La Deuda Pública acelera
Primo González republica 19 Enero 2021
La Deuda Pública que España ha ido acumulando en los últimos años ha
dado un importante salto en los últimos meses y se ha situado ya por
encima de los 1,3 billones de euros, es decir, algo más del PIB
anual. O sea que para pagar todas las deudas acumuladas hasta el
presente, España tendría que destinar a este menester la totalidad
del producto nacional, o sea, la suma de todas las tareas que
realizamos los españoles en un año, valoradas a precios de mercado.
Aun así no habría bastante dinero, ya que el endeudamiento rondará
en la actualidad el 118% del PIB, es decir, faltaría alrededor de un
18% adicional para amortizar todos los créditos y préstamos del
sector público. Una tarea ingente que a nadie se le ocurre que pueda
cumplirse en una generación y menos aún con el nivel de crecimiento
en el que estamos inmersos ahora mismo.
La suma de las deudas que ha asumido el país en estos doce últimos
meses (noviembre del año 2020 frente a noviembre del año 2019, ya
que los datos más actualizados corresponden al penúltimo mes del
pasado ejercicio) ha crecido en cerca de 125.000 millones de euros.
Esta es la diferencia entre lo que España, como país, ha gastado y
lo que ha ingresado. Más o menos, un 10%. Es el mayor importe de
aumento del déficit de nuestras cuentas públicas, es decir, nunca
las cuentas de la nación habían registrado en un solo ejercicio un
aumento tan acusado de la diferencia entre desfase de ingresos y
gastos.
La particularidad de las cifras actuales radica en la situación de
anormalidad financiera en la que nos encontramos, ya que una elevada
parte de la Deuda Pública que tiene España está a tipos de interés
negativos, es decir, que no nos cobran intereses. De no haber sido
por esta anomalía, el endeudamiento del país sería a estas alturas
difícil de imaginar. No obstante, en uno o dos años se supone que
los tipos de interés negativos desaparecerán, lo que nos enfrentará
a un horizonte difícil de solucionar.
No obstante, incluso en la hipótesis de que los tipos de interés se
mantengan en la situación actual, la devolución de esta deuda se
presenta prácticamente imposible por lo que los futuros Gobierno
deberán plantearse una acción enérgica en varias direcciones. Una de
ellas es un inmediato recorte del desequilibrio entre ingresos y
gastos, lo que todavía no ha sido planteado en los Presupuestos, al
menos en los más inmediatos, los del año 2021.
La solución de este rompecabezas pasa por una actuación dual que
afecte a los ingresos y a los gastos, es decir, aumentando los
primeros por encima de lo que está aplicándose en la actualidad y
frenando los gastos no financieros. Nada de esto se ha hecho en los
Presupuestos del año 2021 por lo que a finales de este año que
acabamos de empezar nos encontraremos con una situación bastante
similar a la actual, es decir, con un déficit público nuevamente
incrementado en torno a un 10% sobre el de cierre del recién
finalizado año 2020, rumbo al 120% del PIB, tal y como estiman los
analistas económicos.
La austeridad que exigirían unos Presupuestos más próximos al
equilibrio que los actuales implicaría una tarea política tan
compleja como enérgica, pero mejor será abordarla por voluntad
policía propia que en condiciones de emergencia obligada por parte
de los mercados. España no está lejos, financieramente, de un estado
de suspensión o de insolvencia.
Las nuevas cepas del virus encuentran en el
Gobierno de Sánchez su mejor aliado
OKDIARIO 19 Enero 2021
España fue la última nación de la UE en adoptar medidas para evitar
la entrada en Barajas y otros aeropuertos españoles de pasajeros
procedentes de Gran Bretaña. Durante 48 horas, Madrid se convirtió
en el único destino abierto para miles de personas que no podían
viajar a sus naciones de origen. Dos días en el que el aeropuerto
madrileño se convirtió en un coladero, mientras el resto de
aeródromos de la UE cancelaba los vuelos procedentes del Reino Unido
tras la expansión de la nueva cepa de coronavirus a finales de
diciembre.
