Aquél guateque
Kiko Méndez-Monasterio www.gaceta.es 13 Mayo 2014
Después de aquel pepero 20N, nada más llegar a la Moncloa, se le
puso a Rajoy el gesto del padre que regresa a casa de improviso y se
encuentra con la bacanal del más necio de sus hijos. No sólo eran
los cinco millones de parados, al final del zapaterismo no le faltó
ni el elefante hippie en la piscina, montado por jovencitas tatuadas
con el símbolo de la paz, como en aquel guateque de Peter Sellers,
que parece la versión cinematográfica del gobierno de la zeja.
El marianismo entró en el salón pisando cajas de preservativos,
esquivando excrementos en la cocina y viendo como los libros de
historia del abuelo se habían utilizado para encender la chimenea de
la biblioteca. Se entiende que don Mariano, con ese panorama,
comenzara presentando disculpas a la comunidad de vecinos europeos,
prometiendo a la fila de acreedores que tales excesos no se iban a
repetir, y entonara un discurso compungido, casi de posguerra
-cuando la guerra se ha perdido-, pidiendo a la ciudadanía paciencia
y sacrificio para salir del agujero.
La lista de las tareas pendientes era extensa, y si el PP hubiera
alcanzado el gobierno con un proyecto alternativo podría haber
empezado por devolver libertades y abolir la ingeniería social
socialista, que eso no costaba dinero. Pero no lo hizo.
Puede que algún día sepamos las verdaderas razones que han empujado
al marianismo a convertirse en una anécdota política, sin más
relevancia que servir de puente entre la gran catástrofe y lo que
venga, que no será el futuro multicolor que prometía Bermejo -el
ministro cazador-, ni probablemente nada esplendoroso. Mariano y
Soraya han conformado un gobierno sin proyecto propio, que en el
plano político ha resultado un calco de su antecesor, pero que
exhibe con entusiasmo unas cifras económicas que dicen que harán
posible una prórroga del régimen. Como si eso fuera un mérito. El
tiempo extra que le han concedido a este sistema caduco se ha
obtenido dándole a Montoro la estrella de sheriff de Nottingham, y
confiando que entre cáritas y la solidaridad familiar los españoles
soporten la miseria, y sigan manteniendo un estado inviable, que
empieza a tener características de fallido.
Hoy de aquel guateque no queda casi nada, excepto el recuerdo del
despilfarro como excusa gubernamental permanente. La fiesta de la
tecnocracia siempre requiere horrores viejos para justificarse. Pero
no será suficiente, “Helada y sucia ya se anuncia el alba/con su
oscuro cortejo de presagios” como advertía Carlos Marzal en una
poesía para náufragos de la movida y damnificados de lo pop. El
último de la fiesta, se llamaba.
Coalición PP-PSOE
Coalición de degenerados y dispersión de
regeneracionistas
Guillermo Dupuy Libertad Digital 13 Mayo 2014
Hace cosa de un año, el entonces director de El Mundo, Pedro J.
Ramírez, propuso con cierta candidez que el Rey liderara un "gran
acuerdo" entre los dos grandes partidos para sacar a España de la
crisis institucional, nacional y económica que padece. Algo bastante
parecido nos proponen ahora desde el PSOE y el PP, respectivamente,
Felipe González y Miguel Arias Cañete, quienes se han mostrado este
fin de semana conformes con que ambos partidos lleven a cabo una
coalición de Gobierno "en caso de ser necesario".
Ante esas propuestas de Cañete y González, diría lo mismo que dije
hace un año ante la que proponía Pedro J Ramírez: que ese "gran
acuerdo" entre PP y PSOE, aunque no se haya plasmado ni se vaya a
plasmar en un documento oficial ni en ninguna coalición formal de
gobierno, ya se ha alcanzado, y que, básicamente, consiste en dejar
orillado el programa electoral con el que el PP ganó las últimas
elecciones generales.
Desde entonces, ambos partidos siguen cumpliendo a rajatabla todos
sus compromisos de gobierno, ya sea el de "mantener el poder
judicial como mera correa de transmisión del poder político", ya sea
el de "no tocar el modelo autonómico, salvo para tratar de contentar
a los nacionalistas, cuyos proyectos secesionistas no dejarán de
gozar, en cualquier caso, de impunidad y de financiación". No menos
fieles a esos acuerdos han sido PP y PSOE a la hora de “no criticar
ni menos aun reducir el ritmo de endeudamiento público”, “mantener o
acrecentar la presión fiscal”, “resistirse a cumplir o hacer cumplir
las leyes de estabilidad presupuestaria” o cualquier “sentencia de
nuestros tribunales que contraríen a los nacionalistas”. ¿Y qué
decir del nivel del cumplimiento de PP y PSOE a la hora de “mantener
intacta la política energética” o “tratar como cosas del pasado los
trasvases y el Plan Hidrológico Nacional”? Otro tanto se podría
decir del acuerdo de “tratar al 11-M como cosa juzgada y a ETA como
derrotada”, algo que el Gobierno de Rajoy está haciendo con la misma
diligencia que sus antecesores del PSOE.
Podríamos seguir con otros compromisos de política social, también
respetados por el PP y el PSOE, si no fuera porque hay que incluir
en ellos el de defenestrar a los periodistas independientes, como
ilustra el caso, entre muchos otros, de la expulsión de Pedro J. de
la dirección de El Mundo.
Así las cosas, es evidente, tal y como ha afirmado Vidal-Quadras,
que "PP y PSOE han decidido bunquerizarse juntos en La Moncloa para
seguir manteniendo el despilfarro, la corrupción y sus privilegios"
y que ambos partidos no quieren emprender juntos las reformas
estructurales que necesita España sino "defender juntos el sistema
del que viven y se benefician". Que lástima que a esta nada
encomiable unidad de los dos grandes partidos degenerados se sume la
no menos criticable dispersión de los pequeños partidos
regeneracionistas.
Rajoy y la defunción del deber
Javier Benegas www.vozpopuli.com 13 Mayo 2014
El pasado jueves ocho de mayo, con motivo de la reunión en la
Moncloa entre Mariano Rajoy y quienes pasan por ser los “grandes
empresarios españoles”, el régimen de la Transición nos regaló uno
de los impagables retratos de esa España oficial que manda sobre
todas las cosas. Ahí acudieron, salvo algunas ausencias, los
principales representantes del Consejo Empresarial para la
Competitividad (CEC) –renaming bonito del viejo sindicato de la ley
del embudo–, dispuestos a jalear al presidente del gobierno y
abrazarse al discurso de la recuperación económica, componiendo para
la ocasión otra de esas alegorías gloriosas que valen por cien
libros de teoría política. Iconografía soberbia de por qué España
fracasa.
