Los hijos del odio
Jimmy Giménez-Arnau okdiario
20 Febrero 2021
La Atenas de Pericles, que apenas tenía 60.000 votantes libres, mal
vestidos, que dependían económicamente de la esclavitud y de los
botines de guerra, dio lugar a un florecimiento cultural mayor que
el de la democracia libre de los Estados Unidos, incomparablemente
más numerosa. De donde se deduce que a los usureros de Podemos no
les hacía falta reclutar a tanto antisistema y demás asilvestrados
para formar un partido mínimamente solvente. Pericles consolidó la
democracia como sistema político, sin tener que echar mano de la
gentuza, los hijos del odio. Esa es la gran diferencia entre los
ideales de un genio y la ideología de Iglesias, Echenique y
Monedero.
Cuando la zona noble del cerebro presume de valores inexistentes, su
portador nos está engañando. “Si miente el alma, ya no es el alma la
que habla, sino su corrupto pensamiento”, escribió Schiller. Valga
este scanner mental como retrato del profesor que puso rumbo a la
codicia y defraudó a Hacienda con la intención de pagar su hipoteca
de revolucionario, pues hoy roza el honor de ser un burgués. Ningún
bien pensado se atrevería a comparar a Podemos con una banda de
quinquis. Todos sabemos que se trata de una organización benéfica
que recauda fondos para sus propios fines, nunca mejor dicho. Que se
lo pregunten al Tío Gilito bis de Galapagar, al rencoroso nacido en
Rosario o al politólogo friki.
Los ministros del PSOE no soportan a los ministros morados, se han
hartado de la nefasta coalición socialcomunista y, sobre todo, del
gafe y muy maldito dúo formado por Irene y Pablo, que hilvanan
escándalo con escándalo y sandez con sandez, pues cada vez que abren
la boca les crean problemas innecesarios que comprometen el buen
nombre de España en el mundo. Biden ha dado a entender que no
recibirá a Sánchez mientras no elimine a los bolcheviques de su
Gobierno. El rey alauita, tampoco traga a Iglesias, por considerarlo
un saharaui oportunista y nuestro Rey, elegante siempre, pone cara
de póker cada vez que se topa con el hortera del moño samurái. A la
UE se le ponen los pelos de punta pensando que Rufián y Otegi
también integran la guardia de corps del presidente.
El panorama que nos brindan los hijos del odio fomenta el desastre,
basta ver cómo arden las ciudades y machacan a pedrada limpia a las
fuerzas del orden. Así es la democracia que proponen los líderes del
atroz comunismo.
Sánchez, cómplice de Iglesias, pornógrafo
del silencio
Carlos Dávila okdiario
20 Febrero 2021
El miércoles, los periodistas se hacían/nos hacíamos cruces por el
desdén con que la facción socialista de este Gobierno malencarado
acogió el brutal ataque del vicepresidente -nada menos que
vicepresidente- Iglesias contra la libertad de prensa y a favor del
control leninista de la misma. Algún exagerado me comentaba: “Esto
es el comienzo del fin”. Ya nos gustaría; no es así. Es más; Sánchez
y los suyos conocen de primera mano (si no ¿para qué valen los
servicios de información?) los propósitos de sus coligados,
representados en este menester por el tétrico dúo
Iglesias-Echenique. Tanto lo saben que tienen perfectamente
articulada la respuesta. Son dos las personas, Calvo y Robles, las
que están llamadas a salir en público tras cualquier embestida de
Iglesias, para presentar una consensuada réplica: “Cada uno -dicen-
que responda de sus actos; yo ya digo públicamente lo que pienso y
no me callo”. Esta es la posición oficial de un grupo, el del PSOE,
que sin embargo no va a encararse directamente con el vocero y,
mucho menos, va a presionar para que su líder, Pedro Sánchez, le
desautorice.
Son tan torticeras, tan falsas las imputaciones que Iglesias lanza
sobre los medios que, con una sola constancia, se destruyen sus
argumentos. Pero vamos a ver ágrafo señor: ¿cómo que a la prensa, la
radio y la televisión no les vota nadie? Les votan a diario,
leninista indocumentado, con sus tiradas, sus “clics”, sus ventas y
sus audiencias. No hay mayor control democrático que éste; un medio
que no se vende, que no se escucha, que no se ve, es un medio muerto
y, además: ¿quién le ha dicho a Iglesias que el pueblo español en
masa le haya elegido vicepresidente del Gobierno con sólo un 12% de
los votos emitidos en las pasadas elecciones? Él, en su descarada
ufanía cercana siempre a los modos de un valentón de barrio,
pretende abrumar a los medios y a sus notarios, los periodistas,
amenazando no ya con un control externo desde el poder, que ese es
un objetivo parcial, sino con el domeñamiento de su libertad. Este
marxista macilento (su ideología es viejuna y liberticida) ni
siquiera se ha molestado en conocer qué es lo que opinaba, sin ir
más lejos, su ídolo Carlos Marx. Pues, léalo: en 1842 y ante el
Parlamento de Renania se pronunciaba así: “La prensa libre es el
omnipresente ojo abierto del alma del pueblo. Es el espejo en el que
la gente se ve a sí misma, es la condición del conocimiento”. Claro
está que el barbudo alemán hizo trizas después su mismo pensamiento,
pero como ilustración para el simulador de cultura, Pablo Iglesias,
la cita no queda mal del todo.
La acometida de este personaje va más allá del brutal ataque contra
la libertad de prensa; que nadie se engañe, este tipo va a por
todas, a laminar la Constitución, la Monarquía, España y todo lo que
se le ponga por delante, o, ¿es que alguien cree que se va a
conformar con violentar el Artículo 20 de nuestra Norma Suprema? La
exigencia que reza así: “El ejercicio de estos derechos (los de la
libre expresión) no pueden transgredirse con ningún tipo de censura
previa”. No es este solamente uno de los fines que encabeza Podemos
para que gente como Monedero o el delincuente Hasél vayan de estrado
en estrado insultando y agrediendo a todas las personas de bien de
este país. ¿Cuánto tiempo estará en el trullo Hasél? No lo dicen:
muy poco, el tiempo que tenga que utilizar Sánchez para organizar su
defensa y sacarle a la calle para continuar vulnerando el orden
natural de las cosas.
Es inteligible que las deplorables conminaciones de Iglesias
indignen fuertemente al personal. Ahora bien: él no es el único
culpable de sus insolentes machadas; él es así, ahora y cuando
arengaba por la revolución violenta a las sucias masas de la Puerta
del Sol. Aún viviendo como un privilegiado, gozando, fíjense, de su
escolta diaria con ocho agentes de la Seguridad Nacional en su
chaletón de Galapagar, él es así: un provocador que intenta la
subversión para aprovecharse más todavía de esa sociedad estúpida y
silente sociedad burguesa a la que tanto afirma odiar. Él no es el
responsable; lo es Pedro Sánchez. No basta, como han señalado
algunos medios, rechazar la intervención última de Iglesias en el
Parlamento, al que holla cada vez que pone sus botines allí. Sánchez
parece que no sabe de qué se habla, él inclina su cabeza semejando
que está leyendo no sé qué documentos. No: él con su silencio
aquiescente es conmilitón, culpable por acatamiento de todo lo que
dice su vicepresidente. La amenaza para los medios, o sea, para
usted, lector, no viene de los rufianes, viene del propio presidente
del Gobierno, al que los pocos disidentes periodísticos que le
quedan le parecen una muy incómoda erisipela.
