un cierto efecto (temporal) entre los más allegados,
pero que normalmente provoca el hastío de los que están fuera de ese
círculo.
Yo llamaría victimismo a lo que el movimiento de defensa del
castellano en Cataluña ha utilizado como forma de cuestionar la
política lingüística del Gobierno autonómico. Los nacionalistas,
buenos conocedores del terreno de juego donde se dirimen estas
cuestiones, no podían imaginarse un mejor apoyo a su política
precisamente desde quienes dicen estar disconformes con sus
planteamientos. El discurso del "pobre de mí, que no sé catalán y no
me van a dar trabajo por sufrir esa limitación; pobres niños de
clases bajas, que no van a entender lo que se dice en clase y se les
condena a seguir siendo unos marginales", ha sido la mejor
propaganda para que las clases medias castellanohablantes hayan dado
por buena la inmersión lingüística y se conformen para el
aprendizaje del castellano con el barniz de la calle, la televisión
y la clase de castellano. Con este planteamiento se ha conseguido el
asombroso resultado de que la lengua que en nuestra sociedad, por la
razones que sean, tiene la posición de lengua de la comunicación, de
la información o del debate sea vista como la lengua de los
desheredados, impropia de la gente fashion.
Después de tantos años, en el imaginario colectivo de la sociedad
persiste la idea de que la única justificación para poner peros al
proceso de renuncia al castellano es el desconocimiento del catalán.
¿Qué lugar queda para los que, después de aprender el catalán, que a
mí me parece un ejercicio al alcance de cualquier mente mínimamente
espabilada, seguimos considerando el castellano como una lengua que
es nuestra, que es una gran lengua de cultura, que si fuéramos un
país serio podría llegar a convertirse en una de las lenguas de
comunicación internacional y que deseamos que nuestros hijos la
disfruten en su aprendizaje de las materias?
Aparte del error al elegir el concepto adecuado para describir la
táctica del nacionalismo, se ha creído que a base de concesiones
quedaba conjurado ese supuesto victimismo. Los resultados están a la
vista de todos
El catalanismo no va de este palo. Es algo diferente, y yo más bien
le aplicaría el concepto de chantaje moral. Una cosa es decir "yo,
pobre de mí", y quedarte esperando ingenuamente a que alguien se
mueva en la dirección que te gustaría. Otra cosa completamente
diferente es decir "tú, culpable", y a partir de ahí instalarte en
una espiral infernal de exigencias de reparación. Sobre todo si las
acusaciones lanzadas son cuestiones incuantificables y que, por
tanto, resulta imposible medir si los esfuerzos de reparación han
sido suficientes. Desde esta perspectiva hay que contemplar temas
como, por ejemplo, el famoso simposio con el infame título de
'España contra Cataluña'. Por supuesto que para los organizadores,
lo de menos es el rigor histórico. Lo importante es mantener ese
escenario de chantaje moral.
Tampoco el chantaje moral por sí mismo, igual que el victimismo,
tiene capacidad coactiva como para forzar nada. Necesita encontrar
el complemento de una respuesta correspondiente desde la parte
receptora del mensaje, que en este caso son los actores políticos
(instituciones, partidos, medios de comunicación) que se supone que
no están por los proyectos rupturistas planteados por el
nacionalismo. Y en ese lado nos encontramos con que, aparte del
error al elegir el concepto adecuado para describir la táctica del
nacionalismo, usando una profundidad lógica más propia del juego del
tres en raya, se ha creído que a base de concesiones quedaba
conjurado ese supuesto victimismo. Los resultados están a la vista
de todos.
El nacionalismo puede plantear lo que quiera. Lo que no viene a
cuento es que sus exigencias se tengan que tomar como una urgente
contrapartida a un supuesto maltrato específico hacia una
determinada región, que solamente está en la mente de una élite
político-mediática hipersubvencionada. Si se trata de lo material,
todas las regiones españolas pueden presentar un inventario de
carencias en infraestructuras y servicios. Y si se trata de lo
identitario, después de la cooficialidad del catalán, de la
extensión de su conocimiento a toda la población y de la libertad
completa para establecer cualquier iniciativa cultural, todo esto
vigente desde hace décadas, ¿qué más deuda pendiente hay?
La carta
En Alemania el nacionalismo que hoy defiende Mas prendió con fuerza
en los años 30 bajo la colectivista forma del nacionalsocialismo
Almudena Negro www.diariosigloxxi.com 7 Enero 2014
Despacio, con la eficiencia que se espera de una secretaria de su
rango, abrió la misiva de remitente extranjero que la Canciller
teutona había recibido aquella fría mañana de invierno. En realidad,
su jefa recibe cientos de cartas diarias, que ella solícitamente
clasifica. Las peticiones que llegan son de todo tipo: ciudadanos
cargados de razón que exigen algo que justamente les corresponde
–hay que enviarlo al secretario de Estado del ministerio
correspondiente para que se ocupen de arreglar el entuerto-, pasando
por simples saludos, quejas sin más o peticiones de autógrafos que
siempre son respondidos. También reciben peticiones curiosas de todo
tipo. Al jefe de gobierno de los Estados Unidos le sucedió hace bien
poco que un grupo de fanáticos se puso en contacto con él
exigiéndole confesar en nombre de la administración norteamericana
supuestas relaciones de su ejército con seres de otras galaxias. Ya
saben, lo del rollo del Área 51 y los marcianitos verdes que nos
visitan o incluso reptilianos que habitan entre nosotros. Obama, que
para eso la administración useña tiene claro que se debe a los
ciudadanos y por eso responde a todo, contestó negando la mayor, lo
cual los fanáticos se tomaron entre mal y peor.
Precisamente, mientras leía el contenido de la misiva llegada desde
España, vino a su mente el recuerdo de este incidente, dado a
conocer por los medios de comunicación. Un tal Artur Mas, presidente
de un “Land” español, que es como en Alemania se denomina a las
Comunidades Autónomas, pedía ayuda para saltarse los acuerdos de la
UE y cargarse la integridad territorial de la nación española para
imponer su personal republiqueta nacionalista. Algo impensable por
aquellos lares, en donde las terribles consecuencias del
nacionalismo, que prendió con fuerza en los años 30 bajo la
colectivista forma del nacionalsocialismo, son bien conocidas,
despreciadas y temidas. Un país en donde los políticos, pese al
bajón de nivel generalizado en toda la Europa del consenso
socialdemócrata, son en general gente seria, preparada y respetuosa
con la ley.
Evidentemente, lo mejor era no decirle nada a la Canciller, persona
seria que vivió bajo las botas del socialismo real su infancia,
quien podría no verle la gracia a la cosa.
“Menos mal que en Europa, a diferencia de USA, no es obligatorio
contestar a cualquier ocurrencia”, pensó mientras archivaba la carta
bajo la “F” de “frikis”, junto a la petición de una ciudadana, amiga
de la homeopatía, que exige la legalización de la venta en farmacias
de objetos para la práctica del vudú.
En España, sin embargo, la frikada ocupó las portadas de los
diarios.
