Recortes de Prensa Lunes 13 Noviembre 2023
Zelenski vuelve a advertir de un posible incremento de ataques rusos a infraestructura por la bajada de temperaturas
El presidente ucraniano ha informado en su discurso nocturno a la nación que "toda la atención" ucraniana "debe estar centrada en la defensa, en cómo responder a los terroristas, en todo lo que Ucrania pueda hacer por la gente"
El Confidencial. 13 Noviembre 2023
Zelenski agradece los casi 500 millones de dólares recaudados para Ucrania con UNITED24
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, dio hoy las gracias por los casi 500 millones de dólares en donaciones en año y medio a través de la iniciativa UNITED24, con la que Ucrania busca recaudar fondos en todo el mundo para hacer frente a la invasión rusa.
En un mensaje en Telegram recordó que "la plataforma de recaudación de fondos UNITED24 cumple un año y medio", que en este tiempo "se han recaudado más de 490 millones de dólares de personas de todo el mundo", y que "se suman nuevos embajadores y empresas".
Hace 1 horas 57 minutos 07:39
Zelenski vuelve a advertir de un posible incremento de ataques rusos a infraestructura
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, volvió a advertir en su discurso a la nación de anoche de la posibilidad de que Rusia incremente sus ataques a las infraestructuras de Ucrania coincidiendo con la bajada de las temperaturas.
“Estamos casi a mitad de noviembre y debemos estar preparados por la posibilidad de que el enemigo incremente el número de ataques con drones o misiles contra nuestra infraestructura”, dijo Zelenski en posible referencia a las infraestructuras del sistema eléctrico.
El jefe del Estado ucraniano agregó sin dar más detalles que “Rusia se prepara para el invierno”, y reafirmó que “toda la atención” de Ucrania “debe estar centrada en la defensa, en cómo responder a los terroristas, en todo lo que Ucrania puede hacer para hacer más fácil a la gente pasar este invierno”.
España en la calle
AGAPITO MAESTRE. libertad digital. 13
Noviembre 2023
De momento, el día 12 de noviembre, domingo, ya figura en el calendario de los españoles como un día grande en la lucha por la libertad.
La dictadura comunista ha llegado a Europa por España. Pasó una vez y pretenden ahora imponerla con el mismo método que en el 31, el 34 y el 36: manipulación de las elecciones. Por eso, hay que gritar que el PSOE no ganó las elecciones del 23 de julio. Perdió y sobre ese fracaso pretende institucionalizar la dictadura comunista. Los campos de batalla contra el nuevo experimento terrorista son variados. El primero de todos es la calle. O el movimiento ciudadano gana en la calle o los golpistas nos seguirán pisoteados. Primero en España y, más tarde, en el resto de Europa. La primera gran batalla hay que darla, pues, en la calle. Todos los días y a todas horas. Sin descanso como en 1808. Esto es peor que un golpe de Estado contra la Nación. Se trata de la aniquilación total de la nación española. De momento, el día 12 de noviembre, domingo, ya figura en el calendario de los españoles como un día grande en la lucha por la libertad.
El 12 de noviembre la ciudadanía ganó una batalla por la democracia. El grito de libertad sonó en el mundo entero. Los efectos de las movilizaciones del domingo han sido inmediatos en todas las capitales europeas. No ha habido cadena de televisión que haya dejado de emitir el grito ciudadano contra el dictador Sánchez. Sin embargo, este traidor a su nación persistirá en la represión. Es su oficio. Llegó engañando, mintiendo y sigue, a todas horas, traicionando al Estado de derecho. Pero, antes de predecir los cien mecanismos represivos que utilizará contra los demócratas, debemos repasar el diagnóstico de algunos estudiosos de la situación política y, después, tendríamos que fijarnos en un par de pronósticos. Empecemos, pues, por lo obvio; por eso, precisamente, que ha llegado a todas las cancillerías del mundo entero: Sánchez ha dado un golpe de Estado en España. Este Sánchez, en efecto, forma parte ya de la historia de los espadones famosos de España.
Sí, después de las manifestaciones del 12 de noviembre, nadie intelectualmente solvente en el mundo niega la fundamental implicación política y criminal de los acuerdos del Gobierno en funciones, presidido por Sánchez, con los partidos secesionistas: se trata de un golpe de Estado institucional. Esta es una conclusión indudable en todo el planeta. Es algo que han puesto en evidencia las movilizaciones del 12 de noviembre.
Los principales teóricos y estudiosos de este asalto al Estado-nación coinciden en tres asuntos clave: el protagonista, los medios y los fines. Sánchez está a la cabeza de un golpe de Estado de corte comunista que tendrá repercusiones inmediatas en toda la Unión Europea. Utiliza todos los aparatos y mecanismos del Estado comenzando por la institución que preside, sigue con el Parlamento y casi todo el resto de las instituciones del Estado de derecho, con el único fin de establecer, por un lado, una férrea dictadura en una parte de España y, por otro lado, potenciar las tiranías de Cataluña y el País Vasco que son las principales fuentes de energía de su poder. Tampoco se olvide que está poniendo al servicio de su golpe de Estado todos los mecanismos de la Unión Europea, especialmente la presidencia de la UE que actualmente ostenta por turno rotatorio.
Pero, volviendo a España, nadie se engañe diciendo que Sánchez quiere trocear la nación. Ésta ya está rota. Sánchez solo pretende reducirla a añicos. Quiere un reino de taifas sobre los cuales instalar su mando y, además, que lo proteja la UE. Terrible. Muchos tildarán mi diagnóstico de radical. ¡Pudiera ser! Pero existen otros aún más radicales, y acaso más certeros que el anterior, por ejemplo, uno de los más grandes historiadores de las ideas políticas de España, el pensador Dalmacio Negro Pavón considera que estamos en una situación típica de Ausnahmezustand, una situación de gravedad excepcional para el mantenimiento de un Estado, que exige una decisión política. Decisión que sólo podría tomar en este momento el ejército, si es que no está también arrendado o comprado por Sánchez.
Tampoco es menos pesimista ni menos certero el diagnóstico de José María Macías Castaño, un magistrado del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, al decir que el "CGPJ es el único órgano constitucional (lo creo así, el único) que queda en pie y con sentido de Estado para reaccionar ante el ataque frontal a nuestra democracia que ahora estamos viviendo. La desolación, por otro lado, creo que está más que justificada. Abiertamente se pacta que, a cambio de un puñado de votos para seguir gobernando, se conceda la impunidad por sus crímenes a quien, con sus votos, se ha concedido la capacidad de ‘autoamnistiarse’, al más puro estilo de las antiguas dictaduras argentina o chilena. Obvio es que eso supone la ruptura del Estado de derecho, totalmente irrecuperable. Una vez que se pierde el pudor para romper las reglas y se demuestra que los tribunales y la ley pueden ser pisoteados por el interés personal, es imposible saber cuándo va a volver a suceder, aunque la respuesta es previsible: sucederá siempre que le convenga al que lo ha hecho una primera vez y comprueba que puede seguir haciéndolo sin asumir ninguna responsabilidad por sus actos".
Sin restarle un mínimo de credibilidad y sinceridad a esos dos diagnósticos, creo que aún hay vías de lucha para no desesperar. La primera procede de la ciudadanía protestando a todas horas en la calle, es decir, la calle usada con razón y vehemencia, como asevera con prudencia política mi amigo el militar, sin cansarse, pero con la cabeza fría. No todo está perdido y quizá algunos socialistas, que se han dejado arrastrar en un primer momento, pudieran ser los primeros en encabezar el movimiento por España, contra el abuso del poder y por tanto la dictadura disfrazada, ¿cuántas bajas se han producido en el PSOE desde el día del pacto de la infamia? ¿lo sabrá Emiliano García-Page y pedirá un Congreso Extraordinario del PSOE?
La segunda opción es profundizar la vía política de los partidos democráticos conectados permanentemente con el movimiento de rebeldía cívica. El tercer camino es la vía judicial que aún nos ofrece el CGPJ y, por supuesto, el Tribunal Supremo; no es baladí el trabajo que deberá desplegar ya el mundo judicial para preparar una demanda contra el Gobierno traidor de España por la ley de Amnistía ante los tribunales de justicia de la UE. Tampoco el mundo empresarial puede dejarse de lado. Es una cuarta vía, siempre abierta, pues que el del gran capital no puede quedarse callado ante la inmensa deuda del Reino de España, más de 150.000 millones de euros, que deberá devolverse a los inversores que han comprado esa deuda… Se imaginan cómo y cuándo cobrarían esos inversores, si la UE decide bloquear los fondos que recibe España de Bruselas.
Existen, en fin, otras vías para resistir y, sobre todo, no desesperarnos ante el golpe de Estado institucional del sanchismo, pero ninguna más eficaz que la ciudadanía en la calle a todas horas, porque eso demostrará que no se trata de estallidos de rabia, o algo parecido a la cólera del español sentado, sino de un verdadero movimiento ciudadano perfectamente coordinado con las instituciones aún en píe de la democracia del 78.
España en pie
ROSA DÍEZ. okdiario. 13 Noviembre 2023
Este domingo, 12 de noviembre de 2023, mi marido y yo volvimos a la Plaza de Moyúa de Bilbao. Y lo hemos vuelto a hacer, como tantas otras veces a lo largo de nuestra vida, para defender la libertad.
Hemos llegado desde Sodupe y dejado el coche en un aparcamiento cercano; y, cuando caminábamos hacia la plaza, un señor se ha acercado a nosotros y, tras saludar, nos ha espetado: «Hoy me he desvirgado… en mi vida he asistido a una manifestación… Tengo 64 años… Pero esto ya no hay quien lo aguante, se ha acabado callar, hay que salir… Yo soy médico, una persona pacífica, nunca me ha gustado significarme…, pero ya no queda otra… «. Y hemos caminado juntos hasta los aledaños de la plaza que, faltando media hora para el inicio del acto, ya comenzaba a estar poblándose de banderas y ciudadanos.
Y una vez en la plaza, han vuelto los recuerdos. La Plaza de Moyúa está flanqueada por el Gobierno Civil (ahora Subdelegación del Gobierno) y la Delegación de Hacienda. Fueron tantas las veces las que en las escaleras de la Delegación de Hacienda, a las 12 del mediodía, jueves tras jueves, semana tras semana, nos concentrábamos pidiendo la libertad de Ortega Lara… Volviendo de la última de esas concentraciones recibimos la noticia de que la Guardia Civil había encontrado el zulo en el que ETA lo mantenía secuestrado y lo había liberado.
Fueron tantas las veces en las que apenas un puñado de vascos nos concentrábamos en esa misma plaza para gritar libertad tras cada atentado de ETA, con el cadáver aún caliente…
Fueron tantas las veces en las que, camino de la iglesia de San José, situada a unos escasos cien metros, pasábamos por esa plaza desierta para asistir al funeral del último guardia civil, del último policía, del último militar asesinado por ETA…
Hoy la plaza estaba llena. Llena de ciudadanos que han sentido que ya no se puede aguantar más. Llena de ciudadanos que hacían gala de ser portadores del más hermoso de los carnet, el de ciudadano español. Llena de ciudadanos que ha sentido que ha llegado el momento de decir «¡Basta Ya!».
Han sido varios los asistentes que se han acercado y me han confesado que nunca en su vida habían acudido a una manifestación; varios los que han insistido (ellos, que no yo) en que esto ya no va de partidos políticos, que tenemos que unirnos todos para defender la democracia. Muchos los que me han dicho que están dispuestos a estar en la calle las veces que sea necesario para defender lo que nos une, para defendernos de los enemigos de la España constitucional .
«Esto no puede ser, hemos traído a nuestro hijo para que sepa que lo hacemos por ellos…», ha explicado una joven pareja con un adolescente. «No hemos luchado tanto para que ahora este tío se lleve lo que hemos construido entre todos», nos ha dicho una persona de mi edad, que confiesa que la primera vez que fue a una manifestación fue cuando asesinaron a Miguel Ángel Blanco. «Soy abogado, se han cargado la separación de poderes: si lo consentimos se acabó la democracia», reflexionaba un hombre que dice haber visto –con sorpresa- a varios compañeros suyos acercándose a la plaza.
Me he encontrado con una mujer que fue compañera mía de colegio y a la que no había visto desde entonces. Me he encontrado también con la persona que me atiende habitualmente en la farmacia, con el conserje (así se ha presentado) del edificio en el que trabaja mi hijo, con una familia entera (padres, hijos, nietos) que me confiesan, un poco embarazados, que nunca salieron a la calle hasta hoy.
