Recortes de Prensa Martes 30 Abril 2024


Ucrania reconoce la superioridad rusa en el frente tras perder terreno sensible

Stoltenberg visita Kyiv en medio de los informes preocupantes que llegan desde el frente con la retirada de tropas en varias aldeas cercanas a Avdiivka

ROSTYSLAV AVERCHUK. la razon. 30 Abril 2024


La situación en el frente ha empeorado. Lo dijo este lunes el comandante en jefe de Ucrania, Oleksandr Syrskyi. Según el jefe del Estado Mayor ucraniano, Rusia ha creado “una ventaja significativa en fuerzas y medios” en algunas áreas y ha logrado “éxitos tácticos”. El control sobre algunas posiciones pasa de una mano a otra "varias veces al día", lo que dificulta determinar cuál es el status quo, añadió Syrskyi.


El jefe del Ejército asegura que en la mayor parte de la línea del frente, Rusia no ha logrado avanzar. Además, subrayó, Ucrania ha conseguido el control de una de las islas en disputa en el centro del Dniéper, que divide a las partes en la región meridional de Jersón. Sin embargo, el Ejército ucraniano tuvo que retirarse hacia el oeste desde Berdychi, Novomyjailivka y Semenivka, capturadas por el enemigo, a unos 25 kilómetros de la ciudad de Avdiivka.


Según el grupo analítico DeepStateUA, Rusia también controla al menos el 80% de la cercana Ocheretyne, que ha sido el foco de los ataques rusos en los últimos días. Capturar la ciudad ayudaría a Rusia a avanzar hacia el oeste en su intento de capturar parte de la región de Donetsk, que está controlada por Ucrania.


Kyiv también ha enviado algunas de las unidades de élite de su inteligencia militarpara apoyar a sus fuerzas en Chasiv Yar, donde los defensores están tratando desesperadamente de no permitir que la fuerza atacante rusa capture el bastión clave que abre el paso al Donetsk controlado por Ucrania.


Según el general Syrskyi, Rusia no ha logrado "una ventaja operativa", mientras que Ucrania ha podido infligir grandes pérdidas humanas y está enviando fuerzas adicionales a la zona. El Estado Mayor ucraniano calcula que 1.320 soldados rusos murieron o resultaron heridos en las últimas 24 horas, mientras que el número total de tropas rusas disminuyó recientemente en 10.000, a un total de 466.000, según el analista militar Oleksandr Kovalenko.


Los analistas creen que Rusia ha logrado avanzar gracias a su superioridad en artillería y aviación, así como en número de tropas, mientras que las fuerzas de defensa ucranianas también podrían haber cometido algunos errores estratégicos.


Llamamiento a la OTAN

"Tenemos que ser honestos y comprender claramente que cuando no suministramos, o no suministramos suficientes armas, se convierte en una cuestión de vida o muerte y tiene consecuencias reales", subrayó el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, que visitó por sorpresa a Kyiv.


Los aliados de la OTAN no cumplieron con Ucrania lo que habían prometido, afirmó.


“Estados Unidos pasó meses acordando el paquete para Ucrania y los aliados europeos no han entregado la cantidad de municiones que prometieron. Esto tuvo graves consecuencias en el campo de batalla”, subrayó Stoltenberg.


Los riesgos para la OTAN se multiplicarán si Rusia logra derrotar a Ucrania, advirtió, señalando que la Alianza tendría que invertir mucho más en su seguridad de lo que gasta ahora en apoyar a Ucrania.


Según él, la OTAN ha estado trabajando para entregar armas a Ucrania lo más rápido posible. "El tiempo importa, cada hora y cada día", añadió Stoltenberg.


"El ejército ruso ahora está tratando de aprovechar una situación en la que estamos esperando suministros de nuestros socios... y es exactamente por eso que la velocidad de las entregas significa estabilizar el frente", dijo el presidente ucraniano Volodimir Zelenski. "Rusia se está preparando para acciones ofensivas", añadió.


Armas estadounidenses vitales estaban empezando a llegar a Ucrania en pequeñas cantidades, pero el proceso debía avanzar más rápido, subrayó también Zelenski, revelando que no veía “nada positivo” hasta el momento.


Stoltenberg invitó al presidente ucraniano a la cumbre de la alianza en Washington este verano. Sin embargo, expresó abiertamente sus dudas de que Ucrania pudiera ser invitada a convertirse en miembro este año, algo que muchos en Ucrania esperaban que ayudaría a poner fin a la guerra más rápidamente.


"Los aliados realmente creen que el merecido lugar de Ucrania es en la OTAN. Para tomar esta decisión necesitamos el consentimiento de los 32 miembros, no simplemente una mayoría", dijo Stoltenberg. Según él, la probabilidad de que tal consenso surja en julio es baja.


Al mismo tiempo, aseguró, se continúa trabajando para garantizar la compatibilidad de Ucrania y la OTAN, su cumplimiento de los estándares de la Alianza, para que un día, cuando "se cumplan las condiciones políticas, Ucrania pueda convertirse inmediatamente en miembro".


"El trabajo que estamos haciendo actualmente lo coloca en el camino irreversible hacia la membresía en la OTAN”, subrayó.


Dijo que los aliados se centran en traer más sistemas de defensa aérea a Ucrania, en primer lugar "Patriots", pero también municiones y otros sistemas, para crear una defensa "multinivel" contra los ataques rusos con misiles y drones.


Mientras tanto, al menos dos personas murieron y 17 resultaron heridas en el ataque con misiles rusos contra un edificio universitario en Odesa.


Españoles... Sánchez no ha muerto

Lorenzo Bernaldo de Quirós. vozpopuli. 30 Abril 2024

Las jornadas de reafirmación del Secretario General del PSOE para permanecer al frente del Gobierno se han confirmado. Las anémicas manifestaciones “populares” y el respaldo a su continuidad por parte del Partido-Movimiento son las precarias y grotescas justificaciones para vestir una decisión predeterminada. Ni siquiera ha habido suspense. Sólo quedaba esperar cómo se organizaría la puesta en escena de la farsa. En ella, como es típico de los autócratas, el Líder Supremo ha mezclado lo privado-personal con la público-político para realizar una síntesis poco brillante y bastante vulgar de un victimismo patético acompañado de un tono amenazante. Sánchez ha lanzado una catilinaria contra las derechas en el amplio sentido del término acusándoles de todo lo que él ha hecho desde su llegada al poder.


Los días de reflexión no han llevado al Jefe del Gobierno a lanzar un mensaje pacificador sino a profundizar en la brecha entre las Dos Españas. La representada por la izquierda es la del respeto a las reglas del juego y a la confrontación civilizada de las ideas; la derecha simboliza el odio, la insidia y la discordia. Esto no es una novedad. El discurso sanchista es el tradicional, con distintos grados de intensidad, empleado por el socialismo y sus compañeros de viaje desde tiempos inmemoriales: la negación a sus adversarios de legitimidad democrática aunque tengan el soporte de medio país. La oposición sólo es tolerable dentro de los parámetros establecidos por la izquierda. En este esquema, quien no acepta esos criterios es un “fascista” y ese termino incluye a todos los opositores.


La indignada denuncia de un acoso-persecución a su figura y a su familia durante diez años no sólo parece olvidar cual ha sido su actitud hacia sus adversarios a lo largo de su trayectoria pública, sino algo más grave; a saber, la suposición de que ni sus actos ni los de las gentes cercanas a él están sujetos al imperio de la Ley. Considerar exentos del control y censura los comportamientos del Gobierno y de quienes se benefician de su cercanía a él constituye una verdadera aberración en cualquier Estado Democrático de Derecho. Acusar a los jueces de perseguir a su familia por motivos ideológicos supone atribuirles la comisión de un delito e intentar intimidarlos en el desarrollo de su actuación. Y eso sí constituye una insidia destinada a enfangar una institución esencial de una democracia liberal.


El Jefe del Gobierno ha anunciado que la campaña de descrédito no parará y tiene razón. Es inimaginable y sería letal para la democracia española asistir como D. Tancredo al proyecto de cambio de régimen impulsado por el Secretario General del PSOE y por sus socios sin plantear resistencia alguna a ese proceso. Atribuir a la oposición política y social un comportamiento anti democrático por resistirse a la deriva autocrática de la coalición gubernamental resulta de una extraordinaria obscenidad. Sorprenderse por la creciente firmeza de la oposición ante esa deriva es un ejercicio de cinismo ante el progresivo abuso de poder ejercido por la coalición gubernamental. La creencia según la cual una mayoría coyuntural puede de manera unilateral cambiar de régimen es el paso hacia una dictadura plebiscitaria.