¿Un remozado partido de centro-derecha? Una
curiosa iniciativa
¡Ah, si Júpiter me volviera a traer los años ya pasados!, Virgilio
Miguel Massanet www.diariosigloxxi.com 7 Enero 2014
¿Son sólo rumores o hay algo nuevo que se mueve entre la casta
política española? Hace tiempo que lo vengo reclamando de los
innumerables miembros del PP que están en desacuerdo con el sistema
de gobierno utilizado por el señor Rajoy y su equipo. En uno de mis
más recientes comentarios dejaba constancia de que el tiempo para
crear una alternativa esperanzadora para sustituir a un PP, que
parece que se viene olvidando de lo que siempre han sido sus
principios fundamentales y sus valores esenciales; se está agotando,
si es que lo que se pretende es formar a un nuevo partido de tipo
liberal y que, desde su fundación hasta las próximas elecciones
legislativas, exista un tiempo lo suficientemente prolongado para
que el pensamiento, los valores, los candidatos y las propuestas
políticas que se quieran aportar, tengan tiempo para poder ser
asimiladas por unos ciudadanos desengañados de la política,
incrédulos ante las promesas de los que se postulan para gobernar y
poco dispuestos a acudir a las urnas para darles con su voto, la
confianza a quienes, hasta ahora, no han hecho más que
decepcionarlos, empobrecerlos y engañarlos.
Es evidente que, en España, se necesita como el aire que se respira,
un partido moderado, de carácter nacional, de fundamentos éticos y
morales, con un cuadro de dirigentes de conocido prestigio( en un
caso así no vale acudir a novatos que no sean populares entre los
votantes y, cuyas futuras actuaciones pudieran hacer recelar a
aquellos a los que se les pide el voto) y con unos sólidos
planteamientos democráticos que garanticen un feed-back fluido entre
las bases y la dirección del nuevo partido. Ahora bien, como en
todas las cosas de esta vida, una elemental prudencia debe aconsejar
a quienes estén dispuestos a acometer tan complicada tarea,
amarrarse los machos y pisar con firmeza el terreno sobre el que se
actúa, no fuere que un error de cálculo, unas falsas expectativas o
un excesivo optimismo, dieran con todo el proyecto por los suelos,
en cuyo caso, no sólo se decepcionaría a una importante número de
electores, que pudieran haber pensado que los representaría
dignamente, sino que, probablemente, retrasarían varios años
cualquier tentativa de repetir el intento.
Lo primero que es preciso es conocer con qué fuerzas se cuentan; la
financiación con la que sostener el proyecto; cuáles son los
posibles aliados o socios con los que se podría negociar para
reforzar el desarrollo de la idea; tener claro quien va a ser el que
tome el mando de la operación y quienes van a ser los políticos
constituyentes y cuales se prevé que formen la primera Junta
Directiva. Lo básico es que queden claras, desde un principio, las
funciones que cada miembro de la junta constituyente va a desempeñar
en el futuro partido y, muy en especial, si es que se conciertan
fusiones, alianzas o grupos, que quede bien especificado, desde el
inicio de la operación, cuales van a ser las condiciones, el reparto
de escaños y funciones que cada partido fusionado o coaligado, va a
tener en el conjunto de la nueva formación. Dicho esto, a mi se me
ocurre que, en la actualidad, existen al menos dos formaciones de un
perfil muy parecido al que seguramente se le querrá dar a un nuevo
partido formado por descontentos del PP.
No me duelen prendas en reconocer mi gran cercanía con la UPyD de la
señora Rosa Diez, con la que coincido en casi un 80% de sus
propuestas. Tiene el mérito de haber conseguido superar el salto al
vacío de su fundadora y haber logrado algo que parecía imposible:
consolidarse como partido a tener en cuenta en el ámbito nacional;
en buena parte a causa de la gran capacidad de convicción y la
habilidad dialéctica de la señora Diez. Tampoco debería desecharse,
por ser quizá con el que es más fácil de tratar para llegar a un
acuerdo, al C’s del señor Albert Ribera; lo que permitiría entrar en
un sector evidentemente consolidado entre el electorado catalán, que
no está dispuesto a separarse de España y que abomina del
secesionismo oficial del Gobern de Artur Mas. Quizá otro socio o
adherido pudiera ser la misma Convivencia Cívica Catalana,
especialmente conocedora de los problemas económicos y sociales que,
el Gobern, intenta ocultar para que su proyecto separatista no haga
aguas por los cuatro costados. Un estudio detallado y unos contactos
generosos podrían permitir a una nueva formación entrar en liza con
varias bazas adelantadas para poderse presentar, a título de ensayo,
en las próximas Elecciones Europeas del mes de Mayo; aunque no se
consiguiese ganar, al menos empezaría a ser conocida más allende de
las fronteras españolas.
Una formación de estas características, constituyendo coalición o
fusionando a los grupos mencionados, sin duda, si no aspirar a ganar
las legislativas, tendría la facultad y posibilidad, en una España
en la que los tradicionales partidos, el PP y el PSOE, pueden sufrir
severos varapalos, de constituirse en partido bisagra, evitando que
la izquierda, los comunistas de Cayo Lara y los más extremistas del
PSOE, arrastraran al país a una situación de enfrentamiento con
Europa y a un empobrecimiento de la economía, todavía en fase de
recuperación, al volver a los principios básicos del señor Zapatero
de ir gastando por encima de las posibilidades del país, algo que
sin duda sería fatal para España.
Sin embargo, el verdadero quid de la cuestión se basa en los
miembros del PP que, por las circunstancia que fueren, estarían
dispuestos a formar parte de esta iniciativa en la que, sin duda, es
posible que se jugaran su carrera política. Parece que, en un
principio, se cuenta con el señor Vidal Cuadras, al que ya se le ha
advertido que no se cuenta con él para el Parlamento europeo; sin
duda sus promotores, Abascal y Ortega Lara también estarían. No
queda tan clara la postura de José Mª Aznar, una pieza fundamental o
la de un escurridizo Mayor Oreja, que no acaba de querer enfrentarse
al aparato del PP; pero es obvio que su participación en esta
operación política sería muy bien recibida dado que, tanto él como
Iturgaiz o la María San Gil, gozan de un enorme prestigio entre
muchos de los ciudadanos, no separatistas, del País Vasco. Se habla
de Consuelo Ordóñez, F.J. Alcaraz, Daniel Portero o Ángeles Pedraza
todos ellos valiosas aportaciones, pero que, por si solos es
evidente que no serían capaces de arrastrar tras de si a un número
importante de votantes.
Mención aparte merece la posibilidad de que, doña Esperanza Aguirre,
se decidiera a dar el paso decisivo, jugándose al órdago, lo que
sería su vuelta a lo grande a la política nacional o, si el proyecto
fracasase, su hundimiento definitivo. Si lo hiciera, su posibilidad
de dar el campanazo en Madrid y la comunidad madrileña sería grande,
después de un año en que Ana Botella se las ha visto y deseado para
intentar salir ilesa de las trampas y problemas a los que ha debido
enfrentarse ( y no el menor el del fracaso de las Olimpiadas y el
desencanto de la inversión en Eurovegas, en Madrid, del señor
Adelson), lo que ha situado a dicha comunidad a tiro de los partidos
que logren hacerse los simpáticos o convencer a una ciudadanía que
tradicionalmente, desde hace muchos años, ha sido feudo de los
populares.
Veremos lo que va a salir de este nuevo proyecto, al que quisiéramos
que se le adhiriesen todos aquellos desencantados con el actual
gobierno de Rajoy, para intentar reconstruir, de prácticamente la
nada, aquel viejo partido del señor Fraga aunque, como es evidente,
más modernizado y con nueva iniciativas adaptadas a la realidad
actual. O así es como valoro, desde mi atalaya de ciudadano de a
pie, este posible proyecto político.
EL JUEZ, DESMONTADO
La AVT le da un desmentido terrible a
Pedraz con un documento
El Semanal Digital 7 Enero 2014
La reacción del juez de la Audiencia Nacional con su batería de
preguntas a Iñaki Oyarzabal ha pinchado en hueso. Y es que la
asociación de víctimas ha desmontado una de sus justificaciones.
