Recortes de Prensa Lunes 22 Enero 2024


Zelenski advierte a Rusia de que "el agresor es el que más pierde" tras el ataque a la región de Donetsk

"Rusia tendrá que rendir cuentas por todo este terrorismo, así debe ser. Si no hubiera sido por las decisiones de Moscú de iniciar esta agresión y este terror, miles y miles de personas estarían vivas hoy", ha asegurado el presidente ucraniano

Arantxa Palacios. el confidencial. 22 Enero 2024


El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, ha advertido de que "el agresor es el que más pierde con la agresión" después de que Rusia denunciara un ataque contra un mercado de la ciudad de Donetsk, en el este de Ucrania aunque bajo la autoridad de Moscú, que ha dejado al menos 27 muertos, entre ellos dos niños, y 25 heridos.


Zelenski ha señalado que ha habido más de 50 ataques rusos con múltiples sistemas de lanzamientos de cohetes, así como decenas de ataques aéreos con misiles. "Solo en este día, los salvajes rusos han bombardeado más de cien ciudades, pueblos y aldeas ucranianas en nueve regiones", ha indicado antes de precisar que "los ataques rusos más brutales han tenido lugar en la región de Donetsk", donde "lamentablemente hay heridos y muertos".


"Rusia tendrá que rendir cuentas por todo este terrorismo, así debe ser. Si no hubiera sido por las decisiones de Moscú de iniciar esta agresión y este terror, miles y miles de personas estarían vivas hoy. Por eso es tan importante lograr que Rusia asuma la rendición de cuentas plena y justa en todos los niveles. A nivel individual para que todos los criminales de guerra rindan cuentas, y a nivel de todo el Estado terrorista, a través de sus activos y capacidades", ha declarado.


Rusia ha denunciado este domingo al menos 25 muertos, entre ellos dos niños, y 20 heridos en un bombardeo contra un mercado de la ciudad de Donetsk, en el este de Ucrania aunque bajo la autoridad de Moscú, del que ha responsabilizado a las fuerzas ucranianas.


Las claves del momento

Rusia denuncia al menos 25 muertos en un bombardeo ucraniano contra un barrio comercial de Donetsk

Rusia se hace con el control de la pequeña población de Krokhmalne, en la frontera entre Járkov y Lugansk

El Ejército de Rusia "neutraliza" varios drones ucranianos en las regiones rusas de Smolensk y Tula

Rusia denuncia al menos 13 muertos en un bombardeo ucraniano contra un barrio comercial de Donetsk


Hace 9 minutos 09:39

El primer ministro polaco Tusk llega a Kiev para reunirse con Zelenski

Donald Tusk, llegó este lunes a Kiev para reunirse con el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, según anunció la oficina del jefe de Gobierno de Polonia en sus redes sociales. “El primer ministro Donald Tusk comienza su visita a Kiev, donde se reunirá con el presidente Volodímir Zelenski y con el primer ministro (de Ucrania) Denís Shmigal”, se lee en la cuenta de la oficina del primer ministro polaco.


La primera visita de Tusk a Ucrania desde que fuera investido en diciembre como primer ministro por una coalición europeísta debe servir para acabar de enterrar las tensiones entre Kiev y el anterior Ejecutivo de derechas polaco del partido Ley y Justicia (PiS).


Hace 21 minutos 09:26

Ucrania niega haber hecho el ataque a un mercado de Donetsk en el que murieron 25 personas

El Ejército ucraniano ha negado la autoría del ataque con artillería contra un mercado de la ciudad ocupada de Donetsk que, según informaron las autoridades impuestas por Moscú en la zona, mató este domingo a 25 personas.


“Los rusos están difundiendo información sobre un ataque a un mercado de Donetsk”, reza la nota emitida por el Centro conjunto de prensa de las Fuerzas Armadas ucranianas en la región de Tavria. El texto asegura que las fuerzas ucranianas en esa zona del frente no utilizaron en “operaciones de combate” el tipo de armas utilizadas en el ataque al mercado.


“Rusia deberá asumir la responsabilidad por las vidas de ucranianos que se han perdido”, agrega el comunicado del Ejército de Ucrania. Denis Pushilin, líder de la autoproclamada república popular del Donbás, anexionada por Rusia en septiembre de 2022, denunció ayer la muerte de 25 personas en un ataque perpetrado con “fuego de artillería combinado con proyectiles de calibre 152 y 155 milímetros” por las fuerzas ucranianas.


Hace 2 horas 4 minutos 07:43

Zelenski advierte a Rusia de que "el agresor es el que más pierde" tras el ataque a Donetsk

El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, ha advertido de que "el agresor es el que más pierde con la agresión" después de que Rusia denunciara un ataque contra un mercado de la ciudad de Donetsk, en el este de Ucrania aunque bajo la autoridad de Moscú, que ha dejado al menos 27 muertos, entre ellos dos niños, y 25 heridos.