Flanqueado a derecha e izquierda por esos ángeles custodios que son
Emilio Botín y César Alierta, posó Rajoy envarado con la sonrisa
acartonada. Esa mueca en la que boca y ojos se divorcian, haciendo
que afloren en su semblante expresiones imposibles y tics en
cantidades preocupantes. Todo ello coronado por una mirada huidiza,
diríase que abochornada por haber enterrado casi once millones de
votos al no agarrar al toro de la crisis política por los cuernos;
es decir, inmolarse.
Al fin y al cabo, gobernar esta España es tarea propia de héroes o
suicidas. Y Mariano no ha invertido más de media vida en trepar en
la política para ir a morir a la orilla. Así que apartó de sus
labios ese cáliz y se limitó a hablar de economía y a ejercer de
mero intercesor.
Lejos de acometer peliagudas reformas políticas, ha tratado de poner
orden en la tramoya del régimen, proporcionando a los integrantes
del establishment una salida de emergencia ante las contingencias de
la crisis, evitando así que algún desafecto dinamitara el búnker
desde dentro. Cosa que a punto estuvieron de conseguir –parece que
fue hace cien años– José Luis Bárcenas Gutiérrez, ex tesorero del
PP, y Pedro José Ramírez Codina, exdirector del diario El Mundo. El
primero está hoy convenientemente acongojado. Y el segundo, retirado
con un sustancioso finiquito. Ahora queda por saber qué hacer con la
familia catalana.
El santo y seña del régimen
Dicen que Mariano nunca ha accedido a reunirse en privado y de forma
separada con los grandes banqueros y empresarios. Que cuando está en
juego la letra pequeña del BOE delega en sus ministros y
colaboradores más cercanos la misión de alcanzar los acuerdos
pertinentes. Hay quienes ven en esta norma una demostración de
decencia. Sin embargo, su razón de ser es mucho más prosaica: evitar
verse en la tesitura de asumir compromisos incompatibles con la
cohesión de la coalición gobernante. Así que o todos juntos a un
tiempo o nada. De manera que ninguno de los ‘grandes señores’ puede
acusar a Rajoy de haber gobernado a sus espaldas, aunque de cuando
en cuando algún ministro metiera la pata hasta el corvejón.
Por lo demás, las élites no se pueden quejar, porque el trabajo
realizado, dadas las circunstancias y el fondo de armario de este
gobierno, es soberbio: rescate financiero con cargo al erario
público, ‘Banco malo’ para endosar los activos tóxicos, ‘road show’
para hacer cartera en el exterior, concentración bancaria, Fondo de
Liquidez Autonómico para que las Administraciones Públicas les
abonen sus facturas… En definitiva, Mariano ha hecho suyo como mejor
ha podido ese leave no man behind que es el santo y seña del
establishment. Y a juzgar por los elogios de Emilio Botín, ha
cumplido su misión. Si acaso, su error fue fingir que gobernaba. De
ahí su mueca en ese retrato de postín.
El retrato de la crisis
La foto del ocho de mayo fue el retrato de la crisis, la verdadera;
ésa sobre la que casi nadie está dispuesto a escribir, y menos aún a
ponerle nombres y apellidos, que hay que llegar con soltura a fin de
mes. Y es que en España no hay lugar para ese deber que es un fin en
sí mismo y con el que el bien prevalece por encima de todo, porque
sí, porque es lo correcto. Quedan, pues, los valores subjetivos y
los intereses personales. El fin que justifica los medios. Y el
justificarse a uno mismo; esto es, mentir.
La doctrina del sálvese quien pueda ha calado en lo más profundo de
los corazones de todos, desde los ‘grandes señores’ hasta el más
humilde ciudadano. Porque así lo hemos decidido o sencillamente
porque deber y cobardía son incompatibles. Nadie quiere hacer lo
correcto sino lo necesario, que son cosas muy distintas.
Desgraciadamente, tal y como sentenció Aristóteles, la excelencia
moral es resultado del hábito. Nos volvemos justos realizando actos
de justicia; templados, realizando actos de templanza; valientes,
realizando actos de valentía.
Sea como fuere, la dictadura de partidos camina con paso firme hacia
la concentración completa del Poder. Será por nuestro bien, como
siempre. El mal menor con el que evitar ese otro mal mayor, difuso e
intangible, con el que nos acobardan. Suma y sigue en este declinar
interminable, jalonado de humillaciones, penurias y cobardía. Hasta
cuándo consentiremos, se preguntan algunos. Imposible saberlo. Puede
que el veinticinco de mayo salgamos de dudas o puede que nos
hundamos con ellas. En cualquier caso, la esperanza aún sigue aquí.
El deber de persuadir
¿Qué significa la democracia para el ‘pueblo’ catalán y sus
intérpretes? El puro ejercicio de su voluntad sin restricción
ninguna. Los argumentos sobran y tienden a imponerse, sobre todo,
las emociones nacionales
Aurelio Arteta El Pais 13 Mayo 2014
Frente al equívoco derecho a decidir, el deber indudable de
persuadir. Si aquel derecho presunto lo reclaman los nacionalistas
catalanes, tendrían que estar dispuestos a cumplir este seguro deber
hacia los demás catalanes y españoles todos. No hay otra vía
democrática para adoptar decisiones públicas que recurrir primero a
la persuasión pública. Resulta seguramente improbable, dadas las
férreas reglas de partido, que unos diputados lleguen a convencer a
otros de la conveniencia de una medida política. Pero lo
imprescindible es intentarlo y que al menos se escuchen las razones
en pro y en contra. La democracia formal debe guardar sus formas.
Pocas decisiones públicas más cruciales que la secesión, que crea
una nueva comunidad política a fuerza de deshacer otras dos. Declara
políticamente extranjeros a quienes hasta entonces eran
conciudadanos (españoles), una quiebra de efectos irreversibles. Y,
por si fuera poco, conduce también a deteriorar los lazos afectivos
con familiares, amigos o colegas (catalanes y españoles) partidarios
de otra alternativa pública.
