Quién paga los impuestos
Juan M. Blanco www.vozpopuli.com 19 Marzo 2014
El reciente informe de la comisión de expertos para la reforma
fiscal fue recibido por la opinión pública con una catarata de
críticas. Tantas, que quizá superen a las encajadas por Cristóbal
Montoro por su constante escalada impositiva. Ninguna sorpresa. El
político sube los impuestos pero busca un técnico a quien echar la
culpa, a quien arrojar a los leones en presencia del público. Un
'pimpampum' que atraiga la lluvia de tartazos y tomatazos. Hay que
ser muy experto, pero algo menos prudente, para prestarse a un juego
donde el gobierno seguirá finalmente las recomendaciones que le
convengan, rechazará las que le venga en gana y compondrá un
discurso donde las bajadas de impuestos serán mérito del ministro,
las subidas culpa de los expertos y las propuestas impopulares no
aplicadas… una muestra de la generosidad del Ejecutivo.
Los informes, dictámenes y recomendaciones tienen escasa eficacia en
un país donde los principios generales de la tributación entran en
constante contradicción con el proceso político, conduciendo a otros
criterios prácticos bastante más difusos aunque identificables.
Existe una amplia brecha entre lo que recomienda la doctrina fiscal
y lo que los gobernantes realmente aplican. Cualquier similitud
entre ambos es pura coincidencia.
No pagan más impuestos quienes más tienen o más ganan. La letra
pequeña, tan larga como compleja, contempla numerosas excepciones,
deducciones, desgravaciones, siempre a medida de esos grupos con
influencia política. Una colección de agujeros por los que se cuelan
los amigos, todos aquéllos que pululan alrededor del poder en busca
de favores. Finalmente, la carga fiscal depende menos de la
capacidad de pago que de la cercanía al poder político, de la
inclinación a comprar privilegios o de la disposición a ejercer
presión. Como corolario, los impuestos no siguen el conocido
principio de sencillez pues la normativa debe ser lo suficientemente
compleja y enrevesada como para privilegiar a unos grupos, desplumar
a otros y mantener la ficción de que la aplicación es justa y
equitativa. Si usted no pertenece a un grupo influyente, ni a un
fuerte lobby comprador de favores… deberá rascarse el bolsillo.
Una recaudación siempre insuficiente
La estructura impositiva óptima debe distorsionar lo menos posible
la actividad económica pero, en la práctica, los gobernantes
muestran especial predilección por otras vías que permitan ingresar
de forma rápida, cómoda y sencilla. Por esos métodos facilones, que
generan pocos quebraderos de cabeza a la Hacienda Pública, con
independencia de los daños causados a la economía. Existe especial
fijación con los contribuyentes cautivos, esos que carecen de
oportunidades de escapar. Los asalariados, especialmente con
vivienda en propiedad, son presas fáciles de cazar. Menor presión
experimentan los más móviles, esos que podrían hacer la maleta en
cualquier momento, decir adiós agitando la mano y dejar al
recaudador con tres palmos de narices. Así, el impuesto sobre la
renta es básicamente una carga sobre los asalariados, las nóminas,
las clases medias. Diera la impresión de que el Estado conserva
algunos tics, ciertas costumbres de ese origen en la noche de los
tiempos como bandido que se instalaba en el pueblo la víspera de la
recogida de la cosecha.
Pero los métodos han avanzado, se han sofisticado hasta el punto de
que algunos impuestos se han tornado borrosos, indoloros, casi
invisibles para la mayor parte de los contribuyentes. Delegando la
recaudación en las empresas, el Estado logra que la mayoría abone
tributos sin necesidad de mover un dedo, sin ser consciente de ello.
Muchos asalariados pueden llegar a olvidar que hay una retención,
esa parte del sueldo que nunca se materializa, ese concepto similar
a las meigas: existe aunque nadie lo haya visto. La mayoría de
trabajadores mide sus ingresos como el salario neto, olvidando otros
conceptos. Y pocos consumidores se detienen a calcular el IVA
satisfecho cada vez que hacen la compra. Sólo empresarios y
autónomos toman plena consciencia de la verdadera carga impositiva.
Aunque, idealmente, la presión fiscal debe ser suficiente para
cubrir los servicios públicos que son socialmente necesarios, en la
práctica la relación de causalidad se ha invertido completamente.
