Oración fúnebre por España
Agapito Maestre Libertad Digital 29 Junio 2017
Leeré con detenimiento los discursos para celebrar que, desde hace
40 años, vamos con regularidad a votar. Imagino que pocos dirán que,
desde hace 40 años, hemos ido perdiendo algo sustancial que definía
a los que votábamos o nos absteníamos. El sistema político nos ha
ido sustrayendo con un furor propio de regímenes autoritarios el
sentido histórico de la ciudadanía española. Nos han robado, sí,
nuestro ser histórico, el ser nacional español. El ciudadano español
es hoy casi un ente abstracto que desconoce por completo su pasado
y, por tanto, no sabe qué pasa en el presente y no puede diseñar su
futuro. La mayoría desconoce incluso la sangre derramada de los
españoles asesinados por ser españoles. Pocos jóvenes serían capaces
de citar diez nombres, entre más de mil asesinados por ETA, solo por
ser españoles.
No tenemos ni siquiera un libro de historia común. La vinculación
sensata y racional del pasado con el presente y el futuro ha
desaparecido. La historia ha sido pisoteada. Todo es una farsa
ideológica. Faramalla de fórmulas vacías para mantener el corral
tranquilo. Sí, sí, digámoslo clarito, dentro de la morralla cultural
de la España amurallada-amorrallada, como diría el filósofo Carlos
Díaz, los mejores, los seres más excelentes de España, han sido
sumidos en el descrédito por salir fuera de esta sopa de bobos que
desprecia cuanto ignora. No se pongan nerviosos, amigos lectores, y
no despotriquen contra el mensajero. Miren a nuestros líderes y
juzguen sus grandezas. ¿Grandezas? Pocas ven. Para qué citar sus
miserias… Con ese telón de fondo lleno de antiguallas anacrónicas y
gentuza sin ningún pudor moral ni dignidad política, solo nos queda
seguir interrogando a lo que queda de los partidos políticos y a sus
secuaces ideológicos, periodistas de carril, junta-letras,
académicos, editores y toda la escoria al servicio de este lodazal
institucional: ¿qué idea de España tienen ustedes?, ¿puede construir
un partido político un proyecto de vida en común si cada día nos
roba nuestra principal seña de identidad?, ¿puede alguien defender
con verosimilitud la Constitución española si previamente no
reconoce que esta ley ha sido construida sobre la "unidad nacional"?
Sí, amigos, no tengan vergüenza en reconocer lo fundamental: estos
cuarenta años han servido para hacer desaparecer por completo el ser
nacional. No exagero. Es un hecho fácilmente comprobable. Ahora
mismo ya estoy imaginando al imbécil que al leer esta columna hará
mojigatas ridículas con mi expresión "ser nacional" o "España se
rompe". Ese tipo de personaje bastardo no es una rareza, está por
todas partes, se aloja no solo en la antigualla comunista de
Podemos, sino en todas la organizaciones políticas que tienen
representación parlamentaria. Cualquier botarate en el Parlamento
puede hacer una gracieta de esta carencia de la ciudadanía española.
Ahí está la prueba principal de nuestro trágico destino.
Pero existen otras tres pruebas que son irrefutables sobre la
pérdida del ser nacional de los españoles. La primera es que todos
los grandes consensos de la Transición saltaron por los aires hace
ya mucho tiempo; la defensa de la unidad nacional ya ni se plantea
como consenso. Segunda, nadie con un poco de sentido común puede
dejar de contemplar como un drama la operación del aparato del PSOE
para hacer desaparecer a su secretario general y, posteriormente, su
reinserción por la militancia. Este partido no está en crisis sino
abierto en canal o, dicho con el lenguaje de la nueva ejecutiva, es
un partido de partidos, que pretende un imposible, como su fórmula
nación de naciones, el cuadrado redondo. Tercera, la sociedad, el
pueblo o gentío sigue con gusto los gestos del presidente de la
cosa: aquí no pasa nada. La corrupción pasará y Rajoy seguirá
gobernando con una oposición de opereta. El gentío imita con
fruición a los militantes del PP: aquí no pasa nada. Desaparecidas
las estructuras organizativas fundamentales del PP, este partido
queda reducido a ser una parodia angustiosa de la vieja fórmula de
los liberales: un partido de individuos abstractos. A abstractos
individuos de una sociedad es a lo que quiere reducir el PP la
nación española…
Pues eso, amigos, es lo que se ha celebrado en el Congreso de los
Diputados: o seguir con este lodazal o convertirnos en seres de
fácil estabulación. Y el problema más grave es que nadie ha entonado
una oración fúnebre. Ni para eso hay cuajo.
«Die Fackel» y la verdad innegociable
Hermann Tertsch ABC 29 Junio 2017
Cuando llega hoy en día un aviso de los juzgados de una querella por
supuestas injurias no se informa de quién es el ofendido. Se recibe
un burofax que contiene una citación, un número de expediente y una
contundente amenaza de que si no se comparece se dicta orden de
detención para ser convenientemente arrastrado ante la Justicia. Es
una pena que esta contundencia en la amenaza ante un incumplimiento
así no la muestre el Estado ante sus grandes enemigos. Pasa lo
contrario. Si nos trataran como a los cabecillas de la sedición en
la Generalitat, tendrían que mandar con la citación un cheque del
ministro Cristóbal Montoro. Cuando llega una de esas querellas se
pregunta uno que quién será esta vez el ofendido. Suelen ser gentes
de puño de hierro y mandíbula de cristal. Alimañas atacando y
damiselas atacadas. Gentes que llaman a diario ladrones y asesinos a
los gobernantes de España se ofenden cuando se les recuerda que sus
camaradas sí han sido asesinos y ladrones siempre que han podido. La
misma gente que te insulta y difama desde una televisión o las redes
pero considera insufrible toda respuesta. Saben bien que algunos con
nuestras convicciones y nuestro perfil no podemos sino perder ante
quienes parecen hoy cabalgar con el zeitgeist. La verdad hoy es
menos defensa que consuelo. Vivimos ahora y matonismo, mentira e
ideologías pedestres y brutales gozan de nuevo de momentos
estelares.
A veces el ofendido resulta ser alguien como Gonzalo Boyé, ese
chileno que llegó a España, se subcontrató con ETA y vigiló a
Emiliano Sevilla durante 249 días de secuestro en condiciones
inhumanas. La sentencia le condenó a catorce años de los que cumplió
muchos menos. En otros países habrían sido treinta y los habría
cumplido. Aquí salió y se hizo abogado estrella de la izquierda y
"experto" en LaSexta y publica una revista de basura contra las
instituciones, contra la religión católica y de abierta empatía con
fuerzas terroristas y totalitarias antioccidentales. Siempre en
clave de humor, por supuesto. Como Monzón, alias Wyoming. Siempre el
mensaje venenoso disfrazado de broma para que, si son denunciados
por alguna vileza, los jueces le vean a todo la parte graciosa. Si
el juez no entendiera la inmensa gracia y el buen humor correría el
riesgo de ser calificado de facha o fracasado, por ejemplo en
LaSexta. Y se acabaría su carrera como la del juez Francisco
Serrano, aquella perfecta cabeza de caballo en la cama para todos
los de la profesión. Métanse con la ideología de género y del
izquierdismo dominante y acaban en casa haciendo punto.
El mensaje al periodista no es distinto. Escribir con honradez es
ofender. Hoy más que nunca. Y llega un burofax o te acosa la mafia
ideológica y buscan tu muerte civil. Por decir extravagancias. Como
que los cristianos merecen y no tienen en España los mismos derechos
de protección que los homosexuales. Que la cobardía del Gobierno es
culpable de la descomposición de ley y seguridad en España. Que si
Blanquerna lo asaltan militantes de izquierda estarían absueltos
como Rita Maestre. Que las comunidades musulmanas en Europa jamás
muestran lealtad a quienes les han dado lo que no les negaron los
estados fallidos musulmanes. A Karl Kraus, no recuerdo si era él
quien encuadernada las demandas, le puso en mayo de 1930 una de
tantas uno de sus muchos enemigos íntimos, el crítico Alfred Kerr.
Le pedía 20.000 coronas por haber recordado en un escrito unas
actitudes vergonzosas suyas durante la guerra que Kerr quería
olvidar y hacer olvidar. Kraus contestó con once páginas en Die
Fackel tituladas "Conciliación" que destruían a Kerr bajo una
catarata de verdades. Kraus murió pobre. Pero nadie logró jamás que
retirara una verdad pronunciada.
Las 101 naciones
LUIS MARÍA ANSON El Mundo 29 Junio 2017
En el Estado Plurinacional de Bolivia, que suma 10 millones de
habitantes, se integran 36 naciones, cada una de ellas con sus
fronteras y su idioma propio, en los departamentos de Beni, La Paz,
Pando, Santa Cruz, Tarija, Cochabamba, Oruro, Potosí y Chuquisaca.
La nación Pacahuara, por ejemplo, cuenta con 46 habitantes; la
nación Bauré, 976; la nación Cayucaba, 645; la nación Aymara,
2.098.317; la nación Guarasu, 31; la nación Yuracaré, 2.755; la
nación Guarayo, 9.863; la nación Araona, 90; la nación Chácobo, 501;
la nación Chiquitano, 187.248; la nación Siriono, 308; la nación
More, 101... El idioma que se habla en cada una de estas naciones es
oficial en Bolivia, junto al español.
Nada más hacerse público que Pedro Sánchez ha decidido convertir a
España en un Estado Plurinacional al estilo de Bolivia, se ha
reverdecido la esperanza de las naciones que anidan en el territorio
español, sojuzgadas cruelmente por el feroz centralismo imperial de
Madrid. La Asociación Independentista de Cartagena ha sido la
primera en dirigirse al Ministerio de Asuntos Exteriores reclamando
su reconocimiento como nación, tras recordar la gloriosa fecha de
1873 en que se declaró independiente. Jumilla hizo lo mismo aquel
año y anunció públicamente que si su vecina la nación murciana
traspasaba sus fronteras, "Jumilla se defenderá como los héroes del
2 de mayo, triunfará en la demanda y no dejará en Murcia piedra
sobre piedra".
Según me cuentan, ahora en pleno siglo XXI, el partido por la
Independencia Gijonesa ha declarado que no acepta su integración en
la nación de Asturias, dominada por Oviedo, y se propone reclamar la
soberanía nacional de Gijón. Varias agrupaciones tarraconenses, una
leridana y otra sabadellense, luchan contra el yugo centralista de
Barcelona y aspiran a que Tarragona, Lérida y Sabadell ejerzan el
derecho a decidir y sean reconocidas como naciones en la España
Plurinacional. Las 5 principales islas baleares y las 7 canarias
desean constituirse en 12 naciones soberanas, amparadas por la
geografía y por la historia. Valladolid, por su parte, no quiere
saber nada de León ni León de Valladolid, y aspiran cada una de las
dos ciudades a la independencia. No se descarta que en Andalucía
haya que proclamar al menos una veintena de naciones soberanas.
Tras la España de la Transición y el Estado de las Autonomías, el
PSOE sanchista parece dispuesto, en fin, a edificar la España de las
101 naciones independientes. El ciento y la madre, supongo que esta
última sería la vieja España. Ni siquiera se salva Madrid. La
agrupación podemita para la soberanía de Torrelodones ha decidido ya
que el próximo 2 de octubre sus ciudadanos ejerzan el derecho a
decidir y proclamen al pueblo madrileño nación independiente.
