Sin reformas, España está condenada
Francisco Coll Morales es economista y coordinador del servicio de
estudios de la Fundación Civismo.
Francisco Coll Morales okdiario 24 Enero 2021
Eufóricos por la victoria de Joe Biden, así como la derrota, y
consecuente salida de la Casa Blanca de Donald Trump, una parte de
la ciudadanía ha centrado la atención en Estados Unidos. Pero no
podemos obviar la situación a la que nos enfrentamos en España y que
hay que poner encima de la mesa los debates económicos.
Mientras las televisiones mandaban imágenes en las que el nuevo
mandatario estadounidense juraba su cargo ante una multitud de
espectadores digitales, organismos como la OCDE se pronunciaban
sobre la situación económica que muestra el mundo, pero muy
especialmente España. Los aspectos relevantes hablan de la
sostenibilidad de nuestras finanzas públicas como es el asunto de
las pensiones, que se debatía precisamente esta semana.
La economía española no presenta signos de recuperación que sí
muestran otras economías como Alemania o Países Bajos. Lo que nos
dice el indicador compuesto que publica periódicamente el organismo
es que España se encuentra entre las economías que más se descuelga
de la recuperación que sí están experimentando un gran número de
países del bloque.
España tiene una economía procíclica, lo que la lleva a caer más que
la media cuando hay una crisis y también a veces a recuperarse a
mayor ritmo cuando la economía se expande
Así pues, debemos ser conscientes de lo que supone esto, pues ese
comportamiento procíclico que tanto nos caracteriza, igual que nos
lleva a crecer a un mayor ritmo en periodos en los que la economía
se expande, nos condena a una recuperación más gradual y, por ende,
tardía, en situaciones de crisis. Esto, en la pasada crisis, provocó
que España, entre otras consecuencias, no recuperase los niveles
previos hasta pasados 9 años desde el estallido de la Gran Recesión.
Una recuperación que en el caso de Alemania u Países Bajos, se dio
en un plazo de entre 2 y 4 años.
Difícil recuperación
Ahora mismo la realidad es que España acusa un deterioro que
dificultará la recuperación. Es la economía que más empleo, así como
empresas, ha destruido durante la crisis de toda la Unión Europea y
también era de las que peor entraba en esta crisis. Se ha dado una
gran pérdida de capacidad productiva que nos ha llevado a ensanchar
aun más los desequilibrios.
Por eso, cuando se habla de recuperar la economía a nivel previo al
que tenía antes de la pandemia del coronavirus, hay que tener en
cuenta que no mostraba una situación precisamente buena como para
caer en la autocomplacencia.
Así que eEspaña deberá trabajar más intenso que el resto de países
para corregir ese descuelgue y deberá hacerlo durante más tiempo
para alcanzar un nivel acorde con las exigencias europeas.
Pensiones
Asuntos como el de las pensiones, entre otros, dificultan esta
situación. En esta línea, y junto al de las pensiones, muchos son
los debates que deben plantearse. La situación del empleo en el
país, con tasas de paro estructural que ascienden hasta situarse en
el 16%; la precariedad y la temporalidad laboral; la vulnerabilidad
de nuestro tejido productivo; la reforma educativa, así como la
propia ayuda europea para la llegada de todas esas reformas, son
debates que, en la línea de los anteriores, debería plantearse la
clase dirigente en nuestro país.
Si no se aplican estas reformas, si no se trabaja duro para mejorar
la situación, España está condenada a vivir una situación similar en
cada crisis.
En definitiva, recuperar la economía, en el caso de España, no debe
ser caer en esa citada autocomplacencia que nos suscita volver a los
niveles previos que esta mostraba en momentos previos a que se
desatase la pandemia; recuperar la economía tampoco es crecer a
ritmos del 7% en los próximos años. Recuperar la economía española,
para que nos hagamos una idea, es aplicar todas esas reformas que en
las próximas crisis nos doten de robustez, con el fin de mostrar un
comportamiento similar al de otras economías líderes. Pues de seguir
mirando a los Estados Unidos como si nada pasase, la historia estará
condenada a repetirse.
La agenda 2030 contra los españoles
Este Gobierno convierte el delito en un falso derecho
Jorge Buxadé https://gaceta.es 24 Enero 2021
La política del consenso progre consiste en la promoción obligatoria
del falso vulnerable frente a quien trabaja y se esfuerza. El
vulneracionismo; que consiste en crear un “colectivo” que voluntaria
y conscientemente se coloca en situación de incumplimiento de la ley
o del orden social y luego reivindicar esa situación de
“vulnerabilidad” buscada y consentida como fundamento del
reconocimiento de un derecho que, además, se impone sobre otros
miembros de la comunidad, que son aquellos que cumplen la ley y
ajustan sus comportamientos individuales, familiares y sociales a la
ley y al orden moral. La izquierda política lleva la iniciativa y
los grupos y partidos “liberales”, demócrata cristianos o
reformistas de derechas acaban, siempre, cediendo, tarde o temprano.
Un ejemplo paradigmático ha sido la aprobación, con fecha de 20 de
enero de 2021, del Real Decreto-Ley 1/2021 de 19 de enero, que ha
modificado la denominada “Ley Antidesahucios” que preveía seguir
adelante con los lanzamientos judiciales en el supuesto de que la
permanencia del “okupante” fuere como consecuencia de delito; es
decir, penalizaba con el lanzamiento “el allanamiento de morada”
cuando se rompía la cerradura y se entraba en una vivienda que era
primera residencia de la víctima (fuerza en las cosas). El gobierno
socialcomunista que impera en España, al aprobar esta modificación
blinda a los “okupas” en la Disposición Final Primera; poniendo por
encima el falso derecho del que comete un delito frente al titular
del derecho de propiedad.
De esta forma se ha establecido que cuando la entrada o permanencia
del intruso okupa se haya producido mediando intimidación o
violencia el lanzamiento del okupa se mantendrá, de lo que se
desprende que cuando el delincuente usurpador de la vivienda de
cualquier persona lo haga sin intimidación o violencia sobre la
persona, su situación se consolida, de forma que convierte en “sin
techo” o sin vivienda a su auténtico, legítimo y único propietarios.
Es la consolidación del delito. Convertir en un falso derecho un
delito es lo que lleva haciéndose en el ordenamiento europeo desde
hace años. Léase la llamada legalización del aborto, como caso
paradigmático y casi universal pues de la despenalización al aborto
como derecho ilimitado va un golpe de boletín oficial.
