Así se inutiliza el Congreso
Editorial ABC
11 Febrero 2021
Sánchez ha eliminado el debate político en las Cortes y la
consecuencia es que la oposición ya solo puede lograr amparo frente
a las leyes más sectarias de la democracia en los Tribunales
La anomalía parlamentaria propiciada por el rodillo del Gobierno y
sus socios está llegando a tal punto en esta legislatura que la
única manera solvente de poder ejercer la oposición consiste en
recurrir ante los Tribunales la cascada de normas abusivas,
adoctrinadoras, e incluso sustitutivas de preceptos
constitucionales, con las que gobierna Pedro Sánchez. Si fuera por
él, la fiscalización del Ejecutivo en los plenos correspondientes no
existiría y el debate parlamentario sería residual. De hecho lo es.
En más de cien días de nuevo estado de alarma solo ha comparecido en
una ocasión, y fue para no rectificar su peregrina idea de
prolongarlo durante seis meses sin apenas dar explicaciones. Sánchez
se burla del Parlamento sistemáticamente porque lo tiene secuestrado
con mayorías radicales contrarias a la Constitución. Se niega a
escuchar a los colectivos profesionales implicados en la tramitación
de las leyes que les conciernen, su alejamiento de la sociedad a la
hora de rendir cuentas es notorio, y su ninguneo a las Cortes
retrata tics despóticos. El sometimiento del Parlamento a las
órdenes de La Moncloa es un hecho contrastado que no requiere mayor
análisis, y Sánchez impone sus tiempos a medida de la exigencia que
le marca su aparato de propaganda personal.
Hoy ABC constata que las diversas normas aprobadas por el Gobierno
acumulan ya una veintena de recursos de inconstitucionalidad
presentados por la oposición. Los más incisivos son el PP y Vox,
seguidos de Ciudadanos, que parece haber dejado atrás su
acercamiento táctico de muchos meses a Sánchez, asumiendo tarde y
mal que ha sido utilizado a capricho por el presidente del Gobierno
sin lograr el más mínimo rédito con su sumisión al PSOE. Hoy
Ciudadanos sigue pagando con creces la ingenuidad de haber confiado
en Sánchez solo por la obsesión de Inés Arrimadas de apartarse del
centro-derecha como solución a sus males. El resultado promete ser
desastroso para este partido.
El TC deberá pronunciarse sobre el recurso presentado contra la
decisión unilateral de Moncloa de suspender la actividad del
Congreso al inicio de la pandemia, con lo que Sánchez se arrogó de
facto sus funciones legislativas y excedió con creces las
prerrogativas que le concedía el estado de alarma. También quedan
pendientes impugnaciones sobre la legalidad o no de la forma con la
que manejó esa alarma; sobre la inclusión de Pablo Iglesias en el
grupo de personas con acceso a información confidencial del CNI; o
sobre el veto que vivió el PP al tumbarse su propuesta de supresión
del impuesto de sociedades. Quedan también la conflictiva Ley Celaá,
la permisividad de la presidenta socialista del Congreso con las
absurdas fórmulas de acatamiento de la Constitución que se
consienten a populistas e independentistas, el nombramiento de la
fiscal general del Estado, la creación del ‘ministerio de la
verdad’… Y en cartera esperan nuevos recursos contra la normativa
que promueve la ‘okupación’, contra el silenciamiento del Consejo de
Estado, la eutanasia, o contra el obsceno sometimiento del Consejo
del Poder Judicial. Es una enmienda a la totalidad a una legislatura
en la que Moncloa impide que las leyes se debatan porque ha mutilado
al Congreso y al Senado para encubrir la gobernabilidad más sectaria
conocida en democracia. Censurado el debate, a la oposición solo le
queda resignarse ante el TC, y confiar en que sus resoluciones dejen
de eternizarse de una vez por todas para que al menos pueda
recuperar una parte del mucho prestigio perdido.
Casado el apaciguador, sucesor del pasmado
Rajoy
EDITORIAL Libertad Digital
11 Febrero 2021
Todo el mundo recordará –o debería– cómo el infausto Gobierno de
Mariano Rajoy prohibió a la Policía y a la Guardia Civil mostrar
videos de las agresiones sufridas por sus agentes mientras trataban
de impedir la ilegal votación secesionista celebrada el 1 de octubre
de 2017. Aquella cobarde decisión del Ejecutivo del PP, lejos de
apaciguar los ánimos de los separatistas, favoreció su falaz relato,
según el cual los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, lejos
de utilizar la fuerza con la proporcionalidad justa y necesaria para
evitar la comisión de un delito tan grave, protagonizaron cargas
innecesarias y extremadamente violentas contra pacíficos ciudadanos
que sólo trataban de ejercer su derecho al voto.
Pues bien, el martes el presidente nacional del PP, Pablo Casado,
reforzó nuevamente el relato falsario de los golpistas al asegurar
en RAC 1, formidable altavoz sedicioso antes, durante y después del
1-O, que esas cargas policiales “se deberían haber evitado”.
Esta es la hora en la que Casado no ha aclarado que lo que quería
decir es que, a diferencia de Rajoy, él hubiera aplicado el artículo
155 de la Constitución y destituido al Gobierno regional golpista
muchos meses antes de que consumara el compromiso adquirido por
Puigdemont en 2016 de celebrar a finales de 2017 una consulta
secesionista como la perpetrada el 9 de noviembre de 2014. En ese
caso, sin la menor duda no habría habido actuación policial que
lamentar, porque no se hubiera producido una jornada sediciosa como
la del 1-O.
Pero como el insensato Gobierno de Rajoy –con la complicidad del
resto de la clase política– no tomó esa decisión crucial, la
actuación policial en defensa del orden constitucional se hizo
inevitable. Y fue una actuación "impecable", como proclamó en su día
Cayetana Álvarez de Toledo, no por causalidad defenestrada por
Casado el apaciguador.
En 2017, Casado no hizo pública la menor discrepancia con la pésima
gestión del anunciadísimo golpe separatista por parte de Mariano
Rajoy, de cuyo equipo era y siguió siendo un miembro destacado. Es
cierto que su posterior decisión de disputar a Soraya Sáenz de
Santamaría la Presidencia del PP abrió la esperanza de una
regeneración que llevara a ese partido a recuperar sus despreciadas
señas de identidad y liderar la lucha contra el nacionalismo. Pero
su decisión de apartar de la primera línea a Álvarez de Toledo, su
bochornoso alineamiento con el Gobierno de Sanchez y sus socios
separatistas en contra de la moción de censura planteada por Vox y
sus palabras en RAC-1 le convierten en un ominoso sucesor de Rajoy.
Así las cosas, ¿qué pueden esperar de Casado los catalanes que
quieren seguir siendo españoles y que se les garanticen sus derechos
constitucionales? ¿La pasividad e indolencia de Rajoy? ¿Algo acaso
aún peor? Luego lamentará que los votantes de Vox no vuelvan al PP y
que, por el contrario, su partido desnortado siga perdiendo apoyos
en beneficio del de Santiago Abascal... e Ignacio Garriga.
Covid-19: ¿hay homicidio, lesiones y
prevaricación?
EDITORIAL Estrella Digital
11 Febrero 2021
Hay una diferencia sustancial, en cualquier ámbito de la vida, entre
la comisión de un error o de una falta, no digamos de un delito. Y,
en el marco de un Estado de Derecho, son los tribunales de justicia
los encargados de separar la repercusión de las acciones,
encajándolas en nuestro ordenamiento jurídico de acuerdo con
nuestras leyes.