Nada más lógico, por supuesto, que imitar a Bolivia que ha sido un
modelo de estabilidad. Desde su independencia en 1825, solo ha
padecido 191 golpes de Estado. El hallazgo de Sánchez constituye una
sagaz solución y es, sin duda, el futuro que desean para España las
nuevas generaciones podemitas que trabajan para modernizar nuestro
país con las 101 repúblicas de taifas que se dibujan en el
horizonte.
Luis María Anson, de la Real Academia Española.
Sin ley no hay democracia
Editorial larazon 29 Junio 2017
La conmemoración del 40 aniversario de las elecciones del 15 de
julio de 1977 con las que se abrieron las puertas de la democracia
se produce en un momento en el que, por primera vez, hay opciones
políticas cuya estrategia se basa en una revisión crítica de lo que
supuso superar una etapa dramática de nuestra historia sin volver a
la violencia. Ahora todo parece sencillo, pero no fue fácil. Se
impuso un gran sentido de la responsabilidad en un momento crucial,
«convencidos de que la Guerra Civil y la dictadura eran una inmensa
tragedia sobre la que no cabía fundar el porvenir de España», según
lo expresó ayer en su discurso Felipe VI en una sesión
extraordinaria de las Cortes.
No sabemos qué hubiese pasado si los políticos de entonces, a
derecha e izquierda en todas sus intensidades, hubiesen preferido el
enfrentamiento al diálogo, el empecinamiento ideológico al consenso.
Lo cierto es que se optó por el único camino posible para evitar el
enfrentamiento y «fuimos capaces de dialogar, de pactar y consensuar
sin preguntarnos qué fuimos o qué éramos sino qué queríamos ser».
La Constitución de 1978 aseguró un marco legal avanzado, útil y que
daba respuesta a las exigencias históricas del momento. Permitió por
primera vez tener un proyecto político común, un «gran proyecto de
reconciliación nacional, el gran propósito nacional de unir a las
dos Españas, en palabras del Rey. Y permitió, además, construir una
sociedad más avanzada socialmente y dibujar un nuevo mapa
territorial, ejemplo de descentralización.
Que la izquierda representada por Podemos, y en menor medida por el
PSOE de Pedro Sánchez –pero con un entusiasmo tacticista que deja
mucho que desear– quieran «cuestionar el modelo español de
impunidad» del franquismo es un mal principio para entender la
España del 77, lo que supuso la política de reconciliación nacional
para la construcción de un sociedad verdaderamente democrática y lo
mucho que todavía nos queda por hacer. En este capítulo, el papel de
los socialistas en su nueva etapa se aleja de los principios de la
Transición y explora en el ignoto territorio de desenterrar muertos,
algo por lo que nunca gastó su tiempo en aquellos años grises.
El acto en que Unidos Podemos y PSOE participaron contra el «modelo
de impunidad» representa la vuelta al enfrentamiento más trasnochado
y a la renuncia a la convivencia. Es la vieja estrategia de crear
dos bloques irreconciliables. Viejísima y peligrosa política.
Ignorar nuestro pasado y de dónde venimos forma parte del adanismo
que caracteriza a la llamada nueva izquierda radical y populista y a
sus aliados circunstanciales. Don Felipe incidió de manera especial
en la necesidad de mantener la convivencia que abrió el «gran pacto
constitucional» que permitió años de libertad y progreso.
La defensa de la legalidad es, en definitiva, la única línea que
nadie debe sobrepasar. Si no se respetan esas normas, ponemos
seriamente en peligro la democracia y la defensa de los derechos de
los ciudadanos. No pasaron inadvertidas, aún sin mencionarla, la
deriva independentista catalana, que ha optado por situarse fuera de
la ley, despreciando las normas, poniendo en riesgo la convivencia y
dividiendo a los españoles. Cuarenta años después de las primeras
elecciones, España está ante un reto clave: que nuestra democracia
sea respetada, que no se vulnere la legalidad y que nadie rompa la
convivencia. Citó el Rey a Castelar cuando éste apuntó que «el
menosprecio a las leyes, que nos conduce a una decadencia sin
remedio, es el más terrible y el más incurable de todos nuestros
defectos». En el arranque de aquella primera legislatura, Don Juan
Carlos dijo: «La democracia ha comenzado. Ahora hemos de tratar de
consolidarla» Este sigue siendo nuestro objetivo: defender la
democracia.
Ley y democracia
Nota del Editor 29 Junio 2017
Estoy hasta el gorro de los monárquicos. El editorialista de La
Razón, puede tener algo de cualquier cosa, pero no tiene razón. Como
español hablante estoy hasta el gorro de que mis derechos humanos,
constitucionales y legales sean pisoteados especialmente en las
zonas donde el español es lengua impropia y donde los jueces, desde
el tribunal anti constitucional hasta los estamentos siguientes
interpretan las leyes como más les conviene a quienes apoyan por si
acaso. La izquierda, palabra que hoy en día no tiene el significado
que tuvo pero si tiene tipos que aún no reconocen que la guerra
civil que ellos causaron ya terminó, siguen empeñados en ganarla,
peleando sin contrarios en el quinto frente. Y como decía al
principìo, los monárquicos defendiendo la desigualdad de los
españoles y tratando de echar la sardina a su lado, con el dinero de
los demás, intoxicando al personal, dedicando a la causa
editoriales, hospitales, bibliotecas, estaciones de metro.
Ahora, a por la III República
Jorge Vilches. vozpopuli 29 Junio 2017
La reacción de Podemos a la conmemoración de las elecciones
generales de 1977 nos ha dejado una buena muestra de las
consecuencias del plan de Sánchez, ese que se funda en pactar con
“las fuerzas progresistas” para conseguir el poder: desprecio a las
instituciones y deseo de ajuste de cuentas. El nuevo PSOE y sus
aliados non vienen a cambiar la política, sino lo político; es
decir, a transformar las bases de la convivencia.
El primer aviso de Sánchez fue su obsesión por el “mapa rojo” de
España tras las municipales y autonómicas de 2015, consistente en
aliarse con cualquiera para llegar al poder en los territorios, aun
a costa de su perjuicio a corto plazo. Una buena muestra de ello es
el ayuntamiento de Madrid, donde los socialistas despreciaron la
alcaldía que les ofreció el PP para apoyar a unos podemitas que los
han devorado.
El segundo aviso fue el pacto que Sánchez empezó a negociar en
septiembre y octubre de 2016 con los de Iglesias y los
independentistas, y que provocó su defenestración y el nombramiento
de una Gestora. Ahora, tras barrer a Susana Díaz y a la vieja
estructura territorial de los barones con las primarias, no avisa,
sino que marca el rumbo de su programa para dar la vuelta al marco
de convivencia política y social que España se marcó desde 1977.
Las dos claves del actual entramado institucional son la monarquía y
el Estado de las Autonomías, y el plan es acabar con ambas. Hay
quien aplaude esto, como los que se alegraron cuando se marchó
Alfonso XIII porque odiaban a los Borbones y eran antimonárquicos,
pero a los pocos meses se lamentaban diciendo “No es esto, no es
esto”. Quizá haya que quedarse con lo que dijo Karl Popper, quien
alarmó contra los que vendían futuras sociedades armónicas sobre la
ceniza del presente. Los llamaba “arrogantes”, porque esos
izquierdistas –casi siempre lo son- creían conocer la mecánica del
individuo y de la sociedad, de su historia y desenvolvimiento.
Los nuevos socialistas ya han anunciado que defenderán una futura
sociedad en armonía, progresista e igualitaria basada en la
plurinacionalidad del Estado. El papel lo aguanta todo, pero el
reconocimiento de un grupo humano como nación supone el atribuirle
la soberanía tanto como restársela a la nación originaria, la
española, que queda en una indefinición identitaria y de poder que
conlleva su desaparición como sujeto constituyente. Es evidente que
toda nación tiene derecho a decidir sus bases de convivencia, lo
político, con lo que, al haber varios sujetos soberanos nuevos en
España, la Constitución de 1978 carecería de sentido y legitimidad.
Rajoy preguntó por esta cuestión a Pablo Iglesias, futuro socio de
Sánchez, en su teatral moción de censura. El líder de Podemos citó
entonces a Jellinek, el teórico de la soberanía del Estado, que fue
el mismo planteamiento sobre el que los nacionalsocialistas
construyeron su dictadura. Los diputados del PP no se dieron cuenta
de este pequeño detalle, o no sabían de qué hablaba (no sé qué es
peor). Pero en el caso español, donde el Estado tiene ya forma
federal, la aplicación de la fórmula de Iglesias sería lo que Mises
llamaba “gobierno omnipotente” en un “momento revolucionario”: la
concentración de poder en un Ejecutivo para cambiar el orden
político y social en nombre del pueblo, algo tan viejo como
Robespierre, el jacobinismo y el Terror.
El plan de alianzas de Sánchez sentencia a muerte la soberanía
nacional a golpe de hecho plurinacional, bajo un discurso falsamente
democrático, simplón, de esos que empiezan y terminan en la
tautología de “lo que quiera la gente”. Ese mecanismo, tan del gusto
de los populistas socialistas y nacionalistas, lo aplicarán a la
monarquía. En el debate del 39º Congreso del PSOE, celebrado este
mes, se debatió el asunto. Nino Torre, ex susanista, secretario
general de las Juventudes Socialistas, propuso agregar al programa
que su partido se comprometía a “avanzar e implantar la república
como modelo de Estado”. Para ello proponía conseguir “apoyos y
complicidades mediante una reforma constitucional en la convocatoria
de un referéndum”.
La oportunidad de este pulso a Felipe VI no convenció al PSOE de
Sánchez, que en su plenario llegó a una componenda: avanzar hacia la
Tercera República “fortaleciendo los valores republicanos”. Ese giro
al republicanismo, dicen, es la consecuencia de una demanda de la
gente: la de profundizar en la “lógica democrática”.
Nadie dijo nada sobre qué son los “valores republicanos”, ni
siquiera se esgrimió la infantil adaptación de Zapatero del concepto
de “republicanismo cívico”. El motivo es que toda esa parodia
republicana es la expresión de una desesperación, no de una
convicción. Ya en 2014 Rubalcaba detuvo un movimiento en las bases
el PSOE que pretendía proponer la república para paliar la crisis
ideológica en la que el partido estaba sumido. Ahora que la
presencia de Podemos ha aumentado el temor a quedar como algo
testimonial, como el socialismo francés, ese republicanismo
desesperado ha florecido.
La República es una forma muy seria que consiste en algo más que en
el antimonarquismo, en el odio a los Borbones, en una carrera
electoral en la que se compite por la hegemonía de la izquierda, o
en un ardid para llenar los huecos de un modelo socialdemócrata que
ya tienen los demás. Y es que Sánchez debería explicar cómo se
articula una república federal plurinacional. Aunque me temo la
respuesta: “Lo que quiera la gente”.
Un aniversario cutre capaz de esconder a un
rey avaro
Jesús Cacho. vozpopuli 29 Junio 2017
Por una de esas extrañas circunstancias que acontecen en la rúa
española, el cuarenta aniversario del 15 de junio de 1977, primeras
elecciones generales tras el final de la dictadura, se ha celebrado
el 28 de junio de 2017, casi dos semanas después de lo que hubiera
sido pertinente, y con una ceremonia un poco cutre para el alto
fuste de la ocasión, un acto casi de tapadillo, como corresponde a
un régimen que murió el 2 de junio de 2014, abdicación de Juan
Carlos I, y al que nadie ha tenido el buen gusto de dar cristiana
sepultura, que ahí sigue, insepulto, la huesera al sol de esta
España fundida por el calor de una crisis política descomunal,
atiborrada de turistas, plena de orgullo gay, ahíta de corrupción,
pero con una economía que crece al 3,1%, balneario de todas las
contradicciones, rada de innumerables miserias, sin que tras la
empalizada de aquel junio de 2014 se adivine un horizonte de futuro
capaz de garantizar otros 40 años de paz y prosperidad. De
convivencia. Seguimos en la estela de un régimen muerto y mañana
Dios dirá.