Por eso la moral internacional reconoce la secesión de una parte del
territorio de un Estado tan sólo como un derecho remedial, algo que
pone fin a una cadena de abusos o violaciones de derechos
perpetradas por ese Estado frente a la comunidad que demanda
separarse de él. ¿Y cuáles son, en nuestro caso, esos abusos y
discriminaciones tan insufribles? No parece que unos ridículos
agravios sentimentales, ciertos cálculos fiscales en que ni los más
expertos concuerdan o supuestos derechos históricos que la historia
jamás puede engendrar merezcan remediarse con la secesión. Pero los
enviados del Parlamento catalán al Parlamento español hace un mes
tampoco exhibieron a su favor estas heridas. En su lugar, la batería
de argumentos que sembraron en el debate pretendió afincarse en la
idea de democracia. Seguramente por sentirse amparados por ese
tópico estúpido de que nadie tiene derecho a pedirme que renuncie a
mis ideas.
Pues, según se encargaron ellos de hacer notar, allí no acudieron
representantes de la sociedad catalana, ciudadana y plural, sino tan
sólo portavoces de un hipotético pueblo catalán, único y nacional.
Las preocupaciones de la sociedad catalana real se alejan bastante
de las de su pueblo mítico e ideal y, por eso mismo, de los
políticos que tienen línea directa con ese pueblo. Y es sabido que
los miembros de una sociedad suelen discrepar entre sí, pero el
pueblo no requiere demasiado contraste para que su voz tienda a ser
unánime. Le basta con dejarse contagiar por las emociones nacionales
de unos cuantos. Al fin y al cabo, hay que dejarse llevar por los
sentimientos, ¿no?
No hay que olvidar el silencio de los que temen ser sospechosos de
tibieza patriótica
¿Qué significa entonces la democracia para este pueblo étnico y sus
intérpretes? El puro ejercicio de su voluntad sin restricción
ninguna; frente a esta voluntad, lo demás sólo puede ser producto de
una mala voluntad. Hubo un parlamentario de CIU que seráficamente
pronunció que el movimiento secesionista iba “a favor de, no en
contra de nadie”, por si nos temíamos otra cosa... Falta voluntad
política, repetía en el hemiciclo el eslogan secesionista: “Si se
quiere, se puede”. Que se pueda no querer porque no sea razonable ni
legítimo quererlo, eso al nacionalista no le cuadra: en política
—democrática o demagógica, qué más da— importa la decisión, no la
reflexión. A lo más, la negociación de amenazas y promesas, porque
hace tiempo que la democracia habla el lenguaje del mercado. Los
argumentos sobran porque, oiga, no pretenderá usted convencernos,
¿verdad? Los juicios valen sobre todo si son prejuicios y a los
prejuicios los traemos ya desde casa y los colegas se encargan de
reforzarlos para que nadie se salga del rebaño.
Bueno, ¿y cómo se ha formado esa voluntad independentista que se
tiene a sí misma por autosuficiente? Primero gracias a su Gobierno.
El Gobierno catalán ha trampeado, confundido, adoctrinado a sus
ciudadanos y a la opinión pública de esa comunidad y en lo posible
de la española. Y, puesto que relega a España a la categoría de
enemigo, se siente plenamente justificado para hacer todo eso. Al
enemigo, ni agua, ya se sabe. Bastaría observar la obstinada
indecencia de su política lingüística, para deducir cuáles iban a
ser los medios de su política para la secesión.
Pero ese Gobierno no ha estado solo a la hora de dar alas al
nacionalismo. Le han acompañado durante decenios unas fuerzas
políticas, a derecha e izquierda, incapaces de cuestionar los
privilegios forales de las comunidades navarra y vasca, aun a
sabiendas de que tales prerrogativas pre y antidemocráticas
encarnaban el permanente objeto de deseo de los dirigentes
catalanes. Súmenle esa izquierda que ha antepuesto la defensa de la
identidad de los pueblos a la defensa de la equidad para las
personas, o sea, que se imagina progresista cuando va de
reaccionaria. Añadan aún a quienes advertían de entrada que ellos no
eran nacionalistas, por Dios, pero jamás esbozaron siquiera una
mueca ante sus desvaríos y han acabado así en el cuadro de honor del
nacionalismo. Y no se olviden del silencio culpable de tanto
ciudadano que temía volverse sospechoso de tibieza patriótica ante
los suyos.
Entretanto los Gobiernos españoles han callado y, a lo más,
respondido con argumentos constitucionales, que no deberían ser los
primeros, sino los últimos en zanjar el pleito. Quien manifiesta su
propósito de separarse de España no va a sentirse frenado por mucho
que así vulnere una norma cuya legitimidad desdeña y cuyo mandato
precisamente quiere eludir. Aquellos que durante decenios terciaban
en la disputa con el guiño tranquilizador de que los nacionalistas
(vascos y catalanes) no se atreverían a llegar a tanto, a lo mejor
han aprendido algo. A saber, que unas ideas prácticas como son las
políticas no se adquieren ni pregonan para contemplarlas, sino para
ponerlas en práctica. Que su reclamación se hiciera con modales
pacíficos, y no a tiros, no la convertía milagrosamente sólo por eso
en democrática.
Quien quiera separarse de España no va a sentirse frenado por una
norma cuya legitimidad desdeña
De suerte que los representantes del pueblo catalán esparcieron ese
día en el hemiciclo unas definiciones de democracia que
avergonzarían a un ciudadano medianamente instruido. “Democracia es
votar”, sentenció uno. Y votar es expresar preferencias acerca de
una propuesta, en efecto, sólo que ese ejercicio no se libra a su
vez de un examen democrático: ¿con qué grado de información verídica
y de libertad se han formado y cuál es el grado de justicia de esas
preferencias? Eso sin contar que los derechos fundamentales no están
sujetos al voto de nadie, sino más bien protegidos frente a él. Otro
dijo que “democracia es ajustar la legalidad a la realidad”, aunque
no parece que el hallazgo vaya a entrar en la historia del
pensamiento político. Pues si es cierto que periódicamente las leyes
deben cambiar ante nuevas demandas sociales, más frecuente será que
las conductas tengan que atenerse al marco legal. De lo contrario,
habría hoy que consagrar legalmente la corrupción, la evasión fiscal
y la violencia machista, a fin de ajustarse a nuestra miserable
realidad. Entonces ¿para qué las leyes si hasta lo delictivo, en
cuanto se extendiera, sería ya en democracia potencialmente
legalizable?
