Yolanda Díaz cocina la miseria
EDITORIAL Libertad Digital 6 Marzo 2021
Febrero se saldó con más de 6 millones de personas en un limbo
laboral del que les va a resultar muy difícil salir. Y son 2
millones más que los que contabiliza el Gobierno.
No hay mayores expertos en maquillar la miseria, que en el Gobierno
de Sánchez e Iglesias. Mientras el mercado laboral se desangra,
Yolanda Díaz y sus secuaces retuercen vilmente las estadísticas para
esconder la verdadera realidad a la que se enfrenta la economía
española. Que España haya roto en febrero la barrera de los 4
millones de parados -por primera vez desde 2016-, ya es un dato
suficientemente grave por sí solo, pero lo peor es que el drama no
se queda ahí. No hay más que profundizar en los números que no
aparecen en las notas de prensa ministeriales para comprobar que el
Ejecutivo social-comunista tiene ocultas a otras 2 millones de
personas que tampoco trabajan.
El caso de los ERTE es sin duda uno de los mayores fraudes
contables. El instrumento laboral más utilizado en la crisis del
coronavirus se ha convertido en el gran aliado estadístico del
Gobierno. A principios de la pandemia, una encolerizada Yolanda Díaz
negaba que fuera a considerar en sus cuentas a los ERTE como parados
y, desde entonces, se ha servido de esta dudosa definición para
sacar de las listas del paro a un buen grueso de ciudadanos.
El pasado mes de febrero, el número de personas afectadas por un
ERTE alcanzó la friolera de las 900.000 personas en España, una
cifra que, lejos de disminuir, aumenta mes a mes. Por tanto, estamos
ante casi un millón de personas que están en sus casas si trabajar,
cobrando una prestación pública y que cada vez tienen más difícil
volver a sus puestos de trabajo. Es cuestión de tiempo que buena
parte de ellos pasen a engrosar las listas del INEM y la farsa de
Yolanda Díaz quede al descubierto.
Pero la cocina contable va más allá de los ERTE. Herencia del
funesto Zapatero es que tampoco cuenten como parados todos aquellos
que están realizando algún cursillo y que en febrero fueron 297.346
personas. También están fuera de la estadística oficial los
demandantes de empleo con "disponibilidad limitada" o con "demanda
de empleo específica”, que son los que indican en su solicitud de
empleo condiciones especiales para trabajar, como que sea
teletrabajo o a domicilio. Estos son otros 408.853 borrados de un
plumazo. Por tanto, sumando todos los epígrafes anteriores estamos
ante más de 5,6 millones de personas sin empleo a los que el
Gobierno no considera parados por mera propaganda estadística.
Y quedan los autónomos. En febrero había más de 500.000 trabajadores
por cuenta propia con el negocio cerrado y cobrando de la Seguridad
Social una paga por cese de actividad. Así, en total, estamos
hablando de más de 6 millones de personas que están en un limbo
laboral del que les va a resultar muy difícil salir. Es decir, 2
millones más que que los que contabiliza el Gobierno.
Mientras el tejido productivo del país amenaza con volar por los
aires, Sánchez e Iglesias han conseguido dopar artificialmente el
mercado laboral generando un peligroso espejismo. Su condición
empobrecedora y asistencialista les lleva a regar a los ciudadanos
con prestaciones y rentas, en lugar de favorecer que sean las
empresas las que cumplan su función pagándoles el salario que
merecen. Es imprescindible actuar ya para ayudar a las empresas, que
son las verdaderas generadoras de empleo. España no se puede
permitir ni un solo cierre más.
Derechita, al fin y al cabo
Javier Somalo Libertad Digital 6 Marzo 2021
El comunismo albergado por Pedro Sánchez en el Gobierno de España
avanza cada día un poco más y, por lo que dice Carmen Calvo,
socialistas y comunistas se seguirán soportando hasta agotar la
legislatura y nuestra paciencia. El tiempo e Iván Redondo dirán si
eso termina cumpliéndose o si se darán las condiciones para que el
PSOE se lance a unas elecciones con pretensión de ganarlas y
gobernar sin mucho mejunje. El auge de Vox, el mal momento del PP y
el hundimiento de Ciudadanos, unidos a la creciente, ruidosa y
violenta incompetencia de Podemos, podría seducir a los socialistas,
sobe todo cuando se sepa finalmente qué gobierno y con qué grado de
golpismo se forma en Cataluña. De esa incógnita y del horizonte
judicial de Podemos —con Dolores Delgado y Garzón en la Fiscalía—
dependerá la decisión.
No habría demasiado que lamentar si frente al peor Gobierno del peor
momento hubiera una alternativa sólida, una vara machacona que
golpeara día y noche la rama hasta quebrarla con el millón de
argumentos posibles que inspira el dúo Sánchez-Iglesias. Pero nada
más lejos. La relación entre PP y Vox está hecha unos zorros y
Ciudadanos no acierta a recomponerse tras la pérdida de 30 escaños
en Cataluña.
Santiago Abascal fue el primero en lanzar al PP el apelativo de
“derechita” añadiéndole lo de “cobarde” cuando no lo era del todo.
