Recortes de Prensa Lunes 28 Abril 2025

Dos meses de la encerrona de la Casa Blanca: Kiev tira de resiliencia para sobrevivir sin EEUU
Rostyslav Averchuk. Léopolis. la razon. 28 Abril 2025

Hace dos meses, las esperanzas de Ucrania de que Donald Trump apoyara decisivamente su lucha contra Rusia recibieron un duro golpe cuando el presidente Volodimir Zelenski fue emboscado por Trump y el vicepresidente JD Vance en una reunión infame en la Casa Blanca.


Las críticas de Trump contra Zelenski, su acercamiento al presidente ruso Vladimir Putin y la suspensión temporal de la ayuda militar estadounidense a Ucrania destruyeron cualquier ilusión sobre el apoyo de EEUU bajo la nueva administración. Durante la presidencia de Joe Biden, el apoyo occidental a Ucrania fue limitado por su enfoque cauteloso, proporcionando armas de forma restringida y con estrictas limitaciones de uso. En el último año de su mandato, el ejército ucraniano fue perdiendo terreno gradualmente ante la implacable presión del ejército ruso. Ante este panorama, muchos ucranianos esperaban que los ataques de Trump a Zelenski durante la campaña electoral fueran mera pose y que, una vez en el cargo, actuaría con más decisión que Biden.


El fiasco de la Casa Blanca ha transformado radicalmente la perspectiva de Ucrania. «Políticos y expertos coinciden ahora en que Estados Unidos ya no puede considerarse nuestro aliado», afirmó Iaroslav Chornogor, profesor de estudios internacionales y analista del think-tank Prisma Ucraniano, en declaraciones a LA RAZÓN. Ucrania se resigna cada vez más a depender de sus propias fuerzas y de alianzas regionales para enfrentar la amenaza existencial que representa Rusia.


El episodio de la Casa Blanca sacudió la política interna de Ucrania. Zelenski, cuya popularidad se mantiene bastante alta pero iba disminuyendo debido a reveses en el campo de batalla y una guerra agotadora, experimentó un repunte de apoyo. Los ucranianos, incluso aquellos críticos con sus políticas internas, se unieron en rechazo al percibido ataque de Trump a la dignidad e intereses claves de la nación.


Sin embargo, la idea de Trump de que Zelenski obstaculiza la paz llevó a Estados Unidos a contactar a políticos de la vieja guardia, como el expresidente Petro Poroshenko y la ex primera ministra Yulia Tymoshenko, quienes fueron derrotados contundentemente tras recibir Zelenski el 73% de votos en 2019. Sus crecientes, aun por ahora bastante limitadas, críticas a Zelenski han generado temores de división.


«Nos unimos muy bien cuando estamos en gran peligro, como en 2022. Pero luego diferentes políticos, partidos y fuerzas se enfrentan entre sí en lugar de al enemigo externo común», advirtió Chornogor, señalando que Rusia intentaría profundizar incluso las fracturas más pequeñas en un caso de un alto el fuego o paz temporal sin garantías de seguridad sólidas para Ucrania.


El objetivo final ruso es subyugar completamente a Ucrania y Moscú empleará un amplio espectro de tácticas militares, económicas e híbridas para alcanzarlo, según Chornogor y otros analistas.


El equipo de Trump, subestimando la determinación de Zelenski y el sentir ucraniano, ha impulsado un acuerdo de paz que acepta el control ruso sobre los territorios ocupados sin garantías de seguridad confiables. Los ucranianos lo rechazan abrumadoramente. «Si hubiéramos querido rendirnos, lo habríamos hecho sin Trump», se ha convertido en un lema común. «Estados Unidos ignora todos los crímenes de Rusia en Ucrania. Los ucranianos no podemos aceptar que Rusia no pague un precio por lo que ha hecho», afirmó Oleksandr Kovalenko, analista militar de Odesa.


Encuestas recientes confirman que los ucranianos no sacrificarán su soberanía ni seguridad por la paz. La mayoría de los ucranianos descartan reconocer territorios ocupados como Crimea como rusos, dados los miles de vidas perdidas y los millones que sufren la violenta represión de Moscú contra el sentimiento proucraniano. Aunque Zelenski reconoce que Ucrania carece de medios militares para recuperar Crimea ahora, insiste en que aún existen palancas diplomáticas y económicas viables.


Los analistas destacan que la historia de Ucrania, en particular su decisión de 1994 de renunciar a las armas nucleares a cambio de garantías de seguridad de Estados Unidos, Reino Unido y Rusia, ha enseñado a Kiev a desconfiar de promesas vagas. Tanto la amarga lección de esas garantías no cumplidas, como la tendencia histórica de Rusia a romper cualquier acuerdo con Ucrania, moldea la postura actual de Ucrania.


Con Trump sin ofrecer nueva ayuda militar y los paquetes de ayuda de la era Biden agotándose, la influencia de Estados Unidos sobre Kiev se desvanece, dejando pocas razones para ceder a las demandas de Washington si no ofrece apoyo tangible, creen analistas como Kovalenko.


Aun así Kiev ha actuado con cautela hacia Washington. Rechazó términos “explotadores” en un acuerdo propuesto por Estados Unidos para los recursos minerales críticos de Ucrania, vitales para las industrias tecnológicas globales, pero continúa negociando para evitar antagonizar a un antiguo aliado clave. “Sería difícil para Ucrania aguantar sin ningún apoyo estadounidense, pero no crítico. Pero si Estados Unidos inicia una ‘Guerra Fría’ contra nosotros mientras luchamos contra Rusia, sería realmente peligroso”, afirmó Chornogor.


