Comunismo o libertad, bien; pobreza o
prosperidad, mejor
Miguel Ángel Belloso. okdiario 18 Marzo 2021
Desde que la señora Ayuso decidió convocar elecciones anticipadas en
la Comunidad de Madrid “los progresistas y las progresistas”, o sea
los expertos en la devastación de los países donde gobiernan o ponen
su huella fatal, están azorados. Los intelectuales amamantados por
el ‘sanchismo’ no salen de su asombro. No esperaban que la ‘tonta
del bote’ reaccionara rápidamente y con éxito. El caso es que el
próximo 4 de mayo iremos a las urnas pese al comportamiento
prevaricador de la presidenta de la mesa de la Asamblea, de
Ciudadanos, que espero que tenga consecuencias penales.
Desde el pasado miércoles, el diario El País, el vomitorio del
presidente Sánchez, ha emprendido una campaña por tierra, mar y
aire. Al Grupo Prisa, casi quebrado y siempre indecente, se ha unido
el resto de la Flota Mediática, los Cintora, los diarios digitales
antisistema a los que da pasta el Ibex 35 –“no vayamos a tener
problemas”- y el resto de los excrementos de la nación. Toda la
mierda del país está ‘prietas las filas’ porque Ayuso amenaza sus
intereses. Pero lo que esgrimen para enmascarar su apetito monetario
son argucias intelectuales y entelequias construidas para seguir
engañando a los acólitos. El jueves de la semana pasada el
transfuguismo de Ciudadanos en Murcia, que cogobernando con el PP
había acordado con el PSOE una moción de censura porque al parecer
algunos altos cargos se habían puesto la vacuna antes de tiempo, les
parecía colosal.
Al día siguiente, los tránsfugas de Ciudadanos de Murcia que se lo
pensaron mejor y que han decidido no apoyar esta moción de censura
para integrarse en el gobierno regional ya se les antojaban
criminales de guerra. ¿A que es brillante? Digamos, en todo caso,
que estos son devaneos más bien tácticos. El diario El País tiene la
necesidad imperiosa de sentar cátedra. Está obligado por la historia
a tirar por lo alto. Y, según dice, en un ejercicio de cinismo
inédito, lo que de verdad le inquieta es que Ayuso haya puesto a
Casado en el brete de elegir entre conservar Madrid o luchar por el
centro del tablero político. Hace falta ser muy ingenuo o muy
estúpido para creerse esta monserga. A los hombres de Prisa, y a
todos los de la Flota Mediática, parece que les causa horror que la
señora Ayuso coopere con Vox, reforzando el “supremacismo
madrileño”. Bienvenido sea, oiga.
Ahora resulta que estos chicos con aire de delincuentes están
preocupados porque el PP, al que masacran desde que se levantan
hasta que se acuestan, no sea un partido de Estado, permanentemente
disponible para practicar la felación a Sánchez. ¿No hay que ser muy
caradura para pretender que este despliegue de hipocresía cuaje
entre sus decrecientes y escuálidos seguidores? Para estos señores,
Ayuso es la bruja que desde que apareció la pandemia no ha tenido
otro objetivo que afirmarse como icono ultraliberal buscando la
permanente confrontación con el Gobierno central, cuyo presidente
felón, es decir Sánchez, no ha visitado ni Ifema, cuando era
hospital, ni el Isabel Zendal, porque ha estado dedicado desde el
principio a desestabilizar el Gobierno de Madrid, a engañar
estadísticamente a los ciudadanos sobre los éxitos de aquí en la
lucha contra la pandemia y en su propósito de no matar de hambre a
los ciudadanos de esta autonomía emprendedora, orgullosa y pujante.
Para el Grupo Prisa, y toda la Flota Mediática, resulta “grotesca” y
“teatral” la disyuntiva que planteó Ayuso cuando convocó las
elecciones bajo el lema “Socialismo o Libertad”, que son dos
conceptos esencialmente antagónicos. Ahora que el macho alfa Pablo
Iglesias ha decidido sacrificarse por el bien del mundo, marchándose
del Gobierno para combatir al fascismo en Madrid, aunque solo por la
simple razón de que las encuestas pronosticaban que se quedaría
fuera de la Asamblea regional y Podemos se acerca peligrosamente al
sepelio ya claro de Ciudadanos, Ayuso ha cambiado el lema. Ahora
será “Comunismo o Libertad”. Está bien, aunque en mi modesta opinión
la palabra socialismo engloba todo el detritus izquierdista, no
necesita de adjetivos adicionales. Quizá Comunismo le añade el
apunte sanguinolento del crimen generalizado.
Pero nada de esta disquisición fundamental conmoverá al progresismo,
que, realmente, ideas tiene pocas, y todas las que sigue esgrimiendo
están desacreditadas por la historia. La disyuntiva entre socialismo
y libertad es filosóficamente trascendental, de unas consecuencias
extraordinarias. O eres socialista, fanático de la planificación
económica -ya sea a pequeña escala-, partidario del sector público y
del ogro filantrópico -en contraposición al sector privado-; o eres
defensor de la burocracia intelectual a sueldo y el consiguiente
engranaje administrativo de estos señores imbuidos de una suerte de
gracia divina que van a decidir tu destino -naturalmente por tu
bien- o eres liberal, y apuestas por lo contrario: por el individuo,
por las personas, por la espontaneidad generadora de riqueza y por
la creatividad que florece siempre, salvo que haya sido secuestrada
previamente por las ataduras de la subvención y las cadenas del
Estado.
Ya sé que estas disquisiciones ideológicas, para los progresistas,
equivale a echar margaritas a los cerdos. Pero, desgraciadamente, no
sólo para ellos. En mi opinión, el lema, la disyuntiva entre
socialismo -o comunismo- y libertad apenas llega al pueblo llano,
desgraciadamente ocupado en otras urgencias. A toda esa gente que
engrosa la lista de seis millones de personas entre los parados, los
que están inmersos en expedientes de regulación temporal que
acabarán siendo desempleados, en los miles de empresarios que han
tenido y tendrán que echar el cierre, que no han recibido ayuda
alguna de fuste, y ya no digamos de los familiares de los fallecidos
extra por la gestión más deplorable de la pandemia jamás conocida en
país desarrollado, este órdago intelectual no es el apropiado.
Para toda esta gente inquieta, que nada en la incertidumbre, acosada
por la precariedad, mucha de la cual no puede llegar a final de mes
por primera vez en su vida, el lema correcto, lo que nos estamos
jugando en las elecciones de la Comunidad de Madrid, y en las que
vengan después en otros territorios y en el conjunto de la nación,
es la disyuntiva entre pobreza y prosperidad.
La pobreza es equivalente al socialismo, como prueba la evidencia
empírica allí donde se ha ensayado desde tiempo inmemorial. La
prosperidad es la consecuencia natural de las políticas liberales
que acostumbra a poner en práctica, a veces más, otras
desafortunadamente en pequeñas dosis, la derecha en cuanto alcanza
el poder. Y como se trata de ganar las elecciones, y la gente en
España está cada vez más preocupada por su bolsillo, la libertad,
que es el concepto más majestuoso, el que debería ser leit motiv de
toda conducta humana, importa un comino a la mayoría de la población
que engrosa las colas del hambre de las que no quiere hablar la
Flota Mediática
Ahora bien, a toda esta gente desanimada y asediada por la
emergencia diaria, sí les conviene oír todos los días, a todas
horas, como un martillo pilón, que lo que deben elegir, en cuanto se
les presente la oportunidad, es entre el socialismo/comunismo, que
conduce a la pobreza más absoluta, y la libertad, que en cambio es
una garantía acreditada de prosperidad futura.
O como ya saben que soy un provocador consumado, hay que decir a la
gente que debe elegir entre el comunismo y el fascismo, según dice
el macho alfa Pablo Iglesias, que es un terrorista intelectual, un
rematado criminal desde el punto de vista ideológico, un
‘guerracivilista’ y un delincuente en potencia; y así de esta manera
me adhiero a las palabras soberanas de Isabel Díaz Ayuso: si los
cerdos, que no comen margaritas, te llaman fascista, es que estás en
el lado bueno de la historia.
