Recortes de Prensa  Domingo 6 Noviembre 2022

Zelenski acusa a Irán de mentir sobre los drones que suministró a Rusia

El líder ucraniano ha asegurado que "saben con certeza" que instructores iraníes enseñaron a los equipos rusos a usar los dispositivos y ha criticado que Teherán guarda silencio al respecto

El Confidencial. 6 Noviembre 2022


El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, ha puesto en duda la explicación aportada por el régimen iraní este sábado en la que ha asegurado que envío una cantidad "limitada" de drones a Rusia antes del estallido de la guerra y afirma que sus tropas reducen diez aviones no tripulados iraníes por día.


"Ha habido mensajes de Irán de representantes oficiales. Han decidido admitir que suministraron drones para el terror ruso, pero incluso en esta confesión mintieron. Derribamos al menos diez drones iraníes todos los días, y el régimen iraní afirma que supuestamente dio poco e incluso antes del comienzo de la invasión a gran escala", ha denunciado en su discurso diario.


Irán admitió ayer sábado que entregó aviones no tripulados a Rusia. Sin embargo, el ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Hosein Amirabdolahian, ha asegurado que fue antes de que estallara el conflicto.


Por otro lado, un grupo de líderes de la oposición prodemocrática rusa se ha reunido en la localidad polaca de Jablonna, en el noreste de Varsovia, con el propósito de construir una alternativa al régimen del presidente Vladimir Putin y establecer la democracia en Rusia.


Las claves del momento:

La oposición a Putin se reúne en Polonia

Irán admite que entregó aviones no tripulados a Rusia antes de la guerra

Ucrania anuncia cortes de electricidad en Kiev y otras seis regiones

Opositores rusos se reúnen en Polonia para crear una alternativa a Putin

Los prorrusos de Jersón dicen que continúa la evacuación de la región

Las autoridades prorrusas de Jersón dan marcha atrás al toque de queda

Rusia busca a civiles que se niegan a ser evacuados de Jersón


Hace 46 minutos 08:42

EEUU recomienda en privado a Ucrania que no rechace por norma las ofertas rusas de negociación

La diplomacia estadounidense ha pedido en privado al Gobierno ucraniano que deje abierta la posibilidad de negociar un acuerdo de paz con Rusia para convencer a los países aliados de que la guerra en Ucrania no se está enquistando y hay una opción de salida, según han explicado fuentes próximas a las negociaciones al 'Washington Post'.


Estas fuentes hablan de un "intento calculado" por parte de EEUU para garantizar a Kiev el respaldo de gobiernos cuyos electorados comienzan a estar cansados del conflicto y de las consecuencias económicas que comporta.


"La fatiga sobre Ucrania es una realidad para algunos de nuestros socios", ha reconocido al medio un responsable estadounidense bajo condición de anonimato.


No obstante, el Gobierno estadounidense también ha trasladado a Kiev su convencimiento de que ninguna de las ofertas rusas para negociar tienen credibilidad alguna dadas sus exageradas demandas, que prácticamente equivalen a una rendición incondicional y el reconocimiento implícito de la soberanía rusa sobre los territorios ucranianos que se ha incorporado.


Hace 56 minutos 08:32

La Inteligencia británica señala que Rusia enfrenta serias dificultades para entrenar a los nuevos reclutas

El Ministerio de Defensa británico ha señalado que los últimos informes de Inteligencia de su país apuntan a que Rusia está enfrentando serias dificultades para entrenar a los soldados reclutados en la última movilización parcial y el reclutamiento anual de otoño.


Según ha recogido en la cuenta oficial de Twitter, las Fuerzas Armadas rusas ya estaban en una situación límite antes de estos últimos reclutamientos proporcionando entrenamiento a los 300.000 efectivos de la movilización parcial anunciada a mediados de septiembre.


La Inteligencia británica estima que estos serios problemas se verán agravados en los próximos días por el reclutamiento otoñal que ha dado comienzo el 1 de noviembre con el que esperan reunir unos 12.000 efectivos adicionales.


Hace 1 horas 24 minutos 08:04

Zelenski pone en duda la versión de Irán y señala que reducen diez drones iraníes cada día

El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, ha puesto en duda la explicación aportada por el régimen iraní este sábado en la que ha asegurado que envío una cantidad "limitada" de drones a Rusia antes del estallido de la guerra y afirma que sus tropas reducen diez aviones no tripulados iraníes por día.


"Ha habido mensajes de Irán de representantes oficiales. Han decidido admitir que suministraron drones para el terror ruso, pero incluso en esta confesión mintieron. Derribamos al menos diez drones iraníes todos los días, y el régimen iraní afirma que supuestamente dio poco e incluso antes del comienzo de la invasión a gran escala", ha denunciado este sábado en su discurso diario.