La primera querella contra el ex ministro Illa tras salir de
Sanidad, en la que se le acusa de homicidio, lesiones y
prevaricación -junto al portavoz Simón- es un aldabonazo que no
solamente pone trabajo encima de la mesa de jueces y fiscales sino
que alumbra una tarea para la reflexión de la sociedad entera.
La pérdida de un familiar, en cualquier circunstancia (no digamos en
las más dramáticas) no es que sea irreparable sino que, en
ocasiones, no deja el menor resquicio al consuelo. Así que es
irreprochable que haya decenas de familias, que ni han podido acudir
al tanatorio ni al cementerio, que busquen algún tipo de Justicia
para las víctimas de la enfermedad, a tenor del contexto en el que
éstas se han ido de este mundo en el último año.
Al gobierno se le imputa la muerte de ciudadanos “que fallecieron
por la mala gestión (política) en el primer trimestre de 2020”, y,
más allá de la primera ola, la de quienes perecieron como
consecuencia de las decisiones gubernamentales adoptadas igualmente
entre julio y septiembre de ese mismo año.
Illa ya no es aforado ante el Tribunal Supremo y la competencia se
da por hecho que corresponde a los juzgados de Instrucción de
Madrid. Aunque si el procedimiento sigue adelante y el antiguo
piloto contra el covid-19 adquiere la condición de diputado
autonómico en Cataluña, el asunto pasará al TSJC, con sede en
Barcelona.
Más allá del recorrido de una acción tan sumamente decidida e
implacable en su voluntad de que se rindan cuentas, es una evidencia
que la tragedia española del coronavirus, ineludible como en tantos
países del mundo, se ha agravado de largo como consecuencia de la
falta de criterio técnico en el proceso de toma de decisiones.
Podrá haber reproche penal o no, pero lo que bajo ningún concepto
debería tener cabida (y ya la ha tenido), aunque sólo fuese por
vergüenza torera, son las manifestaciones rayanas en lo patético de
orgullo o satisfacción de ministros (y ministras) por la forma en la
que se han hecho las cosas. Menos, en medio de un túnel de dolor que
se está haciendo insufriblemente interminable.
La pinza Sánchez-Vox
Carlos Dávila okdiario
11 Febrero 2021
Es una treta, un ingenio antiguo. Tiene al menos dos antecedentes:
uno, cuando nació políticamente, la “pinza” se aplicó a los posibles
conchabeos entre Aznar, en la oposición, y Julio Anguita, más en la
oposición todavía. El PSOE de Felipe González se cansó de denunciar
que ambos habían perpetrado una estrategia conjunta para hacer la
vida imposible a los socialistas en el Parlamento. Sólo había de
cierto esto: Anguita y Aznar se llevaban francamente bien. «¿Por
qué?», le pregunté al primero en una ocasión. Me respondió: «Porque
‘éste’ al menos no me engaña». Se refería, claro, al líder del
Partido Popular. La “pinza” en aquel caso apenas tenía eficacia
alguna porque los dos hipotéticos complotados no se comían ni una
rosca del poder; no mandaban en las instituciones y, en
consecuencia, escaso daño le podían a ese PSOE que, no olvidemos el
caso, era el de la llamada por entonces con toda justicia
“corrupción generalizada”.
De forma que esa primera pinza contra natura que traemos a colación
era poco más que un ejercicio de tócame las narices al PSOE. Nada
con sifón. La segunda sí que fue una invención articulada. De
pronto, a alguien con nombre y apellidos en el Gobierno de Mariano
Rajoy, se le ocurrió que el ardid más inteligente para rebañar votos
al socialismo, era apoyar políticamente a un sujeto que entonces
empezaba a hacer sus primeras armas en la política. Se trataba de
Pablo Iglesias y su partido, aún en fase embrionaria, Podemos. Dicho
y hecho, contando con la inapreciable ayuda de los Servicios de
Información, unos recónditos, otros perfectamente identificados,
Iglesias empezó a ser placeado, “recomendado” más bien, en las
televisiones que más o menos tenía controlado aquel poder estúpido.
Así que a Pablo Iglesias le hicieron un hombre mediático desde La
Moncloa y desde las diferentes asesorías de Rajoy, la de Pedro
Arriola entre otras, e incluso desde el propio Gobierno donde
entonces se escuchaban sentencias tan alborotadas e inciertas como
ésta: “Podemos le lastima mucho al PSOE”. Al final, ¿qué pasó? pues
que el Gobierno de Rajoy le puso un piso al leninismo en toda
España, y éste, con más hambre que un torero y menos escrúpulos que
su jefe Maduro, se aprovechó de la oportunidad que ni al famoso
‘Platanito’, y hoy está en el Gobierno. La “pinza” PP-Podemos
funcionó, el PSOE se quedó que ni tan mal como ahora se dice, y el
PP, los sucesores de aquella estólida ingenuidad andan buceando por
la oposición raras posibilidades de salir a la superficie, digámoslo
claro.
Y llegamos a la tercera “pinza” de nuestra reciente Historia. Es una
sutil, barriobajera más bien, que todavía se percibe con dificultad
pero que trabaja ya con gran éxito. Es la pinza Sánchez-Vox porque
es el presidente del Gobierno quien la ha montado. Quien tenga
alguna duda sobre la propiedad de tal “pinza” que se tome la
molestia de comprobar cómo el pasado fin de semana, el partido de
Abascal, y de este Espinosa de los Monteros que se ha sumado a la
persecución a la Prensa libre decretada por Podemos, la televisión
gubernamental, con total indecencia, retrataba las pedradas
adolescentes que han recibido, afortunadamente, que se sepa, sin
daños, los socios de Abascal en Cataluña. “Eso -decía el candidato
del PP en Cataluña- no es otra cosa que pinchar el globo del PP”.
Nadie duda de que las agresiones son reales, pero no menos de las
que sufrió en su momento el alcalde ahora de Badalona, Xabier
Albiol, que tuvo menos suerte que los empleados de Abascal, porque
Albiol sí fue alcanzado físicamente por un mandado, quizá porque su
estatura favorece el blanco. Como resulta que este tipo de atentados
sulfura a cualquier persona decente, los medios no atados a La
Moncloa también lo han glosado y Vox se ha convertido en víctima
-mejor dicho en beneficiario- de una argucia en la que el PSOE
necesita y pretende que el PP sea sobrepasado por los pretendientes
de Vox. O sea, que esta sí que es una pinza.
Juntada esta peripecia con la fabricación de las encuestas falsas
como la cara de Judas, que ha perpetrado en el Centro de
Investigaciones Socialistas (antes Sociológicas) el taimado Tezanos,
la realidad parece estar modificándose. Si hace un mes, nadie
aventuraba que el ‘sorpasso’ de la derecha lo iba a pregonar Vox en
el Principado, ahora el personal tiene muy creído que Garriga, otro
tránsfuga del PP, puede vencer en el combate de la derecha a
Alejandro Fernández, un voluntarioso candidato que ahora mismo sigue
avisando de que “pese a todo, nosotros vamos a resistir mejor de lo
que se dice”. Pero lo tiene francamente difícil. Otra pedrada más y
Vox se pone en los diez escaños. De aquí al domingo, la “pinza” se
va a notar mucho más. Sánchez precisa constatar la imagen de un PP
sumido en la desesperación en Cataluña, y de un Vox que, desde la
utraderecha que él denuncia, se suba a la chepa de los populares. Ya
vendrán tiempos para asestar golpes a Abascal u otros en que se
valga de sus escaños para sacar adelante propuestas como las de los
fondos europeos que avergüenzan incluso, a mujeres tan sensatas y
cuitadas como la presidente de Europa, Úrsula von der Leyen.
