Autonomías y partidocracia, el camino hacia
la quiebra
Alejo Vidal-Quadras vozpopuli.com 29 Enero 2017
Hay noticias que, agotada nuestra capacidad de indignación,
despiertan sobre todo incredulidad. ¿En qué cabeza cabe que con una
deuda acumulada del 25% del PIB y tras el incumplimiento reiterado
de los objetivos de déficit derivados de nuestras obligaciones
europeas, las Comunidades Autónomas se planten ante el Gobierno
central y exijan la vuelta a la jornada de 35 horas para sus
empleados y la eliminación de la tasa de reposición para cubrir
vacantes que impide desde 2011 aumentar las plantillas de
funcionarios más allá de las producidas por jubilación?
Tras el derrumbe de nuestra economía a partir de 2008 y el siguiente
quinquenio negro con la destrucción de tres millones y medio de
empleos en el sector privado hasta alcanzar la pavorosa tasa de paro
del 26% en 2013, ha bastado que asome una ligera recuperación y un
leve repunte de la ocupación, aunque de trabajo principalmente
precario y mileurista, para que los sindicatos de la función pública
y los gobiernos autonómicos se apresuren a pedir lo que ellos
denominan “la devolución de sus derechos” a los tres millones de
españoles que cobran su sueldo del erario. De hecho, la presidenta
andaluza y futura Secretaria General del PSOE, ya ha implantado
unilateralmente la medida en su territorio, sin que aparentemente el
Gobierno de la Nación vaya a poner coto a tal desmán, y el
presidente de Castilla y León, un político con reputación de sensato
y encima del PP, se ha apuntado también a la fiesta, si bien por el
momento se ha limitado a solicitar un cambio normativo a nivel
estatal que le permita reducir la jornada laboral de su personal.
En la Unión Europea, los empleados públicos alemanes y británicos
trabajan 41 horas semanales y de los veintiséis Estados-Miembros
restantes, en quince son 40 las horas que los integrantes de las
Administraciones dedican semanalmente a sus tareas. Las famosas 35
horas sólo existen en Francia y Portugal y en Francia van a durar
muy poco, lo que demuestra que estamos ante una reivindicación que,
además de irresponsable en el actual contexto de nuestra economía,
es una excepción en el conjunto comunitario. La razón por la cual
nuestras esclarecidas elites políticas autonómicas y los no menos
sabios dirigentes de CCOO y UGT consideran que los trabajadores
públicos españoles han de trabajar menos horas que los suecos, los
belgas, los daneses y los italianos, es realmente misteriosa.
En un período especialmente difícil para amplísimas capas de nuestra
sociedad, en el que se necesitan urgentemente recursos para atender
a tantas situaciones dramáticas de numerosos compatriotas arrojados
a la cuneta por una crisis de la que apenas y muy lentamente estamos
saliendo malheridos, esta pretensión de gentes que tienen empleo
estable y vitalicio, con remuneración media por encima de la
nacional, chirría desde una perspectiva tanto racional como ética y
demuestra hasta qué punto en España hemos perdido el norte después
de décadas de abandono progresivo de los valores que sustentan la
fortaleza y la prosperidad de los países serios, a saber, el
esfuerzo, el ahorro, la austeridad, la honradez, el patriotismo, la
búsqueda de la excelencia y el reconocimiento del mérito. Resulta
desoladora al respecto la debilidad de la reacción del ministro de
Hacienda ante semejante exceso declarando que “por ahora” se
mantendrá la regla vigente, preámbulo sin duda a la claudicación.
La evidencia de que la combinación de Estado autonómico y
partidocracia nos está llevando a la disgregación nacional y a la
ruina es ya tan clamorosa como la resistencia numantina de la clase
política a reconocerlo y a actuar en consecuencia. Estamos
prisioneros de una estructura territorial ineficiente y disfuncional
que no podemos pagar y de unos partidos políticos que han colonizado
el presupuesto y las instituciones del Estado poniéndolos a su
servicio y no al de los ciudadanos. Si los gobiernos autonómicos
pugnan por que se les autorice a volver a abrir la mano de la
contratación de más personal no es, como alegan falsamente, para
cumplir mejor sus obligaciones, que podrían ser perfectamente
atendidas incluso con menos puestos de los que ahora disponen si
eliminasen la cantidad de organismos y entidades inútiles que
pueblan su Administración paralela, sino para seguir colocando a
correligionarios, amigos y parientes y continuar engordando sus
clientelas electoralmente cautivas.
Esta perversidad estructural de nuestro sistema político es la que
debiera ser objeto de los afanes prioritarios de los nuevos
partidos, en vez de andar entretenidos con sus rifirrafes internos,
perdidos en cuestiones secundarias o empeñados, en el caso de
Podemos, en implantar mediante la agitación y la violencia un
proyecto liberticida de generalización de la miseria.
Repetimos: qué tiene que pasar para aplicar
el 155
EDITORIAL Libertad Digital 29 Enero 2017
El proceso separatista de Cataluña cuenta con la participación
destacada de numerosos personajes, a cual más peculiar, cuyas
manifestaciones públicas demuestran de manera insistente que ya han
roto todo contacto con la realidad. Una de las figuras más
características de la operación secesionista es el ex magistrado
Santiago Vidal, autor del texto constitucional destinado a alumbrar
la futura república catalana, cuya locuacidad nos ha permitido
entender hasta qué extremos de felonía individual y traición
colectiva ha llegado ya el famoso proceso de desconexión de las
instituciones catalanas.
Vidal ha realizado pública y repetidamente diversas afirmaciones de
extraordinaria gravedad, entre las que destaca su referencia a la
posesión por parte de la Generalidad de los datos fiscales de todos
los residentes en la comunidad autónoma catalana. La existencia de
ese censo en manos de los nacionalistas es un atentado directo
contra el derecho a la privacidad de la información tributaria a que
tiene derecho todo ciudadano, pero también un nuevo aviso a todas
las instituciones del Estado de que la operación separatista va
absolutamente en serio.
El partido del ex magistrado lo ha obligado a dimitir como senador,
pretendiendo zanjar así un escándalo que atribuyen exclusivamente a
los delirios de un personaje de sainete. Ahora bien, por más que se
empeñen los separatistas, este asunto no puede saldarse simplemente
como el exceso dialéctico de un fanático especialmente lenguaraz.
En primer lugar, Santiago Vidal no es un figurante estrambótico sin
más al que su pasión nacionalista le ha jugado una mala pasada. Él
es, como hemos señalado y resulta conocido, el redactor del proyecto
de la constitución independentista catalana y es evidente que tal
encargo no se le hace a alguien que no goce de la plena confianza de
las fuerzas nacionalistas. Pero es que las palabras de Vidal
simplemente corroboran toda una sucesión de hechos preocupantes, que
tienen que ver con el proyecto separatista de contar con una futura
Hacienda propia como paso imprescindible para vertebrar sus
finanzas.
¿O es que acaso no existe ya una Agencia Tributaria Catalana, con 19
edificios públicos, todo tipo de medios materiales y un número
creciente de funcionarios? ¿A qué se debe si no el trasvase
constante de personal de los registros de la propiedad a este
organismo de recentísima creación? ¿Para qué iba a intentar el
Gobierno catalán hacerse con los funcionarios de mayor nivel del
ministerio de Hacienda en Cataluña? Lo más lacerantes es que esos
órganos, creados fundamentalmente para cometer todo tipo de delitos
al amparo de la Generalidad, los estamos financiando todos los
españoles a través de las continuas entregas de fondos con que el
Gobierno de Rajoy viene manteniendo a flote las cuentas públicas de
Cataluña.
Es hora de poner fin a este auténtico despropósito, que en ningún
otro país habría llegado a los extremos protagonizados por los
separatistas catalanes. Vidal, al que expulsan de su partido no por
mentiroso, sino por demasiado locuaz, ha hecho unas revelaciones de
tal gravedad que ni siquiera Rajoy debería poder dejarlas pasar.
El Gobierno de España tenía ya más que suficientes motivos para
intervenir la comunidad catalana, tal y como establece la
Constitución en casos flagrantes de rebeldía institucional como los
protagonizados por la casta separatista catalana. El escándalo
desatado por las revelaciones de Santiago Vidal es de tal magnitud
que ya no admite ninguna otra opción.
España, con miedo y sin futuro
Juan Laborda vozpopuli.com 29 Enero 2017
España no es un país para jóvenes, pero, además, bajo la actual
súper-estructura, es un país sin futuro. Los datos que hemos
conocido esta semana -Encuesta Financiera de las Familias y Encuesta
de Población Activa (EPA)- contradicen profundamente la imagen que
de nuestro país transmiten las élites políticas y económicas
dominantes. Hay una intensa crisis del factor trabajo. Encontrar un
empleo no garantiza sortear la pobreza y tampoco permite a los
jóvenes emanciparse. Como consecuencia se disparan los índices de
exclusión social. La última reforma laboral tenía como objetivo
final repartir la miseria, y así dar una imagen distorsionada de la
realidad laboral.