Iglesias y su intérprete Echenique permanecen en un Gobierno que
está siendo asaltado por las hordas en los incidentes terroristas de
Barcelona, Madrid y otras ciudades españolas. Ese Marlaska, al borde
ya de la felonía institucional, que no tiene otra posibilidad que
enviar a sus policías a limitar los horrores de los delincuentes,
calla sin embargo cuando SU vicepresidente y sus colegas animan a
los facciosos a poner boca abajo el país, a derribar en suma la
nación. Calla el pobre Marlaska (¿quién le va a querer cuando salga
del Gobierno?) y calla sobre todo Pedro Sánchez, el hombre que está
haciendo de España una república bananera en la que cualquier
derecho fundamental puede ser violado. Es cómplice de Iglesias; es
más, es puro Iglesias. Es un pornógrafo del silencio.
Un Gobierno degradado
«Sánchez denuncia la violencia, pero Iglesias mantiene su
complicidad con los incidentes»
Editorial larazon
20 Febrero 2021
Han tenido que pasar tres días de graves incidentes, de destrozos en
el mobiliario urbano, de incendios, de la quema de vehículos, de
rotura de escaparates, de agresiones salvajes contra las Fuerzas de
Seguridad, de escuchar cómo desde una parte del Gobierno, la
encabezada por Unidas Podemos, se justificaba estos hechos
vandálicos, para que el presidente Pedro Sánchez condene la
violencia. «En una democracia plena, como es España, la violencia es
inadmisible», ha dicho. Tres días después, cuando los
acontecimientos pueden desbordarse, cuando desde el Gobierno que
preside su vicepresidente ha retado al Estado de Derecho porque,
según la consigna que viene repitiendo desde hace días, España no es
una «democracia plena». Aunque tarde, era necesario que marcara una
clara diferencia con Pablo Iglesias. Su tardanza tiene, como
siempre, ese cálculo de no dañar más a la coalición.
No basta con
denunciar la violencia, que se da por supuesto, si no de defender,
como primera autoridad que es, el Estado de Derecho, la Ley, a
aquellos ciudadanos afectados directamente por los destrozos, a los
comerciantes cuyos negocios sufren además la crisis de la pandemia y
al conjunto de la sociedad que asiste indefensa a unos incidentes
que no reclaman libertad de expresión sino defender a un activista
cuya incitación al asesinato y el odio no puede ser admitido en un
país democrático.
Sánchez ha actuado, de nuevo, con el estilo que ha
caracterizado a su gestión de la pandemia. Ha dado un paso atrás
para que el protagonismo lo tengan las Fuerzas de Seguridad, que no
han recibido el apoyo que cabría exigir al Gobierno ante un ataque
tan incendiario como el de Pablo Echenique, ni pese al escueto tuit
de Interior. El problema ya no es si el Gobierno está unido y fuerte
–como dicen sus portavoces negando la evidencia–, sino si puede
seguir adelante con un vicepresidente que es un cómplice de los
incidentes y cuya única estrategia, como se viene demostrando día
tras día, es minar las bases sobre las que se sustenta nuestro orden
constitucional. De nada sirve un Gobierno fuerte, si es que lo
fuera, si convive y da cabida a un enemigo de la democracia como
Pablo Iglesias. Estamos ante una situación de enorme gravedad porque
es un paso más en la degradación política que está sufriendo nuestro
país. La estrategia de Iglesias es demostrar por los hechos –por la
fuerza de la violencia– que España es una «anomalía» entre los
sistemas democráticos. Sánchez debe tomar la iniciativa ante
Iglesias porque estos incidentes ponen en duda la credibilidad
internacional en un momento en el que el único objetivo que
deberíamos tener como país es salir de esta crisis a través de un
ambicioso plan de reformas y con un proyecto nacional común. La
coalición de Gobierno está incapacitada para dirigir España en estos
momentos, mientras siga Iglesias.
Un desgobierno súmamente eficaz
Nota del Editor
20 Febrero 2021
El dr cum fraude y sus quates son una banda de maleantes súmamente
eficaz en la destrucción de España. Si solo fueran un gobierno
degradado, aún quedaría alguna esperanza, pero no, vamos directos al
comunismo bolivariano tipo venezuela, de momento, luego vendrás las
sacas de las chekas. Si no has votado a Vox, tuya será la culpa.
No nos resignemos
EDITORIAL https://gaceta.es
20 Febrero 2021
Los vándalos izquierdistas que estos días incendian muchas ciudades
españolas, revientan escaparates o apalean con saña a la Policía, no
salen de la nada. Siempre han estado entre nosotros y son una cata
de todos aquellos jóvenes que desprecian la democracia porque les
han enseñado a despreciarla los mismos políticos a los que se les
llena la boca con la palabra democracia y la reducen a un par de
conceptos positivistas. Los mismos políticos que con sus
llamamientos hipócritas a la lucha antifascista, entierran el
respeto a la ley y a los derechos de los demás, que forman los
cimientos de la paz social y del orden político sin los cuales no
puede haber democracia.
Pero no acabamos de descubrir la pólvora. El primer párrafo lo
conoce cualquier profesor de Derecho Constitucional. Salvo Zapatero,
quizá. No, quizá, no. Seguro. La pólvora de verdad ha sido la
estrategia consciente de la izquierda de crear un lumpen de
violentos y tontos útiles dispuestos tanto a acampar en la Puerta
del Sol como a descargar toda su furia contra la cabeza de un
policía. Para conseguirlo, la izquierda política lleva décadas
destrozando cualquier modelo educativo basado en el mérito y el
esfuerzo; décadas exagerando los defectos del sistema de
libremercado; décadas desacreditando las más altas instituciones y
apelando a un fascismo que no existe más que en el reflejo del
espejo en el que debería mirarse la izquierda; décadas usando y
abusando de políticas identitarias que exacerban sentimientos
irracionales; y décadas, en fin, comprando a golpe de subvención
medios de comunicación para colocar esos mensajes que son la mecha
que se aproxima a la pólvora.
Es cierto que algunas conductas de la clase política del
establishment —la dejadez y la corrupción— y de unas pocas
autoridades del Estado han colaborado necesariamente en la buena
marcha de esta estrategia izquierdista que comparte fines y recursos
con el separatismo, pero no es menos cierto que por accion, omisión
o irresponsabilidad hemos llegado a un punto de extraordinaria
gravedad para el futuro de la ya-no-tan-joven democracia española y
la monarquía parlamentaria que le da forma.
Nada podemos esperar del presidente Sánchez que por su omisión del
deber de expulsar del Gobierno a un incitador de la violencia como
es su vicepresidente Pablo Iglesias, se ha convertido en cooperador
necesario de la estrategia del comunismo podemita. Pero sí debemos
esperar mucho de la sociedad civil, de aquellas formaciones
políticas y esos pocos medios y periodistas libres —We few, we happy
few, we band of brothers— que no se resignan a ver cómo muere una
nación y que se niegan a aceptar que tenemos lo que nos merecemos.
Aunque a veces lo parezca.
La táctica de tolerar el odio
Editorial ABC
20 Febrero 2021
Después de tres jornadas de violencia inusitada en Barcelona, Madrid
y otras capitales, el presidente del Gobierno tomó ayer la palabra
para proclamar una condena tan previsible como tardía. Tan
acostumbrado como está el Gobierno a etiquetar cuanto les molesta
con la tacha de ‘fascista’ o ‘franquista’, Sánchez se cuidó mucho de
hacer lo mismo con el vandalismo de ultraizquierda, defendido y
jaleado por su socio en el Gobierno, Unidas Podemos. Por supuesto,
la violencia es incompatible con la democracia, como dijo Sánchez.
Pero más grave es que esa violencia esté justificada desde un
partido que comparte gobierno con el PSOE. La democracia sabe
derrotar la violencia vandálica con la actuación policial, la
aplicación de la ley y las sentencias de los tribunales. Pero la
democracia es mucho más vulnerable cuando tiene un topo de los
violentos entre las filas del Ejecutivo y esto es lo que Sánchez
-por puro tacticismo, decidido incluso a sacar rédito político de
una grave crisis de orden público- evita reconocer con su silencio
sobre Unidas Podemos.
