Recortes de Prensa Sábado 24 Febrero 2024


Los ucranianos no ven otra opción que seguir la guerra contra los rusos para ganar la paz

Los soldados ucranianos están exhaustos tras dos años de conflicto armado pero la población se mantiene optimista sobre su futuro a pesar de la disminución de la ayuda occidental

ROSTYSLAV AVERCHUK. la razon. 24 Febrero 2024


“De la revolución al genocidio: una generación de ucranianos en sólo tres imágenes”, reza un tuit reciente de Maxim Eristavi, periodista ucraniano. Las fotografías son de un joven sonriente, Roman Ratushnyi, que fue asesinado cerca de Izium en 2022 a la edad de 24 años. En la primera aparece durante las protestas del Euromaidan, conocidas también como la Revolución de la Dignidad, en Kyiv hace una década. La segunda con uniforme militar hace dos años. En la tercera está vestido de civil y la fotografía está colgada en su tumba.


Al igual que miles de ucranianos, Ratushnyi salió a las calles en 2013 para reorientar el país hacia Occidente y evitar que caiga en una dictadura corrupta bajo el gobierno prorruso de Viktor Yanukovich. Pero también lo hizo para proteger su dignidad, ante la represión de los manifestantes. El asesinato de un centenar de ellos a manos de francotiradores conmocionó profundamente al país. Sin embargo, la caída del régimen trajo esperanzas de cambio y desarrollo democrático. Para millones de ucranianos que trabajaron o viajaron a Occidente, estaba claro que su futuro sólo podía estar en Europa. Para el presidente ruso, Vladimir Putin, una Ucrania próspera podría convertirse en una amenaza.


Inmediatamente estalló una guerra que abrió una herida en el cuerpo y el alma del país. En lugar de volcarse en las reformas, los voluntarios se trasladaron desde Maidan hacia el Este. Ayudaron a frenar el avance ruso en Donbás, a pesar de que era demasiado tarde para hacer algo respecto tras la bien planificada anexión de Crimea en 2014. Si bien Volodimir Zelenski fue elegido presidente de Ucrania con la promesa de poner fin a la guerra alcanzando una solución diplomática, Putin desestimó esta propuesta y apostó por una guerra relámpago en la primavera de 2022 para restablecer su control sobre Ucrania de una vez por todas.


A pesar de los avances rusos, el ejército ucraniano conservó su capacidad, confiando casi exclusivamente en sus viejas armas, mientras decenas de miles de hombres y mujeres se ofrecieron como voluntarios para unirse a la lucha.


La brutalidad de la invasión de un país europeo provocó una oleada de millones de refugiados y la tenacidad de los soldados ucranianos y sus líderes impulsaron a los aliados occidentales a aumentar su apoyo a Ucrania. Las fuerzas rusas, sobrecargadas ante tal resistencia, tuvieron que huir primero de los alrededores de Kyiv y el norte. Luego fueron derrotadas en Jarkiv y en Jerson, el único centro regional capturado en los dos últimos años.


Sin embargo, la contraofensiva del verano de 2023 fue detenida por el muro de defensa ruso en el sur, que el ejército invasor levantó mientras Ucrania esperaba las entregas de armas modernas. Las esperanzas de un rápido final de la guerra han desaparecido.


A pesar de las pérdidas, Rusia sigue empeñada en lograr una victoria total en Ucrania. “Esta es una guerra existencial”, alega Putin. Ya no se siente amenazado por los dos oponentes más potentes, Prigozhin y Navalni asesinado hace una semana. La producción militar en Rusia está creciendo. Están llegando cientos de misiles y drones desde Corea del Norte e Irán. Mientras que Europa avanza solo lentamente para aumentar su propia producción y Estados Unidos corre el riesgo de suspender por completo su ayuda militar a Ucrania.


Muchos ucranianos creen que Occidente podría ser mucho más decisivo y más activo, en lugar de reactivo. La vacilación envalentona a Putin. Invitar a Ucrania a convertirse en miembro de la OTAN podría ser uno de esos pasos audaces, proporcionando una garantía de seguridad más sólida que los acuerdos bilaterales que Ucrania ha estado firmando con varios gobiernos. Los expertos creen que sería también una forma más rápida y económica de disuadir a Putin.


La defensa ucraniana sí que ha abierto las puertas a la membresía del país en la UE, brindando una visión de un futuro más estable y próspero. Las cuestiones de la ayuda militar inmediata ocupan un lugar prioritario en la mente de los ucranianos. “Sobre todo necesitamos municiones porque nuestros seres queridos mueren cada día de retraso”, es la sensación común.


La guerra está cobrando un alto precio entre los ucranianos. Millones de familias siguen separadas y los soldados están exhaustos tras años de lucha. El 9% de todos los edificios han sido dañados o destruidos. No se sabe cuándo sus propietarios podrán regresar a sus hogares en la línea del frente o en las regiones ocupadas, donde Rusia se está moviendo rápidamente para asimilar a la población restante, imponiendo su ciudadanía y eliminando rastro de Ucrania. Muchos soldados sienten que es injusto que otros eludan la movilización.


También hay cierto grado de desesperación con las noticias falsas que circulan en el entorno trumpista donde se hace hincapié en los problemas exagerados del gobierno ucraniano. En Ucrania no hay ninguna ilusión con que el país no necesite amplias reformas para construir una sociedad efectiva, basada en reglas transparentes, pero también se reconoce que se han dado grandes pasos hacia adelante mientras se libra la guerra existencial brutal.


La creciente fatiga y cierta decepción con algunos aliados no se traducen en pánico o disposición a rendirse. Al igual que hace uno o dos años, tres tercios de los ucranianos están dispuestos a seguir luchando durante el tiempo que sea necesario, según las encuestas. No ven otra opción para salvar sus vidas y su identidad frente al enemigo, para quien Ucrania y los ucranianos simplemente no tienen derecho de existir.


“Aunque después de casi dos años vemos una cierta disminución de la confianza en la victoria, la mayoría absoluta de los ucranianos sigue optimista”, afirma Instituto Internacional de Sociología de Kyiv.


La muerte de Roman Ratushnyi, así como las de miles de otros hombres y mujeres a causa de las bombas, las balas y las torturas rusas, son tragedias que los ucranianos tienen que revivir día a día mientras dure la invasión. La paz es lo que todos quieren. Sin embargo, existe la sensación de que estas muertes no deberían ser en vano, para evitar nuevas tragedias como las de Bucha y Mariupol y detener a Rusia de una vez por todas. Y para que la próxima generación de ucranianos pueda convertirse en la primera en vivir sin tener que afrontar una guerra para sobrevivir.


Los 1.000 km de un frente congelado

El Ejército ruso recurre a la táctica de la embestida lenta, atroz basada en desangrar a un enemigo que se sitúa a la defensiva después de que la contraofensiva no hubiera dado los resultados deseados por Ucrania

AMADOR GUALLAR. Barcelona. la razon. 24 Febrero 2024


“La situación en la línea del frente con Rusia es extremadamente difícil. Los retrasos en la tan necesaria ayuda militar ensombrecen el esfuerzo bélico”, según dijo, el pasado miércoles, Oleksandr Syrskyi, el nuevo comandante en jefe de las tropas de Kyiv. Los frentes de Ucrania están en una encrucijada. Rusia ha vuelto a poner toda la carne en el asador, mientras la línea de más de 1.000 kilómetros que apenas se había movido en un año empieza a zozobrar. La contraofensiva ucraniana fue un fracaso. Los avances esperados no se produjeron, y, ahora, con el Ejército ruso recurriendo de nuevo a la táctica de la embestida lenta, atroz, basada en desangrar al enemigo sin importarle su propio número de bajas, la posibilidad de que el rodillo del Kremlin funcione dos años después de la invasión sigue aumentando porque, como se quejaba el general ucraniano, la desventaja armamentística y la proporción de combatientes entre los bandos empieza a parecer insalvable. Sobre todo, cuando se está a la defensiva.