El mandatario ha detallado que en el viernes destruyeron 11 drones Shahed, fabricados en este país. Además, ha asegurado que "saben con certeza" que instructores iraníes enseñaron a los equipos rusos a usar los dispositivos y ha criticado que Teherán guarda silencio al respecto.


La devastadora deuda española

LUIS ASÚA. gaceta. 6 Noviembre 2022


Una de los problemas más terribles que tenemos es la deuda pública. Tenemos más deuda de lo que producimos, más deuda que riqueza. La deuda pública de España es de un billón cuatrocientos mil millones de euros a fecha de hoy. Según lo presupuestado por Pedro Sánchez y su Gobierno, acabaremos la legislatura, el año próximo, con cien mil millones de Euros más de deuda. Deberemos, entonces, la escalofriante cifra de un billón quinientos mil millones de euros. Mucho más que nuestro PIB y una deuda que llegará a nuestros nietos y probablemente más allá.


Hoy, la primera partida de gasto en el presupuesto nacional tras las pensiones es el pago de intereses de la deuda. Son algo más de treinta mil millones de euros. Mucho más que lo que gastamos en Sanidad, Educación, Seguridad o Defensa.


La explosión de la deuda es bastante reciente. Hasta que llegó Rajoy al poder, España debía un sesenta por ciento de su PIB, algo menos de seiscientos mil millones de euros. Estábamos en niveles aceptables si comparamos con los países de nuestro entorno. Para llegar a este punto en el que nos encontramos hoy, Rajoy y Montoro iniciaron una escalada de deuda y se endeudaron en algo más de cuatrocientos mil millones de euros.


Partieron de una estrategia errónea. Subieron impuestos y nos endeudaron porque estaban convencidos que, para salir de la entonces crisis financiera del 2008, había que inyectar dinero en el sistema para que el consumo interno, la demanda interna, pusiera en marcha la economía.


Pero se equivocaron, y lo que nos sacó entonces de la crisis fue la demanda externa, las exportaciones. El empresariado español, muchísimas pymes e incluso autónomos se subieron al avión con su maleta de muestras y se fueron a vender por el mundo. Le echaron coraje, talento y mucho sacrificio y consiguieron hacer un esfuerzo brutal para ser competitivos y eficientes, ganar mercados con precios atractivos y también con calidad. Hicieron lo que se llama una devaluación interna de costes y salarios. Se ajustaron el cinturón y adelgazaron sus empresas para conseguir la máxima competitividad. Y mientras, el Gobierno apenas hizo nada, casi ni se enteró. Nuestros políticos ayudaron muy poco a este esfuerzo que hicieron los españoles.


Luego llegaron Pedro Sánchez y sus amigos y se están endeudando como Montoro y Rajoy. A la misma velocidad. La deuda sigue completamente descontrolada. Si la cosa no fuera tan seria, podría tener hasta gracia que dos ministros de Hacienda, uno de izquierda y otro de derechas, se llamen prácticamente igual, Montero y Montoro, y que sus políticas sean casi idénticas.


Ante esta fiesta irresponsable de deuda en la que los españoles somos campeones, un eminente ex gobernador del Banco de Inglaterra, Mervyn King, afirmó hace poco que vivimos una época en la que los bancos centrales han perdido el control del dinero, y los Gobiernos han perdido el control de los dineros públicos.


Urge saber dónde ha ido este dineral. Por ejemplo, las subvenciones a las energías renovables ascienden a doscientos mil millones de euros. Necesitamos saber cuánto, cuándo, cómo, por qué y a quién se ha dado este dinero, y así hasta el último euro gastado en estos años.


Cuando se debe más de lo que se produce hay que preocuparse y mucho. Porque al final alguien lo va a tener que pagar. Bien con los ahorros, y serán muchas generaciones quienes lo tengan que hacer. O bien, y esto puede ser dramático, una auténtica tragedia, con la inflación. Algún autor ya insinúa que se está forzando la inflación porque los Estados han decidido que la deuda es imapagable. Y será la inflación —devaluando el valor de las deudas— quien acabe pagando. Ya lo dijo Alfonso Guerra en una ocasión cuando de forma muy irresponsable consideraba injusto que las hipotecas se pagaran con dinero y no con la inflación.


Hay que recordar la devastación que produjo en las clases medias españolas la inflación que se inició a finales de los años setenta y que duró muchos años. Algunos países han tenido inflaciones ridículas por desorbitadas y es una tragedia. La economía se paraliza, las empresas quiebran, la gente se empobrece, y es una espiral de la que es dificilísimo salir. Se tarda muchísimos tiempo en salir, o incluso nunca se sale. Hay países que llevan generaciones peleando contra la inflación. Sin un marco monetario estable es muy difícil ser un país del primer mundo, tan sencillo como eso.


Abrir un debate sobre la deuda como esta haciendo VOX es necesario, urgente e imprescindible.