Desde hace muchos años, la única violencia callejera que destruye
bienes públicos y privados y lesiona policías es la que practican la
ultraizquierda y el separatismo. Lo hacen de forma organizada,
sembrando la destrucción cada vez que hay un resultado electoral que
no le gusta o se dicta una sentencia judicial que le desagrada.
Ayer, Sánchez tenía que haber condenado la apología que Unidas
Podemos dedica a la violencia de los suyos, porque es una violencia
con nombre y apellidos y paternidad reconocida. Este es el problema
político que representa el vandalismo que ha asolado los centros de
Madrid y Barcelona: la interacción entre la extrema izquierda
política y la extrema izquierda violenta. Añadir a renglón seguido
de la condena, como hizo Sánchez, la monserga de la reforma penal
para ampliar la libertad de expresión sólo rearma a los violentos,
porque les da el argumento que necesitan para sentirse justificados.
Además, esa reforma se sustenta en una falacia absoluta. Personajes
de tan poca entidad cultural o social como el delincuente Pablo
Hasel o el fugado Valtónyc no merecen que se ponga en duda la
calidad democrática de la legislación penal española, ni la justicia
de las condenas dictadas por tribunales imparciales. España no tiene
déficit de libertad de expresión o creación, y si alguno empieza a
apuntar es el que dibujan el talibanismo moralista de la izquierda
en la cultura, el pensamiento y la Universidad.
La salida de Podemos del Gobierno es un imperativo. Su impunidad
envenena las instituciones y envalentona a los violentos. Pedro
Sánchez debe ocuparse cuanto antes del daño que causa a España la
coalición de gobierno con Unidas Podemos. Suya fue la decisión de
abrazar a quien le quitaba el sueño; suya es la responsabilidad de
acabar con esta pesadilla. España no puede ser el pasmo de Europa
por contar con un Ejecutivo que emite a diario mensajes contra su
propia democracia, sus jueces, su Jefatura del Estado y sus Fuerzas
y Cuerpos de Seguridad. Ayer Sánchez perdió otra oportunidad de
dignificar el cargo que ocupa, porque la presidencia del Gobierno
trasciende las ambiciones personales de quien la ostente. El líder
socialista está en una encrucijada que le obliga a elegir entre
demostrar que cree en la democracia constitucional o seguir
instalado en el ejercicio de un poder que Podemos ensucia a diario.
Por lo que dijo y por lo que calló ayer, Sánchez prefiere permitir
que el radicalismo de su socio siga campando para hacer caja
electoral con los votantes de izquierda que rechazan tanto
extremismo. El negocio del líder socialista parece redondo. A costa
de España.
La salida imperativa del dr cum fraude
Nota del Editor
20 Febrero 2021
Si el dr cum fraude es un líder socialista, yo soy un ejemplar
rejoneador con caballo incluído. El dr cum fraude es un comunista
destructor de España, y rodeado de sus quates lo está consiguiendo
mientras los bienaventurados no votan a Vox.
Sánchez e Iglesias condenan a las
generaciones futuras
EDITORIAL Libertad Digital
20 Febrero 2021
La deuda pública española está tan descontrolada que ha terminado
2020 con otro récord vergonzoso. Los pasivos alcanzaron el
inadmisible monto de 1,3 billones de euros al cierre del ejercicio,
nada menos que el 117,1% del PIB, dato que no se veía desde hacía
118 años. Por culpa de la nefasta gestión social-comunista, la nueva
normalidad consiste en endeudarse por encima de la riqueza que se
produce. Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se mueven en el
cortoplacismo más insensato y así piensan seguir, derrochando el
dinero que arrebatan al contribuyente.
Consumados desinformadores, socialistas y comunistas se agarrarán al
coronavirus para justificar lo injustificable. Desde que gobierna
Sánchez, la deuda se ha incrementado en 155.253 millones de euros.
Durante su primer año, sin pandemia alguna, el Ejecutivo disparó la
deuda en 38.688 millones. ¿Recuerdan los corruptores viernes
sociales de 2019? La factura de esa inmoral campaña caciquil
ascendió a 10.000 millones de euros.
Sánchez ha cargado sobre los españoles una losa de deuda de 3.280
euros por persona. Dicho de otra forma: en los últimos dos años y
medio, la deuda pública se viene incrementando cada día en 169,86
millones de euros. Para intentar corregir estos desequilibrios, PSOE
y Podemos deberían poner freno al gasto público; pero no, prefieren
pedir al BCE que condone las deudas de los Estados. En el caso de
España, más de 300.000 millones de euros. Se necesita tener poca
vergüenza.
Aunque el impago de las deudas forma parte del argumentario de la
extrema izquierda, en el BCE no dan crédito. Ese desvarío no sólo
pondría en riesgo la credibilidad de Europa y las cuentas de
resultados de sus bancos centrales: es que es completamente
“ilegal”, como ha advertido el propio BCE. Pero es que aunque la
deuda de España con el BCE desapareciera por arte de magia, el
problema no quedaría resuelto, pues la economía nacional seguiría
pasando calamidades para obtener los ingresos que necesita a fin de
devolver el resto de sus pasivos.
La trampa de la deuda pública supone una herencia envenenada para
las generaciones venideras. El endeudamiento de hoy es la subida de
impuestos de mañana, y las familias y empresas de nuestro país no
podrán soportarlo.
Anormalidad interna
El ridículo ya es un hecho. La mediocridad que se le suponía a este
Gobierno, hoy es una realidad
Jesús Salamanca diariosigloxxi
20 Febrero 2021
Hace unos días demostrábamos cómo el Gobierno era lo más parecido al
ejército de Pancho Villa. Eso no ha cambiado y, además, va a más; es
decir, va a peor. Si bien el socialismo y el comunismo siempre
fueron primos carnales, lo cierto es que eso no quiere decir que sea
garantía de concordia y convivencia. Los complejos que atenazan a
Pablo Iglesias le llevan siempre a querer sobresalir. No puede
disimular su frustración de no ser el “primus inter pares” y, si
acaba aterrizando Monedero en “su” gallinero, puede ser ya el caos
total. Harán realidad aquello de tener “más mierda que el palo de un
gallinero”. Ambos prochavistas carecen de estilo, aunque ellos crean
tenerlo, pero sabido es que el estilo es como las uñas, es más fácil
tenerlo brillante que limpio.
La difícil convivencia en el seno del Gobierno da un paso más cada
día. Ya llegan a romper la unidad de voto, como ha sucedido con la
Ley de Igualdad de Trato. Sí, esa misma que defiende a capa y espada
la vicepresidenta primera, Carmen Calvo. En pocas palabras: se ha
hecho añicos la unidad del Gobierno y se ha demostrado con la
presentación por parte del Gobierno de una ley que ya estaba en el
rácano acuerdo de Gobierno. La mediocridad que se le suponía a este
Gobierno, hoy es una realidad. Intentarán aguantar las partes por
intereses personales, pero inevitablemente se romperá el año antes
de la siguiente convocatoria electoral. No pueden acudir juntos a
las próximas elecciones por mil y una razones. Si ‘Hundidas’ Podemos
ha sido capaz de reunirse con independentistas y proetarras para
intentar que votaran contra el Gobierno, imagínense de lo que será
capaz con tal de poner a Pedro Sánchez y sus huestes a los pies de
los caballos.
Ha comenzado la competición entre las facciones socialista y
comunista del Gobierno. La batalla interna no ofrece dudas y tampoco
faltan los líderes de Podemos que llaman “corrupta” a la cara a
María Jesús Montero, basándose en sus aventuras en el gobierno
andaluz, sustentadas en la creación de mafias que se llevaban el
dinero de los parados y de los más necesitados; un dinero que era
injustamente empleado en ‘putiferios’, hierba, juergas, orgías….