Las dos “pinzas” anteriores que hemos recordado, la supuesta de
Aznar y Anguita y la de Rajoy-Podemos no le salieron nada bien a sus
organizadores. Anguita se ha muerto devastado por la marea leninista
de Podemos, y estos, gratificados brutalmente por la tontería
pacifista del PP, ya se ve ahora dónde y cómo están. ¿Qué ocurrirá
con esta tercera? Por lo que se ve por ahora sólo puede perder el
“pinzado”, o sea el Partido Popular. Sánchez, en lo teniente a
ordenar maldades, es más listo que Aznar y Rajoy juntos. Vox y
Abascal se limitan solamente a poner la mano.
La pinza y el sacamuelas
Nota del editor
11 Febrero 2021
Por supuesto, cualquier cosa que haga el dr cum fraude tiene por
objetivo destruir España.
Que utilice una pinza de depilar para atacar al PP, es otra de las
muchas tropelías que está haciendo para destruir España.
Pero debe quedar claro que es el PP quien nos ha aplicado el
sacamuelas que ha dejado España en manos de estos facinerosos
comunistas destructores.
El PSOE debe desaparecer, lo mismo que el PP. Y esperemos poder
recuperarnos de los enormes daños, no colaterales sino destructivos
que han y siguen causando.
La cepa catalana
Rafael Bardají. https://gaceta.es
11 Febrero 2021
Hay algo más letal para España que la Covid-19: el virus del
independentismo. El coronavirus se trata y en algún momento, todos
dispondremos de una vacuna eficaz. El independentismo se ha
convertido en una enfermedad irracional para el que, de momento, no
hay cura alguna.
Es irracional no sólo porque afecte al cerebro en lo que menos se
controla, las pasiones. Sino, sobre todo, porque lleva a que los
deseos confundan la realidad de manera dramática e irremisible.
¿Cómo si no explicar que, en Vich, que sufrió un terrible atentado
de ETA en el que fueron asesinados, entre otros, cinco niños, en
1991, aplauda ahora como “hombre de paz” a Arnaldo Otegui, por
entonces militante de la banda terrorista y condenado por secuestro?
Los “anti-fascistas”, en realidad archi-fascistas, que apedreaban
impunemente a los líderes y simpatizantes de Vox durante un mitin
electoral en esa ciudad, están tan ciegos que no ven lo que tienen
delante. Su ansiado “RH” catalán, esa supuesta frontera que debe
separar a un españolo de alguien de estirpe gironense, por ejemplo,
no sólo no existe, sino que si existiera pronto dejará de existir.
Es lo que tiene la realidad: según datos del Instituto Nacional de
Estadística, INE, en ese reducto independentista de Vich, algo más
del 25% de los hombres empadronados de 16 a 44 años de edad eran
inmigrantes musulmanes; el 59% de los bebés nacidos en 2019 eran
hijos de una mujer nacida en el extranjero (el 62% si tenemos en
cuenta al padre); el 36% eran hijos de una mujer africana y el 19%
eran nacidos de una madre marroquí. Si uno hace una rápida
proyección demográfica, tendrá que concluir que Cataluña va camino
inexorablemente de ser Cataluñistán. Independiente sería una
república, si, pero una república islámica. Que los jóvenes que
viven por y para la violencia no lo vean, se puede explicar. Sólo
viven el momento; que sus mayores no quieran verlo, roza ya lo
patológico.
El auge de Vox en Cataluña se puede explicar como una lógica
reacción de autodefensa, al igual que un cuerpo libera anticuerpos
para luchar con un virus. Particularmente otro tipo de defensas han
fracasado: la victoriosa Inés Arrimada intentado salvar ahora un
puñado de votos apelando a su generosidad para apoyar a un gobierno
del PSC sin independentistas. Pero su ensueño resulta poco creíble y
superingenuo, toda vez que el socialismo catalán es presa de la
enfermedad del independentismo. Por no hablar de un PP, siempre
débil en Cataluña desde el descabezamiento de Alejo Vidal Cuadra
como pago a Pujol, pero ahora ya en clara barrena. ¿Cómo explicar
que Pablo Casado lleve al “nuevo PP” al viejo PP de siempre, y
recite toda una serie de perlas en una radio separatista, renegando,
además del uso del castellano? Ni C’s ni el nuevo-viejo PP son la
salvación en Cataluña. Su tren partió hace tiempo.
Hace bien Vox con su lucha para asegurar la libertad de expresión y
la democracia en la calle, tomada hasta ahora por los radicales que
quieren acabar con España, desde los independentistas hasta los
podemitas de turno. No son los españoles quienes tienen que sentirse
incómodos o atemorizados en sus calles y es una desgracia que
únicamente el partido de Abascal se plantee en la práctica
defendernos. No creo que el PP logre hacerse perdonar arrodillándose
frente a sus adversarios acérrimos. Ni tampoco creo que les vaya a
dar más votos. Estamos en un momento que lo que se necesita más que
el agua es claridad moral. El 14F nos dirá quien de entre los
constitucionalistas es el que más confianza inspira.
No los sigamos subestimando
Pedro Urruchurtu https://fundaciondisenso.org
11 Febrero 2021
La izquierda avanza. Lo hace porque, en gran medida, no pareciera
haber mucho que la frene. Se organiza y sabe hacerlo. Así actúa el
mal que ellos representan.
Lo grave no es que avancen, sino que se les subestime, pretendiendo
restarles importancia, alcance o realidad. La subestimación nos ha
hecho mucho daño porque nos ha hecho confiarnos de que la verdadera
amenaza que representa la izquierda organizada en espacios como el
Foro de Sao Paulo o el Grupo de Puebla no es tal y que no es otra
cosa sino una “teoría conspirativa”.
Quienes subestiman al mal organizado que representa la izquierda,
terminan por concederles campo de acción. Nadie cree que sean
capaces de tanto como se les denuncia, pero cuando los hechos
demuestran que hacen desde lo evidente hasta lo impensable, cuando
la realidad es contundente y cuando entonces se entiende el peligro
que son, ya resulta muy tarde actuar.
Cualquier esfuerzo que busque finalmente contrarrestar a la
izquierda debe pasar por entender su naturaleza y, sobre todo, su
alcance real. Seguir creyendo que es sólo una ideología trasnochada
y no que están aglutinados alrededor de un proyecto de alcance
global, nos hará seguir equivocándonos y conduciéndonos a derrotas
estrepitosas. Derrotas estrepitosas que fueron advertidas, pero
desechadas ante la ingenuidad de que sólo con la democracia basta
para frenar a quienes han usado la democracia para destruirla.
Para estos grupos, la ideología es tanto plan de acción como excusa,
porque sustenta todo lo que hacen, pero también la utilizan de
fachada para ocultar sus verdaderas intenciones y el alcance de sus
operaciones. Sus tentáculos no tienen fronteras como tampoco tienen
áreas concretas. En todo y cuanto puedan avanzar, lo harán. Su
naturaleza es expansionista y no sólo desde el poder, sino desde las
múltiples maneras de encubrirse para siempre obtener más, nunca
menos.
Son expertos en disfrazarse de “movimientos sociales” y buscar
“justicia social”, pero eso es sólo el pretexto para incendiar
calles, desestabilizar gobiernos y fomentar cambios institucionales
desde la violencia y el chantaje para facilitarse la llegada al
poder. Simultáneamente son capaces de derribar edificios y de vender
una campaña electoral con tono “progresista”, intentando venderse
como algo distinto cuando, en realidad, son lo mismo operando.
