Recortes de Prensa Sábado 7 Mayo 2022
Zelensky: «Mariupol está siendo torturada hasta la misma muerte»
DIEGO BUENOSVINOS. Okdiario. 7 Mayo 2022
El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskiy, ha asegurado que Mariúpol, la ciudad portuaria del sur del país devastada por los rusos es “un ejemplo de tortura y hambre utilizada como arma de guerra”, y agregó que ninguna organización internacional puede acceder a la ciudad. «Esta inhumanidad y crueldad es la forma en que el ejército ruso trata a las personas. Mariúpol está siendo torturado hasta la misma muerte», destacó.
«La muerte no es causada por la guerra. Esto no es un evento militar. Esto es torturar hasta la muerte. Esto es terrorismo y odio» ha recalcado con dureza contra la invasión de Rusia.
En este sentido, el mandatario ucraniano ha afirmado que Mariúpol ha quedado devastada. «Toda la ciudad ha sido destruida».
Zelenski ha denunciado que Ucrania necesita armas y equipos para romper el bloqueo en la acería Azovstal de la ciudad. «Rusia seguirá atacando a Ucrania hasta que los detengamos».
El presidente de Ucrania, Volidimir Zelenski, ha cifrado en «más de 500.000» los ciudadanos ucranianos deportados por la fuerza a «regiones remotas» de Rusia.
En una intervención en el Parlamento de Islandia, Zelenski ha denunciado que las tropas rusas «quitan todo» a los ucranianos antes de obligarles a abandonar sus domicilios y a sus familias.
«Se les quita todo. Los rusos se llevan los documentos y los ucranianos se quedan sin medios de comunicación», ha denunciado el presidente, según recoge la agencia Ukrinform.
A la hora de tratar de explicar la relevancia de estas cifras, Zelenski ha enfatizado que la cantidad de deportados es superior a la población total de Islandia, que cuenta con algo más de 360.000 habitantes.
Octavo intercambio de prisioneros
Las autoridades de Ucrania han informado este viernes de que ha tenido lugar un nuevo intercambio de prisioneros con Rusia, el octavo desde que comenzó la invasión el 24 de febrero.
Según ha detallado la vice primera ministra ucraniana, Irina Vereshchuk, en Telegram, en esta ocasión 41 nacionales han regresado a territorio ucraniano, 28 militares y 13 civiles. Entre ellos figuran once mujeres.
Vereshchuk ha destacado que este intercambio es «especialmente gratificante» porque el rector de la Iglesia Ortodoxa de Ucrania está entre los liberados.
El último intercambio tuvo lugar el 30 de abril, cuando 14 ciudadanos ucranianos, siete civiles y siete militares, regresaron a casa. Entre ellos había una militar ucraniana embarazada de cinco meses. Según informó Vereshchuk ese día, Rusia mantiene retenidos a un millar de civiles ucranianos, la mitad de ellos mujeres, y a 700 militares.
La resistencia ucraniana se basa en el manual de John Spencer: "Puedes hacer de cada edificio una batalla"
EL ESPAÑOL habla con el experto en guerra urbana que inspira la lucha de los ucranianos con su 'Minimanual para el defensor urbano'.
Salvador Martínez Más. EL ESPAÑOL. 7 Mayo 2022
Si Rusia no hubiera roto el orden internacional lanzando una invasión sin precedentes en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, al estadounidense John Spencer no se le conocería en Ucrania ni en el mundo como se le conoce hoy. Ahora, sin embargo, Spencer es un analista global al que preguntan en medios de comunicación de todo el mundo para explicar lo que está pasando en Ucrania. Es habitual verlo en medios de prestigio como la estadounidense CNN o la cadena británica BBC.
Spencer es un experto en guerra urbana. Lo es por experiencia propia. Estuvo nada menos que 25 años en el Ejército de Estados Unidos, siendo desplegado en Irak de 2003 y en 2008. Después, pasó diez años estudiando y enseñando el arte de la guerra urbana, es decir, básicamente, lo que hoy vemos en ciudades como Mariúpol, por citar sólo un triste ejemplo ucraniano.
Spencer ha dado clases en la Escuela de Rangers del Ejército de Estados Unidos y en la academia de West Point, donde se forma la élite militar de su país. Lo ha hecho pensando que "la naturaleza de la guerra es urbana, siempre lo fue", según cuenta a EL ESPAÑOL. Ese mensaje, sin embargo, no parece haber calado hasta que Vladimir Putin lanzó su ofensiva contra Ucrania.
"He estado escribiendo sobre estas cosas desde hace diez años. He escrito un centenar de artículos, varios capítulos de libros, tengo un libro sobre guerra urbana el próximo mes de septiembre", señala Spencer.
Sin embargo, su actual estatus de reputado analista de prestigio internacional no se debe tanto a ese trabajo, sino por haber firmado 'The Mini-Manual for the Urban Defender', el 'Minimanual para el defensor urbano', un libro autoeditado que ha puesto a disposición del mundo en acceso libre en Internet a raíz de la invasión de Rusia.
