Recortes de Prensa  Sábado 27 Agosto 2022

JORNADA 185 DE LA INVASIÓN RUSA

Moscú bloquea un acuerdo para evitar más armas nucleares

Mientras que Rusia insiste en que las tropas ucranianas bombardean la región de Zaporiyia, el presidente Zelenski incidió en que Putin está poniendo al país y a todos los europeos "a un paso de un desastre radiológico"

El Confidencial. 27 Agosto 2022


Jornada 185 desde la invasión de Rusia a Ucrania. Rusia ha afirmado esta madrugada que el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP) no ha logrado encontrar un consenso por diversas objeciones relacionadas con la guerra en Ucrania y el conflicto alrededor de la central de Zaporiyia. Un representante ruso ha indicado que el principal problema es que la distancia entre las partes no se ha superado, de forma que "el consenso es poco razonable".


En paralelo, la compleja situación en torno a la central nuclear de Zaporiyia se recrudece. Mientras que Moscú insiste en que las tropas ucranianas están bombardeando la zona, el presidente Zelenski incidió en que Putin está poniendo al país y a todos los europeos "a un paso de un desastre radiológico". La situación de la central nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa, es "extremadamente peligrosa" y el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) está a la espera de que se pueda materializar una visita de sus expertos, pero, dada la situación con los dos contendientes, no descarta el riesgo de un accidente. "La instalación funciona, pero con dificultades, de forma que en las circunstancias actuales no se puede excluir el escenario de un accidente. Hay continuas interrupciones de la alimentación eléctrica, problemas con el combustible usado...", precisa. Mientras tanto, continúan los ataques rusos en la región, con un bombardeo que esta madrugada ha dejado al menos cinco fallecidos.


Las claves del momento:

El Kremlin bloquea la revisión del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares

Rusia quema 10 millones de euros al día del gas que podría enviar a Europa

La central de Zaporiyia ha vuelto a quedar conectada a la red eléctrica de Ucrania

El OIEA insiste en que espera ir "muy pronto" a Zaporiyia

Un incendio provoca la desconexión total de la red eléctrica de la central

Zelenski cree que está "a un paso del desastre radiológico"


08:21 — Polonia ha firmado la compra de casi 400 carros de combate y obuses a Corea del Sur, por las crecientes tensiones en el continente europeo frente a Rusia. Seúl prevé la entrega de 180 carros de combate K2 para 2025, junto con paquetes de formación, logística y munición. También proporcionará 212 obuses autopropulsados K9, de los cuales 24 se entregarán a lo largo de este año. Estos últimos sustituirán a las armas que Polonia donó a Ucrania.


08:15 — Rusia ha afirmado que el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP) no ha logrado encontrar un consenso por diversas objeciones relacionadas con la guerra en Ucrania y el conflicto alrededor de la central de Zaporiyia. El representante ruso, el subdirector del Departamento de No Proliferación y Control de Armas del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia Igor Vishnevetski, ha indicado que el principal problema es que la distancia entre las partes no se ha superado, de forma que "el consenso es poco razonable".


08:00 — Buenos días. Al menos cinco personas han fallecido por un bombardeo ruso en la aldea de Kamianka, en la región de Zaporiyia, en la parte sur de Ucrania. El dirigente de la región, Alexander Starukh, ha señalado que hay por el momento cinco muertos como consecuencia de los ataques rusos, mientras que puede haber más víctimas porque es probable que haya personas debajo de los escombros, ha explicado en su canal de Telegram.


Ucrania contra Rusia: una guerra por el derecho a existir que solo puede acabar con derrota o victoria

El periodista y ahora capital del Ejército ucraniano Victor Tregubov reconstruye la historia reciente de las relaciones con Rusia y cómo ha evolucionado el conflicto armado

VICTOR TREGUBOV. LR. 27 Agosto 2022


Parte 1. Guerra menor

En los últimos seis meses, el autor de estas líneas ha escuchado repetidamente de amigos europeos la pregunta: ¿cómo sobrevive tu país a esta terrible guerra? La pregunta siempre me cogía desprevenido. Simplemente porque en la mente de los ucranianos, esta guerra no es una cuestión de seis meses, sino de ocho años. Miren mi caso como ejemplo. Perdí mi casa en Crimea en 2014, y al año siguiente, 2015, pasé de repente de ser un hombre pacífico, un periodista que estudiaba filosofía y teología, a ser un oficial del ejército ucraniano. Por eso, al hablar de febrero de este año, en Ucrania no decimos “desde el comienzo de la guerra”, sino “con la invasión a gran escala”. La guerra comenzó hace mucho tiempo.


Siempre hemos tenido relaciones complejas con Rusia, desde que nos declaramos una nación independiente. Antes de la invasión a gran escala de Ucrania, Vladimir Putin publicó un artículo en el que esbozaba la versión rusa de su visión de la “cuestión ucraniana”. Según ella, no somos una nación independiente, sino sólo una rama perdida de los rusos, que se vio desnortada por la influencia occidental e ideó algunas peculiaridades nacionales. Según este enfoque, la propia existencia de Ucrania es el resultado de un intento de Occidente de debilitar al pueblo ruso.


Nuestra opinión es diferente, y se reduce al hecho de que existimos, somos una nación y queremos seguir nuestro propio camino. En 2003, el entonces presidente de Ucrania, Leonid Kuchma, publicó su libro “Ucrania no es Rusia”. En él no sólo describía la formación histórica de los ucranianos como pueblo separado, sino que también mencionaba las diferencias que hacen que nos resulte incómodo coexistir con los rusos en un solo Estado. En primer lugar, los ucranianos, individualistas y propietarios, no toleran la “mano dura” y la verticalidad rígida, y los rusos la consideran la mejor forma de sociedad. Este libro pretende explicar educadamente por qué nuestro país tiene derecho a su autodeterminación nacional.


Irónicamente, en Ucrania, Kuchma era considerado un presidente prorruso que llegó al poder con eslóganes sobre la necesidad de integración con Rusia. Pero incluso él se sorprendió al enfrentarse al rechazo de Rusia a la propia existencia de Ucrania, hasta el punto de responder con su libro. En su presidencia, justo en el año de la publicación del libro, se produjo el primer incidente, en el que los rusos atacaron el territorio ucraniano, intentando llevarse la isla fronteriza de Tuzla. Un movimiento de tropas frustró entonces el intento en la zona.