La decisión del gobierno es, abiertamente, la derogación del derecho
de propiedad en España. Constituye un atentado directo a la justicia
social invocando falsas razones sociales. Es la inversión de los
valores. Convertir lo justo en injusto. Dar a cada uno exactamente
lo contrario de lo que le corresponde. Es cargarse, de un plumazo,
2.500 años de historia jurídica y con ello todo fundamento de
derecho natural del derecho de propiedad que queda ya como un
derecho de limitado reconocimiento positivo en las leyes. Es una
expresa manifestación de cómo opera el capitalismo de parte
interesada al servicio de la Agenda de Desarrollo Sostenible.
Si el comunismo o capitalismo de estado determinaba la general
transferencia coactiva del derecho de propiedad particular al Estado
comunista, vía ocupación, requisa, o cualquier otra figura por
decisión gubernamental, sin justa causa y sin mediar pago de
justiprecio o sin mecanismo legal para impugnar judicialmente el
injusto precio atribuido, el capitalismo de parte interesada es aún
más cruel, más injusto y más inmoral, aunque se esconda bajo ropajes
de buenismo y vulneracionismo. Las élites, por supuesto, no se van a
ver afectadas por esta Ley. Solo el español de a pie que con su
esfuerzo ha adquirido una vivienda, o quizás más de una, fruto de su
ahorro, su tenacidad, la herencia familiar.
Todo enmascarado en afirmaciones aparentemente buenas pero vacías de
contenido: la lucha contra la pobreza, contra la vulnerabilidad, o
el derecho a una vivienda digna. Si, vivienda digna, pero la del
vecino. Son unos miserables.
En este caso, la transferencia coactiva la hace, directamente, la
parte interesada, por sus propios medios, ocupando ilegalmente la
propiedad ajena, ni siquiera el Estado (produciendo un
enfrentamiento directo entre los miembros de la comunidad); el
Estado se limita a dictar una norma que habilita la injusticia; sin
pago alguno de justoprecio, y sin derecho a impugnar ningún acto
administrativo susceptible de recurso judicial impetrando la tutela
judicial efectiva.
Por lo tanto, si el propietario legítimo convertido en víctima se va
a la compra y cuando vuelve hay un okupa dentro de su morada, aunque
haya forzado la cerradura de la vivienda, como no ha intimidado ni
ejercido violencia directa sobre la persona, no se le desahucia. Se
consagra así la milicia urbana y el terror en los barrios de España.
Todo el consenso progre está en el ajo, pues la norma
–sibilinamente– se aprueba como norma temporal y transitoria, hasta
el mes de mayo que es cuando termina el nuevo estado de alarma
decretado ilegalmente también mediante Real Decreto 926/2020 de 25
de octubre y refrendado cobardemente por la oposición, salvo VOX,
con su abstención.
De este modo, se contribuye a esa salvaje y coactiva transferencia
de bienes, derechos y servicios de las clases medias occidentales –
en este caso españolas – a grupos sociales determinados sólo por una
conformación ideológica e identitaria (okupa, inmigrante ilegal,
colectivos LGTBIQ+, y otros), sin fundamento en la justicia, para
desarbolar la fuerza de la Nación frente a quienes desean
desintegrarla, por diversos motivos. Porque todos ellos son
“colectivos” que, por motivos ideológicos y con plena consciencia,
se colocan voluntariamente en una situación de “vulnerabilidad” con
la exclusiva finalidad de hacer suyo lo que no les pertenece, por
derecho natural, o por justicia. Es la Agenda 2030. Es el consenso
progre. Es la barbarie frente al orden social justo.
Quieren destruir las clases medias occidentales. Por ello es
imperativa la respuesta en todos los órdenes. Judicial,
institucional y social. VOX lidera y va a seguir liderando una Gran
Coalición de las clases medias y trabajadoras despojadas de aquello
que en justicia les pertenece: su libertad, su trabajo, su familia,
su propiedad. La Gran Coalición de la España que madruga, de la
España que trabaja, de la que cotiza y contribuye, la Gran Coalición
de las clases medias y trabajadoras frente a esa Coalición Global
del vago, el paniaguado, el enchufado, el subvencionado, el falso
vulnerable.
Un Trump de extrema izquierda
Jesús Cacho vozpopuli.es 24 Enero 2021
Cuentan que una gran bola de fuego surcó el cielo de Madrid la noche
del miércoles al jueves como si se tratara de una más de las plagas
de Egipto, las desgracias nunca vienen solas, que parecen haberse
abatido sobre España y su capital en los últimos tiempos. Una roca
procedente de un asteroide, reportan los expertos, que penetró en la
atmósfera a 126.000 kilómetros hora dejando en su trayectoria
detonaciones como fuegos artificiales de un fin del mundo. En el
Madrid castizo el fenómeno no ha merecido siquiera un arqueo de
cejas, sobrecogidos todos como estamos por la sucesión de desgracias
que parecen haberse concitado sobre una ciudad y un país que ha
perdido el rumbo. Madrid reventada por una explosión de gas que dejó
cuatro muertos el mismo miércoles por la tarde. Madrid bloqueada por
una gran nevada que la dejó paralizada durante casi doce días, entre
la conducta mostrenca de unas Administraciones, las tres, la
central, la autonómica y la local, ocupadas en echarse las culpas de
un evento meteorológico que ha venido a poner en evidencia, como
aquí escribía el lunes Álvaro Nieto, la falta de capacitación
técnica, el déficit de gestión de una clase política formada
mayoritariamente por abogados nunca enfrentados a la necesidad de
gestionar algo imposible de constreñir en el carril de los códigos
penal o mercantil.
Nada, sin embargo, comparable al desastre sanitario que nos aflige.
464 muertos el miércoles. 404 el jueves. 400 el viernes. Una cifra
parecida el sábado. Muerte a raudales entre la indiferencia de un
gentío que ha perdido sentido y sensibilidad para alarmarse ante las
tragedias, por muy grandes que sean. Es como si todos los días dos
grandes aviones se precipitaran desde las alturas con su
interminable ristra de muertos. Nos hemos acostumbrado a cualquier
barbaridad. Nos han vacunado contra cualquier sorpresa. Como en
marzo y abril, tampoco hay fotos de UCIs, ni velatorios, ni féretros
a punto de crematorio. Lo que hay es miedo. “Lo difícil es explicar
a un paciente que le vas a dormir para ponerle un tubo en la boca y
que pueda respirar. Y entonces él te mira fijamente a los ojos, te
agarra la mano con fuerza y te dice: tengo dos hijos, de 5 y 9 años;
dile a mi mujer y a mi familia que les quiero mucho”, se lamentaba
Sofía, enfermera en la UCI del Hospital San Pedro de Logroño, esta
semana en COPE. Un miedo secreto. Un miedo que atenaza. Un miedo que
saca a flote lo peor del personal. Comenta Pastrana, ilustre
tuitero: “Creo que no solo hablo por mí cuando expreso la
preocupación por mi padre, de 84 años. Ancianos muertos de miedo
porque piensan que en cualquier momento se van a contagiar y van a
durar un par de semanas. Y mientras tanto, una caterva de políticos
y funcionarios fuera de los grupos de riesgo acaparan las vacunas
usando su posición de privilegio. Una puta vergüenza”.