Cuando hay recaudación abundante, los políticos van inventando
nuevos gastos, nuevos organismos para colocar a los amigos, nuevas
redes clientelares para captar adeptos o nuevas obras faraónicas,
con frecuencia innecesarias. Establecen unas estructuras
burocráticas rígidas, permanentes, muy resistentes al recorte cuando
el ciclo se torna desfavorable. Así, por definición, los impuestos
nunca son suficientes. Cuanto más se exprime al contribuyente más
dilapidan los gobernantes en conceptos superfluos o, al menos,
discutibles. Como Alicia al otro lado del espejo, la recaudación
debe crecer a toda prisa, tan sólo para mantenerse en el mismo
lugar.
Pescar peces en un cubo
El problema fiscal español no es tanto económico como político. El
grueso de la carga tributaria acaba recayendo sobre aquellos que
carecen de la capacidad de ejercer presión, sobre los más atados al
terreno y sobre los menos conscientes de la cuantía de impuestos que
pagan. Es decir, sobre las clases medias asalariadas. Las
autoridades tributarias muestran inclinación a recaudar con ese
estilo propio de quien pesca peces en un cubo.
Adelante, si logran abrirse paso, esas reformas fiscales capaces de
repartir la carga más equitativamente, de reducir o eliminar
favoritismos, de avanzar hacia una mayor transparencia, de evitar
que siempre paguen los mismos. Pero de poco servirán si no se aborda
la vertiente del gasto, allí donde los intereses políticos se dejan
sentir todavía con mayor intensidad. Quizá se moderaría el derroche,
y se repartirían mejor los impuestos, si muchos contribuyentes
tomaran mayor consciencia de lo que pagan y exigiesen un buen uso de
sus recursos. La recaudación quedará siempre rezagada si los
ciudadanos no se plantan para limitar el despilfarro, controlar las
subvenciones, reducir apreciablemente las redes clientelares o poner
coto a las innecesarias obras faraónicas. Esos dispendios que nadie
sabe a que obedecen… pero todo el mundo lo sospecha.
¡Miserables!
Vicente A. C. M. Periodista Digital 19 Marzo 2014
Y creo que me quedo muy corto en el calificativo a los responsables
de la muerte de una niña de tres años de un pueblo, La Puebla de
Arganzón, del Condado de Treviño ante la negativa del Servicio de
Salud Vasco de enviarle una ambulancia para su traslado urgente tal
y como imploraba su familia. Como se sabe este condado incrustado en
la provincia de Álava, pertenece administrativamente a la Comunidad
de Castilla y León y ha sido objeto de diversas reivindicaciones
territoriales por parte de los partidos nacionalistas vascos y la
Lehendakaritza. La niña se llamaba Anne Ganuza.
No quiero entrar en el debate de la posible negligencia en el trato
dispensado horas antes en la urgencia para tratarla de una posible
varicela. Pero sí en la negativa al envío de la ambulancia al
domicilio para su traslado urgente alegando causas administrativas y
remitirles al servicio de salud de Castilla y León, concretamente al
de Miranda de Ebro. Su llamada fue atentida por un responsable del
112 de Vitoria. Y aquí tenemos todos que hacer una profunda
reflexión y preguntarnos si este delirante sistema autonómico es lo
que los españoles necesitamos o si solo ha servido para afianzar los
chiringuitos y feudos de partidos políticos de todo signo y
principalmente a los nacionalistas para sus reivindicaciones
independentistas y expansivas.
Lo que parece evidente, a expensas de una investigación judicial y
política más profunda, es que este comportamiento es absolutamente
inaceptable y puede considerarse una omisión de auxilio con
resultado de muerte. No es una negligencia sino una acción
premeditada de elusión de responsabilidad por razones
administrativas llevadas a lo delictivo. España no puede ser un
territorio donde las fronteras entre autonomías se conviertan en
barreras infranqueables para los derechos de los ciudadanos. Ya es
una aberración la misma existencia de legislaciones dispares con
requisitos no homogéneos que hacen de España el páis con más
variantes normativas de la UE que las empresas sufren de modo
particular.
Y este caso ocurrido en el Condado de Treviño es solo un ejemplo de
lo que puede acarrear la cerrazón sectaria tras décadas de promover
el aislamiento y la reivindicación independentista. Personajes como
Urkullu deberían hacer siquiera un exámen de conciencia y dejar de
azuzar el separatismo excluyente. El Gobierno de España debería
replantearse si las competencias esenciales de educación, sanidad y
orden público debieron haber sido transferidas y si ha llegado el
momento de su recuperación y asunción por el Estado en todo el
territorio nacional acabando con los guetos y las insumisiones a la
Constitución.
