Recortes de Prensa Sábado 31 Diciembre 2022
Moscú continúa bombardeando algunas regiones del país como Kiev.
Mientras tanto, el presidente ruso ha invitado a Xi Jinping a visitarle y ha ensalzado la relación de cooperación técnico-militar que mantienen
Adriana López. el confidencial. 31 Diciembre 2022
Las fuerzas rusas continúan bombardeando algunas zonas de Ucrania como el pueblo de Katerynivka, donde ha fallecido un hombre, o en Kiev, donde esta madrugada han sonado las sirenas antiaéreas por "ataques con drones", según ha dicho el gobernador de la región, Olekskiy Kuleba. Además, ha instado a los ciudadanos a que vayan a los refugios antiaéreos.
Mientras tanto, los presidentes de Rusia, Vladímir Putin, y China, Xi Jinping, han mantenido hoy conversaciones por videoconferencia en las que el presidente ruso ha ensalzado la buena relación de cooperación técnico-militar entre ambas potencias. "Esto contribuye a garantizar la seguridad de nuestros países y mantener la estabilidad en las regiones clave", ha afirmado Putin.
Esto tiene lugar después de que Rusia lanzara ayer un ataque masivo contra las infraestructuras energéticas de Ucrania, dejando a al menos tres heridos en Kiev y el 90 por ciento de la ciudad de Leópolis sin luz. En su discurso diario dirigido a la nación, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha agradecido públicamente a las fuerzas aéreas que hayan repelido "con éxito" otro ataque ruso.
Kiev denuncia tres civiles muertos tras ataques rusos en Donetsk
El Confidencial. 31 Diciembre 2022
Las autoridades de Ucrania han denunciado que al menos tres civiles han muerto y otros tres han resultado heridos en el marco de los ataques perpetrados por las fuerzas rusas durante el último día en zonas de la región de Donetsk, en el este del país, donde se han recrudecido los enfrentamientos.
También, el Gobierno de Ucrania ha suspendido de forma unilateral el acuerdo que mantenía con Rusia, vigente desde octubre de 1992, para el uso conjunto y la protección de las masas de agua fronterizas entre ambas naciones. Así lo ha confirmado el representante gubernamental ante el Parlamento, Taras Melnichuk en su canal de Telegram.
Ucrania y Rusia aprovechan varios ríos -como el Donets, el Dérkul, el Aidar o el Sinyak- y lagos para perfilar sus límites fronterizos, especialmente en la zona sur, en el conocido como Donbás ucraniano y anexionado por Moscú a finales de septiembre.
Continúan los bombardeos por parte de las fuerzas rusas
Kuleba afirma que hay que encerrar a Rusia en sus fronteras
Kiev agradece la ayuda sin precedentes y pide más armas
Las relaciones entre Rusia y China son "un modelo de cooperación entre superpotencias"
Suenan las sirenas en Kiev mientras atacan la ciudad con un dron ruso
Kiev asegura haber derribado cinco drones kamikazes lanzados por Rusia
Zelenski: "Ucrania ha derribado 54 misiles y 11 drones de ataque"
Rusia lanza un ataque masivo de misiles
Hace 48 minutos 08:59
Ucrania denuncia tres civiles muertos en los últimos ataques de Rusia contra Donetsk
Las autoridades de Ucrania han denunciado que al menos tres civiles han muerto y otros tres han resultado heridos en el marco de los ataques perpetrados por las fuerzas rusas durante el último día en zonas de la región de Donetsk, en el este del país, donde se han recrudecido los enfrentamientos.
El gobernador de la zona, Pavlo Kirilenko, ha señalado en su cuenta de Telegram que a lo largo de la última jornada se han registrado dos muertos en Bajmut y un tercero en Dibrov.
Además, ha indicado que otras tres personas han resultado heridas tras los bombardeos, si bien ha alertado de que "es imposible establecer en número exacto de víctimas en ciudades como Mariúpol o Volnovas".
Hace 1 horas 5 minutos 08:42
Putin permitirá que los "países no amigos" paguen sus deudas de gas con sus monedas
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha publicado en la tarde de este viernes un decreto por el que se permite a los suministradores rusos de gas natural liquidar sus deudas con "países no amigos" en divisas extranjeras.
El decreto especifica que las liquidaciones de duda pueden hacerse en moneda extranjera, utilizando una cuenta especial abierta por un banco autorizado, y que no hará falta hacer el pago rublos, como había determinado el Kremlin a principios de abril, ha informado TASS.
No obstante, el decreto solo se refiere al "reembolso de la deuda del comprador extranjero" sin que exista previsión de reanudar los suministros de gas natural por parte de Rusia a los "países no amigos".
Hace 1 horas 37 minutos 08:10
Ucrania suspende el acuerdo con Rusia sobre el uso de aguas fronterizas
El Gobierno de Ucrania ha suspendido de forma unilateral el acuerdo que mantenía con Rusia, vigente desde octubre de 1992, para el uso conjunto y la protección de las masas de agua fronterizas entre ambas naciones.
Así lo ha confirmado el representante gubernamental ante el Parlamento, Taras Melnichuk en su canal de Telegram. "El Acuerdo entre Ucrania y la Federación Rusa sobre el uso y protección conjuntos de masas de agua fronterizas (...) ha sido rescindido", ha señalado.
Ucrania y Rusia aprovechan varios ríos -como el Donets, el Dérkul, el Aidar o el Sinyak- y lagos para perfilar sus límites fronterizos, especialmente en la zona sur, en el conocido como Donbás ucraniano y anexionado por Moscú a finales de septiembre.