Aniversario roñoso, cicatero, que en su mísera puesta en escena se
ha visto obligado a esconder al que sin duda es el gran protagonista
vivo de la Transición, del paso de la dictadura a la democracia, el
heredero de Franco a título de Rey, cuya determinación a la hora de
desmontar lo que estaba atado y bien atado tenemos que agradecer los
españoles, pero de quien los españoles también tenemos que sentirnos
avergonzados porque, desaparecidos los temibles “poderes fácticos”
que a punto estuvieron de hacer encallar la nave, se entregó con
verdadera delectación a coleccionar mujeres y, lo que es peor, a
amasar dinero de todas las formas imaginables, casi ninguna lícita.
“Quienes creen que el dinero lo hace todo, terminan haciendo todo
por dinero”. De aquellos polvos vinieron los lodos de una corrupción
que por capilaridad se extendió de arriba abajo hasta alcanzar todas
las capas sociales, anegando las instituciones y llenando de
escarnio la vida pública.
Un rey, ahora le dicen emérito, que es necesario esconder para que
en la ceremonia conmemorativa de ese 40 aniversario no contamine la
figura de su hijo que preside el acto, no dañe los cimientos del
edificio que Felipe VI está obligado a reconstruir y sobre el que
debe asentarse el buen nombre de la Corona, prestigio que su
irresponsable padre redujo a escombros; no manche en tan señalada
ocasión el incipiente prestigio del heredero, poniendo en peligro
una de las pocas sorpresas agradables que, al menos de momento y
mientras no se demuestre lo contrario, nos ha deparado este final
atropellado de régimen: la aparición de un rey dispuesto a predicar
con el ejemplo de una vida personal y familiar sin tacha de
corrupción.
Y porque se trataba de una efeméride que había que celebrar de
tapadillo hasta el punto de tener que esconder a Juan Carlos I, los
discursos de ayer fueron pobres más que pacatos, de vuelo corto,
faltos de grandeza, y muy miopes en lo que al futuro colectivo
concierne. Sí, es verdad, la convivencia, claro está, que no se
trata de volver al garrotazo y tente tieso de una bala en la frente
tras la tapia encalada del amanecer de un cementerio, no es eso, no
es eso, pero ¿no hay nada más que eso? ¿Nada con lo que soñar? ¿Nada
para imaginar un país mejor, más justo, más libre, más rico, más
honesto, más vivible? Puede, también, que no fuera el momento para
desatar las cinchas que aprisionan el futuro colectivo, el caso es
que ni en el discurso de la presidenta del Congreso ni en el del
propio rey se advirtió ayer ese largo aliento de regeneración que
reclaman las grandes cuestiones que el país tiene pendientes.
Aplausos comedidos, frías manos huecas, sordina de abrazos,
resignada voz baja.
Escenografía de país descoyuntado
Apenas 48 horas antes del acto de ayer, del Congreso se había
enseñoreado un presunto delincuente como Luis Bárcenas, depositario
de los secretos de la financiación del PP, y el domingo por la
noche, y en prime time, un canal de televisión había exhibido la
figura obscena de otro presunto, a la sazón antiguo comisario de
policía, representante de esas cloacas del Estado que han terminado
por contaminar a la Justicia y a buena parte de la prensa española,
a esos maestros del periodismo de investigación a quienes Anacleto
Agente Secreto tiene en nómina. Ante Bárcenas se rindió un PP que no
sabe dónde esconderse, se creció un PSOE desnortado perdido en la
niebla de la plurinacionalidad, y aulló como sabe la Pasionaria de
Podemos, ese látigo de la corrupción de aquí que aspira a vendernos
la miseria de allí, la miseria y la muerte de los regímenes
totalitarios que en el mundo han sido, un Podemos que el domingo
noche se encargó de jalear en las redes sociales la actuación de
comisario cloaca.
Este es el escenario. La escenografía del país descoyuntado que
vivimos, anclado en una crisis de liderazgo que hubiera sido
imposible imaginar una década atrás. El régimen que expiró en 2014
no encuentra recambio. No hay debate de regeneración, no hay pulso
democrático. Abundan, sí, los discursos cargados de odio al que
piensa distinto, discursos de rufianes plagados de narcisismo
supremacista. Y con buena parte de la sociedad española a por uvas,
pensando en la playa, complacida en el engaño, bailando entretenida
en la toldilla de popa al ritmo de la orquesta, mientras el barco se
escora peligrosamente. Ni asomo de ese gran debate nacional obligado
a reconocer el fracaso de un Estado autonómico que ha roto la unidad
de mercado y amenaza con romper la otra, la más importante, la
unidad de España, por no hablar de la Justicia, la financiación de
los partidos, la ley electoral, y tantas otras cosas.
Es verdad que ha sido mucho lo logrado en estos años. También muchas
las ilusiones perdidas en la hoguera de una corrupción capaz de
laminar cualquier esperanza, al punto de que ahora mismo parecen
mucho más fuertes, meten mucho más ruido, las fuerzas del mal que
las del bien. Haríamos mal, sin embargo, en volver a las andadas, en
permitir que los viejos demonios familiares históricos de los
españoles volvieran a campar por sus respetos. Quienes estamos
convencidos de que cualquier tiempo pasado fue peor, debemos
esforzarnos en hacer realidad, siquiera en nuestro entorno, la
posibilidad de esa regeneración capaz de construir sobre lo ya
existente esa liberal España que anhelamos. Los lectores de
Vozpópuli que quieran acompañarnos en esa tarea serán siempre
bienvenidos.
El Congreso, contra el interés nacional
Emilio Campmany Libertad Digital 29 Junio 2017
El Congreso de los Diputados ha aprobado que Pablo Iglesias
compatibilice su sueldo de diputado con el de locutor de HispanTV,
el medio que Irán emplea para influir en España, entre otros países.
Se supone que los diputados están sometidos a un severísimo régimen
de incompatibilidades con el fin de evitar que se corrompan. Se
trata de que los diputados no puedan verse tentados de favorecer a
sus clientes o empleadores en perjuicio del interés general. Pero
cuando se supone que no hay ese peligro puede autorizarse la
actividad remunerada. Sin embargo, el caso de Pablo Iglesias es
excepcional, porque no es el interés general el que se podría ver
perjudicado, sino el nacional. La cuestión no es si se puede o no
ser diputado y locutor a la vez. La cuestión es quién paga esos
emolumentos y para qué. HispanTV no es un medio cualquiera. Es una
cadena iraní, financiada por el régimen de los ayatolás. Lo que le
acaban de autorizar a Pablo Iglesias es la recepción de un salario
de una teocracia, enemiga de Occidente, que reprime las libertades
en su territorio y ampara el terrorismo. Dicho de otro modo, le
permiten estar a sueldo de una potencia extranjera que pretende
erradicar de la sociedad española los valores occidentales, entre
otros medios, a través de HispanTV.
El PSOE ha votado en contra con el solo argumento de que se opone a
toda compatibilidad. Pero PP y Ciudadanos han votado a favor, quizá
para poder así aprobar la compatibilidad pedida por sus propios
diputados. Pero ésa sigue sin ser la cuestión. Los demás diputados
que han solicitado autorización para sus actividades remuneradas
extraparlamentarias no pretenden que se les autorice a cobrar un
estipendio de ninguna potencia extranjera que sin reparos podría
calificarse de enemiga.
Que nadie en el Congreso de los Diputados, ni siquiera los
socialistas, que son los únicos que han votado en contra, haya
puesto de relieve esta circunstancia pone en evidencia la hipocresía
de nuestros parlamentarios. Dicen combatir la corrupción y luego
autorizan aquella sobre la que recaen las peores sospechas, las que
permiten suponer que un diputado podría estar obligado a obedecer
las consignas de una potencia enemiga desde el momento en que recibe
dinero de ella. Evidentemente, aunque el Congreso no hubiera
autorizado la compatibilidad, Irán podría encontrar el modo de pagar
a Pablo Iglesias, pero al menos tendría que hacerlo ilegalmente y,
si se llegara a descubrir, se pondría en evidencia la colusión. De
este modo, en cambio, se legaliza lo que es a todas luces ilegítimo.
Y se hace aplicando una norma encaminada a combatir la corrupción.
El PP y Ciudadanos podrían en consecuencia ser acusados de obviar el
interés nacional por electoralismo, en la medida en que Podemos
resta votos al PSOE. Y los socialistas… Bueno, a los socialistas
nunca les ha preocupado el interés nacional.
El fuego de la memoria
Maite Pagazaurtundúa Libertad Digital 29 Junio 2017
Hay hechos que se nos prenden con levedad o se diluyen sin que nos
demos cuenta. Otros se graban a fuego vivo en la memoria personal de
todos los que tenían conciencia en un momento. Esos hechos son los
que marcan un tiempo histórico.
Hace veinte años. No olvido la mirada inocente de Miguel Ángel
Blanco.No olvido la de José Antonio Ortega Lara recién liberado. Se
abría al infierno que le hicieron sufrir durante casi dos años. No
olvido un miserable y despiadado titular de periódico: "Ortega Lara
vuelve a la cárcel", publicado al día siguiente de su liberación por
parte de la Guardia Civil. Fue en la portada del periódico Egin. El
responsable de ese titular, Martin Garitano, redactor jefe del
diario, llegó a diputado general de Gipuzkoa tras presentarse a las
elecciones por las siglas lobistas de los presos de ETA en el año
2011.
No quiero olvidar la fortaleza de la familia de Miguel Ángel Blanco
durante las cuarenta y ocho horas en que la organización terrorista
ETA nos chantajeó. Ni la del alcalde de Ermua. Ni la de aquel
Gobierno. Ni la de la sociedad. Sé que no es posible aproximarnos al
mal absoluto que sufrió durante esos dos días el joven concejal del
Partido Popular en Ermua. Ni a una minúscula parte del dolor y
angustia de su familia en ese tiempo terrible. Ni desde que
encontraron su cuerpo agonizante en una zona poco transitada del
municipio de Lasarte-Oria.
Miguel Ángel pertenecía a una joven generación de valientes
concejales que, tras el asesinato de otro joven líder, Gregorio
Ordóñez, se unieron a otros, socialistas y populares, que aguantaban
la persecución de los nacionalistas que mataban y la incomprensión
de los nacionalistas que no mataban y nos gobernaban.
En el verano de 1997 yo era madre primeriza tras haberse malogrado
un primer embarazo. No puedo explicar la felicidad que sentíamos por
aquella criatura que nació sana y llena de determinación. La niña se
quedaba muy atenta y silenciosa en su cochecito mientras gente de
todas las edades aplaudíamos o coreábamos con todo el alma
–profundamente unidos–, clamando que no asesinasen a Miguel Ángel.
Fuimos millones en todo el país.
Fuera de nuestra familia no comentábamos la amenaza de muerte que ya
se cernía sobre mi hermano Joxeba, porque dos años antes un comando
de ETA había sido detenido por la Guardia Civil a pocos días de
asesinarlo. Nuestra madre había sido increpada por algunos radicales
y empezaba a notar que su presencia resultaba incómoda en algunos
lugares donde hacía la compra. Nosotros, sus hijos, ya no podíamos
salir de noche por Hernani, porque habían puesto en marcha lo que
llamaron "socialización del sufrimiento", que consistía en una
estrategia de acoso integral para todos los que no compartíamos la
ideología nacionalista vasca sin ocultarlo. La ponencia política que
había puesto en marcha esa intensa campaña fue discutida y aprobada
por miles de militantes de HB en 1994 y se fue poniendo en marcha en
cada pueblo, en cada barrio, en cada vecindario. Lo hicieron al
mismo tiempo que en asuntos lingüísticos y culturales se acercaban a
los nacionalistas que no mataban. Era una coartada perfecta.