Zelenski ha señalado que ha habido más de 50 ataques rusos con múltiples sistemas de lanzamientos de cohetes, así como decenas de ataques aéreos con misiles. "Solo en este día, los salvajes rusos han bombardeado más de cien ciudades, pueblos y aldeas ucranianas en nueve regiones", ha indicado antes de precisar que "los ataques rusos más brutales han tenido lugar en la región de Donetsk", donde "lamentablemente hay heridos y muertos".


"Rusia tendrá que rendir cuentas por todo este terrorismo, así debe ser. Si no hubiera sido por las decisiones de Moscú de iniciar esta agresión y este terror, miles y miles de personas estarían vivas hoy. Por eso es tan importante lograr que Rusia asuma la rendición de cuentas plena y justa en todos los niveles. A nivel individual para que todos los criminales de guerra rindan cuentas, y a nivel de todo el Estado terrorista, a través de sus activos y capacidades", ha declarado.


LLUVIA DE MISILES

El paraguas ucraniano se llena de agujeros: cómo Rusia está ganando la batalla por los cielos

A las puertas del segundo aniversario del comienzo de la guerra, las defensas antiaéreas ucranianas se ven cada vez más superadas por los ataques rusos desde el aire

Lucas Proto. la razon. 22 Enero 2024


Más allá de las líneas del frente, gran parte de la invasión a gran escala lanzada por Rusia contra Ucrania ha estado definida por una simple ecuación: aquella que enfrenta los misiles y drones del primero contra las defensas antiaéreas del segundo. Cuando el resultado ha estado a favor de Moscú, los ciudadanos ucranianos han pagado las consecuencias con sus propias vidas y sufriendo apagones por la destrucción de la infraestructura civil. Cuando Kiev ha sido el vencedor, ha conseguido reducir al mínimo, cuando no neutralizar, la amenaza desde sus cielos.


Las defensas ucranianas llevan desde finales de 2022 siendo las vencedoras de la ecuación, con unas impresionantes tasas de intercepción que han permitido sacar pecho a los dirigentes militares y políticos del país. Sin embargo, a las puertas del segundo aniversario del comienzo de la guerra, el paraguas antiaéreo del país se ha llenado de agujeros. Un año atrás, los ataques de Rusia a principios de 2023 fueron atajados aproximadamente un 80% de las veces en el caso de los drones y un 70% en el de los misiles. El pasado 8 de enero, Kiev solo logró interceptar 18 de los 51 proyectiles disparados en su contra en las regiones de Járkov, Dnipropetrovsk, Zaporiyia y Jmelnitski. Menos de un 30%.


"Definitivamente, parece que estamos ante un momento crítico para Ucrania. Las tasas de interceptación son bastante bajas, especialmente cuando Rusia realiza ataques masivos y usa numerosos misiles balísticos", considera Oliver Imhof, analista alemán de estrategia y datos de inteligencia militar abierta (Osint), en entrevista con El Confidencial. En el ataque del 8 de enero, Moscú utilizó seis misiles Iskander y ocho Kinzhal, que vuelan a velocidad terminal de entre 9.000 y 12.000 kilómetros por hora.


Para penetrar las barreras defensivas de Ucrania, Rusia ha utilizado enjambres de drones iraníes Shahed, seguidos de misiles de crucero subsónicos que vuelan a baja altura y, finalmente, de estos misiles balísticos hipersónicos. "La clave es que Rusia está utilizando más misiles como los Iskander o los Kinzhal, que de por sí ya eran difíciles de interceptar, y los está combinando en ataques masivos con decenas de drones y antiguos misiles soviéticos. Rusia ha descubierto que, de este modo, puede sobrecargar las defensas ucranianas y lograr un ratio de impacto mucho mayor. En episodios recientes, Ucrania no ha logrado interceptar casi ninguno de estos misiles balísticos", apunta Imhof.


El experto señala que existe una importante disparidad en el tamaño de estos agujeros dependiendo del territorio: la capital, Kiev, todavía resiste la mayoría de los ataques aéreos, mientras que el resto de regiones, especialmente las más cercanas a la línea de frente, cuentan con menos defensas antiaéreas. Los objetivos de Rusia también parecen haber cambiado. En lugar de intentar destruir infraestructura civil, como en el invierno pasado, los misiles y drones se han dirigido cada vez más hacia la —de por sí maltrecha— industria de defensa de Ucrania, como las factorías de Artem, una compañía que produce componentes para varios tipos de misiles.


Direcciones opuestas

Existen dos motivos opuestos que explican la actual disparidad en los cielos ucranianos: el aumento de la producción y suministro de misiles en Rusia y la escasez de defensas antiaéreas en Ucrania. "Rusia, aparentemente, ha logrado aumentar la producción de misiles balísticos. Antes de la guerra podía manufacturar unos 40 misiles al mes, mientras que ahora el número parece estar en torno al centenar, lo que supone una cifra bastante considerable", expone Imhof. Este incremento no es una excepción, sino la norma en Rusia, un país que ha transformado su economía en una de guerra, condenando su crecimiento a largo plazo, pero multiplicando su capacidad armamentística. Un reporte reciente de The New York Times señalaba, citando fuentes oficiales, que, antes del inicio de la invasión a gran escala, Moscú podía producir 100 tanques al año. Ahora, esa cifra se ha duplicado.