Madrid es el abril del 31
Carlos Dávila okdiario 18 Marzo 2021
Con toda certeza: la salida de Iglesias del Gobierno no es otra cosa
que la declaración de guerra política a la derecha. Ni más ni menos.
Es también una OPA hostil contra Sánchez y el propio Errejón de Más
Madrid al que para desafiarse en unas primarias de la
ultraizquierda. Puede parecer así mismo una jugada que hiede a
pactada destinada a barrer el “efecto Ayuso”. A partir de aquí cabe
todo. Iglesias se ha despedido de la Vicepresidencia tildando de
“delincuentes y asesinos a las derechas que quieren fusilar a
veintiséis millones de españoles”. Díganme si esto no es una
declaración de guerra, si no es un estimulante para que cualquier
vándalo haga de la palabra de Iglesias un recado de estricto
cumplimiento y esté tentado de eliminar a cualquier rival político.
Desde luego, desde el comienzo de la Transición no se había
escuchado en nuestro país un alegato tan incendiario, tan
enormemente peligroso. Estos días damos vueltas a nuestras cabezas
para adivinar lo que una pirueta arriesgada como la de Iglesias
puede suponer, como ya han escrito los medios de la izquierda, un
revolcón a la euforia del PP madrileño. Personalmente he escuchado
en una facción de Podemos que “antes bien, ha supuesto un refuerzo”.
Lo veremos.
Sé perfectamente que los psiquiatras que puedan leer esta crónica
afearán al cronista la escasa propiedad en la utilización del
término electroshock para describir el estado anímico, político, en
que se hallan no Isabel Díaz Ayuso, sino sus seguidores y más aún
sus confesos votantes. Pero el partido está por jugar. El
electroshock, lejos de ser un estimulante, un euforizante, era, más
que es, un paliativo para suavizar un estado de ansiedad, de
supernerviosismo. Nada que ver con el retrato de una persona calmada
y consciente de sí misma, de su estado. Nada. Por eso: ¿por qué usar
este concepto terapéutico en esta crónica para describir cuál es la
situación del PP tras la disolución de la Asamblea de Madrid, la
confirmación de las elecciones por parte del Tribunal Superior de
Madrid, y el anuncio de Iglesias que, a primera vista, parece un
reforzamiento de Ayuso?
Pues por esto: sólo falta hacer una correcta cata por los comercios,
tiendas, pequeños establecimientos hosteleros de Madrid y su
provincia, para constatar que se encuentran, en una mayoría
aplastante, entusiasmados con la respuesta que ha dibujado Ayuso
ante la acometida feroz del Gobierno de Sánchez. Se expresan así:
“Es nuestra heroína, nos ha salvado de la ruina nuestra y de
nuestros hijos” y añaden: “Si tras los meses de confinamiento total
nos hubiera mantenido en igual situación, ahora mismo ya estaríamos
todos en el paro”. Es decir: manifiestan una superexcitación que a
lo mejor es incluso perjudicial, sobre todo cuando se vean acosados
por la infernal propaganda en contra; un aluvión de imprecaciones
que ya ha puesto en marcha la izquierda tras la decisión del líder
leninista Iglesias. Un lenguaje guerracivilista.
Unas formas que veremos si emula el otro partido de izquierda: el
PSOE. La dimisión de Iglesias es tan extraña que puede llevar gato
encerrado porque la pregunta es: ¿alienta una posible coyunda con
Sánchez anterior a las elecciones de mayo? Descartar esta
posibilidad sería una estupidez, por más que, por lo que se sabe,
las relaciones entre Sánchez e Iglesias estén ahora mismo totalmente
rotas y que varios miembros de Podemos insistan en que hoy por hoy
un acuerdo como ese resulta imposible.
Lo cierto es que con la aparición súbita de Iglesias, la izquierda,
por ahora -insisto- desunida- el índice de popularidad de Ayuso en
toda la región madrileña se ha incluso propulsado; “Supera -me lo
dice un experto demoscópico- todo lo conocido hasta ahora”. Y es
cierto, en sus primeras escapadas después de su convocatoria de
elecciones, Ayuso apenas ha podido caminar tranquila; la gente se ha
arremolinado a su alrededor como si se tratara de una campeona
deportiva. No hay duda sobre esto. Ahora bien: ¿conviene a la ya
candidata del PP una alegría así? Pues todos los técnicos en
sociología electoral recetan lo contrario: moderación, serenidad y,
sobre todo, ¡ojo a avizor!. Y, ¿eso por qué? Pues sencillo, porque
tras la conmoción que ha sufrido el PSOE y muy concretamente el dúo
Sánchez-Redondo, y, encima, con la presentación electoral del líder
de Podemos, no se puede esperar que la acreditada falta de
escrúpulos, de la amoralidad trufada de embustes y trampas, de la
conjunción social leninista, que no se ha roto por cierto, una
reacción convencionalmente democrática.
Debe esperarse lo peor. Más aún desde la entrada en el juego de
Iglesias. Esta puede ser, tiene grandes posibilidades de ser, una
maniobra pactada con Sánchez. Quizá la han concebido como la
concibieron en abril de 1931, sólo que ahora, ya descaradamente para
llenar de barro el terreno e impedir la victoria de la derecha. Es
una guerra civil política. Por cierto: ¿alguien quiere recordar que
las elecciones de abril de 1931 las ganaron las derechas? Y, ¿quién
vino a gobernar, tras las dimisiones de tontos útiles como Miguel
Maura? Las izquierdas.
Ya había especulaciones el domingo sobre cómo la factoría de La
Moncloa al alimón con Iglesias, iba a intentar revertir la situación
actual. “Que se prepare Ayuso”, me contaba un periodista que conoce
muy bien los modos de los citados, y las miserables embestidas de
Iglesias. Faltan cuarenta y siete días par las elecciones de Madrid
y puede ocurrir de todo. Es cierto, porque se está viendo, que la
constante apelación a las corrupciones del PP no están ofreciendo a
La Moncloa resultados óptimos, porque, por ejemplo, y viajando a
Murcia: ¿cómo llamar corruptos, tránsfugas o vendidos a unos
parlamentarios que se han quedado donde estaban y no denominar así a
los que se han marchado al batiburrillo, Ciudadanos incluidos,
social leninista? No cuadra, no pega, no tiene éxito.
¿Por dónde más atacarán pues a Díaz Ayuso? Pues seguro que ensayarán
la jugada de una nueva desestabilización con los residuos líquidos
de Ciudadanos. No hay nada más que escuchar las agresiones verbales
de personas, antes cuitadas y decentes como Edmundo Bal, para
conocer exactamente hasta qué punto el PSOE y Podemos utilizarán a
estos estúpidos acólitos para horadar las entrañas políticas de
Ayuso. Desde la Comunidad de Madrid ya señalan que no realizarán
jugada alguna para engordar aún más sus bases con los disidentes de
Ciudadanos. Es más: no es nada seguro que en las listas electorales
para mayo que tienen que ser configuradas a finales de este mes o
principios del siguiente, puedan apuntarse antiguos miembros del que
fue partido de Albert Rivera. Cuando se pregunta por esta
posibilidad la contestación es: “Las listas serán las del Partido
Popular”. Veremos en todo caso.
Las personas que sobrevivieron en Madrid a los horrores de la Guerra
Civil, las checas y a los paseos, solían utilizar una expresión para
advertir que la izquierda comunista, también la socialista, no
paraba a la hora de perpetrar agresiones contra cualquier disidente.
Decían: “¡Atención que el ojo y el oído del miliciano acechan”. Pues
eso: tantos años después se puede entrever que, de formalizarse el
pacto, los ojos y los oídos que los fanáticos de Sánchez e Iglesias
no perderán ocasión de señalar a las que ellos denominan «las
derechas». Menos euforia en el centro derecha y más acometer las
elecciones de mayo como el primer paso para desalojar del poder a
los totalitarios, sobre todo a los guerracivilistas. Ellos no caben
en nuestra Constitución.