Syrskyi fue ascendido a jefe de guerra hace poco más de una semana para sustituir al popular general Valery Zaluzhny. Sabiamente, la reestructuración militar estuvo basada en la cadena de mando y no en una apuesta desesperada del presidente, Volodimir Zelenski, para cambiar el cada vez más sombrío rumbo de la guerra, puesto que Syrskyi deberá cruzar los dedos para que el barro de primavera, el cual es como cemento movedizo, retrase y estanque los ataques rusos para que le dé tiempo a reorganizar y diseñar una nueva contraofensiva basada en la llegada de los aviones F-16. Los desafíos, en las próximas semanas, no serán pocos. De momento, “estamos haciendo todo lo posible para impedir que el enemigo avance profundamente en nuestro territorio”, según indicó en sus redes sociales.


Frontera del frente en la guerra en UcraniaFrontera del frente en la guerra en UcraniaT. GallardoLa Razón

Con declaraciones así, el escenario que pinta el máximo responsable de las tropas de Kyiv resulta poco prometedor. Proyectiles, balas, cohetes, tanques y más defensas aéreas. Ucrania pide más de todo y, sobre todo, que llegue lo antes posible. Países europeos como Dinamarca ya han informado que donaran toda su artillería, pero esos son tapones de corcho para detener la grieta en la presa. Lo que realmente Kyiv espera, y demanda, es que el último paquete de ayuda militar de Estados Unidos deje de estar retenido en el Congreso norteamericano, víctima de las disputas políticas entre el Senado y la necesaria aprobación en la Cámara de Representantes.


Mientras, lo único que Zelenski puede hacer es exigir a los aliados europeos que se alejen de la burocracia y se den cuenta del grito de auxilio que, sin aspavientos, les está haciendo el líder ucraniano. “Los dictadores no se van de vacaciones. Mantener a Ucrania en un déficit artificial de armas, particularmente en el abastecimiento de artillería y las capacidades de largo alcance, permite a Putin adaptarse a la intensidad actual de la guerra. El odio no conoce pausa. La artillería enemiga no está en silencio por problemas de procedimiento”, declaró durante la última Conferencia de Seguridad de Múnich.


Pocas horas después de su intervención, el Ejército ucraniano se vio obligado a llevar a cabo una retirada estratégica en la ciudad industrial de Avdiivka para “evitar el cerco y preservar la vida de los militares”, informó Syrskyi. O, lo que es lo mismo, evitar otro desastre como el de la batalla de Bajmut, donde, como comprobó LA RAZÓN en la vecina ciudad de Chasiv Yar, muchos soldados creían que estaban realizando un sacrificio innecesario de material y hombres, incluida la pérdida de Dmytro Ivanovych, alias “Da Vinci”, uno de sus mejores comandantes, héroe de la revolución de Madián y jefe del irreductible 1er Batallón Mecanizado conocido como “los lobos de Da Vinci”.


Las tropas del Kremlin habían aislado por tres lados Avdiivka, el desastre podría haber sido mayúsculo después de cuatro meses de operaciones ofensivas del Kremlin que, según el Instituto para el Estudio de la Guerra, “ejemplifican la forma en que las fuerzas rusas llevan a cabo operaciones ofensivas, las cuales no necesariamente establecen condiciones para ganancias operativas y más amplias, sino que obligan a Ucrania a comprometer mano de obra y material para la defensa y no el ataque”. Los expertos aseguran que esta será la táctica rusa durante los próximos meses en los extensos frentes de Vuhledar, Zaporiya, donde recientemente también han avanzado, o Jersón. Hasta que no llegue por completo el período del deshielo primaveral y el lodo haga acto de presencia, el desastre de Avdiivka, donde parte de las tropas de Kyiv han tenido que rendirse, con el golpe a la moral que eso supone, podría reproducirse.


Por otro lado, el Gobierno de Zelenski también se enfrenta a un grave problema de reclutamiento, así como a los escándalos de corrupción que se suceden en el sino de su Administración y del Ejército que, después de dos años de guerra, siguen socavando la moral en el frente. Ucrania quiere compensar las ventajas rusas en mano de obra y material mediante el uso de sistemas y equipos más avanzados, pero los retrasos en la ayuda significan el descabezamiento de esta estrategia. Según diversos expertos, Rusia puede seguir con su ritmo de operaciones ofensivas hasta 2025. La pregunta es: ¿hasta cuándo puede aguantar Ucrania? ¿Y, si esta cayera, sería el inicio de la expansión rusa para amenazar a los Estados bálticos? Nadie tiene una bola mágica para descifrar el futuro, pero los esfuerzos continuados del Kremlin para expandir su base industrial de defensa, así como la estalinización de su sociedad, no son una señal de paz futura.


El quebradero de cabeza de Rusia sigue siendo el Mar Negro. Allí están los éxitos que ayudan a sostener la cada vez más zozobrada moral ucraniana. El último fue el hundimiento del barco de desembarco ruso César Kunikov. El propio jefe de la OTAN, Jens Stoltenberg, celebró el ataque y lo describió como “una gran victoria para los ucranianos”. Sin embargo, la realidad sobre el terreno de los frentes en los que están cara a cara con las tropas de Putin convierte la sobredimensión de las victorias pírricas en Crimea en un síntoma de mala propaganda: la que se hace a la desesperada. Por ello, quizás ha llegado el momento de decir, alto y claro, que, cada vez más rápido, Ucrania está perdiendo la guerra. Que, si Europa no despierta, ya sea militar o diplomáticamente, puede enfrentarse con un escenario que la aboque al conflicto directo con Rusia.


Crónicas ucranianas

Ángel Tafalla. la razon. 24 Febrero 2024


Tal día como hoy, hace ya dos años, columnas de blindados rusos violaban las fronteras ucranianas por segunda vez, intentando desde Bielorrusia conquistar Kiev. Simultáneamente, tropas helitransportadas rusas tomaban el aeropuerto Antonov de Hostomel cercano a la capital. Ambos intentos fracasaron en relativamente poco tiempo debido a graves fallos de Inteligencia y estrategia rusos. El objetivo evidente era decapitar el gobierno del presidente Zelenski y sustituirlo por otro títere fiel a Moscú. La Inteligencia rusa –sumisa como siempre a los deseos de Putin– había informado que los «libertadores» serían bien recibidos por la población. Pero en lugar de flores, la recepción fue con cócteles molotov, drones y armas anticarro. La marcha triunfal hacia Kiev tenía además un grave fallo estratégico: no había plan B si la hipótesis básica de bienvenida no se cumplía. El reflexionar sobre lo que paso a continuación es el objetivo de estas líneas.


Tras reponerse del asombro por la contundencia que la resistencia ucraniana había demostrado, la administración Biden empezó a diseñar una estrategia de apoyo a Zelenski. Enseguida se comprobó que la fracasada operación de decapitación había sido sustituida por otra con objetivos más «modestos», que intentaba conquistar toda la franja de tierra que va hasta la ciudad de Odessa. Es decir que la Ucrania rebelde –la que no se había dejado someter– debía perder, como castigo, el acceso al Mar Negro. Paralelamente, la administración norteamericana definió las líneas maestras de apoyo a Ucrania que se han mantenido hasta la fecha: la OTAN no intervendría directamente; el apoyo sería exclusivamente en armamento, fondos e inteligencia pero unilateral por parte de las naciones occidentales y afines y, finalmente, para no desestabilizar a Rusia, el armamento transferido no debería emplearse contra territorio ruso. Todo esto para los ucranianos era como obligarles a luchar contra el oso con un brazo atado a la espalda.


Pero era lógico hasta poder comprobar que las frecuentes amenazas de Putin de emplear armamento nuclear eran meras bravatas. En Ramstein –una base en Alemania– se reúnen periódicamente las autoridades militares de la OTAN y afines para escuchar las peticiones de armamento de Ucrania, eso sí, sin el más mínimo acceso a la estrategia que piensa seguir. Las peticiones son de tal calibre –y las reservas europeas tan escasas– que está llegando el momento de tener que elegir entre apoyo a Ucrania o mantener una cierta capacidad de autodefensa europea. Pese a estas limitaciones, los ucranianos durante el primer año –hasta el verano del 23– lucharon eficazmente. Especialmente brillante fue el amago de ataque a Jersón en el sur, a orillas del río Dniéper; para prevenirlo, los rusos desguarnecieron el nordeste lo que permitió reconquistar rápidamente la región al norte del Donbás hacia Járkov. A continuación los ucranianos se concentraron –esta vez de verdad– frente a Jersón que tuvo que ser finalmente evacuada por los rusos poniendo así fin a sus sueños de conquistar Odessa.