La dependencia de Ucrania de la inteligencia y los sistemas de defensa aérea estadounidenses hace que una ruptura inmediata sea arriesgada sin compromisos firmes de otros aliados. La hostilidad estadounidense podría bloquear el envío de nuevos misiles de defensa aérea y presionar a los aliados europeos para que no envíen a Ucrania armas con componentes estadounidenses, debilitando gravemente su defensa.


Una Ucrania resiliente

En el frente, el ejército ruso, más numeroso, mantiene presión alta sin inmutarse por las enormes pérdidas. Sin embargo, el ejército ucraniano sigue siendo resiliente. El ritmo de los avances rusos ha disminuido, y el costo de cada metro de terreno capturado continua a crecer para los invasores. Las reformas organizativas, una creciente dependencia de drones y el aumento de la producción armamentística doméstica, respaldada por financiación europea, han mitigado las carencias de personal y ayuda militar extranjera.


Ucrania también deposita grandes esperanzas en una mayor implicación europea, considerada por muchos como largamente retrasada. Kovalenko y otros analistas creen que la inversión europea en la creciente producción de defensa de Ucrania tiene un potencial especialmente grande. Sin embargo, persiste el escepticismo sobre si las fuerzas europeas de paz, planteadas por Francia y el Reino Unido podrían disuadir una futura agresión rusa, dado el enfoque cauteloso de los líderes europeos y el estado de sus ejércitos.


Por ahora, Ucrania se está recalibrando, apoyándose en su propia resiliencia y en socios regionales mientras espera que la economía y la cohesión interna de Rusia también puedan resquebrajarse bajo la presión. La guerra sigue siendo una prueba agotadora de resistencia, pero el rechazo de Ucrania a capitular señala una determinación inquebrantable.


“Será muy, muy difícil”, afirmó Chornogor. “Pero todos los imperios eventualmente colapsan, y Rusia también lo hará”. Hasta entonces, Ucrania podría tener que seguir luchando, decidida a asegurar su futuro, incluso sin su antiguo aliado.


Dos meses de la encerrona de la Casa Blanca: la paz trumpiana regala Ucrania a Putin
Amador Guallar. Bruselas. la razon. 28 Abril 2025

Dos meses después de la fatídica encerrona tendida al líder ucraniano, Volodímir Zelenski, en el Despacho Oval por el presidente estadounidense, Donald Trump, y sus acólitos, la relación entre ambos países sigue deshaciéndose lenta y peligrosamente como lo hace el núcleo de Chernóbil.


Desde entonces, nadie en la Casa Blanca ha ofrecido construir un armazón de cemento para proteger el este de Europa de la amenaza rusa. Muy al contrario. La última oferta de paz es una grieta que puede expandir la radiación de la guerra. Washington se lo ha ofrecido todo a Moscú, que ni siquiera fue capaz de respetar la tregua de Pascua anunciada por Vladimir Putin, y sigue bombardeando zonas residenciales indiscriminadamente.


Hasta hace cinco meses Kiev miraba al futuro con cierta confianza. El expresidente Joe Biden lanzaba todo el carbón a las calderas de la defensa ucraniana con ayudas militares mil millonarias. En la prensa y los medios estadounidenses, Ucrania era portada por su lucha encarnizada y por la hermandad histórica entre dos países que se independizaron de una potencia opresora (la URSS y la absolutista Corona Británica). I stand with Ukraine (Yo apoyo a Ucrania) era un lema que, junto a la bandera amarilla girasol y azul cielo, se podía ver incluso en el Empire State.


Sin embargo, bajo la nueva dirección de la Casa Blanca, el idilio terminó con el tenso enfrentamiento verbal de la reunión del 28 de febrero, cuyo objetivo era firmar un acuerdo sobre tierras raras y discutir la paz con Rusia. Como en un patio de escuela, la plana mayor trumpiana se lanzó sobre un Zelenski indefenso. Donald Trump lo acusó de ser un «desagradecido» y de «jugar con la posibilidad de una Tercera Guerra Mundial». A continuación, el encuentro se canceló y la delegación ucraniana se marchó despertando a una nueva realidad.


Desde ese día, la desunión ha ido a peor, mientras el miedo a una paz forzada y sin garantías hace palidecer a los estrategas ucranianos y europeos, conscientes de que darle un respiro a Vladimir Putin es enfrentarse a un futuro tan incierto como el tiempo en el que logre rearmar y reponer su más que mermada maquinaria militar. Una paz sin garantías es como fumar junto a un bidón de gasolina. Según diversos analistas, eso es lo que busca el Kremlin. Por ello, no es de extrañar que el intento del pasado marzo para limar asperezas entre Kiev y Washington, Trump volviese a zarandear la relación tras exigir que Ucrania devolviese 300 mil millones de dólares en ayudas militares.


La peor cara de la caída en desgracia de la relación entre ambos países es la pésima oferta de paz estadounidense, que tanto los ucranianos como las potencias europeas han recibido como una bofetada con la mano abierta. Certifica sus peores temores. El plan de la Casa Blanca es la consecuencia de dos meses de desencuentros diplomáticos, en los que la Administración estadounidense ha cambiado los papeles del agresor y el agredido.


Consecuentemente, reconoce oficialmente a Crimea como parte de Rusia, establece un reconocimiento de facto del control sobre las zonas ocupadas de Luhansk, Donetsk, Jersón y Zaporiya, promete que Ucrania no podrá unirse a la OTAN, el levantamiento de todas las sanciones económicas y que la central nuclear de Zaporiyia pase a manos de Rusia y Estados Unidos.