¡Todo ello se hacía con mofa y rechifla “a la salud de los parados
andaluces”!
En fin, las facciones del Gobierno dejan de ser leales en su
intención de no ser legales llegado el momento. Vicente Aleixandre
insistía en que “ser leal a sí mismo es el único modo de llegar a
ser legal a los demás”. Se apunta a ‘mariasú’ Montero como corrupta
y, como contrapartida, desde el PSOE se ridiculizan las propuestas
de la otra Montero, la juguetona “marquesa” de chufla y rechifla.
En el contrainforme del PSOE se amontonan las brutalidades y
miserias normativas de la “marquesa”, además de su demostrado
analfabetismo político y su permanente incoherencia. A ello hay que
unir la completa explicación de los socialistas en el sentido de que
la ley de la ministra de Igual-Da tiene una “clara falta de
previsión normativa y su inconsistencia jurídica es de alto grado”.
Más o menos algo así como aquel otro proyecto sobre la libertad
sexual y que quedó en agua de borrajas, lleno de faltas de
ortografía, constantes incorrecciones de acentuación, incoherencias
permanentes, contradicciones mil y desconocimiento brutal de la ley.
Cuando a la barragana, en vez de ponerla un piso, la pones un
ministerio, acaba asomando la patita de la incoherencia y la
incompetencia. La “marquesa” creía que la intolerancia era un
derecho ciudadano y se ha estrellado: eso de estar siempre “sola y
borracha” produce insufribles complejos y desproporcionados
desengaños. Donde no hay mata, no hay patata. Y de esta chica
‘amarquesada’, aburguesada y dictadorzuela ni siquiera se puede
esperar que organice un clan de niñeras y mucho menos un festival de
tartas. Europa sigue muy preocupada y duda si soltar el dinero de
ayudas a España; su intención es no hacerlo mientras el comunismo
esté en el Gobierno. Ahí tiene mucho que decir Nadia Calviño.
Comprobarán que, no tardando, en el Gobierno se pasará de los
improperios a las traiciones. En ello está ‘Hundidas’ Podemos. Al
tiempo.
Vox recurre al TC para frenar el acuerdo de
“habitación oscura” de PP y PSOE para renovar el CGPJ
Interpone un recurso de amparo ante un “nuevo intento de corrupción
política”
C. S. Macías larazon
20 Febrero 2021
Los 52 parlamentarios del Grupo Vox han interpuesto un recurso de
amparo, con petición de suspensión ante el Tribunal Constitucional
frente al acuerdo que han llevado a cabo en “una habitación oscura”
el PP y el PSOE para repartirse las sillas judiciales del Consejo
General del Poder Judicial. La diputada de Vox en el Congreso,
Macarena Olona indicó que su formación política prometió que
agotarían “todas las posibilidades” para que la independencia
judicial se mantenga indemne frente a “un nuevo intento de
corrupción política y Vox, lo que dice, lo cumple”.
Olona indicó que intentarán que se frene el proceso de renovación
que está en marcha por ese acuerdo que se alcanzó hace meses,
“aunque se haya pospuesto por las citas electorales”.
Pedro Sánchez descolgó el pasado miércoles el teléfono para hablar
con Pablo Casado para retomar las negociaciones con el fin de
renovar los principales órganos constitucionales. Unas negociaciones
que el Gobierno encara desde una posición de fortaleza que le han
otorgado las urnas y, por extensión, el PP debilitado.
La dictadura de Maduro, una tragedia global
Leopoldo López larazon
20 Febrero 2021
Líder de la oposición venezolana y coordinador nacional de Voluntad
Popular.
El pasado diciembre tuve la oportunidad, imborrable en mi memoria,
de viajar a Cúcuta, con el apoyo de autoridades migratorias de
Colombia, y reunirme con centenares de compatriotas que, huyendo de
la dictadura de Nicolás Maduro, cruzaron la frontera y se refugiaron
en territorio colombiano. Mujeres, hombres y niños que no solo
hablan de sus padecimientos, también repiten incansablemente: hay
que seguir luchando, hay que acabar con la dictadura. Esas miradas
de angustia, esas voces de dolor, los testimonios que escuché, lejos
de doblegarme, han fortalecido mi convicción: la lucha debe
continuar, a pesar de las enormes dificultades que tenemos por
delante.
Esos refugiados constituyen cuadros humanos profundamente
significativos. Remiten, en primer lugar, a una sociedad que ha sido
despojada de sus derechos fundamentales. No hay en la historia de
América Latina un caso con el que pueda compararse. Me basta con
decir que según los datos arrojados por el proyecto ENCOVI,
publicados en 2020, alrededor de 95% de la población vive en
condiciones de pobreza o extrema pobreza; 58% de los niños
venezolanos sufre desnutrición crónica; 70% de las familias no
tienen ingresos suficientes para comprar los alimentos que
necesitan. Hablo de una crisis de dimensiones apabullantes, donde
nada es regular ni seguro: ni la energía eléctrica, ni la red de
agua potable, ni el acceso a internet, ni el sistema de salud –en
estado ruinoso–. Habla de un país sin transporte público y sin
combustibles. Habla de una Venezuela sometida –y digo sometida
porque este estado de cosas ha sido creado de forma deliberada– a
una devastadora crisis humanitaria que afecta todos los órdenes de
la vida en común: la producción, la escuela, la seguridad personal,
los servicios públicos.
La pregunta que deriva de todo lo anterior, es si esta calamidad es
un problema de los venezolanos o si su irradiación supera el
estrecho marco de las fronteras nacionales, y adquiere las
proporciones de una problemática global. Mi respuesta: es global, no
solo por el impacto que la huida de más de 6 millones de personas ha
tenido y tiene en decenas de países –en sus economías, en sus
sistemas sociales y de seguridad, en sus legislaciones–. Es global
porque compromete decisiones y presupuestos de organismos
multilaterales y oenegés. Y es global, urgentemente global, porque
la encabezada por Maduro, es una narco-dictadura que, además de
acoger a grupos de las ex FARC y del ELN, ha entregado franjas del
territorio que ahora mismo sirven de puerto de salida de cargamentos
de droga que envían hacia Europa, Centroamérica, México, Estados
Unidos y la costa norte de África. Nadie puede permanecer ajeno a
estos hechos: Maduro y sus socios son actores cada vez más
determinantes en las operaciones trasnacionales del narcotráfico.
A los dos ya mencionados –la crisis internacional de los refugiados
venezolanos y la participación de la dictadura en el narcotráfico–
debo añadir otros cinco ámbitos que definen al régimen de Maduro
–régimen que ha implantado un sistema de bandas de delincuentes que
tienen bajo su control la nación venezolana y sus instituciones–,
como una tragedia de dimensiones planetarias.
Las naciones democráticas no pueden continuar sin atender a los
crecientes vínculos de Maduro con el régimen iraní y con grupos
terroristas como Hizbulá, cuyas peligrosas implicaciones de orden
militar y geoestratégico son obvias. Irán, que insiste en exportar
su revolución, y que ahora ha incorporado a América Latina en su
radar, se propone construir bases militares en suelo venezolano. El
presidente colombiano Iván Duque ha hecho una denuncia que Europa
debería escuchar: Maduro está intentando comprar misiles a través de
Irán. ¿Acaso es posible permanecer indiferentes a esta amenaza?
El cuarto aspecto sobre el que es urgente reflexionar es el modo
cómo los dineros provenientes de la corrupción del régimen de Chávez
y Maduro, ha inundado los sistemas financieros de, al menos,
cincuenta y dos países hasta ahora, y es altamente probable que, a
medida que las investigaciones avancen, aparezcan otros más.