Ese manual, desde su primera versión, aparecida a principios de marzo, lo distribuyen las autoridades ucranianas. "La primera versión la utilizó en Gobierno de Ucrania en su Ministerio de Defensa como documento para quienes pasaron a formar parte de la resistencia. Desde marzo me están mandando fotos con el manual siendo utilizado allí", explica Spencer a cuenta de su texto.
De apenas 75 páginas, ese minimanual explica de forma sencilla cómo han de defenderse del invasor en el espacio urbano aquellos combatientes que decidan plantar cara. Hay consejos de todo tipo, para atacar, defender, cuidarse, cuidar a los civiles y prisioneros de guerra, entre otras cosas.
Su escritura es extremadamente sencilla y la completan ricos gráficos fáciles de entender destinados a maximizar la ventaja del defensor ante el invasor cuando la guerra ocurre en la ciudad. "El enemigo podría necesitar hasta cinco, sino más, soldados atacando por cada soldado o combatiente que se esté defendiendo", se lee en el documento.
"Si el enemigo llega a tu ciudad, eso significa que puedes convertir cada edificio en una batalla y eso es lo que está pasando en Mariúpol, por ejemplo", apunta Spencer en su entrevista con este periódico. "En Mariúpol, 50.000 soldados rusos no pueden hacerse del todo con el control frente 3.000 militares ucranianos. Llevan luchando dos meses y luchan por cada centímetro de la ciudad", expone Spencer. "Se puede sobrevivir mucho si tienes a gente motivada, como se está viendo en Mariúpol. No estoy sorprendido por nada de eso", abunda.
La historia está repleta de ejemplos que cita Spencer a cuenta de cómo las ciudades son particularmente complicadas de conquistar una vez que la batalla se traslada a ellas. "En 2016, hicieron falta 100.000 fuerzas de seguridad para tomar Mosul, en manos de entre 5.000 y 10.000 combatientes del Estado Islámico", se lee en el minimanual de Spencer. En la Segunda Guerra Mundial, "los alemanes emplearon cientos de miles de soldados en Stalingrado y no tuvieron éxito", abunda el texto de este experto.
Cómo defenderse
Para llegar a complicar –incluso evitar– la conquista de una ciudad a cargo del invasor, hay, sin embargo, que seguir una serie de instrucciones que Spencer se esfuerza en aclarar en su libro. "El manual va más defenderse que de atacar. Va de cómo usar el espacio urbano para protegerte y, así, ser capaz de disparar. El manual es una mezcla de guerra clásica y guerra moderna. Porque en el mundo actual, con los satélites, los drones, la artillería y demás, siempre que se te pueda ver, puedes ser atacado. Por eso estar bajo tierra es una clave para poder defenderse", explica Spencer.
"Pero es que desde que los romanos atacaron Jerusalén, estar bajo tierra ha sido un lugar seguro para esconderse y para guardar logística de guerra. En las guerras modernas, sirve para escapar prácticamente de cualquier bombardeo", abunda el autor de 'The Mini-Manual for the Urban Defender'.
De ahí que desde las primeras páginas se diga en el manual a los lectores interesados en defenderse de una invasión como la que está sufriendo Ucrania que hay que "estar bajo tierra", además de "estar oculto siempre". Para ello, hay que cavar, incluso, en fases de combate. También hay que mejorar las defensas, creando búnkeres, refugios, túneles y trampas. Para toda estructura desde la que defenderse, Spencer siempre pone el foco en el uso de hormigón armado o, en su defecto, edificios de hormigón preexistentes. "Hay que estar en un edificio de hormigón, donde no te puedan ver", resume este experto.
Plantea su minimanual que, dentro de los edificios, para poder escapar tras una emboscada, debe haber agujeros que faciliten el movimiento de los combatientes entre habitaciones del edificio y entre edificios. Las ventanas no son un espacio desde el que disparar, sino que hay que disparar desde el interior del cuarto donde está esa ventana para evitar ser visto. En los bastiones de defensa, las ventanas han de ser protegidas con redes metálicas para que no entren granadas. Los suelos, a partir del primer nivel, han de ser reforzados con dos capas de sacos de arena para evitar disparos enemigos desde el nivel inferior, en caso de que el invasor entre en el edificio.
Fuera de esos bastiones, las calles de la ciudad deben estar preparadas para ralentizar todo avance enemigo, con todo tipo de obstáculos, pues, entre otras cosas, hay que evitar el avance de los blindados invasores. El minimanual de Spencer tiene también páginas dedicadas a los puntos débiles de los blindados y vehículos que pueda utilizar el invasor.
A estos se les puede atacar con armas rudimentarias como cócteles molotov o incluso pintura para cegar a sus conductores. Eso sí, para hacerlo en seguridad, conviene hacerlo desde arriba, en un edificio seguro. Desde esos puntos en altura pueden fijarse, con el armamento y preparación necesaria, 'kill zones' o zonas en las que acabar con el enemigo, según los términos que emplea Spencer.
Instrucciones sencillas
Él defiende la sencillez con la que se expresan las páginas de su minimanual. "Si una cosa he aprendido después de estar 25 años en el Ejército es que hay que dar instrucciones muy sencillas y usar diagramas muy fáciles de entender", plantea Spencer.