¿Qué se lleva Kiev de la pax trumpiana? Migajas inestables. La propuesta de Washington les ofrece unas endebles «garantías de seguridad» de los países europeos sin la participación de Estados Unidos, el retorno de la pequeña parte ocupada por Rusia en la provincia de Járkov, y ciertas compensaciones y ayudas para la reconstrucción que, a simple vista, tiene más aspecto de negocio inmobiliario y de infraestructuras de las empresas estadounidenses que de ayudas para un país que ha sufrido una invasión militar.


Como era de esperar, Ucrania se ha negado a aceptar la propuesta, ahondando así la brecha entre los antiguos aliados. Más aún, el pasado miércoles Zelenski salió en la portada de The Wall Street Journal para declarar que se negaba a reconocer "legalmente la ocupación de Crimea". La respuesta del magnate neoyorkino no se hizo esperar y fue tan tajante como despectiva. Lo acusó de mantener una postura "incendiaria", bloquear las negociaciones de paz (en las que Ucrania no participa), y lo tildó de ser "un hombre sin cartas que jugar" que solo prolonga "el campo de la muerte".


Por otro lado, la oferta de Donald Trump tiene fecha de caducidad y viene acompañada de una intimidación incompatible con el largo proceso que supone la negociación de una paz duradera. Por ejemplo, la pactada entre Ricard Nixon y el Gobierno de Vietnam tardó seis años en fructificar en los Acuerdos de París (1973).


Las prisas de la nueva Administración fueron confirmadas por el vicepresidente, J.D. Vance, quien advirtió que, si no se logra un acuerdo pronto, Estados Unidos podría retirarse completamente de las negociaciones. Más aún, la creciente frustración en Washington también se hizo sentir en boca del secretario de Estado, Marco Rubio. "No vamos a continuar con este esfuerzo durante semanas y meses", declaró tras las conversaciones de París. Y amenazó con que pronto Trump podría centrarse en "otras prioridades".


En caso de que las negociaciones fracasen, el peor escenario sería una retirada de la ayuda militar y la inteligencia estadounidenses, ambas cruciales para el campo de batalla ucraniano. La diatriba es máxima porque la propuesta de la Casa Blanca parece un caballo de Troya en cuyo interior se esconde el aparato militar del Kremlin, mientras el neo-zar ruso se frota las manos viendo los desacuerdos entre los aliados, tal y como sucedió esta semana tras las negociaciones fallidas en Londres, después de que Rubio obligase a posponer las conversaciones con sus homólogos franceses, alemanes y del Reino Unido. Peor aún, su decisión estuvo determinada por un nuevo viaje a Moscú que dejó en la cuneta al ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, Andrii Sybiha.


Mientras, Zelenski sabe que no puede permitirse ningún desplante hacia la Casa Blanca, que sigue enfurecida por su apoyo al expresidente Joe Biden y a la campaña electoral demócrata. Por ello, conciliador y comiéndose el orgullo, el pasado miércoles escribió en sus redes sociales: "Ucrania ha reiterado que no excluye ninguna de las opciones que puedan conducir a un alto el fuego y a una paz real" para "detener las matanzas".


Algo que no parece preocupar al Kremlin, cuyos ataques se han intensificado. "No se respetan ni hospitales, ni edificios residenciales, ni trabajadores humanitarios, ni pacientes. En Ucrania, ningún aspecto de la vida cotidiana se libra de la guerra. No hay avisos, no hay lugares seguros, solo unos segundos entre la vida normal y la violencia extrema", afirmó Thomas Marchese, director de Médicos Sin Fronteras en el país.


Putin se vanagloria de que Ucrania ha cedido el Kursk tras la invasión hace tres años
Marcos Gómez Jiménez. Vozpópuli. 28 Abril 2025

Finalmente ha sucedido, Rusia ha completado la liberación de la región fronteriza de Kursk, después de ocho meses de invasión parcial por parte de las tropas de Zelenski.


Esto significa un duro varapalo para el ejército ucraniano, que tomó esta región el año pasado para usarla como “moneda de cambio” en unas posibles negociaciones territoriales para recuperar el terreno perdido tras la invasión de 2022.


La noticia la ha dado el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Rusia, Valeri Guerásimov al dar el parte al presidente Vladímir Putin en una videoconferencia transmitida por la televisión estatal. "Camarada comandante en jefe, hoy ha sido liberada de las unidades ucranianas la última localidad de la región de Kursk, la aldea Gornal", ha informado Guerásimov.


"La aventura del régimen de Kiev ha fracasado por completo".


"Los planes del régimen de Kiev de crear una supuesta cabeza de puente estratégica y desbaratar nuestra ofensiva en el Donbás han fracasado", ha añadido ante un vanagloriado Putin.


El día 12 del mes pasado Putin visitó un centro de operaciones utilizado por las fuerzas rusas y escuchó los informes de Gerasimov, quien en aquellas fechas informó de que las tropas ucranianas en la zona de Kursk estaban ya cercadas.


Ahora, Putin ha felicitado a sus militares por la exitosa campaña y ha destacado que "la aventura del régimen de Kiev ha fracasado por completo".


“La derrota total del enemigo en la zona fronteriza de Kursk crea las condiciones para futuras acciones exitosas de nuestras tropas en otras zonas importantes del frente y aproxima la derrota del régimen neonazi de Zelenski”, ha mencionado el presidente Ruso.


Asimismo, ha agregado que las “enormes pérdidas sufridas por el enemigo, incluso entre las fuerzas de las Fuerzas Armadas de Ucrania mejor preparadas, entrenadas y equipadas según modelos occidentales, han sido claras en todas la línea de combate".


Hace semanas, Guerásimov afirmó que durante la operación de Kursk, el enemigo "perdió más de 67.000 militares", de sus unidades "más entrenadas y motivadas", así como mercenarios extranjeros.