Hay quien me ha dicho que ha visto «socialistas» en la concentración, que ojalá muchos rompan el carnet de su partido y se queden con el único carnet que importa. Hay quien me ha interrogado sobre la posibilidad de que alguno de los diputados del PSOE vote en conciencia e impida la investidura de Pedro Sánchez… Les he dicho lo que pienso: nadie se saldrá del rebaño porque eso que se llama PSOE ya no es un partido sino un rebaño de ovejas en el que todos siguen al macho alfa, al becerro de oro que es el que les da de comer.
También se me han acercado algunas personas desanimadas porque creían que debiera de haber mucha más gente. A todas ellas les he recordado las veces que nos hemos concentrado cuatro en esa misma plaza cuatro -a veces, literalmente cuatro- con el cadáver caliente de una víctima de ETA. A todos ellos les he animado a mirar alrededor, a sentirse mayoría, a disfrutar del reencuentro, a saberse ganadores. «¿Tú crees que ganaremos?», me preguntaban uno tras otro. «¿Acaso nos queda otra alternativa que ganar?», ha sido y es mi respuesta.
Hoy ha sido el inicio del reencuentro de los españoles de bien, de los que cuando caminamos juntos en defensa de lo que nos une no nos preguntamos sobre nuestra ideología, sobre el sentido de nuestro voto, sobre nuestra forma de ver la vida, sobre otras tantas cosas que conforman nuestro ser. Este domingo España entera ha comenzado a ponerse, literalmente, en pie. En pie de igualdad, en pie de libertad.
Y este domingo, una vez más, en esa plaza de Moyúa, tras escuchar el himno nacional, ha sonado el grito unánime de los ciudadanos sin complejos: ¡Libertad, libertad, libertad!
Y mañana, y pasado mañana, y al otro, hasta #Cibeles18N, y el 19, y el 20… A la calle, hasta ganar. Hasta enterrarlos en la mar
¡Viva la España reaccionaria!
FRAN CARRILLO. okdiario. 13 Noviembre 2023
Esta semana se cumplió el centenario del célebre putsch de Münich, el fallido golpe de Estado con el que Hitler quiso asaltar el poder en Alemania y acabar con la democracia de Weimar mediante la rebelión y sedición del estado de Baviera, punta de lanza de su desquiciado proyecto personal y político. Dicha rebelión, perpetrada en una conocida cervecería muniquesa, buscaba alterar el orden establecido de la República germana a través de un nuevo sistema basado en la aquiescencia y el culto al líder mesiánico, el Führer, que desde entonces hizo y deshizo a su antojo. Conocemos cómo terminó la historia, que ante el paso del tiempo permanece pétrea y firme frente a las perversiones del socialismo militante y las leyes educativas del progresismo.
Por aquellos tiempos, Hitler justificaba también sus acciones en los apoyos parlamentarios y sociales que recibió. Es costumbre en todo diktat socialista atribuirse mayorías que no les competen y alterar la realidad para que parezca que ésta reafirma lo que sus atribulados valores consideran necesario. Que los muyahidines del PSOE equiparen al unísono el respaldo legislativo a un permiso sin condiciones para hacer de la democracia un cortijo autocrático de intereses es la excusa perfecta para un totalitarismo imparable. Cuando ya no quede institución libre y empiece la represión, se iniciará el exilio social y económico. Entonces, sólo quedarán la mediocre y cobarde élite que calla por interés y los palmeros mediáticos que niegan la mayor. Pero llegará la hora en que ellos también rendirán cuentas al régimen.
El socialismo siempre tuvo un problema con la verdad, que considera un obstáculo hacia el poder, derivando en patología lo que podría haberse quedado en un desvío político coyuntural. La democracia sensitiva o sentimental es propicia para el trolero trilero, atributos que en Sánchez se convierten en rasgos prototípicos que lo asemejan a otros sátrapas del siglo pasado y presente. Cuando no te importa mentir, trocear la libertad, vender la democracia y señalar al que piensa diferente como antidemócrata por denunciarlo, nada te separa de cualquier tirano que nuestra memoria alcance a recordar.
Del mismo modo que Hitler, Hugo Chávez llegó al poder en Venezuela prometiendo su salida antes de tomar posesión, jurando cumplir la Constitución (no dijo cuál, porque luego creó la suya) mientras fue interviniendo los poderes del Estado hasta que no quedó ningún contrapeso que pudiera frenar su caudillismo imperante. El kirchnerismo en Argentina siguió idéntico proceso de depauperación de las masas y asalto de las instituciones. No hay nada más parecido a un autócrata que otro, que siempre admira en quienes le precedieron virtudes que ni la moral prevé ni la justicia admite.
En el dislate jurídico y político perpetrado por Moncloa y Ferraz, el socialismo mesiánico ha considerado que la calle, esa que creía controlar con propaganda de hierro y subvención permanente, no se rebelaría como está haciendo. Desde que estalló la sublevación ante la indecencia impuesta, temen salir de sus nidos los guardianes de la secta, que desde 2004 iniciaron un proceso de deconstrucción nacional y balcanización política y territorial que llega hasta nuestros días. Y su respuesta es tachar de reaccionario lo que desconocen y no dominan. En su ignorancia creciente, insultan, menosprecian y etiquetan a la España digna y valiente que, desde la transversalidad ideológica, se resiste a que la democracia sea vendida a unos sediciosos convencidos de repetir ignominia. Claro que hay una España reaccionaria, la que con valentía se reúne para gritarle al autócrata los límites que ya ha traspasado. Una España que reacciona al golpe de Estado dando un golpe en la mesa. Y, en efecto, tanta democracia es demasiado para la izquierda.
España, una explosión democrática contra el golpe de Sánchez
OKDIARIO. 13 Noviembre 2023
Lo vivido este domingo en numerosas plazas de España -en Madrid la manifestación superó de largo todas las previsiones y se convirtió en una sobrecogedora y multitudinaria expresión de rebeldía cívica- es el más claro ejemplo de que frente al plan de ruptura constitucional de Pedro Sánchez la calle se erige en el más eficaz contrapoder cuando la voz de los españoles se alza firme y contundente al margen del alboroto y la violencia. Porque, en efecto, las manifestaciones se han celebrado sin incidentes. Lo vivido ha sido una explosión democrática, un estallido de sana convivencia frente a la impostada convivencia que Sánchez utiliza como pretexto para justificar su plan de demolición institucional.
España se ha echado a la calle en un reconfortante ejercicio de autodefensa que es más fuerte que el siniestro plan de ruptura que ha diseñado el presidente del Gobierno. España, los españoles, no están dispuestos a ser utilizados como moneda de cambio, ni a formar parte del ignominioso trueque que ha urdido Sánchez con los enemigos de la nación. El futuro de este país no lo van decidir un presidente felón y los separatistas. Lo que España será, su destino, lo decidirá el pueblo español y no quienes quieren verla de rodillas. La Puerta de Sol se ha quedado pequeña, como las plazas de otras ciudades de España, porque España es aún mucho más grande que la desmedida ambición de Pedro Sánchez. Eso es lo que no ha tenido en cuenta el presidente en funciones del Gobierno.
Y eso, el estallido democrático que ha inundado las calles y plazas de toda España, es el mayor y más firme contrapoder democrático al que tendrá que enfrentarse el poder fraudulento del mercachifle de la Moncloa. Con eso no contaba. Es normal: sólo un vanidoso compulsivo como él es capaz de infravalorar la respuesta de los españoles a su siniestro plan. Pero ahí está: lo de este domingo ha sido una masiva demostración de fortaleza democrática. ?Acaso, pensaste, Pedro Sánchez, que España iba a quedarse callada?
Larga mañana de domingo
PEDRO DE TENA. libertad digital. 13
Noviembre 2023
La situación es tan seria, tan grave, tan vital que ya no es el momento de los partidos. Al menos no sólo.
Aveces los domingos se hacen largos y espesos como un matorral o como una zarzamora llena además de uñas agresivas. Sobre todo, son las mañanas de domingo las que se hacen eternas y densas. Son esas horas, liberadas de los quehaceres forzosos, las que nos permiten decidir qué hacer con ellas, si malgastarlas, si invertirlas en sol y palomas, si blandirlas como banderas animosas o si llorarlas por todo el tiempo perdido.
Fui con miembros de mi familia a la manifestación del 21 de enero en Madrid –de hace casi once meses—, que convocaron, entre otro, Cayetana Álvarez de Toledo, María San Gil y Rosa Díez, al margen de todos los partidos, como botón de muestra de la existencia de una sociedad española que no quería transitar el camino de la falsificación, de la traición y de la rendición que ya empezaba a zurcir Pedro Sánchez delante de todos.
Aquella manifestación fue todo lo exitosa que podía ser ante la división irresponsable de la derecha y el centro liberal. No fue Feijóo, tampoco la cabeza de Ciudadanos. Abascal sí que fue, pero todos sabíamos que seguía la reyerta absurda entre unos partidos que tenían y tiene la obligación de defender a toda la nación española, la que compone ese resto de España que queda preterido frente a Cataluña y País Vasco, y también, nunca lo olvidemos, a esa España viva en esas dos regiones y que tienen que estar aterrorizados ante el exterminio moral, cultural y legal al que van a verse sometidos.
Aquella manifestación fue muchos meses antes de las elecciones del 23 de julio. Ya se veía venir todo lo que ha venido. Se sabía cuál era la finalidad que se perseguía. Se conocía perfectamente el dictamen del ¿ex? terrorista Otegui cuando le mostraba el método a su tonto útil, Pedro Sánchez: para que España sea roja alguna vez tendrá primero que ser una España rota. Este infame presidente del gobierno no se ha enterado de que una vez que España esté rota, a ese desalmado le importará un carajo si España es roja, verde o azul.
Pues pasaron los meses y todas las encuestas, salvo la de Tezanos, daban una mayoría absoluta muy cómoda al centro derecha, formado por Vox, PP, los pecios políticos derivados de intentos meritorios y contingentes perdidos de la izquierda moderada. Y la siguieron dando mientras Vox y PP, muy especialmente, se afanaban en desmoralizar una y otra vez a los votantes, en extender sensaciones de cansancio y hastío o en desanimar con irracionalidad a los votantes que podían impedir lo que no se ha podido impedir.
Y llegó, en ese clima suicida y negligente, el día de las elecciones arteramente convocadas a 40 grados a la sombra y con millones de españoles de vacaciones, y tras conocerse los resultados, los socialistas bailaban en los balcones, como bailaban en la oscuridad sus ahora chantajistas del gobierno, porque sabían que habían ganado. Mientras el PP predicaba su ¿victoria? y Vox se dejaba miles de votos y decenas de escaños en el camino, muerto ya Ciudadanos.
Que Feijóo creyera que Pedro Sánchez era del mismo partido que aquel Felipe González que respetó la lista más votada muestra y demuestra que no sabía quién era este tipo al que únicamente otros socialistas calaron, se empeñaron en su derribo y fracasaron. Seguía creyéndolo cuando apelaba a un fantasioso acuerdo con el sanchismo. Y mientras, Vox deshaciendo y deshaciéndose.
Por eso, esta mañana de domingo se me ha hecho larga y amarga. Tal vez debería haber ido a alguna de las manifestaciones, pero no, no lo hecho. Seguían sin ser manifestaciones conjuntas. Seguían sus dirigentes y convocantes sin hacer un examen de conciencia por haber sido causa necesaria de este desastre el pasado mes de julio. Siguen sin hacerlo. La situación es tan seria, tan grave, tan vital que ya no es el momento de los partidos. Al menos no sólo.
Necesitamos que se forje una Alianza Nacional por la Democracia y la Constitución. Yo quiero ver a su cabeza a personas como Rosa Díez, María San Gil, Cayetana Álvarez de Toledo, Fernando Savater, Joaquín Leguina, Nicolás Redondo, Iván Vélez, Francisco J. Contreras, Jaime Mayor, Javier Gómez de Liaño y –que me las decenas y decenas que no cito entre juristas, periodistas, políticos, profesionales, filósofos, ingenieros, funcionarios, religiosos…—, tantos otros que nos representan mucho más que las cúpulas de esos partidos.
Y necesitamos un plan, una estrategia, un memorial ordenado de intenciones, de acciones, de reacciones y de disposiciones. Lo que ha ocurrido ha ocurrido con la ley en la mano. Pues con la ley en la mano habrá que deshacerlo y corregir lo que haya fallado para que nunca más pueda ocurrir. Por eso, me he sentado y me he regalado Nabuco, la ópera que tiene 180 años aunque Nabucos, esclavizadores de sociedades, hay demasiados.