Su libro está lleno de esos diagramas y de consejos que incluyen cosas como "bebe agua (…) sólo puedes sobrevivir 3 días sin agua, tres semanas sin comida" o "lávate las manos antes de comer, una enfermedad puede matarte antes que las balas del enemigo (…) cuando comas y bebas asegúrate de que las letrinas están a más de 100 metros de distancia, no dejes que las moscas toquen tu comida".
"El manual hace que sea fácil entender de qué va luchar. Por ejemplo, si estás en campo abierto, vas a morir. Es sencillo. Pero es que la población tiene que entender este tipo de cosas también", señala Spencer.
Algo habrá hecho bien este experto en guerra urbana cuando ya hay versiones de su texto en ucraniano, por supuesto, pero también en rumano, letón, japonés y mandarín. "Naciones de todo el mundo entienden ahora que puede llegar el momento en que deban luchar por su supervivencia nacional", según Spencer.
"En el pasado, hubo otras tentativas de crear un manual así. Hay un libro así en Suecia y otro en Finlandia. Y Taiwán ha hecho el suyo también recientemente. Pero esos libros no dicen a la gente lo que hay que hacer, simplemente vienen a decir: 'Ve ahí fuera y lucha'”, sostiene Spencer, aludiendo a las diferencias de su texto respecto a otras tentativas pasadas.
Con todo, él dice que el éxito de su manual es "una sorpresa". Para empezar, porque todo empezó con un hilo de Twitter en el que aconsejaba a los ucranianos qué hacer en caso de decidir defender su país del invasor. Aquellos tuits se hicieron virales y, al poco, le pidieron que reuniera sus consejos y pensamientos en un libro. A saber, el ahora célebre 'Minimanual para el defensor urbano' que inspira a los ucranianos.
Parece que sí, que sólo queda VOX
EDITORIAL. LGI. https://gaceta.es/. 7 Mayo 2022
Hoy, en una conjunción planetaria, han coincidido en dos actos consecutivos en Cataluña el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el recién estrenado líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. Los discursos de ambos han coincidido en ser plomizos y reiterativos y también en que han estado llenos de elogios estereotipados hacia lo catalán, sin refrenarse en los requiebros al nacionalismo. «La nacionalidad catalana», ha dicho Feijóo para luego jactarse de haber presidido «otra nacionalidad histórica». «Patria catalana», ha concretado Sánchez.
Esta política de apaciguamiento emprendida desde hace décadas por los dos grandes, pero menos, partidos españoles, va más allá de las palabras hermosísimas con las que a diario los líderes del bipartidismo alimentan esa suerte de supremacismo moral que practican los nacionalistas catalanes. Va mucho más allá. En los últimos tiempos hemos asistido al asalto al Tribunal de Cuentas acordado por el PP y el PSOE para dar oxígeno económico a los malversadores sediciosos catalanes. También hemos visto la negativa del Estado a hacer cumplir las sentencias sobre el derecho constitucional de cualquiera que viva en Cataluña a usar el español —la lengua de la gran obra de la Hispanidad—. Hemos sufrido los indultos a los golpistas, la inacción del Ministerio Público en tantos casos de corrupción sistemática y estructural y un larguísimo etcétera, acceso a los secretos oficiales incluido. Podríamos seguir, pero todas las cesiones y concesiones al nacionalismo están frescas en la memoria de nuestros lectores y es ocioso hacer una relación pormenorizada. Baste añadir la constatación empírica de que la política de apaciguamiento no ha funcionado.
Y si tenemos, porque las tenemos, todas las pruebas de que criar cuervos no ha servido para nada, salvo para fracturar a España, debilitarla y sacarle los ojos, la decisión de Feijóo y de Sánchez de volver a regalar los oídos del nacionalismo y halagarlos con mentiras como «la pujanza económica» de una región que ha perdido en los últimos años cerca de 6.000 empresas, todos los bancos, enormes oportunidades de inversión y que encima mantiene una política activa de degradación de la calidad de sus ciudades para expulsar al turismo… es una desgracia parida por la moderación que sólo busca el poder por el poder egotista.
No vemos la hora en la que populares y socialistas reconozcan sus errores y combatan de frente al nacionalismo sin amagar mohínes acomplejados porque los servicios de Inteligencia españoles hayan cumplido su misión legal y legítima de espiar a los enemigos declarados de España, sin entrometerse en la Justicia para aliviar la responsabilidad delictiva de los golpistas, promocionando con orgullo el español como lengua común de cientos de millones de personas en toda la Iberosfera et plus ultra…
Han sido muchos años, demasiados, de «profundo respeto y consideración» (Sánchez dixit) hacia el nacionalismo. El futuro de los catalanes, de todos los que viven en los españolísimos condados del histórico Reino de Aragón, en el lugar de nacimiento del patriota español austracista Rafael Casanova, se merece que las fuerzas nacionales cambien de táctica y comiencen a demostrar un profundo desprecio y desconsideración hacia el nacionalismo catalán, antidemocrático y violento, al tiempo que un profundo respeto hacia la Constitución, la Cataluña con eñe y la soberanía nacional.