Al año siguiente, los rusos gastaron mucho dinero y esfuerzo para sustituir a Kuchma por el entonces prorruso Viktor Yanukovich. El Kremlin le asignó sus mejores tecnólogos políticos y un régimen de máxima asistencia, y su principal oponente, Viktor Yushchenko, estuvo a punto de morir envenenado. Pero Viktor Yanukovich perdió las elecciones. Un intento de utilizar el recurso administrativo para falsear los resultados electorales provocó disturbios masivos conocidos como la Revolución Naranja.


El segundo intento se produjo en 2010. La economía del país estaba dividida, las fuerzas democráticas estaban divididas y la falta de voluntad de la OTAN para aceptar la solicitud de adhesión de Ucrania debilitó el sentimiento prooccidental. Rusia, por el contrario, estaba en alza: el éxito de la invasión de Georgia y la débil respuesta de Occidente les animó e infundió la sensación de su invencibilidad. Esta vez, Yanukóvich logró convertirse en presidente.


Yanukóvich fue más cooperativo que Kuchma. Entre sus decisiones como presidente se encuentra la ampliación al máximo de la base de la Armada rusa en Sebastopol, el nombramiento de un ciudadano ruso como ministro de Defensa de Ucrania, llevando al Ejército ucraniano y a las fuerzas especiales al punto de no estar preparados para resistir de alguna manera a los rusos. Yanukóvich vio en estas medidas una oportunidad para conservar su poder durante años a costa del apoyo ruso. Irónicamente, ese fue el final de su carrera. El rechazo del tan esperado Acuerdo de Asociación con la UE provocó protestas estudiantiles. Yanukóvich, que temía ese tipo de discursos desde 2004, provocó su violenta represión con palizas masivas. En Ucrania es imposible hacerlo: los siguientes discursos han adquirido el carácter de un levantamiento civil conocido en el mundo como Euromaidán, y en Ucrania como la Revolución de la Dignidad.


Desde que terminó la Revolución de la Dignidad ha comenzado una nueva fase del enfrentamiento ucraniano-ruso: no política, sino militar. Si observan la medalla rusa “Por la devolución de Crimea”, verán en ella la fecha “20 de febrero”. Esta es la confesión: Los rusos realmente comenzaron a mover sus tropas a Crimea en esa fecha. Pero Yanukóvich todavía era presidente de Ucrania en esa fecha: Maidan ganó en tres días, el 23. Los rusos se dieron cuenta de que la silla bajo Yanukovich se tambaleaba y reaccionaron en previsión. Al darse cuenta de que su títere está perdiendo el poder, y sabedores de que durante un tiempo la cadena de mando del Ejército en Ucrania se desgarrará, lanzaron una operación para tomar parte del territorio de Ucrania. Cuando el poder cambió en Kiev, los soldados rusos sin marcas de identificación ya se paseaban por Crimea.


Sin embargo, Putin no admitió la presencia de sus tropas allí. Según él, eran unidades locales de autodefensa. Sonaba sorprendente, dado que iban vestidos de pies a cabeza con equipamiento ruso, y algunos tenían el característico aspecto mongoloide de los habitantes del Lejano Oriente ruso. Pero, ¿quién podría objetar? Los rusos han introducido a sus agencias en las estructuras de seguridad ucranianas, amenazando al nuevo gobierno ucraniano con la guerra. En ese momento, todas las subdivisiones con capacidad de combate del ejército ucraniano eran unas 3.000-4.000 personas, y todo el mundo comprendió que simplemente no podríamos resistir la guerra.


Unas semanas más tarde, el 16 de marzo, se celebró un “referéndum” en Crimea a expensas de las ametralladoras rusas. Sus papeletas contenían dos opciones: “la reunificación de Crimea con Rusia” y “el retorno de Crimea a la Constitución de 1992″ (independencia de facto en forma de autonomía dentro de Ucrania). La opción de “mantener el statu quo” ni siquiera se contempló. Según los resultados publicados, el 96,5% de los habitantes de Crimea votaron por la “reunificación”, algo puramente norcoreano, imposible incluso estadísticamente. Se repitió la situación del “referéndum sobre el Anschluss de Austria” de Hitler.


Sin embargo, esto no fue suficiente para el Kremlin. El 12 de abril, un grupo de rusos bajo la dirección del oficial del FSB Igor Girkin tomó edificios administrativos en las ciudades vecinas de la región ucraniana de Donetsk, Sloviansk y Kramatorsk. Aprovechando y aumentando los temores de las élites locales de que, tras la derrota de Yanukóvich, el nuevo poder se recuperaría sobre ellos, matando a ciudadanos proucranianos y a políticos locales, y transfiriendo armas y combatientes al este de Ucrania, los rusos intentaron provocar una guerra civil en Ucrania. En los planes de los analistas políticos rusos ya se ha dibujado la “Novorossiya”, un enclave prorruso en una buena mitad del territorio de Ucrania, que la aisló del mar y la convirtió en una pequeña potencia desgarrada, siguiendo el modelo de Bosnia y Herzegovina.


Sin embargo, los ucranianos lograron obrar un milagro. Gracias a un gran flujo de voluntarios, Ucrania restauró parcialmente la capacidad de combate de su ejército y desalojó a las tropas separatistas rusas del Donbás. Los rusos trataron de contrarrestar utilizando la transferencia de nuevos equipos y el impune bombardeo de las fuerzas ucranianas a través de la frontera. La página trágica de 2014 fue el derribo de un avión de pasajeros malasio con ciudadanos holandeses a bordo. En agosto de 2014, los ucranianos estaban cerca de recuperar el control total del Donbás. Los rusos fueron a por todas e introdujeron en Donbá unidades regulares, habiendo hecho retroceder a las tropas ucranianas. El resultado fue el acuerdo de Minsk, un alto el fuego temporal y no duradero.


