España, país enfermo (III)
Juan Laborda www.vozpopuli.com 9 Julio 2017
Frente a la propaganda oficial, un mercado laboral que reparte
miseria; unos jóvenes desarraigados, desesperanzados; un país sin
futuro. Pero el problema se encuentra en las entrañas de nuestro
país. España está sumergida en una profunda decadencia que afecta a
casi todas las áreas de nuestra sociedad. Es un declive político,
económico, social y moral. La democracia ha sido secuestrada por y
para unos pocos. Las élites, bajo su instinto de clase, no han
renunciado ni un ápice a su posición de poder y riqueza,
especialmente durante la Gran Recesión. Por eso, volvamos a 2008 y
al transcurso de La Gran Recesión en España. Qué pasó realmente en
términos de dinámica de poder y que implicaciones tuvo. El origen de
la crisis sistémica española fue el endeudamiento privado
insostenible de la economía española. Como consecuencia de ello,
cuando se hundió el colateral que alimentaba esa deuda, en su
mayoría activos inmobiliarios, los diferentes sectores privados
(hogares y empresas no financieras) se vieron obligados a reducir su
deuda y entramos en recesión. En este escenario, los activos tóxicos
del sector bancario español lo eran no por un problema de liquidez o
porque no se entendiera lo que valían. Valían, y valen, mucho menos
de lo que dicen los bancos en su balance.
El problema era otro. Los bancos no querían asumir esas pérdidas a
expensas de sus consejos de administración y sus acreedores
-incluida la deuda senior- y obligaron al contribuyente a
subvencionarlos. Los acreedores alemanes que financiaron el sector
bancario español no querían asumir las pérdidas derivadas de la mala
gestión de lo que en realidad eran empresas privadas, obligando al
gobierno español a implementar una política fiscal de austeridad
para garantizar el reembolso de sus créditos. Bajo el principio de
demanda efectiva significó una profunda recesión.
Cambio de actitud
En España durante el período 2010-2013 la política fiscal fue
tremendamente contractiva. El déficit estructural se redujo de más
del 7% del PIB a cerca del 2%. En un contexto de desapalancamiento
del sector privado, esto significó una recesión económica gravísima.
Pero desde finales de 2013, con el consentimiento de Bruselas, la
austeridad se ha relajado. El déficit estructural ha crecido en el
período 2014-2016. La razón no es que realmente se dieran cuenta de
la necesidad de recurrir a una política fiscal expansiva en una
recesión de balances como la única herramienta realmente eficaz. El
objetivo era otro, evitar un resultado electoral que en ese momento
era nefasto para sus intereses. No cabe duda de que si otras fuerzas
políticas llegaran al poder, Bruselas volvería a acelerar la
austeridad presupuestaria, con la contracción adicional que esto
implicaría, usando como amenaza el cierre del "grifo" de la Unión
Europea Banco Central.
En la primera fase de la Gran Recesión, por lo tanto, el problema
fue la deuda privada y la fragilidad bancaria. Nuestra situación se
asimilaba a la de Irlanda. Si hubiéramos hecho lo correcto para
hacer frente a una recesión del balance -reestructuración del sector
bancario a expensas de los tenedores de bonos senior, alivio de la
deuda privada, controles de capital, expansión fiscal, aumentos
salariales ...- el problema generado en el últimas décadas, bajo el
predominio del pensamiento único, se habría resuelto. Ese problema
se llamaba deuda privada. Pero no fue así. Como consecuencia, en la
actualidad, y derivado de todo ello, se incrementó la deuda
soberana. A pesar de ello la fragilidad bancaria no se ha reducido.
Pero no sólo ha habido una flexibilización presupuestaria programada
con Bruselas. La ayuda del Banco Central Europeo ha sido bien
conocida. En el último año, casi 110.000 millones de euros han
llegado a nuestro país debido a la política de flexibilización
cuantitativa del BCE. La contraparte es más deuda total y externa.
Sin embargo, no se canaliza hacia nuevas inversiones productivas, lo
que nos permitiría garantizar un mayor crecimiento nominal futuro, y
de esta manera garantizar el reembolso de la deuda. En realidad, los
flujos de inversión extranjera se utilizan para financiar al Tesoro
español (España no tiene soberanía monetaria ) y la compra de bonos
corporativos de las grandes multinacionales, bajo el paraguas de la
"seguridad" proporcionada por los bancos centrales. Esto no es
específico de España, es en realidad una tendencia mundial. En una
economía financiarizada, las inversiones especulativas son
dominantes, y aquellas destinadas a mejorar el capital productivo no
son tan necesarias.
Fragilidad recuperación española y dinámicas de poder
Si los tipos de interés a corto y largo plazo aumentan, la deuda
soberana de España estaría sujeta a una carga financiera que nos
haría inviables como país (España no tiene soberanía monetaria como
Reino Unido). Seguiríamos los pasos de la malograda Grecia Para que
esto suceda, sería suficiente que el Banco Central Europeo dejara de
comprar deuda soberana secundaria española, especialmente si las
primas de riesgo aumentan. El efecto sería explosivo. Y eso puede
suceder, como le sucedió a Grecia. Estamos bajo la espada de
Damocles. Permítanme una última observación sobre la estructura del
poder en España. En nuestro país, el ejecutivo democrático está
sometido a un conjunto de poderes de origen diferente, muchos de
ellos no electorales, como las grandes empresas o algunos órganos de
la Unión Europea. Esta agregación de poderes contrasta con la
separación teórica de poderes en cualquier democracia avanzada.
El problema es que estos poderes siguen diseñando cambios radicales
que les permitan mantener su statu quo. Su objetivo último es
proteger su riqueza y su poder, y no duden que si fuera necesario
promoverían un radical desmantelamiento político de lo que queda de
nuestra democracia. Intentarán conservar y consolidar su control
sobre el sistema de deuda. Saben que si pierden este control,
automáticamente se arruinan y perderán el control del poder. Aquí es
donde debemos ser proactivos y empujar hasta que surja una nueva
clase política que rompa de una vez por todas con esta dinámica.
Además, esta superclase tratará definitivamente de que el poder de
regular los diferentes oligopolios no corresponda a los gobiernos y
esté efectivamente controlado por las corporaciones. El principio
rector de las élites gobernantes fue, es y seguirá siendo trivial:
cuando el cambio amenaza con imponerse, entonces las reglas cambian.
No ignoramos esta regla elemental porque mientras dure, España será
un país sin futuro.
El trío apocalíptico
Alejo Vidal-Quadras www.vozpopuli.com 9 Julio 2017
En su célebre texto esotérico, San Juan describe a cuatro
aterradores jinetes cuya interpretación simbólica ha hecho correr
mucha tinta a lo largo de los siglos. El significado más común
atribuye una devastadora identidad a cada uno, el blanco es el
poder, el rojo es la guerra, el negro es el hambre y el bayo, la
peste. Se trata sin duda de terribles desgracias padecidas
recurrentemente por los seres humanos desde su aparición en la
tierra, que Vicente Blasco Ibáñez tomó como título de una de sus
novelas más conocidas y que Hollywood plasmó en dos películas muy
taquilleras, una en 1921, protagonizada nada menos que por Rodolfo
Valentino y otra en 1962, cuyo papel estelar desempeñó Glenn Ford.
Se acaba de celebrar en Hamburgo el G-20, que reúne a los primeros
mandatarios de un conjunto de países que representan el 85% del PIB
y el 75% de la población mundiales. Por tanto, el primer jinete es
ellos mismos como grupo, capaces de sumir al planeta en las peores
desgracias o de traer la paz y la prosperidad, dependiendo de sus
decisiones. Los otros tres tienen en este principio del siglo XXI
nombres distintos a los que figuran en el legendario libro sagrado.