Acción-reacción. Unas horas después de que Santiago Pedraz se picase
con el dirigente del PP y argumentase que no podía actuar contra el
acto de Durango sin petición de parte y que ninguna asociación de
víctimas se presentó como tal, la Asociación de Víctimas del
Terrorismo (AVT) le ha propinado un duro golpe al juez de la
Audiencia Nacional.
La presidenta de la AVT, Ángeles Pedraza, ha difundido a través de
Twitter el escrito presentado por la entidad que preside para
prohibir dicho acto o, en caso de autorizarse, se realizara un
seguimiento especial para que se disolviera en casos de alusiones o
proclamas a favor de la banda terrorista ETA o sus presos.
El documento está fechado el pasado 2 de enero.
******************* Sección "bilingüe"
***********************
Los titubeos del Rey, metáfora de los del Gobierno
Editorial El Mundo 7 Enero 2014
Muchos ciudadanos esperaban que en su primer discurso de 2014 el Rey
hiciera alguna referencia al desafío independentista lanzado por el
presidente de la Generalitat de Cataluña, así como a la reciente
reunión de los 63 terroristas de ETA excarcelados por la derogación
de la doctrina Parot. Había sobradas razones para ello. Por un lado,
este es el año en el que Artur Mas se ha propuesto realizar a toda
costa el referéndum ilegal; por otro, el acto institucional de ayer
se hacía sólo 48 horas después de la abyecta reunión en el viejo
matadero de Durango. La celebración de la Pascua Militar servía la
ocasión en bandeja. El destinatario de las palabras del Monarca eran
los miembros de las Fuerzas Armadas, a quienes el artículo ocho de
la Constitución encomienda expresamente la defensa de la «integridad
territorial» de España y del «ordenamiento constitucional». Y
militares han sido muchos de los asesinados por quienes el sábado
reivindicaron «el derecho a decidir que tiene el pueblo vasco».
Poco puede reprochársele sin embargo esta omisión a Don Juan Carlos
cuando el Gobierno se muestra renuente a aplicar no ya el artículo
155 -menos severo que el octavo- sino cualquier otro precepto o
estrategia mediante la cual podría exigir a Mas que cumpla con su
obligación de acatar la ley. O cuando ese mismo Gobierno ha esperado
de brazos cruzados la sentencia de Estrasburgo que anuló la doctrina
Parot. Sería una temeridad pedirle al Rey que fuera, por su cuenta,
dos pasos por delante del Ejecutivo. Sobre todo cuando el ministro
de Defensa, Pedro Morenés, que le antecedió en el turno de palabra,
no hizo alusión alguna ni a Cataluña, ni a los asesinos de ETA, ni a
sus víctimas, aun cuando tenía ante sí a los altos mandos militares
y de la Guardia Civil, colectivo éste que ha sufrido como ningún
otro la barbarie terrorista.
Habrá quien diga que la ausencia en los discursos de cualquier
referencia al proceso independentista y al intento de convertir a
ETAen un actor político más, forman parte de una estrategia de
perfil bajo para calmar los ánimos mientras se trabaja en la sombra.
Pero como no se ve ninguna acción ni ante las cámaras ni detrás de
ellas, es pedir mucho a la opinión pública que crea esa tesis. De
ahí que cunda la sensación de que al Gobierno le asaltan las dudas y
le falta firmeza.
Es muy interesante, por otra parte, la alusión que el Rey hizo a
«las encuestas» para constatar el reconocimiento de la sociedad
española a los militares. Esa mención indica que Don Juan Carlos
está muy al tanto de los sondeos y que le preocupa el sentir de la
calle, en un momento en el que la Monarquía, como institución, se
encuentra en horas bajas, principalmente como consecuencia del caso
Urdangarin. Hoy mismo avanzamos que el juez Torres volverá a imputar
de manera inminente a Doña Cristina, por lo que es fácil deducir que
el desgaste de la Corona continuará en los próximos meses.
Pero, sobre todo, llamó ayer la atención la dificultad con la que el
Monarca leyó su intervención. Don Juan Carlos balbució
ostensiblemente en varias ocasiones. Es un serio contratiempo para
la Casa Real, pues echa por tierra la buena imagen que el Monarca
ofreció en el discurso de Navidad y reabre las dudas sobre su
recuperación y la capacidad para ejercer la Jefatura del Estado.
Pero lo peor de esos problemas físicos es que son la metáfora de los
titubeos políticos del Gobierno.
Los etarras, al bollo; las víctimas al hoyo
LUIS MARÍA ANSON El Mundo
Ocurrió en Eibar. En la plaza del Ayuntamiento, los proetarras
envalentonados rodean a los que se manifiestan en favor de las
víctimas del terrorismo para lanzarles el grito atroz: "Los nuestros
están en la calle y los vuestros en el hoyo". Después profirieron la
delicada amenaza: "Fascistas, os ametrallaremos a todos".
A Mariano Rajoy y a su ministro Fernández, que están cumpliendo los
acuerdos establecidos por Zapatero en su negociación política de tú
a tú con Eta, les habrá parecido el de Eibar un pasaje más que es
necesario superar en aras de la paz y la concordia. Y seguirán
afirmando que Eta está derrotada. Las Asociaciones de Víctimas del
terrorismo saben que la situación es la contraria. Eta está en el
poder. Los proetarras controlan el gobierno de Guipúzcoa y se
enseñorean en San Sebastián y en varias docenas de pueblos de
Navarra y el País Vasco.
Conrad Adenauer escribió para ludibrio de algunos: "La mejor fórmula
para aplacar a un tigre es dejarse devorar por él". Con su tendencia
invencible al bóvido y al pienso, Mariano Rajoy y su ministro
Fernández han estercolizado a las víctimas del terrorismo. Hacen la
vista gorda, además, ante la exaltación de los etarras liberados y
la prepotencia con la que se manifiestan en el País Vasco.
El "yo en la calle y tú en el cementerio" demuestra una chulería
elevada al cubo que el Gobierno de Madrid, sí se sabe por qué
extrañas razones, tolera sin la menor reacción. De arrepentimiento y
perdón, nada de nada; de altanería y agresividad, todo de todo. No
es Eta la que se ha rendido. Es el Estado español. Eta anunciará una
entrega simbólica de las armas (conservará, eso sí, sus principales
arsenales) y conseguirá que el Gobierno de Rajoy, conforme a lo
acordado por Zapatero, agrupe a los asesinos etarras en las cárceles
vascas. Allí disfrutarán de toda clase de prebendas antes de que
lleguen los permisos, las excarcelaciones por enfermedad y tal vez
los indultos.
Jaime Mayor Oreja anticipó lo que está ocurriendo y lo que va a
ocurrir. Isabel San Sebastián, que escribe unos artículos admirables
por su valor y por su sagacidad, se avergüenza todas las semanas al
denunciar la política marianita articulada por el ministro
Fernández.
Los etarras, en fin, no se conformarán con el mordisco que han
propinado a España en el País Vasco. Quieren todo el poder y no han
renunciado a Navarra. Cuando se consoliden en el control de las
provincias vascongadas exigirán el de la Comunidad navarra y
retornarán al terrorismo si les fuera necesario para conseguir su
propósito. El horizonte etarra, conviene no olvidarlo, es una nación
independiente formada al menos por las tres provincias vascongadas y
Navarra bajo un sistema de totalitarismo dominado por Eta. No les
será fácil conseguir sus propósitos porque España, antes o después,
reaccionará. Pero, por lo pronto, Eta está haciendo camino al andar.
