Recortes de Prensa Lunes 4 Marzo 2024


Zelenski anuncia el derribo de siete cazas rusos en una semana y califica la situación en el frente de "extremadamente difícil"

En su alocución, el presidente ucraniano condenó el lanzamiento este domingo por parte de las fuerzas rusas en la localidad de Kurajove, en Donetsk, de una bomba aérea guiada que cayó sobre una vivienda hiriendo a dieciséis personas

El Confidencial. 4 Marzo 2024


El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, destacó en su discurso diario a la nación del domingo por la noche el derribo a lo largo de la semana pasada por parte de las Fuerzas Armadas ucranianas de 7 de los aviones de combate que Rusia utiliza para lanzar bombas aéreas guiadas.


En su alocución, el presidente ucraniano condenó el lanzamiento este domingo por parte de las fuerzas rusas en la localidad de Kurajove, en la región oriental de Donetsk, de una bomba aérea guiada que cayó sobre el tejado de una vivienda hiriendo a dieciséis personas.


Rusia lanza a diario desde sus aviones de combate contra posiciones ucranianas bombas aéreas o deslizantes, que son explosivos convencionales dotados de alas y sistemas de navegación que les permiten seguir una trayectoria previsible hacia el objetivo.


Las bombas aéreas pueden lanzarse desde decenas de kilómetros de distancia, lo que dificulta a las defensas aéreas enemigas alcanzar a los aviones que las tiran.


“Cuantas más capacidad de derribar aviones rusos tengamos, cuanto más destruyamos la logística rusa en nuestro territorio ocupado, más vidas ucranianas salvaremos”, dijo Zelenski en su discurso, en el que calificó la situación en el frente de “extremadamente difícil” y alabó la labor de sus soldados pese al “déficit significativo” en artillería que tiene Ucrania.


Las claves del momento:

Zelenski destaca el derribo de siete cazas rusos en una semana y califica la situación en el frente de "extremadamente difícil"

El ataque ruso contra Odesa deja ya 10 muertos, dos de ellos bebés de menos de un año

Las defensas antiaéreas rusas derriban 38 drones ucranianos sobre el cielo de Crimea


Hace 27 minutos 08:34

Explosión en un puente obliga a suspender tráfico ferroviario en la región rusa de Samara

La detonación de un artefacto explosivo en un puente obligó este lunes a suspender el tráfico ferroviario en la región rusa de Samara, en el curso medio del Volga, informaron los servicios de emergencia de Rusia.


"La causa del daño en la cabeza del puente fue la detonación de un artefacto explosivo", señaló una fuente de los servicios de emergencia citada por la agencia oficial rusa TASS.


Al menos cinco trenes de pasajeros sufrirán retrasos debido al incidente provocado por la "injerencia ilegal" en el funcionamiento del transporte ferroviario, señaló la oficina de prensa de la compañía regional de ferrocarriles.


El puente dañado se encuentra sobre el río Chapáevka, junto a la localidad de Chapáevsk, situada a unos 850 kilómetros al sureste de Moscú.


Hace 38 minutos 08:23

Ucrania asegura que Rusia ha perdido 1.150 soldados en un solo día

El Alto Mando de las Fuerzas Armadas ucranianas ha afirmado que Rusia ha perdido 417.950 soldados en Ucrania desde el inicio de la invasión el 24 de febrero de 2022. Incluye muertos y heridos.


El número -la inteligencia occidental da cifras algo más bajas- incluye 1.150 bajas que los rusos habrían sufrido solo en el último día.


Hace 1 horas 13 minutos 07:48

Zelenski destaca el derribo de siete cazas rusos en una semana y califica la situación en el frente de "extremadamente difícil"

El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, destacó en su discurso diario a la nación del domingo por la noche el derribo a lo largo de la semana pasada por parte de las Fuerzas Armadas ucranianas de 7 de los aviones de combate que Rusia utiliza para lanzar bombas aéreas guiadas.


En su alocución, el presidente ucraniano condenó el lanzamiento este domingo por parte de las fuerzas rusas en la localidad de Kurajove, en la región oriental de Donetsk, de una bomba aérea guiada que cayó sobre el tejado de una vivienda hiriendo a dieciséis personas.


Rusia lanza a diario desde sus aviones de combate contra posiciones ucranianas bombas aéreas o deslizantes, que son explosivos convencionales dotados de alas y sistemas de navegación que les permiten seguir una trayectoria previsible hacia el objetivo.


Las bombas aéreas pueden lanzarse desde decenas de kilómetros de distancia, lo que dificulta a las defensas aéreas enemigas alcanzar a los aviones que las tiran.


De Sánchez, el huido, y sus fanáticos seguidores

AGAPITO MAESTRE. libertad digital. 4 Marzo 2024

El otro día escuché en esRadio a una periodista de El País. Justificaba con facundia y cinismo las tropelías de Sánchez y su gente. Tiraba balones fuera para no comprometer al jefe del Partido Sanchista. Voz engolada y aire de superioridad adornaban a la citada periodista para advertirnos "de que no vale todo en el periodismo". Ella se cuidaba mucho de no meter en el mismo saco a Ábalos y Sánchez, a Koldo y Sánchez, a Armengol y Sánchez, a Torres y Sánchez… Sánchez, el presidente del Partido Sanchista, no debería ser relacionado con el sanchismo. De locos. He ahí toda una soflama para salvar al jefe la cosa. Pero así es la prensa del Partido Sanchista. Inmoral y, sobre todo, anacrónica. Ridícula. Vulgar prensa de partido. Nada. Pero son esos periodistas, tan patéticos como el propio Sánchez, quienes dan aire a Sánchez. Se revisten de una falsa objetividad para esconder su carencia de moralidad.


Sánchez no da la cara, pero tiene un batallón de periodistas que lo esconden y protegen. Es un cobarde, políticamente hablando, pero tiene seguidores más que fieles, fanatizados, entre el periodismo de partido que tanto gusta en España. Gentes que pueden decir las cosas más brutales sin que se les caiga la cara de vergüenza. La periodista decía que ella, como todos los de la redacción de El País, estudiaban con gran seriedad todas las noticias relacionadas con el caso de las mascarillas y, naturalmente, separaba el grano de la paja para dar una información correcta. Mentira. El periódico al servicio del sanchismo y la extorsión separatista está comportándose con la causa abierta por un juez contra una serie de militantes del Partido Sanchista con el cinismo de siempre; hace como si investigara, pero no investiga nada; dice que trae noticias y hechos, pero solo produce basura ideológica, envuelta en papel de fiesta, para ocultar la corrupción sanchista.


Y, sin embargo, esta prensa ya no engaña nada más que a los que quieran engañarse, o sea, a los sectarios votantes del Partido Sanchista. Para eso ha quedado El País. Es prensa para gente sin espina dorsal, pues que nadie con inteligencia ciudadana duda de que el Ejecutivo está en descomposición y el PSOE vive tal crisis que ya solo se le conoce por el nombre de Sánchez. El jefe de la cosa está preparando la huída, pero, antes, hará mucho daño y se llevará a mucha gente por delante. Él, sí, por acción u omisión ya es considerado por la mayoría de los españoles el máximo responsable de la trama de corrupción que tiene en vilo la democracia española. Pero sus sectarios partidarios seguirán ahí. Porque mal está la prensa de Sánchez, pero peor se hallan, mental y espiritualmente hablando, los millones de fieles del PSOE; sí, creen en un partido que ha desaparecido, el PSOE, y lo sustituyen por el Partido Sanchista.