CUANDO RUSIA NOS UNIÓ MÁS QUE NUNCA
El año de los fantasmas: cuando la UE aprendió a vivir con la guerra a las puertas
La invasión rusa de Ucrania provocó un gran shock en Europa, al que han seguido decisiones valientes que pocos habrían predicho antes de que comenzara el conflicto
Nacho Alarcón. Bruselas. el confidencial. 31 Diciembre 2022
Estupor, incredulidad y ambiente fúnebre. Esas eran las sensaciones cuando la fría noche del 24 de febrero de 2022 los veintisiete jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea se reunían de urgencia en Bruselas. Hacía solamente unas horas que Vladímir Putin, presidente ruso, había dado la orden de invadir Ucrania. La idea generalizada todavía era que Kiev caería en poco tiempo, que Rusia pasaría por encima del país agredido. Pero nada de eso ocurrió. Ucrania ha resistido y esa noche del 24 de febrero se inauguró una nueva era para Europa: la del regreso de la guerra a gran escala al continente, el final del sueño de un mundo en paz regido por las reglas del multilateralismo y del comercio libre y justo.
Ha sido, por eso, el año de la gran conmoción. Los pilares sobre los que se ha construido la manera de pensar de Europa se han tambaleado justo cuando la Unión deseaba una vuelta a la normalidad tras un 2020 y un 2021, duros y conflictivos marcados por la pandemia. El club comunitario se ha enfrentado por primera vez a un nuevo escenario cuyas dimensiones son difíciles de medir todavía. Hay una comunidad europea previa y posterior a la caída del muro. La que nació después, la Unión Europea que conocemos, se basó precisamente en el rechazo de un "nosotros" contra "ellos", la eliminación del enemigo como un factor político y estratégico. Por mucho que las relaciones con Rusia siempre hayan sido complejas desde entonces, la Europa actual nunca perdió la esperanza en una cierta normalización, en una "regularización" del diálogo, como demuestran los esfuerzos de Francia y Alemania tras la anexión ilegal de Crimea (Ucrania) por parte de Rusia, y como también demuestra el hecho de que la UE siempre creyera, hasta el último momento, que Moscú no iba a dar la orden de invadir Ucrania.
A partir de la noche del 24 de febrero
esa herencia del mundo post-soviético se hizo añicos. La Unión
volvía a encontrarse ante un enemigo, con todas las letras, Putin y
su régimen, y tenía que adaptarse a una situación para la que
nadie había preparado al club, la de romper la idea de que se podía
construir la paz sobre el terreno del comercio y las dependencias
comunes, que, de repente, se han convertido en el gran talón de
Aquiles. Aquello sobre lo que construías tu forma de entender el
mundo se ha convertido en tu gran debilidad. La conmoción inicial
dejó pasó a la acción: el nuevo escenario ha forzado a la UE a
reaccionar mucho más rápido de lo que se habría esperado en el
pasado, traspasando nuevas líneas rojas, encontrando nuevos espacios
de acuerdo.
La reacción a esta nueva situación se basa en las experiencias de los años de la policrisis y, especialmente, en las enseñanzas de la respuesta a la crisis del coronavirus. El "modo emergencia" activado a principios de 2020 ha seguido funcionando todavía hoy, permitiendo a la Unión Europea comportarse de forma más asertiva y respondiendo mejor de forma unida a retos globales.
Rápidamente, la Unión adoptó un paquete de sanciones tras otro, empezando por ese mismo 24 de febrero por parte de los líderes. En cuestión de unos días, Alemania anunciaba un gran giro en su política exterior, y la Unión tomaba por primera vez la decisión de financiar, a través del Fondo de Apoyo para la Paz, el envío de armamento a Ucrania. A pesar de las muchas dudas iniciales por parte de algunos países, como la propia Alemania o España, finalmente los Estados miembros rompieron el tabú y mandaron a Kiev no solamente material militar defensivo, sino también armamento letal.
La guerra también ha tenido efectos económicos, especialmente por el shock energético ante la interrupción del suministro de gas por parte de Rusia. En contra de lo que muchos esperaban, incluido el Kremlin, los Veintisiete han decidido mantener su apoyo a Kiev y la defensa de Ucrania a pesar de la importante factura económica que eso representaba. Evidentemente, Estados Unidos ha jugado un papel central a la hora de presionar a la Unión para que nadie rompiera filas, pero quien ha pagado, está pagando y pagará la factura económica de la guerra, más allá de Ucrania o Rusia, será Europa, no Estados Unidos.
Los ciudadanos europeos, especialmente los del este, se enfrentan a escenarios de inflación extremos, y, sin embargo, las protestas han sido reducidas. Al mismo tiempo, por el momento los mismos ciudadanos están sabiendo reducir su consumo energético, los Estados miembros están siendo capaces de mantener las reservas al máximo y, en general, estamos viendo una cooperación estrecha entre las capitales para capear lo peor de la crisis. Hay un pensamiento estratégico común.
Además, la Unión se ha vuelto más realista en algunos de los puntos de su agenda. Por ejemplo, aunque el debate sobre la autonomía estratégica sigue ahí, este ahora se centra más en los aprendizajes de los dos últimos años, centrándose en asuntos industriales y económicos y no tanto en asuntos militares y de defensa. En estos últimos campos, el 2022 ha despejado cualquier duda respecto a una competición entre la UE y la OTAN.
¿Un mundo perdido?
Pero la reacción no quita que Europa haya vivido un 2022 de conmoción, de cambios en muchos sentidos. El final de año ha confirmado dos cosas: que las relaciones con China son cada vez más complejas y peliagudas, y que Estados Unidos no va a dejar de usar todas las herramientas económicas de las que disponga para competir con el gigante asiático, como demuestra el microprograma de subvenciones (casi 400.000 millones) que Estados Unidos empezará a poner a funcionar a principios de año.
