Anormalidad Democrática
José María Nieto Vigil estrella digital 24 Febrero 2021
Mucho se viene hablando de la normalidad democrática en España
durante las últimas semanas. A algunos de les llena el papo
criticando los vicios, defectos e imperfecciones de nuestro actual
modelo de Estado Social Democrático y de Derecho reconocido en
nuestra Carta Magna. Ya sabemos que la perfección no existe, que
siempre hay ovejas negras en el rebaño y manzanas podridas en el
lagar. Afirmar lo contario es faltar a la verdad, ejercer la
demagogia como arma política y tergiversar la autenticidad de los
hechos probados. De acuerdo, es así y no tiene justificación ni
excusa posible.
La corrupción, el tráfico de influencias, la desatención de
servicios básicos, el despilfarro, la deuda contraída por la
incapacidad y la irresponsabilidad de nuestros gobernantes, el
déficit de nuestras arcas públicas, el paro descontrolado y
galopante, y tantísimas cosas más son inmorales, inaceptables ,
vergonzosas, irritantes y merecedoras de duras sanciones, cárcel o
cualquier otra pena establecida por nuestro ordenamiento jurídico.
A partir de esta reflexión en la que todos estaremos más o menos
conformes, me parece indigno, innoble, rastrero, vil, despreciable y
abyecto criticar un sistema como el que disfrutamos y también
padecemos, desde posiciones comunistas bolivarianas del más puro
estilo castrista. Hay que tener la cara de cemento armado para
presentar los paraísos chavistas o comunistas como el Edén de la
felicidad y el desarrollo, como un modelo de referencia de justicia,
libertad y desarrollo económico. Pablo Iglesias, con su tonito
moralista tan prudente, elogia y exalta los logros de esas naciones
que se encuentran sometidas a la miseria, el sufrimiento y el atraso
más flagrante que se pueda encontrar en el mapa político mundial.
La bajeza moral incuestionable, su servilismo –bien gratificado y
financiado- es una anormalidad democrática y una afrenta a todos los
que le escuchamos sus bravatas y soflamas revolucionarias. Este
adulador paniaguado por los regímenes totalitarios que alaba,
enaltece y publicita, no vive como piensa, piensa como vive. Se ha
convertido en el jefe de la nueva casta política, aquella que tanto
despreciaba y aborrecía. De Vallecas a Galapagar, con coche oficial,
sueldo capitalista, servicio doméstico pagado de aquella manera y
protección. ¡¡Viva la revolución camaradas!! ¡¡Arriba parias de la
Tierra!!
Esta si es una anormalidad democrática, un comunista capitalista.
Manda guevos que dijera Federico Trillo. Todo es teatrillo barato y
cutre, sin gusto ni gracia. Con aspecto impropio para un ministro
que representa a los intereses nacionales, se pasea con su coleta y
pendientes por la escena política. Todo apariencia y palabrería de
charlatán de feria, jaleando a tomar las calles, deshaciéndose en
piropos a los enemigos de nuestra Patria –independentistas,
republicanos recalcitrantes, nazionalistas radicales, anti sistema,
anti fascistas y anti la madre que los parió-, deshonrando nuestra
historia, dinamitando la convivencia social con sus discursos
apocalípticos.
Eso sí, vestido a la última moda perro flauta, levanta el puño en
cada ocasión que se tercia. Esto sí es una anormalidad democrática,
una irregularidad y un anomalía en el contexto de las naciones más
avanzadas.
Siempre he visto imágenes de balseros cubanos huyendo a los Estados
Unidos, pero no he visto a norteamericanos queriendo entrar en Cuba;
en las hemerotecas se guardan millones de fotografías de alemanes
huyendo y saltando el muro de Berlín desde la parte oriental, pero
no hay materiales gráficos de nadie que quisiera huir hacia la zona
oriental; de su amada Venezuela , maltratada y deshecha por el
ínclito Nicolás Maduro, se ofrece información de miles de personas
que intentan entrar en Colombia, buscando huir del Jardín de las
Delicias en que se ha convertido el país, pero no hay colombianos
que quieran disfrutar de los aromas del régimen putrefacto de
Caracas; de Corea del Norte, nación caracterizada por sus libertades
y respeto a los derechos humanos, intentan salir aquellos que no
quieren seguir viviendo tanta riqueza y lujo, quieren saborear la
austeridad de Corea del Sur, tan atrasada y desafortunada, pero no
ocurre al contrario con los sureños, ellos prefieren su pobreza y
miseria social; a España, tan poco atractiva y subdesarrollada
–según el infame vicepresidente- llegan gentes procedentes de todos
los continentes, por cualquier medio y a riesgo de perder la vida.