¿Qué decir de los millones de votantes del Partido Sanchista (el PSOE está muerto)? ¿qué decir de esa gente que, independientemente de lo que diga, haga y esconda Sánchez, seguirá votando al PSOE? El asunto es problemático. Irresoluble. Pues, pase lo que pase, se dice pronto, esas personas seguirán votando a Sánchez. El asunto es duro pero real. Cualquier cosa puede decirse de este personal. Quizá no sean dignos de lástima sino merecedores de desprecio, del mismo desprecio que ellos utilizan con el resto de ciudadanos españoles por no votar al Partido Sanchista.


Pues eso, prensa de partido y gente despreciable son los principales aliados de un individuo, Sánchez, que no da la cara, mientras el país se desangra por la corrupción.


Deslegitimado totalmente el gobierno de España, el tinglado montado por Sánchez y los separatistas solo tiene una salida: elecciones ya


¿Está muerto el caimán?

Jesús Cacho. vozpopuli. 4 Marzo 2024

Semana negra de Sánchez Pérez-Castejón. Semana en la que el PSOE nos ha ofrecido el espectáculo de miseria que merecemos por haber consentido la toma del poder por un personaje menor, un psicópata devenido en pequeño capo mafioso con banda propia y el apoyo de casi 8 millones de votos, dispuestos todos a repartirse el país. Un Gobierno de delincuentes para un país de idiotas. Remedando a Cioran, una civilización exhausta rendida a su bárbaro. Un socialista honrado explicaba días atrás la secuencia de lo ocurrido: todos sabemos, decía, que el “pinyol” del que Sánchez se rodeó tras su destierro de Ferraz en 2016 era gente sin oficio ni beneficio, los Ábalos, los Cerdán, las Lastra, los Koldo… meros oportunistas dispuestos a jugárselo todo a una carta. Salió cara y desde ese momento solo pensaron en enriquecerse, y lo hacen a las primeras de cambio, no pueden esperar, se atiborran a la primera oportunidad, la pandemia, el maldito Covid, mientras la gente moría a miles en residencias y hospitales… Un drama que retrata a Sánchez, nos da su dimensión política pero sobre todo humana, un tipo arrojado al arroyo por su propio partido que se lo juega todo a cara o cruz, que reconquista la plaza a base de populismo barato con el apoyo en una militancia arriscada, y que cuando llega a Moncloa se comporta como un vulgar bandolero porque se siente el amo del cortijo y sabe que su sillón descansa sobre la fidelidad de una gente a la que tiene que recompensar, tiene que premiar, llenar de cargos, atiborrar de nóminas, incluso ahora quiere recrear el INI franquista porque con la SEPI y el sector público le siguen faltando canonjías con las que pagar los favores del ruin ejercito de estómagos agradecidos que le acompaña.


Un olor pútrido procedente de la escombrera de Moncloa se extiende por España como una mancha de estiércol. Como esas tormentas de arena procedentes del Sahara que de vez en cuando nublan el sol madrileño. Todo está podrido en este PSOE. Todo enfangado en este Gobierno. Es Ábalos, por supuesto, pero es Armengol, es Illa, es Marlaska, es Torres, es Cerdán, es Begoña, la mujer del “bárbaro” de Cioran. Es el secretario de organización, es la presidenta del Congreso, es el ministro del Interior, es el líder del PSC, es el ex presidente canario, es el tipo que negocia la rendición de España en el extranjero con un delincuente, es la esposa del presidente del Gobierno… Es Pedro Sánchez, la cabeza de la hidra. Todo podrido. Es el “poder reflejo” del que hablaba aquí el viernes Jorge Sáinz: “Koldo usaba el poder reflejo de Ábalos y Begoña Gómez, el de Sánchez. Para ellos, verse con Gómez era como reunirse directamente con el presidente”. Ni en los momentos más apurados del felipismo, dramática última legislatura de 1993 a 1996, la corrupción alcanzó los niveles que ahora anegan el país y agotan el crédito de un Gobierno que apenas ha cumplido sus primeros 100 días de ejercicio, un Gobierno que ni siquiera tiene garantizada la legislatura. Siempre he pensado que a Sánchez no le interesaba el dinero, sino el poder, pero lo que esta semana hemos conocido de su “santa” pone esa idea en entredicho y nos aboca a redimensionar la tipología de un personaje a medio camino entre el palio y la pasta.


Esta es la verdadera cloaca, el sumidero al que ha ido a parar un partido con 140 años de polémica historia, 40 de los cuales ocupados en cobarde silencio durante la dictadura, y a quien le acaba de estallar una bomba fétida con múltiples ramificaciones, porque esto no es el “caso Roldán”, un hombre y su circunstancia, sino el caso de todos los hombres, todos los nombres, las ramas enteras del árbol que cobija el sanchismo, el tronco podrido del principal responsable, un jefe de Gobierno que desde el principio renunció a serlo de todos los españoles para dedicarse a amamantar únicamente a su grey, premiar a los capos de su banda y colmar de regalías a sus fieles. Decía el jueves el joven Patxi López que el problema del PSOE con Ábalos es que el ex de Fomento “tiene un club de fans muy potente dentro del partido, gente que no entiende que lo hayamos defenestrado de esta manera después de decir que había que dejar trabajar a los jueces, y sin una acusación concreta…” Por primera vez a Sánchez empiezan a cuestionarle dentro de la capilla socialista, empiezan a fallarle los apoyos internos y le quiebran también los externos, tentados los Puchimones a apretarle aún más las tuercas de la exigencia, menos obligados a defenderle quienes lo vienen haciendo por conveniencia. Dispuestos todos a aumentar la cifra del chantaje.


El Gobierno Sánchez ha saltado por los aires. La legislatura está agotada cuando apenas ha echado a andar. Pero, ¿está muerto el caimán? “Ni mucho menos”, se oye a derecha e izquierda. Hemos llegado a aceptar con tanta mansedumbre, con tan cristiana resignación, las mentiras del personaje y sus tropelías que le hemos dotado de ese aura que rodea lo rocoso, lo inamovible, la sensación de desesperanza que durante el franquismo sentíamos quienes militábamos en agónica espera de un cambio democrático. Pero esta vez el Caudillito Wapo ha traspaso líneas rojas muy por encima de sus posibilidades, porque ya no es su Gobierno, prácticamente al completo, el que está con un pie en el banquillo, sino él mismo quien se encuentra en el disparadero. Lo ha puesto la señora que se acuesta en su cama. Sabemos, en efecto, que Air Europa financió una cátedra en la Complutense a Begoña Gómez poco después de la llegada del señorito a Moncloa. Sabemos que la doña mantuvo reuniones con Víctor de Aldama, comisionista de la trama de corrupción y en nómina de la aerolínea, y con el CEO y dueño de la misma, Javier Hidalgo, para “hablar de negocios”. Y sabemos también que el Consejo de Ministros acordó el rescate de Air Europa (créditos y avales por importe de 1.100 millones), en sesión presidida por el presidente del Gobierno, que, punto clave, no se abstuvo como hubiera sido su obligación a tenor de la ley Ley 3/2015 que regula los conflictos de interés para altos cargos de la Administración.


