Al soviet de barrio, el dedo corazón
Juan Pina www.vozpopuli.com 25 Julio 2016
Mientras los partidos del sistema dicen reconocer la necesidad de
modificar nuestras instituciones (aunque alguno, como el PP, lo haga
con la boca pequeña y sin la menor urgencia), la extrema izquierda
se apresta abiertamente a la tarea de sustituirlas. En esta lógica
se inscribe uno de los últimos movimientos de la alcaldesa de Madrid
en su partida de ajedrez con la realidad, conocido a principios de
este mes. Difícilmente puede considerarse como una mera ocurrencia
más, y por más que después lo hayan semidesmentido… ahí está. Igual
que en Venezuela el régimen desautoriza al parlamento elegido por la
población y le monta uno alternativo, en Madrid se plantea
constituir de golpe un montón de pequeñas instituciones de barrio
que podrían invadir competencias de diversas administraciones, sobre
todo en áreas como la seguridad ciudadana, la persecución del delito
y hasta la administración de justicia.
No hay nada nuevo bajo el sol. Desde los “comités de defensa de la
revolución” cubanos hasta sus homólogos sandinistas en Nicaragua,
pasando por las más diversas y delirantes organizaciones sociales
“de base” habilitadas por regímenes como el de Gaddafi en Libia, son
innumerables las estructuras creadas por el totalitarismo populista
para generar una falsa apariencia de debido proceso y de
participación social. De hecho, la idea que se intenta transmitir es
que todas estas estructuras son “más democráticas” que las
convencionales, propias de la democracia “burguesa” que ellos
cuestionan. Cuando se debate con cualquier defensor de los viejos
sistemas comunistas del Este de Europa, siempre te sale con las
organizaciones de masas que moldean la sociedad y transforman la
realidad, y con el poder ejercido localmente en asambleas del
partido único (o asambleas populares de ciudadanos, tanto da). Se
enfadan como mandriles si les haces ver que ese sistema se parece
mucho al fascismo italiano o a la “democracia orgánica” del
franquismo, con sus “tercios” de representación. Recuerdo a algunos
de los próceres del régimen anterior defendiéndola a capa y espada,
y tratando de convencer al respetable de que la sociedad tenía una
enorme capacidad de “influir de forma corporativa” en el rumbo
político del país, mediante aquel complejo entramado de cuerpos y de
capas de decisión.
Es verdad que la democracia convencional, liberal, representativa,
westminsteriana, está bastante superada por la realidad social y,
sobre todo, por la tecnológica. Pero no en el sentido que los nuevos
populismos de extrema izquierda (y de extrema derecha) alegan. Ellos
la atacan por su evidente incapacidad de canalizar la participación
colectiva de la gente en las decisiones que hoy se nos sigue
forzando innecesariamente a tomar en común, y denuncian que al final
terminan tomándolas las élites de siempre. Bien, pero a renglón
seguido plantean todo ese alambicado sistema alternativo para
mantener colectivizadas esas decisiones, ocultando que la polaridad
siempre cambia tan pronto como se pone en funcionamiento: lo que se
nos vende como un sistema capilar que suma desde abajo los
planteamientos de millones y garantiza que arriba se tomen las
decisiones que quiere la mayoría, rápidamente se transforma en un
sistema igualmente capilar pero hacia abajo: orientado a la
distribución de las decisiones y de las consignas desde la nueva
élite hasta el último rincón de la sociedad así gobernada,
aplastando tanto al individuo como la formación de alternativas
políticas por otros cauces.
Esto es inevitable y, además, intencionado. Ha ocurrido en regímenes
con matices ideológicos diferentes, en países con características
culturales y niveles educativos distintos, en periodos de bonanza y
en épocas de crisis, durante la Guerra Fría y después de su
conclusión, etcétera. Y la cúpula populista lo sabe bien. En España,
además, su núcleo irradiador está compuesto precisamente por
politólogos, por lo que no puede argumentarse un desconocimiento
sobre los riesgos del asamblearismo y de la oficialización de
micro-órganos de barrio, pseudotribunales populares y todo tipo de
comités que serán presa fácil de la arbitrariedad y el abuso de
poder. Saben perfectamente lo que hacen, y lo hacen para controlar
localmente a la sociedad. Su tiempo y su tempo son diferentes de los
que afectan a las demás formaciones políticas, y desde el poder aún
menor que ya van adquiriendo articulan esta estructura institucional
alternativa y secundaria para, llegado el momento, convertirla en la
principal una vez conquistado el cielo y con él La Moncloa.
Los soviets (“asambleas” en ruso) de barrio contrastan con la
tendencia que cada día se confirma en la realidad social, y que es
la devolución de las decisiones, no a miles de toscas y manipulables
asambleas, sino a millones de seres humanos. La tecnología ya hace
innecesaria (y por tanto inoportuna y tiránica) la adopción grupal
de un camino común que después se imponga a todos. Posibilita, por
el contrario, la adopción de innumerables caminos individuales,
planes particulares y decisiones personales. Cada vez son menos las
cuestiones que, por sus características, exigen necesariamente una
decisión grupal. Una es la secesión o unión de territorios. Otra
puede ser la circulación (no pueden ir unos coches por la izquierda
y otros por la derecha). Son pocas. En casi todos los demás asuntos,
para terror de los podemitas pero también de los colectivistas
convencionales, los socialdemócratas de todos los colores, ya se
puede individualizar las decisiones. El orden espontáneo que
configura la interacción de millones de planes y decisiones es mucho
más rico y eficiente que cualquier plan colectivo impuesto por una
élite, ya sea por las buenas o tras un supuesto proceso de
deliberación por parte de las bases reunidas en órganos de barrio
convenientemente dirigidos.
Nombrar comisarios políticos —seleccionados desde arriba, por
supuesto— para que controlen sus zonas y pastoreen a la población es
la otra cara del sistema de asambleas que esboza Ahora Madrid. Hay
que oponerse a los dictados de esos comisarios políticos como hay
que oponerse, en realidad, a todas las injerencias de los agentes
estatales en nuestra inviolable soberanía individual. A los soviets
de barrio, el dedo corazón bien alto.
18 de julio
Julio Padilla Carballada Gaceta.es 25 Julio 2016
El pasado lunes 18 de julio se cumplieron ochenta años del
alzamiento militar de 1936. Me sorprendió que no fueran más las
referencias a ese hecho, porque me pareció que hubo pocas, tanto en
la prensa escrita como en los demás medios, aunque no faltó algún
anuncio. Concretamente el del Gobierno Provincial de Pontevedra
anunciando la retirada de distinciones al General Franco, a Solís, a
Nieto Antúnez y a José Calvo Sotelo, en lo que a este respecta su
nombramiento como hijo predilecto efectuado en 1950.
Curiosa coincidencia, el Ayuntamiento de Madrid anunciaba estos días
que está considerando proponer que se dé el nombre del Teniente
Castillo a una de sus calles.
La sorpresa que apunto la origina la actualidad que parece tener, no
obstante el trascurso de más de tres cuartos de siglo desde la
insurrección militar de 1936, cuanto tiene que ver con tal
acontecimiento.
Quienes tenían diez años en 1936 tendrían ahora noventa, de modo que
ya los testigos conscientes de los hechos son un pequeño ramillete
que vive sus últimos años. Ya no quedará en breve nadie que pueda
contar lo que vio o percibió, y por tanto se congelará para siempre
la visión y la percepción de los hechos en los testimonios y
narraciones de unos y otros recogidos en los distintos soportes.