Es verdad que en esta idea jamás pensamos encontrar el presidente Sánchez, que en su ya legendaria capacidad de esquivar cualquier pensamiento complejo sólo se ocupa de mirar su reflejo en un estanque. Pero que no encontremos al Partido Popular por su interés en recoger los votos que el PSOE y el mundo socioliberal van arrojando detrás de sí, es lamentable y nos hace perder un tiempo precioso que deberíamos estar usando en cualquier otra cosa, como pelear por recuperar nuestro prestigio internacional perdido, la autoestima de los españoles tan herida después de un comienzo desastroso de siglo o en trabajar para asegurar nuestra soberanía energética.
Que ‘sólo queda VOX’ empieza a ser algo más que un eslogan afortunado. Nos consta que el partido de Abascal preferiría no luchar solo. Pero así son, por desgracia, las cosas. Y así están, que es lo peor.
La España de Sánchez se desangra
GRACIANO PALOMO. Okdiario. 7 Mayo 2022
Se acabaron los conejos y las chisteras. Todo lo que toca lo destruye o lo deja en enaguas. España es en estos momentos el Estado con las instituciones democráticas más degradadas de toda la Unión Europea se toque lo que se quiera: Fiscalía, Agencia Tributaria, Parlamento, CIS, RTVE, CNI, Correos, Paradores, Función Pública, Servicio Exterior, etcétera. Todo ello cree que le pertenece por su gen de indecencia mayúscula que tampoco se afana por ocultar.
Sánchez, en su inmensa ignorancia académica, no sabe que las democracias fuertes no son las que se asientan sobre el poder omnímodo de sus caudillos; la resistencia del Estado de Derecho se asienta sobre instituciones sólidas, creíbles, fiables para el ciudadano, garantes de sus derechos y también de sus obligaciones. Instituciones que se conducen con la imparcialidad que exigen las leyes.
Si a la degradación del Estado se suma el enorme déficit de gestión en la gobernabilidad diaria en todo aquello que tiene que ver con la necesaria sobriedad y austeridad pública y privada del dinero que los contribuyentes ponen en manos de sus gobernantes, finalmente, el panorama que se ofrece a modo de conclusión resulta desolador. Gastos, más gastos; chiringuitos sumados a otros chiringuitos. Pese a la que recaudación alcanza dígitos históricos al alza, cada día que pasa el agujero del Estado es más profundo, el déficit mayor y a las nuevas generaciones que vengan después sólo les va a quedar miseria, recortes y peor vivir.
Instituciones sanas y gestión rigurosa. Su enorme defecto en un Gobierno a la deriva acabará siendo la tumba del sanchismo. Sin embargo, la peor parte se la llevarán la buena gente de España que madruga, lucha, paga sus impuestos y se encuentra inerme para poner coto ante tanto desvarío. Los que rodean a Pedro Sánchez no se atreven a decir al César que la situación del país que le entregó el poder está en una situación límite. Los socios que eligió para coronarse como el líder inmarcesible que no tiene condiciones para desempeñar con justeza ese rol.
Si, por lo que fuere (algo muy improbable), Sánchez se viera abocado a llamar al pueblo para que el pueblo decida, sabe perfectamente ( ¡o no!) que ese pueblo sufrido y admirable le daría la espalda. Hoy, el país que podría jugar un papel notable dentro del firmamento de naciones libres y en progreso, se desespera ante su propia suerte. Decididamente, que gran pueblo si hubiera buen gobernante.
Contra la LOMLOE y precedentes
IVÁN VÉLEZ. https://gaceta.es/. 7 Mayo 2022
Carlos M. Madrid Casado, José Sánchez Tortosa y Sergio Vicente Burguillo son los autores y primeros firmantes del Manifiesto en defensa de la Enseñanza como bien público (contra la LOMLOE y precedentes). A sus rúbricas les siguen las de personalidades tan importantes como Gustavo Bueno Sánchez, Gabriel Albiac, Fernando Savater o Marino Pérez, coautor de un libro, Nadie nace en un cuerpo equivocado, que pone en cuestión los postulados de la teoría queer. Los abajofirmantes lo hacen alarmados por los efectos, más que evidentes, no solo de la LOMLOE, sino, y esto es probablemente lo más importante, de las precedentes leyes educativas españolas, tan efímeras como ideologizadas. Y es que este asunto, el de la ideologización de la instrucción pública, rótulo que los redactores rescatan en su escrito, preocupa especialmente, pues la experiencia ha demostrado que las sucesivas leyes han tenido un sesgo partidista que los redactores pretenden neutralizar mediante la puesta en marcha de un Consejo General de la Función Docente, integrado de eliminar la habitual hojarasca que ha venido acompañando los saberes técnicos, científicos y académicos que debe poseer cualquier sistema educativo vinculado a una sociedad política necesariamente plural. El manifiesto, en definitiva, pone el acento en la necesidad de una instrucción basada en el esfuerzo, el mérito y en la asimilación de unos contenidos despojados de elementos morales e ideológicos.