Nos hemos habituado a todo. Hasta a un presidente del Gobierno que
no asume ninguna responsabilidad en la senda de los 100.000
fallecidos hacia la que caminamos. El figurín no está para
contaminar su bella imagen con desdichas. Desgracias que han venido
a poner de nuevo en evidencia el fracaso de nuestro modelo de
Estado, los 17 Estaditos autonómicos, 17 formas distintas de luchar
contra la covid y ninguna certera. La Rioja acaba de prohibir hablar
en el transporte público para frenar los contagios. Si no fuera una
tragedia bien podría tratarse de una comedia, quizá una farsa.
Sánchez se ha lavado las manos cual Pilatos, y en el tótum revolútum
sale a relucir la indignidad de numerosos cargos públicos (hasta un
Jemad obligado a dimitir por las revelaciones de este diario) que,
ligeros de vergüenza, corren a vacunarse hurtando la dosis a quien
más la necesita. Es un sálvese quien pueda que nos impide poner pies
en pared y exigir, como el pueblo de París camino de la Bastilla,
como los descamisados de El cuarto estado de Pellizza da Volpedo,
plantarnos en Moncloa para exigir responsabilidades al pintón que la
ocupa, empeñado en estrellar contra las rocas a un país que hace
apenas dos décadas se soñaba grande e importante. Asomados al
abismo, sin atrevernos a mirar a las profundidades.
Las vacunas de los alcaldes como la expresión más agraz de esta
España insolidaria y rota. Nada comparable al esperpento de Fernando
Simón, el gran “experto” sobre el que se acumulan los dislates.
¿Cómo es posible que persona tan desacreditada continúe al frente
del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias?
¿Cómo es posible que siga apareciendo en pantalla todos los días
como portavoz de Sanidad en la lucha contra la pandemia? Él es la
imagen de la derrota, tan costosa en dolor y lágrimas, de España en
la pelea contra la covid. Simón no dimite porque sus errores, su
incapacidad, sus mentiras han hecho costra y le han blindado, le han
solidificado en el paisaje de espanto que hoy ofrece este país
dirigido por aficionados malévolos, por engreídos inútiles, por
falsos profesionales de tírame pan y llámame perro. Y porque primero
tendría que dimitir el responsable de mantenerlo en el puesto, el
ministro de Sanidad, Salvador Illa.
El caso del candidato a presidir la Generalidad de Cataluña es
paradigmático del desastre en que ha devenido España, demostración
de la irresponsabilidad entronizada en el poder. Sánchez ha logrado
esta semana el pleno al quince de que las elecciones catalanas se
celebren el 14 de febrero birlando a un independentismo quebrado el
deseo de aplazarlas. Se trata de aprovechar el tirón de imagen de un
personaje que ha desplegado, justo es reiterarlo, unos modos muy de
agradecer a la hora de dirigirse a los ciudadanos en un país tan
crispado como este, pero que ha demostrado también una total
incompetencia para comandar la batalla sanitaria más importante con
la que se ha enfrentado España en más de un siglo. Tramposo y
mentiroso. Ampliamente rebasado por la altura del listón que marca
la pandemia. Y parece, de creer a Tezanos, que el rebaño está
dispuesto a votarlo en masa en Cataluña. El episodio de esas
autonómicas nos coloca ante otro de esos momentos cumbre en la
historia de la infamia: si en marzo pasado taparon el turbión de una
pandemia que ya estaba matando a gente entre nosotros para no
estropear su aquelarre del 8 de marzo, ahora pretenden ignorar la
petición de confinamiento que Comunidades Autónomas y expertos
exigen para que nadie les arruine la gran fiesta del nuevo
tripartito que tienen preparado en Cataluña. Todo pequeño, mezquino,
ruin.
En manos de cuatreros
Un país en manos de cuatreros del oportunismo político más atroz. Un
Gobierno que sigue centrado en la ocupación del poder más que en la
lucha contra la pandemia. En la consolidación de posiciones vía
demolición progresiva del Estado de derecho. El BOE del miércoles
hacía realidad uno de los sueños húmedos de los ministros chavistas
del Gobierno al publicar el Real Decreto-ley 1/2021, de 19 de enero,
facultando a los jueces para suspender sentencias penales que
ordenen el desahucio de okupas. Una vulneración flagrante de dos
derechos consagrados en la Constitución: el de la tutela judicial
efectiva plasmado en el art. 24 -que entre otras cosas valida el
derecho que los justiciables tienen a que las sentencias de los
tribunales se hagan cumplir forzosamente cuando el condenado no lo
haga voluntariamente- y el de la propiedad privada recogido en el
art. 33. “La excusa para acometer esta evidente inconstitucionalidad
vuelve a ser el estado de alarma y el combate contra la pandemia”,
escribía Guadalupe Sánchez el jueves en Vozpópuli. Para esto quería
el desalmado un estado de alarma de seis meses, una anomalía
constitucional que ha demostrado no servir para combatir la pandemia
pero sí para reforzar su poder. Con la ayuda de dinero público. “El
Gobierno utiliza la vía urgente para licitar 112 millones de
publicidad institucional”, rezaba un titular de este diario días
atrás. Acallar críticas, tapar bocas, comprar a los medios.
Mientras Francia acelera los procedimientos para desalojar okupas de
las viviendas, el Gobierno de Pedro & Pablo les pone banda de música
y les invita a atentar contra la propiedad privada y los derechos de
los ciudadanos cumplidores de la ley. En estas manos está el
pandero. En las de malvados cuya estulticia solo es comparable a su
incompetencia. Gente torpe, ideologizada hasta el tuétano. “Debemos
centrar nuestros esfuerzos en transformaciones profundas que lleguen
a todos los ámbitos de la sociedad. Implementar políticas públicas
feministas en las que participen las empresas, es fundamental para
la transición que nuestro país necesita”, Irene Montero este jueves.