Supongo que será por que nuestra nación es un infierno en la Tierra.
Podría seguir citando ejemplos, pero ya resulta aburrido. Defender
aquellas tierras bienaventuradas, tocadas por los dioses, pero
gobernadas por tiranos, como modelo de nirvana y Valhalla es
ignominioso, malintencionado, engañoso y terriblemente perverso.
Esta sí es una anomalía democrática.
Somos referencia a escala planetaria, como dijera Leire Pajín en la
época del sonriente insolente de José Luis Rodríguez Zapatero.
Somos, por nuestro ejecutivo, un caso único en el seno de las
democracias avanzadas. En ninguna de ellas hay comunistas de hoz y
martillo, ni chavistas convencidos y declarados. Tan es así nuestra
particular singularidad que nos han pedido la receta para aplicar
nuestros métodos a sus actuaciones gubernativas, brillantes,
envidiables y codiciadas por su anacronismo, estilo obsoleto,
extemporáneo y marcadamente reaccionario.
A hurtadillas, con admiración contenida, nos miran como ejemplo de
camino a seguir para la conquista del futuro. Nada más alejado de la
realidad, la tropa que dirige nuestros destinos genera recelo,
desconfianza y descrédito ante nuestros socios comunitarios, que
nada tienen que ver con comunistas, y es que la ceguera política, la
escasa altura de miras y la falta de perspectiva nos lleva por el
camino de la perdición, que en nuestro caso no es ninguna película.
¿Es esto normalidad democrática? A mi me parece lo contario, una
perversión, una depravación y un desenfreno alocado de un obsceno
frenesí de incompetentes, sin talante ni talento, y un despropósito
de consecuencias bíblicas.
¿Qué les parecen las algaradas, las barricadas, los desordenes
públicos, el saqueo de comercios, la destrucción de entidades
bancarias, los destrozos del mobiliario urbano, los ataques cobardes
y criminales a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado? ¿Esta
es la normalidad ensalzada y bendecida por los podemitas y
comunistas? ¿Es éste el sistema alternativo al pérfido y alienante
sistema capitalista que proponen?
Pues qué quieren que les diga, que se vayan a platicar y practicar
su tolerancia a los paraísos soñados del Caribe, pero que antes
paguen las facturas de sus manifestaciones pacíficas en nombre de la
tolerancia. Esa sí sería una buena respuesta auténticamente
democrática. En tanto, seguiremos padeciendo a Pablo Iglesias y sus
acólitos, a los palmeros de Moncloa y a los energúmenos, bárbaros y
cavernícolas en nuestras calles y plazas, campando a sus anchas con
la aquiescencia de la pareja, Pedro y Pablo, y toda su corte de
tronchamulas y corifeos que dirigen nuestra tragedia democrática.
Todo un ejemplo de anormalidad sin parangón.
El CGPJ como prueba de tornasol
Emilio Campmany Libertad Digital 24 Febrero 2021
La renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) es
prueba de tornasol de la estrategia de los dos partidos que la
tienen que pactar. La cuestión esencial es la inclusión o no de
vocales propuestos por Podemos. Pedro Sánchez podría estar pensando,
como sugería Luis Herrero en estas mismas páginas el lunes pasado,
empezar a distanciarse del partido morado con el fin de convocar
elecciones a medio plazo al aventar que se trata de un momento
relativamente propicio. Es evidente que, si el PSOE quiere un
incremento notable de votos en esas elecciones, necesita presentarse
con un aura de moderación que sólo tendrá tras pelearse ruidosamente
con Podemos. Una manera de empezar a partir peras sería aceptar el
veto a los vocales de Podemos que el PP le exige para la renovación
del CGPJ. Es verdad que esto significaría renunciar a agotar la
legislatura y a disfrutar del poder durante el tiempo que pudiera
durar, pero a cambio los socialistas podrían garantizarse una nueva
con más escaños y por lo tanto con más poder.
