Recortes de Prensa Domingo 6 Julio 2025


"Somos el muro que frena la invasión de Europa"
La vida continúa en Járkiv, la segunda ciudad de Ucrania, pese a la agresión rusa
Rusia desata toda su furia con el mayor ataque aéreo sobre Ucrania con 500 drones y misiles hipersónicos
Rostyslav Averchuk. Ucrania Jarkiv. la razon. 6 Julio 2025

En el centro de Járkiv, la segunda ciudad más grande de Ucrania, las ventanas destrozadas por explosiones bordean las principales avenidas. Instalar ventanas nuevas tiene poco sentido, ya que esta ciudad, situada a apenas 25 kilómetros de la frontera con Rusia, sufre constantes ataques aéreos rusos. Por ello, decenas de miles de ellas están ahora cubiertas con paneles de aglomerado.


Sin embargo, el corazón de la ciudad, un importante centro cultural, sigue latiendo. Muchos de los paneles están cubiertas con poemas de célebres autores ucranianos o pinturas en tonos rojo, negro y blanco, que capturan las emociones contrastantes de sus habitantes.


"Todos estamos profundamente enojados y profundamente tristes", confiesa Dina Chmuzh, de 27 años, a LA RAZÓN, mientras contempla su última obra, creada junto a un soldado que, apesadumbrado por la pérdida de su mejor amigo en combate, encontró consuelo al ayudarla tras avistar el inicio de su trabajo.


"A menudo siento la desesperación, acechando, amenazando con abrumarme, pero elijo no rendirme. Sé que eso es lo que buscan nuestros enemigos: vernos de rodillas, con los brazos caídos", afirma Chmuzh tras el minuto de silencio diario que, cada mañana a las nueve, honra a los defensores caídos. Vestida con una moderna vyshyvanka, un vestido bordado tradicional ucraniano, añade con una sonrisa amarga: "Aun así, a veces encontramos alegría. Tal vez no mucha, pero sí esperanza y algo de gozo".


"Algunos podrían pensar: ¿por qué estos ucranianos aún ríen con fuerza?", se pregunta retóricamente, consciente de los contrastes de una ciudad que late con vida pese a las noches de terror bajo los bombardeos rusos. Céspedes impecables y majestuosas fuentes conviven con edificios destruidos y marcas en el pavimento dejadas por las municiones de racimo. "Esa alegría, en medio del dolor, nos da fuerza, emoción y amor por la vida. Nos abrimos paso a pesar de todo", explica.


"Su apoyo me dio fuerzas para continuar"

Vivir bajo amenaza constante todavía pasa factura, con cada día trayendo nuevas pérdidas y manteniendo a la mayoría en tensión. "La gente sonríe menos. Está agotada, y se siente el estrés todo el tiempo", señala Anastasia Nikitina, psicóloga y directora de un centro de desarrollo para niños, incluidos aquellos con trastornos autistas.


A lo largo de la invasión, ha constatado el impacto de la guerra en los más pequeños. Abrumados por las emociones de padres sobrepasados, muchos niños desarrollan trastornos de conducta. Su hijo de tres años, como otros, no sabe interactuar con sus pares, pues escuelas y guarderías permanecen cerradas ante la amenaza de ataques rusos.


"Un misil ruso tarda 40 segundos en llegar", explica Nikitina, cuyo centro buscó llenar el vacío, ofreciendo varias horas de clases al día a los niños que necesitan atención especial. Los drones rusos, usados en cantidades crecientes y más capaces de evadir defensas aéreas, también son una amenaza en ascenso.


El 12 de junio, desde su casa cercana, presenció la devastación de un dron que impactó un edificio de 24 pisos, incendiando su centro infantil y destruyendo juguetes educativos recolectados durante años. Los servicios de la ciudad respondieron con eficacia: en minutos, bomberos, policías, ambulancias y voluntarios llegaron para limpiar escombros y cubrir cientos de ventanas destrozadas con paneles de aglomerado.


Semanas después, Nikitina supervisaba la reconstrucción en una nueva sede. Mientras se instalaban ventanas, a estar cubiertas con una película blindada que evita que el vidrio se rompa en pequeños fragmentos, bolsas con juguetes rescatados, cubiertas de hollín, aguardaban en el interior. "Estuve en shock los primeros días, pero los padres me preguntaban cuándo reabriría. Su apoyo me dio fuerzas para continuar", comparte.


Las cicatrices

Cuanto más cerca de Rusia, más visibles son las cicatrices de la destrucción. En Saltivka Norte, un distrito de bloques residenciales de nueve pisos construido en los años 90, ningún edificio quedó indemne en los primeros meses de la invasión. Decenas de miles de residentes se hacinaban en sótanos mientras Rusia disparaba cientos de proyectiles y bombas, tras fracasar en su intento de tomar rápidamente la ciudad.


Tres años después, el barrio, rodeado de vegetación exuberante, permanece en un silencio inquietante. Algunos bloques, considerados irreparables, se derriban con ayuda de inversiones japonesas y coreanas; otros, renovados, esperan a residentes que temen regresar desde refugios en Ucrania o el extranjero.


"Mira, las ventanas son nuevas, pero solo hay cortinas detrás de algunas. Esto significa que nadie vive allí", señala un joven, Mikola Polianski, a LA RAZÓN. Vestido con un uniforme oscuro, similar al de la policía, acaba de regresar de evacuar a una familia de dos personas de una zona bajo ofensiva terrestre rusa. Conduce por un distrito donde la vegetación podría ocultar explosivos sin detonar en un vehículo equipado con sensores antidrones.


"Este lugar era ideal para familias con niños, pero ahora los parques infantiles, con sus brillantes colores rojo y amarillo, contrastan con los edificios calcinados", lamenta.


Una fundación húngara ayudó a 300 residentes a realizar reparaciones básicas para hacer habitables sus apartamentos dañados. Sin embargo, el interés se desvaneció tras la ofensiva rusa de la primavera de 2024. "La gente teme regresar e invertir en la reconstrucción, porque Rusia podría destruirlo todo de nuevo. Esto asfixia la vida aquí", explica Polianski.


Aun así, la vida brota. Un joven pasea con su recién nacido frente a edificios demolidos. Cerca, filas de flores crecen junto al apartamento de primera planta de la suegra de Mikola, Zhanna Ivanivna, cuya cocina, con un refrigerador perforado por metralla y un techo aún dañado, espera reparaciones.