Si el primer año de la guerra arrojó un balance positivo para los ucranianos pese a la perdida de la franja costera que discurre al norte del mar de Azov tras la caída de la ciudad mártir de Mariúpol, este segundo año iba a ser menos satisfactorio. Se confió excesivamente en el armamento occidental que iba llegando pausadamente y en la doctrina para combinar fuerzas ya que faltaba un componente esencial de esta última: la aviación de apoyo directo que no había podido constituirse aún por lo complejo del adiestramiento y la lentitud en el arranque del apoyo occidental. Además, se había concedido demasiado tiempo a los rusos para fortificarse a lo largo de una extensa línea especialmente en el lugar más probable de contraataque ucraniano: la línea más corta hacia el Mar de Azov que hubiera interrumpido el abastecimiento de Crimea.


Adicionalmente a los factores operativos militares señalados, otros instrumentos no están siendo tan efectivos como se esperaba. La economía globalizada no ha permitido que las sanciones económicas contra Rusia sean plenamente eficaces. Hay quien está haciendo negocio encubierto –por ejemplo, Georgia y Turquía– con el contrabando de mercancías industriales del embargo occidental. Otros como Irán y Corea del Norte apoyan con armamento la invasión rusa; China, fiel a su estilo, lo hace más disimuladamente. India está ganando un buen dinero con el crudo ruso que refina y luego nos vende. Y así podríamos seguir. Es decir que una gran parte de las terceras naciones no se sienten afectadas por el precedente ideológico del uso no justificado de fuerza para alterar fronteras y solo lo contemplan como una oportunidad para lograr beneficios.


Ucrania se está resintiendo del esfuerzo humano de combatir una Rusia mucho más poblada y últimamente ha saltado a la atención pública una nueva divergencia entre el presidente Zelenski y el ex JEMAD Zaluzhnyi –el popular artífice de la defensa inicial de Kiev– esta vez sobre la posible movilización de casi medio millón de efectivos y correspondiente disminución de edad de los reclutas. Aparentemente nadie quiere asumir el precio político de tan impopular medida por muy necesaria que pueda ser operativamente para aliviar la fatiga de los soldados desplegados.


Resumen ejecutivo final: primer año, sorprendente resistencia y victorias; segundo año, estancamiento y fatiga; industria occidental en producción de paz, la rusa en economía de guerra ¿Podrá ser el tercer año, el del deseado armisticio?


Dos años de invasión rusa de Ucrania, ¿hacia la guerra interminable?

Javier Arias Borque. libertad digital. 24 Febrero 2024


Un 24 de febrero de 2022, hace exactamente dos años, Rusia comenzó su segunda invasión de Ucrania. Las columnas militares del Ejército ruso entraron de forma coordinada por hasta cinco puntos diferentes del territorio soberano ucraniano. La guerra volvía a Europa dos décadas y media después de que los Balcanes recordasen al continente que, pese a los intentos políticos, los conflictos bélicos podían seguir asolando la zona.


Los estrategas del Kremlín habían dejado pasar casi una década desde que hicieran su primer movimiento de agresión a Ucrania: la anexión de la península de Crimea y el levantamiento armado en las regiones del Donbás (Donetsk y Lugansk). Esta última acción no la hicieron a cara descubierta, sino empleando hombrecillos verdes plagados de armamento y sin identificación militar que delatase su procedencia rusa.


Nadie, o casi nadie, pudo presagiar hace dos años que el heroísmo y estrategia de Ucrania pudieran estar a la altura como para aguantar el envite de la segunda potencia militar del mundo en el campo de batalla. O de que incluso pudiese reconquistar grande zonas de territorio que el Ejército de Moscú les consiguió ocupar durante los tres primeros meses de la invasión, como fueron las áreas de Jarkov o Jersón.


Una resistencia al invasor que actualmente tiene un pilar fundamental en el apoyo que el Gobierno de Kiev recibe en lo económico y en lo militar de la Unión Europea y, sobre todo, de Estados Unidos, su principal suministrador. En el plano militar Ucrania es un enfermo con respiración asistida y esa respiración asistida es la ayuda Occidental, que es la que sustenta su Ejército ante los arsenales de reserva militar rusos, el mayor de mundo.


La guerra cumple dos años en una situación de absoluto estancamiento. Los frentes de batalla han permanecido prácticamente inamovibles desde la llegada del invierno en 2022. La gran contraofensiva ucraniana de la primavera de 2023 terminó en un fracaso rotundo, con tímidos y costosos avances en el área de Jersón y Zaporiyia, y los rusos han tenido pocos éxitos sobre el terreno desde hace demasiado tiempo.


El único éxito real que puede vender Moscú es la reciente toma de Avdiivka, que a semejanza de la conseguida en Soledar en enero de 2023, se ha fraguado a costa de perder un número muy elevado de efectivos y de vehículos militares. Una ciudad que ni siquiera es estratégica, aunque sí simbólica, pues fue uno de últimas localidades recuperadas por Ucrania en el Donbás antes del inicio de la segunda invasión.


No hay cifras oficiales sobre esas pérdidas rusas en Avdiivka, aunque un conocido blogero militar ruso –Andrei Morozov, alias Murz– las cuantificó hace unos días en 16.000 militares y más de 300 piezas de armamento (blindados, carros de combate, artillería...). Tras ser obligado por las fuerzas rusas en el Donbás a borrar su post en la aplicación Telegram, fue hallado esta semana muerto en su casa con un tiro en la cabeza. Las autoridades rusas de ocupación de Donetsk han dicho que se suicidó. Murz era crítico con el Kremlín porque pensaba que no se esforzaban lo suficiente en la guerra.


Algo tiene que pasar para que la situación cambie en la guerra de Ucrania y eso pasa, casi de forma necesaria, por que varían dos factores. El primero es el equilibro de fuerzas. Los dos países tienen la necesidad de refrescar a su personal en los frentes de batalla o, por lo menos, cubrir las altísimas bajas que suponen los frentes. Y eso pasa necesariamente por los procesos de reclutamiento de efectivos.


En este punto, Rusia tiene una ventaja fundamental. Tiene un población de 145 millones de habitantes, por los 45 millones que tiene Ucrania, lo que le permite acceder a más varones en edad militar que poder llevar al combate, aunque no es menor cierto que la disposición de los ucranianos para luchar en defensa de su propio país es mucho mayor que la de los varones rusos.


El otro punto fundamental es el armamento. Ucrania tiene una mayor necesidad de recuperar su territorio para comenzar un nuevo futuro en paz y en ese escenario es vital la ayuda de sus aliados exteriores. En los próximos meses deberían de entrar en acción –aunque todavía no se sabe cuándo– los cazas F16 donados por varios países europeos, que por sí solos no variarán de forma importante el escenario bélico, aunque tal vez unidos con otro tipo de armamento pueden desnivelar algún sector del frente que cree un efecto de bola de nieve.


Rusia, mientras tanto, tiene la capacidad de seguir enviando hombres y material gracias a su enorme población y a sus reservas estratégicas de armamento, las más grandes del mundo, aunque eso le suponga también trabajar en poner operativos equipos que ya están obsoletos, pero que le permiten seguir manteniendo sus posiciones e, incluso, seguir avanzando, en una guerra de desgaste y de larga duración.


Pese a que es imposible pronosticar qué pasará a futuro, sí parece claro que el enquistamiento de la guerra favorece a Rusia, sabedora de que Ucrania depende de la ayuda occidental y que a las sociedades ricas les cuesta mucho mantener la tensión en el tiempo por la presión que ejercen sus ciudadanos. Tiene muy reciente el ejemplo de Afganistán y la catastrófica huida de Occidente del país asiático.


Moscú se encuentra muy lejos actualmente del objetivo inicial que se marcó en la guerra, que era la de quedarse toda la Ucrania al Este del río Dniéper y dejar un Gobierno títere en Kiev, pero una vez readaptó sus objetivos a la realidad, está muy cerca de anexionarse los oblast o regiones ucranianas que le permiten tener un corredor terrestre entre su territorio y la península de Crimea, además de convertir el Mar de Azov en un mar ruso. Algo que se hará efectivo si Occidente pierde la paciencia en Ucrania y para eso solo hace falta convertir la guerra en algo inacabable.


