Por qué redistribuir es robar
Diego Barceló Larran Libertad Digital 25 Diciembre 2020
Una de las verdades económicas menos comprendidas es que, en
cualquier intercambio voluntario, ambas partes ganan. De lo
contrario, no se realizaría. Cuando alguien compra pan, no gana solo
el panadero: también gana el consumidor, que acepta cambiar su
dinero por el pan porque valora más este que aquel.
Cada uno de esos intercambios voluntarios va estableciendo una
remuneración para los productores de mercancías y servicios. La
remuneración del panadero surge de las personas que voluntariamente
compraron su pan. Si, por ejemplo, bajara la calidad del mismo,
seguramente los clientes comenzarían a comprarle a otro panadero.
Entonces, la remuneración del primer panadero bajaría (o incluso se
haría nula), mientras que la del segundo crecería. La remuneración
de cada uno sería proporcional a la cantidad de pan vendido, que a
su vez surgiría de la decisión libre de los consumidores, que
compran lo que consideran mejor (desde su subjetivo punto de vista).
Si comprendemos este mecanismo y aceptamos que, en España, las
transacciones se realizan de forma voluntaria (si hubiera alguna
excepción, sería marginal), se tiene que admitir una conclusión
lógica: la remuneración de cada uno es proporcional al servicio que
presta a los demás y, por lo tanto, debe considerarse "justa". La
distribución de la renta que surge de las transacciones voluntarias
es tan equitativa como un resultado electoral: es el fruto de
millones de decisiones individuales, cada una de las cuales fue
considerada “correcta” por quien la tomó.
Claro que hay personas que se sienten infravaloradas (muchas veces,
con razón) y creen merecer más. Un ejemplo extremo: Vincent Van
Gogh, en vida, solo vendió uno de los cientos de cuadros que pintó.
Tenía todos los motivos para no sentirse valorado. Pero la
valoración de los servicios prestados no se hace en función de una
vara ética ni moral, sino práctica: surge de muchísimas decisiones
individuales sobre comprar un bien, otro o ninguno, en función de
las propias circunstancias.
Ese mecanismo, si se quiere frío e impersonal, para fijar la
remuneración de cada cual, encierra un poderoso incentivo: la única
forma de mejorar la propia retribución es servir mejor a los demás
(siguiendo con el ejemplo, hacer un pan más rico, o diferente, o con
algo que los consumidores valoren más). Algunos le encuentran la
vuelta, y otros no, de lo que surgen protestas contra “el sistema”.
Pero no hay tal sistema: hay individuos, que deciden en función de
sus preferencias. Incluso quienes se sienten maltratados por “el
sistema”, también contribuyen con sus decisiones a establecer la
remuneración de los demás.
En ese punto entran en escena los socialistas de todos los partidos:
sea por un ideal de justicia mal entendido, por no entender cómo
funciona el mercado libre, por demagogia o sea por cualquier otro
motivo, ellos vienen a "corregir" los resultados que surgen de los
intercambios voluntarios. Ellos vienen a "redistribuir" lo que la
gente ya distribuyó.
Esa “corrección” o redistribución, solo puede hacerse de un modo:
quitando a unos para dar a otros. Se podrá hacer en nombre de la
“equidad”, de la “solidaridad” o de cualquier ideal, pero si se
entendió el razonamiento anterior, se debe admitir que lo que se
quita había sido obtenido legítimamente. Por eso, se trata de robar
a unos para dar a otros. No hay dudas: redistribuir es robar.