De la política como el arte de la carambola
Rafael Bardají. https://gaceta.es 18 Marzo 2021
Es sorprendente, si. Hace apenas una semana, el tablero político
español seguía congelado sin visos de cambiar a pesar de todas las
desgracias que nos han ocurrido, muchas agravadas por la pésima
gestión del dúo Pedro y Pablo. De repente, un golpe de mano de unos
golpistas profesionales cuece una moción de censura en Murcia, para
arrebatarle ese feudo al PP. Ciudadanos se convierte en la pieza
central de la traición a su propio Gobierno y ata su futuro al
sanchismo y a la vieja política de intrigas palaciegas. También
sabemos que, sorpresivamente, Teodoro, la mano derecha de Pablo
Casado y murciano de honor, se planta en su región y deshace el
entuerto tejido desde Madrid por Moncloa y Arrimadas. Entre medias,
un reguero de mociones de censura por media España y la convocatoria
de elecciones anticipadas en Madrid por decisión de Ayuso, temerosa
de que se repitiese la jugada murciana en la capital del reino y
último baluarte del PP. Y cuando las aguas iban camino de volver a
su cauce, dimite Pablo Iglesias de su adorada vicepresidencia y
anuncia su candidatura al frente de UP para la comunidad madrileña.
Hasta aquí todo lo que hemos visto y sabemos. Luego vienen las
especulaciones. Unos que ven la mano genial de algún Rasputín
monclovita para librarse un incómodo Iglesias; otros que si es una
jugada maestra del líder de Podemos para acrecentar su poder; los
menos, que una operación de salvamento del soldado Casado, quien no
levantaba cabeza desde la debacle de las catalanas, las críticas de
su maestro José María Aznar y la culpabilidad final de la sede.
¿Pero puede ser verdad que todos ganen? Yo creo que no. Y aunque las
conspiraciones en políticas son como las meigas, que “haberlas
haylas”, lo normal es que prime el azar y la estupidez. Diría que
todo lo que estamos viendo perplejos no es producto de ningún plan
maestro, sino reacciones a acontecimientos que les han sobrevenido a
sus actores.
En cualquier caso, la primera y gran beneficiada de que el tablero
haya saltado por los aires es, sin duda, Isabel Ayuso. El fantasma
murciano le ha servido para desembarazarse del veto de Génova a la
convocatoria de nuevas elecciones. Y que Pablo Iglesias se baje del
Gobierno paras presentarse como el héroe que se sacrifica para
derrotar a la derecha ciertamente movilizará a buena parte de la
izquierda madrileña, pero movilizará más aún el apoyo a Ayuso de
buena parte de lo que ha quedado ya, sin Ciudadanos, a la derecha
del PSOE. Es más, con un candidato socialista entrado en años y
triste como él solo, este partido se va a jugar entre dos. Y eso
ayuda a que un PP en descomposición pueda reagrupar parte del voto
en la derecha que se había desencantado de un líder que ya no se
sabía a dónde quería llegar.
El segundo gran ganador de esta nueva situación es, paradójicamente,
Pedro Sánchez. Aunque la dimisión de Iglesias haya sido ejecutada
con nocturnidad y alevosía para hacerle el justo daño a su ego e
imagen, Sánchez se quita de en medio a un elemento que le ganaba en
la batalla mediática, le entorpecía en su gestión y que asustaba a
mucha gente, del Ibex 35 a Europa. Sin Iglesias dando la murga,
Sánchez podría jugar a ponerse la careta de cierto moderantismo y
disputarle al mismo Pablo Casado el votante huérfano de Ciudadanos.
Sánchez no tiene más principio que alimentar su cesarismo y todo lo
que le valga para ello lo hará.
El tercer beneficiado, aunque a mucha distancia de los dos primeros,
es el presidente del PP, Pablo Casado. Con la exagerada
representación durante la moción de censura presentada por Vox,
Casado escenificó su deseo de no querer que le etiquetasen como
parte de ningún bloque de derechas y de iniciar un nuevo giro al
centro central. Para su desgracia, el primer test de su nueva
estrategia centrista se midió en las elecciones catalanas, donde
fracasó estrepitosamente: lejos de captar votantes de Ciudadanos,
perdió un número significativo de los suyos propios. Ciertamente,
Cataluña era un partido complicado para un PP que siempre ha jugado
allí con la camiseta de los acomplejados, pero de ahí a asegurar que
esos resultados nunca podrán replicarse en el resto de España,
empieza a ser más una cuestión de fe que de realidad. En todo caso,
Casado es el renacido, saliendo de su tumba de Génova para hacer
campaña en Madrid en apoyo a Ayuso. Ha sido ella quien le ha
regalado este balón de oxígeno. Que nos convenza después de que
Madrid es toda España, está por ver.
Iglesias se quiere presentar a si mismo como el gran ganador, pero
tengo dudas siquiera de situarle aquí en cuarto lugar. Aspira con su
retórica a que creamos que se sacrifica por el bien de una izquierda
que no puede entender, reconocer y aceptar que la derecha puede
ganar las elecciones. Pero su salto en realidad esconde su temor a
que Podemos ni siquiera obtuviese el respaldo suficiente para entrar
en la Asamblea de Madrid. Ese miedo, el miedo a ser un
vicepresidente cuyo partido va de derrota en derrota, el miedo a que
le sacudieran la silla de su liderazgo, el miedo a dejar de pintar
algo, ha sido en realidad el resorte que le ha impulsado a jugársela
en Madrid. Una pirueta que depende, en buena parte, de lo que
finalmente acabe haciendo la formación de su examigo y compañero,
Íñigo Errejón, quien no se lo pondrá fácil. Esa sería su motivación,
aparte del posible infantilismo y aburrimiento que tan bien ha
descrito la exdirigente de Podemos en Andalucía, Teresa Rodríguez.
Ya se sabe, en la izquierda siempre anida el deseo de venganza. Pero
si Iglesias se empeña en presentar su batalla como comunismo frente
a libertad, igual las cosas no le salen tan bien como quisiera.
A Vox no le debieran ir ni bien ni mal estas elecciones regionales.
Ha demandado, como debiera, elecciones en Murcia para acabar con el
bochorno de los amaños de los despachos, de unos y otros. La
democracia no es eso, sino dejar que los ciudadanos se expresen. En
Madrid, a Vox no le puede ir mal, al contrario, pero el objetivo no
puede ser una victoria en una autonomía, en la que no se cree, sino
en las generales. Es verdad, Ayuso salvará Madrid; Casado salvará
sus muebles; pero Santi Abascal salvará a España. Esa es y debe ser
la gran diferencia.
Toni Cantó y la batalla cultural
EDITORIAL. La Gaceta de la Iberosfera
18 Marzo 2021
Quién podía imaginar (es una pregunta retórica) que un político no
profesional como Toni Cantó, que ha usado la tribuna de las Cortes
valencianas para denunciar tanto los desmanes del nacionalismo
pancatalanista que avanza inexorable por la comunidad valenciana
como la complicidad del inepto socialismo, iba a poner pies en pared
ante la operación urdida en Moncloa de venta de lo que una vez fue
Ciudadanos al socialismo aliado del nacionalismo. Ese mismo
socialismo zapaterista contra el que nació su primer partido, UPyD,
el sueño de Rosa Díez, y que mostró el camino a su segundo partido:
la revolución naranja de Albert Rivera.
Desde sus posiciones de centro izquierda nacional (que si el centro
político fuera un lugar geográfico —que no lo es— Toni Cantó estaría
a mil millones de millas náuticas de esta izquierda radical que nos
desgobierna), el actor ha demostrado siempre una imperturbable y
atractiva independencia sin histrionismos que ha convertido cada
intervención suya en un fenómeno en redes sociales que ha alimentado
los argumentarios de millones de españoles.