Ese modus operandi es muy peligroso, no sólo porque deslegitima y le
resta credibilidad a la genuina protesta ciudadana, sino porque al
final acusa a los gobiernos a los que busca desestabilizar de las
medidas que tuvieron que ser tomadas como consecuencia de las
políticas de la izquierda cuando gobernó. Es decir, no sólo están
conscientes de la importancia de preservar el poder, sino que cuando
no lo tienen, también saben como ser oposición y cómo tambalear las
democracias que ya dejan destruidas cuando gobiernan.
Frente a todo esto, la respuesta es tibia. En realidad, cobarde. Esa
cobardía viene dada por la corrección política que obliga a hacer
cosas aceptadas por todos, pero que, en realidad, son útiles para
unos pocos que tienen claras intenciones y que son auspiciadas por
grandes grupos de opinión y medios que quieren cambiar la verdad, la
historia y todo a su paso, incluso haciendo que un presidente tenga
que retractarse de decir que estaban en guerra, mientras su país era
incendiado en todas partes. Esa cobardía también es producto de la
subestimación excesiva, de creer que estas dinámicas son normales de
las democracias y que hay que atenderlas con espíritu cívico y
bondadoso, apenas condenando la violencia. Es la subestimación desde
quien no quiere ver la realidad que está frente a sus ojos y
prefiere ver más adelante, en un tono apaciguador incompatible con
la naturaleza de la izquierda criminal sin escrúpulos.
Más grave aún, a la derecha, a los conservadores, a los liberales, a
los libertarios y todo lo que asume la libertad como un valor faro,
les falta capacidad de articulación porque prefieren desvelarse
acusándose de sus diferencias mutuamente, antes que intentar
siquiera comprender la magnitud del enemigo que atenta contra todos,
sin distinción. Antes que verse como aliados, prefieren verse como
enemigos, mientras los verdaderos enemigos avanzan porque no tienen
freno alguno.
Desde luego, esto no significa que quienes adversamos a la izquierda
debamos recurrir a sus prácticas criminales y a sus dinámicas
destructivas, pero sí significa que debemos organizarnos alrededor
del riesgo que permanentemente representa. Debemos entender que sólo
con fuerza, energía y voluntad, pero, sobre todo, claridad de
objetivos, será posible derrotar a los enemigos de la libertad.
El primer paso es dar el paso y eso requiere de alineación y de la
construcción de un gran espacio de encuentro, contra el socialismo y
el comunismo, pero también contra el crimen internacional y sus
socios, asumiendo que sólo así, podremos ser una opción viable de
poder, una plataforma exitosa de lucha contra la izquierda y, sobre
todo, una luz que guíe nuestros pasos hacia lo que realmente
funciona: la libertad.
No los sigamos subestimando.
La carta de VOX a los eurodiputados ante la
violencia separatista: ‘Con acoso no hay elecciones libres’
DENUNCIA EL SILENCIO DE LA EUROCÁMARA
https://gaceta.es
11 Febrero 2021
El Jefe de la Delegación de VOX en el Parlamento Europeo, Jorge
Buxadé, ha enviado una carta a todos los eurodiputados en la que
denuncia el acoso y la violencia que su partido está sufriendo en
Cataluña, en el marco de las elecciones autonómicas catalanas del
próximo domingo 14 de febrero, y el silencio de la Eurocámara y de
su presidente, David Sassoli.
Buxadé recuerda que en Vic (Barcelona) “una horda de salvajes logró
romper el cordón policial” que protegía a los candidatos y
simpatizantes y alcanzó la caravana, causando graves daños en los
vehículos y poniendo en serio peligro la vida de los representantes,
y que varios simpatizantes de VOX, así como agentes de policía,
resultaron heridos.
“La violencia fue tan extrema, los hechos tan graves y el riesgo
para la integridad de nuestros candidatos y afiliados tan alto, que
por primera vez en esta campaña, todos los medios de comunicación se
hicieron eco del ataque”, añade en una misiva en la que recuerda que
Cataluña es “una de las pocas regiones de España y de Europa donde
la oposición tiene que ir con más escoltas que el gobierno”.
Asimismo, el eurodiputado señala que “con violencia no hay
democracia, con acoso no hay elecciones libres y con silencio ante
estos hechos no hay una sociedad libre”, y que VOX y el Grupo de los
Conservadores y Reformistas Europeos (ECR) “no se van a callar ante
la violencia”. “Nunca vamos a aceptar que se normalice la conducta
de los radicales. Eso es lo que buscan estos silencios tan ruidosos,
normalizar los ataques a una parte de la población quitándoles
importancia”.
El PP y Ciudadanos se unieron la pasada semana a la izquierda y
rechazaron que se debatiera en el Parlamento Europeo sobre la
violencia separatista en la campaña electoral en Cataluña.
La propuesta del ECR a iniciativa de VOX contó con el apoyo de 14
delegaciones, de partidos de Italia, Grecia, Bulgaria, Polonia,
Suecia, etc, pero tanto el PP como Ciudadanos se sumaron a
socialistas y comunistas, y la rechazaron.
La carta íntegra de VOX a los eurodiputados
Estimados colegas,
Os escribo en relación a los violentos ataques contra partidos
democráticos que están teniendo lugar durante la campaña electoral
catalana. Como sabéis, durante toda la campaña, grupos de
separatistas y antifa se han dedicado a acosar y boicotear los
mítines pacíficos de mi partido. Esta violencia alcanzó un punto muy
peligroso el pasado fin de semana, cuando una horda de salvajes
logró romper el cordón policial que protegía a nuestros candidatos y
simpatizantes y alcanzó nuestra caravana, causando graves daños en
los vehículos y poniendo en serio peligro la vida de nuestros
representantes. Varios simpatizantes de VOX, así como agentes de
policía, resultaron heridos en este ataque.
La violencia fue tan extrema, los hechos tan graves y el riesgo para
la integridad de nuestros candidatos y afiliados tan alto, que por
primera vez en esta campaña, todos los medios de comunicación se
hicieron eco del ataque. También por primera vez, la mayoría de
partidos políticos de España, que hasta ahora habían permanecido en
silencio ante las amenazas y la violencia, se vieron forzados a
condenar el asalto, incluidos partidos y periodistas de izquierdas.
Tras estos lamentables sucesos, el grupo al que pertenecemos en esta
cámara solicitó formalmente al presidente, David Sassoli, iniciar la
sesión plenaria de esta semana con una declaración de condena contra
la violencia desatada por el separatismo y la extrema izquierda en
Cataluña. Con violencia no hay democracia. Con acoso no hay
elecciones libres. Con silencio ante estos hechos no hay una
sociedad libre. Son reglas básicas de convivencia que se han
recordado muchas veces en esta cámara, pero que ayer su presidente
olvidó por completo, cuando calló deliberadamente ante los ataques.
Mi partido y mi grupo político no se van a callar ante la violencia.
Nunca vamos a aceptar que se normalice la conducta de los radicales.
Eso es lo que buscan estos silencios tan ruidosos, normalizar los
ataques a una parte de la población quitándoles importancia: que la
gente acepte que, por su forma de pensar y votar, una parte de las
poblaciones nacionales tiene que desarrollar su campaña sin hacer
ruido, de forma discreta, escondidos en una catacumba. Jamás lo
admitiremos.
Cataluña es una de las pocas regiones de España y de Europa donde la
oposición tiene que ir con más escoltas que el gobierno. Eso ya nos
lo dice todo de la forma en que se maneja el poder en esta región.