Que Rusia sea capaz de producir tantos misiles inteligentes es, también, una demostración del fracaso de las sanciones occidentales. Para fabricar este tipo de armamento, son necesarios microchips, sensores y sistemas de navegación que las empresas rusas no son capaces de manufacturar por sí mismas. Parte de la enorme cantidad de sanciones comerciales impuestas por los países de Occidente a Moscú iban destinadas a limitar el número de estos componentes que podían adquirir de terceros países. Sin embargo, un análisis reciente del grupo Yermak-McFaul y el KSE Institute reveló que las empresas occidentales suministraron el 48% de esos materiales clave comprados por el Kremlin en los primeros 10 meses del año pasado.


Más allá del incremento de la producción, Rusia también cuenta con la ayuda de dos países clave: Irán y Corea del Norte. El primero lleva tiempo suministrando los miles de drones Shahed que las Fuerzas Armadas rusas han utilizado en sus ataques aéreos, mientras que el segundo, según reveló la Casa Blanca a principios de este año, ha empezado a proporcionar lanzaderas de misiles balísticos y munición para estas. El Gobierno de Kim Jong-un también habría entregado a su aliado "misiles antitanques y misiles antiaéreos portátiles, además de rifles, lanzacohetes, morteros y proyectiles", indica un reporte de inteligencia estadounidense.


Paralelamente, Ucrania carece de los suficientes sistemas de defensa para hacer frente al renovado arsenal ruso. "Una razón es que, a principios del año pasado, el 90% de las defensas aéreas ucranianas eran sistemas heredados de la Unión Soviética. Y, eventualmente, las municiones para estos sistemas, que ningún aliado de Ucrania puede producir, se agotaron", plantea Imhof. "Eso significa que Ucrania necesitaría defensas aéreas occidentales. El problema es que Occidente es demasiado lento a la hora de producir este tipo de sistemas porque, simplemente, no han sido necesarios durante las últimas décadas, dado que los países occidentales se han enfrentado a rivales que no tenían ningún tipo de fuerza aérea y contaban con un número limitado de misiles, como el Estado Islámico o los talibanes", continúa.


Después de que un elevado número de ataques rusos revelara a inicios de este año el creciente desequilibrio en los cielos ucranianos, tanto el presidente del país, Volodímir Zelenski, como el ministro de Asuntos Exteriores, Dmytro Kuleba, han intentado trasladar a sus aliados occidentales la urgencia de reforzar las defensas antiaéreas del país. "Garantizar el suministro de misiles y sistemas de defensa aérea adicionales es la prioridad número uno", manifestó Zelenski en un discurso a la nación el pasado 4 de enero. "Tiene sentido que nuestros aliados movilicen todas las fuerzas disponibles para fortalecer las defensas aéreas de Ucrania ahora mismo", expresó Kuleba en una entrevista en Politico el pasado 9 de junio.


Pero los problemas del Gobierno ucraniano todavía podrían empeorar. Oficiales del Pentágono llevan tiempo avisando de que la principal herramienta con la que Ucrania cuenta para interceptar los misiles balísticos rusos, el Patriot, va rumbo de quedarse sin munición. No solo porque los misiles interceptores de este sistema antiaéreo pueden costar entre 2 y 4 millones de dólares cada uno, sino porque el ritmo de producción con el que cuenta Estados Unidos es insuficiente para atender la demanda ucraniana. Washington, de hecho, se vio obligado este mes de diciembre a solicitar a Japón que envíe de vuelta varios de estos misiles debido a la escasez de sus reservas. "Hay una caída en los suministros, que no se debe solo a la falta de voluntad de Occidente, sino también a que simplemente no producen lo suficiente", resume Imhof.


La esperanza del FrankenSAM

Entre la avalancha de malas noticias en lo que respecta a las defensas antiaéreas de su país, los ucranianos experimentaron la semana pasada un rayo de esperanza. Oleksandr Kamyshin, ministro de Industrias Estratégicas de Ucrania, anunció durante un evento en el marco del Foro Económico Mundial en Davos que, por primera vez, su país había logrado interceptar un dron ruso con sus sistemas híbridos conocidos como FrankenSAM.