En su discurso de auto ratificación, el Presidente del Gobierno ha anunciado la necesidad de sacar adelante la “regeneración democrática pendiente:. ¿Qué significa eso? Parece claro que tras su poco pacificador mensaje, su lenguaje de exclusión y su atribución a la oposición de practicar el juego sucio, las intenciones presidenciales no son una llamada a la reconciliación, sino a la guerra político-ideológica y un velado anuncio de acciones contra la intensificación sobre los sectores de la sociedad española opuestos a su política. Esto tiene serias probabilidades de convertirse en una caza de brujas contra los focos críticos del poder existentes en la sociedad española. Y un Estado moderno tienen los instrumentos necesarios para ajustar esa estrategia silenciadora como considere oportuno.


La izquierda española considera que su actuación hasta la fecha ha sido muy blanda. Esto ha permitido a la derecha social y política venirse arriba. Y esta situación ha de acabar. Esto es lo que, sin duda, ha querido reflejar el Presidente en su mensaje y ese es el significado del “punto y aparte” al referirse al período que se inicia ahora. España se va a adentrar en una dinámica imprevisible definida por una agudización de la “guerra civil fría” iniciada por la coalición social comunista. Eso supone un aumento del binomio polarización-crispación. Y, esa hipótesis, se refuerza por la declaración sanchista de la existencia de un movimiento reaccionario universal para acabar con la democracia. Ese enfoque es el mismo de la izquierda española en los años 30 del siglo pasado.


En España están en peligro los valores democráticos, liberales y pluralistas recuperados hace casi medio siglo. No hay que caer en el pesimismo pero es preciso reivindicar y luchar por su supervivencia. En ningún otro período de la historia democrática de España ha existido mayor riesgo para la preservación de la libertad, del Estado de Derecho, de la convivencia; esto es de todo aquello que hace posible una sociedad abierta.


No dice la verdad ni cuando saluda

PABLO PLANAS. libertad digital. 30 Abril 2024

Los enemigos de la libertad salivan ya con la posibilidad de cerrar medios de comunicación, apresar jueces e ilegalizar partidos. Sólo queda resistir lo que se pueda.


Pedro Sánchez todavía se está carcajeando mientras acaricia al gato en su búnker de la Moncloa. Lo comenta con Begoña y no salen de su asombro. No han parado de reír desde el comité federal del PSOE. Qué espectáculo. El bueno de Óscar Puente a poco se echa a llorar. Y esa vicepresidenta María Jesús Montero... Qué fervor, qué alboroto, otro perrito piloto. Inenarrable comedia en Ferraz, un funeral en vida, grandes exequias y tremendos panegíricos. Sánchez lo mira y se descojona. Vive en otro mundo. Sale a las once de la mañana y ya de entrada suelta un "buenas tardes". No dice la verdad ni cuando saluda. Es un monstruo.


El "puto amo" según la pelotera definición de Puente se ríe de España entera, aunque quienes han quedado retratados son sus viudos y viudas, las plañideras de las casas del pueblo. El muerto está vivo, pero sus deudos se van a cobrar la venganza igualmente. Que tiemblen los jueces y los plumillas que osan informar de los negocios de Begoña. Ese hombre "profundamente enamorado" no va a pasar ni una. ¿Kirchnerismo? Lo que sea, pero no va a quedar títere con cabeza. Sólo se van a salvar las intxaurrondos y los broncanos, sus palmeros.


Sánchez se queda y visto el personaje todavía no se entiende cómo alguien pudo pensar que ese sietemachos del barrio de Tetuán lo iba a dejar así, sin más. No señor, no. Sánchez aspira a perpetuarse y muestra los rasgos y ademanes de quien se ha apalancado en el poder con el objetivo de eliminar a todos sus rivales, sean políticos, periodistas o unos jueces que pasaban por ahí. Lo de que atacan a su señora es puro cuento. Pero si él es el primero en arremeter contra las familias de los demás. He ahí el caso de Díaz Ayuso. O cuando cargó contra la mujer de Feijóo con la invención de que había cobrado una subvención pública. Todo mentira. Él es quien ha roto todas las reglas de la política, quien ha rebasado todas las líneas rojas. Siempre que acusa a los demás de lo que sea, ese lo que sea lo ha hecho él primero. No falla. Y en cuanto a sus decisiones, sólo hay que pensar en lo que es peor para España para saber lo que hará Sánchez.


Vamos de cabeza hacia un régimen totalitario con apariencia, sólo apariencia, de democracia. Los enemigos de la libertad salivan ya con la posibilidad de cerrar medios de comunicación, apresar jueces e ilegalizar partidos. Sólo queda resistir lo que se pueda.


El paripé de Sánchez lo sufriremos los de siempre

Daniel Rodriguez Herrera. libertad digital. 30 Abril 2024

El marido de Begoña usará el apoyo concitado estos días para impulsar una ley que le permita elegir el CGPJ por mayoría simple para someter el Poder Judicial.


Acualquiera que no conociera al personaje o el poder que su partido mantiene mucho más allá de Moncloa, le sorprendería el cinismo con que el marido de Begoña se presentó como una víctima de una cacería personal. Debemos apiadarnos de Su Persona porque un juez ha abierto diligencias para averiguar si su mujer, y por tanto él mismo y quién sabe si una decena de ministerios y otras tantas empresas públicas, habrían cometido prevaricación favoreciendo a los clientes de la mujer del marido de Begoña con rescates y otras regalías pagadas con el dinero de todos.


El juez de instrucción no ha llegado a imputar a nadie aún y ni siquiera ha calificado de delitos los hechos reflejados en unas investigaciones periodísticas que nadie ha podido desmentir, pero con eso es suficiente. Ha atacado el honor y la paz familiar de Su persona. A la hoguera con él y, de paso, con el Poder Judicial en pleno y con los medios que se atrevan a publicar bulos, es decir, noticias que perjudiquen a la PSOE. Él, que personalmente o por vía interpuesta del Comando Intxaurrondo ha llamado corruptos al padre, la madre, el hermano, la cuñada, la expareja y la pareja actual de Díaz Ayuso, por poner el ejemplo más palmario, considera una prerrogativa personal poder golpear con puño de hierro, ahora se cree legitimado para exhibir una mandíbula de cristal y lloriquear cual damisela de Jane Austen con la que han roto el compromiso matrimonial.


Es posible que todo lo que se ha publicado sobre la mujer del marido de Begoña sean todo inmensas casualidades, que el sagrado nombre de la mujer del marido de Begoña en documentos oficiales apoyando a quienes la han favorecido estos años dándole hasta una cátedra sin tener título universitario no tenga nada que ver con los favores que ella ha recibido, ni con los favores pagados por todos que sus benefactores obtuvieron. Que nada tuvieron que ver sus tejemanejes con el rescate de Globalia. Pero parece improbable. Puede, eso sí, que el juez sea incapaz de probar ningún hecho delictivo, especialmente con todo el peso de la PSOE procurando que no se encuentre nada.


Al final, la supuesta reflexión de cinco días sirvió para un propósito que todos, a favor y en contra, tuvimos siempre claro: tomar impulso para acabar con los últimos residuos de resistencia democrática al sanchismo. El marido de Begoña usará el apoyo concitado estos días para impulsar una ley que le permita elegir el CGPJ por mayoría simple para someter el Poder Judicial y una ley de bulos que certificará como verdadera toda patraña que perjudique a sus enemigos políticos y como fake news toda verdad que lo moleste. Y el Constitucional de Conde-Pumpido dirá que todo bien, que al fin y al cabo los han colocado ahí para blanquear las leyes de la PSOE, no para proteger nuestro Estado de derecho.


Del mismo modo que pasamos de dictadura a democracia de la ley a la ley, una innovación española por la que no nos damos el suficiente crédito, el plan de Sánchez consiste en pasar de democracia a dictadura de la ley a la legislación ad hoc, algo que copia directamente del chavismo y, en general, de las dictaduras con elecciones sudamericanas. Una supuesta democracia donde está prohibido investigar a la mujer del marido de Begoña por ser quien es no es un Estado de derecho. Un Estado de derecho donde un órgano dirigido por comisarios políticos decide qué medios pueden publicar qué no es una democracia. Pero ese es el camino por el que nos quiere llevar la PSOE, que no es un partido sino un movimiento que engloba desde Conde-Pumpido hasta el becario que trabaja gratis para la Cadena Ser.