El conflicto vasco por la vía catalana
Javier Caraballo El Confidencial 7 Enero 2014
No van a pedir perdón. No lo van a hacer jamás. Ni siquiera van a
pedir disculpas. Seguirán provocando, chulescos, seguirán
exhibiéndose, grotescos, seguirán fotografiándose, desafiantes. Se
trata del nuevo reto que se coloca delante de la sociedad española,
de la democracia española: el independentismo vasco deja de matar y
se suma a la vía catalana. Tantos años después, tantos asesinatos
después, esos tipos, asesinos sanguinarios, van a ir saliendo de la
cárcel, después de cumplir sus condenas disminuidas por las
contradicciones y las deficiencias del sistema penitenciario
español, y seguirán con la misma retórica de antes, pero sin
pistolas. Y como de esa gentuza nada se puede esperar, y acaso nada
pueden hacer para calmar el dolor que han provocado, la cuestión no
está en ellos, sino en nosotros. Qué podemos hacer, qué debemos
hacer.
La tentación primera, acaso la más aclamada, es la que sale
directamente de las vísceras de todos nosotros, asqueados por el
espectáculo, y que sólo pide escupirles, devolverlos a la prisión de
la que nunca debieron salir, y gritarles a los cuatro vientos lo que
nunca van a dejar de ser aunque cumplan sus condenas, viles
asesinos. Pero esa reacción, que ya digo que es la tentación
primera, no nos conduce a ninguna parte. Mucho menos se puede
esperar aún de aquellas voces que interpretan lo que está sucediendo
como una victoria de ETA o, peor aún, como el fruto de una
confabulación de políticos, jueces y fiscales para sacarlos de la
cárcel.
La apología del terrorismo se acaba cuando se acaba el terrorismo,
entonces sólo queda la reivindicación políticaSencillamente no es
verdad, por mucho que se repita y se siga obviando que casi 600
presos de ETA siguen en prisión y que la doctrina Parot y su
posterior derogación es consecuencia de las lagunas de la
legislación española, que se corrigieron demasiado tarde. Un etarra
que haya salido de la cárcel tras 27 años entre rejas, como sucede
con muchos de los excarcelados recientemente, no supone ninguna
amnistía porque, con doctrina Parot o sin ella, el máximo de
cumplimiento de condena está en los 30 años. Por tanto, ni amnistía
ni conspiración proetarra. ETA no ha ganado, ha sido derrotada por
la democracia española, y ahora sólo cabe esperar dos cosas: que los
asesinos encarcelados cumplan el máximo posible en las cárceles y
que la banda terrorista se disuelva definitivamente.
Pero, junto a eso, de forma paralela, lo que no se puede frenar es
que esos tipos y sus cómplices de siempre, reconvertidos ahora en
independentistas que renuncian a la violencia, se presenten a las
elecciones y lleguen a las instituciones. Ya ha ocurrido en las
últimas elecciones celebradas en Euskadi y, a partir de ahora, tras
la reunión de los excarcelados en Durango, esa vía se va a
intensificar. Porque, como ocurre en Cataluña, en el País Vasco
tampoco es ilegal defender la independencia y el derecho a decidir;
lo que convertía en ilegales esas proclamas eran los asesinatos,
pero sin pistolas, sin una banda terrorista detrás, no existe
delito. Esta obviedad conviene que nos la repitamos casi a diario
porque es muy probable que, en breve, la banda terrorista anuncie su
disolución y entonces ya no habrá debate. La apología del terrorismo
se acaba cuando se acaba el terrorismo, entonces sólo queda la
reivindicación política.
Puede suceder, además, que el propio lehendakari, Iñigo Urkullu, se
sume decidido al movimiento, sobre todo si ETA anuncia su
disolución, y comience a promover manifestaciones, cadenas humanas,
seminarios y movilizaciones ciudadanas a favor del derecho a decidir
de los vascos. Esa dinámica, de hecho, ya ha comenzado a
desarrollarse; el lehendakari ha expresado su deseo de que 2015 sea
el año del “derecho a decidir” en el País Vasco y los portavoces de
Bildu lo han apremiado para que sea en este 2014 recién inaugurado
cuando establezca una “agenda” precisa para que “sea realidad” que
el País Vasco pueda votar su independencia y “ganar un espacio
propio en Europa”. La ‘hoja de ruta’ catalana se ha calcado en el
País Vasco y ya sólo falta saber si Urkullu va a aprender de la
inmolación política de Artur Mas, desbancado en todas las encuestas
por Esquerra, que es lo mismo que le podría suceder al PNV con
Bildu.
Pero volvamos a la duda inicial: ¿qué puede hacer el Estado español?
Sin renunciar, en ningún momento, al cumplimiento de la legalidad
constitucional, ya se ha apuntado aquí que el Gobierno de la nación
debería ser quien tome la iniciativa política (‘Cataluña, receta
contra un pelmazo’) y esa necesidad se hace imperiosa ahora que la
vía catalana se está extendiendo al País Vasco. Como en los momentos
convulsos de la Transición, los dos grandes partidos españoles, PP y
PSOE, deben promover un gran acuerdo para aprobar una legislación
que fortalezca el cumplimiento de la Constitución y que impida que
el mapa autonómico salte por los aires con el voto del 30 o el 40%
del censo de vascos o catalanes. Los referendos se pueden celebrar,
acaso porque en el futuro no se podrán evitar, pero es fundamental
que, si se desarrollan, finalmente se hagan en unas circunstancias
radicalmente distintas a las actuales. O se toma la iniciativa, se
fortalece la legislación y se intenta el diálogo, o esperamos con
los brazos cruzados a que pase el tiempo.
La ‘hoja de ruta’ catalana se ha calcado en el País Vasco y ya sólo
falta saber si Urkullu va a aprender de la inmolación política de
Artur Mas, desbancado en todas las encuestas por Esquerra, que es lo
mismo que le podría suceder al PNV con BilduEl 28 de octubre de
1985, Yoyes, la etarra arrepentida, adelantó su epitafio en un
diario personal; escribió aquellas hojas como si estuviera tallando
su lápida. “Es una injusticia monstruosa lo que hacen conmigo.
¡Tengo un hijo!, quiero vivir, ¡lo tuve porque quería vivir! Es
Akaitz, un niño maravilloso”. Con su hijo estaba paseando por la
plaza de Ordizia cuando se le acercó un tipo. “Soy de ETA y vengo a
ejecutarte”. La mató delante del niño, de tres años, que ni siquiera
lloró hasta que fueron a recogerlo. “Abuela, dos hombres han matado
a mamá”. Esos asesinos son tan despiadados, tan crueles, que tenía
que ser precisamente Kubati, el que mató a Yoyes, el que leyera el
otro día el comunicado en el que piden lo mismo por lo que la
mataron: abandonar las armas, hacer política. Estos días, tras el
comunicado que leyó Kubati en Durango, le han preguntado a Akaitz,
que ya tiene 30 años y es médico en Estados Unidos, y no quiere
hablar. Tampoco sus familiares; nadie quiere decir nada porque en la
mentalidad de la sociedad vasca siguen funcionando los mecanismos
mentales de siempre ante la banda terrorista; unos callan por miedo,
otros por complicidad y un sector más por un sentido cobarde de la
equidistancia.
Nada se puede esperar ni de una parte de la sociedad vasca, que
seguirá enferma de odio, de fundamentalismo, de irracionalidad, ni,
por supuesto, de esa banda de asesinos, que lo seguirán siendo
siempre. La respuesta está en nosotros, en el estado de Derecho, en
la democracia. Con firmeza, sin provocaciones, sin absurdas
irritaciones, sin flagelaciones demagógicas. La vía catalana ya es
el guion del conflicto vasco, es urgente darle respuesta a los dos.
Terrorismo
¿ETA derrotada?