Sánchez, que ayer sábado seguía en paradero desconocido, está tocado, y la llamada del juez a la gentil Begoña para prestar declaración debería terminar de hundirlo. Es evidente que un escándalo de esta magnitud -la mujer del presidente reuniéndose con notorios “conseguidores” dispuestos a proponerle negocios nada menos que en Marruecos, país que encierra el gran misterio de corrupción que envuelve a su marido-, hubiera hecho ya saltar por los aires al Gobierno de cualquier país democrático, algo que hace tiempo dejó de ser España. Mi opinión es que el caimán se irá muy pronto para Barranquilla. Cuestión de tiempo. De poco tiempo. Abrochado a su manual de resistencia, el gaznápiro se embarcará sin la menor duda en una huida hacia adelante (lo contrario nos decepcionaría) intentando hacer aprobar una ley de amnistía a cualquier precio, enfrentándose a la roca del Tribunal Supremo y regalando lo que le pidan para sacar adelante unos PGE que le permitan seguir en el alambre algún tiempo más, todo ello a un coste inasumible para un país tan machacado como es ahora España. Mi opinión, insisto, es que el circo Sánchez se ha venido abajo y los españoles seremos convocados a las urnas este mismo año, probablemente después del verano.


Mucho dependerá de la labor de la oposición, de su determinación y acierto a la hora de enfocar los disparos. Si comete el error de centrar el tiro en Ábalos y su sanchopanza Koldo, dando gusto a un PSOE que sueña con la posibilidad de apagar el incendio con ese cortafuego, entonces el asunto quedará circunscrito a un caso más de corrupción, por importante que sea. El PP debe elevar el tiro e ir aguas arriba de un problema cuyo origen está en la incapacidad para gestionar cualquier cosa de este Gobierno de gañanes, tal que la contratación y compra de las mascarillas y los test, un proceso que se acomete sin publicidad y sin controles, y que se otorga a empresas desconocidas o de reciente creación. Se deja en manos amigas. Es ahí donde surge la responsabilidad política clara del ministro de Sanidad, Salvador Illa, y de su jefe superior, el presidente del Gobierno, así como también de los presidentes de CC.AA. (caso de Armengol, una mujer absolutamente chamuscada) y de los ministros que contrataron con la empresa de Koldo y similares. Es ahí donde anida la corrupción que permite el enriquecimiento de gente situada en el cogollo del Gobierno y del partido.


En Ábalos, en Armengol, en Marlaska, en Cerdán, en Begoña, en Sánchez, capo di tutti capi, está retratado el fracaso histórico de nuestras élites a la hora de reformar desde dentro un sistema, el del 78, que ha llegado hasta aquí arrastrándose por el barro de una corrupción generalizada –quizá peor la corrupción moral de quienes asumen en silencio la situación para no correr riesgos-, ante la indiferencia de una sociedad anestesiada que ha bajado los brazos. Como escribiera Bastiat, un teórico del primer liberalismo, “Cuando el saqueo se convierte en una forma de vida para un grupo de hombres en una sociedad, con el tiempo se crea un sistema legal que lo autoriza y un código moral que lo glorifica”. La explosión del sanchismo coloca a los demócratas españoles ante el espejo de las miserias del sistema y los interpela para acometer su reforma radical, porque, como ayer escribía aquí Agustín Valladolid, España seguirá siendo un paraíso para los corruptos mientras no actúe sobre la raíz del problema: la voracidad de unos partidos que se han apropiado del Estado desactivando sus mecanismos de control. Koldo, por eso, es el producto inevitable de un modelo fallido. Es ahí donde una derecha democrática merecedora de tal calificativo tendría que actuar a corazón abierto y sin miramientos, una vez desalojado del poder el bandolero que lo detenta.


Y un apunte final: ¿Qué va a hacer ahora ese dechado de honorabilidad que es el PNV? ¿Qué hará ese miembro de una raza superior apellidado Esteban Bravo, aúpa Luis Aitor? ¿Qué harán los señores de la boina que plantaron al estulto Rajoy con el argumento de que “el partido no puede aguantar la presión de nuestra gente, hemos hecho una encuesta interna y ha salido que no acepta que sigamos apoyando a un Gobierno corrupto como el tuyo, Mariano, porque sois unos corruptos, entiéndeme, lo acaba de decir una sentencia judicial…” La sentencia (manipulada) por el juez De Prada. Y, ¿qué van a hacer ahora esos ángeles de luz, esos dechados de virtud, esa traición de siglos que se refugia bajo las siglas PNV? ¿Va el PNV a seguir apoyando la gran cloaca sanchista sin rechistar?


Cuando La Moncloa es la Casa Rosada de los Kirchner con el corrupsanchismo

Francisco Rosell. vozpopuli. 4 Marzo 2024

Cuando un presidente subvenciona con 10,1 millones a una sociedad minera apoderada por su hija con sus respectivas firmas en el expediente, cuando ese jefe autonómico ratifica adjudicaciones que un hermano suyo -director general de Deportes- le hace a otro como si fuera el tres en raya, cuando un Ejecutivo monta un sistema clientelar con el “fondo de reptiles” de los ERE podridos, a la par que el otro vástago reparte tarjetas de visita como comisionista de la administración que comanda su progenitor…. Cuando acaece todo eso y alguien que principia su carrera política hace méritos, a modo de prueba de sangre de ingreso en una banda delictiva, defendiendo en platós televisivos el supuesto honor herido de quienes hoy están condenados tras su cruzada contra los periodistas que los plantaron ante el espejo, es factible que luego se guie por esa senda de abyección si se enseñorea de un partido incorregible como el peronismo que refluye en Argentina y se instala en España operando que La Moncloa sea la Casa Rosada con la diarquía del matrimonio Kirchner.


No es para menos cuando el escándalo por el enriquecimiento ilícito con el Covid pringa al núcleo originario del sanchismo y la explosión de esta bomba de racimo afecta a ministerios y autonomías socialistas, mientras que la mujer del presidente aparece como intermediaria de empresas y su marido le deriva encuentros con las mismas como si fuera su presidenta adjunta sin sentarse a su vera en el Consejo de Ministros. Todo con la misma avenencia del consejero de Chaves que amparaba su nepotismo en que “todo buen padre quiere lo mejor para su familia”. Así, la vicepresidenta Montero, consejera con los ERE y cuyo reintegro no demandó como titular de la Hacienda andaluza, da ese marchamo de normalidad a que la cónyuge del presidente despache con empresarios como una gobernanta más. Fue su contestación al trascender la reunión de 2020 de Begoña Gómez con el dueño y un comisionista de Globalia, cuya compañía aérea Air Europa ha rescatado el Gobierno y que patrocinó una cátedra en la Universidad Complutense de la no catedrática al arribar su consorte a La Moncloa. Con estos antecedentes, Sánchez presidió el Consejo de Ministros que, con la falsilla de su defendido Chaves, salvó de la quiebra a los amigos de la pareja sin abstenerse contraviniendo la Ley 3/2015 sobre conflictos de interés para altos cargos.


De ahí la facundia de quien fue su mano derecha en el PSOE y en el Gobierno, José Luis Ábalos, artífice de la reconquista de la secretaria general tras ser descabalgado por los barones y del asalto a la Moncloa en la moción de censura Frankenstein contra Rajoy, al emplazarle Sánchez a renunciar como diputado por su implicación en los enjuagues y mordidas del mal denominado “caso Koldo”, dado que, a medida que crece y se extiende, llamarlo así es como poner a nombre de un menor de edad bienes delictuosos. Si los romanos en la fase álgida de pudrición y depravación de sus Césares glosaban que el pescado comienza a pudrirse por la cabeza, el tal Koldo García, el aizcolari al que Sánchez fio la custodia de los avales de su vuelta a Ferraz, no deja de ser la cola del escualo que salpica a las Presidencias del Ejecutivo y del Legislativo. De ahí la urgencia sanchista por echar el anzuelo al Poder Judicial.