El único obstáculo para el plan es que las masas norcoreanas que debían aclamar al líder y rogarle por favor por favor por favor que no dimitiera han sido más bien escuálidas. Sólo se han presentado el partido, el equipo de opinión sincronizada y los artistas de la Secta. ¿Será suficiente? Mucho me temo que sí.


Sánchez amenaza con una operación de limpieza peronista

EDITORIAL. libertad digital. 30 Abril 2024

Su proyecto político es aquel que le permita el ejercicio irrestricto del poder y la capacidad de suprimir las voces discrepantes con la fuerza coercitiva del Estado.


Lo primero que ha dejado claro el presidente del Gobierno en su comparecencia de ayer es que el hundimiento emocional al que aludió para justificar su pintoresca excedencia temporal era otra patraña. A lo largo de su perorata no dio muestras en ningún momento de haber atravesado una crisis personal de la magnitud que refirió en su famosa carta ni hizo mención a los problemas judiciales que atraviesa su mujer, los dos argumentos centrales que esgrimió para justificar la suspensión de sus actividades como presidente del Gobierno. La mentira de Sánchez deja en un lugar ridículo a los periodistas que se identificaron con su presunto dolor, a los famosos que lloraron con la lectura de la misiva y, en general, a los dirigentes socialistas que han liderado esta operación de apoyo a Pedro y Begoña para aliviarlos de un sufrimiento que, como vimos ayer, solo fue una estratagema para concitar un apoyo popular a la desesperada.


Desmontada la coartada emocional, Sánchez ha anunciado sus intenciones de revancha, pero sin concretar en qué se va a traducir esa amenaza de limpiar (sic) todo lo que no le gusta de la política actual. Como buen totalitario, al presidente del Gobierno le molesta que los medios de comunicación fiscalicen al poder y que la Justicia actúe sin atender a criterios políticos, precisamente dos de los principios fundamentales sobre los que se asienta la democracia. Su proyecto político es aquel que le permita el ejercicio irrestricto del poder y la capacidad de suprimir las voces discrepantes con la fuerza coercitiva del Estado, los dos principales signos de distinción de los regímenes totalitarios izquierdistas, en los que él parece verse reflejado. La llamada a una "soberanía popular" por contraposición a las instituciones representativas y esa manera tan sucia y peligrosa de designar como enemigos de la democracia a los discrepantes son los rasgos propios de un peronismo trasnochado, que persigue la transformación de la democracia en un régimen autoritario sin contrapoderes efectivos en el que siempre mande la izquierda, sin posibilidad de alternancia política.


Sánchez ha marcado su camino y parece que muy pronto va a comenzar a dar pasos definitivos. En una democracia consolidada como la que disfrutamos en España, uno de los países más importantes de la Unión Europea, el proyecto totalitario de Sánchez está destinado al fracaso, pero eso no significa que no vaya a intentarlo todo para mantenerse en el poder.


Núñez Feijóo se dirigió a los españoles tras la alocución sanchista, advirtiendo de que estamos ante una nueva treta de un personaje llamado a desaparecer, un mensaje tal vez más disperso y menos contundente del que esperaba la mayoría de españoles. Como líder de la oposición, tiene la obligación de concretar cuanto antes las acciones políticas y judiciales que va a impulsar para impedir este cambio de régimen de estirpe peronista anunciado por Sánchez en el día de ayer. Esa "huida hacia delante", denunciada por el propio Feijóo, solo se frustrará si las instituciones democráticas y los dos partidos de la oposición cumplen adecuadamente y sin complejos con sus respectivas responsabilidades.


Adiós a la Transición: Sánchez vuelve a sacar las dos Españas

Su anuncio de tomarse cinco días de reflexión para decidir si dimite o se queda ha llevado a España a la polarización y el enfrentamiento extremos.

ESdiario Editorial. 30 Abril 2024


José Luis Rodríguez Zapatero sembró la semilla del odio y la división y Pedro Sánchez la ha cultivado con fervor hasta llegar al punto en el que nos encontramos. Su anuncio de tomarse cinco días de reflexión para decidir si dimite o se queda ha llevado a España a la polarización y el enfrentamiento extremos.


Por el camino hemos asistido a toda una estrategia para enterrar la Transición: leyes de memoria histórica y memoria democrática, escrita por el lápiz de los herederos de ETA, con la intención de reabrir heridas que se cerraron por un consenso modélico tras la muerte del dictador Francisco Franco.


No han faltado los pactos con los partidos separatistas y la estrategia para aislar al PP, a media España, hasta el punto de hablar en público sin tapujos de levantar un “muro” para encerrar tras él a todos los disidentes de la doctrina oficial de la izquierda. Los consensos de la Transición se han volatilizado y Sánchez ha emprendido una alocada carrera hacia el abismo, comprando su investidura a unos delincuentes con una ley de amnistía inconstitucional que hace saltar por los aires el Estado de Derecho y la igualdad de los españoles que consagra la Constitución.


Es curioso que el principal argumento de Sánchez para excusar sus pactos con golpistas, prófugos y proetarras y justificar la aprobación esa ley de amnistía sea la reconciliación en Cataluña. Aunque así fuera de verdad, que no lo es, el precio a pagar sería el de la discordia en el resto de España. Apagar un incendio en una habitación a costa de quemar el resto de la casa.


Estos días, Sánchez ha llevado a España al límite de una forma egoísta, irresponsable y sectaria. O conmigo o contra mí. Apelando a sentimientos más que a razones ha cuestionado todo, empezando por el sistema judicial, siguiendo por la prensa libre y terminando con el papel imprescindible de la oposición en una democracia. Todo eso es la ultraderecha que le acosa y que no admite el resultado de las urnas y, por lo tanto, es el enemigo a batir.


Hemos llegado a un límite en el que muchos periodistas han salido a firmar manifiestos vergonzosos impropios en una democracia del siglo XXI. La izquierda es el credo verdadero y el que no lo admita es un hereje: a la hoguera. Así que, sea cual sea la decisión de Pedro Sánchez, habrá un claro perdedor: la democracia española surgida de la Transición. Es muy peligroso jugar con fuego y muy difícil cerrar heridas y devolver la concordia cuando se han dinamitado los puentes que unen un lado y el otro del río.


Gracias, Sánchez, por el ridículo ante el mundo que nos ha hecho pasar

OKDIARIO. 30 Abril 2024


Con independencia de la cuestión de fondo -la perversión que supone que Pedro Sánchez se haya identificado con la democracia misma para que quien se atreva a cuestionarle sea a partir de ahora considerado un peligroso ‘fascista antidemócrata’- , el tiempo de reflexión de cinco días con el que ha envuelto su maniobra de engaño a la opinión pública no es propio de un presidente del Gobierno de una nación democrática. El culebrón sanchista ha provocado asombro y estupefacción en las cancillerías occidentales, que no dan crédito a lo ocurrido. El ejercicio de trilerismo de Sánchez no tiene precedentes, porque supone una burda instrumentalización política enmascarada en un sedicente victimismo. En su plan ha sido capaz de utilizar como coartada la propia figura del Rey, lo que añade todavía más gravedad al asunto. Una maniobra como esta sólo es capaz de urdirla quien carece del más mínimo sentido de Estado, porque a lo que hemos asistido, en suma, es al plan de un político trilero, al modo y manera que lo haría cualquier preboste de esas repúblicas bananeras de América latina o el África subsahariana.


El ridículo que Pedro Sánchez ha hecho pasar a España ante los ojos del mundo no tiene precedentes. La imagen de país ha salido literalmente triturada, porque la ‘perfomance’ del presidente del Gobierno -metiendo por medio al mismísimo jefe del Estado- está muy por debajo de los estándares democráticos que se estilan en las naciones de nuestro entorno y constituye un degradante retrato de la situación política que padecemos por culpa de la vanidad desmedida de un personaje que no repara en medios -aunque sean indignos- para lograr sus fines. España es una gran nación con un presidente del Gobierno muy pequeño en valores democráticos. El relato de estos cinco días de impostada reflexión retrata con toda precisión a un personaje que proyecta una imagen tan cutre y ridícula de España que provoca rabia y vergüenza a partes iguales.


Muy honrados con su ataque, presidente

OKDIARIO. 30 Abril 2024


No hacía falta ser muy sagaz para advertir que detrás de la maniobra de Pedro Sánchez se escondía el intento de justificar el inmediato asalto que pretende llevar a cabo contra los medios críticos que no le bailan el agua. Los ataques del presidente, meridianamente claros en el masaje en forma de entrevista que le hizo la televisión pública este lunes por la noche, son la prueba del nueve del sectarismo que destila el jefe del Ejecutivo y una muestra del carácter totalitario del personaje.


