Elecciones europeas
Carta a un abstencionista de derechas
Emilio Campmany Libertad Digital 23 Abril 2014
Estimado compatriota y correligionario:
Doy por supuesto que tu decisión de abstenerte no es fruto de la
pereza, el cansancio o un viaje que tengas programado. Parto de la
base de que tu deseo de abstenerte es consecuencia de una seria
reflexión y que quieres castigar a este PP que nos ha traicionado a
ti y a mí. Pues bien, créeme, la abstención no implica ningún
castigo para nadie. Al contrario. Para el PP, desde luego, no. Ya
cuentan ellos con que gobernar en tiempos de crisis ha de
desgastarles, y que ese desgaste han de sufrirlo en alguna medida en
las urnas. Pero lo que temen no es que te abstengas, porque no les
preocupa tanto perder un voto como que lo ganen otros. Te pongo un
ejemplo. En las últimas elecciones generales, con una abstención del
28,3 %, el PP atrajo a más de 10.850.000 electores (44,63 %).
Supongamos que la abstención triunfa y duplica la de 2011 (56 %).
Aunque el PP perdiera 4 millones de partidarios, entre los que
estarías tú, con 6.850.000 obtendría el 45% de los votos emitidos y
vendería el resultado, con razón, como una repetición del éxito de
2011.
No te extrañe que en la reunión del comité ejecutivo nacional de
este martes Rajoy haya llamado a movilizar a sus votantes fieles,
esto es, no a ti, que te quieres abstener por estar hasta el gorro
de ellos, sino a quienes no tienen intención de ir a votar por lo
que sea pero que, de hacerlo, lo seguirían haciendo por el PP. Si
esos van y tú te quedas en casa, tu abstención habrá sido inútil,
cuando no contraproducente.
Si de verdad quieres castigar a este PP descreído y fullero, tienes
que ir a votar. Sí, pero ¿a quién?, me dirás. Ya sé que UPyD no te
apetece, especialmente desde que Rosa Díaz despotricó de cómo
celebró Rouco el funeral de Suárez. Comprendo que Javier Nart,
socialista, aunque no sea del PSOE, no es para entusiasmar a nadie.
Y Alejo Vidal-Quadras puede dar la impresión de que lo único que
quiere es seguir siendo europarlamentario. No lo sé. Elige a quien
más te guste de los tres o, si lo prefieres, a quien menos te
disguste. Pero si de lo que se trata es de castigar al PP, a alguno
de esos hay que votar. Incluso en el caso de que elijas una opción
que finalmente no obtenga representación, algo se habrá logrado,
pues tu voto contará como emitido y, aunque no logre quitar escaños
a los de Génova, si les restará porcentaje, que es de lo que se
trata. Que se queden en menos del 30% o por ahí y verás el pasmo que
les da. Y para lograr ese objetivo la abstención no vale.
Esperando haberte convencido y encontrarme contigo en los colegios
electorales el día 25 de mayo.
Se despide tuyo afmo.,
Emilio Campmany.
Elecciones europeas
La tentación populista
José García Domínguez Libertad Digital 23 Abril 2014
Los populistas y los ladrones de carteras gastan costumbres
parecidas. Los dos gritan "¡Al ladrón!" cuando echan a correr para
así sembrar el desconcierto entre el público mientras se dan a la
fuga. Repárese, si no, en esa reiterada promesa de PP y PSOE ante la
inminente campaña de las europeas. Unos y otros nos anuncian su muy
sincero afán de combatir el discurso populista que hace estragos en
el continente desde el inicio de la crisis del euro. Y sin embargo,
nada más populista que los relatos canónicos de PP y PSOE. Porque
populismo no es únicamente ese recurso a la demagogia fácil con que
el grueso de la prensa ha abordado un colapso cuyas claves
intelectuales se le escapan.
Populismo también es querer representar la fractura entre el Norte y
el Sur de la Unión Europea como una disputa clásica entre izquierdas
y derechas. Porque nada más lejos de la verdad. Lo que está chocando
en Europa son las agujas de las brújulas, no las ideologías. Hoy, un
comunista portugués, un conservador español, un socialdemócrata
francés y un liberal griego comparten los mismos intereses objetivos
en el terreno económico. De igual modo que la extrema derecha
finlandesa encuentra muchísimas más afinidades con el programa del
SPD alemán que con, pongamos por caso, el del Frente Nacional de Le
Pen. El euro, esa camisa de fuerza que en mala hora se nos ocurrió
abrocharnos, es lo que ha obrado el milagro de reconciliar a diestra
y siniestra por mor de un interés superior, el de la comunidad
nacional.
Cuando la Guerra Fría, Revel decía de los comunistas franceses que
no estaban en la izquierda, sino en el Este. Y con nuestros grandes
partidos ocurre algo parecido. Ahora mismo, tampoco moran en la
izquierda o en la derecha: están –estamos todos– en el Sur. Por eso
Sarkozy, Hollande, Zapatero y Rajoy venían condenados a hacer lo
mismo. Todos vagaban –vagamos– por idéntico callejón sin salida. Al
modo de los personajes de las grandes tragedias clásicas, el
nacimiento del euro era tan inevitable como imposible de controlar
su devenir posterior. La libertad de circulación de capitales dentro
de la UE forzó su existencia. Y la inalcanzable productividad de
Alemania fuerza su crisis crónica. Es nuestro Frankenstein, que se
nos ha ido de las manos. Ni izquierdas ni derechas, pese a los
populistas de todos los partidos, en Bruselas se jugarán intereses
de España. De España y solo de España.
Voto útil o inútil
Estamos ante la mejor ocasión de romper con el bipartidismo; una
fórmula que ya no sirve por haberse mostrado engañosa y detractora
de los intereses nacionales
Jesús Salamanca www.diariosigloxxi.com 23 Abril 2014
Se acercan las elecciones europeas y ya han salido a la palestra
quienes empiezan a dar la matraca sobre el “voto útil”. Esta
expresión se ha extendido tanto y de forma tan torticera que ya
nadie sabe lo que significa. Es bien sabido que cada partido piensa
que el voto útil es el que se deposita en la urna con sus siglas y,
sin embargo, a la vista de la corrupción y de la degradación
política española, la ciudadanía suele pensar que el voto útil no
existe, porque en una partidocracia donde cada formación ‘trabaja’
para sí misma y no para la ciudadanía.
Si algún proceso electoral tiene baja estima – que hoy suelen
tenerlo todos en España—son las elecciones europeas las que menos
interés tienen para el ciudadano, porque Europa está muy lejos y no
llega al ciudadano, excepto para meterle mano en el bolsillo,
argumentar que deben bajarse los sueldos y apoyar a la banca en
detrimento del ahorrador. Sirva como ejemplo que lo que va de
legislatura pasará a la historia de la Unión Europea como los años
de crisis en los que se benefició a la banca y se autorizó a
sacrificar los ahorros de la ciudadanía en beneficio de la banca
‘manirrota’, torticera, desorganizada y, en muchos casos, egoísta,
impostora y fraudulenta.
De cara a las elecciones europeas, a celebrar el próximo 25 de mayo,
los votantes van a tener en cuenta muchos temas que han hecho daño
al desarrollo de las colectividades e incluso personalmente. Estamos
ante la mejor ocasión de romper con el bipartidismo; una fórmula que
ya no sirve por haberse mostrado engañosa y detractora de los
intereses nacionales; de la misma forma que no sirven los
nacionalismos en versión independentista, por su evidente
incapacidad. El voto útil, en esta ocasión, es el que no se
deposita.
Lo ideal sería votar a quienes tienen un claro peso para resolver
problemas de la agricultura, ganadería, minería, desempleo,… Lo de
menos es el color. Lo que tenemos no nos sirve y lo que hemos visto
es caduco y, en ocasiones, miserable. Lo peor que ha hecho la UE en
el tiempo reciente ha sido consentir que la banca española echara
mano de los ahorros (quitas) de los ciudadanos, tanto en preferentes
como en subordinadas, para evitar inyecciones económicas de otro
tipo. A eso se llama desprecio, indignidad, irresponsabilidad,
exceso de ocio, egoísmo y mala fe.
De momento, para muchos ciudadanos esa fecha de las elecciones
europeas es una fecha tachada en el calendario. No la tendremos en
cuenta. Y nos gustaría que esa idea se extendiera. Votar a quienes
al día siguiente hacen daño a quienes han pedido el voto es pura
excentricidad y maldad. Por eso… ¡que les den! En la mayoría de los
casos la presencia española es casi testimonial; no hay más que
preguntárselo al señor Almunia. ¡Dios nos coja confesados o en buena
postura ante la que se avecina!
Realidad o realidades, unidad e
independencia
El debate sobre Cataluña no puede caer en las urgencias de poder de
políticos de poco vuelo
Ignacio Arroyo Martínez. El Pais 23 Abril 2014
Son tantos los artículos publicados en los medios que apenas queda
espacio para alguna reflexión novedosa. Faltan, sin embargo,
coloquios de calado entre pares. Me refiero al formato de mesa
redonda en donde, no solo periodistas, sino filósofos, ensayistas y
profesores discutan dialécticamente todos los aspectos del problema
(TVE, La clave de José Luis Balbín). Carencia que contrasta con los
abundantes titulares periodísticos. Prolifera la guerra de frases,
pero la cuestión es muy seria como para reducirla a un rifirrafe
entre partidos políticos.
Con ánimo de enriquecer el debate, quiero apuntar tres observaciones
vertidas desde el respeto de las dos posiciones extremas: unidad e
independencia.
Sin querer simplificar doy por bueno que derecho a decidir,
autodeterminación y secesión o independencia son términos que
descansan en la legítima aspiración o derecho de un pueblo,
convertido en nación; es decir, una población, un territorio, un
idioma y unas instituciones propias o singulares que permiten
afirmar una identidad o idiosincrasia, diferente a los demás,
preferentemente vecinos. Luego vendrá el proceso: el sentimiento
colectivo debe expresarse democráticamente y ser avalado por una
mayoría absoluta, cualificada con porcentajes de participación y
votación, pues no basta una simple mayoría (más votos a favor que en
contra).
Los partidarios de la unidad deben admitir la premisa anterior,
aunque solo sea a efectos dialécticos.
a) Pero afirmar una realidad no significa, ni se puede, negar otra
realidad. Porque la realidad de los independentistas no empieza ni
termina, digamos, en Cataluña. Porque hay otra realidad tan igual,
por no decir superior, pues basta comparar los mismos parámetros de
población, territorio, idioma, instituciones, historia, sentimiento,
e incluso reconocimiento internacional. No nos engañemos: la
realidad catalana está inserta en la realidad española. Lo contrario
sería tanto como afirmar que España se encuentra en el continente
africano, o negar que somos parte de Europa. Por tanto, el
independentista no solo debe reconocer sino respetar esa otra
realidad. Y esa realidad es, guste o no, lo que se llama España. ¡Y
no puede negarse el amanecer porque el día estaba nublado!
b) La segunda observación descansa en la posible reforma. Hay que
explicar que la reforma no desemboca, necesariamente, en la
propuesta independentista o federal. Se dice, prematuramente, que
para dar satisfacción a catalanes o socialistas hay que reformar la
Constitución; naturalmente, en esa dirección.