Ucrania, año dos: ¿es posible la paz?

Pedro Pablo Valero. vozpopuli. 24 Febrero 2024

Se cumplen dos años del comienzo de lo que ya se conoce como “Guerra de Ucrania”, conflicto con unas raíces históricas atávicas que acotaremos a 1990. Ese año, y aprovechando la grave crisis política y económica soviética (la URSS dejaría de existir oficialmente en la Navidad de 1991), Ucrania recupera el multipartidismo político y aumentan los actos a favor de la independencia del país. El 16 de julio de 1990 el nuevo parlamento recién electo firma la Declaración de Soberanía Estatal del país, primando la ley ucraniana sobre la soviética en el territorio. Curiosamente es una copia de la que hizo Boris Yeltsin unas semanas antes respecto a la soberanía de Rusia por encima de la URSS, presidida por Mijail Gorbachov. Este intentó mantener el país unido hasta su dimisión a finales de 1991 pero durante ese año (que incluyó un golpe de estado de los nostálgicos del comunismo en agosto y que fue frenado en gran parte gracias a Boris Yeltsin sacando gente a las calles de Moscú contra el alzamiento militar), los movimientos nacionalistas de diferentes repúblicas fueron imponiéndose. En el caso de Ucrania, y precisamente motivados por el miedo a una involución tras el golpe, declaran la independencia el 24 de agosto de 1991. El referéndum posterior dio una mayoría abrumadora (92%) a ese nuevo status.


Sin embargo, un asunto muy delicado quedaba pendiente: en ese momento Ucrania disponía del tercer arsenal atómico más grande del planeta, superior incluso al de China. Armas que en la práctica eran soviéticas, que reclamaban los rusos como supuestos herederos de la URSS, y que provocaban un gran temor también en Occidente, más cuando la grave crisis económica del reciente país impedía un exhaustivo control y mantenimiento de todo ese armamento, aparte de la tentación de hacer negocio con él. Empiezan unas negociaciones que acaban en 1994 con el “Memorando de Budapest”. Básicamente en él se llega a un acuerdo, avalado por Reino Unido y los Estados Unidos (que es el que financia toda la operación debido al miedo que tiene a un mal uso de las alrededor de 1.900 ojivas) por el que Ucrania renuncia a todo su arsenal nuclear a cambio de que Rusia acepte y garantice la soberanía e integridad territorial del nuevo país. Rusia se saltó este acuerdo internacional al invadir Crimea en 2014. A pesar de eso, la Alemania de Angela Merkel, que en ese momento apoyó las sanciones económicas por aquel incumplimiento, siguió en su proceso de dependencia energética de la Rusia de Putin, y eso que ya había demostrado que no se podía confiar en él. Un error político de gran magnitud que probablemente llevó a que el dirigente ruso creyera que podría seguir desafiando la legitimidad internacional sin castigo.


Y Putin se lanzó a la guerra. La agresión rusa es indefendible, que sus excusas para iniciar el conflicto bélico son absurdas y que Putin es un criminal de guerra. Desde el primer momento, el imperialismo ruso creyó que podría anular la independencia ucraniana y, como de hecho ya ha consumado con parte del territorio, anexionarlo; de ahí que en febrero de 2022 no se limitara a la zona este, sino que intentara ocupar rápidamente el país, disparando misiles desde el primer día contra la población de la capital, Kiev. Eso anula el argumento del temor a tener en sus fronteras a un posible miembro de la OTAN, puesto que, si hubieran completado la ocupación de Ucrania, habrían llegado a hacer frontera con Polonia, miembro de pleno derecho hace años. En cualquier caso, la jugada les ha salido tan mal que Finlandia y Suecia, movidas por el temor razonable a otra agresión, van a ser otros dos países, limítrofes con Rusia, de la OTAN.


El fracaso de los planes bélicos de Putin se hizo evidente en 2022. No esperaban ni la fuerte resistencia ucraniana ni el decidido apoyo militar y económico de los Estados Unidos y la Unión Europea. Como suele ocurrir, las guerras se sabe cuándo empiezan pero nunca cuándo acaban. Ucrania ha frenado el expansionismo ruso (si hubieran conquistado el país en semanas, es fácil suponer que a estas alturas ya habrían invadido alguna otra exrepública soviética en su afán imperialista de tintes nostálgicos) con un gran desgaste humanitario y un elevadísimo coste (tanto directo como indirecto) de Occidente y, en términos económicos, de todo el mundo, puesto que intensificó y alargó las presiones inflacionistas iniciadas en 2021. Sin embargo 2023 ha demostrado también el fracaso de los planes bélicos de Ucrania: ni con toda la ayuda que ha recibido, ni con los problemas internos rusos (recordemos el episodio del Grupo Wagner), ha conseguido demostrar que puede expulsar del país a las tropas rusas. Y con la situación económica más estabilizada y, sobre todo, el apoyo económico chino y el militar norcoreano e iraní, Rusia parece poder aguantar una guerra de desgaste sin problemas, máxime cuando ha “desaparecido” al mayor símbolo opositor y en un mes Putin será reelegido por su pueblo incluso a pesar del evidente error de haber metido al país en un conflicto bélico que sólo ha traído desgracias y una resurrección de la Guerra Fría contra Occidente que tanto daño hizo a la URSS durante décadas.


En resumen, ya da igual lo justo o lo injusto, o quién es el culpable de qué, si la guerra no va a ser ganada por ningún bando y sólo trae consecuencias negativas a todos los bandos, debe acabarse cuanto antes. Ese además será uno de los argumentos de Trump en las elecciones de noviembre, ya que lo práctico, aunque duela (a mí el primero) que Putin no pierda esta guerra, es llegar a un compromiso para que finalice, y eso pasa por negociar sobre hechos consumados, aceptar que Rusia se quede con la parte que ocupa (quizás bajo una supervisión temporal de la ONU o algo así) a cambio de aceptar la independencia de Ucrania y su entrada en la OTAN (que será lo que le garantice que no la invadan de nuevo en un futuro cercano). Una solución así, u otra similar que no deje a ningún bando humillado, será sin duda injusta porque no castiga al agresor, pero no creo sea factible para nadie que la guerra se enquiste durante años.


El cuento de la lechera

JIMMY GIMÉNEZ-ARNAU. okdiario. 24 Febrero 2024


Al frente del Consejo de Ministros hay un psicópata fuera de control que encaja en esta genial sentencia de Einstein: «Es más fácil desnaturalizar el plutonio que desnaturalizar un espíritu maligno», o sea, Sánchez, porque no se puede ser peor persona. Los psicópatas con hambre de poder y afán de notoriedad son los estafadores genuinos, pulverizan los anhelos de la gente con traiciones y entregan su futuro a esas tribus de mercaderes independentistas que odian España y a los españoles. Lo que nos saca con tributos nos hace sudar sangre y se la regala a nuestros enemigos para seguir mamoneando en La Moncloa, destruyendo la economía e impidiéndonos prosperar. Hace cuanto se le antoja sin dar explicaciones y precisamente es esa ligereza, la puerta de entrada por la que sus lacayos acceden a la vía del fraude. El PSOE está podrido, se multiplican los escándalos, pero el déspota los tapa renovando la flota Falcon. En ella invirtió la última neurona para una breve legislatura aerotransportada. ¡Qué disparate de persona!


Su actuar es muy parecido a los maníacos, si bien se diferencian en que estos, por corresponder a psicosis ciclotímicas suaves, nunca son psicópatas peligrosos de manual psiquiátrico como Sánchez, que juró darle a Puigdemont el oro, el moro y la independencia, a cambio de siete votos malditos para poder resistir en palacio, cuando sabe que eso es del todo imposible porque le está vendiendo el cuento de la lechera y no más se entere el huido, aunque ya lo intuye, le negará sus votos y adiós Moncloa. Como miente non stop mitigará el fracaso del PSOE en Galicia jurando que agotará la legislatura. Algunos piensas que se impedirá que se vote la amnistía, pero Puigdemont no acepta tal renuncio y lo mandará a hacer gárgaras. A Sánchez se le cierran todas las puertas. Vive su delirio final, está acabado, afortunadamente. No le cree ni su tropa.