Se llaman hoy nacionalismo, populismo y proteccionismo y aunque no
son nuevos en la vida de los pueblos del globo en la era moderna,
campan en nuestros días con especial virulencia y pueden acarrear,
si no son derrotados, las catástrofes más pavorosas. Estos tres
siniestros caballeros han sido lanzados al galope por la reciente
crisis financiera que estalló en 2008 y que dio lugar a la gran
recesión que todavía colea. Disipada la ilusión del fin de la
Historia, los conflictos se multiplican, las amenazas no cejan y el
horizonte se ensombrece a ambos lados del Atlántico y no digamos en
Oriente.
He asistido recientemente a una interesante charla de Javier
Santiso, el joven y brillante economista franco-español autor del
impactante ensayo España 3.0, en el que analiza de manera implacable
nuestro modelo productivo en comparación con el de otros países y
desentraña las causas de nuestro escaso éxito a la hora de sacar el
máximo partido a nuestras muchas potencialidades. Escuchándole y
siguiendo la catarata de datos que expuso, la conclusión es que
albergamos en nuestro seno a los tres jinetes apocalípticos a los
que me refería, la exacerbación de la diferencia excluyente, la
demagogia irresponsable y la tentación del aislamiento. El golpe de
Estado que preparan sin recato los separatistas catalanes, las
pulsiones colectivistas y anti-europeas de Podemos, la parálisis del
Gobierno y las fluctuaciones irresponsables del PSOE de Pedro
Sánchez dibujan un cuadro realmente desalentador. Frente a la tríada
letal que nos acogota, Santiso propone otra de carácter benéfico:
innovación, internacionalización y educación. La evidencia empírica
es irrebatible, tal como demostró con numerosos y contundentes
ejemplos. Las sociedades que han elegido la senda de la apertura, de
la competitividad y de la inversión masiva en capital humano, están
recogiendo los frutos de esta estrategia acertada, las que se
cierran, basan su crecimiento en sectores de bajo valor añadido y
descuidan sus sistemas educativos, padecen elevadas tasas de paro,
sufren escasez y se desagarran por divisiones internas. Basta
examinar los casos de Corea del Sur y Siria, de Venezuela y Chile o
de España y Dinamarca, por situarnos en tres continentes distintos,
para calibrar los efectos de optar por un marco conceptual u otro.
España no está condenada fatalmente al fracaso y el éxito
espectacular de determinadas empresas o individuos a nivel global
así lo indican. Sin embargo, se trata de excepciones, cuyo número
demuestra que otra España es posible, pero cuyo triunfo ha tenido
lugar a pesar de nuestro diseño institucional y nuestros esquemas
mentales y no, como ocurre en aquellos países que lideran el
crecimiento y el bienestar, impulsado por ellos. La lección a
extraer es que hemos de, por utilizar el mismo anglicismo que Javier
Santiso, “resetear” España, romper moldes caducos y lanzarnos sin
reservas a una reforma muy ambiciosa, no sólo de nuestro orden legal
y de nuestra estructura territorial e institucional, sino de nuestra
forma de entender la realidad. Ni el afán destructivo teñido de
mesianismo, ni la ambición oportunista ni el inmovilismo concentrado
en la mera perduración nos ayudan a progresar, por el contrario, nos
conducen a la frustración y al retroceso material y moral. Montemos,
pues, las cabalgaduras adecuadas para huir del trío apocalíptico
antes de que nos veamos en el penoso deber de reconstruir sobre un
solar arrasado.
Rivera tiene un problema con los impuestos
Rivera ha arrancado al Gobierno una rebaja de impuestos de 2.000
millones. Pero los perjudicados son las rentas más bajas, las más
beneficiadas del Estado de bienestar
Carlos Sánchez El Confidencial 9 Julio 2017
Albert Rivera, el líder de Ciudadanos, ha perdido una buena
oportunidad de ser un político diferente. Ha optado por lo más
fácil: bajar los impuestos para arañar unos votos en lugar de lo que
hubiera sido más sensato, plantear un IRPF más equitativo y con más
potencia recaudatoria. Precisamente, para proteger a quienes dice
defender. Porque las rentas bajas son, no hay que olvidarlo, quienes
más se benefician de los servicios públicos y de las prestaciones
sociales. Y de ahí que cuando se opta por mermar los ingresos en el
núcleo duro de la financiación del Estado de bienestar, los
perjudicados son, obviamente, las rentas más bajas, que quedan al
margen del amparo de los poderes públicos.
Es casi de manual que el IRPF –por su naturaleza progresiva– es el
mejor instrumento para hacer política social. De hecho, la manera
más rigurosa de analizar el índice de Gini –el mejor método para
medir la desigualdad de renta– es hacerlo antes y después de
impuestos, con lo que se quiere reflejar que unos Estados hacen más
esfuerzos que otros a la hora de procurar sociedades más
equitativas.
Y parece evidente que cuando el Estado cuenta con menos recursos
para dependencia, sanidad, educación o protección de los parados de
larga duración, esa cualidad de los Estados sociales tiende a
diluirse. Mala noticia es, por lo tanto, meterle mano al IRPF para
hacer política redistributiva o para compensar los bajos salarios
que genera un modelo productivo de bajo valor añadido.
Otra cosa muy diferente hubiera sido si el líder de Ciudadanos
hubiera planteado bajar la presión fiscal de las rentas más bajas y,
al mismo tiempo, compensar esa merma recaudatoria con la subida de
otros tributos, por ejemplo, los medioambientales, cuyas
externalidades negativas (salud pública o los efectos sobre el
cambio climático) son evidentes. O, incluso, tocar algunos tipos
reducidos del IVA que hoy son manifiestamente injustos, como
reiteradamente han pedido al Gobierno los organismos multilaterales.
O eliminar algunas deducciones en el Impuesto de Sociedades que
reducen los recursos públicos de manera irracional. O, incluso,
recortar el gasto público en partidas ineficientes, como los 11.467
millones de euros que este país se gastó el año pasado en
subvenciones públicas.
Rivera, sin embargo, ha optado por lo más fácil. Actuar como un
'lobby' (cuya actividad es completamente legítima) para satisfacer a
su electorado: jóvenes urbanos mileuristas, lo que, en definitiva,
supone hacer una transferencia de rentas del Estado (esos 2.000
millones de euros que pierde el sector público) al sector privado
que paga pocos salarios beneficiándose de un desempleo del 18% que
necesariamente presiona los salarios a la baja. No parece una gran
credencial para un partido que se declara constitucionalista,
liberal, demócrata y progresista.
Capitalismo clientelar
La rebaja de impuestos procurada por Ciudadanos, además de
oportunista, tiene, incluso, un comportamiento político ciertamente
pernicioso y que conecta, desgraciadamente, con eso que su
responsable económico, Luis Garicano, ha venido en llamar –con buen
criterio– capitalismo clientelar o de amiguetes, y que no es otra
cosa que hacer política para favorecer a determinados colectivos en
detrimento de otros a costa del erario público. Un viejo problema de
la política nacional que hace más de un siglo denunció, entre otros
muchos, Joaquín Costa, y que, desgraciadamente, España no ha sabido
erradicar.
Capitalismo clientelar es también agujerear el IRPF con deducciones
a la carta en función de intereses electorales. Ciertamente, no es
tan chusco como lo que hacía el conde de Romanones en su histórica
circunscripción de Guadalajara (48 años siendo diputado
ininterrumpidamente por esa provincia), donde regalaba colchones
para que le votaran, pero al fin y al cabo supone una degradación de
los intereses generales, que, en última instancia, es lo que debe
prevalecer en la vida pública. Es lo mismo que se ha hecho, por
ejemplo, en el caso de los autónomos (otra fuente electoral de
Ciudadanos), y cuya factura costará alrededor de 1.000 millones de
euros.