La oportunidad de la puesta en marcha de esta iniciativa es indiscutible. El periodo democrático o, por mejor decir, partitocrático, abierto en 1978, ha ofrecido las condiciones ideales para la instrumentalización del mundo educativo. La transferencia autonómica de la educación, unida al entreguismo de los partidos hegemónicos, PP y PSOE, a las sectas nacionalistas fragmentarias, a cambio de «un ratito de gloria», es decir, de permanencia en La Moncloa, ha llevado a la fragmentación del cuerpo de docentes, pero también a la estabilización de los estudiantes, impidiendo cualquier posibilidad de una educación nacional. Los efectos de todo ello son visibles: profesores convertidos en agentes políticos que, incluso, espían los juegos de los niños para ver si comenten el yerro de expresarse en la lengua de Cervantes, una tasa de fracaso escolar maquillada con altas dosis de sentimentalismo y subjetivismo, ausencia de controles efectivos de la calidad educativa, etc.
Todo ello es denunciado en un manifiesto que muestra la cruda realidad de que la educación pública española ha dejado de constituir un ascensor social capaz de garantizar la igualdad de oportunidades al margen del lugar de nacimiento o de los recursos familiares del alumno. Factores, todos ellos, que llevan a muchos padres a escolarizar a sus hijos en carísimos centros para los que, sépanlo o no aquellos que se llenan la boca con la frase escuela pública, trabajan esos ardorosos defensores de un sistema lleno de barreras internas.
Urge, por todo ello, inyectar rigor en las aulas y evitar, así reza el manifiesto, que los partidos se apropien de «un servicio público fundamental para la sociedad y sus miembros, sufragado por todos los contribuyentes», pero también garantizar a los docentes que podrán «contar con libertad para enseñar los contenidos científicos o humanísticos de su materia, sin ser correa de transmisión de la ideología de turno, y cuyo límite debe ser la Constitución y el Código Penal». Urge, en suma, devolverle a la educación pública su intrínseca dimensión nacional, algo que se antoja imposible si se erradica de las aulas el idioma común, hoy reducido a un leguleyo, que no implantado, 25% de las asignaturas en la Cataluña que nada sabe de inspectores que velen por el bien de los alumnos.
Escandaloso trilerismo del Gobierno con los datos de empleo
EDITORIAL. libertad digital. 7 Mayo 2022
El Gobierno ha activado toda su maquinaria propagandística con los últimos datos del paro. Maestros de la mentira y la prestidigitación, en los ministerios de Trabajo y Seguridad Social no han dudado en vender los números de abril como un milagro laboral que no puede ser más fraudulento.
Aparentemente, las cifras del cuarto mes del año arrojan algunos resultados positivos, como que la afiliación superó por primera vez los 20 millones de ocupados, que el paro total baja hasta las 3.022.503 personas o que el número de contratos indefinidos bate récords con 698.646 nuevas firmas. Yolanda Díaz, eufórica, llegaba a calificar este último dato de "espectacular" y no dudaba en atribuirse a ella misma los méritos. "Hoy, uno de cada dos contratos es indefinido y esto es cambiar el paradigma en nuestro país (...) hemos demostrado que esta reforma laboral funciona", celebraba la titular de Trabajo.
Sin embargo, no hay más que profundizar en los documentos de su propio ministerio para percatarse de la gran mentira de los 700.000 contratos indefinidos que han aparecido por arte de magia. Lo primero que hay que tener en cuenta es que la entrada en vigor de la contrarreforma laboral de Díaz ha prohibido el contrato por obra y servicio, lo que ha obligado a los empresarios a recoger a muchos de esos trabajadores bajo la modalidad de fijo-discontinuos. Tal ha sido esta transformación, que abril se saldó con 238.760 nuevos contratos fijos-discontinuos, un 125,24% respecto a marzo y la friolera de un 1272,89% respecto a los datos de un año antes.
Por tanto, casi el 35% del total de los contratos fijos de los que se jacta el Gobierno no son más que fijos-discontinuos, una modalidad bajo la que el empleado va a seguir cobrando lo mismo y trabajando durante el mismo periodo que lo hacía antes. Es decir, la supuesta estabilidad laboral de la que alardea la ministra comunista no existe.
Eso sí, este cambio de denominación supone un beneficio contable muy importante para el Gobierno porque saca de las listas del INEM el grueso de temporales que pasan a contabilizarse como fijos-discontinuos. Poco le importa al Ejecutivo que los fijos-discontinuos cobren el paro igual que lo haría un temporal en los periodos en los que no tienen actividad o que se queden sin trabajo definitivamente en menos de un año. Lo importante es retorcer vilmente la estadística a su favor.
Pero Yolanda Díaz ya es toda una experta en el arte de esconder en las cuentas oficiales a los ciudadanos sin empleo. El ejemplo más sangrante –y reciente– es el de los ERTE, que llegaron a afectar a más de tres millones de personas en plena crisis del coronavirus y que nunca contabilizaron como parados para la ministra. Estaban en su casa sin trabajar y cobrando una prestación pública, pero Yolanda Díaz optó por disfrazarlos de empleados.