No le queda nadie a quien mentir. Mintió a los jueces, a los fiscales, a sus socios sarracenos y bolcheviques, incluso engañó al Rey, a la policía, Guardia Civil, a los del volcán de La Palma y estafó a los pensionistas, a autónomos, a campesinos, a pescadores y a Bruselas rifando entre sus ávidos socios separatistas los fondos europeos. Ayuso le suelta: «Siga por ese camino y se va a quedar como el pato, patas arriba». Al parecer el cuento de la lechera ya no vale de moneda de cambio. La melancolía del psicópata recuerda la Sonatina de Rubén Darío: «La princesa está triste… ¿Qué tendrá la princesa? Los suspiros se escapan de su boca de fresa, que ha perdido la risa, que ha perdido el color. La princesa está pálida en su silla de oro, está mudo el teclado de su clave sonoro, y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor». Pues eso, que está finiquitado. Sólo falta que lo embalsamen y lo manden a Caracas.


El desprestigio institucional

ANDRÉS SÁNCHEZ MAGRO. okdiario. 24 Febrero 2024


Si el CIS preguntara (por cierto, habría que preguntarse por qué es necesario un organismo público de prospección sociológica) por la opinión de los ciudadanos españoles sobre la credibilidad de las instituciones, el resultado sería espantoso. Si empezamos por el Consejo de Ministros, reto a cualquiera a que, salvo el más que cuestionado Marlaska, o alguna vicepresidenta, encuentre a ver quien es el guapo que da dos nombres de ministro y sus carteras correspondientes, y acertando. Por no hablar de las razones de la pertinencia de su cargo, el curriculum de idoneidad y el propio sentido de muchos departamentos del Gobierno más inflado de la democracia.


De sus señorías en ambas Cámaras, dado nuestro bendito sistema electoral que favorece la dictadura de los partidos, y la falta de cercanía de los distritos electorales, más de lo mismo. Tal vez sea conocida la presidenta del Congreso, y por el follón permanente de la fantasmagórica Ley de Amnistía, o de sus asimetrías en la disciplina parlamentaria según el color de la bancada. Las comisiones parlamentarias hoy son tan alejadas para la gente de la calle, que muchos no conocen su existencia, salvo cuando los pobres e injustamente maltratados enfermos de ELA tienen que ir a pintarles la cara de la indolencia de muchos que la forman.


De lo relativo al Poder Judicial, maltratado como nunca en la historia, sometido a puyazos diarios desde la tribuna de oradores, o de muchos medios de comunicación, junto a sonoros silencios de los responsables administrativos, qué más se puede añadir. La Fiscalía en la picota permanente, cuestionado el nombramiento del Fiscal General, sin un estatuto claro que garantice criterios profesionales y de parcialidad. Y la triste historia de un Consejo General del Poder Judicial, prorrogado sine die, sin capacidad legal para nombrar las vertiginosas vacantes en la alta magistratura, y al final solamente objeto de deseo para llenarlo de zapadores de unos y otros. Tampoco es cuestión de perder mucho tiempo aludiendo al Tribunal Constitucional por razones obvias.


Por su parte el Consejo de Estado, ese prestigioso órgano consultivos, tiene una presidencia que parece radioactiva últimamente: o por que se nombra a quien no se puede legalmente hacerlo, o por que se designa a quien no tiene mucha gana de ir al mismo. Vaya paisaje que podría extenderse al resto de nuestro entramado de organismos públicos.


Si el CIS preguntara, cosa que no va a hacer, si hay algún o algunos responsables de esta degradación institucional, que es como decir la muerte por aluminosis de la democracia y del Estado de derecho, verdadera joya de la corona de la libertad y la igualdad, las respuestas irían, como la alegría, siempre por barrios. Aunque hay barrios donde se celebran más fiestas.


El Estado contra la nación

JAVIER TORRES. gaceta. 24 Febrero 2024


Lo ha escrito el historiador Fernando Paz al ver las imágenes de las cargas policiales contra los agricultores. «El Estado contra la nación, en esto ha venido a parar el régimen». Porrazos contra la gente del campo; indultos y amnistías para golpistas. Grosso modo, es el resumen no del curso político que comenzó con gases en Ferraz, sino de nuestra época. Los de arriba contra los de abajo. Las élites ya han elegido por el pueblo que, sin patria ni prosperidad, ha sido relegado al papel gregario de jalear la ruina propia y pagar impuestos verdes.


El Estado, leviatán y comunidad política organizada al servicio de la nación, ha degenerado en la mayor amenaza para ésta. No cabe mayor traición, por eso da hasta pudor llamar conspiración al ataque permanente, organizado y a la vista de todos de las instituciones a la nación que deberían servir.


Acaso no haya mejor definición de globalismo: colonización de los Estados para ponerlos al servicio del proyecto mundialista que disuelve la nación. Destruir las fronteras para dinamitar los vínculos, la cultura, la idiosincrasia y, en definitiva, la identidad del pueblo que vive dentro. Si la globalización es inevitable («si alguien gritara ‘abajo la globalización’ sería como gritar ‘abajo la ley de la gravedad’», dijo Fidel Castro en 1998) por cuanto el factor determinante es el desarrollo tecnológico, económico y material, no sucede así con el globalismo, un proyecto ideológico.


Por eso el campo agoniza no tanto de hambre o sed sino asfixiado por las trabas que ponen quienes han planeado sustituirlo por el de países donde la mano de obra es casi esclava. Lograda la deslocalización industrial asistimos ahora a la del sector primario, condenado por la penetración de naranjas sudafricanas o tomates marroquíes producidos a precio irrisorio y sin apenas controles de calidad. A esto algunos le llaman libre mercado…


…Y a los viajes de Sánchez a Marruecos, política de Estado. Pero ya sabemos que el presidente va a Rabat a lo mismo que a Bruselas: a vender la soberanía y trocear la nación. Qué debe saber Mohamed VI de Sánchez para ser el único socio al que no logra engañar. Es la relación de servidumbre —obviemos la charla de 30 segundos con Biden en un pasillo de la OTAN— más lesiva de cuantas padece España, que financiará el desarrollo marroquí hasta 2050 mientras destruye el propio. No se veía tal indignidad desde las abdicaciones de Bayona en Napoleón y eso que esta vez el sultán no nos recibió con la bandera de España al revés ni la estatua ecuestre de Tariq.


En cualquier caso la función debe continuar, así que para disimular que PP y PSOE votan de la mano casi el 90% de las iniciativas en el parlamento europeo, la carrera de San Jerónimo se transforma en el cuadrilátero nacional de la pantomima, donde los boxeadores acaban abrazados, exhaustos de tantos amagos y golpes de mentira.


Los palos de verdad son para los agricultores. El régimen aporrea y lanza al suelo —como si fueran naranjas valencianas— a un sexagenario que pretendía romper un cordón policial para llegar al Ministerio de Agricultura. Pegar a un agricultor no es cualquier cosa y en ese maltrato al campo, oficio milenario y prepolítico, percibimos cómo en ningún otro lugar el Estado está contra la nación.


También lo vemos en las regiones con lenguas cooficiales. Feijoo celebra por muñeiras que Galicia siga siendo Cataluña con unos años de retraso sin que sus votantes del resto de España siquiera intuyan el apartheid lingüístico o que en Vigo haya el doble de perros que niños menores de diez años. Nada de qué preocuparse mientras ladren en gallego.


«TENEMOS UNA GRAN BATALLA POR DELANTE»

Abascal defiende en la CPAC la vida y la libertad, y denuncia que el socialismo y el globalismo «gobiernan contra el pueblo»

NEHOMAR HERNÁNDEZ. AGUSTÍN BENITO. gaceta. 24 Febrero 2024


El presidente de VOX, Santiago Abascal, ha intervenido este viernes en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), el mayor evento anual de los conservadores estadounidenses. En su discurso, el líder de VOX ha felicitado a los asistentes «por seguir peleando para hacer América grande otra vez». «Nosotros trabajamos para hacer a España grande otra vez. Sólo desde naciones fuertes podemos defender la cultura y los valores que nos unen: la patria, la libertad, la razón, la fe de nuestros padres, la familia, la propiedad, la soberanía, la democracia… y por encima de todo la vida. La vida sin la que no hay nada. La vida desde su principio hasta su fin natural», ha manifestado.


