Rajoy, Rivera y Walt Disney
J. L. González Quirós www.vozpopuli.com 12 Agosto 2016
Si no recuerdo mal, en las historietas de Tom y Jerry, el ratón
acababa ganando, pero la política no suele ser tan risueña como los
dibujos animados de la posguerra. El gato Rajoy está a punto de
comerse al ratón Rivera, y eso que el ratón parecía en condiciones
de meter al dominante y lento gatazo en una cacerola a presión.
Rivera le da tiempo a Rajoy cuando parece apremiarle
Como dice un amigo mío, cuyo nombre no desvelo porque está en el
ajo, y es bien sabido que, a pesar de Jorge Fernández Díaz, la
policía no es tonta, la propuesta de Rivera podría haberla redactado
el propio Javier Maroto, porque el ultimátum rivereño resulta ser un
bocadito de delicatessen para un paladar tan hecho a los sapos como
el de Rajoy. Para que se sepa quién tiene la sartén por el mango, y
lo mucho que valora la contribución de Rivera a la gobernabilidad,
Rajoy ha respondido de manera inmediata con una dilación, con más de
lo que Rivera dice rechazar: se va de vacaciones hasta que un órgano
perfectamente inútil decida lo único que no tendría que decidir, si
Rajoy responde. A ver si nos fijamos en lo que pasa y no en lo dicen
los periódicos: para que no quepan dudas, Rajoy aplaza sin titubear
una decisión que atañe a algo que le parece inaplazable, la urgencia
de un Gobierno estable, naturalmente presidido por su indispensable
persona.
Un par de equívocos de fondo
El mal paso de Rivera, que podría no ser definitivo, pero lo parece,
se apoya en un supuesto previo que Rivera ha cedido y que nunca
habría debido admitir, rendirse a la tentación de subordinar el
debate de investidura al voto posterior, cuando es evidente que es
el voto el que debiera condicionarse al debate. Si Rivera hubiese
dicho desde el principio que podría votar la investidura, abstenerse
o votar en contra, dependiendo de la propuesta de Rajoy, que es lo
que la Constitución y el sentido común indican, habría podido
aminorar la inaudita presión para mojarse antes de tiempo, para que
confiese ser un aliado inevitable de Rajoy, cuando no existe ninguna
evidencia de que sus votantes hayan deseado, a cualquier precio, la
continuidad de Rajoy.
Este lamentable equívoco es subsidiario de otro tal vez más hondo:
el que mitifica la gobernabilidad sin explicar previamente lo que se
supone que debería hacer el Gobierno. Uno de los méritos tácticos de
Rajoy consiste, precisamente, en haber colocado el debate en esa
tesitura, en discutir quién debe gobernar, sin aclarar que tendrá
que hacer el Gobierno y cómo pretende hacerlo. Así, consigue ocultar
el hecho tremendo de que el nuevo Gobierno, para evitar una multa de
seis mil millones, tendrá que administrar un recorte presupuestario
de quince mil, y que eso no se debe a ningún capricho europeo, sino
a la lamentable circunstancia de que Rajoy ha incumplido,
especialmente en su año electoral, los compromisos de estabilidad.
El Gobierno de Rajoy ha hecho exactamente lo mismo que el de
Rodríguez Zapatero, con la diferencia de que, al menos, el último
presidente del PSOE tuvo el coraje de reconocerlo ante el
Parlamento, mientras que Rajoy se escuda, con el aplauso de sus
secuaces, tras una sarta de interesadas confusiones.
El PP, es decir Rajoy, dará una repuesta condicional
Rajoy ha respondido a la petición de caldo de Rivera con un par de
tazas, invocando un órgano tan inane como fantasmal, para legitimar
lo que será, sin duda, una respuesta condicionada. Al final, la
lógica de Rajoy podrá ser más simple que la de Rivera, porque el
inconsistente y contradictorio paquete de medidas de Ciudadanos, le
va a permitir otra vuelta de tuerca en el tramposo tornillo en el
que Rivera ha metido ya media cabeza, porque ¿cómo se puede investir
al que se considera corrupto? ¿cómo se puede llamar corrupto a quien
se va a investir? Rajoy sacará pecho a costa de la contradicción en
que ha incurrido el bisoño partido, creyendo que podía emplear con
el viejo zorro un emplaste todavía más suave que el aplicado a la
imberbe Cifuentes, de manera que Rajoy podría ponerse digno frente a
la equívoca insinuación de don Alberto, especialmente si no ve signo
alguno de que Sánchez pueda aflojar. Rajoy sólo tiene claro que no
va a someterse a un debate sin trucos, porque eso es lo que él sabe
hacer, y así ha ganado todos los congresos del PP, y los que podrá
ganar todavía, si nadie se digna hacer algo para que se quite de en
medio.
La ocasión la pintan calva
Sólo Dios sabe si Rivera osará plantarse, o volverá a elegir la
engañosa senda de la responsabilidad, a proferir el absurdo de que
la regeneración, consiste en mantener al frente al que no es
regenerable, que es tanto como pensar que la Transición, con todas
sus luces y sus sombras, hubiera podido llevarse a cabo con Franco
en el timón y Rodríguez de Valcárcel en el Palacio de las Cortes. Si
Rivera se toma en serio a sí mismo, no tendrá otro remedio que
rechazar los jeribeques de Rajoy, la contrapropuesta/trampa que
Rajoy pueda presentarle, y hacer justamente lo que el poderoso
universo de los biempensantes le va a decir que no haga, porque le
acusarán de provocar las terceras elecciones y le amenazarán con
que, electoralmente, quedará reducido a pavesas.
Claro es que la ocasión, aunque calva, es algo que sólo existirá
para quien piense que la política es algo más que quedar bien frente
a los coros mayoritarios y oportunistas, siempre dispuestos a
apostar por el ganador, hacer algo muy distinto a ser servicial y
bien dispuesto, atreverse a hacer una política seria y realmente
basada en lo que se afirma. Pero será, seguramente, la última
oportunidad que Rivera tenga de no ser digerido por nuestro
particular devorador de partidos, de políticas y de instituciones.
El último error de Rajoy
Rajoy pretende agarrarse a un salvavidas solipsista, pero ruinoso
para la democracia y para el futuro de España, y le basta con que su
afán parezca a todos algo inevitable para llegar al Eldorado de la
estabilidad, el techo de gasto, y todas esas condiciones tan
aparentemente razonables a las que ha quedado reducida la política
en manos de un hechicero en apuros. Las razones que tiene no serán
seguramente las que dice tener, pero basta que un número suficiente
de electores amedrentados se las compre; así ha sido hasta ahora,
pero la gran cuestión es si volverá a serlo en una próxima
oportunidad, en una cita que, aunque Rajoy trate de endosar a otros,
se deberá a su empeño en algo imposible en España, gobernar en
solitario con una minoría tan escasa. Hay dos cosas que no pasan por
la cabeza de Rajoy, ni retirarse, ni acudir un debate en el que no
puede salir más que muy magullado. Es obvio cuál es la alternativa,
y todo el esfuerzo de Rajoy y de su corte es disimular su ineludible
responsabilidad personal en que se convoquen unas terceras
elecciones.
La trampa en que Rajoy está metido es muy aparatosa, porque aunque
le auguren un éxito memorable en comicios venideros, no las debe
tener todas consigo, y prefiere que Rivera y Sánchez pasen por el
aro de la gobernabilidad. Los sospechosos habituales tienen dos
oportunidades, resistir o dejarse llevar, y, de momento, parece que
Rivera se apunta al devaneo, tal vez escudado en que un Sánchez más
tozudo mantenga el pabellón bien alto, mientras acepta con
estoicismo el papel de supermalo en este filme de encargo.
En toda esta tramoya hay más de un gato encerrado, y no me refiero a
Tom-Rajoy empeñado en torcer su destino, sino al hecho de que muy
bien pudiera ocurrir que los pronósticos de encargo acaben fallando
todavía más que las encuestas de junio, y, si no, díganme a dónde
van a ir a parar los votos desencantados de un Podemos que no ha
conquistado los cielos, y que anda más que perdido por las zahúrdas
de Plutón.
Rajoy todavía puede elegir cuál será su último error, pero para
evitarlo sólo le queda una opción que acaso se insinué en su
semblante, pero que nadie de su entorno se atreve ni a mentarle, una
eventualidad que el propio Jerry-Rivera ha creído elegante no
mencionar, aunque al precio de incurrir ágilmente en el absurdo de
soplar y sorber, de afirmar una cosa y la contraria en un mismo
documento.
El poder de las bisagras
Aleix Vidal-Quadras Gaceta.es 12 Agosto 2016
Análogamente a cómo la función crea el órgano, la percepción de la
imposibilidad de unas terceras elecciones sin que todos los partidos
y probablemente el sistema político mismo pagasen un precio altísimo
en términos de rechazo social, de gravísimos perjuicios económicos y
de desprestigio internacional, ha generado su propio camino de
salida y el encargado de desbloquear la situación ha sido
Ciudadanos, la formación que hace bandera del reformismo
constructivo y de la lucha contra la corrupción.
Los anaranjados partieron de un rechazo, más que justificado, a
Rajoy, por inmovilista y por presidente de una organización imputada
por notorios delitos, y los acontecimientos les han ido conduciendo
gradualmente a un cambio de enfoque de esta contundente posición. Es
cierto que a la hora de negociar una investidura el candidato en sí
es en ocasiones tan relevante como su programa, pero el grupo
parlamentario de Rivera tropezó con el hecho insoslayable de que los
escaños del Partido Popular en el Congreso, al igual que los del
PSOE, no están ocupados por verdaderos representantes del pueblo
español, sino por empleados del jefe de sus siglas al que todos le
deben la poltrona, circunstancia que hace a éste intocable.