Además, otra manipulación torticera con los 700.000 contratos indefinidos de los que se vanagloria el Gobierno es que 175.154 de esas rúbricas son a tiempo parcial, el 25% del total. Entonces, si sumamos los que trabajan menos horas a los 238.760 fijos-discontinuos antes mencionados, el resultado es que el 60% de los nuevos contratos indefinidos firmados son tan precarios como antes. Así, el trilerismo laboral del Gobierno no tiene parangón.
Yolanda Díaz y sus secuaces deberían saber que para acabar con la temporalidad no basta con cambiar la nomenclatura de los contratos –eso no es más que una tomadura de pelo–. Lo necesario es otorgar al mercado de trabajo la suficiente libertad para que contratar temporalmente no sea la única vía de flexibilidad que le queda al empresario. Y solo una rebaja generalizada del coste del despido podría contribuir a acabar con la grave lacra de la temporalidad, justo lo contrario de lo que quiere el Gobierno, que nos ha vuelto a engañar.
Vuelva usted mañana, pasado y al siguiente
ITXU DÍAZ. libertad digital. 7 Mayo 2022
Lo único que no está regulado en España es la estupidez, y el Ministerio de Educación está trabajando duro para subsanarlo. Hay tantas leyes, tantas prohibiciones, que si realmente el Gobierno estuviera preocupado por el medio ambiente debería limitarse a publicar en papel solo los permisos, con una octavilla sería suficiente, que por otra parte pueden resumirse en dos: a usted se le permite votar cada cuatro años, y se le permite pagar la sanción por incumplir lo que sea de todo lo demás. Da igual lo que quieras hacer en este preciso instante, algún político habrá encontrado la manera de prohibirlo.
En una de las aventuras de La comedia humana de Balzac, un viudo choca contra la maraña administrativa parisina que le impide incinerar el cuerpo de su esposa. Desesperado, se lamenta: "No sabía que la burocracia pudiese meter sus uñas incluso dentro de nuestros féretros". El personaje resulta ingenuo, después de todo. En realidad, las administraciones pueden llegar mucho más lejos. Tan solo en 2021 se aprobaron en España más de un millón de páginas de leyes y normativas. ¡Un millón! Calcula Libre Mercado que sería necesario emplear 458 días con sus noches para leerlas todas, si fuera posible hacerlo sin morir de un ataque de tedio burocrático soltando espuma de BOE por las orejas.
Un informe de la CEOE refleja que el incremento de normas estatales sube año tras año desde 2016, donde por alguna razón los políticos lograron el desacuerdo total, y nos regalaron doce meses de respiro regulatorio. Hoy son tantas y tan variadas las normativas que la mayor parte de los que desean hacer algún trámite, ya sea personal o empresarial, desiste en cuanto se entera del recorrido de ventanillas, impresos, tasas, y firmas electrónicas que necesitará. El tiempo es un bien preciado. Y la felicidad también. Y nada produce más melancolía que pasarse la mañana recorriendo esos largos y grises pasillos de la administración con un puñado de impresos de colores lívidos entre las manos, que había más alegría anoche en el vestuario del City que cualquier mañana en una cola de la Tesorería General de la Seguridad Social.
Con este ritmo de producción legislativa, es probable que algo que esta mañana estaba permitido haya dejado de estarlo a esta hora, lo que hace que España sea un infierno de inseguridad jurídica que, unido al infierno fiscal en que nos tiene sumidos Sánchez y al carajal autonómico de peculiaridades históricas –e histriónicas–, convierte a la nación en una maqueta perfecta de los círculos del averno dantesco.
Lo cierto es que es un bucle infinito. Si el Gobierno es inmenso, produce una inmensidad de cosas que gobernar, y si el funcionariado que las debe ejecutar es gigante, solo podrá mantenerse con un incesante volumen de asuntos que deben ser gobernados por alguien. Si los estaditos autonómicos, la UE y el Gobierno siguen produciendo funcionarios y leyes a esta velocidad, es probable que pronto tengamos 47 millones de normas a aplicar sobre una población de diez o quince ciudadanos no dependientes cuyo trabajo exclusivo será obedecerlas.
Por otra parte, la regulación es a menudo ineficaz excepto para el que asume la responsabilidad de crearla, que con frecuencia no es más que una entidad imaginaria, ya sabes, un ministerio, una dirección general, o cualquier chiringuito extravagante. O sea, algo a lo que ni siquiera puedes patearle el culo. Porque, por supuesto, no intentes pedirle explicaciones a alguien con rostro humano, que el máximo interlocutor que encontrarás en los asuntos burocráticos es un membrete oficial y un tipo encogido de hombros al lado, blandiendo una receta de un puñado de euros por circular en zona restringida, por bajarte la mascarilla para rascarte la nariz, o por encender un cigarrillo en casi cualquier lugar del mundo, algo que, por otra parte, está ya más perseguido que hacer explotar un cinturón de explosivos.
Cuando en enero de 1833 Larra publicó "Vuelva usted mañana" no pudo imaginar que estaba describiendo solo una mínima parte de la ineficacia y la densidad administrativa de la España de 2022. Simplificar la locura regulatoria es ahorro, emprendimiento, seguridad jurídica, productividad, y después de todo, prosperidad, pero echa un vistazo al Gobierno y dime a quién podría importarle alguna de esas tonterías.