Esa estrategia de Ciudadanos de gobernar para su electorado es
coherente con lo que tradicionalmente han sido en Europa los
partidos bisagra. Pequeñas formaciones que responden a intereses de
parte porque tienen su origen en legítimas reivindicaciones
corporativas. Pero se suponía, al menos es lo que dice Rivera, que
Ciudadanos quería ser un partido de gobierno y disputarle al PP la
hegemonía del centro derecha.
Reforma global
Desgraciadamente, ha optado por lo primero. Y, en lugar de plantear
una reforma del sistema impositivo global –España continúa
recaudando 8,3 puntos de PIB menos que la UE–, ha preferido hacer
populismo fiscal en su obsesión por capitalizar su respaldo a Rajoy.
Pero se le olvida de que la economía tiene ciclos que son inherentes
al sistema capitalista (63ª crisis desde principios del siglo XVII,
según acreditó el economista Liaquat Ahamed en 'Los Señores de las
Finanzas') y que, por tanto, eso obliga a hacer políticas
contracíclicas por razones de prudencia presupuestaria. Algo que
explica que los niveles de presión fiscal no sean un fin en sí
mismo, sino un medio, un instrumento para lograr determinados
objetivos. Lo otro es ideología de la mala.
¿A quién se le echará la culpa cuando no se reduzcan las listas de
espera o cuando muchos dependientes mueran sin recibir atención por
falta de recursos? ¿O cuando un joven deje los estudios por fracaso
escolar por no tener profesores de apoyo? ¿O cuando la justicia no
sea diligente por falta de medios? ¿O cuando muchos graduados no
puedan estudiar un máster por ausencia de recursos de sus padres?
Es verdad que esos 2.000 millones de euros no dan para mucho
(representan apenas el 3% de la recaudación del IRPF), pero lo que
sí dan es una mala señal: se hace política clientelar para ganar
votos, lo cual no parece muy razonable cuando España continúa
inmersa en el Protocolo de Déficit Excesivo y es el país de la UE
con mayor desequilibrio fiscal.
Tan solo este año tendrá unas necesidades de financiación netas
(saldo entre emisiones y amortizaciones) equivalente a 35.043
millones, lo que indica que el volumen de deuda continúa creciendo
en términos absolutos después de haber aumentado en una
impresionante cifra que aparecerá en los manuales de economía. En la
última década, en concreto, la deuda pública ha crecido en nada
menos que 744.057 millones de euros que tendrán que pagar las
próximas generaciones.
¿No hubiera sido más razonable destinar esos recursos a rebajar esa
montaña de deuda? Es demagógico y populista decir que se quiere
compensar fiscalmente a las rentas bajas y a los jóvenes, pero, al
mismo tiempo, se les deja una imponente deuda que, como explica el
profesor Garicano a sus alumnos, no es más que el pago de impuestos
en diferido (aunque con intereses). Y endeudarse para financiar una
rebaja de impuestos inevitablemente recuerda el viejo chiste de
Abundio.
Podemos ante el espejo roto
Ignacio Camacho ABC 9 Julio 2017
La repulsa a Maduro significaría para ellos abdicar de su
superioridad ideológica y moral, dar por fracasado su modelo
Quizá algún día, en el improbable caso de que lleguen a consumar su
asalto al poder e impongan su anhelo distópico de una sociedad
nueva, los dirigentes de Podemos se atrevan a explicar la verdadera
razón de su contumaz complicidad con el régimen de Venezuela. No ya
con el chavismo, que hasta sus últimos valedores consideran
traicionado, sino con la desfigurada y trágica parodia
revolucionaria en que Maduro ha convertido su resistencia. Es una
realidad objetiva que al partido morado le convendría electoralmente
distanciarse de esa degeneración siniestra, por mucha afinidad
sentimental y mucho padrinazgo fundacional que le deba; sin embargo,
ni el evidente patetismo de la agonía venezolana, que avergüenza a
cualquier sociedad democrática, logra arrancar de Pablo Iglesias ni
de su entorno una condena tajante y expresa. No ya una repulsa
política sino una simple expresión de distancia ética.
Este silencio, en el mejor de los casos equidistante o ambiguo, no
puede obedecer sólo al original patrocinio financiero, por más que
los maduristas puedan saber demasiados detalles antipáticos sobre
ese mecenazgo primigenio. Más bien parece que se trata de un
fenómeno de cerrazón ideológica, de terquedad en la defensa de un
modelo. Los podemistas son conscientes de la sombría degradación del
poder post-chavista pero se niegan en redondo a renunciar a sus
fundamentos. A romper el espejo de sus convicciones, a aceptar la
derrota moral que para ellos supondría reconocer que el proyecto
piloto de un nuevo orden libertador expira en medio de estertores
sangrientos. Y buscan, como hizo la vieja izquierda ante el corrupto
declive del castrismo, atenuantes casuísticos y conspiraciones
culpables para esquivar la para ellos desasosegante certeza de que
el proyecto comunista acaba siempre en el hambre del pueblo.
Pero al menos los antiguos marxistas acabaron por admitir que los
regímenes de Cuba o de la URSS habían malversado sus ideales, que
las nomenclaturas políticas -la casta- se habían convertido en
usurpadoras ilegítimas de una fe igualitaria que seguía intacta en
sus principios y conceptos. Éste es el paso que aún no ha dado
Podemos, cuya dirigencia exhibe tal grado de soberbia narcisista que
es incapaz de reprobar el envilecimiento de su paradigma para que
nadie piense que se equivocaron de ejemplo. Iluminados y persuadidos
de su mitológica misión redentora, se resisten a reconocer el
fracaso de su arquetipo original aunque no estén tan ciegos para no
asumirlo en su fuero interno.
Porque eso equivaldría a confesar la posibilidad de no tener razón,
a abdicar siquiera en teoría de su superioridad, a abrir un
resquicio de duda en su autoconvencimiento. Y hasta ahí podíamos
llegar: el artículo primero del manual del caudillaje dice que los
jefes nunca se equivocan, y el segundo que en el remoto caso de que
se equivoquen… se aplicará el artículo primero.
Cataluña, las coacciones y la Ley
Melchor Miralles Republica 9 Julio 2017
Ya sabemos que Rajoy y Sánchez, ante el formidable desafío de los
independentistas catalanes, se han puesto de acuerdo en que no
cumplir la legislación vigente es ilegal. Todo un éxito. Hombres de
Estado, sin duda. Un acuerdo para la historia, qué duda cabe.
Alcanzado el mismo, todo sigue igual, aunque nos cuenta Fernando
Lázaro en El Mundo que el Gobierno trabaja sobre la idea de no
aplicar el artículo 155 de la Constitución y utilizar, no sabemos
cuándo, la Ley de Seguridad nacional para frenar a los
secesionistas.
Esta es una ley aprobada en septiembre de 2015 tras un acuerdo entre
los mismos Rajoy y Sánchez, y estaba prevista para hacer frente a
situaciones que pusieran en riesgo el orden constitucional. Para el
Gobierno, tiene la virtualidad de dejar en cueros al líder del PSOE,
que no podría oponerse a su aplicación cuando apoyó el texto hace
menos de dos años, y la ventaja de que, al tratarse de una ley, su
aplicación no requiere de un trámite parlamentario que con el 155
sería sin duda engorroso.
La Ley de Seguridad nacional contempla que el presidente del
Gobierno asuma funciones para poder dar órdenes en todos los ámbitos
de la Administración, incluyendo todas las Fuerzas y Cuerpos de
Seguridad del Estado. Primero, el presidente debe declarar mediante
real decreto la situación de interés para la seguridad nacional,
incluyendo la definición de la crisis, el ámbito geográfico del
territorio afectado y la duración y posible prórroga. Contempla,
además, la posibilidad de nombrar una autoridad funcional
determinando sus competencias para dirigir y coordinar las
actuaciones que procedan, sin verse afectados los derechos
fundamentales y las libertades públicas.