Asumido este molesto obstáculo, se trataba de evitar la irritación
de la gente, harta del espectáculo bochornoso de la incapacidad de
aquellos a los que habían votado para entenderse mediante un acuerdo
de mínimos sensato, y de avanzar a la vez en el objetivo de
saneamiento de las instituciones. Al fin y al cabo, como vio Lord
Keynes, cuando las cosas cambian resulta conveniente modificar, si
no las convicciones, por lo menos las opiniones.
La fórmula urdida por Ciudadanos consiste en exigir al PP una serie
de condiciones referidas a la mejora del sistema político y en
expresar, si bien sutilmente, su oposición a la persona del
Presidente en funciones. Las condiciones son todas ellas muy
razonables y responden a evidentes defectos de nuestra normativa, el
abuso de los aforamientos, la falta de respuesta ejemplarizante ante
casos judiciales que afectan a concejales, consejeros, alcaldes,
ministros, diputados o senadores, los desajustes de la ley
electoral, la excesiva permanencia en el cargo y el escandaloso
recurso a los indultos. El punto concreto de la limitación a dos
mandatos o a ocho años la función de Jefe del Ejecutivo es la forma
suave de señalarle a Rajoy la puerta de salida.
Dejando sentado que este movimiento de Ciudadanos sirve al interés
general del país y que merece por ello el elogio, cabe preguntarse
si en la lista de requerimientos al PP no hubiera sido adecuado
introducir otros asuntos de mucha mayor trascendencia que algunos de
los propuestos. Vienen de inmediato dos a la mente que han sido
objeto de reiterados comentarios por todos los analistas que se han
ocupado en los últimos tiempos de la cuestión de la reforma del
llamado régimen del 78. El primero es el déficit endémico del Estado
que está enquistado en nuestra vida colectiva y que parece carecer
de solución. Ciudadanos podría haber incluido en su lista la
obligación de una auditoría general de las Administraciones públicas
en sus tres niveles, local, autonómico y estatal, con criterios
objetivos coste-beneficio para eliminar los miles de entes y
chiringuitos diversos que implican gasto sin efecto económico o
social positivo de ninguna clase. Y el segundo es la imposición por
ley a los partidos de democracia interna en su funcionamiento, dando
así cumplimiento real al artículo 6 de la Constitución.
En cualquier caso, este episodio ilustra el enorme poder que los
votantes otorgan a los partidos bisagra en determinadas
configuraciones del mapa parlamentario. Si esta fuerza es bien
empleada, abre la senda por la que los que empiezan siendo
complementarios pueden acabar siendo mayoritarios o también, en
sentido contrario, si yerran en su aplicación, ser precipitados a la
irrelevancia. El resultado del 26J fue un primer aviso de este
fenómeno que Ciudadanos parece haber comprendido para su fortuna y
esperemos que para la del conjunto de España.
Gustavo Bueno va a irradiar durante mucho,
mucho tiempo
Felicísimo Valbuena La voz libre 12 Agosto 2016
Consultor y Periodista
DE LA VISIÓN PSICOLOGISTA SOBRE GUSTAVO BUENO...
El pasado día 8 asistí, en Santo Domingo de la Calzada, ciudad natal
de Gustavo Bueno, al homenaje que recibió en el Ayuntamiento. La
asistencia desbordó la capacidad del salón de Plenos y fueron muchos
los que esperaron durante hora y media hasta que acabó el Acto.
Después, le acompañamos muchos amigos para despedirle en el
cementerio. Gustavo Bueno había muerto el día 7, dos días después de
su mujer, Carmen.
En 'La Nueva España', de Oviedo, que me pidió una necrológica,
escribí que la muerte de este gran filósofo plantea el muy
interesante asunto de los hombres que no saben vivir sin sus
mujeres. Ponía los ejemplos de Severo Ochoa, Julián Marías y
Fernando Savater. Podría haber puesto muchos más.
Desde hace diez años, en que su mujer había sufrido un ataque en el
Área de Broca, que le había dejado sin poder hablar y postrada en
una silla de ruedas, Gustavo Bueno había decidido dedicar todo el
tiempo que fuera necesario a atender a la compañera de su vida. Y
cuando ella dormía o descansaba, él trabajaba. Esta dedicación le
llevó a renunciar a su faceta de conferenciante o de polemista en
televisión. Hasta entonces, había sido el conferenciante más
solicitado. “Bueno llena los salones”, me dijo el organizador de un
Congreso de Historia.
Sin embargo, no quiero entrar en un estudio psicológico de Bueno,
porque quizá me podría salir un escrito psicologista. Ahora,
predominan las salidas emotivas al dar el parecer sobre alguien. Por
ejemplo, no pocas personas dicen que Bueno tenía mucho genio en
algunos momentos y que no dudaba en aplicar adjetivos muy duros a
algunos contrincantes durante un debate. A la vez, se les olvida
decir que Gustavo Bueno ha tenido los mejores golpes de humor en sus
escritos o intervenciones orales. Ese humor que tanto falta
actualmente en el mundo. Sólo hay que ver las malas comedias que nos
obligan a soportar las distribuidoras norteamericanas. Y aquí en
España, desde que desapareció Rafael Azcona, el humor ha pegado un
bajón demasiado grande. Chabacanería, demasiada, pero ¿humor?. Que
lo muestren.
Si nos fijamos en los políticos, todos los días comprobamos que su
lenguaje es limitadísimo y psicologista. ¿Qué dicen cuando salen de
ver al Rey? No si han hablado algo de sustancia, sobre planes y
programas. Dan su impresión sobre el estado de ánimo del Rey.
¿Adónde quieren ir a parar con eso? ¿A hablar para las televisiones,
que tanto buscan el lado pseudosentimental?
...A OBSERVAR EL PANORAMA TOTAL DE SU SISTEMA
A Bueno le gustaba hablar, sobre todo, de las cosas importantes. Se
reía o atacaba a los profesionales que no sabían definir aquello a
lo que se estaban dedicando. Y se empezaba a reír pronto al
comprobar que, por muy comedidos que fueran en su comportamiento,
sin decir una palabra más alta que otra, de la pluma o de la boca de
esos profesionales salían auténticas gansadas o perogrulladas. Ya
tendré tiempo, en los próximos meses, de ocuparme de algunos de
estos filósofos; incluso, de algún historiador.
Bueno construye su sistema filosófico dominando las principales
ciencias. Sabía Matemáticas, Física, Química, Biología, Medicina...
Historia, Literatura, Política, Sociología, Música… y por supuesto,
toda la Historia de la Filosofía. No se consideró un “especialista”
en alguna rama de la Filosofía. Por eso, escribió a fondo sobre
todos los asuntos filosóficos importantes. Y de una manera muy
profunda. Quien desee comprobarlo, que lea sus libros, que no son
pocos.
LOS DOS ESTILOS DE BUENO
Bueno ofrece dos estilos. El riguroso, muchas de cuyas expresiones
crea Bueno basándose en su conocimiento total del Griego y del
Latín, que exige esfuerzo al lector, pero que éste después agradece,
pues cuanto más elevado es un edificio -en este caso, una
construcción filosófica- tantos más cimientos exige. Gran parte de
los que van por el mundo como filósofos son “doxógrafos”, es decir,
se limitan a amontonar opiniones de otros filósofos, pero sin
construir algo sólido. Bueno está en otra dimensión, muy por encima
de todos ellos. Y quien estudia a Bueno llega siempre al “eureka”,
cuando descubre un panorama conceptual en el que encajan muchas
cosas del mundo.
Bueno ha seguido con su estilo riguroso hasta el final de sus días.
Sin embargo, hace alrededor de veinte años, se dio cuenta de que los
votantes y políticos necesitaban una actualización vigorosa de los
conceptos que pasaban por moneda corriente y que no estaban dando el
juego que la vida española necesitaba. Y escribió una serie de
libros con un estilo más accesible. Empleaba un estilo, en muchas
ocasiones, parecido al de Unamuno cuando se veía a sí mismo como
“excitator Hispniae”. Con su libro “España frente a Europa”,
demostró su gran conocimiento de la Historia de España y clasificó
todas las maneras en que los españoles actuales conciben España.
Nadie lo había hecho antes. Como tampoco disponíamos de un estudio
sistemático de las diversas izquierdas y derechas. Él lo hizo en “El
mito de la izquierda” y “El mito de la derecha”. Volvió a ocuparse
de España en “España no es un mito”. También escribió, para
facilitar la comprensión de la vida política española, “Panfleto
contra la democracia realmente existente”, “El fundamentalismo
democrático”, “El pensamiento Alicia”, “El mito de la felicidad”,
“La fe del ateo”... Y todos esos libros a partir de los setenta
años. Son muestra de la gran energía de este filósofo español, que
hasta su muerte ha estado lleno de actividad.
En la Fundación Gustavo Bueno, quedan cientos y cientos de horas de
grabaciones en Youtube de Bueno explicando algunos conceptos en
intervenciones breves o exposiciones sistemáticas que exigían mucho
más tiempo. Esta Fundación, y más en concreto, Gustavo Bueno
Sánchez, tuvo la visión, desde hace años, de grabar todas las
intervenciones de Bueno. Creo que es la Fundación que desarrolla una
actividad más potente en Filosofía.