Todo eso puede cambiar este domingo gracias a la irrupción de VOX en
el Parlamento catalán. Millones de españoles y catalanes esperan que
cambie. Para que situaciones como las que podéis ver en el vídeo que
adjunto en este correo no se repitan. Para que esta preciosa región
de España recupere la normalidad y la libertad.
El Canossa moscovita de Borrell
Hermann Tertsch. https://gaceta.es
11 Febrero 2021
El jefe de la diplomacia europea siempre se cree más listo que el
resto del universo. En el trato con el Kremlin eso puede pagarse
caro.
Fiascos diplomáticos semejantes a la visita de Josep Borrell a Moscú
se ven pocos en lo que podríamos llamar la alta política. Tan
humillantes y descarnadas en semejante tribuna pública, muy pocas en
un siglo. Se lo dije al propio Borrell el martes en el pleno del
Parlamento Europeo. “Eso sí que ha sido ir a por lana y volver
trasquilado”. No fui el primero ni el único eurodiputado en pedir su
dimisión. La carta a la presidenta de la Comisión Úrsula von der
Leyen auspiciada por el eurodiputado estonio y militar Rino Terras,
en demanda del cese inmediato del Alto Representante de Política
Exterior que es el socialista español, obtuvo 82 firmas, entre ellas
las de Jorge Buxadé y la mía en representación de la delegación de
Vox en el Parlamento Europeo. Pero muchos que no firmaron por su
disciplina de partido se quedaron con las ganas. No dimitirá ni será
cesado.
Paradójicamente, la intervención de Borrell ante el Parlamento
después de la catástrofe fue, probablemente, la mejor que se le ha
oído y en todo caso la más veraz. La podríamos haber firmado muchos
de los que más desconfiamos porque conocemos los hábitos del
Kremlin. Profundamente dolido por el trato recibido en Moscú a manos
del ministro de Exteriores Lavrov y por orden directa de Vladimir
Putin, Borrell hizo un diagnóstico muy ajustado y completo sobre el
régimen ruso. Eso sí, un análisis certero e implacable que jamás
habría hecho de no haber mediado esta humillación. Porque él iba a
Moscú precisamente con otro paisaje y mensaje en la cabeza. Y otras
intenciones que no eran las de cantarles las cuarenta a Lavrov y
Putin como hizo después de la catástrofe, al volver a Bruselas, ya
conocidas las burlas y las expulsiones de diplomáticos. Él iba a
amansar las aguas y hacer amigos. Como en Irán hace exactamente un
año.
Personalmente habrá sido tan doloroso esta grave herida a su siempre
disparada autoestima como la que sufrió allá en 1999 al ser
defenestrado por orden de Felipe González y el Grupo Prisa cuando
había sido elegido como candidato a la presidencia del Gobierno por
las bases, frente al favorito del aparato Joaquín Almunia. Le
sacaron los trapos sucios de una trama corrupta en Hacienda de un
par de allegados y se lo cargaron como candidato a las generales en
cinco semanas. Felipe y PRISA impusieron a Almunia y este cosechó el
peor resultado socialista hasta entonces. Poco consuelo para
Borrell.
Que Borrell haya vuelto de Rusia muy herido en su inabarcable ego no
significa que no se merezca lo que le ha pasado. Porque este
desembarco suyo en el Kremlin para una cumbre con Lavrov que apenas
anunció y no trató con gente fuera de su círculo para que no hubiera
oportunidad de desaconsejarla, era una operación tramposa, como
tantas en Borrell. Como tantas de sus acciones desde que asumió la
dirección de la política exterior de la UE en la Comisión de Von der
Leyen. Sucedió en el cargo a Federica Mogherini, una pija progre, de
ese palo de comunistas italianos que siempre han vivido como
aristócratas ricos gracias a que los odiados norteamericanos
impidieron que tras la guerra ganaran los suyos, es decir, los
rojos. En su patria solo consumen lo mejor y de buena marca como su
Berlinguer, pero fuera les arrebata por Fidel Castro, por el Che,
por Allende y hasta por Tito y Lenin. Así, Mogherini se pasó todo su
mandato en la jefatura de la Política Exterior haciendo la puñeta a
EEUU, de una forma directamente provocadora cuando llega a la
presidencia Donald Trump. Aires de tercera vía, desprecios a la OTAN
y mimos a las más siniestras amistades. Ahí surgen las disparatadas
políticas de enamoramiento con las dictaduras de izquierdas, la
comprensión con Venezuela, el flirt con Cuba hasta cerrar un acuerdo
obsceno que solo favorece a la dictadura y la constante vocación de
ayudar a la tiranía teocrática de Irán contra Washington.
En el tiempo que lleva Borrell, no es que haya hecho buena a
Mogherini, eso es realmente imposible, pero desde luego lo intenta.
Porque este desdichado viaje a Moscú tiene mucho que ver con la
forma en que Borrell lleva la política con todas las peores
dictaduras antioccidentales. Forma que ha despertado en muchos en el
Parlamento la sospecha de que Borrell tiene una agenda propia de
prestarse a estos regímenes para un papel más de mediador con la UE
que de defensor de la política de la Unión Europea ante estas
dictaduras.
Uno de los primeros escándalos de Borrell fue ese envío clandestino
de negociadores suyos a Venezuela que se conoció en Bruselas cuando
estaban ya en Caracas el 23 de septiembre pasado. Sus explicaciones
sobre esta iniciativa secreta y privada, y altamente controvertida
no convencieron a nadie. Aunque, por supuesto, la mayoría en el
Parlamento no quiso entrar a indagar, ya que todo el rodillo
socialdemócrata —con la participación de una mayoría del Partido
Popular Europeo— tiene su manto protector sobre la criminal
dictadura comunista de Cuba y su protectorado venezolano.
Las razones no son solo las nostálgicas y románticas de esa
izquierda europea cínica y encanallada que defiende al régimen
cubano haga la salvajadas que haga. Venezuela y Cuba saben mucho de
los socialistas españoles y Borrell es uno de ellos. Todos saben de
los nexos problemáticos entre Venezuela y España, con el saqueo de
PDVSA, la venta de armas y material policial, el blanqueo y tantos
negocios muy oscuros de los socialistas y los comunistas de Podemos.
Todo el actual Gobierno español está inmensamente interesado en que
las relaciones con aquellos dos regímenes de mafias criminales y
narcotraficantes no lleven a conflictos que pudieran liberar
información muy grave y comprometedora. El Foro de Sao Paulo, el
Grupo de Puebla, las FARC y demás cárteles como el ELN o Los Soles
del generalato venezolano están presentes en las tomas de decisiones
en España.
En la misma aproximación se puede inscribir otro de esos encuentros
que hace Borrell sin aviso o con avisos poco eficaces para que se
enteren los menos. Así nos enteramos que ha tenido una reunión con
el ministro de Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, en unos días de
máxima tensión: tumultos en La Habana, detenciones en todo el país,
maltrato, abusos masivos, la vileza de la retención de la ayuda
humanitaria enviada por cubanos del exterior… Todo eran motivos para
suspender ese contacto. O en caso de tenerlo, para recordar al
ministro que el Acuerdo de la UE con Cuba, vergonzoso acuerdo
montado por la castrista Mogherini que solo supone financiación
europea para la cúpula del poder comunista, tiene una “cláusula
democrática” para suspender el Acuerdo en caso de violaciones de
Derechos Humanos o falta de avances en reformas y transparencia.