Añádase a todo lo anterior, una quinta y gravísima cuestión: las
sistemáticas violaciones a los Derechos Humanos y los crímenes de
lesa humanidad, rigurosamente documentados por la OEA, la ONU y
decenas de entidades defensoras de las libertades y los Derechos
Humanos, delitos que están bajo jurisprudencia internacional, que
incluyen políticas de exterminio, torturas, secuestros y
desapariciones forzadas, tratos crueles, violaciones y permanentes
prácticas de terror social.
Menos visible todavía, pero tan relevante como todo lo descrito
hasta aquí, es la sexta problemática, otra de las tragedias que
demanda la actuación internacional: la destrucción de vastas zonas
en la región sur de Venezuela, cometida por la minería ecocida que
llevan a cabo bandas de delincuentes, con el ELN a la cabeza, y que,
además de arrasar con cuencas de ríos, bosques y amplias zonas de la
Amazonia venezolana, destruyen poblados indígenas, desalojan a la
fuerza a sus habitantes, detienen, torturan y asesinan a sus
dirigentes, todo ello con la autorización y la protección militar
que les otorga la dictadura.
Y todavía hay una séptima dimensión que no puedo dejar de mencionar,
netamente global, que se refiere a la política exterior del régimen
de Maduro, que tiene como aliados a un cartel de enemigos de la
democracia: Rusia, Bielorrusia, China, Cuba, Nicaragua, Turquía, el
Foro de Sao Paulo, las ex FARC, el ELN y más.
Así, el estado de crisis creado por el régimen de Maduro no se
limita a los refugiados y las demandas de ayuda humanitaria.
Problemáticas extendidas y desestabilizadoras como el narcotráfico,
el lavado de dinero, los ilícitos financieros, los crímenes de lesa
humanidad, la destrucción de la Amazonía, el tráfico de minerales,
las alianzas para la destrucción de la democracia, son emergencias
globales, asuntos que deberían encender las alarmas y decir al
mundo: no es posible dejar solos a los venezolanos. La lucha de los
demócratas venezolanos es la lucha de los demócratas del mundo.
******************* Sección "bilingüe" ***********************
Hasél Lives Matter y Podemos
Javier Somalo Libertad Digital
20 Febrero 2021
Podemos ya ha creado su particular BLM pero, siguiendo el guion, en
todo caso, aquí el pobre Floyd será el policía.
No hay nada como denunciar que no hay democracia para quebrantarla.
Los escombros del 68, todavía en forma de adoquín, vuelan para
defender a un tipo que, como el propio Iglesias confesó, disfruta
ante la visión de un policía pateado.
Podemos ya ha creado su particular BLM pero, siguiendo el guion, en
todo caso, aquí el pobre Floyd será el policía. Porque a Iglesias y
a Echenique les ha venido de perlas la prisión de Pablo Hasél para
salir al recreo y demostrar que su única y concienzuda preparación
está orientada a la organización de protestas violentas sin salida,
fin en sí mismo. En eso nadie puede negarles valía.
Lo cierto es que la democracia no les necesita y por eso no se
llevan bien con ella. Conviene insistir en que son ellos los que
consiguen que la calidad democrática se hunda para luego protestar
por ello y seguir alimentando el círculo, su círculo, símbolo
dantesco de su partido. Sin desorden, la gente no vota comunista, lo
dijo Iglesias aunque no lo inventara él.
Nadie quiso explicar muchas de las cosas que se escondían detrás de
aquel Black Lives Matter, pero en Libertad Digital lo hicimos.
Porque lo fácil era partir de una desgracia convertida en
violentísima imagen para justificar, legitimar —condenan como
racista al que no lo haga—, la oleada de violencia posterior que
nada tenía de antirracista. ¿O es que el saqueo de tiendas fue una
protesta en defensa de los negros o en memoria de Floyd? ¿O es que
el asesinato de negros e hispanos —David Dorn, Chris Beaty, David
Underwood, Ochea Brown, José Gutiérrez, Víctor Cazares, Francisco
Montiel— que cayeron tiroteados o murieron abrasados, en realidad
les protegía?
El movimiento BLM tenía una sólida estructura marxista como muy bien
explicó aquí Elena Berberana. Y los demócratas, me refiero más bien
a la izquierda americana, alentaron aquella violencia porque no les
gustaba su presidente, no por la muerte de George Floyd. Ésta y
otras son espirales que giran con enorme facilidad cuando las
inician los expertos en agitación. Sólo queda sentarse a esperar que
las redes sociales, claramente intervenidas, ordenen a los
periódicos qué titular refleja mejor el origen de todo y a las
televisiones cuál es el encuadre adecuado, por escorado que resulte.
En España tenemos a esos especialistas por todas partes, ahora hasta
dentro del Gobierno de Pedro Sánchez. Seguimos pues, con las noches
de insomnio que nos ha prestado el presidente con tal de seguir
tocando las llaves del Falcon en el interior de su bolsillo.
En España la Policía es asesina hasta que esos que lo dicen, lo
escriben o lo cantan la necesitan para proteger sus casas o sus
vidas. En España la Guardia Civil es opresora y fascista hasta que
tiene que rescatar a unos montañeros que iban a izar una estelada
independentista en un pico de Huesca. Al día siguiente, seguros en
sus hogares, los maderos vuelven a ser todos unos fascistas
uniformados que están deseando sacar la goma a pasear por un módico
sueldo.
Hace veinte o veinticinco años Pablo Hasél sería poco más que un mal
artista con la mente algo deformada. Quizá también un camorrista de
baja estofa, porque suele esconderse que el chaval no sólo rapea,
sino que también ha sido detenido, juzgado y condenado por agredir a
un periodista y al testigo de un juicio que se le torció. Hoy está
en las portadas; hace veinte o veinticinco años iría de calabozo en
calabozo hasta perderse en su propia y violenta insignificancia. Hoy
es una magnífica herramienta para fabricar una causa falsa que no se
vende nada mal en el mercado de la agitación.
Pablo Iglesias e Irene Montero denunciaron este verano ante la
Policía lo que consideraron un delito de odio contra sus hijos a
través de redes sociales. Hay tuits execrables y mentes enfermas en
todas partes, siempre las ha habido, que ahora consiguen llegar a
mucha gente. Pero ni Iglesias, ni Montero, ni Echenique consideran
un posible delito de odio que el tal Hasél diga cosas como: “Merece
que explote el coche de Patxi López”, “Que alguien clave un piolet
en la cabeza de José Bono”, “no me da pena tu tiro en la nuca,
pepero. Me da pena el que muere en una patera”, “Es un error no
escuchar lo que canto, como Terra Lliure dejando vivo a Losantos”…
Tanto delito es lo de Hasél como el aprovechamiento que de él está
haciendo Podemos y, sobre todo, Pablo Echenique, el del kétchup.
Porque Pablo Iglesias —un “mierda”, según Hasél—prefiere ahora
esconder que su relación con el rapero no es precisamente de
aprecio. Eso no significa que estén alejados ideológicamente, ni
mucho menos. Hoy puede convertirse en poético lo que ayer era un
escándalo o simplemente el desmán de un “lumpen, gentuza de clase
más baja que la nuestra” que en ese momento entorpecía el proceso de
asalto. ¡Menudos son los comunistas y con qué naturalidad han pasado
siempre del amor al odio y de la vida a la muerte también entre
ellos! En la URSS se sucedían los comisarios, todos comunistas
incuestionables, de la forma más espontánea: por detención y
fusilamiento, eso sí que eran ceses fulminantes. Y ahí siguen, más
de cien años después, en el mundo entero, en España.
Pero nunca hay que olvidar que lo que está sucediendo proviene del
Gobierno y que el presidente se llama Pedro Sánchez. Que después de
tres días de intolerable terrorismo callejero, Sánchez haya decidido
condenarlo es fruto de un cálculo y nada más. De hecho, de momento
sólo se ha referido a lo que se ve en las calles sin dedicar una
sola palabra a los que lo instigan. Y por si acaso, ha dejado una
frase-liana que le permita ir y venir en su relación con los
comunistas:
“La democracia española tiene una tarea pendiente de mejorar, que es
la libertad de expresión para igualarla a los parámetros de otros
países europeos”.