Así, Santiago Abascal ha reivindicado una «cultura de valores» que vincula a los asistentes a la CPAC, y una «cultura de principios» que «hoy se encuentra amenazada por quienes pretenden destruirla desde afuera y desde dentro». En este sentido, ha recordado que hace años el socialismo levantó un telón de acero y que todos los que creen en la libertad deben agradecer a los Estados Unidos y a las naciones aliadas «su empeño en derribarlo». «Sin embargo, todavía hoy el socialismo sigue amenazando nuestra forma de vida, sigue empeñado en dictarnos la forma de pensar, sigue pretendiendo imponer una versión falsa de la historia, sigue sembrando el germen de la división en las naciones, sigue tratando de esparcir el odio a nuestra propia civilización, sigue debilitando nuestras sociedades y nuestras patrias», ha añadido.


Abascal ha criticado que el socialismo pretenda ahora «criminalizar» a los pueblos que se defienden y a los gobernantes que protegen la vida de sus ciudadanos frente a las mafias de la droga o de la inmigración ilegal. «Nosotros sabemos que los pueblos libres sólo lo son si emplean toda la contundencia necesaria frente a los criminales. El socialismo y el globalismo gobiernan contra el pueblo«. «Los trabajadores del campo, del transporte, de la industria, toda la clase media, sufren las imposiciones suicidas de la Agenda 2030, del Pacto Verde Europeo y de todas las políticas que tienen como principal objetivo destruir la prosperidad y la riqueza de las naciones… y a la vez benefician a grandes corporaciones y falsos filántropos».


Ha recordado que socialistas y globalistas «gobiernan contra el interés común, contra la iniciativa privada, promueven la inmigración ilegal y masiva… y como las naciones de Occidente han despertado y se resisten a esta eutanasia obligatoria ahora tratan de prohibir la disidencia, de negar la democracia, de destruir la autoestima nacional…». «Sí, son enemigos de la libertad y de la ciencia. Así, Abascal ha insistido en que la cultura woke que el socialismo impulsa es una herramienta «para dividir y para manipular utilizando lo mismo la raza que el sexo o la religión». E impone la censura, incluso dentro de las más importantes universidades del mundo. «Queremos universidades que sean templos del saber y no comisarios perturbados que inventen géneros, perviertan la inocencia de menores o reescriban la Historia». Y ha reiterado que ellos reivindican las «raíces profundas» porque la patria «es la comunión de los que nos precedieron, de los que estamos y los que vendrán».


En su intervención en la CPAC, Abascal ha subrayado que el amor de los conservadores a la libertad «se ha hecho piedra en los monumentos que enseñan nuestra Historia» como los levantados a Isabel la Católica, a Fray Junípero Serra, a Thomas Jefferson… «nombres ahora perseguidos por quienes odian nuestra cultura y nuestra civilización», un odio promovido «por grandes oligarquías enemigas de la verdadera libertad económica, de las clases medias occidentales y de la propiedad».


Por ello ha llamado a «proteger la economía de las naciones, y a proteger la libertad económica y la propiedad privada». «Debemos defender el derecho de cada persona a labrarse su propio futuro y a poder competir en igualdad de oportunidades». Y ha vuelto a criticar al socialismo, que «se ha disfrazado de distintas maneras, y en la Iberosfera, en Iberoamérica, «avanza de la mano del narcotráfico y de políticos europeos de la extrema izquierda».


Abascal ha manifestado que en España padecen un Gobierno de comunistas y socialistas que protegen y amparan el terrorismo de Hamás, y que se declaran aliados a través del Grupo de Puebla y del Foro de Sao Paulo de los regímenes criminales de Venezuela, Nicaragua y Cuba, antes de recordar a los cubanos que dedicaron su vida para devolver la libertad a la isla. «Hoy y siempre viva Cuba libre», ha enfatizado.


El líder de VOX ha pedido cambiar el rumbo porque «el futuro no está escrito» y ha apremiado a los presentes a volver a los «vínculos fuertes» (familiares, locales, laborales, religiosos y, sobre todo, nacionales) para hacer a Occidente grande otra vez. Aunque la realidad de España no es la misma que la de Estados Unidos, ha reconocido, para el presidente de VOX los conservadores comparten adversarios y sueños, expresados en «la pasión por la libertad y el amor a nuestras patrias». «Tenemos una gran batalla por delante para hacer a Occidente grande de nuevo. Quiero que hoy aquí tengan la seguridad de que los patriotas españoles estamos preparados para pelear junto a los patriotas americanos. Que Dios bendiga a América y a todas las naciones de la Hispanidad», ha concluido.


Ariza se venga de Jiménez Losantos y le "roba" a uno de sus periodistas estrella

La pelea entre el dueño de El Toro TV y el comunicador de EsRadio ha ido aumentando por las críticas de este último hacia VOX y ahora el exdiputado del PP le devuelve la moneda.

Pablo del Campo. esdiario. 24 Febrero 2024

A Federico Jiménez Losantos le acaban de dar donde más le duelen. Uno de los periodistas estrella de su empresa, Libertad Digital, y habitual contertulio político en Es la mañana de Federico, el programa más importante de EsRadio, se ha ido. Y lo ha hecho a casa del enemigo. Luis del Pino comenzará el próximo mes de abril a trabajar en Radio Libertad y su programa matutino será transmitido simultáneamente a través de El Toro TV.


Julio Ariza es el dueño de El Toro TV, lo que antes era Intereconomía, que el exdiputado del Partido Popular tuvo que cerrar acuciado por unas millonarias deudas que se ha llevado a su nueva empresa. Ariza y Jiménez Losantos, procedentes de un espectro ideológico muy similar, llevan tiempo a la gresca, especialmente desde que el comunicador aragonés se haya propuesto acabar con todo lo que suene a Vox, partido con el que colaboró en sus inicios y que, en la actualidad, proporciona sustento, tanto ideológico como económico, al grupo de comunicación de Julio Ariza.

Como la venganza se sirve en plato frío, Ariza decidió, en público, no hacer demasiado ruido ante las cruentas acometidas de Jiménez Losantos, sabedor de que, por debajo, estaba urdiendo su plan.


Fue este pasado lunes cuando Luis del Pino, presentador del programa Sin complejos en EsRadio y habitual colaborador de Losantos, anunció que dejaba la radio de Libertad Digital. Lo hizo con muchísima educación y agradecimiento a quienes habían sido sus jefes, comenzando por el polémico comunicador aragonés. Sin embargo, Del Pino, autor de numerosas investigaciones periodísticas, con especial mención a las realizadas en torno a los atentados del 11-M, no dio detalles sobre su futuro.


Ahora ya se sabe y a Jiménez Losantos no le va a hacer ninguna gracia que uno de sus colaboradores más estrechos le haga la competición. Será, a partir del próximo mes de abril, en Radio Libertad, en un programa, en principio, de 7 a 10 de la mañana, que también será retransmitido en directo a través de El Toro TV.


Según informa la propia televisión de Julio Ariza, Luis del Pino, "con más de 300.000 seguidores en Twitter, es una de las figuras más seguidas y retuiteadas en el ámbito político español. Su incorporación a Radio Libertad junto a Carmen Carbonell no solo enriquecerá la programación de la emisora, también ampliará su alcance y resonancia en el debate público. Así, cada mañana, el binomio formado por ambos periodistas ofrecerá un espacio radiofónico, que será también emitido en El Toro TV, donde la audiencia podrá disfrutar de un completo análisis de la actualidad más allá de los titulares".



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Izquierdas y separatismos, vasos comunicantes

JESÚS LAÍNZ. libertad digital. 24 Febrero 2024

Hace tres años, a finales de 2021, se realizó en institutos de Navarra una encuesta en la que se reflejaron los siguientes datos: el 43% de los alumnos de enseñanza secundaria no saben que ETA existió, el 99,5% no sabe quién fue Miguel Ángel Blanco y el 26% considera que la violencia está justificada para la consecución de fines políticos. Podríamos añadir a ésta otras muchas encuestas, tanto navarras como vascas, pero sólo servirían para repetirnos inútilmente.