Desgraciadamente el caso de esta niña no ha sido el único, pero
debería ser el último. Sin embargo, la experiencia me dice que
ningún partido con opciones de gobierno, PSOE y PP, van a hacer nada
por consensuar lo que para la mayoría de los españoles es más que
evidente: este sistema autonómico no ha cumplido con las
expectativas de los ciudadanos y lejos de facilitar y acercar la
Administración, lo que ha conseguido es ser el refugio de cientos de
miles de nuevos funcionarios sin pasar por las oposiciones regladas
y de una casta política clientelar y corrupta. El sistema está
fracasado y debe ser reformado en profundidad.
Reclamemos como españoles nuestros derechos constitucionales y
obliguemos a nuestros gobernantes a cumplir las leyes. No más
muertes de inocentes por este aberrante e injusto sistema
Extranjerizar
Junqueras quiere la revolución instantánea, y Mas, la revolución por
etapas
Patxo Unzueta El Pais 19 Marzo 2014
Los rusófilos de Crimea no reivindican ni han votado la
independencia sino, casi al revés, la dependencia-protección de
Rusia ante la crisis de Ucrania, donde lo primero que hizo el nuevo
Gobierno fue suprimir la cooficialidad de la lengua rusa. Esa crisis
dio a Putin el pretexto para intervenir en defensa de la minoría
rusa de Ucrania, que es mayoría en Crimea. Pero ningún otro país ha
reconocido el referéndum del domingo por considerar que viola la
Constitución de Ucrania, que no admite la divisibilidad del Estado.
Aquí, frente a las pretensiones del soberanismo catalán se recomendó
al Gobierno que no se limitara a invocar la Constitución como
barrera insalvable sino que defendiera las ventajas del sistema
autonómico, capaz de dar satisfacción a más ciudadanos, evitar
fracturas sociales traumáticas y favorecer la prosperidad económica.
Pero el consejo se interpretó, y no solo por los soberanistas, en el
sentido de que el Gobierno debería facilitar el referéndum de
autodeterminación, salvando el obstáculo constitucional. Algo que
puso fácil la respuesta de Rajoy: un presidente de España nunca
podría hacer tal cosa.
Pero el prestigio de quienes idearon fórmulas jurídicas para hacerlo
convenció a Mas de que la eliminación de ese obstáculo era un
derecho, y sus asesores le prepararon un surtido de vías para
conseguirlo. Estos días ha dicho que si el Estado sigue sin ceder
utilizará la ley catalana de consultas, en tramitación, a fin de
contar con un marco legal que ampare la consulta que se compromete a
convocar (y a “sacar las urnas a la calle”) el 9 de noviembre. Sin
descartar una proclamación unilateral de independencia.
Ambas posibilidades se sitúan en la órbita rupturista, pero así como
su socio Junqueras, en la estela de la hoja de ruta de la Asamblea
Nacional Catalana (ANC), es favorable a la revolución instantánea,
Artur Mas parece serlo de la revolución por etapas. La vía rápida de
la ANC, que deberá culminar en un año, incluye movilizaciones que
centren la “atención del mundo” y, tras la declaración de
independencia, actos “de soberanía” como el control de “grandes
infraestructuras y fronteras —puertos, aeropuertos—”, que se diría
inspirados en Técnica del golpe de Estado, de Malaparte.
Sin renunciar a la presión en la calle, el proyecto de Mas sería
agotar las posibilidades de legalización de la consulta y, con o sin
autorización, convocarla de todas formas, a sabiendas de que será
impugnada. Con ello sentaría un precedente (la convocatoria) y
canalizaría el descontento contra el Gobierno y el Parlamento
español con vistas a un próximo intento.
Entre las ideas que ha dejado estos días el exministro canadiense
Stéphane Dion (el padre de la Ley de Claridad), de visita en España,
figura que su país y el Reino Unido son casi los dos únicos Estados
que admiten, por razones históricas propias, su divisibilidad; y que
ello no significa que sean más o menos democráticos. Y tampoco que
otorgue un derecho unilateral de secesión, que ningún país
democrático reconocería. Y definió tal derecho como el que se arroga
un sector de la población a considerar extranjeros a una parte —casi
nunca menor del 40%— de sus ciudadanos.
La sanidad muestra el fracaso del Estado de
las Autonomías
Pedro Fernández Barbadillo Periodista Digital 19 Marzo 2014
Ha muerto una niña de tres años en el condado de Treviño porque a la
Sanidad vasca no le dio la gana de mandar una ambulancia a
atenderla, pese a un convenio firmado hace tiempo.