Y todos ellos coincidieron, claro está, en considerar democrático el
proceso de independencia porque así lo quiere “la mayoría del pueblo
catalán”. Se les olvida que tal número será de hecho nada más que
una minoría de todos los afectados por esa secesión. Ignoran también
que sólo al final la democracia consiste en un procedimiento de toma
de decisiones mediante la regla de la mayoría. Antes que eso, es un
principio público que atribuye igual libertad a los sujetos
políticos. Lo primero que toca entonces preguntarse es si las
premisas de lo puesto a votación y sus efectos previsibles respetan
los derechos de los ciudadanos iguales y libres. Pues no: la
iniciativa nacionalista sólo viene a respetar a lo más los derechos
de los ciudadanos catalanes, pero no los del resto de españoles.
Ciudadanos iguales en derechos serían los catalanes entre sí y
frente a ellos seríamos desiguales todos los demás; al votar,
aquéllos ejercerían su libertad política, pero al precio de maniatar
la nuestra. Si se celebrara esa consulta, en suma, el resultado más
favorable a quien la convoca no será ni mayoritario ni mucho menos
democrático.
Aurelio Arteta es catedrático de Filosofía Moral y Política de la
Universidad del País Vasco.
La solución de España: "Repetid mis
palabras"
María Blanco www.vozpopuli.com 13 Mayo 2014
Una de las marcas de serie de la vanguardia de la ciencia económica
de nuestro siglo es el diálogo con otras ciencias. No es nuevo, el
recién fallecido Gary Becker obtuvo un Nobel en economía por ser
pionero en esta innovación, en concreto, en el análisis económico de
instituciones como la familia, entre otras cosas.
No solamente es el derecho o la matemática, también las
neurociencias nos ayudan a entender desde una perspectiva mucho más
rica temas tan relevantes para la teoría económica como la toma de
decisiones. Comprar, vender, consumir, ahorrar, invertir… la
economía consiste en la observación y análisis del resultado de
nuestras elecciones en el mercado y las de los reguladores y
políticos donde no hay libertad económica. Unos y otros agentes
tratan de resolver el complejo problema de la administración de
recursos escasos, sea el crédito, el trigo, el agua o la energía.
Las soluciones que obtenemos pueden ser de dos tipos,
principalmente, mágicas y científicas. Pero ¿por qué es tan
atractivo el pensamiento mágico en economía?
La droga de solucionar problemas
Charlando este domingo con un amigo sobre la aportación de las
neurociencias a otras disciplinas (economía en mi caso, derecho en
el suyo), comentábamos cómo las recompensas neurológicas,
psicológicas y sociales que, desde que el hombre era
cazador-recolector y se organizaba en bandas semi- nómadas,
proporciona el llegar a una solución para un problema, especialmente
cuando se trata de algo que afecta a la comunidad, explican que
resolver problemas se haya convertido en algo adictivo. Pero no
solamente para quien lo logra, que recibe la descarga de sustancias
que le deja neurológicamente feliz, psicológicamente satisfecho y le
convierte en el más popular de la tribu, sino también para los
miembros pasivos de la comunidad que ven cómo desaparece un enigma
que generaba incertidumbre,que es la piedrecita en el zapato de la
trascendencia del hombre.
Así que, incluso si la solución era satisfactoria a corto plazo,
pero acababa con la vida de la aldea a largo plazo, el de la genial
idea se llevaba los laureles y la gente eliminaba parte de la
ansiedad ecológica.
Eso es el pensamiento mágico. La dependencia entre el salvador y los
seguidores no lo ha escenificado nadie como el grupo cómico
argentino Les Luthiers cuando, en la historia de Oblongo y su
sobrino Yogurtu Ngé, el hechicero de la tribu, alrededor del fuego,
trata de convocar un hechizo e insta a los miembros de la tribu y
les espeta: “¡Repetid mis palabras…!” Y antes de que acabe la frase,
la gente dice con profundo sentir: “¡Mis palabras, mis palabras!”.
Las soluciones mágicas en la España actual
Ese espíritu de la tribu de Oblongo y Yogurtu Ngé es el que nos
invade a los españoles cuando, dejando la ciencia económica de lado,
los políticos claman, bailando alrededor de la hoguera: “¡Hurra!
¡Colocamos la deuda, colocamos la deuda!”. Mientras, en algún remoto
lugar de la galaxia, en concreto en Bruselas, se nos pide que
pongamos en práctica reformas de verdad y que dejemos de aumentar el
gasto. Y, en un rincón de la tribu, un grupo de economistas
“cenizos”, que diría Luis Herrero, advierte, como Carmelo Tajadura,
de que estamos en los límites del endeudamiento. Que es como decir
“rien ne va plus” en la ruleta, oiga que esto ya no da más de sí,
dejen de apostar, se acaba el juego. Pero esas admoniciones no
tienen éxito porque no resuelven la ansiedad ecológica a corto
plazo, y los españoles somos drogadictos de las soluciones
inmediatas y las sustancias que se generan en nuestro cerebro que
nos hacen sentirnos como en una nube colectiva de tranquilidad, en
donde la responsabilidad queda endosada a otro (un político pasado,
un extranjero…), y como nuestra percepción nos hace creer que
estamos solucionando las cosas, podemos gastar otro poquito más,
podemos no apretarnos tanto el cinturón. Son los efectos de la
“droga”, es como ver dragones verdes en el techo del salón, o una
catarata multicolor en el pasillo. No es verdad, no están ahí,
aunque quien está bajo los efectos de la droga jura por lo más
sagrado que sí y que son reales como el sol y la luna. Por eso, los
salvadores de la economía, describen esos unicornios (como llamamos
los cenizos a las políticas populistas de gasto) con pelos y señales
y se percibe una seguridad en sus afirmaciones que delata su error.
Ni las dosis de dolorosa realidad nos ha desenganchado de esa
adicción a las soluciones a corto plazo. Tras el descanso de las
neuronas y la sensatez por las votaciones europeas, veremos hasta
qué punto el empobrecimiento de la gente, ese 30% o más de pérdida
de poder adquisitivo de la clase media, es suficiente terapia para
desengancharnos.
Los ayuntamientos cierran 2013 con 35.000
M. de deuda: un 20% corresponde a Madrid
Las diputaciones y cabildos suman 6.000 millones de deuda, por 394
mancomunidades y entidades inferiores al municipio. Entre todos, han
recortado el endeudamiento un 2,6% a 31 de diciembre de 2013
respecto a un año antes.