En Presidencia del Gobierno y los ministerios de Interior, Justicia
y Administraciones Públicas tienen bien estudiados los procesos de
aplicación tanto del 155 como de este Ley, y hay división de
opiniones respecto a cuál sería idóneo aplicar. En el Ejecutivo hay
opiniones diversas y todos los miembros del gabinete son conscientes
de que la decisión la adoptará el presidente, que no es habitual que
haga comentarios sobre las decisiones que va a adoptar hasta que ha
dado el paso.
En lo que hay coincidencia en los varios constitucionalistas con los
que llevo semanas hablando es en que la decisión es trascendente, en
que nos acercamos cada día al momento de dar un paso adelante por
parte del Gobierno, y en que no parece sensato el miedo que hay para
aplicar un artículo de la Constitución que no suspende la autonomía,
sino que se limita, por el contrario, a garantizar el cumplimiento
de la legalidad vigente, es decir, del Estatuto, obligando a una
comunidad que viola la ley a cumplir con la legalidad.
También hay coincidencia en que el 155 o la Ley de Seguridad
Nacional habría que emplearlas antes de que se consume la
celebración del referéndum y posterior declaración de independencia,
como anuncia la Generalitat, porque de lo contrario, consumada la
declaración secesionista, lo que habría que aplicar es el artículo
116 de la Constitución, porque se habría consumado un golpe de
Estado y habría que recurrir a medidas penales por sedición o
rebelión. “Y, me dicen, es irresponsable que el PSOE descarte
radicalmente la posibilidad de aplicar la Constitución, porque ello
es una muestra de debilidad intolerable que debilita al Estado
frente a quienes están empeñados en incumplir la ley”.
¿Y los ciudadanos catalanes? ¿No son conscientes de la gravedad de
la situación? Los políticos que gobiernan Cataluña están llevando a
los catalanes a una situación límite, con evidente riesgo de
fractura social, cuyas consecuencias pueden ser gravísimas. No
estamos ante un desafío contra España. Quien conozca la realidad
sabe que se trata de un desafío a los catalanes, de un intento de
secuestro de la soberanía de los catalanes. Y la sociedad catalana,
las clases medias, la burguesía, parecen anestesiadas ante un envite
que puede fracturar la convivencia social y comprometer gravemente
el futuro de todos ellos y de todos los españoles.
Los independentistas se llenan la boca hablando del “pueblo
catalán”, de “los catalanes”, en una utilización del lenguaje y los
sentimientos de todos los catalanes que tiene como consecuencia la
exclusión de quienes no piensan como ellos, que son muchos,
probablemente la mayoría, aunque permanezcan en silencio,
acobardados ante la potencia coactiva del aparato propagandístico
oficial. Las palabras de los independentistas catalanes no se
corresponden con la realidad, porque no hay una mayoría de catalanes
que quieran separarse de España el 1 de octubre. Y buena prueba de
ello es la Constitución bolivariana que se han marcado, para tratar
de declarar la independencia con el apoyo como mucho del 20% de los
catalanes, un acto de golpismo populista supuestamente de izquierdas
que nada tiene que ver con un proceso democrático.
Esto es lo que hay. Y mientras tanto, siguen pasando los días, y no
sabemos qué es lo que tiene pensado el Gobierno, más allá de las
pomposas e inútiles declaraciones reiterando lo obvio, que va a
hacer que se cumpla la legalidad vigente. Por ahora pierde por
goleada, pues no hay semana que no se viole alguna ley en Cataluña.
Tiempos de Miguel Ángel
Iñaki Arteta Libertad Digital 9 Julio 2017
Ahora que nos enteramos casi al minuto de que un conductor ha
utilizado su vehículo para asesinar a gente al azar por las calles
de cualquier capital del mundo occidental, los terroristas nos
aparecen como desdibujados, anónimos ciudadanos que comprarán en
cualquiera de nuestros barrios, que tendrán aspecto y vida más o
menos normal, con su ideología fanática tan interiorizada que ni la
notamos. Y también es ahora cuando cuesta tomarse la molestia de
recordar, por ejemplo, que hace tan solo 20 años, en esta parte del
sur de la Europa civilizada, unos jóvenes que habían estudiado en
nuestros colegios, hablaban nuestro idioma, compraban en las tiendas
de nuestros barrios, veían la misma televisión que nosotros y
jugaban al fútbol en la calle como nosotros, practicaban el
terrorismo sin que muchos lo llamaran así porque se usaba más lo de
lucha armada o acciones.
Esos jóvenes tenían padres y amigos a los que les parecía una
heroicidad que hicieran lo que hacían, comprendiendo, defendiendo o
justificando en público lo que en tantos telediarios o informativos
radiofónicos nos interrumpía la comida: asesinatos con disparos,
bombas en coches o motos, gente muerta o destrozada en nuestras
calles, personas que a lo mejor eran de aquí o no, con nombres que
no nos decían nada, policías o desconocidos ciudadanos asesinados,
como el de aquel día de julio, por ejemplo, un jovencito indefenso
de un pequeño pueblo que fue secuestrado durante unos días con el
único propósito de torturarle y matarle sin ninguna piedad. Nos
avisaban así a todos los demás, advirtiéndonos de su final con
mensajes de odio que eran comprendidos por un buen número de
conciudadanos nuestros que compartían con los asesinos que había
razones que no eran un Dios o el Occidente, pero sí igual de
trascendentes o más, razones más que suficientes para asesinar y
violentar la calma de una sociedad que pretendía vivir en paz.
Pensamos que la democracia era una buena manera de vivir pero está
claro que no puso en práctica los recursos para defenderse a sí
misma porque le venció, nos venció, el miedo o le fallaron, nos
fallaron, los principios, el coraje. Y es ahora, pasados los años o
por eso mismo, que seguimos obligados a compartir espacios con los
que ni todo ese tiempo les ha servido para considerar que tantos
días terribles, tanto matar, tanta maldad premeditada fueron
únicamente producto de la más extrema vileza. Fue entonces cuando
nos saltó por los aires la esperanza de aquellos días en los que
muchos imaginábamos un futuro de derrota y humillación para los que
con tanto desdén repartieron dolor, de victoria por aplastamiento de
sus planes totalitarios, de justicia para los muertos, de
desaparición de aquella pesadilla que sobrepasó nuestras
expectativas.
Porque nada de aquello fue para vivir mejor, ni para la convivencia
ni para la igualdad o el progreso, y ahora es cuando lamentamos que
aquella experiencia no tuviera unas consecuencias más duraderas en
nuestra conciencia de sociedad, que no fuera la experiencia
definitiva acerca del bien y del mal, un aborrecimiento sin fisuras
de las causas del asesinato político y un destierro absoluto de sus
defensores. No supimos cómo derrotarlos aunque tuvimos la confianza
inconsciente de que iríamos poniendo las cosas en su sitio por eso
de que la verdad termina imponiéndose y los buenos son capaces de
ganar al final o por lo menos de liderar el relato. Ahora queda la
duda de si hemos hecho lo suficiente para defender y reivindicar la
verdad y la dignidad de la vida de los muertos, el miedo de los
perseguidos, la lucha de los más atrevidos, el sufrimiento y la
humillación de tantos.
¿Estábamos o no estábamos aquella mañana, aquella tarde, en la calle
rodeados de tantísimos otros, gritando por lo obvio, por lo que
llevábamos treinta años sin atrevernos a gritar? ¿estaban o no
estaban los culpables y sus cómplices en la otra acera disculpando
aquel y los más de 700 asesinatos anteriores, apuntándonos a los
demás como culpables de su decisión de matar? A cambio de derrota
total los tenemos confundidos con el paisaje de calles y farolas,
entre la gente de los bares y supermercados, aparentemente vulgares
e inocentes pero excolaboradores necesarios, implicados con la
causa, participantes en aquellas tramas horribles y junto a otros
cuyo necesario y complementario papel fue el de sibilinos cómplices,
condescendientes y compresivos recogedores de nueces, que amagaban
de vez en cuando con políticas rompedoras, ibarrechianos planes
independentistas, estridentes y estresantes, que pretendían jugar
con nosotros, probando hasta qué punto soportaríamos su
sometimiento.