Los siguientes siete años fueron escaramuzas, bombardeos y pujas diplomáticas. Los rusos trataron de obligar a Ucrania a cumplir los acuerdos de Minsk, tal y como ellos los veían: el Donbás se convertiría de iure en una amplia autonomía dentro de Ucrania y de facto en un enclave ruso en ella. Ucrania insistió en que cualquier cambio en el estatus político de Donbás sólo sería posible tras la retirada de las tropas rusas de su territorio y el restablecimiento del control sobre la frontera. Ambos países se estaban preparando para una nueva guerra: Ucrania reconstruía su ejército y buscaba aliados, y Rusia abastecía de armas a Donbás y Crimea y se preparaba para un gran combate.


Y la gran guerra comenzó justo a tiempo para el aniversario de la victoria del Euromaidán: el 24 de febrero de 2022.


Parte 2. La gran guerra

El 24 de febrero cambió la vida de todos los ucranianos.


En nuestras mentes -como en las de muchos europeos- vivía el mito del poder irresistible del ejército ruso. Por supuesto, la experiencia de los años anteriores lo ha hecho tambalear, pero en esa fase de la guerra, la Federación Rusa utilizó sólo una parte de sus fuerzas, confiando más en los métodos “híbridos”. Esta vez nos atacaron con todo, habiendo anunciado previamente que tenemos la intención de acabar con Ucrania como un proyecto geopolítico. El artículo de Putin no dejó ninguna lectura alternativa, la ocupación estaba prevista. La mayoría de los analistas internacionales nos dieron desde unas horas hasta unas semanas. Pero ya había una desesperación estoica en los corazones de millones de ucranianos: teníamos que luchar, aunque fuera nuestro último momento.


Nos salvó el hecho de que los rusos sobrestimaron mucho sus fuerzas. Incluso una semana antes de la invasión, al autor de estas líneas le preguntaron si era posible invadir el territorio de Bielorrusia para intentar ocupar Kiev. Muy poco posible, dije. Los rusos tendrán que avanzar a través de los bosques contaminados por la radiación de Chernobyl para apoyarse en Kiev, una poderosa ciudadela natural cuyo asalto sería una pesadilla para cualquier jefe militar en su sano juicio.


Sus tropas se movieron como si no esperaran ninguna resistencia: marchando en columnas. Su fuerza aerotransportada bajo la ciudad estaba mal cubierta y, tras el aterrizaje, fue destruida, incluso no por las tropas regulares, sino por la Guardia Nacional, que en Ucrania desempeña un papel policial más paramilitar. En el norte, se dirigieron a Kyiv, en el este, a Jarkiv y Chernihiv. Tuvieron éxito en el sur, donde una semana después de la invasión consiguieron entrar en Jerson y rodear Mariupol. Sin embargo, el plan de la blitzkrieg fracasó: las partes principales, que debían tomar la capital, se empantanaron.


Aquí se reveló la debilidad del método de guerra soviético heredado por Rusia. Su control está muy centralizado: las operaciones, incluso a nivel táctico, implicaban la aprobación de generales alejados del frente. En los años anteriores a la guerra, Ucrania había adoptado las tácticas occidentales de pequeños grupos, en los que se daba la iniciativa al mando local. Como resultado, los poderosos grupos de tropas rusas en el norte de Ucrania resultaron ser algo así como un oso rodeado por una manada de lobos: con toda su masa, no tuvo tiempo de combatir a los atacantes por todos lados. En este punto, Occidente nos ayudó por primera vez: los tanques rusos eran vulnerables a los misiles Javelin y NLAW, y los helicópteros rusos, frente a Stinger. Por desgracia, el factor sorpresa no funcionó - la aviación ucraniana, la defensa aérea y los centros de mando lograron escapar del primer ataque de los misiles de largo alcance. Los edificios de las dos unidades en las que serví fueron sistemáticamente destruidos por los “Kaliber”, pero con un mínimo de bajas - la mayoría de mis compañeros no estaban allí en ese momento.


Marzo fue un mes de confrontación desesperada. Los rusos esperaban que todo fuera como en Crimea en 2014, cuando las incapaces unidades ucranianas prefirieron las negociaciones sobre el terreno en lugar de la resistencia activa. En lugar de ello, les tocó una guerra en toda regla contra un adversario no demasiado inferior en cantidad y calidad, e incluso superior en táctica. Cientos de miles de ucranianos se apresuraron a alistarse en el ejército y formaron bajo él unidades de voluntarios para prestar ayuda.


Los rusos se vieron obligados a revisar el plan de la operación a principios de abril. Sus tropas se retiraron de todo el norte de Ucrania, concentrando sus esfuerzos en el este, en las regiones de Donetsk y Luhansk. Cambiaron por completo la táctica: ya no intentaron avanzar en columnas, y poco a poco fueron derribando la artillería de las posiciones ucranianas, avanzando un par de cientos de metros al día, como en los años de la Primera Guerra Mundial. En esos mismos días, el mundo se enteró de la tragedia de Bucha y las ciudades vecinas: al retirarse a toda prisa, los rusos no tuvieron tiempo de cubrir sus huellas y dejaron atrás un montón de cadáveres de civiles torturados.


Ucrania se encontró en una posición vulnerable. A pesar del heroísmo de muchos soldados, no podíamos enfrentarnos a los rusos en este tipo de guerra simplemente por la falta de equipo y munición. Diez descargas de artillería rusa suponían una por parte de Ucrania, y diez salidas aéreas rusas por una de las nuestras. Peor aún, los rusos fueron capaces de poner en marcha la producción en masa de drones baratos, que ajustaban el fuego de su artillería. El Kremlin cubrió sus pérdidas movilizando a los habitantes del “interior” de Rusia, incluyendo el Cáucaso y el Lejano Oriente. Los habitantes de las aldeas rusas, que luchan por llegar a fin de mes, aprovecharon el servicio militar como una oportunidad, por primera vez en su vida, de ganar algo de dinero real, de ver el mundo fuera de su aldea y de ganarse algo de respeto. Esto ha dado sus frutos. En abril, los rusos simplemente borraron de la faz de la tierra varias ciudades de la región de Donetsk. A finales de mayo, cayó la sitiada Mariupol. Su captura costó grandes sacrificios a los rusos, pero en parte “suavizaron” su efecto simplemente porque los ucranianos, movilizados en los territorios ocupados de Donbás en 2014, estaban en primera línea.


