Mediocridad rampante
Aleix Vidal-Quadras www.gaceta.es 9 Marzo 2016
El fallido debate de investidura de Pedro Sánchez demostró que el
nivel intelectual y político de nuestros parlamentarios si no ha
tocado fondo está muy cerca de hacerlo porque es difícil mostrar una
mayor carencia de recursos dialécticos, de solidez de discurso, de
pobreza léxica, de torpeza sintáctica y de estrechez de miras. Con
la honrosa excepción de Albert Rivera, que exhibió un grado
aceptable de coherencia y de corrección de lenguaje, de ninguno de
los demás oradores -por llamarles algo- se puede decir siquiera que
progresa adecuadamente.
Pero una vez pasado el amargo trance de comprobar que disfrutamos de
los representantes del pueblo menos elocuentes y más ramplones de
Europa, ahora somos castigados todos los días con el espectáculo
lamentable del segundo acto de la tragicomedia, consistente en tomar
posiciones en desordenado galope ante la posibilidad cada día más
plausible de nuevas elecciones. En lugar de intentar superar la
pifia inicial y trabajar por la formación de un Gobierno estable,
sensato y reformista a tres bandas, el PP y el PSOE siguen
encastillados, pese a los infructuosos y loables esfuerzos de
Ciudadanos para hacerles entrar en razón, en la preservación
mezquina de sus intereses partidistas y en la obsesión de sus dos
cabezas de filas por salvar su situación personal.
Dentro de esa competición por ver cuál alcanza estratos más bajos de
juego sucio y de carencia de escrúpulos a la hora de encontrar
motivos de descalificación del adversario, destaca con luz propia la
desfachatez del PP acusando a Ciudadanos de escudero de Pedro
Sánchez y de haberse corrido a la izquierda. Después de haber
mantenido la sectaria Ley de Memoria Histórica de Zapatero; de dejar
intocadas prácticamente todas las normas “sociales” de la gloriosa
etapa del contador de nubes, de subir los impuestos hasta alturas
estratosféricas en vez de simplificar la Administración, aligerar
las infladas nóminas públicas no funcionariales y poner orden en el
caos territorial que nos arruina; de continuar haciendo mofa de la
separación de poderes; de padecer de temblor de piernas ante las
bravatas del separatismo catalán al que ha seguido financiando su
labor de destrucción de la Constitución; de ser incapaz de contener
el déficit poniendo coto al despilfarro autonómico, después de todas
estas muestras de abandono absoluto de cualquier asomo de
convicciones liberal-conservadoras, apuntar con dedo admonitorio a
un partido de centro, algo ambiguo en ocasiones, pero mucho más
comprometido con los valores de la sociedad abierta y con la
competitividad de la economía de lo que ha estado Rajoy en su larga
y descansada vida, implica tal ejercicio de cinismo que produciría
rubor a cualquiera que no fuera el oligárquico grupito de
profesionales de la politiquería recubiertos de epidermis de saurio
que rige hoy los destinos del supuesto centro-derecha español.
Cuando se ha barajado la hipótesis de un Ejecutivo “a la Monti” y se
ha jugado con posibles independientes de prestigio para sacar a
España del atolladero en que la tienen metida las todavía primera y
segunda fuerza parlamentaria, es descorazonador constatar que
disponemos de abundantes personas de talla con la preparación y las
competencias requeridas para pilotar la nave del Estado en estos
tiempos de zozobra, pero todas fuera de la política activa, mientras
que los integrantes de las listas que se han sometido a las urnas
son incapaces de desarrollar con una mínima eficacia su cometido. La
conclusión no puede ser otra que nuestros mecanismos de selección de
elites políticas están viciados y sólo colocan en los puestos de
responsabilidad a medianías, a oportunistas o a saqueadores. De ahí
la urgencia de acometer las reformas de nuestro sistema
constitucional, de nuestra arquitectura institucional, de nuestra
ley electoral y del funcionamiento interno de nuestros partidos que
consigan que la lista de nombres que podrían devolver a España el
rumbo perdido desde el puente de mando de La Moncloa estén dentro
del Congreso y no extramuros de las Cortes. Mientras esto no se
produzca, estamos condenados a perder oportunidades, inversiones,
empleos y prestigio internacional hasta que llegue la quiebra o la
descomposición final.
La dictadura fiscal
Emilio Campmany Libertad Digital 9 Marzo 2016
Hoy en Occidente creemos que sólo son genuinas democracias las
nuestras. Y sin embargo hay algo en ellas que no tiene nada de
democrático, como es el modo en que se recaudan los impuestos. Bajo
el pretexto de ser necesarios para pagar las pensiones, la sanidad y
la educación, se cometen los más ignominiosos atropellos sin que
nadie se oponga, porque la mayor parte de los ciudadanos cree,
aunque en muchos casos no sea verdad, que son beneficiarios netos
del sistema. Hoy es más fácil ingresar en prisión preventiva sin
fianza por ser acusado de delito fiscal que por serlo de estafa,
apropiación indebida o alzamiento de bienes. Y es un disparate.
Para empezar, el delito fiscal no es defraudar a Hacienda. Es
hacerlo en una cuantía superior a una determinada suma al año. Es
por tanto un delito que sólo pueden cometer los ricos, pero no los
pobres, aunque sustantivamente la conducta sea la misma. Pero lo
peor no es eso. Lo inadmisible es que es un delito que sólo es
posible cometer debido al diseño del sistema, que obliga al
contribuyente a calcular cuánto ha de pagar a Hacienda. Luego ésta
comprueba la declaración y, si no está conforme, gira la
correspondiente liquidación complementaria con sanción e intereses.
Si lo defraudado supera una determinada cifra, además hay delito. Y
no tendría por qué ser así. Hacienda dispone de todos nuestros datos
económicos, como prueban los borradores que nos presenta. ¿Por qué
no hace ella la declaración y nos deja a nosotros recurrir si no
estamos de acuerdo? Si fuera así, el delito fiscal sería imposible
de cometer.
Con todo, el sistema tendría un pase si calcular lo que debemos por
cada impuesto fuera una tarea simple. Lo cierto es que no lo es. Con
una vida económica relativamente compleja, Hacienda y nueve asesores
fiscales de alto copete harán con los mismos datos diez
declaraciones diferentes según la interpretación que cada cual haga
de las normas aplicables. No sólo, sino que Hacienda, según va
conviniendo a las arcas del Estado, interpreta sus propias normas de
forma cambiante. Ello puede conducir a que, con las mismas leyes,
una forma de declarar sea conforme con Hacienda un año y al
siguiente, no.
Naturalmente, el contribuyente que lo desee puede acudir a los
tribunales, pero entonces se arriesga a que le miren todas las
declaraciones con lupa y a que, aun ganando el recurso, acabe
pagando más por las otras liquidaciones que le giren, además de las
facturas de los abogados.
¿Es democrático un sistema así? Los parlamentos nacieron para
controlar lo que gastaba el rey y no pagar más impuestos que los
justos. Hoy ocurre lo contrario. El electorado, que piensa que todo
es en su beneficio, se convierte en cómplice y aplaude y respalda
esta forma casi confiscatoria de recaudar, creyendo que es
indispensable para poder pagar el Estado del Bienestar. En realidad,
eso es sólo el pretexto. Se recauda así para tener con qué pagar las
muchas subvenciones, prebendas y ayudas que los políticos reparten
entre los suyos y sus amigos, incluidos muchos empresarios. Y los
contribuyentes afectados callan, silencian y ocultan el maltrato que
sufren porque, en caso de denunciarlo públicamente, son
inmediatamente tachados de defraudadores. Eso si no han salido antes
en la lista de Montoro. En pocas dictaduras pasan estas cosas.
La enésima estupidez del PP con Cataluña
EDITORIAL www.gaceta.es 9 Marzo 2016
Sólo a unas mentes tan devastadas como las del gobierno del PP se
les puede ocurrir ponerse a hacer manitas financieras con el
sedicioso gobierno autonómico catalán precisamente en este momento,
cuando esa comunidad ha llevado el reto a la unidad nacional hasta
un punto sin retorno y, previsiblemente, a pocos meses de unas
elecciones generales. ¿Qué pretenden Guindos y Montoro? ¿Mantener
esa estúpida ficción, tan del gusto del establishment español, de
que “no pasa nada” y “los catalanes sólo quieren dinero”? ¿Es que
todavía no se han enterado de que en Cataluña, en muchos aspectos,
ya no rige la ley del Estado? ¿Es que no se han enterado de que el
gobierno separatista catalán lleva años utilizando el dinero de
todos para romper la nación de todos? ¿Es que no se han enterado que
esos 7.500 millones de euros más que ahora Cataluña necesita
incluyen partidas destinadas expresamente a romper la unidad
nacional?
Preguntas retóricas, porque, por supuesto, claro que se han
enterado. Pero, a ojos de nuestros ministros, es mucho más poderosa
la seducción de un titular elogioso en El país o en la prensa
oficiosa catalana, o una amorosa caricia en La Sexta. De lo que no
se han enterado, tal vez, es de que ni el PP, ni la democracia ni la
corona (ni El país, ni La Sexta, ni ese avión privado con el que
Guindos ha acudido al Prat) podrán sobrevivir al trance de una
España disuelta. Y entonces nadie se acordará de Guindos ni de
Montoro; al menos, no en términos amables.
Con razón ha estallado García Albiol. Ese acercamiento del aparato
económico del gobierno español al separatismo catalán es,
sencillamente, un suicidio político que envía tres mensajes claros.
Uno, a los separatistas: “no sufráis, que nosotros os pagaremos la
independencia”. Otro, a los españoles: “no, los malos no son ellos,
los separatistas, sino vosotros, que no los entendéis”. Y el tercer
mensaje, en fin, es para los catalanes que quieren preservar la
unidad nacional y acaso han pensado votar al PP: “buscad cobijo en
otro lado, porque nosotros estamos a lo que estamos”, o sea, a
nombrar Junqueras “español del año” mientras Andrea Levy le esparce
flores sobre la frente ungida. Empieza a ser urgente desmantelar
este PP.
Felices sin Gobierno
RAÚL DEL POZO El Mundo 9 Marzo 2016
En Bélgica estuvieron 541 días sin Gobierno y apenas notaron la
ausencia. La gente iba con las manos en los bolsillos dando patadas
a los botes. Un ciudadano educado sea belga, italiano o hispano es
el que sabe gobernarse a sí mismo. Aquí estamos sin Gobierno desde
Navidad, la cuesta de enero nos resultó más leve; y de momento nadie
nota la ausencia, aunque quede el sucedáneo del Ejecutivo en
funciones. Se teme que el bloqueo que se hacen a sí mismos los
partidos pueda alentar la fuga de capitales, amenazar la estabilidad
del euro y aumentar la desafección política, pero yo noto cierta
alegría en los semblantes de la gente cansada de ministros que
mandaban demasiado. Ministros que ante la corrupción decretaban cada
semana medidas inútiles para evitarla, y algunos políticos que
dieron tantos palos que podrían hacer el papel de Barrabás en las
procesiones de Semana Santas. Viviremos con suerte todavía unos
meses sin la coacción del Estado, una primavera sin Gobierno, aunque
me temo que en vísperas de mayo, mientras el Gobierno prepare el
decreto de nuevas elecciones le sorprenderán con la jota valenciana
más que con el fado portugués.