"Da miedo, pero estamos felices de estar en casa", comparte. "Solo espero que la guerra termine pronto, que nuestra gente regrese y reconstruyamos nuestra hermosa ciudad".


Cultura y vida contra la guerra

La ciudad, que alguna vez fue un gran centro de tránsito y comercio, enfrenta incertidumbre sobre su futuro y siente la presión económica de la guerra. Las calles, antaño bulliciosas con estudiantes de múltiples universidades, están ahora semivacías, con muchos negocios, cafés y tiendas cerrados. Vehículos militares ocupan los lugares donde antes era difícil encontrar aparcamiento.


Sin embargo, familias, muchas con hombres de mediana edad en uniforme, pasean por los parques, en medio de excelentes ejemplos de modernismo arquitectónico y las imponentes iglesias ortodoxas. Grupos de adolescentes siguen conversando animadamente, ignorando las sirenas que suenan más de diez veces al día, mientras una defensa antiaérea cercana dispara ráfagas contra un dron ruso.


Como el resto de la ciudad, la vibrante escena cultural de Járkiv, cuna de algunos de los mejores dramaturgos y músicos de Ucrania, ha sufrido un duro golpe. Aun así se adapta para apoyar el esfuerzo de defensa. Muchos músicos están en el ejército, y casi todos recaudan fondos o donan para la causa. Durante el reciente Día Mundial de la Música, una docena de cafés y pequeños locales hicieron resonar melodías por la ciudad.


"Fueron los propios residentes quienes organizaron gran parte del evento", explica Alina Janbabaieva, cofundadora del festival. Para ella y Vlada Dumenko, coorganizadora, esta celebración refleja la vitalidad de Járkiv y sus habitantes.


El interés por la interpretación moderna del patrimonio literario y los motivos folclóricos ucranianos, reprimidos durante la ocupación rusa y soviética, resurge con nuevos rostros en el público y los escenarios. "Con sus acciones, la gente demuestra que Járkiv es y seguirá siendo ucraniana, sin importar lo que Rusia quiera o diga", subraya Dumenko.


Aún es doloroso ver cuánto han destruido Rusia: vidas, música, sueños. Janbabaieva lo lamenta: "Es un genocidio. Lo menos que podemos hacer es mantener viva la música de quienes han caído". Su emisora, Nakypilo, rota canciones grabadas por músicos en el frente, a menudo en los blindajes donde trajeron sus guitarras o otros instrumentos.


"No estamos ahí para morir"

Para algunos artistas, actuar es un respiro del servicio militar. "Nos recuerda por qué vivimos", comparte Oleg Kadanov, cantante y ahora operador de drones en la unidad "Peaky Blinders", tras un concierto para unas 50 personas.


Describe el frente en Donetsk como "apocalíptico": "Vemos decenas de cuerpos enemigos en los caminos, pero más siguen llegando, pisándolos. Los destruimos, y aún vienen más". Kadanov y sus compañeros no pierden la fe: "Creemos que podemos resistir, estamos listos para mantenernos hasta el final. No estamos ahí para morir, sino para matar a los enemigos".


Antes ajeno al mundo militar, sincera que a la hora de unirse al ejército no podía imaginar cómo podría matar a alguien: "Son personas que nos atacan, no las deshumanizaré. Pero no tenemos opción. Si dejo de luchar, desapareceré. Vendrán a mi casa, matarán a mi familia. No puedo permitirlo".


En un momento en que Ucrania necesita apoyo internacional para oponer al enemigo más grande, Kadanov duda que "palabras abstractas de un extranjero2 hagan comprender a los españoles y muchos otros europeos la magnitud de esta guerra. "Viven una experiencia distinta. Nunca han sentido un impacto de un misil".


"Quiero decirles que nos ayuden, que somos el muro que frena esta invasión de Europa. Pero viven una vida tranquila y pacífica y es difícil que comprendan cuán grave es la amenaza", concluye.


El pacto con Otegui no responde a una anomalía en la historia del PSOE
La eterna venida del «PSOE bueno» (II): asesinato de Calvo Sotelo, asalto a la justicia y la «semilla» de la memoria histórica
Javier Torres. gaceta. 6 Julio 2025

El pasado 3 de julio se cumplieron 40 años de la liquidación de la independencia judicial. Es, en palabras del propio vicepresidente socialista Alfonso Guerra, el entierro de Montesquieu, la muerte de la separación de poderes. En 1985 el PSOE de los 202 escaños aprueba la reforma de la ley del poder judicial —vigente desde 1980— para asaltar la Justicia. A partir de entonces los jueces son nombrados por el poder político al modificar la elección de vocales del CGPJ, donde una parte es elegida por el Congreso y otra por el Senado, lo que equivale al reparto de togas entre los grandes partidos.


Ese mismo año el PSOE también impulsa la ley del aborto. Casi tres millones de niños son legalmente triturados en el vientre de sus madres en estos cuarenta años. A partir de 2010, año en que aprueba la ley Aído, 100.000 anualmente. El PP se rebela y presenta un recurso ante el Constitucional e incluye su derogación en el programa electoral con el que gana las elecciones por mayoría absoluta en noviembre de 2011. Rajoy, sin embargo, falta a su palabra y la norma queda intacta. Luego, cuando el TC entregado a Conde-Pumpido resuelve que el aborto es un derecho, Feijoo celebra la sentencia.


En ambos casos el PP promete revertir la legislación socialista. Tal cosa jamás sucede. Y esto es algo a lo que están acostumbrados en Ferraz. La inercia seguida desde que Felipe González llega a la Moncloa en 1982 consagra dos cosas: los grandes cambios sociales los trae la izquierda y son mantenidos en el tiempo por la derecha, entregada a la economía. Un intercambio de roles que, sin estar escrito en ninguna parte, todos asumen con naturalidad.


Felipe abre la verja

En el plano internacional tampoco hay disenso. La política exterior de Felipe González, al que Feijoo presume haber votado, se caracteriza por la entrega de soberanía. Antes de que España ingrese en la CEE la primera cesión se llama Gibraltar. González toma posesión como presidente el 2 de diciembre de 1982 y su primera decisión importante, apenas doce días después, es abrir la verja. La colonia inglesa, tras década y media aislada y asfixiada económicamente, se convierte enseguida en el paraíso del contrabando y todo tipo de negocios opacos. Años después incluso construye un aeropuerto ganando terreno al mar. El volantazo es radical, pues en los años 60 España había logrado que la ONU votase una resolución para la devolución de Gibraltar. Londres hace oídos sordos, así que Franco cierra la verja e industrializa la zona española, como demuestra la llegada de Acerinox a Algeciras.