Además, en el caso de las relaciones con China, en Europa se ha extendido el trauma de la dependencia del gas ruso. Todo se ha empezado a revisar desde esa perspectiva, desde la vulnerabilidad de la Unión ante un recurso muy necesario, y ha hecho que muchos empiecen a apuntar hacia las enormes dependencias que Europa tiene respecto a Pekín y Estados Unidos.
Europa intenta encontrar su lugar en un mundo en el que en los últimos dos años han empezado a coger velocidad todos los cambios que ya estaban en marcha bajo el radar. Hay cierta sensación de pérdida en Bruselas. Una manera de entender el mundo que se ha derrumbado ante sus ojos y que requiere una vuelta a la mesa de diseño, reiniciar el plan. Toca volver a replantear líneas rojas, ver de qué manera se puede adaptar el edificio sin tocar ninguna de las vigas maestras de la Unión.
LOS HITOS DE LA GUERRA
Ucrania, 2022: cuatro batallas que volverás a encontrarte en los libros de historia
Lucas Proto. el confidencial. 31 Diciembre 2022
Hay años destinados a ser recordados por los eventos internacionales que los marcaron. En las últimas décadas, hemos tenido varios. 2020 y la pandemia; 2008 y la crisis económica; 2001 y los atentados del 11-S; 1991 y el fin de la Guerra Fría, etcétera. Pocos dudan de que este 2022 también será, a los ojos de la historia, un año definido en gran medida por un único factor: el inicio de la invasión rusa a gran escala de Ucrania.
Este cataclismo geopolítico ha causado decenas de miles de muertos, forzado a millones a abandonar sus hogares, agravado una policrisis económica a escala global y obligado a la Unión Europea a replantearse por completo su arquitectura de seguridad y su estrategia energética, entre un sinfín de consecuencias que tardaremos años en comprender del todo. Y sin embargo, ninguno de estos factores cobra sentido pleno sin prestar atención a la situación en el terreno. Son las batallas, ante todo, las que pasarán a la posteridad por dar forma al conflicto. A continuación, se presentan cuatro que definieron el guion de la guerra durante el año que la vio nacer.
Hostómel: el asalto que pudo cambiarlo todo
La columna vertebral del plan ruso para ocupar Kiev implicaba la rápida ocupación del aeropuerto de carga y base aérea de la localidad de Hostómel, conocido popularmente como aeropuerto Antonov. Este debía convertirse, gracias a su larga pista de aterrizaje, en el principal centro logístico para el asalto relámpago hacia el corazón de la capital, la toma de las sedes gubernamentales ucranianas y la instalación de un Gobierno títere. La velocidad de la operación era vital para su éxito. Por eso, a primera hora del 24 de febrero, el día de inicio de la invasión a gran escala, una treintena de helicópteros de asalto Mi-8 tripulados por las fuerzas aerotransportadas (VDV), la flor y la nata del ejército ruso, volaron a baja altura sobre el aeropuerto, disparando cohetes y regando la zona de paracaidistas.
Sin embargo, lo que debía ser una operación rápida y quirúrgica se transformó rápidamente en una batalla encarnizada contra una resistencia ucraniana mucho más feroz de lo que el Kremlin esperaba. El aeropuerto no cayó hasta más de 24 horas después, cuando el asalto por tierra ruso llegó a Hostómel. Inmediatamente, los signos de que la ofensiva de Rusia contaba con serios problemas empezaron a hacerse visibles, incluyendo la formación de un célebre convoy de 60 kilómetros de tanques y vehículos acorazados que nunca llegaría a su destino, Kiev. Desde la base aérea, las unidades VDV y el resto de tropas rusas asaltaron el suburbio de Bucha, sufriendo enormes bajas humanas y armamentísticas en el proceso, e intentaron —sin éxito— llegar a Irpín, el último paso antes de la capital.
A lo largo del primer mes de guerra, las tropas ucranianas, armadas con misiles antitanques estadounidenses Javelin y drones turcos Bayraktar TB2, realizaron decenas de emboscadas y contraataques en el ‘oblast’ de Kiev con una eficacia devastadora. Moscú nunca pudo aterrizar grandes aviones de transporte para reforzar las fuerzas en Hostómel y en el resto de ciudades ocupadas de la región. En lugar de convertirla en un ariete para el asalto hacia la capital, las tropas rusas se vieron atrapadas en la base aérea, luchando por su supervivencia. Sin capacidad de avanzar y con la orden de no retirarse, se habían convertido en un blanco perfecto para las fuerzas defensoras.
Finalmente, el 29 de marzo, la orden de retirada llegó desde Moscú. La apresurada salida de la región obligó a los soldados rusos a destruir todo el armamento que no podían desplazar a tiempo. El 2 de abril, 37 días después de que comenzara la invasión, la viceministra de defensa de Ucrania, Hanna Maliar, publicaba en Facebook una declaración triunfal: "Irpín, Bucha, Hostómel y toda la región de Kiev han sido liberadas del invasor". El impacto que esta primera victoria tuvo en la moral ucraniana resulta difícil de sobreestimar. Contra el consejo de múltiples líderes occidentales, el presidente del país, Volodímir Zelenski, se había negado a abandonar la capital, prometiendo al público ucraniano que el corazón de Ucrania nunca caería. Tras ganar su arriesgada apuesta, el Gobierno pudo vender un mensaje claro tanto a su población como a sus aliados en el extranjero: si la capital había logrado resistir, el resto del país también podía hacerlo.