En estos días de vacaciones para los ciudadanos, los políticos se
dedican al fanatismo de lo pequeño, a la beatería gauche patosa, a
la prosopopeya demagógica. Algunos están convirtiendo la causa justa
de las mujeres en espectáculos kitsch. Quieren quitar la palabra
diputados al nombre del Congreso por considerar el género masculino
una agresión sexista y van a vestir con faldas la silueta que
anuncia el cambio de luz en el paso de peatones. En cualquier
discurso político se escuchan los circunloquios de
ellos-ellas-nosotros-nosotras, sin hacer caso alguno a las
instrucciones de la Real Academia sobre las acepciones genéricas.
Una marea de ñoñez, cursilería e ignorancia azota a los progres,
verdaderos engendros de la izquierda. Se ponen de moda las
comuniones laicas y los oradores bujarrones. Pero quitando esas
provocaciones de las señorías ociosas, estamos encantados de que,
por lo menos, no nos gobiernen. Ojalá no tengamos que soportar al
ogro filantrópico cebado por una casta que termina eternizándose en
el poder, sableándonos, prohibiendo y dándonos la lata. Si tenemos
que esperar hasta otoño sin Gobierno quizás seamos felices.
Una vez escribí sobre la felicidad de vivir una primavera sin
Gobierno y me acusaron de «cantar el júbilo Silvano». No sabía si me
insultaban hasta que me enteré de que Silvano, era el rey de la
selva, el dios de los bosques, siempre con un ciprés o un pijo en la
mano. Posiblemente algún día evocaremos con melancolía aquel marzo
de idus, -la nieve, el granizo- cuando las golondrinas venían y se
iban los tordos, los árboles empezaban a dar sombra y jilgueros,
anidaban las cigüeñas en las torres, dominando los naranjales en
flor, y nosotros nos merecimos no tener ningún Gobierno durante unos
meses felices.
Todos eran socialdemócratas…
Amando de Miguel Libertad Digital 9 Marzo 2016
En efecto, todos eran socialdemócratas y sin embrago no se
entendían. No se explica por qué se entusiasman con el "cambio"
(¡qué originales!), si ya tenemos el Estado de Bienestar al
completo. No otra cosa es la socialdemocracia. Los de derechas
pretenden así lavarse la culpa de sus antecedentes franquistas,
aunque solo sean familiares. Los de izquierdas también se visten de
socialdemócratas para disimular sus ínfulas totalitarias.
No me gusta la locución clase política. La introdujeron los críticos
de la democracia parlamentaria italiana que fundamentaron el
fascismo hace un siglo. Me fastidia por lo que tiene de prurito
antidemocrático. Pero hay veces en que la idea de la clase política
(aunque mejor sería decir oligarquía) se hace realidad. Este es uno
de ellos. Los políticos españoles llevan más de dos meses
comportándose en el más viejo estilo de la vieja política, que
algunos vocalmente detestan. ¿Será verdad que hay un carácter
español? Me resisto a creerlo, pero me asalta la evidencia contraria
a mi pensamiento.
Prometieron los padres de la patria que iban a debatir y negociar
con transparencia para formar Gobierno. El resultado no ha podido
ser más opaco: una pelea de negros por la noche en un túnel sin luz.
(El retruécano es de Ortega y Gasset). Si la metáfora les parece
incorrecta, tengo otras. Luego se quejarán de que en las encuestas
los políticos reciban un suspenso.
Los padres conscriptos han demostrado ser unos mentirosos
compulsivos sin principios, con unas ganas de privilegios
verdaderamente patológicas. Por si fuera poco, se sospecha que andan
tras la idea de ponerse a debatir una nueva Constitución. Con el
estilo negociador que han demostrado, tendremos para un par de años
de reuniones a mesa mantel. La cosa terminará en un referéndum sobre
Monarquía o República, es decir, la de Dios es Cristo. Los viejos
del lugar nos preguntamos: ¿para eso hicimos la Transición?
La función principal de los partidos (mal llamados formaciones con
terminología militar) es la de seleccionar el personal político de
la mejor manera posible. Eso no se consigue con lo que aquí se llama
primarias, una mala imitación del modelo norteamericano. La fórmula
les encanta también a los que detestan el esquema político de los
Estados Unidos. Debería ser un proceso continuo de formación, examen
y selección de los nuevos candidatos. Si se hace para cualquier
puesto directivo o técnico en una empresa o en el Estado, no veo por
qué en la política no se exige algo parecido. ¿Cómo es posible que,
para ser diputado, no se precise saber inglés? Son los que después
legislan sobre la imperiosidad de la escuela bilingüe.
Todavía hay políticos que, en las entrevistas con los medios, se
permiten el lujo de salirse por los cerros de Úbeda ante
determinadas preguntas. Es lo de "¿De dónde vienes?". Respuesta:
"Manzanas traigo". Está por ver que el periodista replique: "Perdón,
señor. No me ha contestado la pregunta". El Pulitzer se lo daría yo
al primer periodista que interpelara así a algún mandamás
deslenguado.
Contacte con Amando de Miguel fontenebro@msn.com
Albert Rivera pudo pero no quiso
Javier Benegas www.vozpopuli.com 9 Marzo 2016
En 2012, Juan Manuel Blanco, profesor de Economía en la Universidad
de Valencia y poseedor de un Master por la London School of
Economics, tal y como reza en su reseña, y un servidor empezamos a
escribir conjuntamente “Catarsis. Se vislumbra en final del
Régimen”, libro publicado en 2013 y cuya guinda fue el espléndido
prólogo de Jesús Cacho. Como bien sintetizó John Müller, Catarsis
describía el desquiciamiento institucional de España. Sin embargo,
no era un texto catastrofista, y tampoco fatalista: sencillamente
promovía un debate reformista alejado del populismo que,
presentíamos, se abriría paso conforme los efectos de la crisis
progresaran. En realidad pretendíamos -sin demasiadas esperanzas,
todo hay que decirlo- animar a la “inteligencia media”, académica y
no académica, a mojarse. Objetivo que conseguimos a medias. Y hoy el
reformismo es otro bonito cadáver.
Cuando Catarsis salió de la imprenta, España se encontraba al borde
del rescate total y la prima de riesgo parecía no tener techo. Hoy,
como todos sabemos, el rescate del Estado español quedó conjurado o,
mejor dicho, limitado a un aseado salvamento bancario cuyos costes
fueron bastante más asumibles. Gracias a Mario Draghi, no hubo que
reducir las pensiones de jubilación drásticamente, como ha tenido
que hacer Grecia, ni cercenar servicios básicos del llamado Estado
de bienestar. Y a pesar de que la izquierda habla machaconamente de
“austericidio” y severos recortes, 'stricto sensu' no sucedió tal
cosa. Hubo ajustes, cierto. Pero muy por debajo de lo que cabría
esperar; y la mayoría, coyunturales. De hecho, el gasto no se redujo
y el déficit ha seguido aumentando.
Ha llovido mucho desde que Catarsis vio la luz, incluso ha jarreado.
Sin embargo, pese al chaparrón, en la España política pocas cosas
han cambiado. No así en la España real, donde el temporal ha
contribuido a crear una conciencia de cambio que es ya irreversible.
Y que será buena o mala en función de la disponibilidad intelectual
y la valentía de quienes deberían leer la jugada. Desgraciadamente,
las cuitas personales, los terrores nocturnos de las cúpulas de los
partidos tradicionales y las ambiciones de un puñado de nombres
propios, a las que han sumado las suyas los recién llegados, han
seguido constriñendo las expectativas de 47 millones de españoles
dentro de un estrechísimo terreno de juego, donde la táctica se
enseñorea de la estrategia. Y donde el corto plazo manda.
La fragmentación del Parlamento, lejos de suponer una
“democratización” del debate político, tal y como algunos
vaticinaron el día después del 20D, ha constatado la renuncia
unánime a la sociedad abierta. "El mago hizo un gesto y desapareció
el hambre, hizo otro gesto y desapareció la injusticia, hizo otro
gesto y se acabó la guerra. El político hizo un gesto y desapareció
el mago", la frase, de Wooody Allen, se traduce en nuestro caso con
bastante menos salero en la exacerbación de las diferencias, la
demagogia, la polarización y el personalismo de nuestros dizque
representantes. Y es que, en España, políticos, medios de
información y élites económicas giran sobre sí mismos atrapados
dentro del remolino que ellos mismos generan con sus espasmódicos
aleteos circulares. Ninguna novedad, ningún discurso consistente,
todo impostura. Los mismos lugares comunes de los últimos 40 años.
Progreso, cambio, fraternidad, amor… vacío. La Transición perpetua;
es decir, la Transición mal entendida, pésimamente entendida como
patente de un puñado de padres de la patria y no como fenómeno
sociológico que bien valdría la pena repetir para, esta vez sí, no
cometer errores de bulto, para hacerla como debió hacerse no ya al
principio, sino cuando los españoles por fin dejaron de temerse a sí
mismos.
En este juego de trileros, donde quien más, quien menos quiere
alcanzar el cielo del presupuesto, Ciudadanos pudo elegir ser un
partido verdadero, más verdadero que la defenestrada UPyD en tanto
que portaba un germen liberal que el partido de Rosa Díez nunca
tuvo. Y es que, aunque muchos "consumidores" no acertaran a saber
exactamente qué es lo que querían, sabían de lo que estaban hartos.
Dar con la tecla era tan sencillo como conectar con los que han
dejado de creer a pies juntillas en la capacidad del Estado, y de
los burócratas que lo patrimonializan, para satisfacer demandas
infinitas. Lo que debería haberse articulado en otra manera de
entender el Estado mucho más acorde con los tiempos que vivimos, tal
y como han hecho en buena medida otros países supuestamente más
socialistas que el nuestro. Hacía y hace falta un partido liberal
moderno, neo-institucionalista, capaz de dar la vuelta a España como
si fuera un calcetín. Desde la razón, sí. Pero también desde la
emoción. Ambas mezcladas en la proporción correcta. Pero la
centralidad mal entendida mató el germen liberal y convirtió a
Ciudadanos en un partido prusiano, estatista, sistémico, con un
finísimo barniz de reformismo.
Cierto es que aún son mayoría quienes prefieren entregar su voto al
candidato que prometa más prebendas colectivas, como el tal Sánchez
o el tal Iglesias, incluso como el propio Rajoy, al que su fatal
arrogancia es ya lo único que le separa de sus adversarios. Y
precisamente por ello, Albert Rivera pudo ser un político en las
antípodas de tanto impávido, rufián y sinvergüenza. Pero prefirió
balancearse con un movimiento pendular indefinido a derecha e
izquierda, añadiendo las reformas como una especia exótica traída de
Centroeuropa con cuentagotas.
Mostrarse ante los españoles como un político puente, capaz de
llegar a acuerdos cuando todos los demás, tan rencorosos y egoístas,
sólo aspiran a ver pasar el cadáver de su enemigo por delante de su
escaño, es poco, demasiado poco. No está España para cálculos ni
para reformas incrementales. El desquiciamiento institucional es
supino. Y así no hay manera de emular lo hecho gradualmente por
naciones mucho más atemperadas. Lo describimos Juan M. Blanco y un
servidor antes de que el BCE nos salvara de una quiebra que nos
habíamos ganado a pulso; los leones ganaron a los dioses haciendo
trampas, como explicó formidablemente John Müller en su libro Leones
contra dioses, que debería ser lectura obligada en la facultad de
Ciencias Políticas y, también, en la de Periodismo. Quizá si el
destino hubiera sido implacable, hoy tendríamos un Rivera verdadero,
y no el que quiere pero no puede, no se atreve o no le dejan. Y es
que todo lo que suene a liberal, aun con el sello de Dinamarca,
puede costarte la vida en esta España de burócratas, cobarde,
pendenciera y estúpidamente colectivista; es decir, estúpidamente
interesada.
Los españolitos a la gresca.