He tenido que contener las lágrimas cuando he escuchado:
¡Ay, mi patria, tan bella y abandonada!
¡Ay recuerdo tan grato y fatal!
Arpa de oro de los fatídicos vates,
¿por qué cuelgas silenciosa del sauce?
Mañana será otro día. Se me pasará si se hace lo que se debe.
Al director de orquesta no le gusta Vox
Nota del Editor. 13 Noviembre 2023
El director de orquesta ya ha seleccionado al primer violin y a los jefes de grupo, solo falta la batidora para hacer una sopa.
Y de paso se quiere cargar al único grupo que defiende España, porque ya sabemos lo que el pp es capaz de no hacer, todo.
EL AÑO PASADO, CRECIÓ EN 77.450 MILLONES
La deuda pública ya acumula 87.769 millones más que en 2022
JOSÉ RAMÓN RIERA. gaceta. 13 Noviembre 2023
Mientras se multiplican las protestas ante las sedes del PSOE por toda España, también crece la deuda pública que genera, entre otros entes, el Gobierno de Pedro Sánchez, incluso después de meses en funciones. Una deuda española que se divide entre la correspondiente a la Administración General del Estado, la de las Comunidades Autónomas y la de las Corporaciones Locales.
La Deuda de la Administración Central del Estado a cierre de octubre de 2023, según los datos que publica el Tesoro Público, ha quedado en 1,378 billones de euros. Se ha reducido la cifra de 3.000 millones en un mes en que la recaudación el año pasado permitió reducir en más de 7.000 millones la deuda.
La recaudación ha debido de ser mucho peor de lo esperado, porque una reducción de sólo 3.000 millones deja a la puerta de los 1,4 billones de deuda y colocar el consolidado de todas las Administraciones en la puerta de los 1,6 billones según se contabiliza la deuda bajo el Protocolo del Déficit Excesivo (PDE).
A pesar de ello, a la Unión Europea se le envió un informe que asevera que ladeuda bajo el PDE se quedará en 1,578 billones a finales de diciembre.
El próximo día 17 de noviembre, el Banco de España publicará las cifras oficiales a cierre de septiembre y ya s sabe que la Adminstración General del Estado en septiembre creció en 15.315 millones. También es conocido que la cifra PDE fue en agosto de 1,563, con lo que muy posiblemente y debido a la consolidación, nos hayamos ido a la cifra prometida a Bruselas para final de año.
Perspectiva
En 2022, desde diciembre a octubre, en los 10 primeros meses del año, la deuda creció en 77.450 millones, mientras este año, cuando debería haber bajado de forma sustancial, crece en 78.923 millones. Pero no hay que olvidar que la subida de las pensiones entre revalorización y nuevos pensionistas ha hecho que en noviembre haya que pagar 24.000 millones de euros, entre paga extra y mes y lo mismo sucede con la revalorización de los salarios públicos y las nuevas incorporaciones se tengan que pagar casi 23.000 millones.
Si se observa lo ocurrido en junio de 2023, la deuda subió en 25.000 millones en un mes, y se disparó a 102.696 millones más de deuda que junio de 2022. Así, ha crecido en 87.769 millones en el último año y faltan muy pocos días para que se tengan que pagar a los pensionistas y a los empleados públicos. El 7 de diciembre el Tesoro dirá qué ha pasado.
El relato
ROSA CUERVAS-MONS. gaceta. 13 Noviembre 2023
Horas después de la masiva movilización —y van ya unas cuantas— contra el golpe de Estado que ha puesto en marcha el PSOE, los de Ferraz publicaban este domingo un editorial digno de análisis. Un texto que provoca indignación y vergüenza ajena a partes iguales, la misma vergüenza de la que parece carecer el autor de este cuento victimista que es perfecto ejemplo del tan traído y llevado relato. Porque hoy, como saben, lo importante no es el qué, sino el relato, cómo se cuenta ese qué.
Hay que ser osado para decir, como dice el editorial del PSOE, que «durante más de 140 años los y las militantes del Partido Socialista Obrero Español han defendido la democracia en España». Hay que ser osado, saber muy poca Historia o tener una oportuna amnesia selectiva que permita ignorar el papel de los socialistas en la Segunda República y el inicio de la Guerra Civil. Pero —ay, a veces, la divina casualidad— el mismo autor nos da la pista… A la hora de escribir estas líneas —quizá los señores del PSOE hayan actualizado y corregido ya el texto— el subconsciente traiciona a nuestro amigo editorialista, que continúa su cuento chino con un «no nos amedrentaron ni los goles (sic) de Estado, las dictaduras ni los terroristas». Y eso, exactamente eso, es lo que es esta infame soflama. Un gol más que quieren colocar los socialistas en una portería —la de los medios de comunicación— ancha y permeable como ella sola.
Por situarnos: el secretario general del Partido Socialista —permitámonos obviar lo de obrero y español— acaba de cerrar un pacto de investidura en Bruselas con un señor prófugo de la justicia, ante el que ha vendido la independencia judicial; y que hará que a los que incendiaron Barcelona, asediaron casas cuartel de la Guardia Civil —en las que los niños lloraban—, lesionaron grave y de forma permanente a policías, insultaron a jueces, se declararon insumisos a las normas que regían —hasta entonces— para todos… que a esa gente se le diga ahora que aquí paz y después gloria; que su sanchidad ha decidido que pelillos a la mar; que tampoco fue para tanto y que no hay ofensa a la legalidad que no se pueda olvidar si es a cambio de unos cuantos votitos para seguir en Moncloa.
A renglón seguido, y no satisfecho con haber entregado en bandeja de plata la separación de poderes en España, el secretario general del Partido Socialista se reúne con los recogenueces peneuvistas para decirles que, total, ¿qué son décadas de solidaridad interterritorial? Si es lo que hace falta para conseguir su voto, aquí la tienen: la gestión de la Seguridad Social para el Gobierno vasco. Y así, sin despeinarse; sin inmutarse; sin sonrojarse, el secretario general del PSOE se carga la caja única y la igualdad entre españoles (también en lo económico, que la igualdad ante la ley se la había entregado antes, como se ha dicho, a los separatistas catalanes).
El PSOE —es decir, su secretario general y todos los que hoy cierran filas con él— ha protagonizado un gravísimo ataque a la unidad nacional y a la España que conocemos, y tiene sin embargo la muy poca vergüenza de presentarse como víctima y reclamar —volvemos al editorial— la condena de la «violencia» que sufre: «La ultraderecha española, nostálgica del franquismo y alumna aventaja (sic) de los predicamentos que llegan de personajes como Trump o Bolsonaro, ha decidido recorrer el camino de la violencia callejera para lograr sus objetivos políticos». ¿Les indigna tanto como a mí? ¿Han sacudido la cabeza, incrédulos ante el hecho de que los que han enfadado tanto a tantos como para provocar movilizaciones multitudinarias y diarias en la calle en defensa de España sean capaces de decir que los que nos plantamos en la sede de Ferraz estamos recorriendo la violencia callejera para lograr objetivos políticos?
Lo llaman los amantes de la psicología teoría del espejo: que los que van a amnistiar a delincuentes, golpistas y acusados de terrorismo callejero, acusen a quienes lo denuncian de practicar la violencia callejera. Y sería gracioso si no fuera porque —lo verán nuestros ojos— habrá más de uno y más de dos periodistas y contertulios que compren este relato y empiecen, desde bien tempranito, a reclamar que cese la «violencia callejera» contra los pobres socialistas. Obviarán, en cambio, que la inmensa mayoría de los indignados y concentrados es pacífica. Que la inmensa mayoría condena la violencia —de hecho, se protesta contra el indulto a los violentos— y se manifiesta de forma vehemente, contundente y perfectamente legal y pacífica. Obviarán que el PSOE vuelve a hacer un uso abusivo de las instituciones utilizando al Ministerio del Interior y a la Policía para criminalizar y silenciar a una enorme cantidad de españoles decididos a defender la unidad de su patria y la igualdad frente a quienes han puesto alfombra roja a los enemigos de España.
El relato socialista está escrito, ahora es responsabilidad de todos impedir que cale. Que sus mentiras no nos hagan dudar ni un momento. Frente a su relato, la realidad: España está amenazada y la amenaza se llama PSOE.
Por la democracia y contra sus enemigos
La calle rebosa contra Sánchez y en defensa de la libertad
Editorial. la razon. 13 Noviembre 2023
Los españoles no somos unos recién llegados en la lucha contra los enemigos de la libertad y la igualdad. A lo largo de estas décadas de democracia hemos enfrentado desafíos extraordinarios que han requerido sacrificios y conductas igualmente excepcionales decididos a no dar un paso atrás en la conquista de los derechos fundamentales y convencidos del deber de entregar a las generaciones venideras un país mejor del que recibimos o al menos de conservar el legado de nuestros predecesores.
Golpes de estado, 40 años de terrorismo genocida y etnicista, amenazas exteriores e interiores no han conseguido quebrantar la firmeza y la fe heredadas de un combate complicado y arriesgado por un modo de vida que nos ha incardinado con plenitud en los regímenes liberales y representativos más garantistas. Hemos pagado, eso sí, un precio doloroso, muchas veces trágico, y la memoria de las víctimas de la barbarie criminal encarnada por ETA y sus acólitos será preservada contra todo y contra todos los que hoy desde el poder han dejado tan solos a los muertos.
Recordar hoy las multitudinarias movilizaciones de los ciudadanos después de sucesos traumáticos que nos conmovieron profundamente por la sangre inocente derramada, por los salvadores de la patria que se arrogaron una autoridad que no era suya o por una casta corrupta y autoritaria que atacó la democracia desde las instituciones periféricas, es reivindicar la fortaleza de una sociedad que no se resigna ni se rinde ni acepta mansamente que unos pocos hurten lo que es de todos.
Asistimos atónitos a un nuevo embate contra la España constitucional con el agravante de que su autor intelectual y material ocupa la presidencia del Gobierno en funciones y aspira a blindar su poder cuatro años más pese a la derrota en las elecciones generales.
Hemos detallado en estas páginas editoriales el pacto de la vergüenza suscrito con todos los enemigos de la democracia con representación parlamentaria, la compraventa de votos y el contenido de todas las cesiones de Pedro Sánchez que constituyen de manera implícita y explícita también la subversión del orden constitucional y de los fundamentos del estado de derecho que los españoles hemos refrendado durante más de cuatro décadas en todas las convocatorias con las urnas a las que hemos sido llamados.
No es ocioso insistir en que las siglas contrarias al consenso constituyente y constitucional han sido contumazmente marginadas a una ínfima representación. Sin demanda social ni razón algunas los españoles nos vemos obligados de nuevo a tomar las calles para recordar a unos su deber como servidores públicos y a otros que la igualdad es una conquista histórica como comunidad civilizada y de derecho y que el lugar de los corruptos y los delincuentes no son las instituciones, y menos aún su rehabilitación para patrocinar un tiempo de despotismo y agravio.
Cientos de miles de personas, que respondieron a la llamada del PP en todas las capitales de provincia, expresaron ayer su voluntad de resistir y defender la libertad y la igualdad y lo hicieron por primera vez tras el acuerdo de la amnistía. Cientos de miles de personas, millones con seguridad, enviaron un mensaje inequívoco a Pedro Sánchez sobre lo que significa la democracia, antagónica de la autocracia y el despotismo que apadrinan desde Moncloa y sus cómplices.
Sería de ingenuos pensar que una personalidad como la del líder socialista atenderá el clamor de los ciudadanos y de las decenas y decenas de colectivos profesionales que vertebran la sociedad civil, o que renunciará al menos a insultar a esa mayoría de personas de bien que se resisten a que una casta desleal les robe la democracia. Un político serio y responsable no habría llegado hasta aquí, pero al menos tendría la humildad y la sabiduría para recapacitar y rectificar. Damos por hecho que Sánchez no lo hará y que la gente debe prepararse para una movilización prolongada. Hasta que se devuelva la voz al pueblo en unos comicios con programas transparentes y sin mentiras.