Ahora, ha afirmado que "las bajas de las formaciones armadas de Ucrania sumaron más de 76.000 militares, entre muertos y heridos".


‘Mercenarios’ norcoreanos

Gerásimov resaltó la aportación de los militares norcoreanos en el éxito de la operación para liberar la región de Kursk.


"Quisiera destacar la participación de militares de la República Popular Democrática de Corea en la liberación de las zonas fronterizas de la región de Kursk, quienes, de conformidad con el Tratado de Asociación Estratégica Integral entre nuestros países, brindaron una asistencia significativa para derrotar a la agrupación armada de Ucrania", dijo.


Según el general, los soldados norcoreanos "lucharon hombro con hombro" con los militares rusos y dieron muestras de profesionalidad y heroísmo.


Los rusos sobrevuelan Polonia

Todo esto sucede el mismo día en el que el Ejército de Polonia ha denunciado la incursión de un helicóptero militar ruso en su espacio aéreo, este pasado viernes, que tenía la intención de poner a prueba su sistema de defensa.


En un comunicado publicado en su cuenta de la red social X, el Mando Operativo de las Fuerzas Armadas ha identificado al aparato como un "helicóptero militar ruso que violó el espacio aéreo sobre las aguas territoriales de la República de Polonia en el mar Báltico".


"El vuelo del helicóptero fue observado por los sistemas de radar militares de las Fuerzas Armadas de Polonia y por los sistemas civiles de la Fuerza Aérea de Polonia", según el comunicado militar. "La naturaleza del incidente", estima, "indica que Rusia está probando la preparación de nuestros sistemas de defensa aérea".


Ucrania no acepta la derrota

En el mismo día en el que Zelenski se ha reunido con Trump en el funeral del Papa Francisco, y pocos días después de uno de los ataques mas brutales sobre la capital de su país, el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Ucrania ha subrayado que e “no hay riesgo” de que las tropas ucranianas que permanecen en Kursk sean rodeadas, y calificó de "propaganda" las afirmaciones de Moscú sobre la supuesta “derrota” de Ucrania allí.


Morir por un sueldo de miseria: el Kremlin ahoga a sus soldados
Rusia aprovecha de las zonas más pobres para reclutar nuevas fuerzas en el ejército
Michael Viperino. Vozpópuli. 28 Abril 2025

Rusia es uno de los estados más grandes del mundo. Eso permite grandes desigualdades a lo largo del país, con zonas de pobreza extremas y otras de lujo desenfrenado. En una época de guerra, donde después de 3 años de ‘invasión’ a Ucrania todavía Rusia no logra terminar la “operación relámpago” comenzada en febrero del 2022, el estado de Putin trata de convencer esa parte de población que está muy lejos de los centros de poder. En la infinita periferia rusa hay muchos jóvenes que por un salario de ‘soldado’ podrían cambiar su destino y el de su generación.


«Prisoediniasya k SVOim». Unéte a los tuyos. “SVO” significa Operación Militar Especial. Así comienza la publicidad del ejército para reclutar nuevas fuerzas. Estos tipos de mensajes se encuentran en todas partes, como en paradas de transportes públicos, edificios en construcción. Desde el comienzo de la guerra el país necesita más personas en el ejército.


Las ‘tarifas’ de guerra cambian en cada región de Rusia

Lo verdaderamente importante, las cifras, están escritas al lado de la publicidad: ganancia anual de 5.520.000 de rublos a subir. Al cambio actual serían casi 59 mil euros. Si mueres en guerra, tus heredes reciben un total de 143 mil euros. Para la mayoría de los rusos eso significa muchísimo, sobre todo en las zonas más pobres, donde el sueldo de un profesor alcanza los 418 euros mensuales. Los voluntarios, de esa manera, intentan regalar una vida más digna a la familia y en caso de muerte, garantizarle el equivalente de 28 años de sueldo de un profesor ruso. Como si el salario representase un anestésico contra el riesgo de morir en guerra.


A la firma, un ruso entre los 18 y 65 años de edad, recibe una cifra de 2,3 millones de rublos, alrededor de 24.600 euros. El Ministerio de Defensa pone 400.000 rublos como cifra inicial para todos y el resto lo decide la región de proveniencia. Una vez entrado en el ejército, la mensualidad es de 2.250 euros más una recompensa de 530 euros.


En la república de Bashkiria, a los pies de los Urales, es posible ganar un total de 3,4 millones de rublos, casi 37 mil euros. De hecho esta región entra en las primeras tres por contratos firmados. En la región de Kaluga se ‘gana’ 27 mil euros. La región de Samara había tocado un pico de 4 millones de rublos (42 mil euros), pero luego se arriesgó a la quiebra y tuvo que ‘arreglar’ los precios.


Las tarifas de guerra no terminan aquí: por cada día de participación en “acciones activas ofensivas” se pagan hasta 50.000 rublos (500 euros), lo mismo se paga por cada avance de un kilómetro cuando se forma parte de tropas de asalto. 500.000 rublos (5.300 euros) es la cifra para quien destruye un tanque Leopard, Abrams o Challenger y un millón de rublos (10.600 euros) para los que capturen uno de los medios mencionados o una instalación de lanzamiento Himars.


El gobierno también se encarga de pagar en caso de lesión en guerra: un millón para una lesión ‘mediana’, 3 millones (32 mil euros) por una herida grave, a la cual se añade otro millón en caso de invalidez confirmada. En caso de desgracia, el estado paga a la familia 5,1 millones de rublos (56 mil euros) más 5,2 millones de indemnización adicional y otros 3,4 millones de indemnización única a partes iguales a cada familiar del caído, según el programa de seguro estatal firmado en el momento del alistamiento. Al final de las cuentas la vida de un ser querido vale 13 millones de rublos, 143.000 euros, más una pensión de supervivencia.