Lo que haga el PP también será revelador. Casado se ha negado a
renovar el Consejo alegando que no está dispuesto a consentir que el
órgano de gobierno de los jueces tenga vocales designados por los
comunistas. Si el PSOE termina por aceptar el veto, por razones
electorales, el PP no tendrá otro remedio que pactar la renovación
so pena de quedarse sin pretexto para seguir bloqueando la
renovación. Pero si, como ha sugerido Ábalos, el PSOE sigue
insistiendo en que tiene que haber vocales de Podemos, y es muy
probable que al menos en principio esa siga siendo la posición de
los socialistas, ya que Iglesias y su gente no han hecho pública
ninguna protesta al respecto, el PP no puede pactar. Si lo hiciera,
sería la enésima prueba de debilidad de su actual cúpula, incapaz de
atenerse a los principios en busca de una falsa moderación que sólo
le reconocerían, y por poco tiempo, los que nunca le votarán.
De manera que, según lo que resulte, se podrán alcanzar importantes
conclusiones. Si se pacta la renovación y hay vocales de Podemos,
querrá decir que el PP está en plena desintegración y perderá el
voto de sus últimos leales, quedándose tan sólo con los que le
siguen apoyando por mera inercia. Si se renueva sin vocales de
Podemos, significará que el PSOE está listo para ir escenificando la
ruptura con Iglesias e ir a elecciones anticipadas este otoño, o
quizá la primavera siguiente. Si no hay renovación, significará que
el PP, dentro de su atolondramiento, conserva algo de consideración
hacia sus ideas y que PSOE y Podemos siguen tan unidos como siempre
y se proponen agotar la legislatura. Pocas veces un acontecimiento
tan concreto ha proporcionado tantas claves para poder pronosticar
con tanta seguridad el futuro inmediato.
Pablo Iglesias y lo anormal
EDITORIAL Libertad Digital 24 Febrero 2021
No hay mayor “anormalidad democrática” que la que su partido y sus
aliados golpistas representan.
El vicepresidente del Gobierno y máximo líder de Podemos, Pablo
Iglesias, ha aprovechado el acto institucional en el Congreso con
motivo del 40 aniversario del 23-F para dejar de manifiesto, una vez
más, que no hay mayor “anormalidad democrática” en España que la que
él, su partido y sus aliados golpistas y proterroristas representan.
Sin consideración alguna por el cargo que desempeña, Iglesias se ha
permitido dar rienda suelta a su sectarismo comunista y antisistema
negándose a aplaudir el discurso del Rey y a condenar tanto las
amenazas y el enaltecimiento del terrorismo de Pablo Hasél como la
violencia callejera desatado por sus correligionarios en protesta
por su condena judicial.
Lo cierto es que esta anormalidad democrática es perfectamente
coherente con la anormalidad que supone, en pleno siglo XXI, la
presencia en un Gobierno occidental de un dirigente de extrema
izquierda que ha defendido todos los golpes de Estado y todas las
dictaduras comunistas que se le han puesto a tiro, desde la URSS a
Cuba y Venezuela. Si se tiene presente que Iglesias ha cantado junto
al condenado Hasél La Internacional mientras se ondeaba una bandera
soviética con la efigie de Lenin, lo repugnantemente normal es que
ahora se niegue a condenar a su nauseabundo colega apologeta del
terrorismo. Lo anormal, por el contrario, es que semejante
indeseable sea nada menos que vicepresidente del Gobierno del Reino
de España.
Iglesias denigró como ”engaño lampedusiano” la Transición y la
Constitución del 78, al tiempo que alabó a “la izquierda vasca y a
ETA” por “darse cuenta de esto desde el principio”, así que cómo
extrañarse de que ahora que está empotrado en las instituciones
trate de erosionar la Corona y la propia democracia proclamando que
ésta no es “plena” o negándose, como ha hecho este martes, a
aplaudir a Don Felipe cuando ha recordado el papel de su padre en la
consolidación del régimen democrático.
Quien, como Iglesias, tiene la desvergüenza de no ver ningún delito
en el golpe de Estado del 1-O y de acusar a la Justicia de condenar
a prisión a un hatajo de sediciosos por “celebrar un referéndum”, es
lógico que arremeta igual de mendazmente contra los jueces por
condenar a un rapero por "escribir un tuit o hacer una canción”.
Que un comunista adultere el concepto de libertad de expresión para
alentar la violencia totalitaria no es ninguna novedad. Lo que
resulta vergonzoso es que un representante de la ideología más
criminal y liberticida de la Historia se permita dar lecciones de lo
que es una “democracia plena” mientras denigra y erosiona las
instituciones de la democracia española desde la Vicepresidencia del
Gobierno. Y de eso la responsabilidad no es precisamente suya sino
de su facilitador, el socialista Pedro Sánchez Castejón.
¿Inocentes?