Economía y finanzas www.vozpopuli.com 13 Mayo 2014
La deuda viva del conjunto de las entidades locales a 31 de
diciembre de 2013 se elevó a 41.715 millones de euros, un 2,6% menos
que el año anterior. Según ha informado el Ministerio de Hacienda y
Administraciones Públicas, los datos de la Oficina Virtual de
Coordinación Financiera con las Entidades Locales apuntan que 35.321
millones de esa deuda corresponden a los ayuntamientos, 6.000 a las
entidades provinciales e insulares y 394 millones al resto de
entidades locales (mancomunidades y entidades locales de ámbito
inferior al municipio).
Si se eliminase la deuda con el Fondo de Financiación del Pago a
Proveedores, la deuda viva se situaría en 30.800 millones de euros,
en torno al 3% del PIB nacional, es decir la deuda municipal
volvería a niveles de 2008. En relación con el año 2012, en términos
homogéneos, la deuda pasa de 42.800 millones de euros, en 2012, a
41.715 millones de euros en 2013, con una reducción del 2,6%.
Madrid acumula un 20% de la deuda
La deuda más abultada es la del Ayuntamiento de Madrid, con 7.035
millones de euros a finales de 2013, 394 menos que la del año
anterior (7.429). Barcelona cerró 2013 con 1.110 millones de euros
de deuda, 68 menos que un año antes y el Ayuntamiento de Valencia
terminó el año con 872 millones de deuda, 103 menos que los 975 de
un año antes. En el caso de Sevilla, fueron 439 millones de euros de
deuda en 2013 (41 menos que en 2012); en Málaga 701 millones (47
menos) y en Zaragoza 860 millones (22 menos que un año antes).
Por comunidades autónomas, los ayuntamientos madrileños acumularon
9.593 millones de euros de deuda, los andaluces 7.347, los catalanes
5.500 y los valencianos 3.513 millones. Los municipios aragoneses
cerraron el año con 1.137 millones de deuda, los asturianos con 454,
los baleares con 861, los canarios con 964, los cántabros con 220,
los castellanoleoneses con 1.254, los castellanomanchegos con 1.084,
los extremeños con 327, los gallegos con 715, los murcianos con
1.018, los navarros con 274, los vascos con 598 y los riojanos con
99 millones de euros.
El desafío de Boko Haram
EDITORIAL Libertad Digital 13 Mayo 2014
Además del terrible drama que supone para las víctimas y sus
familias, el secuestro de más de 200 niñas por el grupo terrorista
islámico Boko Haram puede servir para clarificar algunos aspectos
que, últimamente, parecen un tanto olvidados en las cancillerías y
los medios.
El primero es el fanatismo salvaje de estos movimientos terroristas
que son capaces de las peores crueldades. El islamismo, representado
por Al Qaeda, sus grupos satélites u otros elementos, sigue siendo
una amenaza muy importante ante la que Occidente debe mantenerse
vigilante y activo, especialmente en el Sahel, el Sáhara y zonas
vecinas, donde la huella de los Estados es muy difusa o directamente
inexistente.
Esto debería ser también un mensaje para los apóstoles de la
apertura total de fronteras: más cerca de lo que parece tenemos
grupos de un fanatismo difícil de concebir y muy difíciles de
combatir, que no sólo practican el terrorismo sino que están
implicados en tráficos ilegales de todo tipo, empezando por los de
drogas y seres humanos. ¿Se es consciente de la amenaza que
representan?
También merece una seria reflexión el papel de las autoridades
islámicas, cuya tibieza declarativa ente el caso de las niñas
nigerianas produce bochorno, sobre todo cuando se compara con
episodios recientes y muy menores que les han hecho arder de
indignación. Tampoco las sociedades de esos países se están
caracterizando por unas movilizaciones de rechazo y repulsa
contundentes.
Si realmente existe un islam moderado, es precisamente ahora cuando
debe tomar las calles y exigir el cese del horror; es ahora cuando
debe denunciar a esta jauría de sádicos. Si no lo hace, habrá que
concluir que no existe o algo mucho peor, que son socios de los
criminales.
Si es preocupante la respuesta en los países musulmanes, más lo es
todavía la que se está dando en Occidente, donde la hipocresía y el
buenismo más inane han llegado a unas cotas incalificables: sirva
como ejemplo extremo la foto de Michelle Obama con el cartel de
'Traigan de vuelta a nuestras niñas'. ¿A quién se dirige con ese
'traigan'? ¿A su marido, que no ha hecho sino retirar tropas de
lugares como Irak y Afganistán, para alborozo de los colegas
ideológicos de Boko Haram, y que no mueve un dedo para poner fin a
la carnicería siria?
Que un ciudadano de a pie crea o quiera pensar que con una imagen en
Twitter y una firma electrónica ya ha hecho todo lo que puede y debe
para solucionar un problema así es patético, pero que hagan lo mismo
Michelle Obama o David Cameron es insultante.
Los terroristas de Boko Haram no sólo están retando al Gobierno de
Nigeria: su órdago es global, y no se le hace frente con campañitas
sensibleras y lágrimas efectistas, sino plantando cara y pagando el
precio implícito en ello.
Un libro interesante
Ernesto Ladrón de Guevara latribunadelpaisvasco.com
13 Mayo 2014
Yo creo en el pluralismo político como base para la democracia. Sin
libertad, sin imperio del Estado de Derecho –de la ley-, sin
justicia independiente, que no esté a las órdenes de los oligopolios
del sistema, no hay democracia. Pero sin pluralismo político
tampoco. Nacionalismo y pluralismo político son antinomias. El
nacionalismo siempre acaba en exclusivismo, en tribalismo, en
segregación del diferente, en el establecimiento de una atmósfera
política y social que lleva a considerar la sociedad una
prolongación del wolk o territorio étnico donde quien detenta y
esgrime la bandera nacionalista se cree en el derecho de la posesión
del éthos colectivo. Por eso el PNV confunde en su idea fundacional
y en sus escritos el país con el partido. Con el permiso de los
demás –que lo tenían que haber impedido en aras a la salud
democrática- imponen su bandera, su himno y su concepción de país.