Si el PP se comportara hoy como entonces, todavía quedaría alguna
esperanza. Pero Vox necesitaba titulares, imágenes y, en definitiva,
llamar la atención, porque aún no había conseguido el peso que ahora
sí tiene. Nunca me gustó el término de “derechita cobarde” porque
creo que metía en el insulto a votantes críticos, indecisos y
amargamente desorientados que podían caer de uno u otro lado y
tampoco justifico que lo usara para hacerse notar porque, en
general, no me gustan las tácticas políticas de corto recorrido, tan
usuales cuando menos hacen falta.
Pero tan cierto como eso es que el aparato de Génova está hundiendo
al PP sin necesidad de ayuda exterior y presentando batalla contra
Vox en vez de contra el comunismo de Sánchez e Iglesias. Los que no
gestionan ni sus palabras discuten a los que están al frente de
comunidades autónomas. Los que no han ganado ni generado un solo
voto pretenden imponer que sus candidatos o sus políticas sean las
adecuadas para ganar. Los que no tienen que mantener el difícil
equilibrio de compartir la gestión con otros partidos sin los que no
sería posible gobernar —los pactos serán con Ciudadanos pero sin Vox
no habría esos gobiernos— diseñan ahora frasecitas como venganza de
patio de colegio: “La derechita novata”.
Tal es el fruto de algún sesudo brainstorming entre los imaginativos
y creativos miembros del equipo de Casado-García Egea. Diríase que
lo acuñó Álvarez Cascos o incluso Rajoy, veteranos de la cosa
pública. No, lo escriben y tuitean como adolescentes aquellos que
apenas saben cómo funciona una concejalía.
El hilo argumental para la profunda frase del día viene del
reconocimiento de una equivocación por parte de Santiago Abascal al
abstenerse en la votación sobre los fondos europeos. Pocas veces,
diría que nunca, un político de primera línea admite un error y
Abascal lo ha hecho, reconociendo que si hubiera leído antes el
informe del Consejo de Estado habría votado en contra. Sí, fue un
error indudablemente. Pero no deja de ser ingenuo pensar que el
Gobierno no va a repartir los fondos como le dé la gana diga lo que
diga el denso, lento y jurásico Consejo de Estado.
Lo cierto es que una oposición de Vox habría contribuido a aumentar
la presión al Gobierno, que nunca es suficiente. Pero poco más. Así
que el PP dice que Vox es la “derechita novata” porque bastaba con
leerse el decreto, no el informe, para votar en contra como hicieron
ellos. Quizá como también se han leído su propio programa electoral
en materia de Justicia decidieron chapotear en el barro de la lonja
con el Gobierno para subastarse a los magistrados pese a que ellos
creen en la separación de poderes y atienden a los llamados de
Europa contra la politización. El caso es que el PP quiere dejar
claro cada semana que ellos son el “centrito auténtico”. Al PP
genovés le ha molestado la rectificación de Abascal porque ellos
jamás se atreverían a hacerlo. Y además les debían un codazo
envidioso tras el 14-F. No hay más.
Fueron Pablo Casado y Teodoro García Egea los que rompieron la
baraja con Vox al usar una moción de censura al Gobierno para
perdonar al Gobierno, hacerse perdonar por la izquierda y apuñalar
al partido, “derechita novata”, con el que gobiernan en comunidades
y ayuntamientos. Para llegar a ese aciago día de la moción, origen
de mucho abstencionismo futuro, hubo que desarmar primero al propio
PP eliminando a su portavoz parlamentaria. Cayetana Álvarez de
Toledo era esa vara incansable contra la que Adriana Lastra, Pablo
Echenique, Pablo Iglesias, Carmen Calvo y, por descontado Pedro
Sánchez, no acertaban ni a conjugar verbos. Descapitalizado de
talento el hemiciclo, la mediocridad por fin podía imponer su
programa de “regeneración” que se torna en autodestrucción.
Casado, Aznar y las refundaciones del centro derecha
Lamento la caída en barrena de Ciudadanos cada vez que oigo hablar a
Toni Cantó, que debería estar en el Congreso de los Diputados
cantando las verdades al comunismo como hacía Cayetana. Lamento la
deriva del PP cuando veo la gestión realmente liberal en la
comunidad y en el Ayuntamiento Madrid o el celebrado y necesario
cambio de régimen en Andalucía. Y lamento que un buen gestor como
Alberto Núñez Feijóo se vea de nuevo ante la margarita que de vez en
cuando le brota en el prado y que no sepa si cogerla de una vez o
pisotearla definitivamente.
¿Ha pensado esa derecha moderna, honorable, centradísima y
carismática de Casado y Teodoro lo que sucedería en unas próximas
elecciones en cualquiera de los lugares en los que tiene como socio
a Ciudadanos y como apoyo sine qua non a Vox? Pues que en el mejor
de los casos para ellos el socio será Vox, si no el propio PP, y el
apoyo Ciudadanos. A no ser que deliren con una mayoría suficiente
como para sacudirse el polvo de la solapa. ¿Derechita inoportuna?
Esta semana se produjo un encuentro entre José María Aznar y Pablo
Casado con motivo del 25 aniversario de la llegada del PP a La
Moncloa, el triunfo del “Márchese, señor González” de 1996. Y Casado
quiso soltar amarras y demostrar que su misión es harto más compleja
que la de su mentor. ¿Será Aznar la “derechita carca”? Le faltó poco
para decirlo.
“Aznar tuvo que mover el partido adonde estaba la mayoría centrada.