BUENO VA A SEGUIR IRRADIANDO DURANTE MUCHOS, MUCHOS AÑOS
Pues bien, con sus libros y con sus intervenciones orales, Gustavo
Bueno va a estar irradiando durante años y años. Él ya ha cumplido
con su parte. Ahora, lo que el sistema de Bueno necesita son
receptores activos que difundan su pensamiento, que es muy grande.
Coincidiendo con la muerte de Bueno, ha comenzado en León, estado
mexicano de Guanajuato, la actividad de una Facultad de Filosofía,
cuyo impulsor, Juan María García Ramírez, un mecenas importante,
quiere convertirla en la más importante de habla hispana. Como
armazón fundamental, el sistema de Bueno. ¡Que tenga éxito!
Incluso, con ocasión de la muerte de Bueno, y aunque ha habido
muchos mensajes insultantes en Twitter, de quienes parecen disfrutar
odiando, también he observado un cambio muy importante. En 2006,
José María Calleja e Ignacio Sánchez-
Cuenca escribieron un gran libro: “La derrota de eta. De la primera
a la última víctima”. Los dos habían escrito varios libros sobre
terrorismo. Dirigí la Tesis Doctoral de Calleja, que luego publicó
como libro. En 2016, Sánchez-Cuenca ha escrito una obra que está
teniendo un gran éxito: “La desfachatez intelectual”. Durante más de
doscientas páginas, se dedica a criticar la falta de rigor de la
mayoría de quienes pontifican en los periódicos. Y, ya al final del
libro, dedica diecisiete líneas a reconocer que Bueno ofrece un gran
sistema, pero que es mejor olvidar sus últimos libros. Incluso, se
permite emplear exactamente los mismos procedimientos él mismo ha
criticado en los demás. Sin aportar ni una prueba, empleando
únicamente el lenguaje en su función expresiva, como diría Karl
Bühler. Me pregunto cómo el perspicaz Sánchez-Cuenca ha podido caer
en semejante contradicción.
Pues bien, al día siguiente de morir Bueno, Sánchez-Cuenca ha
escrito una semblanza sobre el filósofo español, que aquí ofrezco:
Es como pasar de la noche al día. Preguntaba Beaumarchais en “Las
bocas de Fígaro”: ¿Por qué estas cosas y no las otras?”. Eso me
gustaría saber en el caso de Sánchez-Cuenca y de otros. Tampoco hay
que hacer un gran esfuerzo para deducir que casi todos los
personajes de los que se ocupa el autor en su libro caerán en el
olvido, mientras que la figura de Bueno seguirá influyendo más y
más, incluso con sus libros más recientes.
Cataluña ante el desafío secesionista
Las amenazas de ruptura llevan a Cataluña a
'déficit' de empresas
Se marchan de la comunidad más de las que llegan a ella
Europa Press La voz libre 12 Agosto 2016
Madrid.- Las amenazas de ruptura en Cataluña siguen provocando
estragos en la economía catalana. El último dato que se ha conocido
es que Cataluña está en 'déficit' de empresas entre las que se
marchan y las que llegan.
Así, un total de 3.143 empresas abandonaron la Comunidad de Madrid
en el último año, frente a 2.019 que cambiaron su domicilio fuera de
Cataluña, según el Estudio sobre Comparativa de Madrid y Cataluña,
publicado por Informa D&B. No obstante, aunque el número de empresas
que abandona Madrid supera al de Cataluña, su saldo es positivo, ya
que 3.738 llegaron a la capital en el mismo periodo, frente a las
1.226 que aterrizaron en Cataluña.Además, el número de nuevas
empresas en Madrid creció en 595 compañías, mientras que en el caso
de Cataluña se produjo un retroceso de 793 empresas.
Por otro lado, el principal destino de las sociedades que salen de
Madrid es, sin embargo, Cataluña (15%), seguida de Andalucía (15%) y
Valencia (14%), mientras que el 44% de las que dejan Cataluña se
instalan en Madrid, por delante de Valencia (12%). Cataluña tiene
650.188 empresas activas, el 18% del total nacional, la cifra más
elevada del país, superando a Andalucía y Madrid. Sin embargo, las
495.579 compañías de la comunidad madrileña, el 14% del conjunto,
alcanzan una cifra de venta agregada que sobrepasa los 650.000
millones de euros, mientras que las catalanas se quedan en 313.000
millones.
Las empresas medianas y grandes suponen el 1% del tejido empresarial
madrileño y el 0,7% catalán, mientras que en ambas comunidades las
microempresas son las más numerosas, con porcentajes que rondan el
95%. Por su parte, Madrid supera a Cataluña en número de empresas
con capital extranjero, con 4.432 sociedades frente a 3.378, que
representan el 40% y el 30% de las establecidas en España,
respectivamente. En paralelo, el número de autónomos extranjeros es
más elevado en Cataluña (28.419) que en Madrid (27.303).
LAS EMPRESAS QUE MÁS RÁPIDO CRECEN, EN MADRID
El informe señala también que la cantidad de empresas de alto
crecimiento -aquellas que han incrementado sus ventas o empleados un
20% anual en los últimos tres años- alcanzó en el último año las 677
en Cataluña, por encima de las 583 de Madrid, que, sin embargo
alberga a más compañías 'gacela' -que además tienen menos de cinco
años de vida-, con 112, frente a las 95 de Cataluña. Los sectores de
actividad con más empresas coinciden en ambas autonomías, con la
construcción y las actividades inmobiliarias a la cabeza, ya que el
29% de las sociedades en Cataluña y el 27% en Madrid se dedican a
estas actividades. Le siguen el comercio, los servicios
empresariales, la industria y la intermediación financiera.
En cuanto a la creación de empresas, Cataluña lidera las
estadísticas con 11.973 nuevas sociedades en el primer semestre de
este año, frente a las 11.105 de Madrid, con incrementos del 19% y
el 7%, respectivamente. El capital invertido en estas constituciones
es, sin embargo, notablemente superior en Madrid, con 1.038
millones, frente a los 456 millones de Cataluña. Otra de las
conclusiones del informe es que en Cataluña hay más empresas en
concursos (465), que en Madrid (325), aunque la capital es la
primera en disoluciones -3.166 frente a 1.292-.
Por último, las empresas catalanas pagan mejor que las madrileñas.
En el segundo trimestre de 2016, la media de días de retraso en los
pagos sobre la fecha acordada es de 12,19 en Cataluña, inferior a la
media española, que es de 13,47 días. Madrid está por encima, con
15,55 días de demora. Además, el 48% de los pagos en Cataluña se
hace puntualmente, mientras que la proporción es menor, un 40%, en
Madrid.
¿Queremos un Estado emprendedor?
Adrià Pérez Martí www.vozpopuli.com 12 Agosto 2016
Entre las muchas conclusiones que arroja el último barómetro que el
CIS ha publicado hace unos días destaca el que la mayoría de
españoles consultados considera que los servicios públicos más
importantes están infrafinanciados. En opinión de los encuestados,
la sanidad, la educación o la investigación en ciencia y tecnología,
deberían recibir más recursos recaudados por las Administraciones
Públicas vía impuestos.
Considerar que se gasta poco en estas partidas necesariamente
implica pensar que es positivo que el Estado deba gastar en esta
importante área de la economía y de la sociedad. Una idea que en el
terreno académico ha sido defendida con creciente popularidad por la
economista italiana Mariana Mazzucato en su influyente libro El
Estado emprendedor. La tesis fundamental de la economista italiana
es que el Estado debe invertir en investigación básica, para que
luego pueda haber desarrollo, debido a que tal inversión sufre una
enorme incertidumbre y su éxito es sumamente aleatorio.
Sostiene la economista, con la que probablemente estarán de acuerdo
la mayoría de los consultados por el CIS, que los grandes avances
tecnológicos han sido posible gracias a la intervención del Estado,
motivo por el cual propone crear bancos públicos que financien este
tipo de inversiones o que el Estado participe en el capital de las
empresas beneficiadas por las ayudas públicas a la I+D+i. Es decir,
tota una justificación para subir impuestos y que el Estado controle
cada vez más la economía y nuestra vidas.
Sin embargo, el Instituto Juan de Mariana acaba de publicar un
informe, Mitos y Realidades del Estado emprendedor: ¿realmente es el
Estado el impulsor de la investigación básica y la innovación?, en
el que se refuta y pone en tela de juicio los argumentos que da la
economista italiana, con abundante bibliografía y una meticulosa
labor de rastreo y detección de las inconsistencias y falta de
evidencias de los argumentos y ejemplos utilizados en el libro de
Mazzucato. Las ideas que justifican la intervención Estatal
expuestas en el libro están erradas Tanto desde un punto de vista
histórico, teórico como empírico.
Mazzucato toma como ejemplo de éxito de banco de desarrollo público
el brasileño. Examinando los datos e indicadores en detalle se halla
que, en realidad, este banco ha tenido una rentabilidad inferior a
la media del sector bancario, sin contar con que, en general, según
la diversa bibliografía existente sobre la materia, los bancos de
desarrollo perjudican el desarrollo del sector financiero,
contribuyendo a un menor crecimiento económico.
Otro de los sectores usados por los defensores del gasto estatal en
I+D es el de las energías renovables. Se dice, y así lo expone la
italiana en su libro, que el Estado ha liderado esta inversión y
gracias a ello está habiendo una transición a las energías verdes.