Lo que ha ocurrido en Treviño (donde los buitres del abertzalismo ya
han acudido a por carroña) pasa constantemente en la sanidad pública
española: pacientes rechazados porque están domiciliados en otras
comunidades autónomas. Por ejemplo, en los hospitales de Valencia
durante el verano o en los pueblos de Cantabria y Vizcaya,
expedientes sanitarios en lenguas vernáculas...
Además, tenemos tarjetas sanitarias diferentes, calendarios de
vacunación diferentes, compras de medicamentos más caras... Para
mostrar el absurdo de la sanidad pública, en cambio los inmigrantes
ilegales y los comunitarios eran atendidos casi sin obstáculos en
todos los hospitales, y en la mayoría de los casos gratis. Sólo la
crisis ha hecho recuperar el sentido común en este asunto, no sin
que el Imperio Progre clamase contra semejante crueldad: hacer pagar
la atención sanitaria a quien no pagase impuestos para sostenerla.
Hace unos meses, el Ministerio de Sanidad anunció que implantaría
una tarjeta sanitaria única para todos los españoles, aunque tardará
varios años. Además, las Administraciones autonómicas están firmando
convenios para atender a los pacientes de regiones limítrofes.
Todo lo anterior supone el reconocimiento de un fracaso.
A la muerte de Franco había un sistema sanitario público unificado
que atendía a todos los españoles. En los años siguientes, los
partidos políticos -con la aprobación de los ciudadanos- los
desguazaron... y ahora lo reconstruyen. 35 años tirados a la basura,
junto con miles de millones de euros y docenas de vidas.
Pero no pasa nada... Los votantes de los partidos nacionalistas y
regionalistas seguirán enfadándose cuando no se les atienda en
hospitales de fuera de sus comunidades, pero seguirán votando a los
partidos, sea el de Revilla, sea el de Mas, que quieren sus
mini-ministerios de sanidad. Lo mismo cabe decir de los votantes de
partidos de izquierdas, que admiten la privatización del sistema
sanitario: sólo para los de mi pueblo.
Este país de cretinos no tiene arreglo.
Educación / El debate de la Lomce
El decreto del castellano se aplicará el
próximo curso «sí o sí», asegura Educación
Madrid. La Razón 19 Marzo 2014
La secretaria de Estado de Educación, Montserrat Gomendio, ha
afirmado hoy que el decreto relativo a la enseñanza en castellano
como lengua vehicular en las comunidades con lengua cooficial se va
a aplicar el próximo curso "sí o sí".
Gomendio ha hecho estas declaraciones al término de la conferencia
sectorial, presidida por el ministro José Ignacio Wert y a la que no
ha asistido la consejera de Educación catalana, Irene Rigau, para
mostrar su rechazo al real decreto que aborda la enseñanza del
castellano en las comunidades con lenguas cooficiales.
También ha resaltado la secretaria de Estado que el Ministerio está
"abierto" a debatir este tema en un grupo de trabajo, tal y como han
pedido algunas comunidades (al menos Cataluña y País Vasco), pero
que se debe constituir con "celeridad".
Gomendio ha resaltado que "no ha sido posible" debatir esta cuestión
en una "reunión bilateral" y ha aseverado que es deber del
Ministerio "garantizar" la educación en castellano a aquellas
familias que lo soliciten.
Además, ha comentado que no se trata de recibir la educación en
castellano "al 100 %" en las comunidades con lengua cooficial, sino
que algunas asignaturas se hagan así.
Ha explicado que Rigau se puso en contacto con Wert para pedir la
retirada del orden del día de la sectorial del real decreto sobre la
enseñanza en castellano, pero que la petición no pudo ser atendida
porque las demás comunidades tenían derecho a tratar ese tema.
Asimismo, Gomendio ha detallado que el proyecto de real decreto por
el que se desarrolla la disposición adicional 38 de la Ley Orgánica
para la Mejora de la Calidad Educativa (Lomce) determina que los
alumnos adelantarán el pago de la matrícula en un centro privado
cuando en su comunidad no haya colegios públicos o privados que
garanticen su derecho a estudiar en castellano.
Después, las familias reclamarán el importe a Educación y el Estado
deducirá o retendrá de la financiación autonómica el importe de los
gastos de escolarización asumidos por el Ministerio. EFE
SIN MEDIDA NI RESPETO
La canallada de un diputado del PNV caldea
el luto en Treviño
Benjamín López www.elsemanaldigital.com 19 Marzo 2014
Lo que mató a la pequeña Anne fue un ataque agudo de nacionalismo.
El que en el País Vasco y Cataluña se cree, como Sancho Panza, que
su trozo de España es la ínsula Barataria.