El PSOE sale del armario democrático

Jesús Banegas. vozpopuli. 6 Noviembre 2022

Se han puesto de acuerdo todos los socialistas –dentro de sus supuestas discrepancias internas– desde Felipe González a Pedro Sánchez en salir del armario y declararse inequívocamente demócratas totalitarios; lo han sido siempre y, con motivo de los nombramientos del Consejo del Poder Judicial, vuelven a reivindicarlo abiertamente.


La democracia totalitaria, derivada de la “volonté gènèrale” según concibiera Rousseau, consiste en asignar -sin limitaciones– todo el poder político a quien gana las elecciones. Ante las graves consecuencias para la libertad y el respeto de la ley de semejante posicionamiento, otro filósofo político francés, Montesquieu, planteó con éxito la necesidad de la división de poderes -parlamento, gobierno y justicia- para que la democracia alcanzara la civilizada plenitud lograda por la Revolución Americana con su Constitución de 1787. Desde entonces, convertida en el verdadero faro democrático del mundo y simpar ejemplo del estado liberal de derecho que ha gobernado los países más civilizados y consecuentemente más prósperos de la tierra.


En España, socialistas, comunistas y secesionistas comulgan con Rousseau y dan por sentado que la democracia procede de la Revolución Francesa: para ellos ni la antigua Grecia ni, el Reino Unido, ni EEUU están en su mapa democrático y a Montesquieu –el padre de la democracia verdadera- lo tienen por un apestado. Lo triste del caso es que muchos españoles también piensan que la democracia procede de la Francia revolucionaria, siendo que los franceses abandonaron muy pronto su totalitarismo, para imitar y abrazar la democracia de EEUU.


Mientras que la constitución de nuestra 2ª República, de inspiración socialista, fue un corta y pega de la soviética y la de la revolución mexicana y aprobada por una pírrica mayoría parlamentaria, nuestra actual constitución responde a parámetros propios del estado liberal de derecho, aún con concesiones socialdemócratas, y fue amplísimamente refrendada por los ciudadanos. Entre sus defectos, está la limitada división de poderes que establece la ley electoral: las listas cerradas que someten a los diputados a la tiranía del jefe del partido –lo que no sucede en las democracias de referencia, véase el reciente caso inglés– y del gobierno, y la devenida politización -parcial en la constitución- de la justicia.


Reza literalmente nuestra Constitución en su artículo 120: El Consejo General del Poder Judicial estará integrado por el Presidente del Tribunal Supremo, que lo presidirá, y por veinte miembros nombrados por el Rey por un período de cinco años. De éstos, doce entre Jueces y Magistrados de todas las categorías judiciales, en los términos que establezca la ley orgánica; cuatro a propuesta del Congreso de los Diputados, y cuatro a propuesta del Senado, elegidos en ambos casos por mayoría de tres quintos de sus miembros, entre abogados y otros juristas, todos ellos de reconocida competencia y con más de quince años de ejercicio en su profesión.


Basta saber leer para interpretar que si quienes redactaron la constitución hubiesen querido que, no cuatro y cuatro, en total solo ocho, de los miembros fuesen elegidos por los partidos políticos que dominan las dos cámaras, sino todos ellos, así lo habrían escrito.


El mantra progresista, liderado ahora por Felipe González, de cumplir la Constitución solo puede servir para los analfabetos -que felizmente dejaron de existir en España- que no sepan leerla: han sido los socialistas quienes han tergiversado lo que claramente se expresa en el citado artículo, siendo por tanto inaceptable que la lectura que ellos hacen se tenga por canónica. Son ellos los que, literalmente, a todas luces la incumplen, de manera que su discurso solo puede ir dirigido a quienes, cegados por su ideología totalitaria, renuncian a leer e interpretar –con rigor semántico- nuestra constitución.


Vergüenza profesional

Cuando el PSOE politizó por completo todos -no solo los ocho que establece la constitución- los miembros del CGPJ, lo hizo en complicidad con un Tribunal Constitucional previamente politizado a su vez, que terminó aceptando la enmienda totalitaria “del Gobierno y su Parlamento”, eso sí con la cabizbaja recomendación -que ponía de manifiesto su obediencia debida, matizada por su vergüenza profesional- de que la politización estuviese sometida a un uso responsable de la nueva potestad legal. Naturalmente, cobrada la pieza mayor, el PSOE con la complicidad del PP dio curso al mercadeo que, ampliado ahora al juego de partidos declaradamente anticonstitucionalistas, ha terminado generando la actual crisis.


Por en medio, el PP cuando gobernó no alteró el totalitarismo socialista pese a que pudo hacerlo; en realidad se benefició de él. Ahora, nunca es tarde si la dicha es buena, parece que está en disposición de reparar el desmán socialista -¿obedeciendo a la UE, o convencidos de ello?–, no obstante lo cual ha estado trapicheando los últimos días con el PSOE para terminar como el rosario de la aurora.