España pasa de ejercer presión sobre la última colonia en suelo europeo a darle vida. El PSOE escribe la historia hacia afuera y la reescribe hacia adentro. En 2002 logra que el PP de la mayoría absoluta se una a toda la izquierda y los partidos separatistas para condenar el alzamiento de Franco, en una histórica moción en el Congreso aprobada por unanimidad. Es la semilla de la ley de memoria histórica que entonces nadie ve.


Este consenso también se vislumbra con la aprobación de la ley contra la violencia de género que rompe la presunción de inocencia del varón y la igualdad por sexo ante la ley. Es decir, diferentes penas en función del sexo. Es lo primero que logran los socialistas cuando vuelven al poder tras ocho años de aznarismo. La norma se aprueba por unanimidad y 21 años después sigue en vigor. Victoria feminista.


El TC, al servicio de la causa

Merece la pena detenerse en lo que confiesa Alfonso Guerra. El presidente del Tribunal Constitucional le había reconocido que dicha ley es inconstitucional, pero fue validada por las presiones políticas recibidas. “Hablé con el presidente del tribunal y le dije: la declararéis inconstitucional, ¿verdad? Él me dijo: Hombre, claro, esto es absolutamente inconstitucional. Luego salió la sentencia: constitucional. Me dijo: ¿Tú sabes la presión que teníamos? ¿Cómo podíamos soportar esa presión? A mí me parece absolutamente injusta esa sentencia”.


He aquí algo determinante. El Tribunal Constitucional como garante de normas profundamente ideológicas (viogen, aborto, matrimonio gay…) que transforman España o atentan contra su unidad (amnistía). Cuando el tribunal goza de mayoría conservadora entonces el PP ordena al presidente guardar en un cajón los recursos más espinosos. En cuanto la izquierda domina el órgano, aparece Conde-Pumpido y resuelve de un plumazo para apuntalar los intereses socialistas.


Si tal cosa sucede es por la politización que sufre un tribunal cuyos miembros son nombrados por los dos grandes partidos. La composición actual fue pactada durante la pasada legislatura, mientras que los magistrados del CGPJ fueron parte del pacto suscrito entre Bolaños y González Pons hace un año ante el arbitraje del comisario europeo Reynders. No recordamos una escena que combine con tanto esmero la desvergüenza y la cesión de soberanía desde las abdicaciones de Bayona ante Napoleón.


Claro que enfrente está el PSOE y nunca se puede decir nunca. Santos Cerdán, ahora en prisión, negoció con Puigdemont en Waterloo la amnistía a cambio de la investidura de Sánchez. Cerdán le dice al juez que está siendo perseguido por ser, asegura, el arquitecto de gobiernos progresistas. El arquitecto. Quizá por eso el testigo lo haya recogido Zapatero, artífice del fin de la reconciliación entre españoles, impulsor de los estatutos de segunda generación y del Frente Popular al que incorpora a ETA.


Pacto con la ETA

El pacto con Otegui, por supuesto, no responde a una anomalía en la historia del PSOE. Girauta ha contado en alguna ocasión el motivo que le empujó a abandonar el PSOE en los años 80: los aplausos en la sede del PSC al conocer que ETA había asesinado a Sáenz de Ynestrillas en Madrid.


Nada de esto, por supuesto, recuerdan quienes apelan constantemente al «PSOE bueno», el que nace por segunda vez en 1979, según narran sus trovadores, en el histórico congreso de Suresnes cuando abandona el marxismo. Es el tributo que el PSOE paga para entrar en el sistema y convertirse en el motor de la gran transformación que, de nuevo Guerra, explica la célebre frase de que a España no la va a conocer ni la madre que la parió.


Ese mismo año los socialistas celebran su centenario bajo el lema «100 años de honradez»… y 40 de vacaciones, añade con sorna Santiago Carrillo, en alusión a la inexistente oposición socialista al régimen de Franco. Atrás queda una historia criminal y golpista que la transición blanquea por completo. En 1888 el fundador del PSOE, Pablo Iglesias Posse, declara que la actitud del PSOE con los partidos burgueses, llámense como se llamen, «no puede ni debe ser conciliadora ni benévola, sino de guerra constante y ruda».


Revolución y asesinato de Calvo Sotelo

En 1910 Pablo Iglesias habla en estos términos de la lealtad de su partido al régimen de la Restauración. «Este partido está en la legalidad mientras la legalidad le permita adquirir lo que necesita; fuera de la legalidad cuando ella no le permita realizar sus aspiraciones». Con el advenimiento de la II República, el PSOE protagoniza un proceso de bolchevización que se materializa en su participación en la revolución de octubre de 1934. El Gobierno republicano sofoca la sublevación. El balance oficial: 1.375 muertos y 3.000 heridos.


Ese mismo año, el 4 de julio, Indalecio Prieto desenfunda su pistola en el parlamento y apunta al diputado derechista Jaime Oriol de la Puerta. ABC recoge así el incidente: «El sr. Prieto avanzó desde su escaño, relativamente lejano, sacó una pistola, le amartilló e hizo ademán de disparar contra el sr. Oriol, que estaba caído sobre un escaño. No llegó a disparar; pero se le vio que con el arma agredía al diputado de la CEDA».


Dos años después, en la madrugada del 13 de julio, los escoltas de Prieto asesinan a José Calvo Sotelo, líder moral de la oposición. Es el detonante de la Guerra Civil.