Justo lo contrario de lo que tengo que hacer yo ahora, que es mover
a la mayoría social hacia la centralidad, transversalidad y
moderación del partido. Ya no vale tocar la corneta y decirle al
partido vamos hacia allá. Ahora hay que tocar la campana y conseguir
que esa mayoría silenciosa en esta sociedad polarizada vuelva al
PP”.
Pues ni corneta, ni campana, ni doce cascabeles tiene mi caballo.
“Esa mayoría silenciosa” anda buscando a quien haga frente no ya a
Felipe González o a Alfonso Guerra, sino al comunismo real que ha
empezado con las expropiaciones. Aznar aglutinó derechas de la
Transición siendo el PSOE amo y señor de las urnas. Es culpa del PP,
no sólo de Casado, que lo unido se volviera a separar para cubrir
los vacíos creados por el apaciguamiento, la “gobernabilidad”, las
ferias individuales de vanidades y el eterno complejo de ser peores,
inferiores y menos simpáticos que la izquierda. Viene de muy lejos y
empeora con el tiempo. No ha cambiado la “mayoría silenciosa en esta
sociedad polarizada”. Se vio en esa foto de Colón de la que se borró
primero Albert Rivera y luego Pablo Casado. Dejaron solo a Santiago
Abascal. ¿Pretenden borrar también al público que asistió? No ha
cambiado la sociedad. Ha cambiado el PP o una parte tan importante
de él que es la que lo dirige.
En el mismo acto con Aznar, Casado abogó por “resistir a los cantos
de sirena que piden que nos movamos de nuestro espacio, que es el
centro derecha reformista, liberal, europeísta y constitucionalista.
Ni nos vamos a acercar a Sánchez para decirle a todo que sí, ni a
los extremos populistas como nos piden otros”.
Abrazado al mástil y con los ojos vendados, lo cierto es que Odiseo
cada vez se acerca más a Sánchez y, por tanto, a ese extremo
populista que le llevó a decir lo que dijo en RAC1 sobre el 1 de
octubre golpista o a desdecirse de sus postulados sobre leyes
sexistas o a ofrecer como solución práctica el fomento del inglés en
los colegios donde castigan a los niños que se confunden al hablar
esa “maravillosa lengua” que es el catalán y dicen algo en español.
Y el caso es que Casado oye voces:
“Muchas veces me dicen que qué buen discurso en el Congreso, pero
que no tengo alternativa. O qué buena es Elvira Rodríguez en su
posicionamiento económico, que además ha sido ministra y secretaria
de Estado, pero que no tengo equipo económico. O que son estupendos
Ayuso, Almeida, Feijóo, Moreno, López Miras y Mañueco, pero que no
tengo equipo territorial. Es injusto”.
Pues si se lo dicen muchas veces, aunque no están todos los que son
ni son todos los que están en su frase, será por algo. Tenía un
equipo, al menos una parte fundamental, bien sólido en muchas de las
estructuras fundamentales de gobierno. Tenía una magnífica cobertura
intelectual nada más ganar su congreso contra Soraya. Pero lo está
guillotinando, poco a poco e inexplicablemente y apenas le quedan
tuiteros y recaderos de prensa que creen conocer a toda la prensa.
No me gustó lo de “derechita cobarde” y me abochorna lo de
“derechita novata”. Pero el problema es que, habiendo talentos
repartidos, frente al comunismo que nunca tuvimos en democracia
estemos hablando de derechitas.
Un buen gestor
Nota del Editor 6 Marzo 2021
Yo estoy de acuerdo en que el tal Núñez abandone Galicia, su Galicia
donde el ciudadano español hablante no tiene derecho alguno (hasta
la infornmación del mapa del Covid está únicamente en lengua
regional) y la restauración arruinada, ya que así conseguirán que el
PP termine de desaparer aun más rápidamente
Trampeo legislativo hasta improvisando por
decreto
Editorial ABC 6 Marzo 2021
El abuso del «decretazo» se ha convertido en una constante de este
Gobierno aprovechando la urgencia de tener que legislar durante el
estado de alarma. En las últimas semanas han sido muchas las
informaciones de ABC en las que denunciamos el uso arbitrario del
decreto como forma de hurtar debates legislativos al Congreso. En
esta ocasión, el Gobierno está rizando el rizo, y no con una nueva
norma en marcha, sino modificando hasta diecisiete veces un mismo
decreto en vigor. Ha ocurrido con uno de los primeros decretos
aprobados el año pasado de ayudas a familias, trabajadores y
empresas. Parche sobre parche, Sánchez ha llegado a reformar la
misma norma hasta tres veces en un solo mes, lo cual da una perfecta
idea de la inseguridad jurídica que genera, del galimatías
legislativo que representa, y de la confusión que causa en los
sectores afectados, que en este caso son millones de ciudadanos.
Sánchez ha llegado a tal grado de superficialidad gubernativa, que
ya no le basta con atar de pies y manos al Congreso, sino que hasta
se trampea a sí mismo improvisando.