El empleo que se crea es temporal y precario, inestable y de bajos
salarios. Todo es humo, no hay nada, ningún cambio de modelo
productivo basado en la industria, en la innovación, en el
conocimiento, en las nuevas tecnologías y en otras milongas que nos
vendieron. Pretenden, además, reactivar otra burbuja inmobiliaria.
Fracasarán. El resultado final, evidente, tal como recogía la
Encuesta Financiera de las Familias, la renta y riqueza de las
familias jóvenes desaparece, se evapora, se esfuma, solo les quedan
deudas que pagar y que en muchos casos están sufragando sus
progenitores.
Se consolidan tendencias alarmantes
Se están consolidando las tendencias alarmantes que daban forma a
las principales características de la fuerza laboral y demográfica
patria: salarios estancados, mano de obra poco cualificada,
envejecimiento poblacional. Hace ya mucho tiempo que saltaron todas
las alarmas. Algunos emitimos un llamamiento, un S.O.S. para
despertar conciencias y alertar de una crisis que se había ido
construyendo en las últimas décadas, de manera silenciosa,
soterrada, sin avisar. Hacía referencia a la crisis del factor
trabajo. Si no se hacía nada, su impacto sería brutal y de muy larga
duración. Y ya estamos allí. Y nuestra clase política ensimismada en
lo suyo. ¿Es de recibo aguantar a un personaje que, cual vulgar
chaman, ante la escalada vergonzante del precio de la luz, lo deja
todo al libre albedrio de las lluvias?
La mejora de la situación de nuestro mercado laboral pasa por
implementar medidas contrarias a las aplicadas en estos lares.
Cualquier persona que trabaje debe ser capaz de escapar de la
pobreza. Construyamos una fuerza de trabajo más cualificada y
fomentemos la movilidad ascendente. Restauremos la seguridad de los
trabajadores, al tiempo que mejoramos la flexibilidad laboral.
Proporcionemos un lugar de trabajo mucho más propicio para las
familias trabajadoras.
La EPA del cuarto trimestre
La EPA del cuarto trimestre es un reflejo de todo ello, del modelo
productivo por el que optó finalmente España: país de camareros,
desindustrialización, salarios bajos y precariedad laboral. Se
reduce el desempleo en 83.000 personas. Pero hay truco, coincide con
una reducción del número de personas activas en 102.400. En los
últimos meses del año, por lo tanto, 19.400 personas han perdido su
empleo. Hemos entrado en una fase de crecimiento de la economía en
la que se reparte la miseria, y el empleo que se crea es de muy baja
calidad, muy precario y, como tal, inestable y poco productivo. Como
consecuencia, la productividad de los factores productivos se hunde.
Salarios bajos, hundimiento productividad de los factores
productivos, brusco descenso de la población activa, unido a la
demografía y la falta de voluntad política amenaza nuestro sistema
público de pensiones. De eso ya hemos hablado largo y tendido.
Entonces, ¿qué narices aplauden y celebran quienes nos desgobiernan?
¿Han hecho un recuento de cómo ha cambiado el mercado laboral desde
que llegaron al poder? Permítanme desglosar las grandes cifras. Si
comparamos los datos de empleo del último trimestre del 2011, cuando
el actual ínclito monclovita llegó al poder, con los datos del
cuarto trimestre de este año el número de parados ha descendido en
1.049.500 personas. Pero de ellos tan sólo 355.100 han encontrado
trabajo, el resto han dejado de contar como parados al tratarse de
inactivos, bien por jubilación o por no estar en búsqueda activa de
empleo, o directamente porque se han ido del país. Sólo se han
creado 355.100 empleos netos en cinco años, mientras el número de
horas semanales trabajadas ha descendido. Se reparte miseria.
Desde estas líneas, con el fin de evitar erróneas interpretaciones
de los datos del mercado laboral, especialmente los de la EPA,
propuse hace más de dos años una solución, que el INE imitara al
Bureau of Labour Statistics de los Estados Unidos, y publicara
distintas medidas de tasas de paro que reflejaran la actual
precarización. Los economistas que analizan la economía
estadounidense suelen utilizar una medida de tasa de paro muy
conocida por sus siglas, U6, o "unemployment 6" y que refleja mejor
la realidad del mercado laboral. En ella se añade a la cifra de
desempleados, las personas que trabajan a tiempo parcial, y aquellas
con un contrato temporal de forma involuntaria, ya que no han
encontrado un empleo a tiempo completo y con contrato indefinido. El
profesor Florentino Felgueroso los publica y los mejora, ya que
refina el cálculo de U6 al añadir otros trabajadores temporales
involuntarios, obteniendo U7 o “unemployment 7”. Esta cifra supera
los 10 millones de personas, es decir, el 45% de la oferta de
trabajo potencial, récord mundial.
Frente a la desesperanza existe una alternativa económica: la Teoría
Monetaria Moderna con su propuesta estrella, el trabajo garantizado.
De ello ya hemos hablado largo y tendido. Pero la reacción de
ciertas élites contra el trabajo garantizado, bajo plena soberanía
monetaria, es un reflejo de lo que se pretende, seguir utilizando el
miedo como medida disciplinaria. ¿Hasta cuándo?
Todo por un click: las cloacas alcanzan la
Zarzuela
Federico Jiménez Losantos Libertad Digital 29 Enero 2017
En la última semana se ha reproducido la guerra de las cloacas, que
desde hace años enfrenta, en un cuadrilátero a oscuras, a dos
púgiles con herraduras en los guantes. Por un lado, el villarejato,
que ha trabajado para la actual ministra de defensa y Secretaria
General del PP, y a veces para los Cospedal, en asuntos tan sórdidos
como la grabación a Ignacio González que llevó a su decapitación,
amén de brindar servicios para otros ámbitos incluso sorayescos o
zarzueleros, como el del compiyogui López Madrid, camino ya de los
tribunales. Por contar o comentar este escandalazo hemos sido
acosados personal y judicialmente periodistas como Fernando Lázaro y
yo mismo, si bien con el saldo de dos estrepitosas condenas de
Villarejo.
Por otro lado, el CNI de Soraya Sáenz de Santamaría, que pastorea
cloacas policiales con menos aparato mediático que Villarejo (De
Blas, García Castaño) y que desde El País ha intentado destruir, sin
éxito, el villarejato, atrincherado en un Ministerio del Interior
tan minado por la corrupción que se ha podido espiar al Ministro en
su despacho sin que éste se atreviera a presentar denuncia. Con
razón: no podía denunciar a los que habían hecho para él encargos
difícilmente defendibles en los tribunales.
Las cloacas se defienden y atacan en internet
No sé, a ciencia cierta, qué ha podido desencadenar esta semana el
más virulento episodio desde la I Guerra de las Cloacas, emprendida
por el CNI contra Villarejo desde las páginas de El País mediante la
publicación de las cuentas multimillonarias en el extranjero de
Villarejo, que probando la cada vez más limitada eficacia de la
prensa de papel, sobrevivió al acoso.
Tal vez sea inminente el juicio por apuñalamiento de la dermatóloga
que denunció el acoso de López Madrid y que identificó a Villarejo
como agresor. Tal vez la jubilación de los cabecillas de Interior,
con cuentas en los juzgados, haya inquietado, en vez de aquietar, el
fango de las cloacas. Algo ha tenido que pasar, o estar a punto de
que pase, para que OK Diario haya realizado una magistral
resurrección del romance de Bárbara Rey con Juan Carlos I, basada en
la aparición de un solo documento que Cerdán y Rubio buscaron en
vano hace años para El Mundo de Pedro J. O tempora!
Y tal vez haya sido la emoción del sentimental Pedro Jota ante el
súbito hallazgo de tan esquiva criatura informativa lo que ha
llevado a El Español, acérrimo enemigo de OK Diario, a citarlo por
primera vez sin reticencia. Otros dirán que la llegada a El Español
de José Carlos Galiacho, que también trabajaba en El Mundo cuando el
famoso documento sobre los millones pagados por el CESID/CNI para
comprar el silencio de Bárbara Rey no aparecía, es la única razón,
noble y sencilla, de tan súbito afecto.
Pero no todos iban a aceptar fácilmente el alto-el-fuego entre Inda
y Pedro J. Así que a los dos días de reabrir el caso más viejo de
todos los casos sin resolver de la Zarzuela juancarlera, desde
Público, el diario de la extrema izquierda, denunciaban abiertamente
que es Villarejo, que tuvo al ahora redactor de El Español Daniel
Montero como director de su web Información Sensible (donde, en
momentos de zozobra para el comisario, se denunció al CNI por sus
tratos del mismo género con Corinna zu Von Wittgenstein), el que
estaría tras la revisión o revisita del lío Rey&Rey. Y lo haría,
naturalmente, para negociar su inmunidad en los pleitos por llegar.