¿Cómo la Holanda de Teo Van Gogh? Porque Ayan Hirsi Ali tuvo que
huir a Estados Unidos al negarle nuestra valiente Europa una
protección de veras. ¿O como los planes de su vicepresidente para
expropiar toda prensa privada? Fue Iglesias el que dijo:
“Lo que ataca a la libertad de expresión es que la mayoría de los
medios de comunicación sean privados. Incluso que existan medios de
comunicación privados ataca a la libertad de expresión”.
Ahora pide “un control público” de los medios, que es lo mismo pero
dicho desde el poder, donde no hace falta hablar tanto. Y además,
¿quién pone en España las querellas por opinar y alberga a los que
añoran el crimen?
Una comparecencia de Sánchez nunca aclara ni arregla nada. Pero el
ojo que todo lo ve de Iván Redondo quizá haya atisbado ya la posible
ecuación y de ahí vengan algunos ensayos de repentino desapego hacia
el socio comunista. Con Génova de mudanza, Ciudadanos mirando el
cráter y Santiago Leviatán conquistando plazas… podría estar viendo
la hora de comprobar si el PSOE es un refugio electoral de la
izquierda contra su propio extremismo y contra la amenaza que se
inventen al otro lado.
Si está en ello el gabinete del doctor Redondo, la derecha tiene que
ponerse a trabajar con mucho sentido común. El PSOE jugará a
centrarse y Podemos encontrará otros Lives Matter para decirnos con
adoquines y hogueras que aquí no hay democracia o que a ellos no les
hace falta. Pero el daño nos lo han hecho entre los dos y eso nunca
hay que olvidarlo.
Hasél es el Gobierno, el Gobierno es Hasel
Eduardo Inda larazon
20 Febrero 2021
Pablo Iglesias es lo que es gracias a la irresponsable actuación de
prácticamente todos los medios, que le rieron las gracias, le dieron
cobertura y, lo que es peor, regalaron apariencia de normalidad a
una anormalidad política, ética y legal como la copa de un pino. Los
medios que ahora se quejan amargamente de la saña que les dispensa
este protodelincuente, ¡bienvenidos al club!, no tienen derecho a la
más mínima queja. Contribuyeron a la creación del monstruo. Sin su
concurso seguiría siendo el lumpen que nunca debió dejar de ser. En
ningún país occidental serio, periódicos, radios y televisiones se
dedican mañana, tarde y noche a promocionar como si fuera una suerte
de Mandela redivivo a un individuo de extremísima izquierda. A un
maleante que trabajaba de quintacolumnista en Madrid para el mundo
proetarra. A un sujeto a sueldo de la narcodictadura venezolana y de
esa teocracia iraní que lapida mujeres y cuelga gays. A un ser
innoble que instaba a los suyos a «salir a la calle a cazar fachas».
A un tipejo que rozó el orgasmo en TV viendo cómo unos terroristas
callejeros pateaban a un antidisturbios. De aquellos polvos vienen
estos lodos.
Entre medias, el abogado putativo de ETA, de los GRAPO
y de esa banda terrorista FRAP en la que militó su malencarado
padre, salió elegido diputado y, gracias a la estupidez congénita
del centroderecha patrio y a la necesidad del amoral Pedro Sánchez,
acabó logrando entrar en el Gobierno de España. Ahora todos se
llevan las manos a la cabeza porque el pájaro, en su calidad de
¡¡¡nº 3 del Ejecutivo!!!, respalda sin matices al megadelincuente
Pablo Hasel. Ahora a todos se le ponen los pelos como escarpias al
contemplar cómo el cayetano argentino Echenique, portavoz
parlamentario ni más ni menos, muestra «todo» su apoyo «a los
jóvenes antifascistas que están pidiendo justicia y libertad de
expresión». Los luchadores por la libertad han dejaron heridos a más
de 50 policías y el día menos pensado matarán a uno de ellos. El
mantra goebbelsiano de esta banda no cuela: al niño de papá Hasel no
le han condenado por cantar. No. Le han metido dos años de cárcel
por pedir que se ponga un coche bomba a Patxi López, por incitar a
la ciudadanía a «clavar un piolet a José Bono en la cabeza» y por
invitar a pegar tiros en la nuca a los dirigentes del PP. Esta
apelación al terrorismo le costó una primera condena de dos años de
cárcel y una segunda de seis meses. El currículum de este hijo de
Satanás no queda ahí: le han metido otros 6 meses de prisión por
pegar a un reportero de TV3 y dos y medio más por apalear a un
ciudadano que declaró en un juicio contra un amigo suyo.
Los
demócratas de este país, la gente de bien, esa España que madruga y
que nada tiene que ver con esta sarta de vagos, contemplan
anonadados cómo el mundo se vuelve del revés. Antes los delincuentes
tenían en el Gobierno a sus más enconados enemigos. Lo normal en un
Estado de Derecho. Ahora cuentan en el Consejo de Ministros con sus
más firmes y valiosos defensores. Que Hasel es el Gobierno está
claro, la gran duda es si Sánchez va a consentir que el Gobierno sea
Hasel. Que parece lo mismo pero no es lo mismo. De momento, es que
sí.
No más campañas electorales con ‘kale
borroka’
EDITORIAL Estrella Digital
20 Febrero 2021
Hay pocas acciones más repugnantes en la vida democrática de
cualquier nación que la violencia de raíz política, perpetrada ésta
de manera sistemática, organizada, premeditada, con el objetivo de
desgastar a un rival considerado como enemigo, de destruirlo; y
esto, en su literal extensión, causando devastación material y
humana.
Por desgracia, en España el fenómeno nos resulta conocido, al
haberlo experimentado en carne propia durante más de medio siglo
bajo el fuego, las bombas y las pistolas, de la banda asesina ETA.
Pero también de sus compinches, de sus palmeros, de los batasunos de
turno que hacían invivible la libertad para ejercer el sufragio en
el País Vasco. Legislatura tras legislatura, elección tras elección.
Ahora, cuando esa pesadilla nos parecía lejana y casi olvidada, nos
hemos topado con la nueva ‘kale borroka’ separatista. En realidad no
es tan nueva, porque va para una década que el odio se ha exacerbado
de una manera salvaje, inaceptable y hasta delictiva por parte de
los dirigentes independentistas del más variado pelaje ideológico.
Pero, en el caso de Vox y en la campaña que ha precedido al 14F, se
han atravesado casi todos los límites.
Un sistema teóricamente abierto, un escenario en el que cada cual
puede depositar la papeleta con el signo y el nombre que considere,
queda completamente degradado, corrompido, prostituido, cuando
algunos de quienes figuran en esas papeletas (aunque sólo sea uno)
es recibido en un mitin a palos, a pedrada limpia, amenazado de
muerte.
Es imposible que pierdan la dignidad quienes así proceden, estos
bárbaros cuyo espacio debería estar entre barrotes y no en las
calles y las plazas, porque hace tiempo que esa dignidad se la
dejaron por el camino. Pero el Estado de Derecho no puede seguir por
donde va. Sin identificaciones, sin detenciones, sin procesos contra
quienes juegan a matar al contrario. El fascismo no debería haber
tenido cabida jamás en la Historia; menos en un siglo XXI que ya se
ha comido su primer cuarto. Tampoco el fascismo de estelada y
barretina. Todos perdemos cuando hay crimen sin castigo.