Carmelo Jordá Libertad Digital 24 Febrero 2021
Imagine sólo por un momento, querido lector, que usted acudiese a
una manifestación o una concentración convocadas, un suponer, por
Vox o por la unión de cofradías de Semana Santa de su ciudad.
Acompáñeme un poco más en este ejercicio de ficción y véase a sí
mismo en esa ficticia movilización, en un ambiente "pacífico y
festivo", como suele decirse tanto en las crónicas periodísticas,
coreando eslóganes, acompañado de sus conciudadanos y disfrutando de
una tarde tranquila y reivindicativa, que también son palabras muy
del gusto de mis colegas.
Ahora piense que a partir de cierto momento usted empieza a darse
cuenta de que le está rodeando gente un poco más rara, que de
repente el ambiente ya no es pacífico, dista mucho de ser festivo y
la tarde ya no pinta tan tranquila. Poco después llegan la
violencia, las pedradas, los contenedores incendiados, los
escaparates rotos y, finalmente, las cargas policiales.
Por último, le prometo que es la última vez que se lo pido, imagine
que el mismo partido o la misma unión de cofradías que han convocado
la primera marcha le piden al día siguiente volver a la calle a
disfrutar de otra tarde reivindicativa y, encima, lo hacen sin haber
condenado las salvajadas del día anterior sino, al contrario,
mostrando toda la compresión con los saqueadores y delincuentes.
Y tras este ejercicio les hago una pregunta: ¿acudiría usted a la
llamada? ¿Volvería a participar en una movilización que ha acabado
en un vandalismo desatado, en la destrucción de bienes públicos y
privados y en agentes de policía heridos? Las preguntas son
retóricas, por supuesto: no lo haría como no lo haría yo mismo. De
hecho la mayoría de ustedes, queridos lectores, habría eludido la
primera movilización si supiese que en lugar de Vox y las cofradías
la hubiesen convocado organizaciones o partidos con un largo
historial de violencia callejera, que aquí casi todos nos conocemos
y a la hora de salir a la calle hay que informarse un poco.
Les digo todo esto porque puedo admitir, aunque un poco me cuesta,
que la primera noche que se convocaron movilizaciones por la
libertad del delincuente Hasél alguna gente acudiese con la mejor
voluntad y creyendo realmente que se trataba de defender la libertad
de expresión. Pero a partir de ahí no puede haber nadie tan
inocente: todos los que han salido a la calle en los últimos días
sabían perfectamente a lo que iban. Son malos, pero no tan tontos.
Así que cuando oigan a periodistas y políticos pedir que "no se
criminalice" a los "manifestantes pacíficos" y "la protesta" –ese
comportamiento falaz que tan bien ha retratado aquí mismo Cristina
Losada– recuerden que, en caso de que en algún momento los hubiera,
los inocentes se largaron el primer día y los que muestran tanta
simpatía y comprensión no defienden ni a ciudadanos pacíficos ni los
derechos de nadie, defienden a los delincuentes porque son de los
suyos. Escoria, sí, pero su escoria.
Pues les voy a decir una cosa: puestos a considerar a alguien
gentuza, yo creo que los que jalean desde la comodidad de la moqueta
son mucho peores que los mamarrachos que tiran adoquines en la
calle. Y no sólo son más despreciables: también son mucho más
peligrosos.
¿Por qué vale el testimonio de Villarejo
contra Rajoy pero no contra Podemos?
OKDIARIO 24 Febrero 2021
Después de que el ex comisario Villarejo haya desvelado al juez
Manuel García Castellón la existencia de la «copia de las actas de
reuniones de dirigentes de ETA y espías venezolanos y cubanos en las
que se informaba a los miembros de Podemos de los fondos para
provocar revueltas» en España parece lógico, como solicita el
policía en prisión, el desencriptado inmediato de esas actas que
están en poder de la Administración. Ha sido el propio Villarejo
quien ha acusado a la Fiscalía de buscar un testimonio suyo en
contra de Rajoy o del Rey emérito y, sin embargo, insiste en que se
le está dando un trato de favor a Podemos al negarse a dicho
desencriptado. Si le damos valor al testimonio de Villarejo, lo que
no cabe es establecer criterios selectivos en función de a quién
afectan.
Villarejo denuncia un intento de «ocultar» todo «aquello que pueda
señalar a miembros de este Gobierno, en especial ahora al
vicepresidente Iglesias y algunos miembros más de Podemos como los
informes que conseguí del servicio secreto venezolano». Pero
advierte: «Va a resultar una tarea imposible, por más que se empeñen
en ello», puesto que «las copias de las actas de las reuniones con
dirigentes de ETA, junto con espías venezolanos y cubanos, donde se
informaba a los miembros de Podemos de los fondos librados para
provocar revueltas en aquellos países influenciables como España se
conocerán al final pese a que se oculten con la excusa de que
precisamente es esa mitad, la que no se desencriptó, donde estaría y
por eso no las encuentran».