“La igualdad de género debe ser un pilar clave en las políticas de
regeneración postCovid”, Yolanda Díaz el mismo día. “España está
superando las peores expectativas que había sobre su economía a
consecuencia de la pandemia de coronavirus y está en condiciones de
asumir un liderazgo mundial que se merece”, Sánchez, también el
jueves en Moncloa y ante representantes de la Asociación de
Multinacionales por la Marca España. Demasiado poco nos pasa.
“Liderazgo mundial” cuando acabamos de conocer los últimos datos de
deuda pública, que a finales de noviembre se situó en 1.312.590
millones, cifra equivalente al 114,47% del PIB, lo que significa una
deuda per cápita de 27.731 euros. Un país quebrado, sostenido por
las compras de deuda del BCE. Con los despachos de abogados
preparándose para hacer frente a la avalancha de suspensiones de
pagos que se avecinan en cuanto el ICO empiece a reclamar los
préstamos concedidos o venzan los ERTEs. El final, con todo, de este
botarate egocéntrico parece inevitable a menos que los españoles
consientan en aceptar mansamente la servidumbre de una dictadura
disfrazada de elecciones cada cuatro años. Sería el triunfo
definitivo de “la banda”, que denunció Rivera, de un grupo que
aspira a perpetuarse en el poder con la ayuda de unos medios
comprados, una parte de la población subsidiada y un ramillete de
millonarios adosados al BOE a la hora de hacer negocios a su sombra.
Y a costa de unas clases medias empobrecidas y silenciadas. El grupo
dispuesto a volver a jugar con la salud de los españoles para que
nadie le estropee sus planes en Cataluña.
Para cuando la crisis de deuda sea inevitable y esté llamando a
nuestra puerta, las murallas del Estado de derecho habrán quedado
casi derruidas. Este es un tipo que pertenece a la misma estirpe
–productos del tiempo político que nos ha tocado vivir- de los
Erdoganes, los Putin, los Trump y tantos otros-, tipos en guerra con
la verdad, príncipes de la mentira, dispuestos a ahogar la
disidencia y a forzar una legislación a su medida. Sánchez es
nuestro Donald Trump, un Trump de extrema izquierda que a la amenaza
de pérdida de libertades une una total incompetencia a la hora de
crear riqueza (cosa que sí sabía hacer Trump) o siquiera consentir
que otros lo hagan. Los norteamericanos acaban de desalojar de la
presidencia, no sin dificultades, al bocazas. Los españoles de bien
tienen por delante la tarea inaplazable de desalojar de La Moncloa a
este inútil presuntuoso y enfermo de poder. En los Estados Unidos ha
terminado funcionando el rodillo de una democracia muy consolidada y
sus poderosos contrapesos. En España va a resultar todo mucho más
difícil, si es que algún día se logra. Este es un país sin tradición
democrática y con las instituciones muy dañadas. Sin sociedad civil.
Pero es esa una tarea inaplazable si queremos volver al camino de la
concordia civil. Si queremos acabar con la confrontación y el
frentismo. Si queremos liquidar la maldita polarización, el divide y
vencerás del que este pequeño sátrapa ha hecho su divisa. Si
queremos vivir en libertad.
El Plan Biden logra muchos titulares, pero
tendrá pocos efectos económicos positivos
Daniel Rodríguez Asensio Libertad Digital 24 Enero 2021
Estados Unidos tiene nuevo Presidente. Joe Biden ha entrado en la
Casa Blanca con un mensaje de concordia y de acabar con la
polarización extrema que asola el país y sus dos primeros
movimientos han consistido en tirar abajo buena parte de la gestión
Trump y aprobar un macroplan de estímulo fiscal para el país que
mejor se está recuperando de la crisis.
1,9 billones de dólares. Esa es la gran cifra que está vendiendo
Biden para impulsar la economía norteamericana. Un plan que
contiene, fundamentalmente, los siguientes elementos:
Programa Nacional para vacunar a 50 millones de personas.
Plan para la reapertura de colegios y centros educativos.
350.000 millones de dólares en transferencias directas a gobiernos
locales y estatales.
Incremento del subsidio al desempleo de 300 a 400 dólares.
Cheque de 1.400 dólares para familias estadounidenses.
En este último punto se basa para garantizar el componente social y
fortalecer la demanda interna. Un dinero en efectivo que,
recordemos, se suma a los 600 que ya aprobó Trump en diciembre y a
los 1.200 dólares que también fueron aprobados en marzo.
Las transferencias directas a entidades públicas de menor rango
también fueron una parte fundamental de los dos últimos planes, por
lo que, alguno podría afirmar, equivocadamente, que el Plan Biden no
es más que una copia del Plan Trump pero de menor cuantía (Trump ha
aprobado más de 2,2 billones de dólares en estímulos).
Hay una pequeña diferencia entre ambos documentos: la factura
fiscal. Lo primero que hizo Trump en cuanto aprobó la declaración de
emergencia fue lanzar varias leyes para aliviar la carga fiscal a
familias y empresas. Entre ellas, merece la pena destacar:
Aplazamiento del IRPF.
Ventajas fiscales para los planes de pensiones y posibilidad de
distribuir los fondos acumulados bajo determinados supuestos;
Permitir el traslado de pérdidas empresariales de hasta seis años
atrás.
El resultado, tal y como ha recogido BBVA Research, es el de una
renta disponible que durante los peores meses del año pasado ha
superado incluso a los niveles tendenciales a los que avanzaba
Estados Unidos antes de la pandemia.
Como consecuencia, Estados Unidos ha sido la economía avanzada que
menos impacto económico ha tenido que asumir, el mercado de trabajo
norteamericano ha reabsorbido más de la mitad del empleo perdido
durante los peores meses del año pasado.
Tal y como ya explicamos en el artículo anual de perspectivas
económicas, Estados Unidos presentaba la recuperación más sólida de
las economías avanzadas y sus dos grandes retos eran:
La evolución de los créditos morosos y evitar la crisis bancaria.
Evaluar qué capacidad de estímulo de la demanda interna mantenía el
país sin los planes de estímulo.
Es difícil dirimir qué parte de esta buena evolución. Lo que sí que
quedó claro es que parte de los receptores de los estímulos de Trump
usaron este colchón para… invertir en acciones. Concretamente, las
familias cuyas rentas oscilaron entre los 35.000 y los 75.000
dólares anuales incrementaron sus operaciones con acciones un 90%
intersemanal cuando recibieron estos fondos, según recogió la CNBC.