Por eso la ayuda occidental se ha convertido en algo fundamental para Ucrania. No podíamos competir con los rusos en número, así que teníamos que empezar a luchar con calidad. Necesitábamos artillería de largo alcance y precisa: aunque fuera diez veces más pequeña que los viejos cañones soviéticos del enemigo, si golpeaba más lejos y con más precisión, podríamos atacarles sin toparnos con el fuego de respuesta. En tercer lugar, necesitábamos misiles balísticos y antirradar pesados para suprimir sus defensas aéreas. Por último, por supuesto, teníamos nuestras propias reservas, que a veces se utilizaban con una eficacia inesperada -por ejemplo, a mediados de abril, conseguimos destruir el buque insignia de la Flota rusa del Mar Negro, y a finales de junio expulsamos a los rusos de la isla de Zmeyny, de gran importancia estratégica. Pero no eran suficientes.


Las armas occidentales nos salvaron de la muerte. En contra de los temores iniciales, los soldados ucranianos dominaron su uso “desde las ruedas”. La introducción de la artillería de largo alcance (M777, M109, PzH 2000, Rab, Caesar, Zuzana) y los sistemas de cohetes de lanzamiento múltiple (HIMARS, MLRS) cambiaron drásticamente el equilibrio de fuerzas. Aunque su número es varias veces inferior al de los rusos (compárense 16 HIMARS en el armamento de Ucrania y 140 Iskanders en el de la Federación Rusa), las Fuerzas Armadas de Ucrania los utilizan con mucha más eficacia que los rusos, sus homólogos. Como resultado, tras la captura de Severodonetsk a finales de junio, la ofensiva rusa se paralizó finalmente. La línea de demarcación ha cambiado poco en los últimos dos meses.


Ahora nos enfrentamos a una nueva fase de la guerra. Los rusos ya no pueden limitarse a retirarse: esto supondría una enorme derrota geopolítica para ellos, tras la cual ya no podrían reclamar el estatus de gran potencia. Por otro lado, Ucrania no puede aceptar que la tragedia de Bucha se repita en los territorios ocupados de la misma región de Jerson. Ninguna de las partes está contenta con el statu quo, lo que significa que no hay solución diplomática.


Para nosotros, se trata de la supervivencia como nación. Para Rusia, se trata de un neoimperio. No descansarán hasta acabar con Ucrania como Estado independiente y nosotros no descanseremos hasta que liberemos nuestros territorios y a nuestro pueblo. La liberación de los territorios ocupados, el Jerson, será una tarea difícil, pero no tenemos otra opción.


No somos gente guerrera y no queremos luchar. Sólo nos damos cuenta de que nuestro enemigo no nos dejará en paz, que acabar con nuestra existencia es demasiado importante para él. También sabemos que cualquier compromiso que utilice es sólo un respiro, y la esperanza de que un tiburón se desenganche si dejas que te muerda la mano, es demasiado ingenua. A la ocupación de Crimea le siguió la invasión del Donbás y la invasión del Donbás, la ofensiva sobre Kiev. En esta guerra no hay regateo, sólo puede haber derrota o victoria.


Haremos todo lo posible por sobrevivir y ganar. La ausencia de ayuda occidental no nos obligará a rendirnos, pero su presencia puede ayudarnos a ganar. Esperamos que la ayuda de los socios extranjeros -en primer lugar, Estados Unidos y los países de la UE- nos permita expulsar al ocupante de nuestra tierra y restablecer el derecho internacional que ha violado. Por ahora, nos ha ayudado a detener el avance del enemigo. Ha llegado el momento de ayudarnos a sacarlo de nuestro suelo.


Victor Tregubov es un columnista ucraniano, bloguero y antiguo redactor jefe del medio de comunicación “Petr Mazepa”. Capitán de las Fuerzas Armadas de Ucrania, especialista en análisis informativo. Periodista ucraniano y activista político liberal.


Se evita un desastre nuclear en la planta de Zaporiyia en el último momento

Redacción Estrella. 27 Agosto 2022


Se habría evitado un desastre nuclear en la planta de Zaporiyia, la más grande de Europa, en el último momento. Sucedió este jueves cuando la central ocupada por Rusia, fue desconectada de la red eléctrica de Ucrania. Así lo ha afirmado, el presidente Volodomir Zelenski.


Solo gracias a la electricidad de respaldo que se activó después, la planta pudo operar de manera segura. Al parecer los incendios habrían dañado anteriormente las líneas eléctricas superiores, cortando el suministro de energía.


“Si los generadores diésel no se hubieran encendido, la automatización y nuestro personal de la planta no hubieran reaccionado a tiempo después del apagón, entonces estaríamos ante un desastre nuclear”, advirtió Zelenski.


Las plantas nucleares utilizan una serie de sistemas auxiliares de seguridad, como generadores diésel y conexiones a la red externa, para mantener fríos los reactores. Si esos sistemas fallaran, el reactor nuclear se calentaría rápidamente y provocaría una fusión nuclear.


El daño causado por los incendios de los ataques entre tropas rudas y ucranianas había interferido en la electricidad generada por el reactor, cortando temporalmente la central de la red nacional por primera vez en su historia.


Los otros cuatro reactores de Zaporiyia han estado fuera de servicio durante la mayor parte de la guerra. Las imágenes del satélite tomadas el miércoles mostraron un extenso incendio en las inmediaciones del complejo nuclear.


Los niveles de radiación en las cercanías se mantuvieron normales a pesar del incidente. Normalmente, la planta nuclear suministra una quinta parte de la electricidad total de Ucrania, por lo que su continua desconexión de la red nacional plantearía serios desafíos para el país.


El Kremlin ha señalado que permitirá que los inspectores internacionales visiten el complejo, pero hasta que eso suceda es difícil verificar lo que sucede en el terreno.


«Casi todos los días hay un nuevo incidente en la planta de energía nuclear o cerca de ella. No podemos permitirnos el lujo de perder más tiempo», declaró el director general de la OIEA, Rafael Grossi.


El alcalde de Enerhodar, que se encuentra junto a la planta nuclear, afirmó este jueves que la ciudad no tenía electricidad ni agua. También hubo cortes de energía en las ciudades ocupadas por Rusia de Melitopol y Kherson.