La justicia española necesita:

Una estricta prohibición de las puertas giratorias entre la política y la judicatura.

Que los jueces solo lo sean por oposición y su carrera basada en categorías profesionales y ascensos reglados, básicamente por antigüedad.


Ambos supuestos llevan muchísimo tiempo aplicándose con éxito –también en España- en el ámbito militar: ¿por qué no aplicarlos a la Justicia? Con la salvedad de la “obediencia debida” asociada a la jerarquía militar, muchos de los principios de la carrera militar podrían valer para la judicial: una carrera que hasta su cumbre se guía por criterios estrictamente profesionales, donde las puertas giratorias no existen, las misiones se ejecutan sin excusas y con pulcritud y goza del máximo reconocimiento y prestigio social.


Ningún juez debería, por tanto, “ser seducido en su carrera con ascensos o destino a cargos que no le correspondan por su puesto en el escalafón”, sostiene el eminente jurista Ramón Parada.


La selección de miembros del Tribunal Constitucional y del Consejo del Poder Judicial, además de observar los anteriores preceptos debiera realizarse con “luz y taquígrafos” por indudables méritos profesionales, mientras que la adjudicación de los cargos debiera ser por sorteo, como en la antigua Grecia; lo que anularía en origen el vicio de la politización.


En España disponemos, felizmente, de extraordinarios juristas que no necesitan arrastrar sus togas por ningún camino político, y que pueden y deben servir al Estado al margen de los partidos políticos y al servicio del prestigio de una institución crucial del Estado de Derecho y por tanto de la sociedad toda.


Son los totalitarios socialistas y sus socios, los que deben cumplir la Constitución, después de haberla leído, y no quienes la respetan y quieren desarrollarla limpiamente al hilo de las prácticas verdaderamente democráticas de los países de referencia.


La crisis de la expansión cuantitativa de Mario Draghi (II)

Alberto Recarte. vozpopuli. 6 Noviembre 2022

No cabe duda de que Mario Draghi transformó, para peor, la financiación de la economía europea. Y Lagarde no ha puesto en duda los fundamentos de esa nueva política monetaria


El reflejo de la nueva Política Monetaria se transparenta en varias series estadísticas. En primer lugar, en el balance consolidado del Eurosistema, que integra el balance del BCE con el de los bancos nacionales que componen la Unión Monetaria. En segundo lugar, en las estadísticas que recogen las compras de activos emitidos por entidades no financieras a la Eurozona, es decir, compra de Deuda Pública y Privada. En tercer lugar, con las que reflejan la evolución de la Oferta Monetaria, la M3, desde 2016 hasta la fecha. En cuarto lugar, la tasa de inflación desde 2014 y, en quinto lugar, el crecimiento del PIB de la Eurozona en el periodo 2014-2022 y el crecimiento de los precios en ese periodo.


En el activo del balance consolidado del Eurosistema las cifras más relevantes son las que reflejan las compras de deuda pública y privada y los préstamos a los bancos de la Eurozona para que, a su vez, presten a terceros.


En el pasivo del balance, además de la suma de billetes emitidos en circulación, hay otro renglón fundamental para explicar la política del BCE, la de depósitos de la banca de la Eurozona en el BCE. Que tiene, a su vez, dos renglones. El primero, el de las cuentas corrientes, incluidas las reservas mínimas obligatorias. El segundo, el de la facilidad de depósito, un dinero de gasto más inmediato, que se ha aparcado en el BCE, sin cobrar ninguna remuneración hasta hace unos días.


En 2008, cuando comienza la Gran Crisis Financiera, el balance del Eurosistema alcanza los 2.075.107 millones de euros. No hay nada destacable en ese año, salvo que los depósitos de la banca en el BCE suman 492.310 millones de euros.


Entre 2008 y 2010 no hay cambios significativos en el balance. En 2011 comienza la auténtica crisis del euro. El BCE interviene. Compra deuda pública de los países miembros y facilita liquidez a la banca concediendo préstamos. El balance consolidado crece hasta los 2.732.267 millones. A destacar, en el activo, préstamos a instituciones de crédito por 863.568 millones de euros y compra de deuda pública por 618.764 millones. En el pasivo, los depósitos de las entidades de crédito alcanzan los 849.477 millones, frente a 378.008 millones en 2010.


En 2012, el balance del Eurosistema aumenta hasta los 2.982.767 millones. Los préstamos a los bancos vuelven a crecer hasta los 1.126.019 millones y se reduce la deuda pública en el activo. En el pasivo los depósitos de las entidades de crédito aumentan hasta los 925.386 millones.