¿El cheque a fondo perdido estimuló la demanda? Pues probablemente
sí, pero parte fue a los mercados financieros. El elemento, por
tanto, que ha usado Biden en su macroplan de estímulos no sé si es
el más efectivo.
El tiempo dirá si Trump ha sido un buen Presidente para Estados
Unidos o no. Lo que sí queda claro, a la luz de los datos, es que la
economía norteamericana ha crecido a ritmos nos vistos desde hace
años (especialmente desde la bajada de impuestos de 2017), que los
mercados financieros han alcanzado máximos históricos, que la
rentabilidad de los bonos norteamericanos ha alcanzado mínimos
históricos y que la tasa de paro pre-pandemia era del 3,2%.
Todo ello sin una sola guerra y con una política comercial de muchos
titulares pero pocos aranceles. Según el Servicio de Inteligencia
Geopolítica, Estados Unidos implementó más medidas proteccionistas
que cualquier otro país del mundo durante la administración Obama,
más de 600 medidas que limitan el libre comercio, incluidos
aranceles sobre paneles solares y barreras comerciales sobre capital
y productos importados. Biden también ha anunciado ya un
"endurecimiento" de las relaciones con China, así como mantener los
aranceles a países que sigan adelante con la tasa Google (como
España).
La conclusión preliminar, a la luz de los pocos elementos con los
que contamos, es que el fenómeno de la administración Biden no es
tan distinto que la de Trump (al menos en términos económicos), pero
sí más ideologizada.
¿Soportará la economía norteamericana esta presión? El repunte
económico desde 2017 ha logrado registros al alza en términos de
ingresos públicos para Estados Unidos. Esto, sin embargo, no ha sido
suficiente para reducir el déficit, que ya evolucionaba al alza
incluso antes de la pandemia.
La propia oficina de Control Presupuestario del Congreso ha cifrado
en 550.000 millones de dólares más el déficit acumulado de Biden en
relación con el que presentaba Trump en su programa. Una cifra que
podría ascender hasta los 1,45 billones de dólares si se aplican
todas las medidas recogidas en su campaña electoral.
Los principales analistas apuestan por los sectores relacionados con
la sostenibilidad y el cambio climático como principales motores de
crecimiento de la economía norteamericana durante la era Biden. La
experiencia con Obama, sin embargo, muestra una realidad repleta de
bancarrotas y un sector ineficiente tras sucesivos planes de
estímulo, unos mercados financieros nacionales débiles… y el
fracking (esto es importante recordarlo) actuando como verdadero
impulsor de la economía y como palanca para conseguir la tan ansiada
autonomía energética.
Los sucesivos planes de estímulo que impulsará Biden (ya ha avisado
de que habrá más) se financian con deuda, es decir, con impuestos en
un futuro no tan lejano. Los sectores estratégicos se llenarán de
regulaciones y burocracia provocando una pérdida notable de
competitividad.
Y, mientras tanto, las grandes potencias asiáticas se frotan las
manos. La debilidad estadounidense es la vulnerabilidad de las
democracias occidentales que conocemos a día de hoy, incluida
Europa.
Dar la batalla cultural
EDITORIAL https://rebelionenlagranja.com 24 Enero 2021
Se ha presentado en Madrid la Asamblea por la Vida, la Libertad y la
Dignidad. Un iniciativa, al decir de sus promotores, para dar la
batalla cultural y antropológica frente al intento del frente
popular que nos gobierna de hacer tabla rasa de nuestra cultura y
destruir los pilares, borrar los valores y fulminar los principios
sobre los que se asienta nuestra sociedad, y que tienen su
fundamento en el humanismo y el cristianismo.
La ley de eutanasia, la ley del aborto, la agenda LGTBI, la ley de
memoria histórica, el ministerio de la verdad, el transhumanismo, el
gran reseteo promovido desde la Agenda 2030 y el Foro de Davos, el
papale de las grandes tecnológicas en la instauración de un
pensamiento único, son algunos de los hitos más importantes de esa
nueva ola -un autentico tsunami- con la que la izquierda quiere
barrer a España de España.
La valiosa iniciativa está respaldad por más de 100 asociaciones,
fundaciones, universidades, como la Fundacion Villacisneros, One of
Us, La Fundacion San Pablo CEU, la Asociación de Propagandistas o la
Universidad Católica de Valencia.
Desde Rebelión en la Granja respaldamos y nos unimos a dicha
iniciativa, y sugerimos que, en una sociedad donde la opinión
pública se conforma fundamentalmente a través de los medios de
comunicación, éstos tengan también un papel relevante en la citada
Asamblea. Sus iniciativas deben ser debidamente difundidas y contar
con el apoyo de los medios que, como este, están dando la batalla
cultural y antropológica desde el principio. Este y otros medios de
comunicación escritos y audiovisuales pueden y deben sin duda jugar
un importante papel en la difusión de las ideas.
También pedimos que la Asamblea estudie la posibilidad de sumar a
tan loable iniciativa a determinados actores de las redes sociales,
cuya difusión alcanza hoy altas cotas entre la juventud de España.
Todo juntos podemos ganar esa batalla.
******************* Sección "bilingüe" ***********************
Pastores con impunidad, rebaño sin
inmunidad
Federico Jiménez Losantos Libertad Digital 24 Enero 2021
La jerga mediquera, que no médica, administrada en dosis masivas a
la teleplebe por el Poder político-mediático, lleva algún tiempo
utilizando el feo terminacho “inmunidad de rebaño”, anglicismo mal
traducido que en los primeros tiempos se adjudicó a Brasil, de donde
procede ahora la peor de las cepas en que va mutando el Covid19. En
algún momento, se dijo que era la fórmula para que España volviera a
atraer turistas. Un 70%, un 80% ya inmunizado por haber pasado el
virus o estar vacunado, y estaríamos a salvo de la pandemia y de la
ruina. De la pandemia, difícil con un Gobierno de criminales; de la
ruina, imposible, bajo un sistema social-comunista.
Diecisiete taifas, diecisiete castas políticas
La tercera ola del virus, que va alcanzando en gravedad a la
primera, muestra que la política seguida en las dos anteriores es,
como mínimo, ineficaz. Pero el efecto de la mentira impune como
rasgo distintivo del Poder social-comunista, tan mediático como
político, se ha propagado con velocidad vertiginosa, forjando una
auténtica escuela de abuso de Poder y comportamientos incívicos por
parte de la casta dirigente, civil y militar.