Lo mismo ocurre en Cataluña, en donde, paradójicamente, y salvo
alguna excepción como Ciudadanos, todo el espectro político ha
asumido la ideología etno-nacionalista, el ideario del partido guía
catalán que es Convergencia y Unión. Es sorprendente, y hasta
ridículo, pero así es: el sistema político catalán no es una
democracia sino un régimen, donde hay que pedir permiso para pensar.
No me importa, ni me interesa, que hayan ideologías que se aparten
de las ideas constitucionales y de la democracia al uso. Si eso
enriquece el contraste es bueno, siempre que no se constituya en una
dictadura que excluya al resto. Pero lo más deleznable es la mentira
como práctica política, la manipulación de los conceptos, la
tergiversación del sentido semántico de las palabras y su
deformación, el uso de la lengua como filtro político para promover
un clientelismo y segregar al que no le da la gana de hablar o usar
ese idioma prototípico o pasar por el aro del aldeanismo cultural,
el monolitismo político y social, el adoctrinamiento. Y lo que es
realmente demencial y vomitivo es la utilización de la infancia y la
juventud como instrumento para lograr sus fines políticos, sus
objetivos de opresión y unificación de la forma de ver el mundo y
sentir las cosas. Esa instrumentalización de la escuela, deformando
la historia y adaptándola a los fines tribales del partido-país, y
la manipulación de las conciencias infantiles, resultan simplemente
un atropello y un hecho fascista.
En relación a lo anterior, Jesús Laínz, una de las cabezas más
cultivadas del país, ha publicado un nuevo libro que se añade a una
retahíla de otras obras de gran erudición histórica que son más
materiales de consulta que ensayos por la cantidad de fuentes, de
documentación y de referencias de archivo que fundamentan cada una
de las cuestiones tratadas. El primer libro escrito por Jesús Laínz
fue una obra desmitificadora de las mentiras nacionalistas y un
recorrido a lo largo de la historia de España que dejaba al
descubierto las falsedades inculcadas a través de los medios de
aculturación nacionalista, que dejan corto al Florido Pensil de la
época franquista. Se titulaba “Adiós España. Verdad y mentira de los
nacionalismos”. Altamente recomendable.
A este libro le siguieron “La nación falsificada”, un recorrido a lo
largo de los principales personajes históricos de Cataluña y País
Vasco, evidenciando su comprobada españolidad, y espléndidamente
ilustrado. Después “Escritos reaccionarios” un ensayo que
desmitifica, igualmente, otro tipo de falsedades, el del progresismo
falsario. Posteriormente, un ensayo muy importante para entender las
crisis ocurridas a lo largo del siglo XX en Europa, que vienen casi
siempre de la mano del ideario nacionalista totalitario. Este libro
compara esos luctuosos hechos históricos que han fragmentado Europa
con lo que nos ocurre en España con los nacionalismos. Su título es
“Desde Santurce a Bizancio. El poder nacionalizador de las
palabras”.
En este momento, en las librerías, su último libro, imprescindible
en cualquier biblioteca que tenga estudios sobre los problemas que
aquejan a las sociedades cuando se desmembran y renuncian al legado
de sus antepasados y a la verdad los hechos históricos. Este libro,
ha salido recientemente de las rotativas. Es francamente aconsejable
su lectura para tener un enfoque objetivo del problema de Cataluña,
que es un problema que nos afecta al conjunto de los españoles pero
que es artificial por mucho que nos vendan películas de agravios y
hechos diferenciales. Es un problema fabricado para el control y
dominio social, para el expolio colectivo, para el monopolio
político.
El libro de Jesús Laínz nos aclara muchas cuestiones referidas a ese
fenómeno nacionalista separatista, explicando su origen y sus
causas, y analizando la verdadera posición catalana en torno a
España antes de la Guerra de Cuba, y sus derivaciones posteriores,
así como el constructo creado sobre la base del mal uso del
lenguaje, el adoctrinamiento y la utilización del sistema educativo
como plataforma para formar una cosmovisión colectiva y una idea
artificial de nación, que nunca ha existido.
Vayamos a su título: “España contra Cataluña. Historia de un
fraude”. Si pueden, no dejen de comprarlo. Todos estos libros
profunda y minuciosamente tratados por Jesús Laínz, están editados
por la Editorial Encuentro.
Participaré en su presentación en Vitoria el próximo día 9 de junio
en la Casa de la Cultura de Alava, (sala Ignacio Aldecoa), paseo de
la Florida, a las 19,30.
www.educacionynacionalismo.com
Voz de Vox
Por un único gobierno, un único parlamento
y un único Tribunal Supremo.
José Mª Martín López-Suevos. Vox 13 Mayo 2014
Hola.
Como no tenemos más medios que las cuotas de los militantes, y
aunque pudiésemos no vamos a pedir subvenciones, nos vemos obligados
a usar medios de publicidad alternativos, como el boca a boca. Por
eso te pido que nos leas y reenvíes a tus contactos.
¿Sabias que las farolas de las ciudades donde se cuelgan las
banderolas publicitarias se asignan en función de los votos
obtenidos en las anteriores elecciones?. De forma que el que más
votos tuvo, tiene derecho a poner su publicidad en más farolas, que
asigna la junta electoral. Barreras de entrada a nuevos competidores
en el mercado electoral.
¿Sabias que la ayuda económica a los partidos políticos se otorga en
función de los escaños obtenidos? de forma que al efecto de la Ley
de Hont, que ya de por sí beneficia al más votado, encima se aplica
otra distorsión más al repartir por escaños el dinero. Barreras de
entrada a nuevos competidores.
Pues bien, en Vox se pretende acabar con todo esto, que no es más
que barreras a la libre competencia para perpetuarse en el poder e
impedir que otros partidos puedan desplazarlos de su posición
predominante desde la que no sólo no resuelven los problemas de los
ciudadanos sino que interfieren y distorsionan los mercados y la
actividad de los ciudadanos con un intervencionismo estatal,
autonómico y local que bloquea a ciudadanos, autónomos y empresas,
les impone una carga impositiva muy costosa (para sostener los miles
de cargos políticos y sus inncesarias funciones) y les obliga a
rendir pleitesía a un poder omnímodo y absorbente. Mires donde
mires, ves la influencia del poder político: en las cajas de ahorro,
en las subvenciones, en educación, en cualquier actividad económica,
en cualquier actividad cultural y deportiva, los medios de
comunicación.....Siempre aparecen los políticos, la sociedad está
totalmente intervenida. Nos hemos acostumbrado a dejarnos magonear..