Ahora bien. Con Ley de Memoria Histórica o sin ella, porque el
juicio o la apreciación social es algo vivo y espontaneo, la verdad
es que, sorprende que a estas alturas se pretenda dedicar una calle
al Teniente Castillo, cuya muerte a manos de unos falangistas
pretendió ser vengada con la de José Calvo Sotelo, Diputado a Cortes
por Orense, representante elegido por el pueblo pues y líder de
Renovación Española, pero por agentes del orden y en un vehículo
oficial de la Dirección General de Seguridad que, haciendo uso de su
condición lo obligaron a salir de su domicilio de madrugada,
violando su inmunidad parlamentaria, mientras se retira cualquier
distinción u honor a este último. Sorprende y mucho. Y revela que la
interpretación que se viene dando a la Ley de Memoria histórica
conduce a la exaltación de unos protagonistas de la guerra civil
frente a los otros que ahora son, sin excepciones denigrados.
Bueno, con excepciones como la de Calvo Sotelo, porque él no fue
protagonista del conflicto bélico, pues fue víctima de la barbarie
el día 13 de julio. Acaso, intervino antes en el planteamiento del
conflicto, pero en ello, hay que ser sinceros lo hicieron cuantos se
movían en el espacio público de una u otra manera, porque era
imposible sustraerse a la realidad que se vivía, como relata con
precisión José María Gil Robles en su magnífica obra “ No fue
posible la Paz”. No obstante se han desprendido de los callejeros de
nuestra geografía los rótulos a él dedicados, y son escombros la
mayoría de los monumentos alzados en su memoria, en tanto se le
priva, como unos más de los rebeldes, de los honores o
reconocimientos.
Es verdad que la muerte de Calvo Sotelo pudo precipitar el
levantamiento militar, pero lo más importante es que, al menos a mi
juicio, la eliminación por un gobierno o su consentimiento al menos
al conocer que se iba a producir, y la ejecución a través de agentes
suyos, de un adversario que encabezaba la oposición en el parlamento
y en buena parte de la escena social, despojó a ese gobierno en muy
buena proporción de su legitimidad, porque esta es incompatible con
ciertos actos viles del poder. Sencillamente no los resiste.
Pero en todo caso, el saldo de la visión histórica no puede ser y
resumirse en la condena al oprobio de Calvo Sotelo en tanto se
dedican calles al Teniente Castillo.
Hace años, asistiendo a un debate en el Congreso, escuché a Luis
Recoder, un Diputado de Convergencia, que fue también Alcalde de San
Cugat del Valles y Consejero de Obras Publicas de la Generalidad
habiendo sido previamente líder de la organización juvenil de su
partido, le escuche digo, sostener desde la tribuna que Companys era
un héroe al coincidir su intervención con algún aniversario del ex
presidente de la Generalidad. Dije entonces y sigo sosteniendo
ahora, que la transición no habrá terminado hasta que alguien con
total libertad pueda referirse por ejemplo a Calvo Sotelo, sin ser
objeto de descalificación, con las palabras con las que
enfáticamente lo hizo él escritor y académico José Maria Pemán
–también beneficiario del ludibrio-: “Nosotros le queríamos como
gobernante, Dios lo quiso para mártir”. En el espacio público ¿lo
podría decir alguien, si lo piensa así, sin consecuencias y sin ser
descalificado?
Esperemos que algún día acabe la transición, pero para todos. Y que
así se recupere uno de los pocos espacios de libertad hoy cohibido
por la verdad única y oficial. Todo llegará.
Estamos en guerra, pero estamos a tiempo
Desde 2010 ha habido más de 18.000 atentados islamistas, con
alrededor de 80.000 muertos.
Pedro de Tena Libertad Digital 25 Julio 2016
Desde 1970 se han cometido 150.000 ataques terroristas, según The
Global Terrorism Database. Considerado en su conjunto, desde la
propaganda por el hecho de los anarquistas del siglo XIX y XX, al
terror del IRA y la ETA, pasando por el Estado Islámico o Al Qaeda,
los métodos empleados por los terroristas son los mismos: ataques
contra la población civil, especialmente, y/o contra el personal
político, religioso, militar o policial mediante la violencia
asesina en función de unas ideas o unos propósitos. Seguramente
terrorismo ha habido siempre. De Estado –desde Nerón y Calígula a
Fidel Castro, a veces Estados como Francia (Mitterrand y su voladura
del Rainbow Warrior), o Estados Unidos o URSS, etc… -, o de grupos
marginales, desde piratas a pirados o fanáticos de diversa índole.
Nuestra guerra civil fue un ejemplo de cómo el terrorismo puede
afectar incluso a las trincheras del mismo bando. El
despellejamiento del trotskista Andres Nin por torturadores
soviéticos fue un ejemplo definitivo. Confesemos, pues, que el
terrorismo nunca nos ha sido ajeno.
Sin embargo, es desde hace poco tiempo que estamos percibiendo lo
que ocurre como una guerra. Vamos comprendiendo que estamos en
guerra, que ésta nos afecta y que, lo queramos o no, la libramos
contra un adversario unificado, algo clave en las confrontaciones:
las organizaciones terroristas del islamismo radical. Los datos son,
empero, sorprendentes. 9 de cada 10 atentados terroristas de
fanáticos islamistas desde el año 2000 han tenido lugar en países de
mayoría musulmana. Desde un año antes del 11 de septiembre y el
atentado a las torres gemelas de Nueva York, ha habido más de 18.000
atentados islamistas, con alrededor de 80.000 muertos. De ellos, más
de la mitad en Irak, Afganistán y Pakistán, tres países de religión
islámica. Los islamistas han matado mucho también en Filipinas y
Kenia, de mayoría cristiana, y otros países. La lista es enorme.
Apabullante. Los autores de las acciones terroristas son diversos,
en algunos casos no son yihadistas y, en más casos de los deseables,
son desconocidos para las fuerzas de seguridad.
Atendiendo al yihadismo, y a pesar de nuestros sentimientos
inmediatos, lo que llamamos Occidente - Europa, Estados Unidos,
Canadá, Australia y América del Sur, por resumir- no está entre los
más afectados, por ahora. En la Unión Europa, Francia y Bélgica muy
recientemente, se han sufrido alrededor de 30 atentados yihadistas
desde el año 2000, muy por debajo del 1 por ciento de los que estos
grupos cometieron en todo el mundo. Tampoco en número de muertos la
situación es comparable.
Pero el prójimo lo es más si es próximo y el mal cercano se ve con
mayor claridad y dimensión que el mal lejano. Los políticos sólo
toman en consideración, habitualmente, los males cercanos que
perciben. Por los datos empíricos, parece indudable que lo que
pretenden los yihadistas y sus grupos varios, es hacerse con el
control de la población de los países que profesan la religión
musulmana para, desde ahí afrontar la guerra definitiva contra
Occidente y nuestro modo democrático de vida. Mantenerse unidos,
exigir a los musulmanes en todos los frentes que elijan entre
civilización o barbarie y adoptar las medidas civiles, policiales y
militares que sean menester para impedir que se unifiquen y se hagan
con países y medios cualificados, es ya ineludible. Estamos en
guerra y lo estaremos cada vez más pero todavía estamos a tiempo.
Otra voz que predice el colapso del islamismo
IslamWatch.eu Daniel Pipes LAGACETA.EU 25 Julio 2016
Moncef Marzuki, presidente de Túnez entre 2011 y 2014, ha escrito un
análisis donde predice, como yo, la defunción del islamismo. Cito de
un extracto traducido por Middle East Eye de la versión original en
árabe que apareció en la web de Al Yazira.