Bueno, pues Borrell habló con el ministro comunista de todo menos de
Derechos Humanos y de los brutales abusos que se produjeron y se
producen. Para muchos cubanos el año 2020 ha sido el más represivo
en dos décadas. A Borrell, con su filosofía de que “hay que hablar
siempre precisamente con los malos” no le gusta poner en aprietos a
los criminales. Siempre les encuentra un lado tierno y siempre aboga
por que los peores puedan salvar la cara. Nadie sabe si eso es una
vocación o una consigna y cuáles son sus impulsos o razones. En todo
caso, nunca tienen un efecto positivo en el sentido de mejor la
situación de quienes sufren esas tiranías que Borrell entiende y con
tanta comprensión trata.
La siguiente jugarreta de Josep Borrell a la reputación y la
dignidad de la UE fue su viaje a Teherán del 3 y 4 de febrero de
2020 que vino a ser muy parecido en las circunstancias de partida.
Pero que le salió razonablemente bien en el sentido de que los
clérigos que dirigen aquella tiranía asesina quedaron satisfechos
con Borrell y no creyeron necesario montarle un número como ha hecho
el Kremlin. Pero la insensatez fue la misma.
Porque el viaje a Moscú lo emprende un par de días después de la
obscena escenificación de detención, imputación y condena a Navalni
por… por sobrevivir al envenenamiento y volver a su país. Ni más ni
menos. Cuando se estaban produciendo manifestaciones contra el
régimen de Putin por primera vez en cientos de ciudades de once
husos horarios.
A Teherán fue cuando todavía no habían limpiado la sangre de los más
de 1.500 jóvenes estudiantes asesinados brutalmente en
manifestaciones. Cuando esta preparada una gran ofensiva en favor de
sanciones contra Teherán e incluso en favor de adherirse a la
política de Washington de entonces de ruptura total con Irán. Pues
con todos los muertos aún frescos, Borrell se va a Teherán a dar la
mano sonriente a los asesinos. Desde entonces, nada ha mejorado en
Teherán donde ejecutan a inocentes con tanta crueldad como antes,
detienen aun más que antes de aquella matanza previa a la visita de
Borrell, han ampliado la propaganda del terror y amenazan con más
diligencia en su proceso de nuclearización.
Es decir, medido en el rendimiento para los objetivos de la Unión
Europea, Teherán fue un fracaso no es menor que el de Moscú. Con la
misma carga de inmoralidad y sospecha de intenciones de trato
indebido de apaciguamiento con la dictadura y esfuerzo de
neutralizar reacciones duras desde la propia UE contra esos
regímenes. Aunque por supuesto el fracaso en Rusia ha sido
especialmente brutal para el propio Borrell que, con su siempre
incontrolada autoestima, se fue a la guarida del lobo sin la
preparación ni información necesaria para hacer tratos con la vieja
CK. Y el señor de Lérida llegó con toda su superioridad intelectual
pero en alpargatas a la gélida y nevada cueva de un Molotov de
sofisticación armenia como Lavrov. Que tenía una agenda preferencial
y unos planes de Putin que nada tenían que ver con las expectativas
de Borrell. Y Lavrov se lo comió con patatas para montar el deseado
gran espectáculo de humillación a toda la Unión Europea y exponer
ante todo el mundo el poco respeto de Moscú por una Comisión Europea
que cada día demuestra menos altura política y calidad intelectual y
más precariedad y vulnerabilidad.
Se pretenden el centro del mundo con sus gastos faraónicos acordes a
la retórica ampulosa de sus invenciones ideológicas. Y preparan con
el Pacto Verde la mayor operación de ingeniería social jamás habida,
revolución bolchevique incluida, para un control social por medio de
la injerencia estatal permanente y completa en los ámbitos
económicos, privados y hasta íntimos. Para la imposición de una
disciplina de conducta de los individuos en las sociedades
desarrolladas europeas que lleva a un recorte brutal de derechos, la
liquidación de libertades y del derecho a la intimidad. Y han
desarrollado un neocolonialismo con el que imponen las normas de
conducta de la prepotente ideología socialista. Eso es, en realidad,
a lo que lleva el centralismo de la UE con la liquidación de las
naciones que son los únicos continentes posibles para la democracia.
Esas son las ambiciones, disparatadas construcciones ideológicas
para imponer cambios que imponen los sectores más radicales. La UE
no levanta cabeza. Esta semana ha sido en esto casi metafórica del
sendero de crisis. Las críticas a la Comisión por el escándalo
Borrell se solaparon con las que llovieron por las vacunas. Los dos
países europeos con más vacunación son Reino Unido y Serbia, ambos
ajenos a la UE. Para encontrar estos días entusiasmo por la Comisión
de Von der Leyen y Timmermans hay que buscar mucho. Siempre se acaba
encontrando un pazguato pelota servicial como González Pons. Y es
que algunos se conforman con cualquier cosa.
******************* Sección "bilingüe" ***********************
Pablo Iglesias y la “anormalidad”
democrática española
EDITORIAL Libertad Digital
11 Febrero 2021
Como era previsible, el régimen ruso trata de sacar tajada de las
deleznables e inadmisibles declaraciones de Pablo Iglesias en las
que cuestionó la “plena normalidad” de nuestro sistema democrático
por el hecho de que los golpistas del 1-O estén en prisión. La
portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajarova, dijo
este martes que no sabía “a quién creer” en el Ejecutivo de
Sánchez-Iglesias, si a “la señora Gonzalez [ministra de Asuntos
Exteriores], que afirma que España es un ejemplo de democracia, o al
viceprimer ministro [sic] del Gobierno español, que dice que
[España] está lejos de tener una situación normal en asuntos
democráticos".
Si por normalidad se entiende lo preceptivo en un Estado democrático
de derecho, lo normal es que ningún ciudadano esté por encima de la
ley –políticos incluidos–, y que, por tanto, quienes vulneren el
ordenamiento jurídico de forma tan clamorosa como los golpistas del
1-O asuman las consecuencias penales de sus actos. Por el contrario,
lo anormal, en términos democráticos, es la ominosa impunidad que el
vicepresidente del Gobierno, nada menos, reclama para los
sediciosos.
Ahora bien, si a la palabra normalidad se le da la acepción de
“habitual u ordinario", habrá que admitir que en España suceden
cosas nada normales o habituales en otros países democráticos. Para
empezar, no es para nada normal en ellos que un vicepresidente de
Gobierno cuestione el sistema democrático de su país, tal y como ha
hecho el impresentable Iglesias, y que no dimita o sea destituido
fulminantemente. Tampoco es normal o habitual en el mundo libre que
un partido comunista como Podemos forme parte de un Gobierno
nacional en pleno s. XXI. O que partidos de Gobierno busquen apoyos
parlamentarios en formaciones separatistas que rechazan abiertamente
la Constitución del país, tal y como hacen en España el PSOE de
Pedro Sánchez y el Podemos de Pablo Iglesias.
Naturalmente, también constituye una anomalía democrática que unos
gobernantes regionales de un país democrático anuncien la
celebración de un referéndum ilegal de independencia y no sean
inmediatamente destituidos, como sucedió en España en 2014 (9-N) y
2017 (1-O). Volviendo a la actualidad, tampoco forma parte de la
normalidad democrática que, en un mefítico clima de acoso político y
enaltecimiento del terrorismo, dos partidos de gobierno compitan
entre sí para ver quién ofrece antes una reducción de penas o
incluso la impunidad para los autores de semejantes delitos.
Finalmente, no menos incompatible con una “plena normalidad
democrática” es la violencia política desatada en Cataluña contra
Vox; violencia que, a pesar de que la Ley de Partidos sigue vigente,
ERC y los proetarras alientan y se niegan impunemente a condenar.