Ahora, la historia se repite: el Gobierno socialcomunista no ha
adoptado ninguna medida en relación con la variante del coronavirus
detectada en Brasil. Desde el pasado 23 de diciembre, cuando
trascendió a la opinión pública una nueva mutación del virus, han
llegado a España 49 vuelos procedentes de ese país. En los últimos
días se estudia una nueva mutación, que tendría su origen en la
Amazonia brasileña. De modo que el Ejecutivo sigue cruzado de brazos
ante la nueva cepa, identificada a finales de diciembre en el estado
de Río de Janeiro, uno de los más golpeados actualmente por la
pandemia en Brasil. Concretamente, el estado de Río de Janeiro es el
segundo con mayor número absoluto de fallecidos a causa de la
enfermedad, con casi 25.000 muertos.
El ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha descartado suspender las
conexiones aéreas con Brasil y Suráfrica tras la detección de nuevas
cepas en estos países, como sí han hecho otras naciones como Reino
Unido. Toda la evolución de la pandemia viene marcada por la
ineficacia de un Gobierno que tardó meses en exigir una prueba PCR a
los ciudadanos procedentes del extranjero que viajaran a Madrid.
Isabel Díaz Ayuso se lo reclamó en mayo y sólo hasta septiembre
Pedro Sánchez no ordenó su entrada en vigor. El aeropuerto de
Barajas sigue siendo un coladero y la potencial puerta de entrada de
todas las cepas nuevas de un virus que ha encontrado en el Gobierno
de España un aliado.
La penuria que causan las restricciones
José María Rotellar okdiario 19 Enero 2021
De manera reiterada he insistido en que las medidas restrictivas
adoptadas iban a suponer un problema económico mayor que el
sanitario derivado del coronavirus, porque se iba a empobrecer a la
población, de tal manera que la ruina económica terminaría por
provocar una situación social insostenible, con efectos también
sobre la salud y la mortalidad.
Es obvio que es difícil tomar una decisión que evite las
restricciones cuando hay un problema sanitario como el que tenemos,
pero los gobernantes y los dirigentes públicos tienen que pensar en
términos agregados y analizar cuáles son las ventajas e
inconvenientes de adoptar una decisión u otra. Si las restricciones
garantizasen que la situación sanitaria fuese a mejorar y que, con
ello, se evitasen los fallecimientos, sería una opción razonable,
pero es que no es así: en España es donde más duras han sido y son
las restricciones y donde ha habido más contagios y más muertes por
la enfermedad.
Sin embargo, lo que sí que está provocando es una caída de la
economía que puede llegar a ser muy profunda con tanta incorporación
de nuevas restricciones, con la sombra del riesgo de un nuevo
encierro domiciliario, que no lo resistiría la economía -ninguna,
pero menos que otras, la española-.
Más allá de las cifras que aparecen reflejadas en cada estadística,
que son demoledoras, lo dramático es lo que esconden esos números,
que no es más que el efecto individual sobre cada agente económico,
especialmente ruinoso para el comercio, la hostelería y el turismo.
Es muy fácil que un político salga diciendo que él va a hacer todo
lo necesario por salvar vidas, como justificación a sus
restricciones. Si fuese verdad que salvase vidas con ello, al
arrogarse ese logro, también debería asumir que con su decisión está
sumiendo en la ruina a cientos de miles de familias, al maltratar a
unos sectores que aportan mucho a la economía española, que generan
mucho empleo y de los que, por tanto, dependen muchas familias.
Además, como he dicho, los datos demuestran que las restricciones no
tienen un impacto reseñable positivo en la sanidad, pero sí muy
negativo en la economía.
Hablan los políticos de sectores esenciales y no esenciales. ¿No es
esencial el poder alimentar a una familia? Eso es lo que no le están
dejando hacer a una persona que trabaje en un hotel, por ejemplo, o
en un restaurante. Los hoteles ya no saben ni cuándo reabrirán
-algunos valientes lo han hecho en medio de una incertidumbre total-
y los restaurantes, bares y cafeterías sufren cada semana la zozobra
de los nuevos impedimentos que les imponen, desde el adelanto de la
hora de cierre a la limitación del espacio de su establecimiento que
pueden utilizar.