Cayetano González Libertad Digital 7 Enero 2014
Después de la vergonzosa y humillante reunión de asesinos de ETA del
pasado sábado en el antiguo matadero de Durango, propondría que a
todo aquel dirigente político o columnista que siga afirmando que
ETA ha sido derrotada por la democracia y por el Estado de Derecho
se le declare incapacitado, intelectualmente hablando, para ejercer
la política o el periodismo de opinión, o que al menos se le dé el
título de "bobo solemne", en acertada definición que en su día Rajoy
hizo de Zapatero. Y aspirantes a ambas cosas los hay tanto en el
Gobierno –el ministro del Interior sin ir más lejos– como en el PP o
en el PSOE. También, no crean que no, los encontramos entre los
columnistas. Al frente de estos últimos, marcando siempre la pauta
de lo que conviene hacer, decir o pensar respecto al final de ETA,
el que fuera escribano de Zapatero durante el proceso de negociación
política de este con la banda terrorista, el columnista de El País
Luis Rodríguez Aizpeolea.
Porque, efectivamente, hace falta empeñarse mucho en negar la
realidad para mantener que a día de hoy ETA ha sido derrotada. Lo
estaba y de qué manera en el 2004, al acabar los ochos años de los
Gobiernos de Aznar. Pero fue entonces cuando Zapatero le insufló un
inmenso balón de oxígeno llamado proceso de paz, que tuvo como
consecuencia inmediata que la banda terrorista se diera cuenta de
que el nuevo inquilino de La Moncloa y el PSOE estaban dispuestos a
pagar un precio político si dejaba de matar. Un proceso que Rajoy no
quiso cortar cuando llegó al poder, en noviembre de 2011, y que ha
seguido durante estos dos años. Todavía no nos han contado qué le
transmitió Zapatero al inane ministro del Interior, Jorge Fernández
Díaz, en la reunión que por espacio de dos horas mantuvieron en
enero de 2012 en la sede del ministerio. No lo conocemos, pero no es
difícil imaginárselo, en vista de lo que ha ido sucediendo
posteriormente.
Lo que estamos viendo y padeciendo en los últimos meses, sobre todo
las víctimas del terrorismo, es enormemente cruel, inhumano,
injusto, indigno y humillante. Primero fue, por una decisión
política del Gobierno de Rajoy, la puesta en libertad de uno de los
torturadores/secuestradores de Ortega Lara, Josu Bolinaga, so capa
de que tenía una enfermedad terminal. Lleva año y medio en libertad
tomando txikitos en Mondragón. Después fue la salida de prisión de
63 terroristas de ETA –algunos con muchos crímenes a sus espaldas–
como consecuencia de la derogación por parte del Tribunal Europeo de
Derechos Humanos de Estrasburgo de la conocida como Doctrina Parot.
Una decisión que fue trabajada desde dentro del propio tribunal por
el peón que Zapatero puso en su día, Luis López Guerra, y que el
Gobierno de Rajoy no hizo nada por impedir. A pesar de ello, el dúo
Fernández Díaz-Gallardón nos dijo a todos los españoles que esa
decisión sólo afectaba a una terrorista, a Inés del Río. Pues no,
han sido liberados un total de 63 presos de ETA, amén de violadores
y asesinos en serie.
También nos dijeron los dos ministros que no se permitirían actos de
homenaje ni recibimientos a los etarras excarcelados. Se produjeron
y no pasó nada.
Ahora ha sido el acto de la vergüenza en Durango, que ni el Gobierno
ni la Justicia han impedido. Por eso el rasgamiento de vestiduras
del ministro del Interior o del dirigente, es un decir, del PP vasco
Iñaki Oyarzábal ante la celebración del mismo es pura hipocresía. El
mal viene de mucho antes, y ninguno de estos dos políticos del PP
tiene la más mínima autoridad moral para quejarse ahora, cuando
ellos han sido colaboradores necesarios para llegar a la situación
en la que nos encontramos.
Las víctimas del terrorismo están desoladas, y tienen motivos para
ello. Los españoles de bien que han sabido sufrir junto a ellas el
dolor causado por ETA, también. Que en un país supuestamente serio
sea posible que sesenta y tres sanguinarios terroristas se reúnan
para exigir o pedir algo es una auténtica vergüenza. Que algunos
jueces hayan tenido el comportamiento y la celeridad que han
demostrado en la suelta de etarras es como para perder toda la
confianza en la Justicia.
En fin, pero a pesar de todo tendremos que seguir soportando la
memez de que "ETA ha sido derrotada por la democracia". ¡Menuda
derrota! Políticamente está más fuerte que nunca, gobernando ya en
muchas instituciones del País Vasco y de Navarra y siendo la segunda
fuerza política en el Parlamento vasco. Socialmente, ese sórdido
conglomerado que algunos llaman "la izquierda abertzale" está muy
crecido y siente que ha recuperado la iniciativa. Solo les falta que
el Gobierno del PP, con el apoyo del PSOE y de los jueces, saque en
los próximos meses de prisión a su particular Nelson Mandela, a
Arnaldo Otegui, para dar la batalla final: ganar las elecciones
autonómicas al PNV y desde el poder llevar a cabo su proyecto
totalitario de una Euskadi socialista e independiente. Tiempo al
tiempo.
Terrorismo y medios
La 'Operación Triunfo' de ETA
Cristina Losada Libertad Digital 7 Enero 2014
Los expresos de ETA, que no exterroristas, aparecieron en el antiguo
matadero de Durango no sólo con la aquiescencia de la fiscalía y el
juez. Lo hicieron también con toda la atención mediática que podían
desear, obteniendo así una publicidad impagable gratis total: a
cambio de nada. Porque no se admitió siquiera una solitaria pregunta
en un acto que tuvieron la frescura de llamar "rueda de prensa".
"Hemos dicho que no vamos a responder ninguna pregunta y aquí se
acaba la rueda de prensa", dijo el portavoz para clausurar la cosa
sin más trámites. La prensa estaba allí de mudo receptor, de atrezo,
pero además estaba, para eso se la llamó, en el papel de comparsa.
Es asombroso que se avinieran los medios a aceptar tales términos.
No los aceptan de cualquiera y protestan mucho por las
comparecencias en las que no se admiten preguntas cuando las hace,
pongamos, el presidente del Gobierno. Vamos, vamos, por no admitir
preguntas se ha acusado a Rajoy poco menos que de un delito de lesa
democracia. Pero los expresos de ETA convocan a la prensa y allí va
en masa y silente. Perfectamente callada, salvo por un periodista de
Intereconomía que decidió saltarse la ley del silencio abertzale.
Igual creyó que estaba en una rueda de prensa y por eso le mandaron
"al circo" al tiempo que le agarraban para echarle. Qué digo, "le
invitaron a marcharse de la sala". De ese modo tan aseado describía
el episodio el diario El País, que lo definió como "el único
incidente" en el curso del acto.
Algo de razón llevaba ahí el periódico. Todos los demás incidentes
se habían producido antes, cuando los sujetos allí reunidos mataban
a destajo. Aunque también ellos estaban de atrezo, mudos excepto por
lo que declaraban sus caras, componiendo el retrato de Dorian Gray
de ETA. En la obra de Wilde, Dorian permanece joven, mientras que su
retrato va reflejando su envejecimiento a la par que los estragos de
los vicios y perversiones a los que se entrega. La realidad de Gray
estaba en el retrato, igual que está la realidad de ETA en la
catadura de sus reclusos. Eso fue un casting para una Operación
Triunfo del terror, pero no en la ficción que produce el entramado
etarra, sino en la línea de muertos vivientes de George A. Romero.