Estos sistemas, así denominados por tratarse de una especie de monstruo de Frankenstein de la defensa antiaérea, combinan misiles tierra-aire occidentales con lanzadores o reacondicionados de la era soviética, que abundan en los inventarios ucranianos. Actualmente, existen tres versiones: la que usa plataformas soviéticas Buk que disparan misiles Sea Sparrow, de fabricación estadounidense; otra que utiliza misiles Sidewinder, también producidos por Estados Unidos, y una tercera que combina misiles Patriot con radares de la época de la URSS. Se desconoce cuál de estos modelos fue el que derribó el dron ruso. El proyecto FrankenSAM comenzó a mediados del año pasado y apenas ha empezado a dar sus —por ahora limitados— frutos. Serán necesarios muchos meses más para ver si esta ingeniosa mezcla puede ser el parche necesario para reparar los agujeros del paraguas ucraniano, al menos mientras Occidente aumenta su producción de defensas antiaéreas. Eso, claro está, siempre que Estados Unidos y su Capitolio de mayoría republicana no decidan poner fin a su respaldo armamentístico a Kiev. "En este momento, todo depende de Estados Unidos. Porque si no logran alcanzar un acuerdo en el Congreso sobre Ucrania, el país está realmente en problemas", sentencia Imhof.


ENTREVISTA

Así está la moral de los ucranianos, tras casi dos años de guerra: "Cada ataque ruso aumenta la ira de la gente"

Según Oleksij Haran, una encuesta nacional muestra que la población ucraniana mantiene la esperanza en el futuro, algo que no cambiarán ni siquiera los intensos ataques rusos

Christian-Zsolt Varga. Kiev. la razon 22 Enero 2024


Oleksiy Haran, de 64 años, es profesor de política comparada en la Academia Kyiv-Mohyla y es también jefe de investigación de la Fundación para las Iniciativas Democráticas. El 'think tank' se fundó poco después de que Ucrania proclamase su independencia. Fue, además, el primero en realizar sondeos a pie de urna en las elecciones de 1998. Sus encuestas de las elecciones de 2004 reveló importantes irregularidades a favor del candidato (cercano a Rusia) Víktor Yanukóvich y se señala como uno de los detonantes de la Revolución Naranja (protestas civiles que forzaron la repetición de los comicios, considerados amañados). Los sondeos del instituto son un faro para todos los partidos políticos del Parlamento.


Haran está especializado en la historia ucraniana de los siglos XX y XXI, con especial atención a las relaciones trilaterales entre la UE, Ucrania y Rusia, así como a la política comparada entre Ucrania y otros países europeos. Ha dado repetidas conferencias en las universidades de Harvard, Berkeley y Stanford, entre otras. Por todos, es considerado una de las personas que puede medir mejor el ánimo de los ucranianos. Uno de los problemas más acuciantes en el 'manual de resistencia' del presidente Volodímir Zelenski. Esta entrevista ha sido ligeramente editada por motivos de claridad.


PREGUNTA. En los últimos días, se han producido los ataques aéreos más intensos desde el comienzo de la guerra en Kiev, Járkov y en todo el país, con decenas de víctimas. ¿No cree que esto podría cambiar el estado de ánimo general que usted midió en diciembre? RESPUESTA. De momento no hay ninguna encuesta diaria al respecto, pero lo dudo. Cada ataque ruso aumenta la ira de la gente. Los ataques en Navidad, Nochevieja o el 2 de enero les enfurecen aún más. Así que el efecto es exactamente el contrario del que esperan los rusos. Los rusos hacen todas estas locuras porque creen en el poder de la fuerza. Pero no entienden la tercera ley de Newton: que toda fuerza produce una contrafuerza igual. Y eso es lo que ha ocurrido en Ucrania desde el ataque a gran escala de Rusia.


P. ¿Y cómo quedaron las cosas después del 24 de febrero de 2022?

R. La dinámica cambió por completo. En marzo de 2023, el 60% pensaba que el país iba por buen camino. Solo a finales de 2023 esta cifra cayó al 45%, mientras que el 32% ve ahora al país en el camino equivocado. Esto se debe en parte a las expectativas defraudadas mencionadas anteriormente. No obstante, el 45% sigue siendo más del doble que antes de la guerra. Una paradoja, ¿no? A pesar de la guerra, la mayoría de la gente cree que las cosas van por buen camino.


P. ¿Cómo se explica este fenómeno?

R. La mayoría de la gente comprendió inmediatamente que estamos en el lado correcto de la historia. Rusia es el agresor, nosotros defendemos nuestra libertad. Ahora esto está claro no solo para los ucranianos, sino también para el mundo civilizado. La movilización de la sociedad para defender el país ha contribuido a reforzar esta convicción.


P. No obstante, Ucrania sigue enfrentándose a enormes desafíos... También preguntamos si Ucrania es capaz de superar los problemas actuales. Solo el 7% no lo cree así. El 32% cree que será capaz de hacerlo en los próximos años, mientras que el 45% se muestra optimista respecto a un futuro más lejano. Eso es lo que quiero decir. Los ucranianos se han vuelto más pragmáticos. Se dan cuenta de que será muy difícil —para todos nosotros, para el país—, pero siguen siendo optimistas.