El independista debe reconocer y respetar esa otra realidad que, más
allá de gustos y sentimientos, se llama España
Sin embargo, no es legítimo jugar con las cartas marcadas. Porque si
se abre un proceso reformista hay que aceptar que la salida puede
ser cualquiera de las opciones sometidas a las urnas y, por
simplificar, tres son por el momento las presentadas:
autodeterminación, federalismo y recorte de las autonomías. ¿Por qué
no? ¿Acaso no son todas opciones legítimas? En cualquier caso,
reformar la estructura territorial del Estado exige una mayoría
reforzada.
c) La tercera consideración abre un interrogante. ¿Es posible que
una reforma pueda modificar la identidad del propio sujeto
reformante? La voluntad soberana del pueblo, por muy soberana que
sea, tiene sus límites. Por ejemplo, es inviable una reforma
constitucional que suprima derechos fundamentales. Verbigracia, a
los penados se les impondrán castigos corporales. Apoyado en ejemplo
tan evidente cabe plantear si mantener la identidad de un pueblo
(sic. nación) es un derecho fundamental, que no puede ser negado ni
recortado. Naturalmente me refiero al pueblo español. ¿O acaso no
existe el derecho del pueblo español a seguir siendo pueblo español
y a preservar esa identidad dentro de un Estado soberano? Me
refiero, al derecho a mantener su identidad, sin recortes ni
amputaciones tan relevantes que lleven al extremo de anular su
identidad.
Por último, íntimamente ligado a lo anterior, cuando hablamos del
sujeto titular del derecho a decidir (o a separarse), antes de
lanzarnos en un nuevo proceso constituyente (pues no es una simple
reforma), hay que decidir, inter alia, una cuestión fundamental; a
saber, quién es el sujeto. En concreto, ¿Galicia, sí? ¿Cataluña,
también, pero el Valle de Arán no? ¿Por qué? ¿La Rioja tampoco? ¿Por
qué? Navarra por supuesto, pues de recurrir al argumento histórico
el Reino de Navarra se lleva la mejor parte. ¿Pero lo negamos a los
bilbaínos, a pesar de tener una clara identidad, y hasta el deseo de
ser solo bilbaínos? ¿Habrá que recordar que la polis era una
ciudad-Estado? ¿Y qué decir de Lanzarote, tan insular como
diferente? O mejor aun, ¿no es cierto que los vecinos del
inconfundible barrio de Triana, gozan de los atributos de población,
territorio, idioma, costumbres e instituciones singulares, y por
ende de una idiosincrasia, genuina e inconfundible, y de una
personalidad bien definida y diferente? En suma, ¿a quiénes negamos
y a quiénes reconocemos ese derecho tan sutil?
El debate acaba de empezar, y no puede despejarse en una fecha fija.
No caigamos en simplismos y menos en las urgencias de poder
alimentadas por políticos de poco vuelo, que no llegan siquiera al
aprobado, según reiteradas encuestas ciudadanas.
Pero lo más importante es que todo el proceso, el que sea menester,
se haga pacíficamente, serenamente, sin descalificaciones personales
del adversario.
Y si no hay acuerdo, que se acuerde de antemano someter la decisión
al criterio independiente de un tercero.
Ignacio Arroyo Martínez es catedrático de Derecho Mercantil en la
Universidad Autónoma de Barcelona.
Andalucía
Susana Díaz y la corrupción
Pablo Molina Libertad Digital 23 Abril 2014
La presidenta andaluza llegó al poder de la manera que todos
sabemos. Su designación por Pepe Griñán, huido al Senado en busca de
aforamiento por lo que pueda pasar con los ERE, fue escasamente
democrática según los cánones del progresismo cuando se pone a
pontificar; pero es que, para desgracia de la izquierda española, de
las seis mujeres que han alcanzado la presidencia de una comunidad
autónoma, las únicas que lo han hecho tras ganar unas elecciones han
sido, válgame Dios, del Partido Popular (Rudi, Aguirre y Cospedal) o
de su socio navarro, UPN (Barcina). Las dos mujeres del partido
feminista por antonomasia (María Antonia Martínez y Susana Díaz) se
convirtieron en presidentas por el quinto turno, seleccionadas a
toda prisa por sus predecesores varones, grandes machistas, en medio
de graves escándalos de corrupción.
Precisamente Susana Díaz aterrizó en la presidencia de la Junta con
el compromiso de luchar contra la corrupción política de manera
"implacable", ejerciendo "la máxima transparencia" en este asunto.
Lo sorprendente es que la autora de un mensaje tan tajante contra la
principal lacra que asuela Andalucía no era una recién llegada al
frente de un partido que acababa de ganar las elecciones, sino la
sucesora formal de aquellos bajo cuyo mandato se habían producido
los mayores latrocinios de la historia de España, y de cuyos
gobiernos había formado parte hasta su ascenso meteórico a la cumbre
del poder regional. Ahora bien, a Susana Díaz le cabe el honor de
haber hecho creer a la mayoría de la opinión pública que la
corrupción es un factor exógeno en el que su partido no tiene
ninguna responsabilidad, a pesar de llevar 32 años gobernando
Andalucía. Del saqueo de los fondos del presupuesto que gestionaba
en exclusiva y de los más de ciento cincuenta socialistas y miembros
del sindicato hermano imputados por la Justicia, cifra que no deja
de crecer, el PSOE no tiene nada que decir. Normal que la prensa
progre la jalee como una gran mujer de Estado y en su partido se
haya convertido en un referente con grandes posibilidades de dar el
salto a la política nacional.
Pero aún más sorprendente es la manera en que la oposición y la
opinión publicada han aceptado las medidas de Susana Díaz, adoptadas
al socaire de los escandalazos protagonizados por su Gobierno, como
un ejemplo virtuoso de lucha contra la corrupción. La presidenta
andaluza ha contratado a sesenta becarios para revisar los
expedientes de concesión de subvenciones en materia de fomento del
empleo de los últimos años y, seguramente con total sinceridad, ha
asegurado que es un gesto inédito en cualquier otra administración.
Naturalmente que sí; pero eso es porque todos los órganos
administrativos tienen la obligación de requerir a los beneficiarios
de subvenciones los documentos que justifican el destino de hasta el
último euro que sale de las arcas públicas cada año, no al cabo de
una década y sólo tras comprobarse que el presupuesto autonómico ha
sido meticulosamente saqueado como ha ocurrido con el de la Junta de
Andalucía.
Tal y como demuestra el último informe de la Cámara de Cuentas, los
socialistas andaluces han repartido el dinero público a sus
organizaciones amigas con total discrecionalidad, han evitado
pedirles cuentas de en qué lo han utilizado y, de paso, han sentado
las bases para que una legión de sinvergüenzas se haya enriquecido a
costa del sufrimiento de los parados, cuya proporción en Andalucía
bate todas las plusmarcas conocidas en el mundo desarrollado. Susana
Díaz no va a cambiar nada, como estamos viendo en sus medidas
ficticias contra la corrupción fomentada por el partido al que le
debe el puesto. Lo que sí va a hacer, con seguridad, es ganar las
próximas elecciones. El objetivo real de los socialistas, al que el
PP de Moreno Bonilla parece más que dispuesto a contribuir en la
medida de sus posibilidades, como estamos viendo.
Andalucía
El espejo de Susana
José Luis Roldán Libertad Digital 23 Abril 2014
Ha vuelto Susana del vacío. Del vacío institucional, que, aunque no
lo hayamos notado (lo cual demuestra lo superflua que resulta esta
casta), haberlo haylo, puesto que ella lo dice, y de eso entiende.
De vacío. La estaba echando de menos. Ansiosamente. Pues no es lo
mismo oír hablar del fraude milmillonario de los fondos de formación
para el empleo al conzejero don Jozé Zánchez o a ese otro que, sin
ser Darwin, parece escapado de la botella de Anís del Mono, tan
áspero. Claro que eso pasa por haber aplicado la estrategia del
calamar, es decir, emborronar la escena, diluir todo vestigio que
pudiera recordar al personal que aquí, en la región con más
desempleados de Europa, hubo no hace mucho una Consejería de Empleo
tan parecida a la cueva de Alí Babá que la divina Alaya terminó
imputando a sus tres últimos consejeros.
Así, con el negociado de la cosa taraceado como un mosaico, Ella, la
Suprema, se ha visto obligada a dar la cara. No digo actuar, no se
me malinterprete. Cacarear. Porque, aunque recite cansinamente eso
de "Los ciudadanos nos piden hechos y no palabras", ella sólo
cacarea, no pone huevos.
Esta vez, sin embargo, ha dicho algo que me ha llevado a la
reflexión profunda:
Somos un espejo incómodo de que otra política es posible…
La frase, como el espejo, es en sí un arcano; mas enderezada y
descifrada, da qué pensar. Yo, que, como Borges, siento el horror de
los espejos,
prolongan este vano mundo incierto
en su vertiginosa telaraña…
para que el hombre sienta que es reflejo
y vanidad. Por eso nos alarman,
siento, también, ante este espejo andaluz la incomodidad, desde
luego, y el desasosiego, el vértigo y la náusea.
El espejo andaluz que ante el terrible drama de 1.450.000
desempleados refleja el rostro granítico de un exconsejero de
Hacienda (¡oh casualidad!) que se ha embolsado, a través de una
vertiginosa telaraña de empresas, 50 millones de euros (más de 8.000
millones de pesetas) que debieron ir destinados a la formación de
esos desafortunados.
El espejo andaluz que refleja los rostros de dos expresidentes, seis
exconsejeros, otros tantos viceconsejeros y unas cuantas docenas más
de altos cargos de la Junta en el banquillo de los acusados.
El espejo andaluz que refleja a millares los rostros de tantos
parientes, amigos, correligionarios, sindicalistas afines, serviles
lacayos y otras especies de parásitos apacentados en las muelles y
seguras praderas de la administración pública, sin otro mérito que
el ser pariente o amigo o correligionario o, simplemente, vil
lacayo, y sin más obligaciones que succionar las ubres ubérrimas del
presupuesto.
El espejo andaluz que refleja una sociedad con las mayores tasas de
pobreza, de víctimas por violencia de género, de fracaso escolar, de
contratación precaria, de mileuristas y subempleados.
El espejo andaluz que refleja una comunidad con impuestos nórdicos y
servicios tercermundistas.
El espejo andaluz que sólo muestra podredumbre a una sociedad que ha
perdido su dignidad.