Todo es empeorable
Gregorio Morán vozpopuli.es
20 Febrero 2021
La consensuada obligación de todo columnista que se precie consiste
en aliviar las penas y destacar las ráfagas de optimismo que tenga a
bien imaginar. Por más esfuerzo que uno hace por encontrar algo
parecido a los atisbos de una buena noticia, algo que anime al
personal, debo confesar que no lo encuentro. Sin embargo, leo todo
lo que cae en mis manos y percibo el sesgo hacia un optimismo que
sólo aparece en los tertulianos titulados o en los que viven y se
alimentan de los buenos oficios que ofrecen las filtraciones
oficiales. Pero ni con esas. Hemos pasado de una supuesta conciencia
crítica al papel de ansiosos buscadores de futuros esplendorosos.
Aseguran que es bueno para la salud mental en tiempos de pandemia,
pero tengo mis dudas de que tantas tragaderas tratando de dilucidar
quiénes son los buenos que nos prometen y quiénes los perversos que
nos lo impiden, acaben por enfermarnos de bulimia tontuna; una
variante de la cretinez que no hay estómago capaz de digerir.
Si contemplamos los resultados de las elecciones en Cataluña, no
encuentro ni una razón que anime al optimismo. Los independentistas
han obtenido una victoria pírrica, porque no les facilita gobernar;
las tres familias separadas no se avienen en principio a inaugurar
gobierno. Esquerra, el partido de Puigdemont y la CUP se consideran
incompatibles incluso sobre los modos de conseguir la independencia;
objetivo capital de una parte de la ciudadanía que ni son la mitad
más uno, ni la mitad de nada porque hasta los suyos les han
desairado en las urnas, quizá en la convicción de que con todo lo
que tienen encima no se imaginan que lo pongan en sordina y se hayan
vuelto adolescentes. Sólo los que viven de sus padres o del erario
público, que viene a ser lo mismo, pueden sentir un desprecio tan
llamativo hacia los que están en las últimas y sin esperanzas de
salir. El detalle de la quiebra de la familia política de Artur Mas
es como una recapitulación: ¡no preocuparse, militantes
funcionarios: nos uniremos a cualquiera de las otras opciones que
pueden conceder cargos! Ninguna mafia abandona a uno de los suyos
cuando está en las últimas.
Los socialistas han conseguido gracias a Illa salir del pozo;
vuelven a ser los más votados, aunque esto no les sirva de nada
salvo para certificar el milagro: un incompetente dejó su cargo y se
presenta a otro a la búsqueda de una oportunidad que, por cierto, le
conceden. ¡Cuántos votantes de Illa, que no del PSC, le han apoyado
para demostrar que achicados, ninguneados y corruptos, han de
hacerse notar! El PSC está a la espera de las ofertas a Esquerra del
Gran Trilero. Les dejen entrar o no en el Govern, siempre quedarán
las maniobras en la oscuridad y los acuerdos bajo cuerda que les den
la opción de participar en el reparto.
La entrada de Vox en el Parlament introducirá chistes y desplantes,
nada que ver con la política, pero tiene algo de termómetro social.
El voto conservador, arrastrado por el reaccionarismo, ya no será
patrimonio exclusivo del independentismo. A los populares y a
Ciudadanos les queda en Cataluña más deudas que saldar que las que
podría cubrir su siempre dudoso patrimonio. Los esfuerzos por hablar
de Bárcenas y no de la Sagrada Familia pujoliana obligarán a cambiar
de discurso. Los herederos de Pujol echarán mano de este nuevo
recurso y no les caerá la cara de vergüenza en el Parlament; tienen
a su favor la benevolencia de los poderes económicos y mediáticos
autóctonos. El espíritu de Trump acabará dominando el marco de los
relatos. ¡A ver quién insulta más alto y tiene mayor eco! Vaya
sociedad donde los chicos asentados se manifiestan contra Vox al
tiempo que sus padres aplauden al Molt Honorable Delincuente en el
Liceo. (Lo contó Miquel Giménez y fue en el estreno de “La
Traviata”, hace unas semanas). No es lo mismo un chorizo de la
tierra que otro foráneo, por eso aquí se llama butifarra, porque
somos diferentes hasta en la carne de gorrino.
Quien crea que Cataluña después de las elecciones será ingobernable
peca de cándido. Será más de lo mismo, ni siquiera cambiarán las
caras. El erario público es el mejor pegamento de voluntades, y el
debate sobre el independentismo y los indultos coparán el espacio de
la enfermedad, la muerte y el desastre económico. El destino, esa
palabra tan pomposa como inadecuada para el caso, lo decidirán entre
el abad Junqueras y los juegos de supervivencia de Sánchez. Los
partidos están para lo que manden y conforme a lo que repartan. Está
fuera de norma el que tuvieran una opinión diversa a la cúpula. De
ahí que sean tan importantes los escarceos entre Pedro Sánchez y
Pablo Iglesias.
Nada en el horizonte obstaculiza la ostentosa marcha del presidente.
No porque haya demostrado su incompetencia o su escaqueo ante los
dos frentes que pueden echar abajo no sólo el Gobierno sino la
estabilidad social: la consigna se reduce a “imágenes” o
“silencios”. La pandemia parece ya un libro cerrado por más que los
muertos se cuenten por centenares y la Sanidad esté en emergencia
permanente. Las vacunas, ésas que no acaban de llegar y que se van a
repartir con criterios “científicos” dosificados por lo menos
científico que ha creado la humanidad, que es un profesional de la
política, han pasado a ser el trampantojo que oculta lo demás. Nadie
pregunta nada, y si lo hace, los canales virtuales de alcantarilla
nos lo embarran de tal modo que cada vez “estamos mejor” pero cada
vez “sabemos menos”.
Gobernar sin oposición es como vivir en Disneylandia; cada día te
inventas el espectáculo. Somo el culo de Europa en la epidemia y en
la crisis económica, pero nos mostramos como hidalgos sin Quijote.
En ocasiones me recuerda la fiebre autárquica del franquismo: “Nos
envidian”.
Sin embargo, el forúnculo que le ha salido en el culo al Gobierno,
cada día más purulento, puede acabar en la tentación de unas
elecciones. Con nosotros de pacientes espectadores, Podemos y el
PSOE están apostando al “juego del gallina”. El día que el tándem
Iván-Tezanos detecten que la ocasión es oportuna para sajar el
grano, el matrimonio de Galapagar, incluido su abundante servicio
partidario, se habrán encontrado con lo único que no habían pensado
y que les puede llevar a la inanidad social que alimentan. Nunca fue
tan evidente que la política en general, incluida la catalana,
dependen de un tipo arrogante que habita en La Moncloa rodeado de
edecanes y plumillas excelsos.
El riesgo de ser votante de Vox en un
bastión independentista
«No puedes llevar la bandera de España ni en la mascarilla», lamenta
Emilio Santiago, que vive en Figueras rodeado de lazos amarillos y
esteladas
Ángel Nieto Lorasque larazon
20 Febrero 2021
Emilio Santiago cita al líder de Vox para describir la tierra en la
que vive: «Girona es la Guipúzcoa catalana, la zona más
independentista por tradición, la provincia sin contacto con España
y donde el secesionismo tiene más arraigo. Aquí, la vida es muy dura
si no eres de ellos». Él llegó a Figueras hace 34 años y afirma que
«soy catalán por elección y pago aquí mis impuestos desde el primer
día que llegué, algo que no pueden decir esos chavales que nos tiran
piedras en los mítines». La decepción fue lo que condujo a Santiago
hasta el partido de Abascal. Siempre había votado al Partido Popular
y, una vez, «provocado por el abandono de Mariano Rajoy a los
constitucionalistas catalanes, a Ciudadanos. Pero los naranjas
también le fallaron. «Así que en esta ocasión, y después de haberles
votado también las últimas generales, aposté por los de Abascal»,
asegura.