Morir por un ataque de nacionalismo agudo. Esa y no una varicela mal
atendida es la verdadera causa del fallecimiento de una niña de tres
años, Anne, que tuvo la mala suerte de llamar al teléfono
equivocado, al del servicio de emergencia del País Vasco en lugar de
hacerlo al de Castilla y León. Su localidad, La Puebla de Arganzón
está enclavada en el Condado de Treviño, una zona que pertenece a
Burgos aunque físicamente se encuentre en Álava. Y ella sin saberlo.
Porque Anne no sabía, a sus tres años de edad, ni lo que es Burgos,
ni lo que es Treviño y mucho menos lo que es Álava, el País Vasco y
el nacionalismo, pero resulta que ha muerto por eso. Ha muerto no
sólo porque diera con un tonto, el que descolgó el teléfono de
emergencias, que se negó a enviarle una ambulancia porque pertenecía
a otra Comunidad Autónoma; ha muerto por lo que subyace en esa
decisión y que no es otra cosa que una enfermedad mental llamada
independentismo que se retroalimenta continuamente hasta llegar a
creer que por encima de una vida humana está una frontera
imaginaria.
La prueba evidente de que eso es así ha sido el testimonio del
diputado del PNV Emilio Olabarria que vinculaba directamente la
muerte de la niña al estatus político del Condado de Treviño. Este
veterano nacionalista decía que, aunque desconocía qué había
ocurrido en este caso en concreto, estaba convencido de que la
muerte de la niña no hubiera ocurrido si Treviño perteneciera a
Álava, tal y como reclama el PNV. Es decir, si Anne fuera de los
nuestros y no una vulgar española, la hubiéramos atendido como Dios
manda.
Tan grave fue esa afirmación que, unas horas más tarde, tuvo que
salir el portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, a pedir
disculpas y desautorizar a su troglodita compañero. El problema es
que Olabarria no mentía, tan sólo fue sincero, le traicionó el
subconsciente y dijo en voz alta lo que verdaderamente piensa él, su
partido y muchos como él.
Es más, Olabarria puso encima de la mesa el problema de fondo que
tiene este país dividido en 17 mini Estados en el que dos
especialmente, el País Vasco y Cataluña, se han creído, como Sancho
Panza, que su trozo de España es la ínsula Barataria. Nadie se ha
preocupado realmente en serio de sacarles de ese error y, por
contra, se les ha permitido alimentarlo desde las instituciones, las
escuelas y los medios de comunicación durante décadas.
Al final, esta vez los del PNV (ayer fueron los de CiU y mañana
serán los de ERC o los de Bildu) pretenden una vez más levantar
vallas con concertinas entre su delirio nacionalista y la realidad
llamada España. El Gobierno, ahora el de Rajoy, debe coger el toro
por los cuernos de una vez y dar marcha atrás a esta situación, esta
locura política que ha llevado a la tumba a Anne sin que ella
siquiera lo sospechara.
Cataluña ante el desafío secesionista
El presidente del TC pide fidelidad a la
Constitución ante el desafío soberanista de Artur Mas
Pérez de los Cobos ha exigido a los poderes públicos a adoptar
decisiones que perjudiquen el interés general
Europa Press www.lavozlibre.com 19 Marzo 2014
Madrid.- El presidente del Tribunal Constitucional (TC), Francisco
Pérez de los Cobos, ha destacado este miércoles durante la toma de
posesión del magistrado Roberto Enríquez el principio de fidelidad a
la Constitución como básico de nuestro sistema jurídico y ha
subrayado que éste "exige que todos los poderes públicos" deban
"abastenerse de adoptar decisiones o realizar actos que perjudiquen
al interés general".
Pérez de los Cobos ha realizado estas manifestaciones ante el
ministro del Interior, Jorge Fernández-Díaz; el presidente del
Tribunal Supremo, Carlos Lesmes, magistrados y exmagistrados del
tribunal de garantías; el fiscal general del Estado, Eduardo
Torres-Dulce, el presidente del Tribunal Superior de Justicia de
Madrid, Francisco Vieira, el secretario de Estado de Justicia,
Fernando Román y numerosos vocales del Consejo General del Poder
Judicial (CGPJ).
En palabras del presidente del TC, los poderes públicos, si quieren
ser fieles a la Carta Magna, deben tener en cuenta "la comunidad de
intereses que les vincula entre sí, que no puede resultar disgregada
o menoscabada como consecuencia de una gestión insolidaria de los
propios intereses".