No sé si otra política será posible, como afirma Susana ante el
espejo; lo que sí sé es que es necesaria; y que, desde luego, no
vendrá de manos de los mismos que han expoliado Andalucía y la han
sumido en un lodazal pútrido.
Susana, como la malvada madrastra de Blancanieves, sabe que el
espejo no miente, y que el reflejo de su rostro en él está empañado
por el hálito hediondo de la corrupción.
La prensa de un vistazo
Carrascal, tentado de dejar a los nacionalistas vascos "en manos de
los asesinos"
Por hache o por be, Cataluña vuelve a copar
hoy el protagonismo en la mayor parte de la prensa.
Pilar Díez Libertad Digital 23 Abril 2014
El Mundo retoma el tema ayer sobre la financiación de partidos. Si
ayer era la policía, hoy "el fiscal ve irregularidades en las
donaciones a los partidos". Cada vez son más los que lo ven. También
habla del desbarajuste del PSC. "La dimisión de diez partidarios del
soberanismo provoca otro cisma en el PSC". Casimiro le manda muchos
ánimos a Pere Navarro en su "campaña para intentar moderar al sector
nacionalista" de su partido, ahora que Navarro se ha redimido. Dice
que es que "desde que el PSOE entró a competir en catalanismo con
CiU y ERC ha ido perdiendo apoyo social" y "Navarro se ha propuesto
detener esta sangría, no por pragmatismo", no sean mal pensados,
"sino por ser fiel a la identidad del PSC". ¿Y cuál es esa
identidad, la del derecho a decidir del programa electoral o la del
qué derecho ni qué ni niño muerto? Casimiro lo tiene claro. "Una
cosa es tener sensibilidad catalanista y otra coquetear con el
secesionismo". Sensibilidad catalanista, mira qué monería se la ha
ocurrido a Casimiro.
Federico Jiménez Losantos, que tiene mucha sensibilidad, le ha
tomado la palabra a Rajoy al pie de la letra y se ha puesto a
derrochar imaginación por un tubo. "Imagina que se cumple la ley".
Hala, Federico, no te subas a la parra. "El presidente del Gobierno
de España pidió 'imaginación' al presidente de la Generalidad de
Cataluña, cuya política sediciosa le habría llevado en cualquier
Estado de Derecho a la inmediata inhabilitación, procesamiento y
previsible instalación en un establecimiento penitenciario adecuado
a sus méritos. Pero esta forma de hacer frente al separatismo
catalán sin enfrentarse a él gusta mucho, sobre todo en Prisa".
"Ayer emprendió El País su aceifa editorial de primavera" y "volvió
a lo que mejor domina: la refinanciación de una deuda eterna, en
este caso la de España con sus enemigos". "Ayer, los rescatados
dictaban a los rescatadores del PP lo mismo que al PSOE: pactar con
el PNV. Dado el estrepitoso fracaso de esta estrategia con el PSOE,
lo lógico sería el rechazo del PP. Error (...) Caño dirige al Coro
Prisa en el Imagine de Lennon; y Rajoy le pide a Mas imaginación. Yo
imagino que en Cataluña se cumple la ley... y es que no me lo creo".
Manuel Jabois piensa que "si algo sobra en Cataluña es realismo
mágico. La maquina de catalanes en diferido se acaba de llevar por
delante a Erasmo de Rotterdam (...) La fórmula de convivencia que se
propone desde el independentismo es imaginativa: todos catalanes". Y
Raúl del Pozo también cree que de imaginación van bien servidos.
"Las mentiras nacionalistas suelen terminar en holocausto (…) Si
siguen así, los catalanes en vez de hacer la independencia van a
hacer el adefesio".
El País está indignado porque Rajoy estaba ayer con pocas ganas de
platicar. "Rajoy exige a Mas retirar la consulta para abrir un
diálogo". "El presidente aleja las opciones de diálogo". Dice
Fernando Garea que además de estar poco parlanchín, "los argumentos
que desplegó Rajoy no difieren mucho, salvo en el tono de cabreo y
hartazgo que utilizó, de los esgrimidos el pasado 8 de abril en el
debate del Congreso". Si es que es un vago, Fernando. Quince días ya
y sin cambiar de argumentos, eso no puede ser higiénico.
Lleva El País varios días amagando y hoy no se libra la juez Alaya
de una nueva ración de tortas prisaicas. "La Audiencia corrige otra
vez a la juez Alaya". Enumera "los varapalos del tribunal provincial
en los tres años de investigación de la juez" y le dedica un
editorial, otro, en plan zurra. "Macrocausa sin fin", titula. "Alaya
acumula imputados en un proceso que no quiere dividir ni tampoco
envía al Supremo". Si es que es una provocadora. "El interés de la
Justicia habría exigido quizá otra actitud por parte de la
magistrada, a quien cabe suponer tan interesada en llegar hasta el
final de los hechos investigados, como ha demostrado estarlo a la
hora de mantener el procedimiento bajo su estricto control". Y sin
compartirlo con El País, la tía egoísta.
ABC tira por la crisis de los socialistas catalanes. "El PSC sigue a
la deriva". "Nueva hemorragia en el PSC con la dimisión de toda su
cúpula en Gerona". A Carrascal le ha vuelto a subir la tensión, esta
vez con los vascos. "Empieza uno a estar harto de tanta hipocresía,
arrogancia, desfachatez por parte de unos dirigentes que lo son
gracias a la España plural, democrática, tolerante, a la que sin
cesar insultan, desprecian, vejan, esquilman quienes más provecho
están sacando de ella. ¿Cómo se atreven los nacionalistas vascos a
hablar como si nada hubiera cambiado en España si la chulean
diariamente? (…) Ante tal desvergüenza y cinismo, uno siente a veces
ganas de dejar a estos nacionalistas de despacho y coche oficial en
manos" de esa "pandilla de asesinos" de ETA "a ver si se dejan de
una vez de tonterías y ponen los pies en el suelo". Carrascal, que
te pierdes. Menos mal que es buena gente y "se acuerda uno de que
son los más españoles de todos los españoles y de que no podemos
hacerles esa faena". Aquí o Juan o Juanillo. Ahora los más
españoles. ¿Y eso por qué?
La Razón, como un soplo de aire fresco, no abre con nada de
Cataluña. "La Junta reconoció en 1991 que la Mezquita de Córdoba es
de la Iglesia". Marhuenda se pregunta entonces qué mosca les ha
picado ahora con la expropiación. Y se le ocurre que es "una
maniobra política que, por muy pueril que pueda parecer, busca en el
ataque a la iglesia distracción de los graves asuntos de corrupción
que cercan al PSOE andaluz". Si es que al final todos los caminos
llevan a Roma. Cuenta La Razón que Rajoy dio ayer comienzo a la
campaña del PP a las europeas. "Rajoy instruye al PP para que amarre
con la mejoría económica a sus votantes". Pues lo tienen jodido. Da
la casualidad de que la campaña coincide con la del IRPF y más de
uno se está acordando mucho de la familia de Montoro y de Rajoy.
Grandes diferencias con la UE
Así malgasta España casi 40.000 millones al
año en 'luchar' contra el paro
Nuestro país dedica la mayor parte del presupuesto a las "políticas
pasivas", al contrario de los países con mercados laborales más
eficientes.
D. SORIANO Libertad Digital 23 Abril 2014
Con casi seis millones de parados, una cuarta parte de la población
activa, parece normal que España sea uno de los países de Europa que
más dinero dedica a las llamadas "políticas de empleo". Lo que ya no
es tan evidente es por qué tiene tan poco éxito en su ejecución.
Desde hace años, somos uno de los países que más gasta,
supuestamente para apoyar al parado, pero eso no sirve para
conseguir que éste salga de esa situación.
De hecho, algunos estudios apuntan a que los incentivos podrían ir
en la dirección contraria. Es decir, que el diseño de estas
políticas acaba siendo una rémora, más que una ayuda para el
desempleado. Hablamos de casi 40.000 millones de euros al año que,
evidentemente, no están siendo bien gastados.
En el año 2011, último ejercicio para el que Eurostat presenta datos
de todos los países de la UE, las administraciones públicas
españolas se gastaron 38.654 millones en "políticas de mercado de
trabajo". Es mucho dinero, pero en realidad es algo menos de los
41.959 millones gastados un año antes.
En aquel momento, nuestro país era líder en paro de la UE, con un
21,5% de tasa de desempleo. Por lo tanto, parece lógico que fuéramos
uno de los países que más porcentaje del PIB dedicase a estos
menesteres: un 3,6%, sólo por detrás de Bélgica, Irlanda y
Dinamarca. Por cierto, el caso danés es significativo, porque con
una tasa de paro de las más bajas de la UE (un 7% en la actualidad)
está siempre entre aquellos que más dinero se gastan en políticas de
empleo.
Gasto en % del PIB por políticas de empleo
Categoría 1 (servicios); categorías 2-7 (políticas activas:
formación, incentivos al empleo, bonificaciones, incentivos al
autoemple...); categorías 8-9 (políticas pasivas: subsidios y apoyo
a la jubilación indefinida).
Por activa y por pasiva
También en esta cuestión, lo más importante no es tanto el cuánto se
gasta, sino el cómo. En este sentido, España muestra diferencias
significativas con los países de su entorno. Según las estadísticas
oficiales del Ministerio de Empleo, aquellos 38.654 millones se
dividieron entre 8.513 millones para las llamadas "políticas
activas" (aquellas que buscan que el desempleado encuentre un
trabajo) y los 30.140 millones de las "políticas pasivas" (las que
se dedican a apoyar al parado durante su situación de necesidad).
Esto quiere decir que el 22% del presupuesto se dedicó al primer
grupo de medidas y el 78% al segundo. Aquí empieza a verse una
diferencia fundamental con el resto de Europa, especialmente con los
países que mejor lo están haciendo en el mercado laboral. [Para la
comparación, utilizaremos los datos de Alemania, Austria, Dinamarca
y Holanda, los cuatro estados de la UE-15 que tienen una tasa de
paro más baja en la actualidad].
Lo primero que llama la atención es ese 78% dedicado a las políticas
"pasivas" (subsidios de desempleo y apoyo a la jubilación
anticipada). Sólo Italia y Rumanía dedican un porcentaje más elevado
del presupuesto del mercado laboral a esta cuestión. En cierto
sentido es lógico que España esté entre los países que más gasta,
porque es el que tiene más paro. Y también es evidente que para los
desempleados la paga que reciben cada mes es una ayuda sin la que
les resultaría muy complicado mantenerse a flote.
Pero incluso así es llamativa la diferencia con otros países. Por
ejemplo, Dinamarca o Austria apenas dedican un 44% y 42% del
presupuesto a las políticas pasivas. Su prioridad no es tanto
sostener al parado (que también) sino darle salida para que entre de
nuevo, y cuanto antes, en la rueda del mercado laboral.
¿Activas?