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La dieta de la moderación
ITXU DÍAZ. https://gaceta.es/. 7 Mayo 2022
Dice Feijóo que los españoles tienen hambre de moderación. No sé los demás, pero yo personalmente tengo hambre de una paellita valenciana bien regada con algo fresco y caro. Si los que comen hierbas ahora se llaman veganos, los que comen moderación supongo que serán moderanos. Se alimentan de llamamientos a la calma, reparto de etiquetas-ultra, y nobles deseos de políticas sin estridencias. Alguno lleva veinte años ya de dieta blanda y no levanta cabeza.
El problema es que a esta dieta le faltan calorías. Bueno, y proteínas. Y de todo. Es un régimen muy años 90. Pero hoy te lo desaconseja cualquier nutricionista. Todavía una parte del PP cree que España tiene hambre de moderación, cuando lo que dicen las encuestas es que los españoles, hambre, lo que se dice hambre, solo tienen de comerse a Pedro Sánchez. Y de postre, a todo el Consejo de Ministros. Y después de los chupitos, al resto del Club Frankestein.
El romanticismo político es bonito, o al menos en la medida en que el BOE puede considerarse bella poesía contemporánea, pero es quimérico
Por otra parte, dos no se moderan si uno no quiere. No hay nada más radical que Sánchez, que alicata su extremismo con la aleatoriedad de quien carece de ideas propias. El problema de los gobernantes con la cabeza vacía es que finalmente la llenan de cualquier cosa. Y Sánchez la ha llenado de comunismo y separatismo, que es como hacer una dieta vegana pero con chistorra y panceta.
Comprendo que Feijóo desee un parlamento de debates serenos. Algo que, por otra parte, no tuvo en Galicia cuando llegó al poder, que pocas veces se ha visto semejante cantidad de lanzamientos de chapapote nacionalista sobre un mismo partido. El romanticismo político es bonito, o al menos en la medida en que el BOE puede considerarse bella poesía contemporánea, pero es quimérico. No puedes debatir nada serenamente con los que han llegado incluso a pactar con los etarras para salvar su trasero, comprometiendo la seguridad nacional, la integridad moral, y la solvencia institucional de España.
Una composición de lugar necesaria: Sánchez no es presidente del Gobierno, tan solo tiene alquilado el cargo a los comunistas, a los etarras, a los miserables hijos de Sabino Arana, y a los secesionistas catalanes. Lo único moderado en el Consejo de Ministros es el buen gusto.
Y hay algo peor. Apuesto un huevo de anquilosaurio a que las palabras de Feijóo sobre la moderación no van tanto por el Gobierno como por la oposición, insistiendo en la vieja tesis genovesa del extremismo y vandalismo parlamentario de Vox. Sin embargo, debería agradecer a los de Abascal su voz alzada, porque sin ellos en el parlamento nadie haría verdadera oposición a Sánchez a esta hora. Y de esos frutos de desgaste también beberá el PP.
Feijóo podría hacer una prueba en el próximo mitin de masas: que levante la mano el que tenga hambre de moderación; de acuerdo, ahora que levante la mano el que tenga hambre de mordisquear tibia de Sánchez cruda. A la primera pregunta, la nada y el silencio. A la segunda, se sacan los ojos unos a otros levantando dedos como si no hubiera mañana. Moderación, centrismo, política sin estridencias, pactismo, sentido de Estado. La letanía modosa aburre a las ovejas y tiene menos capacidad de movilización que Alberto Casero emulando el cartel electoral porno de Albert Rivera.
Alguien de su equipo a quien aprecio solía repetirme años atrás que el PP es el partido que más se parece a España. Si la oposición quiere parecerse a España debe salir a la calle y comprobar de mi primera mano cómo este aterrador Gobierno está empobreciendo a las familias, desplumando a las empresas, arruinando el Estado y sus instituciones, y vendiendo sus restos en el mercado negro, hipotecando a varias generaciones venideras de españoles que habrán de pagar los platos rotos. Y habrán de pagarlos, Feijóo, con o sin moderación. El resto es ruido.
El Frankenstein de Sánchez se muere
Alberto Pérez Giménez. vozpopuli. 7 Mayo 2022
El engendro político con el que Sánchez echó a andar en enero de 2020 agoniza entre espionajes, votaciones in extremis y enfrentamientos personales entre todas las almas del monstruo. Pero que nadie lo dude: intentará seguir viviendo con la única idea de llegar al día siguiente: romper ahora solo certificaría su muerte
El Gobierno Frankenstein de Pedro Sánchez agoniza. Las cicatrices se le descosen entre acusaciones de espionajes ilegales, ministros que se culpan sin rubor, anuncios sorprendentes de móviles hackeados que dejan con las vergüenzas al aire al CNI en vísperas de una cumbre de la OTAN que debía ser un hito para España y que ahora provoca la preocupación en las embajadas occidentales… Y el cerebro del monstruo, el presidente del Gobierno, solo parece empeñado en ver cómo pasar las siguientes 24 horas en La Moncloa.