Sí al ‘pin parental’
Carlos Dávila. okdiario 6 Marzo 2021
Ha vuelto la polémica. La gente habla y no para de este escocido
asunto y realmente no sabe de qué va. Ahora, la sucursal andaluza de
Vox ha anunciado que retira su apoyo al Gobierno de Moreno Bonilla
si, por fin, no aprueba el tal ‘pin parental’. Hay que recordar que
el ‘pin’ fue una de las exigencias más notables de Vox para apoyar
la investidura del hoy presidente regional. Y Vox quiere cobrarse la
pieza. La ruptura entre Casado y Abascal tiene esta hipoteca; por lo
pronto, se trata de que Moreno se avenga a cumplir con su
mandamiento. Vox, según transmite su más brillante parlamentaria,
Macarena Olona, cree que el presidente lo hará más pronto que tarde
porque ella avanza que “Juanma es un hombre de palabra”. Lo será,
pero resulta que tiene como coligado a un personaje tan oscuro como
pertinaz: Juan Marín, el vicepresidente del Ejecutivo. A lo mejor él
por su cuenta sí se habría avenido ya a consensuar el ‘pin’, pero
desde Madrid, la todavía presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas se
reviste de progre de guardarropía y le prohíbe apoyar una iniciativa
trascendente.
Y no se entiende. Es sorprendente que un partido, que se declara
liberal, intente impedir la concreción de un derecho fundamental: a
saber, que los padres puedan conocer de antemano qué tipo de
educación se les imparte a sus hijos, sobre todo si la enseñanza
versa sobre temas por lo menos discutibles como el feminismo actual,
la apuesta LGTBI, el género, el aborto o la eutanasia. ¿De cuándo
acá el Estado puede modelar las mentes de nuestros hijos o nuestros
nietos en asuntos candentes como estos? Arrimadas se abraza a los
socialistas y a sus socios leninistas, y apoya una ley que descuenta
el papel de los progenitores en la educación de sus vástagos. No
tiene nombre o, mejor sí, lo tiene: se llama atentado contra la
libertad de los padres de saber de qué van los contenidos que,
presuntamente, van a explicar en la escuela personas que, a lo peor,
son sencillamente apóstoles de una revolución social absolutamente
insoportable.
Fíjense hasta dónde marcha el proyecto, que la ministra de
Educación, la señora Celaá, una apóstata de los principios que le
inyectaron en su colegio católico, ha llegado a justificar la
inclusión a las bravas de temas como los tratados, en función de
que, textualmente, “los hijos no pertenecen a los padres”, una
afirmación que ni siquiera es marxista como la susodicha Celaá, es
trasnochadamente fascista, fascista de la peor condición: la nazi.
Aquel régimen de Hitler secuestraba literalmente a los niños, les
lavaba el cerebro, pobrecitos, y se les convertía en soldados de un
sistema miserable. La coyunda entre el PSOE y Podemos ha renacido
aquel abyecto sistema. Se comprende que Sánchez, un individuo
carente de principios que sólo tiene como objeto preservarse en el
poder aún a costa de laminar todo nuestro entramado social, instale
esta revolución. Caso parecido es el de Iglesias y sus muchachos
leninistas que tienen el mismo aprecio por la libertad que la
estética por su indumentaria. Pero, y ¿cómo aceptar que Arrimadas y
su esquelético partido, dice que liberal, se sume a este
despropósito? Sólo tiene una explicación: desea poner tierra de por
medio entre su tiendecilla ideológica y el PP, y desde luego también
con Vox. No guarda otro sentido.
Aunque se puede hallar otro y bastante sólido: es el de no aparecer
a la contra enchufado a organizaciones de católicos profesionales
como Hazte Oír, que pretenden instalar (son sus palabras) el Reino
de Dios en la tierra, aún a base de porrazos. Personalmente esa
secta del Yunque y Hazte Oír me resultan repulsivas. Sus métodos
fanáticos mucho más, pero en este proyecto de ‘pin parental’ han
tocado carne y se han subido al autobús con la mayor de la
obscenidades. Ellos, los citados, no creen en nada, sólo en adocenar
a los mismos que quieren salvar, pero, para el caso, lo que
defienden, es respetable y todavía más: imprescindible. El ‘pin
parental’ es una especie moral y pedagógica que, si el Partido
Popular fuera listo ya habría hecho suyo, porque consiste, ni más,
ni menos, que en bendecir la libertad en contra de los totalitarios
que pretenden derribarla. Bien es cierto que en la Región de Murcia
donde también gobierna una coalición PP-Ciudadanos, el ‘pin’ ya está
funcionando y, afortunadamente, los padres de aquel territorio
español pueden estar muy al tanto de qué se les enseña en los
colegios a sus retoños queridos.
El Gobierno ya tiene demostrada su nula querencia por la libertad
individual. No tiene ninguna; es más, le resulta molesta, enojosa,
por eso trata de volarla para hacer de cada uno de nosotros un socio
berrendo de sus pretensiones. El ‘pin’ debería ser ya uno de los
afanes del centroderecha español. Una causa que sin duda provoca
adhesiones. Da igual -lo repito- que se hayan empotrado en él,
sujetos tan política y moralmente ruines como los mencionados.
Póngales fuera. La iniciativa de Vox en buena, decente,
imprescindible. No sé a qué está esperando el Partido Popular para
ayudar a que esta coalición ultraizquierdista no se la lleve por
delante. Por lo que respecta al cronista, la postura es terminante:
Sí al ‘pin’, ni siquiera puedo tener en cuenta la presencia de
alguno de los compañeros de viaje que se han apropiado de la
resistencia.