Vicente A. C. M. Periodista Digital 9 Marzo 2016
Realmente padecemos una clase política que no nos merecemos. O
quizás sí por haberles votado. No es de extrañar, y además aunque
esté mal diré aquello de “ya lo dije”, que el Rey D. Felipe haya
decidido ponerse de perfil y esperar a que le presenten un candidato
con posibles, quiero decir con posibilidades reales y no buenas
intenciones para poder ser investido y formar Gobierno. Una actitud
comprensible y lógica en un escenario donde el Congreso de los
Diputados se ha transformado, aún más si cabe, en un circo donde
diferentes payasos practican su chabacanería, chistes pueriles y
soeces y demás parafernalia de una inexistente comicidad. Una pista
donde Su Señorías se dedican a sacar sus malos modales, aunque
algunos de ellos jamás tuvieron un mínimo de civismo, ni de decoro,
ni de respeto por los demás. No se puede pedir ni peras al olmo ni
sacar agua de un pozo seco.
El caso es que por h o por b seguimos a dos meses con un Gobierno en
funciones que no gobierna y que permanece pasivo ante la serie de
desafíos reales que siguen vomitando los secesionistas en Cataluña
desde ese Gobierno de la Generalidad, que debiera llamarse de la
“singularidad” del nacionalismo excluyente del “procés de
independencia”. Unas bravuconadas de amenazas de desobediencia, de
esperpénticas marchas de apoyo rodeando al secesionista mayor del
condado después de Artur Mas, Francesc Homs, rodeado por sus fieles
camaradas camino del juzgado para declarar sobre la comisión de un
delito de deslealtad y desobediencia. Un Gobierno en funciones que
no funciona y permite sin rubor el que ese otro secesionista en
Cataluña, el Consejero Romeva, se atreva a recibir a los embajadores
plenipotenciarios de países como Suecia, Canadá e Irlanda sin que el
Ministro de Exteriores en funciones les llame inmediatamente a
consulta para protestar formalmente por la “traición diplomática”.
Un insulto a España por parte de unos países que sufren la misma
lacra del secesionismo y que parecen mostrar simpatia por ayudar a
otros a destruir otro país.
Y si miramos a Sus Señorías en el Congreso y a los partidos que se
supone que deben llevar los destinos de España, solo podemos ver un
espectáculo de revanchismo, de peleas de bandas callejeras por el
territorio, de luchas navajeras, de insultos. Todo lo que hace
utópico e imposible crear el clima de unidad y de consenso que tanto
necesitamos España y los españoles. Porque parece no bastar que sus
enemigos, el secesionismo catalán y vasco campen a sus anchas en
mítines, en marchas, en arengas desde las Instituciones y en gestos
de claro desafío, sino que además debemos soportar a unos líderes
supuestamente constitucionalistas enfrascados en su especial pelea
de machos alfa por el dominio de la manada y que no son ni lo uno ni
lo otro. Algo así como el grotesco dibujo que el Ayuntamiento de
Valencia dirigido por la marca de PODEMOS, quiere poner en todos los
semáforos de la ciudad, un muñequito con falda escocesa, en un
intento patético y hortera de buscar una paridad de sexos, que ha
resultado otra parida más.
Hubo un eslogan publicitario que decía aquello de “España es
diferente”. Y no solo es eso sino que va camino de ser insoportable
e inhabitable. Un país donde la mayor fuente de riqueza, el turismo,
es maltratado y despreciado, obligándole a pagar unas tasas por
atreverse a respirar nuestro aire, tomar nuestro sol en nuestras
sucias y contaminadas playas por una sobre explotación urbanística
para que ellos tuvieran apartamentos donde cobijarse, por comer en
nuestros chiringuitos del todo a diez euros que da trabajo a
millones de españoles. En fin, diferente sin duda, con unos
gobernantes empeñados en que además deje de serlo y se convierta en
uno más de los países tercermundistas empobrecidos como ya lo ha
logrado ser su admirada Venezuela gracias al régimen bolivariano
chavista que ya está maduro para desaparecer del todo.
Así que por favor, dejen de hacer el indio en el Congreso y en sus
despachos y disuélvanse de una vez para que el pueblo español vuelva
a dar su veredicto y en este tiempo de reflexión se piense dos veces
a quien va a votar y no se lo tome como Su Señorías el Congreso a
pitorreo.
Sé que es mucho pedir a quienes solo están acostumbrados a hacer su
voluntad y a despreciar a los ciudadanos que les votaron y creyeron
en sus palabras. ¡Pobres infelices! los ciudadanos, claro. Supongo
que siendo conscientes Sus Señorías, al menos algunas, de que no van
a poder volver a sentarse en su recién estrenado escaño y el sillón,
aunque les haya correspondido el gallinero, harán lo posible por
alargar al máximo, esto es hasta el 2 de mayo, para deponer sus
Actas y hacer mutis por el foro. España no se los agradecerá y
pasarán al olvido como tantos otros culisilentes sin pena ni gloria,
pero con su moderno Ipad y su Smart phone de última generación
gentileza del Congreso y de los imbéciles que les votaron. Diputado
por unos meses, el sueño de cualquier giliprogre y anti sistema
melenudo.
España es diferente, insoportable, ingobernable y se ha llegado a
hacer inhabitable por culpa de unos dictadorzuelos con ínfulas
creando un ambiente irrespirable por el hedor de las cloacas recién
destapadas de corrupción, de nepotismo y de prevaricación. Y como
siempre, los españolitos, como en la canción de Mecano aludiendo a
la cuenta atrás del reloj de la Puerta del Sol en la medianoche de
fin de año, en este caso de ciclo, “entre gritos y pitos los
españolitos, enormes, bajitos, hacemos por una vez algo a la vez”.
¡Que así sea y que tengan un buen día! Pero cuanto antes lo hagamos,
mejor, la espera desespera.
La frivolidad de un partido en crisis
OKDIARIO 9 Marzo 2016
Podemos ha vuelto a convertir una fecha importante como el Día
Internacional de la Mujer en un mero escenario de folclore político
tal y como hiciera el día que se constituyeron las Cortes —bebé de
Carolina Bescansa mediante— o durante los distintos debates de
investidura con beso y declaraciones de amor incluidas. Hacer del 8
de marzo una excusa para proponer ideas disparatadas como cambiar el
nombre al Congreso de los Diputados hace un flaco favor a la
idoneidad de una fecha necesaria para visibilizar el problema real
de las desigualdades entre hombres y mujeres que, desgraciadamente,
aún están presentes tanto en el ámbito doméstico como en el laboral.
No parece serio, disquisiciones lingüísticas sobre el género aparte,
tachar el complemento del nombre ‘de los diputados’ como
discriminatorio para las diputadas, tal y como han señalado Podemos
y Compromís. Una frívola interpretación que, además de desviar el
foco del problema real, instrumentaliza de manera pueril un día que
debería dedicarse a la concienciación reposada y tranquila a favor
de la mujer. Lejos de cualquier atisbo de normalidad, la táctica de
convertir en propaganda casi cualquier acto público es una constante
en la formación liderada por Pablo Iglesias quien este martes, para
más inri, ha ocupado con su cara un cartel conmemorativo de la
propia celebración.
Sin embargo, esta apropiación de la fecha por parte de los podemitas
no parece suficiente para silenciar la grave crisis interna que
sufren en estos momentos con seis gestoras dirigiendo la estructura
del partido en otras tantas comunidades, donde han sufrido una
catarata de dimisiones. Las vías de agua en la embarcación de
Podemos son cada vez más numerosas y ponen en cuestión el liderazgo
de Pablo Iglesias. A los problemas ya existentes en Galicia y País
Vasco —en ambas regiones habrá elecciones el próximo otoño— se unen
Cataluña con el debate independentista, Cantabria y La Rioja, donde
la cúpula fue destituida por fraude en las primarias. Además, en
Madrid, la dimisión del secretario de Organización, Emilio Delgado,
ha dejado a ojos de la opinión pública las profundas discrepancias
al respecto de la gestión autonómica de Luis Alegre, hombre de
confianza de Pablo Iglesias, única razón por la que sigue en el
cargo.
Las cortinas de humo que lanzan desde la dirección nacional de
Podemos apenas logran tapar las profundas desavenencias que carcomen
la estructura interna del partido. Sería de agradecer que una
formación que enarboló la transparencia como modelo de gestión no
tratara de engañar a sus votantes con maniobras opacas. La última
encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) ha dejado
claro cómo la situación política se ha convertido en una de las
principales preocupaciones para los españoles que en un 77% la
consideran mala o muy mala. Algo en lo que redunda la actitud de los
líderes de Podemos, adalides teóricos de la nueva política y que con
sus respectivos comportamientos ahondan en esa desconfianza de los
ciudadanos al respecto de sus representantes públicos.
Sobregobernados
Ignacio Camacho. ABC 9 Marzo 2016
El estado de orfandad ante el bloqueo revela un país sobregobernado,
acostumbrado a la subordinación civil.
El desgobierno es uno de los grandes mitos socialdemócratas. Un mito
de origen hobbesiano, el del Estado-Leviatán que organiza la selva
humana, y que a veces desemboca, extremado, en el paroxismo
totalitario o colectivista. La política moderna, es decir,
democrática, constituye desde la Constitución de Filadelfia un
esfuerzo por limitar la jurisdicción pública mediante equilibrios de
poderes y contrapesos que garanticen la libertad individual frente a
la tentación intervencionista. Pero la hegemonía contemporánea de la
socialdemocracia ha impuesto, bajo la coartada igualitaria, un marco
mental que tiende a considerar desprotegido al ciudadano si no goza
del amparo de un poder fuerte y de gran capacidad reguladora. La
gran derrota del pensamiento liberal ha sido la de acabar
compartiendo las bases de ese dogma.
Esa teoría del Estado protector es la que está al fondo del actual
estado de ánimo de la sociedad española, que se cree en situación de
orfandad ante la presunta ausencia de Gobierno. Se trata de una
falacia, habrá que repetirlo: España tiene Gobierno, sólo que es un
Gabinete con sus competencias discrecionales limitadas. Y sobre todo
tiene Estado, y funciona: mantiene abiertos los servicios, paga las
pensiones, los subsidios y las nóminas. Hay un presupuesto aprobado
y ¡¡cuatro!! administraciones que lo gestionan. Y hay un marco de
leyes supervisado por tribunales que garantizan la seguridad
jurídica.
La mayoría de los ciudadanos puede desarrollar su vida, y de hecho
lo hace, al margen del bloqueo de la investidura. Son
paradójicamente los empresarios –en especial los grandes, los que
con más ahínco defienden en teoría el liberalismo– quienes más
añoran un interlocutor oficial para moverse en una economía en
exceso regulada por la que suelen circular con comodidad de poder
fáctico. Disfrazan así de necesidad colectiva su interés particular
por saber quién manda, y al enfatizar la incertidumbre provocan el
efecto general de parálisis con la suya propia. La realidad es que
mandan las leyes en vigor, y nadie debería tener miedo de
desenvolverse en un Estado de Derecho que simplemente vive un
impasse político y parlamentario. Con los tiempos tasados por
añadidura. Una situación no deseable pero en modo alguno
catastrófica.
Sorprende escuchar tantas voces quejosas del falso vacío de poder,
que incluso llegan a sostener en su desesperación que es preferible
un mal Gobierno que ninguno; quizá pronto puedan tener ocasión de
poner a prueba esta idea procedente de una tradición social de
dependencia política mal disimulada. España es un país
sobregobernado, acostumbrado a la subordinación civil y al
sometimiento a la intervención estatal. Una sociedad inmadura, de
raíces desamparadas, acostumbrada a la tutela de referencia pública,
cuya clase dirigente no sabe vivir sin la respiración asistida de
una Administración hipertrofiada.