Sánchez bate todos los récords: dispara a máximos históricos el empobrecimiento de los españoles

Magnitudes como el gasto, la deuda, la pérdida de salarios o las subidas de precios a las familias reflejan los peores datos de la historia.

Luis F. Quintero. libertad digital. 27 Agosto 2022


El Gobierno, principal responsable de la situación económica que vive España, acostumbra a sacarse la responsabilidad de encima y culpara a cualquiera. Ahora, la guerra de Putin en Ucrania y el cambio climático son los principales culpables de los problemas económicos que sufrimos los españoles.


Además, el Gobierno ha protagonizado este verano un cambio de discurso evidente. Ha pasado de presumir de tener la economía más pujante de la UE, con el crecimiento económico más fuerte y robusto de los países desarrollados a anunciar nubarrones y pronosticar uno de los inviernos más duros que se recuerdan en España. Los satélites mediáticos de Moncloa ya habían deslizado esta idea que confirmaba este mismo miércoles la ministra de Defensa, Margarita Robles quien ni corta ni perezosa afirmaba:


"Creo que no somos muy conscientes de que el invierno va a ser durísimo, Putin yaa lo está haciendo, pero va a usar los cortes de suministro de gas. En este momento Putin no puede ganar esta batalla y nos tenemos que preparar".


La vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica Teresa Ribera hace oídos sordos a estas declaraciones y descarta cortes de suministro este invierno, mientras presume de decreto de medidas de apoyo, Un decreto que tal y como hemos glosado en Libre Mercado, es un auténtico despropósito.


Pero lo que no quiere reconocer el Ejecutivo, con actuaciones especialmente dramáticas como la del ministro José Luis Escrivá tratando de convencernos de que la destrucción de empleo de julio y agosto son unos muy buenos datos para España, es que los indicadores hablan abiertamente de crisis económica que se puede traducir en una recesión a final del año. La Airef pronostica que el tercer trimestre el PIB caerá, lo que adelanta esa recesión a 2022.


Lo cierto es que el Gobierno está haciendo historia, pero para mal y en multitud de indicadores que dibujan un horizonte negro para los intereses de los sufridos bolsillos de los españoles.


Los palos de hockey

La comparación de gráficas con palos de hockey se hizo muy popular cuando estalló el clima-gate, que demostró la falsedad de las gráficas con las que el panel de cambio climático de la ONU justificaba sus políticas de ayudas, créditos verdes y sanciones. Eran gráficas de líneas en las que se una línea horizontal llegaba a un punto en que se disparaba hacia arriba en vertical dibujando una figura similar a los palos de hockey.


Pues bien, esta es la figura que están mostrando numerosos indicadores en nuestro país, al punto de alcanzar cotas no vistas en sus propias series históricas.


Precios en niveles históricamente altos

España ya es el país en el que su población se empobrece a mayor ritmo de toda la Unión Europea, soportando las tasas de inflación más altas del viejo continente. El IPC del mes de julio ascendió al 10,8%, el más alto desde 1984. Esto quiere decir que el poder adquisitivo de los españoles ha caído en la misma medida. Somos casi un 11% más pobres que hace un año.


Pero si desagregamos el dato y miramos las partidas que más nos afectan en el día a día a los ciudadanos, el problema es aún mayor y empezamos a ver máximos de todas las series históricas. Es el caso del precio de los alimentos, cuya subida es del 13,9%. Aquí vemos el primero de los palos de hockey que ofrece el análisis de nuestra economía.


Esta subida de precios está detrás de los informes que señalan que los españoles consumimos un 13% menos de carne, pescado u hortalizas, algo de lo que se ha felicitado el Ministerio de Agricultura porque ahora los españoles tiran menos desperdicios a la basura.


Si continuamos repasando los gastos que tienen que asumir las familias españolas, además de la cesta de la compra, está el precio de los consumos del hogar, el gas, la electricidad y otros combustibles, que llevan un incremento interanual del 50%.


Si observamos el gráfico, llevamos en máximos prácticamente todo el año, registrándose el mayor pico el pasado mes de marzo, cuando estos consumos subían cerca del 90% para los hogares. Observando la gráfica quizá la ministra Ribera entendería que la reducción del consumo de energía que se ha registrado este año respecto al año pasado (datos de REE para los primeros seis meses de 2022), se deba precisamente al brutal incremento de precios de la luz o el gas, más que a la aprobación de un decreto energético en el que se limita por ley la temperatura de los centros comerciales o las horas a las que se han de apagar los escaparates de los centros comerciales.


Pero es que el mantenimiento del hogar entraña otros gastos que también están disparados. Han subido casi un 7% respecto al año pasado, una subida interanual que, de nuevo, es la más alta de la serie histórica, protagonizando otro "palo de hockey" de los precios en España.


Para terminar el capítulo de precios, tenemos que reseñar uno de los indicadores que más preocupan, por su inevitable traslación al IPC. Hablamos del IPRI, el índice de precios industriales que lleva desde el pasado mes de febrero por encima del 40%, nivel en el que se ha colocado este mes de agosto, según ha adelantado esta semana el INE. Los precios industriales llegaron a rozar las subidas interanuales del 50% en el mes de marzo.


Tal y como ya explicó Libertad Digital, este indicador es muy peligroso en tanto en cuanto mide el encarecimiento de costes que sufre la industria que se dedica a elaborar los bienes y servicios que todos consumimos. Detrás de este encarecimiento está la fuerte reducción de consumo de gas por parte de la industria española y también el aluvión de concursos de acreedores que se espera a partir de este otoño, una vez finalizada la moratoria concursal.


El nivel de los precios industriales dobla el nivel más aalto registrado hasta la fecha en 1977 cuando alcanzó el 23%, En aquellos años el IPC llegó a superar el 25%. Además, existen estudios que analizan cómo se traslada el IPRI al IPC en un margen de unos pocos meses.


Empleo

Otro de los indicadores que está marcando un hito histórico es el del empleo. Pese a los enormes esfuerzos del ministro José Luis Escrivá por escurrir el bulto y tratar de evitar enfrentar el problema de cara, el mercado de trabajo está dando evidentes muestras de agotamiento. Que el mes de julio se destruyera empleo neto en España (7.366 afiliados menos respecto a junio) por primera vez en la historia, es un antecedente de muy difícil maquillaje. Pues bien, inasequible al desaliento, Escrivá ha llegado a inventarse una nueva estadística para presumir de buenos datos de empleo.