Marzuki, activista progresista pro derechos humanos que regresó del
exilio tras la revuelta que derrocó al dictador Zine el Abidine ben
Alí, se convirtió en presidente mediante un acuerdo para compartir
el poder tras las primeras elecciones parlamentarias libres de
Túnez, celebradas en octubre de 2011, y encabezó un Gobierno
dominado por el partido islamista Ennahda. “No tenemos el mismo
punto de vista sobre derechos de las mujeres, derechos humanos y
demás”, se lamentaba en la revista Time en 2012.
En este artículo, Marzuki empieza situando al islam en el contexto
de otros tres ismos: el nacionalismo, el panarabismo y el comunismo,
todos ellos en decadencia. Ahora –escribe– estamos “a punto de ver
el declive de una cuarta ola, la islamista, tras asistir a su
emergencia, a principios de la década de 1970, y apogeo –a finales
de la de 1990”.
Como otros ismos, “el islamismo se expandió como fruto del deseo de
la sociedad de resolver todos o algunos de sus problemas”. Hoy se
están planteando “preguntas incómodas”: “¿Habéis cumplido todas
vuestras promesas? ¿Habéis estado a la altura de las grandes
esperanzas que habíamos depositado en vosotros? Al final, ¿qué
habéis conseguido?”.
Marzuki alude a los vistosos logros del islamismo en la actualidad,
pero los desestima recordando que la Unión Soviética “se veía como
una potencia que se mantendría durante mil años” y sin embargo “se
vino abajo como el cartón”,
La mayoría de los partidos islamistas pierden el rumbo y “mutan en
partidos de derechas que buscan un sitio en el poder”, sin atender a
la moralidad o los principios. Los islamistas “utilizan una
cobertura ideológica para una tiranía que es (…) represora y
corrupta”.
Marzuki dice que la mayoría de las organizaciones islamistas armadas
son “el mayor desastre contemporáneo al que se enfrentan los países
árabes y musulmanes, incluso el islam. (…) Gracias a ellas, todo el
mundo nos considera un país que no tiene nada que aportar salvo el
cultivo del terrorismo. El resto del mundo nos percibe como una
amenaza”.
En 2013, en este artículo de opinión, señalé que los movimientos
islamistas están cada vez más divididos por líneas sectarias,
ideológicas, políticas y tácticas (lo que posteriormente traté con
más detalle aquí). “Si se mantiene esta tendencia fisípara, el
movimiento islamista está condenado al fracaso, como el fascismo y
el comunismo”, escribí; “a no ser más que una amenaza para la
civilización que inflige un enorme daño pero que jamás prevalece”.
¿Y ahora, qué?
Francisco Albanese LAGACETA.EU 25 Julio 2016
¿Por qué un pensamiento radical? Porque va hasta la raíz de las
cosas, es decir “hasta el núcleo”: cuestiona la cosmovisión
sustancial de esta civilización, el igualitarismo, porque este
último, utópico y obstinado, está conduciendo a la humanidad hasta
la barbarie y el horror económico, a través de sus contradicciones
internas.
Guillaume Faye, Arqueofuturismo.
Sí, Guillaume Faye tenía razón. En 1998 tenía razón y hoy la sigue
teniendo. Fue y es cuestionado, y aún así sigue teniendo razón.
Si en el año 2016 aún no has leído, al menos, los libros
L’Archéofuturisme (1998) y La Convergence des catastrophes (2004) de
la autoría de Guillaume Faye, pues deberías plantearte la idea de
leerlos. Si en el año 2016 aún no sabes quién fue Dominique Venner y
cuál fue el motivo que lo llevó a cometer suicidio en la catedral de
Notre Dame, en París, deberías comenzar a averiguar. Si en el año
2016 aún no conoces el concepto “Grand Remplacement” (o Gran
Reemplazo) acuñado por Renaud Camus, deberías entrar a
familiarizarte con el término.
Si en el año 2016 aún no comprendes por qué ocurren atentados de
inspiración jihadista en el seno de Europa, es que necesitas
urgentemente conocer a los tres autores antes mencionados, y también
dejar tu cómoda ignorancia de lado, antes de que la realidad te
golpee en la cara de la peor forma. O te explote, literalmente.
Bueno, se dice que la mejor defensa es el ataque, y algunos optarán
por defenderse atacando a la violencia e intolerancia
fundamentalista mediante el uso de una bandera en sus perfiles de
redes sociales. Y demostrar su descontento de forma civilizada, es
decir, llorando cibernéticamente y clamando que
#todossomos(introducir lugar afectado aquí).
La Toma de la Bastilla marcó el comienzo de una nueva era para
Occidente, una nueva era en la cual sus pilares serían Igualdad,
Libertad y Fraternidad, primero entre franceses, y luego, como un
virus, se expandiría de manera universal, incluso entre aquéllos que
no creen en estos lemas llenos de altruismo y esperanza. O que tal
vez ni siquiera les importa.
A partir de la Toma de la Bastilla, que es el puntapié inicial de la
Revolución Francesa, comienza a fraguarse una nueva “época dorada”
(para los adoradores de las ideas progresistas y democráticas),
creando el caldo de cultivo espiritual que propiciaría lo que se
vive en Europa, y sobre todo en Francia, el día de hoy. Y es que si
no imperaran valores –que, con los siglos, se han transformado en
obsesiones– como la fraternidad universal, actualmente no existiría
la necesidad enfermiza de incluir refugiados por el afán de hacerlo,
por darles alguna oportunidad, por demostrar al resto que “nos
estamos preocupando de todos”, porque “queremos que nuestro amor
vaya a todos los confines del mundo”, y si nuestro amor no llega al
mundo, pues que el mundo se acerque a nuestro amor.
Y así nació #WelcomeRefugees.
Esto no es una guerra táctica, no es una guerra de la razón. No hay
nada estratégico en llevar el infierno a un lugar del cual no
pretendes salir a menos, claro, que tus objetivos vayan más allá de
la razón, más allá de la vida cotidiana, que es lo que marca la
diferencia entre el tipo que se lanza en una guerra espiritual, y el
tipo que se dedica a disfrutar la vida, abrazar refugiados y abrir
fronteras mientras el enemigo le declara la guerra en forma
absolutamente indiscreta.
¿Y ahora, qué? ¿Qué otra cosa tiene que pasar para que el discurso
progresista que propone que la intolerancia y el rechazo a las masas
colonizadoras se debe a la ignorancia y el miedo a lo desconocido,
choque con la violenta y cruda realidad y deje de ser repetido como
un mantra, para que niños dejen de prender velas por víctimas
mientras sus cerebros siguen lavados con lo positivo y necesario de
la entrada de refugiados? ¿Ignorancia de qué, cuando es obvio el
peligro inherente en dichas masas, cuando ni siquiera son un peligro
en potencia, sino que un peligro revelado y latente?
¿Qué más quieren, qué más necesitan para comprender de una vez por
todas lo altamente suicida de la etnofobia y xenofilia?
Las sociedades europeas, hoy en crisis, están listas para ser
traspasadas por unos pensamientos radicales determinados, armados
con un proyecto de valores revolucionarios y de una contestación
completa, pero pragmática y no utópica de la civilización mundial
actual. (Guillaume Faye, Arquefuturismo.)
¿Y ahora qué? Quizás es tiempo que los progresistas dejen la utopía
atrás, y pongan atención a las palabras de Faye.
Caso Pujol: Sin novedad dos años después
Sin avances judiciales en el segundo aniversario del “mea culpa” del
presidente de la Generalidad por antonomasia.