Sin embargo, no había tiempo para celebrar. El triunfalismo inicial vino inmediatamente sucedido de la revelación de las decenas de cuerpos desperdigados por las calles de Bucha, muchos maniatados y con signos de tortura. El horror de la guerra se hacía evidente a los ojos de todo el mundo mientras los ucranianos miraban al sureste, donde su peor derrota ya estaba siendo fraguada.
Azovstal: la noche más oscura de Ucrania
En la mañana del 24 de febrero, Enver Tskitishvili, el director general de Azovstal, una de las siderúrgicas más grandes de Europa, decidió apagar los altos hornos por primera vez desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Mariúpol, la ciudad costera que la alberga, era uno de los objetivos clave del Kremlin, tanto por su importancia económica como por su situación geográfica imprescindible para la construcción de un corredor terrestre desde Rusia hasta la ocupada península de Crimea. No por nada, fue una de las primeras grandes urbes ucranianas en ser completamente sitiada.
El ejército de Moscú y los rebeldes prorrusos del Donbás golpearon tan fuerte y tan rápido que las defensas ucranianas a lo largo del perímetro de Mariúpol colapsaron en cuestión de días. Las tropas rusas se abalanzaron desde dos direcciones, cerrando la ciudad en un movimiento de pinza y empujando a los soldados ucranianos hacia el mar y hacia Azovstal. Poco después, una masiva campaña de bombardeos redujo a gran parte de la urbe a ruinas, causando un número todavía incalculable de bajas civiles y convirtiendo a Mariúpol, ante los ojos del mundo entero, en un símbolo del enorme precio que Ucrania iba a pagar por la invasión.
El plan de Tskitishvili, quien preveía que la derrota era inminente, era utilizar Azovstal para refugiar a los ciudadanos durante un breve periodo de tiempo. Sin embargo, durante los próximos 80 días, la acería se convertiría en el último bastión de defensa de Mariúpol. La masiva planta de 10 kilómetros cuadrados llegó a albergar a 3.000 soldados y 1.000 civiles en su laberinto de talleres, almacenes, túneles subterráneos y 36 refugios antiaéreos, un legado de la Guerra Fría. Consciente del enorme coste humano y material que supondría el asalto frontal al complejo, el presidente Vladímir Putin ordenó que las fuerzas rusas se abstuvieran de cualquier ataque. En cambio, solicitó a las tropas bloquear el área para que "ni siquiera una mosca pudiera escapar".
Kiev intentó crear un corredor aéreo para suministrar víveres y armamento a sus soldados, que se mostraban dispuestos a defender la planta hasta el último aliento. El 21 de marzo, dos helicópteros de combate del ejército ucraniano atravesaban el cerco enemigo a vuelo rasante, transportando hacia Azovstal cajas de misiles Stinger y Javelin, así como sistemas Starlink y otros recursos. La misión, casi suicida, logró su cometido, aunque solo uno de los vehículos logró regresar. Intentos posteriores de repetir la hazaña fueron interceptados y la operación fue cancelada, pero la escasa ayuda que logró aportar a las tropas de la siderurgia sirvió para ayudarlas a resistir el asedio ruso durante más de un mes adicional.
Desprovistas a estas alturas de comida, munición y medicina, las fuerzas de Azovstal presentaron su rendición el 21 de mayo. Los civiles fueron evacuados, pero los soldados acabaron en una colonia penal en Olenivka, en la misma región de Donetsk. Meses después, algunos de sus líderes fueron liberados en un intercambio de presos, pero la mayoría continúan siendo prisioneros de guerra.
La toma de la ciudad significó el mayor premio bélico de Rusia hasta la fecha, aunque también supuso una de las mayores pérdidas de tiempo para el Kremlin durante unos primeros compases de la guerra en los que cada día resultaba crucial. La defensa hasta el último estertor de los ucranianos en la urbe impidió que los rusos desviaran sus fuerzas a otras partes del país, ganando un valioso tiempo para erigir posiciones defensivas. Y si bien Mariúpol es hoy sinónimo del horror de la guerra, Azovstal es, para los ucranianos, su mayor ejemplo de resistencia heroica ante el invasor.
Limán: una contraofensiva histórica
El verano que siguió a la caída de Mariúpol estuvo marcado por un estancamiento de la ofensiva rusa, con un considerable número de bajas y la negativa del Kremlin de movilizar nuevos reclutas o incluso llamar guerra a la guerra. Al mismo tiempo, el Ejecutivo ucraniano había anunciado a bombo y platillo una contraofensiva para retomar Jersón, la capital regional ocupada del sur del país, por lo que Putin ordenó movilizar las tropas hacia ese frente. El resultado fue una enorme vulnerabilidad en las posiciones defensivas del ejército invasor en la región de Járkov, en el noreste de Ucrania, una que, con la ayuda de sus contrapartes estadounidenses, los servicios de inteligencia del país lograron detectar.
El plan fue fraguado en agosto y ejecutado a primera hora del 6 de septiembre, el día más importante para el futuro de Ucrania tras la victoria en Kiev. "Todo dependía del primer día, de hasta dónde podíamos abrirnos paso", narraba el coronel general Oleksandr Syrsky, comandante al cargo de la contraofensiva, en entrevista con el Washington Post. Un asalto simultáneo contra todas las líneas defensivas rusas en la zona provocó una retirada generalizada, permitiendo a las tropas ucranianas avanzar cerca de 17 kilómetros en una sola jornada. A partir de ahí, apenas encontraron resistencia. Ante la incapacidad de defender sus posiciones, los soldados rusos huyeron en desbandada, abandonando en el proceso decenas de tanques, centenares de armas ligeras y decenas de miles de municiones.