Los incidentes que iba sufriendo nuestra madre nos sirvieron para
ocultarle en un primer momento que necesitábamos que ellos salieran
de Hernani. A hacer desaparecer las rutinas de las comidas
familiares dominicales, con el fin de evitar dar facilidades a los
asesinos. Años después, el que mató a Joxeba fue, de hecho, un
vecino de nuestro pueblo. Pocos meses más tarde, también nosotros
nos habíamos instalado en la capital donostiarra. Para el verano de
1997, ante el riesgo tan severo en su caso, Joxeba, su mujer
Estibaliz y los niños, muy pequeños, se habían trasladado a la Rioja
alavesa. Si cuento esto es por poner el contexto real y concreto del
alcance de la persecución.
A Miguel Ángel Blanco buscaron matarlo causando el mayor sufrimiento
posible. Los forenses certificaron que el calibre del arma era
pequeño –no el habitual en aquella organización terrorista– para que
la primera bala no lo matase y pudiera sufrir un poco más, siendo
consciente de que llegaba el segundo tiro y para que la agonía
durase horas. Uno de los tres asesinos se suicidó dos años más tarde
tras enloquecer.
Del chantaje y la tragedia surgió un espíritu de libertad y el
compromiso de intelectuales vascos, especialmente de profesores, que
también fueron perseguidos. El Foro de Ermua, la iniciativa Basta Ya
o el colectivo de víctimas Covite surgieron en el País Vasco desde
un profundo sentido del deber cívico.
El juicio por el asesinato de Miguel Ángel se celebró en el año
2006. No quiero que olviden la mirada y la risa despiadada de los
asesinos Javier García Gaztelu e Irantzu Gallastegi. Su familia tuvo
que soportar el dolor añadido de la arrogancia y chulería de los
asesinos y de buena parte de los familiares y amigos que se
desplazaron para apoyarles. Consuelo Garrido, madre de Miguel Ángel,
dijo después del juicio que no podía dejar de pensar y mirar las
manos que fueron capaces de matar a su hijo.
Este es el fuego de la memoria que los nacionalistas desean apagar
implantando –con importantes recursos económicos y un objetivo de
largo plazo– una verdad oficial que mezcla tiempos históricos y
otras violaciones de derechos humanos para esconder la magnitud de
esa estrategia de odio a lo español, de adoctrinamiento ideológico y
la persecución de la libertad de conciencia que no importó a los
líderes nacionalistas que no mataban. Tienen los votos para esconder
esa responsabilidad difusa, para establecer una política de
reconciliación cómoda para los cientos de miles de personas que
pidieron nuestro asesinato. Esta es la prioridad de la política de
paz y convivencia que lidera el Gobierno vasco de la mano deJonan
Fernández, etnopacifista que evolucionó desde el mundo de Herri
Batasuna y persona apropiada para la reconciliación entre
nacionalistas.
ETA no mata. Se disolverá cuando considere que puede obtener
beneficios publicitarios, electorales o penitenciarios. Los etarras
salen de la cárcel y son recibidos como héroes sin que las
autoridades se inquieten, pero las placas en memoria de los
asesinados que colocan las víctimas de Covite enfadan a los
gobernantes. La vida privada es más cómoda en el País Vasco ahora y
hay más tolerancia privada, porque el nacionalismo es realmente
hegemónico y los tabúes políticos son más pesados que hace veinte
años. Un detalle que pasa inadvertido: han regresado las pintadas
amenazadoras a las sedes políticas para apretar un poco. Contra el
PNV, para que se esfuerce en resultados prácticos sobre la situación
de los presos etarras. Contra los socialistas y populares, para que
consientan.
En julio de 1997 Maite Pagazaurtundua era parlamentaria vasca por el
PSE-EE y concejal del Ayuntamiento de Urnieta (Guipúzcoa). En la
actualidad es eurodiputada por UPyD.
8 de cada 10 jóvenes siguen en casa de sus padres
España, en el podio de la vergüenza:
segundo puesto en desempleo juvenil
La Gaceta 29 Junio 2017
Los contratos laborales temporales, el desempleo juvenil y el alto
alquiler de los hogares son algunas de las causas por las que los
jóvenes españoles tienen serias dificultades para poder desarrollar
un proyecto de vida propio.
Los datos arrojados por el Observatorio de Emancipación del Consejo
de la Juventud de España (CJE) -que hace un seguimiento periódico de
las condiciones sociolaborales y los procesos de transición a la
vida adulta, analizando distintos factores, entre los que figura el
empleo y la vivienda-, muestran la desoladora situación de los
jóvenes españoles.
Según su último informe, uno de cada cuatro jóvenes que trabaja lo
hace para ser pobre. El documento también refleja que un 38,2 % de
las personas de entre 16 y 29 años se encuentran en riesgo de
pobreza y que sólo un 19,5 % ha podido emanciparse.
La juventud española, sin proyecto de vida propio
Los datos corresponden al segundo semestre de 2016 y, a juicio de
Víctor Reloba, vicepresidente del CJE, sitúan a España “en el podio
de la vergüenza, con el segundo puesto en desempleo juvenil de
Europa y muestran la dependencia que los jóvenes tienen del colchón
familiar”.
“La juventud española tiene serias dificultades para poder
desarrollar un proyecto de vida propio”, asegura Reloba, que destaca
que la tasa de emancipación sigue bajando (un 5,26 % menos que en
2015) e indica que 8 de cada 10 jóvenes siguen en casa de sus
padres, el dato más bajo desde 2002.
En Europa, la tasa media de emancipación es del 52,1 % (aunque sus
datos contemplan la franja de edad de 18 a 34 años, frente a los
16-29 de España), con una edad media de abandono del hogar familiar
de 29 años entre los españoles y de 26 de los europeos.
Más del 90% de los contratos son temporales
Reloba ha destacado que en este descenso de la tasa de emancipación
destaca el éxodo de la población migrante (más precoces en el
abandono del hogar) y ha expresado su preocupación por el “saldo
migratorio interautonómico”, que se efectúa en dos pasos: de
poblaciones rurales a grandes ciudades y de estas al extranjero.
“Esto amplía la desigualdad, ya que se agrava el despoblamiento de
las zonas rurales”, ha manifestado el responsable del CJE.
El informe alerta sobre la tasa de paro, que afecta al 31,6 % de los
menores de 30 años, y resalta que “España ha batido su propio récord
de temporalidad”: un 57,1 % de la juventud que trabaja es temporal,
un 7 % más que en 2015.
De las nuevas contrataciones para jóvenes, un 92,2 % son temporales,
frente a un 7,8 % de indefinidos y, además, tienen “muy corta
duración”, ya que un 41 % son de menos de un año, el 41,4 % “ni sabe
su duración” y solo el 16, 7 % lo tendría con una duración superior
al año. Hay que añadir el incremento de las jornadas parciales (más
comunes en mujeres) que alcanzan a un 28,1 % de la juventud.
El derecho a la vivienda, convertido en un privilegio
Ante estos datos, Reloba advierte de que “una juventud pobre es un
país pobre”, ya que recuerda que los jóvenes “están llamados a
sostener el Estado del bienestar y las pensiones con su trabajo e
impuestos”, por lo que vaticina que España “camina hacia el colapso
social y demográfico”.
Sólo un 10 % de los jóvenes “con mayores salarios puede comprar una
vivienda”, destaca el informe, que estima que tendría que destinar
el 57,9 % de su salario para poder adquirir una casa y debería
cobrar 4,1 veces su sueldo solamente para hacer frente al importe de
la entrada.
Los datos también “son alarmantes” si se opta por el alquiler, ya
que un joven necesita el 69,3 % de su sueldo para hacerlo, por lo
tanto con un salario medio de unos 800 euros, la compra y el
alquiler están por encima del “umbral de sobreendeudamiento”.
El CJE denuncia que “están convirtiendo el derecho a la vivienda en
un privilegio“, y demanda un giro en políticas de empleo y alquiler,
mientras denuncia que la recuperación económica no ha llegado a los
jóvenes que viven en una situación de incertidumbre: “no saben si
perderán el empleo, tendrán que irse de España o podrán formar una
familia”. “Esto hace imposible a las personas jóvenes pasar a la
vida adulta”, subraya el CJE.
‘Hay que elaborar un plan nacional de Natalidad’
El pasado mes de enero, el presidente del Instituto de Política
Familiar (IPF) Eduardo Hertfelder, instaba a elaborar un Plan
Nacional de Natalidad’ ya que “hasta ahora no ha existido una
sensibilidad hacia la institución familiar, hacia las funciones
sociales que cumple ni hacia los problemas que padece. Todavía no
han comprendido que apoyar a la familia es una inversión social y no
un gasto. Se necesita convertir a la familia en una prioridad
política eliminando la visión cortoplacista que tienen las
administraciones y los políticos”.
Asimismo, Hertfelder explicaba que el bajo índice de natalidad “es
una de las causas de la pérdida de juventud y del envejecimiento
poblacional, con las consecuencias previsibles a medio plazo de la
quiebra del Estado de Bienestar”.
Por su parte, Alejandro Macarrón, director general de la Fundación
Renacimiento Demográfico, describía las causas y consecuencias del
invierno demográfico que está viviendo España. En una entrevista
concedida a La Contra tv, definía esta situación como un “suicidio”
de nuestro país ya que, asegura, “nos vamos a morir como pueblo
porque no queremos tener hijos”.
El trilerismo "demócrata" de la memoria
histórica
La Verdad Ofende latribunadelpaisvasco.com 29 Junio 2017
Este es el relato del mayor ejercicio de cinismo que ha conocido la
historia contemporánea de los hombres, y que asombra por seguir
vivo, aún.
Un cinismo que nace en la inquina de quienes se saben perdedores
ante la historia y ante sí mismos, fiduciarios de una ideología
genocida y catastrófica, cuyo único haber ha sido el crimen y el
golpe de Estado, el pucherazo, el asesinato político y la quiebra de
todas las naciones que gobernaron, mientras como el peor de los
trileros (santo oficio comparado con ellos) vendían democracia por
dictadura, derechos por tiranía y progreso por ruina y miseria.
El 17 de Julio de 1936, mi abuelo y sus compañeros de armas, en un
acto de responsabilidad militar a su juramento, y de heroísmo ante
la situación política de España, se rebelaron contra el Frente
Popular, una coalición de partidos marxistas afanados en importar la
dictadura del proletariado soviética, que tras reventar las
elecciones de febrero de 1936, soltaron de las cárceles a todos los
asesinos criminales que habían protagonizado el anterior golpe de
Estado de izquierdas, conocido por revolución de octubre.
Este fue diseñado, financiado y armado por el PSOE de Largo
Caballero y Prieto, y desarmado por el general Franco, el general
Casado y el general Batet, en el ejercicio de sus funciones
castrenses y a las órdenes del presidente de la II República, D.
Niceto Alcalá Zamora, haciendo prevalecer la legalidad aún vigente,
y que desapareció en febrero de 1936, cuyo último y agonizante
estertor fue el asesinato de D. José Calvo Sotelo, líder de la
oposición, anunciado en cortes de viva voz por la comunista Dolores
Ibárruri ante José Tarradellas y otros, que dieron fe de tal suceso.