Y en éstas, llegó Sálvame y todos perecieron
Hasta aquí, sólo cabría constatar que la II Guerra de las Cloacas ha
pasado del papel a la Red, que ya no vemos a El País contra El Mundo
o a ABC contra La Razón, sino que las guerras entre clanes
policiales tienen un nuevo palenque, que ya no es el de la
influencia, sino el del ruido; no el de la subvención, por la que
vienen matando los medios de papel, sino el que ahora rige en unos
medios digitales cuyos medios de financiación son aún imprecisos y
en los que impera esta única ley: "Lo que sea por un click".
Esta carrera amarillista en los medios digitales más agresivos (que
se manifiesta en entrevistas cariñosas a los más criminales más
viles, como el "violador de Pirámides" o defensas disimuladas de
proxenetas como Torbe) ha tomado en el caso de la ebúrnea Bárbara
Rey y su antañón compiyogui un sesgo totalmente distinto, un cambio
de intensidad similar al del Caso Nadia cuando pasó del periódico de
papel a los matinales de televisión. En esta ocasión, ha sido el
Sálvame De Luxe, que viene arrastrando problemas de audiencia, el
que ha convertido en la madrugada del viernes al sábado lo que
podría ser una típica querella, vía internet, entre cloacas
policiales en algo muchísimo más serio: una puesta en cuestión, de
forma improvisada y zarrapastrosa pero devastadora, de la Monarquía
y su legitimidad popular.
Resultaba tristón y melancólico ver a los personajes clásicos del
reality más innovador de la televisión de estos últimos años –Mila,
Patiño, Matamoros- aburridamente sentados en un sofá, en la neblina
del plasma, mientras Jorge Javier jugaba a ser la joven Mercedes
Milá y lidiaba, con poca experiencia y soltura, una mesa de debate a
la antigua en la que se mezclaban desordenadamente el periodismo de
investigación político y el del corazón, el testimonio de primera
mano –García Cortés, Galiacho- y una novedad siniestra dentro de la
simulación, generalmente amable, de la telebasura: un "diario de
Bárbara Rey", como repetían, incansables, los subtítulos, que era en
realidad el de una señora, ex-esposa de Santi Arriazu, que apuntó en
un diario las cosas que le decía, allá por 1997, Barbara Rey, cuando
vendía, con Arriazu como intermediario, varias cintas grabadas y una
incluso filmada de la bella Bárbara con su regio y campechano amigo.
La señora en cuestión, una francesa con un español perfecto, iba
leyendo ante la cámara, como si fuera un notario, lo que decía que
le había contado Bárbara acerca del Rey, de lo que le daba, que era
poco, de lo que ella le regalaba, que era más, y del préstamo de un
millón de pesetas con un diamante como prenda de devolución que, al
modo de su aparatoso "Con la venia, yo investigué el 23F", Pilar
Urbano ha desenterrado también esta misma semana en El Español. Leía
muchas cosas, desde lo más verosímil en materia de lencería o la
cámara en la esquina del dormitorio para grabar el selfie-orgasm
hasta la aparición del helicóptero del CESID sobrevolando
atronadoramente la quema de cintas en una barbacoa. Truenos… sin
rayos.
Y de pronto, el 23F
Y entonces, como aperitivo de una segunda entrega de lo que, en la
buena época de Sálvame, habrían bautizado "Las amantes de El Bribón"
(hashtag #amantesbribon), hete aquí que justo antes de la aparición
en verdeagua de Corinna en los premios Laureus, con Urdanga y
Cristina revoloteando y Campechano metiendo barriga en el smoking,
zas, el rayo: Juan Carlos avisó a Bárbara la víspera del 23F de que
no saliera de casa. O sea, que el Rey estaba al tanto del golpe (si
es que no lo acaudillaba) pero tuvo la gentileza de avisar a una de
sus amantes –cinco, según Chelo García Cortés- no fuera un tanque
lerdo a lastimar el airoso tobillo totanero.
Y ahí es cuando todo se desmadró: una abogada rubia que venía
diciendo sin cesar que en ningún juicio se sostendría lo que decía
la Rey, como si un plató fuera un juzgado, se vio superada por las
circunstancias periodísticas: desde un Galiacho perplejo a una Rosa
Villacastín, que boca abajo asistió a la tejerada y miraba
ojiplática al severo Montero, pasando por un Jorge Javier que, como
recién llegado de la provincia badalonesa, empezó a pasear
ronroneando "ahí va… o sea que.., luego el 23F… uf… el Rey" y
desembocado en un Kiko Matamoros que retó a mostrar un solo
testimonio de que su Familia estaba con el Rey la noche del golpe. O
sea, que Juan Carlos dio e impidió el golpe, salvó a la familia y a
todas las amenazas para la familia. Todo lo hizo y lo deshizo. Y en
consecuencia, que lo que nos han contado estos últimos 35 años es
falso de toda falsedad.
La barahúnda, el follón, el caos se adueñó de lo que los
historiadores llaman ahora "el relato", que en televisión es algo
así como un anuncio del programa que no vemos porque cambiamos de
cadena. Lo que unos días antes había empezado como II Guerra de las
Cloacas se había convertido en el Asalto a Fort Apache, versión
Zarzuela. La Corona era de espinas de oro macizo. Del golpe falso
del 23F se pasó al Fortuna y la fortuna afanada por Campechano. De
Armada y Milans a la lista de millonarios de Forbes.
Nunca he visto un espectáculo que afecte tan de lleno a eso que
llamamos instituciones y cuya razón de ser es la perennidad. Si en
esta primera semana de la II Guerra de las Cloacas ya hemos puesto
en solfa la versión oficial del 23F ante la audiencia de Sálvame, no
quiero pensar en lo que nos espera en los próximos meses. Ya veo a
Letizia presentándose en el plató del Deluxe, echando a Jorge Javier
y conectando con La Zarzuela para que su egregio esposo nos
tranquilice en lo militar y nos recete por lo civil una sesión doble
de Bárbara Rey en todo su esplendor: "La escopeta Nacional", atada a
la cama, y "Me siento extraña", liada con Rocío Dúrcal.
España deberá taparse la nariz por el hedor a cloaca policial que ya
ha alcanzado la Zarzuela. Lo único seguro es que nadie se va a ir a
dormir.
******************* Sección "bilingüe"
***********************
Ascenso y descrédito del nacionalismo
tenebroso
Roberto L. Blanco Valdés La Voz 29 Enero 2017
El presidente de la Generalitat defendió el martes en el Parlamento
de Bruselas su delirio nacionalista y como era de esperar hizo un
ridículo espantoso. Al no concedérsele carácter oficial a su visita,
Puigdemont debió abonar el alquiler de la sala que utilizó para su
mitin, sala que al igual que los restantes gastos de la turné
(120.000 euros) pagó con dinero público. Es decir, todos los
catalanes sufragaron el inútil festejo independentista de la
Generalitat, pese a que más de la mitad rechazan la secesión de un
modo radical. ¡A eso se le llama democracia, respeto al pluralismo y
pulcra inversión del presupuesto, sí, señor!
La asistencia al mitin resultó, por lo demás, tan imponente que
provocó que a los viajantes se les helara la sonrisa al comprobar el
desprecio general hacia la mercancía que querían colocar: no había
allí ni un alto representante de la UE y solo una quincena de
parlamentarios (entre ellos, la del BNG, ¡faltaría más!), cifra
notable que supone el 2 % del total de los 751 diputados de la
Cámara europea. Un éxito rotundo, indicativo, qué duda cabe, de la
radical antipatía que suscita la sublevación secesionista y el nulo
apoyo a la fantasmagoría nacionalista de que el catalán es un
problema europeo al que Unión no puede dar la espalda. ¡Ya se ve!
Puigdemont calculó mal, sin duda alguna, pero su grave error no es
más que la consecuencia de la trágica incapacidad del llamado
nacionalismo de izquierdas, del que él es hoy un tonto útil, para
entender que el tiempo de sus engaños ya pasó. Se acabó la
identificación entre nacionalismo y modernidad o entre nacionalismo
y progresismo, que tuvo, por ejemplo en España, gran predicamento y
que todavía sostienen hoy algunos socialistas despistados en
Galicia, Valencia o Cataluña. El nacionalismo ha dejado de estar de
moda, excepto entre los sectores más atrasados de la sociedad, que
son quienes ahora apoyan, contra el avance de la historia, sus
propuestas y reivindicaciones.
Y es que el nacionalismo ha enseñado de nuevo, como en el período de
entreguerras, su cara tenebrosa. Por eso, salvo para quienes han
sido abducidos por la inmensa sandez en la que se sostiene su
discurso (somos los mejores y los demás nos amenazan), el
nacionalismo es un impulso reaccionario que lucha contra la
modernidad como lo hacen ya pocos movimientos políticos
contemporáneos: defiende el proteccionismo, reniega de la libertad
de movimientos de las personas, quiere sociedades homogéneas frente
la pluralidad política y social, e identidades cerradas frente a la
globalización.