La España rica que devino pobre
Jesús Cacho. Vozpópuli. 6 Julio 2025

La muerte del futbolista portugués Diogo Jota y de su hermano André Filipe, fallecidos en la madrugada del jueves a consecuencia de un trágico accidente ocurrido en la autovía A-52 que une Benavente (León) con Porriño (Vigo), tal vez hubiera podido evitarse si la Dirección General de Carreteras hubiera invertido lo suficiente para mantener la capa de rodadura en unas condiciones mínimamente aceptables. Hace años que los usuarios de esa vía vienen denunciando la situación de abandono, los desniveles, cuando no socavones, del firme, las grietas en múltiples tramos, las rodadas de los vehículos pesados, los parches en el carril derecho que obligan a muchos conductores, aún a riesgo de sanción, a circular por el izquierdo, una situación particularmente peligrosa en días de lluvia o escasa visibilidad. El deterioro de la A-52 ni es nuevo ni es único. Las autovías radiales (antiguas Nacionales) que desde los años setenta unen Madrid con la periferia son una auténtica trampa mortal para conductores desprevenidos tentados a pensar en algún momento que ruedan por una autopista de verdad. Hace décadas que estas vías, que soportan un tráfico intenso, hubieran necesitado no de un lavado de cara sino simple y llanamente de un trazado nuevo acorde con los tiempos. Toda la red de carreteras presenta un estado lamentable por falta de inversión en su mantenimiento. Autopistas antaño de peaje han vuelto a ser de tránsito libre con el consiguiente y rápido deterioro porque nadie se ocupa de su conservación. Hay dinero para todo menos para el cuidado de las infraestructuras básicas. Desidia. Conozco bien el caso de una autovía de trazado relativamente reciente, la A-67 que une Palencia con Santander, convertida a poco de ser inaugurada en una auténtica gymkana donde es imposible pasar de los 100 km hora so pena de jugarte la vida. A la falta de inversión se une la corrupción, corrupción de la constructora que oferta a la baja precios temerarios, y corrupción de la autoridad correspondiente que recibe la obra nueva, o la reparación integral de la vieja, sin preguntarse por la calidad de los materiales empleados.


Las únicas inversiones en infraestructuras han tenido lugar en la red ferroviaria de alta velocidad, con abandono total de la red secundaria que antaño daba servicio a millones de personas. De nuevo un ejemplo práctico: la línea de AVE que unirá Palencia con Santander (un decir, porque la alta velocidad solo llegará hasta Reinosa) se ha convertido en quintaesencia del disparate, una obra -imposible de rentabilizar a medio y largo plazo- debida al capricho de un charlatán de medio pelo, el ex presidente cántabro Revilla, que la planteó como una exigencia personal a Pedro Sánchez a cambio de su apoyo parlamentario. Los recientes sucesos ocurridos en distintas vías de AVE, con miles de pasajeros abandonados durante horas, sin información y sin una simple botella de agua, o el todavía más reciente escándalo de las filas kilométricas de Barajas para pasar el control de pasaportes, han tenido la virtud de despertar de la siesta a millones de españoles convencidos de vivir en el mejor de los mundos cuando la pura y dura realidad es que habitan un país que camina aceleradamente hacia el Segundo Mundo. Un país donde casi nada funciona. Una España en vías de subdesarrollo. Una España de apagones. Pero no solo es la quiebra de las infraestructuras. Es mucho más. Es una Sanidad cuya calidad se deteriora a ojos vista, con listas de espera inaceptables y con profesionales que huyen al extranjero donde son mejor retribuidos y tratados. Es una enseñanza caída en el pozo del aprobado general, igualdad en la mediocridad, por culpa de unos Gobiernos que han renunciado a la excelencia porque conscientemente desean consumidores amaestrados dispuestos a dormitar en el rebaño. La masa en versión Elias Canetti. Es una Justicia que tarda 10 años en resolver pleitos que en Estados Unidos se sustancian en seis meses, con jueces y fiscales mal pagados y ahogados por montañas de papeles. Es una Administración que no atiende, con ventanillas cerradas (“vuelva usted mañana”) a pesar de que el número de funcionarios públicos no ha dejado de crecer. Es la vivienda, de nuevo convertida en otra gran burbuja. Es la España absurdamente cara, que soporta resignada un escandaloso desequilibrio entre precios y salarios…


Según datos de la IGAE (Intervención General de la Administración del Estado), en 2017, último ejercicio cerrado por el Gobierno Rajoy, el total de recursos no financieros del Estado fue de 444.005 millones de euros, equivalente al 37,95% del PIB, cifra a la que hay que añadir los 35.903 millones de déficit con que cerró el año (3,07% del PIB). En total, 479.908 millones. Pues bien, en 2024, esos ingresos ascendieron a 672.659 millones (incremento acumulado del 51,4%), equivalente al 42,26% del PIB, suma a la que hay que añadir los 50.187 millones de déficit público con que cerró el ejercicio (3,15% del PIB). En total, 722.846 millones de euros. Lo anterior permite afirmar que el aumento de ingresos fiscales -fondos europeos, inflación, subidas de impuestos (la más importante de las cuáles es el aumento del tipo efectivo del IRPF, más de 14.000 millones anuales)- ha ido íntegramente al sumidero de un gasto público que ha aumentado casi cuatro puntos y medio de PIB, pasando del 41,02% al 45,42% del PIB (en cifras absolutas de 479.908 millones en 2017 a 722.846 millones en 2024, gasto público total consolidado, lo que en términos nominales es un récord histórico). De modo que el Gobierno Sánchez se ha pulido cerca de 245.000 millones de euros extras entre los ejercicios de 2018 y 2024, dinero en parte destinado al pago de unas generosas pensiones, asunto convertido en la nube negra que amenaza la estabilidad financiera de un país que ha decidido vivir al día como si no hubiera un mañana, porque nadie se atreve a contarle la verdad al voto pensionista. ¿Cuántos de esos 243.000 millones extras serían necesarios para mantener en buen estado la red viaria básica? Una cifra muy menor, pero no hay dinero para la mejora de las infraestructuras, ni para revertir el deterioro galopante de la Sanidad, la Educación, la Justicia y los servicios básicos que el Estado presta a la ciudadanía. Si lo hay para subvenciones y paguitas destinadas a alimentar el caladero de voto socialista, ayudas al desarrollo (la contribución que los pobres de los países ricos hacen a los ricos de los países pobres), ONGs del más variado pelaje (todas de izquierdas), dinero inexplicado a Marruecos y un larguísimo etcétera que el capo de la banda que nos gobierna maneja con absoluta liberalidad. Como alguien ha escrito, el socialismo no es un fracaso económico: es un saqueo exitoso.