Tanto es así, que el propio ministro Escrivá recientemente ha llegado a afirmar que el hecho de que en España se vayan a destruir 180.000 puestos de trabajo durante el mes de agosto es unahttps://www.libremercado.com/2022-05-02/los-salarios-reales-se-desangran-en-espana-cuatro-mas-que-tras-la-crisis-subprime-6892824/ buena noticia. Según su argumento, lo era porque no se destruirían los 200.000 habituales del mes de agosto.


Pérdida de salarios reales

Otro de los indicadores que se encuentra en máximos históricos es el de la pérdida de salarios reales. Un indicador que trata de medir el efecto de la inflación sobre el poder adquisitivo de los españoles comparándolo con los pactos de subidas salariales en los convenios colectivos.


Pues bien, con una inflación cercana al 11%, la pérdida de salarios reales roza el 9%, constituyendo una anomalía histórica solo comparable con el tardofranquismo, cuando la inflación superó el 20%.


Gasto público

Quien no se está privando de nada es el Gobierno que, gracias a la inflación, está multiplicando su recaudación a través de la agencia tributaria y, al mismo tiempo, está multiplicando el gasto público. Éste se encuentra en máximos de toda la serie histórica. El último año completo, 2021, se registró un gasto público del 50% del PIB, superando los 609.000 millones de euros.


Además, como bien apunta José María Rotellar en sus análisis en Libre Mercado, el incremento del gasto del Ejecutivo durante estos años de Gobierno nada tiene que ver con medidas coyunturales fruto de las dificultades derivadas de la pandemia en 2020, sino que son decisiones de gasto que quedan adheridas a la estructura de gato, en virtud de aumentos del salario mínimo, aprobación de ingresos mínimos vitales, promesa de indexación al IPC de pensiones y sueldos de los funcionarios, etc. Esto hace que en el momento en que sea necesario soltar lastre la posibilidad del Gobierno será menor.


Deuda pública y deuda de la Seguridad Social

Las últimas gráficas que muestran una evolución histórica es el de la deuda pública y la deuda de la seguridad social, con auténticos palos de hockey. Con el añadido de que la deuda pública tiene una estadística engañosa en este caso, que es la que vincula el volumen de deuda al PIB ya que podríamos pensar que al pasar del 118% del PIB al 117% en el último registro es porque se ha reducido la deuda. Nada más lejos de la realidad. Nos acercamos peligrosamente a tener una deuda de 1,5 billones de euros.


La deuda es un problema de primer orden para una economía con los problemas que tiene España por muchos motivos. Quizá el más perentorio o inmediato es la forma en la que esta deuda presiona al alza la inflación (tenemos la subida de precios más salvaje de toda la UE), sino que además, se traduce en la necesidad de mayor recaudación por parte del Estado y más peso sobre el hombro de los contribuyentes españoles, que ya, de por si, están en una situación límite.


En junio de 2022 la deuda pública se situó en 1.475.392,42 millones de euros, lo que supone una variación de 11.058,72 millones de euros en comparación con el mes anterior, según datos y la estadística del Banco de España. La deuda pública cerró 2018 en 1.173.107 millones de euros, frente a los 384.661 millones de euros antes de la crisis en 2007.


Y el último palo de hockey: la deuda de la seguridad social. Actualmente en 99.183 millones, cuando en 1994 era de 7.267 millones y en 2017, 17.172.


Con esta colección de indicadores no es de extrañar que la Airef haya adelantado a este año la recesión.


La complacencia con el Gobierno

AMANDO DE MIGUEL. libertad digital. 27 Agosto 2022

La percepción colectiva es un mecanismo psicológico que se aplica en múltiples ocasiones. La más general es que "vemos lo que, previamente, queremos ver o nos interesa que así sea". El error de percepción lo asumimos con gusto porque la tranquilidad es lo que priva. En el caso de a vida política actual, es fácil colegir que, si uno despliega el espíritu crítico, verá que la realidad le da la razón. Empero, el sesgo contrario es el que se halla mucho más extendido en la población.


Un Gobierno como el español actual contiene trazas autoritarias por gusto o por azar. Acabo de oír a un gerifalte ecologista: "No es que haya sequía, sino que consumimos mucha agua". O también, la última medida ecologista: colocar videocámaras en los mataderos para observar si los animales sufren. Por si fuera poco, en los casos de violencia doméstica, chitón si se ejerce contra mujeres inmigrantes. Parecen tonterías, pero, una mayoría de españoles del común se identifica con la ideología dizque progresista de los gobernantes. Por ejemplo, admiten todas las subidas de los impuestos con el argumento de que, así, se atiende mejor el Estado del Bienestar. Realmente, es el bienestar del Estado. Incluso, el vecindario no politizado reconoce que la subida de los salarios o las pensiones está bien que vaya por debajo del alza de los precios, para, así, controlar la inflación. Es un donoso argumento, que se ha utilizado, con éxito, tanto por el franquismo como en la democracia.


Se podría pensar que ese efecto de la complacencia con el Gobierno (después de todo, socialista) se produce más en las llamadas clases trabajadoras, quizá, por ignorancia que por otra cosa. Nada de eso. Se trata, más bien, de una reacción de ciertos estratos del censo bastante instruidos y, cómodamente instalados. No hay disonancia en tal identificación. Los miembros del Gobierno y la inmensa camarilla de "asesores" o similares se extrae de las clases acomodadas, más funcionariales que empresariales. Lo curioso es que esa misma correspondencia se da en la hueste de los dirigentes del PP. Por tanto, no estamos ante una extravagancia de la clase política, si se puede decir así, pues se trata de un término fascista.


La conclusión de este diagnóstico es que, haga lo que haga el Gobierno, siempre, tendrá una gran masa de eventuales votantes. Con unas migajas de propaganda y repartiendo ayudas, subvenciones, descuentos, bonos, y demás arbitrios y arbitrariedades, el Gobierno tiene asegurada su continuidad en los próximos comicios. La clave está en que se acepte la sistemática subida de los impuestos. Eso es lo que da poder. Lo que digan las encuestas es lo de menos.