Empezaron los alcaldes socialistas de Valencia, queridas, adjuntos y
compañeros de partido. Un pueblo tras otro, cundía la certeza de que
el PSOE del Cartel de los Puig seguía el ejemplo de su líder y había
decidido aprovechar el descaro de Ximo ante la Ley para vacunarse
rápido. No es que a estas alturas nadie se asombre de la corrupción
en la Comunidad Valenciana, pero coincidía el descaro de los
socialistas con una situación terrorífica en el ámbito sanitario.
Mientras se negaba a los que trabajan en la Sanidad Privada la
vacuna que se facilitaba a los de la pública -espero que haya pronto
una querella que mande a los responsables a la cárcel- los que tanto
criticaban a Ayuso levantaban tres tiendas del ejército porque no
caben los enfermos en los hospitales. No como en el Ifema; como en
Irak.
Cuando el PP llevaba un día criticando ferozmente la corrupción e
incompetencia de los socialistas valencianos, zas, estalla el
escándalo en Murcia. La consejería de Salud casi en pleno, cientos
de agraciados con la lotería política del PP se habían saltado o
asaltado la cola de las residencias de mayores, que es el primer
grupo de riesgo que debería ser vacunado. El espectáculo de las
huestes de Teodorico, como llaman allí a García Egea, fue una
exhibición de indecencia sólo superada por la incompetencia. El
mismo consejero que, seguro del apoyo de su presidente López Miras y
de su partido, presumió de hacer lo correcto y de mantenerse en el
cargo por la mañana, dimitió llorando por la tarde. La portavoz del
Gobierno, de C´s, había pedido su dimisión. Y ante el dilema, no
exactamente moral, de que C´s se pasara al PSOE y formara gobierno
con ellos, dejando al PP sin Murcia y a Teodorico en ridículo ante
sus visigodos y el rey Casadorico, echó por la tarde al que sostenía
por la mañana. El centrismo es vaivén.
Los “aprovechadiños” de Feijóo
Y para que no dijera nadie que era un caso aislado, saltó otro en
Galicia. Su vicepresidente y presunto delfín había dicho pocos días
antes, burlándose de Madrid y Bilbao, que habían sido prudentes al
administrar la primera dosis de vacuna sólo si tenían segura la
segunda, que “los que no saben poner vacunas, que nos las den a
nosotros que sí sabemos ponerlas”. Es el famoso “sentidiño” de
Feijóo que su presunto delfín ilustraba a coces.
Y justo después de insultar a los profesionales prudentes de Madrid,
el País Vasco y Aragón, porque el resto se lanzó a vacunar a lo
loco, llegó de tapadillo la confesión de otro abuso: el área de
Sanidad dueña del know-how en el uso de jeringuillas, técnica
imposible de dominar sin “sentidiño”, había vacunado “por error” a
veintiún “informáticos”. Como Galicia tiene quizás la población más
envejecida de España, parece difícil confundir a jóvenes
informáticos de Santiago con ancianos de Lugo. ¿Y cabe pensar que
sea el único “error”, que sólo los informáticos aprovecharon que
están donde se deciden las cosas para vacunarse los primeros? Será
que a Teruel no llega al “sentidiño” o que estamos muy “sentidicos”,
pero yo no lo creo.
El colmo del descaro: hasta el Ejército
El mejor argumento para la incredulidad sobre la ética de los
servidores públicos ha sido el del abuso vacunatorio en la cúpula
militar, con el JEMAD a la cabeza, que pasaron para por encima de
los sanitarios del Gómez Ulla y de los mayores en residencias. Si ya
no se puede confiar en la ética del Ejército, ¿en quién pueden
confiar los españoles? El JEMAD ha dimitido tras un día de tira y
afloja entre Marlaska y Robles, la ministra que parece encontrar un
intenso placer en destituir generales y, mientras finge defender la
Constitución, se permite injuriar a los militares retirados que no
dependen de ella para ascender y manifiestan su preocupación al Rey
por algo evidente: el Gobierno del que forma parte Robles es el peor
enemigo de la Nación y del Estado desde la Guerra de la
Independencia.
Previamente, Marlaska, rabioso porque Robles desplegó trescientos
militares de la UME para ayudar a varias comunidades, entre ellas
Madrid, había destituido al enlace de la Guardia Civil con el
Ejército, porque pudo incurrir en el delito de vacunarse como
cualquier socialista valenciano, o de no avisar de esa imitación,
Tampoco cabe descartar que fuera por no haber vacunado antes a los
asesinos etarras que quedan en la cárcel, cada vez menos, pero que
Otegui e Iglesias podrían denunciar en la Sexta y en TVE. Conviene
recordar que al final Robles retiró a sus militares, apenas el 20%
de la UME, ante la indignación de Ayuso y Almeida. Pero es que el
20% es el nivel de patriotismo que se permite la ministra. Hasta ahí
llega, y no más.
Vox ha hecho la pregunta clave al Gobierno: ¿cuántos de ellos se han
vacunado ya? ¿Y se han vacunado por delante de los demás Illa y
Simón? Añado una sospecha: ¿cómo es posible que la distinguida
pensadora queer Irene Montero no haya reclamado que las mujeres
tengan prevalencia sobre los hombres a la hora de vacunarse? Viven
siete años más de media que los hombres, pero ¿no se trata de
compensar un agravio histórico intemporal? ¿O es que temen que
cualquiera pueda saltarse la cola, símbolo de toda sociedad
comunista, diciendo que se siente de otro género hace dos horas? ¿O
es que en la Dirección General de las Mujeres se han vacunado todas?
La impresión general
En los próximos días conoceremos más casos de lo que se presenta
como una verdadera epidemia moral -en rigor, inmoral- que afecta a
los cargos públicos por encima de la ideología y la geografía.
Abusan de su poder porque pueden. La impunidad en las conductas de
los políticos de Izquierdas, por torpes, trapaceras o criminales que
sean, es el rasgo más claro de este año de Gobierno,
social-comunista. El sanchismo-leninismo es, ante todo, impunidad.
Luego vienen la inmoralidad, la incompetencia y la deslealtad a la
Nación, pero sin la impunidad que garantizan el control de los
medios y la sumisión de la Justicia, muchos errores y bastantes
delitos se pagarían. Sin embargo, como prueba el Caso Illa, que en
vez de la cárcel disfruta de grandes esperanzas electorales, no sólo
salen gratis: se premian.