En la carta remitida al juez García Castellón, a la que ha tenido
acceso OKDIARIO, Villarejo denuncia igualmente visitas de «emisarios
del PSOE y de Podemos» con el objetivo de que declarase en contra de
«adversarios políticos». Lo que revela en dicha misiva es
suficientemente grave como para investigar si Villarejo dice la
verdad. Y eso pasa por desencriptar las actas que afectan a Podemos.
En cualquier caso, ¿por qué vale el testimonio contra Rajoy y no
contra Podemos?
Amazon retira el libro crítico con el
movimiento transgénero de Ryan Anderson
Redacción https://rebelionenlagranja.com 24 Febrero 2021
Por INFOVATICANA | 23 febrero, 2021
El libro de Anderson ha sido elogiado por profesores de psiquiatría,
psicología y ética médica de universidades como la Johns Hopkins, la
Universidad de Boston, la Universidad de Nueva York y la Universidad
de Columbia.
(National Catholic Register)- El libro crítico con el movimiento
transgénero de un académico ha sido retirado de Amazon.com.
El domingo por la tarde, Ryan Anderson -actual presidente del Centro
de Ética y Políticas Públicas (EPPC)- informó de que su libro When
Harry Became Sally: Responding to the Transgender Moment (Cuando
Harry se convirtió en Sally: Respondiendo al momento transgénero) ya
no aparecía en la lista de libros ofrecidos por Amazon.com. El libro
fue lanzado hace tres años, el 20 de febrero de 2018.
Anderson afirmó, en declaraciones a la CNA el lunes por la mañana,
que fue alertado de la situación ya que “la gente que intentaba
comprarlo me dijo que había desaparecido.”
“Y no aparece como agotado. Ni siquiera existe la opción de comprar
un ejemplar usado. Ni puedes comprar la versión para kindle. Ni
puedes conseguir la versión en audiolibro”, explicó Anderson. Añadió
que el editor del libro ha pedido una explicación a Amazon sobre por
qué no aparece, pero aún no había recibido una explicación.
Un portavoz de Amazon se negó a comentar las afirmaciones de
Anderson el lunes.
Entre los contenidos que están prohibidos según las directrices de
Amazon se encuentran aquellos que “determinamos que son discursos de
odio”, además de “otro material que consideramos inapropiado u
ofensivo”. La compañía afirma que puede retirar contenidos si
“determinamos que crea una mala experiencia para el cliente.”
Además, Amazon afirma que si retira un contenido, su política es
informar al “autor, editor o socio vendedor” de la retirada de la
lista y permitirle una apelación.
Sin embargo, Anderson ha explicado que hasta el momento no ha
recibido ninguna explicación de la empresa.
Cuando Harry se convirtió en Sally es la mirada crítica de Anderson
sobre el movimiento transgénero, explorando las áreas biológicas,
psicológicas y filosóficas del debate transgénero. El autor habla
con franqueza sobre temas como el concepto de fluidez de género, los
supuestos beneficios psicológicos de la cirugía de transición de
género para las personas con disforia de género y las implicaciones
de los “mandatos transgénero”, es decir, que los espacios públicos,
como los baños y vestuarios de un solo sexo, estén disponibles para
las personas según su identidad de género.
El libro de Anderson ha sido elogiado por profesores de psiquiatría,
psicología y ética médica de universidades como la Johns Hopkins, la
Universidad de Boston, la Universidad de Nueva York y la Universidad
de Columbia.
A pesar de los elogios de los académicos, Anderson ha señalado que
“no se trata de cómo lo dices, no se trata de la rigurosidad con la
que lo argumentas, no se trata de la caridad con la que lo
presentas. Se trata de si disientes de una nueva ortodoxia”.
El pasado viernes se presentó una propuesta de ley en la Cámara de
Representantes estadounidense para reconocer la orientación sexual y
la identidad de género como clases legales protegidas. La propuesta
de “Ley de Igualdad” crearía amplias protecciones en la legislación
de derechos civiles para quienes se identifiquen como transexuales,
no binarios o gays o lesbianas.