Desde hace 40 años, tras llegar la democracia, la transición y el
perdón, los protagonistas de la guerra civil, vencedores y vencidos,
decidieron hacer tabla rasa de lo ocurrido en la II Republica que
desembocó en la guerra civil e intentar de nuevo otro ejercicio de
democracia, tras la fallida II República, que como todos saben llegó
tras unas elecciones fraudulentas que ganaron por mayoría absoluta
los monárquicos, cuyos resultados jamás se publicaron, y que a solo
tres semanas de llegar se estrenó quemando por España cerca de 300
templos cristianos.
Para quienes hoy, agarrados a la cainita ley de memoria histórica
que Rajoy no derogó, pretenden reivindicarse como herederos de esos
marxistas (jamás demócratas) y darnos lecciones de derechos y
señalar - desde su falso púlpito de pureza política nacida de una
verdad impostada - a quienes estuvieron con el franquismo, recordar
que hoy se ponen calles, colegios y plazas públicas a asesinos de
retaguardia (Marcos Ana), torturadores de checas (Alberti) genocidas
de Paracuellos (Carrillo), o a quienes dieron la orden (Pasionaria)
de matar al líder de la oposición, secuestrado en su casa de noche y
asesinado de dos tiros por la espalda en la nuca, mientras se
levantan estatuas al Lenin español (Largo Caballero).
La memoria histórica está fresca y documentada en los que somos
hijos del legado de la España de Franco, un país sin analfabetos. La
gran biblioteca del mundo libre esta al alcance de todos en un
simple smartphone, se llama Internet, un invento más del próspero
capitalismo y la libertad de mercado que hasta la China comunista
practica, mientras quienes aún persisten en el error socialista
igualitario, hacen agonizar a sus pueblos bajo la tiranía chavista,
coreana o castrista, todas comunistas, presumiendo de demócratas.
Ya no engañáis a nadie. Vuestros lemas no buscan la concordia sino
la discordia civil y la inquina totalitaria del "tu odio mi
sonrisa". Hoy, vuestra pretendida condición de demócratas a sueldo
de Irán o pagados por sus socios iberoamericanos del chavismo deja
de ser creíble cuando señaláis a judíos, defendéis el islam y
saludáis de modo chirriante a semejantes regímenes criminales,
travestidos de LGTB, mientras se ahorcan homosexuales en las
tiranías árabes que os financian y jaleáis al Che Guevara, ese
homofobo confeso de gatillo fácil.
La historia os colocó en vuestro sitio, y pronto los hechos, los
votos y la memoria histórica os devolverán al lugar de donde
provenís si no os enmendáis, ni os moderáis y persistís: El último
tomo de la historia de los crímenes del comunismo que aun
reivindicáis, mientras llamáis democracia marxista leninista lo que
fue, es y será la peor de las dictaduras que jamás conoció la
humanidad, ese oxímorón que os atrevéis a llamar progresismo.
Desde la amordazada pluma heterosexual de @Verdadesofenden que
decenas de trolls reportaron hasta bloquear (por poco tiempo) os
escribió @Ofendelaverdad
******************* Sección "bilingüe"
***********************
Boicot a la democracia
EDITORIAL Libertad Digital 29 Junio 2017
Lo más destacable y encomiable de la celebración del 40º aniversario
de las primeras elecciones democráticas en el Congreso de los
Diputados ha sido el discurso del Rey. Felipe VI ha trazado una
radiografía de la España de las últimas cuatro décadas y de los
esfuerzos para superar la "intolerancia, la discordia y la falta de
entendimiento entre españoles". Haciendo un viaje al pasado para
entender el presente, el Rey ha saludado que los españoles hayamos
logrado superar una historia "convulsa e incierta, en la que se
sucedían los pronunciamientos y los golpes de Estado, las guerras y
la violencia", y en la "que se derribaba una y otra vez todo lo que
antes se había construido".
Además de celebrar la estabilidad política, el progreso económico y
social y la convivencia en paz y libertad alcanzados desde aquellas
primeras elecciones de 1977, Don Felipe ha querido advertir, muy
oportunamente, de la necesidad de preservar "la legalidad
constitucional, como manifestación y decisión de la voluntad
soberana del pueblo español". Asimismo, ha lanzado un claro mensaje
a quienes pretender saltarse las leyes: "El respeto a esas normas,
en democracia, no es una amenaza o una advertencia para los
ciudadanos, sino una defensa de sus derechos. Porque dentro de la
ley es donde cobran vigencia los principios democráticos". Y es que
fuera de la ley, como bien ha señalado el Monarca, "sólo hay
arbitrariedad, imposición, inseguridad y, en último extremo, la
negación misma de la libertad".
Así las cosas, no es de extrañar que los únicos que no han secundado
las lúcidas y sensatas palabras del Rey sean precisamente aquellos
que no creen ni en España, ni en la ley ni en la libertad. Tal es el
caso de los proetarras de Bildu y de los igualmente separatistas de
ERC, que se han ausentado de la sesión; pero también el de los
diputados de la antigua Convergencia que se han dedicado a mostrar
pancartas a favor de ese atentado a la soberanía nacional que
representa la ilegal consulta secesionista prevista para el próximo
1 de octubre.
No menos lógica y despreciable ha sido la actitud guerracivilista de
los representantes de Podemos, que han querido convertir el acto
conmemorativo en un homenaje a las "víctimas del franquismo" –no a
las del Frente Popular ni a las del terrorismo de extrema
izquierda–, con la clara pretensión de resucitar el odio entre
españoles.
Para estos nostálgicos de la dictadura del proletariado y defensores
de regímenes tan abyectos como el cubano o el venezolano, el Rey "no
ha estado a la altura" por haber exhibido "equidistancia" entre "los
verdaderos luchadores por la democracia" y "quienes defendían la
dictadura". Como si lo que se celebrara este miércoles fuera un
juicio al franquismo, o como si la democracia la hubiera conseguido
hace cuarenta años la residual oposición a la dictadura y no la
colaboración entre españoles, que dejaron de verse como enemigos
irreconciliables incapaces de convivir en paz y en libertad.
Otra muestra del repugnante sectarismo de Iglesias, peón de la
teocracia iraní, exterminadora de comunistas, ha sido su pretensión
de que se prohibiera la entrada al Congreso a Rodolfo Martín Villa,
uno de los políticos clave de la Transición. Pretensión tanto más
absurda si se tiene presente que proviene de un comunista irredento
que se encandila con relatos mitificadores de organizaciones
terroristas como el FRAP (en el que militó su padre) y para quien la
Transición y la Constitución "no instauraron un régimen
democrático", sino una "engañifa lampedusiana" en la que "todo
cambió para que todo siguiera igual".
En lugar de asistir a la conmemoración del 40º aniversario de las
primeras elecciones democráticas para tratar de boicotearla, más
hubiera valido a los podemitas haberse ausentado, como sus admirados
Bildu y ERC. Ellos son, de hecho, la principal amenaza que se cierne
sobre el régimen de libertades que nada debe a Iglesias y los de su
ralea.
La merma de coraje político financia el
peligro con dinero público
Cristina Seguí okdiario 29 Junio 2017
600 palabras es un espacio pírrico para explicar cómo el país número
17 del índice democrático mundial legitima a una clase política y
cultiva a una masa social que envidia a Mali, a Marruecos e Irán que
se encuentran entre el 100 y el 158. Existen españoles que prefieren
a Salah Abdeslam antes que a la amenaza del Capital. Todo ello tiene
su origen en el sesgo ideológico de la prensa, en la tolerancia con
partidos que promulgan ideologías genocidas equiparables a la
esvástica. En la merma de coraje de nuestros Gobiernos occidentales,
tan bienintencionados y ávidos de promover el respeto por las
religiones minoritarias que son capaces de pasar por alto prácticas
como el matrimonio forzoso y el menoscabo a la mujer con tal de
evitar que la sociedad estigmatice a los musulmanes. Hay demasiados
ninis y universitarios que insultan o desconocen a Gregorio Ordoñez
y a Ortega Lara. Carne blanda que te contesta “Alfon” cuando les
pides un nombre de entre las 856 víctimas de 40 años de terrorismo
etarra en España.
Alguno me acusó de racista cuando esta semana aseguré en Twitter que
“la práctica totalidad de los yihadistas capturados en España —687
desde el 11M— cobraba onerosas pensiones públicas”. Hoy lo repetiré
por si no les quedó lo suficientemente claro a aquéllos que regalan
supralegitimidad moral a terroristas llamándoles ecosistema
cultural. Lo haré para aquellos políticos que llaman Estado del
Bienestar a la práctica del proselitismo islamista comprándose
clientes con dinero público. A regalar la nacionalidad en
comunidades autónomas gobernadas por nacionalistas. Un voto para el
PNV, Compromís o Junts Pel Sí por cada marroquí, pakistaní, magrebí
o argelino bailando la sardana. “¡Allahu Akbar, Sabino Arana!”. Ahí
va:
Saib Lachhab: yihadista marroquí de 41 años detenido en Vitoria en
febrero del 2017. Había estado combatiendo en Siria y según se
desprende del auto de ingreso en prisión emitido por la Audiencia
Nacional recibía 1.800 euros mensuales a través de la RGI que
concede el País Vasco y a Prestación Complementaria de la Vivienda.
Redouan Bensbih: marroquí de 26 años que murió en Siria en marzo de
2014 combatiendo mientras percibía 836 euros de la RGI vasca. Siguió
ingresando el subsidio en su cuenta bancaria durante 5 meses después
de muerto.
Ahmed Bourguerba: argelino residente en Bilbao en julio de 2015.
Cobraba 625 euros más otros 250 complementarios para el alquiler de
una vivienda. No dejó de cobrar las ayudas durante sus 3,5 años de
prisión provisional. Ya había sido detenido en 2003 acusado de
integrar una célula de apoyo a Al Qaeda en Irak y procesado por
Baltasar Garzón en 2005 por financiarla.
Ejemplos exitosos de la compra de votos islamistas son también los
cinco terroristas que abrieron en canal Europa con los atentados de
París y Bruselas en 2015. Entre todos sumaban subsidios públicos por
valor de 51.000 euros.
Según Wall Street Journal, aquellos atentados costaron 30.000 euros
en el caso de París y unos 3.000 euros en el caso de Bruselas. Más
de 100 muertes pagadas con dinero público y un primoroso margen de
beneficio para yihadistas como Salah Abdeslam, receptor de 21.000
euros del erario belga.
El Gobierno catalán ya ha reconocido que hay más de 4.000 receptores
de ayudas que perciben una cantidad superior al SMI. En la Comunidad
Valenciana el Gobierno nacionalista compuesto por Compromís y el
PSOE ya ha anunciado que los inmigrantes sin papeles cobrarán hasta
532 € al mes. Les invito a consultar los beneficiarios de ayudas a
la vivienda sólo en la Comunidad de Madrid. Mientras, 300 policías
españoles mutilados en acto de servicio se encuentran sujetos al
límite máximo de percepción mensual establecido en la Ley de
Presupuestos cuando piden cobrar el subsidio de compañeros heridos
en el marco del combate antiterrorista. Mientras, un ciudadano cobra
800€ tras 40 años de trabajo cotizados. Para la corrección política
estas líneas son discurso racista. En las casas y los bares, un
peligro intolerable e inasumible.