Además, no sólo hay que quedarse con las grandes cifras. No todas
las políticas activas son iguales. De hecho, la UE divide este gasto
en siete categorías: servicios al desempleado, formación, empleo
compartido, incentivos al empleo, apoyo al empleo, creación directa
de empleo e incentivos al autoempleo.
El apartado con las diferencias más significativas es el de
"servicios" (categoría 1 en las tablas de Eurostat). No es
propiamente formación, sino asistencia al parado para que se active
en el mercado: búsqueda de un empleo, asesoría, elaboración del
CV... España se gasta el 2,9% del presupuesto dedicado al empleo en
esta cuestión (unos 1.100 millones en 2011). Por contra, en
Dinamarca es el 14,6%, en Alemania el 18,8% y en Holanda el 13,7%. Y
no es sólo una cuestión de porcentajes. En términos absolutos, esto
quiere decir que nuestro país dedica a este aspecto 179,8 euros por
parado. En Holanda, esta cifra es de 2.343 euros. Según Eurostat,
"la evidencia sugiere que los programas de asistencia en la búsqueda
de un trabajo están entre las medidas de política de empleo que más
rendimiento dan en términos de coste-beneficio".
Pero no acaban aquí los aspectos diferenciales. Dentro de las
políticas activas, España dedica una buena cantidad de dinero a las
categorías 4, 5 y 6: incentivos al empleo (bonificaciones a la
contratación), apoyo al empleo (para colectivos especiales) y
creación directa de puestos de trabajo (normalmente en la
administración o sectores asociados). Entre las tres, suman el 10,7%
del dinero dedicado a las políticas de empleo (hablamos de más de
4.000 millones). Es menos que en Dinamarca u Holanda, pero mucho más
que en Alemania o Austria, por ejemplo. De hecho, casi siempre que
un Gobierno español lanza un plan de empleo, incluye este tipo de
medidas, incluso aunque numerosos estudios sugieren que no son
demasiado efectivas para incrementar la fuerza laboral neta, sino
que simplemente cambian unos contratos por otros (los bonificados).
Incluso Eurostat apunta a que "se corre el riesgo de que las
empresas desplacen a los trabajadores que no tienen derecho a
subsidio por los que sí lo tienen o esperen a contratar a que un
candidato entre en la categoría requerida".
Formación
Pero si hay un apartado que se lleva la palma en lo que hace
referencia a la repercusión pública, al menos en los últimos días,
ése es el de la formación. Se han multiplicado las noticias sobre
escándalos en los cursos que se ofrecen a los parados. Y tampoco
está muy claro el destino del dinero que se gasta en la llamada
formación continua de los trabajadores que sí tienen un empleo.
En 2011, España se gastó 1.965 millones en estos menesteres,
divididos de la siguiente forma:
444 millones en formación profesional en sectores con riesgo de
pérdida de empleo
40 millones en incentivos para los contratos de formación
975 millones en formación para desempleados
505 millones en formación en el lugar de trabajo
Es muchísimo dinero, pero apenas supone el 5,1% de los 38.000
millones de los que hablamos al comienzo del artículo. Este
porcentaje es mucho mayor en la mayoría de los países de la UE,
sobre todo en los que mejor lo hacen en temas de mercado laboral:
por ejemplo, Dinamarca dedica el 13% de su gasto en políticas de
empleo a formación Alemania el 14,3% y Austria el 22,2%. Vamos, que
los países con un paro reducido y mucha rotación en el mercado
laboral dedican muchos más fondos a la formación, en porcentaje del
presupuesto y en dinero contante y sonante por parado.
El problema es que, de nuevo, volvemos a lo apuntado anteriormente.
La clave aquí no es cuánto sino cómo. En próximos artículos
analizaremos cómo se gasta el dinero España y qué tipo de formación
ofrece a sus trabajadores, tanto ocupados como no ocupados. Los
estudios demuestran que existe correlación entre un buen diseño de
la formación y los resultados del mercado laboral. No parece que ése
sea, en la actualidad, el caso de España.
DOCUMENTAL
'Bancarrota', las causas de la crisis
española
José Carlos Rodríguez www.gaceta.es 23 Abril 2014
Las causas, los perfiles y las consecuencias de la crisis económica
explicada en una hora.
Un documental expone las causas de la crisis, la respuesta errónea
de los políticos, y los motivos por los que somos más pobres.
Con el título de 'Bancarrota', el Instituto Juan de Mariana ha
elaborado un documental sobre la crisis económica. Es un relato
trabado con el mejor análisis económico en el que economistas,
expertos y periodistas dan razón de los males económicos de nuestro
país.
Está dirigido por Juan Ramón Rallo y Fernando Díaz Villanueva y, de
los entrevistados, aparecen en documental nombres como Carlos
Rodríguez Braun, Daniel Lacalle, José Luis Ruiz Bartolomé, María
Blanco o Gonzalo Melián, entre otros.
El relato comienza por la base del sistema monetario. El euro y el
Banco Central Europeo. La moneda común "es un proyecto político",
señala Carlos Rodríguez Braun. Un proyecto que es político y no
económico ¿puede tener buenas consecuencias económicas? El relato
continúa con el BCE: Juan Ramón Rallo señala que franceses y
alemanes estaban obsesionados por sustituir al Bundesbank por un
Banco Central Europeo "que pudiesen domeñar". Tras los atentados del
11 de septiembre, y con la institución privada de la independencia
que tuvo el Bundesbank, los tipos bajaron de forma dramática.
El endeudamiento pasó a ser muy barato, y eso hicieron las familias
(de 300.000 millones en 2001 a más de 800.000) y las empresas (de
400.000 millones a más de 1,2 billones de euros). Gran parte de esa
deuda se invirtió en ladrillo: préstamos a la compra y préstamos a
la promoción. El Gobierno de Aznar "aumentó la aumenta restringida
de suelo", como señala Gonzalo Melián, no lo liberalizó. De modo que
el precio del suelo se multiplicó. El empleo en la construcción
subió, y también lo hicieron los sueldos en ese sector. El falso
auge de la economía se sintió en las arcas públicas, y los políticos
pisaron el acelerador del gasto: 150.000 millones de gasto público
adicional anual.
Mientras, el mismo proceso que generó la burbuja en Euopa y en
España se produjo también en los Estados Unidos y en todo el área
del dólar. Allí el ciclo tipos bajos, sobreendeudamiento, inversión
en ladrilllo y estallido de la burbuja recibió el apellido
"subprime", en referenci a las hipotecas concedidas
institucionalmente a ahorradores insolventes. Ellos fueron los
primeros en quebrar. Pero el mal era generalizado y el desplome fue
generalizado. Lehman Brothers fue víctima propiciatoria de aquél
desplome de la deuda. Sonó la alarma de incendios en plena noche.
Todos se despertaron. Y no han vuelto a conciliar el sueño.
Estalla la burbuja. Se dispara el desempleo. Los ingresos públicos
caen a plomo. El déficit se dispara. La "prima de riesgo" deja de
ser un término técnico asociado a Brasil o Argentina. La crisis está
aquí. Ha llegado para quedarse al menos una década. En España la
respuesta a la crisis la orquestó José Luis Rodríguez Zapatero. Su
política fue errónea, aunque no fue diferente a la que se practicó
en otros países. El documental destaca sus fallos: "ni procedió a
recapitalizar la banca, ni a liberalizar los mercados ni a adelgazar
nuestro sobredimiensionado sector público".
Por el contrario, quiso sacar a España del problema de la deuda
pública aumentando el gasto público y por tanto la deuda. Un
planteamiento erróneo que se plasmó en el disparate del Plan E: "No
hacía falta ninguna de las obras que financió el plan E", dice Juan
Ramón Rallo. Zapatero y sus asesores siguen las directrices de
Keynes. Llega Mariano Rajoy, y busca atajar el problema del déficit
no rebajando el gasto, sino aumentando los impuestos. Pero "si esto
es grave" en circunstancias normales, según señala Rallo, "en una
crisis cuya manifestación es un sobreendeudamiento privado, es un
error colosal". El motivo, a su juicio, es que se exacerban los
problemas de solvencia del sector privado, que es incapaz de
devolver su deuda.
El 49. Descansa tranquilo, hermano
Josu Puelles García (Directivo de COVITE y hermano de Eduardo
Puelles, policía nacional asesinado por ETA en Arrigorriaga
-Vizcaya- en 2009)
Josu Puelles latribunadelpaisvasco.com 23 Abril 2014
Este sábado pasado el que suscribe cumplió 49 años. No, no se trata
de un ejercicio autocomplaciente para saciar egos. Soy consciente de
que cumplir años no tiene ningún mérito especial, cualquiera lo
hace,… o quizás, no. Hasta hace algo más de dos años, muchos
ciudadanos en España se despertaban con el temor de si el día que
cumplían años sería el último o no. Si ETA conseguiría cumplir su
objetivo de asesinarles o no.
Cumplir años era, entonces, para todos esos ciudadanos que día a día
cumplían con su deber profesional y su compromiso de ciudadanía
democrática, prácticamente, un acto heroico. Eso mismo ocurrió hace
cinco años, cuando mi hermano Eduardo fue asesinado por la banda
terrorista ETA. Sus aniversarios fueron parados en seco en el 49, ya
no cumpliría ninguno más.
Con la perspectiva que da la madurez de un calendario más abultado
cada año, uno es, si cabe, más consciente de lo que supone segar una
vida a esa edad. Miro a mis hijos, a mi mujer, a mi familia, a mis
amigos, a mis paisajes favoritos y me percato, y me hace
estremecerme aun más, todo lo que le arrebataron y le pertenecía
legítimamente disfrutar. Ya no cumplirá más de 49, pero otros lo
haremos por él, y por el resto de víctimas de ETA, no sólo
disfrutando de la vida, sino luchando por una forma de vida muy
concreta, llena de conciencia y dignidad, la misma que te negaron
tus asesinos a los que jamás nos cansaremos de exigirles
arrepentimiento por sus actos y por la causa política que les llevó
a realizarlos. Cada año que cumpla en adelante, también lo haré por
ti. Descansa tranquilo, hermano.
De dragones y princesas: un cuento para san
Jordi
Fernando Sánchez www.cronicaglobal.com 23 Abril 2014
El dragón es, en la fiesta de hoy, el elemento telúrico, misterioso,
imprevisto. Es el ingrediente de irracionalidad, de tiniebla y de
magia que borda un día primaveral y festivo. Representa aquella
fuerza incontrolable que en un momento dado fascina con su dominio
salvaje, que ocupa, que impone, que quiere devorarlo todo. El dragón
es el arquetipo de una pulsión profunda que anida en las praderas
del alma. Pero es también el símbolo de una fuerza colectiva que, a
veces, se instala en las junturas de una sociedad. Hoy, fiesta de
san Jordi de 2014, el dragón está especialmente presente en los
pliegues de la ciudadanía catalana.