Pablo Planas Libertad Digital 25 Julio 2016
El 25 de julio de 2014, viernes, Jordi Pujol i Soley, 23 años
presidente de la Generalidad de Cataluña, preso del franquismo por
redactar la octavilla "Us presentem al general Franco" y político
con fama de "hombre de Estado" emitía un comunicado en el que
confesaba la posesión de una fortuna sin declarar en el extranjero.
Su hijo mayor, Jordi Pujol i Ferrusola, ya estaba en el punto de
mira judicial por las denuncias de su exnovia, Victoria Álvarez.
Oriol Pujol, el predestinado a suceder a Mas y forjar una dinastía
republicana, era investigado por la adjudicación irregular de
estaciones de Inspección Técnica de Vehículos. Algo más que
sospechas se cernían sobre la familia más poderosa de Cataluña,
sobre el cacique de toda una región española, sobre el hombre que
había sostenido gobiernos nacionales mientras imponía en su
virreinato una educación totalitaria para desterrar el español, un
relato de la actualidad nacionalista, los cimientos del España roba
y mata, y el cobro de comisiones en favor de la construcción de la
nación catalana.
Al comunicado siguió el silencio. Era un viernes por la tarde en el
que quien menos había desconectado. Fuera del círculo familiar y de
Artur Mas, Pujol no informó de sus intenciones. Las investigaciones
sobre las irregularidades del clan habían eliminado ya a Oriol, que
dos semanas antes había dimitido de todos sus cargos por su
implicación el mentado caso ITV. Lo de Jordi y Oleguer, el menor de
la saga, eran escándalos a voces en manos de la Audiencia Nacional y
ni su esposa, Marta Ferrusola, se salvaba de las pesquisas. Más bien
todo lo contrario. La gestión del tesoro andorrano, la herencia
paralela del abuelo Florenci, era uno de sus puntos flacos.
En cuestión de horas, Pujol pasó de héroe a villano mientras los
periodistas hacían guardia frente a su domicilio de Barcelona y las
casas del clan en la Cerdaña. Mayúsculo escándalo, revuelo de
fotógrafos y plumillas, impacto pleno en el proceso separatista y
estupor generalizado. El moralista de Cataluña era un farsante.
Convergencia, una comedia al servicio de un defraudador. La "nación"
catalana, una tapadera.
Dos años después y tras múltiples errores por parte de Pujol, como
la comedia familiar en el parlamento catalán, los múltiples casos
que afectan al clan están parados o envarados en derivadas como la
concesión del contrato de basuras de Lloret de Mar, la operación
Trueno, última hasta el momento relativa a la corrupción convergente
en Cataluña.
En dos años, Pujol ha pasado del calvario a la recuperación y una
cierta normalidad. Se deja ver en actos religiosos o en citas de los
muy afines. Mantiene línea directa con Artur Mas, presidente de la
nueva versión de Convergència. Se le pretende alejado de la política
pero su sombra y la de sus hijos planean sobre el espectro
nacionalista.
El patriarca acaba de crear una fundación, llamada Serviol y de la
que pende una página en internet en la que Pujol padre ya ha colgado
una "reflexión" sobre el malestar europeo. De su caso, una leve
alusión, "un comentario referente a que me resulta difícil superar
el estado de ánimo en el que me encuentro. (...) El sentimiento de
culpabilidad me viene no por codicia, pero sí por miedo, por
desidia, por ligereza, por debilidad, he cometido una falta que no
debía haber cometido. Que creo que en su momento se reconducirá".
Pujol ya no escribe en la casa del portero, que ocupaban sus
escoltas. Se ha trasladado a un despacho en el número 255 de la
calle Calabria, más modesto que el del Paseo de Gracia pero de
fuste, típico de notarios y abogados de amplia agenda. Confía que en
su caso opere el efecto Palau, un asunto (corrupción a gran escala y
comisiones a las fundaciones de Convergencia) que comenzó a
investigarse hace siete años y que todavía no tiene fecha de juicio.
Igual que el caso Pretoria, con Alavedra, Prenafeta y el exalcalde
socialista de Santa Coloma de Gramenet, Bartomeu Muñoz.
Se acumulan los expedientes de corrupción en los juzgados y en los
despachos policiales, pero la filtración de las conversaciones entre
el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz y el exdirector de la
oficina Antifraude catalana, Daniel de Alfonso, sirven al
nacionalismo para atribuir cualquier acción judicial y policial a
las cloacas del Estado.
Que Pujol, su señora y su prole comparecieran ante el "Parlament"
fue un error que les ha convertido en culpables de antemano. Pero
pero fue la confesión del patriarca. Si hubiera resistido un poco
más, hoy sería una víctima de la cloacas y mantendría su categoría
moral.
En cuanto a los efectos colaterales, Convergencia se ha disuelto,
pero no sólo por la corrupción vinculada a los Pujol. El cobro de
comisiones era una práctica extendida más allá de la familia alfa
del nacionalismo. El proceso, por su parte, sigue otras dinámicas y
dirigió lo del clan sin problemas. Ese año, el 11-S fue un éxito. La
fatiga en el separatismo tiene otras causas, entre ellas el
incumplimiento de los plazos.
******************* Sección "bilingüe"
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Justicia cósmica: Rajoy recogerá lo que ha
sembrado
Roberto Centeno 25 Julio 2016
Con la clase política más irresponsable, ignorante y holgazana de
occidente, España ha dejado de existir internacionalmente. El
sistema de pensiones no aguantará un año más, la burbuja de deuda no
deja de crecer -y es imposible de devolver- y el expolio impositivo
alcanza límites intolerables, mientras se mantiene sin freno el
despilfarro político a todos los niveles (36.000 millones en
duplicidades entre AAPP, 20.000 millones en la desastrosa gestión en
Sanidad y Educación 15.000 millones empresas públicas inútiles,
48.000 millones de coste extra para las AAPP por los precios de
monopolio que paga a sus proveedores). Si Rajoy es investido
presidente, será un caso claro de justicia cósmica: deberá recoger
lo que ha sembrado.
El comportamiento de Rajoy es claramente patológico. Una ambición
enfermiza por el poder unida a una dejación absoluta ante los graves
problemas de los gobernados. El gran maestro de ciencia política
Antonio García Trevijano lo explica así: “Rajoy necesita el poder
para no ser ser procesado por corrupción y por haber financiado con
dinero público y dejado sin perseguir el gravísimo delito de
sedición que vienen cometiendo todas las autoridades de la
Generalitat, el Parlament y de las demás instituciones autonómicas
catalanas. Nunca en la historia de España ha habido un presidente de
gobierno tan irresponsable y tan indiferente ante el destino de la
patria”.
La legislatura Rajoy: un desastre sin paliativos
Que las demás alternativas sean peores o infinitamente peores, como
la de los bolcheviques bolivarianos de Podemos que aparte de un
programa político abiertamente estalinista, el económico es
absolutamente demencial, no puede hacernos olvidar quién es Mariano
Rajoy. Después de ocho años de gobierno de un tonto malo y apátrida,
Rajoy arrasó en las urnas consiguiendo la mayor cuota de poder
obtenida por un presidente de Gobierno desde la infausta Transición.
Podía haber hecho todo lo que España necesitaba para superar la
crisis y acabar con la corrupción de partido pero ahondó más la
primera e impulsó dentro del PP y en todas sus autonomías la
segunda.
Nadie podía imaginar que alguien podría empeora la caótica gestión
de Zapatero, el hazmerreir de Europa y, sin embargo, Rajoy lo ha
conseguido. No cumpliría ni una sola de las promesas realizadas
durante su campaña electoral empezando por la de que bajaría los
impuestos (exactamente igual que ahora), y lo primero que hizo al
tomar posesión de su cargo fue subirlos. “No he tenido más remedio”,
diría sin inmutarse. Es decir, de un presupuesto de gastos de
450.000 millones de euros, de los cuales 100.000 de puro
despilfarro, Rajoy no tenía un solo sitio, ni uno solo, de donde
recortar 10.000 millones de euros, que fue su primer expolio fiscal
realizado esencialmente sobre la clase media que le había llevado al
poder.