Historia de los agentes provocadores
RICARDO RUIZ DE LA SERNA. gaceta. 13 Noviembre 2023
Los que de verdad sabían de manifestaciones, huelgas y protestas eran los agentes de la Comintern, la Internacional Comunista o III Internacional, cuya vida entre 1919 y 1943 marcó el ciclo revolucionario en Europa y en buena parte del resto del mundo. Uno de sus agentes más destacados, fue el belga Víctor Serge (Bruselas 1890-Ciudad de México 1947). Escritor fecundísimo y revolucionario, se movió como pez en el agua entre socialistas, anarquistas y bolcheviques hasta que rompió con la URSS después del ascenso de Stalin. Dejó un libro extraordinario, Memorias de un revolucionario (Veintisieteletras, 2011), que resume en unas pocas líneas el fracaso de una vida: «Por mi parte, sufrí un poco más de diez años de cautiverios diversos. Milité en siete países, escribí veinte libros. No poseo nada. Varias veces he sido cubierto de lodo por una prensa de gran tirada porque digo la verdad. Detrás de nosotros, una revolución victoriosa que dio mal resultado. Varias revoluciones fracasadas, un número tan grande de matanzas que da un poco de vértigo».
No debía de ser fácil la vida bajo la permanente amenaza de los agentes de Stalin.
Serge nos dejó un librito que aún hoy contiene lecciones valiosas para aquellos que quieren organizar, participar o apoyar movilizaciones en la calle. Se titula Lo que todo revolucionario debe saber sobre la represión y lo publicó en francés en 1925 poco antes de su expulsión del partido comunista de la Unión Soviética, que tuvo lugar en 1928. En español, la edición más reciente es de 2019 en el Fondo de Cultura Económica. Hay otras más antiguas y no faltan algunas directamente piratas.
Serge parte del estudio de la Ojrana, la policía secreta zarista fundada en 1866 después del primer intento de asesinato del zar Alejandro II (que terminaría muerto a manos de un grupo terrorista revolucionario en 1881). Durante más de treinta años, los agentes de este cuerpo policial combatirían contra los revolucionarios dentro y fuera del Imperio Ruso mediante las técnicas policiales desarrolladas desde los tiempos de Fouché, cuya biografía inolvidable escribió el gran Stefan Zweig, al que ahora se le dedica una estupenda exposición en la Biblioteca Eugenio Trías del Retiro.
Pero no nos desviemos.
Serge analiza las distintas formas de operar de la policía secreta del zar (la observación, el seguimiento, la infiltración) hasta llegar a la provocación, que tiene de dinamitar al grupo revolucionario precipitando su detención. Nuestro autor estudia un folleto de 27 páginas titulado Instructivo relativo a la agencia secreta y Serge incluye extractos valiosos para el análisis político e histórico. Hoy nos interesa un pasaje que reza: «La Seguridad Política debe tender a destruir el movimiento revolucionario en el momento de su mayor actividad y no desviar su trabajo dedicándose a empresas menores». Conviene, pues, tener presente que el momento más peligroso es, precisamente, cuando el movimiento es más fuerte. Ahí es cuando hay que hacerlo saltar por los aires bien dejando que tenga lugar la provocación —mediante personas o grupos a los que se instrumentaliza— o bien ejecutándola directamente con recursos propios.
Las policías políticas de los distintos regímenes totalitarios (comunistas, fascistas, nacionalsocialistas) emplearon agentes provocadores combinados con otros dispositivos de manipulación de masas (censura, propaganda, desinformación) para presentar a los opositores como terroristas, enemigos del pueblo o agentes extranjeros. Así sucedió, por ejemplo, con los movimientos nacionales de resistencia contra el comunismo en Polonia, Hungría, Checoslovaquia y los países bálticos. En la medida en que hay libertad de expresión y de información, estas técnicas disminuyen su eficacia, pero cuando estas libertades fallan el riesgo se dispara. Los soviéticos lograron ocultar durante años el Holodomor. No se debe minulvalorar el poder de la mentira.
Sin embargo, tampoco hay que despreciar la fuerza revolucionaria de la verdad. Parafraseando a Novalis, allí donde está el peligro está también la salvación. Cuando el poder se ve en la necesidad de emplear agentes provocadores y, más en general, las técnicas de las policías secretas de regímenes autoritarios —carentes, por ejemplo, de controles judiciales independientes—, esto es una prueba de su debilidad. Naturalmente, esta circunstancia no significa que el poder sea menos peligroso —una tiranía acorralada es peligrosísima— pero sí permite albergar cierta esperanza sobre sus tensiones internas y sobre la posibilidad de un cambio. Es esa posibilidad, precisamente, la que aterroriza al tirano.
Así, todo activista debe saber que los agentes provocadores tratarán de emplear todos los medios a su alcance —la violencia incluida, naturalmente— para tratar de desacreditar al movimiento contra el que operan. Basta una foto, un vídeo o un mensaje para enmarcar a un grupo y, a partir de ahí, hacerlo estallar.
Conviene estar prevenidos.
La vía polaca: manifestaciones contra el golpista Sánchez
Jesús Cuadrado. vozpopuli. 13
Noviembre 2023
El domingo 1 de octubre se manifestaron en Varsovia un millón de ciudadanos movilizados contra el ataque del gobierno polaco a la independencia judicial. El mismo día hubo réplicas en todas las ciudades de Polonia, como venía ocurriendo durante más de tres años, de forma masiva. El lema de las concentraciones de los demócratas polacos resultará familiar a cualquier demócrata español: “reivindicar el Estado de Derecho y rehabilitar la democracia polaca, cada vez más degradada por las decisiones del Gobierno”. Con el mismo fin, han salido este domingo a la calle una multitud de españoles.
La movilización ciudadana puso fin a la tiranía en Polonia. Dos semanas después de las marchas, los partidarios de la restauración democrática, con la Coalición Cívica del presidente del PP europeo, Donald Tusk, al frente, lograron un triunfo indiscutible sobre el populista Ley y Justicia del autócrata Jaroslaw Kaczynski. El vuelco electoral fue espectacular. En cuatro años, la alternativa democrática ganó doce puntos porcentuales y tres millones de votos. Nada podría entenderse sin la reacción de los demócratas. Las autocracias demagógicas triunfan, antes en Polonia y ahora en España, a partir del desinterés ciudadano y caen cuando la ciudadanía reacciona.
Para tener utilidad, el análisis político debe servirse de antecedentes y estudios comparados. El proceso de degradación de la democracia polaca encierra enseñanzas valiosas para la democracia española. En Polonia, las leyes de reforma judicial fueron el factor desencadenante, como en España la amnistía. El populista Ley y Justicia llega al poder en 2015 y, sin llevarlo en el programa, aprueba leyes que tienen por fin controlar los tribunales, incluida Corte Suprema y Tribunal Constitucional. Las medidas para lograrlo iban de la reducción de la edad de jubilación de los magistrados a leyes ad hoc para modificar los tribunales.
Lo lograron, a pesar de la oposición de los jueces, a los que insultaban llamándoles “comunistas”, como aquí, “fascistas”. Destacó la presidenta de la Corte Suprema, Malgorzata Gersdorf, que desafió al gobierno: “quiero defender el Estado de Derecho y señalar el límite entre la Constitución y la violación de la Constitución”. Durante años, han defendido la democracia de un golpe de Estado que se está repitiendo, como la fórmula más utilizada en este siglo: la anulación de un poder, el judicial, por otro, el ejecutivo. Frente a ellos, ni Kaczynski ni Sánchez tienen interés en la democracia liberal y sus reglas, solo les importa conservar el poder. Los padres fundadores de la democracia pensaban en gente como ellos cuando pretendieron evitar, con la división de poderes y controles institucionales del ejecutivo, lo que ellos y los antiguos filósofos llamaban tiranía.
Un movimiento político tiene poco recorrido sin relatos para contar lo que hace. El PSOE dispone de una narrativa marco para todo: izquierda contra derecha. Con esta falacia, no podría ir muy lejos sin el apoyo acérrimo de un ejército de propagandistas mediáticos, que estos días sudan tinta para seguir los acontecimientos. Se esfuerzan en hacer que Felipe González parezca de derecha y Oriol Junqueras, de izquierda; Manuel Aragón, un constitucionalista facha, y el comunista Pérez Royo, progresista; el 99,9% de los jueces, derecha judicial y Conde-Pumpido, el juez de los “progresistas”. ¡Propaganda! Como El País, La Vanguardia sí veía el golpismo fuera. “El gobierno nacionalista polaco acaba con la independencia de los jueces”, titulaba en diciembre de 2019. ¡Qué difícil es ver lo que se tiene cerca!
Esto no va de izquierda-derecha. Como afirma Martin Wolf en su último libro, “en última instancia, el populismo no es más que un medio para obtener el poder”. El método es el mismo cuando lo aplica López Obrador en México con retórica izquierdista y Viktor Orbán en Hungría con discurso derechista. Los autócratas desprecian el Estado de derecho y pactan con quien sea con tal de conservar el gobierno. De eso, nuestro autócrata local está dando un recital completo, sumando, aún, el castro-chavista lawfare de propina.
El PSOE ha dejado de respetar las reglas de la democracia y el miércoles Sánchez se postulará para autócrata, no para presidente. Frente a estos procesos de degradación democrática, ¿qué función cumple la Unión Europea? Si se analizan las actuaciones de la Comisión (CE) en Polonia, se puede adelantar qué hará en España. Allí, la CE abrió una investigación sobre las reformas que terminó en el Tribunal de Justicia europeo. Finalmente, este las declaró ilegales y contrarias a la normativa comunitaria. El gobierno polaco no acató la sentencia y se dedicó a insultar al tribunal, pero la actuación europea no fue inútil. Provocó una falla de reputación internacional y, sobre todo, dio confianza a los ciudadanos demócratas polacos. Esos tres millones de electores ganados por la oposición en cuatro años no surgen de la nada y son la prueba del “sí, se puede”.
Si hoy España pidiera la entrada en la UE, no sería admitida sin dar marcha atrás en el golpe que el PSOE está propinando al Estado de derecho. La vía polaca demuestra que, para restaurar la democracia, la variable decisiva es la movilización ciudadana. Sin ciudadanos, no hay democracia que resista. La diferencia entre el éxito polaco y el fracaso húngaro hay que buscarlo ahí. Por eso es tan aleccionador el éxito de las movilizaciones de este domingo. Lo han sido las anteriores y lo serán las próximas. No porque modifiquen un voto tribal, insensible a cualquier argumento, sino por imprescindibles para activar ciudadanía suficiente en la defensa del estado de derecho. En España, como en Polonia.
FORO DE DIÁLOGO Y UNIDAD CONSERVADORA TRANSATLÁNTICA
Madrid acoge desde este lunes la III Cumbre de la Iberosfera
MARINA RUIZ. BRUSELAS. gaceta. 13 Noviembre 2023
Esta semana, la capital de España será el epicentro de la tercera edición de la Cumbre de la Iberosfera, un evento impulsado por la iniciativa de VOX Europa y materializado por el Grupo de Conservadores y Reformistas (ECR) del Parlamento Europeo.
La cita, programada para los días 13 y 14 de noviembre de 2023, reunirá a destacados líderes políticos y sociales de Iberoamérica en una causa común: la defensa de principios fundamentales como la libertad, la soberanía nacional, la vida, la familia y el Estado de Derecho.
La lista de participantes incluirá a la vicepresidenta electa de la República del Ecuador, la candidata a la vicepresidencia de Argentina, congresistas, diputados nacionales y al Parlamento Europeo, así como reconocidos académicos y representantes de fundaciones y Think Tanks.
Este evento, organizado por el Grupo de Acción Política ECR Eurolat, presidido por Herman Tertsch, promete ser un espacio de diálogo y reflexión sobre los desafíos que enfrenta Occidente y la necesidad de fortalecer la unidad conservadora transatlántica.
Tertsch inaugurará el evento acompañado por el Jefe de VOX en el Parlamento Europeo Jorge Buxadé, la Presidente y portavoz de VOX en la Comunidad de Madrid Rocío Monasterio y Paloma Adrados Coart, Asesora Senior de la Delegación española de VOX en el Parlamento Europeo que dará el pistoletazo de salida a la cumbre.
La jornada del lunes, 13 de noviembre, se inaugurará con el panel «Forjando una Alianza Transatlántica Fuerte para la Reconstrucción de Occidente». En un contexto donde las fuerzas conservadoras ganan terreno en toda Europa, el evento buscará unificar a los conservadores de ambos lados del Atlántico para defender la libertad y el estilo de vida occidental.
El segundo debate de la jornada abordará «La Defensa de la Verdad frente a la Cultura de la Cancelación: Conservadores versus Wokistas», explorando el conflicto entre conservadores y aquellos que abogan por la cultura woke, resaltando la importancia de la defensa de la verdad en la sociedad actual.