El Rey, el rey tapado y la república
Pablo Planas Libertad Digital 29 Junio 2017
Iglesias ha estado a la altura de los filoetarras batasunos que
boicotearon el discurso de Don Juan Carlos en la Casa de Juntas de
Guernica, allá por 1981
El jefe de Podemos no podía pasar por alto la oportunidad de montar
su circo en el Congreso de los Diputados en la sesión para
conmemorar el cuadragésimo aniversario de la celebración de las
elecciones democráticas de 1977. Frente a la solemnidad de la
ocasión, Pablo Iglesias ha expuesto parte de su catálogo de gestos y
actitudes contrarias a la imprescindible urbanidad parlamentaria de
las democracias consolidadas. Dar el cante con el "¡Viva la
democracia!", que sonó a "¡Viva el vino!"; abstenerse de aplaudir el
discurso de Felipe VI y criticar la supuesta "equidistancia" del Rey
entre los herederos del franquismo y sus víctimas fueron las
aportaciones del delegado bolivariano en el "Estado".
Con tal despliegue de ridículas memeces, Iglesias ha estado a la
altura de los filoetarras batasunos que boicotearon el discurso de
Don Juan Carlos en la Casa de Juntas de Guernica, allá por 1981,
encerrona que el actual emérito superó con la cara de circunstancias
característica de los borbones para casos como las pitadas al himno
nacional en los partidos de fútbol.
Podemos, con los nacionalistas catalanes y los bildutarras, odia la
democracia española y la ataca por su flanco más débil, la
definición de monarquía constitucional, la efigie del Rey en el
mascarón de proa de un sistema tan perfectible como en riesgo de ser
dinamitado. Cuarenta años después de la libertad sin ira, se
constata que con la actual izquierda la Transición hubiera sido
literalmente imposible.
No ayudan a refutar la demagogia podemita ni la sumisión de Sánchez
al estalinismo latino ni ocultar al monarca emérito en una jornada
que en lugar de honrar nuestra democracia ha puesto de manifiesto
que Pablo Iglesias es un proyecto empeorado de Nicolás Maduro.
El rey que mandó callar al gorila Hugo Chávez no podrá presumir
demasiado de su desempeño durante los últimos años en el trono, pero
asumió, cumplió o acató su papel en momentos críticos, cruciales y
determinantes, que es mucho más de lo que se podrá decir jamás de un
tipo que se inventa las citas. Si en el peor de los supuestos Juan
Carlos I fue un elemento neutro de la democracia, alguien tan
mediocre y pagado de sí mismo como el emperador de los círculos
morados y ayatolá de las redes sociales es claramente una fuerza
negativa, una catástrofe sin paliativos, el último malware.
Iglesias no consiguió que la Policía detuviera a Martín Villa a las
puertas del Congreso. Sin embargo, se puede apuntar el tanto de la
sonora ausencia del emérito en la celebración de las Cortes. Juan
Carlos es historia. Ocultarlo a estas alturas es entrar en el juego
de Podemos, la manipulación y perversión del pasado, y un paso atrás
en dirección a una república a la venezolana.
Lo del 'The New York Times'
Ramón De España cronicaglobal 29 Junio 2017
Recientemente, los independentistas han experimentado genuinas
hemorragias de satisfacción gracias al ya célebre editorial del The
New York Times en el que se recomendaba al Gobierno español que
permitiera el referéndum anunciado para el 1 de octubre, aunque
aconsejando a los votantes que se inclinaran por el no. ¿De dónde
salía esa toma de postura?, se preguntaron muchos. Pues todo parece
señalar al corresponsal del diario en España y Portugal, Raphael
Minder, un suizo educado en universidades de Inglaterra y Estados
Unidos, que así pasa a incorporarse a esa peculiar parodia de la
brigada Lincoln que ya contaba con lumbreras como Matthew Tree, Liz
Castro y Patrícia Gabancho. La única diferencia entre Minder y estos
tres radica en que el suizo parecía un hombre dotado de bastantes
más luces. O a esa conclusión llegué cuando lo conocí el año pasado,
durante una cena en casa de mi amiga Isabel Coixet: el Minder con el
que yo hablé era un tipo simpático y culto al que una pequeña
editorial británica le había encargado un libro sobre el prusés?,
tema sobre el que andaba bastante pez y para el cual solicitó ayuda
y consejo a los presentes.
Recuerdo que Isabel le acabo pasando una lista de diez o quince
nombres del sector no independentista para que cotejara sus
opiniones con las de los procesistas a los que pensaba entrevistar.
De esa lista, ¿cuántos recibieron la llamada del señor Minder? Lo
acertaron: ninguno. No sé qué hizo con la lista de marras. Ignoro si
la tiró a la basura o si la utilizó para limpiarse el trasero tras
una urgencia fisiológica, pero el caso es que solo habló con
independentistas, lo cual no dice mucho sobre su respeto a la vieja
ley del periodismo que aconseja consultar a las dos partes de una
disensión. Cuando me enteré de que había salido fascinado de
entrevistar a Mikimoto y a Pilar Rahola, ya intuí que pintaban
bastos. Todo parece indicar que un suizo culto y políglota puede ser
abducido por los procesistas hasta el punto de no querer saber nada
con los no procesistas.
Evidentemente, el señor Minder está en su derecho de simpatizar con
quien le apetezca, pero no creo que lo esté cuando silencia a todo
un sector de un conflicto. Muy profesional no me parece esa actitud,
aunque, eso sí, le garantiza la traducción al catalán de su panfleto
y su presencia en los programas de Xavier Graset, Mònica Terribas y
Jordi Basté. No descarto, incluso, que le pongan una silla fija en
las inacabables tertulias monocolores de El Punt-Avui Televisió. Que
le aproveche, aunque ya le digo que en la casa de cierta cineasta
barcelonesa no volverá a comer gratis en la vida.
¿Qué remedia y qué envenena la
plurinacionalidad?
Antonio Robles lavozlibre 29 Junio 2017
Periodista, profesor y político
Vivimos tiempos empalagosos, insoportablemente sentimentales. Hay
que excitar emociones, evitar deberes y no responsabilizarse de
nada. El pueblo sólo tiene derechos, y los políticos y sus medios
afines parecen una lámpara inagotable para ofrecer privilegios, que
cuelan por derechos. Manda la dictadura de la irresponsabilidad, y
el que venga detrás que arree. Ya se sabe, exigir esfuerzo y
responsabilidad, ser coherentes o mostrar las contrapartidas del
beneficio es de cascarrabias y gente responsable; o sea, aburridos.
Hoy lo que prima es la adulación y la adolescencia. ¿Qué más da lo
que prometas con tal de que te voten?
La política se ha llenado de frívolos analfabetos y aduladores. ¿Qué
es una nación, Pedro? “Es un sentimiento (…)”. ¿Para qué molestarse
en reflexionar antes de soltar la ocurrencia? O peor, ¿para qué
prepararse concienzudamente si eso es más una rémora que una virtud,
en este tiempo de expertos en comunicación? ¿A quién puede importar
que la ocurrencia pudiera encubrir vicios ocultos? ¿A quién preocupa
hoy la falta de previsión? ¿Acaso importa que la ocurrencia
plurinacional pueda provocar mayores males que los que pudiera
solucionar?
Intentemos ser didácticos antes de despeñarnos en el abismo de la
plurinacionalidad como hace la izquierda enfurruñada con España.
¿Por qué no empezamos por definir el problema, o sea, por definir el
concepto de nación, distinguir sus varias acepciones y calibrar las
consecuencias de su desconocimiento o mal uso? No olvidemos que las
palabras las carga el diablo.
¿QUÉ ES UNA NACIÓN?
Nación, en su acepción etimológica viene del acto biológico de nacer
y se refiere a los nacidos dentro de un grupo social que posee algún
rasgo común diferenciado: así, los peleteros en la Edad media, los
maragatos de Astorga o los gitanos de aquí y de allá. La noción tuvo
varias acepciones a lo largo de la historia, pero ninguna con las
características de la nación política surgida en la época moderna, y
la nación sentimental originada por el idealismo romántico del siglo
XIX.
No es cuestión, por tanto, de ponernos pedantes haciendo una
hermenéutica etimológico nominalista de nación a lo largo de la
historia, sino de abordar los dos conceptos básicos de nación que
nos ocupan y preocupan desde el siglo XVIII-XIX en Europa, y vuelven
a sus peores andadas hoy en España.
DOS CONCEPTOS IRRECONCILIABLES DE NACIÓN: LA MODERNA Y LA ROMÁNTICA
Sigamos la distinción que hace Alain Finkielkraut de dos conceptos
de nación irreconciliables:
- El de nación romántica, de base étnica, cultural, antropológica o
sentimental, y
- El de Voluntad General, o nación política.
La primera surge del romanticismo alemán, que atribuye a cada nación
una naturaleza persistente en el tiempo con unos rasgos comunes de
los que participan todos sus miembros. Esa naturaleza es el
Volksgeist (el espíritu del pueblo). La nación sería así el alma del
pueblo, preexistente al individuo de la cual participa y le
constituye. El individuo sería la consecuencia de la nación y no al
revés. O dicho de manera descarnada, nacemos en un contexto, con una
lengua, una cultura, unas costumbres que hablan, sienten por
nosotros y nos individualizan como grupo compacto y cerrado frente a
otros grupos nacionales. Nuestro ser, nuestra libertad y nuestra
felicidad están indisolublemente encadenados al alma colectiva de la
nación. Nuestra identidad es la identidad de la nación.
El concepto de nación como voluntad general, por el contrario, no es
preexistente al individuo, sino la consecuencia de la voluntad
general del conjunto heterogéneo de ciudadanos, que se organizan
bajo leyes comunes. Es la nación como sujeto jurídico, como marco de
soberanía política originada por la Revolución Francesa, la que
fundamenta la soberanía de un Estado democrático de Derecho. Tal
nación política es inseparable de la delimitación de un territorio,
o sea, de un espacio geográfico donde vive un conjunto de ciudadanos
heterogéneos organizados bajo leyes comunes. Oponer al concepto
moderno de nación, jurídico y territorial, el romántico de nación
cultural o pueblo, como sujeto anterior y sobre el que se funda la
nación política, no es más que una invención ideológica fantaseada
por el romanticismo e impuesto por los nacionalistas.
La nación cultural esclaviza, la nación política libera; la primera
determina, la segunda convierte a los súbditos en ciudadanos. La
primera es esencialista, crea rebaños, la segunda es abierta, da pie
a la ciudadanía de hombres libres e iguales, dueños de su destino.
Pedro Sánchez ni siquiera repara que la indigente definición que
soltó en el debate a la secretaría del PSOE es la que engendró todos
los fascismos del siglo XX y en la que se basan hoy en España los
nacionalismos catalán, vasco y gallego para reivindicar un Estado
propio: lengua propia, cultura diferenciada y costumbres únicas.
Es la nación como sentimiento, es la nación cultural de Sánchez,
Iglesias, Iceta, Ada Colau, y todas las mareas surgidas de Podemos,
es la noción romántica originada en el siglo XIX, basado en un
supuesto espíritu del pueblo, natural y preexistente en el tiempo.
Es la reivindicación de un pasado legendario que nunca existió, y la
esperanza de un futuro de miel y rosas tan lírico como el pasado
imaginado. En este caso, incorporado por los nuevos latiguillos
lingüísticos de moda comenzados por pluri y multi culturales,
nacionales y lingüísticos.
No hace falta ser un lince para colegir que estos dos modelos son
los que enfrentan hoy día en España a los que defienden el derecho a
decidir y a los que defendemos que la soberanía de la nación reside
en todo el pueblo español.