******************* Sección "bilingüe"
***********************
Nacionalismo
La ley del silencio en Cataluña
José García Domínguez Libertad Digital 19 Marzo 2014
En el tedioso asunto catalán, el Gobierno da la sensación de haberse
creído esa mentira piadosa que rige en todo orden democrático, a
saber, que la llamada opinión pública se configura merced al juicio
crítico de unos ciudadanos autónomos, informados y responsables; esa
fantasía tan enternecedoramente cándida que cualquier estudiante de
zoología podría refutar de un plumazo. Es sabido, el valor de una
hormiga crece de modo proporcional al número de sus iguales que la
acompañan, pero disminuye en idéntica medida cuando se va quedando
sola. Y la evidencia empírica de los últimos veinte siglos acredita
que el valor moral del hombre común no resulta ser muy distinto al
de una hormiga común: encoge hasta la miniatura si se le deja
aislado; por el contrario, gana fortaleza a medida que se sabe
escoltado por otros que participan de su credo.
Qué le vamos a hacer, el alma humana es gregaria por naturaleza. Ya
lo advirtió en su día Tocqueville a propósito de la Revolución
Francesa: "Temiendo más la soledad que el error, [los contrarios a
la Revolución] declaraban compartir las opiniones de la mayoría".
Cualquiera que haya observado a las hormigas en un pupitre escolar,
en una empresa, en un partido político o en cualquier otro entorno
colectivo habrá comprobado que tienden a cambiar de opinión si son
amenazadas con la exclusión del grupo. La secuencia, por lo demás,
resulta simple. Una opinión deviene hegemónica cuando las otras
enmudecen. Cambios súbitos de parecer, esos que eclipsan a la
disidencia, que requieren de un clima previo de miedo. Y es que, sin
el recurso al miedo, las voces críticas no desaparecerían.
He ahí la genuina misión asignada por Mas a la Asamblea Nacional de
Cataluña. Porque la tarea de la ANC no es instaurar la República en
Cataluña, sino el miedo en el cuerpo de los catalanes refractarios
al pensamiento nacional único. Por eso el lenguaje atrabiliario y la
carga de violencia simbólica que caracteriza su acción pública.
Recuérdese que no fueron las balas de Terra Lliure, sino la presión
en la calle de La Crida, una organización de masas idéntica a la
ANC, lo que terminó por expulsar de la vida civil durante un cuarto
de siglo a los críticos con el nacionalismo. Y mientras tanto, los
más de novecientos empleados de TVE y RNE en Cataluña, durmiendo la
siesta.
Los verdaderos refugiados
Carlos Iturgaiz www.elsemanaldigital.com 19 Marzo 2014
Recordemos como hace pocas semanas decenas de asesinos etarras se
juntaban en un antiguo matadero de Durango, inmejorable ubicación
escogida por esos matarifes, para insolentemente hacer una especie
de rueda de prensa sin preguntas que se convertía en un mitin
proetarra donde su objetivo fue humillar a las víctimas del
terrorismo, todo ello sazonado con arengas políticas
independentistas y nulo arrepentimiento por su parte.
En aquel aquelarre de los criminales etarras sólo un periodista se
enfrentó a esas alimañas cantándoles las verdades del barquero y
diciendo esas verdades como puños a la cara de los que siguen
formando parte del entramado de ETA.
En Alsasua se reunieron de nuevo para humillar a las víctimas del
terrorismo
Pero la máquina propagandística etarra sigue en pleno
funcionamiento, no descansa, y sabemos que en el proceso de
negociación que instaló Zapatero con los etarras, el intentar dar
una solución al entramado de los presos y los huidos era
imprescindible desde las huestes terroristas para llegar a un buen
puerto según los terroristas, es decir, a un final negociado de lo
que mal llaman conflicto.
En ese papel protagonista de todos estos colectivos etarras hemos
vuelto a ver este fin de semana un nuevo show de los proetarras
organizándolo en el municipio navarro de Alsasua y en donde decenas
de etarras llamados y considerados por sus huestes como refugiados,
a las órdenes de sus jefes encapuchados, se reunieron de nuevo para
humillar a las víctimas del terrorismo.
En esta ocasión no hubo necesidad de esperar a las nauseabundas
declaraciones de estos tipejos en rueda de prensa para ver cómo un
pequeño grupo de mujeres, víctimas del terrorismo, plantándoles la
cara valientemente les recriminaron sus antecedentes además de
exigirles que condenasen el terrorismo y ayudasen a esclarecer los
cientos de asesinatos cometidos de los cuales ni la policía ni la
justicia han podido resolverlos hasta ahora.