Casí nos hemos acostumbrado a dejar de pensar, hemos dejado el
camino franco para que nos roben la cartera y el gobierno de nuestra
propia vida.
España no se puede permitir su estructura política, porque es
costosa e ineficaz. Costosa por los innumerables puestos inútiles
que genera e ineficaz porque sus funciones son muchas veces
innecesarias y ajenas a la administración pública. El Estado se mete
en todo y llega a todas partes, desde la cuna hasta la tumba. Pero
no es sólo una cuestión económica, es una cuestión de estilo de
vida: no podemos esperar que el Estado dirija nuestras vidas
(intervención política en la justicia, en educación, en la lengua,
como se gasta nuestro dinero con unos impuestos abusivos, sanidad,
pensiones, aborto, memoria histórica, matrimonio homosexual). Dejar
que el Estado ocupe un papel tan grande en nuestra sociedad es dejar
abierta la puerta a que la casta política se adueñe de todo, ocupe
todo e intervenga en todo para su mayor gloria y beneficio, el de la
casta, no el de la sociedad.
Y así no podemos seguir, si se quiere cambiar algo necesariamente
hay que hacer algo, seguir quejándose vale de bien poco. Aunque el
ciclo económico cambie y las cosas empiecen a mejorar lentamente,
las cuestiones de fondo no van a cambiar si no hacemos algo para que
de verdad cambien. Y votar PP+PSOE+IU es garantía de que España no
cambie y si lo hace será para mal, pues su objetivo es el poder por
el poder y ya han demostrado de lo que han sido capaces. España
tiene un gran potencial porque los españoles lo tienen, pero nuestra
estructura política nos limita y perjudica. No sólo hace falta un
cambio de personas y de partidos, también hace falta un cambio de
actitud en la sociedad para valorar el mérito, el esfuerzo, la
honradez, la familia, los creadores de empleo y riqueza, la
austeridad y el buen gobierno, la seriedad y la dignidad.
Ahora hay tres alternativas nuevas que deberían crecer para que
España mejore, y VOX está entre ellas. Todos podremos encontrar
alguna pega a cualquier programa, yo mismo las veo en VOX, no soy
ciego. El mundo es imperfecto y tenemos que convivir con ello, pero
alguna vez hay que caerse del caballo. Los partidos hoy mayoritarios
pueden caer cualquier día cuando la sociedad española deje de creer
en ellos, para lo cual ya han hecho méritos más que sobrados. Se
puede hacer, David puede tumbar a Goliat.
España es un nuestra nación, no hay otra, es la nuestra y tenemos
que hacer que mejore, es la que vamos a dejar en herencia.
Por un único gobierno, un único parlamento y un único Tribunal
Supremo.
Nota: te dejo un video muy cortito pero interesante.
Saludos
******************* Sección "bilingüe"
***********************
Partido Popular
La decepción de Ortega Lara
Cayetano González Libertad Digital 13 Mayo 2014
Se expresa con una enorme claridad y se le entiende todo. Es
directo, conciso, austero en el uso de las palabras. Es, en
definitiva, un castellano viejo, haciendo honor a su origen
burgalés. La redactora de LD Miriam Muro ha tenido el acierto y la
habilidad de plantearle una serie de preguntas muy concretas sobre
cuestiones que afectan a su condición de víctima del terrorismo,
pero también otras que tiene relación con la actualidad política.
Uno puede compartir todo, parte o nada de lo que dice Ortega Lara,
pero no se pierda de vista que quien se pronuncia sobre cuestiones
relacionadas con la unidad de España, con la lucha contra ETA, con
la supremacía de la ley, es alguien que estuvo secuestrado 532 días
con sus 532 noches por la banda terrorista, por el simple hecho de
ser español. Es decir, que tiene un poquito más de autoridad moral
para hacerlo que muchos políticos o incluso tertulianos que se pasan
todo el día pontificando sobre lo humano e incluso sobre lo divino.
Ortega Lara dice muchas cosas en la citada entrevista sobre la
actualidad política, sobre las razones que le llevaron hace unos
años a darse de baja en el PP y más recientemente a unirse al
proyecto de Vox. Habla desde la libertad que tiene como ciudadano
para expresar sus opiniones, libertad que de alguna manera se ganó a
pulso después de haber soportado casi un año y medio de privación de
la misma. Se nota que habla sin rencor, sin intentar pasar factura,
sin querer herir. Pero no se deja nada en el tintero.
Si yo fuera Rajoy, sentiría como un puñal clavado en el corazón la
contestación rotunda de Ortega Lara cuando se le pregunta sobre
quién le ha decepcionado más en este Gobierno:
Quien más me ha decepcionado es Mariano Rajoy. Nunca pensé que la
política antiterrorista de este Gobierno iba a seguir este cauce.
Del anterior presidente Zapatero me lo esperaba. Pero entre las
promesas electorales de Rajoy estaba la no negociación. Quizás no se
ha sentado con ellos directamente en la mesa negociadora, pero lo
que ha hecho es asumir todos los compromisos adquiridos por el
anterior Gobierno y está siguiendo a pies juntillas su hoja de ruta.
Eso es prácticamente lo mismo que negociar.
Como la memoria colectiva puede flaquear, entre otros motivos porque
algunos están empeñados en que eso pase, conviene recordar la
reunión que, no habiendo transcurrido un mes desde que hubiera
dejado el Palacio de la Moncloa, mantuvo en enero del 2012 el
expresidente Zapatero con el ministro de Interior nombrado por
Rajoy, Jorge Fernández Díaz, en la propia sede del ministerio. Una
reunión de la que lo único que se sabe es que duró dos horas, pero
es fácil suponer que Zapatero transmitió a su interlocutor los
compromisos a los que había llegado con ETA y que estaban pendientes
de cumplimiento. Siete meses más tarde, Interior puso en marcha el
mecanismo de decisiones que propiciaron la puesta en libertad de uno
de los secuestradores de Ortega Lara, Josu Uribetxeberría Bolinaga.
¿Casualidad, coincidencia o, como piensan Ortega Lara y otros
muchos, cumplimiento de esa "hoja de ruta"?