Claro que el aguante de los españoles ante los desmanes del Gobierno tiene su límite. Dicho de otra forma, el Gobierno no pierde legitimidad, pero, se desmorona por falta de eficiencia. Resulta sarcástico que el presidente del Gobierno, por primera vez en la historia de la España contemporánea, sea doctor en Economía. Bien podría haberlo sido en Física cuántica. El resultado habría sido el mismo; la incompetencia ante la hecatombe económica que se nos echa encima. No quiero pensar que podamos volver a las cartillas de racionamiento (ahora, digitales), a los cortes diarios de agua y electricidad, pero en la historia casi todo se repite. No todo es progreso lineal. La población española asistirá a la penosa comprobación de que habrá menos nacimientos que óbitos, menos niños que mascotas, más inmigrantes ilegales que legales.


Cómo crear un chiringuito en siete pasos

Lambán deja a España sin 600 millones por politizar los Juegos de Invierno

AGUSTÍN GARCÍA. Okdiario. 27 Agosto 2022


¡Hola, amigos de youtube! Me llamo Javier Lambán y en este tutorial les vamos a enseñar cómo hacer un chiringuito. Verán qué fácil y divertido.

Lo primero es buscar una excusa. Para ello, no hace falta que sirva de algo, basta una causa de moda. Yo he elegido hacer un museo de la Guerra Civil con un jardín memorial. Lo segundo, será hacerlo donde hay algo (votos por ejemplo) que ganar. Por eso he elegido Teruel como sede del nuevo chiringuito. ¿Cómo ha podido vivir España sin un museo sobre la Guerra Civil? En Teruel solucionaremos este déficit democrático.


Teniendo la idea y el sitio, lo tercero será buscar dinero público, ese que dicen que no es de nadie. Para nuestro chiringuito necesitamos tres millones de euros y lo mejor es buscar algún fondo cofinanciado con Europa o con el Estado, de esos que parece que te invitan, que son un chollo que se paga solo. Yo los cogeré del FITE (Fondo de Inversiones de Teruel), que financia al 50% el Estado y la comunidad autónoma. Rápido e indoloro.


Lo cuarto es que parezca que con eso ya está. Si algún aguafiestas pregunta por cuánto costará mantener en el futuro esta gran e indispensable iniciativa, hay que decirle que se autofinanciará y cambiar de tema. No se le ocurra advertir de que puede suponer un 10% del coste de construcción; es decir, que habrá que gastar 300.000 € cada año en mantener el chiringuito. ¿O es que no saben que los políticos estamos de paso y resolvemos problemas actuales, aunque sea creando problemas futuros? Estos ya los resolverán otros. Que arreé el que venga.


También puede añadir que el chiringuito generará mucho empleo, que siempre queda bien, aunque sólo sea el de amiguetes. Por eso, lo quinto es ir buscando algunos enchufados para dirigir y gestionar el museo. Cualquiera vale, y en unos años se les funcionariza y chimpún. Lo sexto será inaugurarlo en año electoral. Yo he previsto acabar este museo en 2023. ¡Qué casualidad!


Y con esto, ya tendremos nuestro nuevo chiringuito. Aunque queda un último paso: si en el futuro hay algún facha que le da por decir que no hemos aprendido nada de los aeropuertos sin aviones y cuestiona las bondades de esta iniciativa, siempre se puede encargar algún estudio a otro chiringuito de la familia de los observatorios, o a algún grupo universitario bien subvencionado para que concluyan aquello de que «el impacto socioeconómico ha sido extraordinario en su área de influencia» y todos nos lo creamos.


Gracias amigos de youtube. Hasta aquí nuestro tutorial, en el que hemos hecho un nuevo chiringuito gracias a tu dinero gestionado por PSOE S.A.. Si te ha gustado dale a like, es decir, vótanos en las próximas elecciones y haremos muchos más.


PD: Esta historia está basada en hechos reales (ver aquí).

https://www.europapress.es/aragon/noticia-salen-licitacion-obras-primera-fase-museo-guerra-civil-teruel-20220825153348.html


******************* Sección "bilingüe" ***********************


Un náufrago a la deriva

JIMMY GIMÉNEZ-ARNAU. Okdiario. 27 Agosto 2022


Una realidad difícil de creer, porque no es fácil de aceptar, es la que nos ha impuesto este Gobierno de desquiciados. Nunca tan pocos se pusieron de acuerdo para hundir a España. Da la impresión de que falsean las leyes para complicarnos la vida. No saben gobernar una nación, les queda grande. Prefieren maquetas chicas del tipo de la república maléfica de Maduro. Ese es el espejo en el que se miran y el que colma sus sucios sueños. Planean prescindir del Rey para coronar a Sánchez emperador de las tribus disolutas. Pero los sondeos aguan la fiesta: vaticinan que el centroderecha va a mandar al limbo el engranaje socialcomunista y que sus caciques acabarán mendigando votos a pie de urna. ¡Ciao, Ciao, mangantes! ¡Adiós, presidente de paja, que no haces más que mentir!


La fama del déspota crece en el exterior -porque él lo dice- ya que nadie le presta la más mínima atención. Lo ven tal cual es: un tarugo que sólo sabe sonreír y cuyo Gobierno, compuesto por peligrosos marxistas, proetarras y catanazis, no aporta nada al progreso de Europa, ni a la buena imagen de la UE. Así que el ególatra no se tire faroles, que apenas es un náufrago a la deriva abrazado a su balsa. Sus días de gloria absurda se esfuman. Perdió su credibilidad, si alguna vez la tuvo. Nadie le cree y todos le abuchean. Es el ser más odiado en España. Algo bastante lógico, después de haber empobrecido si no arruinado a la gente, a costa de enriquecer a sus avaros socios, para que pueda levitar en Moncloa.