Eso, por no hablar de la insuperable anormalidad democrática que
constituye el hecho de que la Generalidad de Cataluña acuse a los
miembros de Vox de poner en riesgo la seguridad de los energúmenos
que les acosan y agreden.
En definitiva: claro que en España suceden cosas poco o nada
normales en cualquier otra democracia. Pero esa anormalidad la
encarna el indeseable Iglesias mejor que nadie.
El PP demoniza ahora a los templarios de
Vox
Jordi Mercader cronicaglobal
11 Febrero 2021
El PP se ha aprovechado hasta la fecha de los éxitos electorales de
Vox para configurar mayorías parlamentarias en las que asentar su
poder autonómico en Madrid y Andalucía. De hecho, gracias a estos
ejemplos, el candidato popular a la presidencia de la Generalitat,
Alejandro Fernández, se presenta como alternativa natural a los
gobiernos nacionalistas de Cataluña, que para él han sido todos,
incluidos los dos tripartitos de izquierda, pues en su argumentación
no atina a diferenciar el catalanismo progresista del nacionalismo.
Su planteamiento se queda en nada de llegar el caso de que Ignacio
Garriga obtenga más votos que el PP. Y esta es una posibilidad que
prácticamente todos los sondeos anuncian.
Ante tal desastre, Fernández cambió de actitud respecto de Vox en el
debate de TV3. También lo hizo Carlos Carrizosa, aunque Ciudadanos
mantiene viva la esperanza de quedar por delante de la extrema
derecha a pesar de la debacle recogida unánimemente por las
encuestas. El candidato del PP se esforzó en presentarse como un
político riguroso frente a la demagogia de Vox. “Nosotros también
queremos ley y orden”, espetó a Garriga cuando este preconizó mano
dura para acabar con el supuesto Apocalipsis catalán (islamización,
delincuencia, ocupación, imposición lingüística) provocado por la
“mafia independentista”, pero “no somos templarios y todo debe
hacerse respetando la legalidad”.
El candidato de Vox encajó mal los ataques de don Alejandro. El
candidato del PP sumó a las críticas por demagogia las de estar
haciendo el juego al independentismo, permitiéndoles a los
soberanistas confundir a todo el constitucionalismo con su populismo
de brocha gorda, y la de haber vegetado en el PP (como también
hiciera Santiago Abascal), partido al que ahora califica de
derechita cobarde. Para compensar el bandazo respecto de sus aliados
de otros gobiernos, Fernández sostuvo su descripción tradicional de
Cataluña: un infierno fiscal y un paraíso de inseguridad jurídica
que debería tomar buena nota de lo que Ayuso hace en Madrid.
El PP está asustado por unos sondeos que vaticinan la primera
derrota seria del partido de Pablo Casado frente las huestes de
Abascal. Ahora, sus socios en Madrid y Andalucía les parecen unos
cruzados despiadados, unos pésimos compañeros de viaje. La
contemporización interesada con la extrema derecha se les vuelve en
contra y para desmarcarse de ellos apelan a su responsabilidad de
estado, atribuyéndose el papel de defensores de la Constitución.
Fernández se proclamó representante del “espíritu de la Transición”,
advirtiéndole a Salvador Illa que la mesa de negociación con la
Generalitat gobernada por independentistas “socava los fundamentos
de la Constitución”.
La memoria nos recuerda que apropiarse del título honorifico de
defensores de la Constitución no cuadra exactamente con el papel
desempeñado por el PP en los trabajos constitucionales y en los años
posteriores. Las reticencias del joven Aznar respecto de la Carta
Magna por su carácter autonómico son conocidas, así como las
diferencias entre él y Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, uno de
los redactores en representación de Alianza Popular, reconvertida
por Manuel Fraga y José María Aznar en el actual PP. Miquel Herrero
apuntaba a una monarquía compuesta como fórmula de estado, se mostró
contrario al recurso de anticonstitucionalidad del PP contra el
Estatuto y no hace tanto aún defendía la inclusión en la
Constitución de un reconocimiento a la personalidad de Cataluña,
actitud que le sitúa más cerca de Illa que de Fernández.
El candidato del PP también evitó alinearse con Carlos Carrizosa,
uno de los eventuales grandes perdedores de las elecciones de
confirmarse los pronósticos. Ciudadanos son los aliados autonómicos
del PP por excelencia fuera de Cataluña; sin embargo, Fernández le
dejó solo en la habitual reclamación de un gobierno
constitucionalista para la Generalitat, una opción que exigiría la
participación de PSC, En Comú Podem y Vox, además de PP y
Ciudadanos. Una entelequia porque Illa y Albiach nunca la han
considerado pero a la que se agarra Ciudadanos. En el debate de TV3
se registró la deserción del PP. Después de haber denunciado el
populismo de Garriga y de afirmar que “la oportunidad de Ciudadanos
ya pasó” no le quedaba otra que asumir en solitario la aspiración de
presidente alternativo. Un objetivo desproporcionado para quien ya
solo pretende quedar por delante de Vox.
Crónica extrema derecha global
Nota del Editor
11 Febrero 2021
A este paso voy a tener que abrir una sección especializada en
tumbar las opiniones de algunos sujetos que escriben en Cróniga
Global y que no paran la largar tiros contra Vox extrema derecha. Si
Vox ex extrema derecha, el dr cum fraude, el coletas, los
secesionistas y todos cus cuates, son mega, giga, tera, peta
izquierda.
Vox, con el apoyo de muchos habitantes de Cataluña, tiene la
oportunidad de poner un poco de orden en una región que fué
envidiable y que ahora es un despojo.
Una insultante paradoja
Jorge Vilches larazon
11 Febrero 2021
¿Se imagina una RTVE en manos de los totalitarios de Podemos? Pues
eso ya está pasando. La televisión y radio públicas se conciben para
dar un servicio de información, no como la plataforma para el
comisariado político. El ente público tiene un presupuesto anual de
1.127 millones, la mitad de lo que se dedica a becas o dependencia,
50 veces más de lo que se invierte en investigación del cáncer, diez
veces más de lo que ha costado el Hospital Isabel Zendal, con
trabajadores que cobran más que un catedrático, un médico o un juez.
Con esta comparativa, que menos que respetar su función original de
servicio público.
La defensa que algunos dirigentes de Podemos han hecho del rótulo
que pretendía ofender a la Princesa de Asturias deja al descubierto
su concepción del Estado como una maquinaria a su servicio. Isabel
Serra, la condenada por agredir a mujeres policías en el desempeño
de sus obligaciones, dice que no entiende por qué está mal la
apropiación de un medio público para expresar una opinión, no una
información.
Gracias a este episodio también queda al descubierto su concepto de
democracia. Pablo Echenique, el que negoció con los filoetarras de
Bildu la derogación completa de la reforma laboral a cambio de su
voto a favor en el estado de alarma, ha aprovechado para decir que
España no es una «democracia normal» porque la Princesa va a
estudiar el bachillerato en Gales.
Lo mismo ha dicho Jaume Asens, el podemita partidario de la
autodeterminación que ha negociado con los independentistas de ERC.
Que hablen de democracia los que pactan con quienes no se
arrepienten de sus asesinatos, ni de sus delitos contra el orden
constitucional, que veneran regímenes que pisotean los derechos
humanos, que quieren acabar con la separación de poderes, el
pluralismo y deslegitiman a la oposición, no deja de ser una
insultante paradoja.
La jauría
Carlos García-Mateo okdiario
11 Febrero 2021
Todo proceso revolucionario que se precie necesita de una jauría.