Tal vez, el equívoco comience en la niñez, cuando todos escuchamos
la historia de ese ladronzuelo, supuestamente romántico y
justiciero, llamado Robin Hood, que quitaba a los ricos para darle a
los pobres. Esa fábula es errónea: Robin Hood era un ladrón, sin
más. Su idea implícita, que la pobreza de unos es culpa de la
riqueza de otros, es falsa y educa en el resentimiento. Peor aún:
puede argumentarse que Robin Hood, con sus robos, perjudicaba a los
pobres. Pero eso queda para otro artículo. @diebarcelo
El Rey no se somete al Gobierno y reclama
lealtad constitucional y respeto a las leyes
OKDIARIO 25 Diciembre 2020
El Rey reitera su compromiso con los principios morales y éticos que
expresó en su proclamación ante las Cortes Generales en 2014 y que
“obligan a todos sin excepciones y están por encima de cualquier
consideración, de la naturaleza que sea, incluso de las personales o
familiares”. De esta forma, Felipe VI se refirió a la situación
derivada de los casos que afectan a su padre, el Rey emérito, en su
tradicional mensaje navideño. Frente a los intentos del Gobierno de
que el jefe del Estado hiciera una mención a la futura Ley de la
Corona, norma con la que el Ejecutivo socialcomunista quiere
impulsar la modificación de la actual regulación de la Monarquía,
Felipe VI, como anticipó OKDIARIO, no se plegó a los designios del
Gobierno, dejando claro de este modo que no está dispuesto a aceptar
intromisión alguna en su ámbito de competencias.
En un discurso marcado por la trágica situación sanitaria y
económica derivada de la pandemia de coronavirus, el Rey no eludió
su responsabilidad y su voluntad de mantener alto el listón de las
exigencias que obligan a la jefatura del Estado, pero quiso marcar
distancias con las pretensiones del Gobierno, reivindicando así su
derecho a no dejarse tutelar. Y lo hizo, además, subrayando el valor
de defensa de las libertades que tiene “nuestra Constitución”. Toda
una advertencia a quienes pretenden subvertir el régimen del 78.
“Una Constitución -dijo Felipe VI- que todos tenemos el deber de
respetar, y que en nuestros días es el fundamento de nuestra
convivencia social y política, y que representa, en nuestra
historia, un éxito de y para la democracia y la libertad”. A buen
entendedor, pocas palabras bastan.
Parece obvio que el mensaje del Rey no dejará satisfechos a quienes
pretendían aprovechar la compleja situación de la Monarquía para
avanzar en su siniestro plan de demolición institucional. Consciente
de la situación, Felipe VI ha pronunciado un discurso en el que, al
tiempo que asume su responsabilidad, demanda lealtad constitucional
a quienes le han situado como principal objetivo a batir. Sutil,
pero claramente, el Rey les coloca también a ellos delante de su
responsabilidad y les recuerda que tienen la obligación
constitucional de respetar el Estado de Derecho. Querían que el Rey
entrara por el aro y Felipe VI les ha situado delante de su espejo.
“Hay que preservar los valores éticos que están en las raíces de
nuestra sociedad”, pero también hay que respetar “nuestros
principios democráticos y el cumplimiento de las leyes”.
En definitiva, el Rey -es lo más relevante- no se ha dejado
avasallar por las presiones del Gobierno y ha querido dejar claro
que, como jefe del Estado, tiene claro cuáles son sus competencias y
funciones. Desde luego, mucho más claro que un presidente del
Gobierno que ha querido torpemente someterle.
La izquierda, contra Felipe VI
Santiago Navajas Libertad Digital 25 Diciembre 2020
Técnicamente no hay oposición entre súbdito y ciudadano. Todos somos
súbditos del Estado, en cuanto que tenemos que obedecer sus órdenes.
Ciudadano remite al súbdito de un Estado democrático. Como muestra
el Democracy Index, las mejores democracias son monarquías
constitucionales. Es súbdito tanto aquel que vive en una república
como la de Cuba como el que habita en una monarquía como la de
España. Ambos son naturales del país sujetos a las obligaciones
políticas. Pero sólo el de España es un súbdito-ciudadano, mientras
que el de la república comunista es un súbdito-esclavo.