Lo siguiente, por boca de Cristóbal Montoro, su ministro de
Hacienda: “Vamos a controlar el gasto autonómico rigurosamente y
enviaremos a los hombres de negro (intervendremos) todas aquellas
CCAA que no cumplan los objetivos de déficit”. En lugar de ello en
marzo 2012 este insensato haría lo contrario: “No intervendré
ninguna CCAA”, afirmaría Rajoy. Y para que las CCAA, empezando por
las más golfas y corruptas, pudieran seguir gastando sin límite,
puso a su disposición diversos mecanismos de financiación para
cubrir sus gigantescos agujeros presupuestarios generados por la
irresponsabilidad de sus gestores y por la falta de control total
por parte del Gobierno.
La dos más importantes fueron el Fondo de Liquidez Autonómica (FLA)
y el Plan de Pago a Proveedores, un robo a los españoles de más de
185.000 millones de euros. Pero en el caso de Cataluña, que se ha
llevado la parte del león con más del doble de lo que representa su
PIB en el conjunto de España, es un caso inaudito de
irresponsabilidad absoluta, ya que Rajoy ha estado financiando la
sedición de Cataluña mientras miraba para otro lado ante la burla de
los secesionistas de la ley, de las sentencias del Constitucional y
de los derechos humanos de no los secesionistas. Su delito de no
perseguir este gravísimo delito de sedición lo convierte en
colaborador necesario cayendo de este modo en la responsabilidad
penal inherente a los llamados “promotores de la sedición” en el
art. 548 del Código Penal.
Rajoy no solo se negó a recortar el despilfarro político sino que lo
mantuvo fuera de control y lo financió elevando la presión
tributaria sobre las familias y sobre el trabajo al mayor nivel de
nuestra historia y al cuarto más alto de los 34 países de la OCDE,
aparte de arruinar a las generaciones futuras con una deuda brutal
que jamás podrán devolver. Pero lo peor sería a mediados de 2012,
cuando la prima de riesgo española superó los 500 puntos y el
rescate era nuestra mejor opción, como hizo Grecia, a la que la
condonaron el 70% de su deuda a cambio de una serie de recortes de
gasto que nunca realizó. En ese momento, la deuda publica española
total ascendía a 900.000 millones de euros, una quita de solo el 50%
la habría reducido en 450.000 de euros, sin embargo, Rajoy
presionado por la Sra Merkel cometió el mayor error de la historia
económica de España.
La Sra Merkel convencería a este insensato de que a cambio de
devolver hasta el último euro (algo que no ha ocurrido en ningún
lugar del planeta) a las cajas alemanas que tan irresponsablemente
habían prestado cientos de miles de millones euros a los
delincuentes al frente de las cajas de ahorro españolas, el BCE
abriría una barra libre que le permitiría financiarse sin problemas
y, además, le blindarían la prima de riesgo para reducirla a la
quinta parte. Rajoy aceptó encantado y endeudo a los españoles en
478.000 millones de euros adicionales, el mayor crecimiento en
términos de PIB de la historia, llevando la deuda total hasta 1,3
billones equivalentes al 122% del PIB oficial y al 150% del real, lo
que nos llevará al 'default' en la próxima legislatura.
En el colmo de la mendacidad que caracteriza al personaje presumiría
de lo contrario: salvó a España del rescate, “lo que hubiera
supuesto la reducción de las pensiones y de los salarios públicos”.
Nada más lejos, la única condición era reducir el déficit que podría
haberse hecho con toda facilidad, al igual que hoy, cortando el
despilfarro político y los precios de monopolio. Lo que sí
recortaría sería los salarios privados, el mayor de toda la UE, y
más deuda y más enchufados públicos. El desastre y la corrupción de
nuestro modelo de Estado es inimaginable. Finalmente Rajoy ha
colocado a España en el segundo lugar de la UE en desigualdad en el
reparto de la renta y la riqueza; un tercio de los niños españoles
vive por debajo del umbral de la pobreza.
La quiebra del sistema de pensiones
Partiendo de un déficit cero en 2011, durante la legislatura de
Rajoy este se escalaría casi exponencialmente: de 5.813 millones a
16.707 en 2015. Pero este no es todo el problema, además de este
crecimiento exponencial del déficit que continuará en 2016 y
siguientes, la Seguridad Social tiene un déficit oculto de 17.169
millones heredado de la década de los 90, cuando las aportaciones
adicionales de Hacienda a la Seguridad Social se hicieron vía
préstamos para no incrementar el déficit. Y para 2016 la situación
empeorará considerablemente. La ejecución presupuestaria de los
cinco primeros meses del año extrapolada a fin de año nos lleva a un
déficit de la Seguridad Social 2016 de unos 19.000 millones y de
21.000 en 2017.
Respecto a un déficit público, y también extrapolando a todo el año
lo ocurrido en los cinco primeros meses este, superará el 6% del
PIB, 26.000 millones de euros más que el objetivo ampliado de
déficit por Bruselas hasta el 3,6%, y aquí hay algo que cada vez se
entiende menos. Me refiero a los datos que suministra la Autoridad
Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef), que se supone que
está para controlar la estabilidad presupuestaria. Hace solo dos
meses pronosticaban un déficit “ligeramente por debajo del 4%”, y
ahora resulta que será del 4,7% sin que se haya producido un solo
hecho nuevo que lo justifique. Hablan de un agujero de poco más de
11.000 millones menos de la mitad del que indican todos los datos
conocidos.
¿A qué juega la Airefnbsp;¿A tratar de convencer a la Comisión y al
BCE cada vez más cabreados con este gobierno de tramposos que
tampoco es para tantonbsp;¿Cómo pueden mantener tal patraña cuando
saben que, tanto si Rajoy es investido como si no, España será
ingobernable e imposible consensuar medida alguna de recorte de
gastonbsp;Y la Airef ni siquiera ha denunciado la falsedad de las
cuentas públicas, ¿cómo va a controlar la estabilidad presupuestaria
si da por veraces las cifras oficiales? Como tampoco ha señalado las
enorme partidas de despilfarro de dinero público que deberían ser
recortadas. En septiembre analizaré en detalle el incomprensible
papel del Airef que de momento solo realiza críticas light mientras
contribuye a mantener los grandes engaños macroeconómicos.
¡Feliz verano a todos!
La corrupción de Convergència no la borra
cambiar de nombre
EDITORIAL El Mundo 25 Julio 2016
La dirección de Convergència ha dado un paso más este fin de semana
en la huida hacia adelante en la que lleva ya años instalado el
otrora nacionalismo moderado catalán. Dos semanas después del
congreso de presentación del nuevo partido con el que buscan
refundar su proyecto, el Partit Demòcrata Català (PDC), Artur Mas ha
sido encumbrado presidente con un 95% de votos a favor. Ya lo dice
el refrán cervantino, para ese viaje no es menester tantas alforjas.
Porque, más allá del lío de siglas que representa cambiar de nombre,
el PDC es indudablemente lo mismo que Convergència. Y el pretendido
lavado de cara ni cuenta con un mensaje distinto -lo más que se ha
escuchado este fin de semana es que seguirán adelante con su hoja de
ruta independentista hacia ninguna parte- ni ofrece siquiera como
novedad rostros diferentes. Sin embargo, sí hay una clara
intencionalidad por parte de Mas y los suyos con esta estrategia: la
de intentar que las nuevas siglas les sirvan de cortafuego ante los
pufos económicos que acumulan y ante el cerco judicial cada vez más
estrecho por toda clase de escándalos de corrupción y presunta
financiación ilegal.