Los bastiones de Izium y Kúpiansk, dos de los principales objetivos de la operación, fueron recuperados en cuestión de días. Pero cuando una semana después la contraofensiva entró en su nueva fase, en dirección a Limán, los ucranianos se toparon con una resistencia mucho más dura. Los cerca de 5.000 soldados rusos apostados en esta ciudad —un centro logístico clave para la invasión de Járkov desde su captura en mayo— estaban decididos a luchar y utilizar la enorme cantidad de artillería con la que contaban.
Una maniobra de pinza a través de la ciudad de Yampil, en el este, y de Sviatogorsk, en el oeste, acabó rodeando la ciudad y condenando la resistencia rusa. La única ruta por la que los invasores podían abandonar Limán era una pequeña carretera hacia Kreminna, en Luhansk, flanqueada por un bosque de pinos. Finalmente, la madrugada del 1 de octubre, el estruendo de decenas de motores alertó a las fuerzas ucranianas, que inmediatamente regaron esta vía con fuego de artillería. Videos grabados por las tropas que liberaron la ciudad revelaron decenas de vehículos rusos destruidos en su huida. A día de hoy, se desconoce cuántos soldados rusos fallecieron en esta retirada.
La contraofensiva, una de las más eficaces de la historia bélica moderna, supuso un antes y un después en el conflicto ucraniano. Demostró a los aliados occidentales de Ucrania, cuyo apoyo armamentístico y económico resulta imprescindible, no solo podía no perder: también podía ganar. Para el Kremlin, supuso un humillante baño de realidad que forzó a ordenar, poco después, una "movilización parcial" de más de 300.000 nuevos reclutas, llevando el precio de la guerra directamente a miles de hogares en Rusia.
Por otra parte, el ejército ruso se vio obligado a aprender, por fin, la lección de no subestimar a su par ucraniano. A principios de noviembre, ante otra contraofensiva ucraniana en Jersón, las tropas rusas ejecutaron, por primera vez, una retirada ordenada, cediendo la capital regional tácticamente en lugar de intentar resistir a cualquier precio.
Popasna: el reverso de Bakhmut
A un día de concluir el 2022, hablar de la guerra en Ucrania es hablar de Bakhmut. La ciudad minera, que antaño contaba con 70.000 habitantes, se ha ido abriendo paso entre los titulares de la prensa internacional a lo largo de los últimos meses para acabar convirtiéndose este diciembre en el mayor ejemplo del estado actual del conflicto: una ofensiva rusa estancada, costosa y carente de sentido. "Los ocupantes han destruido por completo Bakhmut, otra ciudad del Donbás que el Ejército ruso convirtió en ruinas quemadas", resumió Zelenski en un discurso el pasado 10 de diciembre. Sus palabras tenían poco de exageración. Durante siete meses, las tropas rusas, junto a los mercenarios de Wagner, han lanzado ataques constantes contra esta localidad del norte de Donetsk que lleva cientos de días sin agua, calefacción o electricidad. Gran parte de la urbe ha sido reducida a una amalgama de casas derruidas, cráteres, barro y adoquines calcinados.
Y, sin embargo, los soldados ucranianos continúan resistiendo allí. Lo mismo no pudo decirse de la ofensiva en Popanska, una ciudad 25 kilómetros al este que experimentó un asalto similar entre marzo y mayo, tanto por el grado de destrucción —quedó completamente arrasada, hasta el punto de que los ocupantes dijeron que no tenía sentido reconstruirla— como por la presencia del grupo Wagner. De hecho, las divergencias entre estas dos operaciones, Popasna y Bakhmut son un reflejo adecuado de las diferencias entre la campaña rusa en el Donbás al inicio de la guerra y en la actualidad.
Conquistar Popasna, por ejemplo, tenía una clara utilidad estratégica que permitió a Rusia culminar su asalto hacia otras dos urbes clave de la región (Severodonetsk y Lisichansk); sin embargo, el Institute for the Study of War ha descrito la operación en Bakhmut como "irrelevante desde el punto de vista operativo" tras la pérdida de Izium en septiembre. La razón por la que el Kremlin continúa arrojando cientos de cuerpos a la picadora de carne de esta ciudad es, para muchos analistas, un misterio. Para otros, responde a la obsesión de Yevgeny Prigozhin, el fundador de Wagner, con obtener una victoria que pueda ser atribuida directamente al grupo de mercenarios.
La mayor discrepancia, no obstante, reside en la efectividad del ejército ruso. El uso incesante de artillería permitió a Moscú conquistar Popasna en dos meses, mientras que a lo largo de los últimos 200 días las tropas rusas han avanzado en el escenario de Bakhmut menos de lo que la contraofensiva ucraniana en Járkov logró en sus primeras 12 horas. "La principal diferencia de la batalla de Bakhmut frente a la batalla de Popasna es el poder aéreo y artillería. Principalmente, que Rusia tiene mucho menos de ambos", publicó en Twitter el analista de inteligencia militar abierta Andrew Perpetua. “En otras palabras, a medida que avanza la guerra, las capacidades de Rusia también se agotan”, agregó.
Este 2023, la invasión de Ucrania continúa, probablemente con más batallas en el horizonte que también terminarán inscritas en los libros de historia. Lo único seguro es que ni las fuerzas rusas ni las ucranianas son, al comenzar este nuevo año, las mismas que aquel aciago 24 de febrero. La guerra todo lo cambia.