Señalar a los medios digitales y reconocer que su error fue no amordazarles antes revela la pulsión dictatorial de quien ha decidido embarcarse en una sedicente regeneración democrática que no es otra cosa que el falaz pretexto para llevar a cabo su plan de asalto a la libertad de prensa.


Hay que agradecerle a Sánchez que se haya quitado la careta y mostrado su verdadero rostro, pero también hay que advertirle, desde la firmeza que nos otorga nuestro ineludible compromiso con la verdad, que cada ataque que nos lance será un acicate para seguir denunciando su asalto a la libertad de expresión. OKDIARIO ha captado el mensaje del presidente, entre otras cosas porque no es la primera vez que este medio se siente honrado con su señalamiento. Al fin y al cabo, de alguien como Sánchez solo cabía esperar que pasara de las palabras a los hechos, de modo que, en lo que a este medio respecta, aguardamos la embestida en el convencimiento de que vamos a hacerle frente con las únicas armas que tenemos: el valor de ser libres y nuestra obligación de servir a los lectores desde el rigor y el absoluto respeto a la verdad.


Puede que a Sánchez le parezca poca cosa, pero haría mal en infravalorarnos. Vamos a seguir denunciando sus excesos y su probada intolerancia con la democracia por mucho que nos ponga en la diana de sus críticas. Y lo vamos a hacer desde el orgullo que supone ser un medio concernido con la libertad. Si este diario digital molesta al presidente será porque estamos acertando. Será porque no nos plegamos ni formamos parte de ese rebaño que ha abdicado del periodismo para convertirse en mansa terminal mediática del poder. Así que muy honrados, presidente. Le estaremos esperando de pie.


Y ahora, la venganza

Ignacia De Pano. vozpopuli. 30 Abril 2024


La navaja de Ockham, el principio filosófico atribuido al fraile franciscano Guillermo de Ockham según el cuál en igualdad de condiciones, la explicación más simple suele ser la más probable, ha venido a cumplirse inexorablemente una vez más. Después de cinco días de rumores, explicaciones conspiranoicas y filtraciones de enteradísimos sobre el supuesto verdadero estado anímico del presidente, ha ocurrido lo que cualquiera con un mínimo sentido común y conocimiento del personaje sabía en su interior que iba a pasar. Sánchez nos ha concedido el privilegio de seguir en el cargo y ha decidido salvarnos a todos manteniéndose en el poder. No porque le guste, que ya sabemos que nada le complacería más que retirarse al campo y dedicar su vida al canto gregoriano, sino sacrificándose por el bien de la democracia española. Eso sí, sin olvidar el daño irreparable que la prensa de derecha y ultraderecha -algún día tendrá que explicarnos que criterio usa para diferenciarlas- ha infligido a su esposa y a su familia. En ningún momento se le ha ocurrido pensar que la mejor manera de que los medios de comunicación dejen en paz al entorno del poderoso es que no use el poder en provecho propio. Si Begoña Gómez no hubiera recomendado de puño y letra a sus benefactores para que recibieran fondos públicos nada de esto hubiera pasado y no habría habido juez que abriera una investigación sobre sus opacas actuaciones. Pero lejos del caudillo Sánchez el pernicioso vicio del examen de conciencia. Por el hecho de ser su esposa, Gómez está libre de todo mal, y cualquier actuación pública que pretenda controlar la legitimidad de sus actuaciones constituye un ataque insoportable a la democracia.


En su bochornoso discurso de este lunes, colofón de cinco días de vergüenza colectiva en los que hemos visto a sus ministros sufrir un ataque epiléptico colectivo entre el aullido y el escalofrío de placer por si corría el turno y les tocaba mandar a ellos, Sánchez nos ha advertido, con ese tono melifluo de voz que guarda para cuando nos amenaza, que nada va a ser igual a partir de ahora. Que se preparen jueces, prensa libre y cuerpos de altos funcionarios. Todos aquellos que desde sus ámbitos de competencia han plantado cara al rodillo sanchista deberán aceptar las consecuencias de no aceptar dócilmente el fin del régimen democrático que empezó en el 78. Puede ser en forma de carta de Agencia Tributaria o de expectativas de carrera cercenadas. El presidente herido en su soberbia no va a olvidar los nombres de los que decidieron no resignarse al fin de la democracia española.


Por el camino, la utilización del Rey, usado en el teatrillo para despistar a los opinadores. No hacía falta despachar con el monarca si la intención era seguir en el poder, pero lo ha hecho para darles en la cresta a los medios de comunicación que se le resisten, aunque fuera por unos minutos más. Al final no le importaba tanto ni su mujer, ni el desconcierto de aquello que un día fue el PSOE y hoy no es más que la agencia de colocación de gente incolocable en la vida real, ni la propia España. No había depresión ni herida ni desasosiego, sino una profunda irritación con los que no asumen que ha llegado para quedarse. Sánchez se fue para que le rogaran que volviera y cobrarnos con creces el favor de no irse.


La oposición, salvo Ayuso, no acaba de percatarse todavía del peligro que tiene enfrente. Y no pasaría nada si no fuera porque de su actuación depende la libertad de todos. Feijóo deberá reflexionar y dejarse de melindres. Frente a Sánchez no caben floreos caballerescos. Deberán ir a por todas y defendernos con las mismas armas que utiliza el Presidente para cercenar nuestros derechos. En doce días, votaremos en Cataluña por primera vez desde el autogolpe al estilo venezolano. Tendrán que volcarse en campaña con claridad y valentía, sin renunciar a nada y aspirando a todo, transmitiendo con rotundidad el mensaje de que seguimos siendo un país libre en el que los responsables políticos no se salen con la suya amenazando a los ciudadanos.


De la actuación del juez Peinado no me cabe la menor duda. Seguirá investigando a la señora Gómez porque si sus actos eran sospechosos el miércoles pasado siguen siéndolo hoy. Y entre tanto numerito bochornoso, la actuación de un juez valiente y callado es el último bastión en la defensa del Estado de derecho.


La reacción internacional

Donde no le ha salido bien la jugada es en la prensa extranjera. En las grandes cabeceras del mundo, los titulares del extraño movimiento de Sánchez incorporaban juntas las palabras “presidente” “corrupción” y “esposa” por lo que a sus lectores, a los que España, no les importa lo suficiente como para hacer un click y leer el texto completo de la noticia, solo les ha quedado claro de la lectura rápida y al paso del titular que Sánchez ha montado un numerito para mantenerse en el poder tras descubrirse la corrupción de su esposa.


Y es que, al final, va a ser que nos podíamos haber ahorrado tantas teorías y tantos análisis. Con leer un terso titular extranjero habríamos tenido suficiente para deducir lo esencial: que este tipo no se va ni con agua hirviendo.


La ley de la II República que inspira a Sánchez: «Prohibido difundir noticias que quebranten su crédito»

La Ley de Defensa de la República (1931) abría la puerta a sancionar y detener a periodistas críticos

Pelayo Barro. okdiario. 30 Abril 2024


El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no ha dimitido como insinuó que haría la pasada semana. Se queda, pero lo hace con el compromiso de emprender una «regeneración» ante la supuesta amenaza que los jueces independientes y medios críticos suponen para la democracia, identificada con su Gobierno. Entre la oposición, se recuerda que los propósitos de Sánchez parecen inspirados en la Ley de Defensa de la República de 1931. Una norma que abría la puerta a suspender la venta de ciertos periódicos incómodos para el Gobierno, a prohibir cualquier «difusión de noticias que puedan quebrantar el crédito o perturbar la paz», y a sancionar -y hasta detener y deportar- a periodistas críticos.


En octubre de 1931, una recién nacida II República, con sólo seis meses de existencia, apostó decididamente por atropellar los derechos fundamentales individuales en su objetivo de proteger un supuesto bien mayor, que era el nuevo orden político. Así surgió el proyecto de Ley de Defensa de la República que la izquierda diseñó y puso en marcha. Las primeras víctimas de aquella «regeneración» republicana fueron, precisamente, los medios de comunicación. Los periódicos y las incipientes cadenas de radio del momento.


Tras esos seis primeros meses de República, un nuevo Gobierno presidido por Manuel Azaña -en sustitución del dimitido Niceto Alcalá-Zamora- ponía a los periódicos en su punto de mira tras haber sido objetivo de sus críticas. Según defendió Azaña en su discurso de presentación del nuevo Gobierno ante las Cortes, la República tenía «derecho a ser respetada, y si no fuese respetada, el Gobierno la hará temer». En esencia, lo mismo que ha trasladado Pedro Sánchez sobre la «democracia».