Sus declaraciones de las últimas horas, antes y después de darse de
baja del partido y, lo que le honra, de entregar su acta de
diputado, en el sentido de que el liberal-progresismo de Ciudadanos
debía pactar con el centro-centradismo del PP de Casado para
enfrentarse a la izquierda rampante, han movilizado a buena parte de
la opinión publicada y tertulianeada que ante la agonía de Arrimadas
ya le ha encontrado acomodo en el Partido Popular. Quizá. Pero esa
misma opinión publicada quizá no haya escuchado a Cantó afirmar,
como ha hecho hoy mismo en el programa de Federico Jiménez Losantos
en esRadio, que su compromiso explícito con los valencianos es el de
“dar la batalla cultural desde su independencia”.
Por desgracia, dar la batalla cultural, que ya tenía un difícil
encaje en una formación como Ciudadanos, que ha avalado cada
política identitaria parida por la izquierda —feminismo radical,
ideología de género, adoctrinamiento en las aulas, eutanasia,
desprotección de las fronteras…— tiene un dificilísimo acomodo en la
formación que preside Pablo Casado y que dirige Teodoro García Egea.
La última que intentó tamaña hazaña (presentar desde el PP batalla
cultural a la izquierda que la monopoliza desde la Transición),
Cayetana Álvarez de Toledo, hoy está en el gallinero del Congreso,
arrumbada como un mueble viejo por el centro-centrado
modelogestionario de corte rajoyista. Si Cantó no se ha excluido con
esa declaración, le recomendamos que ponga a remojar sus barbas
antes de firmar compromiso alguno con el Partido Popular.
Sea difícil o imposible, esperemos volver a ver pronto al señor —que
lo es— Cantó en política o, mucho más necesario, en la comunicación
de ideas. Que a España, como dijo Fernando Castiella, el ministro
atlantista de Franco (con perdón), se la sirve desde los más
variados puestos. Y añadimos a la frase de Castiella: algunos más
importantes que la tribuna de un parlamento regional.
Como si Hollywood no fuera un millón de veces más importante que,
con el debido respeto, el Senado de Idaho.
¿Elecciones anticipadas en Andalucía?
EDITORIAL Libertad Digital 18 Marzo 2021
Vistas las maniobras de acercamiento al PSOE por parte de lo que
queda de Ciudadanos, no parece en absoluto descabellada la propuesta
del líder de Vox, Santiago Abascal, de celebrar elecciones
anticipadas en Andalucía: ciertamente, aun cuando Juan Marín no haya
dado hasta la fecha muestras de estar dispuesto a hacer lo que sus
correligionarios han tratado –infructuosamente– de hacer con el PP
en Murcia, el riesgo existe. Y no sólo porque el líder de Cs en
Andalucía no comparta la opinión del hasta ahora referente de su
partido en Valencia, Toni Cantó, sobre el error que ha supuesto
tratar de apuñalar al PP en Murcia para acercarse al PSOE, sino
porque, a día de hoy, y desde hace ya tiempo, el único tándem que,
según los sondeos, sería capaz de impedir a los socialistas volver a
la Junta es PP-Vox, no PP-Cs.
No obstante, poner ahora fin a la estabilidad relativa del Gobierno
de coalición PP-Cs, que, con el apoyo externo de Vox, tan buen
trabajo está haciendo en Andalucía, tampoco está exento de riesgos.
Y es que, aun cuando los sondeos pronostican que Vox barrerá al
desnortado Cs como tercera fuerza en Andalucía, no está nada claro
que los pocos escaños que le quedaran a la formación naranja dejaran
de ser decisivos –o fueran suficientes– para conformar un Gobierno
alternativo al PSOE.
La volatilidad del moribundo Cs hace razonable la propuesta de
Abascal, pero tampoco hay necesariamente que ponerse la venda antes
de la herida con un anticipo electoral que, si bien otorgaría a Vox
el peso real que tiene ya en Andalucía, abriría las puertas a la
amenaza del retorno socialista. Si a eso se añade que el presidente
del PP regional no se caracteriza por hacer suya aquella máxima de
Virgilio según la cual “la fortuna sonríe a los audaces”, es harto
dudoso que Juanma Moreno se embarque en un anticipo electoral en el
que el único beneficiario claro parece Vox.
Sea como fuere, el PP, en Andalucía, en Murcia, en Madrid y en el
resto de España, debe dejarse de complejos y asumir con todas las
consecuencias que el único tándem decisivo para desbancar a los
socialistas de los Gobiernos regionales y del central ya no es ni
será el que conforma ahora con Vox sino el que debe empezar ya a
forjar con Vox.
Ruido y realidad
Agapito Maestre. Libertad Digital 18 Marzo 2021
El establecimiento político de España apenas es nada. Esto es una
granja mala. Ya ni siquiera las nuevas crías de animales son capaces
de hacer promesas verosímiles. Salvo los fanáticos, nadie respeta a
la gentuza política que devora las instituciones públicas para
engordar sus enormes panzas. La España política está entregada por
completo al robo y la extorsión. Pruebas de mis afirmaciones
hallarán por todas partes. Fijémonos en las más cercanas y
lacerantes: un millón seiscientas mil personas comen todos los días
de la caridad. Siete millones de personas están desempleadas. Ciento
de miles de muertos por la covid-19. Los rusos no pueden venir a los
apartamentos que se compraron en Torrevieja. Ni los de Madrid pueden
ir el fin de semana a su casita de un pueblo de Segovia. Tampoco los
de Badajoz consiguen viajar a Ciudad Real. La chusma separatista
sigue robando a diestro y siniestro. Un tipejo con moño se las da de
listo y le da lecciones a otro al que le escribieron una tesis de
doctorado. Y otros cientos de idiotas los imitan y balbucean
paparruchadas para robar la dignidad de quienes se largan o,
sencillamente, guardan silencio para defenderse de la agresión
cotidiana del Gobierno de Sánchez y el tío del moño. En este
contexto es imposible no respetar a quienes dicen: váyanse todos,
incluidos los propagandistas de los medios de comunicación, a tomar
por saco.
Si algún partido quiere que me crea algo de su programa, incluya
estas tres sencillas anotaciones: 1) reducción del número de
diputados en todas las circunscripciones, bastarían dos por
provincia, y reducción drástica del número de parlamentarios
regionales; 2) desaparición de los privilegios y las sinecuras a
todos los ex parlamentarios y ex cargos públicos; 3) recoger y, por
supuesto, objetivar de modo preciso a la mayor fuerza política de
España: el partido de la abstención. Sencillo. Las democracias más
avanzadas de Europa recogieron hace tiempo estas elementales
peticiones en sus ordenamientos políticos. El resto es faramalla. Ni
siquiera llega a la letrita de C. Tangana: Mujeres, Pasta y Focos.
En fin, el actual sistema político solo genera basura, peste y
peste, mentiras y más mentiras, que repiten sin cesar las
televisiones y las emisoras de radio.
Y, sin embargo, de vez en cuando, alguna excepción sirve para
aguantar a esta chusma. Por ejemplo, el dictamen emitido por el
Consejo de Estado sobre el real decreto de gestión de los fondos
europeos, que fue ocultado con ostentación y alevosía por el
Gobierno de los socialistas y los comunistas. La denuncia del
informe es fácil de retener: el Gobierno utilizará los fondos en
cada momento siguiendo el criterio que más beneficie a los intereses
de los socios del propio Gobierno. Pero, más allá de este lamentable
episodio de ocultación del Gobierno, la cuestión ahora es cómo se
gestionarán y controlarán esos fondos de casi 140.000 millones de
euros, casi el 20% de nuestra capacidad de riqueza anual, que
llegarán en forma de transferencia de préstamos y subvenciones para
el periodo 2021-2026. Las condiciones de la UE para que lleguen con
agilidad esas ayudas son claras. Se trata de reformar la economía en
tres ámbitos: mercado laboral, pensiones y unidad de mercado. En
resumen, reducir la temporalidad laboral, mantener la esencia de la
reforma laboral del Gobierno del PP, y garantizar la sostenibilidad
de las pensiones y reducir la maraña de regulaciones, registros y
permisos de todo orden derivados de un régimen autonómico ineficaz y
lleno de pretensiones absurdas. O sea, si las autonomías, por un
lado, y la Administración General del Estado, por otro, no se
autolimitan para gestionar el dinero que quizá llegue, más pronto
que tarde, de la UE, entonces luchemos por que vengan los hombres de
negro de Bruselas a organizarnos la economía y, de paso, la
política.