El nacionalismo es hoy la base esencial del America first (América
primero) de Donald Trump, del We want our country back (Queremos que
nos devuelvan nuestro país) del UKIP en Gran Bretaña, o del
Défendons nos couleurs (Defendamos nuestros colores) del Frente
Nacional en Francia. Todos cabalgan a lomos del chovinismo
patriotero. Ganan votos entre gentes asustadas, es verdad, pero han
perdido toda respetabilidad social y cultural. Así de claro.
El “prusés”, entre el esperpento y el
delito
Jesús Cacho vozpopuli.com 29 Enero 2017
Max Estrella, uno de los personajes de 'Luces de Bohemia', intuye el
esperpento “como si los héroes antiguos se hubiesen deformado en los
espejos cóncavos de la calle, con un transporte grotesco pero
rigurosamente geométrico. Y estos seres deformados son los héroes
llamados a representar una fábula clásica no deformada. Son enanos y
patizambos que juegan una tragedia”. Enanos patizambos encargados de
transportar Cataluña a la Ítaca fabulosa de la independencia,
retratados esta semana como personajes esperpénticos y al tiempo
delictivos por la grosera locuacidad del exjuez Santiago Vidal. El
esperpento de esa España gastada que asoma en las pinturas de Goya,
en la pluma acerada de Quevedo y en la estética deformada de Valle
Inclán. Los dioses del prusés transformados en personajes absurdos,
tipos de sainete, en una manera muy catalana, muy española, muy del
demiurgo que se cree hecho de distinto barro que sus muñecos, de
deformar la realidad. En la historia interminable de un nacionalismo
dispuesto a rendir al contrario por aburrimiento, lo de Vidal ha
sido un bombazo. “Un torpedo en la línea de flotación del
nacionalismo” se podía leer ayer en La Vanguardia. Una bomba que
cogió a los dirigentes indepes en pelota picada. Y no es que no se
supiera, no, que los excesos verbales practicados por este berzas
con ínfulas en sus “conferencias” corrían por Barcelona desde hace
tiempo, aunque fue El País quien, en la tarde del jueves, les dio
carta de naturaleza.
El relato de las deposiciones verbales del sujeto podría resumirse
en el amenazador “Estáis todos fichados y lo sabéis”, exceso al que
podría añadirse, en escorzo lingüístico adecuado al caso, que “sí,
claro que es ilegal, porque el tratamiento de los datos personales,
las libertades públicas y los derechos fundamentales de los
españoles está garantizado por la Constitución y, más concretamente,
por Ley de Protección de Datos (LOPD), pero, qué le vamos a hacer,
no tenemos más remedio que saltarnos la legalidad, en eso somos
especialistas, porque no hay otra forma de hacer realidad el sueño
de la independencia”. Algunas de las 'perlas' que ha soltado el
hasta ahora senador por ERC, antiguo magistrado de la Sección Décima
(Penal) de la Audiencia de Barcelona (¿qué sentencias no habrá
firmado el sujeto?), venían desde hace tiempo circulando por
Barcelona como monedas de curso legal, caso de los datos fiscales de
un buen número de contribuyentes (la Agencia Tributaria catalana,
dependiente del conseller de Economía, guarda una lista secreta en
la que se incluyen nombres y cargos de las personalidades más
relevantes de la región); caso de los servicios secretos israelíes,
el temible Mossad, que estarían instruyendo a los Mossos para formar
el núcleo de un CNI propio; caso de un cierto número de jueces que,
sensibles a los postulados de la independencia, podrían incorporarse
a la administración de Justicia de la futura República, porque a eso
se ha dedicado este elemento desde su despacho oficial en el Centro
de Estudios Jurídicos de la Generalitat.
Y, ¿quién es este pájaro? No un cualquiera, no, que fue el encargado
de redactar el borrador de la futura Constitución y planificar las
“estructuras de Estado” de la República Independiente de
Cataluñistán por el Moisés Mas, lo que da idea de su predicamento
dentro del Movimiento Nacionalista, un tipo exhibido como trofeo por
el independentismo en razón a su currículum en la judicatura
española, la joya de la corona que se disputaban unos y otros,
“tengo ofertas de todos los partidos”, hasta el punto de que cuando
Convergencia se hartó, el tipo no dudó en inscribirse en la legión
francesa de ERC, como un Rufián más, que lo acogió con los brazos
abiertos. Todos se han apresurado ahora a decir que es un loco
indigno de crédito. Les ha pillado tan a contrapié, que no queda más
remedio que desacreditar a quien media hora antes pasaba por ser un
héroe de la causa. Cualquier cosa antes de terminar dando la razón a
la Rahola y su vaticinio: “Podemos hacer de todo menos el ridículo”.
Pero ¿es verdad o es mentira lo que cuenta este oportunista con
aspecto de cazador de fortunas, este aventurero de despacho con
vistas a la plaza Sant Jaume? Es el trabajo que compete a la
Fiscalía Superior de Cataluña, en respuesta a la orden del fiscal
general del Estado, José Manuel Maza, para que investigue qué hay de
verdad en las afirmaciones de un personaje a quien nadie en el
Movimiento Nacionalista había desmentido hasta ahora.
Evidencia de golpe de Estado
Un escándalo que deja en situación comprometida a Puigdemont, desde
luego a Romeva, Minister of Foreign Affairs (según su propia cuenta
de twitter) de Cataluñistán, y naturalmente a Junqueras, el jefe de
las finanzas de la Generalitat con ventanas al despacho de Cristóbal
Montoro. Un suceso que pone al descubierto el doble lenguaje en que
se mueven los mentores del prusés. Y el engaño. Porque si es verdad
solo una parte de lo que el vivo Vidal ha ido predicando por ahí,
entonces el Gobierno de la nación no tendría más remedio que
intervenir de una vez, como prueba evidente de ese golpe de Estado
soterrado que el independentismo puso en marcha el 12 de septiembre
de 2012, que ya ha llovido; y si es mentira, entonces el
nacionalismo mostraría su peor cara, el rostro de una realidad
deformada por los espejos valleinclanescos con la que trata de
engañar a sus propios ciudadanos vendiéndoles la moto de una
independencia en la que nadie cree. Un nacionalismo cleptómano que
tergiversa, manipula y miente.
Leído ayer en la cuenta de twitter de un respetado analista
político: “Hay tontos, hay tontos del culo, hay tontos con balcones
a la calle y después viene Santi Vidal”. ¿Significa esto que a
partir de ahora los responsables de un prusés que pretende romper
España, acabando con la etapa más larga de paz y prosperidad de que
ha gozado este atormentado país a lo largo de su historia, van a
dejar de contar con el respeto y consideración del que
inexplicablemente han gozado en los últimos tiempos? Es elemento
central del problema que nos afecta. La pusilanimidad, la
resignación, la mansedumbre cotidiana con la que todos –políticos,
jueces, medios- hemos aceptado los desplantes, los desprecios, los
insultos diarios a España y los españoles, algunos lanzados desde la
propia tribuna del Parlamento, de algunos de estos personajes con
aspecto de matones de barrio, y ello por miedo a ser tachados de
políticamente incorrectos. En los espejos cóncavo y convexo del
callejón del Gato independentista entra un atildado señor de
Barcelona y sale convertido en un Puigdemont, un Romeva, un
Junqueras, un Tardá, un Homs, un Rufián, el charnego andaluz que se
cisca en sus raíces para ser aceptado por los WASP del nacionalismo
pata negra, tipos a menudo con dificultades para expresarse
correctamente y a quienes hemos otorgado pasaporte de normalidad
cuando seguramente no permitiríamos sentarse a nuestra mesa.
La rajada de Vidal, cierto, tiene un implícito efecto perverso en
tanto en cuanto viene a confirmar la tesis del gran Mariano, según
la cual no hace falta sembrar vientos en Cataluña, y mucho menos
mandar a la pareja de la Guardia Civil, porque el independentismo se
encargará de perecer en la tempestad desatada por su propia locura.
La Señora que ha montado despacho, es un decir, en Barcelona, parece
encallada, metida en el barro de sus aspiraciones sin lograr avanzar
un milímetro. Eso está llamado al fracaso si, prudentes, nos negamos
a decir que ha fracaso rotundamente ya. No hay nada que hacer, nada
que negociar con unos señores que se niegan a apearse del burro. No
hay nadie en Convergencia con autoridad bastante para decir alto, un
momento, esto no puede seguir así, hay que parar esta locura, de
modo que la tropa antes citada parece condenada a seguir
deslizándose por un tobogán que camina sin pausa rumbo al
precipicio.
La bomba nuclear se llama Jordi Pujol
Hay quien dice, cierto, que el único que podría parar ese tren es
Jordi Pujol, cerrando el círculo de ignominia que él mismo abrió el
día en que, ante las cámaras, reconoció haberse convertido en un
evasor fiscal, en el más ilustre representante de la República
Catalana del 3 por cierto, la Cataluña de la corrupción galopante,
contraparte de la España de la corrupción galopante. La bomba
nuclear del llamado “problema catalán” se llama Jordi Pujol i Soley,
un hombre que logró construir una especie de Estado dentro del
Estado, un Estadito ordeñado con regularidad y esmero por sus hijos
y por los afectos al mismo, gente que hoy dispone de fortunas
extravagantes, de casoplones de infarto en Premiá de Dalt, Cerdanya,
y por ahí. Una tribu que llegó a cobrar minuta por cada empresa que
se instalaba en la comunidad y también por las que salían o querían
salir (razón, Sony y otros), con “recaudadores” conocidos por todos,
algunos incluso entre los que apalabraron la Constitución del 78.