La estrategia de Moscú funciona: más de cien soldados reclutados por día

“Todo tiene un precio”, y parece que la vida también. En este caso, la estrategia rusa parece funcionar, porque el expresidente Dimitri Medvedev ha confirmado que en 2024 el ritmo de reclutamiento ha sido de más de mil personas por día. Un total de 450.000 personas más que han querido entrar en el ejército ruso, una cifra récord: “Tenemos que mantener esos números también en 2025”, afirmó Medvedev. Desde el comienzo del mes hasta el 10 de abril, solo en el centro de alistamiento de Yablochkov se unieron otras 993 personas.


Entre la élite moscovita, todo el mundo está de acuerdo en que la única vez que Vladimir Putin se tambaleó fue en septiembre de 2022, cuando se vio obligado a declarar la movilización parcial. Para no recaer, el Kremlin gasta cantidades inimaginables de dinero en reclutar nuevos soldados. Pero para evitar un desastre presupuestario inmediato, hace recaer la carga del gasto en los gobiernos locales.


Actualmente, no existen estimaciones oficiales de los soldados rusos caídos en el frente. Los sitios más fiables que se ocupan de esta triste contabilidad estiman que, en términos porcentuales, la mayor pérdida corresponde a los soldados procedentes de Buriatia, una región con una de las rentas per cápita más bajas de Rusia. La razón es simple: con el dinero prometido a quienes envíen un hijo al frente, una familia de Buriatia u otras regiones similares se instala definitivamente. Aceptando el riesgo de sacrificar una vida para asegurar otras


La segunda década ominosa de España
Fran Carrillo. okdiario. 28 Abril 2025

Entre 1823 y 1833, España vivió el regreso del absolutismo, una segunda restauración despótica tras un trienio liberal que resultó tan corto como infructuoso, en una nación que aún no estaba preparada para librarse de las cadenas que le ataban a las costumbres y maneras del Antiguo Régimen. El retorno de Fernando VII, el rey felón, abrazado a la mitad del pueblo que gritaba seguridad y leyes viejas antes que libertad y progreso, fue tan pernicioso como reparador para quienes consideraban el poder un don de origen divino. España eligió la penumbra arancelaria de una moral caduca y unos gobiernos inestables, que marcarían la centuria hasta su etapa final, cuando bajo el turnismo primero y el regeneracionismo después, la nación parecía encauzar sus vaivenes golpistas y las guerras civiles que asolaron al otrora, ya por entonces decadente, imperio. Como se demostró tiempo después, la historia siempre se empeña en resucitar cuando menos conviene.


En la semana que enterramos al «Papa de la periferia», como se conocía a Francisco, otro gobernante felón decidió no presentarse al funeral en el Vaticano, como sí hicieron el resto de líderes del mundo, dentro de su estrategia bunkerizada de salir lo menos posible a la calle, y rodearse sólo de mitineros y palmeros que glorifiquen con aplausos sus andanzas autócratas. Hablo, ya entienden, de su Sanchidad, Pedro, quien actúa como los dictadores todopoderosos de los que su asesor Zapatero se beneficia, pero cuya presidencia empieza a parecerse peligrosamente a la norteamericana en el segundo mandato del inquilino de la Casa Blanca: un pato cojo que espera su crepúsculo y al que sólo le queda el cadalso.


En esta nueva década ominosa que vive España desde que llegó Pedro I el felón, se ha socavado la democracia y sus cimientos e instituciones como nunca, eliminando los contrapesos legítimos que vigilan al poder ejecutivo. Sánchez, espejo putinesco, maduro y norcoreano, controla la Fiscalía General del Estado, el Tribunal Constitucional, Radio Televisión Española, Telefónica e Indra. Es decir, controla al que debe encausarlo en caso de delito (lleva varios cometidos, y su entorno, también), a quien debe dirimir si sus fechorías vulneran y violan la Constitución (lo hace cada día; la última: no presentar presupuestos, como rige el artículo 134 de la magna carta), al ente que debe informar con rigor, objetividad, transparencia y veracidad sobre sus políticas, y en cambio, actúan sus periodistas de comisarios mediáticos sobornados con dinero público, las telecomunicaciones que controlan la información del ciudadano y la tecnología que vela por la limpieza y transparencia institucional. A simple vista, todo atado y bien atado.


La estrategia de colectivizar la desidia y que los escándalos acaben cansando al ciudadano le permiten agarrarse al sillón a pesar del tufo irrespirable de sus declaraciones y actuaciones. Mientras nadie le frene y tenga a medio país a sus pies, ejercerá como Fernando VII antaño, vendiendo España a sus enemigos y esquilmando las arcas para sus íntimos. El próximo saqueo público irá a parar a los bolsillos del nuevo presidente de Indra, amigo del Presidente, quien obligará a todos los españoles a que paguemos la compra de la antigua empresa de su colega, que será el encargado de calcular el valor de la misma. Un nuevo hurto y otra nueva impunidad.


Sorprende la pasmosa facilidad con la que Sánchez consigue sus propósitos y proyectos sin que nadie le pare los pies. Igual que al rey felón, al presidente de igual epíteto también se las ponían así. Doscientos años después, parece que, ni España, ni los españoles, han cambiado lo suficiente.