Una nación entera con rostro de princesa se encuentra amenazada por
un monstruo que se ha hecho fuerte en un paisaje de devastación
El dragón nacionalista es un monstruo que nació pequeño e
inofensivo. Al principio, fue un animal simpático y exótico; un
animal de compañía, que vegetaba en el jardín de los príncipes.
Hacía las delicias de propios y extraños con su porte excéntrico y
su vuelo desgarbado. Mostraba también cierta utilidad. Comía los
animales que amenazaban la lozanía de las flores y montaba guardia
en las noches desapacibles y solitarias del poder. Pero el dragón
creció hasta hacerse dueño y señor del jardín. Nadie lo domesticó.
Ronroneaba y le atendíamos con primor. Pedía más alimento y se lo
entregábamos sin chistar. De las orugas pasó a los ratones, pero
pronto solicitó los perros preferidos de la Corte. Convenía
calmarlo, argumentábamos. Hasta que el dragón ha reclamado a la
princesa.
El monstruo ha recabado un gran apoyo popular en su inusitada
exigencia. Ha cautivado muchos corazones. Fascina su envergadura,
gusta su fortaleza, emociona su novedad. Nuestro dragón esboza una
constante sonrisa de caimán. Reclama la cabeza de la princesa y
muchos le aplauden. Es cierto que el reino ha pasado por horas
difíciles. Tiene las arcas vacías y se ha visto amenazado por el
sitio de sus enemigos. Pero la princesa no entiende. Ella, que jugó
con el dragón desde la infancia. Ella, que le dio todo lo que pedía.
Ella, que contó con su compañía en los periodos de incertidumbre. No
puede comprender que el dragón haya aprovechado su anemia y su
desdicha para pedir su vida como botín. Así piensa nuestra princesa,
que porta un nombre secular que a muchos –a veces a sí misma- le
resulta extraño: nación española.
De este modo, una nación entera con rostro de princesa se encuentra
amenazada por un monstruo que se ha hecho fuerte en un paisaje de
devastación. La princesa sabe que ya no vivimos en periodos
medievales. No habrá caballero que la salve. No habrá caballo blanco
ni jinete heroico. Está ella sola ante el destino. Para hacerle
frente debe fortalecerse. Debe recuperar su orgullo, su pasión, sus
ganas de ser y de vivir. Esa nación con rostro de princesa, esa
nación hoy secuestrada por un dragón interior, debe recuperar la
voluntad de ser y abandonar la anemia sociológica en la que vive.
Posee un envidiable patrimonio cultural, cuenta con resortes
sociales, atesora una historia centenaria, luce creatividad,
transita de nuevo por la senda del crecimiento. Tiene arte, tiene
ganas, tiene futuro. Sólo debe creérselo.
Ha llegado la hora de la acción. Nuestra princesa debe hacerse
querer y temer al mismo tiempo. Debe hablar y desmontar el rugido de
mentiras con que amenaza su enemigo. Debe pisar constantemente el
espacio que pastorea el dragón
El dragón habla día y noche de su dignidad. Pero la princesa, aunque
débil, tiene también su dignidad y su carácter. La historia de su
genealogía es trágica, pero no cobarde. Le acompañan las gestas de
sus antepasados y la voluntad de no traicionar un legado. La
princesa se prepara para el combate. Intuye que la clave del triunfo
no reside en matar al dragón, sino en reconducirlo. En el monstruo
hay pulsiones aprovechables, que pueden ser canalizadas. En este
mundo posmoderno y pacifista, la princesa no puede matar al dragón.
Debe lograr embridarlo y cabalgarlo, para aprovechar su fuerza y
conducirla en beneficio de todos. También la energía del dragón
puede ser productiva. Hay en él un deseo legítimo de mejora, una
llamada a la regeneración, un reclamo de mayor justicia. Aunque no
sea evidente, el dragón se alimenta, sobre todo, de esas esperanzas.
Hay también una invitación a una mejor comprensión de la realidad
pluricultural del reino. La princesa debe asumir y valorar como
propio aquello que es también suyo, pero que en ocasiones ha
considerado como ajeno.
La princesa no necesita un jinete que la salve ni un caballo que la
guíe. Es capaz de valerse por sí misma y de cabalgar hacia el futuro
sobre los lomos del dragón. Juntos pueden llegar muy lejos.
Ciertamente, para domeñarlo y aprovechar lo que en él hay de
genuino, habrá que desarticular su gesto populista y desmontar sus
amenazas de fuego. El monstruo no juega de farol, pero su fuerza es
más imaginada que real. Le gustan las bravuconadas y los fuegos de
artificio. Ha llegado la hora de la acción. Nuestra princesa debe
hacerse querer y temer al mismo tiempo. Debe hablar y desmontar el
rugido de mentiras con que amenaza su enemigo. Debe pisar
constantemente el espacio que pastorea el dragón. Y debe saber que
no está sola. No vendrá san Jordi a salvarla. Pero en el propio
ámbito que el dragón piensa dominar hay muchos que no están
dispuestos a seguir viviendo bajo su garra tiránica. Hay un
hormigueo de resistencia cívica y cultural. Muchos se están
organizando para hacer frente al desafío. Los que antes no se
hablaban comparten ahora el proyecto de proponer una Cataluña
alternativa, próspera, justa, cosmopolita y plural. Una Cataluña, al
fin y al cabo, donde no rija el monólogo cansino del dragón sino
donde impere el coro enérgico de una sociedad abierta, pujante y
viva.
Lo que no les cuentan de la deflación
A. España
El Confidencial 23 Abril 2014 Probablemente han visto la película de 1993 Una
proposición indecente, en la que un acaudalado
Robert Redford ofrece un millón de
dólares a una joven pareja recién arruinada en Las Vegas
–Demi Moore y Woody Harrelson–
por pasar la noche con la chica. En cierto modo, se
trata de una versión cinematográfica de la historia en
la que un caballero –atribuido apócrifamente a
W. Churchill, Groucho Marx,
B. Shaw o M.
Twain, entre otros– pregunta a una
chica si se acostaría con él por una cifra desorbitada
de dinero. Tras responder que sí, vuelve a preguntarle
si lo haría por una cantidad irrisoria. Cuando la
señorita, ofendida, replica que qué se ha creído que
ella es, el caballero le responde que lo que es ya le ha
quedado claro, que ahora está negociando el precio.
Pues bien, algo similar ocurre con el debate sobre la
evolución del índice de precios al consumo (IPC) y la
necesidad o no de intervenir para acercarse al objetivo
arbitrario del 2% establecido por los bancos centrales y
aceptado por las corrientes mayoritarias de economistas.
Que la inflación es un robo oculto al ciudadano
está claro y la discusión sobre su nivel
deseable no es sino una mera negociación sobre
hasta cuánto debemos soportar los ciudadanos para
enjugar los excesos de endeudamiento propiciado por
políticos y banqueros durante la burbuja previa
y la crisis posterior, con los rescates al sector
financiero y las vanas medidas de estímulo keynesiano.
Hemos debatido largo y tendido en este espacio sobre
la naturaleza de la deflación, en qué consiste, los
diferentes tipos y sus causas, así como sobre la bondad
o iniquidad de los procesos deflacionarios (Monetae
Mutatione,
"¿Quién teme a la deflación?", 27/02/2014). También
sobre si existe riesgo real o no de deflación, el temor
irracional a la misma por parte de gobernantes,
periodistas, economistas y banqueros, y la conveniencia
o no de intervenir para tratar de detenerla con medidas
inflacionarias (Monetae Mutatione,
"Apoplitorismofobia", 14/11/2013). Asimismo, tuvimos
ocasión de discutir las limitaciones del IPC para medir
de forma coherente un fenómeno eminentemente monetario
como es la inflación (Monetae Mutatione,
"¿Dónde se esconde la inflación?", 17/07/2013).
Aun así, hay al menos tres aspectos sobre los que
apenas se pueden encontrar análisis cuando se abordan
las bajas cifras de inflación actuales, que tanto
parecen preocupar a la mayoría de los economistas. Una
carencia de análisis motivada, seguramente, por la
miopía característica de la macroeconomía y la
sobresimplificación excesiva con sus agregados y
estadísticas que muchos, con sus modelos mecanicistas,
asimilan a variables matemáticas como con las que se
trabaja en el campo de la física en vez de considerarlas
como representaciones imperfectas de la realidad de la
acción humana.
El FMI define la deflación como un descenso sostenido
en un indicador promedio de los precios, como es el IPC.
Sin embargo, al utilizar este índice se está descartando
información que puede ser esencial para entender la
naturaleza de los cambios económicos: (1) al ser
agregado, oculta cómo se ha formado el valor que toma el
indicador en cada medición y (2) al restringirse a
bienes de consumo, obvia en el análisis la evolución de
los precios del resto de bienes que se intercambian en
una economía y que son mayoría: materias primas, bienes
intermedios y bienes de capital; (3) además de omitir de
forma absoluta el comportamiento de los precios de los
activos financieros.
¿Puede llamarse a esto descenso generalizado
de los precios?
Pues bien, tras el último informe estadístico del
INE, hemos podido comprobar como muchos se han rasgado
las vestiduras con el dato del 0,2% de caída del nivel
general de precios. Cabría preguntarse si una
variación porcentual de dos décimas puede considerarse
como un desplome de los precios, que es lo que
se desprende de las manifestaciones de alarma que pueden
leerse en los circuitos mainstream habituales.
Permítanme contextualizar el dato ahora que llega la
época de terrazas. Es como si una caña de cerveza pasara
a costar de 1,5 € a 1,497 €. No parece que esos 0,3
céntimos de euro de diferencia vayan a hacer que nadie
deje de tomar cañas ante la expectativa de que el precio
siga cayendo. Ni tampoco que el barista vaya a
ir a la quiebra, ¿no creen?
Tampoco parece que la baja inflación que tanto
atemoriza a muchos haya causado estragos en el consumo
esta Semana Santa, con
niveles de ocupación hotelera que no se veían desde el
inicio de la crisis. Gran culpa la tiene el buen
tiempo que hemos disfrutado, sin duda, pero no puede
decirse que los turistas hayan decidido postergar su
consumo ante una expectativa de precios decrecientes,
tal y como auguran los que sufren de
apoplitorismofobia.

Pero
el IPC es un agregado estadístico y carecería de sentido
aplicar el resultado a todos y cada uno de los productos
que consumimos –mención aparte merece el hecho de que
sean fiables los datos de porcentajes con decimales
obtenidos a través de encuestas a una muestra de
comercios–. La cuestión es que si echamos una ojeada a
las diferentes rúbricas que constituyen el IPC nos
daremos cuenta de que el desplome terrible de los
precios es, como mínimo, una exageración. No en vano,
del último informe el 56% de los productos recogidos en
el IPC subieron de precio, mientras que sólo el 44%
reflejó un descenso, situándose la mediana en algún
punto entre el 0% y el 0,1% y con variaciones entre el
-6,9% y el 6,5%. ¿Es esto un desplome generalizado de
los precios?