Mi batalla contra la ELA
¿La Sanidad pública merece seguir troceada
en 17 partes?
Carlos Matallanas El Confidencial 9 Marzo 2016
Mientras asistimos estos días al espectáculo gratuito y en
'streaming' que están dando nuestros principales políticos, siguen
en pausa las reformas necesarias de este país. Para llevarlas a cabo
fue para lo que elegimos representantes el 20 de diciembre. Creíamos
que la crisis había traído un diagnóstico claro de todo lo que se
había hecho mal (o tremendamente mal) en los años de la falsa
bonanza. Ese veredicto parecía unánime hasta que con las siglas
hemos topado.
Me muerdo la lengua, que esto no es una tribuna política, aunque
paso a hablar de algunas reflexiones, acerca de lo que va este blog,
que me han dejado las negociaciones en lo que a propuestas se
refiere. España paga a día de hoy un precio muy alto por los
prejuicios originados en el pasado. Algunos tienen base histórica,
otros son mera propaganda cínica. Pero en estos días, juegan un
papel de clichés que están siendo el mayor enemigo para tener un
debate inteligente y poder llegar a soluciones. Y cuando se usan
para hacer juicios exprés y categóricos en esa coctelera de ejes
izquierda-derecha, arriba-abajo y nacionalismos-centralismo, uno se
da cuenta de que nuestros representantes no están entendiendo
absolutamente nada.
Las autonomías y el sistema sanitario
Los recortes en Sanidad y la privatización (bajo sospecha constante
de intereses sucios detrás) llevados a cabo durante la crisis son el
mejor ejemplo de las disfunciones de nuestro sistema político y
territorial. Cierto es que algunos lugares han visto mayores
penurias que otros (el triste consuelo ha sido "a nosotros nos
recortan un poco menos que al de dos provincias más allá"), pero
tanto la falta de ingenio para abordar el ajuste como la grosería de
algunas medidas son comunes en toda la geografía española.
Yo, como enfermo, he sentido en primera persona no solo el
empeoramiento en los recursos humanos y técnicos de la Sanidad
pública, sino la descoordinación entre territorios que agrava el
problema y crea desigualdades. La fuerza centrífuga que surgió como
respuesta a la cruel estructura estatal franquista explica que cada
comunidad autónoma aspire a gestionar cada vez más recursos propios.
Pero es una crisis como esta la que nos señala que esa
descentralización tiene unos límites y que quizás en aspectos
esenciales los hemos sobrepasado hace tiempo. Al menos, si lo que
queremos es tener todos los mismos derechos prácticos en cualquier
lugar del Estado. A lo mejor estoy equivocado, pero el único
patriotismo que entiendo es ese. De lo mundano nace el amor hacia lo
abstracto, nunca al revés.
Albert Rivera propone unificar la tarjeta sanitaria de nuevo. Habla
incluso de que con el DNI o la tarjeta de residencia sea posible que
te atiendan sin problemas en cualquier lugar de España. Por
experiencia, creo que es un paso adelante, de progreso, que ayudará
a enmendar un rumbo errado, por mucho que signifique para
soberanistas o regionalistas un paso atrás y perder derechos
autonómicos ya adquiridos. Dicen que el nacionalismo se cura
viajando. Pues en este caso, nunca mejor dicho, se les puede acusar
a quienes así piensan de haber viajado muy poco y, sobre todo, de no
saber lo que es necesitar asistencia fuera de tu comunidad o ir a
una simple farmacia a por un medicamento recetado. Pocas veces me he
sentido menos español (quizá la expresión exacta sea "pocas veces me
he sentido más resignado ante el perenne desentendimiento entre
españoles") que ante un farmacéutico incapaz de validar en el
sistema informático mi número de tarjeta sanitaria de otra
comunidad. Alguna vez he llegado a pagar el precio del medicamento
íntegro ante el bloqueo mental de quien me despachaba.
Enfermos con distintos tratamientos
Igual pasa con la gestión de datos de historiales médicos, con el
acceso a los servicios cuando se solicita el derecho de una segunda
opinión médica, con la estrategia de redes de asistencia y unidades
especializadas, con la movilidad del personal sanitario y un largo
etcétera. Ya hablé largo y tendido sobre algunas trabas que tuve
entre Andalucía y Madrid. Porque, claro, cada comunidad ahora paga
sus tratamientos y quien recibe mucho enfermo de fuera quiere que se
le abone el gasto extra o, si no, cierra la puerta a nuevos enfermos
de esa comunidad externa. Lo hace de forma sibilina y nunca lo
reconocerá, puesto que radicalmente no puede hacerlo, al ser un
derecho teórico.
También en el proceso de diagnóstico pasé por un hospital importante
de Barcelona. Los profesionales, como todos los que me han tratado,
estuvieron a la altura, y también fue muy parecido su lamento por
las trabas a su trabajo desde la Administración y por lo ineficiente
del sistema. Además, lo estancas que son las distintas sanidades
públicas de cada comunidad quedaba patente en un detalle tan absurdo
como es el idioma. Pese a que sabían que yo era un madrileño
residente en Cádiz, los informes que me entregaron estaban todos en
catalán. Algunos eran pruebas y gráficos cuyos parámetros están en
esa lengua por defecto, y otro, en cambio, fue redactado en catalán
por quien me hizo las pruebas. No quiero tratar este tema desde las
vísceras, como por desgracia se hace en uno y otro extremo. Solo
quiero tirar de sentido común, y este nos dice que el único fin de
un idioma es entenderse y comunicarse con fluidez. Pues eso no es lo
que ha ocurrido entre quien escribió ese informe y quien me lo ha
requerido en Madrid o Andalucía, donde tuvieron lógicas dificultades
para entenderlo. Más allá de la anécdota, seremos un país mejor
cuando hasta estos detalles estén bien coordinados. La eficiencia y
la eficacia administrativas no solo cohesionan, también ahorran
mucho dinero público. Eso es lo que hay que pulir antes de cerrar
camas de hospital.
Con el prejuicio por delante, la propuesta de Rivera será tachada
por algunos de vuelta al centralismo casposo y, con ese veredicto
previo, que entra perfecto en un tuit, ya tienen establecido el
argumento para ni sentarse a la mesa a negociar. Por cómo hablan
unos y otros, parece que no acepten que los millones de votos de
cada uno por separado no son fuerza para sacar adelante ninguna
propuesta. Tampoco aceptan que el adversario pueda tener una idea
mejor que la suya para empezar a arreglar un problema concreto. Y
además renuncian a la posibilidad de que algunas de sus propias
propuestas se hagan realidad.
La Sanidad española: una reforma necesaria
Aceptando como primer paso la tarjeta sanitaria única, por ejemplo,
Podemos podría acabar introduciendo en la legislación la prohibición
explícita del copago sanitario en todo el estado, una medida
progresista con la que también estoy muy de acuerdo, por cierto. Eso
es pactar, ninguna minoría impone lo suyo y en cambio el resultado
contiene los mínimos que representan a una amplia mayoría. Algo así
es lo que se necesita hoy, y solo gente con mucho talento y buen
talante demostrará que está a la altura del reto. De momento, y
siguiendo la tradición de los últimos lustros, están dejando mucho
que desear. A nuevos y viejos les sigue costando darse cuenta de que
la ciudadanía no somos niños de teta.
Por seguir dando ideas, qué mejor uso se le puede dar al nuevo
Senado que reformarlo como una cámara de integración territorial y
comunicación entre comunidades. Donde la Sanidad y la Educación, por
eso de ser las partidas de gasto público más importantes y, por
supuesto, lo que da dignidad e igualdad a cualquier ciudadano, sean
allí coordinadas desde un punto de vista global. Una función así de
específica pero tan relevante quizá ya justificaría esa cámara, cuya
actividad debería estar conectada a la opinión y asesoramiento de
los profesionales y expertos en la gestión sanitaria, de educación,
etcétera. Hasta ahora, quienes más tienen que aportar siguen siendo
ninguneados.
De momento, están dejando mucho que desear. A nuevos y viejos les
sigue costando darse cuenta de que la ciudadanía no somos niños de
teta
Todo eso requiere trabajo, serenidad y un pacto amplio que en España
aún no se ha sabido hacer. Pero ya es hora de ponerse a ello con
decisión y madurez, empecemos los ciudadanos por aceptar la
complejidad de lo que somos como sociedad, nos agrade más o menos,
porque a todos nos gustaría que nuestras siglas tuvieran 12 millones
de votos y que nuestro partido legislase según nuestras
preferencias. Pero eso no es así, la familia no se elige, nuestro
país es el que es. Y ahora es más plural que nunca.
Y los políticos (los que tengan la valía), que levanten el vuelo y
que arreglen poco a poco lo que no funciona, que tienen donde
elegir. Detrás de eso irán después los sentimientos de pertenencia y
las banderas. No al revés.
*Si desea colaborar en la lucha contra la ELA, puede hacerlo en la
web del Proyecto MinE, una iniciativa para apoyar la investigación
que parte de los propios enfermos.
Garicano, no; Rufián, sí
José García Domínguez Libertad Digital 9 Marzo 2016
Paul Krugman, Luis Garicano, Mario Vargas Llosa y Stephen Hawking no
pueden ser profesores en la Universidad de Valencia, pero Gabriel
Rufián sí. Y no crea el lector que hablo en broma. Para ser docente
o personal investigador en la Universidad de Valencia se exige como
requisito imprescindible e inexcusable acreditar documentalmente que
se poseen conocimientos superiores, igual orales que escritos, de
valenciano. Imprescindible e inexcusable, digo. Sin estar en
condiciones de mostrar un título oficial de la variante de la
germanía propia de esos territorios mediterráneos, ningún Premio
Nobel puede aspirar a una plaza de docente en la capital del Turia.
Repito, no se trata de un mérito a valorar entre otros, sino de una
condición sine qua non a fin de impartir docencia en cualquier
materia, ya sea científica, técnica o humanística. Nadie , pues, que
sea oriundo del resto del planeta Tierra accederá jamás, por los
siglos de los siglos, a ese templo del saber fallero y comarcal.
Salvo que alguien barrunte, claro, que los mejores astrofísicos
norteamericanos, econometras alemanes, ingenieros chinos y
microbiólogos australianos tengan entre sus prioridades
profesionales el inscribirse en alguna academia de valenciano por
correspondencia. Mas no se piense que acaba ahí la cosa. Porque esa
suprema obligación académica, la del dominio del verbo valenciano en
todos sus muy ricos registros, también se hace extensiva a los
profesores de la universidad que posean ahora mismo una plaza en
propiedad. A esos efectos, dará igual que los contrate la NASA o que
obtengan cien doctorados honoris causa por el MIT, Harvard u Oxford,
si no logran demostrar en tiempo y forma que se han sacado el
certificado oficial de valenciano cualquier promoción académica
interna les estará vedada de por vida.
A todo esto, huelga decir que la Universidad de Valencia no ha
aparecido jamás en ninguna lista internacional de excelencia
corporativa. Ni ha aparecido ni hay el menor riesgo de que vaya a
hacerlo en el futuro. Valencia, es evidente, apuesta por la burricie
local e identitaria. Ante todo, los asnos de la tierra. Una
preferencia decidida por la mediocridad endogámica y el nepotismo
mafioso que, por cierto, no la distingue en nada del resto de
universidades españolas, tanto públicas como privadas. Por algo,
según datos del Ministerio de Educación, el 73% del cuerpo docente
de la universidad pública estudió en el centro en el que está
contratado hoy. Y todavía habrá alguien que se extrañe de que el
último Premio Nobel obtenido por un científico español fuera el de
Santiago Ramón y Cajal en 1906. Cajal, que, por supuesto, no podría
ni soñar con impartir ahora una clase en Valencia.