La inversión en infraestructuras fue una de las grandes víctimas de la crisis financiera de 2008, al punto de que en 2024 esas inversiones no llegaban ni a la mitad (apenas el 41%) de las de aquel año. El resultado está a la vista. Imposible, por otro lado, no relacionar el deterioro imparable de los servicios con el espantoso clima de corrupción en el que vivimos, el saqueo de lo público, los fraudes en ayudas, concesiones y licitaciones, el nepotismo y el acomodo de familia, amigos y putas en la nómina de las empresas públicas. Todo parece tolerarlo con resignación un Juan Español que lleva 20 años viendo caer su renta per cápita, viendo descender su poder de compra, viviendo peor en suma, con las nuevas generaciones condenadas a no poder comprar una vivienda y formar una familia. Lo que no decae es la fiebre recaudatoria de este Gobierno. “La recaudación tributaria ha vuelto a acelerar en 2025” escribía esta semana J. Jorrin en El Confidencial. “En los cinco primeros meses del año, la Agencia Tributaria (AEAT) recaudó 122.000 millones (devoluciones incluidas), lo que supone un incremento de la recaudación del 11,5% respecto de los mismos meses del año anterior”. Es lo único que de verdad funciona en España. El puño de hierro de Hacienda en búsqueda insaciable de recursos en los bolillos de las clases medias con los que atender el despilfarro, si no el saqueo, socialista. Una AEAT que trata a los ciudadanos como delincuentes y no como sujetos de pleno derecho. Una institución que maltrata a las pymes y al ciudadano normal que no puede permitirse el lujo de litigar durante años, de costearse abogados y de tener que pagar las multas para poder acudir a los tribunales. Una institución en guerra con la ciudadanía.


Y un Gobierno empeñado en hacer la vida cada día un poco más difícil, más cara, más mediocre, a ese ciudadano normal que se niega a abdicar de su capacidad para decidir libremente su futuro. Un futuro que, a falta de un gran movimiento regenerador, en lo político y lo económico social, que no se avizora en el horizonte, solo puede ir a peor. Por varios motivos. Los intereses de la deuda, por ejemplo, que se ha financiado a tipos muy bajos y que habrá que refinanciar a tipos más elevados a su vencimiento. El envejecimiento de la población, que va a disparar al alza un gasto sanitario (sin mencionar la dependencia) ya muy elevado. Y, naturalmente, las pensiones, el elefante en la habitación. La CE prevé un aumento de 6,6 puntos de PIB (110.000 millones de incremento anual al PIB actual) para 2070, derivado fundamentalmente de la reforma de Escrivá. Y por si las desgracias fueran pocas, al elenco se ha sumado el gasto en Defensa, que quizás no sean los 5 puntos de PIB que Trump reclama desde Washington, pero sí otro punto y medio, es decir un mínimo de 20.000 millones a medio plazo. Si a esta ensalada se le añade el cupo para Cataluña, esa financiación singular base del acuerdo de investidura entre PSC y ERC que permitió a Salvador Illa convertirse en presidente de la Generalidad, entonces el cóctel es simplemente insostenible, como Jesús Fernández-Villaverde y Francisco de la Torre han puesto de manifiesto en su “La factura del cupo catalán: Privilegios territoriales frente a ciudadanía”.


Un español residente en China desde hace años resumía días atrás en twitter sus impresiones tras una reciente visita a España: “Da la sensación de que se trabaja para sobrevivir, sin más, y nadie tiene sueños de grandeza. Todo el mundo va tirando y no hay quien crea en la clase política. Sin una élite capaz a la que referenciarse, el español es incapaz de propulsarse y buscar un destino colectivo al que darle grandeza. Al mismo tiempo, noto un gran rechazo al desarrollismo. Todo lo majestuoso y colosal está mal visto. El trampantojo ecologista ha calado y se rechaza cualquier intervención humana amplia. El “gran cambio” de La Coruña parece estar en la calle San Andrés, por ejemplo, que está parcialmente peatonalizada y con banquitos y arbolitos. Eso es lo que quiere la mayoría de la gente: intervenciones mínimas que queden bien”. Esa falta de ambición colectiva, ese abrazo a la mediocridad, esa resignación, está muy presente en la madrileña “Operación Chamartín”, quizá el desarrollo urbanístico más ambicioso de los actualmente en marcha en España. Desde hace 32 años, Madrid espera el arranque de este megaproyecto que cual desventurado Sísifo es víctima de interminables conflictos judiciales, trabas burocráticas y trámites administrativos que amenazan con postergar su virtualidad otras tantas décadas. “En el mejor de los escenarios, solo unas pocas viviendas podrían empezar a entregarse dentro de cinco años, porque la realidad es que faltan todavía muchos hitos por cumplir en todo este desarrollo”. Cuando la “Operación Chamartín” se compara con la velocidad y la audacia con la que en China se ponen en marcha -y se terminan- faraónicas obras de infraestructura, la conclusión no puede ser más desoladora para los españoles. “Para cualquiera que haya viajado por Asia, es evidente que España se ha quedado atrás. Una isla de disfrute a costa de sus propios habitantes, dirigidos por una elite cipaya que vende el país al por menor, viviendo de rentas del pasado mientras camina hacia el abismo”.


De alguna manera los españoles tienen lo que se merecen, lo que hemos elegido, lo que hemos votado. Desde 2004 al menos hemos puesto el futuro del país en manos de vagos y maleantes, algo que, más allá de las ideologías, debería avergonzarnos como ciudadanos europeos del siglo XXI. A un presidente tonto de baba, además de mala persona (Zapatero), le sucedió otro inepto, un tipo que a duras penas hubiera podido dirigir una junta de vecinos (Rajoy), y tras este llegó a la Moncloa un aventurero de la política con ínfulas de dictador, además de un acreditado delincuente (Sánchez). Los españoles les elegimos. Al final, la clase política de un país es el reflejo fiel del capital humano que lo compone. Los partidos no hacen sino trasladar la voluntad colectiva de sus votantes. En España no hay partidos reformistas porque el español medio abomina de las reformas y solo acepta lavados de cara, revoques de fachada. Por eso resulta casi imposible pensar en un Gobierno capaz de meterle mano al gasto público (y reducir impuestos, dejando el dinero en el bolsillo de sus dueños), porque el español medio no concibe la vida sin la droga de un Estado cada vez más acaparador de recursos, más gastón, más despilfarrador, más intervencionista. ¿Que los jubilados quieren más y mejores pensiones, al margen de la riqueza que sea capaz de producir el país? El Gobierno de turno se dedica a darles gusto subiéndolas e indiciándolas al IPC, y que le vayan dando a las futuras generaciones. Al español medio la corrupción no le parece en el fondo tan mala porque está convencido de que él mismo mordería esa manzana si tuviera oportunidad. El español medio no cree en el mercado: por ideología en unos casos; porque ha asistido a su perversión/desnaturalización, en otros. El resultado de las malas decisiones políticas tomadas por Gobiernos mediocres y sostenidas en el tiempo termina por afectar al nivel de vida del español medio, dañando su capacidad de compra, haciendo a la ciudadanía más pobre, robándole el futuro.