Hoy, esos mismos, aprovechan el cúmulo de páginas de periódicos que
hemos tirado a la basura desde entonces para que no nos parezca
extraño que se postulen como profesores de la paz en países lejanos
intentando que todos los que fuimos testigos olvidemos cómo
quisieron aprovecharse de aquel momento, los días de Miguel Ángel,
para acercarse a la trama asesina por si era la salida más
interesante para lograr lo suyo. Favorecidos por el paso del tiempo
y la tendencia olvidadiza o la falta de una educación favorable a la
verdad de los hechos, disimulan como si trabajaran por nuestra
felicidad diciéndonos que ya terminó, que hubo cosas que hicieron
daño a unos cuantos, pero que otros muchos también sufrieron y que
como todo ha sido sufrimiento repartido en paquetes iguales pues es
mejor no liarla y hacer borrón y cuenta nueva, que ya se encargarán
ellos de elaborar el discurso y el itinerario justo de nuestra
memoria. Que habrá muchos relatos, pero hay que saber que la
auténtica realidad de nuestra historia se esconde detrás de ese
cuadro, del Guernica, que lo pintó un malagueño pero es la piedra
angular de nuestra gran mentira propagada por el mundo, la que
esconde únicamente, he dicho únicamente, mentira y miseria moral y
que nos obliga a aceptar entre nosotros, ocupando lugares visibles
en nuestra sociedad a quienes proclamaron o entendieron que el
horror y la patria pueden estar por encima de la libertad y la vida.
En julio de 1997 Iñaki Arteta trabajaba como fotógrafo en el
Gabinete de Prensa de la Diputación Foral de Vizcaya. Posteriormente
ha dirigido películas y documentales sobre las víctimas del
terrorismo como Trece entre mil, 1980 o Contra la impunidad.
‘Abrió conciencias y rompió silencios’
FAES: El sacrificio de Miguel Ángel Blanco
hizo tomar partido contra ETA
Rosalina Moreno Gaceta.es 7 Julio 2017
El expresidente Aznar destaca que la pasión y muerte de Miguel Ángel
Blanco hizo que muchos despertaran de un largo letargo moral para
distinguir entre lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto.
La fundación FAES, presidida por el expresidente del Gobierno José
María Aznar, ha homenajeado la figura de Miguel Ángel Blanco, el
concejal del PP en Ermua asesinado hace 20 años por ETA. Con motivo
de la conmemoración de su secuestro y asesinato el próximo 13 de
julio, ha lanzado un análisis en el que destaca que su “sacrificio”
hizo “tomar partido” a los ciudadanos “por la verdad, por la
compasión, por la dignidad”.
FAES recuerda que hace 20 años se producían en apenas unos días dos
hechos que han marcado la historia más reciente de España: la
liberación de José Antonio Ortega Lara después de un secuestro que
duró 532 días en condiciones atroces, y el secuestro y asesinato de
Miguel Ángel Blanco, concejal del Partido Popular en el Ayuntamiento
de Ermua, víctima de la venganza de ETA por la liberación de Ortega
Lara.
Considera que la sociedad todavía no es “consciente del hito que su
sacrificio representó” y hace hincapié en que “Miguel Ángel abrió
conciencias y rompió silencios”, pues “hizo que muchos despertaran
de un largo letargo moral para distinguir entre lo bueno y lo malo,
entre lo justo y lo injusto”.
“Los españoles y nuestro Estado de derecho tomaron en sus manos la
responsabilidad de enfrentarse a ETA, de denunciar a sus cómplices
políticos y de poner fin a la idea adquirida de que el final del
terror requeriría, en una forma u otra, pagar un precio político”,
subraya el documento.
La fundación presidida por Aznar señala que tras el asesinato de
Miguel Ángel Blanco “dejó de mirarse a ETA a través de los ojos del
nacionalismo y se afrontó la lucha contra la banda terrorista de
frente, sin los intermediarios que se presentaban como respetables y
que esperaban que se les retribuyera políticamente”.
El trágico episodio sirvió para rechazar “tanto los fines como los
medios, porque aceptar fines legítimos dejaba a salvo el proyecto
totalitario de ETA”, añade.
Además, FAES afirma que “no hay ‘otras víctimas’, ninguna, ni
remotamente comparables en ningún sentido a las víctimas del
terrorismo de ETA como Miguel Ángel”, de la misma forma que “tampoco
hay una categoría de ‘todas las víctimas’ que merezcan unirse en un
mismo tributo de reconocimiento y dignificación”.
Por último, la fundación subraya que “ni las víctimas ni la ley han
sido un obstáculo para el final de ETA, sino que han constituido los
activos imprescindibles de una sociedad a la vez democrática y
decente para acabar con el terrorismo”.
Críticas a la política antiterrorista de Rajoy
Aznar ha criticado duramente esta semana la gestión del final del
terrorismo del Ejecutivo de Mariano Rajoy, al que acusa de “no
impedir que se produzca una relectura” de la actividad asesina de
ETA, y ha denunciado que ‘la excarcelación de Bolinaga fue un
error’.
Cabe destacar también que ante el rumbo que ha tomado el PP en los
últimos años el funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara ya
no espera nada de este partido. “Es una formación viciada”,
sentencia este miembro de VOX. Lo cuenta aquí:
La miseria moral del PSOE y Podemos
Además, hay que recordar que políticos socialistas y podemitas se
están negando a honrar a Miguel Ángel Blanco en esta vigésima
conmemoración de su secuestro y asesinato demostrando así su miseria
moral.
Sin embargo, los actos de homenaje se sucederán en cascada. Más de
70 se llevarán a cabo entre este viernes y el próximo jueves en toda
España impulsados por la Fundación que lleva su nombre.
El primero ha arrancado este viernes en Santander y el principal
tendrá lugar el próximo día 12 en el Teatro Real de Madrid.
Interior conmemora en un vídeo 20 aniversario
Pero habrá más, y del Gobierno de España no pueden faltar. Este
viernes, el ministerio del Interior también ha difundido un vídeo en
el que reclama unidad frente al terrorismo y pone de relieve que
aquel acto significó el principio del fin para ETA.
Entremezcla imágenes históricas de las manifestaciones que se
produjeron tras el secuestro y asesinato de Miguel Ángel con otras
en las que aparecen una pistola, varias balas, una cuerda y un
hacha, que en conjunto forman el número veinte, de los 20 años que
se cumplen.
De fondo, Marimar Blanco, la hermana del concejal y presidenta de la
Fundación Víctimas del Terrorismo (AVT), rememora los gritos y manos
que se alzaron frente a las balas, así como el dolor y el
sufrimiento que fueron necesarios para frenar la violencia de ETA.
“Sólo unidos vencemos al terror”, recuerda.
******************* Sección "bilingüe"
***********************
El post-liberalismo post-nacional de
post-Ciudadanos
Federico Jiménez Losantos Libertad Digital 9 Julio 2017
Pocas cosas, y muchas hay del género arrojadizo en la España actual,
me han chocado tanto como las declaraciones de Albert Rivera en uno
de esos debates o desayunos de trabajo, a veces piscolabis de tarde,
que son la diaria pitanza de la "Prensa de declaraciones", que
prescinde de cualquier opinión solvente a cambio de cualquier
ocurrencia insolvente del político de turno. Televisiones y radios
extraen unos segundos de las horas servidas por la Prensa
declarativa y ya tenemos los titulares titulados de cada día.