El comportamiento relativo de los precios
señaliza el fin del ciclo depresivo…
Por otro lado, llama poderosamente la atención que
los mismos que se escandalizan con una evolución
negativa de los precios al consumo de dos décimas omitan
de forma tan ostentosa en su análisis la caída
de los precios de los bienes intermedios y de capital en
el mes de febrero un 2,8% y un 0,3% respectivamente,
cuando el IPC del mismo periodo fue del 0%. Son
datos, claro está, que hacen difícil sostener la tesis
dominante de la espiral deflacionaria, por la que la
caída de los precios de venta arruina a los empresarios
y deprime más aún la economía. Olvidan los defensores de
la inflación que en estos procesos también baja, y más
intensamente, una parte relevante de los costes.
Un comportamiento relativo que la corriente
mayoritaria de economistas obvian en su averiado
análisis, pero que resulta muy relevante para entender
las fases del ciclo económico. Porque lo que
señalan estas cifras es que estamos asistiendo a la fase
final del ciclo de depresión. Son datos, pues,
que tienen toda la lógica si se examinan con una
teoría adecuada del ciclo económico, aquella que
considere que la estructura de producción se organiza
por etapas y que, en las economías más
desarrolladas, estas tienen más peso en la actividad que
el consumo final, que tanto obsesiona al pensamiento
económico mayoritario.

… que puede verse cortocircuitado por la
burbuja de activos financieros
No obstante, no es posible refrendar de forma
empírica la evolución del ciclo económico con los datos
mostrados ya que, como saben, y pese al
comportamiento marginalmente más responsable de las
autoridades monetarias europeas, aún estamos
sentados sobre una enorme bola de liquidez creada en el
pasado y alimentada por los programas de impresión
de dinero de los bancos centrales del resto del mundo,
fundamentalmente la Reserva Federal (Fed) y el Banco de
Japón (BoJ). De este modo, a la sana recuperación
emprendida por los países europeos, se superponen los
efectos de la expansión monetaria, haciendo poco
previsible la evolución futura (ver Monetae Mutatione,
"QE-n: la madre de todas las burbujas", 25/9/2013).
Una liquidez extraordinaria que,
como ya comentamos, no se ha trasladado a los
precios al consumo, pero que se deja sentir en
los otros grandes olvidados del análisis dominante, los
precios de los activos financieros. Vean si no
la evolución de la renta variable en los últimos meses,
así como de la renta fija, especialmente la pública.
Datos que tampoco parecen refrendar la tesis de
los tintadictos de que la deflación agrava la
situación de la deuda por la pérdida de valor
del colateral. Es cierto que parte de ese colateral, la
que fue hinchada artificialmente de precio en la burbuja
(p. ej., activos inmobiliarios), jamás recuperará su
casi inexistente valor, pero el principal colateral que
utilizan nuestros bancos (deuda pública), no parece que
esté desplomándose.
Y tampoco parece que los datos de la morosidad
bancaria se estén resintiendo por las temidas cifras
bajas de inflación de los últimos meses, como temen los
defensores de mayores cifras de inflación. Pues aun
teniendo en cuenta el cambio de metodología en el mes de
enero, las últimas cifras publicadas por el Banco de
España muestran
un descenso de la mora tanto en términos relativos
del 13,53% al 13,42%, como en términos absolutos –los
créditos de dudoso cobro han descendido cerca de 2.100
millones de euros de enero a febrero–.

Pregúntense, pues, ¿a quién favorecen
realmente las medidas que con tanto énfasis
reclaman muchos para aumentar el nivel de inflación?
Permítanme ser demagogo por un instante, pero cuando
oigan a alguien decir que los precios estables ponen en
riesgo la recuperación, les están diciendo que apoyen
que les suban el precio del pan, la carne de cerdo o la
fruta fresca, para que así el Ibex se infle
artificialmente un poco más o al Estado le cueste un
poco menos seguir endeudándose. No obstante, ese no sea
quizás el daño peor que pueda hacerse a la economía.
Mucho más perjudicial es el efecto
distorsionador que la inflación monetaria tiene sobre la
estructura productiva en general y sobre el actual
proceso de recuperación en particular.
Por tanto, no se dejen llevar por la tentación del
dinero fácil, como hacía la pareja formada por Demi
Moore y Woody Harrelson en la película que les recordaba
al inicio. Ni tampoco se dejen seducir por los cantos de
sirena de los millonarios, como el interpretado por
Robert Redford para que se dejen corromper. Pues, al
final, las consecuencias suelen ser peores que si uno se
empeña en recuperarse dignamente de los reveses
económicos.
******************* Sección "bilingüe" ***********************
Con nuestros votantes, sin nuestros principios
EDITORIAL Libertad Digital 23 Abril 2014
"La clave es movilizar a nuestros votantes tradicionales": así ha
resumido Mariano Rajoy ante el Comité Nacional de su partido el
objetivo de la campaña electoral para las elecciones europeas. El
líder del PP ha dejado claro que se van a centrar en la recuperación
económica y en la defensa del bipartidismo frente a formaciones como
UPyD, Ciudadanos o Vox.
Llama la atención esta urgencia de Rajoy por movilizar a su
electorado, cuando es responsabilidad suya que el PP haya tardado
casi dos meses más que el resto de los partidos en revelar su cabeza
de lista. Pero lo más sorprendente es su apelación al votante
tradicional del PP, su llamada a movilizar "a los nuestros", cuando
es el responsable máximo del abandono de los ideales propios de su
formación.
Utilizando la desastrosa herencia dejada por Zapatero como peregrina
excusa para imitar su política, Rajoy ha ejecutado la mayor subida
de impuestos de la historia reciente y elevado a un ritmo sin
precedentes el nivel de endeudamiento público. Su renuencia a
reducir drásticamente el sobredimensionado sector público, así como
su timidez a la hora de llevar a cabo reformas estructurales
liberalizadoras, explica la tardanza y, sobre todo, la debilidad de
una frágil recuperación económica que, paradójicamente, pretende
utilizar como principal gancho electoral.
Pero no sólo en el ámbito económico ha hecho Rajoy del PP un partido
irreconocible para un sector cada día más amplio de su electorado
tradicional: en materia de política antiterrorista ha proseguido la
envilecida senda del apaciguamiento que iniciara Zapatero. La Ley de
Partidos sigue siendo papel mojado y, utilizando como coartada la
sentencia de Estrasburgo sobre el caso de la etarra Inés del Río o
la enfermedad de algún preso, el Gobierno ha acelerado el proceso de
excarcelación de terroristas.
Rajoy no sólo ha incumplido promesas decisivas, como la de recuperar
la división de poderes o la de llevar a cabo una profunda reforma
del insostenible modelo autonómico, sino que ha sido incapaz de
abortar el proceso secesionista catalán, que constituye el mayor
desafío institucional contra la Nación. Es más: con tal de rehuir su
deber de hacer cumplir la ley e intervenir una comunidad autónoma en
bancarrota cuyos gobernantes persiguen objetivos radicalmente
ilícitos, Rajoy está financiando, tan indirecta como decisivamente,
el oneroso proceso soberanista catalán a través de los Fondos de
Liquidez Autonómica.
Que, tal y como ha hecho este martes, Rajoy se limite a pedir
"imaginación" a los nacionalistas catalanes, empecinados en consumar
su desafío el próximo 9 de noviembre, es una razón más para
comprender la decepción, cuando no irritación, de muchos votantes
tradicionales del PP. Ya podrá Rajoy desdeñar a partidos emergentes
como Vox, Ciudadanos y UPyD; ya podrá apelar al voto del miedo para
que no los apoye ningún votante o exvotante popular; ya podrá, en
definitiva, tratar a su electorado como un mercado cautivo: pero ha
sido la traición de los grandes partidos a sus principios los que
explica y justifica la crisis del bipartidismo y la aparición de
partidos minoritarios con voluntad regeneradora. Ninguna esperanza
de mejora y de regeneración democrática cabe albergar si PP y PSOE
no sufren el batacazo electoral que merecen.
Manipulación nacionalista
Apellidos vascos
Jesús Laínz Libertad Digital 23 Abril 2014
–¡López, más que López!
Con tan tremendo insulto, agotados los epítetos de "baboso",
"canalla" y “estúpido”, zanjó un edil peneuvista una trifulca entre
concejales socialistas y nacionalistas el 13 de febrero de 1983,
como quedó reflejado en la prensa.
La cosa no era, ni mucho menos, una novedad, pues la neurosis
apellidística nació hace algo más de un siglo en las prodigiosas
meninges de aquel titán del pensamiento llamado Sabino Policarpo
Arana Goiri. Obsesionado por la preservación de lo que llamara "raza
vasca" aunque fuese incapaz de definirla en contraposición a la
española, consideró que su elemento clave eran los apellidos:
¡Aún hay necios que se ríen de la distinción que hacemos de los
apellidos! El apellido es el sello de la raza: si un apellido es
euskérico, euskeriano es el que lo lleva: si es maketo, maketo es su
poseedor. Hoy, mezcladas numerosas familias bizkainas con maketas,
habría que establecer (en caso de libertad) distinción entre
originarios y mestizos, tanto respecto de los derechos como de los
lugares en que pudieran avecindarse.
Al crear en 1894 el primer Euskeldun Batzokija, germen del futuro
PNV, Sabino estableció en los estatutos tres categorías de socios
–originarios, adoptados o adictos– dependiendo del número y calidad
de sus apellidos. De la pertenencia a una u otra categoría dependían
distintos derechos de voz, voto y elegibilidad en las asambleas de
la sociedad.
No se le pudo acusar de incoherencia, pues a la primera chica en la
que se fijó la abandonó cuando se enteró de sus apellidos. Y a los
ancestros de la que finalmente sería su esposa los investigó de
parroquia en parroquia hasta conseguir una explicación satisfactoria
para ese desasosegante Allende que afeaba sus vasquísimos apellidos:
Pero el padre de ese primer Achica-Allende se apellidó simplemente
Achica, y lo mismo sus antepasados. Con este motivo son ya ciento
veintiséis los apellidos de mi futura esposa que tengo hallados y
puestos en cuadro sinóptico o árbol genealógico: todos ellos son
euskéricos. Procuraré suprimir el Allende.
Por problemas parecidos pasó su hermano Luis, pues se le ocurrió la
mala idea de enamorarse de la aragonesa Josefa Egüés Hernández. Pero
no se arredró el voluntarioso bizkaitarra ante el obstáculo:
obligando a su amada a cambiarse los apellidos por Eguaraz
Hernandorena, solucionó el problema y casose, por fin, con purísima
vascongada.
¡Esto sí que es material del bueno para una película!
Otra ocurrencia de Sabino fue, para alejarse aún más de lo español,
empezar a firmar como Arana eta Goiri'tar Sabin. El sufijo
eusquérico -tar o -ar se añade a los nombres de lugar para crear los
gentilicios: el de Donostia es donostiarra; el de Tolosa, tolosarra.