En este brete, se entiende que, a diferencia del París que era una fiesta para Hemingway, según tituló su autobiografía sobre aquellos días de vino y rosas, La Moncloa no lo fuera este bisiesto 29 de febrero del cumpleaños cuatrienal de Sánchez. “La idea de que todos los días debían ser festivos me pareció un descubrimiento maravilloso”, anota el escritor y es dable que Sánchez haya compartido esa felicidad muchas jornadas. Ha debido pensarlo hasta que el voraz incendio desatado en la cocina de su Gobierno ronda su antedespacho y amenaza con su desalojo coincidiendo con los cien días de una flamígera legislatura. Como asevera el adagio latino, “Post festum, pestum”, si bien dispone del auxilio de quienes no pueden permitirse perderlo para exprimir aún más su debilidad. Socorrerán al doliente para que sobreviva a sus quemaduras.


Por aferrarse a La Moncloa tras su derrota del 23-J, su narcisismo psicópata le arrastró a prolongar su escapada festejándose a toque de fanfarrias como un espejo de virtudes. Empero, su juego de engaños se ha roto sacudido por la implosión purulenta del sanchismo tras su escarnio al Estado de Derecho y al erario. Cegado de la manera que los dioses confunden a los humanos, Sánchez no tuvo la clarividencia de González al sortear esa tentación en 1996 cuando, tras su “dulce derrota” ante Aznar, rehusó alargar su agonía con la respiración asistida de quienes operarían con él lo que no quería.


Aunque sepa que le aguarda el averno, Sánchez no es de los que se frena a mitad de camino cuando anda de por medio el poder. Aquella retirada de González le posibilitó haber presidido una Comisión Europea que declinó al percibirse como un “caballo cansado”; a Sánchez, por contra, le vetará cualquier opción de ese tenor al transmutar en un apestado. Su exvicepresidenta Calviño ha acreditado más astucia. De casta debe venirle al galgo siendo hija del Rasputín que Guerra situó al mando de la RTVE, luego de montarle un lío a la felipista Pilar Miró. Tras dos intentos baldíos por salir corriendo hacia un organismo internacional, preside el Banco Europeo de Inversiones al alto endoso de dejar a España sin la Agencia Europea Antiblanqueo en favor de Alemania y de asumir la política nuclear de Macron mientras avalaba su cierre en España. Amén de asegurarse un sueldo fantástico y muchas otras bicocas aprovechando la Presidencia española de la UE, se aleja de su herencia económica y del torrente de abusos tras su propio familismo amoral. No es nadie ni nada, doña Nadia.


Ningún otro como Sánchez sabía de tan primera mano la atiborrada mochila de impudicias que cargaba y que hoy se desparraman de lo abultada que iba. No obstante, engordó el morral comprándole su investidura al prófugo Puigdemont a cambio de autoamnistiar su golpe de Estado, así como los graves delitos que perpetró -incluido presunto terrorismo, según el Tribunal Supremo- para alzarse. De esa guisa, cuando la podredumbre alcanza al César y a su mujer como en la Argentina de los Kirchner; a una presidenta de las Cortes que nunca debió ser y enredada en la madeja de la adquisición de mascarillas fraudulentas mediante contratos falsos con fondos europeos, así como una pléyade de ministros y exministros, es que la corrupción se institucionaliza con quienes, agitando la bandera de la regeneración, pretendían apropiarse del negocio. Justo lo que originó el colapso del felipismo y del régimen socialista en Andalucía tras cuarenta años de hegemonía y se encaminaba hacia la “dictadura perfecta” del PRI en México.


Con todo, lo más letal es que los agios hayan sido a costa de una pandemia con una de las peores gestiones del mundo y con una de las mayores cifras de muertos. Lejos de salir más fuertes, como vaticinaba la propaganda gubernamental, unos logreros han salido más prósperos burlando la cartelería oficial. Como ayer con los “Cien años de honradez” de González en las vallas de los comicios de 1979 y que un perspicaz Ramón Tamames, dirigente del PCE, apostilló: “...y 40 de vacaciones”.


Sánchez se valió de la excepcionalidad del Covid para rendir a las instituciones como a su partido. Así, ocultó su negligencia criminal de mantener la convocatoria del 8-M en 2020, las mentiras contantes y sonantes de Fernando Simón sobre la inutilidad de mascarillas que no había, la comisión de expertos que nunca existió y las transacciones dolosas que hoy afloran. Ítem más. Saboteó la instrucción de una jueza, mientras el alto oficial de la Guardia Civil que realizó la investigación lo pagó bien caro, y buscó amordazar aparte de la prensa, mientras premiaba a sus voceros y ponía a la Guardia Civil a velar por el buen nombre de su mendaz Gabinete. Luego transfiguraría las Cortes en escribanía del Gobierno y de sus decretos-leyes con la Fiscalía del Estado como recadera gubernamental ante un Poder Judicial al que se procura menguar a mero apéndice.


Desarmando los órganos de fiscalización con este asalto forajido a las instituciones del Estado, se facilitaba que los cuatreros convirtieran en su botín los dineros destinados a la pandemia. La desgracia no iba a hacer mejores a quienes no se enmendarían ni volviéndolos a parir. Pero, como la avaricia rompe el saco y deja por el camino evidencias, esto permite agavillar pruebas incriminatorias de un saqueo que concierne al nudo gordiano del sanchismo con su artífice a la cabeza.


Entre la espada y la pared, Sánchez ha buscado endosar el muerto a quien se le ha plantado y recordado cruelmente que ambos están hechos de análoga materia. Cuña de la misma madera, Ábalos se ha negado a depositar su cabeza en una bandeja para que la alce como muestra de que nadie se le resiste en una organización que ya es sólo Sánchez. Se le encaró con la seguridad y firmeza que da conocerlo por haber sido su ayuda de Cámara y, por ende, no ser un héroe para él.


Al comunicar su ida al grupo mixto en un alegato que tenía los caracteres de oración fúnebre del sanchismo, Ábalos interpeló a Sánchez advirtiéndole de no le permitiría blanquearse a su costa como ha hecho con otros a la espera de ser repuestos en los abrevaderos del Presupuesto. Ábalos no podía ni quería prescindir de su aforamiento ante su evidente inculpación ni tampoco de un voto que, con una mayoría tan frágil, puede ser el fiel de la balanza. Con más conchas que un galápago, el hijo del torero “Carbonerito” no iba a dejarse hacer un tizón. Ni es tan estúpido como para tirar de la manta para, buscando desnudar a Sánchez, quedarse él en cueros. Pero sí que suministrará cucharitas de veneno jugando a “los diez negritos” como en la novela de Agatha Christie. No quebrará la unidad de voto socialista, aunque ya sin su disciplina pondrá de los nervios a quien comienza a constatar cómo se agrieta su dictadura silenciosa en el PSOE asistiendo al milagro de mudos que arrancan a hablar y de ciegos que inician a ver.