Hay que recordar lo obvio para comprender otro gran discurso de
Navidad del rey de España, Felipe VI. Un mensaje sustentando en una
ética del compromiso, la responsabilidad, el trabajo, la innovación,
el respeto y el diálogo. En el que se apeló a mantener el ánimo y la
fortaleza ante las dificultades sin caer en la lengua de trapo de
Pedro Sánchez y su reiterativo uso de la dichosa, manida y cursi
"resiliencia".
No es extraño que gran parte de la izquierda lo considere "otro
error del rey de la derecha" (artículo de Ignacio Escolar). Porque
el Rey apeló a tres de las cuestiones que más detesta
ideológicamente la izquierda hegemónica: la confianza en nuestro
país y en nuestro modelo de convivencia democrática, por un lado, y
la responsabilidad individual, por otro. Es decir, el patriotismo,
la democracia liberal y el individualismo como sustentos ideológicos
de nuestro país a día de hoy, que la izquierda trata de demoler
incluso desde las instituciones gubernamentales.
Las mismas instituciones que no hacen sino agravar los problemas
señalados por el Jefe del Estado. No puede sino leerse en clave de
crítica a la deriva del Gobierno, que acaba de aprobar la más
nefasta ley de educación de la democracia, el párrafo en el que
advierte sobre la posibilidad de una generación perdida por la
pandemia y la pedagogía socialista.
Especialmente nuestros jóvenes; su nivel de desempleo es altísimo, y
no pueden ser los perdedores de esta situación. Nuestra juventud
merece tener la formación más adecuada, crecer personal y
profesionalmente y poder llevar a cabo sus proyectos. España no
puede permitirse una generación perdida.
No menos habrá resultado hiriente en el electorado de izquierdas el
reconocimiento humanista del Rey al declarar que “cada persona
importa, y mucho”, dado el actual contexto de aprobación de una Ley
de Eutanasia que, cabe sospechar, por el pasado eugenésico de la
izquierda, no está animada por un reconocimiento a la libertad
individual sino simplemente por la eliminación pura y dura de
aquellos vulnerables que ya no sirven desde un punto de vista
colectivista.
Que Ignacio Escolar considere que Felipe VI es un rey de la derecha
es, en realidad,un reconocimiento implícito de que la extrema
izquierda y gran parte de los socialistas hasta ahora moderados
están dejando de ser constitucionales. Aliándose con los terroristas
y los golpistas, el objetivo ya no es como en tiempos del
irresponsable entonces y arrepentido ahora Alfonso Guerra que a
España no la reconozca ni la madre que la parió, sino destruir los
fundamentos del modelo de convivencia democrática en España a los
que se refiere Felipe VI: la monarquía constitucional, la lengua
española y la cultura católica.
Quizás la Monarquía constitucional, o España misma, finalmente se
vaya por el desagüe de la Historia debido a la deslealtad de
algunos, la incompetencia de otros, la maldad de unos cuantos, la
inanidad de muchos, la ignorancia extendida y la pandemia de
estupidez que se ha adueñado de este país. Pero al menos hemos
tenido un último atisbo de esperanza y de ejemplaridad en Felipe VI,
que ha sabido siempre estar a la altura de las circunstancias,
siendo duro con las espuelas y blando con las espigas. Para horror
de las malas hierbas, los parásitos, los vándalos y la cizaña. El
discurso de Su Majestad es un texto magnífico para que los
profesores de Educación para la Ciudadanía lo usen como una
herramienta en sus clases. Así los alumnos españoles aprenderían que
el amor a su país empieza con el esfuerzo de conocer su pasado y
trabajar por su futuro.