Pableto y su panfleto
Zoé Valdés Libertad Digital 18 Marzo 2021
No podía ser de otra manera, entró como vicepresidente segundo al
Gobierno insultando, salió incordiando, y continúa ultrajando a
mujeres, como acaba de hacer con Isabel Díaz Ayuso, y a los
militantes del PP, entre los que hay gran cantidad de mujeres y
hombres y de los que ha comentado que no les llegan ni a la
chancleta a los comunistas españoles. Lo dice esta garrapata
devenida marqués de Galapagar.
Eso sí, con los hombres no se tira, es muy poca cosa y muy poco
hombre para enfrentarse con un hombre de verdad, uno que le corte de
una buena vez ese moñingo apestoso a comunista. Quiso azotar a una
periodista hasta hacerla sangrar y pronunció la amenaza con toda la
bocaza ancha, de cualquier modo le permitieron entrar en el Gobierno
español –no sólo a él–, a su cajera de pareja, a quien colocó de
ministra de Igualdá y de feminazi persecutora. No pueden dar más
asco este tipo y su consorte. Él en particular me recuerda a los
peores criminales de la historia, incluidos algunos comunistas
españoles. Y ambos a la pareja de dictadores rumanos de apellido
Ceaucescu. Ah, y lo digo yo, a ver si se va a atrever a amenazar y a
bembetear… Lo reitero, me recuerda al asesino de Raúl Castro, con su
frágil y retorcida humanidad, amarrando trapos en los ojos de los
valientes campesinos a los que fusiló minutos más tarde sin remilgos
ni contemplaciones.
Acaben de quitarle a este mequetrefe el poder de las manos y del
cerebro, bájenlo de ese pedestal al que él mismo con su oportunismo
caduco se ha trepado. Arránquenle el panfleto del partido de Podemos
de las manos, y si pueden también el moño de un tirón ‘hasta verlo
sangrar’, que es lo que sí merece él, responsable en parte como es
de la muerte de tantos ancianos durante la plandemia del bicho del
PCCh.
¿Pero cómo ha llegado esta gentuza a manejar a su antojo España,
cómo le han dado la gobernanza y la seguridad del país a este
insolente que destila odio e intolerancia por cada uno de los poros
de su maltrecha figura? De la única manera que España y Europa se
salvarían un poco sería mandando a este sujeto al basurero de una
vez y por todas, haciendo desaparecer ese régimen social-comunista
que no parará hasta convertir España en una Cuba y una Venezuela.
Ahora hablan para colmo del “fascismo del siglo XXI”, refiriéndose a
los que no pensamos ni opinamos como ellos, hay que tener cara; pero
para caretos estos sinvergüenzas. Los únicos fachocomunistas del
siglo XXI son estos buenos-para-nada, estos descerebrados y
hablacáscaras hasta por los codos. Sólo hay que revisar cada una de
las intervenciones de este sujeto, al que yo nombro Pableto el del
Panfleto, no pone una. Odio tras odio, halitosis ideológica, a
través de esos dientes amarillentos y mal cuidados y de unos gestos
que dan grima, por no decir pavor.
Cierto que debe de estar muy airado, porque una mujer con agallas lo
ha sacado del Gobierno, y esa misma mujer junto a otras impedirá que
continúe destruyendo España.
Yolanda Díaz y los que no van a cobrar el
paro
Pablo Planas Libertad Digital 18 Marzo 2021
Por ignotas e insondables razones, se ha venido en convenir que la
ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, es una gran ministra, una
política de fuste y calado, de largo recorrido, una especie de
Cristiano Ronaldo de las ministras y ministros, una suerte de
personaje providencial cuya presencia en el Gobierno es una
auténtica bendición de la más pura y ética política, una figura
apoteósica cuyos contemporáneos somos unos afortunados al poder
disfrutar de las formas y el desempeño de su excelentísima y egregia
mismidad.
Doña Yolanda es la designada para ocupar la plaza vicepresidencial,
sólo que un peldaño más abajo, de Pablo Iglesias, otro crack. Así,
donde el hombre del moño era vicepresidente segundo, la titular de
la cartera de Trabajo será vicepresidenta tercera por no molestar a
Nadia Calviño, en último término responsable del área económica del
Gobierno. Estupendo reparto, muy atinado, claro que sí.
Otra cosa es que en España haya casi cinco millones de parados y
subiendo. O que el personal atrapado en expedientes de regulación
temporal, los ERTE, sea casi un millón. También es otra cosa que no
haya atisbo alguno de políticas reales encaminadas a la creación de
empleo o al mejoramiento de las condiciones de quienes ya tienen
uno. Pero como Yolanda Díaz es comunista y sindicalista, pues los
sindicatos están tan contentos y sus líderes tan ricamente
instalados en la pasividad contemplativa, mientras crecen las colas
del hambre.
¿Y cómo es que con semejante panorama se puede decir de la señora
Díaz que es una gran ministra? Será por comparación. Por ejemplo, no
es tan bocachancla como su colega Garzón o el macho alfa que la
acaba de promocionar a la vicepresidencia. Ni es tan relamida como
Irene (o sea) Montero. No se le conocen, por otra parte, asesoras
canguro ni otras que le hagan la manicura o la pelota. Que sea más o
menos normal y hasta discreta es su gran atractivo. Igual que de
Salvador Illa se dijo que era un buen ministro sólo porque mostraba
una cierta urbanidad mientras el personal sanitario no tenía con qué
taparse la boca.
Así es que Díaz es una gran ministra porque no hace nada, ni bueno
ni malo, porque es una incompetente neutra, porque no hace gala,
como Iglesias, de su torpeza sino que trata de disimularla, cosa que
en este Gobierno es un hito mayúsculo. Y sólo con eso va alcanzar el
grado de vicepresidenta tercera mientras millones de personas se van
a quedar sin prestaciones por desempleo este próximo mes porque un
ataque informático ha tumbado el sistema operativo del Servicio
Estatal de Empleo, el SEPE.
Porque, claro, Yolanda Díaz es la bomba, pero casi dos semanas
después del ataque el sistema sigue caído, imponderables de la
computación. Ya se sabe, el hombre propone y la informática dispone.
Y no se le van a pedir cuentas a la ministra por eso, faltaría más.
Ni por extensión al Gobierno. Que el SEPE funcione con ordenadores
de finales del siglo pasado no es culpa de nadie y Yolanda Díaz es
una gran ministra. Por supuesto.
Lo raro es que los piratas informáticos hayan tumbado el sistema por
el que el Gobierno tiene que pagar las nóminas de los parados fijos
y de los temporales y, en cambio, los sistemas que garantizan el
cobro de impuestos permanezcan incólumes, en perfecto estado de
revista. Qué casualidad. Y siempre pasa lo mismo.
En fin, lo dicho, qué gran vicepresidenta, oigan. Cinco millones de
parados o más y ahí está, echa un pincelito.
Diez años del 15-M
José María Marco. larazon 18 Marzo 2021
Diez años después del 15-M, la retirada de Pablo Iglesias de la
vicepresidencia del Gobierno central a una problemática candidatura
a presidir la Comunidad de Madrid indica bien los resultados de todo
aquello. Podían haber sido otra cosa, sin duda alguna. Son lo que
son. En lo que tenía de repetición y parodia del 68, con sus
asambleas al aire libre y la ocupación de los espacios públicos, la
revolución antiautoritaria ya estaba hecha, y a qué precio, por los
padres y las madres –a veces los abuelos– de los allí presentes. Se
podía innovar con una nueva vuelta de tuerca ideológica e intentar
recuperar para la izquierda –ahora woke– todo aquello.