El informe, sin embargo, rastrea las fuentes en las que se basa la
autora y detecta errores en los cálculos que, tras su corrección, se
obtiene una conclusión diametralmente opuesta: es el sector privado
y no el Estado quien más recursos ha invertido en este importante
sector, tanto en EEUU como a nivel mundial.
Otro de los sectores que Mazzucato pone de ejemplo de acción estatal
es el de la nanotecnología. Un campo creado por el Estado, en
opinión de la economista, cuando en realidad el sector privado ya
había iniciado sus inversiones en él y además es su principal
inversor, de acuerdo con la investigación del informe.
Otros ejemplos de tecnologías revolucionarias como el avión, el
ordenador, internet, son también áreas creadas e iniciadas por los
agentes privados, inventores o empresas, y que hubieran seguido un
desarrollo como en tantas otras áreas de una manera privada de no
ser por la irrupción del Estado, que obviamente tuvo su influencia.
Pero de ahí a afirmar que sin el Estado no hubieran existido, "hay
un abismo que requiere de unas solidas evidencias que no existen".
De hecho, en múltiples ocasiones el sector privado se ha organizado
para cooperar entre los agentes de una industria y llevar a cabo
grandes y complejos proyectos (sobre todo cuando la propia normativa
estatal no impide dicha colaboración). Por lo que otro de los
argumentos de los defensores del gasto público en I+D y del Estado
como creador de grandes consorcios también resulta innecesario por
cuanto ya puede ser desarrollado por la sociedad civil, empresas o
individuos de relevancia en las distintas industrias.
De hecho, también suele criticarse el cortoplacismo del sector
privado que impide la investigación a largo plazo que sí proporciona
el Estado. De acuerdo con el informe, no existe evidencia que
muestre un cortoplacismo inversor y una miopía empresarial. De
hecho, ocurre todo lo contrario: cuando el negocio de las grandes
empresas depende de su actividad investigadora, la realizan. Y si
dejan de hacerlo es porque prefieren adquirir las Pymes o startups
que sí investigan. Aun así el informe también reivindica lo deseable
de las inversiones a corto plazo y las mejoras incrementales por
cuanto aportan más información relevante, rebajan los costes fijos
haciendo factible (rentable) la I+D.
Quizá el ejemplo más pintoresco que esgrima Mazzucato para defender
el gasto público en I+D es que sin éste el iPhone y Google no
existirían. El informe estudia detalladamente las invenciones detrás
de estos dos productos y llega a la conclusión de que el progreso en
estos ámbitos ya se había iniciado antes de la intervención estatal,
o que la financiación estatal que hubo no fue determinante y los
inversores privados ya habían hecho acto de presencia.
Nosotros, el Estado
Con todo, parte del respaldo e interés en que el Estado capitanee la
inversión en I+D no es tanto de naturaleza económica sino desde un
carácter democrático, en el sentido grupal. La representación de la
sociedad en la forma del Estado, su identificación total, hace
posible que se destinen y despilfarren ingentes cantidades de
recursos porque con ello se cree que el sujeto "nosotros", la
"sociedad", está invirtiendo en este área fundamental. Una inversión
innecesaria y perjudicial de la que nos consolamos pensando que es
un coste más para el contribuyente, cuando en realidad no son
recursos fácilmente reemplazables sino todo lo contrario, son
difícilmente sustituibles y extremadamente específicos (científicos
muy especializados en proyectos concretos de investigación y
desarrollo).
Con esta premisa es difícil llegar a concebir que la sociedad sea
quien lleve a cabo la importantísima labor de investigación y
desarrollo, a través de las acciones de múltiples individuos a lo
largo del tiempo, de manera descentralizada, sin obedecer a una
única voz ni mandato (sea de la agencia gubernamental o empresa
pública que sea), y coordinados por mecanismos que no se aprueban en
los parlamentos (precios, intereses de los investigadores -no
impuestos por la autoridad-, necesidades de la sociedad, pasiones,
rentabilidad...).
La violencia de nuestro tiempo
HENRY KAMEN El Mundo 12 Agosto 2016
En su último libro, La guerra del mundo, el británico Niall Ferguson
adopta como tema 'la pregunta más interesante que cualquier
historiador podría hacer sobre este pasado siglo: ¿cómo pudo una
época que se caracterizó por tanto progreso económico y científico
ser tan asombrosamente sedienta de sangre?'. Como es de imaginar, la
explicación de Ferguson para este fenómeno es compleja y de gran
alcance. Mi preocupación está más bien relacionada con una pregunta
que muy pocas veces se presenta en nuestra prensa: '¿quién es el
responsable de esas muertes, ellos (es decir, el llamado enemigo) o
nosotros?'.
En vista de los acontecimientos de los últimos meses y años, muchos
no dudarían en echar la culpa al auge del yihadismo. Desde lo
ocurrido el 11-S, la actitud oficial ha sido siempre de acusar al
islam ideológico. Pero hay razones para cuestionar este punto de
vista. Mientras escribo, la Universidad de Texas en Austin ha dado
permiso para que los estudiantes lleven armas en el campus, y de
esta manera ha dado apoyo a la filosofía de violencia que reina en
EEUU. En cuanto a España, ha sido uno de los principales proveedores
de armas en los últimos 50 años. Partir de los casos texano y
español puede ayudarnos a pensar con más claridad sobre quién fue
realmente responsable del culto a la muerte durante el pasado siglo.
Gracias a nuestros gobiernos y nuestra prensa, tenemos costumbre de
señalar con el dedo acusador a los terroristas y extremistas
religiosos, como si fueran ellos los únicos culpables y nosotros
sólo las víctimas. Sin embargo, no se puede pasar por alto la
responsabilidad de los gobiernos como fomentadores reales de la
muerte y la violencia.
Las estadísticas de las ventas españolas de armas son
impresionantes: sólo en 2015 se exportaron material armamentístico y
aviones militares por un valor de 10.000 millones de euros, con
Alemania y Arabia Saudí entre los principales clientes. La razón que
se ofrece siempre se resume en una palabra: 'defensa', una palabra
que en todos los idiomas es el sinónimo preferido para la 'guerra'.
Sería, por supuesto, difícil demostrar que España fuera de alguna
manera responsable, a través de esta venta de armas, de la
mortalidad en Oriente Próximo o América Latina. Pero, en todo caso,
¿pueden las 80 millones de armas ligeras y granadas de mortero
vendidas al Gobierno de Irak por parte de España considerarse
defensivas o agresivas? Los Ejecutivos españoles -tanto del PSOE
como del PP-, todo hay que decirlo, en general han sido moderados en
sus políticas militares, y el culto a la violencia nunca ha sido
fuerte en la vida pública española.
Lo contrario de lo que sucede en Estados Unidos, donde una actitud
francamente hipócrita sobre la violencia está arraigada en el
discurso público. Es una práctica habitual en EEUU condenar todo
tipo de violencia como algo externo a su propia filosofía. Sin
embargo, este país, actuando bajo la cobertura de protector de la
libertad, es el mayor promotor de la muerte y la violencia. El grado
de muerte infligida por Washington es increíble. En venganza por las
3.000 muertes causadas por Al Qaeda el 11-S de hace 15 años, las
armas estadounidenses se han utilizado para sembrar la muerte entre
las poblaciones no americanas. Tomemos un ejemplo crucial. El
registro de las muertes violentas tras la invasión estadounidense de
Irak en el año 2003, una invasión justificada en su momento por la
afirmación falsa de que el régimen de Sadam Husein poseía 'armas de
destrucción masiva', ha llegado ahora a un total de más de 250.000
personas.
Durante los últimos 10 años, Estados Unidos ha utilizado
regularmente aviones no tripulados (drones) para atacar a presuntos
terroristas. En un solo país, Pakistán, en ese periodo esos drones
han matado a más de 2.600 personas. Hace seis semanas, el presidente
Obama justificó su utilización, alegando que se han registrado pocas
víctimas no terroristas. Obama admitió que durante su mandato como
presidente pudo haber habido 116 muertes inocentes. La verdad es que
nadie, fuera de Estados Unidos, cree esas bajas cifras. Hay otras
cifras alternativas que sugieren que el número de muertos inocentes
es mucho mayor, incluyendo, por supuesto, cientos de niños. Y ¿qué
pasa con el número real de muertos totales en otros países donde se
utilizan drones? ¿Y con el total de personas muertas por drones
también en Irak, en Siria, en Afganistán, en países islámicos que
ahora son zonas de guerra constante? Sólo en Siria, las estimaciones
indican que más de 11.000 niños han muerto en una guerra en la que
los autores han sido principalmente tres: el Gobierno sirio, el
Gobierno ruso y el Gobierno de EEUU. En un artículo anterior en este
periódico (Crímenes de Guerra y daños colaterales, octubre de 2015),
hice hincapié en el aspecto criminal de estas masacres, cometidas en
nuestro nombre y en la causa de la libertad.
Algunos dirán que esta escala de la violencia, perpetrada en un
periodo en que el mundo está teóricamente en paz, es la consecuencia
de aquéllos que han puesto en marcha el terrorismo. Es un argumento
potente, pero que nos debería hacer considerar algunas comparaciones
sencillas. Las pequeñas sociedades que recientemente han producido
los fanáticos yihadistas son sociedades sumidas en el
tradicionalismo y de ninguna manera dadas a la violencia como un
aspecto fundamental de su vida. Son sociedades afligidas por la
pobreza, la mala salud y la baja esperanza de vida. No hay punto de
comparación con la sociedad estadounidense, la más rica del mundo,
con inmensos recursos y la mayor esperanza de vida. Sin embargo, es
EEUU el mayor generador de violencia en el mundo, no sólo por su
inmensa industria de armamentos, sino también por su agresiva
búsqueda de la riqueza.