P. ¿Cuánto tiempo más tendrán fuerza los ucranianos?

R. No esperes que los ucranianos digan de repente: "Oh no, estamos cansados, vamos a rendirnos a los rusos". De ninguna manera. Si miramos de cerca las encuestas, queda claro que la gente no tiene miedo. No están dispuestos a hacer concesiones a Rusia por dos razones principales.


En primer lugar, sabemos que no es el camino correcto; sacrificar la integridad territorial o la independencia de Ucrania no es una opción. La segunda razón es que sabemos que Rusia nos engañará de todos modos. Los rusos no cumplen los acuerdos. Todos los acuerdos firmados con Rusia se han roto. Así ocurrió con el Memorando de Budapest y con el acuerdo de no alineación de 2014, cuando nos atacaron de todos modos. Y también con el Acuerdo de Minsk.


P. ¿Es imposible un compromiso con Rusia?

Es imposible, porque se trata de cuestiones existenciales. Y es muy importante que los lectores occidentales lo entiendan. Esta guerra no es por una disputa territorial, sino por la existencia misma de la nación ucraniana. En la mente de Putin, los ucranianos no existen separados de la gran nación rusa. No debemos repetir los errores que se cometieron en vísperas de la Segunda Guerra Mundial y también en vísperas de esta agresión rusa.


P. ¿Cómo se puede evitar esto?

La política que peor le sienta a Putin es la del apaciguamiento. Primero Georgia, Siria y Crimea, luego atacó a toda Ucrania. Apaciguar al agresor no funciona. El agresor no se detendrá. Esto también explica por qué los ucranianos seguirán luchando. Tenemos que restaurar nuestra seguridad, construir un ejército muy fuerte y unirnos a la OTAN y a otras alianzas. De lo contrario, Putin volverá a atacar.


P. Usted publicó una encuesta a nivel nacional sobre el estado de ánimo en Ucrania poco antes de Año Nuevo: ¿cómo ve actualmente el futuro los ucranianos?

R. Los ucranianos se mantienen sorprendentemente optimistas y unidos cuando se trata del futuro del país. Pueden dar varias respuestas en paralelo y la esperanza sigue dominando con un 61%. Sin embargo, la preocupación por Ucrania aumentó del 24% a finales de 2022 y al 34% en diciembre de 2023. La situación es similar en la vida privada: el 55% sigue teniendo esperanzas en su futuro personal. Además, el 40% siente miedo, el 28% optimismo y solo el 5% pesimismo. En otras palabras, vemos que la gente mantiene ante todo la esperanza. Eso es muy importante. Sin embargo, también se están volviendo más pragmáticos.


P. ¿En qué sentido?

R. Había expectativas de que la guerra terminara en 2023. Especialmente tras el éxito de la contraofensiva en otoño de 2022 con la liberación de los territorios de Isjum, Lyman y Kherson y otros lugares. Sin embargo, estas expectativas no se cumplieron el año pasado.


P. ¿Qué impacto tiene esto una victoria?

R. El 88% de la gente sigue creyendo en ella, un porcentaje muy alto y fuerte. Solo el 5% duda o no cree en ella. Sin embargo, muchos reconocen que es posible que la victoria no se produzca en 2024. El 31% estima que tardará uno o dos años, mientras que otro 15% piensa que tardará entre tres y cinco años. Por tanto, la mayoría no espera ganar la guerra mañana.


P. En su encuesta, usted también preguntó si el país avanza en la dirección correcta o incorrecta. ¿Cuáles fueron las respuestas?

R. En primer lugar, los ucranianos son tradicionalmente muy críticos con la autoridad. Después de cada elección presidencial hay una breve fase de optimismo, pero nunca dura mucho. La respuesta estándar es casi siempre que el país avanza en la dirección equivocada. Esta opinión también predominaba poco antes del inicio de la invasión, cuando solo el 20% decía que el país iba por buen camino.


P. Usted formó parte del Consejo Público del Ministerio de Asuntos Exteriores durante mucho tiempo y ha asesorado a muchos presidentes ucranianos. ¿Cómo ve el año 2024 en términos de política exterior?

P. En primer lugar, hubo algunas señales positivas a finales del año pasado. Comenzarán las negociaciones de adhesión a la UE. Eso llevará tiempo. Pero al final, Hungría no lo bloqueó. Es una buena señal que Orbán tomara una taza de café por sugerencia del canciller alemán. Espero que esto continúe el año que viene.


P. Sin embargo, los urgentemente necesarios paquetes de ayuda de la UE y Estados Unidos siguen retrasándose...

R. Definitivamente, seguiremos necesitando el apoyo financiero y militar de Occidente. Me preocupa menos la posición de la UE, a pesar de las diversas fuerzas que actúan allí. Las elecciones en Estados Unidos son sin duda más dramáticas e imprevisibles. Sea como fuere, pregunten a los ucranianos: ¿qué harían si no hubiera apoyo occidental?