Es lo que se ha hecho, con éxito importante pero precario, a partir
de unas bases intelectuales endebles. Lo nuevo ha venido de la
extraordinaria capacidad para suscitar una respuesta articulada y
consistente, como nunca antes se había producido, menos aún a tal
escala. El monstruoso aparato dogmático surgido de la ideologización
partidista de la rebelión del 68 ha dejado de ser indiscutible. El
15-M aceleró esta tendencia. En parte, la caída en desgracia de
Iglesias está relacionada con esta evolución. Lo que tenía de
revolucionario, como si la revolución no estuviera ya hecha, se ha
quedado en una pelea doméstica entre personas que no distinguen lo
privado de lo público, ni siquiera las pulsiones –se podría decir de
otra manera– de los intereses. Si lo personal es político, nunca lo
habrá sido tanto como en el Podemismo y aledaños.
En lo estrictamente político, la organización de Iglesias, que venía
a regenerar la izquierda, ha conseguido lo que quería… pero a su
costa. Habrá quien le agradezca la generosidad, que no lo es del
todo porque casi todos los protagonistas de aquel anhelo purificador
gozan hoy de sueldo y cargo público. Sea lo que sea, lo que
consiguieron no fue acabar con el PSOE, sino que el PSOE se
podemizara. Le han hecho asumir como propia –y con alegría, lo que
resulta aún mejor– la ideologización radical que enarbolaban como
bandera. Como era de esperar, el PSOE ha acabado convertido en una
organización más dependiente que nunca de los apoyos externos, en
particular de los independentistas de toda laya y condición. Hay un
arte propiamente socialista de camuflar esta realidad, tan cruda, de
talante y voluntad de diálogo. Y hay una parte del electorado, sobre
todo entre las elites académicas e intelectuales, que sigue
comulgando con esta puesta en escena. Crece sin embargo aquella otra
parte de la opinión pública para la que el socialismo español, ahora
podemizado, se ha convertido en uno de los principales obstáculos
para la convivencia, la estabilidad y la prosperidad de los
españoles. Y esto se refleja tanto en el surgimiento de un nuevo
partido (VOX) como en la necesidad, para el PP, de tomar decisiones
distintas y articular propuestas innovadoras, acordes con lo
ocurrido en los últimos diez años. El 15-M, como se ve, ha dado
muchas vueltas.
El cinismo de PSOE y Cs: en Murcia sí
aceptaban el apoyo "fascista" de VOX
El hundimiento de Cs y los problemas del PSOE en el Gobierno son las
consecuencias del intento fallido de asalto a Murcia, que ha
exhibido todas las vergüenzas de Sánchez.
Editorial ESdiario
18 Marzo 2021
Salvo sorpresa de última hora, este jueves fracasará la moción de
censura pactada por el PSOE y una parte de Ciudadanos para desalojar
al Gobierno de Murcia, detonante de la mayor convulsión política en
mucho tiempo.
Pese a las denuncias del PSOE y de la dirección nacional de
Ciudadanos, la intentona no fracasa por el transfuguismo de los tres
diputados de CS que se han negado a apoyarla, con acierto sin duda,
sino porque el auténtico transfuguismo de otros tres diputados
apoyados por Arrimadas no ha sido suficiente para anular el pacto
entre PP y Cs.
Conviene destacar que tanto Sánchez cuanto Arrimadas, partidarios de
vetar de VOX de cualquier acuerdo en toda España, cuando no del
“cordón sanitario” en Cataluña; han forzado al máximo a tres
diputados elegidos por ese partido para que les ayudarán a lograr el
cambio de Gobierno. ¿Aquí la “ultraderecha” no es un peligro?
Sigue la sangría de Cs: Arrimadas expulsa a un senador por "incitar"
al transfugismo
El fracaso en Murcia está teniendo unos efectos terribles para los
promotores, sumergidos en una crisis tan inesperada por ellos como
ya inocultable que sitúa al partido de Arrimadas al borde de la
extinción y al de Sánchez con menos apoyos que nunca y el riesgo de
que, desde dentro del propio Gobierno, Podemos se convierta en su
peor oposición.
Dos fracasos de Moncloa
La polémica de Murcia ha activado además el calendario preelectoral:
todos han entendido que las Elecciones Generales pueden adelantarse
y el resultado de las Autonómicas en Madrid puede acelerar ese
proceso si, como parece, Ayuso gana claramente y Cs se queda sin
representación parlamentaria.
Todo ello provocado por un dirigente político frívolo como pocos,
que lleva años alterando a su antojo las reglas del juego para
medrar en la inestabilidad endémica que siempre ha provocado: desde
el bloqueo hasta la moción de censura, pasando por los pactos
infames con cualquiera, todo en Pedro Sánchez ha estado marcado por
una irresponsabilidad supina que esta vez, quizá, le acabe pasando
factura.
¿Fracaso táctico de Sánchez y Redondo? La
oportunidad de Díaz Ayuso
Un endiablado conflicto de intereses capaz de darle un vuelco a la
política española
Miguel Massanet. diariosigloxxi
18 Marzo 2021
Puede que hayamos entrado en uno de los conflictos que por su
complejidad, su forma inesperada de producirse, su evidente
trasfondo de ataque al sistema democrático español y su perfidia y
oportunismo en cuanto al tiempo y las formas en qué y cómo ha tenido
lugar, nos hace barruntar la intervención de alguien que desde hace
tiempo se mueve por las cloacas de la Moncloa con una independencia,
un descaro, una autonomía y un apoyo decidido del señor Pedro
Sánchez que parece que ha encontrado en este sujeto al cerebro gris
que precisaba para alcanzar sus objetivos de permanecer el mayor
tiempo posible en su poltrona de presidente del gobierno español.
Hablamos, por supuesto, del señor Iván Redondo Bacaicoa, consultor
político español y el jefe del Gabinete de la Presidencia del
Gobierno de Pedro Sánchez, un personaje experto en crear situaciones
en las que salga beneficiado el presidente, evitando que los
avatares de la política, del coronavirus y los descalabros
económicos del país le salpiquen o ensucien su inmaculado terno de
salvador de la patria, impulsor de la justicia social y única
persona capaz de evitar, según su propio criterio, que la
“derechona” pueda impedir que España sea capaz de regresar a las
“delicias” de una tercera república, según el modelo de la del
“Frente Popular” del año 1936.
Es obvio que el plan minuciosamente pergeñado, hábilmente enfocado
con la colaboración de la ingenua señora Arrimadas de Ciudadanos y
con el beneplácito del gobierno de la nación de presentar una
batería de mociones de censura, a la vez, en distintas zonas de la
geografía española en las que gobernaba el PP, con el apoyo de
Ciudadanos, tenía por objeto darle el golpe de gracia a un partido
que, en las últimas elecciones comarcales catalanas, ha sufrido uno
de los peores varapalos de toda su historia, con el fracaso de la
táctica y la estrategia del señor Pablo Casado y con la natural
inquietud despertada entre los miembros del partido del señor Fraga,
que no han acabado de entender ciertas renuncias y cambios de
opinión del señor presidente del partido, precisamente en unos
momentos en el que mantenerse firme contra el separatismo y sus
métodos era fundamental para conseguir avanzar en la captura del
voto de todos los catalanes, que no somos partidarios de dejar de
ser españoles para quedar absorbidos por una república de izquierdas
y separatista.
No contó, en esta ocasión, el cerebro gris del socialismo con el
hecho de que, en la comunidad madrileña, tienen una presidenta que
no se arredra ante las dificultades, que sabe afrontar con entereza
las situaciones difíciles y que no para mientes en tomar decisiones
difíciles cuando es preciso hacerlo.” Tú me planteas un reto y yo lo
acepto y contraataco”, esa ha sido la rápida, decisiva y efectiva
decisión de la señora Díaz Ayuso tan pronto como se enteró de lo que
intentaban hacer, en la comunidad madrileña, presentando una moción
de censura con el apoyo de Ciudadanos que no dudaron en dar el apoyo
que les pedía el señor Redondo. “Tú me amenazas con una moción de
censura y yo convoco elecciones para el 4 de mayo”. Hasta aquí el
rol de la señora Díaz Ayuso.