Pero el problema no es sólo del Gobierno ni de la Izquierda. Es de
orden general, y afecta a toda la sociedad. En vez de buscar la
“inmunidad de rebaño”, los pastores se han apropiado de las vacunas,
seguros de su impunidad. A las 17 taifas corresponde la vacuna por
gremios. Volvemos a la Edad Media, que, de forma injusta, se ha dado
en llamar “los siglos oscuros”. Nunca ha habido más luz ni más luces
que ahora. Pocas veces el panorama moral, en España y en buena parte
del mundo, ha aparecido tan innecesariamente negro.
Sin fatalismo pero con inquietud
Valentí Puig cronicaglobal 24 Enero 2021
A quien le importe una Cataluña con seguridad jurídica, pluralidad,
más competitiva y estable, no le faltan motivos para el fatalismo
desde hace ya quién sabe cuándo. Empeñarse en un acto de secesión
que no tenía ningún futuro ni encaje en la ley, dejó a la
Generalitat en manos de seres tan ineptos como Puigdemont y Torra,
dando a pensar a muchos ciudadanos que la situación no tenía
remedio. El fatalismo, sin embargo, es impropio de una sociedad
abierta. Quienes decían que la inmensa mayoría de los catalanes
deseaban la república catalana ahora explican que la vastedad de esa
mayoría era un espejismo pero, en el mejor de los casos, todavía
esperan la oportunidad para volver a hacerlo y con ese lema irán a
las elecciones.
De hecho, el secesionismo, además de ahuyentar a inversiones,
atemorizar a las empresas y exacerbar la tensión social, solo ha
logrado la expansión de Vox en Cataluña, en lugar de constituir la
república independiente. Si la inmensa mayoría, la mayoría
ineluctable de los catalanes querían la independencia, ahora resulta
que centenares de miles van a votar a un partido que, por vía
constitucional --según dice--, reclama el desmantelamiento del
Estado de las autonomías. De haber seguido estratégicamente
concentrado en Cataluña, ¿qué perspectivas electorales tendría ahora
el partido que con Inés Arrimadas logró ser más votado en las
anteriores elecciones autonómicas? Ese fue un recuento electoral
coincidente con la tesis augural de que "el català emprenyat" sería
un alud imparable de votos provocados por los hurtos y fechorías
perpetradas por Madrid, cuando no por la monarquía. Pero quien tuvo
esa mayoría fue Ciutadans.
Incluso en el umbral de una votación en plena pandemia y entre olas
de demagogia e incompetencia sin límites, sigue siendo más indicada
la inquietud que el fatalismo, aunque en este caso esté sólidamente
comprobado que --como dijo Karl Popper-- ningún argumento racional
tendrá un efecto racional en un hombre que no quiere adoptar una
actitud racional. Y en un Estado de derecho, desestimar la ley en el
afán de propugnar una imposibilidad es un acto irracional o bien
demagogia tóxica. Tras la aportación sustancial de Artur Mas,
Puigdemont y Torra han desacreditado profundamente aquella
Generalitat que fue, después de la Mancomunitat, una forma de salir
al encuentro de una Cataluña que podía sentirse incómoda y que, de
otra parte, nunca ha sido inmensamente mayoritaria. Además, la
Mancomunitat y la Generalitat cuajaron como formas institucionales
emanadas de los respectivos órdenes constitucionales en cada
circunstancia. En la hora de la quinta generación de telefonía
móvil, la inteligencia artificial y la robótica --la mejor vía para
reindustralizar Cataluña--, ERC irá a las urnas con sus garabatos de
lenguaje jurásico.
El virus Illa
Jorge Vilches larazon 24 Enero 2021
Salvador Illa es licenciado en Filosofía, y una vez fue alcalde de
una población de 9.000 almas. Poco bagaje hoy, pero no importaba en
2019. El catalán es un hombre de partido, uno de esos que cumplen
órdenes sin expresar opinión alguna. Resultaba útil en Madrid y le
hicieron delegado del PSC en el Gobierno de España con la misión de
velar por el diálogo y la cesión a los golpistas. Para tener tiempo
libre en esta tarea se le encomendó un ministerio menor, el de
Sanidad, cuyas competencias están prácticamente en manos de las
autonomías.
Era un títere, un peón de los planes de otros. Si en el PSOE todo el
personal está al servicio del sanchismo, en el PSC no podía ser
menos; especialmente cuando el jefe de la Moncloa depende de los
votos de ERC y JxCAT, actuando Podemos como costurera del monstruo
de Frankenstein.
En enero de 2020, sanchistas y podemitas se plantearon que para
tejer una red de poder que cambiara el régimen por la puerta de
atrás había que mantener la convivencia entre ambos, y la
complicidad con los nacionalistas. Estas dos condiciones han marcado
el desarrollo de la pandemia por la Covid-19.
La noticia de la expansión del virus se presentó como un obstáculo
antes de marzo de 2020. Para no entorpecer sus planes decidieron que
había que ocultarla, minimizarla, decir que era una «gripecilla». El
Gobierno socialcomunista quiso jugar con los tiempos de los
contagios, calculó daños, incluidas las vidas humanas, y tiró hacia
delante. Decidió hacerse el sordo y celebrar las manifestaciones del
8-M para evitar el enfrentamiento entre el PSOE y Unidas Podemos en
la cuestión más importante para la izquierda: la propaganda del
feminismo. La lucha se produjo por capitalizar la reivindicación y
definición feminista, y de hecho aún continúa. Entonces, para
impedir una ruptura, Salvador Illa, siempre a las órdenes de
Sánchez, dejó que se extendiera el virus.
Lo mismo está ocurriendo en el caso de las elecciones en Cataluña,
fechadas para el 14 de febrero. El Gobierno está calculando cuánto
daño puede soportar la sociedad española por la covid-19 sin que los
intereses electorales del PSOE sean perjudicados. Lo de menos son
las vidas humanas y la economía. Salvador Illa está pensando en
rentabilizar su posición como ministro de Sanidad, la simpatía que
le pueden granjear sus actuaciones contra Ayuso, los inciertos
augurios de las encuestas, y la debilidad de los partidos
nacionalistas. Es la razón de que no decida restricciones
sanitarias, sino que hable de «cogobernanza», que es el epítome de
la parálisis o de las medidas pequeñas.