Tertsch presenta en el Parlamento Europeo
el libro que desmonta la perversión izquierdista de la historia
TRAS 40 AÑOS DE MANIPULACIÓN EN MATERIA HISTÓRICA
https://gaceta.es 6 Marzo 2021
El eurodiputado de VOX y vicepresidente quinto del Grupo de los
Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), Hermann Tertsch, ha
presentado en el Parlamento Europeo el libro definitivo sobre la
amenaza que supone para la paz en Europa la mal llamada ‘Memoria
Histórica’.
En esta obra, editada por el ECR, un grupo de relevantes
historiadores españoles, junto con la aportación del hispanista
Stanley G. Payne, dan la batalla cultural en materia histórica.
Viene, a juicio de Tertsch, a tapar un hueco de silencios durante 40
años ante la perversión de la historia para utilizarla como
mecanismo para la política actual. “La izquierda ha ido utilizando
la historia para generar odio”, ha dicho.
Manifiesta que “la manipulación de la historia empieza con Felipe
González y muy pronto (…), pero cuando empieza brutalmente a
utilizarse por parte de la izquierda para expulsar del espacio
político a parte de la sociedad española es con José Luis Rodríguez
Zapatero, después de las bombas de Atocha (atentado del 11 de marzo
de 2004, tres días antes de las elecciones generales”.
******************* Sección "bilingüe" ***********************
España, la eterna ladrona
Jesús Laínz Libertad Digital 6 Marzo 2021
Los razonamientos, dada la naturaleza sentimental del ser humano,
siempre han jugado con desventaja en su lucha contra los eslóganes.
Reflexionemos unos momentos sobre Cataluña posando nuestra vista en
el siglo XVI. Porque cuando en los Países Bajos comenzaron a
agitarse las aguas contra su soberano Felipe II, uno de los
argumentos más repetidos por la propaganda antiespañola, junto a las
pugnas religiosas, consistió en denunciar que los impuestos allí
pagados estaban soportando desmesuradamente los gastos del Imperio.
Guillermo de Orange, en su influyente Apología, escribió que los
impuestos fijados por el duque de Alba estaban produciendo “las más
horribles calamidades a los vasallos de los Países Bajos”. El rey
recibió el mensaje y encargó detallados estudios para demostrar a
los holandeses que no era cierto y que los dineros dejados por los
gobernantes españoles en aquellas tierras eran cuantiosos. El
esfuerzo fue inútil, pues las pasiones ya estaban encendidas y los
razonamientos, dada la naturaleza sentimental del ser humano,
siempre han jugado con desventaja en su lucha contra los eslóganes.
A principios del siglo XIX las ansias independentistas cruzaron el
océano como con-secuencia del vacío de poder provocado en España por
la invasión napoleónica. En aquella ocasión, junto a la resurrección
de las exageraciones lascasianas oportunamente promovida por
ingleses y franceses, ocuparon de nuevo un lugar prominente los
asuntos económicos, empleados por Bolívar y demás caudillos criollos
para reclamar que les iría mejor sin una metrópoli que les robaba
sus impuestos. Y con ellos como gobernantes, lógicamente.
Pero tampoco esto era cierto. Humboldt, protestante alemán cargado
de prejuicios contra la católica España, había anotado durante su
famoso viaje por América pocos años antes su sorpresa por que los
indios pagasen muchos menos impuestos que los españoles. Estaban
exentos de todo impuesto indirecto, incluida la alcabala, el
principal impuesto durante el Antiguo Régimen y el que más ingresos
producía a la Hacienda real. Y en cuanto a los impuestos personales,
Humboldt señaló que “han venido disminuyendo de doscientos años a
esta parte”. Dichos beneficios económicos acompañaron a los
jurídicos desde el comienzo de la presencia española en tierras
americanas. Por ejemplo, Felipe II ordenó en 1593 a sus gobernantes
de Indias que “de aquí en adelante castiguéis con mayor rigor a los
españoles que injuriaren, ofendieren o maltrataren a los indios, que
si los mismos delitos se cometiesen contra los españoles”. Notable
contraste con las tierras americanas en poder de los ingleses.
En 1881, ocho décadas después del viaje de Humboldt, Joaquín Costa
pronunció numerosos discursos por toda España para defender sus
convicciones librecambistas frente a los partidarios del
proteccionismo encabezados por unos industriales catalanes siempre
temerosos de la competencia exterior. Con estas palabras rebatió
Costa las acusaciones que lanzaban contra los sectores productivos
de otras regiones por considerar que vivían a costa de su excesiva
contribución a la Hacienda nacional:
Denunciaron a los vinicultores andaluces como productores
insignificantes, porque se atrevieron los muy insolentes a reclamar
la negociación de tratados con algunas naciones extranjeras, y los
vinateros andaluces contestaron que la sola ciudad de Jerez, que ni
siquiera es capital de provincia, paga mas contribución que
Barcelona, emporio de la industria catalana y centro oficial del
proteccionismo. Motejaron a Madrid llamándolo corte de vagos y
holgazanes, que vivimos a expensas de los catalanes, chupándoles la
sustancia en forma de impuestos y de contribuciones, y al comercio
madrileño, que es librecambista, como formado por unos cuantos
tenderos de mala muerte, y Madrid contestó con cifras demostrando
que paga doble contribución industrial y de comercio que Barcelona,
y que las cuatro provincias catalanas contribuyen menos por ese
concepto que la sola villa de Madrid, toda vez que las cuatro
provincias catalanas, incluyendo en el cálculo a Barcelona,
Tarragona, Reus, Olot, Sabadell, Manresa, Gerona y Tarragona,
tributan en junto por subsidio veintiún millones y medio al año, al
paso que la sola villa de Madrid paga por igual concepto veinticinco
millones.