Estados Unidos acepta la violencia como una parte integral de su
defensa de la libertad. Libros enteros se han escrito sobre el
fenómeno. Lo más sorprendente es que esta violencia se emplea
también en contra de la población de EEUU, especialmente contra los
negros. No pasa una semana en la que no haya noticias de ciudadanos
de esta minoría étnica no armadas asesinadas por disparos de agentes
de policía. Las matanzas frecuentes de negros han dado lugar a
protestas en todo el mundo. Pero eso es sólo una pequeña parte de la
triste historia de la violencia. En 2015, más de 1.000 ciudadanos de
EEUU fueron asesinados por la policía, un promedio de más de tres
personas cada día. El mismo nivel se produjo en los años anteriores.
De ahí podemos calcular que cada tres años la policía estadounidense
mata a más personas de las que mataron los terroristas de Al Qaeda
en 2001 en Nueva York. El FBI llama a estos casos 'homicidios
justificables', una descripción interesante si se tiene en cuenta
que la mayoría de los muertos son de raza negra y alrededor de un
tercio de ellos estaban desarmados. Ése es un nivel de violencia
desconocida en cualquier país fuera de Estados Unidos.
Las cifras deben hacernos parar a pensar acerca de la violencia, que
es un rasgo fundamental de muchos países en el mundo. El Instituto
para la Economía y la Paz (IEP) acaba de emitir un comunicado
diciendo que 'el mundo continúa gastando enormes recursos en crear
violencia, pero muy pocos en la paz'. Detrás de cada acto de
violencia personal hay por supuesto explicaciones y motivos. La
violencia de las ideologías como los yihadistas, sin embargo, es
sólo una pequeña fracción de la violencia que domina hoy en muchas
sociedades que dicen ser civilizadas, pero que llevan dentro de sí
mismas un cáncer profundo de violencia que está minando a la
Humanidad.
Por qué en España no cabe un empleado
público más
Juan R. Rallo www.vozpopuli.com 12 Agosto 2016
Algunos economistas y políticos, como los organizados en torno a
Izquierda Unida, aspiran a implantar un modelo económico
estatalizado que nos acerque a un país de funcionarios con
condiciones laborales peores que las de los actuales camareros
A raíz de la muy extendida demagogia sobre la progresiva conversión
de España en un país de camareros, se me ocurrió comentar
sarcásticamente en
Twitter que sería más acertado calificarlo de “país de
funcionarios” habida cuenta de que el número de empleados públicos
duplica al de trabajadores en el sector de la hostelería. Como
cualquier persona con dos dedos de frente puede entender, se trataba
de un simple chascarrillo que no pretendía sentar cátedra alguna,
sino únicamente resaltar en pocas palabras y ante una audiencia muy
concreta —aquella que ve fatal ser camarero pero extremadamente
dignificante ser funcionario—
el pésimo uso que se estaba haciendo de la expresión de
“país de camareros”: si la existencia de un colectivo que
representa a menos del 3% de la población española —trabajadores en
el sector de servicios de comidas y bebidas— nos permite calificar a
España de “país de camareros”, ¿acaso la existencia de un colectivo
que representa a más del 6% de los españoles —empleados públicos— no
debería permitirnos calificarlo, con mucha más razón, de “país de
funcionarios”?
¿Hay demasiados empleados públicos en España o, por el
contrario, sigue existiendo mucho margen para incrementar
las contrataciones estatales?
Como es obvio, España
ni es un país de camareros —pues ni siquiera son el colectivo
profesional más numeroso— ni tampoco un país de funcionarios
—pues no somos un país socialista y el volumen de empleo en el
sector privado sigue siendo, afortunadamente, predominante—.
Ahora bien, el tuit sí daba provocadoramente pie a un debate más
de fondo: ¿hay demasiados empleados públicos en España o, por el
contrario, sigue existiendo mucho margen para incrementar las
contrataciones estatales?
En este contexto, el economista Eduardo Garzón,
hermano del coordinador federal de Izquierda Unida
y asesor del área de Economía y Hacienda en el
Ayuntamiento de Madrid,
decidió sumarse al debate para criticar “el falso tópico de
que en España hay muchos empleados públicos”. A su entender, los
datos son rotundos a la hora de desmentir que en nuestro país “no
quepa ni un empleado público más”. ¿A qué rotundos datos se
refiere Garzón? Pues a que España es uno de los países
desarrollados con un menor peso del empleo público sobre su
población activa: apenas un 12,7% de los trabajadores en
activo están ocupados por el Estado, mientras que casi
todas las economías de nuestro entorno superan ampliamente tal
cifra (los nórdicos la cuasi triplican).

Fuente:
OCDE. Los datos de Alemania y la República Checa son de
2009.
Por mi parte, le indiqué a Eduardo Garzón que le echara un
vistazo no al número total de empleados públicos, sino al gasto
en nóminas públicas, pues ello le daría una imagen mucho más
aproximada de si el volumen de empleo público ya es excesivo o
si, en cambio, puede continuar aumentando con holgura apenas
emulando a nuestros vecinos. Al cabo, un Estado podría optar por
duplicar su plantilla reduciendo las jornadas (y los sueldos) de
sus trabajadores incumbentes a la mitad y cubriendo la otra
mitad de la jornada con nuevas contrataciones a tiempo parcial:
por ejemplo, si España tuviera tantos empleados a tiempo parcial
como Dinamarca, el empleo público no equivaldría al
12,7% de la población activa, sino a más del 18,5%,
bastante por encima de la media de la UE.
Si estudiamos cuánto gasta España en nóminas públicas,
descubriremos que estamos por encima de la mayoría de países
de nuestro entorno y, a su vez, por encima de la media de la
UE
Y, en efecto, si estudiamos cuánto gasta España en nóminas
públicas, descubriremos que estamos por encima de la mayoría de
países de nuestro entorno y, a su vez, por encima de la media de
la UE: en 2013, destinamos a tal rúbrica el 11,1% del PIB (en
2014 y 2015, el 11%). Sin embargo, para Eduardo Garzón
esta métrica no demuestra nada, dado que todavía
gastamos mucho menos que Dinamarca, Noruega, Francia y bastantes
otros países vecinos.

Fuente:
Eurostat. Los datos de Alemania y la República Checa son de
2009.
Sin embargo, el ejercicio verdaderamente interesante consiste
en poner en relación ambas variables: ¿cómo es posible que
España posea muchos menos empleados públicos que la media de la
UE y, en cambio, gaste en ellos por encima de la media? La
conclusión parece clara: porque nuestro gasto por
empleado público es de los más altos del mundo.
En este sentido, Eduardo efectuó una regresión entre empleo
público y gasto en nóminas públicas para terminar concluyendo
que, en efecto, el gasto por empleado público se ubica en España
por encima de la media: nada, de nuevo, de lo que preocuparse,
pues “la mayoría de las economías más desarrolladas de la
muestra pagan mejor a sus empleados públicos y que la mayoría de
las menos desarrolladas les pagan peor”. Pero esta conclusión es
muy precipitada, como a continuación vamos a comprobar.
Así, para conocer si es verdad que los países más
desarrollados pagan relativamente mejor a sus empleados
públicos, deberemos calcular cuál es el coste medio por
empleado público (cuánto gasta cada Estado en nóminas
públicas dividido entre el número de sus empleados públicos) y,
a su vez, comparar ese coste medio con la renta per cápita de
cada país. De este modo obtendremos una estimación de cuánto
cobra de más el empleado público medio en relación con los
ingresos medios de su país.
Si efectuamos este ejercicio, llegaremos a la siguiente
tabla:

Es fácil constatar que España es, después de
Portugal, el país que mejor paga a los empleados públicos en
relación con su renta per cápita: un 79% más. En
cambio, los países nórdicos pagan a sus empleados públicos
bastante mal: la remuneración de los daneses es un 3% superior a
la renta per cápita del país, la de los suecos un 5% inferior y
la de los noruegos, un 18% menor.

De hecho, incluso con las enormes diferencias de renta per
cápita que existen entre España y los países nórdicos,
el empleado público español medio cobra más que el empleado
público medio danés, sueco o noruego (una vez
consideradas las diferencias en poder adquisitivo). En general,
se constata que aquellos países con un mayor número de empleados
públicos abonan salarios bastante moderados (en relación con los
ingresos medios de su país) y, en cambio, los países con pocos
empleados públicos les pagan altas remuneraciones (en relación
con los ingresos medios de su país): la relación no es entre
grado de desarrollo y de sobrerremuneración del empleo público,
sino entre volumen de empleo público y sobrerremuneración.

Como bien señala Eduardo, que en España los empleados
públicos estén mucho mejor pagados que en el resto del
mundo puede deberse a que, al ser menos en número, pueden poseer
un nivel de cualificación medio más alto que en el resto del
planeta. A saber, otros Estados pueden combinar la contratación
de personal cualificado con personal poco cualificado, de modo
que su remuneración media cae. Y, ciertamente, ésa es
una parte de la explicación, pero no es toda
la explicación: por ejemplo, los países nórdicos se
preocupan de articular mecanismos para que los salarios del
sector público no se ubiquen sistemáticamente por encima de los
del sector privado (en España, en cambio, los salarios
públicos se ubican sistemáticamente por encima de los privados).