Sobre la antigua CiU pesan más que sospechas de malversación desde
que en un arrebato de desahogo Pasqual Maragall acusara a la
coalición nacionalista de cobrar comisiones ilegales del 3%
procedentes de adjudicaciones de obra pública a empresas más o menos
afines. Desde que se produjo aquella tormenta política en el
Parlament en 2005 se han sabido muchas cosas. Entre otras, el
llamado caso Palau por el que Convergéncia está procesada por haber
recibido unos 6,6 millones de euros desde el Palau de la Música
barcelonés como presunta comisión por la adjudicación de obras
durante los gobiernos de Jordi Pujol a la constructora Ferrovial. El
partido tiene nada menos que 15 sedes embargadas para asegurar su
eventual responsabilidad civil por este proceso. Y no es el único
caso judicial en marcha. Poco a poco ha ido saliendo a la luz un
rosario de asuntos que implican a los máximos dirigentes del
nacionalismo catalán desde la Transición y que muestra una tela de
araña al servicio de la financiación irregular de Convergència, tal
como sostiene la Fiscalía. La corrupción de esta formación acumula
ya seis procedimientos abiertos.
Esa realidad es el gran baldón que ha minado toda la credibilidad
del proyecto político que durante décadas han encabezado Jordi Pujol
y su delfín, Artur Mas. Y que explica también en buena medida la
alocada deriva independentista del partido, para lo que no ha dudado
ni siquiera en renunciar a sus principios ideológicos en cuestiones
nucleares de la economía o del modelo social, arrojándose en brazos
tanto de formaciones de izquierda radical como ERC o los
antisistemas de la CUP. Pero la operación de blanqueamiento que
supone la nueva formación, PDC, está destinada al fracaso, ya que ni
los casos referidos están cerrados ni los dirigentes del partido han
reconocido los hechos y pedido perdón a la sociedad, lo mínimo
exigible antes de acometer cualquier proceso de regeneración.
Arrojamos hoy en nuestras páginas algo más de luz sobre el modus
operandis de la antigua CiU con la primera entrevista a Gustavo
Buesa -conocido como el rey de la basura de Cataluña-, desde su
detención por la presunta financiación a la coalición a cambio de
contratos en ayuntamientos gobernados por el nacionalismo. Buesa no
admite, claro, las denuncias de corrupción; pero sí reconoce
abiertamente por ejemplo que financió con 550.000 euros a CDC entre
2007 y 2009 -lo justifica cargado de cinismo en la responsabilidad
que tienen las personas con unos ideales políticos y sociales
determinados-. Y también asegura que dio dinero a Unió, por petición
expresa de Sánchez Llibre y Duran Lleida, después de que éstos le
dijeran que no tenían ni para pagar las nóminas.
Recordemos que durante los registros policiales se localizó en el
domicilio de este empresario del sector del tratamiento de residuos
un manuscrito que alude al famoso tres por ciento. La Fiscalía
Anticorrupción y la Guardia Civil acumulan indicios que le acusan de
realizar cuantiosas donaciones a cambio de concursos de adjudicación
amañados en su favor.
Así pues, se llame CDC, o ahora PDC, el partido gobernante en
Cataluña está internamente corroído por la corrupción. Mientras
dirigentes como Mas sigan al frente y no se acometa una verdadera
limpieza interna, ninguna argucia borrará un historial que huele a
podrido.
Maquillaje y postureo.
Vicente A. C. M. Periodista Digital 25 Julio 2016
Que CDC votó a favor de la opción PP – CIUDADANOS para la formación
de la Mesa del Congreso, casi nadie lo duda porque los votos
fantasmas no existen, al igual que tampoco los favores gratuitos en
política. El caso es que, a pesar de la posible nulidad de
inscripción del Partit Demòcrata Catalá por preexistencia del
nombre, Artur Mas ha sido elegido el primer Presidente de esa
formación formada por los mismos de la extinta CDC. Un ejemplo de lo
que los políticos entienden por “renovación”: Un simple cambio de
nombre, de sedes (por estar las antiguas embargadas) y de logotipo,
porque al fin y al cabo pagamos todos los contribuyentes con las
generosas subvenciones que reciben. Como vicepresidenta en otro
ejemplo de renovación manifiesta, le acompaña la imputada insumisa y
nacionalista radical Neus Munté.
Su primera aclaración ha sido para desmentir ese apoyo fantasma y
asegurar que “ni por activa ni por pasiva ni la CDC de antes ni la
PDC de ahora votarán a favor de la investidura de Rajoy, ni llegarán
a ningún pacto de estabilidad con el PP, lo veréis por la vía de los
hechos”. Una declaración innecesaria cuando durante su legislatura
si se ha contribuido en algo ha sido a dar una absoluta
inestabilidad al sistema democrático de España con su delictiva
insumisión por la que está siendo, junto a su vicepresidenta,
juzgado. Eso sí, con un descarado trato de favor por parte de la
Fiscalía, esa que depende de una controvertida y anodina letrada
como Consuelo Madrigal, al eliminar el único delito que conllevaría
pena de prisión, el de malversación de fondos públicos. Una Fiscalía
que nos ha regalado otra perla de su especial forma de entender la
libertad de expresión al declarar sobre el contenido mezquino,
cobarde y delictivo de quienes esconden su sectarismo anti taurino
mofándose y alegrándose de la muerte del diestro en la plaza de
toros con: “que es difícil calificar los tweets sobre Víctor Barrio
como delito de odio”.
Si a esto sumamos que el Gobierno de Mariano Rajoy ha estado
subvencionando con dinero público extra al separatismo catalán,
permitiendo el despilfarro de fondos públicos en toda clase de
actos, asociaciones secesionistas,etc., mientras tapaba de forma
discriminatoria los pufos de gestión de CDC y ERC, veremos que lo
que realmente le conviene al secesionismo,- que quiere coliderar la
anteriormente calificada de “nacionalismo moderado” CiU (coalición
de CDC e Unió democrática)-, es que gobierne el PP, este de Rajoy,
de Montoro, de Madrigal, al que deberían apoyar por pasiva o por
activa para seguir en el momio durante otra legislatura estirando la
cuerda hacia el final del proceso soberanista. Y eso además con la
tranquilidad de que sus pecadillos le serán perdonados y sus deudas
pagadas por el papá Estado con el dinero de todos los odiados
españoles. ¿Dónde mejor que con esta pandilla?
Solo falta el que la Justicia, con la agilidad de reflejos a la que
nos tiene acostumbrados, comience una ronda de consultas para
corroborar que el nuevo partido es el mismo perro con distinto
collar a los efectos de ser legalmente subsidiario de todos los
delitos de los diferentes casos abiertos. Y que la mayoría de sus
dirigentes lo eran también como máximos responsables del
desaparecido CDC. Más que nada, porque no suceda lo que normalmente
ocurre con los cambios de identidad de empresas, domicilios sociales
y baile de cargos de dirección administrativa, que se convierten en
auténticos laberintos de difícil seguimiento donde pueden quedar
diluidas las responsabilidades y se permite, por incapacidad
manifiesta, que se alcance la impunidad real por la prescripción de
los delitos.