P. ¿Qué respondieron?

R. La mayoría de ellos: Estamos dispuestos a seguir luchando. En segundo lugar: Incluso en esta situación, nunca haremos concesiones a Rusia. Sin duda sería muy, muy difícil si el apoyo de Occidente disminuyera. Pero hasta ahora los ucranianos han demostrado su determinación para luchar. Occidente debería entenderlo y reconocerlo.


P. ¿No le sorprende a veces la voluntad de Ucrania de seguir resistiendo?

R. El hecho de que no estemos dispuestos a bajar los brazos a pesar de todos estos problemas y todas las tragedias relacionadas con la guerra es notable. Pero no me sorprende. Sabemos que somos un pueblo amante de la libertad y que estamos preparados para defendernos. Toda nuestra historia desde 1991 lo demuestra.


P. ¿Cómo afronta personalmente los retos de la guerra?

R. También tengo familiares que están luchando. Mi familia vive aquí y mis hijas están en Kiev. No es fácil, créame, es muy difícil. Sin embargo, sentimos que tenemos que resistir.


Descontrol con los funcionarios públicos y su alta temporalidad

EDITORIAL. el mundo. 22 Enero 2024

Los casi 300.000 funcionarios que han aflorado en el último recuento del Ministerio de Función Pública tras actualizar su método de conteo evidencian un descontrol por parte de la Administración, con graves repercusiones. No sólo porque engorda más la nómina del personal que se paga con el erario, que marca récord en las dos últimas legislaturas, sino porque afecta al funcionamiento propio de las diferentes administraciones. Una mala contabilización dificulta la distribución de los recursos y entorpece cualquier intento de gestión eficiente.


La cifra es más negativa si tenemos en cuenta que, de esos 300.000, 220.000 corresponden a trabajadores con contratos de menos de seis meses de duración. El Ejecutivo tiene un compromiso con la UE para que España siga recibiendo fondos comunitarios: rebajar la tasa de temporalidad al 8%, y en 2023 ese porcentaje se situó en el 31,3%. Evidentemente, la tarea de reducir la temporalidad no incumbe únicamente a la Administración central. Las entidades autonómicas y las corporaciones locales, donde ha aflorado buena parte de este personal, deben también tomar conciencia. Pero difícilmente podrán hacerlo sin un marco de referencia común que vincule a todos los niveles de la Administración y si el Estado sigue ofertando plazas. Se impone un ejercicio de realismo que adopte los criterios de eficiencia que sí ha aplicado el sector privado.


La inversión extranjera huye de España por Sánchez

JOSÉ MARÍA ROTELLAR. libertad digital. 22 Enero 2024

Esta situación repercute en la actividad económica y el empleo, que, de seguir así, comenzarán a caer más, y, por tanto, en la prosperidad de España.


Los últimos datos publicados de inversión extranjera inciden en lo que viene siendo una tónica a lo largo del quinquenio de gobierno del presidente Sánchez, ya que muestran claramente que la inversión empresarial ha disminuido desde que Sánchez llegó al Gobierno a lomos de una moción de censura apoyada en la extrema izquierda, independentistas, nacionalistas y el antiguo brazo político de la banda terrorista y asesina ETA. No se trata de un algo opinable, sino de la cruda realidad que muestran las distintas estadísticas publicadas al respecto sobre la Inversión Extranjera en España.


Era de esperar que se diese tan preocupante acontecimiento, debido a que este Gobierno ha sembrado la inseguridad jurídica en todo momento, y no hay nada peor para la economía que no tener claras las reglas en las que se va a desarrollar la actividad económica, porque la incertidumbre que ello conlleva retrae las inversiones a realizar ante la duda de que vaya a cambiar la normativa en algún momento de la inversión, con el perjuicio que acarrearía para el inversor correspondiente, de manera que los empresarios se lo piensan dos veces antes de volver a invertir en España.


De hecho, nada más llegar ya se produjo un deterioro en la inversión extranjera en España, perdiendo de un trimestre a otro más de 3.000 millones de euros, como podemos observar, pero se podría pensar que podía ser fruto de venir de alguna operación especial de inversión anterior.


Sin embargo, los datos de la evolución de la inversión extranjera en España de los últimos cinco años y medio son demoledores, como puede observarse con los datos del tercer trimestre de 2023 (último dato publicado). No llegan ni a la tercera parte de los que se recibían trimestralmente en el momento en el que Sánchez llegó al Gobierno.


Dudas que ha sembrado el propio Sánchez durante todo su mandato, que intensificó con la aparición de nuevos impuestos de dudosa legalidad y con el ataque a una empresa como Ferrovial, tratando de levantar barreras de salida, que siempre constituyen la peor de las barreras de entrada para nuevas inversiones, y que ahora, con la entrada en el capital de Telefónica y la reedición de un gobierno claramente enfrentado a las empresas, genera unas barreras de entrada aún mayores, que provocan que la economía española pierda oportunidades.