Pero ahora, una vez el TSJM ha dado la razón a la señora presidenta
de la CM en cuanto a su derecho a convocar elecciones ante la
amenaza de la moción, tenemos que intentar pensar en lo que esta
rápida maniobra ha supuesto para el señor Pablo Casado, el
presidente del PP, un señor en horas bajas, cuestionado desde una
parte de su partido y que, desgraciadamente, no ha sabido entonar el
“mea culpa” por sus errores en la campaña de las elecciones
catalanas, ni ha manifestado tener propósito de enmienda como se
deduce por su actitud de seguir con sus ideas sobre el futuro del
partido y que, tampoco, se ha dado cuenta de que su credibilidad
ante su electorado está bajo mínimos. Ahora se ve en la tesitura de
tener que apoyar a la señora Díaz Ayuso cuando muchos, en el PP, la
consideran como una muy buena candidata a sucederle al frente de los
populares. ¡Una complicada situación!, que viene agravada por la
reciente noticia de que el señor Pablo Iglesias, otro de los que ve
peligrar su liderato en Unidas Podemos, especialmente ante los
pobres resultados de su formación en las sucesivas elecciones, sus
extravagantes intervenciones que ponen en duda la credibilidad de
todo el ejecutivo, y sus evidentes contradicciones, empezando por la
clase suntuosa de vida privada como miembro de una élite afincada en
el bario de Galapagar, en contraste con las ideas de austeridad que
él y su esposa, la señora Montero, pretenden divulgar; ha tomado la
decisión de abandonar el Gobierno ( antes de que lo echen) para
presentarse a la opción de aspirar a presidir la comunidad
madrileña. Un órdago a sus propios compañeros de la formación
comunista y un claro desafío al PSOE si, como se espera, sigue
manteniendo su propio candidato, el señor Gabilondo.
Ciudadanos y su directora Arrimadas son los peor librados de todo
este cuestionable panorama político y es más que posible que, la
sangría que viene sufriendo desde su abultado fracaso en Cataluña,
se vaya incrementando a medida que señores, como el señor Cantó,
tomen la decisión de abandonar la formación para seguir otros
derroteros en la política o fuera de ella, como pudiera ser su
incorporación al PP. En todo caso, puede que aún les quedara la
opción de poder apoyar a quien salga vencedor de la pugna por la
presidencia de la comunidad, aunque dudamos que lo hicieran apoyando
a la señora Díaz Ayuso, si sigue como posible candidato el señor
Aguado que parece ser el mejor situado dentro de Ciudadanos. Y aquí
entra en liza el partido del señor Abascal., VOX, que seguramente va
a encontrarse en una situación harto compleja que puede depender del
número de escaños que puede arrebatarle a Díaz Ayuso, algo que
seguramente supondría un debilitamiento de las opciones de ella de
conseguir una victoria abultada que le permitiera superar la unión
que, previsiblemente, se formaría en contra de ella de todas las
izquierdas.
Claro que, si los populares dejaran de mantener su guerra declarada
a VOX, seguramente sería un aliado fiable para formar gobierno. No
queda claro que, como ha sucedido en Cataluña, VOX consiga parecidos
resultado0s en la CM debido a que no sucede, como en las tierras
catalanas, que el enemigo a batir fuera el separatismo algo que,
muchos que residimos en esta región tratamos de evitar a toda costa.
Queda la duda de qué parte del electorado de izquierdas sea capaz de
arrastrar el señor Iglesias, una persona ducha en batallas
políticas, capaz de engatusar fácilmente con sus discursos llenos de
demagogia a aquellos ciudadanos que sólo hacen que aceptar lo que
les dicen aquellos con los que más se identifican, sobre todo en el
caso de que sean anticapitalistas y les alimenten sus instintos más
bajos como puedan ser el rencor, la envidia o la idea de que todos
nos igualemos en la pobreza, algo que, para los más derrotistas y
vengativos, constituye uno de los mayores alicientes.
En todo caso, lo que parece ser cierto es que, en la batalla por la
comunidad madrileña, se está jugando la posibilidad de que, en
España, siga progresando la expansión de la izquierda bolivariana
con el peligro de que ello comporta, como ya se está notando en las
decisiones que se van tomando, desde el Gobierno socio-comunista,
respeto a temas que afectan a la propiedad privada, la familia, la
eutanasia, la promoción del colectivo de gais y lesbianas y la lacra
más infernal de todas las que defienden los socialista: el aborto
libre y sin ningún control. Madrid y su comunidad pueden marcar un
hito en cuanto a las posibilidades de que exista un rebrote del
constitucionalismo, un regreso a los valores y los principios éticos
de siempre, una racionalización de la economía y un despegue de la
industria y el comercio que tan mal parados han quedado por la
influencia del Covid 19 y por la mala gestión de este Gobierno que
no ha sabido más que crear problemas en lugar de solucionarlos, como
era preciso que hiciese.
O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, se
nos ha abierto, de la mano de la señora Díaz Ayuso, un resquicio de
esperanza que pensamos que, desde su propio partido, por celos, por
intereses personales o por cuestiones de incompetencias se pudiera
llegar a echar a perder. No olvidemos que, en Cataluña, el
independentismo ha acabado de conseguir otra de sus victorias, pese
a que en número de votos haya salido beneficiado del PSC con el
señor Illa a la cabeza. Es evidente que, con un Parlamento catalán
en manos absolutas de los soberanistas y una presidenta, la señora
Laura Borrás, de JxCat que, sin ningún tipo de disimulo, ha afirmado
que va a continuar luchando por la independencia de la nación
catalana sin que, al parecer, la detenga ni la amenaza del Estado o
de los tribunales de la nación, en cuyo caso no hay otra solución
que adelantarse a sus planes. Y con estos mimbres vamos a tener que
luchar, de ahora en adelante. La frase de hoy se va a referir a
Martin Luther King: “Lo preocupante no es la perversidad de los
malos, sino la indiferencia de los buenos”.
El honor de un general; la mezquindad de un
ministro
OKDIARIO 18 Marzo 2021
Estaba claro que cuando el general de Brigada Pedro Garrido, jefe de
la Guardia Civil en Cataluña, pronunció aquel valiente discurso en
2019 en el que cargó contra el separatismo catalán y dijo aquello de
que «las sonrisas revolucionarias se han convertido en rictus de
odio», peligraba su ascenso. Y así ha sido: el Ministerio del
Interior ha dejado pasar el tiempo para evitar su promoción y que
cumpla los plazos legales de edad y antigüedad en el empleo para
enviarlo a la reserva de forma anticipada.
El Boletín Oficial del Estado publica este miércoles la orden
interna ‘241’ por la que se dispone «el cese del General de Brigada
don Pedro Garrido Roca en el Mando de la 7.ª Zona de la Guardia
Civil, Comunidad Autónoma de Cataluña». El ministro de Interior, de
puño y letra, firma el cese del general y su pase a situación de
reserva «por cumplir los 4 años de permanencia en el empleo». Lo
hará con 62 años, pese a que el otro requisito de la ley que le
obliga a pasar a la reserva eleva la edad para su ‘jubilación’ hasta
los 63 años, que cumpliría este año. Marlaska podría haberle
mantenido en el cargo si hubiese decretado su ascenso a general de
División, hecho frecuente para aquéllos que ostentan el mando de
Zonas de la Guardia Civil, pero ha dejado que pasara el tiempo para
truncar la carrera de este general que abandona el servicio activo
con la cabeza alta y la dignidad intacta. No todos pueden decir lo
mismo.
El general Garrido, nombrado en mayo de 2018, apenas una semana
antes de la moción de censura que descabalgó al Gobierno de Rajoy,
no ha escondido nunca su oposición frontal al independentismo
radical. Y lo escenificó especialmente durante el discurso que dio
en octubre de 2019 con motivo de la celebración del día de la
Patrona del Cuerpo, semanas después de que agentes del Servicio de
Información y operativos de la Unidad Especial de Intervención
desarticulasen un comando CDR dispuesto a cometer una acción con
explosivos coincidiendo con la publicación de la sentencia del 1-O.