En 2013 y 2014, superada la crisis del euro, se reduce el balance consolidado hasta los 2.208.238 millones de euros en 2014. Los préstamos a los bancos caen hasta los 630.341 millones. La deuda pública en su activo termina en 590.265 millones. Los depósitos de la banca suman 366.511 millones. Una auténtica reducción cuantitativa, en la tradición de las políticas monetarias clásicas.


En 2015 comienza, inesperadamente, la nueva política monetaria. Mario Draghi, presidente del BCE, declara que “es el momento de la expansión cuantitativa”, es decir, el de incrementar sin miedo la Oferta Monetaria, de reducir a cero los tipos de interés y de monetizar, al cero por cien, la deuda pública de los países miembros. Con el mantra de que el tipo de interés natural se había reducido y de que la inflación no sería ningún problema como se ponía de manifiesto en índices de precios a la baja en gran parte del mundo, porque el problema era la deflación.


En 2015 el balance del Eurosistema crece hasta los 2.781.145 millones. En 2016 vuelve a crecer hasta los 3.661.439 millones. En 2017 alcanza los 4.467.611 millones.


En 2018 la cifra del balance es ya de 4.702.733 millones. Un crecimiento superior al 100% sobre la de 2014. El activo del Eurosistema refleja las causas de ese crecimiento. Los préstamos a la banca son de 734.381 millones. La compra de deuda pública y privada es ya de 2.899.300 millones. En el pasivo, los depósitos de los bancos suman 1.853.802 millones. Una muestra de la parálisis crediticia de la banca, incapaz de funcionar con los tipos de interés en el 0%. Desde el punto de vista puramente monetario el que la banca tenga cuentas corrientes en el BCE de ese calibre (1.230.153 millones) aumenta la Base Monetaria pero no la Oferta Monetaria.


No cabe duda de que Mario Draghi había transformado la financiación de la economía europea. Para peor. Innecesariamente. Y a Draghi le ha sucedido una política, Lagarde, que no ha puesto en duda, ni ella ni los representantes de los países miembros en el Consejo del BCE, los fundamentos de esa nueva política monetaria, que en el mejor de los casos quería conseguir que los precios crecieran al 2% anual.


La evolución de las cifras no deja lugar a dudas respecto a la irresponsabilidad fiscal de los gobiernos y la complacencia del BCE, como si no tuviera ninguna obligación de controlar la inflación por la vía de poner límites a la expansión cuantitativa

En 2019 se estabiliza el balance del Eurosistema. Decrece hasta los 4.671.425 millones de euros. La compra de activos alcanza los 2.847.102 millones. Y los préstamos a los bancos sumaron 624.232 millones. Los depósitos de los bancos en el BCE alcanzaron 1.813.377 millones. Esa era la situación justo antes del comienzo de la pandemia en marzo de 2020. Si ésta no hubiera tenido lugar es muy posible que hubiera habido un repunte de la inflación, pues en el periodo 2016-2018 la Oferta Monetaria había subido un 14,1%.


La forma de hacer frente a la pandemia, económica y monetariamente, ya había sido ensayada en el periodo 2016-2019. El Sector Pública se endeudaba, la deuda la compraba el BCE y los ingresos estatales se transferían a familias y empresas, que los gastaban o los ahorraban depositándolos en sus bancos. Y los bancos o los esterilizaban en el BCE o los utilizaban, mínimamente, para dar créditos porque podían utilizar los préstamos del BCE con ese objetivo. Los particulares, familias y empresas, aumentan sustancialmente su ahorro ante la imposibilidad de gastar lo necesario, y lo deseado, dada la parálisis económica mundial.


En 2020, el balance del Eurosistema se dispara hasta los 6.997.658 millones de euros. En el activo, los préstamos a los bancos suman ya 1.793.194 millones y las tenencias de deuda pública y privada son de 3.890.770 millones. En el pasivo, los depósitos de las entidades de crédito se sitúan en los 3.489.368 millones. Era lógico que en 2021 siguiera creciendo el balance del Eurosistema, pero no en la cuantía en la que lo hizo. Ni los gobiernos nacionales ni el BCE fueron capaces de empezar a poner límites al gasto en compra de deuda pública, que se hacía al 0% de interés. El balance consolidado del Eurosistema termina ese ejercicio en los 8.564.361 millones de euros. En el activo, los préstamos a los bancos aumentan hasta los 2.201.886 millones y la tenencia de deuda pública y privada hasta los 4.886.410 millones de euros. En el pasivo, las cuentas corrientes de las entidades de crédito vuelven a dispararse hasta los 3.512.153 millones que, sumados a la facilidad de depósito alcanza los 4.293.938 millones.