En estos últimos 20 años hemos asistido a una degradación moral e intelectual de la clase dirigente sin parangón. Nunca ha tenido España una tal clase digna de semejante nombre, unas elites capaces de actuar de faro en el que referenciar comportamientos y conductas. A nuestro país le ha hecho mucho daño el silencio cómplice de la dirigencia empresarial y financiera, su miedo a hablar, su cobardía, su pánico a discrepar del Gobierno de turno. Tres o cuatro grandes empresarios vivaquean hoy y hacen fortuna lejos del avispero madrileño. El resto son ejecutivos que se han hecho fuertes en la cúpula de las empresas y que se han acostumbrado a vivir al socaire del Gobierno, gente que conoce al dedillo ese catecismo de la corrupción según el cual aquí es imposible hacer una obra sin pagar la correspondiente mordida al partido de turno. La pérdida en las últimas décadas de calidad/capacidad de la clase política, en particular, ha sido un fenómeno tan llamativo como aterrador. Tenemos una vicepresidenta analfabeta, además de comunista, y ministros/as que uno no querría en su equipo ni para apagar las luces. España camina aceleradamente hacia un declive que podría ser irreversible si el partido que hoy es la alternativa no toma conciencia de la necesidad de una profunda revolución democrática a base de las inevitables reformas de fondo. Exhibir en el Congreso a José María Aznar y a Mariano Rajoy no parece la mejor tarjeta de presentación cara al inmediato futuro. Ya no valdrán las medias tintas ni los revoques de fachada. He ahí un hombre solo ante el peligro: Alberto Núñez Feijóo. Si duda, si se acobarda, si trastea en modo Rajoy, en 2029 o en 2030 le aparecerá sin la menor duda un nuevo Bárcenas dispuesto a llevar al PP, y con él a España, definitivamente al hoyo. Esta sí que será la última oportunidad.


El Big Beautiful Bill: un ejemplo de reducción del Estado y liberalización para el mundo
Daniel Lacalle. la razon. 6 Julio 2025

El paquete fiscal de la administración Trump, el “Big Beautiful Bill” ha pasado los tramites del congreso y del senado y merece la pena explicar por qué es una gran noticia y debe defenderse. Es triste comprobar que una parte de los analistas han intentado sabotear este programa argumentando que aumenta el déficit y no reduce los gastos lo suficiente. Es alarmante que algunos libertarios compren la mercancía averiada de las estimaciones estáticas, y que nieguen el efecto positivo en crecimiento, inversión e ingresos fiscales de la desregulación, las bajadas de impuestos y las negociaciones comerciales. El efecto combinado, incluso con estimaciones prudentes, reduce masivamente el déficit anual y la deuda sobre PIB. Solo en recortes supone $1,6 billones en gasto obligatorio, el mayor recorte en este concepto en la historia de EE UU, $2,6 billones en gasto discrecional, $4 billones en ingresos extraordinarios por negociaciones comerciales, mayores exportaciones y menores importaciones, además de mayor inversión, con $7 billones ya comprometidos. No entiendo cómo algunos liberales olvidan el efecto positivo de la desregulación, las negociaciones comerciales y la curva de Laffer.


El Big Beautiful Bill es el mayor esfuerzo de liberalización, reducción de gasto, bajada de impuestos y desregulación en décadas, esenciales para salvar a la economía estadounidense del desastre heredado de Biden y conseguir más crecimiento y una importantísima mejora fiscal. No solo se debe apoyar por sus aspectos positivos, sino porque la alternativa hubiera sido la mayor subida de impuestos de la historia de Estados Unidos y un desastre para la economía privada y, con ello, el déficit y la deuda.


Igual que pasó con Milei al llegar a la Casa Rosada, a Trump se le está juzgando por su herencia. Pareciera que los conservadores y libertarios tienen que generar resultados inmediatos en el momento de entrar por la puerta. Pues bien, en pocos meses se verá, como ocurrió con Milei. Cuando Trump asumió la presidencia en enero de 2025, el 97% del presupuesto federal ya estaba gastado y comprometido debido a las aberrantes “resoluciones de continuidad” aprobadas por la administración Biden.


Es curioso que haya gente en el mundo liberal y libertario que olviden que el año fiscal empieza en octubre, y que Biden llevó a cabo una enorme subida de gastos entre octubre y diciembre que entran en vigor en 2025.


Biden aprobó a finales de 2024 un aumento del 8% en los mayores programas de gasto obligatorio, y un brutal 700% en el presupuesto de la EPA (Environmental Protection Agency). Todo ello dejó un margen de maniobra extremadamente limitado para recortes inmediatos, especialmente en el gasto obligatorio.


Reducción del gasto y del déficit

A pesar de estas restricciones, la administración Trump ha logrado reducir el gasto discrecional en 541.000 millones de dólares en los primeros seis meses de 2025, y el déficit acumulado entre marzo y mayo ha bajado. En marzo, el déficit fue de 161.000 millones de dólares, una reducción del 32% respecto a marzo de 2024. En abril de 2025 se registró el segundo mayor superávit fiscal de la historia, 258.000 millones de dólares, y en mayo de 2025, el déficit ajustado fue de 219.000 millones de dólares, un 17% menos que el déficit ajustado de mayo de 2024. Estos resultados demuestran el compromiso de la nueva administración con la reducción de gasto y déficit en un contexto presupuestario muy adverso.


El Big Beautiful Bill es el ejercicio más ambicioso de desregulación, liberalización, reducción de gasto obligatorio y bajada de impuestos llevado a cabo en Estados Unidos y debe defenderse como un paso de gigante esencial para devolver la economía al sector privado.


Entre sus medidas más destacadas se encuentran:

-La prórroga indefinida de las bajadas de impuestos de 2017, evitando con ello la mayor subida fiscal de los últimos sesenta años. No entiendo por qué algunos liberales ignoran esta segunda parte.

-La primera reducción de gasto obligatorio en cinco décadas: Recortes históricos sin afectar a los servicios de más de $1,6 billones incluyendo $700.000 millones en Medicaid.

-Eliminación de impuestos sobre propinas y horas extras para trabajadores con ingresos inferiores a 160.000 dólares anuales.