Sabino lo aplicó al apellido de cada cual y se sacó el invento de
escribir los apellidos acompañados por un apóstrofe y el -tar, como
si fuese el genitivo sajón. Azkue ridiculizó la nueva ocurrencia
sabiniana advirtiendo de que, si la moda cundiera, el País Vasco
acabaría pareciendo la Tartaria Occidental.
Pasaron las décadas, pero no la obsesión. Pues en la Euskadi
sabiniana está muy extendida la costumbre de modificar los apellidos
para adecuarse mejor a la dictadura de lo nacionalistamente
correcto. Las técnicas se adaptan a cada necesidad: en primer lugar
está la sustitución ortográfica: de Echevarría a Etxebarria, de
García a Gartzia. O la alteración a la vasca: de López a Lopetegi,
de Pérez a Perurena. También está la traducción: de Rico a Aberats
(adinerado), de Plaza a Enparantza. Y los casos de cambio de orden
de los apellidos, pasando a primer lugar uno eusquérico y enviando
al fondo los acusadoramente castellanos, se cuentan por miles.
Finalmente, no es pequeño el detalle de que, al igual que en toda
España hasta tiempos no lejanos, el primer apellido de los vascos
era fundamentalmente un patronímico, es decir, los mismos Pérez,
Rodríguez y Fernández (hijo de Pedro, Rodrigo y Fernando) de los
españoles de todas las regiones. El segundo solía ser el nombre del
lugar de origen de la persona o del linaje. Tras el establecimiento
de la hidalguía colectiva para vizcaínos y guipuzcoanos en el siglo
XVI, fue desapareciendo lentamente el patronímico por bastar con el
topónimo para mostrar la hidalguía vascongada. Basta, pues,
retroceder unas pocas generaciones para encontrarnos con que los
vascos que actualmente presumen de una ristra de apellidos sin asomo
de contaminación maketa tienen por abuelos a personas que se
apellidaban exactamente igual que el resto de los españoles. Y no
sólo en las generaciones más próximas, sino que los primeros
apellidos vascos que aparecen en la historia son los López, Díaz,
Martínez, Sánchez o Ramírez. Es más, algunos de los apellidos
españoles más extendidos, prototípicamente maketos según criterios
nacionalistas –como García, Sánchez o Jiménez–, son de origen
vasco-pirenaico.
A los abuelos de los vascos de hoy Sabino no les habría dejado
afiliarse al PNV.
Capas y clases sociales en Cataluña
Antonio Antón
http://www.mientrastanto.org 23 Abril 2014
Marina Subirats, en su libro Barcelona: de la necesidad a la
libertad. Las clases sociales en los albores del siglo XXI
(Universitat Oberta de Catalunya, 2012), ha realizado una profunda y
detallada investigación sobre la estructura social de Cataluña, con
datos de 2006. Es el estudio más amplio sobre la división en clases
sociales realizado en España en estas décadas. Se analizan 248
variables agrupadas en 15 ámbitos temáticos que son los siguientes
(con número de variables): Nivel de estudios y hábitos culturales
(15); Trabajo productivo (18); Tipos familiares (12); Consumo (11);
Recursos económicos (21); Vacaciones (6); Equipamiento del hogar
(18); Vivienda (17); Formas de relación (12); Tiempo libre (34);
Origen geográfico (6); Salud (6); Entorno (29); Expectativas (8), y
Voto y asociacionismo (6). Por tanto, se incorporan factores
económicos, sociales, de estilo de vida y comportamiento social, con
un enfoque multidimensional.
En su análisis se comprueba la realidad de siete tipos distintos de
capas sociales (más la clase corporativa y los sectores marginales
que no aparecen con suficiente impacto estadístico en las encuestas
pero que sí se evidencian): cuatro capas o subclases integradas en
las clases medias (Empresarios con asalariados, Nueva clase media,
Jóvenes de clase media y Autónomos) y tres en la clase trabajadora
(Trabajadores jóvenes y adultos, Trabajadores viejos e Inmigrantes
recientes).
El resumen de su distribución global es la siguiente (p. 199):
clases medias 40,4% y clase trabajadora 59,6%. Las clases
trabajadoras son ampliamente mayoritarias respecto de las clases
medias; coincide globalmente con mi investigación «Sujetos y clases
sociales» (Estudio n.º 83 de la Fundación 1º de Mayo), aunque con
alguna pequeña diferencia. En su valoración se da una gran
importancia a la conformación de la clase corporativa como clase
dominante, hasta tal punto que excluye de las clases altas o élites
dirigentes a otros sectores de la llamada ‘burguesía’ catalana, como
grandes empresarios y altos gestores. No obstante, como
estadísticamente es inferior al 1% no se refleja en sus resultados.
El otro matiz es en relación con la valoración de los autónomos que
explicamos más tarde.
Podemos resaltar la existencia dentro de las clases medias de una
capa diferenciada por edad, los ‘jóvenes de clase media’ con rasgos
distintos de la ‘clase media adulta’ y de los ‘jóvenes de clase
trabajadora’ (e inmigrantes). Igualmente, dentro de las clases
trabajadoras distingue a los trabajadores ‘viejos’ de los ‘jóvenes y
adultos’, bloque este último que forma una misma fracción. La
distinción no solo es por la edad sino que viene acompañada de unas
referencias culturales y estilos de vida diferentes (emigrantes de
la península, castellano hablantes y con poca cualificación). Dentro
de la clase trabajadora, también distingue al segmento de
‘inmigrantes recientes’ (extranjeros).
La tabla adjunta muestra una clasificación corregida de sus
resultados. Globalmente, me parecen adecuados los criterios
metodológicos empleados. Es importante la distinción compartida
entre clase social objetiva y clase social como agente colectivo,
siendo éste el aspecto más relevante desde el punto de vista
sociopolítico. Aquí se explican dos matices relevantes sobre su
clasificación. A partir de sus propios datos, se han agrupado de
forma diferente varios segmentos por criterios interpretativos
distintos a los suyos.
Uno, tiene poco impacto cuantitativo pero sí cualitativo en la
interpretación de las élites dirigentes. Es la incorporación dentro
de las clases altas o dominantes, además de la llamada clase
corporativa —la más dominante y con influencia internacional— de
otras dos capas minoritarias —suman un punto—: gestora —asalariada
de alta dirección— y gran empresariado —propietarios—. Ambas
pertenecen a la ‘burguesía’ (como dice la propia autora) y tienen un
peso económico y político particular; por ello, esos segmentos, que
en su investigación aparecen dentro de las clases medias (nueva
clase media y empresarios), aquí se extraen de ellas y se clasifican
entre las clases altas (aunque estén subordinadas a la clase
corporativa, como capa más dominante).
Dos, en esta reinterpretación se adscribe un sector significativo de
autónomos (4,8 puntos) a las clases trabajadoras, cuando en su texto
se acumulan a las clases medias. Subirats reconoce acertadamente que
una parte del asalariado (profesional, técnico…) pertenece a la
(nueva) clase media (no a la clase trabajadora aunque tengan un
salario, como hacen otros investigadores). Pero, en el caso de los
autónomos, aunque admite su segmentación interna, no considera que
el segmento de ingresos bajos y medio-bajos y empleo incierto,
aunque no sean asalariados, forma parte de las clases trabajadoras,
tal como se hace aquí, en que se distinguen de los autónomos de
clase media. Tiene también una importancia cuantitativa no menor, ya
que afecta al 70% de los mismos en Cataluña y el conjunto de España.
Por tanto, respecto de sus resultados, las clases medias se deberían
reducir casi seis puntos (5,8) e incrementar un punto la clase alta
y 4,8 puntos las clases trabajadoras. El aspecto relevante no es la
diferencia cuantitativa en la distribución de las clases sociales,
partiendo de que cinco puntos arriba o abajo no son muy relevantes,
sino en la caracterización de la minoría poderosa, la gran mayoría
subordinada de las clases trabajadoras, (entre el 60% y los dos
tercios) y la dimensión significativa de las clases medias, (entre
un tercio y un 40%), aunque muy inferior a las clases trabajadoras.
Asimismo, hay que recordar que el elemento principal para analizar
las clases sociales como sujetos colectivos y su impacto
sociopolítico es el ‘comportamiento social’ (su experiencia incluido
su subjetividad), cuestión que se tiene cuenta en esa investigación.
Una vez reelaborada esa clasificación, los resultados de la
situación de clase en Cataluña, tal como aparecen en la tabla, son:
clase alta o dominante, 1,2%; clases medias, 34,4%; clases
trabajadoras, 64,4%. No obstante, hay que recordar que la muestra de
los datos es del año 2006, es decir, antes de la crisis
socioeconómica, y que estos años se han reducido algo las clases
medias y se han ampliado las clases trabajadoras, particularmente el
segmento en desempleo. Considerando ese impacto, no son muy
distintos a los datos globales que con distintos criterios y fuentes
sobre la población activa se explican en el informe citado para el
conjunto de España.
La interpretación sociopolítica y cultural de los distintos agentes
sociales y políticos, y del conjunto de la sociedad y la ciudadanía
activa, es imprescindible y fundamental para explicar, de forma
completa, relacional e histórica, la reconfiguración de las clases
sociales en España y su dimensión social.
Podemos terminar diciendo que lo que ha pasado en nuestra sociedad
no ha sido la desaparición de las clases, sino la ocultación de sus
signos más evidentes, que ha servido para instaurar la idea más
general de que tales divisiones habían dejado de existir (Subirats,
2012: 401).
[Antonio Antón es profesor honorario de Sociología de la Universidad
Autónoma de Madrid]
El himno y símbolos de España objeto del
escarnio separatista
“Justifica que se depongan todos los intereses partidistas, para
pensar solamente en los intereses supremos de la Patria”, Luis A.
Ferre
Miguel Massanet www.diariosigloxxi.com
Es curioso como este país, puede que sea uno de los únicos en los
que ocurre semejante fenómeno de falta de respeto por los símbolos
que representan la nación, como son el Himno nacional, la Bandera o
la misma Constitución, de modo que pueda llegar a parecer que, el
mostrarse respetuoso con cualquiera de ellos, sea motivo de
vergüenza, de miedo a llamar la atención o de ser causa de insultos,
descalificaciones o, incluso, de ataques físicos por parte de
aquellos que faltos de civismo, de respeto por las opiniones ajenas,
de amor a la patria o, incluso, de los que pretenden desgajarla
–para convertirla en una serie de pequeños estados, cada uno a su
aire y gobernado por sectores independentistas –, en la mayoría de
los casos de tendencia izquierdista, con la intención de romper la
unidad de este ente al que conocemos como España, para según dice el
proverbio, aplicar el “ divide y vencerás”; como un modo de
introducir con más facilidad, en la ciudadanía, las ideas
filocomunistas y laicistas que terminen por minar por completo lo
que han sido las tradiciones seculares de nuestra nación.