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«Suprimir periódicos derechistas»

Sobre la mesa estaba, en ese momento, una inminente Ley de Defensa de la República que apuntaba como desestabilizadores del sistema a organizaciones de extrema derecha, a jueces incómodos, a políticos de la oposición y a medios y periodistas críticos. El propio Azaña, en una reunión del anterior gobierno dos meses antes, había dibujado su plan: «Propongo una política enérgica, que haga temible a la República, en la seguridad de que, en cuanto empiece a ponerse en práctica, el volumen ahora creciente de la inquietud y la alarma se reducirá a nada… Les digo que hay que comenzar suprimiendo los periódicos derechistas del Norte, y quizás los de Madrid».


El texto final de aquella Ley de Defensa de la República, aprobada el 21 de octubre en las Cortes Constituyentes, permitió al Gobierno disponer de una herramienta para «hacerse respetar» al margen de los tribunales contra quienes cometieran «actos de agresión contra la República».


El texto de la norma, que a día de hoy puede consultarse íntegra en los archivos del Congreso de los Diputados, recogía en su artículo Primero que «son actos de agresión a la República y quedan sometidos a la presente Ley» una serie de acciones y actos como la «difusión de noticias que puedan quebrantar el crédito o perturbar la paz o el orden público» (artículo 1.3). También se perseguiría (artículo 1.5) «toda acción o expresión que redunde en menosprecio de las instituciones u organismos del Estado».


Perseguidos y deportados

El régimen sancionador de aquella ley marcaba que la decisión de imponer cualquier castigo partía directamente del Consejo de Ministros. En el caso de los periódicos, era el Ministerio de la Gobernación (el equivalente actual a Interior) quien tenía potestad para suspender su licencia de distribución.


Meses más tarde, el balance de aquella Ley de Defensa de la República era demoledor: periódicos cerrados, organizaciones sindicales prohibidas, detenciones y multas. Cientos de personas fueron deportadas a Guinea Ecuatorial y al Sáhara. Entre quienes sufrieron esta Ley también había miembros de la Justicia: al juez Luis Amado, por ejemplo, se le suspendió por dos meses de empleo y sueldo por haber dejado en libertad condicional a un presunto pistolero contrario a la República. En 1932, el Gobierno envió telegramas a diversos gobiernos civiles pidiéndole listas de personas enemigas o incómodas para la República.


El propio Azaña, tiempo después, reconocería ante las Cortes lo drástico de esta normativa, pero también los efectos de pacificación social conseguidos con ella: «Esta ley es una ley de excepción, claro está… Pero hay necesidades dolorosas, señores Diputados. La experiencia ha probado una cosa, que yo me atreví a anunciar desde estos bancos cuando propuse a las Cortes la aprobación del Proyecto de Ley, y es que ha bastado la promulgación de la Ley y el conocimiento público de que había un Gobierno dispuesto a aplicarla cuando fuera menester para que la Ley haya ofrecido sus beneficiosos efectos de calma y de paz».


******************* Sección "bilingüe" ***********************


La regeneración pendiente

Hughes. gaceta. 30 Abril 2024


Eran las 11 de la mañana y Sánchez comenzó dando las buenas tardes. Íntimamente, nadie sintió fuerzas para contradecirle. Venga, buenas tardes. Acudimos a los discursos de Pedro Sánchez agotados ya, previamente vapuleados.


Porque tampoco era algo nuevo. Estamos hablando del presidente que se nos aparecía cada dos por tres en la televisión durante el encierro del Covid. El abuso en tiempo y forma no es ninguna novedad, y tampoco lo es el contenido.


Lo que dijo ayer, 29 de abril, no está muy lejos de su discurso de investidura en noviembre de 2023. Entonces planteó un bloque, un muro. Por encima de izquierdas y derechas se trataba del algo más, mucho más, un «dilema existencial» para vestir de sentido su alianza con los golpistas catalanes y los palmeros de la ETA. Ya habló entonces de la «democracia contra el odio» e, igualmente, lo conectó con lo que pasa en el mundo: España sería, otra vez, el lugar donde defender la democracia frente a las amenazas de la ultraderecha global.


Han pasado unos meses: la Ley de Amnistía, noticias de la corrupción covidiana (que es infinita y filosófica pero la dejamos en Koldo-Ábalos) y el auge innegable de Bildu y ahora Sánchez vuelve a ello, pero incide de otra forma, con otra fuerza y concretando un poco más la intención.


Lo que ha hecho en su discurso y con estos días de reflexión ha sido construir una escena para un relato que ya se estaba formando; ha intensificado la narrativa, ha hecho visible para los suyos un estado de cosas. Ha creado una necesidad.


Sánchez habló ayer de un «acoso», de un «intento de destrucción de la dignidad», de unos «sentimientos» (los suyos) unidos a uno «valores» (de todos) frente al «odio» y lo «tóxico»; de la defensa del papel de la mujer y del derecho a su realización profesional y de algo parecido al cuidado psicológico frente a una «sociedad que exige mantener la marcha a toda costa». Un lenguaje de coaching, sentimental, emocional, con dimensión feminista, un lenguaje de «víctima» y para «víctimas» frente a la agresión. ¿Verdad que queremos espacios seguros y librarnos de la agresión y el bullying en todos los ámbitos de la vida? Era un discurso político que repetía el esquema de la violencia de género. Pero en este caso no es la violencia de género sino algo más complejo que había que representar, ponerle imágenes, caras para podernos sensibilizar: la unión de «bulos deliberados» y un sistema judicial que obliga a responder ante ellos igual que la mujer agredida es obligada a probarlo.


Es decir, la pareja bulo-jueces conservadores, o de otro modo, fake news-lawfare (que los términos sean en inglés no es casual y delata cierto origen intelectual).


Sánchez, con no poca genialidad, ha dado un golpe de propaganda, una intensificación ofreciendo su caso (el de «mi mujer») como ejemplo, como martirio personal y como forma de explicar y de hacer patente la necesidad de un cambio. ¿Qué significaba exactamente ‘lawfare’ para esos socialistas zombis que entrevista Vito Quiles? Nada. Tampoco para nosotros tiene gran significado. ¡Pero ahora sí! Él lo ha encarnado en una especie de miniserie, una superproducción de cinco días. Lawfare es lo que le ha hecho a Begoña un monstruo ultraderechista de dos cabezas: los bulos informativos y los jueces derechistas (hijos del privilegio opositor); también llamados «maquina del fango» (un monstruo de lodo para sustituir a ETA como enemigo de la democracia).


Sánchez ha creado, con su paréntesis reflexivo, una escena, un marco, un ejemplo, un caso explicativo: esto es lo que nos pasa.


Y mientras lo hacía, mientras le ponía cara, ojos, sufrimiento de mujer y de marido enamorado a un problema esdrújulo y de estructura de Estado, la coalición que dirige iba intensificando la melodía y el mensaje: Bildu, ERC, Zapatero (PSOE), Sumar, su prensa acérrima y «el mundo de la cultura», pedían, mientras él callaba y sufría, que meta mano ya de una vez a los medios díscolos y los jueces (de «limpiar» y «limpieza» hablaron Bolaños y Sánchez). Al poco de acabar la intervención («buenas tardes»), el horno del CIS ya tenía una encuesta recién hecha, humeante aun de oportunidad: el pueblo entiende que hay que intervenir en la justicia. Sánchez ya controlaba la propaganda, pero con este redoble ha creado un «debate necesario», «un debate que ha entrado de lleno en los hogares», dijo en TVE.


El pueblo, al que llamó a movilizarse, es la «mayoría social», es decir, los suyos, su coalición entera, convertida en una Liga de la Decencia frente a la ultraderecha. O en palabras de Zapatero: «la democracia del respeto». De política «decente» habló Picardo, el de Gibraltar, al celebrar el me quedo de Sánchez.


¿Y qué quieren hacer con la justicia? Aquí Sánchez todavía evita ser del todo explícito, habla callando, alterna cal y arena, pero otros hablan por él. Quieren mandar sobre ella de principio a fin. De principio, dándole la instrucción a la fiscalía (que es del gobierno), para que nunca más una Begoña haya de pasar por algo así; y quieren controlar el final de los grandes juicios, cuyas sentencias dictan los jueces que nombra el CGPJ. De este modo, su mayoría (que incluye a los golpistas catalanes y a los palmeros de ETA) decidiría el inicio y el final de los procedimientos judiciales. Es decir, controlarían cómo se interpreta y aplica la ley.