Tomemos el caso del
sector público danés, donde “se ha establecido un
procedimiento de ajuste salarial que asegura que las
remuneraciones en el salario público evolucionan en paralelo a
las del sector privado. En caso de que se abran diferencias
entre ambas, el 80% de esa diferencia será ajustada por el
gobierno central en el siguiente acuerdo salarial. Este
procedimiento convierte al sector privado en la referencia a
largo plazo para los salarios del sector público”. Igualito que
en España, vaya.
De hecho, podemos plantearnos la siguiente pregunta: si en
España quisiéramos alcanzar el peso del empleo público de
Dinamarca (32,2% de la población activa) pero, a su vez, no
quisiéramos gastar más en nóminas públicas de lo que gasta
Dinamarca (16,7% del PIB: más que ningún otro país
desarrollado), ¿cuánto deberíamos pagarles a los nuevos
empleados públicos para no tener que rebajar los salarios de los
empleados públicos incumbentes?
La tan denostada “España de los camareros” es capaz de
proporcionar mejores salarios que cualquier futura “España
de los funcionarios” que queramos imaginar
Para alcanzar la proporción de empleo público danés, el
Estado español debería contratar a 4,44 millones de personas
más, pero no podría destinar a su contratación más del 5,7% del
PIB (pues ya estamos gastando el 11% del PIB en los 2,9 millones
de empleados públicos actuales): es decir, apenas podríamos
destinar 62.000 millones de euros para contratar a 4,44 millones
de personas. Por consiguiente, la remuneración media de
cada nuevo empleado público tan sólo alcanzaría los 13.900 euros
anuales. Y si en lugar de emular a Dinamarca
quisiéramos emular a Noruega, los nuevos empleados públicos
apenas cobrarían 7.000 euros anuales; y en caso de emular a
Suecia, únicamente 5.800 euros.
Pero seamos generosos y quedémonos con la cifra danesa: 4,44
millones de empleos adicionales en el sector público con una
remuneración de 13.900 euros anuales. Si a ese coste salarial le
descontamos la cotización a la Seguridad Social a cargo del
empleador, el sueldo bruto de los nuevos empleados públicos
apenas alcanzaría los 10.700 euros anuales: 890 euros al
mes.
Actualmente, los salarios medios en
el sector de la hostelería ascienden a 1.174 euros mensuales
(1.471 euros por jornada completa y 578 euros por jornada a
tiempo parcial). Por consiguiente, la tan denostada “España de
los camareros” es capaz de proporcionar mejores salarios que
cualquier futura “España de los funcionarios” que queramos
imaginar. Cuando muchas personas como Eduardo Garzón sostienen
que en España todavía existe margen para incrementar el empleo
público, lo que a continuación se callan es que ése
sería un margen para crear empleo público basura con salarios de
miseria. ¿Es esto lo que defienden?
Pues probablemente sí. Acaso el lector piense que estoy
forzando mis argumentos para construir un muñeco de paja sobre
el programa político de mi interlocutor (y de su partido). Pero
nada más lejos de la realidad. La propuesta estrella de la
Izquierda Unida de Alberto Garzón en las elecciones generales
del 20 de diciembre fue la de instaurar un “plan
de empleo garantizado” dirigido a crear un millón de empleos
públicos mediante la inversión de 15.000 millones de euros: es
decir, el coste mensual medio de cada nuevo empleo
público ascendería a 1.250 euros, el cual, tras deducir las
cotizaciones sociales a cargo del empleador, quedaría reducido a
962 euros mensuales como media (es decir, los habría
superiores pero también inferiores). Una
remuneración que se halla por debajo de la media del tan
denostado puesto de camarero: debe de ser que cuando el
sector público paga salarios bajos con cargo al bolsillo del
contribuyente lo hace por el bien común pero que cuando el
sector privado paga salarios algo superiores con cargo al
bolsillo del empresario lo hace para explotar vergonzosamente al
obrero.
En definitiva, España no es strictu sensu un país de
funcionarios, como tampoco lo es de camareros. Pero sí es un
país donde los empleados públicos están muy bien pagados y
donde, en consecuencia, no cabe un solo funcionario más salvo a
remuneraciones de miseria. Dado que, en esta situación límite,
algunos economistas y políticos, como los organizados en torno a
Izquierda Unida, perseveran en darse cabezazos con la realidad
defendiendo nuevas contrataciones públicas, será que aspiran a
implantar un modelo económico estatalizado que nos acerque a un
país de funcionarios con unas condiciones laborales
peores a las de los actuales camareros.
******************* Sección "bilingüe"
***********************
Hacia dónde nos llevan... "O ya estamos"
Antonio García Fuentes Periodista Digital 12 Agosto 2016
Dicen y parece ser cierto que… “ninguna situación mala no pueda
empeorarse aún más”; y eso es lo que está ocurriendo en este
territorio denominado aún España; la que viene dando tumbos cada vez
peores hasta llegar al actual que padecemos y que por los
antecedentes, no será el último, sino el “antepenúltimo”; ya hay que
afirmar con toda rotundidad, que padecemos los políticos peores y
más irresponsables de los de toda nación que fuese constituida hace
siglos como ocurre con la Española, que siendo la primera de Europa,
en este siglo cumplirá el sexto de su integración como tal, con el
conglomerado de reinos que supieron conquistar o asimilar los
denominados “Reyes Católicos” allá por el muy lejano S. XV y en
cuyas fechas también supieron inteligentemente, ordenar un solo
idioma, para todos sus reinos, que fue EL ESPAÑOL (desde entonces se
denominó así) y que hoy y por su propio impulso, es la segunda
lengua mundial que internacionalmente se emplea en todo el mundo,
donde ya hay hispano hablantes; entendiendo que EL ESPAÑOL; no es
“hijo sólo de España”, sino que muchos otros países, civilizaciones
o lenguas vernáculas, pusieron “sus palabras” para conformar lo que
hoy es el segundo idioma internacional y que es mestizo, como casi
todo lo español; cosa esta que se olvida y por lo visto no interesa
recordar con lo interesante que ello es.
Con toda esta carga positiva y que enorgullecería a todos los
nativos de “patria e idioma”; España sigue siendo un país dividido,
ingobernable por muchos motivos, el principal de ellos es la
rapacidad de los gobernantes y las leyes injustas que aquí se
aplican y que distinguen a unos territorios de otros y por tanto a
quienes habitan en ellos. Y que incumplen el mandato de la
Constitución actual, que según ella, todos debemos ser iguales en el
trato gubernamental; tal es la situación que ya mucha gente lo que
quisiera es “que se vayan todos” y que vengan nuevos gobernantes,
incluso que los presida un individuo no adscrito a ningún partido y
que no esté ligado a intereses partidistas (D. Roberto Centeno por
ejemplo); o sea “un grajo blanco en esta españa de cuervos negros”:
veamos lo que sobre todo ello dice en su último artículo el Sr.
Centeno, considerado por mí, como uno de los mejores cerebros que
hoy tiene España.
****
“Con la clase política más irresponsable, ignorante y holgazana de
occidente, España ha dejado de existir internacionalmente. El
sistema de pensiones no aguantará un año más, la burbuja de deuda no
deja de crecer -y es imposible de devolver- y el expolio impositivo
alcanza límites intolerables, mientras se mantiene sin freno el
despilfarro político a todos los niveles (36.000 millones en
duplicidades entre AAPP, 20.000 millones en la desastrosa gestión en
Sanidad y Educación 15.000 millones empresas públicas inútiles,
48.000 millones de coste extra para las AAPP por los precios de
monopolio que paga a sus proveedores). Si Rajoy es investido
presidente, será un caso claro de justicia cósmica: deberá recoger
lo que ha sembrado.
El comportamiento de Rajoy es claramente patológico. Una ambición
enfermiza por el poder unida a una dejación absoluta ante los graves
problemas de los gobernados. El gran maestro de ciencia política
Antonio García Trevijano lo explica así: “Rajoy necesita el poder
para no ser procesado por corrupción y por haber financiado con
dinero público y dejado sin perseguir el gravísimo delito de
sedición que vienen cometiendo todas las autoridades de la
Generalitat, el Parlament y de las demás instituciones autonómicas
catalanas. Nunca en la historia de España ha habido un presidente de
gobierno tan irresponsable y tan indiferente ante el destino de la
patria”.
La legislatura Rajoy: un desastre sin paliativos
Que las demás alternativas sean peores o infinitamente peores, como
la de los bolcheviques bolivarianos de Podemos que aparte de un
programa político abiertamente estalinista, el económico es
absolutamente demencial, no puede hacernos olvidar quién es Mariano
Rajoy. Después de ocho años de gobierno de un tonto malo y apátrida,
Rajoy arrasó en las urnas consiguiendo la mayor cuota de poder
obtenida por un presidente de Gobierno desde la infausta Transición.
Podía haber hecho todo lo que España necesitaba para superar la
crisis y acabar con la corrupción de partido pero ahondó más la
primera e impulsó dentro del PP y en todas sus autonomías la
segunda.
http://blogs.elconfidencial.com/economia/el-disparate-economico/2016-07-25/justicia-mariano-rajoy-economia-comunidades-autonomas_1238317/
Vean aquí el resto que es de gran interés.