El impacto fiscal es la mayor reducción del déficit en 30 años. El Consejo de Asesores Económicos (CEA) muestra que la deuda pública se reducirá al 94% del PIB en 2034 frente al 117% proyectado con la política de Biden, y el déficit anual se recortará a la mitad. Sin embargo, esas estimaciones son conservadoras y no asumen el efecto positivo de las negociaciones comerciales ni los recortes de gasto discrecional adicionales mencionados por el secretario de Estado del Tesoro, Scott Bessent.


Hablamos de reducir el déficit en $11,1 billones a 2034, combinando recortes de gasto, ingresos por negociaciones y el impulso del crecimiento económico. De hecho, la proyección de alcanzar el superávit primario para 2034 es conservadora, y debemos asumir un fuerte aumento de ingresos fiscales por desregulación, reducción de impuestos impulsando el consumo y la inversión y los nuevos acuerdos comerciales.


Recuperar la economía de EE UU

Es un programa esencial para empezar, un primer paso clave para recuperar Estados Unidos, desbloquear la economía estadounidense, liberalizar, reducir gasto y fortalecer un crecimiento que debería impulsarse por encima del 3% y hasta un 4% gracias a la atracción de inversión y empresas.


Organismos como la Oficina de Presupuesto del Congreso estiman que podría añadir hasta 3,3 billones de dólares al déficit en la próxima década si no se materializan los efectos positivos previstos en crecimiento e ingresos fiscales. Para empezar, esa misma estimación es mejor que el desastre que traería la política de Harris, pero es que, además, esas estimaciones no consideran impacto positivo alguno de la desregulación, la curva de Laffer y los ingresos por acuerdos comerciales.


¿Recuerdas las estimaciones alarmistas sobre las bajadas de impuestos de Ayuso, el programa de Meloni o el programa de Milei? Los keynesianos se equivocan siempre porque dotan al gasto público efectos multiplicadores que nunca se dan y porque asumen efectos negativos por las medidas de oferta que tampoco se cumplen. Los libertarios no deberíamos comprar esa mercancía averiada.


El Big Beautiful Bill marca un punto de inflexión en la política fiscal estadounidense y es un paso esencial para una estrategia a medio plazo más ambiciosa. Debemos valorar el mayor esfuerzo de reducción del Estado y desregulación en décadas.


Si las estimaciones señaladas se cumplen, incluso las más conservadoras, Estados Unidos no solo evitará una crisis fiscal, sino que sentará las bases para un crecimiento sólido, productivo y sostenible. A Reagan se le criticó por lo mismo y llevó a la economía estadounidense al mayor periodo de prosperidad y liderazgo mundial.


Los libertarios debemos valorar positivamente el Big Beautiful Bill porque es un paso gigante en liberalización, reducción del Estado y mejora del sector privado, y porque la alternativa era el socialismo depredador. No vale la equidistancia. No lo olvides.


«HAY QUE LEVANTAR LA CRUZ»

Irene González, autora de ‘Salvar Europa’: «El globalismo quiere que seamos seres absurdos, que no amemos nada, para someternos a sus decisiones»
Rebeca Crespo. gaceta. 6 Julio 2025

Irene González, jurista y escritora, no duda en poner nombre a lo que muchos temen decir: Europa está al borde del abismo. Su libro, Salvar Europa (Ciudadela), es una denuncia clara y documentada de cómo nuestra civilización cristiana occidental está siendo desmantelada pieza a pieza por las élites globalistas, la inmigración masiva planificada y una ingeniería social que, bajo la máscara de la democracia y los derechos humanos, ha destruido identidades, arraigos y valores comunes. En esta entrevista, la autora detalla por qué la Unión Europea —a la que muchos perciben como una garantía de paz y progreso— se ha convertido, en realidad, en la principal amenaza para la Europa auténtica, cómo el laicismo y el islam han ocupado el espacio dejado por el cristianismo, por qué España avanza peligrosamente en este proceso de sumisión y qué naciones todavía resisten. Con la firmeza de quien cree en lo que dice, González también señala a los rostros visibles de esta agenda destructiva y explica qué pasos urgentes debemos dar para salvar nuestra civilización antes de que la indiferencia y el miedo nos condenen a desaparecer.


¿Qué significa exactamente «Salvar Europa»? ¿De qué debe salvarse y quiénes son los responsables de haberla puesto en peligro?

Europa no hay que confundirla con la Unión Europea. Europa es un espacio civilizatorio formado por las grandes naciones europeas y Europa es sobre todo la civilización cristiana occidental. Eso es lo que yo pretendo salvar en mi libro y uno de los entes de los que hay que salvar esta civilización cristiana occidental es precisamente la Unión Europea.


¿De qué manera ha puesto en peligro a Europa el bloque comunitario?

La Unión Europea es un órgano burocrático reciente que se ha convertido en un Leviatán supranacional, absorbiendo la soberanía de los Estados nación. Ha borrado identidades nacionales, ha impuesto valores ajenos a nuestra civilización cristiana y, además, ha planificado el empobrecimiento material y espiritual de los europeos para debilitarlos y someterlos. Lo ha hecho confundiendo patria y Estado, concentrando poder y reduciendo la libertad política de los individuos. Ese poder luego fue absorbido por una estructura supranacional como la UE, que decide en nombre de todos, borrando lo que nos unía como europeos: nuestras raíces cristianas y nuestra identidad nacional. Hoy la UE la reduce a una mera organización burocrática sacralizada, que impone su propia moral basada en la diversidad y la sostenibilidad. Cuando tú no tienes nada que amar, tampoco tienes nada por lo que luchar. Y eso es precisamente lo que el globalismo quiere hacer con nosotros. Que seamos seres absurdos, que no amemos nada, que no tengamos por tanto nada por lo que luchar y nos sometamos a sus decisiones.


¿Qué papel juega la inmigración masiva en este proceso de descomposición cultural?

La inmigración masiva es clave, pero hay que entender que es una herramienta planificada, no un fenómeno natural. Siempre ha habido migraciones en Europa, pero lo que ocurre ahora es un proceso orquestado: apertura deliberada de fronteras, mafias de tráfico humano y presupuestos públicos destinados a apaciguar a los que llegan. Eso no sólo destruye la convivencia, sino que nos hace sentir extranjeros en nuestra propia casa, nos humilla y nos doma. El objetivo es que seamos seres aislados, resignados, que solo pidamos que no nos maten al salir a la calle y que podamos seguir consumiendo con el móvil al final del día.