En Tener y no tener, la película en la que Howard Hawks hizo debutar a Lauren Bacall junto a Humphrey Bogart y basada en otra novela de Hemingway, el borrachín que encarna Walter Brennan pregunta a su amigo: “¿Te ha picado alguna vez una abeja muerta?”. Perplejo, le responde: “¿Una abeja muerta? Es imposible”. “Claro que es posible -replica-. Hay que tener mucho cuidado con las abejas muertas cuando se las pisa descalzo. Pueden pinchar tan fuerte como estando vivas. Sobre todo si estaban enfadadas cuando las mataron”.


Sánchez debió comprender el martes lo que duele y escuece aplastar una abeja aparentemente muerta desde julio de 2021 en que condenó al ostracismo a quien fue su edecán. No se sabe si éste le espetó a Ábalos lo que a su ministro más breve, Máxim Huerta, cuando este acudió a presentarle su dimisión de la cartera de Cultura: “¿De mí qué dirá la Historia?”. Es verosímil que ya lo perciba, aunque se enajene de una realidad que lo retrata de cuerpo entero y que, airado, rasgue su personal retrato de Dorian Gray. Como colige Oscar Wilde en su popular obra, todo exceso conlleva su propio castigo.


LA COBARDÍA DE LOS POLÍTICOS ESTÁ ALCANZANDO NIVELES CRÍTICOS

La cobarde claudicación de la élite británica frente al islamismo

KARINA MARIANI. gaceta. 4 Marzo 2024


Si un viajante del futuro quisiera entender, con una breve anécdota, cómo la dirigencia política acobardó a Gran Bretaña, la anécdota ideal sería la que comenzó hace unos pocos días cuando el presidente de la Cámara de los Comunes, Sir Lindsay Hoyle, se hincó servilmente ante la mafia antisemita atemorizado por las amenazas de violencia extrema. Se desató una guerra de proporciones en la Cámara cuando las filas laboristas pretendían aprobar, por fuera del reglamento, una enmienda de alto al fuego inmediato en Gaza y Sir Lindsay Hoyle accedió. Otra guerra semántica tuvo lugar en lo referente a la redacción, incluso dentro de lo irregular del asunto, mientras que afuera los manifestantes de la «Campaña de Solidaridad Palestina» (PSC), totalmente enardecidos, se mostraban dispuestos a todo, incluso a entrar al recinto para presionar a los parlamentarios al grito de: «Queremos que vengan tantos que tendrán que cerrar con llave las puertas del propio parlamento».


Los conservadores se retiraron de la sala denunciando traición y advirtiendo a Hoyle que le habían perdido la confianza. Pero Sir Lindsay había actuado presionado por su jefe político y por su instinto de autopreservación debido a las terribles amenazas que recibía desde el exterior. Cabe recordar que gente así de violenta, reaccionaria y fanática fue la que asesinó a David Amess en 2021, a Keith Palmer en 2017 y apuñalaron a Stephen Timms en 2010. La misma ideología criminal que ha provocado la muerte de casi 100 británicos en ataques terroristas en los últimos tiempos. Mientras el presidente Lindsay Hoyle rompía las reglas, afuera, los manifestantes celebraban la estocada a la democracia ante decenas de policías que observaban de brazos cruzados. La policía tuvo miedo de lo que podría pasar si arrestaban a los manifestantes y los políticos tienen, actualmente, miedo de hablar por las represalias contra ellos o sus familias. Además, el meollo del problema es que andan en puntillas para evitar acusaciones de islamofobia. Cuando el presidente Hoyle se refirió a las «aterradoras» amenazas de muerte contra los parlamentarios que lo llevaron a romper el reglamento no se atrevió a decir quién las hacía.


Justamente por atreverse a nombrar lo que Hoyle no pudo, la exministra del Interior, Suella Braverman, fue despedida en noviembre de 2023 cuando acusó a la policía de tener favoritismos con los manifestantes propalestinos. En estos días, Suella Braverman se indignó con los acontecimientos de la Cámara y escribió una valiente columna en la que decía: «La verdad es que los islamistas, los extremistas y los antisemitas están a cargo ahora» y agregaba: «Han intimidado al Partido Laborista, han intimidado a nuestras instituciones y ahora han intimidado a nuestro país para que se someta». Braverman advertía que su país necesita «despertar a aquello en lo que estamos caminando sonámbulos: una sociedad guetizada donde la libertad de expresión y los valores británicos están diluidos. Donde la ley Sharia, la mafia islamista y los antisemitas se apoderan de las comunidades». Además, Braverman acusó a los líderes políticos de «esconder la cabeza en la arena» y de preferir creer en la «ilusión» de una sociedad multicultural exitosa y permanecer aterrorizados de ser llamados racistas si los desafiaban. Sostuvo que «el extremismo masivo se exhibe con orgullo, los campus universitarios siguen siendo lugares peligrosos para los judíos. Necesitamos superar el miedo a ser etiquetados como islamófobos y hablar con la verdad».


Lee Anderson, ex vicepresidente del Partido Conservador, se hizo eco de la columna de Suella y afirmó que Londres había sido «tomada» tras una ola de protestas semanales pro-palestinas por la guerra en Gaza. Anderson provocó la ira del Partido Laborista cuando afirmó durante una entrevista con GB News: «En realidad no creo que estos islamistas tengan el control de nuestro país, pero lo que sí creo es que tienen el control de Khan (Sadiq, alcalde de Londres) y tienen el control de Londres. De hecho, ha entregado nuestra ciudad capital a sus compañeros». Anderson fue suspendido por el Partido Conservador por sus dichos tras su negativa a disculparse por estos comentarios. En efecto, la derecha cayó en la trampa de nuevo, el partido Conservador reaccionó ante los dichos de un hombre y no frente a las acciones violentas de una turba dispuesta a tomar el parlamento.


Llegó luego el momento del primer ministro Rishi Sunak, que en relación a los incidentes de parlamento condenó la «muy peligrosa intimidación para promover y glorificar el terrorismo» y añadió: «Nuestra democracia no puede ni debe ceder ante la amenaza de violencia e intimidación o caer en campos polarizados que se odian entre sí», haciendo una tímida alusión al accionar de la policía como si este fuera el primer episodio (¿recuerdas a Suella, Rishi?) y como si las fuerzas de seguridad no dependieran de él. Pero para emparejar la cosa condenó los dichos de Anderson como «incorrectos» e «inaceptables», aunque se negó a describirlos como islamófobos cosa que por supuesto no conformó a los laboristas ni a los conservadores entre los que el señor Anderson es muy popular, al igual que entre las bases.


Lo que la izquierda política exige es que Rishi Sunak utilice el término «islamofobia» para describir los comentarios de Anderson, porque esa es la descripción que ha adoptado Sadiq Khan, el Partido Laborista, y en consecuencia es la que quieren imponer en todo el país en caso de que lleguen al poder. Sadiq Khan, el ultra woke alcalde de Londres, criticó a Sunak afirmando que dentro del Partido Conservador se toleraba un «odio flagrante contra los musulmanes». Su postura identitaria es incansable y es usualmente señalado como el guerrero cultural en jefe del Reino Unido. Bajo su gestión Londres padece tasas cada vez mayores de delitos que son deliberadamente ignorados. No hay causa progresista que no abrace con fervor, en especial la teoría crítica de la raza que lo lleva a imponer políticas públicas para combatir el «racismo estructural» y la «masculinidad tóxica» que, según él, es la condición natural de los «hombres blancos».