Mientras, los políticos dicen que van a invertir los fondos europeos
en potenciar los sectores de I+D+i, lo cual está muy bien, pero no
soluciona el problema de las personas de la hostelería, el comercio
o el turismo, que no es otro que mantener a sus familias. Tenemos
una estructura económica que, posiblemente, no es tan avanzada
tecnológicamente como nos gustaría, cierto, lo cual hay que intentar
corregir, pero no a costa de arruinar a una parte muy importante de
nuestro tejido productivo. Tenemos la que, probablemente, es la
mejor red de infraestructuras turísticas, con un amplio
acompañamiento de comercios, restaurantes y cafeterías. Es una
fortaleza de nuestra economía, de la que no tenemos que
avergonzarnos -aunque lo haya hecho en el pasado el ministro de
Consumo, al minusvalorarla- y que, además, no se puede cambiar de la
noche a la mañana. Si la paralizamos, si le quitamos su potencial,
la economía española languidecerá durante lustros, con elevados
niveles de desempleo.
Cada vez que se pide que no se salga de casa, que no se vaya a comer
o a cenar fuera de ella, que no se vaya de compras, muchas personas
de esos sectores inician su camino al desempleo. Yo he podido
comprobar este fin de semana cómo un restaurante con cincuenta años
de historia ha dejado de ofrecer cenas debido a las nuevas
restricciones horarias; he visto cómo otra cadena de restaurantes ha
enviado parcialmente a un ERTE a sus empleados, porque, en caso
contrario, el negocio no resiste; y a otro restaurante con solera
cómo resiste abierto con todas sus fuerzas al límite de sus
posibilidades. Sólo entre esos tres restaurantes estamos hablando de
varios cientos de personas las que ven peligrar su puesto de
trabajo, su empresa, su propiedad, mientras cada semana, en cada
boletín oficial, van rematando su actividad. A este paso, el
presente año, 2021, va a ser dramático, todavía peor que el
anterior, especialmente en materia de cierre de empresas y de
desempleo. Es el desastre al que nos llevan los actuales gestores
políticos.
El tambor del autobombo
Hay que cambiar el decreto de alarma ya. Ahora mismo. Mientras quede
alguna opción de evitar el confinamiento íntegro
Ignacio Camacho ABC 19 Enero 2021
Ante una crecida del contagio como la presente, que ha batido ya el
sobrecogedor récord diario de la primavera, la única alternativa al
confinamiento general y rígido es… el confinamiento parcial y menos
estricto. Es decir, cuarentenas limitadas por comarcas o municipios
con medidas de restricción de movilidad en espacios y horarios
específicos. El segundo encierro total, aunque es la opción que
proponen bastantes expertos, ofrece el riesgo de prolongarse más
tiempo del previsto y acabar así de abatir a los sectores
productivos que aún no se han hundido. Antes de esa baza tajante,
ultima ratio en caso de colapso crítico, es menester agotar el
margen de ajuste fino modulado con criterios más precisos. Pero ese
método exige que el
Gobierno modifique el actual decreto de alarma y dote a las
autonomías de instrumentos jurídicos para intervenir sobre el
terreno según la evolución de la incidencia del virus. Y hay que
hacerlo ya. No mañana ni dentro de dos semanas: ahora mismo. Por
encima de cualquier conveniencia particular o prejuicio político.
Mientras quede alguna posibilidad de evitar el cierre íntegro que
para muchas empresas, negocios y personas constituiría el golpe
definitivo.
Por alguna razón inexplicable, o acaso inconfesable, el Ejecutivo no
da el paso. La cogobernanza -descogobernanza la llama Ignacio
Varela- se ha convertido en la táctica del perro del hortelano, que
bloquea cualquier salida propia o ajena del marasmo. Lo mismo ocurre
con la campaña de vacunación, cuyo atasco podría encontrar alivio en
el concurso de la red hospitalaria privada y las mutuas de trabajo,
un sector con casi veinte mil profesionales de enfermería y más de
diez millones de usuarios. Nada. El ministro de Sanidad ejerce el
cargo desdoblado en su condición de candidato, que invalida toda
presunción de imparcialidad, y el presidente ha desertado de la
responsabilidad del mando. Ambos permanecen aferrados a un marco
legal diseñado en octubre, cuando el ritmo de transmisión era mucho
más bajo, y por ahora no hay indicios de que vayan a torcer el
brazo. Si acaban cediendo habrá que hacer cálculos, como los que
Sánchez hizo en verano, de los enfermos y muertos que podrían
haberse evitado en este gratuito intervalo.