Casoplones y empresas y empresarios (razón, Sumarroca & Cia) que se
han hecho de oro arrimando el ascua al Estadito de don Pujolone. Y
alpiste para incautos en forma de “Espanya ens roba” pregonado a
todas horas desde unos medios de estricta obediencia (razón, TV3 y
La Vanguardia).
La cosa apestaba ya antes incluso de que Pasqual Maragall
pronunciara su histórica frase del “vostès tenen un problema, que es
diu 3 per cent”, pero nadie ha levantado la voz porque el clan y sus
servidores sigue teniendo mucho poder, tienen sus Estevills bien
posicionados en el estamento judicial, muchos millones, y unos
cuantos dosieres con los que amenazar a quien pretenda ponerlos
firmes. Un cisne negro. Y una broma de Parlament. “El clan puede
desestabilizar el Estado español porque dispone de información para
liquidar a la mitad de la clase política de la Transición. Por eso
se mueven con tanto desparpajo”. Determinada elite viene sosteniendo
en privado desde hace tiempo que el prusés es un montaje ideado por
ellos para romper el cerco de una Justicia que en cualquier
democracia occidental hubiera metido a casi todos en la cárcel. En
España, los Pujol no entran en prisión. ¿Cómo acabará todo? Sospecho
que podría hacerlo en una especie de “Abrazo de la Vergüenza”: en
una opaca impunidad para los Pujol y su servidumbre política (Mas y
demás incluidos), a cambio de un prusés atemperado y, pasado el
tiempo, finiquitado. Una especie de intercambio de prisioneros. Y
don Jordi, el evasor fiscal, volviendo a la televisión para anunciar
que se acabó la broma.
La Cataluña policíaca e ilegal
Melchor Miralles Republica 29 Enero 2017
Algunos se van cayendo del caballo poco a poco. ERC ha obligado a
dimitir al senador Santiago Vidal i Marsal, autoconvertido hace años
en mártir del proceso independentista y subido a los altares por los
popes de la desconexión, la ilegalidad y la mangancia. Porque además
son cobardes, y le dejan tirado por haber contado, no una vez, sino
muchas a lo largo de muchas conferencias rodeado de jefes y
aparateros de la cosa, la verdad: que los partidos nacionalistas,
soberanistas e independentistas llevan años robando, malversando,
conculcando los derechos civiles, vulnerando la legalidad,
cercenando la seguridad jurídica, cometiendo delitos graves,
violando los más elementales derechos de los ciudadanos y tratando
de fabricar un Estado propio, policiaco, en el que por supuesto
tampoco tiene sitio la independencia judicial. Todo está supeditado
y subordinado a la independencia, a su ideología, que es el control
del poder, que está por encima de las leyes y los principios
democráticos.
Este delirante y peligroso proceso de desconexión catalán, ante el
que los gobiernos de González, Aznar, Rodríguez Zapatero y Rajoy han
estado mudos y quietos durante años, allanándoles el camino, se basa
en unas hipótesis y tesis falsas, en una historia falseada, y se
alimenta cada día desde los medios públicos pagados por todos con
consignas populistas, victimismo, agravios inexistentes, propaganda
barata, victimismo, persecución del discrepante y permanente
vulneración de la legalidad.
Lo de Santiago Vidal, que está de tourné desde hace meses (hay
pruebas videográficas abundantes, recomiendo ver los vídeos), es una
serie continuada de hechos delictivos. Cobarde como sus colegas que
manejan el proceso, ahora dice que hablaba en tono coloquial y que
lo que viene diciendo desde hace tiempo no se ajusta a la realidad.
Pero miente. Porque hay pruebas de que no es una intervención
aislada en la que se le calienta la boca. Y porque se si analizan
tanto su trayectoria como la realidad de los hechos, hace una
descripción atinada de la realidad. Y por ello la Fiscalía, con el
auxilio de Hacienda y la Policía, deben investigar hasta el final, y
la Justicia de aplicarse sin contemplaciones, como se nos aplica a
todos los demás. Y debieran darse prisa, porque ellos se la dan y se
la van a seguir dando en las violaciones masivas de la legalidad y
de los derechos de todos.
Estas son algunas de las perlas de Santiago Vidal, que no tienen
desperdicio, y que, ojo, son verdades como puños que, con su
soberbia cínica, cuenta además descojonándose de risa ante el
auditorio, tirándose el pisto, en esa actitud de matón de ojo que
soy uno de los putos amos que os tiene controlados: “Tenemos todo el
software, que vale mucho dinero. En este momento el Govern de la
Generalitat de Cataluña tiene todos vuestros datos fiscales. ¿Esto
es legal? Pues no. No os diré como lo hemos conseguido, porque lo
hemos conseguido de manera absolutamente ilegal. Y un juez no puede
hablar de cómo se hacen las cosas ilegalmente. Está protegido por la
Ley de Protección de datos del Gobierno español. Pero no somos
tontos. Ya sabemos que no nos facilitarán esta información
voluntariamente. Pero esto sirve también para el censo electoral y
tantas y tantas cosas. Estáis todos fichados, todos” (En este punto
se parte de risa, y lo que es más asombroso, el auditorio también
rompe a carcajearse. Les dicen que están fichados y se ríen, hasta
ese punto llega el dislate).
“De los 801 jueces españoles en Cataluña, sabemos perfectamente
cuáles comparten nuestros sueños e ideales. Sabemos cuáles se
quedarán y cuáles se irán”. Anuncio de una purga, otra de las
características de las dictaduras. “Lo primero que hará el Tribunal
Supremo de la República Catalana dentro de un año es archivar todas
las causas del 9-N”. O sea, que ya tiene él redactadas las
resoluciones de los tribunales que quieren montarse. Solo le faltó
decir que van a reinstaurar la tortura y la pena de muerte para los
desafectos a la causa.
“Pero es que también hay una partida presupuestaria de casi 400
millones de euros, que no os diré en qué epígrafes en concreto está
de los presupuestos, porque están debidamente camuflados, destinados
a la celebración del referéndum y a tener absolutamente preparadas
las 19 estructuras de Estado… Llegará un día el año que viene (por
éste 2017) en que recibiréis en vuestra casa una carta. Una carta
firmada por el Gobierno de la Generalitat que os dirá: le informo de
que el siguiente impuesto que vence, le recordamos su obligación de
pagar, porque ya estará la Ley de Hacienda Propia aprobada, a las
finanzas del Gobierno de Cataluña. ¿Pagaréis más? Seguramente sí en
la nueva Cataluña. Pagaréis más impuestos. En nuestro Estado no se
escapará nadie”. Y sabe de lo que habla. Cuando dice no se escapará
nadie supongo que quería decir no os escaparéis ninguno de vosotros,
solo nos escaparemos los jefes de la banda, como se escaparon Pujol
y su gang durante años. Porque así funcionan los regímenes
autoritarios, dictatoriales.
Santiago Vidal es una más de una estructura que controla el poder en
Cataluña que vine comportándose de modo ilegal durante años. No
hablamos de un don nadie, de un personaje de segundo nivel, de un
outsider que ha tenido un patinazo, Santiago Vidal es uno de los
principales diseñadores del plan secesionista catalán que está en
toda la pomada donde los independentistas cuecen su estrategia.
No es suficiente con que le hayan obligado a dimitir y él diga que
eran palabras dichas en tono coloquial. Coloquial o no, son
reiteradas, sabe de lo que habla y hay pruebas de que dice la
verdad. Y son muchos ya los gobiernos de la Generalitat que se han
vanagloriado en público de su habilidad para violar la ley y la
seguridad jurídica de todos. La Fiscalía debe actuar con celeridad,
los jueces también. Y el Gobierno de Rajoy debe ocuparse de que
cumplan con su obligación. Esto no es una broma. Y aquellos
ciudadanos que en Cataluña les ríen las gracias a los delincuentes
que les han robado y les roban, que sigan en el descojono. Allá
ellos. Pero la actuación de la Justicia debe ser inmediata y rápida.
Y todos los responsables de este disparate debieran comparecer en el
Parlamento catalán. Pero claro, esa institución es lo que es.
Mayor Oreja: "El relativismo moral de los
partidos tradicionales engorda al populismo"
El exministro del Interior cree que los países occidentales viven
una batalla entre un 'statu quo' relativista y populismos
oportunistas de todo pelaje. Estos últimos se estarían aprovechando
de la desideologización de las formaciones tradicionales y de lo que
Mayor Oreja denomina la "crisis de la persona": "No nos conformamos
con nada; eso lleva a la gente a extremar sus posiciones políticas".