CDC parece que va a conseguir cambiarse el traje y aplicar un poco
de maquillaje y postureo, por mucho que diga lo contrario su
imbatible líder Artur Mas. Queda en manos de una Justicia salpicada
por la duda sobre su celo a la hora de calificar y perseguir
delitos, el que esta vez no se les escape la presa a la que ya
tenían acorralada. Un nuevo traspiés sería una losa de iniquidad
difícil de levantar ante una opinión pública harta de ver escapar de
la Ley a delincuentes por razones puramente estratégicas de
conveniencia política. Favor con favor se paga es característico de
la mafia.
Lo primero y no solo por sus declaraciones sobre los comentarios en
las redes sociales, creo necesario exigir el cese inmediato de la
Fiscal General del Estado en funciones Consuelo Madrigal. Un acto
que considero de Justicia y un signo de voluntad de regeneración
política de un sistema corrupto hasta la médula.
¡Que pasen un buen día!
Libertad 'en rebaixes' en Baleares
JOSÉ RAMÓN BAUZÁ El Mundo 25 Julio 2016
Imagínese usted que es un turista que viaja a un país europeo y
cuando va a entrar a una tienda a comprar uno de los artículos que
allí se venden tiene la suerte de que le atiendan en español. Pues
la verdad es que es un detalle que se agradece.
Imagínese usted que es un turista que viaja a Estados Unidos o
Australia y cuando va a entrar a una tienda a comprar un artículo
también le atienden en español. Se agradece y mucho.
Ahora imagínese, por un momento, que es un turista europeo o
norteamericano, o de cualquier otro lugar del mundo que entra en una
tienda cualquiera de Baleares y no sólo no le atienden en inglés,
alemán o francés, ni en español tan siquiera, sino que le atienden
en catalán.
Y vuelva usted a imaginarse, no que es un turista extranjero, sino
que es un turista español y cuando va a comprar un artículo en una
tienda española y balear le atienden exclusivamente en catalán.
Pues bien, querido lector, ya no tendrá que imaginarse nada de esto,
porque esta circunstancia que acabo de describirle va a ser realidad
en Baleares en cuanto sea aprobada la ley, ya anunciada por la
socialista Armengol y su Gobierno, en cuestión de días o semanas.
Esta es sólo una de las 136 medidas aprobadas por unanimidad por el
Consejo Social de la Lengua Catalana contenidas en un plan
quinquenal para fomentar el uso del catalán en el periodo 2016-2021.
Ingenuo de mí, que pensaba que los principales problemas que tenían
los ciudadanos eran poder conseguir un puesto de trabajo, mantener
el que uno tiene e incluso poder mejorar profesional y
salarialmente, poder llegar a final de mes, poder pagar la hipoteca,
esforzarse y sacrificarse los padres para conseguir una buena
educación para sus hijos, acceder al primer empleo los más jóvenes,
poder recuperar el suyo los mayores de 50 años, que son los que más
dificultades tienen.
Y no nos olvidemos de los autónomos y los pequeños empresarios,
cuyos principales problemas son acceder al crédito, igual que las
familias, prosperar y pensar en contratar a un empleado más, poder
cancelar préstamos o conseguir una póliza de crédito.
Esos son, a mi juicio, los principales problemas que tiene la
sociedad.
Bien es cierto que para una persona como yo, que se define como de
pensamiento centroderecha, reformista y liberal, jamás se hubiera
planteado que el problema fuera intervenir lingüísticamente en la
sociedad civil, y mucho menos en el ámbito comercial y empresarial.
Pero quizá para el Gobierno multipartito radical de Armengol esta
última sea su prioridad y el resto simplemente cosas que hay que
arreglar con el tiempo. O que se arreglarán solas o incluso que ya
nos las han dejado arregladas los gobiernos del Partido Popular que
nos han precedido en la legislatura anterior.
La excusa o argumento esgrimido en el susodicho plan es que hay que
defender los derechos de los catalanoparlantes, cosa que defiendo al
100%. Pero no sólo los de ellos, sino que hay que defender los
derechos de todos los ciudadanos, procedan de donde procedan. Esa es
una de las premisas de nuestra Constitución y de los que creemos en
la libertad.
¿Pero dónde refleja o defiende este Govern el derecho a la libertad
de los que no piensan como los independentistas catalanistas? Y
aclaro: no digo catalanes, sino independentistas catalanistas.
Siempre he defendido la libertad como premisa básica en las
relaciones entre seres humanos, como base del respeto y la
diversidad, y mucho más en el ejercicio de la actividad política.
Las lenguas tienen que servir de herramienta de comunicación, no de
argumento político para dividir.
En Baleares recibimos al año a 12 millones de turistas y nuestros
empresarios y comerciantes hacen todo lo posible para identificar y
adaptarse a las necesidades de todos ellos porque piensan que,
además de ser más atractivos, competitivos y abiertos, obviamente
podrán mejorar sus ingresos.
En Baleares seis de cada 10 puestos de trabajo exigen el inglés y
hay muchos establecimientos donde sólo se habla el inglés, alemán,
ruso, etc. Cualquiera menos el español o el catalán.
¿Alguien cree que el empresario no va a adaptarse como mejor
considere para poder vender sus productos a cuantos más clientes
mejor? De esta forma, los empleados que están de cara al público les
hablarán en todos los idiomas que consideren más oportunos o de uso
mayoritario.
Eso que parece que les cuesta entender a los actuales dirigentes
políticos de Baleares es algo tan simple como la ley de la oferta y
la demanda.
No es la opinión de un liberal convencido, como quien escribe estas
líneas, sino que es el proceder de cualquier tendero, comerciante y
pequeño y gran empresario, cotizante en bolsa, que tiene su puerta
abierta a la calle para que entre un cliente, venga de donde venga,
haya nacido donde haya nacido y hable el idioma que hable. Es,
simplemente, sentido común.
Todo este despropósito es el propósito de un Govern extremista, que
prioriza la intervención de la sociedad civil, que les dice a los
empresarios -que son quieres generan los puestos de trabajo- a quién
tienen que contratar, bajo qué criterios, como rotular sus
establecimientos, condicionando las licencias de apertura y
actividad a que en su negocio se hable un idioma, cosa que
supervisarán.
Asegurando que los empresarios y los trabajadores tienen poca
conciencia sobre su responsabilidad social a la hora de garantizar
los derechos lingüísticos de los consumidores catalanoparlantes.
Un Govern que utiliza el dinero público para llevar a cabo sus
obsesiones lingüísticas mientras, como publicaban varios medios esta
misma semana, se conoce que una de las asociaciones más importantes
de enfermos de las islas lleva más de medio año sin cobrar, y
atienden a todos sus asociados independientemente del idioma que
hablen. Porque lo importante es la profesionalidad, el buen hacer,
la dedicación y el compromiso.
Y de eso Baleares puede presumir, de tener a los mejores
empresarios, comerciantes y profesionales que se entregan a sus
dedicaciones y a solventar los problemas del día a día, que no son
pocos, para que vengan algunos a crearles más en su propia casa, en
su propios negocios. Algo que es propio, desgraciadamente, de otros
países que no son el espejo donde se quiere mirar una sociedad tan
competitiva y desarrollada como es la balear.
Mi apoyo y admiración a todos los que cada día suben la barrera de
su negocio, muchos de ellos con varias generaciones a sus espaldas.
Yo seguiré comprando en los que mejor servicio, mejores productos,
mayores atenciones y calidad me ofrezcan, estén donde estén, se
llamen como se llamen y hablen el idioma que hablen. Es,
simplemente, mi reconocimiento a esos grandes profesionales del
comercio en Baleares.
José Ramón Bauzá es senador del PP y ex presidente de las Islas
Baleares.