Como se ve, el Espanya ens roba no es de hoy. Se inventó hace mucho.
Y los industriales proteccionistas catalanes hicieron buen uso del
argumento para reclamar continuos privilegios fiscales que les
permitieran sobrevivir a la competencia extranjera bajo el paraguas
español.
Conviene no desdeñar el poder de los eslóganes, sean ciertos o
falsos. Sobre todo los falsos. Porque, a pesar de los optimistas,
casi siempre de espaldas a la realidad, no hay ninguna ley ni humana
ni divina que obligue al triunfo de la verdad sobre la mentira. La
historia está plagada de victorias de los falsarios y derrotas de
los que defendieron la verdad: la falsa voladura del Maine, causa de
la intervención yanqui y del fin de la presencia española en
América, es buen ejemplo de ello.
Los casos que acabamos de mencionar a vuelapluma, como tantos otros
ocurridos en todo tiempo y lugar, provocaron sublevaciones, guerras,
miles de muertos y cambios políticos irreversibles. Y de nada sirvió
que en tiempos posteriores se demostrara la falsedad de la
propaganda, ya que las aguas de la historia nunca remontan corriente
arriba. Por eso hay que tener muy presente que el porcentaje de
catalanes que se han tragado la patraña del Espanya ens roba es
desolador.
www.jesuslainz.es
La sublevación de los primates
Jimmy Giménez-Arnau. okdiario 6 Marzo 2021
Las salvajadas de trascendencia socio-económica-política cometidas
por unos primates demuestran su incultura y la locura de sus capos,
que los estimulan y aplauden. Tales bestias reciben consignas para
saquear las ciudades, incendiar contenedores, apedrear a las fuerzas
del orden y degradar la imagen que España tiene en el mundo. El
caudillo del moño macarra, ebrio de poder, por ser vicepresidente,
considera libertad de expresión los actos vandálicos. Es más, sueña
con ser admitido en la RAE para revolucionar la Academia a base de
idioteces como esta: “El español es una lengua impuesta en España”,
(sic). No haber leído, o asimilado, a Cervantes ni a Quevedo produjo
irreparables daños en su retorcido cerebro marxista.
Que se lo digan a Sánchez -otro tenaz lector -, que lo acogió como
socio, con tal de sumar escaños, sin pensar que contrataba a un
indeseable que se presentaría en palacio con su tribu de analfabetos
salvajes y una cajera para llevarle las confusas cuentas de
Igual-da. Las buenas lenguas hablan de que tanto le gusta a esta
chica contar los dineros, que lo hace en pesetas, porque de hacerlo
en euros no serían tantos los millones. Así puso rumbo a la codicia
una pareja humilde. Mal negocio hizo el presidente a cambio de un
puñado de votos malditos que los ciudadanos estamos pagando o
habremos de pagar. ¡Qué gente tan chunga fichó para alargar la
legislatura! Por no hablar de las hordas, ERC, Bildu, etc., más los
asilvestrados, o sea, separatistas, etarras y demás lumpen.
Hay que tener muy poca vergüenza y un estómago de acero capaz de
digerir sapos, para pactar con ellos. A Sánchez todo le vale, no le
inquieta que sus socios contraten a agitadores en paro o enrolen a
los chalecos amarillos que Francia expulsa. Le da todo igual, lo
mismo le da llevar al Rey Felipe VI a una Cataluña en llamas, que
Iglesias le falte el respeto. Sánchez, el impasible, sabe que en su
tierra sólo merecen elogios los que hacen todo mal. Es un
sobreviviente nato, va a lo suyo y pasa olímpicamente de sus
enemigos, a los que cuenta por cadáveres. No es comunista, es
constitucionalista, al menos en una larga perspectiva temporal, le
resulta más beneficioso. Su única convicción es la de permanecer en
el cargo contra viento y marea. Y nadie puede dudar que lo está
consiguiendo.
La sublevación de los primates se la trae floja. E Iglesias también.
Y los partidos de distinto signo ideológico, no digamos.
De Ferrer a Hasél: anarquía y apachismo en
Barcelona
Iván Vélez https://gaceta.es 6 Marzo 2021
La reciente visita de la pluriimputada Laura Borrás a la prisión de
Ponent en la que el delincuente Pablo Rivadulla Duró permanece
recluido en la vana esperanza de lograr su reinserción, convirtió en
preso político al rapero conocido como Hasél. El principal mérito
del ilerdense para alcanzar tal condición, aceptada perrunamente por
la grey lazi, ha sido su posición favorable a un secesionismo, el
catalán, en el que caben las cuidadas formas propias de una
formación conservadora como es JxCat, pero también las de los
muchachos de la capucha, uniforme propio de los CDR en los que,
según propia confesión, militan los hijos de Torra, presidente
monitorizado por Puigdemont desde su retiro dorado en el corazón de
la Unión Europea. Adquirida la vitola compartida con otros
peligrosos reclusos como Oriol Junqueras, detector, aunque acaso no
exponente, de las proximidades genéticas entre catalanes y
franceses, Rivadulla ha rotulado su perfil de Twitter con esta
falsedad: «Preso político por denunciar las miserias del régimen en
sus tuits y canciones».