El martes, 14 de noviembre, se centrará en cuestiones económicas y geopolíticas con la mesa «Analizando el Auge de los Regímenes Autoritarios: Moscú, Pekín, Teherán», y «La Inquebrantable Contraofensiva por la Libertad y la Emergencia de las Fuerzas Conservadoras en el Siglo XXI», que contará con las intervenciones de Rodrigo Ballester, Director del Centro de Estudios Europeos de Mathias Corvinus Collegium (Hungría) y de Jorge Martín Frías, Director de la Fundación Disenso, entre otros.
El tercer panel explorará «El Potencial de la Iberosfera como Baluarte Conservador en el Mundo», resaltando la importancia de la defensa conservadora de la igualdad ante la ley y la reivindicación de la Hispanidad. En este debate participará Eduardo Cader, Director de Foro Madrid y Director del Área Internacional de la Fundación Disenso.
Finalmente, en el debate «Soluciones Políticas: La Reconquista de la Libertad» se abordarán los desafíos actuales, desde la Leyenda Negra hasta los ataques actuales desde la izquierda globalista, promoviendo la unidad para la recuperación de la libertad.
La clausura de la III Cumbre de la Iberosfera contará con la presencia del presidente de VOX, Santiago Abascal, marcando el fin de un evento que busca consolidar la alianza de las fuerzas conservadoras en defensa de los valores compartidos.
La cita promete ser un hito en la lucha contra las amenazas del social comunismo y el globalismo, reafirmando el compromiso de esta gran alianza con la libertad, la democracia, la patria y la dignidad humana.
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Desmovilización
Iván Vélez. gaceta. 13 Noviembre 2023
Durante una lluviosa jornada, en un hotel de Bruselas, el fontanero mayor del PSOE se plegó a las principales exigencias del golpista Puigdemont al que los socialdemócratas, tal es su servilismo, han llegado a llamar president. Si el clamor de la calle o alguna toga limpia de polvo caminero no lo impide, el fugado regresará a Cataluña cómodamente sentado en un sillón del que se levantará para disputar el de la Generalidad, en el que acaso plante sus posaderas, no diremos reales, el PSC, verdadero manejador de la política española, que quizá acabe siendo el mayor beneficiado de la pugna entre Puigdemont y Junqueras. Lejos queda su huida, en el interior en un maletero, a la Europa que le ha arropado. Una fuga, por cierto, no detectada por los servicios secretos del Estado opresor.
Se cerrará así un paréntesis de más de seis años, en los cuales, el de Amer se rodeó de una pequeña corte configurada por un sincopado trovador, algún que otro bufón e incluso una giganta que también se beneficiará de la barra libre pagada por todos y servida por Sánchez. Un periodo de tiempo en el que el golpista fomentó aquello que ya denunciara Julián Juderías hace más de un siglo, cuando dijo que España, desde la perspectiva de la Europa sublime, constituía «desde el punto de vista de la tolerancia, de la cultura y del progreso político, una excepción lamentable dentro del grupos de las naciones europeas». El daño hecho por los agentes lazis es enorme. La respuesta de nuestra diplomacia, hipotecada por sus muchas deudas dactilares, tibia.
Como digo, falta por ver si los mecanismos judiciales pueden bloquear el golpe de Estado que, nacido en Cataluña, se ha llevado a Madrid, lugar en el que opera esa coordinadora de secesionistas, terroristas blanqueados y corruptos de diverso pelaje, llamada PSOE. Con el acuerdo firmado, corresponde ahora a Sánchez controlar los votos de aquéllos que le deben el puesto; a la prensa subvencionada buscar fórmulas publicitarias y cargar de razones a aquellos que están ávidos de ellas para aceptar semejante atropello no democrático, sino nacional; y a los sindicatos patrocinados, hallar un reclamo laboral para que sus liberados toquen a rebato e impidan ver lo evidente: que esas organizaciones están involucradas en una balcanización que también lo es de esa clase obrera que dicen defender.
Falta, por el contrario, ver el efecto que tienen los pronunciamientos de aquellos gremios funcionariales aún no contaminados por el autonomismo que, desde hace demasiado tiempo, han asumido su maniquea división en «progresistas» y «conservadores» sin reparar en la evidencia de que su propia existencia y fortaleza están ligadas a la del Estado con el que mercadea Sánchez. Falta, por último, ver los efectos que produce, pues no todo el poder se ejerce de manera descendente, por muy despótico e invulnerable que este parezca, una movilización callejera constante que necesita verse complementada por su contrario, por una total desmovilización productiva: por una huelga general que paralice España.
Hay que juzgarlos
JAVIER GÓMEZ DE LIAÑO. libertad
digital. 13 Noviembre 2023
Los tribunales competentes, comenzando por la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo, están dando un gran ejemplo frente a las amenazas y ofensas recibidas.
Un aficionado a las historietas judiciales me cuenta que el pasado día 6, festividad de san Martín de Porres, fraile afroamericano, antes barbero, herborista y curandero, el prófugo Carles Puigdemont, al conocer que el juez García Castellón había dictado un auto en el que le consideraba responsable de delitos de terrorismo, se dirigió a sus acólitos que estaban negociando con los representantes del PSOE para el apoyo a la investidura de Pedro Sánchez y les dijo, para más señas, en castellano:
–Se acabó el carbón. No hay acuerdo que valga. En nombre del pueblo catalán al que aquí representamos, hemos de exigir que se juzgue a toda la panda de jueces fascistas que nos están haciendo la vida imposible, como acaba de hacer ese juez de la Audiencia Nacional en su particular guerra judicial y llamarme terrorista. Los de Madrid tiene que escucharnos. Han despreciado nuestra fuerza. Pedro Sánchez tiene que admitir que nosotros seremos los jueces de aquellos jueces.
Otras crónicas más disimuladas y complacientes, informan que lo que el señor Puigdemont manifestó fue que el procedimiento penal abierto en su contra por su participación, junto a otros de su entorno o partido, en los actos de terrorismo protagonizados por la organización Tsunami Democratic era una resolución judicial política, una aberración jurídica, de la que él era la principal víctima y que había que dar órdenes al fiscal General del Estado para que inmediatamente recurriera. También que, con la máxima urgencia, en el texto del acuerdo y concretamente en el capítulo dedicado a la Ley de Amnistía, se pusiera textualmente –al parecer fue obra del licenciado y consejero jurídico Boye que gustosamente se ofreció a hacerlo por las secuelas favorables que para él podrían derivarse de la "morcilla"– que la norma debía incluir tanto a los responsables como a los ciudadanos que, antes y después de la consulta de 2014 y del referéndum del 2017, habían sido objeto de decisiones o procesos judiciales vinculados a estos eventos. Y puesto a exigir, igualmente ordenó añadir que en la ley se contemplase constituir en el futuro Congreso de los Diputados unas comisiones de investigación para examinar en qué medida pudieran derivarse situaciones comprendidas en el concepto lawfare o judicialización de la política, con las consecuencias que, en su caso, pudieran dar lugar a acciones de responsabilidad o modificaciones legislativas.
Aparte de que el texto en general esta reñido con la sintaxis, cosa que a mí no me sorprende por ser lo habitual en rábulas y zurupetos, junto a otras, con esta cláusula del acuerdo firmado a pachas entre Junts y PSOE, ambas partes parecen creerse sumos hacedores del bien, con olvido de que los representantes de la soberanía popular lo primero que tendrían que saber es que la justicia se administra por jueces y magistrados independientes e inamovibles y sometidos únicamente al imperio de la ley y que cuando ellos y sus corifeos se sienten depositarios de los principios jurídicos de la humanidad –de su particular humanidad– la justicia chirría en sus goznes. Porque si aceptamos como premisa que los españoles cuentan con una elevada dosis de racionalidad y madurez política, la conclusión es admitir la vergonzosa evidencia de que uno de los objetivos de ese acuerdo y sus derivados es despreciar al poder judicial con argumentos y posturas injustificables. En lenguaje paladino y con no poca indulgencia, a esto se le llama la ley del embudo. Dicho sin respeto alguno, semejantes formas de proceder tienen el tufo de los vicios totalitarios y eso que habíamos llegado a creernos que el totalitarismo estaba ya muerto y enterrado.
Convendría saber, de una puñetera vez –dado el asunto, escribir puñetas viene al pelo– y para no perdernos en el laberinto cuya clave muchos ignoran, que negar legitimidad al Tribunal Supremo o a cualquier otro órgano judicial puede ser un aliciente propio de políticos de tres al cuarto, pero en ningún caso forma adecuada para la construcción de algo tan importante como el Estado de derecho. No obstante, pensándolo bien y aunque el asunto es grave, ya se sabe que a los fanáticos, la pasión, en lugar de ayudar, sirve para cegar sus mentes y torcer sus juicios.
Porque digan lo que digan los enemigos de España y de sus jueces –incluyo, naturalmente a las señoras juezas, que además son mayoría en el escalafón– que las personas que llegan a la judicatura suelen ser inteligentes y reflexivas, opinión que emito sin que nadie pueda tacharme de corporativista, pues pruebas no me faltan de ser crítico con algunos comportamientos y decisiones judiciales. Insisto, los jueces españoles tiene muy elevado grado de honestidad intelectual y meditan con seriedad los problemas que no tienen una respuesta sencilla. Es más. Diría que frente al tópico de que viven fuera de este mundo en una especie de torre de marfil, saben mucho de la vida, quizá porque alguna vez oyeron de boca de grandes magistrados aquello de que un buen juez es aquél que aprende no sólo en los libros de derecho, en los programas de oposiciones o bebe del manantial de la jurisprudencia, sino que también hace la calle como los buenos taxistas o las sufridas izas rabizas o colipoterras de las que nos habla Cela. Los jueces operan de acuerdo con un principio, no siempre reconocido pero a menudo presente, que los juristas denominan de legalidad. Probablemente se describa mejor como principio de legitimidad, ante cosas que se consideran ilegítimas, verbigracia, una ley con carácter retroactivo, el derecho a la tutela judicial efectiva. Los tribunales deciden las normas con las que identificar como ilegítimas acciones concretas y entre sus funciones relevantes está el impedir que los Gobiernos se excedan o abusen de sus poderes. Un proceso judicial no es un proceso consultivo o participativo, sino apelaciones a la ley y ésta es racional y posee coherencia analítica y rigor. Lo escribió con tino el sensacional juez estadounidense Learner Hand en un ensayo que escribió en 1942, al afirmar que no podía predecir si el espíritu de equidad y justicia que alentó la Constitución de Estados Unidos sobreviviría sin jueces que exigieran su cumplimiento.
Por cierto, qué bien les vendría a estos mercaderes del derecho a los que me estoy refiriendo, o sea, a los padres del Acuerdo Junts-PSOE, leer el final de la trilogía Orestiada de Esquilo, cuando Atenea, la diosa de la sabiduría justifica su intervención en el mundo de los mortales con esta frase: "Que ningún hombre viva sin control de la ley, ni controlado por la tiranía". Esto se escribió en el siglo V a. C., pero el mensaje es atemporal y universal. La ley es una alternativa al despotismo y para los jueces el imperio de la ley significa que, como independientes han de lograr que el derecho se aplique, cosa que cuando pertenecen al orden jurisdiccional penal tienen, entre otras, la misión de imponer límites punitivos al poder del Estado.
Llegado a este punto, como cuestión de fondo, tengo para mí que la regla que el presidente en funciones, el señor Sánchez, y los suyos, es decir los firmantes del acuerdo del pasado día 9, parecen manejar como principio básico de la democracia es el de la mayoría "suficiente", lo cual es un error, supongo que consciente, al olvidar que una mayoría sirve para autorizar la actuación del gobierno, pero no es suficiente para convertirlas en legítimas. Esta es la mentalidad retorcida de quien, en sentido opuesto, pretende crear una sensación injustificada de legitimidad por parte de los "otros" a los que, encima, con el lenguaje del más puro totalitarismo, se tacha de enemigos de la democracia, saboteadores del sistema y hasta de nazis,
En fin. Termino. Lo hago convencido de que en este asunto los tribunales competentes, comenzando por la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo, están dando un gran ejemplo frente a las amenazas y ofensas recibidas, pues saben que la función de juzgar es pasto propicio para los desahogos de justicieros y que el oficio es una servidumbre que hay que llevar con resignada compostura. A la cabeza me viene aquello que decía Cervantes de que cuando la cólera se sale de madre, no tiene la lengua padre, ni ayo, ni freno que la corrija. En su lugar, han sido las cuatro asociaciones judiciales las que han salido al quite y, al igual que otros colectivos de profesionales de la Justicia, han alzado la voz para denunciar que este asalto al Poder Judicial tiene como principal objetivo desbaratar la Constitución de 1978, que proclama la división de poderes, la independencia judicial, la igualdad de los españoles y la soberanía nacional.