Y en éstas salió en el «Diario Vasco» Iván Redondo, el factótum, con
un tambor sobre la mesa (es donostiarra) que parece el símbolo
involuntario de la política de autobombo. Él también habla de «su
persona», delatando la autoría de ese pomposo recurso retórico. Pero
ni su persona ni la persona del Otro aparentan darse por enteradas
de que en el país que dirigen (?) se está muriendo gente a chorros
en medio de una perturbadora sensación de despropósito, de caos, de
anomia, de abandono. Y no habrá redoble de propaganda, ni relato
edulcorado, ni reparto discrecional de fondos, ni mercadeo de
elogios que puedan camuflar ese fracaso histórico.
Iglesias, un hombre ridículo
Pablo Planas Libertad Digital 19 Enero 2021
Pablo Iglesias ha dado prueba en su última comparecencia televisiva
de la degradación moral e insolvencia intelectual que le
caracterizan. Entrevistado en el programa más pelota con su figura
de la cadena más lametraseros de Podemos, el vicepresidente segundo
del Gobierno ha quedado retratado como un perfecto indocumentado. Y
eso a pesar del tono amable y conciliador del periodista Gonzo, a
quien los podemitas crujen en las redes sociales porque les parece
que no fue lo suficientemente servil y rastrero con su amado líder.
El fanatismo en torno al hombre del moño es así de inaudito.
A Pablo Iglesias le da igual todo. Ya ha conseguido lo que quiere y
sabe que es muy probable que llegue a más. Sus actuales 35 diputados
dan para lo que dan, que no es poco, pero no tanto como necesitaría
para colmar sus ambiciones totalitarias. Su gran contribución ha
sido la de provocar un debate sobre la forma de Estado que no estaba
en la agenda política de España. En todo lo demás, y sobre todo en
lo que era su competencia, se ha mostrado como un inútil y un
fracasado. Ahí están los ataúdes saliendo de las residencias de
ancianos para mostrar lo que vale el vicepresidente de Asuntos
Sociales. La mitad de los fallecidos por coronavirus en España eran
personas que vivían en las residencias, cuyo control se atribuyó el
menda al comienzo de la pandemia y del que se desentendió cuando
llegaron las primeras noticias de la carnicería. Ese es el
personaje, un irresponsable.
Cierto que el tipo no desentona al lado de Sánchez, Ábalos o Carmen
Calvo. Y más cierto aún que si es vicepresidente es porque Sánchez
quiere y le deja ciscarse en la democracia española y en la Corona.
Él es más de la democracia venezolana y del prófugo Puigdemont. Eso
quedó este domingo meridianamente claro. Los despropósitos de
Iglesias llegaron al punto de equiparar al golpista con los
republicanos que pudieron huir de España en 1939. Todavía no ha
pedido disculpas y ni siquiera ha matizado semejante disparate a
pesar de la creciente presión entre sus propios simpatizantes para
que rectifique.
El dirigente golpista al que defiende Iglesias es un delincuente
huido de la Justicia al que tanto el vicepresidente como Sánchez
tratan como a un posible socio, gente de su calaña, igual que
Junqueras. En lo que sí tiene razón el líder de Podemos es en que
Puigdemont y el rey emérito no tienen nada que ver. Es evidente y no
sólo por el papel en la Historia de uno y otro. El primero se fugó y
el segundo fue invitado a irse de España, por mucho que Iglesias y
sus acólitos le traten de fugitivo.
Iglesias ha llegado a un punto en el que ya no distingue cuándo
miente y cuándo dice la verdad, cosa que sucede cada vez menos. El
hombre confunde los papeles y en ocasiones se cree que todavía está
en la oposición. De ahí las andanadas contra su propio Gobierno o
los balbuceos cuando le preguntan por el recibo de la luz, cuyo
coste achaca a que no haya una empresa pública en vez de a los
impuestos que su Ejecutivo se niega a bajar con la mentira de que
Bruselas no le deja.
El vicepresidente es una caricatura, un pobre diablo que ha caído de
pie, un tipo afortunado a la vez que un hombre ridículo, muy
limitado, de poca sustancia. Va de duro de barrio, de campeón
castizo, de chulito de billares y futbolines. Pero el drama no es
que sea vicepresidente, sino que un personaje tan lamentable haya
dado clases en la Universidad.