El general Garrido pasa a la reserva como lo hacen los patriotas:
con todo su honor intacto. Marlaska no podrá presumir jamás de ello.
******************* Sección "bilingüe" ***********************
Sánchez, sin plan para Cataluña
Editorial ABC 18 Marzo 2021
La evolución de los acontecimientos empuja a Cataluña a una
legislatura dominada por el activismo independentista, jaleado por
la mayoría que el separatismo tiene en el Parlamento catalán y por
la excusa fraudulenta de una mayoría de votos por la independencia.
El separatismo ya ha dado muestras de cómo se va a tomar los
próximos años, después de haber puesto a Laura Borràs al frente del
Parlament y con una mesa de la Cámara con hegemonía absoluta de las
fuerzas independentistas, que cuentan con cinco puestos frente a dos
de los socialistas. Que Borràs esté imputada y, aun así, haya sido
elegida presidenta del Parlamento catalán no significa más que el
desprecio del separatismo por el Estado de Derecho y la justicia, y
simboliza bien la imposibilidad de cualquier diálogo político con el
separatismo. Su lenguaje es incomprensible e inaceptable para
cualquier demócrata que se reconozca en los valores del Estado de
Derecho.
Es Pedro Sánchez, y no los separatistas ya conocidos, quien debería
explicar qué plan tenía para Cataluña cuando apostó por jalear al
separatismo con la reforma del delito de sedición y los indultos a
los condenados por el 1-O. Y también debería aclarar qué plan tiene
ahora, cuando su candidato Salvador Illa ha quedado en el olvido y
Esquerra Republicana de Cataluña, su socio en Madrid, lidera sin
contemplaciones una legislatura de enfrentamiento con el Estado. El
Gobierno de Sánchez hizo piña con el separatismo republicano en el
Congreso y ha legitimado la posición política de Esquerra con pactos
para la legislatura, es decir, con un partido cuya cúpula está
condenada por sedición y malversación. Pero Esquerra es un partido
desleal con el orden constitucional y sin otro objetivo que la
ruptura de la unidad de España y la independencia de Cataluña.
Sánchez y su corte de asesores se están retratando como unos pésimos
estrategas, y Cataluña es la prueba de cargo. Los cantos de sirena
del PSOE no solo no han hecho mella en el independentismo, sino que
han ratificado a sus votantes en las razones para seguir apoyándolo.
Con una mayoría en el Parlament, Esquerra y demás fuerzas
separatistas no tienen motivos para cambiar de objetivos ante
Sánchez, quien, además, nunca ha exigido al separatismo lealtad
constitucional. Con Cataluña en manos del independentismo y con su
Gobierno en manos de Esquerra, Sánchez se enfrenta a un problema de
Estado agravado por la debilidad que el propio presidente del
Ejecutivo ha provocado en las instituciones con su discurso melifluo
hacia el separatismo. La izquierda sigue pensando que el problema
nacionalista en Cataluña es que falta diálogo y sobra Constitución,
y que la solución consiste en que los socialistas se hagan
nacionalistas. Con Salvador Illa parecía que el discurso cambiaba,
pero poco podía hacer el exministro de Sanidad frente a partidos
secesionistas engordados por el mismo Gobierno al que pertenecía.
Las incoherencias de Sánchez son tan graves que no había Illa que
las enmendara.
Cuando se forme nuevo gobierno en Cataluña y arranque la
legislatura, la amenaza separatista contra el Estado cobrará fuerza.
El Ejecutivo de Sánchez debe preparar un plan de respuesta sin más
concesiones a la galería. El independentismo ha dejado claro que no
echa de menos el diálogo político, ni un cambio constitucional, ni
una reforma del delito de sedición, sino que quiere la amnistía y el
referéndum para la autodeterminación. Esta es la agenda real del
problema en Cataluña, y no las ficciones buenistas del PSOE para
engañar a la opinión pública. Y a esa agenda debe dar respuesta el
Estado con la ley en la mano y una decidida acción política de
confrontación.
¿Todo es bueno para la olla, señores del
PP?
Teresa Giménez Barbat. okdiario 18 Marzo 2021
¿De verdad van a fichar a cualquiera que abandone Ciudadanos? ¿El
criterio sólo es arrebatarle poder a Cs? ¿Han pensado en su país? Es
desolador el trazo grueso de las maquinarias de los partidos. Y no
hago distingos con ninguno de ellos. A cualquiera se le podría
ocurrir que la calidad humana e intelectual de quienes ostentan los
puestos de responsabilidad inevitablemente acaba conformando las
decisiones y las políticas que afectan a la ciudadanía. Pero el PP
se ha lanzado voraz a tragarse la red estructural de Ciudadanos y a
deglutir sin discriminación todo lo que pillan. Teodoro García Egea,
secretario general del PP, es la admiración de muchos al resolver
favorablemente para su partido la crisis de la moción de censura en
la Región de Murcia. Pero también es el gestor de esta campaña de
absorción. Y ha dejado claro que la puerta de su partido está
abierta para los dirigentes y militantes procedentes de Ciudadanos
que quieran aterrizar en él.
Entre ellos, y con todos los honores, Fran Hervías, el “lobo”, que
va a venderles la estructura interna de Ciudadanos, «las tripas». Ya
lo tienen metido en Génova, en un despacho en la planta cuarta bajo
las órdenes de Ana Beltrán. Como decimos en mi tierra “ja s´ho
trobaran”, ya se lo encontrarán. Parece mentira que un “lobo” no
reconozca a otro. O sí, y se han olfateado donde suelen y se han
aprobado. Vete a saber. Porque Hervías es el caballero que, como
relata tan agudamente Xavier Pericay en su ilustrador libro ¡Vamos?
Una temporada en política, “se jactaba de no leer libros”. Experto
en organizar partidos basándose en la construcción de lealtades
inquebrantables por encima de la valía de las personas. Sobre todo,
en eso. Un ejemplo: cuando la admiración por Cayetana Álvarez de
Toledo creció en un afiliado que se preguntaba por qué no estaba con
ellos respondió: “Porque podría convertirse en una amenaza para
Albert”. Fíjense bien. Siempre con la vista puesta en el bien de la
ciudadanía. Y, peor, de Cayetana además se sabía que leía, cosa que,
según Xavier Pericay era algo “incompatible con la cultura de
partido que él propugnaba. El pensamiento, a su juicio, constituía
un peligro, en la medida en que era una bomba de relojería
susceptible de estallar en cualquier momento y causar importantes
estragos”. El “lobo” Hervías, como no, también fue capaz de crear su
propia red de “hervívoros”, como se les llamó con humor. Cargos
beneficiados que le echaban flores por donde pasaba enfatizando la
magnitud sobrehumana de sus capacidades, verbigracia hacer infinitos
kilómetros y cortar cabezas a discreción.
Igual es esta la vía para que Albert Rivera, el “lobo” Alfa por
antonomasia, encabece por fin el centro-derecha de este país.
Teodoro García Egea ha lanzado encendidos elogios al artífice de la
destrucción de Ciudadanos. Igual hasta le fichan. La maniobra
perfecta. En fin, que no vamos a saber a quién votar. Porque Inés
Arrimadas se ha sacudido responsabilidades, endosando al anterior
equipo de Rivera decisiones que ella también apoyó y ha dado las más
patéticas razones a la fallida moción de censura que iba a otorgar
más poder al gobierno de Sánchez. Este que formó con podemitas,
golpistas y bilduetarras. ¿Qué Ciudadanos es este?
Que vayan con cuidado con lo que recogen de Ciudadanos. Como dice
Xavier Pericay: “Cierto es que las entrañas de un partido están
lejos de ser la plaza pública. Pero son su antesala”. Y el país ya
no puede soportar más mediocridad y egoísmo.
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