Porque la ley ya la controlan. La Constitución es la norma suprema y la ley (incluso si es la ley de Amnistía) no tiene más límite que los que determine el Tribunal Constitucional, politizado y en su poder. No solo controlan la ley en cuanto a su producción, es que también controlan sus límites y posibilidades.


Controlar la ley es importante, pero para dar el giro confederal impunemente (la plurinacionalidad) les falta aun asegurarse totalmente la interpretación de la ley y el ordenamiento. Este control absoluto es algo grosero, venezolano. Entrar ahí no puede hacerse a las bravas, sin más. Ese último paso requiere una dramatización previa que Pedro Sánchez ha ofrecido en unos días de paripé propagandístico. Convertir el desmontaje del supuesto lawfare, el golpe judicial, en un problema femenino, familiar y moral es una genialidad. Así, en cinco días ha dramatizado y encarnado un debate para luego abrirlo democráticamente a la sociedad.


Repitamos: la producción legislativa y hasta dónde puede llegar la ley ya lo controlan, les falta controlar totalmente su aplicación. Como esto no pueden explicarlo sin más, y además entraña cierta complejidad, Sánchez ha creado una escena de «acoso»: una mujer perseguida por ultraderechistas encorbatados. Ante esto, ante una mujer así, y en nombre del amor, ante el sufrimiento psicológico laboral en grado sumo, ¿cómo no va a colaborar la España almodovariana? (La derecha salvable será invitada también y no es descartable que acuda, pasado el ruido, si el planteamiento toma la forma parlamentaria, dialogada, institucional…).


Sánchez, jefe de la Liga de la Nueva Decencia (una decencia con el visto bueno de la ETA) controla el Ejecutivo, el Legislativo y el vital Tribunal Constitucional y le faltan unas islas, apenas islotes, del Judicial y de la prensa. Es lo que él llama la «regeneración pendiente».


La tregua trampa del caudillo de la posverdad

PEDRO GIL RUIZ. libertad digital. 30 Abril 2024

Una vez más en nuestra historia "negras tormentas agitan los aires". Que las "nubes oscuras" de los liberticidas no nos impidan cumplir con nuestro deber.


"¡Nos pueden llamar perros! ¡Nos pueden llamar perros, porque somos fieles y leales!". Había alcanzado el punto de ebullición la vicepresidente climática Teresa Ribera, cuando proclamó su condición perruna (un desprecio a nuestros nobles compañeros de vida). Los miembros del Comité Federal del PSOE se reconocieron en esas palabras y, tras los aplausos de ordenanza, salieron a compartir gruñidos con los congregados en la calle Ferraz. Un energúmeno entrado en años se abrazó al señor Planas, ministro de Agricultura, y le animó a morder: ¡A por ellos! ¡A por los jueces también!


Desde su retiro en La Moncloa, Pedro Sánchez escuchó el revuelo de la jauría convocada espontáneamente por su partido. Debió emocionarse al ver cómo una "militante de toda la vida" renegaba de Felipe González. Su padre está enterrado con una estampita de Felipe y ella se comprometía ante el reportero de El Plural (modelo de prensa independiente): "Cuando tengamos que abrir la tumba le sacamos la foto a mi padre".


Es la fuerza que necesitaba. El aliento de los que odian. Conscientes, él y su mujer, de que la campaña de descrédito no parará, se conjuraron: "Podemos con ella". Se abrazaron. Su amor es resiliente y sostenible. Júbilo entre los miles de paniaguados que viven del contribuyente: "¡Pedro sigue!".


El caudillo de la posverdad salió al atril de su residencia e hizo un llamamiento a la jauría: "Solo hay una manera de revertir esta situación: que la mayoría social, como ha hecho estos cinco días, se movilice… poniendo freno a la política de la vergüenza. Mostremos al mundo cómo se defiende a la democracia".


Todo había sido una tregua trampa. Duró lo que tardaron en recolocarle la mandíbula, rellenarle el bótox de la cara y hacerle unos cariñitos a ‘Bego’. Al menos por unos días fuimos felices pensando que se iba. El muy sádico…


La vida sigue y mañana juega el Real Madrid contra el Bayern. Sánchez sabe que los mismos problemas que tenía el miércoles 24 de abril, un minuto antes de hacer pública su carta a la ciudadanía, continúan un minuto después de concluir su velada amenaza a la democracia española: "Esta decisión no supone un punto y seguido, es un punto y aparte. Se lo garantizo".


Por segunda vez, bien por inconsistencia o por desvarío, un presidente socialista se dispone a darse de bruces contra esa realidad a la que le resbalan las frases hechas de los armachismes o las encuestas exprés de Tezanos.


El topetazo suele terminar con el corneado en la enfermería y con pronóstico reservado. Mediada la tarde del martes 11 de mayo de 2010 Obama llamó a Zapatero. Quería oír de su propia voz el durísimo recorte que sus colegas europeos le habían "sugerido": congelación de las pensiones, reducción del sueldo de los empleados públicos… Un año después el Comité Federal del PSOE designaba a Rubalcaba candidato a las elecciones generales del 20 de noviembre de 2011. A Zapatero le agradecieron los servicios prestados y le apartaron amablemente. El PSOE todavía era un partido.


Los resultados de las elecciones generales del 23 de julio de 2023 pusieron a la coalición de Gobierno de socialistas y comunistas en una situación muy precaria. La pérdida de seis de los 158 escaños conseguidos en 2019 obligaba a pactar con cinco grupos, algunos de ellos con intereses enfrentados entre sí. Las tensiones en la coalición Sumar presagiaban una mayor inestabilidad, como así ha sucedido. Entre las distintas opciones, con un Partido Popular que había ganado las elecciones, el secretario general del PSOE apostó por la más arriesgada para ser investido: fiar su suerte a Puigdemont y la Legislatura a un bloque plurinacional cuya argamasa es la destrucción de la Nación Española.


En su investidura —el 16 de noviembre de 2023— levantó un muro frente a los 11.200.000 ciudadanos que no le habían votado. Ni una palabra de concordia. Saco el espantajo de la derechaextremaderecha y no ha parado de pasearlo. Pronto comenzaron los imprevistos. El 5 de diciembre los cinco diputados de Podemos abandonan Sumar. En febrero, las elecciones gallegas dan una nueva mayoría absoluta al PP y el voto socialista se hunde. A los tres días estalla el caso Koldo y Ábalos es expulsado del PSOE. El 13 de marzo, el presidente de la Generalitat convoca elecciones. Los socialistas reprochan a Yolanda Díaz su incapacidad política ante el desafío de los comunes de Ada Colau. El adelanto electoral deja al Gobierno sin presupuestos para 2024. En el País Vasco, el PSE es relevantemente irrelevante. Como sucederá en Cataluña con el PSC. Sánchez está en manos de los separatistas.


No han pasado cinco meses desde la investidura y el presidente se encuentra con la Legislatura patas arriba. Su discurso político se va enajenando cada día más, con la colaboración desinteresada de un Zapatero echado al monte. Sus enemigos son los levantiscos jueces y fiscales, además de una coalición de intereses derechistas y medios digitales ultraconservadores. Por si no tuviera suficiente, se lanza a una insólita campaña internacional contra Israel, que termina en descredito y fiasco.


Estos son los antecedentes de la carta a la ciudadanía y la tregua trampa desvelada ayer. Aunque no debemos descartar que la apertura de diligencias previas contra su mujer le fundiese unos cuantos fusibles, seguramente todo haya sido provocado por una sobrecarga loquera (en la primera acepción del RAE).


A Zapatero el humo de los brotes verdes le ocultó la gravedad de la crisis y terminó contando nubes. A su sucesor se le aparecen en sueños una "constelación de cabeceras ultraconservadoras" o, depende de lo que haya cenado, una "galaxia digital ultraderechista". Combate sus obsesiones amenazando a los españoles que no compartimos sus delirios. Una vez más en nuestra historia "negras tormentas agitan los aires". Que las "nubes oscuras" de los liberticidas no nos impidan cumplir con nuestro deber.


Arriesgó demasiado

Pedro Sánchez paga las primeras consecuencias de su engaño masivo

Ana Martín. el debate. 30 Abril 2024


La carta a la ciudadanía preguntándose si «merece la pena todo esto». Las muestras de adhesión de su partido, entregado al líder. El silencio atronador en la Moncloa durante casi cinco días. El despacho con el Rey en la Zarzuela. La declaración institucional prevista para las 12 de este lunes, que finalmente se adelantó a las 11. El anuncio de una «regeneración» por concretar. José Luis Rodríguez Zapatero alegrándose de haber «acertado», porque él predijo el jueves pasado que se quedaba. La publicación de una encuesta del CIS a las dos horas, dando a Pedro Sánchez 9,4 puntos de ventaja y allanando el camino a «reformas» en la Justicia, porque así lo demanda la ciudadanía. La convocatoria de otra concentración supuestamente espontánea frente a la sede del CGPJ por la tarde, bajo el lema El golpismo viste de toga. Y la entrevista al presidente en el prime time de TVE, amenazando a los periódicos digitales que no controla con represalias sin concretar.