"ETA y los presos siguen empeñados en obligarnos a los demás a
debatir sobre lo que a ellos les interesa, sobre los presos y su
futuro, sobre las condiciones para la disolución de ETA", escribía
hace unos días Joseba Arregi. Toda la actividad terrorista es, en
cierta forma, una estrategia de comunicación, como desentrañaban en
"Sangre y píxeles" Mikel Buesa et al. Entre el terrorismo y los
medios, decían allí, existe una compleja relación simbiótica. Una
delgada línea separa la información sobre el terrorismo de la
publicidad que sirve a sus cambiantes tácticas. El tremendo bombo
con que se reciben comunicados o actos como el de Durango no hace
más que favorecer el interés de ETA en fijar los términos del
debate. De entrada, ya imponen los términos de sus farsas de ruedas
de prensa sin que los medios rechisten.
"Valió la pena"
Xavier Pericay www.cronicaglobal.com 7 Enero 2014
Después de contemplar en pantallas y portadas la imagen repugnante
de los asesinos en serie de ETA reunidos en el antiguo matadero de
Durango para celebrar que ellos están en la calle y sus víctimas en
el hoyo, tal vez no sea inútil reproducir lo que Josep Lluís
Carod-Rovira escribió el pasado viernes en su cuenta de Twitter:
"Hoy hace diez años. Me cambió la vida, pero la violencia ha dejado
de existir y de interferir en el independentismo. Tenía que hacerse.
Valió la pena". Y si no me parece inútil es porque esas palabras
definen a la perfección el cinismo con que el nacionalismo catalán,
y en especial el más radical, se ha movido siempre con respecto al
terrorismo de ETA.
Como sin duda recordarán, lo que ocurrió hace diez años fue que el
entonces secretario general de ERC y consejero jefe del primer
Gobierno tripartito de la Generalidad, recién constituido, se reunió
en Perpiñán con los jefes de la banda Josu Ternera y Mikel Antza. Y
si, como afirma el propio Carod, aquello le cambió la vida, no fue
tanto por la emoción de compartir manteles con aquellos criminales
como porque lo pillaron y se vio obligado a dimitir de su cargo de
consejero jefe.
A lo largo de la actual democracia, la postura del nacionalismo
catalán ante ETA ha sido siempre enormemente turbia. Se han
reprobado los métodos pero no las razones. La culpa de la violencia
era, en el mejor de los casos, compartida. Los terroristas mataban,
sí, pero el Estado no quería negociar
Según trascendió el día en que se destapó el asunto, el propósito de
la entrevista había sido el de lograr un acuerdo para que ETA dejara
de atentar en Cataluña a cambio de una declaración en la que se
abogara por el "derecho a la autodeterminación de los pueblos de
España", o sea, por lo que hoy se conoce con el eufemismo del
"derecho a decidir". Una vieja idea de Carod, la de la paz separada,
expresada ya en un artículo publicado años atrás. Y una vieja idea
del nacionalismo catalán, que ya trató de conseguir esa clase de paz
a mediados de 1938, en plena guerra civil, cuando Josep Maria
Batista i Roca se reunió en Londres con representantes del Foreign
Office para que este mediara ante el Gobierno de Franco.
Sin éxito, sobra decirlo. Lo que no fue el caso de Carod. Él sí
logró que ETA dejara de atentar y de matar en Cataluña, por más que
siguiera haciendo lo uno y lo otro en el resto de España. De ahí
que, como ha señalado Alberto Fernández Díaz —y creo que, por
desgracia, ha sido el único político catalán en hacerlo—, resulte a
todas luces fraudulenta la relación de causalidad establecida por el
ex dirigente republicano entre su gestión perpiñanesa y el fin de la
violencia etarra. Por no hablar de la obscenidad que conlleva
afirmar, con la foto del matadero de Durango ante los ojos, que "la
violencia ha dejado (…) de interferir en el independentismo".
Es más, a lo largo de la actual democracia, la postura del
nacionalismo catalán ante ETA ha sido siempre enormemente turbia. Se
han condenado los atentados y promovido minutos de silencio como si
de una rutina se tratara. Se han reprobado los métodos pero no las
razones, los medios pero no los fines. Sólo el asesinato de Ernest
Lluch —uno de los nuestros, al cabo— pareció generar, entre las
filas del catalanismo, un movimiento de repulsa unánime. Pero
enseguida la apelación al diálogo vino a dar la razón a la banda. La
culpa de la violencia era, en el mejor de los casos, compartida. Los
terroristas mataban, sí, pero el Estado no quería hablar —léase
negociar— con quien hiciera falta para acabar con esa situación. En
plata: el enemigo era antes el PP que ETA. La famosa cláusula del
Pacto del Tinell jamás hubiera llegado a incluirse si el sujeto
preterible hubiera sido la banda terrorista.
Donde Carod no miente, en cambio, es en la conclusión de su mensaje:
"Tenía que hacerse. Valió la pena". Cierto. Para él, sí. Porque ese
acercamiento al terrorismo tan bienintencionado en apariencia
—¿quién iba a ser tan malvado como para decir no a la paz?— escondía
un propósito inequívoco: debilitar al Estado, desestabilizarlo al
máximo. Aun cuando el foco estuviera en el País Vasco, la fractura
iba a afectar a todo el territorio. En este sentido, tampoco estará
de más recordar que el primero en pedir un referéndum para 2014 fue
un tal Josep Lluís Carod-Rovira. Por supuesto, el socialismo patrio
—catalán y español— también ha colaborado lo suyo. Y en esas
estamos. Pero al César lo que es del César.
Carta abierta a los presos de ETA
Íñigo Caballero El Confidencial 7 Enero 2014
Los presos liberados por la doctrina Parot escenificaron un acto el
pasado cuatro de enero en el que afirman sus convicciones
democráticas y sostienen la elección de la legalidad como forma de
normalización y solicitud de reunificación de presos de la banda
terrorista, así como beneficios penitenciarios, incluso la amnistía.
El que suscribe sufrió un intento de secuestro a manos de un grupo
de terroristas el día de Corpus Christi de 1986, con un balance
trágico que terminó con la muerte de mi padre, de 84 años. La
providencia hizo que ese día no me encontrara en el domicilio
paterno, y los terroristas mataron a Juan Caballero, el mejor
abogado de España durante más de cuarenta años.
Pero no sólo se contentaron con su muerte, sino que vertieron sobre
la familia las peores calumnias y la sombra de que su muerte se
podía deber a cualquiera de sus hijos. La planificación de un
secuestro o asesinato conlleva la colaboración de muchos
participantes, empezando por los informadores, personas cercanas o
conocidas que ignoramos.
El derecho a la verdad me lleva a exigir –como lo hacen los
terroristas– que se desvelen los nombres de los que participaron en
el intento de secuestro y en la muerte de mi padre. Y exijo que
desde el que planificó en una o varias reuniones el asesinato de mi
padre y mi secuestro, pasando por los detestables informadores,
hasta los miembros que asesinaron a mi padre, aparezcan.
No me queda un ápice de rencor, sólo el conocer las personas
supuestamente demócratas y cuyo crimen ha quedado impune. En aras de
la verdad, necesito conocer sus nombres y apellidos y una
explicación de por qué lo hicieron. No es una curiosidad morbosa: el
conocimiento al detalle de la planificación supone prever el futuro
que nos espera y si, en tales circunstancias, es posible el
arrepentimiento y el perdón.
Desde la frialdad del que eligió mi nombre y mi familia vasca de
toda la vida y con una tradición de apego a esta tierra que nos vio
nacer, estudiar, crecer y trabajar con entusiasmo y amor, necesito
conocer el nombre los asesinos que planificaron mi secuestro y la
muerte de mi padre.
En aras de la verdad necesito conocer sus nombres y apellidos y una
explicación de por qué lo hicieron. No es una curiosidad morbosaSi
deleznables son los planificadores que a través de reuniones
eligieron mi nombre, tan detestables son los soplones o los que
vigilaron mis costumbres, que robaron mi intimidad y que seguro
conozco. Los ejecutores son esos demócratas que manifiesta Kubati
poseen un aparente arrepentimiento.