En el año en curso, sin pandemia, la evolución de todas esas cifras hasta el mes de septiembre no deja lugar a dudas respecto a la irresponsabilidad fiscal de los gobiernos y la complacencia del BCE, que sigue operando como si no hubiera inflación y no tuviera ninguna obligación de controlarla por la vía de poner límites a la expansión cuantitativa lanzada por Mario Draghi, hasta el mes de julio. El balance en el mes de septiembre era de 8.759.120 millones de euros. En el activo, se mantienen los préstamos a los bancos, en 2.192.326 millones, pero la compra de deuda pública y privada vuelve a crecer hasta los 5.109.522 millones. Otros 223.112 millones más en nueve meses. En el pasivo, los depósitos de las entidades de crédito suman en total 4.378.209 millones, pero con una distribución muy diferente entre cuentas corrientes, 318.251 millones y facilidades de depósito por 4.059.958 millones. Lo que significa que las entidades de crédito podrían estar cambiando de actitud ante la subida de los tipos de interés. El BCE ha reaccionado y en su reunión de 27/10/22 ha aprobado remunerar las cuentas corrientes y las facilidades de depósito, al 1,5%, para evitar la monetización de esos depósitos.


La pandemia, y la postpandemia, desde finales de 2019 hasta septiembre de 2022, han supuesto un aumento del balance consolidado del Eurosistema de 4.135.685 millones de euros. Mientras la expansión cuantitativa de Draghi sumó entre 2014 y 2019, 2.363.187 millones. En lo que respecta a compra de activos, públicos y privados, la pandemia y la postpandemia han sumado 2.262.420 millones entre finales de 2019 y septiembre de 2022. Mientras la expansión cuantitativa de Draghi, entre finales de 2014 y 2019, supuso un aumento de ese tipo de activos en el balance de 2.256.837 millones. Unas cifras casi idénticas, que reflejan que la política de monetizar deuda pública, sin pagar siquiera los intereses, estaba institucionalizada por los equipos directivos del BCE.


La diferencia entre la expansión del balance de Draghi y la de la pandemia y la postpandemia es muy evidente en el volumen de préstamos a los bancos, que no crece entre 2014 y 2019 y que aumenta en 1.496.569 millones entre 2019 y septiembre de 2022. Por su parte, el peso de los depósitos de las entidades de crédito en el pasivo aumentó en 1.446.866 millones entre 2014 y 2019 y en 2.453.252 millones desde 2019 hasta septiembre de 2022.


La evolución de la oferta monetaria y la inflación en la Unión Monetaria

A finales de 2014, antes de la expansión cuantitativa de Mario Draghi, la Oferta Monetaria (M3) era de 10,35 millones de euros. A finales de 2019 esa cifra era ya de 13 billones. Un crecimiento del 35%.

En 2020, alcanzó los 14,5 billones. En 2021, 15,5 billones y en agosto de 2022 se situaba en los 16 billones. Un crecimiento, en tres años, del 23%.


Un crecimiento, por tanto, del 58% desde 2014 hasta la fecha. Que, teóricamente, tendría que haber producido una subida de precios porcentualmente parecida en ese mismo periodo si no hubiera habido cambios en la velocidad de circulación del dinero ni en la actividad económica. Lo que no ha ocurrido porque, como se puede ver en las cifras del balance del Eurosistema, una parte muy importante del aumento del dinero en circulación se ha depositado en el BCE. Y porque lo que se denomina la velocidad de circulación del dinero se ha reducido, probablemente, por la situación bancaria. Y, obviamente, por la recesión y paralización mundial de la economía entre marzo de 2020 y mediados de 2021.


Los precios suben muy poco en la Eurozona entre 2014 y 2020, apenas un 7% en total. Las condiciones cambian a principios de 2021. Se recupera la demanda de bienes y servicios y suben los precios un 5%. En 2022, con un crecimiento económico mucho menor que el año anterior, los precios pueden subir, en promedio, otro 10%. En conjunto, un 22% entre 2014 y 2022.


Por su parte, hemos visto que el PIB de los países de la Eurozona aumentó un 9,1% entre 2014 y 2021. En conjunto, la suma de precios y de aumento del PIB en ese periodo alcanza, por tanto, un 31.1%.


Muy lejos, todavía, del 58% que ha aumentado la Oferta Monetaria en ese mismo plazo. Al haberse normalizado la actividad económica y la bancaria, la tarea del BCE es, ahora, evitar que se cierre la brecha entre Oferta Monetaria e inflación acumulada. Hasta ahora el BCE ha respondido con lentitud. En Estados Unidos, con crecimientos menores de la Oferta Monetaria, excepto en el periodo 2020-2021, ante la evidencia de que la inflación había despertado, la FED comenzó a subir los tipos de interés en abril de 2022 y el BCE lo hizo 4 meses más tarde.


Además de la política del BCE, la Comisión Europea también colabora con el aumento de la Oferta Monetaria, al aprobar 750.000 millones de euros para la reconstrucción económica tras la pandemia. Que se financiarán, obviamente, por el BCE, a tipos de interés muy reducidos. El denominado Plan para la Recuperación de la Unión Europea.