Como es sabido, el forzoso traslado de Hasél desde las aulas
universitarias ilerdenses a la cárcel ha ofrecido una nueva excusa
para la reedición del saco de Barcelona al que ya nos vamos
acostumbrando en estos golpistas tiempos. De este modo, mientras
ciertos elementos combatían al capitalismo mediante la expropiación
de productos de Louis Vuitton, otros desencadenaron de mayor carga
política. Al cabo, Barcelona es, desde hace tiempo, una de las
principales capitales europeas del anarquismo internacional. La
detención de 8 personas -seis italianas, una francesa y otra
española- implicadas en unos incidentes que alcanzaron su punto
culminante con la quema de un furgón de la Guardia Urbana en cuyo
interior se hallaba un agente, da cuenta de hasta qué punto este
movimiento, autopercibido como antifascista, se mantiene activo en
la capital catalana, dando continuidad a una tradición que nos
remite a un caso con el que se han querido establecer ciertos
paralelismos: el caso Ferrer Guardia.
Aunque no faltan razones para considerar que Hasél no es más que un
subproducto más de esa burguesía catalana cuya progenie se da al
chándal y el espray grafitero, su encarcelamiento ha vuelto a poblar
las calles de antiestatalistas que lo son a fuerza de globalistas y
que no hallan contradicción alguna en constituir una nueva república
a costa de la balcanización de España. Durante los disturbios
callejeros, junto a los individuos más politizados han operado en la
Ciudad Condal los herederos del viejo apachismo que tanta tinta hizo
correr hace más de un siglo, cuando alcanzó su cénit la figura de
Francisco Ferrer Guardia, cuya vida siempre rodeada de anarquistas
que llegaron mucho más lejos que los haselianos. Como el lector
sabe, el 31 de mayo de 1906, Mateo Morral, bibliotecario de la
Escuela Moderna fundada por Ferrer, atentó contra Alfonso XIII y
Victoria Eugenia desde el tercer piso del número 88 de la calle
Mayor de Madrid, al lanzar sobre la comitiva nupcial un ramo de
flores envuelto en la bandera de Francia. Un manojo de flores que
probablemente fue llevado a Barcelona por el federalista canario
Nicolás Estévanez Murphy. La explosión, que provocó casi una
treintena de muertos, dio comienzo al declive de Ferrer, cuya
trayectoria ideológica se había fraguado al calor de las ideas de Pi
y Margall y el Partido Republicano Progresista presidido por Manuel
Ruiz Zorrilla, Gran Maestre del Gran Oriente de España, que le
prestó ayuda en su exilio, durante el cual se afilió al Gran Oriente
francés. Todas estas influencias dejaron su impronta en La Escuela
Moderna, fundada en septiembre de 1901.
Su implicación en el intento de regicidio, que determinó la clausura
de su Escuela, fortaleció su perfil político, convirtiéndose en
símbolo de anarquistas, republicanos, masones y exquisitos
librepensadores. Pese a contar con tales respaldos, nada impidió que
cuando en julio de 1909, la ciudad de Barcelona se rebeló contra el
reclutamiento forzoso, en la llamada Semana Trágica, Ferrer fuera
fusilado en el foso de Santa Amalia de la prisión de Montjuich en la
mañana del 13 de octubre de 1909, después de ser hallado culpable de
instigar aquellos hechos por parte de un tribunal militar que no
exhibió pruebas concluyentes para su sentencia. Concluía así la
vida, establezca el lector los oportunos paralelismos con Hasél en
cuanto a trayectorias y calificativos, de quien Unamuno calificó
como «mamarracho».
El nacionalismo es como la peste, contagia
Gregorio Morán vozpopuli 6 Marzo 2021
En los años duros del franquismo no existía la asaeteada fauna de
los no creyentes que se denominaban no sin desprecio y aprensión
“ateos”. Aunque suene a chiste macabro los portavoces de la religión
única y verdadera le ponían encima el marbete de “religión atea”.
Así se cerraba con una definición entre escolástica e inquisitorial
a todo aquel que carecía de inquietudes de tipo religioso, ya se
denominase Ortega y Gasset o el huidizo Baroja. Pérez de Ayala
sencillamente alcanzaba la categoría olímpico-metafísica de maléfico
por haber escrito un librito casi autobiográfico sobre la Compañía
jesuítica, “A.M.D.G.”
Eran formas de expresión que duraron hasta la década de los sesenta,
cuando si usted tenía la osadía, castigada por la ley y denunciada
por la opinión pública dominante y exclusiva, de declararse ateo, se
veía abordar por algún tonsurado que le explicaba que lo que usted
resumía en una palabra en el fondo había que definirla en dos:
“Religión atea”. Todos, por el hecho de nacer, teníamos una religión
y no había cabida para escaparse. Fueron necesarios muchos años para
que apareciera un género epiceno, “los agnósticos”, que venían a ser
de “religión atea” pero sin valor para el martirio. Un agnóstico,
por lo general, es un ateo que se presenta a las elecciones. Hoy
está consentido en aras de la libertad de conciencia, porque el
agnosticismo tiene un no sé qué de altura intelectual que evita el
ensañamiento.