Mientras Khan se hace el distraído sobre la delincuencia, la tribalización y las movilizaciones antisemitas en su ciudad, habla con espanto de la amenaza terrorista de la extrema derecha, excusa de paja que no registra índices ni siquiera marginales. Luego de la masacre sufrida por Israel en octubre, Khan posteó en Twitter que «cualquiera que incite a la violencia o al odio en Londres recibirá medidas enérgicas», pero desde entonces ha permitido terroríficas marchas en Londres llamando a la yihad y escupiendo odio hacia el Estado judío. Aunque la dirigencia política no lo nombre, el alarmante extremismo antisemita se percibe en las calles y a las puertas del propio parlamento. Desde el 7 de octubre en esas marchas se escucha a los participantes corear consignas sobre el asesinato de judíos.


Los ejemplos se multiplican en todo el país, la censura, el miedo y la asociación del movimiento woke con los movimientos y organizaciones antisemitas y de violento activismo palestino no dejan espacios vacíos. Lo que ocurrió en el parlamento, la inacción cómplice de la policía, los posteriores dichos de Braverman y Anderson y la reacción timorata de las propias filas conservadoras contrasta con la andanada de ataques que el laborismo, los medios y la militancia israelófoba lanzaron. La desproporción es abrumadora, pero Sunak necesitaba agachar la cabeza un poco más ante el progresismo, así que viendo que el escándalo no cesaba dio una conferencia en la que sostuvo: «Los extremistas islamistas y la extrema derecha… son dos caras de la misma moneda extremista». Exacta y literalmente la misma narrativa que Khan. ¿Qué mandato lo lleva a comparar y a compensar? ¿Por qué tiene que moderar su denuncia? ¿Por qué no pueden los conservadores decir las cosas como son?


Las presiones para adoptar la definición de islamofobia preferida por los laboristas no van a cesar, es un plan y está bien urdido. Buscan criminalizar toda oposición al extremismo islámico y dar respaldo legal a la censura y al adoctrinamiento que crece en Gran Bretaña. Actualmente ya las escuelas y universidades se ajustan a la tiranía del pensamiento antiisraelí con el argumento de combatir la islamofobia. ¿Por qué los políticos amenazados, los que padecieron el asesinato y la persecución de sus colegas, no pueden rebelarse? La cobardía está alcanzando niveles críticos.


Resulta que se denuncia por «incitación al odio» a Lee Anderson y se niega el problema de base que es que una turba antisemita violenta cercó al parlamento para obligar a los legisladores a romper el reglamento y legislar según su agenda de terror ideológico. ¿Anderson o Braverman se equivocaron al sugerir que las élites políticas estaban «controladas» por los islamistas? Ciertamente, lo que los conservadores y Sunak han mostrado es su voluntad de apaciguar a los islamistas, tal como ha pasado en otros lugares del mundo, dicho sea de paso. Estuvo dispuesta, la élite política británica, hasta a trampear las reglas del parlamento para aplacar a la mafia antiisraelí. Pero aún así son incapaces de nombrar el problema o de criticar lo ocurrido sin antes no compensar a los criticados con alguna frase sobre una extrema derecha, para lucir una ecuanimidad vacía y cínica. Lo ocurrido revela el poder censurador que conlleva una acusación de «islamofobia» en la Gran Bretaña actual.


Si el laborismo logra imponer su definición de «islamofobia», y hacia esa ruta van todas las acciones de los últimos días, todas las críticas al islamismo político o militante serán consideradas racistas. Esto significa encubrir la amenaza del islamismo para no enfrentarlo abiertamente, y al mismo tiempo le da aire e impunidad y lo vuelve intocable. Esto es lo que muestra el escándalo del parlamento. Con la excusa de señalar a Anderson como «islamofóbico» silenciaron o matizaron las críticas al verdadero escándalo y en lugar de atacar la violencia en el parlamento, prefirieron rechazar y estigmatizar a los críticos del islamismo. Incluso estuvieron dispuestos a utilizar la ley para intentar silenciar a los críticos.


¿Quiénes son hoy la mayor amenaza en Gran Bretaña? ¿Por qué Rishi Sunak dedicó importantes tramos de su discurso a hablar de la extrema derecha si no venía al caso? No es la extrema derecha la que ha estado perturbando a Gran Bretaña desde el 7 de octubre del año pasado, amenazando a los ciudadanos, destrozando la ciudad e impidiendo que el Parlamento funcione. Estamos ante una clase política que tiene más miedo a ser llamada «islamóbofa» que a recibir amenazas de muerte o ser directamente asesinada. De hecho, ni siquiera se atreven a enfrentar la amenaza que los amenaza.


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El sanchismo huele que apesta

ROSA DÍEZ. okdiario. 4 Marzo 2024


Lo que estos últimos días copa los titulares de todos los medios de comunicación –no cuento, a propósito, el boletín del puño y la rosa porque Prisa no merece ser calificado como medio de comunicación-, y que está mostrando la corrupción que aqueja a las instituciones de nuestro país, no es el caso Koldo ni el caso Ábalos. No hace falta ser muy perspicaz para darse cuenta de que desde que está en la presidencia del Gobierno de España, la corrupción política en España tiene nombre y capo: Pedro Sánchez Pérez-Castejón. Es un tipo que se aupó utilizando una moción de censura tramposa basada en un párrafo fraudulento colocado de rondón –posteriormente anulado por el Supremo– y que le había escrito un juez amigo.


El poder unipersonal que atesora Pedro Sánchez marca un hito histórico en la España democrática. Nunca habíamos tenido al frente del Gobierno a nadie que concentrara tanto poder, en su partido –cuyos controles internos liquidó nada más hacerse con la Secretaria General– y en las instituciones, cuya colonización puso en marcha en cuanto llegó a la Presidencia del Gobierno. El PSOE fue su campo de prueba; y una vez que internamente tuvo éxito y convirtió al PSOE en un rebaño, se propuso hacer lo mismo con España y el conjunto de los españoles.


Su control férreo y unipersonal del poder institucional y partidario que ejerce Pedro Sánchez (quizá solo compartido de verdad con su mujer, propietaria en gananciales de la sigla PSOE, pues no en vano su padre, el de las saunas gais, le pagó las primarias) ha provocado que todo lo que ha ocurrido en España desde que él llegó a la Secretaría General del PSOE y a la Presidencia del Gobierno haya dependido de su voluntad y estado bajo su control. Desde la composición de todas las listas electorales (ya ni siquiera formalmente las debate el Comité Federal) hasta las canongías concedidas a sus amigos en todos los rincones de la Administración. Todos los nombres propios que son colocados en el tablero del poder responden únicamente ante él. Él hace y deshace, nombra y cesa, autoriza y ordena. Él es, para bien y para mal, el boss, el macho alfa que comparte, si acaso, poder y colchón en la Moncloa.


Por eso resulta tan ridículo –permítanme la licencia– que se siga llamando caso Koldo al escándalo de corrupción económica relacionado con las mordidas en la compra de mascarillas inservibles para prevenir y proteger del Covid y que afecta a un número creciente de peones de Sánchez en distintas administraciones y terminales de poder. No hay otro caso que el de Sánchez; lo mismo que nunca hubo una parte de Gobierno buena y otra mala, una moderada y otra radical. ¿Se acuerdan cuando la culpa de los excesos se le atribuía a Podemos, a Iglesias o a sus niñas? ¿Cambió algo cuando se fue Iglesias, patada de Ayuso mediante? ¿Ha cambiado algo cuando se han ido las niñas de Iglesias?