Otra de las consecuencias de que la cantidad de dinero en circulación siga aumentando en la Unión Europea mientras parece que no lo hace en Estados Unidos, es la desvalorización del euro frente al dólar norteamericano. Lo que acelera nuestra inflación pues, además, la energía y la mayor parte de las materias primas que importamos cotizan en dólares.


Las consecuencias (no queridas) de la política monetaria de Draghi, la pandemia y la postpandemia

1) La consecuencia más obvia es que ha sido fácil expandir el tamaño del balance del Eurosistema, pero que reducirlo es enormemente complicado.


Draghi decidió aprovechar la capacidad de expansión del balance en 2015. Y lo hizo doblando su tamaño en apenas tres años. Debería haber tenido en cuenta que había que dejar espacio para accidentes que obligaran a volver a rescatar el Sistema Financiero de la Unión Monetaria como él hizo en el periodo 2010-2012. No dejó mucho margen y hoy el balance, con las implicaciones que tiene para la política monetaria y fiscal, se ha multiplicado por cuatro por la pandemia y por el descontrol de la postpandemia.


Más inconcebible es la política monetaria de Lagarde. No sólo no ha puesto obstáculos a seguir monetizando la deuda pública cuando la pandemia se había ralentizado, sino que ha sido beligerante con la política de bajos tipos de interés. La última aceleración del crecimiento del balance del Eurosistema se lo debemos a ella y a su equipo. Sólo quiero recordar que en abril de 2021 el BCE aprobó un nuevo criterio sobre el margen que tenían para que la inflación se estabilizara en torno al 2%. Un objetivo que creían que se tardaría años en lograr. Se creían que el aumento de precios era transitorio.


2) La pérdida de autoridad de los Bancos Centrales. Tanto Bernanke en la FED como Draghi, mucho más tarde, en el BCE y el Banco de Inglaterra, entre los más importantes Bancos Centrales, renunciaron a su independencia y neutralidad y bendijeron la compra de deuda pública sin límite. Se inventaron una nueva política monetaria, que sólo ellos podían manejar.


El BCE se convirtió en el único banco comercial de la Eurozona. Financiaba presupuestos equilibrados y desequilibrados. Daba dinero a la banca para que diera créditos con unos objetivos cada vez más etéreos.


Ese cambio de comportamiento no les permite ahora tomar las medidas necesarias para controlar la emisión de deuda pública. Incluso la subida de tipos de interés la justifican tibiamente. Saben que han perdido prestigio, credibilidad y, sobre todo, autoridad.


3) Tampoco previeron los Banqueros Centrales que su nueva política monetaria, que permitió a todos los gobiernos aumentar el gasto público sin preocuparse por cómo se financiaba, tenía el riesgo de que aumentara el volumen de deuda pública hasta niveles inmanejables; si alguna vez los tipos de interés dejaban de ser cero o negativos. España es un ejemplo. En 2019 la deuda pública era el 100% del PIB. En 2022 terminará en torno al 117% del PIB. Si los tipos de interés a los que se coloca esa deuda subieran al 4%, por ejemplo, el gasto en intereses supondría más de 60.000 millones de euros anuales. Ese gasto no se producirá en uno, sino en cinco o seis años, pero es seguro que ocurrirá.


Una situación común al conjunto de los países miembros de la Unión Monetaria que tienen una deuda pública superior al 100% del PIB. Por lo que la subida de los tipos de interés tiene el efecto de reducir el crecimiento económico y de aumentar el déficit público, hasta cuantías que, a su vez, pueden obligar a volver a aumentar los tipos de interés.


4) El impulso al populismo político. La política de gasto público financiada sin problemas por los Bancos Centrales ha reafirmado el convencimiento de los progresistas de todos los partidos de que había que incrementar el gasto social. Ellos parecían tener razón. Por su parte, los conservadores se han encontrado con que no tenían argumentos para defender la moderación en el gasto público y los equilibrios presupuestarios. Esa política la habían dejado de defender incluso los Bancos Centrales. Por eso, todos los partidos son ahora populistas en el gasto público. Son tan populistas Biden como el amoral Trump, la dimitida Liz Truss, que ni siquiera había discutido su plan fiscal con el Banco de Inglaterra, como nuestro también amoral presidente del gobierno.


5) La debilidad de la propia Unión Monetaria. El Draghi del “whatever it takes” ha sido sepultado por el de la “expansión cuantitativa”. El primero afianzó el euro en un momento crucial. El otro, junto con Lagarde, la pandemia y la postpandemia volverán, probablemente, a poner al euro en el disparadero.