Bruselas no cree que España pueda “corregir
a tiempo” el déficit e insiste en pedir nuevas reformas
OKDIARIO 9 Marzo 2016
La Comisión Europea ha reiterado este martes que España debe avanzar
en la senda de las reformas para corregir sus desequilibrios
macroeconómicos, si bien ha puesto en duda que sea capaz de cumplir
con los objetivos de déficit comprometidos para 2016 si no presenta
"a tiempo" ajustes adicionales al presupuesto cerrado para este año.
Bruselas ha mantenido hasta ahora que esperará a que se forme un
nuevo Gobierno para pedirle que enmiende los presupuestos, por las
limitaciones de un Ejecutivo en funciones; pero el retraso en las
negociaciones y la posibilidad de nuevas elecciones complican el
calendario.
“Se prevé que España no logre su objetivo de déficit nominal para
2015 y se prevé que no logre una corrección a tiempo y duradera para
2016, mientras no cumpla con el esfuerzo fiscal recomendado”, ha
indicado el Ejecutivo comunitario en su evaluación de los
desequilibrios macroeconómicos de los Estados miembros.
En este contexto, el vicepresidente de la Comisión para el Euro y
Diálogo Social, Valdis Dombrovskis, ha eludido referirse a la carta
que se espera que sus servicios envíen a España sobre las medidas a
tomar para reducir el déficit, con especial acento a la puesta en
práctica de la Ley de Estabilidad Presupuestaria.
“Las decisiones que tienen que ver con la parte fiscal están siendo
finalizadas y serán publicadas mañana (por el miércoles)”, ha dicho
Dombrovskis al ser preguntado por la carta remitida a España y otras
similares a otros países como Italia.
“El Gobierno de España sabe perfectamente lo que tiene que hacer y
va a agradecer la carta donde se recuerda la Ley de Estabilidad
presupuestaria”, ha indicado Luis de Guindos, para después reiterar
que, pese a estar “en funciones”, el Ejecutivo de Mariano Rajoy
conoce la ley y “hará lo que tenga que hacer“.
España, fuera del grupo de países con “desequilibrios excesivos”
Sobre la situación general de España, Dombrovskis, ha explicado que
Bruselas valora que el Gobierno haya emprendido “reformas
importantes” que han devuelto a España a la senda del crecimiento,
pero cree que sigue habiendo riesgos que exigen una “estrecha
vigilancia”.
España se mantiene fuera del grupo de cinco países que registran
“desequilibrios excesivos”, entre los que sí están Francia e Italia,
y se sitúa al mismo nivel que las economías de Alemania, Finlandia,
Irlanda, Países Bajos, Suecia y Eslovenia.
La categoría de países con desequilibrios, en la que se enmarca
España, serán sometidos por Bruselas a una “vigilancia específica”,
que irá desde los contactos técnicos hasta el diálogo a nivel
político si fuera necesario”, según ha explicado Dombrovskis, con el
objetivo de garantizar que “responden a los retos identificados”.
“Seguiremos observando la economía española de muy cerca”, ha
añadido.
El Senado de EEUU comprobó que el libro de
Verstrynge impulsó la alianza de Chávez con Hezbolá
Francisco Mercado okdiario 9 Marzo 2016
Chávez obligó a más de 30.000 oficiales a formarse con un libro del
podemita Verstrynge
El podemita Verstrynge enseña en Venezuela y en la Complutense cómo
hacer una bomba atómica casera
Las enseñanzas de Verstrynge: “Para atentar no hace falta una bomba,
basta ir con viruela en Metro”
Jorge Verstrynge hizo algo más que un buen negocio vendiendo más de
30.000 ejemplares de su libro a Hugo Chavez. El dictador adoptó su
libro como su su base doctrinal para justificar su apoyo a Irán y al
terrorismo de Hezbolá.
La relación entre el Gobierno de Venezuela, el régimen de los
ayatolás de Irán y la milicia terrorista libanesa Hezbolá tiene
vínculos claros con las enseñanzas extendidas por el libro de Jorge
Verstrynge, según expertos internacionales de seguridad. El dictador
Hugo Chávez adoptó su doctrina de la guerra asimétrica, la que
explica el político podemita como la lucha de EEUU contra los grupos
terroristas, el mismo año en que le compró a Verstrynge más de
30.000 ejemplares de su obra para el Ejército bolivariano y lo hizo
profesor de su escuela militar.
En 2005, Chávez “adoptó oficialmente el modelo islamista radical de
guerra asimétrica, lo que tiene vínculos con kamikazes y diferentes
tipos de terrorismo, incluido el uso de bombas atómicas y otras
armas de destrucción masiva. Esto ocurrió al mismo tiempo que
Hezbolá cobraba más y más presencia en América Latina y cuando
Chávez anunció un proyecto de construir drones con ayuda iraní”,
escribía el experto en seguridad internacional Douglas Farah.
Farah, asesor de Seguridad Nacional en EEUU y miembro del
International Assement and Strategy Center, fue más claro aún en su
acusación: “Chávez adoptó como su doctrina militar los conceptos de
estrategias articuladas en La guerra periférica y el islam
revolucionario, del político español Jorge Verstrynge”.
Si a esto se une que Chávez compró para la formación de sus
militares entre 30.000 y 50.000 libros del libro de Verstrynge,
donde explica cómo fabricar bombas diversas (atómicas,
bacteriológicas, químicas…) y que Venezuela creó una escuela
castrense en Bolivia para todos los países de la alianza bolivariana
(ALBA) financiada por Irán, el círculo se cierra: el manual del ex
número dos de Fraga en Alianza Popular y hoy miembro de Podemos
circuló como obra en una escuela militar que pagaba la dictadura de
los ayatolás, financiadora de los terroristas libaneses de Hezbolá.
Posteriormente, Venezuela se sumó al corro de países que financian a
la milicia de Hezbolá, según la DEA (Drug Enforcement
Administration, la Administración para el Control de Drogas de
EEUU).
El dinero del narcochavismo
El dinero sucio del narcochavismo no sólo ha llegado a las FARC o a
ETA. Según datos en poder de la DEA, esta estructura también ha
redirigido pagos hacia el grupo terrorista que dominma gran parte de
Líbano y combate hoy en Siria al lado del ejército del sátrapa
Bashar al Assad e Irán.
El narcochavismo ha usado para este desvío de fondos a Victor
Aulart, ex vicepresidente de PDVSA, la petrolera venezolana.
Casualmente, su sustituto en la empresa estatal de crudo, Erik
Malpica, es otro de los hombres a los que la DEA sitúa en el
organigrama del cartel de los Flores. No en vano, es sobrino de la
primera dama venezolana, la esposa de Nicolás Maduro, Cilia Flores.
El dinero del narcotráfico, a través de PDVSA, salía hacia Suiza y
de ahí a un banco portugués. Finalmente, los fondos acababan en
Dubai, donde los manejaba un ciudadano iraní, dueño de una empresa
en Suiza.
Las conexiones entre las dictaduras bolivarianas (la Venezuela de
Chávez, el Ecuador de Correa, la Bolivia de Morales y la Nicaragua
de Ortega) fueron analizadas en febrero de 2012 por un comité del
Senado de Estados Unidos en una sesión monográfica en la que
compareció Douglas Farah.
Comparecencia de Farah ante el Senado de EEUU.
El asesor de Seguridad Nacional inició su intervención aquel 16 de
febrero de 2012 agradeciendo a la Cámara Alta del Congreso la
oportunidad de comparecer para dar cuenta a los senadores de “un
asunto de profunda importancia para la seguridad de la patria y la
supervivencia de la democracia en Latinoamérica”.
En su introducción, Farah desarrollaba la extraña alianza de Irán,
“un país sin lazos históricos, culturales o religiosos” con los
países del cono sur como consecuencia de “los intereses comunes de
acabar con EEUU, como David con Goliat” y de “la necesidad de ambas
partes de estrechar lazos económicos en el contexto de las sanciones
internacionales que minan las finanzas iraníes”.
Posteriormente, el experto hace un desglose de los grupos “estatales
y no estatales” (los países bolivarianos, las FARC, Hezbolá, Irán…)
con intereses cruzados “en el crimen organizado en la zona” que,
recuerda Farah, “ya estableció el presidente Obama como la primera
preocupación en su Estrategia de seguridad Exterior”, publicada a
finales de 2011.
De hecho, como prueba de los estrechos vínculos entre las partes,
demuestra Farah la financiación por parte de Teherán de esa academia
militar bolivariana impulsada por Chávez en Bolivia. Para el asesor
de Seguridad Nacional, “es notorio que estos actores están
implicados en el tráfico de drogas, el tráfico de personas y el de
armas de destrucción masiva”, que “justifican como legítimas en su
guerra asimétrica contra Estados Unidos”.
El libro de Verstrynge
Es ahí donde Farah incluye el libro de Jorge Verstrynge La guerra
periférica y el islam revolucionario como la clave intelectual de
todo este entramado. Citando al terrorista venezolano Carlos el
Chacal como el primero en vincular el marxismo con el islam violento
“como armas combinadas para acabar con el imperialismo de EEUU”,
cita su concepto de guerra asimétrica, tomado por “el político e
ideólogo español Jorge Verstrynge”.
Págs.10/11 de la comparecencia de Farah, que reproduce la portada
del libro de Verstrynge.
Carlos el Chacal cumple hoy cadena perpetua en una cárcel francesa
por el asesinato de dos policías galos. En la cárcel escribió un
libro llamado Islam revolucionario y allí recibió la visita del
embajador venezolano, con la consigna de Chavez de que hiciera lo
posible por excarcelar al “amigo y auténtico revolucionario”.
Verstrynge, remarca Farah, “tomó las enseñanzas de Carlos y
profundizó en ellas en su libro, justificando el uso no sólo de la
guerra de guerrillas, sino de lo que se se ha dado en llamar
terrorismo como legítima guerra asimétrica” con el objetivo de
“destruir Estados Unidos con diversos métodos de guerra asimétrica”
haciendo hincapié en la ventaja de “la voluntad sagrada de los
combatientes musulmanes para sacrificar sus vidas por sus
objetivos”.
La comparecencia de Farah ante el Senado está recogida en un
documento oficial que reproducimos aquí y en el que se muestra la
portada del libro de Verstrynge, dada la relevancia que el ponente
le otorga a la obra del político español, al que cita no menos de 11
veces como instigador de la alianza entre el narcochavismo y los
terroristas de Hezbolá.
UNA LLAMADA DE ATENCIÓN
Magistral lección de gramática para
'feministas y feministos'
Aunque esta carta es antigua, ha tomado relevancia en las redes
sociales ante los intentos de una parte de la sociedad de imponer la
ideología de género. La misiva es de una profesora de instituto
público que cuenta con una acertadísima y lapidaria frase final.
Gaceta.es 9 Marzo 2016
(Domingo, 10. Enero 2016)
Por su interés, reproducimos íntegramente una carta que, escrita por
una profesora de instituto público, está volviéndose viral en las
redes sociales por su ejemplaridad y crítica valiosa a la corrección
política que lleva, en muchos casos, a rozar el ridículo.
SOBRE IGNORANTES E IGNORANTAS
Yo no soy víctima de la Ley Nacional de Educación.
Tengo 60 años y he tenido la suerte de estudiar bajo unos planes
educativos buenos, que primaban el esfuerzo y la formación de los
alumnos por encima de las estadísticas de aprobados y de la
propaganda política.