Quienes critican esta propuesta de ley, como Anderson, han
argumentado que este tipo de legislación erosionaría las
protecciones de la libertad religiosa y obligaría a las mujeres a
compartir espacios sensibles, como baños, refugios o vestuarios, con
hombres biológicos que se identifican como mujeres transgénero.
“No se equivoquen, tanto el Big Government como las Big Tech pueden
socavar la dignidad y la libertad humanas, el florecimiento humano y
el bien común”, declaró Anderson el lunes.
Recientemente, la cuenta de Twitter de Catholic World Report fue
suspendida después de que el medio tuiteara un artículo de CNA que
se refería a un candidato de la administración Biden como “un hombre
biológico que se identifica como mujer transgénero.”
Después de que el 24 de enero se informara al medio de su suspensión
en Twitter, su apelación fue inicialmente denegada debido a
“violaciones de las normas de Twitter”. A partir del 1 de febrero,
la cuenta de CWR fue desbloqueada y un portavoz de Twitter dijo el 2
de febrero que “la medida se tomó por error y ha sido corregida”.
******************* Sección "bilingüe" ***********************
El bipartidismo no renuncia al CGPJ
Liberal Enfurruñada okdiario 24 Febrero 2021
El Partido Popular de Pablo Casado está a punto de anunciar que, una
vez más, ha llegado a un acuerdo para la renovación del Consejo
General del Poder Judicial (CGPJ) con el PSOE de Pedro Sánchez,
porque dice que ha aceptado sus condiciones. Pero en el Gobierno de
España sigue habiendo un vicepresidente y cuatro ministros de
Podemos, el partido que alienta las algaradas violentas de la
extrema izquierda más radical, que niega la calidad de nuestra
democracia, que está imputado por financiación irregular, que ataca
al jefe del Estado, que no respeta ni nuestra Constitución ni el
régimen democrático nacido en la Transición. Un Gobierno que para
aferrarse al poder negocia y cede ante los proetarras, los golpistas
y los independentistas y que ha nombrado como Ffscal general del
Estado a su anterior ministra de Justicia. Y con este Gobierno va a
repartirse el PP los vocales del CGPJ.
Hace apenas dos años que un Pablo Casado sin barba aprobó en el
Senado una reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial, con la que
12 de los 20 vocales del CGPJ serían elegidos directamente por los
jueces, mientras que la designación de los 8 vocales restantes,
aquellos juristas de reconocido prestigio, se mantendría cómo hasta
ahora, es decir, serían elegidos por los grupos parlamentarios. Pero
esta reforma en realidad no era más que una cortina de humo, pues se
sabía que iba a ser rechazada en el Congreso por PSOE, Podemos, ERC,
PDeCAT y Compromís, como ocurrió una semana después. El PP pretendió
con ella distraer la atención del mensaje de WhatsApp que acaba de
ser publicado y en el que supuestamente su portavoz en el Senado,
Ignacio Cosidó, celebraba el acuerdo que se había alcanzado entre PP
y PSOE, para la renovación del CGPJ y en el que decía cosas como que
«con la negociación, el PP tiene 9 vocales más el presidente (10) y
el PSOE tiene 11», y se felicitaba de que el acuerdo sobre Manuel
Marchena como presidente del CGPJ y del Supremo les otorgaría
innumerables beneficios, como «controlar la sala segunda desde
detrás» o «presidir la sala 61».
Pero después de despejado el humo, las negociaciones entre PP y PSOE
para renovar el CGPJ continuaron y han estado a punto de
materializarse en varias ocasiones, viéndose frustradas unas veces
por la declaración del estado de alarma, otras por las declaraciones
que hizo Cayetana Álvarez de Toledo tras ser cesada como portavoz
del PP en el Congreso, cuando anunció que el pacto, al que ella se
oponía, iba a ser inminente, y otras por las convocatorias
electorales. En todos los casos, PSOE y PP se repartían entre ellos
los nombres de los vocales y el presidente, nada más lejos del
espíritu de nuestra Constitución que consagra una separación de
poderes que ninguno de los dos partidos ha perseguido nunca
honestamente.
Pablo Casado ha repetido en incontables ocasiones que sus
condiciones para proceder a la renovación del máximo órgano de la
justicia española son la despolitización del proceso, habilitando
sistemas que refuercen la independencia judicial, que Podemos quede
al margen de esta renovación y que el Gobierno retire su
propuesta/chantaje de rebajar las mayorías parlamentarias para
elegir a los vocales del gobierno de los jueces. El PSOE ha dejado
claro que su propuesta contará con el respaldo de sus socios de
Gobierno, con quienes ya han acordado nombres como el del tío del
ministro Alberto Garzón. La retirada de la propuesta de reforma para
rebajar las mayorías parlamentarias necesarias para renovar el CGPJ
es una exigencia europea que se da por hecha y la condición
fundamental del PP de que se despoliticen estos nombramientos parece
que en lo único que va a consistir finalmente es en que no haya
elecciones a la vista, para que sus votantes se olviden de que, una
vez más, se han vuelto a reír de ellos.