LAS CONSECUENCIAS DE LA ESPAÑA PLURINACIONAL
Ahora bien, y más allá de lo que son o cómo se definen las naciones,
la apuesta de Pedro Sánchez por una España plurinacional bajo el
pretencioso nombre de nación de naciones ¿qué significa?, ¿qué
consecuencias podría tener? ¿Podría haber abierto la caja de Pandora
sin advertirlo, y en lugar de solucionar el problema territorial de
España, pudiera estar agravándolo? ¿Sus vicios ocultos provocarán
daños colaterales irreversibles o calmarán los impulsos narcisistas
en ebullición? ¿Cerrarán la tendencia a la ruptura de Cataluña, País
Vasco y Galicia, o, por el contrario, aparecerán más naciones que
setas?
No son preguntas retóricas, cualquier gobernante sensato antes de
lanzar la piedra ha de prever sus efectos.
Si la nación de naciones sólo se refiere al reconocimiento cultural,
tal como ha establecido el último congreso del PSOE, y la nación
cultural está basada en el sentimiento, tal como definió Pedro
Sánchez, ¿cuántas naciones hay en España? ¿Quién decide su número?
¿La Constitución puede legislar sentimientos? ¿Sabe Pedro Sánchez en
qué lío nos ha metido?
Veamos, si Cataluña es una nación con un sentimiento cultural
distinto del de España, ¿cuánto tiempo tardaría en exigir el derecho
a ser sujeto político, frente a la soberanía española? ¿Si ahora
exigen derechos históricos inventados, cómo no iban a hacerlo una
vez hubieran sido reconocidos como nación “cultural”?
Pero eso solo sería el preámbulo de la pesadilla por venir. Una vez
abierta la veda, ¿qué rincón de España no reivindicaría ser nación?
¿Están convencidos de que se limitaría a Cataluña, País Vasco y
Galicia? ¿Con qué derechos territoriales? Porque nadie se creerá,
después de ver las cesiones sistemáticas de todos los gobiernos de
España a los nacionalistas, que se quedaría en una cuestión
meramente nominal. Por de pronto ya sabemos lo que pretenden los
nacionalistas catalanes (que no Cataluña) y que cada vez están más
dispuesto a admitir los defensores de la plurinacionalidad:
Reconocimiento de la identidad nacional de Cataluña en términos
políticos en cuanto te vuelvas de espaldas, competencias
identitarias exclusivas, empezando por blindar el modelo de
inmersión lingüística, o sea excluir los derechos de los
hispanohablantes y legalizar el adoctrinamiento escolar; convertir
el TSJC en la última instancia judicial en Cataluña, o sea,
convertirlo en el Tribunal Supremo Catalán, es decir, enterrar la
corrupción del 3%; hacienda propia al modo y manera del concierto y
cupo vascos, y principio de ordinalidad; relaciones bilaterales a
través del Senado, y posiblemente incorporar la dirección soberana
de los Mossos d'Esquadra. Cualquier Croacia que se precie, antes de
romper con la legalidad se ha de dotar de fuerzas armadas. En
resumen, acabar con la distribución económica entre territorios,
legitimar la exclusión de los derechos lingüísticos de la mitad de
Cataluña, inutilizar el artículo 14 de la Constitución para
convertir la barrera lingüística actual en una frontera de cristal
contra la movilidad laboral del resto de españoles y preparar el
siguiente paso para convertirnos en extranjeros con derechos de
residencia, pero en extranjeros en el plano cultural, lingüístico y
económico, y si tienen oportunidad, también en el electoral (Como en
Lituania hicieron con la población ruso hablante nada más
independizarse. Pujol la evocó como modelo repetidamente en su
tiempo).
¿Se imaginan un escenario de despiece de la nación española más
inquietante? ¿Ha contemplado por un instante Pedro Sánchez lo que
acaba de montar? Le recomendamos “el aprendiz de brujo”, de Disney.
Son cosas de niños, tranquilo.
El disparate no se queda aquí, podemos desnudarlo aún más. No
sabemos cuántas naciones hay en España, pero si aceptamos la
plurinacionalidad de España, ¿por qué no la de Cataluña? ¿Y si es
así, cuántas naciones pudiera albergar?
Lo diré con palabras de un socialista sensato, Nicolás Redondo: “Si
Cataluña es una nación natural por la suma de sentimientos, lengua y
reivindicaciones de diversa naturaleza y sin embargo el principio de
pluralidad es tan válido en Barcelona como en Madrid, ¿podríamos
admitir razonablemente que es posible la existencia de varias
naciones en Cataluña? Lo digo porque no creo que pertenezcan a la
misma nación sentimental por ejemplo, Guardiola y Boadella, Artur
Mas y Félix de Azúa, Puigdemont y Carlos Herrera o Pilar Rahola y
Borrell...”.
La respuesta desde la nación sentimental, es sí. Sí pueden surgir
muchas naciones diferentes en Cataluña; pero ninguna desde la nación
política como sujeto jurídico: la sociedad actual no es homogénea:
ni ideológica, ni cultural, ni económicamente. Los vínculos que en
otro tiempo sirvieron para crear grupos más o menos homogéneos
(tribus, clanes, etnias, pueblos), basados en la identidad, han sido
sustituidos por el único elemento posible hoy de integración social:
la pertenencia a una comunidad política.
Si nos salimos de la nación política, si aceptamos el sentimiento
como fundamento de la nación cultural, ¿cómo discernir la validez de
un sentimiento u otro? ¿Acaso no es mayor el sentimiento
hispanohablante en Cataluña que cuenta con el 55,1% de lengua
materna española, y un 31% de lengua materna catalana? ¿Por qué van
a reconocer la nación cultural de los nacionalistas catalanes, y no
la de Tabernia, un territorio formado por Barcelona y Tarragona que
reivindica separarse de la Cataluña nacionalista?
SIN LEATAD NO HAY NI NACIÓN DE NACIONES NI UNA ESPAÑA FEDERAL
La cuestión, sin embargo, no es si Cataluña es una nación sin
soberanía política, sino si el nacionalismo debe disponer del
estatus de nación para llevar adelante sus fechorías. La cuestión no
es si tal nación se reduce a una identidad cultural, o a mera
referencia del derecho a la diferencia étnico-lingüística. El
problema no es siquiera el reconocimiento explícito de nación
cultural, es la actitud del nacionalismo por instrumentarla para ser
Estado. Al día siguiente de tal estatus, reanudarían la marcha hacia
el reconocimiento de nación como sujeto jurídico soberano ¿O alguien
lo duda? Estoy convencido que muchos socialistas tampoco. Pero si no
lo dudan, ¿por qué lo apoyan? Es hora de que no sean los políticos
los únicos responsables de las acciones políticas equivocadas. Si
Pedro Sánchez dirige hoy el PSOE y ha nombrado una ejecutiva
monocolor contradiciendo la pluralidad que pide para España, es
porque una masa de militantes lo han puesto ahí. Y no será porque no
fueran advertidos. Unos y otros han de aprender una lección que
todos los gobiernos de España no han seguido en cuatro décadas
aprender: Si quien chantajea o lanza un órdago no teme perder nada
en el intento, seguirá importunando sin mesura; si quien amenaza y
cada vez que lo hace gana algo, aún cuando pierda en la amenaza,
seguirá haciéndolo; si quien coacciona e impone ultimátum tiene la
seguridad de que nunca pondrá en peligro su seguridad actual o su
hacienda, tendrá la seguridad que sus adversarios están a su merced;
si quien está dispuesto a jugárselo todo sabiendo que en el peor de
los casos se quedará como está o sacará alguna ventaja, acabará
pensando que es impune e intocable, y a partir de ahí, cualquier
revés, por pequeño que sea, sacará de él al déspota que ha logrado
alimentar el adversario. Tiene que haber un modo de hacerle ver a
Sánchez y sus adláteres, que ceder ante los nacionalistas, sólo es
alimentarles, que tratar de apaciguar a la fiera, sólo es vender al
resto de los españoles. Sólo queda un camino, aceptar el reto a los
nacionalistas, y vencerlos. Cualquier otra cesión, es alargar el
problema para empeorar la solución.
Y aquí entramos en el mantra del Federalismo, el segundo concepto,
junto a la plurinacionalidad con que Pedro Sánchez ejerce de
aprendiz de brujo sin mayor conocimiento.
Aunque sea delegable, la soberanía de un Estado no es compartible,
ni divisible. Estados Unidos es una Estado federal, y por eso,
único. Como Alemania, por poner dos Estados serios. EEUU no es una
Confederación donde los diferentes Estados conservan su soberanía y
podrían retirarse a su soberanía única cuando lo consideraran
necesario. La soberanía de EEUU es única, y ningún Estado que lo
conforma puede decidir por sí mismo independizarse. De hecho, la
Constitución de EEUU consagra la unión como eterna e indivisible.
Para que tal Federación, como pasó con Alemania, llegara a existir,
antes debieron existir Estados soberanos que decidieron pactar la
unión con otros para formar una unidad superior única. Con un
presupuesto básico: la lealtad. Sin lealtad es imposible la
federación. Y en España si algo han demostrado hasta la saciedad los
nacionalistas es deslealtad y mala fe. ¿Pero cómo puede ser España
un Estado federal si ninguna de sus regiones es Estado propio? Para
ello, primero habrían de separarse y después unirse con un pacto
entre las partes. ¿Es eso juicioso? ¿No tenemos otra cosa que hacer?
¿Saldríamos sin ningún rasguño de la contienda?
Dejémonos de engañar, unos, porque no saben cómo neutralizar a los
nacionalistas, otros porque lo que pretenden es romper España. Por
unos motivos u otros, ven en la España Federal una Confederación,
dónde, en el mejor de los casos, cada cortijo territorial pueda
hacer lo que le venga en gana, y en el peor, promoverla como paso
previo para separarse a la primera oportunidad.
Ha llegado la hora de mirarnos a la cara y decirnos la verdad, la
ciudadanía española padece una anorexia patriótica que la lleva a
desentenderse de la defensa de España. Especialmente la izquierda.
Por eso, es especialmente oportuno promover un proyecto político de
izquierdas que defienda la soberanía nacional española, la soberanía
de la nación como espacio del bien común, de ciudadanos libres e
iguales. ¿Por qué? Porque en buena medida, la izquierda ha sido la
causante, por inhibición, de la hegemonía moral del nacionalismo
identitario. Un error, un complejo, una traición a la igualdad de
los ciudadanos frente a los privilegios de los territorios.
En gran parte proviene de la confusión que la izquierda arrastra
desde la dictadura, entre el régimen franquista y el Estado español.
El nacionalismo de Franco estuvo tan obsesionado en identificar su
régimen con España, que la izquierda hace lo imposible por
distanciarse de España para defenderse del estigma franquista. Un
disparate. Es como si la izquierda alemana actual confundiera el
régimen nazi con Alemania.
No se entiende que partidos nacidos para defender la igualdad de los
ciudadanos frente a las desigualdades sociales, se dediquen a
apuntalarlas cuando tales desigualdades las defienden los
territorios. Que lo haga la derecha, es parte de la lógica de su
ideología; que lo defienda la izquierda es un atentado contra todos
los principios que la inspiraron históricamente. La impostura no
puede ser mayor: persiguen la igualdad económica entre los
ciudadanos tomados uno a uno, pero sacralizan la desigualdad
económica de los territorios; detestan a los ricos, pero si los
ricos son los territorios, entonces pasan por alto su corrupción y
reclaman para ellos la soberanía suficiente para poder seguir
actuando sin controles ni molestias. Es decir, exigen privilegios,
reclaman paraísos para las rentas más altas y se desentienden de los
obreros, pensionistas y parados de las comunidades más pobres. Una
izquierda nunca vista. Parece que desconocieran, por ejemplo, que
miles de pensionistas de determinados territorios no podrían cobrar
sus pensiones sin los excedentes de los más pudientes.