Deberían estos demócratas y los que los apoyan y corean arrepentirse
uno a uno de sus crímenes relatando desde el momento de su
concepción hasta el momento en el que terminaron con las vidas y los
sueños de muchas familias.
La escenificación del acto y el propio texto si se lee y analiza con
detenimiento no deja muchas dudas de las intenciones de estos
terroristas asesinos. La elección de Kubati como portavoz del grupo
no es baladí ya que representa lo más cruel y duro del terrorismo
etarra. Podían haber elegido otro personaje, quizás una paloma entre
tanto halcón, pero quizás en ese ámbito donde reina la amenaza y la
coacción no existan aves, sino verdugos.
La sociedad vasca, durante los decenios de años de coacciones
impuestas por el terrorismo de ETA y sus colaboradores, llamados
Sortu, Herri Batasuna o como quieran denominarse, ha conseguido que
decenas de miles de familias vascas hayan emigrado contra su
voluntad a otras tierras para liberarse del odio y de esa democracia
donde imperan la amenaza, la muerte y el miedo.
Desde la coacción que supone la falta de libertad, de opinión, de
manifestar las ideas propias, se añade la imposición de leyes como
la de la obligatoriedad del euskera en la enseñanza, en el
profesorado y en la función pública que ningún partido político se
ha atrevido a impugnar ante el Constitucional. Resulta sorprendente
que en un Estado de derecho –y la CAV es una comunidad autónoma que
pertenece a un estado– como el español, en el que se protegen unos
derechos que se han vulnerado sistemáticamente sin pudor por el PNV
y los partidos de la izquierda abertzale, lo más grave no es que se
hayan vulnerado en el pasado sino que en el presente continúen
haciéndolo.
En pleno siglo XXI e inmersos en unos procesos de globalización,
resulta inquietante para el futuro del País Vasco que se limite la
libertad de cátedra en el sentido de obligar a que el catedrático
hable euskera, que un médico para incorporarse a la función pública
necesite acreditar el conocimiento de la lengua de manera, que
docentes y galenos de prestigio en otros países tengan sus puertas
cerradas al ejercicio de dos profesiones como botón de muestra que
son símbolo del progreso y del conocimiento.
El Gobierno vasco debe restablecer los derechos lingüísticos de los
ciudadanos agredidos en una imposición lingüística que vulnera las
leyes según las directrices de la UE sobre plurilingüismo y que las
familias puedan elegir qué lengua debe ser vehicular de la enseñanza
y evitar que el euskera sea lengua obligatoria en una educación
global en la que tiene nulas posibilidades de supervivencia.
El Gobierno vasco debe anular los decretos que obligan tanto al
acceso a la función pública como al profesorado la obligatoriedad
del conocimiento del euskera ya que supone la vulneración de que los
profesores y candidatos a la función pública de otras comunidades
españolas puedan ejercer en la CAV. Hasta ahora, la coacción llega
incluso a los partidos nacionales, que no se han atrevido a recurrir
imposiciones legales que vulneran la Constitución, suponiendo que la
aceptación de la imposición del euskera les podría reducir sus
votos.
La vía de la independencia y el derecho a la autodeterminación son
legítimos, pero no pueden ejercerse hasta que las familias a las que
se ha obligado a irse por la amenaza y la coacción puedan
establecerse en la CAV en condiciones de normalidad sin que vuelva
la situación anterior que les obligó a modificar sus vidas.
No se trata, como indica Kubati, de que el conflicto ha terminado
sin más y que la declaración solemne de convertirse de asesinos a
demócratas de un plumazo tenga visos de credibilidad. Hasta ahora,
declaraciones y palabras sólo sirven para que se las lleve el
viento. Son los hechos los que demostrarán si de verdad la
conversión es auténtica o es pura palabrería. En principio y
suponiendo que sea verdad su declaración por mi parte, una ínfima
porción del sufrimiento derramado, los etarras arrepentidos tendrían
que pedir perdón de forma individual, detallando uno a uno sus
crímenes, quiénes fueron los inductores o planificadores, quiénes
los llevaron a cabo y quiénes fueron los delatores que suministraron
los datos a los asesinos abusando de la confianza de sus víctimas.
Arrepentimiento y perdón a los que deben seguir el pago de las
correspondientes indemnizaciones por los daños causados como en todo
delito cometido. No sirve que la declaración de arrepentimiento y
perdón quede sólo en eso, unas palabras que deben ser seguidas de
hechos.
La espada de Damocles de las famosas armas de ETA es otro simbolismo
que no merece la pena discutir ya que la banda de asesinos se
encuentra sin capacidad operativa y desmoralizada desde hace muchos
años. La entrega de armas no es garantía de nada ya que pueden
seguir conservando algún que otro arsenal oculto después del
simbolismo que los más ingenuos esperan.
En principio y suponiendo que sea verdad su declaración, los etarras
arrepentidos tendrían que pedir perdón de forma individual,
detallando uno a uno sus crímenes, quiénes fueron los inductores o
planificadores, quiénes los llevaron a cabo y quiénes fueron los
delatores que suministraron los datos a los asesinos abusando de la
confianza de sus víctimasA los partidos democráticos –en apariencia
democráticos– y sus portavoces, PNV y Bildu incluidos, se les llena
la boca cuando aplauden esos primeros pasos dados por los
terroristas asesinos supuestamente arrepentidos como si ellos no
hubieran sido cómplices de esa gigantesca coacción que hemos vivido
en el País Vasco durante decenios y que han acompañado en forma de
decretos o leyes aprovechándose de la coyuntura motivada por el
asesinato indiscriminado y político.
Y si los partidos políticos como PNV y Bildu hubieran sido
democráticos jamás habrían participado en las urnas dejando fuera a
decenas de familias exiliadas a la fuerza con cuyos votos seguro que
el resultado de las urnas habría sido otro.
Pido –exijo– un restablecimiento democrático pleno en forma de
modificación de la política lingüística y del acceso a la función
pública y docencia que garantice la libertad absoluta y que los
partidos políticos sospechosos de falta de legitimidad democrática
se preocupen por buscar un clima en el que la amenaza habitual y las
coacciones a los que no piensan como ellos dejen de existir.
No se puede comparar –aunque se intente– el proceso plenamente
democrático de la autodeterminación de Escocia con el derecho del
País Vasco a decidir su destino. La ausencia de libertades
democráticas y el recurso al insulto, la amenaza y la coacción de
cualquier tipo impiden el derecho a decidir.
No sabemos cómo ese colectivo de presos y de expresos se olvida de
esas decenas de miles de familias vascas alejadas a la fuerza de su
tierra y exigen la vuelta a casa de los presidiarios. Se debería
vincular la vuelta a casa de las familias exiliadas por la coacción
y el asesinato a la salida de la cárcel de los convictos.
Vuelvo a exigir que los asesinos de mi padre se presenten a la
opinión pública con los que planificaron y decidieron su asesinato,
sin olvidar a los repugnantes siervos que nos vigilaron y observaron
para convertir nuestra vida en muerte.