Pablo Iglesias y lo anormal
EDITORIAL Libertad Digital 24 Febrero 2021
No hay mayor “anormalidad democrática” que la que su partido y sus
aliados golpistas representan.
El vicepresidente del Gobierno y máximo líder de Podemos, Pablo
Iglesias, ha aprovechado el acto institucional en el Congreso con
motivo del 40 aniversario del 23-F para dejar de manifiesto, una vez
más, que no hay mayor “anormalidad democrática” en España que la que
él, su partido y sus aliados golpistas y proterroristas representan.
Sin consideración alguna por el cargo que desempeña, Iglesias se ha
permitido dar rienda suelta a su sectarismo comunista y antisistema
negándose a aplaudir el discurso del Rey y a condenar tanto las
amenazas y el enaltecimiento del terrorismo de Pablo Hasél como la
violencia callejera desatado por sus correligionarios en protesta
por su condena judicial.
Lo cierto es que esta anormalidad democrática es perfectamente
coherente con la anormalidad que supone, en pleno siglo XXI, la
presencia en un Gobierno occidental de un dirigente de extrema
izquierda que ha defendido todos los golpes de Estado y todas las
dictaduras comunistas que se le han puesto a tiro, desde la URSS a
Cuba y Venezuela. Si se tiene presente que Iglesias ha cantado junto
al condenado Hasél La Internacional mientras se ondeaba una bandera
soviética con la efigie de Lenin, lo repugnantemente normal es que
ahora se niegue a condenar a su nauseabundo colega apologeta del
terrorismo. Lo anormal, por el contrario, es que semejante
indeseable sea nada menos que vicepresidente del Gobierno del Reino
de España.
Iglesias denigró como ”engaño lampedusiano” la Transición y la
Constitución del 78, al tiempo que alabó a “la izquierda vasca y a
ETA” por “darse cuenta de esto desde el principio”, así que cómo
extrañarse de que ahora que está empotrado en las instituciones
trate de erosionar la Corona y la propia democracia proclamando que
ésta no es “plena” o negándose, como ha hecho este martes, a
aplaudir a Don Felipe cuando ha recordado el papel de su padre en la
consolidación del régimen democrático.
Quien, como Iglesias, tiene la desvergüenza de no ver ningún delito
en el golpe de Estado del 1-O y de acusar a la Justicia de condenar
a prisión a un hatajo de sediciosos por “celebrar un referéndum”, es
lógico que arremeta igual de mendazmente contra los jueces por
condenar a un rapero por "escribir un tuit o hacer una canción”.
Que un comunista adultere el concepto de libertad de expresión para
alentar la violencia totalitaria no es ninguna novedad. Lo que
resulta vergonzoso es que un representante de la ideología más
criminal y liberticida de la Historia se permita dar lecciones de lo
que es una “democracia plena” mientras denigra y erosiona las
instituciones de la democracia española desde la Vicepresidencia del
Gobierno. Y de eso la responsabilidad no es precisamente suya sino
de su facilitador, el socialista Pedro Sánchez Castejón.
La Generalitat ¿un sistema deslegitimado?
Diego Vigil de Quiñones Otero okdiario 24 Febrero 2021
Corría septiembre de 2016 cuando el ex ministro José Manuel García
Margallo, en plena incertidumbre sobre la segunda investidura de
Mariano Rajoy, y ante la hipótesis de que hubiera una segunda
repetición de elecciones, dijo que si teníamos que ir a unas
terceras elecciones nos podíamos “encontrar con una abstención del
50%, es decir, una deslegitimación absoluta de todos los partidos”.
En la misma tertulia estaba la veterana periodista Victoria Prego,
que añadió “y del sistema”.
En Cataluña, de toda la vida, ha habido una parte significativa del
electorado que confía más en el Estado español que en la
Generalitat, lo cual se traducía en una enorme diferencia de
participación entre las elecciones generales y las autonómicas. Sin
embargo, esa abstención ha tocado techo en las últimas elecciones,
rozando el 50% del censo. Si aplicamos la doctrina Margallo, la
consecuencia es clara: los partidos catalanes han sufrido una
deslegitimación en su conjunto y la Generalitat está al borde de la
deslegitimación como sistema. Ello casa perfectamente, además, con
el hecho de que los dos partidos que más han crecido sean
precisamente los dos partidos que querrían acabar con la
institución: la CUP para romper el orden establecido, y Vox para
suprimir la autonomía de Cataluña.