Sánchez y el cambio de régimen
EDITORIAL. libertad digital. 31
Diciembre 2022
Pedro Sánchez no puede disimular su satisfacción. En un frenético mes de diciembre ha obtenido gran parte de sus propósitos en el asalto al Poder Judicial y a la misma jefatura de Estado. No hay más que ver la guerrera que lucía en su visita a las tropas españolas en Líbano. Que hiciera esperar al Rey con ocasión del desfile militar de la Fiesta Nacional no fue un acto involuntario y aislado. Los desplantes de Sánchez a Felipe VI forman parte de un medido despliegue de gestos y actitudes cuyo fin es socavar la presencia y el peso de la Corona.
Casi nada es fruto del azar en el desempeño del líder socialista, cuyo auténtico programa de Gobierno consiste en desmontar todas las piezas de la arquitectura institucional erigida en la Transición. Zapatero emprendió esa senda y Sánchez está a un paso de concluir el derribo del Estado y la separación de poderes. El sesgo autoritario del presidente del Gobierno es ya una evidencia que nos advierte del grave riesgo de la democracia en España.
En el asalto al Poder Judicial ya ha conseguido Sánchez tomar el Tribunal Constitucional, cuyos magistrados "progresistas" tienen el encargo de validar maniobras del Gobierno como la amnistía a los golpistas catalanes por la vía de eliminar la sedición y rebajar la malversación, las leyes separatistas que marginan el idioma español en la enseñanza catalana, los cambios en el funcionamiento del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y leyes como la de educación de Isabel Celaá, la de la eutanasia o disparates surgidos de la fábrica de los horrores legislativos podemitas como la ley de los violadores o la ley Trans, entre muchas otras cuestiones.
Asistimos a lo que se puede definir sin amago de duda como un golpe de Estado. No es extraño, pues, que el sanchismo haya convertido el Congreso de los Diputados y el Senado en extensiones del parlamento catalán golpista. No de otra forma se podría haber aprobado una reforma como la del Código Penal más que atropellando los derechos de la oposición y poniendo al Tribunal Constitucional contra las cuerdas en una crisis institucional de más calado que la asonada separatista de otoño de 2017.
El proceso de cambio de régimen es tan evidente y palmario que empieza a cobrar cuerpo la posibilidad de que Sánchez utilice resortes inéditos en la historia de la democracia en España para retener el poder. Lo que ha ocurrido a lo largo de este 2022 y especialmente en las últimas semanas muestra el desprecio del líder socialista por los cauces legales, las leyes y los contrapesos institucionales. Va a por todas y cada vez más al descubierto y si alguien cree que Sánchez dice la verdad cuando niega que vaya a ver un referéndum en Cataluña no tiene más que repasar la hemeroteca para advertir que miente con contumacia, además de con desparpajo y una asombrosa arrogancia.
Los estrategas socialistas están convencidos de que el pacto con los golpistas se habrá olvidado cuando se celebren las elecciones municipales y autonómicas del próximo mayo. Y que será algo así como la prehistoria más ignota cuando se convoquen las próximas elecciones generales. Es curioso que quienes sacan a pasear los restos de Franco y quieren arrasar el Valle de los Caídos con el alegato de que los españoles tienen fresca en la memoria la Guerra Civil y el franquismo y hay que reparar a las víctimas sean los mismos que sostienen que los ciudadanos habrán hecho tabla rasa de las tropelías perpetradas por Sánchez y sus socios en los últimos tiempos, desde los indultos y la amnistía a los golpistas hasta la suelta de violadores, la rebaja de la malversación para favorecer a los corruptos socialistas o la ley de castración de los adolescentes, también llamada ley Trans. Los mismos también que prefieren combatir la violencia contra las mujeres con soflamas de género y golpes de pecho en vez de con leyes en condiciones, jueces y medios policiales.
A Sánchez le quedan muchas palancas todavía por accionar y no está escrito que vaya a detener las operaciones para derrumbar el Estado por los posibles costes electorales que eso pueda tener en las municipales y autonómicas. Su agenda está por encima de todo y se distingue por tapar escándalos con más escándalos.
Entregó el Sahara sin haber rendido cuentas aún de una decisión que no se explica salvo que medie chantaje marroquí. Se sumó a la Generalidad en la persecución del español en Cataluña, se ha pulido la sentencia del Tribunal Supremo sobre el golpe separatista destrozando el Código Penal y ya tiene el Tribunal Constitucional en sus manos para blanquear el cambio de régimen y tumbar la Constitución desde dentro.
Temible tiempo de balance
AMANDO DE MIGUEL. libertad digital. 31
Diciembre 2022
Nos encontramos en los amenes de la llamada "Transición democrática", que sucedió, pacíficamente (con la excepción de la escoria de los terroristas vascos) al franquismo mortecino. Empezó con mucho entusiasmo y una gran honradez, pero, al final, se nos acaba de desmadrar. Una parecida secuencia de degradación se observó a lo largo de la II República.
Una de las claves de la perversión de la actual democracia ha sido el recurso a la corrupción política por parte de casi todos los partidos gobernantes. Con el tiempo, ha ido a más. Hasta el punto de llegar a la hipocresía de dejar sin castigo proporcionado a los que roban, no para su lucro personal, sino para el partido. El asunto no es nuevo. Hace más de un siglo, Santiago Ramón y Cajal se lamentaba: "Es singular paradoja creer que no se roba a nadie cuando se roba a todos".
Digamos que la centralidad de los casos de corrupción se produce conforme avanza el valor de "disfrutar" de la vida. El ideal más característico de nuestro tiempo, amenazado por la inflación galopante, no deja de ser contradictorio con la miseria de la invasión de Ucrania. Realmente, se trata de una guerra civil europea. Así se plantearon las dos guerras mundiales. Es manifiesto el proceso secular de la decadencia de Europa. También al Parlamento de la Unión Europea le ha llegado la corrupción.