Sánchez piensa que su dialéctica vence a todas las adversidades y que, como el papel lo aguanta todo, nada iba a suceder. Sin embargo, junto a esas medidas han sido cinco años de muchas equivocaciones en política económica: el pasteleo con los independentistas se paga, forzar las normas por RDL no es ortodoxo y el populismo presupuestario ataca a la economía. Así, el presupuesto eleva el gasto de manera desaforada, con múltiples medidas equivocadas. De esa forma, ligar las pensiones a la evolución del IPC incrementa el gasto de manera insostenible, lo mismo que incrementar el gasto público sin límite, al igual que subir el salario mínimo otro 5%, acumulando ya más de un 52% de incremento desde 2018, que genera desempleo y expulsa inversiones o impide que vengan, porque las empresas tendrán que soportar alrededor de 1.000 euros más al año por trabajador en costes laborales -una importante parte es Seguridad Social- que nos hace ser menos competitivos, de forma que la inversión extranjera busca otros destinos, empobreciéndonos.


Si a ello le unimos la salvaje subida de impuestos llevada a cabo por el Gobierno, con incremento del tipo medio efectivo a unos mínimos del 15% y 18% en el Impuesto de Sociedades, una subida de 5 puntos en IRPF y la introducción de nuevos tributos en los últimos años, como la tasa "google" o el impuesto a la banca, la generación de miedo y desconfianza en la economía no puede ser peor. Esto merma la confianza en España como país. Y mermar la credibilidad como país es mermar la inversión que pueda llegar a España, como ya hemos comprobado que empieza a pasar.


Sánchez cree que todo esto le sale gratis, que no va a tener ningún efecto y que con él España va a progresar. Sin embargo, la realidad va por otro lado. Quienes arriesgan su dinero y se levantan todos los días para generar actividad económica con su negocio, no quieren inseguridad, ni gasto público desmedido que incremente la deuda y que haga que les cobren más impuestos, ni salarios artificiales que no puedan pagar porque les arruinen la cuenta de resultados vía costes, y ese miedo lo están demostrando


Esa destrucción por parte de la política económica de Sánchez de todo el trabajo realizado anteriormente no sólo provoca una atracción trimestral mucho más escasa que hace cinco años, sino que baja 1.443,59 millones en términos interanuales en el IIITR-2023, que llegan a ser 5.571,42 millones menos en el acumulado del año y 14.012,98 millones de euros menos respecto al momento en el que Sánchez llego a la presidencia del Gobierno.


Esto es sólo el resultado de una política económica equivocada; un desenlace muy triste, ciertamente, pero que puede ser mucho peor con la intensificación de la deriva del Ejecutivo, controlado por el populismo de extrema izquierda, los independentistas, el antiguo brazo político de ETA y los nacionalistas para poder seguir sentado en la cabecera del banco azul. Las empresas empiezan a no querer invertir en España o a retrasar sus planes de inversión o de expansión porque no se fían de la política que llevan a cabo Sánchez y sus socios. Eso repercute directamente en la actividad económica y el empleo, que, de seguir así, comenzarán a caer más, y, por tanto, en la prosperidad de España. Cuesta mucho recuperar la confianza de inversores y agentes económicos, pero muy poco destruirla, destrucción que Sánchez se ha propuesto hacer con mucho esmero y que ya va consiguiendo, al iniciar el hundimiento del tejido productivo.


Las personas tienen derechos, las lenguas no

Rafael del Moral. vozpopuli. 22 Enero 2024


Todas las lenguas están abocadas a la desaparición. Decenas de miles han muerto sin que nadie sepa de ellas. También hay millones de personas anónimas sepultadas, y de elefantes, y de hormigas, y de trilobites... ¡Es tan natural! Y aunque hemos sido capaces de dar nombre a muchas especies de dinosaurios, pues algunos dejaron huesos y huellas, será difícil repetir la proeza con las lenguas, porque si no se escriben, no dejan rastro.


Las lenguas empiezan por enfermar cuando sus usuarios añaden otra para completar la comunicación y poco a poco abandonan la de sus antepasados. Eso sucede también con los instrumentos de la vida del hombre: el coche de caballos, la guadaña, el arado, el hornillo de gas, la máquina de escribir... A nadie se le ocurre estudiar gascón para comunicarse mejor, ni meterse en el fondo de un pozo para respirar con más ligereza, ni labrar con bueyes si tiene tractor. Como instrumentos que son, elegimos el más útil y desechamos el ineficaz.


Aunque no siempre se entiende, las lenguas no tienen vida propia, pues son específicas de las personas que las hablan y de los grupos sociales que las sustentan. No por muy sabido es menos asombroso comprobar que todos tenemos una, que es, dicho sea de paso, precisamente la que necesitamos. Y si hace falta otra, como les sucede a quienes hablan vasco (con el español o el francés) se aprende también.