Esa falta de un proyecto nacional de la izquierda frente al
nacionalismo disgregador ha provocado una agudización de las
diferencias económicas, sociales, culturales y lingüísticas entre
los españoles en función de dónde vivan. Todo ello camuflado por el
lenguaje ambiguo y tóxico que la izquierda ha tomado de los
nacionalistas, y que ha dejado indefensos intelectualmente a muchos
demócratas. Al no denunciar el carácter antidemocrático de los
nacionalismos, se ha ido permitiendo una deslegitimación del sujeto
de la soberanía nacional: el pueblo español; o sea, el conjunto de
los ciudadanos.
La derecha ha pactado y entregado de manera irresponsable un poder
incontrolado a los nacionalistas. Ha sido incapaz de aplicar la ley
y defender la Constitución en temas esenciales. Y la izquierda no ha
sabido defender una idea democrática de la nación española. Ha
permitido poner en duda su legalidad y su legitimidad.
Centro Izquierda de España (dCIDE) ha nacido para conseguirlo, y lo
primero que estamos empeñados en lograr es que la izquierda española
ame de nuevo a su país, o si quieren un enunciado menos sentimental,
que vuelva a reconciliarse con España.
Antonio Robles, Charo Cañete, Santiago Trancón, Marita Rodríguez y
León Arsenal, miembros del CN de dCIDE.
La trinidad de la madre superiora
Ferrusola: la familia, el bolsillo y Cataluña
No le gustan los extranjeros ni los que no hablan catalán. La
superiora, capaz de abroncar al entonces 'molt honorable' en
público, es la verdadera 'jefa' del clan
A. Fernández. Barcelona elconfidencial 29 Junio 2017
Mucha religiosidad, pero poca vergüenza. Esa es la conclusión que
cualquier ciudadano de bien puede sacar del perfil de Marta
Ferrusola Lladós, que durante muchos años se consideró la ‘primera
dama’ de Cataluña y a la que no le dolían prendas en regañar en
público a su marido, el entonces todopoderoso Jordi Pujol, o a los
dirigentes de CiU, a los que daba lecciones de moralidad y de
patriotismo.
Marta Ferrusola es el ánima de la familia Pujol. Ella se encargó de
la educación de sus hijos, les inculcó el amor por el dinero y les
instruyó en el noble arte de hacer dinero a espuertas en nombre de
la patria. El mal llamado clan Pujol es, en realidad, el clan
Ferrusola, y los últimos descubrimientos así lo constatan: una nota
manuscrita de Marta Ferrusola, desvelada ayer por El Confidencial,
es hilarante, si no fuese porque esconde una incómoda verdad: la
Ferrusola se autoapodaba la ‘madre superiora de la congregación’,
daba órdenes de cómo mover el dinero en paraísos fiscales y a los
‘milloncejos’ de pesetas los llamaba ‘misales’.
Marta Ferrusola y su lenguaje en clave para hablar con la Banca Reig
El juez José de la Mata, en un auto fechado el 30 de diciembre de
2015, destacaba que había dos escritos manuscritos fundamentales
entre los ‘papeles de Andorra’: el primero era una nota de Jordi
Pujol Ferrusola, en la que el mismo día que abría una cuenta con 307
millones de pesetas (más de 1,8 millones de euros), en el año 2000,
explicaba que él no era dueño de los fondos de la misma, sino que el
titular real era Jordi Pujol i Soley, a la sazón presidente de la
Generalitat. El otro era del propio ‘president’. Estaba fechado en
mayo de 2001 y en él afirmaba que era propietario de la cuenta 63810
y que, en caso de defunción, esa cuenta debía pasar a Marta
Ferrusola Lladós.
Ahora ha aparecido otro papel nuevo: el manuscrito de la matriarca,
Marta Ferrusola, en el que se arroga el papel de ‘madre superiora de
la congregación’. No desentona ese cargo con su profunda
religiosidad. Los Pujol siempre han sido de iglesia y misa, muy
vinculados al cristianismo patrio, aunque más patrio que cristiano.
Pero si algo tiene Marta Ferrusola, aparte de carisma, es una
infinita fortaleza interna para negarlo todo, hasta lo más evidente.
En su comparecencia ante la comisión parlamentaria de investigación
del fraude y la corrupción, pronunció una frase que quedó marcada a
fuego en la memoria colectiva de Cataluña. “Si no tenim ni cinc”
(‘Si no tenemos ni un duro’), contestaba con cara de ancianita buena
al diputado ecosocialista Marc Vidal. Meses antes, había legalizado
las cuentas secretas millonarias que toda la familia tenía en
Andorra. Y un minuto después le volvía a insistir en que “vamos con
una mano delante y otra detrás”. Claro que debía ser para que no
cayesen al suelo los billetes de las alforjas. Y negaba con
vehemencia que tuviese cuentas en el paraíso fiscal pirenaico.
Los tres mantras de la madre superiora
La nota manuscrita desvelada ahora data de diciembre de 1995, lo que
denota que ya entonces manejaba las finanzas del clan, mientras
algunos de sus hijos apenas sobrepasaban el umbral de la pubertad y
no sabían todavía volar por su cuenta fuera del amparo de sus
padres.
Marta Ferrusola los educó en una férrea disciplina nacionalista con
ribetes de xenofobia, de autosuficiencia y de complejo de
superioridad. Por eso, por su 'modus operandi', la familia ha de ser
vista más como clan Ferrusola que clan Pujol . Y es que hay tres
cosas intocables para esta dama de hierro: su familia, su Cataluña y
su bolsillo.
La matriarca navegó en las procelosas aguas de la política. En 1991,
una estudiada estrategia de Marta Ferrusola, a la que secundaba su
hijo Jordi Pujol Ferrusola (que frecuentaba algunos círculos de
activistas muy vinculados a Convergència Democràtica de Catalunya),
provocó la defenestración de Miquel Roca i Junyent, entonces número
dos de Jordi Pujol. La importancia de la operación radicaba en que
un nuevo grupo de ‘patriotas’ se iba a hacer cargo de las finanzas
de Convergència. Algunas de las reuniones premilitares del ‘golpe de
despacho’ contra Roca se celebraron en el despacho de Rafael
Español, presidente de La Seda (empresa en cuyo consejo de
administración se sentaban como premio destacados líderes políticos,
especialmente vinculados a CDC, en el que estuvo incluso Jordi Pujol
Ferrusola que, aparte, facturaba cantidades millonarias a la
compañía química), y participaron algunos de los nombres que se
sentaron en puestos clave cerca de Jordi Pujol: Joan Maria Pujals
(consejero de Cultura), Francesc Xavier Marimon (consejero de
Agricultura, a quien Jordi Pujol Ferrusola llegó a ofrecer el cargo
de delegado de la Generalitat en Madrid) o Antoni Comas (consejero
de Bienestar Social y pariente de Pujol). Todos ellos tuvieron que
pasar el filtro de Ferrusola para sentarse en el Gobierno catalán.
¿Eran nacionalisats y católicos? ¿Y además amigos de sus hijos? Pues
cargo asegurado.
El grupo logró apartar a Roca del control de las finanzas de
Convergència y a partir de ahí comenzó una nueva etapa en el devenir
económico y político de Cataluña, con la familia Pujol Ferrusola
controlando todos los resortes de poder, tanto en la política como
en la economía, puesto que esta se supeditaba a los designios del
gobernante debido a las onerosas adjudicaciones públicas realizadas
desde la Generalitat.
Un Gobierno vampirizado
Marta Ferrusola no ha escondido nunca su ideario. No le gustan los
extranjeros, no le gusta que se ataque a Cataluña y no le gustó que
José Montilla fuese presidente de la Generalitat porque tenía
apellido español y no hablaba catalán a su gusto. Responsable de la
sectorial de deportes de CDC, Marta Ferrusola siempre hizo negocios
al calor del Gobierno autonómico. Por ser la esposa de quien era,
logró varios contratos con las consejerías de Presidencia, Economía,
Gobernación y Medio Ambiente de la Generalitat, que ella siempre
negó hasta que aparecieron los documentos cuando llegó el Tripartito
al Gobierno. Solo del departamento de su marido cobraba 18.000 euros
al año, aunque ante el Parlamento afirmó que solo había tenido una
relación con la Generalitat: había llevado plantas al despacho de su
marido… como regalo, claro.
Su actividad, no obstante, se extendía como mancha de aceite. Así,
logró suculentos contratos con Fira de Barcelona, por ejemplo.
Porque donde veía oportunidad de negocio, no tenía empacho en
descolgar el teléfono y llamar personalmente a cualquier
responsable. Así, pudo facturar 20 millones de pesetas a FCC (una de
las constructoras más favorecidas por su esposo) para engalanar de
plantas el World Trade Center. O ser la elegida para cambiar el
césped del Camp Nou a mediados de los noventa, en un episodio de
juzgado de guardia, porque el club azulgrana tuvo que levantarlo
todo y ponerlo de nuevo.
Con respecto a la Administración, los Pujol vampirizaron la
Generalitat. En 1986, la empresa José Ferrusola SA tuvo que ser
absorbida por Tipel SA, de la familia Prenafeta. Lluís (que metió a
trabajar en su emporio a Jordi Pujol Ferrusola y a Artur Mas, por
ejemplo) echó una impagable mano a su superior Jordi Pujol al
quedarse con la empresa de la familia de su esposa, Marta Ferrusola.
Tipel inyectó 450 millones de pesetas durante los siguientes años,
pero no pudo salvarla de la quiebra. Y un apunte curioso: Tipel
recibió avales de la Generalitat durante esos años, precisamente por
un monto de unos 400 millones, aunque cuando Tipel presentó
suspensión de pagos el 5 de abril de 1994, el ICF obvió los avales
impagados y le concedió una línea de financiación extraordinaria por
más de 1.000 millones de pesetas. Un año más tarde, Tipel quebró.
El dinero, hacia América
En el sector de los negocios, se asoció con los Raventós de Raventós
y Blanc, para relanzar Hidroplant (la empresa originaria que abrió
con este nombre quebró, pero luego le puso el mismo nombre a otra).
Vivió una década de ‘vino y rosas’, hasta que la llegada del
Tripartito al poder cortó de cuajo la escandalosa sangría de dinero
que fluía desde el Gobierno hacia Hidroplant, que acabó siendo
vendida en 2006 a una multinacional danesa, cuando ya acumulaba
cuantiosas pérdidas.
Pero mientras se agrandaba el agujero de pérdidas en su empresa
catalana, Ferrusola agrandaba igualmente el remanente en sus cuentas
andorranas. Ahora ya conocemos que tenía ‘misales’ en Andorra.
Muchos ‘misales’: todo el clan pudo haber escamoteado 69 millones de
euros desde los años ochenta hasta la fecha. Pero queda por
esclarecer el papel que tuvo la empresa Kopeland Foundation, una
firma panameña creada por BPA para poner al servicio de Marta
Ferrusola y de su hijo Jordi Pujol Ferrusola. A esa compañía se
transfirieron los fondos andorranos de ambos, con el fin de poder
hurtarlos al fisco después de que se hubiese filtrado que tenían
cuentas secretas en el paraíso fiscal. Para evadir el dinero, el
clan se sirvió no solo de Kopeland, sino también de la firma Global
Services Advisory Ltd. y del testaferro panameño José Cornelio
Berdiales. Tras las enrevesadas y céleres transferencias a las
empresas 'offshore' a mediados de 2014, los Pujol y los Ferrusola,
efectivamente, se quedaron sin blanca. Pero su dinero (y los
misales) ya estaban a buen recaudo al otro lado del Atlántico.
Recortes
de Prensa Página
Inicial
|