El insoportable impudor moral del Frente Popular de Sánchez
Pedro de Tena. libertad digital. 28 Abril 2025

No tengo duda alguna de que nos gobierna un nuevo Frente Popular (sigo la tesis de Jaime Mayor Oreja), muy parecido al que destrozó la II República provocando una guerra civil que, naturalmente, debía terminar en una dictadura, la que fuese. Fue la que no esperaban, claro, de ahí su frustración y su operación de blanqueo histórico de quienes fueron los auténticos responsables de la tragedia.


Lo que iba a ser una democracia ejemplar de la Europa emergente, por su conciliador origen, por el consenso con el que se fraguó y por la esperanza que suscitó en la continuidad de la ley a la ley, se ha malogrado definitivamente. Con la gravísima responsabilidad de todos los partidos, convertidos en pilares burocráticos y excluyentes, la España convivencial que se esperaba ha devenido en un solar donde las bandas y las banderías dictan rumbos según sus intereses particulares. Lo nacional y lo común no existen, desde la educación al agua, desde la energía a la justicia, desde la solidaridad al vigor institucional, desde el papel internacional a la definición de un interés general.


Como ya he dicho en un artículo anterior, la imperdonable ambigüedad constitucional, la unidad separatista ante la bestialidad del atentado de Miguel Ángel Blanco y ante la reacción nacional española, la preferencia del PSOE por el nacionalismo antes que por una España constitucional convertebrada con el PP y el pacto final con ETA, los separatismos y el comunismo travestido apuntalado por un atentado inexplicado el 11-M, ha dejado a millones de españoles sin opciones realistas ante la apisonadora sanchista.


Pero si algo da especialmente asco en esta porquería que nos ha tocado vivir es el cinismo moral de este frente popular. No me refiero ya a la perversión de hacer a Franco el único responsable de una guerra civil que fue deseada y publicitada por el social-comunismo de entonces abiertamente. Quiero prestar un poco de atención a esta farsa de amor papal que se viene desarrollando a lo largo de esta pasada semana.


Esta procesión de "dolorosos y dolorosas", desde el ministro Bolaños a Yolanda Díaz bendecidos, cómo no, por el propio Pedro Sánchez, por la muerte de Francisco, Bergoglio en el siglo, con sus oscuros episodios biográficos y sus discutibles opciones geopolíticas de la mano del Grupo de Puebla, produce náuseas. Ni siquiera la derecha española se acuerda del papel de su número 2, el cardenal Pietro Parolin, en la legitimación del régimen bolivariano en Venezuela.


Es una ceremonia fétida el que los descendientes de los que asesinaron de forma deliberada a cerca de 10.000 católicos, entre obispos, sacerdotes, religiosos y seglares, durante la Guerra Civil, algo que ya denunció incluso el luego ministro peneuvista José María de Irujo[i], parezcan catecúmenos de la Iglesia francisquista. Ni que decir tiene que nunca han pedido perdón por tal pre-genocidio[ii], que hubiera sido total y masivo de no ser por la pérdida de la Guerra. Ver a estos epígonos con cara de beatos extasiados ante un Papa es éticamente vergonzante. Precisamente este Papa y otros no han parado de beatificar y santificar a esas víctimas ante el silencio sepulcral de quienes nunca han condenado su infame sacrificio.


Que personas e ideologías que consideran al cristianismo, y muy especialmente al catolicismo, como adormidera de la Historia y que procuran su eliminación intelectual, y si es preciso física, de la escena universal, lacrimeen como plañideras por el fallecimiento de un Pontífice es un espectáculo obsceno por lo que tiene de hipócrita y espurio.


Es más, es que ni siquiera mencionan algunos de los elementos que la Iglesia debería haber resuelto hace mucho y que son muy sencillos de comprender. Por ejemplo, mientras se atragantan día tras día con versiones anómalas de feminismo, han sido incapaces de subrayar que, a día de hoy, el papel de las mujeres en la Iglesia sigue siendo insignificante: no pueden alcanzar el sacerdocio, por lo que no pueden participar en la vida global de la Iglesia de manera igualitaria, y apenas logran ser otra cosa que ayudantes de los únicos protagonistas masculinos.


Tampoco se refieren a la falta de democracia, siquiera en la más suave de sus formas, en la estructura autoritaria de la Iglesia que se perpetúa como una monarquía absoluta o un imperio jerárquico. Seguramente, esta omisión en su crítica es porque oscura e íntimamente, admiran ese centralismo todopoderoso que les gustaría ver consagrado en el gobierno de la Humanidad.


Ni se mencionan siquiera los escándalos, desde los sexuales a los económicos, ¡ah, los pobres!, que han zarandeado a la Iglesia, muy especialmente en los últimos pontificados del siglo XX y XXI. Silencio total. Depravación ideológica que se arrodilla de manera falsaria ante una institución que, a pesar de no tener poder militar, tiene una gran influencia en los votos que se necesitan para apuntillarla. Que la propia Iglesia se avenga a ello es desolador.


Por una vez, tendré que concluir que el más consecuente de este circo ha sido Pedro Sánchez. No sé por qué ha desertado de su deber político de estar presente en un acto de Estado, que el Vaticano lo es. No puedo creerme – no dice la verdad ni por error -, que haya sido por coherencia ética y política. Pero al menos ha eludido el paripé con el que nos han martirizado los secuaces de su Frente Popular. Deo Gratias.


[i] En un artículo en El Día de San Sebastián de 31 marzo de 1936 daba por seguro que tales desmanes conducirían a un golpe de Estado. Escribió: "Que, en Madrid, Extremadura, Andalucía, Levante, se queman iglesias, conventos, fábricas [...]; que se hace salir desnudas a las religiosas y se las somete al trato que no se da a las mujeres profesionales [...] que se asesina a la Guardia Civil [...] ¿Es esto tolerable? El estallido se masca. Lo exige el ambiente. Y no tardando." Y no, no tardó.