Y sí; claro que sí. Por supuesto que "hay que juzgarlos", que es el rótulo que he encabeza estas líneas. Pero no a los jueces que juzgaron o tienen pendiente de juzgar a los malhechores que ahora quieren someterlos a juicio a través de ese cuerpo extraño en la administración de justicia llamado "comisión de investigación" y que recuerda los viejos "juicios de residencia".
No. A quien en verdad hay que sentar en el banquillo para juzgarlos es a quienes, de un modo u otro, por acción u omisión, por autoría directa, cooperación necesaria o complicidad, atacan al poder judicial en su conjunto y a los jueces y magistrados en particular, sean tribunales unipersonales o colegiados. Es más. Se me ocurre que, por afectar de lleno a la estructura básica del Estado y al orden constitucional, bien podría hacer mediante el ejercicio de la acción popular reconocida a los ciudadanos en el artículo 125 de la Constitución. Hallar el tipo delictivo por el que aquellos habrían de ser procesados no sería una tarea ardua o peliaguda.
Otrosí digo. En 1934, año que la Generalidad de Cataluña, con Luis Companys a la cabeza, dio un golpe de Estado para fundar la República Catalana, Santiago Ramón y Cajal, nuestro Premio Nobel de Medicina, desde la cúspide de sus 80 años y una de las personas más preocupadas por España escribió: "En mi calidad de anciano, que se sobrevive, no puedo por menos que cotejar los luminosos tiempos de mi juventud, ennoblecidos con la visión de una patria común henchida de esperanzas, con los sombríos tiempos actuales, preñados de rencores e inquietudes".
He traído a colación estas palabras porque las considero imprescindibles en el análisis de la situación crítica que se vive en España por ese órdago independentista lanzado desde Cataluña y asumido irresponsablemente por el presidente del gobierno en funciones, señor Sánchez, que intenta destruir la unidad de España, el Estado de derecho y hasta la democracia.
Sirva de premisa incontestable que en España sólo hay una nación que es la española, patria común e indivisible de todos los españoles. Así lo proclama el artículo 2 de la Constitución. También, que España se forma de nacionalidades y regiones, pero no que sea una nación de naciones ni que nuestro Estado español sea plurinacional. Poder autonómico no es poder soberano y el único referéndum tolerado por la Constitución es el del artículo 168. Sólo el pueblo español en su conjunto puede disponer de la nación misma y de su definición.
Pese a lo dicho, a la vista está que en Cataluña y fuera de ella hay políticos y no políticos tercamente empeñados en entender la Constitución a su manera. E incluso no faltan quienes piensan que constitucional es todo lo que se quiere que sea constitucional, cuando es justo al revés. Para estos traficantes de leyes, la Constitución sería un papel en blanco en el que pueden garabatear lo que les venga en gana. "Somos siervos de la ley con el fin de poder ser libres" escribió Cicerón hace más de dos mil años. Si gobiernan las leyes no gobiernan los hombres ni, por supuesto, la voluntad arbitraria, despótica o simplemente estúpida de aquellos. No hace falta ser experto en Derecho Constitucional para saber que no hay democracia sin sujeción a la ley.
Lo sentenció Julián Marías en una Tercera publicada en ABC el 10 de febrero de 1994: "los nacionalismos son patéticos intentos de fingir naciones donde no las hay". Una tesis que a muchos nos recordó lo que Miguel de Unamuno, aquel gran español de estirpe vascongada, había advertido cuando calificó el nacionalismo de "chifladura de exaltados echados a perder por indigestiones de mala historia".
Es cierto. La proclamada "lucha por la autodeterminación" es una estafa democrática y la única explicación que cabe a este fraude de ley es que el nacionalismo nunca fue una doctrina política y sí una ideología que está más cerca del acto de fe que de la racionalidad propia de la cultura democrática.
A mi juicio, no existe en todo el arsenal del separatismo catalán un solo argumento que lo justifique y cualquier intento secesionista es pretender dinamitar los pilares básicos de la nación española. Querer sacar las cosas de quicio es tan vano como ingenuo. Por eso, hay que plantarles cara, hacerlo sin complejos y en nombre de la libertad. La pasividad de algunas autoridades del Estado, empezando por sus sucesivos gobiernos y la actitud servil que se ha mantenido hacia los nacionalistas es lo que ha hecho y sigue haciendo que el nacionalismo esté vivo y prospere.
Admito que la tesis pueda ser algo apocalíptica, pero no menos que desoladora es la España descuartizada que algunos desean ver.
Los pactos de la deslealtad
A las consecuencias destituyentes que provoca la investidura de Pedro Sánchez ha de imponerse una serena y democrática determinación de afirmación constitucional
El Confidencial. 13 Noviembre 2023
Los acuerdos del PSOE con los dos partidos secesionistas catalanes (ERC y Junts), representados en el Congreso de los Diputados con catorce diputados, permitirán a Pedro Sánchez su investidura como presidente del Gobierno en la XV legislatura de la democracia española. Esa, la investidura del secretario general socialista, es el objetivo esencial de esos pactos a los que se han subordinado valores constitucionales y principios democráticos de sustancial importancia para la convivencia de los españoles. El excipiente de estos acuerdos pretende encubrir su verdadero propósito con la supuesta apertura de un nuevo tiempo en Cataluña que hará remitir el "conflicto", conforme a una narrativa netamente independentista que el socialismo español asume con una docilidad inexplicable. Los firmantes se remontan, eso sí, a los Decretos de Nueva Planta de 1714 sin mencionar siquiera la Constitución de 1978 e invierten la razón histórica más evidente: que en los meses de septiembre y octubre de 2017, las autoridades autonómicas de Cataluña, con las leyes de desconexión y con el referéndum ilegal, perpetraron un golpe que resultó frustrado por su propia inviabilidad y por la aplicación de las medidas de intervención al amparo del artículo 155 de la Carta Magna. A tenor, sin embargo, de los prólogos de los acuerdos, los responsables de aquellos hechos han sido el Gobierno de Mariano Rajoy y el PP, los Tribunales de justicia y, en último término, la policía, pero en modo algunos los dirigentes condenados por el Tribunal Supremo, también expresamente reprobados por el Tribunal Constitucional.
La amnistía que han arrancado los secesionistas al PSOE y a su socio de coalición —sin necesidad de conocer su motivación ni su articulado, simplemente por concepto— implica la ruptura de los principios constitucionales de igualdad ante la ley (no solo la penal), de seguridad jurídica y de separación de poderes. Además, desautoriza al jefe del Estado, el Rey, que se pronunció en términos inequívocos el 3 de octubre de 2017. Por si fuera poco, si se confirma la incorporación explícita al pacto de la depuración de imaginadas e inciertas prácticas conocidas como lawfare, sugeriría que el PSOE ha aceptado también la versión de que los jueces y tribunales actúan en España por razones políticas, convalidando así las tesis del separatismo más sectario y radical que se jacta de haber doblado el pulso a sus interlocutores socialistas. Y lo ha hecho. La apertura de un proceso negociador que discutirá la autodeterminación de Cataluña, la cesión de la gestión de toda la fiscalidad a la Generalitat y la verificación por personalidades extranjeras de los compromisos que se asuman, son otras tantas cesiones del PSOE que impactan sobre principios constitucionales vertebrales en nuestro sistema político, con evidente fraude constitucional y atentando contra los criterios más elementales que definen la ciudadanía en igualdad y libertad de todos los españoles.
Si a esas contrapartidas se añaden otras como la condonación de deuda estatal —por un importe de 15.000 millones— y la transferencia precipitada y técnicamente improvisada de los ferrocarriles de cercanías, se llega a la lamentable conclusión de que Pedro Sánchez y el PSOE no han puesto límite alguno al precio abusivo que le han exigido —y conseguido— los partidos secesionistas catalanes. No hay traza alguna de que los partidos de Puigdemont y Junqueras hayan formulado, siquiera de forma implícita, una rectificación No hay traza alguna de que los partidos de Puigdemont y Junqueras hayan formulado, siquiera de forma implícita, una rectificación de sus anteriores decisiones ilegales, ni consta renuncia a proscribir la unilateralidad en el futuro inmediato, por más que desde la Moncloa y Ferraz se trate de rebajar el calibre insensato de las cesiones consumadas en los dos acuerdos del 2 y 9 de noviembre y a pesar de las versiones consoladoras que atribuyen a estos acuerdos la virtud de hacer regresar al redil autonómico y constitucional a los antes insurgentes, suponiendo que es la amnistía la única cesión cierta que obtienen, siendo enorme esa decisión hasta el punto deslegitimar al Estado. Otra cosa es que, como consecuencia de una estratagema táctica, la medida de gracia se haya dado por descontada y ahora no se valore en toda su dimensión política y jurídica. A estos acuerdos se suma el suscrito con el PNV que, en línea con ERC y Junts, plantea el reconocimiento nacional de Euskadi, un referéndum allí que lo respalde y el compromiso de transferencias especialmente delicadas, como la gestión de la Seguridad Social (¿se mantendrá la caja única?), los ferrocarriles, la ampliación —hasta en los puertos de interés general— de las facultades exclusivas de la Ertzaintza en detrimento de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y mayores atribuciones fiscales que sobredimensionarán el Concierto Económico. Los nacionalistas vascos, además, imponen entre sus condiciones la modificación textual de preceptos del Estatuto de los Trabajadores y, entre otras, de la Ley de Bases de Régimen Local y la inclusión de cláusulas textuales en la futura ley de Presupuestos Generales del Estado. Antes, EH Bildu se adelantó a proporcionar el apoyo —sin que se conozca en qué condiciones— a la investidura de Pedro Sánchez. El PSOE y su secretario general han debilitado la vigencia de los principios constitucionales en los que se basó el pacto de la Transición
Todas estas concesiones, ya consumadas o que se negociarán con escaso margen socialista, conducen a la reformulación del modelo territorial establecido en la Constitución, sustituyendo el autonómico por otro de índole confederal en el que el Estado mantendrá relaciones bilaterales con Cataluña y País Vasco. Por esa razón, los tres pactos prevén comisiones y mesas de relación igualitaria entre el Gobierno central y los de ambas comunidades, al margen del sistema común de interlocución entre el Estado y las Comunidades Autónomas. Y por esa razón también, ERC, Junts y el PNV han reclamado que las instituciones vascas y catalanes tengan una presencia internacional competitiva con la del Estado. El PSOE y su secretario general han debilitado de forma inquietante la vigencia de los principios constitucionales en los que se basó el pacto de la Transición, bien sea por infracción directa de los preceptos de la Carta Magna, bien sea por la deslealtad a su espíritu. Estos acuerdos para asegurar la investidura de Pedro Sánchez son el resultado de la debilidad de su formación y de su afán desmesurado de revalidar la presidencia del Gobierno y desmienten sus compromisos anteriores a las elecciones del 23 de julio. Los partidos que han suscrito esos pactos los han convertido en contratos de adhesión leoninos aprovechando la relatividad ética del líder de los socialistas, la rectificación de sus propias palabras y garantías y el vaciamiento orgánico del PSOE, incapaz de un debate auténtico sobre las consecuencias de la zancada destituyente que ha protagonizado su líder.
La sociedad española ha entrado en una profunda convulsión que, además, causa enfrentamiento e incertidumbre Como han advertido los dirigentes de las formaciones independentistas y nacionalistas, el cumplimiento de los acuerdos suscritos, los logros alcanzados y los que esperan obtener en los procesos de negociación que se abrirán tras la investidura de Pedro Sánchez, condicionarán la continuidad de la legislatura, que dependerá del voto de sus diputados y solo de ellos. La situación constitucional y política se ha ido conformando como han prescrito ERC, Junts, EH Bildu y el PNV. Se ha generalizado la consternación ante la huida hacia delante de Pedro Sánchez y del PSOE y es una circunstancia comprobable que la sociedad española ha entrado en una profunda convulsión que, además, causa enfrentamiento e incertidumbre entre los ciudadanos. Las trasferencias económicas aumentarán las sospechas entre comunidades y agravarán la sensación de desigualdad entre españoles. Se vislumbra una legislatura necesariamente abrupta y con premoniciones de autoritarismo e imposición. Aunque resulte un brindis al sol, y como han requerido instituciones y colectivos profesionales, el secretario general del PSOE queda emplazado a calcular con criterio cívico hasta dónde está dispuesto a llegar en la deriva del sistema constitucional. Porque a las consecuencias destituyentes que provoca su investidura ha de imponerse una serena y democrática afirmación constitucional. Estamos ante un dilema: si los secesionistas consiguen sus objetivos, se quiebra definitivamente la Constitución; y si no lo consiguen, naufraga la legislatura.