Este empresario prejubilado de 62 años es unionista y
constitucionalista convencido. No es de los que alardean sino de los
que batallan por la unidad en las urnas. No esconde su ideología
aunque tampoco la exhibe a pecho descubierto porque sabe de sus
consecuencias. «Aquí no falta una estelada en la torre de cualquier
iglesia, en una fachada o rotonda. Estamos plagados de simbología
independentista. Intentar sacar aquí la bandera de España es
inviable, ni te lo planteas porque es un conflicto seguro. Es mejor
que ni lo intentes si no quieres tener problemas. No se puede ni
llevarla una enseña en la mascarilla», desvela.
Este gerundense habla con la entidad que aportan los años y la
experiencia. En su juventud sí fue más activo en la lucha contra el
secesionismo radical, pero su simpatía hacia los partidos que la
combatían le trajeron varios disgustos: «En una ocasión quisieron
sacarme de la carretera cuando iba conduciendo. A mi hija le rompían
el estuche de los lápices porque llevaba un pin con las gaviotas del
PP. Ahora es Vox y lo que les votamos somos los que estamos en el
punto de mira. Sé de personas que han dejado de hablarme o de venir
a mi negocio por mi ideología. La gente no respeta al que piensa
diferente», valora. De hecho, dice que poca gente en Figueras, donde
reside, se atreve a poner la enseña patria en su vivienda: «Es una
manera de marcarte. Si mi casa fuera un fuerte y tuviera un rifle
para defenderlo o si viviera en un sexto donde no pudieran llegar
las piedras quizá la pondría, pero en estas circunstancias no lo veo
sentido», lamenta.
Pérdida de clientela
Además de ser uno de los 16.917 votantes que confiaron en Vox en
Girona el pasado domingo, una suma que le otorgó un diputado
autonómico por esta provincia, Santiago estuvo de apoderado en uno
de los colegios: «Allí sentí la hostilidad total que se gastan
contra nosotros. Hubo a gente que la escupieron y le hicieron
desplantes. Somos los malos de la película para ellos. Sin ya es así
en toda España, imagínate con Cataluña con el factor
independentismo. El odio hacia nosotros es tremendo».
Él depositó su confianza en la formación de Abascal «porque son los
únicos que prometen firmeza, una oposición dura y seria y es lo que
yo necesito en este momento. Es cierto que durante la campaña no
entraron en otros temas o políticas que pudieran resultar ser falsas
promesas. Sabíamos que Vox estaría en la oposición y desde ahí es
donde tienen que controlar al Gobierno con firmeza y seriedad».
Santiago, que conoce bien a sus vecinos, argumenta que el éxito del
partido verde no es solo por cuestión de la unidad de España, «hay
muchos otros que han llevado a los ciudadanos a apostar por Vox,
como por ejemplo la inmigración. Tengo constancia de que incluso hay
socialistas e independentistas que en esta ocasión les han votado».
Aunque él disienta del pensamiento secesionista, afirma que lo más
importante es el respeto: «De hecho, mis hijos no son votantes de
Vox, pero no tenemos ningún problema, nos respetamos. Es una lástima
que en la sociedad catalana esto no ocurra y nos quieran amedrentar
a los que no somos separatistas». Es más, constata que el voto
oculto de este partido sigue siendo muy elevado porque la gente teme
represalias sociales. «A mí no me importa haber perdido algún
cliente en mi negocio, pero hay quien teme que se les pueda
arruinar. No es justo. Y, por otra parte, basta ya de llamarnos
fascistas. Yo, al menos, estoy muy lejos de serlo», sentencia.
Pese a haber perdido la ilusión por la política «tras los bandazos
del PP y la huida a Madrid de ciudadanos», ahora Santiago vuelve a
recuperar la esperanza en que una Cataluña diferente es posible y
aunque vaticina que una normalización de la convivencia tardará
décadas en llegar, deposita en los de Abascal el empuje para, al
menos, poder vivir tranquilos.
Niñatos alentados por Podemos siguen
destrozando las ciudades que pagamos con impuestos
Redacción https://rebelionenlagranja.com
20 Febrero 2021
Las violentas algaradas callejeras alentadas por Podemos para
protestar por el encarcelamiento del delincuente y rapero Pablo
Hasél, se han reproducido por tercera noche consecutiva en varias
ciudades catalanas, entre ellas Barcelona donde al menos una persona
ha sido detenida, y por segunda vez en Valencia, donde se han
practicado ocho detenciones y al menos hay un herido.
Es la kale borrosa en sentido estricto: La quema de contenedores,
las barricadas, el lanzamiento de piedras, adoquines y vallas a la
policía, el asalto y destrozo de comercios, las cargas policiales y
las carreras por las calles han vuelto a Barcelona, Tarragona y
Sabadell, y también a la ciudad de Valencia, donde ya hubo
incidentes el pasado martes.
Las protestas en Cataluña han ido más allá de la petición de
libertad para Pablo Hasél -encarcelado en la prisión de Lleida por
enaltecimiento del terrorismo, entre otros delitos- pues los
manifestantes han protestado por la actuación de los antidisturbios
de los Mossos d’Esquadra en las dos noches precedentes, que se
saldaron con una cincuentena de detenidos y una joven que,
presuntamente, ha perdido la visión de un ojo.
En Barcelona, los violentos se han concentrado en la plaza Tetuán
poco después de las 19.30 horas y de allí se han dirigido a la sede
de la consellería de Interior, situada a escasos metros, en la
confluencia de paseo de Sant Joan con Diputación, que estaba
blindada por un amplio dispositivo policial.
En ese momento, grupos de asaltantes han arrojado piedras, botellas
y pirotécnica contra los agentes, ante lo que los Mossos han
efectuado varios avisos para que detuvieran su actuación.
Los violentos se han dispersado entonces por las calles adyacentes,
donde han tirado motocicletas al suelo y han cruzado en la vía
contenedores, que han incendiado en las calles Bailén, Aragón,
Girona y Valencia.
Muy cerca se encuentra la sede de El Periódico de Cataluña, a la que
han arrojado piedras, han roto algunos cristales y han manchado con
alguna pintadas.
En Sabadell, grupos de descerebrados también han arrojado objetos
contra la línea policial en la comisaría de la Policía Nacional y
han levantado barricadas con contenedores.
En Tarragona, los violentos se han comenzado a concentrar en la
Rambla Nova y, tras recorrer varias calles de la ciudad, han acabado
por cortar la autovía A-7 durante menos de una hora.
La algarada en Valencia había sido convocada por redes sociales por
colectivos independentistas, al igual que el pasado martes, y con el
lema «Estem fartes» (Estamos hartas).
Sobre las siete de la tarde en la plaza de San Agustín, rodeados con
un gran dispositivo policial, se concentraban unos 300 individuos,
que han intentado montar una algarada por el centro de la ciudad,
momento en el que se han registrado las primeras cargas.
Los activistas se han dispersado por las calles aledañas y se han
repetido las cargas tras algunas carreras y escaramuzas, que han
dejado desperfectos en mobiliario urbano y vehículos aparcados,
principalmente motocicletas.
Fuentes de la Delegación del Gobierno han confirmado a Efe que ocho
personas han sido detenidas y al menos una ha resultado herida.
Varios cientos de personas se han manifestado por las calles de la
localidad vizcaína de Barakaldo, donde se han volcado contenedores
de residuos.
Treinta y una personas, de entre los más de cuarenta detenidos por
las protestas en la noche del miércoles en varias ciudades catalanas
y Madrid, han quedado en libertad tras prestar declaración en los
juzgados de instrucción.
En Cataluña fueron detenidas 33 personas por los altercados,
mientras que en Madrid hubo 15 arrestos.
El juzgado de Instrucción número 4 de Barcelona en funciones de
guardia ha decretado el ingreso en prisión de uno de los detenidos,
mientras que el Juzgado de Instrucción número 46 de Madrid, ha
acordado la libertad de las 13 personas mayores de edad -sin medida
cautelar alguna- detenidas por la Policía Nacional y serán
investigados por la supuesta comisión del delito de atentado a la
autoridad.
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