*******
Por todo ello he titulado hoy tal como han visto; puesto que ya
viejo y cansado “de tanta lucha inútil en un país imposible como el
nuestro”; muchas veces dan ganas de dejarlo todo y continuar
“hablando con Aníbal, mi ya viejo yorkshire y como ni el habla ni yo
sé su idioma (que lo tiene) nos entendemos perfectamente y cuando
no, simplemente mirando a la naturaleza entre el día y a las
estrellas por la noche, mientras me fumo plácidamente mi único
cigarro puro diario”; llego a esa gran tranquilidad que pienso es la
máxima a que puede llegar el pensador y que es más o menos la
siguiente… “Bueno al final yo no me he creado a mí mismo, por tanto
no soy responsable de mí, Lo que me creara sabrá el qué y el porqué,
que él me ayude o me envíe pronto la muerte y que sea rápida… este
mundo es incomprensible y mucho más y si uno marcha de él poco va a
perder”. Amén.
Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
www.jaen-ciudad.es (aquí mucho más) y
http://blogs.periodistadigital.com/nomentiras.php
Las fuerzas vivas
Esta semana Pilar Rahola nos ha deleitado por Twitter con una farra
de las Fuerzas Vivas de Cataluña en pleno éxtasis veraniego.
Antonio Robles Libertad Digital 12 Agosto 2016
¡Qué previsibles somos los humanos! ¿Se acuerdan de las Fuerzas
Vivas del Régimen? Solían salir en el NODO bajo palio, de cacería, o
adornando palcos deportivos y celebraciones de coros y danzas. Los
que somos de pueblo nos teníamos que conformar con la presencia del
cura, el alcalde y el sargento de la Guardia Civil.
No crean que han cambiado tanto las cosas. Esta semana Pilar Rahola
nos ha deleitado por Twitter con una farra de las Fuerzas Vivas de
Cataluña en pleno éxtasis veraniego. De anfitriona y sin rubor
alguno, allí se amontonaban insignes prohombres del régimen como el
expresidente del Barça Joan Laporta (el independentista que ya
apuntaba maneras de adolescente con un saludo de “puta Espanya” cada
vez que llegaba a una reunión de amigos); periodistas de TV3, RAC1 y
8tv como Helena García Melero, Vehils, el jefe de comunicación del
Grupo Z, Alba Tous, de la joyería Tous, Bonaventura Clotet, de
sanidad pública, el presidente golpista Carles Puigdemont o el
mismísimo jefe de los Mossos d’Escuadra, Josep Lluís Trapero. Dolça
Catalunya los ha retratado juntos para preguntarse con
estupefacción:
¿Uds. creen que este hombre puede dirigir alguna operación contra la
corrupción de la Generalitat, de CDC, del 3-5-10%, del Palau o de lo
que sea?
Esa reunión de amiguetes refleja mejor que mil reflexiones el
carácter bananero de esta gran comedida guionada y retransmitida en
directo cada día por TV3.
Pero no nos pongamos trágicos, es verano y la sangría de porrón
calienta. Técnica y maldad, a partes iguales, en Dolça Catalunya han
logrado un solo del president Puigdemont cantando "¡Viva España!"
con cierto recochineo. Y encima le han añadido los coros y danzas de
los periodistas, políticos y policías que le acompañaban. Cosas del
verano. No hagan caso de todo lo que oyen y lean. Aunque sea tan
difícil distinguirlo de la realidad en este oasis bananero.
Mientras tanto, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha emprendido
una cruzada contra los pisos turísticos. Después de quitarle toda la
autoridad a la Policía Municipal, quiere ahora que sean los vecinos
de Barcelona quienes delaten estos pisos piratas.
Resulta curioso que se empeñe en facilitar a los okupas la ocupación
por las bravas de propiedades privadas sin pagar alquiler ni
impuestos y ponga tantos medios para acojonar, perseguir y multar a
empresas de alquiler por internet y a los propietarios que no tengan
licencia municipal.
Bien está que se regularice el sector, se paguen impuestos y se
cuide el silencio de la noche, pero resulta curioso que sea la Ada
madrina de la arbitrariedad quien lo impulse. ¿Y los del top manta
pagan impuestos? Otras contradicciones de la señora: "Ada Colau y el
pato de Voltaire". Cosas del verano.
Y la última serpiente de verano: ¿por qué Albert Rivera no ha
incluido en las 6 condiciones previas a una negociación de
investidura la eliminación de la inmersión lingüística y el respeto
a los derechos de los hispanohablantes en todas las comunidades
donde no se respetan? ¿O medidas ejecutivas para hacer cumplir
inmediatamente las sentencias de los tribunales en Cataluña?
Sé que Albert es el único que está dispuesto a ceder para que España
tenga Gobierno. Pero ¿por qué ha de ceder de entrada en aquello que
inspiró el nacimiento de C’s?
Deben de ser cosas del verano.
La candidatura de Otegi, una burla
inadmisible
EDITORIAL El Mundo 12 Agosto 2016
Tal como se esperaba, la izquierda abertzale pretende echar un pulso
al Estado de Derecho con la designación de Arnaldo Otegi como cabeza
de lista de Sortu por Guipúzcoa. La coalición integrada entre otros
por la antigua Batasuna y Eusko Alkartasuna quiere que sea candidato
a lehendakari en las elecciones autonómicas vascas del próximo 25 de
septiembre. Y en cuanto Iñigo Urkullu anunció la convocatoria, los
abertzales, como el resto de fuerzas políticas, pusieron la
maquinaria en marcha.
Por más que se supiera que ésta era la intención de Sortu desde que
Otegi salió de la cárcel el pasado marzo, provoca antes que nada una
profunda repugnancia que alguien con un historial de secuestros y
recién condenado por sus vínculos con ETA aspire a convertirse en
representante de los ciudadanos. Pero lo menos importante ahora es
el sentimiento que despierta la estrategia de la izquierda
abertzale. Lo sustancial es que Otegi no puede ser candidato bajo
ningún concepto, porque va contra la legalidad. Y por ello sólo cabe
esperar que todas las instituciones cumplan con su deber y que la
candidatura de Otegi sea rechazada.
Esta semana, el Partido Popular, Ciudadanos y UPyD han anunciado que
impugnarán la lista de Sortu. Podrán hacerlo los próximos 25 y 26 de
agosto ante la Junta Electoral Provincial de Guipúzcoa. Pero,
afortunadamente, los poderes del Estado ya están demostrando la
diligencia que el caso exige y, como hoy publicamos, el fiscal jefe
de la Audiencia Nacional ya ha trasladado un informe a la Sección 4ª
de la Sala Penal para que remita con urgencia tanto a la Junta
Electoral de la Comunidad Autónoma Vasca como a las Juntas
Electorales de los Territorios Históricos las alegaciones por las
que Otegi debe ser declarado inelegible. Y negro sobre blanco, no
deja el más mínimo resquicio a la duda.
Recordemos que Otegi fue condenado en 2011 por la Audiencia
Nacional, sentencia después ratificada -aunque con una reducción de
pena- por el Tribunal Supremo, en el marco del conocido como caso
Bateragune, un intento de Otegi y otros líderes de la izquierda
abertzale de reconstruir la ilegalizada Batasuna. El destacado
dirigente ha cumplido la condena de seis años y medio de cárcel por
pertenencia a organización terrorista. Pero sobre él pesan todavía
dos penas más: la de inhabilitación especial para empleo o cargo
público y la de inhabilitación para el derecho de sufragio pasivo,
ambas hasta 2021.
Pese a que la sentencia del Supremo no especificó para qué cargos
concretos está inhabilitado Otegi -un supuesto lapsus al que se
agarran los abertzales para decir que en algún caso similar el
condenado ha podido concurrir a las urnas-, el escrito del fiscal al
que ha tenido acceso este periódico indica que la inhabilitación 'le
impide ejercer cualesquiera cargos públicos'. Pero, por si eso no
bastara, como decíamos también está inhabilitado para el derecho de
sufragio pasivo, lo que sin margen de ningún tipo de interpretación
torticera, 'le impide ser elegido en cualquier proceso electoral'.
Blanco y en botella, Sortu pretende por tanto cometer fraude de ley,
amén de perpetuar con esta candidatura una burla insoportable para
todas las víctimas del terrorismo.
Con una chulería tan desafiante como repulsiva, Otegi declaraba días
atrás que 'no va a haber tribunal, ni Estado, ni Guardia Civil, ni
Ejército español que vayan a impedir que concurra a las elecciones'.
Por suerte, su bravata no es más que eso y no nos cabe duda de que
los órganos electorales y jurisdiccionales competentes frenarán su
intentona. La Junta Electoral Provincial de Guipúzcoa habrá de
pronunciarse a finales de agosto -el 29 se proclaman las listas- y,
si hay recursos por cualquiera de las partes, como es previsible,
corresponderá a la jurisdicción contencioso-administrativa y, en
último término, al Constitucional poner las cosas en su sitio.
No caben en este asunto los tacticismos. Ni el del PNV, que ha
optado por mirar hacia otro lado, ni el de los socialistas, que
anunciaron ayer que no impugnarán la candidatura para no convertir a
Otegi en una víctima y no hacerle la campaña a la izquierda
abertzale. En este caso, no importa si Sortu agita el espantajo del
mártir para arañar votos. Lo que importa es que se aplique la ley,
con igualdad para todos. Y al menos reconforta a los demócratas
saber que Otegi cumple sus condenas hasta el final. Porque no
estamos ante un hombre de paz ni falsificaciones semejantes, sino
ante alguien condenado por pertenencia a ETA, una banda criminal con
más de 800 muertos en su historial. Algo de lo que Otegi sigue
siquiera sin arrepentirse.