Clamor contra el golpe de Sánchez
EDITORIAL. libertad digital. 13
Noviembre 2023
España fue ayer "un clamor por la igualdad, la dignidad, la justicia, la convivencia y la diversidad".
Centenares de miles de personas han salido a la calle este domingo en las principales ciudades de España para expresar su indignación por el pacto del PSOE con los partidos separatistas. Para garantizarse su permanencia en el poder, Sánchez ha aceptado una amnistía que alcanzará a todo tipo de delincuentes siempre que pertenezcan a la órbita del separatismo, un referéndum de autodeterminación, la presencia de un observador internacional que supervisará las decisiones soberanas del Gobierno y la transferencia de impuestos y competencias en materia de seguridad social a las dos regiones más ricas de España, Cataluña y País Vasco, cuyas clases dirigentes llevan décadas sometiendo al resto de españoles a un expolio sistemático.
Mención aparte merece el llamado lawfare, otra de las concesiones de Sánchez al delincuente Puigdemont, que entrega al poder legislativo la capacidad de revisar las sentencias de los jueces y de sancionar a los magistrados que no actúen al dictado de los firmantes del acuerdo de investidura, una aberración jurídica que sólo tiene lugar en las peores dictaduras bananeras.
La convocatoria realizada por el Partido Popular ha sido un éxito rotundo, al haber sabido canalizar la oleada de indignación que recorre España desde que se hicieron públicos los primeros pactos de los socialistas con los partidos independentistas. En las calles y plazas españolas se ha escuchado el grito de una mayoría de ciudadanos que no está dispuesta a dejarse humillar ante las fuerzas contrarias a la Constitución Española para que Sánchez pueda seguir en el poder.
Como recoge acertadamente el manifiesto de los populares redactado para la ocasión, España fue ayer "un clamor por la igualdad, la dignidad, la justicia, la convivencia y la diversidad". Y es que los pactos firmados con ERC, Junts y PNV someten a la democracia española al dictado de esas fuerzas reaccionarias y suponen el enterramiento definitivo del régimen de 1978, al dinamitar de manera definitiva los consensos constitucionales que alumbraron nuestra democracia.
Sánchez ha huido hacia adelante en esta operación incalificable para evitar la alternancia democrática del poder tras perder las últimas elecciones generales y ha puesto en marcha un proceso que supone la humillación definitiva del Estado a manos de los que quieren desmantelarlo. Está por ver que este proceso de degradación institucional pueda revertirse en su totalidad en un futuro cercano.
¿Gobierno progresista? ¡Anda ya!
Ignacio Ruiz-Jarabo. vozpopuli. 13
Noviembre 2023
Ni el ¡Maura No! que aglutinaba en la primera parte del siglo XX a los encendidos rivales políticos de don Antonio concitó tanta coincidencia como el rechazo a los execrables pactos que ha ido suscribiendo Pedro Sánchez para garantizar su continuidad en La Moncloa. Sin duda, es la comprometida amnistía y los peligrosos aledaños que la acompañan -entiéndase la aplicación del llamado lawfare- lo que más ha despertado la indignación colectiva pues, como acertada y fundadamente han señalado el Consejo General del Poder Judicial y todas las asociaciones profesionales de jueces y fiscales, la proyectada revisión por órganos políticos de las resoluciones judiciales supone la muerte de la separación de poderes y por ello del Estado de Derecho.
Por si lo anterior no resultara ya espeluznante, la lectura de los diferentes acuerdos suscritos por los legionarios de Sánchez revela con sorpresa que su contenido supone una feroz agresión a los principios de igualdad y solidaridad, faros que deberían iluminar la acción política de un partido y de un Gobierno que constante y cansinamente se autoatribuyen la condición de progresista. Nunca fue más aplicable el dicho popular que reza: Dime de lo que presumes y sabré de lo que careces.
Pocas cuestiones pueden ser más contrarias a la igualdad que amnistiar a todos los políticos que delinquieron durante un buen número de años para conseguir ilegalmente su objetivo de la independencia para la región de Cataluña. Y más si el motivo para amnistiarles consiste en la necesidad de contar con el voto de un reducido grupo de diputados para que un candidato a presidente de Gobierno logre ser investido. Supone tratar de modo desigual a los delincuentes, según sean o no políticos, según sea o no necesario obtener su permiso para que Sánchez permanezca en La Moncloa.
También es profundamente desigualitario haber pactado la condonación por el Estado de 15.000 millones del importe que le adeuda la Generalitat. Lo es porque al hacerlo se reduce el importe de la deuda pública de Cataluña y, por ende, la que le corresponde a cada hogar catalán al tiempo que se aumenta el endeudamiento neto de España y, por ello, la correspondiente a cada hogar del restante territorio español. Las cifras son fáciles de obtener y resultan espeluznantes en su cuantía, pues la condonación acordada implica enriquecer a cada hogar catalán en 4.700 € empobreciendo a cada hogar andaluz, extremeño o aragonés, por poner tres ejemplos, en 780 euros. Poco solidario es favorecer a los hogares que ya antes disfrutan de una mejor posición económica teniendo para ello que perjudicar a los que previamente se encuentran en una situación más precaria.
La pretensión de camuflar en el acuerdo suscrito la flagrante desigualdad expuesta en base a aceptar la posible condonación a otras Comunidades es un falaz intento de engaño toda vez que siendo Cataluña la Comunidad Autónoma que, con mucha diferencia, está más endeudada, cualquier porcentaje de condonación que se pueda aplicar generalizadamente favorecerá en mayor medida a los hogares catalanes que a los situados en el resto de España. Como ejemplo, si a todas las Comunidades se les redujera su actual deuda total en el 17%, porcentaje que supone para la Generalitat reducir su deuda con el Estado en un 20%, cada hogar de Cataluña se enriquecería en 2.600 euros y cada hogar madrileño se empobrecería en 2.000 euros, cada andaluz en 500 euros y así sucesivamente. ¡Menudo canto a la desigualdad!
Ahora bien, como paradigma de insolidaridad la exigencia fiscal de Puigdemont que figura en el acuerdo suscrito por Junts y por el PSOE y que éste no ha rechazado en el texto por lo que, obviamente, se apresta a complacerla durante la legislatura en cualquiera de los numerosos momentos en los que necesite los siete votos del prófugo para ganar una votación en el Congreso. Ceder a la Generalitat el 100% de los tributos que se pagan en Cataluña supone excluir a Cataluña del régimen fiscal común previsto constitucionalmente e incluirla en el régimen especial establecido en la Constitución solo para Navarra y para las Diputaciones Forales del País Vasco, en ambos casos como reconocimiento de los antecedentes históricos ausentes en el caso catalán.
Con independencia de la flagrante y grosera inconstitucionalidad que supone pretender que a través de la Lofca se modifique lo dispuesto en la Constitución, es relevante considerar que, cuando se aplique el sistema de cupo aceptado en el acuerdo, Cataluña dejará de aportar recursos al Fondo Autonómico que garantiza la cobertura financiera de los servicios públicos básicos en todo el territorio español. Y que el importe de los recursos que dejarán de aportarse por la Generalitat superan con amplitud a los que de dicho Fondo hoy perciben conjuntamente Aragón, Asturias, Cantabria y La Rioja. En definitiva, lo exigido por Junts y aceptado a plazo por el PSOE pone en peligro que las Comunidades menos ricas puedan tener bien dotados los servicios de educación o de sanidad. ¡Vaya muestra de solidaridad!
Como vemos, además de enterrar el Estado de Derecho, confirmándose así que Sánchez es cualquier cosa menos un demócrata, los acuerdos firmados estos días por el PSOE agreden y dañan gravemente los principios de igualdad y de solidaridad. Se confirma de ese modo también que la reiterada calificación de progresista con la que el autócrata se refiere a su Gobierno constituye la mayor mentira jamás contada. Sánchez: ¿Dices qué tu Gobierno será progresista? ¡Anda ya!
"Peor aún que portugueses, españoles"
Francisco Rosell. vozpopuli. 13 Noviembre 2023
En El Planeta de los Simios en que ha devenido España, a base de ver, oír y callar hasta que la gente se ha plantado con un multitudinario “¡Basta ya!” contra los enemigos de la nación y de la democracia, se hace realidad la escena final de esta joya del cine de ciencia ficción. Justo cuando el astronauta Taylor cabalga por una playa tras desembarazarse de unos monos inteligentes que lo apresaron en un paraje de pobladores humanos esclavizados por antropoides a causa del aterrizaje forzoso de su nave. De pronto, una oscura mole le hace entrar en shock y que resulta ser la Estatua de la Libertad derruida entre las rocas del mar. Ello le percata de que el planeta de los simios es la Tierra barbarizada por los monos. Espantado grita: “¡Maniáticos! ¡La habéis destruido! ¡Yo os maldigo a todos!”. Con la mirada rota por la escombrada escultura que la Francia de la “Liberté, Egalité, Fraternité” donó a EEUU en el centenario de su independencia, el personaje de Charlton Heston se pregunta cómo sus estúpidos congéneres han consentido autodestruirse arrollando su libertad y su progreso. En un pergamino, habría hallado la respuesta de un filósofo y diputado británico del siglo XVIII, Edmund Burke, tan citado como desoído: “Para que el mal triunfe sólo precisa que los hombres buenos no hagan nada”.
Como la realidad imita al arte, sin aguardar al año 3.978 del filme, este país de los simios ya principió en la antaño democracia de la rica Venezuela del “aquí eso no puede pasar” en la que el golpista indultado Chávez plantó sus garras antropoides y sus síntomas son palpables, con el ex presidente Zapatero como gran canciller bolivariano, en la España de Sáncheztein sometida a neocomunistas y segregacionistas para que el inquilino monclovita ejerza su satrapía sobre el trozo de nación en el que los xenófobos le dejen mandar. Nadie creyó -como hogaño en España- que la “democracia más antigua y sólida de la región” trocaría en narcodictadura que exporta su modelo aquende de los mares.
En este Waterloo español, se asiste a un momento crítico tras dar su rogada venia un prófugo como el “pastelero loco” Puigdemont para que Sánchez sea investido presidente como cabeza de ratón de una coalición Frankenstein -con más partidos dentro que especies el Arca de Noé- conjurada para derogar la Constitución sin darle vela en el entierro al ciudadano y disolver la nación más antigua de Europa con sus cédulas de soberanía a los viejos señoríos feudales. Esos siete votos de Junts son siete puñales clavados en el corazón de la España constitucional. Desde la traición del conde don Julián dramatizada por Zorrilla en El puñal del godo, no se conoce felonía igual, no en vano, destapa la Caja de Pandora y esparce la semilla de la discordia al alimón con fuerzas tan desleales como bulímicas en sus apetencias de un quimérico y explosivo Estado plurinacional.
Así, en comandita con los hijos de Chávez y con el separatismo, Sánchez busca entronizarse tirano con el autogolpe en marcha -ahora desde La Moncloa y antes desde la Generalitat- que secunda la asonada catalana de 2017 contra la que él auspició la aplicación del artículo 155 de la Constitución con las reservas, según narra en su Manual de Resistencia, del indolente Rajoy. Enterrando el legado del PSOE del último medio siglo y remontarse al que abocó a la Guerra Civil, Sánchez asume los axiomas neocomunistas y segregacionistas para aferrarse al Gobierno con los españoles de rehenes. Sánchez no es hijo de la circunstancia, sino que se vale de ella -como en el Covid- para alzarse contra la legalidad desde el poder como socialistas y secesionistas en 1934 para que la derecha no gobernara.
Renegando del PSOE refundado en Suresnes y artífice de la Carta Magna, Sánchez entronca, en efecto, con un Largo Caballero que, como ministro de Trabajo de la II República, verbalizó en el XIII Congreso de su formación en 1932: “El Partido Socialista no es reformista cuando ha habido necesidad de romper con la legalidad, sin ningún reparo y sin escrúpulo”. No le va a la zaga un Sánchez que no aceptó la victoria del PP, por lo que no felicitó a Feijóo ni admitió que Felipe VI designara a éste candidato a la investidura rehusando darle la réplica en un gesto inédito en democracia y enviando en su lugar al camorrista Óscar Puente, quien se comportó como un matón. De hecho, tras ser vencido el 23-J, pese a anticipar la cita para aprovechar la ventaja de convocarlas desde el Gobierno y a la hora de su conveniencia, ha antepuesto, en vez de repetir los comicios, entregar la nación y su democracia a los enemigos de ambas.