Es significativo que con el nacionalismo ocurra algo similar. Usted
tiene que ser nacionalista y si no lo es da lo mismo, ya le pondrán
algo apropiado que desenmascare lo que desea ocultar en el fondo de
sus inclinaciones. Un españolista, por extensión. Me producen
espanto el españolismo y el catalanismo, empezando por sus símbolos
que no están hechos para causar respeto sino adscripción, como las
enseñas de los equipos de fútbol. Desde adolescente la bandera
bicolor me dice cosas que no me gustan y el himno, militar por
supuesto, felizmente sin letra, me deja frío. Lo mismo me ocurre con
la “cuatribarrada” que engendró legendariamente El Pilós y la
horrenda música de Els Segadors, que es a la canción lo que la
“butifarra amb secas” a la gastronomía.
Mi pobre padre, un patriota que se decía español hasta las cachas,
solía reprochar mi desdén y me advertía: ya verás cuando un día
escuches un pasodoble en tierras lejanas y no puedas contener las
lágrimas. Profecía paterna se cumple siempre y así tuve que aguantar
un pasodoble en Helsinki y acabé pensando en la tontuna humana y en
la invención sentimental como una de las artes de baja estofa que
provocan más risa que llanto.
Me he tirado muchos años y muchos esfuerzos en forma de páginas
durante mis estancias en el País Vasco. Si algo se repetía siempre
como un bordón era el de explicarte el pacifismo de la sociedad
vasca. Pero salías a la calle y te encontrabas a un personal airado
del que debías huir en tu condición de “efecto colateral” y si te
esforzabas un poco podías encontrar un muerto, nada casualmente
amigo tuyo.
Cataluña está en un punto de ignición muy alto y no encuentro nada
que sirva para enfriar la situación que no sea al tiempo un recurso
para aumentar la calentura. Sin embargo, hay un rasgo llamativo de
diferencia con lo que fue, y en gran medida sigue siendo, la
situación vasca, y es que aquí los plumillas, más conocidos como
creadores de opinión, intelectuales de lo efímero, hacen esfuerzos
por hacerte creer que todos tenemos religión, sólo que unos la
verdadera y otros la atea. Xavier Vidal-Folch, vieux routier de la
exégesis política desde sus tiempos de “Bandera Roja” -la cosecha de
caldos procedentes de Bandera Roja exigiría un ensayo que se
necesita y que sé que no llegaremos a catar; convendría la pluma de
Oscar Wilde para hacer un retrato de Dorian Gray con barretina,
boina, o sombrero, pero disimulando, a lo Josep Pla. Vidal-Folch,
heredero de esa generación grandilocuente y pedestre que tan bien
representó el presunto filósofo y rentista Francesc Pujol, acaba de
sentenciar: “No hay fractura interna en Cataluña. Quienes afirman
eso es que no viven aquí”.
Como pertenezco a edad de riesgo y estoy curado de espantos no tomé
el AVE, pero me embargó la sensación de que yo no vivía aquí y, como
en los personajes de Pirandello, a lo mejor resultaba cierto. Yo no
vivía en la Cataluña de Vidal Foch porque sin darme cuenta me había
metido en un oasis que ahora es estepa, pero la Cataluña de verdad,
la auténtica, que hubiera dicho Jordi Pujol si la esfinge de la Cosa
Nostra aún hablara, ésa yo no vive y quizá no ha existido nunca, que
de ese encantamiento se encargan los que controlan los peajes. Si no
hay fractura interna es que la habrá externa. ¡Ahí teníamos que
llegar! ¡Si nos dejaran solos otro gallo cantaría! Por lo tanto,
vayámonos marchando antes de que nos echen a las bravas. Ya no
podemos escribir en ningún medio catalán, ni en papel ni virtual,
nos han echado a los perros, que apenas nos olieron detectaron que
no dábamos para un bocado. Pero ellos siguen, impertérritos. Su
colega Lluis Bassets, otro de la senda de los elefantes buscando
nuevos oasis, lo tiene bien claro: olvidarse de las recientes
elecciones; la solución del momento está en encontrar a un Mario
Draghi en Cataluña. En el Círculo de Economía, tan transversal que
ahora suma hasta la CUP, todos los días hacen la ola para llamar la
atención. Cabe el peligro de que acaben quedándose con los Mas o
Puigdemont o Aragonés o Torra, porque eso lo da no sé si la
indolencia o la querencia, pero lo cierto es que los liderazgos en
Cataluña, a diferencia de las fortunas y las familias, son efímeros.
¿Y la violencia? No inquietarse. Ya hemos detenido a cinco italianos
del lumpen ácrata como protagonistas de los disturbios y el
vandalismo. Los papás y las mamas pueden estar tranquilos, pero
díganles a sus retoños que no se excedan mezclándose con la chusma,
que hagan como Laura Borràs, que cojan el coche, esa joya del lujo y
el empoderamiento, y que les visiten en la cárcel. Son buena gente,
España los malea. En resumen, todos tranquilos. Lo que pasa,
acabará, y nosotros seguiremos montados sobre el caballo, aunque sea
el de un tiovivo. Y a dar vueltas, felicitándonos. Los violentos son
de fuera. Ahora lo entiendo todo y ya puedo escribir el editorial.
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