Por supuesto que algunos sabemos que es como predicar en el desierto
pensar que esta gentuza haya vuelto y se hayan reunido para
colaborar con la justicia y con las Fuerzas de Seguridad del Estado,
nada más lejos de la realidad, vuelven para intimidar, para ponerse
a las órdenes de la estrategia de la organización terrorista a la
que pertenecen, y para seguir presionado al Gobierno de la Nación
para intentar poner un precio político a la paz. De todas formas, lo
más grave de esta situación es que los verdaderos refugiados no
hayan podido volver, ni lo puedan hacer, y esto que digo es una
realidad que no necesita de verificación por ser más que evidente.
Muchos de los que huyeron tuvieron suerte, entre comillas, porque
les dio tiempo a coger la maleta
Me estoy refiriendo a toda esa gente inocente, desde empresarios,
pasando por políticos, o por periodistas o por funcionarios entre
tantos y tantos otros inocentes que por la amenaza y presión
terrorista de los etarras tuvieron que coger las maletas y marcharse
de su tierra. Decenas de miles de personas, que ellas y sus familia
al completo tuvieron que poner tierra de por medio y desparecer
dejando atrás todo lo que más querían y debieron reorganizar su vida
a cientos de kilómetros, refugiándose de la lacra de los
terroristas.
Muchos de los que huyeron tuvieron suerte, entre comillas, porque
les dio tiempo a coger la maleta y marcharse, ya que como sabemos a
muchos otros no les dio ese tiempo, y hoy yacen bajo losas en
decenas y decenas de cementerios de este país.
Recuerdo como José María Aznar, siendo presidente del Gobierno,
trasladó en un mitin celebrado en Bilbao con motivo de las
elecciones autonómicas vascas un magnífico mensaje a todos los
ciudadanos amenazados por la banda terrorista de ETA diciéndoles que
uno de sus ejes de la política antiterrorista sería que ningún
demócrata tuviese que coger la maleta y marcharse del País Vasco,
que ningún inocente tuviese que largarse y refugiarse en otra tierra
que no fuera la suya.
Estas declaraciones que deberían ser aplaudidas y jaleadas por todos
los demócratas, llenas de sentido común, se toparon no sólo con el
rechazo de los batasunos, sino también de los nacionalistas llamados
moderados, que las veían como una provocación.
Esos verdugos recién llegados que siguen siendo hienas al servicio
de los terroristas
Hoy esos mismos nacionalistas callan en unos casos o acompañan a los
verdugos en sus manifestaciones demostrando que para la causa
nacionalista todo vale para el convento si proviene de sus
“patriotas descarriados" como dijo Arzallus.
Desgraciadamente la realidad de hoy es que los verdaderos refugiados
siguen sin poder volver muchos de ellos a sus casas y a su tierra,
que han tenido que pasar un calvario y han sido personas errantes
durante gran parte de su vida.
Estos verdaderos refugiados, víctimas inocentes, son los que
necesitamos en mi tierra entre nosotros, y no esos verdugos recién
llegados que siguen siendo hienas al servicio de los terroristas.
El federalismo integrador de Stéphane Dion
Jordi Garcia-Petit www.cronicaglobal.com 19 Marzo 2014
Considerado un referente mundial sobre la teoría y la práctica del
federalismo, Stéphane Dion, canadiense y quebequés, académico y
político, fue invitado por la asociación Federalistas y de
Izquierdas para impartir sendas conferencias en Barcelona, Tarragona
y Madrid. En Barcelona la sala estaba repleta hasta los topes. La
densidad de la exposición de Dion da para completar la reseña que
hizo la redacción de CRÓNICA GLOBAL y para glosar algunas de las
tesis del conferenciante.
Por grandes que sean o que se pretenda que son las diferencias,
ningún caso actual de reivindicación llega ni por asomo a la
complejidad de la India o de Sudáfrica
Dion establece una relación de interdependencia entre federalismo y
democracia. No puede existir el uno sin el otro. El federalismo es
la realización de la democracia en Estados compuestos, y la
democracia la garantía del federalismo; hasta el punto de que no hay
procesos de independencia, de desintegración del Estado compuesto,
en países con una democracia bien establecida.
La URSS y Yugoslavia eran constitucionalmente federaciones, pero no
eran democracias y se desintegraron al no tener un sistema
democrático que pudiera reabsorber las diferencias. Checoslovaquia
se dividió en enero de 1993 cuando acababa de salir del régimen
comunista y su democracia no estaba consolidada. Diez años más
tarde, Checoslovaquia, miembro de la UE, no se habría desintegrado.
Por el contrario, la India, el Estado compuesto que reúne más
diversidad étnica, religiosa, lingüística y cultural del mundo, es
una federación que emana de una democracia que funciona. Sudáfrica
es otro de los ejemplos de federalismo integrador citados por Dion.