David Martínez vozpopuli.com 29 Enero 2017
"De la política no se retira uno nunca". Es frecuente escuchar este
mantra en los círculos de la vida pública, principalmente en
referencia a expresidentes, exministros o exdiputados cuyo tiempo ya
pasó pero tratan de seguir influyendo en los partidos y gobiernos
que un día fueron suyos. Jaime Mayor Oreja (San Sebastián,
Guipúzcoa, 1951) lo ha sido casi todo en política. Delegado del
Gobierno de Calvo-Sotelo en el País Vasco, parlamentario en Vitoria
en cuatro etapas distintas y por las tres provincias vascas,
ministro del Interior en los duros años de plomo de ETA, presidente
del PP vasco, candidato a lehendakari, europarlamentario... Pero
lleva ya años fuera de la primera línea y ahora, desde la fundación
Valores y Sociedad, asegura no tener mayor ambición que la de
contribuir al debate intelectual.
Sus convicciones democristianas hace mucho que dejaron de ser
hegemónicas en un PP que ya apenas da batallas ideológicas y se ha
entregado al ejercicio tecnocrático del poder, aunque Mayor Oreja
rechace ejemplificar mediante el que sigue siendo su partido la
teoría que según él explica lo que está pasando en España, en
Europa, en Occidente: el "relativismo moral" de lo que se conoció
como "nuevo orden mundial", del statu quo que lucha por sobrevivir,
ha abonado el terreno de la crisis que ahora padece el mundo libre y
que a juicio del exministro trasciende lo político. Según esta
visión, los "populismos" y "extremismos" de todo pelaje que afloran
por Occidente beben de la fuente relativista que emana del
establishment y del espíritu inconformista, contestatario y frívolo
que determina el ser humano del siglo XXI.
"No nos conformamos ya con nada" y de ahí que estemos dispuestos a
abrazar con mayor facilidad opciones rupturistas, a "extremar
nuestras posiciones", razona el que durante cinco años fuera
compañero de Gabinete de Mariano Rajoy. Así surgen Trump, Le Pen,
Iglesias, Tsipras, Grillo... Mayor Oreja lanza estas reflexiones
desde la sede de la fundación que preside, muy próxima al estadio
Santiago Bernabéu, una soleada mañana de enero. El necesario
fortalecimiento de España es el título del ciclo de conferencias que
ha organizado junto a María San Gil para difundir estas ideas, con
las que no buscan influencia política, garantiza, sino "concienciar"
a la sociedad. Aznar inauguró el ciclo el pasado lunes y a lo largo
del año le tomarán el relevo Ortega Lara, García de Cortázar, Jon
Juaristi... No pretenden dar soporte intelectual a ningún nuevo
proyecto ni tratar de cambiar el rumbo del PP porque insisten en que
ya dejaron esa vida. Pero la política no se abandona nunca... aunque
solo sea porque, al fin y al cabo, todo es política.
-Su fundación reivindica ‘El necesario fortalecimiento de España’.
¿En qué sentido ve a España debilitada?
-Creo que la crisis de nación es la manifestación más singular que
tenemos en España respecto de una crisis general, feroz, que se da
aquí y en todo nuestro entorno. Lo que queremos es concienciar de la
gravedad de la situación, de la necesidad de cambiar de actitud, de
que haya un proyecto, un discurso que nos movilice a todos los
españoles para comprender el alcance y el significado de la crisis.
De ahí viene el título de las conferencias: El fortalecimiento
necesario de España.
-¿En qué consiste esa crisis de nación?
-Tenemos en todos los países europeos y occidentales una crisis de
valores, de sociedad que estamos construyendo y modelando… eso es
común a todos, es un fenómeno cultural, que afecta a una
civilización. Lo que sucede en España es que esa crisis de valores
se suma a otras y la más visible y preocupante de todas es la crisis
de nación. Aquí está en riesgo el proyecto mismo de nación, tenemos
la cúspide de la crisis ahí, de la misma manera que Francia la tiene
en la sociedad que ha construido. Es nuestro punto débil.
-¿Cuáles son las causas de esta crisis de Occidente?
-Tenemos un nuevo escenario político donde el debate no se dirime en
términos de izquierdas y derechas, ni entre liberales y socialistas.
Es entre quienes representan el statu quo, el nuevo orden mundial, y
el populismo, el extremismo. Ese es el nuevo escenario, atroz por
ejemplo en Estados Unidos, donde luchan el nuevo orden mundial y
Trump. El mismo debate va a manifestarse en Italia, Alemania,
Holanda y Francia en el año 2017. Van a combatir el nuevo orden
mundial contra el populismo, en la mayoría de casos contra un
populismo de ultraderecha. Las causas de ese enfrentamiento están en
el hartazgo de mucha gente, el deseo de ruptura que tienen. No solo
porque lo hayan hecho mal los políticos, que probablemente también,
sino porque la persona está en crisis. No nos conformamos ya con
nada de lo que tenemos, la comodidad en muchas ocasiones nos ha
arrastrado a la falta de valores, a la indolencia, no creemos en
nada, nos refugiamos en un individualismo feroz y eso hace que
surjan movimientos populistas. Unos en la extrema izquierda
-Podemos, Syriza en Grecia o la nueva izquierda en Portugal- y otros
en la extrema derecha -la señora Le Pen en Francia, el señor Trump
en Estados Unidos o la AfD en Alemania-.
-¿Su teoría es que el individuo moderno es tan caprichoso e
inconformista que facilita, al frivolizar con el voto, el
afloramiento de proyectos populistas y rupturistas?
-Bueno, yo no utilizo el término “frivolidad”, digo que están
dispuestos a extremar su posición, que desean proyectos de ruptura.
Pero lo importante es entender que este es el nuevo debate mundial y
que eclipsa a todos los demás, que están desapareciendo en esta
etapa.
-También hay muchos sectores desfavorecidos por la globalización, la
crisis económica de los últimos años, otros que ven la inmigración
como una amenaza… Todo ello contribuiría al crecimiento de esos
proyectos, ¿no?
-La pérdida de valores está en todas las sociedades y sí, hay unas
donde la inmigración inquieta a mucha gente, como en Francia… Pero
en el fondo, el sustrato de la crisis de la que hablaba está en la
persona. Hemos querido vivir por encima de nuestras posibilidades,
hemos olvidado de dónde venimos, nuestras raíces. Hemos olvidado lo
que han hecho nuestros padres, nuestros abuelos… Y al mismo tiempo
nos olvidamos de lo que dejamos a las generaciones posteriores.
Vivimos al día, vivimos dominados por el dinero, que se ha
convertido en el único valor absoluto. Eso hace que se cree un tipo
de sociedad líquida. Y produce la crisis que en mi opinión hoy
tenemos, en la que todo el mundo está descontento, todos creen que
merecen más de lo que tienen. Es una especie de plano inclinado por
el que hemos ido avanzando durante décadas, conformando esta
sociedad líquida donde cada día creemos en menos referencias
sólidas. ¿Esto en qué explota? En el populismo, que dice que hay un
antes y un después, una casta y unos que se erigen contra ella. Se
aprovechan de que exista tanta gente harta que quiere romper de una
manera o de otra con lo establecido. Ese es el nuevo paradigma.
-¿No busca una canalización política para todas estas reflexiones y
el trabajo de su fundación? Al final lo que cambia la sociedad son
las políticas públicas…
-La política no lo es todo. Y no es lo mismo la política que la vida
pública, que el quehacer público… Lo que hace falta es un cambio de
actitudes personales, más que un cambio de políticas. Lo más
importante es comprender lo que está sucediendo, porque creo que nos
seguimos quedando en la superficie de los hechos. Nos quedamos en la
personalidad de Trump y no nos preguntamos por qué ha ganado las
elecciones. No nos preguntamos por qué la extrema derecha en Francia
puede ganar las elecciones. ¿Por qué surge Podemos con la entidad
que ha surgido en España? ¿Por qué hoy el debate del populismo y el
nuevo orden mundial está dinamitando al Partido Socialista? Porque
esa ola de populismo se ha metido en el PSOE y no llegó al Gobierno
porque lo evitó una parte de los socialistas. Pero ya tienen la
bomba en su seno, el mismo debate ahí metido. Y va mucho más allá de
nombres y apellidos, se ha instalado la pugna entre el mundialismo y
el populismo en el seno del Partido Socialista.
-Hablaba antes de la necesidad de recuperar referentes y reivindicar
raíces. ¿Cuáles?
-El valor del esfuerzo, el significado de la obligación… Cuando uno
cumple una obligación se hace mejor persona. Ahora reivindicamos
nuevos derechos, que muchas veces son falsos derechos, y lo que hay
que recuperar es el significado de la obligación. Hay que
reivindicar también las raíces cristianas de Europa. ¿Por qué no se
aceptan? Eso no quiere decir proclamar que todos los europeos somos
cristianos, sino defender que las raíces de Europa son cristianas.