El partido de 'los Otegis', pero sin
Arnaldo
Guillermo Dupuy Libertad Digital 12 Agosto 2016
De todos es sabido –o debería serlo– que la plataforma Bateragune,
por cuya decisiva participación en la creación de la misma fue
condenado Arnaldo Otegi,sólo fue un embrión, un punto de encuentro
entre los batasunos, sectores de EA, Aralar y el sindicato ELA para
poner en marcha lo que luego se plasmaría en diferentes siglas, como
Sortu, Bildu y Amaiur.
Es público y notorio que ninguno de los magistrados del Tribunal
Constitucional que, más tarde y de forma contraria a Derecho,
tumbaron la sentencia de ilegalización de Bildu dictada por el
Tribunal Supremo han sido condenados a penas de prisión o de
suspensión de cargo público. Ni siquiera han sido juzgados.
Gracias a ese atropello jurídico, ETA pudo celebrar públicamente el
haber "ganado la batalla de la ilegalización" y colar sus brazos
políticos en las instituciones, donde se sientan y se podrán seguir
sentando proetarras iguales o peores que Arnaldo Otegi, incluidos
los pistoleros excarcelados por la indebida aplicación a todos ellos
de la sentencia de Estrasburgo referida a la terrorista Inés del
Río.
A pesar de que se sabe –o se debería saber– que en Derecho no se ha
de especificar a qué cargo público afecta una pena de
inhabilitación, salvo que el legislador o sentenciador pretenda que
no afecte a todo cargo público, tampoco ha sido juzgado por presunta
prevaricación el fiscal del caso Iker Casanova, que permitió a este
etarra ocupar su escaño por Bildu alegando tamaña barbaridad
jurídica como que la sentencia contra Casanova no especificaba para
qué cargo público lo inhabilitaba.
Con estos precedentes, que deberían conducir nuestra indignación
contra buena parte de nuestra clase política, judicial y hasta
mediática, no me extraña que el proetarra Arnaldo Otegi
–expresidente de Sortu y aspirante a candidato de Bildu a
lehendakari– trate de burlar la hipócrita sentencia de
inhabilitación que todavía pesa sobre él por tratar de sortear una
ilegalización de Batasuna que terminó de ser burlada con la decisiva
colaboración del mismo tribunal que a él lo condenó.
Decía Sófocles que “ocasiones hay en que la justicia misma produce
entuertos”. En este caso no es la Justicia, sino una vergonzosa y
politizada administración de la misma la que los está creando, por
ser correa de transmisión de una clase política sumida en un
envilecido proceso de apaciguamiento en el que la candidatura de
Arnaldo Otegi no es más que un elemental corolario lógico.
Ya veremos lo que pasa. Pero sólo desde la estupidez –o desde la
complicidad– podrá considerarse una victoria para el Estado de
Derecho y para nuestra democracia que los Otegis puedan presentarse
a las elecciones sólo por el hecho de tener que hacerlo sin Arnaldo.
Las tretas del indepe-business
OKDIARIO 12 Agosto 2016
El independentismo siempre ha sido una buena excusa para hacer
negocios entre la élite secesionista catalana. Desde los tiempos en
los que el ‘Clan Pujol’ campaba a sus anchas y hacía del latrocinio
una actividad a gran escala a través de paraísos fiscales y
sociedades opacas, hasta el actual menudeo de camisetas, bolis y
prendas de ropa interior con motivo del Día de Cataluña, más
conocido como Diada. Los secesionistas, agazapados bajo el falso
parapeto del “España nos roba” que promulgara en 2013 el entonces
president Artur Mas, han hinchado sus cuentas personales con el
argumento falaz de la patria catalana. Todo ello a costa de los
contribuyentes y de las propias arcas estatales. Un mantra falso,
tal y como ha demostrado el informe fiscal difundido por el
Ministerio de Hacienda.
Durante aquel ejercicio fiscal de hace tres años, cada madrileño
aportó 2.717 euros a las arcas públicas, un 150% más que cada
catalán. No pretendemos crear un enfrentamiento fútil entre
ciudadanos de distintas regiones, ya que todos somos víctimas de la
deriva nacionalista. No obstante, es importante poner de relieve el
verdadero contexto que sufren los catalanes y, por ende, el resto de
españoles. Una realidad que sitúa el déficit con la administración
central del Estado en 14.623 millones de euros, más del 7,5% del
Producto Interior Bruto catalán. Ése y no otro es el balance real
que la gestión separatista deja como legado. Ése, y no otro, el
futuro de miseria y precariedad que tendrían por delante los
catalanes de producirse la escisión con España.
Si el pasado miércoles les contábamos en OKDIARIO la juerga
publicitada en redes sociales por parte de Puigdemont, Rahola y el
resto de la élite nacionalista, ahora la ocurrencia consiste en
vender camisetas a 15 euros para sacarle beneficios económicos a la
Diada. Mientras las inversiones huyen de Cataluña ante este contexto
delirante y la crisis política paraliza la región, los impulsores
del procés se entregan al sector textil para intentar que cuadren
los números… al menos, los suyos. Los promotores de esta iniciativa,
Òmnium y ANC, ya recaudaron 2,7 millones de euros en forma de
“donaciones y patrocinios” por apoyar a la consulta soberanista. Al
tiempo que los catalanes sufren las deficiencias provocadas por una
gestión pública calamitosa, los impulsores de ese viaje a ninguna
parte hacen de los mítines viscerales el medio para embotar las
mentes del electorado y llenarse los bolsillos.
El separatismo calienta el 11-S para
maquillar su falta de apoyos
Editorial La Razon 12 Agosto 2016
Recordemos en qué punto estamos en la hoja de ruta del proceso
secesionista catalán. Tras las elecciones autonómicas del 27 de
septiembre de 2015, en las que Convergència quiso maquillar su
debacle asociándose con la oposición, esto es, con ERC –cosas del
nacionalismo integral–, bajo el nombre de Junts pel Sí, aunque a
duras penas sumaron los votos que tienen por separado –perdieron
14.331–, se pactó una hoja de ruta a cumplir en 18 meses. Un mes
después, el 27 de octubre, el Parlament aprobó una «solemne»
declaración: el inicio de «un proceso de creación del Estado catalán
independiente en forma de república». Fue recurrida y suspendida por
el Tribunal Constitucional. Dicha declaración fue la condición para
que los antisistema de la CUP apoyaran al actual presidente de la
Generalitat, Carles Puigdemont.
El pasado 27 de julio, la Cámara catalana aprobó la vía unilateral
hacia la independencia y, de paso, desobedeció al TC. Hay que decir
que estas resoluciones salieron adelante sólo con la mayoría simple,
proporción que responde a la realidad social catalana: el
independentismo nunca ha superado el 50%. Si se cumplen los plazos
de la hoja de ruta y la ejecución en 18 meses de la «desconexión»,
el 27 de marzo de 2017, Cataluña se habrá separado del resto de
España a través de un mecanismo claramente insurgente.
Ésa es la realidad política que el independentismo, instalado en la
Generalitat –y haciendo un uso desleal de ella– ha construido; otra
realidad bien diferente es que la vida social y la economía
catalanas están inmersas en el conjunto de las del país, como los
servicios públicos, la hacienda, la Seguridad Social y todo lo que
hace que una nación funcione día a día. El independentismo no crece
y necesita del agravio constante, de la propaganda –con la
colaboración necesaria de TV3– y de las coreografías intimidatorias
del 11 de septiembre, conmemoración que ya se prepara sin escatimar
recursos públicos.
De convocarse elecciones –no hay que descartarlo: Puigdemont depende
de los diez diputados de la CUP– las fuerzas nacionalistas a favor
de la ruptura unilateral no ganarían apoyos. Junts pel Sí perdería
cinco escaños y, si ERC se presentara por separada a los comicios,
conseguiría un diputado más que el nuevo PDC y el 20,3% de los
votos, lo que le permitirá aspirar a la presidencia de la
Generalitat. Recordemos que en las elecciones de 2010 ERC sólo tenía
el 7%. La radicalización facilitada por el «timonel» Artur Mas es
evidente. Catalunya Sí que es Pot (CSP), la franquicia de Podemos
–aunque ahora bajo el influjo de Ada Colau–, es uno de los partidos
beneficiados del populismo justiciero que el «proceso» ha impuesto
en la vida política catalana. Se situaría como tercera fuerza, por
detrás de Ciudadanos, que pierde dos diputados pero sigue siendo la
cabeza de la oposición en el Parlament. La subida de los de
Colau-Iglesias sería a costa del PSC, que continúa su caída. El PP
mejora en votos, la CUP desciende levemente y podría volver a entrar
en la Cámara el catalanismo moderado de la mano de Unió. Si
cristaliza, éste será un factor a tener en cuenta en el futuro. En
resumen, el independentismo sigue sin sumar y sólo se afianza la
tendencia a la radicalidad y la caía de Convergència, que, pese a
cambiarse el nombre por PDC, es imposible desvincular de Mas,
responsable máximo del desastre. La degradación de la política
catalana se explica por un presidente de la Generalitat dispuesto a
declarar la independencia unilateral de Cataluña dedicado a tocar la
guitarra con unos amigos y sin mostrar sentirse abrumando por la
responsabilidad.
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