Por grandes que sean o que se pretenda que son las diferencias,
ningún caso actual de reivindicación llega ni por asomo a la
complejidad de la India o de Sudáfrica.
El federalismo como fórmula de organización política territorial no
es complicado y solo los que quieren ignorarlo dicen no saber lo que
es. Con honestidad intelectual y ética no cuesta mucho comparar, y
aplicar a nuestra circunstancia las tesis de Dion
El federalismo como fórmula de organización política territorial no
es complicado y solo los que quieren ignorarlo dicen no saber lo que
es. Se basa esencialmente en una clara delimitación de las
competencias entre federación y entes federados, una cámara de
representación territorial, un reconocimiento constitucional de las
diferencias con la garantía de su respeto, una distribución pactada
de los recursos, una participación equilibrada y responsable en la
gobernación del Estado federal, un tribunal constitucional
independiente... y lealtad; una lealtad rigurosa de la federación
hacia los entes federados, de estos hacia la federación y de los
entes federados entre ellos, lo que se conoce como "Bundestreue",
"lealtad federal" en el exitoso sistema federal alemán.
Dion presenta el caso de Quebec como una muestra de las virtudes del
federalismo integrador. El independentismo quebequés ha perdido
fuerza por una sensata política de reconocimiento de la singularidad
de Quebec y una aceptación general y mayoritaria del principio que
la unidad de Canadá es un patrimonio común y una potencialidad que
beneficia a todos los canadienses. Dion lo resume con una sentencia
estimulante: ser quebequés y canadiense es mejor que ser solo
quebequés. Con honestidad intelectual y ética no cuesta mucho
comparar, y aplicar a nuestra circunstancia las tesis de Dion.
Ocho apellidos vascos
Spoiler
José María Albert de Paco Libertad Digital 19 Marzo 2014
Pasé un rato entretenido viendo Ocho apellidos vascos, comedia que,
como sabrán, narra los sufridos amores de un andaluz contra una
abertzale, y en que se exhiben, apurados hasta el desgarro, los
tópicos que suelen proyectarse sobre sendos arquetipos ibéricos.
El andaluz, Rafa, interpretado por Dani Rovira, es un chistoso
engominado que gusta del fino tanto como de las mujeres y que, como
buen sevillano, no ve el momento de sacar a relucir su terco
beticismo y su inquebrantable devoción por la Semana Santa. La
abertzale, a la que da vida Clara Lago, acaba de ser plantada en el
altar por su novio-de-toda-la-vida, Antxon, lo que no hace sino
agudizar sus malas pulgas, de sobra conocidas por familiares y
amigos. Amaia, que así se llama el personaje, vive en el típico
villorrio de alcalde abertzale donde, en cada esquina, una pintada
recuerda al viandante quién es el enemigo.
En el transcurso del film, asistimos a una manifestación de signo
proetarra que termina en algarada callejera (con barricadas,
destrozos en el mobiliario, carga de los antidisturbios y demás
folclorismos) y somos testigos del poteo de las cuadrillas en lo que
bien parece una herriko, identificable por la indisimulada aversión
que profesan los parroquianos por todo aquello lo que les recuerda a
España. En ese microcosmos, los jóvenes discuten si, dada la actual
coyuntura política, es conveniente ir un paso más allá o un paso más
acá, y los viejos, por mucho que no estén para hazañas bélicas, no
ven con malos ojos que sus vástagos sigan a pie de obra.
Por descontado, no hay un solo personaje (más allá del inverosímil
abertzale que finge ser Rafa), que disienta de semejante efusión
patriótica, en lo que, más que una opción política, asemeja un flujo
de pensamiento consanguíneo, un manto totalitario que gobierna no ya
la forma como uno debe expresarse, sino también lo que ha de decir
y, sobre todo, lo que ha de callar. Por lo demás, cabe deducir que
si alguna vez ha habido en el pueblo disidentes que hayan mostrado
públicamente su parecer, o han huido o están bajo tierra. Tampoco es
difícil aventurar que, en tal caso, el cura del lugar no habría
oficiado misa alguna por los muertos, pues, a su bendita manera, es
otro integrante de la tribu.
Entiendo que la película haya concitado el desprecio de los
abertzales, que la han tachado de involucionista, caduca y rancia.
Después de todo, no debe de ser agradable ver cómo la mística del
tiro en la nuca queda reducida a un puñado de astérix de zarzuela.
Les habían anunciado una parodia y se encontraron consigo mismos, es
decir, con un esperpento.
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