[ii] Un genocidio, crimen de los crímenes, es, según la ONU, el intento de "destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso".


A su señoría, el juez Peinado
Javier Gómez de Liaño. libertad digital. 28 Abril 2025

Supongo que quienes me conocen estarán de acuerdo en que si en algo soy experto es en la lidia de insidiosos y calumniadores, festejo al que hace años, 28 para ser preciso, asistí no desde el callejón sino en el ruedo; esto es, con el morlaco delante, embistiendo a tornillazos y derrotando aviesamente. No voy a hablar de lo acontecido en aquella feria, porque ni hace al caso ni vale la pena desempolvar viejos pleitos. Tampoco, por respeto a los muertos, he de nombrar al dueño de la ganadería. Sea suficiente reseñar que la res estaba marcada, en expresión de un buen amigo y experto en el arte de Cúchares, con el hierro "Torigalupo".


Hoy, desde el recuerdo de aquellos tiempos, a lo que quiero referirme es a la campaña de acoso y derribo en toda regla que el juez don Juan Carlos Peinado soporta desde que comenzó la instrucción de un procedimiento penal que tiene como principal imputada a doña María Begoña Gómez Fernández, señora de don Pedro Sánchez Pérez-Castejón, presidente del Gobierno.


Quienes pertenecemos al mundo del derecho sabemos bien que el poder judicial, pese a su enorme importancia, lleva muchos años padeciendo la paulatina y sistemática invasión de la política. Es cierto que el mal viene de lejos, con lo cual sería injusto echarle a alguien en particular una culpa que es de todos. Sin embargo, el período que vivimos quizá sea uno de los más turbios y preocupantes de nuestra historia judicial. Lo que ocurre actualmente es una máscara de lo que la justicia debe ser, lo que, sin duda, responde al fin último de controlar los tribunales, sean del orden que sean.


Ese y no otro es el objetivo real de la persecución que, desde ámbitos políticos, sufren los jueces, por mucho que se pretenda disimular con muy distintas vestiduras. Ante el triste espectáculo no creo que sea un exceso afirmar que en España las leyes no las respetan ni quienes las hacen y escriben. Es más. A veces da la impresión de que nuestra Constitución sólo sirve para que algunos se constituyan, se reconstituyan e, incluso, hasta se prostituyan si fuera menester. Como se dice en mi tierra de Salamanca, son gente para la que el huevo siempre está por encima del fuero y que, alegando el fuero, se dan al desafuero. Si el hombre no fuera un animal olvidadizo y, a veces, también ingrato y mezquino, todos los que, de una forma u otra, por acción u omisión, atacan a los jueces, sentirían vergüenza, si es que la tuviesen.


Según he anticipado, uno de los blancos de la cacería organizada contra los miembros de la judicatura es el juez Juan Carlos Peinado, titular del Juzgado de Instrucción número 41 de Madrid, sujeto pasivo de agresiones varias y que van desde los insultos proferidos por determinadas lenguas viperinas, hasta las querellas interpuestas contra él por, entre otros, el propio presidente del Gobierno y su mujer y que, con gran pulso y no menor cordura, el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad de Madrid rechazó de plano, pasando por las acusaciones de lo que, con maldad y supina ignorancia, tinterillos de tres al cuarto llaman lawfare, cosa que, por ejemplo, a finales del año pasado hizo Óscar López, ministro de Transición y Función Pública y secretario general del PSOE de Madrid, cuando llamó prevaricador al magistrado y dijo de él que tergiversaba las declaraciones de testigos.


Es verdad que en España, país en el que no pocos tendrían que desayunar el reputado Distovagal de los años 60, para confundir al personal basta con montar una tarima y llenarla de repartidores de agravios e improperios. No me refiero a los leguleyos, rábulas y zurupetos, incapaces de distinguir un código de una ley, que también los hay, sino a quienes no entienden lo que es uno u otra porque en la cabeza no les cabe más que la técnica de ofender. Son una rara mezcla de ideas preconcebidas y cerrazón mental, aunque todos presentan la característica común de ser muy solemnes en el discurso, motivo por el cual hay que prestar suma atención a cuanto dicen, ya que, al menor descuido, se quedan con el trasero al aire. Se trata de comportamientos que constituyen la prueba evidente de un género totalitario que, en el fondo, lo que persigue es dar el tiro de gracia a la independencia judicial.


Alguien que conoce bien al magistrado señor Peinado me dice que desde que comenzó la investigación de los hechos son muchos los momentos duros y dolorosos que ha vivido y sigue viviendo. Si así fuera que, sin duda, lo es, quien esto escribe entiende su desaliento y comparte su congoja. Sin embargo, mi recomendación, siempre modesta, es la de que sea su señoría ilustrísima infinitamente paciente, algo que, al parecer, hace regularmente. Más aún cuando he leído recientemente que ha prorrogado la instrucción de la causa durante seis meses. Administrar e impartir justicia día tras día, es un calvario que el juez lleva a cuestas con resignación, aunque en ocasiones a uno se le rompa el corazón y la esperanza termine hecha cenizas. Tras consultar el escalafón en su última edición de 2024 y comprobar que don Juan Carlos Peinado García ha cruzado el tranco de los treinta años de carrera judicial, puedo entender que el cuerpo le pida arriar velas antes de que a finales de septiembre del próximo año le llegue la jubilación forzosa. Pero, como a menudo decía Camilo José Cela, que fue un fabuloso consejero de agobiados y desesperados, el que resiste gana y el que se impacienta pierde. Tal vez aquí esté la clave. El juez está obligado a pelear por su independencia hasta verter sudor y sangre. Es posible que por esto no sean metafóricas las batallas de las que habla Ihering en La lucha por el derecho y que califica de elementos dramáticos que justifican la heroica resistencia. La pasión por la justicia y el odio a la injusticia implican una servidumbre forzosa que no es susceptible de extinción.