******************* Sección "bilingüe" ***********************
La sectaria imbecilidad del Gobierno se
ceba ahora con Castilla y León
OKDIARIO 19 Enero 2021
La sectaria imbecilidad del Gobierno socialcomunista se ha cebado
ahora con Castilla y León, comunidad gobernada por el PP que, con
toda la lógica del mundo y en un intento de frenar la desatada
expansión del virus, ha decidido adelantar el toque de queda a las
20 horas. Pues bien, el Ejecutivo de Pedro Sánchez ha decidido
recurrir la medida ante el Tribunal Supremo al considerar que no
está contemplada en el decreto del estado de alarma, que sólo
facultaba a los gobiernos regionales a aplicar el toque de queda
entre las 22 horas y la medianoche y hasta entre las 5 y las 7 de la
mañana.
Pretender combatir la expansión del virus con un decreto de hace
cuatro meses, cuando la situación epidemiológica era distinta, es
sencillamente surrealista. No tiene sentido que Castilla y León no
pueda adelantar el toque de queda porque, según el Gobierno, la «ley
no se lo permite». Y eso que ha dicho Ander Gil, portavoz del Grupo
Socialista en el Senado, de que Castilla y León»ha abandonado la
legalidad» tiene guasa: que un partido que se dispone a indultar a
los golpistas catalanes que subvirtieron el orden constitucional
para que Pedro Sánchez pueda seguir cómodamente en La Moncloa se
permita el lujo de acusar al Gobierno castellano leonés de saltarse
la ley es de aurora boreal. En lugar de chorradas, más le valdría a
Ander Gil defender el marco constitucional y el Estado de Derecho en
lugar de cogerse de la mano de proetarras y golpistas.
Lo de Sánchez y la pandemia es de una hipocresía insoportable: cerró
Madrid porque, según afirmó, Díaz Ayuso no adoptaba las medidas
necesarias para frenar la pandemia -cuando los datos epidemiológicos
demostraban que las medidas del Gobierno regional estaban dando
resultados- y ahora lleva a los tribunales a otra comunidad del PP
por pretender ser más restrictivo en las medidas. ¿En qué quedamos?
Detrás del recurso gubernamental contra Castilla y León ante el
Supremo late el mismo sectarismo que exhibió cuando decretó el
estado de alarma en Madrid. El virus es una excusa. Lo único que
buscan es utilizar la pandemia con fines partidistas para acabar con
los gobiernos autonómicos del PP.
Infame Pablo Iglesias
EDITORIAL Libertad Digital 19 Enero 2021
El vicepresidente segundo del Gobierno ha exhibido una vez más a su
radicalismo izquierdista en una entrevista con la cadena del grupo
A3 Media que más se distingue por promover a la organización
bolivariana Podemos. Pablo Iglesias se mostró en La Sexta como lo
que es, un peligroso totalitario que no dudaría en acabar con las
libertades ciudadanas para imponer su agenda marxista y, mientras no
le sea posible, un socio extremadamente valioso para los partidos
que quieren acabar con el régimen constitucional. De ahí su lamento
de que la democracia liberal no le permita ejercer el poder omnímodo
que anhela (como buen comunista) y su defensa cerrada del golpismo
supremacista catalán.
Entre la verborrea con tono impostado que caracteriza su discurso
infamante, el capo podemarra disculpó a los golpistas catalanes
presos y se mostró dispuesto a indultarlos a la mayor brevedad
posible. En su infame complicidad con los separatistas, de cuyo
apoyo depende que él y su pareja sigan en el Gobierno, llegó al
extremo de comparar al prófugo Carles Puigdemont con los exiliados
de la Guerra Civil, analogía que ha provocado lógica indignación en
el resto de fuerzas políticas.
No cabe engañarse con Iglesias, marxista enriquecido con su salto a
la política que ejerce muy gustoso el papel que la izquierda y los
independentistas le han reservado. Cuando el neocomunista se
arrodilla ante las fuerzas separatistas y los grupos proetarras lo
hace en nombre de Pedro Sánchez y del Gobierno de España, metido de
hoz y coz en una operación que trata de socavar el régimen de
libertades y acabar con sus instituciones fundamentales, empezando
por la Justicia y la Corona.