******************* Sección "bilingüe" ***********************
Los ‘indepes’ ganan mientras tocamos el violín
Sergio Fidalgo okdiario 25 Diciembre 2020
En los últimos siete días se han producido dos situaciones de
extrema gravedad para el constitucionalismo catalán: la ANC se ha
apoderado de la universidad más importante de Cataluña, la de
Barcelona, y el muy radical Camil Ros ha sido reelegido cuatro años
más como secretario general de la UGT catalana. Son dos golpes muy
duros, que pueden ser los prolegómenos de otra noticia aún peor, si
se confirma que Joan Laporta o Víctor Font se hacen con la
presidencia del Barça el próximo 24 de enero. Si así fuera, ríanse
de lo que hemos visto hasta ahora sobre la utilización partidista
del Camp Nou para la propaganda separatista.
El nuevo rector de la Universidad de Barcelona es Joan Guàrdia, un
peón de la ANC dentro de su estrategia de seguir copando los puestos
de mando de la sociedad catalana. El separatismo ya consiguió hace
unos meses una gran victoria al situar al iluminado Joan Canadell al
frente de la Cámara de Comercio de Barcelona. Mientras el
constitucionalismo está a verlas venir, el independentismo está
avanzando, y han situado a gente de su confianza al frente o en las
juntas directivas de un buen número de colegios profesionales,
equipos rectorales, entidades cívicas y en cualquier ámbito en el
que se pueda influir sobre la ciudadanía.
Otro ejemplo sería el también muy separatista Jaume Padrós, el
actual presidente del Colegio Oficial de Médicos de Barcelona,
siempre dispuesto a alinear a esta poderosa institución con los
intereses del secesionismo. No en vano hace unas semanas purgó a
Álex Ramos, que llevaba treinta años trabajando en el Colegio, por
sus diferencias ideológicas. Y es que Ramos es vicepresidente de
Societat Civil Catalana, y Padrós y los suyos le desgastaron durante
dos años, para al finar despedirlo con cualquier excusa que sirva
para ocultar las verdaderas razones, que son las políticas. Así las
gasta el independentismo. Sus peones llegan a un sitio, lo
controlan, apuntan quién no es de lo suyos y lo apartan. En eso son
unos maestros.
El caso de UGT es aún más grave. El separatismo no solo ha situado a
uno de sus compañeros de viaje, Pepe Álvarez, al frente de la
dirección nacional del sindicato. También ha conseguido que se
reelija al frente de la sucursal catalana a Camil Ros. ¿Quién es
Ros? Un independentista fanático, que en su juventud fue dirigente
de Maulets, la Jarrai catalana, pero que hizo los primeros pinitos
serios de su carrera política al frente de las también muy radicales
juventudes de Esquerra Republicana. Tras ser captado por Álvarez
para los puestos de dirección del sindicato en Gerona, fue escalando
hasta conseguir ser la cabeza visible de la organización. Ha sido
muy activo en defensa de lo que denomina “presos políticos” y ha
convertido a un sindicato de clase en algo muy parecido al club de
amigos de Pilar Rahola. Cualquier día cambiará la tradicional
bandera roja como símbolo de la UGT por una ‘estelada’.
Mientras el separatismo avanza por todas partes, la Cataluña libre
de nacionalismo lleva meses tocando el violín. Cierto es que
comienzan a haber síntomas de recuperación, por ejemplo, el gran
éxito de la manifestación de coches del pasado domingo en Barcelona,
organizada por la Asamblea por una Escuela Bilingüe, contra la
exclusión del castellano como lengua vehicular de la enseñanza. O la
reciente encuesta de Societat Civil Catalana que demuestra que los
catalanes no apoyan la inmersión lingüística obligatoria en las
escuelas. Pero la Cataluña no separatista ha cedido demasiado
terreno en los últimos años, y o comenzamos a organizarnos, a
unirnos olvidando nuestras diferencias, y a ponernos las pilas, o
cuando nos demos cuenta el independentismo ya lo controlará todo.
Felipe VI refuerza la España «unida» frente
a las exigencias separatistas de los socios de Sánchez
Juanan Jiménez okdiario 25 Diciembre 2020
El discurso navideño del Rey Felipe VI no ha eludido otro de los
desafíos políticos a los que se enfrenta España. El avance del
independentismo gracias a las cesiones de Pedro Sánchez ha estado
presente en el mensaje del Rey, que ha recalcado que el progreso de
España siempre se ha basado «en los valores democráticos; en el
respeto a la pluralidad ya las diferencias, y en la capacidad de
dialogar y alcanzar acuerdos».