Ahora ha reconvertido a sus ineptas e inútiles ministras en guerrilleras feroces, con la exclusiva consigna de calumniar y desprestigiar a Feijóo, Ayuso y Abascal. Los avances del centroderecha en las encuestas y la inquina de la población tienen al sátrapa 100% histérico. Está fuera de sí porque va a perder el disfrute de los palacios reales y de los vuelos en Falcon y Super Puma. Su egolatría y sus muchos abusos se acaban. Tendrá que solicitar refugio en las oscuras saunas gays de su suegro. Qué fabuloso porvenir para tan indigno mandatario. La vida es dura y no perdona traiciones. Quien traiciona a España, recibe castigo. Millones de votos de la oposición mandarán en vuelo regular -ida sin vuelta, a las antípodas- a este farsante, a que baile un lindo joropo con su amigo del alma, el dictador bolivariano.



Desde aquella moción de censura que le instaló en el poder, el maniquí ha dejado clara su incapacidad para gobernar. Por eso echa mano del decreto ley, un instrumento que le excita y usa cuando le da la gana, sin cortarse un pelo. Ya lleva 48 decretazos… en lo que va de legislatura. Los amigos de las estadísticas afirman que supera los 126, habiendo establecido un récord. Su legión de 383 asesores le da muy malos consejos a precio muy alto. Tendría que despedirlos a todos. Pero como de este Gobierno se puede esperar cualquier cosa, les subirán el sueldo. Gastar por gastar, es un vicio que no inquieta a Sánchez. Si ha aprobado 42 subidas de impuestos y ha multiplicado por 9 el aumento de la recaudación fiscal, tiene pasta para hacer lo que le dé la gana, que es lo que hace, aunque esa pasta salga de lo que le quita a las familias y a todos los españoles. No olvidemos que este náufrago a la deriva sobrevive gracias al esfuerzo que hace la nación.


Marlaska a Nueva York y sin las víctimas del terrorismo

MIKEL BUESA. libertad digital. 27 Agosto 2022

El ministro del Interior, Grande Marlaska, se va dentro de unos días a Nueva York para participar en el Congreso Global que ha convocado Naciones Unidas con el lema Avanzando en los derechos y necesidades de las víctimas del terrorismo. Es curioso que, en la delegación española, no viaja ningún dirigente de las múltiples asociaciones de víctimas que hay en España. De hecho, tanto la AVT como Dignidad y Justicia se han quejado ya porque, dicen, "las asociaciones hemos sido ignoradas".


En esa delegación, acompañan al ministro Tomás Caballero, que preside la Fundación Víctimas del Terrorismo, y la periodista Vera de Benito, que sólo se representa a sí misma, aunque desde Interior se insiste en que se trata de una víctima del 11-M, pues su padre fue asesinado por Al Qaeda en el atentado de Atocha. Los tres forman el panel que va a intervenir en las sesiones del congreso, donde también asistirán la directora general de Víctimas del Terrorismo, Montserrat Torija, y el director del Centro Memorial de Vitoria, Florencio Domínguez. O sea, todos funcionarios menos la periodista.


Aclaremos esto. La Fundación VT, en contra de los que muchos creen y de la idea que suele difundir el Ministerio del Interior, no es una asociación de víctimas, sino una entidad pública que depende en todo, incluyendo el nombramiento de su presidente, de ese ministerio. Por eso, Tomás Caballero, hijo de un asesinado por ETA, no representa a ninguna víctima en concreto y menos aún a las asociaciones de éstas como dice Marlaska. Añado que, desde que Maite Pagazaurtundúa, mujer independiente y no manipulable, fue relevada en la presidencia de esa Fundación, todos sus sucesores se han comportado básicamente como correveidiles del ministro que les nombró. Y si los lectores quieren una prueba de ello en el caso de Caballero, les recomiendo que repasen el melifluo discurso que pronunció en el último Concierto de la Orquesta de RTVE en homenaje a las víctimas que se celebró en el Auditorio Nacional de Madrid, donde incluso un espectador, víctima de ETA, se vio obligado a corregir en voz alta alguna de sus palabras.


Pero vayamos con la otra víctima, Vera de Benito, que se representa a sí misma, pero que el ministro Marlaska quiere hacerla aparecer como portavoz de las víctimas del terrorismo yihadista. Al hacerlo, Marlaska reincide en esa distinción tan querida para la izquierda entre las víctimas de ETA y las del 11-M. Las primeras, serían el elemento molesto para el gobierno —éste y alguno anterior— porque no quieren reconocer que ETA se acabó y que lo que ahora procede es el perdón, la reconciliación y la vuelta a la actividad política del nacionalismo radical. Es decir, el aquí paz y después gloria con el que se justifican los traslados de presos, los terceros grados y, pronto, el regreso sin mácula de los etarras que se exiliaron. Por cierto, en apoyo de esta línea interpretativa, la delegación ministerial se va a llevar a Nueva York la película Maixabel, que como todo el mundo sabe muestra una política fracasada con respecto a los presos de ETA que promovió inicialmente Jorge Fernández Díaz, del PP, siguiendo la estela que le marcaron sus predecesoras socialistas, Alfredo Pérez Rubalcaba y Antonio Camacho. Pero entremos en las segundas, las del yihadismo, porque según la versión socialista de los acontecimientos de los que fueron víctimas, éstos habrían estado causados por la política belicista del PP. Ya lo dijo Rodríguez Zapatero en 2003, cuando los atentados de Casablanca: "Aznar ha conseguido que estemos en la lista del terrorismo internacional". Y en eso siguen hasta ahora, justificando así la incorporación a la delegación española de Vera de Benito a título particular.


Así que unos funcionarios y una periodista van a representar a las víctimas del terrorismo en el Congreso Global convocado por la ONU para tratar de las medidas de reconocimiento a las víctimas, la protección de sus derechos, su acceso a la justicia y del apoyo que reciben de los poderes públicos. O sea, para debatir sobre asuntos en los que actualmente existe una controversia, una profunda separación, entre las asociaciones de víctimas y el Gobierno. Y, claro está, Marlaska no les va a ofrecer a aquellas la menor oportunidad para que expresen sus ideas en un foro mundial como es Naciones Unidas, más aún cuando los pactos entre el gobierno y Bildu se desenvuelven en la cuerda floja. Daniel Portero, presidente de Dignidad y Justicia, lo ha dejado claro: "Tienen miedo a que las víctimas les dejemos en evidencia ante el mundo".


Recortes de Prensa  Página Inicial