No sé cuánto influirá este descontento con la política
antiterrorista del Gobierno del PP expresado por Ortega Lara y
compartido por la mayoría de víctimas de ETA en las próximas citas
electorales. Pero, más allá de ese posible castigo electoral, la
preocupación que habrían de suscitar en el PP reflexiones del tipo
de las expresadas por Ortega Lara debería estar más en el terreno de
lo moral, de los principios, de lo que ha sido la trayectoria de un
partido, específicamente en el País Vasco, que hasta hace poco fue
un referente para muchos españoles en la lucha por la libertad y
contra el nacionalismo obligatorio.
Debería preocupar en el PP que la viuda de Gregorio Ordóñez, Ana
Iribar, dijera hace muy pocos meses –cuando empezaron a salir a la
calle sanguinarios etarras merced a la derogación de la Doctrina
Parot– que nunca más volvería a votar a Rajoy; que uno de los
motivos, no el único, por el que Jaime Mayor Oreja decidió no volver
a ser candidato de los populares en las elecciones europeas e irse a
su casa fue su total desacuerdo con esa política antiterrorista; que
personas de trayectoria tan intachable en la lucha contra ETA como
María San Gil, Carlos Iturgáiz, Santiago Abascal o Regina Otaola,
por poner sólo unos ejemplos, hayan mostrado también de diferentes
maneras su desacuerdo con lo hecho por este Gobierno en la lucha
contra ETA.
El escepticismo y el pesimismo sobre una posible rectificación de
fondo del actual Gobierno del PP en esta materia se agrandan cuando
se oye decir al ministro del Interior que a ETA solo le queda sus
presos y "poquito, poquito más", como si la presencia de Bildu,
Sortu o Amaiur en las instituciones fuese algo que se pudiera
desgajar del entramado y de los fines por los que ETA ha asesinado a
857 personas. Uno se pregunta qué hemos hecho los ciudadanos para
tener en un ministerio tan importante a una ministro tan
incompetente. A no ser que el ser ministro de Interior por ser amigo
de Rajoy sea una patente de corso para poder decir todo lo que le
venga a uno en gana, aunque carezca del más mínimo rigor. En ese
supuesto, habrá que convenir que tiene mucha razón Ortega Lara
cuando dice que quien más le ha decepcionado en este Gobierno es
Mariano Rajoy. Al fin y al cabo es el presidente del Gobierno quien
toma las últimas decisiones sobre la política antiterrorista, y si
encima tiene genios en Interior como Fernández Díaz, las
posibilidades de equivocarse se disparan hasta el infinito.
LA NORMA FAVORECE A CATALUÑA
Las nuevas leyes que apruebe el Gobierno
tendrán que superar un test de unidad de mercado
La ventanilla habilitada como centro para dirimir las reclamaciones
ha resuelto ya cuatro expedientes a favor de las empresas
EP Estrella Digital 13 Mayo 2014
Las nuevas normas que vayan al Consejo de Ministros tendrán que
superar un test de unidad de mercado realizado por el Ministerio de
Hacienda y Administraciones Públicas y el Ministerio de Economía y
Competitividad para poder ser aprobadas.
Así lo ha señalado el ministro de Economía y Competitividad, Luis de
Guindos, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros,
donde ha explicado que el segundo informe sobre esta ley que ha
revisado este viernes el Consejo detecta áreas en las que se pueden
mejorar en la unidad de mercado.
Para cubrir las carencias identificadas, el Gobierno ha llegado a un
acuerdo por el que cualquier nueva norma tendrá que superar este
test antes de recibir el visto bueno del Consejo de Ministros, igual
que debe superar otro tipo de análisis como el de impacto
macroeconómico.
Además, el Gobierno ha acordado constituir una Comisión especial
presidida por el director de la oficina económica del presidente del
Gobierno, Álvaro Nadal, que se encargará de hacer frente a las
dificultades específicas que puedan surgir y a la que se irán
incorporando miembros de los distintos ministerios según los temas
que se vayan tratando.
Este segundo informe sobre la unidad de mercado recoge que ya se han
aprobado o se están tramitando 110 leyes para adaptar la economía a
esta norma, como el proyecto de la ley general de las
telecomunicaciones, la ley de medidas urgentes para la
liberalización del comercio y los servicios o la ley del comercio
minorista, ente otras.
Simultáneamente, tal y como ha explicado Guindos, se han celebrado
las conferencias sectoriales sobre la unidad de mercado, tratando
temas de justicia, comercio, el juego, drogas, sanidad o empleo.
Por otro lado, ha asegurado que la ventanilla del Ministerio de
Economía habilitada como centro para intentar dirimir las
reclamaciones sobre obstáculos a la unidad de mercado lleva
operativa dos meses y ha registrado ya 10 expedientes de quejas de
empresas y operadores económicos. De estas 10 quejas, ya se han
resuelto seis, cuatro de ellas a favor de dichas empresas.
Según Guindos, esta ventanilla va a permitir una evolución muy
positiva para la unidad de mercado, ya que permite identificar las
dificultadas generadas por las normativas e intenta resolverlas. «Se
puede avanzar de forma notable», ha dicho el ministro, tras
recordar, además, que también la Comisión Nacional de Mercados y
Competencia (CNMC) será quien decida en última instancia.
En cualquier caso, el ministro ha asegurado que el segundo informe
sobre la unidad de mercado constata el «progreso» de la norma e
identifica las «carencias» e intenta resolverlas. La unidad de
mercado, según ha dicho, no es tema «sencillo», pero es una de las
grandes reformas estructurales del país y «fundamental» para elevar
el potencial de crecimiento de la economía.
La norma favorece a Cataluña
A su parecer, es un tema que requiere «muchísimo diálogo» porque
intenta extender la capacidad regulatoria de una comunidad a todo el
país, lo que favorece a aquellas regiones con bases empresariales
más amplias, como Cataluña.
En este sentido, Guindos ha considerado que la norma es
«especialmente favorable» para esta región y que está por encima de
los planteamientos ideológicos, por lo que la Generalitat acabará
convencida de sus beneficios.
Las comunidades colaborarán
Según Guindos, las comunidades son conscientes de las trabas que
supone la falta de unidad de mercado y la limitación que implica
para el desarrollo de sus empresas, sobre todo para las pequeñas y
medianas compañías, ya que las grandes saben «moverse mucho mejor».
Por eso, cree que habrá voluntad y colaboración para racionalizar la
«jungla de normas» estatales y autonómicas, aunque el trabajo sea «a
veces oscuro y difícil de explicar» y se vaya notando «día a día» y
no de golpe.
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