La comunidad europea se construye a partir de una tragedia, la
guerra, con unos valores cristianos que quieren alumbrarla, eso es
entender nuestras raíces. O tener presente cómo vivieron nuestros
abuelos desde la austeridad, y nuestros padres. Hemos transformado
la austeridad en una carga, cuando es un valor en sí mismo. Estas
cosas exigen cambios de actitud personal, de largo alcance.
El PP de Rajoy
-En esa batalla que dibuja entre el nuevo orden mundial y el
populismo, ¿cree que los partidos tradicionales que representan al
primer bloque se han desideologizado? Gallardón declaró
recientemente que el PP había dejado de defender sus principios por
cálculo electoral.
-La respuesta no hay que darla a nivel español, tiene una dimensión
cuanto menos europea. Entre los partidos tradicionales, hay unos
donde sin duda se ha introducido el populismo como alternativa, el
virus se ha metido dentro. El ejemplo claro es el PSOE. Su anterior
secretario general, el señor Sánchez, es la expresión del populismo.
Y por eso quería entenderse con Podemos y con los independentistas.
El Partido Liberal holandés, ante el avance de un partido xenófobo,
está endureciendo su discurso, está haciendo populismo. Luego hay
otros partidos tradicionales que se refugian en lo que yo llamo un
cierto relativismo. Es la tónica de los partidos de la derecha
europea. Han surgido populismos fuera de su jurisdicción y lo que
hacen es representar al nuevo orden mundial desde el relativismo. En
Alemania, las próximas elecciones el debate lo van a protagonizar
Angela Merkel, como representante del statu quo más que de la CDU, y
Alternativa por Alemania, como expresión del populismo. Y así en
casi todo Occidente.
-¿El relativismo también ha inundado al PP, donde usted sigue
militando?
-El nuevo orden mundial, el sistema donde hemos vivido, está
presidido por el relativismo moral.
-Pero se aprecian claras diferencias entre el discurso de Fillon y
el de Rajoy, por ejemplo. No es lo mismo el rearme ideológico con
que Fillon ha ganado las primarias en el centro derecha francés y la
tecnocracia que impera en el PP y el Gobierno español…
-No me atrevo a ser tan categórico sobre esas diferencias, pero sí
creo que el relativismo no está abrazado de la misma manera por
todos los líderes, los envuelve sustancialmente pero no de la misma
manera. No es lo mismo Fillon, por ejemplo, que otro líder de otro
país europeo.
-¿Que Rajoy?
-No quiero poner nombres y apellidos. El statu quo no es blanco y
negro, pero el debate es ese, no nos perdamos de la idea central:
nuevo orden mundial frente a populismo. Y nuevo orden mundial
impregnado de relativismo, que ha ido forjándose alrededor de
nuestras sociedades, globalizándose. Cada día tenemos menos
creencias, se socializa la nada… eso es el relativismo. En el
mundialismo, cada día hay más coincidencias estratégicas entre las
diferentes opciones políticas que lo representan frente a la
reacción que hay contra él. Y que ha triunfado en Reino Unido,
Estados Unidos… El relativismo moral se ha quedado sin respuestas y
eso engorda más al populismo.
-Usted ve una misma causa detrás de los movimientos políticos
emergentes, pero sin embargo estos son muy distintos entre sí. A
veces, tan antagónicos como Pablo Iglesias-Marine Le Pen.
-Claro, es que la causa es el statu quo y es monolítica, mientras
que la consecuencia es plural y a veces contradictoria. Los efectos
son múltiples y lo mismo aparece Trump en Estados Unidos que Podemos
en España y Le Pen en Francia.
-¿Por qué en España la reacción surge desde la izquierda?
-Porque la historia de España muestra que cuando hay una crisis
profunda se produce un vista a la izquierda, por utilizar un símil
militar. En otros países, como los anglosajones, tradicionalmente lo
que se produce es un vista a la derecha. Forma parte de nuestra
idiosincrasia histórica. La Segunda República nace desde la
izquierda, luego da un giro a la derecha, luego llega el Frente
Popular y la guerra civil. Pero la primera reacción es hacia la
izquierda, mientras en otros países es al contrario.
-Estas ideas, ¿se las transmite de algún modo al PP, a su partido?
Ahora está inmerso en un proceso precongresual con debates
ideológicos donde podría intentar hacerlas valer…
-Yo estoy en otro ámbito. Tengo una modestísima fundación y estoy
más en la batalla de las ideas, en lo que es la prepolítica. No
tengo ninguna conexión en la práctica con el partido. En ese debate
que he definido antes entre el nuevo orden mundial y el populismo,
yo soy de los que estoy huérfano. A mí no me representan ni unos ni
otros, no me quiero alinear ni con unos ni con otros, la causa de la
crisis es el nuevo orden mundial, el relativismo, y yo no estoy ahí.
Y tampoco soy un extremista. Desde esa orfandad, pretendemos no
dejar de expresar nuestras ideas sobre todos y cada uno de los
problemas que tiene España y el mundo.
-¿Y no sería más útil intentar influir en política con ellas?
-Eso déjeme decidirlo a mí. Yo creo que mi aportación en el partido
sería inútil, que no hay ninguna posibilidad de regeneración y por
eso no participo. Me dedico a otra actividad, esa que denomino
prepolítica, en el terreno de las ideas.
-¿José María Aznar está en esa misma actividad?
-Es él quien debería responder, pero estoy casi convencido de que no
se aleja mucho de estas reflexiones. No está en una operación, está
en una obligación: cree que no puede dejar de decir lo que piensa.
Estoy seguro de que no hay otro alcance detrás de sus movimientos,
pese a que algunos todos los días dicen lo contrario. Es que el
debate la gente todavía no lo entiende, pero es tan brutal que va a
traer muchas modificaciones y en el caso de España se necesita un
fortalecimiento de la nación para afrontarlo, porque hay tensiones
interiores, porque el fenómeno es impredecible en sus resultados… e
inquietante. España tiene al populismo fuera del Gobierno pero tiene
que comprender que debe fortalecerse como nación ante lo
impredecible de ese conflicto. Hoy ya ha llevado al poder a Trump y
mañana puede sacudir los cimientos de la Unión Europea. Lo
inimaginable empieza a hacerse realidad.
País Vasco y Cataluña
-Entre esas tensiones internas, destacan dos: País Vasco y Cataluña.
Sobre el primero, usted fue muy crítico con política antiterrorista
de Zapatero, luego heredada en su mayor parte por Rajoy. Ahora ETA
ya no mata y el relato que se impone es que esa política lo ha hecho
posible.
-Si alguien tuviese que atribuirse la medalla de la derrota de ETA
sería nuestro Gobierno, pero no lo voy a hacer. Porque ETA no está
derrotada. Nació para destruir y romper España, es un proyecto de
ruptura, y podrá desaparecer como organización, pero no desaparece
su proyecto. ¿Cómo vamos a pensar que hemos derrotado a ETA si uno
se asoma al Parlamento Vasco y ve que la suma de diputados del PP y
del PSOE tiene la misma fuerza que los diputados de ETA, a los que
habíamos ilegalizado desde la Justicia española? Su proyecto va
avanzando y no se ha quedado solamente en el País Vasco, es que dio
un salto inédito a Cataluña, con el acuerdo de Perpiñán entre ETA y
ERC. Ahí empieza este proceso que hoy tenemos en Cataluña. ¿Cómo se
va a sentir derrotada ETA si su proyecto nació para romper España y
está avanzando también desde Cataluña?
-El proyecto secesionista de la Generalitat y Junts pel Sí no es el
mismo que el de ETA…
-¿Y quién lo ha comparado? Digo que comparten el fondo, la ruptura.
ETA era la vanguardia de un movimiento nacionalista, decían “vamos a
matar para romper España”. En un momento determinado, deja de ser la
vanguardia gracias al Estado de Derecho y sobre todo a las Fuerzas y
Cuerpos de Seguridad del Estado. Gracias a que forjamos un proyecto
político para combatir toda la parte que parecía que no era ETA y
era más ETA que los criminales. En estos momentos, su proyecto no
necesita matar porque las treguas sucesivas, treguas trampa todas
ellas, les han dado una posición política mejor. ¿Para qué van a
matar si está avanzando el proyecto de ruptura? Sí, gracias al
Estado de Derecho hemos conseguido que dejen la vanguardia, pero no
hemos derrotado el proyecto de ruptura.
-Sobre el deterioro de PP y PSE, Fernando Savater dijo el año pasado
que tal cosa, que los que “pusieron los muertos” en los años de
plomo estén en esa situación, no dice mucho de la sociedad vasca.