Las diferencias económicas entre los 25 países que tienen el euro como moneda, son cada vez más evidentes. Los tipos de interés a los que cada uno coloca su deuda pública son cada vez más dispares. Si esas diferencias continúan ensanchándose será muy difícil evitar una crisis como la de 2010-2011. El BCE ha aprobado un sistema de compensación para paliarlo. Pero parece muy frágil y posiblemente generará enfrentamientos entre los países miembros si los costes de igualar los tipos de interés entre los miembros se aceleraran. Las diferencias entre el Norte y el Sur podrían reaparecer. Otra vez.


Estas cinco “unintended consequences” de la nueva política monetaria no son las únicas. Son sólo un recordatorio de que las decisiones monetarias que se alejan de la neutralidad y la prudencia terminan por convertirse en problemas que pueden ser casi insolubles.


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Ordoñez denuncia la impunidad de la izquierda abertzale

Agencias. https://rebelionenlagranja.com. 6 Noviembre 2022


La presidenta de Covite, Consuelo Ordoñez, ha considerado «indigno» que la izquierda abertzale dé lecciones de paz y ha criticado que líderes como Arnaldo Otegi se han beneficiado de una impunidad «de facto» que «nadie se atreve a cuestionar» a pesar de que «no han pagado «por haber engrasado la maquinaria del terror».

Ordoñez ha hecho estas declaraciones en el acto de entrega, celebrado este domingo en el Palacio Miramar de San Sebastián, del Premio Internacional Covite, que ha recaído en esta su XXI edición, a título póstumo, en la activista Juncal Sánchez Aranaz, por su «permanente compromiso cívico y su apoyo incondicional» a este colectivo de víctimas.


El premio ha sido recogido por la hermana de la galardonada, María Sánchez, en un acto al que han asistido entre otros el concejal del PP en el Ayuntamiento de San Sebastián Borja Corominas y Rubén Múgica, hijo del histórico dirigente socialista Fernando Múgica, asesinado por ETA


Ordóñez ha criticado la «dictadura del miedo» que impusieron los ideólogos de ETA y que «caló en todos los estratos sociales» y ha remarcado que el terrorismo no fue responsabilidad «exclusiva de los propios terroristas» sino de los «colaboradores necesarios» lo que posibilitó que la banda terrorista «durase tantos años y tuviera tanto poder».


«Esos cooperadores y cómplices del terror siguen ahí, habitando entre nosotros», ha indicado Ordóñez.


Los líderes de la izquierda abertzale «fueron quienes señalaron a ETA a quiénes debía asesinar» y «hoy son los mismos que cuando ETA mataba y siguen defendiendo y legitimando el terrorismo desde las instituciones», ha precisado.


«Arnaldo Otegi, Arkaitz Rodríguez, Mertxe Aizpurúa y compañía se han visto beneficiados de una impunidad de facto que nadie se atreve a cuestionar. No han pagado, ni parecen dispuestos a hacerlo, por haber diseñado y engrasado la gran maquinaria de terror que hizo posible la violencia física y moral que sufrimos miles de personas», ha remarcado.


La presidenta de COVITE ha considerado que es «indigno» que den lecciones de paz y convivencia quienes «impregnaron de odio y de fanatismo» la vida pública en el País Vasco y en Navarra.


Ha rechazado el relato de que la mayoría de la sociedad vasca estuvo contra ETA porque «lo cierto es que hubo mucha soledad y mucho sufrimiento» durante mucho tiempo» y al tiempo que ha cuestionado «dónde estaban esas personas cuando había quien les gritaba ‘ETA mátalos'».


La dimensión de la «crueldad la maldad y la deshumanización de la que hizo gala una parte de la sociedad vascas es también parte de la historia de ETA», ha dicho.


Ordóñez ha reivindicado el ejemplo de convivencia democrática que han sido las víctimas «desde el momento en que no respondieron a la violencia con violencia» y ha destacado la labor de quienes «con su asistencia a manifestaciones pacíficas» y su acompañamiento a las víctimas, dijeron no a ETA cuando reinaba el silencio y la crueldad».


En este colectivo ha incluido a la galardonada con el premio, Juncal Sánchez Aranaz, que trabajó durante quince años «discretamente» en la «trastienda de Covite» y que falleció el pasado mes de junio de un cáncer.


Ella fue uno de los «justos y resistentes que salían, en minoría y acosados, a protestar en silencio después de cada atentado o secuestro», ha indicado Ordóñez, que ha extendido el galardón de Covite a todas estas personas que «han trabajado por deslegitimar el terrorismo» porque es a ellas «a quienes se debe paz».


Durante el acto ha tomado la palabra el profesor de Filosofía Martíon Alonso, Premio Internacional Covite en 2021, que ha enfatizado en que «cuando ahora se dice que la sociedad vasca es la que ha derrotado a ETA se olvida este tiempo en que se jaleaba a ETA, se estigmatizaba a las víctimas y una parte de la sociedad vivía ‘como si ETA no existiera’».

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