La decadencia del periodismo escrito es paralela a la de la
política, así que transcribiré las palabras del repetidamente
llamado "líder naranja" tal y como las dio Europa Press, que aunque
sea 'sorayosa' no inventará lo no ha dicho, porque, dada la entidad
del asunto él lo habría desmentido. Si no lo hizo, y aunque la
crónica sea zarrapastrosa, doy por dicho lo que dicen que dijo. Esta
es, en su literalidad, la mayor parte de la crónica del evento:
Una crónica de nuestro tiempo
"El líder de la formación naranja ha dicho hoy, en un foro de debate
en Madrid, que trabaja para que no haya que aplicar el artículo 155
de la Constitución --que supone intervenir parcialmente la
autonomía--. En su opinión, eso sería darle un titular "fantástico"
a los nacionalistas: "ni se lo vamos a dar, ni lo vamos a aplicar".
En opinión del líder de la formación naranja (sic), en este momento
hay dos fases ante el problema de Cataluña. La primera consistiría
en impedir que se produzca el referéndum soberanista, aunque cree
que "hasta Puigdemont sabe que no va a haber referéndum".
"Antes del 1-O, firmeza, serenidad y unión de los partidos
constitucionalistas", ha afirmado, para acto seguido explicar que la
segunda fase sería la del día después y consistiría en definir un
proyecto de país ya que, ha alegado, los separatistas "no van a
dejar de serlo de golpe y porrazo, ni van a dejar de hacer trampas,
o de utilizar artilugios y artimañas".
Por ello, propone que "alguien tome el timón" y en lugar de
"achicar" agua del barco, se ponga un rumbo y se defina "hacia dónde
va España". "¿Quo Vadis?", ha exclamado.
Su propuesta consiste en "actualizar" la Constitución y "no para
satisfacer a Puigdemont y a Junqueras" sino porque considera que
España se merece "renovar, reforzar, mejorar" el marco
constitucional. En su opinión, los cambios que hay que introducir en
la Carta Magna pasan por suprimir los aforamientos, reformar el
Senado para que sea una verdadera cámara territorial con
competencias y menos senadores; "tocar" las circunscripciones
electorales para poder tener una "ley electoral más justa" y definir
la competencias del Estado y las de las autonomías y ayuntamientos.
Además, ha recordado que la regeneración también está en la
Constitución.
Su modelo, según ha dicho, es "de corte federal", pero se muestra
contrario a la reforma que pretende el PSOE en la que propone
reconocer a España como una nación de naciones y también se opone a
"dividir la soberanía nacional" porque cree que la actualización de
la Constitución debe ser para reforzar la cooperación y la igualdad.
EL MEJOR PAÍS DEL MUNDO
En opinión de Rivera, si España realiza estas modificaciones, hace
una reforma profunda del sistema educativo, reforma el marco laboral
y apuesta por la innovación, España puede ser "el mejor país del
mundo en 8 o 10 años".
Pero antes de todo ello, su plan más inmediato es "impedir el
referéndum y ganarles en las urnas". Para ello, ha dicho que va a
pedir al PSOE y al PP que confíen en la victoria y en que entre
todos los partidos no independentistas saquen como mínimo un escaño
más que los separatistas.
Cree que algunos partidos "tiran la toalla" de antemano porque creen
que no van a ganar, pero Rivera ha recordado que él ha apoyado a
Cristina Cifuentes en Madrid y a Susana Díaz en Andalucía aunque no
haya ganado su formación política en ninguna de estas dos regiones.
HABLARA CON PP, PSOE Y PODEMOS PARA GOBIERNO ALTERNATIVO
Se ha mostrado convencido de que la líder de la formación naranja en
Cataluña, Inés Arrimadas va a tener un papel fundamental porque
"seguramente" va a tocar a Ciudadanos liderar la formación de un
Gobierno alternativo "de consenso, de coalición...". Para ello, ha
dicho que hablará con PP, PSOE y con "Podemos si hace falta" para
ver "cómo acabamos con el 'procés'".
"A ver si van a apoyar a Junqueras", ha exclamado entre risas de los
asistentes, y acto seguido ha recordado que de Pablo Iglesias se lo
"espera todo" porque el secretario general de Podemos ya ha dicho
que le parece "muy sensato" lo que dice Puigdemont. No obstante ha
avisado: "¿Vamos a dejar pasar la oportunidad para que gobierne
Junqueras?".
Según Rivera, si logran parar el 'procés' entonces se podrá poner en
marcha una "mesa de competencias, de financiación autonómica, se
verá si hay que reformar la Constitución y en qué términos...". Pero
antes de eso, ha insistido en que hay que "bajar del monte" a los
separatistas.
"PUIGDEMONT NO SIRVE COMO INTERLOCUTOR"
En este sentido, el líder de la formación naranja ha explicado que
para hacer política "hay que tener delante a políticos", pero
considera que Puigdemont o Junqueras no son interlocutores válidos
porque "no respetan ni sus propias reglas del juego, ni el Estatut,
ni el reglamento del Parlament...".
Por ello, ha insistido que si en Cataluña no hay un cambio de
interlocutor, no es posible la interlocución. Además, considera que
están divididos entre los propios independentistas y ha apostado por
dejarles que "se cuezan en su división". "Vamos a ver cómo salen de
esa, si echan a todos los que discrepan... es el hundimiento", ha
exclamado."
Resumiendo lo desparramado
Entiendo, a través de la dificultosa redacción, que Rivera dice
esto:
Nadie va a aplicar el artículo 155 de la Constitución y Cs está de
acuerdo, para no darles a los golpistas catalanes un titular del que
quejarse.
Como creemos que no va a haber referéndum, nos preparamos para las
elecciones y esperamos que Inés Arrimadas obtenga una mayoría para
formar Gobierno, gracias al apoyo de los partidos no separatistas.
Ante esas elecciones, preferimos que no haya ninguna acción legal
contra el golpismo de la Generalidad y los partidos que la apoyan.
No desesperamos de la abstención de Podemos ante un gobierno de Cs,
porque la alternativa es apoyar a Junqueras; mucho hasta para ellos.
A cambio de la formación de Gobierno en Cataluña, Rivera está
dispuesto a asumir la reforma constitucional que piden PSOE y
Podemos.
Rivera no tiene la menor idea sobre el contenido de esa reforma.
Cuando se culmine esa reforma aún desconocida, España será el jardín
del Edén Constitucional, y con otras reformas -las de Educación y
Justicia, tal vez la Fiscal- ataremos a los perros con longaniza de
Monreal.
Tras cuadrar estos cuatro círculos, si Rivera no es presidente, es
que no hay Justicia en el Mundo. Pero también eso lo reformará. Laus
Deo.
Revoluciones de bolsillo y extremistas de centro
Nace, con estos proyectos electorales inmediatos a cuenta de varias
reformas legales posibles y en medio de la crisis más grave de la
historia moderna de España, un nuevo proyecto político que sustituye
al tradicional de Ciudadanos, basado en la defensa de la
Constitución y la igualdad de los españoles ante la Ley, en especial
los oprimidos por el separatismo catalán.
Los que añoraban un centro técnicamente puro sobre el que gravitara
la política española, ya lo tienen. El nuevo Cs es tan federalista
como el PSOE, o sea, que no sabemos cuánto, pero acepta que no se
aplique la ley, o sea, como el PP. Todos los cambalaches futuros son
posibles en función de las expectativas de presente que en cada
instante avizore Albert Rivera. Ha nacido -acaso muerto- el
post-liberalismo post-nacional de Post-Ciudadanos.
Estoy leyendo el libro Revolución, suerte de proclama electoral de
Macron ofreciéndose a servir a los franceses, un servicio aceptado
de mil amores. No me extraña, cuando lo más íntimo del
revolucionario -Brigitte aparte-, es cómo recuerda los libros que
leía en su casa de provincias y que luego comentaba con su abuela.