ERC y Bildu han ganado peso en la gobernabilidad de España. Dos
formaciones contrarias a la Constitución y cuyo único objetivo es
derribar los pilares democráticos que rigen el país desde 1978 y
gracias a la Constitución. Sánchez ha hecho que estas formaciones
estén más fuertes que nunca por un puñado de votos para mantenerse
en La Moncloa y sacar adelante los Presupuestos.
Pero el Rey Felipe VI, en su mensaje, ha recordado que «los avances
y el progreso conseguidos en democracia son el resultado del
reencuentro y el pacto entre los españoles después de un largo
período de enfrentamientos y divisiones. Son el resultado de querer
mirar juntos hacia el futuro, unidos en los valores democráticos;
unidos en un espíritu siempre integrador, en el respeto a la
pluralidad y a las diferencias, y en la capacidad de dialogar y
alcanzar acuerdos. Son principios que no pierden nunca vigencia por
el paso de los años».
Esa palabra, «unidad», ha sido repetida a lo largo del discurso del
Rey en varias ocasiones. No sólo porque el país deba salir de la
grave situación que se encuentra como consecuencia de la gestión de
la pandemia, sino también por los desafíos planteados por aquellos
que quieren derribar el régimen del 78.
«Siempre he pensado que España es un país extraordinario, de una
enorme riqueza y diversidad cultural, construido a lo largo de los
siglos gracias al esfuerzo en muchas generaciones de españoles, y
con una gran historia que ha sido, durante una época, la historia
misma de nuestro mundo», ha recalcado el Rey.
El mensaje de ánimo y esperanza por parte de Felipe VI se ha
completado con palabras unificadoras que pretenden elevar la moral
de un país que ha visto cómo más de 70.000 vidas han sido segadas
por la pandemia y millones de españoles empiezan a notar los
estragos de la crisis económica asociada al Covid. «No somos un
pueblo que se rinda o que se resigne en los malos tiempos. No va a
ser nada fácil superar esta situación, y en cada casa lo sabéis
bien. Pero yo estoy seguro de que vamos a salir adelante», ha
recalcado.
De nuevo, el Monarca ha utilizado la unidad como pegamento
indisoluble para salir adelante y dejar atrás esta tragedia. «Con
esfuerzo, unión y solidaridad, España saldrá adelante. Con todos
y para todos», ha afirmado Felipe VI que en primera persona se pone
al frente de esa recuperación: «Como Rey, yo estaré con todos y
para todos, no sólo porque es mi deber y mi convicción, sino
también porque es mi compromiso con todos vosotros, con España».
El Ayuntamiento de Barcelona se opone a la
presencia del español en las aulas con el voto a favor del PSC
Los socialistas se alían con los grupos independentistas en contra
la sentencia del TSJC que decreta que el 25% de las clases sean en
castellano.
Pablo Planas (Barcelona) Libertad Digital 25 Diciembre 2020
El pleno municipal de Barcelona ha aprobado una moción de Junts per
Catalunya (JxCat) por la que el Ayuntamiento se compromete a no
atender la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña
(TSJC) que dicta que el idioma español tiene que tener una presencia
mínima del 25% en el sistema educativo catalán. Así, el Ayuntamiento
que preside Ada Colau y gobierna una coalición formada por podemitas
y socialistas, se opone al fallo y a "cualquier medida que imponga
impedimentos normativos, administrativos, técnicos o sociales a los
ciudadanos de las comunidades autónomas donde el catalán es
oficial", según reza el texto de la moción.