No ha cambiado nada porque el boss, quien diseña la estrategia y aplica la táctica pensando únicamente en su beneficio es Pedro Sánchez. Y, ciertamente, siempre tiene un coro de prescriptores de opinión sincronizada –Herrera dixit– que nos quieren hacer creer que él está prisionero de alguien, que su pecado es ceder al chantaje, que si no fuera por esos malvados que lo rodean… No hombre, no, ya es hora de que despertemos y asumamos la realidad. Los que rodean a Sánchez son los que él mismo ha elegido; y los ha elegido como compañeros de viaje y tropelías porque todos ellos persiguen los mismos objetivos: demoler el Estado democrático para poder ejercer el poder sin ningún tipo de control. Aunque a veces parezca que difieren en algunos aspectos de la táctica a aplicar en cada momento o en los modales –aunque es bien cierto que últimamente ni siquiera en los modales se distinguen los portavoces del PSOE y la parte socialista del Gobierno de los tradicionalmente antisistema–, el bloque sanchista responde a un mismo objetivo: demoler el sistema del 78.


A quien cometió la mayor de las corrupciones al lograr su investidura a cambio de borrar los delitos de un prófugo de la Justicia no se le van a caer los anillos por robar el dinero que habría de estar destinado a proteger la salud y la vida de los ciudadanos. Quien roba, miente; y quien miente, roba. Esto es lo que hay.


Pero España es mucho más que Pedro Sánchez, que la sigla de lo que antes era un partido y que los prófugos de la Justicia, populistas de extrema izquierda, nacionalistas supremacistas, golpistas y filoetarras juntos. Los españoles decentes, quienes no obedecen a ningún gurú, quienes no preguntan a quien camina a su lado a qué partido político vota o cuál es su ideología o su forma de entender la vida, estamos convocados el próximo día 9 en Cibeles. Un centenar de asociaciones de la sociedad civil, con el único esfuerzo y trabajo de sus miembros, ciudadanos anónimos que dedican su tiempo libre –y una parte importante del que debieran dedicar a su actividad profesional y a su familia– hemos convocado una nueva concentración en Cibeles para rechazar la Ley de Amnistía y señalar que debemos elegir entre amnistía o Europa, entre amnistía o democracia. Porque las leyes que atentan contra el Estado de derecho, contra la libertad y la igualdad ante la ley de los ciudadanos no caben en la democracia, ni en España ni en Europa.


Quienes atentan contra nuestras libertades –y también quienes miran desde la acera, a ver qué pasa– han de saber que nos movilizaremos cuantas veces sea necesario, porque sabemos que, cuando la democracia está en peligro, todos los ciudadanos tenemos la obligación de defenderla. Y porque nos negamos a sustituir el estado de los ciudadanos por el estado de las etnias, que es la pulsión que subyace en el pacto antieuropeo del PSOE con Junts, de Sánchez con Puigdemont.


Sobran los motivos. Y defender la libertad siempre merece la pena.


¿A dónde nos lleva Pedro Sánchez?

PEDRO DE TENA. libertad digital. 4 Marzo 2024

Mis relaciones personales con Cuba son escasas. Leí libros panegíricos de Enrique Ruiz García[i] en mi más temprana juventud sobre la Revolución Cubana y me lo creí a pie juntillas. Sin otros elementos de referencia y con una ignorancia supina sobre los hechos, sucumbí al mito. No me liberé de sus ataderos hasta mucho más tarde. Luego supe que mi tío abuelo republicano, Fernando de la Milla, periodista y escritor, salió de España y se fue primero a México. De allí pasó a Cuba y, tras colaborar un tiempo con el régimen de los Castro, discrepó de sus maneras y sus fines y tuvo que salir por piernas hacia Estados Unidos.


Pero me ha dejado sentimentalmente tocado lo que leí hace unas horas en la agencia EFE y algunos medios escritos de la prensa española: "Cuba pide por primera vez ayuda a la ONU por falta de leche en polvo para los niños". Y así ha sido. El Programa Mundial de Alimentos de la ONU ha confirmado que recibió una comunicación oficial y urgente del Gobierno de Cuba solicitando el envío de leche en polvo a la isla para asegurar que los niños menores de siete años cuenten, al menos, con un kilo de leche en polvo al mes.


Cómo será la pobreza de la población que el organismo de la ONU indicó que este recién pasado mes de febrero logró entregar "144 toneladas métricas de leche en polvo descremada", beneficiando a casi 48.000 niñas y niños de entre siete meses y tres años en Pinar del Río y La Habana". Pero esto supone apenas el 6 % de los menores a los que el Gobierno pretende entregar leche subvencionada, aclara la agencia española.


Sigue contando EFE que "la leche escasea desde hace años en Cuba, aunque en general los niños de hasta siete años (y personas con dietas especiales) podían contar con una cantidad al mes a través de la libreta de abastecimiento (cartilla de racionamiento) a un precio altamente subvencionado (2,5 pesos por kilogramo, unos 21 centavos de dólar)". Pero ante la falta de leche, ha habido recortes de beneficiarios y de cantidades e incluso se ha sustituido el alimento por bebidas vitaminadas.


En Diario Las Américas se lee: "El Índice de la Miseria, un estudio desarrollado por el economista Arthur Okun con base en indicadores de inflación, pobreza y empleo, proyecta a Venezuela como la segunda economía ‘más miserable’ del mundo en 2023 con 164 puntos. La presencia del país caribeño en la lista no es ninguna novedad. De hecho, Venezuela lideró el ranking por seis años seguidos hasta 2021, cuando la nación fue superada por Cuba".


Como saben, Delcy Rodríguez, vicepresidenta de Venezuela —sí, la de Barajas y las 40 maletas de nadie sabe qué contenido y socia de la compañía aérea Plus Ultra, rescatada por el gobierno Sánchez—, llama a José Luis Rodríguez Zapatero "mi príncipe". No sabemos cómo llama a Pedro Sánchez ni cómo lo llamará a partir de ahora que, al hilo del caso Koldo-Ábalos-Sánchez-PSOE, todo vuelve a salir porque el "resistente" se resiste a dar explicaciones de todo los escándalos que ha perpetrado, económicos, sociales, políticos y morales.


Lejos de mi intención hablar esta vez del caso de corrupción más grave de la democracia española, originado además en la oscura impunidad del decreto y el dedo sobre contratos y adjudicaciones de material sanitario en medio de una pandemia que mataba a decenas de miles de ciudadanos. Moralmente, la más grave sin duda. No se puede caer más bajo.


Lo que quiero es llamar la atención sobre una Cuba y una Venezuela que son países admirados y de referencia para bastantes de los socios del gobierno sanchista. El propio Sánchez se ha negado a calificar como dictadura al régimen impuesto a los cubanos desde 1959, 65 años, y besaba con entusiasmo a la vicepresidenta Delcy en instancias europeas. Mientras, su mentor Zapatero más que un mediador no es sino un comisionista del régimen de Nicolás Maduro, que ve cómo éste acosa a la oposición y le impide ejercer sus derechos ciudadanos y políticos, y calla y otorga.


Nada más hay que ver a Yolanda Díaz, que ha cambiado cohetes por algoritmos, ensalzando la dictadura de Hugo Chávez; a Pablo Iglesias diciendo que los Castro son un honor y un orgullo; a Otegui manifestando que la Cuba de Castro es su "fuente de inspiración"; la CUP y Esquerra, que denunciaron en Cuba la "represión" de España, que tiene cuajo, la tienen como un modelo y Nicolás Maduro se fotografía con la bandera separatista. Puigdemont dijo a la muerte de Fidel Castro que el pueblo cubano podía decidir qué quería ser. ¿Ah, sí? (Que el beato PNV esté en este corralito debería avergonzarlo para siempre).