Esto no es otra cosa que el resultado de muchos años de ingeniería ideológica masiva que ha provocado, con la inestimable colaboración de unos medios de comunicación obedientes al poder, la legitimación del brazo político de ETA. Los casi novecientos asesinados por los etarras en las últimas décadas deben ser olvidados por el bien de la democracia, y por ese mismo bien debe ser recordado permanentemente aquel 18 de julio de hace casi un siglo, causa de todos los males de España. Y, por supuesto, tampoco se puede ni mencionar lo que provocó aquel 18 de julio porque su libre y equitativa discusión pondría todo el esquema patas arriba.


Las nuevas generaciones no saben que aquellos novecientos asesinados, los miles de huérfanos, viudas y heridos y los cientos de miles de exiliados, silenciados y atemorizados –pasados y presentes– que provocó ETA son la causa de la hegemonía separatista en tierras vasconavarras. Pero lo que sí saben, y por eso les parece atractivo, es que Sortu es un partido progresista que defiende todas las causas incluidas en el paquete del pensamiento único: ideología de género, dogma calentológico, inmigración masiva, agenda 2030, globalismo y, por supuesto, antifranquismo, ese pegamento indeleble que une todas las facciones por encima de matices.


La defensa de esas causas es lo que convierte al brazo político de ETA en una más de las opciones de la gran coalición izquierdista-separatista que hoy gobierna España. Y el hecho clave es que esas opciones funcionan entre sí como vasos comunicantes: los votos que pueda perder en un momento dado uno de los vasos pasan a otro, pues sus programas son perfectamente intercambiables en lo fundamental. Así se ha comprobado con los trasvases Sortu-izquierdas que han tenido lugar en las elecciones nacionales, regionales y municipales desde hace ya algunas décadas.


Pues bien, el notable crecimiento del BNG en unas elecciones gallegas en las que han votado 170.000 personas más que hace cuatro años responde al mismo fenómeno: los votos que han perdido unos social-comunistas en horas bajas se han trasladado a otro de los vasos, el separatista. Pero el conjunto no ha perdido, como tampoco lo perdió en 2020 en comparación con 2016, cuando los separatistas votaron en masa a la extrema izquierda. Lejos de ello, el conjunto ha ganado, puesto que, a pesar de miopes triunfalismos del PP, los 68.000 votantes de más que han recibido las opciones llamadas derechistas (PP y Vox) se han visto superadas por los 86.000 votos que ha ganado el conglomerado izquierdas-separatistas. Además, los estudios estadísticos demuestran el aumento del voto izquierdista y separatista según se baja en la pirámide de edad, lógica consecuencia del adoctrinamiento escolar. Moraleja: la victoria de la alianza izquierdas-separatistas es una simple cuestión de tiempo. Pero el PP, como siempre, durmiendo en los laureles. Y si alguno de sus dirigentes se ha dado cuenta de ello, probablemente le dé igual mientras él pueda disfrutar hoy de su puestazo. Y los que vengan detrás, que arreen.


El lector avispado se habrá dado cuenta de que falta una de las piezas del rompecabezas. Y esa pieza, efectivamente, es el PP. Porque aunque bastantes de sus votantes sigan sin enterarse por la fidelidad irreflexiva que les caracteriza, el PP está a un cuarto de hora de distancia de la coalición izquierdas-separatistas. A los que en este momento se estén escandalizando les recomiendo que echen un vistazo a la férrea tenaza que el PP y el PSOE manejan al unísono en la UE. Pues allí ambos partidos, engañosamente enfrentados de cara a la galería electoral, votan juntos en la gran mayoría de las decisiones importantes, como las que afectan a la agenda 2030, la inmigración, la política exterior, la ideología de género o la transferencia de soberanía desde los Estados hacia el gobierno europeo. Bien claro lo dejó el popular González Pons cuando declaró hace unos meses que "en Bruselas somos coalición desde hace mucho tiempo con el Partido Socialista y con Los Verdes, y seguiremos siendo coalición con ellos". Los datos confirman lo declarado por González Pons: desde enero de 2020 hasta junio de 2023, el PP y el PSOE han votado lo mismo el 88,15% de las veces –un total de 1.384 iniciativas– y distinto sólo el 11,85%. Por su parte, PP y Vox han votado distinto en el 49,34% de las ocasiones. Sólo Vox, oponiéndose a la dictadura del pensamiento único, aporta pluralismo político a una España asfixiada por la uniformidad ideológica. Y sólo por este motivo la existencia de Vox debería ser celebrada por los sinceros amantes de la libertad y la democracia, pero como ésos no abundan en España, lo que se hace es triturar al que tenga el atrevimiento de disentir.


Por eso se equivocan los periodistas y opinadores de eso que se sigue llamando, con escasa coherencia, la derecha cuando se alegran tanto del triunfo del PP en Galicia como del escaso resultado de Vox, que, por cierto, ha aumentado sus votos en un 21% a pesar del implacable linchamiento al que le han sometido todos los medios tanto de la izquierda como de la derecha. La tenaza del PP-PSOE en la UE, reproducida aquí por los medios de comunicación.


Y se equivocan gravemente porque, amordazando y menospreciando la voz de la minoría que hoy, con tenacidad digna de encomio, representan Abascal y los suyos, lo único que consiguen es afianzar la condición del PP de sirviente de una izquierda que, lenta e inexorablemente, va consiguiendo todos sus objetivos sin oposición capaz de resistir.


www.jesuslainz.es


PSOE, partido mercenario

Jesús Rul. vozpopuli. 24 Febrero 2024

Los partidos políticos, como otros grupos humanos son sistemas sociales, tensionados entre la permanencia y el cambio. Se identifican básicamente por siglas, liderazgo e ideología y tienden a mantenerse si ganan prestigio y éxito electoral, en su defecto suelen refundarse o desaparecer. El cambio está representado por liderazgos alternativos, cuadros directivos, sistemas de selección de cargos, estrategias y programas políticos, financiación, marketing, comunicación y propaganda.


Así sucede en la actual democracia española: UCD, democristiana y liberal, fue decisiva en la Transición, luego desapareció. El PC, marxista, pasó de 23 a 4 escaños entre 1979 y 1982, mutó en IU, pero entre 1986 y 2011 osciló entre 18 y 2 escaños.


Dos grandes partidos nacionales han protagonizado la vida política española: el PSOE, refundado en la Transición como partido socialdemócrata, logró su última mayoría parlamentaria hace 37 años, en 1986, se mantiene con altibajos y cambios que considero después, y el PP, refundado de AP, conservador, logró su última mayoría parlamentaria en 2011. En las primeras décadas del XXI han aparecido partidos de ámbito nacional, como UPyD y C’s, liberales, desaparecidos; UP (con confluencias regionales), neocomunista, ha oscilado entre 65 y 33 escaños entre 2015 y 2019, pero en las últimas elecciones, la izquierda neocomunista se presentó con las siglas de Sumar, logró 31 escaños de los cuales 5 son de UP, 5 de IU, 2 de Compromís, 2 de Más Madrid, etc. Vox, conservador, desgajado del PP, ha oscilado entre 52 y 33 escaños entre 2019 y 2023. Además, están los partidos de ámbito regional y local con representación parlamentaria nacional, consecuencia del sistema electoral general. En todo el periodo constitucional, muchos de estos partidos han desaparecido; otros no, como los partidos regionales secesionistas.


Visto con perspectiva, el escenario ideológico dominante, a grandes rasgos, ha sido la dualidad complementaria entre socialdemócratas y conservadores de los grandes partidos nacionales, con apoyos de partidos regionales secesionistas catalanes y vascos a cambio de recursos y cesión de competencias. Este ha sido el paradigma entre 1979 y 2015. El eje alternativo de dos grandes partidos alineados a derecha e izquierda del centro es factor de equilibrio en las democracias liberales, pero, en nuestro caso, hay una anomalía: los partidos secesionistas. En la Transición hubo la voluntad de integrar a los partidos secesionistas (lo fueron desde el principio) en la unidad política nacional. El sistema electoral erróneamente permitió que estos partidos tuvieran representación en las Cortes, que sólo “representan al pueblo español” (art. 66 CE). No ha funcionado, no se han integrado, sino todo lo contrario. Hoy los enemigos de la Nación sientan cátedra en las Cortes y afianzan privilegios, con los grandes partidos en minoría, incapaces de unirse. Así, las Cortes no sirven al interés general de los españoles.