La sucesión de acontecimientos de estos días, sobre todo de este lunes, han llevado a muchos españoles a pensar que la supuesta crisis existencial y conyugal de Sánchez no ha sido más que una colosal maniobra para: fortalecerse como líder del PSOE y de la izquierda. Apretar las filas de su mayoría Frankenstein para dar esta batalla contra «la derecha y la extrema derecha». Desactivar el caso Begoña. Criminalizar a la oposición. Y fabricarse una coartada para ir a por los jueces y a por ciertos medios de comunicación por publicar informaciones sobre su mujer a los que él calificó de «bulos y desinformaciones» en la televisión pública.


«Le han tomado el pelo a una nación de 48 millones de españoles», denunció Alberto Núñez Feijóo. «Durante estos cinco días los españoles hemos asistido a un teatro burdo, indignante y victimista», añadió Santiago Abascal. «Ha jugado con los sentimientos y la empatía de todas las personas que sufren la persecución de la extrema derecha. Su comparecencia es una cortina de humo», lamentó Pere Aragonès.


En medio de la cascada de reacciones, Pablo Iglesias le lanzó una advertencia: «Hacer una jugada como ésta y tener el país en vilo por, básicamente, no decir nada se le puede volver en contra». En realidad, utilizar a su familia, a su partido, a sus socios de Gobierno y de legislatura y hasta al Rey ya se le ha empezado a volver en contra en siete aspectos.


Primero. El amago de dimisión de Sánchez ha sido el golpe de gracia a su credibilidad, que ya de antes era el auténtico talón de Aquiles del presidente (y no Begoña Gómez). El líder que prometió traer de vuelta a España a Carles Puigdemont para ser juzgado, el cumplimiento íntegro de las penas para los condenados del procés, recuperar el delito de convocatoria de referéndum ilegal y no amnistiar a los independentistas ha sumado un embuste más a su lista.


Segundo. Las víctimas de su ardid han sido, sobre todo, sus compañeros socialistas. Más allá de la aparente alegría por el regreso del presidente pródigo, en el PSOE hay mar de fondo por la situación límite a la que los ha llevado su secretario general. Además, este episodio ha abierto una puerta en el PSOE que hasta el miércoles estaba cerrada a cal y canto: la de la sucesión de Sánchez. En el partido han empezado a pensar y a hablar de ello, obligados por la situación.


Tercero. La realidad de Sánchez sigue siendo la misma, pero peor. Porque a la precariedad parlamentaria de su Gobierno, la ausencia de Presupuestos de 2024, la total dependencia de Puigdemont y las dudas sobre la aplicación de la ley de amnistía se suma ahora el enfado del resto de partidos y las expectativas creadas. El secretario general de Junts, Jordi Turull, lo definió como «tacticismo electoral» y una «grave irresponsabilidad». El portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, afirmó que no «era necesario». Sumar le urgió a reformar la Ley de Seguridad Ciudadana. Podemos, a cambiar el sistema de elección de los miembros del CGPJ. Y la portavoz de Bildu en el Congreso, Mertxe Aizpurua, le avisó: «Esperamos hechos y no solo palabras. El momento es ahora».

Cuarto. La «movilización social» que Sánchez agradeció en su discurso ha distado mucho de ser multitudinaria. Y ello a pesar de los llamamientos de su partido ante un momento crítico –decían– para la democracia española. A la concentración en Ferraz del sábado acudieron entre 10.000 y 12.000 militantes y simpatizantes socialistas, aunque el partido había fletado decenas de autobuses desde toda España. Esa tarde se congregaron en el campo del Atlético de Madrid casi 65.000 aficionados para ver el partido contra el Athletic de Bilbao.


El domingo, la izquierda lo volvió a intentar con una manifestación entre Atocha y el Congreso que reunió a poco más de 5.000 personas. No parece que esta operación vaya a cambiar las perspectivas electorales del PSOE en las elecciones europeas, las primeras de ámbito nacional tras las generales del pasado julio. Esos comicios serán el termómetro definitivo.


Quinto. En su discurso, el presidente se puso la venda antes de que la herida sea más grande. «Mi mujer y yo sabemos que esta campaña de descrédito no parará. Llevamos diez años sufriéndola. Es grave, pero no es lo más relevante. Podemos con ella». Tras el «esperpento», en palabras de Feijóo, tanto él como Abascal dejaron claro que no van a renunciar a pedir explicaciones a Sánchez. Al contrario. Las posibilidades de que el PP acabe llamando a declarar al presidente a la comisión de investigación del Senado son hoy más que la semana pasada.


​Sexto. La reacción airada de Sánchez, su Gobierno, su partido y sus socios a la apertura de diligencias previas de un juez de instrucción madrileño ha puesto a la Judicatura a la defensiva. Los jueces saben que son el principal objetivo de este «punto y aparte» que anunció el líder del Ejecutivo en la Moncloa. Y no se quedarán callados, como no lo hicieron cuando el PSOE pactó con los independentistas comisiones de investigación en el Congreso para estudiar los casos de lawfare. Además, cuentan con una baza poderosa: la legislatura depende de la aplicación de la amnistía y ésta, a su vez, de los jueces.


Este lunes, el ministro Óscar Puente fue el más explícito. «Es indiscutible que hay una utilización espuria de la acción penal, de la jurisdicción penal», señaló. Aunque el argumentario de los socialistas cojeó cuando, por la tarde, el juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno rechazó citar a Begoña Gómez como testigo en el caso PSOE. Se avecinan, de entrada, una reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal -ya confirmada por el Ejecutivo- para quitar la instrucción a los jueces y dársela a los fiscales; y una probable renovación forzosa del CGPJ. Además, Yolanda Díaz también puso el foco ayer en la Ley de Seguridad Ciudadana, que la izquierda llama «ley mordaza».


Séptimo. El amago de dimisión de Sánchez ha tenido eco en la prensa internacional. De entrada, el miércoles pasado los principales diarios informaron de que el presidente español abría un periodo de reflexión por las acusaciones de corrupción contra su mujer. Los diarios no hablaban de campaña de acoso ni nada parecido. Desde el inicio, la Moncloa perdió el control del relato fuera. Este lunes, esa misma prensa informó con incredulidad del pretendido golpe de efecto. The Washington Post llegó a calificarlo de «telenovela». Y ellos conocen de primera mano qué es el trumpismo.


Yo también soy de extrema derecha

RAMÓN PÉREZ-MAURA. el debate. 30 Abril 2024

«La esposa de Pedro Sánchez se queda» tuiteaba ayer por la mañana el gran periodista colombiano Juan Carlos Pastrana tras la arenga de Pedro Sánchez en las escaleras de la Moncloa. Si de verdad Sánchez se ha tomado cinco días para reflexionar sobre «el ataque» a su familia, que Santa Lucía le conserve la vista. No lo ha podio hacer peor. Quien más tocado ha salido de esto es su mujer. Hasta el pasado miércoles Begoña Gómez era completamente desconocida fuera de España y en España no era mencionada en el contexto de la corrupción en los medios del Equipo Nacional de Opinión Sincronizada. Desde su retiro a reflexionar, Begoña se ha convertido en un signo de corrupción en todos esos medios porque es imposible hablar de lo que ocurre si no se le vincula con las acusaciones de tejemanejes económicos desde la sede del Gobierno.


Sánchez tuvo el lunes los bemoles de no dar la más mínima justificación de los actos de su mujer. No los defendió en ningún momento. Se limitó a decir que quienes hemos publicado informaciones incriminatorias –al menos moralmente– somos de la extrema derecha. Desde El Confidencial a El Debate pasando por tantos otros. Si eso es así, pues va a resultar que yo soy de extrema derecha para desconcierto mío a estas alturas de la vida. Desde que cumplí 18 años creo haber defendido la Constitución de 1978 sin matices. Pero claro, igual que las víctimas de ETA son ahora los fascistas y los etarras y sus aliados son los demócratas, los que defendemos la Constitución somos los fascistas y los que quieren derogarla son los demócratas. Ésta es la España de 2024.