En jardín (así se llamaba entonces lo que hoy es "educación
infantil", mire usted) empecé a estudiar con una cartilla que
todavía recuerdo perfectamente:
La A de "araña", la E de "elefante", la I de "iglesia" la O de "ojo"
y la U de "uña".
Luego, cuando eras un poco mayor, llegaba "Semillitas", un librito
con poco más de 100 páginas y un montón de lecturas, no como ahora,
que pagas por tres tomos llenos de dibujos que apenas traen texto.
Eso sí, en el Semillitas, no había que colorear ninguna página, que
para eso teníamos cuadernos.
En Primaria estudiábamos Lengua , Matemáticas , Ciencias, no
teníamos Educación Física.
En 6º de Primaria, si en un examen tenías una falta de ortografía
del tipo de "b en vez de v" o cinco faltas de acentos, te bajaban y
bien bajada la nota.
En Bachillerato, estudié Historia de España, Latín, Literatura y
Filosofía.
Leí El Quijote y el Lazarillo de Tormes; leí las "Coplas a la Muerte
de su Padre" de Jorge Manrique, a Garcilaso, a Góngora, a Lope de
Vega o a Espronceda...
Pero, sobre todo, aprendí a hablar y a escribir con corrección.
Aprendí a amar nuestra lengua, nuestra historia y nuestra cultura.
Y... vamos con la Gramática.
En castellano existen los participios activos como derivado de los
tiempos verbales.
El participio activo del verbo atacar es "atacante"; el de salir es
"saliente"; el de cantar es "cantante" y el de existir,"existente".
¿Cuál es el del verbo ser? Es "ente", que significa "el que tiene
identidad", en definitiva "el que es". Por ello, cuando queremos
nombrar a la persona que denota capacidad de ejercer la acción que
expresa el verbo, se añade a este la terminación "ente".
Así, al que preside, se le llama "presidente" y nunca
"presidenta",independientemente del género (masculino o femenino)
del que realiza la acción.
De manera análoga, se dice "capilla ardiente", no "ardienta"; se
dice"estudiante", no "estudianta"; se dice "independiente" y no
"independienta"; "paciente", no “pacienta"; "dirigente", no
dirigenta"; "residente", no "residenta”.
Y ahora, la pregunta: nuestros políticos y muchos periodistas
(hombres y mujeres, que los hombres que ejercen el periodismo no
son"periodistos"), ¿hacen mal uso de la lengua por motivos
ideológicos o por ignorancia de la Gramática de la Lengua Española ?
Creo que por las dos razones. Es más, creo que la ignorancia les
lleva a aplicar patrones ideológicos y la misma aplicación
automática de esos patrones ideológicos los hace más ignorantes (a
ellos y a sus seguidores).
Les propongo que pasen el mensaje a sus amigos y conocidos, en la
esperanza de que llegue finalmente a esos ignorantes semovientes (no
"ignorantas semovientas", aunque ocupen carteras ministeriales).
Lamento haber aguado la fiesta a un grupo de hombres que se habían
asociado en defensa del género y que habían firmado un manifiesto.
Algunos de los firmantes eran: el dentisto, el poeto, el
sindicalisto, el pediatro, el pianisto, el golfisto, el arreglisto,
el funambulisto, el proyectisto, el turisto, el contratisto, el
paisajisto, el taxisto, el artisto, el periodisto, el taxidermisto,
el telefonisto, el masajisto, el gasisto, el trompetisto, el
violinisto, el maquinisto, el electricisto, el oculisto, el policío
del esquino y, sobre todo, ¡el machisto!
SI ESTE ASUNTO "NO TE DA IGUAL",
PÁSALO, POR AHÍ, CON SUERTE, TERMINA HACIENDO BIEN HASTA EN LOS
MINISTERIOS.
Porque no es lo mismo tener "UN CARGO PÚBLICO" que ser "UNA CARGA
PÚBLICA".
******************* Sección "bilingüe"
***********************
Rajoy sigue financiando la 'desconexión' de
Cataluña
EDITORIAL Libertad Digital 9 Marzo 2016
A fin de evitar que el costosísimo proceso de construcción nacional
que se perpetra en Cataluña arrastre a la Generalidad a la
suspensión de pagos, el Gobierno de Rajoy ha venido destinando desde
2012 la mayor parte de los Fondos de Liquidez Autonómica a una
Administración en rebeldía cuyos recursos propios no son suficientes
para atender los desembolsos que reclama el procés, y, al mismo
tiempo, los que reclaman las competencias que tiene legítimamente
encomendadas.
Aunque las comunidades autónomas sean las administraciones
regionales que más dinero perciben del contribuyente de todos los
países de la OCDE, todo dinero es poco si, como en el caso catalán,
se dedican a crear o a sostener toda una red clientelar en forma de
empresas, fundaciones y demás chiringuitos a mayor gloria de la
causa secesionista. El procés ha requerido y seguirá requiriendo la
creación de organismos como el Consejo Asesor para la Transición
Nacional de Cataluña y otras ilegales estructuras de Estado, como
una Agencia Tributaria propia o la multiplicación de embajadas
destinadas a lo que Artur Mas llamó en su día "internacionalización
del conflicto". Implica también no escatimar recursos en unas
televisiones públicas concebidas como "arma para la construcción
nacional".
Aunque los mandatarios secesionistas se molestasen –cosa que ni
siquiera hacen– en acreditar que todos los recursos que reciben del
FLA los destinan a pagar a proveedores y otros desembolsos
legítimos, es evidente que no costean con su dinero su delictivo
proceso de construcción nacional. El FLA no viene sino a cubrir el
desvío de fondos del contribuyente que los nacionalistas destinan a
su objetivo de dotarse de un Estado propio.
La más reciente muestra de cómo el Gobierno de España está
financiando, de manera indirecta pero absolutamente decisiva, el
proceso secesionista catalán lo constituyen los más de 3.034
millones adicionales que el FLA destinó en diciembre a la
Generalidad, días después de que los cabecillas secesionistas
hicieran pública su penúltima desobediencia a la penúltima sentencia
del Tribunal Constitucional contraria a su proyecto de desconexión
con el ordenamiento jurídico español y la futura creación de una
república catalana independiente.
Aquello debió de colmar la paciencia del dirigente del PP catalán,
Xabier García Albiol, que el 5 de febrero manifestaba: "Si el
Gobierno catalán sigue desafiando constantemente al Estado de
Derecho, poniendo en riesgo las libertades, no tengo ningún problema
y me parecería fantástico que, de una vez por todas, se intervenga
la tesorería de la Generalitat por parte del Estado".
Se entiende, por tanto, que el PP catalán, con Albiol a la cabeza,
haya estallado con una escasamente disimulada cólera este martes al
conocer la reunión secreta mantenida el lunes por el ministro de
Economía, Luis de Guindo, y el vicepresidente económico de la
Generalidad, Oriol Junqueras, días después de que la Administración
catalana haya pedido otros 7.520 millones al FLA. La indignación es
todavía más entendible porque la nueva exigencia de los golpistas se
produce pocos días después de que Puigdemont se burlara de la última
sentencia del TC contraria a la creación de una Consejería de
Exteriores.
El Gobierno de Rajoy habrá de desembolsar ese dinero a los
separatistas si sigue empeñado en evitar a toda costa cumplir su
deber de intervenir la Administración regional en rebeldía. Y el
corajudo de García Albiol tendrá que plegar si no quiere correr la
misma suerte que María San Gil y tantos otros que han abandonado el
Partido Popular en los últimos años.
Por otro lado, resulta lamentable que una formación como Ciudadanos
no denuncie la indolencia, rayana en la felonía, del PP de Rajoy y
siga dando por buenas la impunidad secesionista y la financiación de
que sigue disfrutando el proceso de ruptura. No otra cosa es negarse
a cerrar el grifo del FLA y limitarse a presentar recursos ante un
TC cuyas sentencias quedan en papel mojado.
¡Españo, coña!
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS El Mundo
Una de las pocas cosas realmente valiosas que a los españoles nos
regalan al nacer es la lengua española. Hasta los analfabetos y los
pobres de pedir -no de espíritu- pueden hablarla bien en los lugares
más remotos del mundo. Un campesino nicaragüense, por ejemplo, habla
mejor español que un ejecutivo argentino, no digamos catalán, y
durante muchos siglos, en cualquier rincón perdido del mundo ha
habido madres que para firmar ponían la cruz, porque nadie les había
enseñado a leer y escribir, y que sin embargo hablaban y cantaban
estupendamente.
Bergamín, uno de los seres más sutiles en el uso de la lengua y de
la idea de España, al que, si no como autor de Esperando la mano de
nieve, debería rendir culto la grey podemita como símbolo del
estalinismo español -empezó de católico rojo, continuó de escriba
delator contra el POUM, siguió de propagandista del FRAP y acabó de
proetarra en Fuenterrabía- escribió un Elogio del español analfabeto
para glosar, a su retorcida y brillantísima manera, la cultura oral
que admiraba en los pueblos andaluces, donde suena un español mucho
mejor que la jerga libresca del chupatintas urbano, ese al que Valle
llamaba cagatintaz.
Sin llegar al extremo de las paradojas bergaminianas, hay una obra
literaria, el Romancero, creada por millones de españoles, en un
principio analfabetos y anónimos, a los que se unieron, reconociendo
el genio popular, los escritores más exquisitos, de Góngora y
Quevedo a Juan Ramón y Antonio Machado, hasta crear el más
conmovedor de nuestros monumentos nacionales, la joya más delicada
de las lenguas romances.
Pues bien, en nombre de la igualdad de género (en la jerga progre,
que huyendo del género común ronda el epiceno, suele significar de
sexo), los politicastros y politicastras, analfabetos y analfabetas,
se han propuesto liquidar esa lengua común que, además sale gratis.
Rosana Pastor quiere amputar del Congreso el apéndice «de los
diputados». Debería dar ejemplo y en vez de Pastor, llamarse Pastora
o, para no discriminar al animal, Oveja. En Barcelona, Ada Colau
también de parto semántico, ha dado a luz una criatura que te quita
las ganas de hacer méritos: en vez de homenaje, mujeraje. Tienen un
lío con las aes que no les cabe en las oes. Y todo porque no saben
cómo borrar el nombre de España. ¡Pues que digan Españo, coña!
El renovado funeral de las víctimas
JOSEBA ARREGI El Mundo 9 Marzo 2016
Para las víctimas nunca hay tiempos buenos. Podrían llegar esos
tiempos si se les dieran garantías de que el futuro político de la
sociedad en la que viven no se asentará sobre algo parecido al
proyecto que sirvió para asesinar a sus familiares. Mientras tanto
casi todo lo que sucede se les vuelve en contra, o al menos sólo
sirve para profundizar su tristeza.
En una civilización que ha hecho de la absolutización del presente y
en ese presente todo lo ha convertido en espectáculo, poco o nada
tienen que ofrecer, al parecer, las víctimas. A la sociedad actual
le sucede algo parecido a los enfermos de Alzheimer en los comienzos
de su enfermedad: pueden recordar con detalle sucesos de los tiempos
en los que eran niños o jóvenes, pero no pueden recordar lo que
acaba de sucederles, quién les acaba de visitar. En los medios
merecen más espacio las noticias relacionadas con el cumplimiento o
incumplimiento de la Ley de Memoria Histórica, el quita y pon de
nombres de calles por causa del franquismo, la recuperación de
restos de 'gudaris' muertos en la Guerra Civil y otras cosas, que el
trabajo de memoria relacionada con lo que supuso la historia de
terror de ETA.