Esto hará que la tercera ola del virus se extienda. Ya pasó en marzo
pasado, y durante el verano, justo después de que Sánchez, el 3 de
julio, dijera: «He vencido al virus. Disfruten del ocio que
proporciono». Ahora volverá a ocurrir porque al PSC le interesa que
las elecciones sean el 14 de febrero. Incluso el TSJ de Cataluña ha
dejado en manos del Gobierno cuándo han de celebrarse allí las
elecciones autonómicas. La operación está en marcha. Algunos han
picado ya, como Ortega-Smith, de Vox, que ha declarado que apoyará a
Illa para que no gobiernen los golpistas, como si el PSOE de Sánchez
fuera de fiar. Si gana el PSC gobernará con En Comú Podem con apoyo
de ERC, como a nivel nacional, con la demagogia del «programa
progresista».
Escribía Aristóteles, que sigue vivo, que una oligarquía puede
corromper una democracia cuando actúa solo en su propio beneficio,
no en interés general. La única manera de mantener esa oligarquía
con vestidura democrática era, decía el griego, a través del engaño
y la demagogia. Esto sí lo sabe Salvador Illa.
26 años del asesinato de Gregorio Ordoñez a manos de ETA
Ordoñez denuncia la «traición» a las
víctimas de ETA y el «final negociado» de la banda terrorista
La Fundación Gregorio Ordóñez ha celebrado este sábado un acto en el
cementerio de San Sebastián de recuerdo y homenaje al expresidente
del PP en Gipuzkoa asesinado por ETA el 23 de enero de 1995, con la
intervención de la presidenta de Covite y hermana de la víctima,
Consuelo Ordóñez. Foto: EFE
OKDIARIO
Consuelo Ordoñez, hermana de la víctima de ETA Gregorio Ordoñez y
presidenta del Colectivo de Víctimas del Terrorismo (Covite), ha
cargado duramente contra los que han negociado con Bildu, el «brazo
político» de la banda terrorista vasca. Durante el homenaje a su
hermano, asesinado a manos de los terroristas independentistas hace
26 años, Ordoñez ha criticado el «final negociado» de los
terroristas que ha tenido lugar a costa de la «traición» a las
víctimas del terrorismo y sus familiares.
Durante el respondo ante la tumba de Gregorio Ordoñez, en el
cementerio de Polloe en San Sebastián, su hermana ha elogiado al
asesinado por ETA hace 26 años acompañada, entre otros, de su viuda
Ana Iribar, el alcalde de San Sebastián, Eneko Goia, concejales del
PNV, socialistas y del PP en este ayuntamiento, el presidente del PP
vasco, Carlos Iturgaiz, y otros dirigentes de su partido; también
han acudido al acto la presidenta del Parlamento vasco, Bakartxo
Tejería, el diputado foral Harkaitz Millán, el subdelegado del
Gobierno central en Guipúzcoa, Guillermo Echenique, o la ex
dirigente del PP María San Gil.
La presidenta de Covite ha confesado que, 26 años después del
asesinato de su hermano Gregorio, «resulta doloroso constatar las
múltiples ocasiones en las que se ha negociado con ETA y su brazo
político o se ha transigido con sus exigencias». Además, ha
denunciado que la banda terrorista mató a su hermano «para evitar
que él acabase con ETA mediante el rechazo social, la eficacia
policial y el aislamiento a los violentos», los «tres pilares» que
él «defendía».
Ordoñez ha explicado que «el poder del que hoy disfruta la izquierda
abertzale es la consecuencia de un final de ETA negociado, en el que
el poder político ha cedido a las exigencias de ETA para que dejase
de matar: la legalización de sus brazos políticos, la impunidad para
muchos de sus asesinos y la escenificación de su ansiado final sin
vencedores ni vencidos».
A su vez, ha identificado muy claramente a las víctimas del
terrorismo como quienes han tenido que pagar «ese precio por la paz
con la impunidad de los asesinos». «Mientras el poder político se
empeña en vender la gran mentira sobre ETA, que es el mantra de que
ETA ha sido derrotada con el Estado de derecho», Ordóñez ha
asegurado que seguirá denunciando que lo que se está viviendo «es un
final de ETA negociado, razón por la que quedan decenas de
terroristas por detener y demasiados atentados y asesinatos sin
resolver.
«Acabará cuando le plantemos cara»
Consuelo Ordoñez a parafraseado a su hermano, con unas palabras que
hoy en día no han perdido ni un ápice de su sentido: «El problema de
ETA se acabará cuando todos plantemos cara a ETA y a sus seguidores
de Herri Batasuna». La presidenta de Covite también ha subrayado que
la izquierda abertzale «hoy hace política con alfombra roja en las
instituciones que siempre habían atacado sin haber condenado a ETA».
«Los que nunca se manchaban las manos de sangre, pero ordenaban los
asesinatos y los aplaudían, hoy dirigen Bildu, antes Herri Batasuna,
y siguen justificando la existencia de ETA y llamando presos
políticos a los asesinos de nuestros familiares», ha recordado.
En este contexto, ha censurado que el coordinador general de Bildu,
Arnaldo Otegi, «haya solicitado a los etarras presos que se afilien
a Bildu», lo que, a su juicio, constituye «una prueba de que no se
arrepienten de sus crímenes y siguen orgullosos de su pasado
terrorista».
Por último ha lamentado que «la deslegitimación del terrorismo y el
aislamiento de los violentos no sea una prioridad del poder político
ni de la sociedad vasca» tal y como quería hacer su hermano para
terminar con el poder de los terroristas. Tras la finalización del
acto, en declaración a los periodistas congregados en el lugar, ha
incidido en que lo más doloroso para las víctimas del terrorismo es
que ese final «negociado» de ETA se haya producido «engañando,
traicionando y utilizando a las propias víctimas».
Por su parte, Iturgaiz ha recordado que Gregorio Ordóñez decía que
«luchar por los principios nunca era equivocarse» y, a su juicio,
«es verdad porque esa ha sido la línea argumental del PP durante los
últimos tiempo». «Luchar por los principios no es equivocarse es
luchar también por los principios del PP para que el nacionalismo no
nos saque de España al País Vasco, es luchar por la memoria y la
dignidad de las víctimas y para que los radicales y los proetarras
no consigan sus objetivos en esta tierra», ha sostenido.
Tras recordar que ETA asesinó a Ordóñez «por luchar por todos esos
principios», se ha referido al homenajeado como «guía» del PP para
«seguir trabajando en el futuro». Por último, ha sostenido que la
figura de Ordóñez y su idea «nunca desaparecerá» porque el PP lo va
a «seguir defendiendo», ya que hacerlo es «defender la memoria, la
dignidad y pedir justicia por las víctimas del terrorismo».
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