El engendro que echó a andar en noviembre de 2019 –tras el pacto del abrazo con Pablo Iglesias, con quien no podría dormir una semanas antes- comienza a desangrarse por sus cicatrices. Cada votación de una norma trascendental para Sánchez se convierte en un parto que sale tras ceder a nuevos chantajes –la entrada de Bildu, la CUP o ERC en la Comisión de Secretos Oficiales- o por la incompetencia in extremis de un diputado del PP.
El ‘catalangate’ o la crisis de los espías ha llevado al límite las costuras de un monstruo que, en su irracional trayectoria amenaza con no dejar incólume ni una institución del Estado. ¿Cómo es posible que el cerebro de la criatura esté dispuesto a dejar al CNI a los pies de los caballos –en vísperas de la cumbre que debe fijar la estrategia de la OTAN para la próxima década- para intentar recuperar el apoyo de sus socios republicanos e independentistas catalanes?
El cerebro de Frankenstein
Sánchez ha puesto en la picota la cabeza de la directora del CNI, ha metido en la Comisión que dirime los secretos del Estado a quienes anuncian su intención abierta de destruir ese Estado que nació de la Constitución del 78 y ha dado orden de dejar en el aire la defensa de Paz Esteban, una funcionaria de ‘la Casa’ con 40 años de carrera y sin carné político.
Esteban, como no podía ser de otra manera, acudió a la Comisión con una carpeta con toda la documentación sobre los pinchazos a los líderes del próces: las órdenes judiciales que, legalmente, permitieron investigar a 18 políticos catalanes que ‘solo’ pretendían subvertir el orden constitucional con algaradas en las calles de Cataluña contra la sentencia del Supremo. Luego llegaron los indultos...
La directora de los espías justificó este jueves en el Congreso todas y cada una de las acciones, dejó “blancos a los indepes” –según fuentes presentes en la supuesta Comisión secreta- y, en definitiva, documentó que todos los pinchazos y las investigaciones no fueron espionaje sino, en definitiva, un acto de legítima defensa del Estado con aval judicial contra quienes querían acabar con él.
Sánchez, que ahora dice que “ni sabía ni debía saber” de ese espionaje, fue puntualmente informado por el CNI por escrito, como establece el artículo 1 de la Ley que regula el Centro Nacional de Inteligencia. Y el presidente del Ejecutivo español –y masa gris del Frankenstein- decidió pactar con los mismos a los que había espiado, indultar a los líderes y montar una mesa bilateral España-Cataluña con el presidente del Govern, de cuyas andanzas tenía todos los detalles encima de su mesa gracias a los espías que ahora deja en entredicho.
Pero al presidente del Gobierno y a sus ‘sabios’ de Moncloa les debió parecer poca cesión incluir a la CUP, ERC y Bildu en la Comisión de Secretos –a toda velocidad y con un cambio exprés del reglamento del Congreso por la siempre servicial Meritxel Batet-: así que decidieron airear que al presidente y a la ministra de Defensa les habían espiado también el móvil allá por mayo y junio de 2021, en plena tensión con Marruecos. A alguien en Moncloa le pareció buena idea victimizarse y aparecer también como espiado, algo que no ha reconocido -¿a quién le gusta aparecer como vulnerable y saber que han fallado todos los cortafuegos de la seguridad del Gobierno?- ningún otro Gobierno occidental.
Una de las almas del Frankenstein, la morada, vio la oportunidad tantas veces deseada de cobrarse viejas afrentas con la ministra de Defensa y responsable directa del CNI. Margarita Robles –junto a Luis Planas, posiblemente los dos mayores enemigos de UP dentro del cuerpo recosido de este Gabinete- se ha enfrentado a Yolanda Díaz, a Irene Montero y a Pablo Iglesias. Y exigieron una y otra vez su cabeza mientras compañeros de Gabinete y de partido, como el ‘todopoderoso’ Félix Bolaños, miraba para otro lado.
Y si en el caso del espionaje a Aragonés, el curioso resultado político fue que Sánchez decidió apoyarse en él para que su Frankenstein echara a andar, en el del espionaje a los móviles del presidente fue un sorprendente giro político con el Sáhara, poniendo fin a décadas de la firme postura española. El Gobierno calla y no desvela quién asaltó el móvil de Sánchez y Robles, pero el resultado es la victoria de la postura marroquí en la antigua colonia.
Sánchez y su Frankenstein se mueren. Entre espionajes, choques entre sus distintas almas, enfrentamientos personales –de Sánchez con Aragonés, de Robles con Bolaños, de Díaz con Robles, de Díaz con Montero…- y votaciones salvadas in extremis gracias a nuevas concesiones a los ERC, Bildu, Podemos o a todos a la vez.
Sánchez y su Frankenstein
agonizan, pero ni el uno ni su criatura quieren darse definitivamente
por muertos. Intentarán seguir respirando y alargando la
agonía porque saben que unas elecciones ahora solo servirán
para certificar su defunción. Ambos seguirán
resistiendo con la intención de llegar al día
siguiente. Aunque a su alrededor, en esta España de espías,
crisis y pospandemia, no vuelva a crecer la hierba.