Días antes de las elecciones, un fiel lector de Barcelona me decía
que la clave no era ni si había tripartito ni si había gobierno
independentista. La clave, en su opinión, estaba en la abstención,
que iba a intentar ser negada u ocultada. Una anécdota importante se
vivió en plena jornada electoral: Twitter censuró la cuenta de la
Junta democrática que estaba incitando a la abstención. Está claro
que alguien en las opacas altas esferas estaba preocupado con el
tema…
Naturalmente, no negamos que la abstención ha sido motivada en parte
por la pandemia. Pero vistos los antecedentes de Galicia y la
comunidad vasca, que también votaron con Covid, está claro que la
abstención traslada un mensaje contundente por parte del electorado:
el electorado aprecia una institución atrofiada.
Esta atrofia tiene mucho que ver con la parálisis política a la que
llevan las propuestas presentadas. En efecto, los independentistas
ofrecen algo que está fuera de la realidad, pues ni ellos mismos
asumen las consecuencias de su planteamiento. Pero, frente a eso,
ninguno de los partidos “constitucionalistas” se atreve a formular
una alternativa constitucional como sería la aplicación durante al
menos una legislatura del artículo 155 hasta que todas las leyes del
Estado y la propia Constitución tengan pleno vigor en Cataluña. Unos
por otros han convertido Cataluña en la autonomía con el menor juego
político de España.
Siendo que ni unos ni otros ofrecen alternativa realista y que la
realidad se impone sola (sea a base de jueces, aplicaciones
ineludibles del 155, intervenciones de la UE etc), el papel político
de la Generalitat es cuasi-irrelevante. Y por eso la mayoría se
abstiene. Los independentistas, porque saben que por mucho que voten
no van a conseguir una independencia que no se creen ni sus líderes.
Los unionistas, porque saben que la hegemonía independentista es
inevitable aunque gobiernen los suyos (que no darían batalla
cultural alguna), y porque ya han visto que el 155 se aplicará las
veces que toque. Pero, así las cosas, tal vez tenga razón Margallo y
los partidos catalanes (salvo, tal vez, Vox y la CUP) y la misma
Generalitat como sistema democrático, están al borde de la
deslegitimación.
Vox avisa de "un golpe de Estado a cámara
lenta" y señala al Gobierno
El portavoz de Vox en el Congreso, Iván Espinosa de los
Monteros, ha advertido sobre los que alientan desde las
instituciones "un golpe de Estado a cámara lenta", y ha señalado a
los partidos independentistas y al Gobierno, del que ha dicho que es
"una amenaza para la democracia"
M.M. Estrella Digital 24 Febrero 2021
Ha insistido en que hay un "deterioro constante y deliberado" de las
instituciones democráticas al recordar el 1-O, "siete días
consecutivos de terrorismo urbano en las calles" o los ataques
"permanentes" a los cuerpos de seguridad.
Esto, unido a los fallecidos por la pandemia y a los "millones de
hogares arruinados", ha dicho, no cree que sea motivo para que el
Congreso "se ponga a revisar "tristes episodios de hace cuarenta
años".
Pero además, Vox está convencido de que el Ejecutivo lo que busca
con la conmemoración de este aniversario "es desviar la atención
sobre sus responsabilidades del presente, aprovechando, como suelen
hacer, para injuriar a la Corona".
Estas afirmaciones están recogidas en un comunicado que ha hecho el
partido de Santiago Abascal a propósito de este acto institucional y
que ha leído Espinosa de los Monteros en una rueda de prensa en el
Congreso.
Si bien ha alertado de aquellos que "han estado atacando la
democracia", ha dicho también que estos, todos juntos (ERC, Junts,
CUP, EH Bildu y BNG), representan dos millones de electores frente a
los cuatro millones que votaron a Vox en las últimas generales.
Aun siendo muchos votos y muchos partidos, ha dicho, "son
exactamente la mitad", y Vox estará siempre "frente a quienes
ataquen la ley y el orden constitucional".
Sobre la reforma de la ley de secretos oficiales, ha señalado que lo
que buscan desclasificar algunos documentos es sacar a la luz las
cosas "que más daño pueden hacer a las instituciones democráticas"
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