La conservación de la comunidad política nacional ha funcionado mientras existió un equilibrio entre PP y PSOE al integrar a la mayoría de los ciudadanos en la unidad política. Ya no. Con todo, funcionó durante las dos primeras décadas desde la Transición. Ahora está roto y amenaza la integridad del sistema constitucional, de principios, valores e instituciones.


En las últimas cinco legislaturas, desde 2015, ni PP ni PSOE han obtenido mayoría absoluta para gobernar y los secesionistas exigen su proyecto máximo: todas las competencias de un Estado y la autodeterminación en contra de la Nación de españoles y el orden constitucional.


En 2018, Pedro Sánchez, líder autoritario del PSOE, rompe con la tradición socialdemócrata del partido desde la Transición, aliado con comunistas y secesionistas se hace con el poder en la moción de censura contra Rajoy. En las tres legislaturas siguientes, en minoría, dos en 2019 y 2023, se mantiene en el poder con gobiernos de coalición socialcomunista y apoyos de los secesionistas catalanes y vascos, pero ahora el precio es la amnistía, esto es, la impunidad por delitos cometidos a conciencia contra la Constitución, malversación, violencia y traición a la Nación, y el derecho de autodeterminación. Sánchez, para ser investido presidente, ha tenido que tragar y ceder a la voluntad de los delincuentes que son decisivos mientras dure esta aciaga legislatura.


El camino emprendido por Sánchez aleja al PSOE de ser un partido de mayorías en toda España. Una amplia mayoría de españoles han perdido la confianza en el PSOE como evidencian las elecciones generales, autonómicas y locales. Sólo tiene mayoría en Castilla-La Mancha. En Asturias gobierna en coalición con comunistas (IU, Podemos), y en Navarra gobierna, siendo el segundo partido, con secesionistas (EH Bildu y GBai).


Sánchez da por perdido al PSOE como partido mayoritario. Para conservar el poder hace suyos los proyectos populistas y secesionistas de partiditos locales y regionales, con liderazgos personalistas que atraen votantes. Es el modelo aplicado en las recientes elecciones gallegas: el PSOE gallego mimetizado en el BNG. La doctrina oficial del líder supremo es girar alrededor de líderes que trasciendan la marca PSOE. Esta deriva, arrastra al PSOE a la condición de partido mercenario. Sí, en efecto, en una primera acepción, mercenario es un soldado o tropa que por un salario se vende para servir en la guerra a un poder extranjero. Aplicado a un partido político es venderse para servir a los intereses de otros partidos (secesionistas y populistas) a cambio de sus votos para detentar el poder.


En esto ha convertido Sánchez al PSOE más allá de los relatos construidos para afines que se propalan en medios subvencionados. En la Transición mutó de partido marxista revolucionario a partido socialdemócrata, esto es socio-liberal, homologable con partidos similares en democracias occidentales. Desde Zapatero y ahora con Sánchez abandona la ortodoxia socialdemócrata y muta al populismo postmoderno, cuyo ejemplo son las pseudodemocracias de algunos países hispanoamericanos. Una vez logrado el poder democrático tienen “todo el tiempo del mundo”, como dice Sánchez, para utilizar instituciones y recursos con que crear un régimen autoritario dogmático, proselitista y clientelar orientado a evitar el cambio político. Cuando esto sucede la democracia liberal muere y esa sociedad vive en un régimen revolucionario de perfil neocomunista.


Es un grave riesgo para la España actual la concentración de poder en un hombre, sin contrapesos, mercenario de las élites secesionistas que ha empoderado. Esta deriva rompe con la tradición liberal de la democracia, regida por el principio de equilibrio de poderes como condición necesaria para conservar la integridad de la comunidad política. Frente al absolutismo y el despotismo, el pensamiento ilustrado, desde el siglo XVIII, ideó las condiciones políticas y sociales del estado moderno basado en el Estado de derecho, libertad individual, propiedad privada, igualdad ante la ley, carta de derechos, separación neta de poderes y control del poder. De estas fuentes (Locke, Montesquieu, Tocqueville, Bobbio…) bebe el constitucionalismo moderno, especialmente el posterior a la segunda guerra mundial, por las experiencias totalitarias en Alemania e Italia, con la prevalencia del Derecho (Kelsen) sobre la voluntad de poder (Schmitt). La historia evidencia siempre que cuando un hombre tiene poder siente la inclinación de abusar de él, como expuso Montesquieu en De l’exprit des loix, 1748. De ahí la importancia de la separación de poderes y los contrapesos como garantía del principio ilustrado: “el poder frena al poder”. El equilibrio de poderes es condición de libertad, núcleo de la vida civilizada.


Contrariamente, los poderes en la Constitución española no están separados, sino simplemente divididos funcionalmente y carece de contrapesos efectivos. Por estas rendijas Sánchez ha afianzado su omnímodo poder: domina ejecutivo y legislativo, y avanza en el control del judicial, manda en los medios públicos e induce la línea editorial e informaciones de muchos privados a través de subvenciones y publicidad. Eso mismo hacen los poderes secesionistas en las autonomías que controlan. En estas condiciones la libertad cede a la arbitrariedad porque se desguazan los factores de unidad nacional, se rompe la igualdad de los españoles, donde los secesionistas, con mando en plaza y sin caución del Estado, imponen obligaciones lesivas de derechos personales, como las lingüísticas y culturales discriminatorias contra la lengua común española.


Tres grandes escándalos políticos, en los pocos meses que dura esta legislatura, muestran el perfil de este gobierno:: legalizar la impunidad contra la Constitución (eso es la proposición de ley de amnistía) como transacción mercenaria de pago por votos, la dejación de responsabilidad en la protección efectiva de fronteras contra el crimen organizado (tráfico de personas y drogas) con el luctuoso efecto de la muerte indebida de Guardias Civiles (Cui prodest?) y, ahora, el caso Koldo, de corrupción socialista al más alto nivel.


Secesión

Mikel Buesa. la razon. 24 Febrero 2024


La aceptación por el «Parlament» de una iniciativa popular para declarar la independencia de Cataluña ha remachado otra vez el asunto de la secesión de esa Comunidad Autónoma. Inmediatamente la discusión política se ha centrado en la inconstitucionalidad de tal declaración, obviándose todo lo demás. Pero es precisamente esto último lo relevante, pues la secesión no es una cuestión jurídica sino una cuestión de hecho que podrá ser exitosa o no, dependiendo de las circunstancias. Por eso, el debate debería centrarse en las ventajas o inconvenientes que podrían derivarse de tal acontecimiento. Las primeras, son obvias y se manifiestan en la satisfacción que los independentistas pueden experimentar, sublimando así sus aspiraciones inveteradas. Sin embargo, lo malo está en los segundos, acerca de los cuales sólo se pueden hacer ejercicios prospectivos teniendo en cuenta la experiencia de otros territorios que llegaron primero.


En Europa tenemos unos cuantos ejemplos de procesos secesionistas desde hace algo más de tres décadas, todos ellos vinculados al desmoronamiento del sistema comunista tras la caída del Muro de Berlín. Estos casos han sido estudiados detenidamente por diferentes economistas que han comprobado que siempre –incluso en la más pacífica separación de Chequia y Eslovaquia tras el «Divorcio de Terciopelo»– se produjeron caídas importantes de la actividad productiva, fruto principalmente del retraimiento de las relaciones económicas al erigirse nuevas fronteras. Es lo que llamamos el «efecto frontera», que desemboca en reducciones del PIB y del comercio exterior muy difíciles de revertir, aunque no imposible si se tiene la paciencia de esperar un tiempo que generalmente se mide en décadas. En el caso catalán, a ello se añadiría su conversión en un paria internacional, al quedar excluido de los tratados que vinculan a España con entidades tan importantes como la Unión Europea –incluida la Unión Monetaria–, Naciones Unidas o la Organización Mundial del Comercio, con lo que sus dificultades económicas se multiplicarían. Puede ser que los catalanes –o los vascos, como declaró en su día Xabier Arzalluz– estén dispuestos a asumir el coste asociado a su empobrecimiento, pero habría que comprobarlo antes de embarcarse en la secesión. Por eso, resulta imprescindible sacar el debate del ámbito de los jurisconsultos para meterlo en el embarrado terreno de la economía y la sociología.


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