En relación a esa historia, 'vende' más en los medios el encuentro
entre víctimas y verdugos 'arrepentidos' que la pregunta acerca del
significado político de las víctimas asesinadas. Lo que tenga que
ver con la manifestación de sentimientos, sean sinceros o
artificiales, 'vende' más que el recuerdo de los crímenes no
esclarecidos ni presentados ante la Justicia, dando paso a la
impunidad de demasiados asesinatos. Una historia de terror como la
de ETA, con todo el dolor y el sufrimiento, la presión de las
amenazas y el miedo que ha conllevado, con el comportamiento cobarde
de buena parte de la sociedad vasca, con la tentación de líderes
políticos de jugar a pacificadores soñando con el premio de pasar a
la historia como tales, coadyuvando así a la esperanza de ETA de que
habría una solución negociada, esperanza que ha sustentado la
prolongación de su historia de terror, no se presta a la necesidad
de espectáculo de la sociedad actual, no se presta a
sentimentalismos fáciles, no se presta a la frivolidad en la que
estamos asentados, no se presta a la necesidad de crear héroes que
no duran ni los segundos que se necesitan para proclamarlos. Pero sí
sirven para enterrar todavía más profundamente a las víctimas
asesinadas de ETA y a los que sufrieron atentado mortal en
intención.
La celebrada salida de prisión de Otegi y todas sus manifestaciones
no sirven para reforzar la memoria, la dignidad y la verdad debidas
a los asesinados por ETA. Sólo sirve a la sociedad del espectáculo,
a la necesidad mediática de héroes y escándalos. Sólo sirve para
celebrar palabras que no dicen lo que se les quiere hacer decir, y
sirve para hermenéuticas baratas por parte de infinidad de analistas
que se han olvidado de la historia de terror y sufrimiento.
Otegi, el llamado 'hombre de paz' por algunos políticos de muy alta
responsabilidad institucional, dice ahora que ETA tenía que haber
terminado antes. Lo que no dice es que lo que temían ellos, los de
Herri Batasuna y sus distintas marcas, era que el fin de ETA se
llevara por delante el proyecto político común a ETA y su brazo
político, por el que era lícito y legítimo matar, e incluso debido
al pueblo vasco que había que rescatar de las garras de España; el
proyecto político que había que construir aunque fuera contra muchos
vascos, el paraíso al que había que llegar sembrando de muertos
asesinados las calles vascas y españolas.
No vamos a escuchar, probablemente, a Otegi decir que la historia de
terror de ETA estuvo mal, que fue un error, que ha sido una historia
ilegítima, que no había razón alguna para asesinar como lo hicieron
y lo justificaron, unos y otros, otros que eran unos o como los
unos, en concreto él. Aunque parezca que es un paso de gigante,
reconocer el daño causado puede no querer decir nada más que
constatar que ha habido muertos y, por lo tanto, dolor. Pero ni
siquiera constata que esos muertos fueron asesinados, y que en cada
asesinado se mató la libertad, la libertad de conciencia, la
libertad de identidad, la libertad de sentimiento de pertenencia, se
mató al Estado de Derecho, que es la posibilidad y la garantía de
poder vivir en libertad siendo diferentes, estando limitada esa
libertad por las reglas comunes de convivencia.
Mientras debatimos si podrá o no presentarse como candidato a
'lehendakari' de Euskadi por el partido político Sortu -porque la
Justicia ha dejado a medio hacer su trabajo- no hay espacio para que
alguien se pregunte qué significa que un miembro de ETA, alguien que
construyó la historia de terror de ETA, alguien que desde el brazo
político de ETA legitimó sus asesinatos, quiera ahora construir el
mismo proyecto que sirvió para matar desde la presidencia del
Gobierno vasco. El mismo proyecto -repito-, aunque diga que lo va a
hacer renunciando a la violencia porque así lo requiere el momento,
la táctica, pero no el reconocimiento del Estado de Derecho.
Las víctimas asesinadas no pueden hablar ni gritar. Y ahora se
escucha más, por no decir solo, a los que parece que lo único que
les interesa es decir que Otegi ha sido preso político por defender
unas ideas, es decir, por defender un proyecto político cuya
materialización incluía el asesinato para poner de manifiesto que no
todos los vascos tenían lugar en esa Euskadi a construir, en esa
nación a hacer realidad, porque el lugar adecuado de esa gente
excluida sólo puede ser el cementerio, bajo tierra, nunca de pie
sobre la tierra vasca. Y quienes dicen que Otegi es un 'hombre de
paz' y que ha sido un preso político son proclamados como
representantes de la juventud indignada, de lo nuevo en la política
española.
No 'vende' la pregunta de cómo afectará a las víctimas familiares
escuchar estas frases, ensalzar a quienes las pronuncian, hacer de
ellos héroes de la nueva hora política en España. No 'vende'
preguntarse cómo afectará a las víctimas familiares la posibilidad
de que un ex miembro de ETA, un secuestrador, un legitimador de la
historia de terror de ETA, un líder del brazo político de ETA que ha
legitimado durante años el terror de ETA y cada uno de sus
asesinatos, pueda ser presidente de Euskadi o, al menos, pretenda
serlo porque no lo impide ni la Justicia ni un acuerdo implícito o
explícito del resto de fuerzas políticas de que algo así no sucederá
jamás.
INTERESA MUCHO más saber si se va a poder presentar o no, las
consecuencias, positivas, que ello podrá acarrear a una izquierda
nacionalista radical en horas bajas, si servirá para frenar la vía
de agua que ha supuesto la entrada de Podemos en la escena política
vasca -ese partido cuyo líder máximo recuerda al PSOE la cal viva de
los GAL, pero nunca recuerda a los parlamentarios de Bildu los
asesinados por ETA-.
El tópico de que los muertos se quedan solos, muy solos, encierra
una gran verdad. Más si cabe si los muertos son asesinados en nombre
de un ideal político. Y solos se quedan también con su dolor las
víctimas familiares, especialmente, cuando tienen que presenciar que
actores de esa historia de terror que les incluye a la fuerza como
víctimas pueden, quieren y quizá vayan a presidir los designios
políticos de la comunidad en la que viven los que no tuvieron que
trasladarse fuera de ella. Solos los muertos asesinados, y solas las
víctimas, mientras los demás se dedican, nos dedicamos a pasar
página, a cerrar el capítulo, a mirar hacia delante, a mirar al
futuro, a buscar la reconciliación -¿de quién con quién?-, a buscar
bajo las piedras de la historia otros muertos que puedan edulcorar y
medio legitimar los asesinatos de ETA, para que los verdugos no
estén solos en su culpa, sino acompañados por otros muchos que
también fueron culpables y quizá sirven para legitimar lo que hizo
ETA o, al menos, para que surja la duda, la pregunta, la apariencia
de que esa legitimación existe, existió.
Pero con los asesinados por ETA puede haber quedado enterrada la
libertad que ETA quiso asesinar en cada uno de ellos. Y todos nos
quedaremos sin esa libertad por la que no queremos ni siquiera
librar la batalla de la memoria.
Joseba Arregi fue consejero del Gobierno vasco y es ensayista.
El Mocho catalán y las Fallas
Vicente Torres Periodista Digital 9 Marzo 2016
Lo dice la lógica y también la experiencia, el nacionalismo atrofia
el cerebro, atonta y hasta envilece. Es contagioso, además, y tiene
difícil cura, puesto que funciona como una religión, con sus dogmas
increíbles, pero que sus adeptos creen a pies juntillas.
Los nacionalistas necesitan hechos épicos para existir, puesto que
se creen mejores que los demás. Y como no los tienen, se los
inventan. No hay problema. Los vascos pregonan una existencia
heptamilenaria, pero si hubiera hecho habrían situado su origen
mucho antes. Los nacionalistas catalanes, también conocidos como
catalufos, necesitan, igualmente, recurrir a la fantasía, y al final
todo es catalán; hasta los dinosaurios vascos son catalanes. Como
Santa Teresa, Cervantes, Colón, Calisto y Melibea. Y Pujol, claro.
Pujol también es catalán. Y Rahola, que tantas glorias está
procurando a Cataluña. ¿Qué sería de Cataluña sin Rahola, sin Colau,
sin Rufián, sin los caganers? Hay que recordar que Roca Junyent y
Guerra, ¡dos gloriosos catalufos!, se fueron al retrete cuando se
votaba un artículo propuesto por Letamendía, durante el proceso de
redacción de la Constitución.
Dado este estado de cosas se entiende que la ciudad de Barcelona se
haya procurado una alcaldesa como Colau, y la Generalidad Catalana
esté presidida por un individuo al que llaman el Mocho. No se sabe
aún cual de los dos, Colau o el Mocho, tiene la cara más dura. La
pelota está en el aire.
El caso es que cuando el catalán estaba dividido en una serie de
dialectos, el valenciano ya había adquirido la categoría de lengua y
había generado su Siglo de Oro. Se lo quieren apropiar los incautos
catalufos, pero las cosas son como son, no como se las inventan
ellos.
Dice el Mocho, con más ignorancia que cara dura, aunque parezca
difícil, que las Fallas pertenecen a la cultura catalana. Eso es
imposible, idiota. Imposible. A pesar, igualmente, de un alcalde
ciclista que debería durar muy poco en el cargo.
Los 183 altos cargos de la Xunta cobran
casi diez millones brutos al año
La Administración mantiene a 133 asesores, a los que paga 27.975
euros por cabeza
M. Cheda S. LorenzoSantiago / La Voz 9 Marzo 2016
La puesta en marcha, en la noche del lunes, del portal de
transparencia de la Xunta permite por primera vez conocer
individualmente los sueldos de todos los altos cargos gallegos,
definición que acaba de ser legalmente ampliada a puestos antes no
considerados como tal. Distribuidas en diferentes categorías,
figuran ahí las retribuciones actualizadas del presidente, de sus
conselleiros, de los secretarios y directores xerais, de los
delegados territoriales, de los responsables de entes
instrumentales, de otros profesionales fichados con contrato de alta
dirección y de los jefes de prensa y de gabinete de los integrantes
del Ejecutivo. En total, 183 personas (un 39,1 % menos que en el
2008) que cobran un bruto anual de 9.571.322 euros.
Como promedio, por tanto, sus nóminas ascienden a 52.302 euros,
aunque analizándolas por grupos de responsabilidad se aprecian
diferencias notables. Así, mientras los 11 miembros del Gobierno
perciben 63.975 por cabeza y ejercicio, los 30 primeros ejecutivos
de los entes instrumentales ingresan 56.252; los 33 directores
xerais, 55.221; los 23 secretarios xerais y asimilados, 55.035; los
6 delegados territoriales, 50.904; los 60 contratados recurriendo a
la modalidad de alta dirección, 48.340; y, por último, los 20 jefes
de prensa o bien de gabinete, apenas 44.304.
Pero incluso dentro de cada uno de esos conjuntos de profesionales
se dan variaciones sustanciales debidas, básicamente, a que algunos
acumulan tanto trienios como complementos personales y otros, nada
de ello. En el Consello de la Xunta, por ejemplo, las asignaciones
van de 59.246 a 73.293 euros; en los entes públicos, de 44.689 a
81.199; y en las jefaturas de prensa, desde los 39.500 hasta los
52.109.
El ránking de los salarios no lo lidera ningún integrante del
Ejecutivo. De hecho, en el top seis de los cargos mejor pagados
solamente aparecen dos de las personas que forman parte del Gabinete
Feijoo: este último, en el segundo lugar, con una nómina de 73.293
euros, y la titular de Infraestruturas, Ethel Vázquez, en el cuarto,
con una de 69.248. El cajón más alto del podio corresponde al
director general de la Compañía de Radio Televisión de Galicia,
Alfonso Sánchez Izquierdo, quien, incluidos los variables, llega a
los 81.199 euros anuales. El tercer peldaño, con 71.087, lo ocupa la
presidenta del Consello Económico e Social, Corina Porro.