Está claro que los revolucionarios del siglo XXI no son como los del
XIX, pero si hay un país en el que reivindicar esa ilustración de
provincias, viendo caer la lluvia desde una mesa camilla a la luz de
bombillas ambarinas, puede llamarse "revolución", y que lo crean y
lo voten, ese es, sin duda, Francia. Releeré el sustancioso prólogo
de Rivera cuando termine las revelaciones revolucionarias de este
simpático conservador.
Lástima que en lugar del escriba de la agencia, la conferencia,
debate o desayuno tardío del jefe de Ciudadanos no contara con la
crónica de un Josep Pla, porque Rivera pide ya un retrato de
'homenot'. Es una pena para los que creyeron atisbar en él lo que,
en tiempos de la Restauración, llamaban "un grande hombre", pero, en
fin, otro siglo será.
El legado de Miguel Ángel Blanco contra ETA
Editorial La Razon 9 Julio 2017
Echar la vista atrás para recordar aquellos días de julio de hace
veinte años es rememorar a un país atormentado. El secuestro,
tortura y asesinato de Miguel Ángel Blanco a manos de ETA marcó un
antes y un después en la capacidad de respuesta de nuestra sociedad,
especialmente de la vasca. El espíritu de Ermua que nació entonces
fue una explosión social de dignidad que empujó a los dos grandes
partidos, PP y PSOE, a poner en marcha los instrumentos políticos,
jurídicos, penales y diplomáticos que condujeron a la derrota
policial de la banda.
Hoy, debemos celebrar que ETA no asesine, pero también tener
presente que no se ha disuelto y que sus representantes están
presentes en las instituciones con un objetivo: blanquear la
historia etarra. Dos décadas después del asesinato, Batasuna ya no
está sola. Podemos y PNV comparten buena parte de su discurso desde
una equidistancia deplorable. Existe el riesgo de esa involución
dramática en el llamado relato vasco. Hasta tal punto que un partido
tan atacado por ETA como el PSOE ha dado la espalda a los homenajes
a Miguel Ángel Blanco en importantes ayuntamientos del país. La
democracia no puede permanecer contemplativa ante esa política de
dignificación de los asesinos. Está obligada a preservar la memoria
y desarrollar una imprescindible pedagogía que garantice el legado
de la verdad sobre lo que ocurrió. La victoria no será total hasta
que ETA no haya desaparecido, haya entregado las armas y se hayan
esclarecido los 300 asesinatos sin resolver. Es una cuestión de
dignidad y de justicia. Se lo debemos a las víctimas, a Miguel
Ángel.
DE LA 'CORONA CATALANOaRAGONESA' AL 'PROCÉS
¿Quieres ser Mosso d’Esquadra? Esta es la
historia que deberás aprender en 252 páginas
A los aspirantes a Mossos se les entrega un manual de 252 páginas
donde hay auténticas 'perlas'
Antonio Fernández. Barcelona El Confidencial 9 Julio 2017
Ser policía autonómico en Cataluña tiene su intríngulis, ya que
deberá aprender una historia que, en ocasiones, no coincide con la
versión que conocemos. Y, en otras, muestra conceptos de indudable
partidismo y que científica o históricamente pueden ser puestos en
tela de juicio. Pero el ‘procés’ y la idiosincrasia de la clase
gobernante de Cataluña obligan a estas particularidades.
A los aspirantes a Mossos se les entrega un manual de 252 páginas
donde hay auténticas ‘perlas’. Entre otras cosas, y siguiendo las
teorías revisionistas que la Administración catalana ha alimentado
durante los últimos años, se data el nacimiento de la ‘Cataluña
Vieja’ en el año 801, aunque oficialmente no se consideró nunca
hasta cientos de años después un territorio con una unidad jurídica,
territorial o incluso cultural. En aquella fecha, no obstante, “se
enmarcó un territorio que aglutinaba a los territorios pirenaicos
[…] que fueron divididos en condados”.
"Con el paso del tiempo [añade el texto] Guifré el Pilós [Wifredo el
Velloso], fundador del ‘casal’ de Barcelona, reunió diferentes
condados y repobló las planas interiores de la Cataluña central. A
partir de ese momento, se produjeron dos fenómenos que fueron
definitivos para que Cataluña se convirtiese en una unidad política
independiente”. El primero fue un “proceso hereditario del poder
condal” y el segundo, la “desvinculación final de los condes
catalanes ante la monarquía francesa, lo que aconteció hacia el 988,
con el conde Borrell II”. Así se formó la “Cataluña soberana” que
significó la “consolidación definitiva de Cataluña como una unidad
política de Estado feudal, independiente y aglutinada por la casa de
Barcelona”.
Otra de las particularidades que aporta el manual de los Mossos
d'Esquadra es el invento de otro concepto controvertido: la corona
catalanoaragonesa. “Jaume I el Conqueridor fue quien inició la
expansión de la Corona catalanoaragonesa”, dice el libro en
cuestión. Lo malo del caso es que esa Corona nunca ha existido, ya
que los territorios hoy asimilados a Cataluña estaban bajo el manto
protector de la Corona aragonesa.
Se abonan, así a las tesis de los historiadores afanados en
reinventar la historia para justificar ‘anhelos milenarios’ de
Cataluña como nación e incluso, como se ha dejado caer en muchas
ocasiones –hasta en discursos oficiales de la cúpula de la
Generalitat–, como “la nación más antigua de Europa”. En los textos
de oposición de los Mossos no solo se niega que hubiese una Corona
de Aragón, sino que se afirma que los catalanes pactaron de tú a tú
con los aragoneses. Así, subraya que la Confederación
Catalanoaragonesa era “una unión dinástica más que una fusión entre
Aragón y Cataluña, en la cual cada territorio conserva sus
instituciones, leyes y tradiciones y solo comparten el monarca que
se convierte en el ‘Conde Rey’. Lo que no se pudo mantener fueron
los derechos sobre Occitania [comarcas sureñas de Francia]”.
Reconoce el texto, eso sí, que “en el siglo XIV nace la Diputación
del General o Generalitat, que era una permanente de las Cortes
[españolas], con la misión de ejecutar las decisiones de estas, la
defensa de las constituciones y leyes y la recaudación de
impuestos”. Y añade a continuación que “la Monarquía hispánica tenía
el centro político en Castilla, donde residían el Rey y las Cortes.
Cataluña mantenía sus instituciones y el virrey era el representante
del Rey en nuestro territorio”.
Tiros contra el PP
En el apartado de las ‘ideas fuerza’ de historia, el manual de los
futuros agentes de la autoridad destaca que “Cataluña nace como
entidad política soberana bajo las mismas circunstancias que muchos
reinos medievales”. También destaca que “la pérdida de las
libertades colectivas de Cataluña es consecuencia de la derrota
militar del 11 de septiembre de 1714 ante las tropas francesas y
castellanas de Felipe V en lo que llamamos Guerra de Sucesión y que
se produce por la muerte sin descendencia del rey Carlos II”.
El documento es muchos menos explícito y detallado con la historia
reciente. Así, zanja el resumen de la II República diciendo que el
14 de abril de 1931 “Francesc Macià proclamaba la República Catalana
que, tres días más tarde, se convertiría en la Generalitat de
Cataluña”. Y respecto al Estatuto de 2006, el que acordaron el
entonces presidente José Luis Rodríguez Zapatero y el líder de CiU,
Artur Mas, apunta con bala hacia el PP. Tras recordar que fue un
texto aprobado por el Parlament, por las Cortes y en referéndum,
subraya en varias ocasiones que el PP presentó diversos recursos de
inconstitucionalidad contra el mismo y, después de cuatro años en
vigor, “salió la sentencia del TC que modificaba sustancialmente el
Estatuto”.
También explica en otro capítulo que la Constitución “no establece
directamente el modelo territorial”, sino que deja las puertas
abiertas a transformar el Estado y permite que las comunidades
tengan sus propios Estatutos de Autonomía, que asumen así una
“función constitucional”. El de Estatuto de Cataluña, añade, tiene
una doble naturaleza jurídica: “Por un lado, es la primera y
fundamental ley del ordenamiento jurídico catalán; y, por otro, es
una ley orgánica estatal” y, aunque “está subordinado a la
Constitución, está supraordenado al resto de normas del
ordenamiento, tanto estatales como autonómicas”.