Barcelona en Comú (la versión local de Podemos), el PSC y ERC dieron
su apoyo a la iniciativa de JxCat, mientras que Ciudadanos, PP y el
grupo de Manuel Valls votaron en contra. La moción insta también al
Ayuntamiento a forjar un "Pacto de Ciudad por la Lengua" para
reforzar la aplicación de las normas a favor del catalán y en contra
del castellano. La primera iniciativa sería engordar el presupuesto
del Centro de Normalización Lingüística de Barcelona para impulsar
el uso y reconocimiento del catalán "entre todos los grupos sociales
y profesionales, y especialmente entre los recién llegados y
visitantes".
La moción incluye una petición al Gobierno para que reconozca la
unidad del catalán y fomente su presencia así como la del aranés en
las instancias internacionales. La iniciativa fue defendida por el
exsocialista Ferran Mascarell, ahora en las filas de JxCat, quien
afirmó que el catalán está en peligro, que ha disminuido su uso y
que existe un "supremacismo lingüístico español incapaz de aceptar
que la pluralidad lingüística es un bien democrático que hay que
respetar y agrandar".
El PSC no tuvo el más leve inconveniente en votar a favor de la
moción después del mitin de Mascarell a pesar de que tiempo atrás,
en la fase más aguda del proceso separatista, mostrara ciertas dudas
en relación con la inmersión lingüística. Esa fase ya se ha
"superado" y la posibilidad de un acuerdo con ERC y los comunes tras
las próximas elecciones autonómicas ha agudizado el nacionalismo
socialista.
Por otra parte, la consejería de Educación ya ha anunciado que
recurrirá la sentencia del TSJC para evitar lo que califican como
"imposición" del 25% de castellano.
Independentistas acosan a un supermercado
madrileño por no tener ningún vino catalán
Libre Mercado Libertad Digital 25 Diciembre 2020
El señalamiento público hacia comercios y empresas continúa por
parte del independentismo catalán. En esta ocasión, la campaña de
acoso la ha sufrido la cadena madrileña de supermercados Primaprix,
que abrió recientemente su primera tienda en el barrio barcelonés
del Poblenou.
En esencia, la polémica ha surgido a raíz de que este supermercado
tipo outlet no ofrece a sus clientes ningún vino de origen catalán,
circunstancia que ha sido rápidamente aprovechada por el periódico
digital El Món a través de un artículo en su sección de gastronomía.
Concretamente, el artículo alega que, de entre las 50 referencias
que ofrece la cadena, "solo hay tres que sean catalanas . Y son en
concreto tres cavas: Anna de Codorníu y los Bruto y Brut Nature de
Jaume Serra. Pero ningún vino". Además, este medio destaca que el
supermercado regaló a sus clientes un vino de Ciudad Real, y no uno
catalán, por motivo de su inauguración.
Según declaraciones recogidas por el propio medio catalán, desde la
compañía aseguran que "no hemos encontrado ninguna oferta de vino
catalán para poder ofrecer un precio atractivo a nuestros clientes,
pero más adelante seguramente habrá".
Asimismo, el director de El Món, Salvador Cot, se hizo eco de la
"noticia" a través de su cuenta de Twitter: "¡Atención! Los
supermercados madrileños Primaprix aterrizan en Barcelona ofreciendo
cero vinos catalanes en las estanterías".
Como respuesta, algunos usuarios separatistas aprovecharon para
criticar a la compañía, llamar al boicot y expresar su odio hacia
España. "Hace muchos años que la estrategia española es arruinarnos,
aniquilar totalmente Cataluña", comentaba una internauta. "¿Boicot o
qué?", escribía otro usuario.
Primaprix es una cadena de supermercados nacida en Madrid en el año
2014, y que ofrece un concepto outlet, en el que se venden todos los
productos con importantes descuentos. Según datos de Infocif, la
compañía cuenta con 563 empleados y facturó en 49 millones de euros
en el año 2019, aunque cosecha beneficios negativos.
Recortes de Prensa Página
Inicial
|