Grandes logros los de Cuba y Venezuela, países a la cabeza de las economías "miserables" del mundo. Gran hazaña debe ser que en Cuba, tras 65 años de "revolución", no haya leche en polvo para sus niños. Pues con estos paraísos, además de otros narcoedenes, sueñan la mayoría de los socios de Pedro Sánchez. ¿Adónde nos llevará este sujeto dada la dependencia abyecta que consiente de sus aliados si en España y en Europa no reaccionamos?


[i] América Latina: Anatomía de una revolución, en dos tomos.


La destrucción de Cataluña

JESÚS LAÍNZ. gaceta. 4 Marzo 2024


Todos los días aparecen nuevas noticias sobre ese lío de la descolonización museística y la defensa de la cultura que la izquierda pretende abanderar contra la derechona, esa amiga de la barbarie representada sobre todo por Vox. Vayamos, pues, a Cataluña, patria chica del ministro Urtasun, y echemos un vistazo a cómo la trataron los defensores de la cultura.


Al ser preguntado sobre la posibilidad de reabrir los templos al culto una vez pasados los primeros furores revolucionarios de 1936, Companys respondió satisfecho: «Oh, este problema no se plantea siquiera porque todas las iglesias han sido destruidas».


Además del robo de objetos preciosos, muchos cuadros, altares e imágenes fueron destruidos por turbas frenéticas. Sólo en la diócesis de Barcelona fueron quemados 464 retablos góticos, renacentistas y barrocos y 172 órganos; y los partidos y sindicatos izquierdistas repartieron manuales de destrucción de las pinturas murales con fuego y ácido sulfúrico. El resultado puede comprobarse hoy en la inmensa mayoría de las iglesias catalanas, restauradas y carentes de las piezas artísticas que las adornaron durante un milenio.


Algunas de las imágenes más conocidas de cadáveres de eclesiásticos sacados de sus féretros y expuestos al sol para burla de los revolucionarios fueron tomadas en templos de Cataluña, como el convento de las Salesas en el paseo de san Juan de Barcelona.


El abad de Montserrat, Antoni Maria Marcet, escribiría que «aquellos tres años fueron los más terribles y gloriosos de la historia de España, durante los que toda una civilización milenaria estuvo en peligro de hundirse en la más desenfrenada de las barbaries». Marcet habló sobre hechos que le tocó vivir de cerca: el saqueo e incendio de miles de iglesias y conventos en las ocho diócesis catalanas, la prensa izquierdista proponiendo la destrucción de la abadía de Montserrat, el asesinato de miles de eclesiásticos de ambos sexos —exactamente 2.441— en muchos casos previa tortura, etc. Y ordenó a sus monjes en edad militar que se pasaran a la zona nacional para enrolarse en el ejército de Franco. En 1942, tres años después de su victoria, Marcet recibió solemnemente a Franco en Montserrat con estas palabras en la prohibida lengua catalana: «I en vós, senyor, veiem l’instrument de la Providència per retornar-nos els nostres temples i les nostres llars i amb ells l’exercici del dret de cristians i d’espanyols«.


Francesc Cambó, el histórico dirigente de la derecha catalanista, encabezó el manifiesto que secundaron numerosas personalidades catalanas de la política, la empresa y la cultura (pintores como Salvador Dalí, músicos como Frederic Mompou, escritores como Eugenio d’Ors, Josep Pla, Llorenç Riber, Octavi Saltor, Joan Baptista Solervicens, Agustí Calvet, Manuel Brunet, Llorenç Villalonga, Martín de Riquer, etc.) para proclamar su apoyo a Franco y pedir a los catalanes que empuñaran las armas «para el triunfo de la causa de la civilización en lucha contra la barbarie anarquista y comunista»:


«Los que suscribimos esta declaración somos hombres de diferentes ideologías y procedencias. Somos catalanes, y con esta sola característica común, unimos nuestras firmas para protestar contra la actuación de los hombres que hoy detentan el gobierno de la Generalidad y que pretenden identificar los sentimientos y la voluntad de Cataluña con la tiranía de los anarquistas y marxistas que asesinan con refinamiento de la más bárbara crueldad; que han destruido tesoros de arte que nos habían legado las generaciones pasadas como patrimonio espiritual de nuestra tierra; que arruinan nuestra economía con groseras experiencias en todas partes desacreditadas, y deshonran a nuestro pueblo con locuras y crímenes sin precedentes en la historia».


George Orwell, llegado a Barcelona en diciembre de 1936, fue testigo de que «casi todos los templos habían sido destruidos y sus imágenes, quemadas. Por todas partes, cuadrillas de obreros se dedicaban sistemáticamente a demoler iglesias. Durante los seis meses pasados en España sólo vi dos iglesias indemnes». Una de ellas fue la Sagrada Familia, lo que Orwell lamentó por considerarla «uno de los edificios más feos que he visto en el mundo entero. Creo que los anarquistas demostraron mal gusto al no dinamitarla cuando tuvieron oportunidad de hacerlo».


Peor suerte corrió el adyacente taller de Gaudí, incendiado mientras profanaban la tumba de Josep Maria Bocabella, promotor y fundador del templo. En aquel incendio desaparecieron dibujos, maquetas y planos dejados por Gaudí para la continuación de las obras, con las desoladoras consecuencias estéticas que hoy pueden observarse.


También fueron profanadas las tumbas de otros egregios catalanes como el obispo Josep Morgades, gran defensor de la lengua catalana y restaurador del monasterio de Ripoll. La misma suerte corrieron, durante el saqueo e incendio de la catedral de Vich, las tumbas del obispo Torras i Bages, eminente figura del catalanismo conservador con cuyo cráneo jugaron al fútbol, y de san Bernardo Calbó, obispo de la diócesis en el siglo XIII. Otra catedral que sufrió similar destino fue la de Gerona, de la que fueron exhumados y esparcidos los restos de san Narciso, obispo del siglo IV y patrono de la ciudad.


El monasterio de Ripoll, panteón de los condes de Barcelona, destruido por las turbas anticlericales en 1835, fue saqueado de nuevo por sus continuadores de 1936. También fue 1835 el desamortizador año en el que comenzó la destrucción del monasterio de Poblet, panteón real de Aragón desde el siglo XIV. Fue saqueado y destruido por anticlericales y ladrones que, no satisfechos con los tesoros artísticos, profanaron las tumbas reales en busca de joyas. Pocos huesos, esparcidos e inidentificables, pudieron ser rescatados. Ambos monasterios y panteones fueron reconstruidos por orden de Franco, que en 1952 asistió a la inhumación definitiva de los restos profanados. Otras restauraciones destacadas fueron la de la estatua de la virgen de la Mercè, patrona de la ciudad condal, y la de la basílica de su nombre, reconstruidas en 1959 tras su destrucción en 1936.


Pero, ¡maravillas de la propaganda!, el odiado en Cataluña es Franco, no la izquierda que la destruyó. En Cataluña y en toda España, claro. Por eso ha dado tanto juego a una izquierda fiel a sus tradiciones necrofílicas. Algo oscuro late en el fondo de los corazones de estos autoproclamados defensores de la cultura frente a la barbarie derechista.


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