El pasado miércoles a las 19,50 envié este mensaje a varios amigos míos que me preguntaban por la carta de Sánchez y la posibilidad de que finalmente dimitiera: «Ojalá. Pero lo dudo. Esto es chavismo puro. Se quita de en medio cuatro días para que todo el mundo hable de él y nadie le pregunte ni abuchee y el lunes nos dirá que las masas le han llamado y escrito pidiéndole que siga y él está con el pueblo contra la ultraderecha». Modestia aparte, es exactamente lo que ha ocurrido. Yo no lo he dudado en ningún momento, aunque me sentí abrumado el lunes por la mañana por la cantidad de medios y colegas que decían que dimitía. Me parecía obvio que no, porque era dejar a su partido en la quiebra más absoluta y él con las manos vacías cuando estar donde está es lo que ha soñado toda su vida.


El uso que ha hecho Sánchez en los últimos días de todo el aparato del Estado para aprovecharse de él en su beneficio es propio de un dictador. Lleva meses sin ir a despachar con el Rey como han hecho semanalmente todos los presidentes del Gobierno. Pero ayer desde Moncloa se avisó a directores de medios de comunicación de que había ido a ver al Rey. Yo no sé si fue o no. Lo que sé es que Zarzuela se negó a confirmar esa información lo que me da indicios. Sospecho que se limitó a una conversación telefónica. El 29 de mayo de 2023, el día que Sánchez disolvió las Cortes sorpresivamente y convocó elecciones, Sánchez no fue a verle, sino que se lo comunicó por teléfono. Esa mañana yo estaba en el Palacio de El Pardo donde el Rey iba a entregar el Premio de Historia Órdenes Españolas, a cuyo jurado tengo el honor de pertenecer. El Rey llegó 20 minutos tarde al acto por la conversación telefónica con el presidente. Ayer lunes, el Rey llegó 15 minutos tarde al acto militar en Hoyo de Manzanares. Sospecho que la conversación también fue telefónica. Como bien dijo ayer Núñez Feijóo, Sánchez ha abusado del Rey usándolo como un actor secundario en toda su patética farsa. Pero a nadie sorprenda. Es lo que le considera.


Lo más grave de la intervención de Sánchez ayer fue su anuncio del «punto y aparte». ¿Qué significa eso? Tras las elecciones de febrero de 1936, celebradas con fraude y violencia como ha quedado demostrado por la Historia, ni se esperó a la segunda vuelta, ni nunca se han publicado los resultados oficiales de esos comicios. A partir de la formación del Gobierno del Frente Popular, se decide la toma del poder absoluto contra la judicatura y contra los medios de comunicación, exactamente lo que ayer insinuó Sánchez. Y lo que es más relevante, se amnistió a todos los condenados por la Revolución de 1934 contra el Gobierno de la República (de derechas, por cierto).


Como me decía ayer un estimado colega, corresponsal de un gran diario británico: «A dark day for Spain and western democracy.» Un día negro para España y la democracia occidental. No se puede resumir mejor ni con más objetividad.


El punto y aparte

CAYETANO GONZÁLEZ. libertad digital. 30 Abril 2024

No se ha vivido un espectáculo, un sainete, un vodevil en la política española desde la transición, como el protagonizado por el jefe del sanchismo durante los últimos cinco días —desde que escribió su epístola a los españoles el pasado miércoles— y que ha tenido su guinda en la comparecencia de este lunes en la Moncloa, donde ha anunciado que va a seguir. En definitiva, "el puto amo", como lo definió su coligan preferido, el ministro Óscar Puente, se queda.


​El desprecio de Sánchez a las Instituciones democráticas —al Congreso, a la Corona— a su propio partido, pero sobre todo al pueblo español, es de tal magnitud y gravedad, que sólo un autócrata como él, una persona tan pagada de sí mismo, tan ególatra, tan vanidosa, es capaz de hacer lo que ha hecho en estos últimos días.


​A Sánchez le han sobrado en su intervención de ayer muchos minutos y argumentos. Bastaba con que se hubiera limitado a decir: "yo sigo porque mi apego al poder me impide tomar otra decisión" y entonces añadir, como si ha hecho que "esta decisión no es un punto y seguido, sino un punto y aparte. Se lo garantizo", porque ahí radica la gravedad de lo que este lunes ha manifestado el jefe del sanchismo, que no ha querido concretar más sus planes, como si los ciudadanos fuéramos tontos y no supiéramos por donde irá.


​El poder judicial, los medios críticos con su quehacer político, que vienen informando sobre los presuntos casos de corrupción o de tráfico de influencias que afectan a su partido, a su gobierno, o a su entorno familiar, y la oposición, son los tres objetivos que están en el punto de mira de este personaje. Lo veremos en los próximos meses, bien con iniciativas legislativas para modificar, por ejemplo, la ley de enjuiciamiento criminal para dar más poder a los fiscales y quitárselo a los jueces a la hora de instruir una causa; lo veremos con medidas que puedan asfixiaro al menos intimidar a determinados medios de comunicación. Y en cuanto a la oposición, Sánchez seguirá colocándola al otro lado del "muro" que anunció en el debate de su investidura. Seguirá manteniendo el cordón sanitario sobre el partido de Ortega Lara, pero tratará con todo el mimo del mundo al partido de Otegui. Así es el jefe del sanchismo.


​Lo que Sánchez da la impresión que sigue despreciando son varias cuestiones: la mayoría de los jueces son independientes y seguirán haciendo su trabajo de una forma honesta y profesional, mal que le pese al Presidente y los partidos que le apoyan, empezando por el cada vez más cadáver político, Yolanda Diaz, que ya ha pedido que hay que "democratizar la justicia".


​El jefe del sanchismo tampoco tiene en cuenta que hay un buen número de medios de comunicación que están dispuestos a seguir haciendo su trabajo de una forma libre e independiente, informando a sus lectores, oyentes o espectadores de lo que pasa, guste o no guste al actual inquilino de la Moncloa. ¿Qué va a hacer Sánchez? ¿cerrar todos los medios y dejar sólo operar, en acertada definición de Federico Jiménez Losantos, al "comando Intxaurrondo"?


​Y, sobre todo, Sánchez no es consciente que hay un gran número de españoles —diez millones votaron en las elecciones generales del 23-J a opciones de centro-derecha— que están dispuestos a resistir, a aguantar lo que haga falta, porque aman la libertad y la democracia, mucho más que lo que este autócrata dice que quiere a su mujer y a su familia.


​Por cierto, este argumento del amor y de los ataques que ha sufrido su familia —ayer amplió el periodo temporal a hace diez años— quizás se lo compre su parroquia socialista, incluso gente de buena fe, pero el jefe del sanchismo carece de toda autoridad moral, de toda credibilidad para esgrimirlo. ¿Qué ha hecho él durante estos últimos años con la Presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Diaz Ayuso, no solamente desde que se supo que su actual pareja podría haber cometido presuntamente delitos de fraude a Hacienda, sino desde bastante antes? ¿Qué hizo su vicepresidenta primera hace unas semanas en el Congreso, atacando a la pareja de Feijóo por haber recibido —dijo la cada vez más histérica María Jesús Montero— la empresa donde trabajaba una subvención de la Xunta de Galicia cuando él actual líder de la oposición era su Presidente? Noticia que el medio que la publicó reconoció que era falsa, y la vicepresidenta primera todavía no ha pedido perdona Feijóo y a su pareja.


​El jefe del sanchismo se queda, porque su apego al poder no tiene límites. Después de haber blanqueado a los herederos políticos de ETA; después de haber indultado a los políticos independentistas catalanes que intentaron dar un golpe de Estado en 2017; después de poner en marcha una ley de amnistía porque era condición imprescindible para que el prófugo Puigdemont le diera sus siete votos en la investidura; después de decretar un cordón sanitario contra un partido que está dentro de la Constitución como VOX; después de perder las elecciones generales del 23-J y tener que buscar apoyos en lo mejor de cada familia, viene ahora a hacerse el mártir, y a decir a los españoles lo intolerable que resultan los ataques a su familia, y más concretamente a su mujer.


​Seguirán los tiempos duros, que no son ninguna novedad, porque todo empezó con Zapatero en el 2004. No queda otra que aguantar, resistir los embates de este autócrata y de sus socios parlamentarios. España, la democracia y la libertad están muy por encima de este personaje, que por si alguien no lo conocía, ha quedado al desnudo con lo que ha hecho desde el pasado miércoles: reírse de las Instituciones y de todos los españoles. A día de hoy seguirá, pero más dura será, en un futuro no lejano, su caída. La cuestión es el daño que ha hecho y seguirá haciendo a nuestra Nación.


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