Como ilustra el ejemplo francés de 1789, paradigmático, fundador,
ese elemento no nace espontáneamente. Digamos que en su
cristalización se ha hecho necesario un periodo de manipulación más
o menos lento, pero constante. Los acontecimientos de violencia
callejera, en tiempos pasados y presentes en Cataluña, son la
incontestable prueba de una voluntad revolucionaria, “de arriba a
abajo” en este caso. Si en el inicio las elites políticas y
periodísticas procesistas jugaron a una cierta ambigüedad
insurreccional, en los actuales momentos parece dificultoso el
distanciamiento con los desórdenes públicos. Los graves disturbios
en Barcelona hace cuatro años fueron el pistoletazo de salida de las
opciones coactivas, aquella kale borroka reeditada a la catalana.
Disponen de una guerrilla en la sombra, atenta a la llamada para
atacar a los rivales y crear el caos urbano. No en vano, la señora
Rahola, voz y nexo independentista entre política y opinión pública
catalanas, ha avalado sin ambages el asedio a un partido que se
presenta a las elecciones (es decir, que cumple la legalidad
vigente, democrática). Ha hablado del “orgullo de un pueblo que no
quiere a la extrema derecha”, y es esta una perla con la que,
pongamos, un Marat, un Lenin o un Castro se hubieran sentido
identificados. Por la sencilla razón de que el nacionalismo catalán
expresa (y alienta, desde 2017) un espíritu alejado de la
contingencia democrática. Sobre esto, el trabajo de manipulación del
lenguaje ha resultado incansable, logrando, al fin, transgredir
términos como “democracia”, “fascismo” y “libertad”.
Prostituyéndolos.
La cuestión de fondo que prevalece es la masa, “la gente”: su
manipulación es directamente proporcional a su nivel formativo y a
la capacidad crítica. Un pueblo de ignaros, radicalizados desde el
poder. Y con conexiones callejeras muy preocupantes: en la agresión
a VOX en Vic (aquella a la que se refería ufana la Rahola),
cachorros catalanes y menas atacaron, después y al unísono, la
estación de Renfe. Descontada la alianza con el viejo terrorismo
vasco (tarea emprendida por la CUP en alianza con Artur Mas y
culminada ahora por Junqueras), el nacionalismo catalán se antoja ya
totalmente ajeno a la idea de orden, abrazado a un
insurreccionalismo de bulto, en que cualquier fuerza antisistema es
bienvenida.
Algunos llevamos unos años escribiéndolo: el procés fue algo
típicamente ibérico, que entroncaba con la vieja idea y dinámicas de
las elites revoltosas, sediciosas. El podemismo no es más que su
traslación (con un discurso más amplio) al conjunto de la nación
española. Quien organiza y da eco mediático a esa traslación, de
Cataluña al resto de España (y manda sobre Iglesias y los suyos), es
un burgués de Barcelona, romántico de las revoluciones caribeñas,
refractario al constitucionalismo. El caso es que, por muy
posmoderno que nos parezca todo desde el procés, las insurrecciones
siguen aflorando los ingredientes comunes de la constante
demagógica, la violencia sostenida y sus líderes inmaculados. Se
juega con fuego, pero es que la voluntad última es que arda todo.
El PP equipara a los agresores y a los
agredidos en Cataluña
TEMEN EL SORPASSO DE VOX
https://gaceta.es
11 Febrero 2021
Los sondeos pronostican el sorpasso de VOX al PP en las elecciones
autonómicas en Cataluña de este domingo. Algunos incluso auguran que
la candidatura liderada por Ignacio Garriga duplicará en escaños a
la de Alejandro Fernández… lo que ha hecho saltar las alarmas en
Génova.
Las bases del partido muestran preocupación por el resultado
electoral y por el coste que puede tener tanto el ‘caso Bárcenas’
que está marcando la campaña como la estrategia seguida por la
formación.
El líder de la formación, Pablo Casado, descartó este martes que los
comicios sean un plebiscito a su estrategia de acercamiento a la
izquierda y virulencia frente a VOX, formación gracias a la que
gobierna en comunidades autónomas como Madrid, Andalucía y Murcia.
“Hace seis meses el BNG sorpassó claramente al PSOE -en Galicia- y
nadie dijo que el señor Sánchez saliera de La Moncloa”, añadió en
una entrevista concedida a la cadena separatista Rac1.
Asimismo, Casado censuró la respuesta policial al referéndum ilegal
del 1 de octubre de 2017 y manifestó que “decidió” personalmente no
comparecer ante los medios como portavoz del partido por estar en
desacuerdo con el método usado por el Gobierno de Mariano Rajoy -su
jefe entonces- porque “lo que se estaba viendo en la televisión era
algo que se tenía que haber evitado”.
“Decidí no salir a explicar lo que estaba pasando porque ni estaba
de acuerdo con lo que estaban diciendo que se estaba votando en unas
elecciones homologables (…); ni estaba de acuerdo con los que decían
que ahí no se estaba votando”, añadió.
En la misma entrevista, afirmó que le da igual la bandera que cada
catalán tenga en su balcón, “la señera, la estelada -la enseña
separatista- o la rojigualda” porque quiere “presidir España” y para
ello necesita “entender en Cataluña y ser entendido en Cataluña
(sic)”.
Equiparación entre agresores y agredidos en Cataluña
El PP -y Ciudadanos- se unieron la pasada semana a la izquierda y
rechazaron que se debatiera en el Parlamento Europeo sobre la
violencia separatista en la campaña electoral en Cataluña.
La propuesta del ECR a iniciativa de VOX contó con el apoyo de 14
delegaciones, de partidos de Italia, Grecia, Bulgaria, Polonia,
Suecia, etc, pero tanto el PP como Ciudadanos se sumaron a
socialistas y comunistas, y la rechazaron.
El candidato del PP a la presidencia de la Generalitat de Cataluña,
Alejandro Fernández, dijo el pasado lunes en un acto en Mataró que
“la principal amenaza que sufre Cataluña es el populismo, (…) y que
todos acaban igual, sean de derecha, de izquierda o nacionalistas”.
“Suelen decir que solo están ellos para salvar el, lo decía Pablo
Iglesias, solo nosotros; lo dicen los de VOX, solo queda VOX, lo
dicen todos ellos (…), también los separatistas… si no eres
separatista, pasas a ser un repudiado de la sociedad”, añadió al
tiempo que afirmó que la formación liderada por Santiago Abascal
acabará trayendo a España “confrontación y falta de progreso”.
Lo hizo después de la violencia separatista contra VOX el pasado
sábado en Vic (Barcelona) y el domingo en Salt (Gerona) y Valls
(Tarragona). En Vic, hordas de radicales acosaron, hirieron a
militantes del partido y destrozaron las furgonetas de los
dirigentes.
‘Se puede trabajar para una salida de prisión‘
El fichaje estrella del PP, número tres por la provincia de
Barcelona, Eva Parera, pidió un referéndum en Cataluña en su etapa
como senadora de la coalición separatista Convergencia y Unión (CiU)
porque “eso es democracia”.
En el inicio de la campaña, se posicionó a favor del indulto a los
golpistas condenados por el proceso separatista y llamó a perder “el
miedo a la palabra” porque “forma parte del sistema judicial y de
las decisiones de un Consejo de Ministros”.
En este sentido, manifestó que de llegar “a la reconducción de la
situación (…), el indulto nunca pueda ser total”. “Se puede trabajar
para una salida de prisión, pero no para reinserción en la
política“.
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