Cuando dentro de ese año y medio termine su vida judicial, el escenario de odios viscerales que el juez Peinado ha generado por su trabajo habrá bajado el telón. Mientras tanto, pienso que allá quienes sospechen de su integridad y mancillen su honor y dignidad. Son individuos que sólo entienden la justicia en clave ideológica y que trafican con ella alterando su pureza. Ya sabemos aquello que Cervantes decía de que cuando la cólera se sale de madre, no tiene la lengua padre, ni ayo, ni freno que la corrija.


En fin. Aquí pongo punto y aparte a este envío. Me ratifico en lo dicho. Tenga aguante, señor juez. Con calculada serenidad, siga con su esfuerzo por superar la amargura que los ultrajes que recibe puedan producirle. De siempre, el noble oficio de juzgar al prójimo ha sido pasto propicio para los desahogos de justicieros y un gravamen que hay que sobrellevar con resignada compostura. El juez espera, espera siempre, al tiempo que si desespera, desespera siempre. A caballo de la duda, eso que para Shakespeare es la antorcha del sabio, el juez, en su soledad, anda y desanda eternamente, sin pausa y sin sosiego, el camino de sus peliagudas singladuras.


Reciba un respetuoso saludo. En leguaje procesal, de mayor cuantía.


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¡Sabino y cierra, Euskadi!
Jesús Laínz. gaceta. 28 Abril 2025

En un estrado en el que encontrábase estampado en la lengua de Sabino el lema «Euskadi gara, mundialak gara» (Somos Euskadi, somos mundiales), Aitor Esteban Bravo se dirigió incoherentemente a los asistentes del ‘Aberri Egunacon’ estas palabras en la lengua de Franco:


«El actual presidente del Euskadi Buru Batzar se apellida Esteban Bravo. No sé quién será el o la siguiente. Si se apellidará Agirregomezkorta, Martínez o García. O puede que Hassán, Guiop o Iriarte. O quizá Dupont, Popescu o Marinagarrementería. ¡Pero de lo que no tengo ninguna duda, absolutamente ninguna duda, es de que su única patria será Euskadi!»


Aplausos enfervorizados de los simpatizantes del partido fundado por aquél que proclamó la importancia esencial de los apellidos:


«¡Cuántos maketos hay que no sólo han pasado por bizkaínos, sino que han figurado en el gobierno y administración de nuestra Patria! Y no obstante ¡aún hay necios que se ríen de la distinción que hacemos de los apellidos! El apellido es el sello de la raza: si un apellido es euskérico, euskeriano es el que lo lleva: si es maketo, maketo es su poseedor».


Pero lo de Esteban Bravo no es ninguna novedad. Hace unos veinte años saltó a los medios de comunicación la información de que una notable cantidad de batasunos se había convertido al islam. Aunque algunos se sorprendieron, la explicación es sencilla. Al ser España una nación de milenaria tradición cristiana — aunque ahora esté de moda despreciar esta obviedad —, forjada en la Edad Media en la lucha contra el islam, y al ser el cristianismo, como la propia España, cosa de fachas, ¿qué mejor que meterse musulmán para ser todavía menos español? El razonamiento puede parecer burdo, pero desengáñese, bien pensante lector: así son los caminos por los que suele llegarse a las opiniones políticas.


Federico Krutwig, el influyente autor de «Vasconia, estudio dialéctico de una nacionalidad», texto canónico de ETA, habría disfrutado con la nueva perspectiva religiosa que se abre en tierra vasca. Porque en sus tiempos de principal ideólogo de la izquierda abertzale, ante la imposibilidad de elaborar un discurso serio sobre la no españolidad de los vascos, no le quedó otro remedio que lamentar que no hubiesen profesado alguna religión distinta de la de los españoles. Ahí al menos hubiese habido algún clavo al que agarrarse, al estilo del Ulster:


«La religión no separa, por desgracia para el pueblo vascón, a éste de sus vecinos. Hubiera sido una suerte, sin duda, para la nación vascona, que en algunas de las muchas diferencias religiosas que se han dado en la Historia, se hubiese afincado alguna de ellas en el pueblo vasco, bien sea que hubiesen continuado siendo paganos los vascos, que la creencia albigense hubiese tomado raíces o que el protestantismo hubiera arraigado en nuestra tierra».


Pero sesenta años después de la publicación de Vasconia, parece que hay quienes se muestran dispuestos a dar póstumamente la razón a Krutwig convirtiéndose a una religión lo más alejada posible de la tradición española — y vasca, claro, aunque no se hayan dado cuenta del detalle —. Además, los defensores de las esencias históricas, culturales y biológicas del pueblo vasco están encantados de que todas esas esencias vayan a desaparecer en breve bajo la marea inmigratoria. Porque esperar que los neovascos afroasiáticos vayan a tener por su patria a Euskadi demuestra que ni Aitor Esteban Bravo ni los demás hijos de Aitor han comprendido nada.


El PNV celebra el Aberri Eguna en recuerdo de aquel Domingo de Resurrección de 1882 en el que el fundador recibió la iluminación de labios de su hermano Luis. «¡Bendito día en que conocí a mi patria!», recordaría Sabino. Y desde 1932, año fundacional de la conmemoración, el último día de la Semana Santa simboliza para los peneuvistas la resurrección de la patria. Bueno, lo simbolizaba, porque hoy han cambiado la resurrección por la mutación.


¡Jaungoikoa eta lege sharía!


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