Más abajo en la clasificación se sitúan el resto de conselleiros. En
el séptimo puesto se encuentra el de Sanidade, Jesús Vázquez Almuíña
(65.547 euros); en el octavo, el de Facenda, Valeriano Martínez
(64.947); en el noveno, la de Medio Ambiente, Beatriz Mato (64.311);
en el décimo, la de Mar, Rosa Quintana (63.500); en el undécimo, el
vicepresidente, Alfonso Rueda (62.909); y en el decimotercero, el de
Educación, Román Rodríguez (62.233). Con igual percepción (59.246),
el vigesimoprimero, el vigesimosegundo y el vigesimotercero se
hallan los de Economía, Política Social y Medio Rural:
respectivamente, Francisco Conde, José Manuel Rey y Ángeles Vázquez.
Sin detalle en los de confianza
Este nivel de detalle con el régimen de los altos cargos contrasta
con el aplicado al de los asesores. En este punto, la interpretación
que la Xunta hace del Estatuto Básico del Empleado Público (2007) y
de la Lei de Emprego Público (2015) difiere de la que defienden los
sindicatos. Bajo el epígrafe del personal asesor, el portal
incorpora una lista de 53 empleados, que en su mayoría integran
departamentos de prensa adscritos a las consellerías. La Xunta da
cuenta de los nombres y apellidos de ese personal eventual, pero no
precisa las características de cada puesto ni desglosa las
retribuciones. Aporta la suma global: 1,62 millones, con una media
de 30.659 euros anuales por cada asesor.
La omisión del detalle de los sueldos es relevante, porque las
retribuciones de los asesores no están establecidas de acuerdo con
una titulación o un criterio fijo. Además, el portal tampoco
especifica en qué gabinete presta sus servicios cada asesor, lo que
impide determinar si la Xunta cumple con la Lei de Emprego Público
en cuanto a la prohibición de que ese personal trabaje para
entidades instrumentales.
Ese marco normativo subraya en su artículo 32 que «el número máximo
de puestos de personal eventual regulado en este artículo, así como
sus características y retribuciones, serán establecidos anualmente
por el Consello de la Xunta dentro de los correspondientes créditos
presupuestarios consignados al efecto, siendo el número y las
condiciones retributivas del mismo públicas». En este último punto
se centra la discrepancia entre Ejecutivo y sindicatos. La Xunta
sostiene que ese deber de hacer públicos los sueldos se refiere al
total de asesores, y no al detalle individual. Alega que, a mayores
del número que exige la ley autonómica, el portal aporta la relación
nominal de ese personal eventual.
Con todo, a esa relación de 53 asesores hay que sumar 80 contratados
como personal de apoyo, con unas retribuciones de 2,09 millones
(26.197 por persona). La Xunta asegura que el coste de las nóminas
de esos 133 cargos de confianza (3,72 millones, 27.975 de media por
cabeza) es inferior en un 35 % a la del 2008.
El 63 % de los puestos directivos son para hombres en un plantel con
un 70 % de mujeres
La estructura de los altos cargos de la Administración autonómica
mantiene el mismo desequilibrio que el propio Ejecutivo en cuanto al
predominio de hombres. De esos 183 puestos directivos (incluidos los
11 integrantes del Consello de la Xunta), 114 están ocupados por
hombres y solo 69 por mujeres. Esto implica una proporción de 63-37
a favor del sexo masculino. Por grupos, la mayor brecha se localiza
entre los altos cargos de las entidades instrumentales, donde los
varones (20) casi triplican a las mujeres (7). En cambio, entre los
secretarios generales, la diferencia se reduce a un puesto, eso sí,
a favor de los hombres (12-11).
La difusión del portal, anteanoche, coincidió prácticamente con el
inicio del Día de la Mujer, lo que llevó al presidente de la Xunta a
destacar que el 70 % de la plantilla de la Administración autonómica
son mujeres (60.299 de un total de 86.382 empleados). Este aspecto
resalta todavía más el hecho de que entre los altos cargos se
inviertan las proporciones. Entre las empleadas, ellas son mayoría.
Pero en los puestos directivos dominan ellos.
Los liberados sindicales tienen un coste para las arcas públicas de
10,7 millones
La Lei de Transparencia e Bo Goberno, que entró el lunes en vigor,
no solo obliga a publicar en el nuevo portal institucional de la
comunidad información sobre sus altos cargos (viajes, régimen
patrimonial, actividades, sueldos...). Establece también que a
través del mismo medio deben darse a conocer el número de personas
con nómina en la Xunta, cuántas de ellas (y sus nombres) son
liberadas sindicales y qué coste tienen para las arcas autonómicas
las horas dedicadas por estas últimas a la función de representación
de los trabajadores. De acuerdo con los datos recién revelados,
total o bien parcialmente, suman 842 los empleados que trabajan para
los sindicatos durante su jornada laboral: 633 en el ámbito de la
Administración general, 153 en el de la educación y 56 en el de la
sanidad. Ese desempeño le sale al erario por 10.709.560,4 euros
anuales: 6.404.321,24 del primer grupo, 2.376.465,14 del segundo y
1.928.773,94 del tercero. Como en el caso de los asesores, la
asignación individual de esa carga económica no figura detallada.
Los grandes concellos ya gastan en sus
nóminas más que antes de la crisis
La factura de las plantillas vuelve a crecer tras varios años de
ajuste y contención
Serafín LorenzoSantiago / La Voz 9 Marzo 2016
La recuperación que apuntan los indicadores macroeconómicos puede
ser discutible, sobre todo desde la perspectiva del contribuyente.
Pero lo que no admite duda es que el ajuste en el que las
administraciones públicas se aplicaron en los últimos años toca a su
fin, al menos en lo que al gasto de personal se refiere. La mayoría
de los concellos de más de 20.000 habitantes ya presupuestan más
recursos para pagar sus nóminas que antes del estallido de la
crisis. Como sucedió en los años de restricciones en los gastos de
personal, el mayor esfuerzo de contención corresponde a los pequeños
municipios.
Los concellos presupuestaron en el 2015 un total de 694,56 millones
para ese capítulo de gasto. Aunque son 42 millones más que los que
liquidaron en el ejercicio 2012, la cifra se mantiene por debajo de
la suma de los pagos al personal en el 2008 (707,26 millones) y es
notablemente inferior a la del 2011 (752,6). Porque este es el
primer aspecto a tener en cuenta: la administración local no pisó el
freno en el gasto en sus plantillas hasta el 2012.
Pese a que en el conjunto de los concellos el presupuesto en ese
ámbito sigue por debajo del liquidado en el 2008, entre los 22 que
superan los 20.000 vecinos ya es superior. En el 2015 presupuestaron
para gastos de personal 366,13 millones, 13 más de lo que abonaron
al inicio de la crisis. Solo A Coruña (61,87 millones), Santiago
(30,87), Ferrol (17,47), Vilagarcía (10,44), Cangas (7,37) y Marín
(4,78) consignaron menos en el ejercicio pasado para nóminas de lo
que liquidaron en el 2008. En las tres ciudades citadas, la
referencia de las cuentas del 2015 vale también para el ejercicio en
curso, porque al igual que otras urbes las mantienen prorrogadas
ante la falta de apoyos para aprobar las nuevas. Eso sí, tanto A
Coruña como Santiago, Ferrol, Vilagarcía, Cangas y Marín no escapan
a la dinámica general, y en el 2015 presupuestaron más para personal
de lo que pagaron en el 2012.
Entre las mayores urbes, sigue resultando significativa la distinta
evolución en la gestión de esta partida en A Coruña y Vigo. En los
albores de la crisis, el consistorio herculino destinaba a nóminas
64,48 millones, mientras el olívico abonaba 60,2. Pero en el 2011 se
invirtió la relación, y Vigo ya liquidó una partida mayor que A
Coruña. En las cuentas del 2015 esa brecha supera los 5 millones.
Mientras A Coruña presupuestó 61,87 para personal, Vigo alcanzó los
67,15 millones.
Las diputaciones, disciplinadas
En el tramo de 30.000 a 50.000 habitantes, llama la atención que
Vilagarcía (10,44 millones consignados en el 2015 para pagar a su
plantilla) y Oleiros (9,07) reservan partidas más elevadas que Narón
(8,35), pese a tener censos más modestos. Así, con casi 5.000
habitantes menos que el segundo concello más poblado de Ferrolterra,
Oleiros presupuestó 700.000 euros más en el 2015. Y Vilagarcía, con
2.000 vecinos menos que Narón, dedica a nóminas 2 millones más al
año. De estos tres municipios, el arousano es el único que consigna
menos de lo que liquidó en el 2008.
Las diputaciones se mantienen en conjunto por debajo del gasto
ejecutado antes de la crisis, aunque las cuentas del 2015 reflejan
un fuerte incremento de las partidas para personal. Si se toma como
referencia el 2012 (122,68 millones entre los cuatro entes), los
presupuestos del 2015 arrojan un incremento de 7,6 millones. Las de
Lugo y Ourense reservan menos de lo que invirtieron en el 2008. La
de Lugo gastó entonces 29,58 millones, y ahora presupuesta 23,34. La
de Ourense pasó de 32,75 a 27,68 millones.
Entre las otras dos diputaciones, la de Pontevedra ya liquidó en el
2012 (38,44 millones) más que en el 2008 (37,65). Y la de A Coruña,
que antes de la crisis destinaba a nóminas 35,08 millones,
presupuestó 38,38 en el 2015.
contra Homs y Puigdemont
Manos Limpias persigue judicialmente al
separatismo
"Malversación" y "desobediencia" son los delitos que el sindicato
atribuye a Homs en la actualización de la querella. Recurren también
la investidura de Puigdemont: la "fórmula" usada no era legal.
Rafael Núñez Huesca www.gaceta.es 9 Marzo 2016
El sindicato Manos Limpias ha presentado una actualización de la
querella contra el exconseller de Presidencia Francesc Homs en la
que le acusa de los delitos de malversación y desobediencia y pide
que su caso se eleve al Tribunal Supremo (TS), dada su condición de
aforado por ser diputado en el Congreso.
Homs ha comparecido el lunes durante una hora de forma voluntaria
ante el TSJC, donde se ha proclamado una víctima de una querella
política, y ha defendido la legalidad de la actuación del gobierno
catalán en el proceso para la celebración del proceso participativo
del 9N.
Contra la investidura de Puigdemont
Además, el sindicato ha interpuesto un recurso judicial para pedir
que se anule el pleno del Parlamento de Cataluña en el que Carles
Puigdemont fue investido presidente de la Generalitat, el pasado 10
de enero, al entender que se vulneraron los requisitos de
convocatoria de la sesión.
Según ha informado Manos Limpias, en su recurso
contencioso-administrativo también denuncian que Puigdemont aceptó
el cargo utilizando una fórmula que vulneró el decreto que regula
este tipo de pronunciamientos, prometiendo "fidelidad a la voluntad
del pueblo de Cataluña representada por el Parlament", pero obviando
la Constitución y el Rey.
Los grupos de la oposición, como PPC y Ciutadans, denunciaron la
celeridad con la que la Mesa del Parlament convocó el pleno de
investidura, que se celebró el domingo 10 de enero, horas antes de
que expirara el plazo para que hubiera un acuerdo que evitara la
convocatoria automática de elecciones.
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