Manual para pactar con los nacionalistas
Así negociaron Felipe González, José María Aznar y José Luis
Rodríguez Zapatero con partidos catalanes y vascos para garantizarse
el Gobierno
Todos los diputados de Convergència excepto Homs votaron al PP
RODRIGO TERRASA Madrid El Mundo 25 Julio 2016
Pujol siempre estaba incómodo. Lo contó Aznar en sus memorias. "Se
quejaba de manera permanente. Nada era suficiente. Nada le
satisfacía. Ni siquiera cuando desde su propio partido se reconocía
que los acuerdos alcanzados con el PP eran buenos para Cataluña".
La primera vez que José María Aznar y Jordi Pujol se reunieron fue
en un molino que tenía Rodrigo Rato en Carabaña. La segunda, en casa
del empresario Pedro Ballvé, amigo común. El Partido Popular acababa
de ganar las elecciones generales de 1996 con 15 escaños más que el
PSOE, cifra insuficiente para mandar en solitario. "Aznar gana las
elecciones pero necesita a Pujol para gobernar", titulaba EL MUNDO a
cinco columnas el 4 de marzo de hace 20 años.
Felipe González trasladó en aquellos días la presión de formar
gobierno al partido más votado, con la esperanza disimulada de que
el PP no lograse cerrar ningún acuerdo. "En ese caso, claro está, se
abrirán nuevas posibilidades", dijo. ¿Les suena? El PSOE garantizó
que votaría en contra de la investidura de Aznar mientras Felipe
avisaba: "No es bueno contemplar la hipótesis de un nuevo proceso
electoral".
Y entonces los nacionalistas se sentaron a negociar. Otra vez.
"Pujol se tomó su tiempo", rememoró Aznar años después. "Venía de
apoyar al Partido Socialista incluso contra el viento de la
corrupción y la marea de la crisis económica. Y ahora tenía la
posibilidad de prestar su apoyo decisivo a un Gobierno del PP.
Decidió prolongar la negociación, un poco por necesidad, otro poco
por regodeo, para demostrar que era imprescindible".
Los contenidos del pacto los gestionó Rato mientras Pujol y el
candidato del PP debatían sobre "cuestiones generales". Eran los
tiempos, ya saben, en los que Aznar hablaba catalán en la intimidad
("en círculos reducidos", dijo él en realidad). En los que se había
pasado de corear bajo el balcón de Génova "Pujol, enano, habla
castellano" a "Pujol, guaperas, habla lo que quieras".
Archivado el 'caso Banca Catalana' y sin atisbo entonces de desafíos
independentistas desde Cataluña, Convergència i Unió comprometió sus
votos para investir a Aznar a cambio, entre cosas, de la supresión
del servicio militar obligatorio, la sustitución de los gobernadores
civiles, la transferencia de la gestión de los Puertos o las
políticas del INEM y, sobre todo, la cesión del 30% de la
recaudación del IRPF. El acuerdo se firmó en el Hotel Majestic de
Barcelona con Rajoy en una esquina de la foto. "No es admisible que
Aznar compense con dinero los votos que no obtuvo para gobernar en
solitario", criticó públicamente José Bono. Años después, también en
sus memorias, Jordi Pujol, confesó que hasta el propio Felipe
González le había animado a pactar con el PP. "Alguien tiene que
gobernar. No se puede hurtar la victoria de quién ha ganado en
España. Por consiguiente, convendrá que vosotros apoyéis a Aznar con
las condiciones que, imagino, le vais a imponer", le recomendó el
líder del PSOE. "Además, yo no quiero pactar con los comunistas",
añadió.
Pujol y González tenían buena relación. No en vano, el líder de CiU
ya había pactado con el PSOE antes de hacerlo con el PP. En 1993
Felipe ganó las elecciones por cuarta vez consecutiva pero las
cuentas tampoco le daban. Dieciocho días después de las generales,
González citó a Pujol en La Moncloa. El PSOE llegó a ofrecer a CiU
que entrara en el gobierno. Pujol se negó "pese a la insistencia del
PSOE y también de diez empresarios catalanes" que fueron a verle,
pero consiguió por primera vez la cesión del 15% del IRPF, los
fondos europeos de cohesión, más autogobierno e inaugurar el debate
sobre la financiación autonómica.
Viñeta de Ricardo y Nacho publicada por EL MUNDO el 23 de junio de
1993.
El PNV tampoco quiso entrar en el Consejo de Ministros pero sí
garantizó su apoyo al Gobierno a cambio de un calendario de
transferencias para el País Vasco. El PSOE presumía entonces de ser
"el único partido capaz de dirigir la complicadísima operación de
integrar al nacionalismo vasco y catalán en el sistema político
español" mientras en paralelo PP e Izquierda Unida le acusaban de
poner en venta el estado.
"Pujol es responsable en la grave crisis política, moral y económica
que afecta a España", sentenció Aznar dos años después, meses antes
de que el propio Pujol precipitase la convocatoria de elecciones
anticipadas y el fin del felipismo y meses antes de que el mismo
Aznar se sentase a negociar con CiU. "Pujol suele acertar en las
cosas pequeñas y equivocarse en las grandes", escribió el ex
presidente del PP en sus memorias cuando hablaba sobre la negativa
de Convergència a participar del gobierno popular.
En 1996 Aznar también reclutó el apoyo del PNV. "Por elección, no
por necesidad", explicó el presidente. Los nacionalistas vascos
consiguieron quedarse la recaudación de los impuestos por el
alcohol, el tabaco y la gasolina y recuperaron el patrimonio
incautado por Franco durante la Guerra Civil.
Durante su segunda legislatura, la de la mayoría absoluta, José
María Aznar se olvidó del favor de los nacionalistas (los "guetos
culturales e identitarios", decía ya en 2003) pese a que seguía
contando con el apoyo de CiU. "O hay un Gobierno del PP, o hay una
coalición de pancarteros, de Zapatero, de comunistas e
independentistas que todas las mañanas desayunan galletas de rencor
o de odio", declaraba en marzo de 2004, días antes de que Mariano
Rajoy perdiera por primera vez las elecciones generales y el PSOE
regresase a la Moncloa con José Luis Rodríguez Zapatero al frente y
un nuevo pacto con los nacionalistas bajo el mantel.
Zapatero fue investido con los votos a favor de Esquerra Republicana
de Cataluña y el BNG y la abstención de CiU, PNV, Eusko Alkartasuna
y Nafarroa Bai. "No nos defraude", le pidió ERC a Zapatero. Este
hizo pública desde la tribuna del Congreso su condición de culé, se
comprometió a defender que el catalán fuese lengua oficial en la
Unión Europea y Joan Puigcercós le recordó su promesa electoral:
"Apoyaré la reforma del Estatuto que apruebe el Parlamento catalán",
había asegurado Zapatero cuando era ZP en un mitin a finales de
2003.
"Es verdad que la frase no fue muy afortunada", admitió el ex
presidente en la tele una década después. "Intenté rectificar". El
Constitucional tumbó en 2010 buena parte del texto. Para entonces,
Zapatero había revalidado su mandato, esta vez con mayoría simple,
el voto en contra de ERC, pero la abstención de CiU, PNV y BNG.
A Convergència le prometió el trasvase del Ródano y la publicación
de las balanzas fiscales. Al PNV sólo le prometió dialogar y el PNV
le advirtió: "El dilema es entendimiento o caos". Zapatero se
preguntó por qué el mismo Partido Nacionalista Vasco que había
apoyado a Aznar no le apoyaba a él y Josu Erkoreka se lo explicó:
"Nadie da créditos sin garantías y apoyar a un candidato a presidir
el Gobierno tiene un precio".
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