*Íñigo Caballero, ingeniero industrial superior y especialista en
Lingüística de Corpus
Terrorismo
Pedraz, el juez del Twitter
Pablo Planas Libertad Digital 7 Enero 2014
La vomitiva foto de los asesinos como si posaran para la orla de la
universidad muestra hasta qué punto la realidad puede superar las
peores expectativas. Hace sólo unos meses, semanas tal vez, la
simple proposición del acto a cara descubierta de los etarras
hubiera resultado demasiado cruda como hipótesis plausible. Nadie
con un manejo cabal de las claves políticas del País Vasco hubiera
supuesto que al trágala de las excarcelaciones se sumara un photo
call en Durango con el Pajillero de Tolosa, la Bombi de Rentería y
el Pedetarra de Basauri, y así hasta unos sesenta. Pero como cada
día supera al anterior, el último coletazo de la instantánea es que
el juez de la cosa, Santiago Pedraz, se haya explicado y replicado
al respecto por Twitter. Sí, por la red social que utiliza Kiko
Rivera para solazar a sus seguidores con el relato telegráfico y
pormenorizado de su vida y obra. Así que el epílogo momentáneo del
"conflicto" vasco no se ha producido en sede judicial o
parlamentaria, que es lo que cabría esperar en países normales, sino
en el popular medio que emplea alguna gente para insultar sin
límites, para cortar con la pareja o para comentar lo del gran
hermano.
Los defensores del Twitter argumentarán que la discusión on line
entre un juez de la Audiencia Nacional y un político del PP vasco (a
las diez de la noche de la víspera de Reyes, según el registro
digital) es un ejemplo de la consolidación del fenómeno que abre
nuevas perspectivas a los usos sociales de las tecnologías, o alguna
pavada por el estilo. Y que todo el mundo sabe lo que es el Twitter
y lo utiliza, hasta las víctimas del terrorismo. Más tierra sobre
ellas, el juez dando explicaciones a través de la red social, a toda
pastilla, un domingo por la noche. Para que luego digan que la
justicia es lenta o que los jueces no trabajan por las tardes. Así,
los mutilados y las familias de los muertos no se tienen que esperar
a que se sigan los conductos habituales para conocer de lo suyo.
Pedraz ha sentenciado en Twitter (perdón por la insistencia) que las
asociaciones de víctimas no se personaron como parte, por lo que era
imposible cancelar la función de Pakito el Potas, Kubati y el
Litronas; que hubiera prevaricado; que el Estado de Derecho impide
que un juez restrinja un derecho fundamental sin petición de parte.
Ojo a lo que ha dicho el señor magistrado 2.0.
En el mundo real, los asuntos legales son lentos y complicados,
complejos sistemas de papeles, sellos y plazos que requieren tiempo
y dinero en cantidades descomunales. Conseguir una orden de
alejamiento (que no sirve para nada) está sujeto a unos
procedimientos tan sofisticados que puede ocurrir que su
confirmación sea posterior a la fecha de defunción de la demandante,
por ejemplo. Pleitear en un caso de ocupación, embargo o desahucio
es entrar, o más bien ser empujado, a una dimensión desconocida de
la lógica en la que las víctimas son verdugos, los inocentes,
culpables y la ley, un eufemismo. Y así en todos los casos. Es el
sistema. De ahí que la irrupción de Pedraz en las redes sociales
pueda ser contemplada no sólo como un atajo sino como un hallazgo
jurisprudencial para la emisión de fallos de 140 caracteres, como
máximo, las 24 horas del día, feriados incluidos. Que hayan sido las
víctimas del terrorismo las primeras en ser sometidas a esta nueva
justicia, más ágil y resolutiva, no es más que la prueba de hasta
qué punto su dignidad ha sido menoscabada incluso por los jueces.
Ahora, lo suyo se dirime en Twitter, donde los linchamientos
(virtuales, eso sí) son de lo más habitual. Se conoce que el juez ha
aumentado su lista de seguidores.
El Follonero y el aquelarre etarra
Pedro de Hoyos Periodista Digital 7 Enero 2014
Confieso que nunca he visto ni uno sólo de los programas de El
Follonero pero su fama había llegado repetidamente a mí a través de
los medios de comunicación. Desde que fue conocido he sido
consciente de que es un reportero intrépido, siempre con la pregunta
adecuada en la boca sin importarle ante quien se encontrase,
mostrando siempre un periodismo vivaz, inteligente y valiente,
dispuesto a encontrar la verdad a base de preguntas incisivas a las
personas adecuadas en los momentos adecuados.
Por lo que sus fans comentaban no se arredraba ante la importancia
de sus entrevistados, poniéndoles con sus preguntas agresivas en
posiciones incómodas si fuera necesario con tal de encontrar la
verdad. En una época en que tanto está sufriendo el periodismo, en
que tantos periodistas son despedidos y tantos medios cerrados, un
periodista así es aire fresco, novedad, ilusión y esperanza.
Ayer estaba yo tan tranquilo viendo las noticias cuando por fin El
Follonero apareció sorpresivamente en mi pantalla tratando de
entrevistar a los etarras excarcelados, poniéndoles en los
legendarios aprietos de todos conocidos, enfrentándoles con la dura
realidad de sus asesinatos. Por fin le echaba el ojo encima, el
famosísimo reportero de las preguntas incómodas, sometiendo a sus
cuestiones a personajes poderosos, ante quienes cualquiera tendría
miedo, estaba ante mí.
Y acorraló, tal y como me habían contado que hacía con sus
entrevistados, a los etarras liberados, mostrando a las cámaras sus
incongruencias, sus debilidades, sus mentiras, sus medias verdades,
poniéndoles en aprietos, exhibiendo sus incongruencias. ¡El
Follonero revolviendo entre la basura para exponer ante todos el oro
de la verdad, desmontando la canallesca historia de un puñado de
etarras con más de trescientas muertes a sus espaldas!
Cómo lamento haberme perdido sus programas anteriores. Debo rendir
mi máxima consideración ante este exponente del periodismo del siglo
XXI, valiente, duro, siempre en busca del personaje adecuado para
las preguntas adecuadas. Sólo un periodista valiente, decidido a
buscar la verdad, en este caso decidido a desmontar las patrañas de
los etarras, puede devolver mi fe en el futuro de la prensa.
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A los lectores que deseen dejar sus opiniones les ofrezco mi blog
www.pedrodehoyos.blogspot.com Siempre que puedo contesto, aunque a
veces puedo tardar un poco en hacerlo. Paciencia.
En el 'Telenotícies Migdia'
Cataluña ya está separada de España para
TV3
La televisión autonómica catalana muestra un mapa en el que separa
Cataluña y el resto de España, como si fuesen dos países diferentes
www.lavozlibre.com 7 Enero 2014
Barcelona.- TV3, la televisión autonómica catalana, no sólo está al
servicio de Artur Mas sino que cumple los anhelos secesionistas del
presidente de la Generalitat y ya presenta una Cataluña separada de
España. Como prueba, basta con comprobar los mapas que utilizan los
informativos.
Y es que en el 'Telenotícies Migdia' de este lunes 6 de enero, la
presentadora, Núria Solé, daba paso a una pieza sobre las elecciones
en Bangladesh con un mapa de fondo que mostraba buena parte de
África, Asia y el sur de Europa. En él, estaban marcadas las
fronteras de los diferentes estados. Sorprendentemente -o tal vez no
tratándose de TV3-, una línea idéntica a la utilizada para delimitar
el resto de los estados separaba a Cataluña del resto de España,
como se puede comprobar en la imagen que acompaña a esta
información. Es decir, Cataluña es ya independiente para TV3.
No es ni mucho menos la primera vez que la televisión autonómica
catalana muestra su sesgo nacionalista en su programación. De hecho,
‘The Wall Street Journal’ retrataba la semana pasada en un reportaje
a TV3. “What's on Catalan TV? Separatists” (“¿Qué hay en la tele
catalana? Separatistas”)”. Así se titulaba el artículo, firmado por
David Román, que apuntaba que “si eres una prostituta o un
delincuente en alguno de los programas de TV3, lo más probable es
que hables castellano” y que cualquier observador habitual se habrá
dado cuenta del “decisivo giro del canal a favor de la independencia
de Cataluña”.
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