El balance político resulta particularmente negativo para España. No es solo por la corrupción rampante. Más grave es otro demonio familiar: la inclinación hacia los modos autoritarios, ahora por medio del uso y abuso de la propaganda.
Hace un siglo, la Dictadura de Primo de Rivera y, después, el franquismo, fueron regímenes del "ordeno y mando" de forma programática. La República y la Transición democrática han desembocado en parecidas prácticas autoritarias simplemente degenerando. Al igual que en la República, la Democracia actual se derrumba por la presión de Cataluña a favor de su secesión. Esto es, se desintegra la nación española, dizque la más antigua de Europa. El paso previo es aún más grave: los mandamases catalanes intentan erradicar la lengua castellana, con la que se comunican con el mundo. Véase el contraste con Irlanda, cuyo centenario de la independencia acabamos de celebrar. Se discutió, entonces, si el nuevo Estado se iba a quedar con el gaélico, prescindiendo del inglés invasor. Triunfo la sensatez. El inglés se adoptó como idioma común. Cien años después, Irlanda supera en bienestar al Reino Unido.
Cataluña fue la locomotora económica en el siglo XX español. Hoy ya no lo es. Su decadencia industrial es la más pronunciada en España. Pero está cerca de conseguir la erradicación del castellano, al menos en la vida pública. Será un elemento adicional de su ulterior decadencia.
La degradación del experimento democrático no es solo el de la hegemonía ideológica del progresismo gobernante (una mezcla de comunismo latinoamericano y de tontería). El cual se traduce en una especie de noria, que eleva los cangilones con el agua de los impuestos, para derivarla en buena parte a las subvenciones de los estratos serviles.
Los recursos humanos de la población española se encuentran exhaustos. La tasa de fecundidad de las españolas es la más baja del mundo y de la historia. En España hay más mascotas que niños. El malempleo real ha llegado a un extremo costosísimo. El Fisco no va a poder pagar las pensiones.
Se dirá que es un balance harto pesimista. No, lo que pasa es que la realidad es pésima.
Muy feliz 2023 (¡sin Sánchez!)
JIMMY GIMÉNEZ-ARNAU.okdiario. 31 Diciembre 2022
Nuestras libertades civiles están tan poco seguras, en manos de Pedro Sánchez, como lo estaban las de los argentinos, en manos de Cristina Kirchner, antes de ser condenada a seis años de prisión, e inhabilitación perpetua, por corrupción. In spite of that, our Labor Minister, the crazy, romantic & sexy lady Mrs. Díaz (en inglés parece menos hiriente) flew to B. A. to meet the bitch (voló a Buenos Aires para encontrarse con la
perra). En fin, que se fue a Sumar y se hizo amiga, de una peligrosa delincuente. Los correos del zar Sánchez rozan la fascinación. La nueva diplomacia española ha aparcado el enorme prestigio que siempre tuvo el ministerio de Asuntos Exteriores y lo ha sustituido por lotes de señoras perturbadas, ateas que visitan al Pontífice y alegres comadres que abrazan a dictadores y gorilas comunistas.
Como en 24 horas el 2022, se esfuma, ¡menuda M de fin de año aguarda con el Covid chinesco llamando a la puerta!, opto por el humor y, me choteo del dipsómano Nostradamus, porque acierta lo que Tezanos y diga lo que diga, el arco iris no va a desaparecer. Pensemos positivo. En 2023, ¿Sánchez podría dejar de pensar, un minuto, en su ego de los cojones y dedicar a los españoles un lindo pensamiento, que nos haría muy felices: «Dimito»?. No hace falta que lo jure, porque sus juramentos no valen una mierda. Basta con que se largue, le plagie a algún mozo de cuadra, sus memorias y no regrese nunca, jamás.
Volvamos al asunto de los chinos infectados, mal asunto que nos preocupa a todos. La atolondrada ministra de Sanidad, Carolina Darias, anunció hoy, viernes, ante la elevadísima transmisión del bicho en China, que va a solicitar a los viajeros procedentes del infierno asiático, un test negativo de covid-19 y en su defecto la pauta completa de vacunación. ¡Pero qué dice la ministra! ¡Si a los chinos los vacunan con caldo de pollo! Yo apoyo a Ayuso, que exige a Sánchez que blinde Barajas ante el estallido de casos de Covid en China. E iría, incluso, más lejos. Colocaría en todos los aeropuertos este dulce mensaje para los mandarines. «Por favor, vuelva a su país, que ahora hace un frío que pela en España, regrese durante la primavera que le recibiremos con sol y los brazos abiertos». Y Santas Pascuas. Lo que tenemos que hacer en las fiestas navideñas, es rezar, sin parar, para que el gafe de Sánchez pierda las elecciones, que las va a perder, porque su gurú de alquiler ha jurado, que va a arrasar. Y el bufón, siempre falla. Así que, muy feliz, 2023, ¡sin Sánchez ni las perturbadas comadres de Podemos!
El dato que aterra al PSOE: Esta es la consecuencia del entreguismo de Sánchez a los golpistas
JUAN VELARDE. periodista digital. 31 Diciembre 2022
La jugada puede salirle regulera a Pedro Sánchez.
Su entreguismo a los golpistas ya no es que no guste al conjunto de los españoles.
Es que los votantes del PSOE no están por la labor de seguir aguantando los gestos caudillistas del inquilino de La Moncloa.
Si en su momento provocó un agrio debate en el seno del partido que el jefe del Ejecutivo socialcomunista pusiera en la calle a los autores del 1-O concediéndoles el indulto, ahora las nuevas cesiones han puesto pie en pared a los socialistas de base y a sus propios votantes.