Queramos reconocerlo o no, lo cierto es que estas ideas surgidas del
País Vasco y Catalunya, en las que se pone sobre la mesa el tema de
su posible separación del resto de España, han ido calando en una
parte de la ciudadanía como consecuencia de una labor de
ridiculización del patriotismo español que ya se viene iniciando en
una escuela, en la que han desaparecido la mayoría de valores tanto
morales, como éticos y religiosos que caracterizaban al pueblo
español, para ser sustituidos por adoctrinamientos de carácter
político, de lavados de cerebros al estilo nazi y de rechazo por
todo lo que pudieran considerarse emociones de solidaridad, de
unidad, de sentimientos de fraternidad entre los distintos pueblos y
culturas, que coexisten o debieran coexistir, dentro de esta gran
nación que es España.
El daño que el relativismo, egoísta y materialista, viene
produciendo en nuestros jóvenes; la ausencia de la enseñanza en las
aulas de una historia única, verdadera, alejada de lo que pretenden
las izquierdas, con este gran error de la elevación a ley de esta
pantomima en la que consiste la famosa Memoria Histórica –que lo
único que pretende es crear confusión, mentir y engañar sobre lo que
han sido los últimos siglos de la Historia española –, para
adecuarla a los intereses partidistas, revolucionarios, libertarios
y jacobinos de quienes esperan con ello trasformar a la sociedad
española, tradicionalista y de raíces cristianas, en uno más de los
fracasados regímenes en los que impera el pensamiento único, donde
la libertad del individuo queda anulada y todo se supedita a pasar
por el aro de un poder que, inevitablemente, se convierte, en
función de su propia gestación antidemocrática, en un poder
absolutista y totalitario en el que, la ciudadanía, como les está
ocurriendo a tantos países hispanoamericanos, engañada por las
promesas de distribución justa de la riqueza; acaba, a consecuencia
de la avaricia, deslealtad y corrupción de sus dirigentes,
(enriquecidos a costa del pueblo), por no tener otra cosa que
compartir que la propia miseria a la que los conducen aquellos.
Es obvio que lo que buscan aquellos que quieren conseguir, por el
engaño y las falsas promesas, recuperar el poder que las urnas de la
democracia les negaron, es que la sociedad se degrade, se acostumbre
a vivir subvencionada, aunque sea a costa de empeorar sus
perspectiva de mejora; que desaparezcan las barreras morales y
éticas que actúan de cortapisa a que demos libertad a nuestros
peores instintos: vicios, perversiones, corrupciones y vilezas que,
como caja de Pandora, han permanecido encerrados en nuestro
interior, retenidos por aquellos principios que se nos inculcaron de
pequeños, gracias a los cuales la sociedad puede vivir en paz
consigo misma; respetándose los unos a los otros sin que los más
fuerte, los salvajes, los terroristas y los antisistema, puedan
conseguir acabar con ella convirtiéndola en un pandemonium dantesco
incapaz de soportarse a si mismo.
Por todo ello, señores, nos parece algo incomprensible, una muestra
de dejación de la función de mantener la legalidad, de perseguir a
los delincuentes y de hacer respetar el orden constitucional que, el
Estado, a través del gobierno, en este caso, el del señor Rajoy del
PP, siga consintiendo que: en las calles, en los estadios, en los
mítines políticos, en los periódicos, radios y en las propias TV, se
ponga en cuestión la unidad de España; se fomente el
antipatriotismo; se haga la vista gorda ante los miles de banderas
españolas anticonstitucionales, con la franja morada en lugar de la
roja; se consienta que, en Catalunya, se cuelguen en todas las
fachadas y centros públicos, banderas esteladas independentistas y
se haya convertido en algo corriente el que, en cualquier parte del
territorio catalán, aparezcan pancartas, pasquines, letreros y
consignas apoyando la lucha contra España y pidiendo la secesión..
¿En qué están pensando, señores del gobierno?,¿se han dado cuenta de
que, desde que ustedes subieron al poder, el separatismo, en lugar
de contenerse, se ha ido expandiendo más que en tiempos de sus
antecesores? Y esto ¡teniendo ustedes mayoría absoluta en lasa dos
cámaras! ¿Hasta dónde están ustedes dispuestos a ceder en su errónea
visión del problema catalán?.
El permitir, sin reacción policial alguna ni aplicar sanciones
administrativas, que aquellos que buscan desestabilizar el orden en
nuestra nación se dediquen a destruir mobiliario urbano; impidan el
derecho al libre tránsito por las calles y carreteras; destruyan los
bienes de los comerciantes y se enfrenten a las fuerzas del orden,
sabiendo que, a causa de unas normas restrictivas emanadas de un
poder timorato, no pueden utilizar los medios disuasorios de los que
disponen por el “miedo” a herir o lesionar a alguno de los bárbaros
a los que se enfrentan; que, seguros de su impunidad, cada día se
vuelven más osados y atrevidos; parece, señores, que se ha
convertido en algo habitual y, respecto a ello, convendría que diera
explicaciones la Delegada del Gobierno en Madrid, que parece ser la
responsable que en la última gran reyerta ocurrido en Madrid más de
60 policías, indefensos, tuvieran que se atendidos de mayor o menor
gravedad. ¡Incomprensible, si tenemos en cuenta que los
responsables, los que provocaron, apenas sufrieron unas pocas
víctimas, por supuesto nada parecido a las de la policía!.
Lo más repugnante es que, siguiendo la línea de tantos jueces que se
muestran “tan comprensivos” con los gamberros callejeros, aquellos
pocos que fueron detenidos fueron puestos en libertad a las pocas
horas y ¡sin cargos! El juez parece que no vio delito en que a dos
policías les abrieran de cuajo la cabeza y les hubieran de poner más
de 30 grapas y en que los otros lanzaran objetos contundentes y
utilizaran palos para agredir a las fuerzas del orden público.
Parece ser que, en España, los Elpidio Silva, los Pedraz y la larga
lista de jueces “democráticos”, lleva camino de extenderse sin que
ni el gobierno, ni el Parlamento se atrevan a poner orden, mediante
las leyes apropiadas, en este Poder Judicial que parece que se ha
propuesto convertirse en un poder político, invadiendo funciones
legislativas que en modo alguno le competen.
Mal vamos si el Gobierno empieza a ver positivo un encaje especial
de vascos y catalanes con España y no dentro de ella y sin
distinciones con las otras autonomías pero, visto lo visto, parece
que nos podemos preparar a una claudicación que sea el primer paso a
la desaparición, como nación, de España. O así es como, señores,
desde la óptica de un ciudadano de a pie, valoramos la inopia en la
que se ha instalado nuestro gobierno.
Mas encarga a Òmnium Cultural, TV3, CiU,
UGT y CCOO que expliquen a los inmigrantes "el proceso de transición
nacional"
Redacción www.cronicaglobal.com 23 Abril 2014
El nuevo plan de la Generalidad para la inmigración establece un
"programa de sensibilización e información a la población inmigrada
para dar a conocer el proceso de transición nacional" con el
objetivo de conseguir "la implicación de todos los sectores de la
población en el proceso de decisión sobre el futuro político de
Cataluña". "El reto de decidir, conjuntamente, si Cataluña se ha de
convertir en un Estado independiente se considera una oportunidad
única para la cohesión nacional", señala el documento.
Las escuelas, los medios de comunicación, los sindicatos, la acción
exterior, los actos institucionales, los informes de los asesores,
el turismo... y, ahora, también los inmigrantes. Nada se libra de la
política propagandística de la Generalidad en defensa del proyecto
independentista que promueve Artur Mas.
El nuevo plan para la inmigración que ha presentado este martes la
consejera de Bienestar Social y Familia, Neus Munté, incluye un
programa para explicar a los inmigrantes "el proceso actual de
transición nacional" que "estamos viviendo".
La hoja de ruta prevé "la implicación de todos los sectores de la
población en el proceso de decisión sobre el futuro político de
Cataluña", para lo que establece un "programa de sensibilización e
información a la población inmigrada para dar a conocer el proceso
de transición nacional".
La implementación de este programa será encargada a una docena de
entidades, entre las que destacan Òmnium Cultural, TV3, CCOO, UGT y
la sectorial de inmigración de CDC, la Fundació Nous Catalans.
La inmigración "ha contribuido a reforzar la identidad nacional" de
Cataluña
El documento, titulado Plan de Ciudadanía y de las Migraciones:
horizonte 2016, detalla a lo largo de 61 páginas cuáles serán las
políticas globales de la Generalidad a lo largo de los próximos dos
años para "gestionar la acogida y laintegración de las personas
migradas en Cataluña".
El plan se estructura en "cinco ejes transversales", uno de los
cuales, tal y como ha anunciado Munté, supone "una novedad" respecto
a los planes anteriores, y lleva por título "Transición nacional".
Este eje explica que "los movimientos migratorios han dado fuerza
demográfica al país [por Cataluña], han permitido más crecimiento
económico y también han contribuido a reforzar la identidad
nacional". Por ello, "el reto de decidir, conjuntamente, si Cataluña
se ha de convertir en un Estado independiente se considera una
oportunidad única para la cohesión nacional".
"Difundir la postura de la Generalidad sobre el proceso de
transición nacional"
El documento insiste en que el proyecto secesionista promovido por
el Gobierno autonómico es "un tema trascendente en los tiempos
recientes en la agenda política nacional", pero alerta de que "se ha
constatado" que los inmigrantes "muestran un interés inferior al de
los autóctonos respecto a los asuntos de la política catalana". "Por
tanto, se pretende llevar a cabo actuaciones que fomenten la
participación pública y política de las personas inmigradas", añade.
Ese "programa de sensibilización e información a la población
inmigrada para dar a conocer el proceso de transición nacional"
prevé "organizar encuentros y acciones específicas dirigidas a
personas inmigradas y a sus colectivos, organizaciones sindicales,
gremios, asociaciones de vecinos, entidades religiosas y otras para
transmitir y difundir la postura del Gobierno [autonómico] sobre el
proceso de transición nacional". De lo que se encargarán las
entidades citadas anteriormente.
Conseguir que "la nación catalana" sea "el referente de toda la
población"
Por otra parte, el plan prevé cinco programas que indican que "la
cultura pública común se ha de construir en el marco de un espacio
de comunicación, convivencia, reconocimiento y participación para
que la nación catalana continúe siendo el referente de toda la
población que vive y trabaja en ella".
Munté también ha explicado que "el aprendizaje de las lenguas
oficiales continúa siendo un elemento fundamental" del plan para la
inmigración y, "en este sentido, el catalán ha de continuar siendo
la lengua común". Una lengua "común" que, sin embargo, según datos
del propio documento, es la lengua habitual del 6,1% de los
inmigrantes que viven en Cataluña, frente al 70,4% que ha decidido
optar por el castellano.
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