El texto sobre la historia más reciente realza que en 2012 Artur Mas
“comenzó a reclamar un Estado propio para Cataluña una vez fracasada
su propuesta de pacto fiscal después de reunirse con el presidente
español, Mariano Rajoy. Y lo hizo convocando elecciones al
Parlamento de Cataluña, celebradas el 25 de noviembre, que dieron
una mayoría favorable al ‘derecho a decidir’ y que determinaron que
toda la estrategia política fuese orientada a intentar celebrar un
referéndum para pedir la opinión al pueblo de Cataluña sobre su
futuro”. Así, destaca que el 12 de diciembre de 2013 hubo un
consenso entre CDC, UDC, ERC, ICV, EUiA y la CUP para realizar una
‘consulta’ a la ciudadanía el 9 de noviembre de 2014. “Esa consulta
se hizo con la participación de más de dos millones de personas. La
consulta fue suspendida y prohibida por el Tribunal Constitucional,
que llevó a la Fiscalía a denunciar a los miembros del Gobierno
Artur Mas, Joana Ortega, Irene Rigau y Francesc Homs”.
Y más cáustica es la historia actual, zanjada con un solo párrafo:
“La situación política desencadenó movilizaciones ciudadanas y llevó
a la convocatoria de nuevas elecciones al Parlamento de Cataluña el
27 de septiembre de 2015. En estas, se presentó la coalición Junts
pel Sí, que las ganó, y de donde saldría una mayoría parlamentaria a
favor de la celebración de un referéndum por la independencia [en
realidad, es falsa esta afirmación porque el referéndum no figuraba
en el programa electoral de JxS]. Fue investido como nuevo
presidente de la Generalitat el Muy Honorable Señor Carles
Puigdemont”.
Nada de la caída de Artur Mas, ni de los conflictos políticos con
los socios parlamentarios, ni de las tensiones con ERC cuando el
propio Mas, acompañado del presidente de la ANC, Jordi Sánchez, y la
entonces presidenta de Òmnium Cultural, Muriel Casals, obligó en una
reunión sorpresa al republicano Oriol Junqueras a aceptar una lista
única para las últimas elecciones autonómicas del 27 de septiembre
de 2015, que los independentistas consideraron ‘plebiscitarias’
hasta que no alcanzaron la mayoría absoluta y dejaron de
considerarlas como tales.
Los dos dialectos del catalán
Los textos de los Mossos tienen más pasajes polémicos. Entre otras
afirmaciones, aseguran que el catalán tiene dos grandes dialectos:
el catalán oriental y el occidental. En el primero, se encuadran el
rosellonés (hay autores que defienden que el catalán es, en
realidad, un dialecto del occitano), el central, el balear y el
alguerés, de El Alguer, en Cerdeña. En cuanto al catalán occidental,
incluye el “noroccidental o leridano y el valenciano”. En otro de
los apartados, define al catalán como “la lengua de uso normal y
preferente de las Administraciones públicas”. También destaca que en
1961 se creó “Òmnium Cultural, que comienza a enseñar el catalán”
ante la represión del régimen de Franco.
En el apartado de las instituciones, detalla que los diputados
autonómicos tienen tres características: inviolabilidad, impunidad y
fueros. “No pueden exigírseles responsabilidades a causa de sus
opiniones, manifestaciones o votos expresados en el ejercicio de su
función parlamentaria (entendiendo por estas solo las que se hagan
en actos parlamentarios o, por excepción, en actos exteriores a la
vida de la cámara que sean reproducción literal de un acto
parlamentario)”.
Pero las teorías plasmadas son claras y diáfanas, bastante ajustadas
a planteamientos meramente jurídicos. Así, reconoce que “las normas
emanadas del Parlamento –las leyes– solo pueden ser controladas por
el Tribunal Constitucional y no por los órganos jurisdiccionales que
integran el poder judicial”. También reconocen los textos que “las
leyes del Parlament, desde el punto de vista jerárquico, son iguales
a las de las Cortes Generales del Estado y, de la misma manera que
estas, desde el punto de vista de la competencia, tienen limitadas
las materias sobre las que pueden actuar”. En definitiva, que el
manual explica las circunstancias jurídicas en que se pueden mover
las instituciones catalanas. Solo hace falta que los políticos de
esta comunidad que hablan de reventar el marco constitucional se
dignen a estudiar el capítulo correspondiente.
Adoctrinamiento independentista en libros
de texto: ¿Cuáles son las fiestas de los ‘Países catalanes’?
OKDIARIO 9 Julio 2017
Una editorial de libros de texto de lengua valenciana financia a
grupos independentistas catalanes
En el material de los cursos promovidos por el Consorcio por la
Normalización Lingüística, entidad cuyo objetivo es “fomentar el
conocimiento, uso y divulgación de la lengua catalana”, se habla
abiertamente de ‘Países catalanes‘, entre los que se incluye la
Comunidad Valencia e Islas Baleares. La denominación es empleada con
frecuencia por los independentistas catalanes en su proyecto de
‘expansión’ por esas comunidades empleando la misma lengua, y para
promover su adhesión a la causa separatista.
El adoctrinamiento independentista encuentra en los libros de texto
un excepcional vehículo de difusión. Es el caso que se muestra en el
siguiente ejemplo.
La utilización del material pedagógico para difundir veladamente las
ideas del independentismo es controvertida y sobran los ejemplos.
Como informó recientemente OKDIARIO, los libros de texto de los
alumnos de la Comunidad Valenciana servirán para ayudar
económicamente a la asociación Escola Valenciana, activa defensora
del proceso independentista y subvencionada por la Generalitat
catalana.
La mencionada asociación recibió este año 120.000 euros de la
Generalitat en subvenciones, mecanismo que Puigdemont utiliza para
extender sus consignas secesionistas más allá de Cataluña.
120.000 euros de la Generalitat
Escola Valenciana es una asociación muy vinculada al Gobierno
valenciano y, de hecho, Vicent Marzá, ahora consejero de Educación,
fue uno de sus activistas antes de asumir el cargo.
Pero, además, mantiene fuertes vínculos con el independentismo
catalán. La asociación recibió este año 120.000 euros de la
Generalitat en subvenciones, mecanismo que Puigdemont utiliza para
extender sus consignas secesionistas más allá de Cataluña.
Escola Valenciana está teniendo además un fuerte protagonismo en la
defensa de la ‘dictadura’ lingüística, el decreto que obliga a los
alumnos a estudiar en valenciano a cambio de recibir más nivel de
inglés y cuya aplicación, el próximo curso, ha sido suspendida de
forma cautelar por orden del Tribunal Superior de Justicia de la
Comunidad Valenciana (TSJ).
Pese a ello, la asociación no ha dudado en presionar a los equipos
directivos de los centros para que hagan caso omiso a esa suspensión
e implanten el decreto.
Defensa del referéndum
Escola Valenciana ha apoyado además a los cargos de la Generalitat
imputados por el referéndum del 9N, el expresidente, Artur Mas, la
exvicepresidenta Joana Ortega y la exconsejera Elena Rigau.
En febrero impulsó, junto a otras organizaciones, el manifiesto “Por
la Democracia”, en defensa del proceso “democrático y soberanista”
de Cataluña y contra “la judicialización que pretende imponer el
Estado Español”.
“Queremos remarcar que para nosotros el único techo aceptable por el
llamado proceso soberanista que se vive en Cataluña no es otro que
la voluntad popular expresada libremente. Toda actuación que vaya en
contra de este ejercicio representa un ataque a la democracia y es,
por lo tanto, inaceptable”, se podía leer en el texto.
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