-Pues tiene toda la razón, pero al mismo también habría que
preguntarse qué han hecho mal esos partidos. Tuvieron el poder
gracias a la ilegalización de ETA y no lo aprovecharon para forjar
un proyecto en defensa de España y de la Constitución. PSE y PP
superaron al PNV, gobernaron, y lejos de aprovecharlo, de hacer lo
que hubiéramos hecho los que nos unimos en el Kursaal en 2001
(Nicolás Redondo Terreros, Fernando Savater y yo mismo), hicieron
que pareciera que no había alternativa al Gobierno anterior. Y al
mismo tiempo Zapatero entabla una negociación política con ETA, bajo
el guion de que ETA deje de matar y Zapatero cambie la sociedad
española. Si eso es así, ¿al cabo de los años para qué votar al PSE
en el País Vasco? Lo que anima a ETA a dejar de matar es la
expectativa de alcanzar el poder. Y no lo consiguen porque el PNV se
ha mantenido.
-Quizá gracias a que ha apostado por una estrategia no rupturista,
alejada del Plan Ibarretxe.
-El PNV no ha cambiado nada. Es el mismo de Ardanza, de Ibarretxe,
de Arzalluz… El PNV no cambia. El movimiento nacionalista y las
piezas del movimiento nacionalista no pueden moderarse, por
naturaleza. La única diferencia respecto de Cataluña es que el PNV
no se entregó a ETA, no hizo lo que Convergencia con ERC, que fueron
juntos, Juntos por el Sí. Si el PNV se abraza a ETA y van juntos en
un proyecto, el PNV estaría mucho más laminado. El PNV no ha
cambiado, pero ha resistido el avance de ETA en el País Vasco. Ellos
siguen en sus mismas posiciones, paso a paso. El último ha sido ser
recibido por el secretario de Estado del Vaticano, monseñor Parolin.
Lo que es absurdo es el comentario que ahora se escucha, otra gran
mentira, de que el tema catalán está muy mal y el tema vasco está
muy bien. Eso es mentira.
-Es que las instituciones catalanas están en un proceso de ruptura
con la legalidad que no comparte el PNV ni el lehendakari. ¿Cómo
cree que debería responder el Gobierno?
-Yo lo he dicho alguna vez: ha habido dos proyectos de ruptura de
España, el de ETA en la vanguardia de un movimiento nacionalista, al
que supimos hacer frente, y el relevo que han asumido las
instituciones catalanas y el nacionalismo catalán. Han tomado el
relevo de ETA en el proceso de ruptura. ¿Qué hay que hacer ante este
proceso de ruptura? Desde luego, si tú lo basas todo en el diálogo
estás condenado al fracaso. Porque el nacionalismo como movimiento
no tiene marcha atrás. Entonces tú tienes que concienciar, hacer un
discurso, definir un proyecto, determinar un proceso. En el vasco,
tardamos 20 años desde el 77 en elaborarlo, y ahora en Cataluña va a
ser largo también.
-Hay un desafío muy concreto, el referéndum unilateral que
Puigdemont planea convocar en otoño. ¿Cómo debería responder el
Estado?
-Eso lo tiene que decidir el Gobierno, pero cuanto antes pongamos en
marcha un proceso político, concienciemos, impulsemos un cambio de
actitud ante este reto de primera magnitud... Aunque no merezca el
mismo enjuiciamiento moral quien trata de romper matando que quien
trata de romper desde las instituciones, la gravedad de la ruptura
es la misma. Y la dificultad de combatirla superior. La respuesta
tiene que venir de un esfuerzo por concienciar al que humildemente
tratamos de contribuir desde nuestro ciclo de conferencias, porque
no toda la labor corresponde a la política activa.
Hachís y marihuana, problemas urgentes de
vascos y navarros
Pascual Tamburri latribunadelpaisvasco.com 27 Enero 2017
El hachís y la marihuana son drogas que matan, que crean
enfermedades físicas y psíquicas incurables y que tienen un coste
económico y social enorme para el Estado y sobre todo para el
pueblo.
España es un país de contrastes. Contrastes regionales, como dicen
los geógrafos. Pero, sobre todo, contrastes entre el "país real" y
el "país legal"; se diga lo que se quiera, tan radicales y a veces
absurdos en nuestra parte del país. Y con consecuencias gravísimas
para el futuro de la nación, como es el caso de las drogas. Grandes
intereses económicos e ideológicos fuerzan que Barcelona celebre del
6 al 12 de marzo una convención del The Arcview Group, a favor de la
legalización del cannabis. Ada Colau ya ha indultado más de cien
clubs de fumadores, algunos dedicados al contrabando. Y las cosas
son aún más graves en el País Vasco y en Navarra.
Los hechos son los hechos: el Gobierno Vasco ha lanzado una Ley de
Adicciones que permite, regula y en definitiva favorece el consumo
de cannabis. Por una vez, el Gobierno nacional la ha recurrido ante
el Tribunal Constitucional, pero como sabemos eso quiere decir muy
poco. ¿Y por qué quiere el PNV que los vascos se droguen? Palabrería
aparte, porque el cambio social que han favorecido durante décadas
ha creado una sociedad de policonsumidores; es difícil estéticamente
incluso separar el mundo abertzale del consumo de drogas. Y tenerlos
contentos implica legalizar lo que hacen. No sólo ellos lo hacen,
por cierto, porque el cambio social es mucho más amplio; pero a
ellos les afecta mucho más.
En este asunto el punto de vista abertzale ha sido sucesivamente
ambiguo, contradictorio e hipócrita. Pero siempre, por distintos
medios, criminal.
ETA mató entre 1960 y 2009 al menos a 32 personas diciendo que se
dedicaban al tráfico de drogas. Los terroristas atentaron con bombas
contra locales de ocio juvenil, como el pub El Huerto de San
Sebastián en 1980, la discoteca Txitxarro, en Guipúzcoa en 2000, la
sala Universal, en Lacunza en 2001, o la discoteca Bordatxo, en
Santesteban en 2005. ¿Eran los criminales abertzales la defensa de
la sociedad contra las drogas?
Todo lo contrario. Sus simpatizantes y afiliados son con enorme
frecuencia consumidores múltiples y son animados a serlo. Sus
terroristas son consumidores, valga por todos el criminal “Txeroki”
que antes de decidir y ordenar un asesinato se fumaba un porro. Como
muchos. Y su banda -es materia demostrada y juzgada- ha tenido
décadas de relaciones con las FRAC colombianas, que de drogas algo
saben. Así que no se trató de una cruzada de los abertzales contra
las drogas, como a veces se presentó para justificar crímenes, sino
de la preferencia por ciertos estilos, ciertos consumos y ciertos
distribuidores frente a otros. Quien tenga alguna duda, tiene muchos
locales juveniles de ese submundo para comprobarlo. Y no tan
juveniles.
El hachís -el de Txeroki y el de cualquiera- es una droga, una droga
muy peligrosa, que mata, que crea enfermedades físicas y psíquicas
incurables y que, en definitiva, tiene un coste económico y social
enorme para el Estado y sobre todo para el pueblo español. Es,
además, un foco de ilegalidad capilar, que llega hasta cada aula y
cada centro de trabajo, que permite la creación de redes de
delincuentes. Eso les gusta. En el caso del hachís, añadiéndose al
resto de problemas creados por la marihuana, y por si fuese poco, es
un gran negocio internacional de nuestro gran rival geoestratégico,
Marruecos, que financia con la corrupción de nuestra sociedad las
debilidades de la suya. Un gran negocio a largo plazo.
Hasta aquí, los hechos. Sin embargo, en la sociedad está ampliamente
difundida la idea de que las drogas "blandas" son inocuas, y
comentarios necios tan habituales como "el tabaco es peor" o "el
alcohol mata más gente". La ignorancia es lamentable en el pueblo,
pero es denunciable en los formadores de la opinión pública; pues
bien, esos lugares comunes tan peligrosos, que fomentan y toleran el
consumo de drogas, son tópicos progresistas en toda España y en gran
medida nacionalistas y de la extrema izquierda entre nosotros. En
general, es la izquierda la responsable de cuanto sucede, es la
izquierda la que reblandeció unas normas penales ya de por sí laxas,
es la izquierda -no lo olvidemos, porque hay fotografías- la que ha
fumado porros en las Cortes. El progresismo -en todas sus siglas-
está llamado a responder de este cáncer social. El centrito, por su
parte, peca sólo y nada menos, como en muchas otras cosas, de
sumisión total a la norma social progresista que otros crean.
Da igual si gobierna el centro derecha o no. Aunque los
institucionalmente progres no manden, el PP ha demostrado en esto no
quererse alejar nada del PSOE, o si acaso adelantarlo en
“tolerancia”. ¡Corcuera al lado de según quien queda como un
peligroso reaccionario! Hoy se sabe, tanto como hace unas décadas y
con menos excusas, que el hachís hiere y la marihuana atonta; y que
no son malos por ser ilegales, sino que deben ser tan ilegales como
cualquier droga, porque matan. Es insólito que los mismos que son
talibanes contra el tabaco y -cosa culturalmente necia- contra el
alcohol, sean defensores de estas formas de adicción malas sin
paliativos. Que tienen la ventaja de mantener ocupadas y satisfechas
a partes de la juventud. ¿Querría la izquierda batasuna llevar a sus
gaztetxes las normas de su por lo demás admirada Unión Soviética?
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