Si Sánchez cree que la derogación del delito de sedición y el abaratamiento de la sedición iban a salirle gratis e incluso con réditos electorales en este año que está por venir, 2023, mejor que se vaya olvidando del peluquín.
Una encuesta de NC Report para La Razón este 31 de diciembre de 2022 demuestra con rotundidad que quienes suelen depositar en las urnas la papeleta del PSOE no están, precisamente, contentos ante la deriva independentista de su líder.
Preguntados los votantes de la formación de la calle Ferraz (Madrid) si aprueban o no que el Gobierno haya procedido a eliminar el delito de sedición, la respuesta no puede ser más contundente.
Un 67,8% de los votantes del PSOE está en contra de esa medida y solo un 16% la apoya.
Guarismos similares acontecen cuando se le cuestiona a esos mismos electores por la reducción de penas en el llamado delito de malversación.
Un 63,8% se muestra contrario a ese abaratamiento de penas, mientras que un 26% valora como positiva la medida.
Votantes que se plantan
Así que, a renglón seguido, vienen dos preguntas pertinentes para calibrar el cabreo en el seno de quienes el 28-M y en noviembre-diciembre acudirán a las urnas y que suelen tener como referencia al PSOE.
Pues bien, un 44% de los simpatizantes socialistas entiende que estas reformas en el Código Penal para satisfacer a los golpistas van a tener consecuncias en las próximas elecciones.
Pero es más, yendo más al fondo del asunto, muchos son los votantes de la formación del puño y la rosa que están dispuestos a cambiar de papeleta ante la repulsa que les genera el hecho de que Pedro Sánchez esté favoreciendo y salvaguardando los intereses de quienes en su día quisieron romper la unidad de España.
Así las cosas, en el tramo de edad comprendido entre los 18 y 34 años, más de un 53% está dispuesto a cambiar el sentido de su voto.
En la horquilla de los votantes de entre 35 y 54 años, el porcentaje de electores socialistas que se decantaría por otras opciones políticas es del 45%.
Y en el tramo de los electores con 55 o más años, un 32,6% también le negaría el voto al PSOE.
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TODO DEPENDE DE LOS ESPAÑOLES Y SU MEMORIA A LA HORA DE IR A VOTAR A LAS URNAS
El colosal fallo que arruinará en 2023 el plan de Sánchez para perpetuarse en Moncloa
El presidente del Gobierno lo fía todo a regar de paguitas a los ciudadanos y a contentar con nuevas cesiones a sus socios golpistas, bilduetarras y podemitas
PERIODISTA DIGITAL. 31 Diciembre 2022
2023 será el año de la esperanza para España: ¡el año en el que echemos a Sánchez!
Lo volverán a hacer y con Sánchez de cómplice: Aragonés anuncia un nuevo referéndum para 2023
Lo de Año Nuevo, vida nueva es un cuento chino.
Fiel al refranero español, que ha acuñado frases antológicas como ‘la cabra tira al monte’, ‘la burra vuelve al trigo’ o ‘quien nace lechón muere cochino’, Sánchez hará en 2023 las mismas trapacerías que lleva perpetrando desde que se metió en La Moncloa, ayudado por los golpistas catalanes, los proetarras vascos, los chavistas de Podemos y otros zarrapastrosos.
Confía el líder del PSOE en que sus socios de ERC, a quienes acaba de hacer concesiones de relieve como eliminar el delito de sedición y cepillar el de malversación, no le aprieten antes de las autonómicas y municipales del 28 de mayo y que, conscientes como son los Junqueras, Otegi y compinches de que nunca encontraran a otro presidente de Gobierno español más dúctil y bizcochable, tampoco lo coloquen entre la espada y la pared previamente a las generales.
Ha bastado que Sánchez negase que vaya a haber referéndum independentista en Cataluña, para que los golpistas hayan empezado a encargar las urnas, pero descarten que se tiren otra vez al lodazal antes de que la ciudadanía española acuda a votar y sepamos si repetimos ‘Gobierno Frankenstein’ o retorna la cordura a España.
Será probablemente con Feijóo en la presidencia y blindados por los cambios legislativos y los retoques sanchistas del Tribunal Constitucional, cuando Puigdemont, Rufián y secuaces vuelvan a la carga.
Pero no adelantemos acontecimientos. Cruzaremos ese puente, cuando lleguemos a ese río.
La ‘Operación Amnesia’
Con antelación, lo esencial es si le funcionará o no a Sánchez la ‘Operación Amnesia’.
Como la memoria colectiva es sumamente quebradiza en España, los socialistas creen que no es disparatada la idea de que dentro de cinco meses la gente se haya olvidado de la claudicación ante los separatistas, de los apaños con los etarras, del fiasco de los fondos europeos, del pufo con la Ley del Si es Si, del atraco de los EREs, de la corrupción en la Valencia de Ximo Puig y demás pifias.
Lo de la inflación, los precios disparados y el desastre económico es más complicado, pero calculan que se puede diluir con una lluvia de pagas, prebendas y donativos.
Como tienen comprados a la mayoría de los medios de comunicación y en nómina a una legión de periodistas, nos vamos a hartar de ver en los telediarios y tertulias como nos venden la filfa de que hay un PSOE ‘razonable y democrático’, cuando en realidad no es más que una maquinaria de poder sin alma ni fundamento, una agencia de colocación de parientes, amigos y compañeros sectarios.
De ustedes depende, señores y señoras, pero quien se deje engañar que no venga después reclamando.
Como sosteníamos al principio, lo de ‘Año Nuevo, vida nueva’ es un cuento chino y quedará más que ratificado para 2023.
Pensando ya en 2024, puede ser diferente, sobre todo si echamos de La Moncloa al tramposo Sánchez y a su banda de malhechores.
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