Muchos de estos inmigrantes profesan la religión musulmana. ¿Existe un deseo explícito de destruir la identidad cristiana del continente?

Sin duda. Pero no sólo por parte del islam. Desde la Revolución Francesa, Europa expulsó a Dios y nos obligó a vivir en una ficción no identitaria, al margen de la naturaleza humana. Cuando expulsas a Dios, el Estado ocupa su lugar, pero los hombres que dirigen el Estado no nos aman, más bien nos odian. Y cuando llega una identidad fuerte como el islam, encuentra un vacío que conquista con facilidad. Basta ver cómo en Francia, donde se quitaron cruces y se persiguió a cristianos, hoy hay mezquitas y hijabs en los mismos lugares.


¿Qué papel juegan ideologías como el feminismo, el ecologismo o el denominado ‘antifascismo’ en esa destrucción?

Forman parte del mismo globalismo antihumanista. Han sustituido las virtudes clásicas por valores woke que no son más que la nueva tríada del mal. Han creado una jerarquía moral absurda en la que el hombre blanco heterosexual está en lo más bajo. El transgenerismo, además, nos ha separado de nuestra propia biología y prepara el camino para el transhumanismo, en el que ya no somos humanos completos, sino medio máquinas, sometidos a una tecnocracia que nos quita nuestra dignidad y libertad.


En el libro identifica esas amenazas… pero si tuviésemos que poner nombres y apellidos, ¿de quiénes estaríamos hablando?

Son caras visibles de un sistema más profundo: Von der Leyen, Soros, Gates, Musk… Son actores del mayor proyecto de poder que se ha conocido, cuyo objetivo es dividirnos en castas y convertirnos en esclavos felices por no tener nada. Es importante entender que no hay un solo enemigo con nombre, sino una élite con diferentes agendas pero un objetivo común: el control global.


¿Diría que España es un alumno aventajado en la ingeniería social en Europa?

España todavía va algo por detrás de países como Francia o Suecia, pero avanza muy rápido. Somos un país completamente entregado al globalismo, que promueve leyes como la de memoria democrática, aborto, eutanasia y apertura total de fronteras, todas disfrazadas de libertad.


Entonces…¿qué nación está liderando la resistencia?

Italia. Ha empezado a frenar la inmigración masiva, que ya es un paso enorme. Un país que ha vivido una sustitución étnica difícilmente puede recuperarse, y frenar eso es crucial. Habrá que ver si Meloni cumple todo lo prometido, pero su línea es positiva.


Identificadas las amenazas, vamos con las soluciones. ¿Hay tiempo para salvar Europa? ¿Qué se debe hacer?

Sí, aún hay tiempo, pero no mucho. Tenemos que recuperar nuestra identidad cristiana, derribar las mentiras del globalismo y recuperar el coraje para defender la verdad y la dignidad humana. Hay que levantar la cruz, no sólo como símbolo material en plazas y escuelas, sino también espiritualmente: recordar que no estamos aquí para producir y consumir, sino porque somos amados y tenemos una misión mayor.


¿Cuál ha sido la respuesta del sistema mediático y editorial respecto al libro? ¿Ha encontrado apoyo, silencio o ataques?

Silencio absoluto. Esa es su estrategia: fingir que no existo y no darme visibilidad. Pero a pesar de eso, el libro va por su segunda edición gracias a que la gente tiene hambre de verdad después de años de mentiras. Eso demuestra que hay esperanza.


Para terminar, ¿qué mensaje daría a los españoles y europeos que todavía sienten que pertenecen a su tierra, a sus orígenes, a su tradición cristiana?

Que pierdan el miedo, que recuperen el coraje, que busquen la verdad y no acepten ninguna mentira. Que levanten la cruz, sin miedo, crean o no en Dios, como símbolo de quiénes somos y de que merece la pena luchar por nuestra civilización.


******************* Sección "bilingüe" ***********************


PNV, esa irredenta maldición española
Graciano Palomo. okdiario. 6 Julio 2025

El Partido Nacionalista Vasco(PNV), los viejos carlistones ahora con ínfulas socialdemócratas, parece estar metido de hoz y coz en la trama navarra que infló grandes contratos de obras públicas y que se resiste a coadyuvar a que en España se dé paso a lo que desean una mayoría de españoles. Su coartada es siempre la misma: con Vox, no.


Una excusa política como otra cualquiera aunque, en efecto, se pueda entender el argumento pero no en lógica democrática. No son de fiar; Mariano Rajoy se puso en sus manos y a estas alturas ya sabemos cómo acabó. Utilizan con gran éxito su exiguo puñado de votos en aquella pequeña comunidad para condicionar a un Estado con cincuenta millones de personas. Lo hacen desde el momento mismo de iniciar la Transición y sigue en sus cuentas.


Sostienen a Sánchez porque se pliega a todas sus exigencias, por cierto, nada solidarias, escasamente «progresistas» y mucho menos «modernas». Desprecian al todavía primer ministro español pero le sacan hasta la hijuela. Y en eso continúan.


En el País Vasco dominado por los nacionalistas desde hace medio siglo ha habido corrupción. El PNV se ha financiado irregularmente como atestiguan diferentes casos en personas muy cercanas al poder nacionalista. Pero la omertá informativa siempre tiende un tupido velo en asuntos turbios que afectan al poder excluyente. Ésta es la verdad. Y la verdad es siempre la verdad.


No hay otro partido político en España que sepa utilizar la debilidad del Estado en los distintos momentos con mayor ventaja. Siempre sacan tajada, entre otras cosas, porque lo que suceda en el resto de los territorios les importa una higa. Lo tiene afirmado el actual mandamás peneuvista, Aitor Esteban, aquel muchacho del tractor que engañó siempre a Rajoy.


Tengo escrito que hace tiempo que los españoles hemos perdido el miedo a que se vayan, asunto con el que siempre amenazan. No aportan nada a la caja pública española; es más, se lo llevan crudo. ¡Ya está bien! Aquel PNV que coqueteó con los nazis durante la II Guerra Mundial es hoy una formación en desuso al que Bildu, al menos dicen la verdad alguna vez, se lo come por los pies.


No hay peor ciego que el que no quiera ver. Feijóo los conoce bien. Ahora se trata de ver que su impunidad histórica se estrella contra algún juez con un par.


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