Ni siquiera el partido rumano hermano del PSOE, cuando aprobó como él una amnistía a la medida de sus corruptos con la protesta de la calle y el apercibimiento de la UE, osó hacerlo sin un referéndum que, a la postre, rechazó una vileza que, en España, es inconstitucional como Sánchez proclamó antes del 23-J. Como contrapunto, para contravenir el compromiso de abandonar la OTAN, el PSOE de González, con 202 escaños, auspició en 1986 un referéndum sin recurrir a una consulta manipulada entre una militancia menos aborregada y que siete años antes le forzó a dimitir al plantearle su renuncia al marxismo.
El “no es posible” dejó de ser un freno para quien se guía por las líneas rojas que le impuso el comité federal del PSOE para embridarle y al que dobló el brazo. A raíz de ello, implantó su dictadura en un partido de estómagos agradecidos que vive del erario y obedece “La Voz de su amo” como la discográfica del gramófono y el perro. El PSOE defiende una cosa y su contraria a toque de silbato cual perro pavolviano.
Empero, ni González ha sorteado un maléfico patriotismo de partido y se ha limitado a salvar su negra honrilla reclamando urnas minutos antes de que Sánchez rindiera la nación a quien dijo que traería a España para ser juzgado. Aficionado al flamenco, González debería haberse atenido a la salida de Caracol El del Bulto, padre de Manolo Caracol, al empaparle el traje un rebufo de vapor del Expreso que le trasladó de Sevilla a Madrid con harta demora: “Ese roneo, cojones, en Despeñaperros”. A diferencia del barón castellano-manchego Page, cuyo hermano gemelo se ha dado de baja de “este nuevo PSOE” a fuer de socialista, nadie puede jugar al equívoco y deslizar “yo soy el otro”. Aun así, habiendo “mucha necesidad y poca virtud” en Sánchez, a Page tampoco le ayudará ser gemelo si sus diputados transigen con el cambio de régimen dorado con la píldora de la investidura. Ante este envite contra la nación y la democracia, González y Page (y todo socialista) tienen el deber de frenar la traición de Sánchez al rendir las llaves a los salteadores.
Con la frivolidad que acredita su desempeño, Sánchez deshace el esfuerzo integrador por encerrar a los demonios patrios a través del gran acuerdo nacional de 1978 que forjó una Constitución que él ahora convierte en papel mojado con su abordaje consumando desde el poder el intento fallido del teniente coronel Tejero en 1981 al mando de un grupo de guardias civiles. Lejos de pacificar Cataluña como blasona para envolver en nobles propósitos su ambición, asola y socava la convivencia en toda España.
Teniendo marcado a fuego el legado de sus mayores, de viejos socialistas sevillanos como Dulce del Moral o Ventura Castelló, o del ministro republicano Manuel Giménez Fernández, González sabe que una amnistía ilegal redactada por sus agraciados deshará la convivencia. Cuando dos de cada tres españoles votan al PP y al PSOE frente a separatistas en retroceso electoral, Sánchez las rescata al impagable coste de romper la concordia borrando sus delitos y pidiendo perdón a los facinerosos. Así, al fugitivo Puigdemont se le equipara con el exiliado Tarradellas, quien alertó de la “dictadura blanca” de Pujol como embrión de la que funda Sánchez con sus sosias. Un do ut des que imposibilite la alternancia y que allane una independencia “de facto” sufragada por la colonia que será el resto de España tras el expolio separatista. Como sarcasmo, la estafa se hace en nombre de un sacrosanto progreso por el que la izquierda privilegia a los ricos y se preserva, junto a sus sindicatos, su ración de rancho.
Merced a este apaño de conveniencia y connivencia entre bandoleros políticos que se arrogan hacer cuanto les place en esta anarquía gubernamental, el separatismo se garantiza la impunidad. Así, criminaliza a jueces sometidos al tribunal popular de unas Cortes, como en pleno Terror de la Revolución Francesa, que a su vez transfiere la soberanía nacional fuera de España a una mesa de partidos tutelada, con el voto decisorio de la quinta fuerza de Cataluña, por veedores internacionales. Como si fuera un Estado fallido y una democracia caribeña con España y Cataluña como realidades contrapuestas. Para más inri, el truhan Sánchez abona las tesis separatistas y da carta de oficialidad a un remedo de “memoria historia” que abarca desde 1714 hasta 2023 que subvierte la Historia y decreta que la fabulación independentista sea verdad legal. Amnistía y amnesia de una izquierda anestesiada con el cloroformo de sus medios de agitación y propaganda que revierten la Transición.
A este venenoso móvil, Sánchez aplica el adagio Divide et impera para solidificar su caudillismo e invocar el voto del miedo en una porfiada España en la que el forofismo político es casi tan acusado como el futbolístico. Como historió el hispanista británico Raymond Carr, no hay zona del mundo en el que la mitología de la izquierda pase tan fácil como verdad que en España con la cooperación acomplejada de la derecha.
Tras asumir Sáncheztein las leyes de desconexión de la Constitución y de España del Parlament de 2017, no hay otra que la rebelión cívica de los servidores públicos y la movilización ciudadana como la de este 12 a las 12 con toda España convertida en una Gran Plaza de la Constitución. Los españoles no pueden, si quieren seguir siendo libres e iguales, mostrar la irresolución que Tito Livio advertía entre los romanos ante el expansionismo de Filipo V. “Vosotros pensáis -les exhortó- que lo que se trata es si ha de hacerse la guerra o no; y no es así; lo que se trata es si esperáis al enemigo en Italia, o si iréis a combatirlo a Macedonia porque Filipo no os permitirá escoger la paz”.
Donde los primeros ministros dimiten
En esta hora crítica bajo el dominio de los peores -“kakistocracia” lo llaman-, la resistencia institucional y ciudadana es vital, pues España no es Portugal. Allí basta que un primer ministro lo investigue una Fiscalía independiente por corrupción para que dimita como el martes Antonio Costa, en vez de autoamnistiarse como Sánchez. Aquí, por contra, se avasallan y colonizan instituciones con los amigachos del déspota para que sea legal todo lo que él decida. El litio vale más en Portugal que la nación en España; un delito de corrupción y amiguismo que otro de lesa traición adobada de no menor corrupción y amiguismo.
Así se vuelve del revés la anécdota del escritor y diplomático Eça de Queirós al viajar con otro cónsul en tranvía por París y observar que una mujer no le quitaba ojo. Al dirigirse el novelista al revisor en perfecto francés, la señora le inquirió: “Disculpe. Antes les oí hablar en una lengua que me es ignorada. No es inglés, ni alemán; tampoco italiano. ¿Acaso son españoles?”. “Ay, señora -ironizó-. Peor aún: portugueses”. Ojalá que los españoles fueran hoy portugueses. Tan cerca en lo geográfico y tan lejos en lo democrático, Portugal traza una raya con la España de Sánchez de hinojos ante el separatismo y donde éste, sobre los cascotes de nuestra Estatua de la libertad, aúlla altivo: “Yo, El Supremo”.
CONCENTRACIONES EN TODA ESPAÑA
Más de dos millones de españoles se rebelan contra la amnistía de Sánchez: «¡¡España no se vende!!»
LUZ SELA. okdiario. 13 Noviembre 2023
España es un clamor contra los pactos de Pedro Sánchez con los separatistas. Más de dos millones de personas, según los primeros cálculos, han abarrotado este domingo las principales plazas de las 52 capitales de provincia, en la masiva manifestación convocada por el PP contra las cesiones del presidente en funciones al separatismo que, entre otras, incluye una Ley de Amnistía. Bajo lemas como ‘Clamor español, Sánchez dimisión’, ‘España en pie’, ‘España está vendida’, ‘Amnistía no’ o ‘La democracia en España está en riesgo’, los españoles han mostrado su total rechazo a los acuerdos que permitirán a Sánchez mantenerse en La Moncloa a cambio de rendir al Estado de Derecho.
La movilización más multitudinaria ha tenido lugar en Madrid, donde los asistentes ya llenaban la Puerta del Sol desde media hora antes del inicio. Un millón de personas han clamado contra los pactos de Sánchez, según los organizadores. La concentración ha desbordado todas las calles adyacentes al corazón de la capital. Al término de la convocatoria, el PP ha pedido a los ciudadanos «no ponerse de rodillas» ante el independentismo y «dar la batalla» de forma «pacífica, cívica y legítima».
«Hoy se escucha a los españoles con una sola voz desde las plazas de todo el país. En cada rincón de nuestro territorio decimos: No al privilegio. No a la impunidad. No a la amnistía», claman los populares en el manifiesto que se ha leído en todas las concentraciones. En él, recuerdan que «la Nación siempre ha sido sobreponerse» y reclama una»reacción firme y serena del pueblo español al ataque que sufre nuestra Carta Magna, la división de poderes y las bases mismas de nuestra democracia».
«La amenaza se redobla porque es el presidente del Gobierno el que, tras perder las elecciones y con la única intención de perpetuarse en el poder, se ha puesto al frente del movimiento independentista que busca derrotar al Estado, buscando romper la igualdad entre los españoles, amordazando a jueces y fiscales y humillando a nuestro país», advierten desde el PP, acusando a Pedro Sánchez de actuar «como suelen hacerlo los delincuentes: a escondidas, ocultándose, engañando».
En la concentración de Madrid ha participado el presidente del partido, Alberto Núñez Feijóo, además de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso y el alcalde José Luis Martínez-Almeida, mientras que los distintos cargos de la cúpula popular se han repartido en sus respectivos territorios.
Feijóo ha advertido a Sánchez que España «no es un objeto de compraventa» y que «España ya no es silenciosa». «No nos van a callar hasta que volvamos a votar», ha clamado. El dirigente popular ha avisado de que si él hubiera hecho los pactos del presidente del Gobierno en funciones le habrían convocado una «huelga general en toda España».
Por su parte, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha cargado contra Sánchez por dinamitar «las reglas del juego» y someter a las instituciones, censurando que haya decidido ser «el poder ejecutivo, legislativo y judicial». Ayuso ha destacado que el socialista «por fin» da la cara y le muestra a los españoles su «proyecto oculto», que es el «totalitarismo».
«Nosotros nos encargaremos de devolver golpe por golpe. Hay que dar esta batalla por larga que sea. No fallemos a los que han dado todo para que hoy seamos esta gran Nación. Y no fallemos a los que están por venir», ha arengado.
El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, ha advertido también que España «no se rendirá» ante los pactos con los independentistas. «Hoy nos manifestamos para que no nos roben ni nuestra democracia ni nuestro Estado de Derecho», ha exclamado.
A la convocatoria de Madrid también ha acudido el presidente de Vox, Santiago Abascal, con la portavoz del partido en el Congreso, Pepa Millán. Abascal ha señalado que «ante el golpe de Estado» de Sánchez no cabe «ninguna mesura». «Toda la contundencia y movilización permanente y no sólo en las calles, en las instituciones», ha subrayado.
La concentración convocada este domingo por el PP en toda España se une a las protestas que, desde hace una semana, congregan diariamente a miles de personas en la calle Ferraz en un grito común contra la amnistía.
Las cifras
El llamamiento contra la amnistía ha sido respondido de forma masiva por los ciudadanos en todos los rincones del país: 52.000 personas en Málaga, 20.000 en Santander, 35.000 en Murcia, 50.000 en Valencia… Dos millones, en total, según los cálculos del PP. Una movilización histórica. La respuesta de España a los acuerdos firmados por Sánchez con el separatismo y otros partidos para su investidura, que suponen la ruptura de la igualdad entre los españoles. Con ello, el líder socialista será investido esta semana en primera votación.
El acuerdo del PSOE y Junts incluye, además de la Ley de Amnistía, una negociación sobre un referéndum y el reconocimiento de lawfare, es decir, la persecución judicial que denuncia el separatismo. Además, Cataluña podrá recaudar la totalidad de los impuestos. El pacto con el PNV supondrá, entre otros, el «reconocimiento nacional» del País Vasco y la transferencia de la Seguridad Social, rompiendo así la caja única.
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