Iglesias defiende a los delincuentes siempre que sean de izquierdas
o separatistas; en eso es inflexible. Convertido en compinche de
Sánchez y hombre del Gobierno para los trabajos más sucios, el
potentado podemarra sigue avergonzando a la inmensa mayoría de los
españoles, obligados a sufrir sus soflamas insoportables y a
financiar su desahogadísimo tren de vida.
La carta de Otegui
Cayetano González Libertad Digital 19 Enero 2021
La misiva que el líder de Bildu, Arnaldo Otegui, ha enviado
recientemente a los presos de ETA es el retrato perfecto de lo que
piensan, lo que llevan dentro –hay muchos Oteguis en ese mundo que
nunca ha condenado la violencia– quienes son los herederos políticos
de una banda terrorista que a lo largo de 50 años asesinó a 857
personas, todas inocentes, e hirió a miles más.
Lo terrible de la situación es que el Gobierno de Sánchez-Iglesias
está haciendo todo lo posible por blanquear a este sujeto, a lo que
representa y a la formación política a la que pertenece, y, lo que
es más grave, los considera un actor político más, con los que se
puede hablar, negociar y pactar, como ha quedado meridianamente
claro tanto en el Congreso de los Diputados como en la Comunidad
Foral de Navarra.
En su carta, Otegui les dice a los presos de ETA –conviene recordar
que están en la cárcel no por haber robado unas manzanas, sino por
haber cometido asesinatos o ayudado a cometerlos– que “EH Bildu
necesita la experiencia y la fuerza de las celdas para que su
proyecto político crezca y situarlo en el lugar que se merece”. ¿A
qué “experiencia” y “fuerza” se refiere Otegui? ¿A la del tiro en la
nuca y por la espalda? ¿A la del asesinato de niños? ¿Al secuestro
durante 532 días de Ortega Lara? ¿Al asesinato a cámara lenta
durante cuarenta y ocho horas de Miguel Ángel Blanco? ¿Cómo se puede
ser tan mezquino y apelar a la “experiencia” y a la “fuerza” de
quienes han causado tanto dolor y sembrado tanto odio?
Otegui, al recordar a los presos de ETA que Bildu celebrará su
congreso en la próxima primavera, no oculta que su meta es la
consecución de la República Vasca Independiente, y les dice a los
presos, uno a uno:
Tú harás fuerte y grande a EH Bildu. Tu ayudarás a EH Bildu a
convertirse en el instrumento político, eficaz y sólido que nuestro
pueblo necesita.
Aquellos –en el Madrid político y periodístico hay muchos– que
sostienen que ETA ha sido derrotada convendría que leyeran con
atención la carta de Otegui. ETA ha sido derrotada policialmente,
gracias a la labor eficaz, constante y tenaz de los Cuerpos y
Fuerzas de Seguridad del Estado, pero políticamente está más fuerte
que nunca. ETA nació para romper España y para instaurar, en lo que
ellos llaman Euskal Herria, una república socialista independiente
tanto de lo que denominan “Estado español” como de Francia.
¿A qué distancia están de conseguirlo? De momento, los herederos
políticos de ETA son la segunda fuerza política en la Comunidad
Autónoma Vasca y sostienen, junto al PNV, al Gobierno de Navarra
encabezado por la socialista María Chivite. Cuentan además con que
el presidente del Gobierno –que tiene gestos tan significativos como
dar el pésame desde la tribuna del Congreso con motivo del
fallecimiento de un preso de ETA en la cárcel– les trata con
deferencia y pacta con ellos desde la prórroga del estado de alarma
a los Presupuestos Generales del Estado.
El futuro no está escrito, pero que en el País Vasco puede
conformarse después de las próximas elecciones autonómicas un
Gobierno tripartito entre Bildu, PSE y Podemos con Arnaldo Otegui de
lehendakari es una posibilidad real, que encaja perfectamente en los
planes de Sánchez de cargarse el régimen constitucional del 78. Si
eso se llega a producir, si los herederos políticos de ETA se hacen
con el poder en la CAV, claro que ETA estará mucho más cerca de
conseguir sus objetivos, por los que mató a un millar de ciudadanos
por el hecho de ser españoles. Para ello necesitan el apoyo del
PSOE, que de momento lo tienen gracias a Sánchez, pero también a
tantos dirigentes socialistas que no se rebelan ante esta
inmoralidad. El de Podemos nunca estará en duda, aunque su fuerza
electoral, también en el País Vasco, vaya menguando.
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