Lenguas que ya no existen

Entre el siglo II y el III desaparecieron tres lenguas que habían tenido gran influencia, algo así como si hoy tuviéramos que lamentar la muerte del francés, el italiano y el ruso. Fueron el etrusco, que había prestado a los latinos buena parte de los signos de su alfabeto; el galo, que fue desplazado por la fuerza arrolladora del latín, o de Julio César; y el íbero que corrió la misma suerte en la península Ibérica. Y no pasó nada. Las nuevas generaciones hablaron latín y fueron felices por disponer de una lengua tan rica en cultura.


En el siglo IV dejó de hablarse fenicio, lengua del comercio mediterráneo, el inglés de entonces, que había inspirado al alfabeto griego, el más sencillo y útil del mundo, que también inspiró al latín. Y no fue una catástrofe.


En el siglo XVI desaparecieron el mozárabe, que fue el dialecto latino hablado en los territorios conquistados por los árabes en la península ibérica; y el guanche, lengua bereber hablada en las islas Canarias.


En el siglo XVIII perdió vida el gótico, lengua de la familia germánica propia de los godos y tan asociado al mundo medieval. En el siglo XIX desapareció, con la muerte en 1898 de su último hablante en la isla de Veglia, en la vecindad de las costas de la Croacia actual, una lengua latina, el dálmata.


En el siglo XIX debían existir unas mil lenguas indígenas en Brasil, en la actualidad sobreviven alrededor de un centenar, que también van desapareciendo. Lingüistas como Claude Hagège calculan que deben morir unas veinticinco lenguas al año.


Y detengámonos en la reciente desaparición de una lengua de la familia indoeuropea, prima nuestra, el manés. Sus achaques y dolencias venían siendo anunciados desde mediados del siglo XIX. Por entonces, carente de los cuidados que habían de prodigarle sus propios hablantes, y mucho más atraídos por una bella extranjera teñida de arrogancia, el inglés, dejó de ser enseñada en las escuelas. A principios del siglo XX contaba con unos cuatro mil hablantes, los que ahora tiene el aranés, ninguno de ellos monolingüe. A mediados de siglo no quedaban más que un par de docenas. En 1974 murió su último locutor, y con él la posibilidad de que alguien, en la descendencia, pudiera transmitir la lengua desde el lugar donde se mantienen vivas, el seno familiar. Descanse en paz o, por decirlo en la gran lengua europea de todos los tiempos, sit tibi terra levis.


Lenguas que dejaron huella

Ningún hablante se queda mudo en la desaparición de una lengua, pues ya disponía de otra que le prestaba mejor servicio. Lenguas que unificaron a los hablantes y eclipsaron a otras fueron el sumerio, que hoy recordamos por su amplia colección de tablillas; el egipcio, grabado en piedra y diseminado en tres mil años de historia, y el griego, cuna de la civilización occidental, y el latín. Sobreviven tres lenguas longevas, el chino, tal vez la lengua actual más antigua, el griego y el hebreo. Las tres conservan, a pesar de los cambios, el mismo nombre que tuvieron hace treinta siglos.


La muerte evidencia la levedad de la vida, la fragilidad de las lenguas, sus venturas y malandanzas. Claro que hay motivos para preocuparse por la extinción de las lenguas, pero muchos menos de los que justifican la atención a sus hablantes. Las personas tienen derechos que pueden ser vulnerados, las lenguas no. Por eso, porque se piensa más en las lenguas que en las personas, en España no se entiende, o al menos no lo entienden todos, que sea gravísimo suprimir el derecho elemental a elegir la lengua materna como lengua de aprendizaje.


Hacia las personas, sí, y no hacia las lenguas, debe dirigirse toda protección.


O jugamos todos o pinchamos la pelota

PEDRO DE TENA. libertad digital. 22 Enero 2024

Queipo está exhumando de la Macarena y Largo Caballero, un instigador claro de la dictadura socialista, sigue teniendo estatua en los nuevos Ministerios.


Hay un cierto tipo de gente –ser gente es una cosa muy seria porque sabe de dónde se viene y que los demás de esa gente son libres e iguales a ellos– que no se considera gente. Desde hace unos siglos en Europa, en nombre de palabras altisonantes como libertad, justicia, igualdad, pueblo, democracia, solidaridad, fraternidad y otras, se arrogan el derecho de imponerle a los demás las propias ideas sobre todo e incluso de matarlos, de asesinarlos, de aniquilarlos si se oponen a una maravillosa inteligencia autoatribuida y nunca demostrada.


Siempre me ha impresionado –a la vista de lo pequeños que somos desde nuestro sistema sensorial e intelectual para comprender algo o del mundo en que vivimos—, que haya minorías que se creen en posesión de verdades absolutas o que hacen de su punto de vista sobre cualquier cosa el punto de vista de un Dios implacable capaz de destrozar al disidente.


Aunque hay antecedentes preclaros, la Guerra Civil Española fue un ejemplo perfecto de a dónde conduce el totalitarismo genético, el que nace con las doctrinas y sus propagandistas. Ese totalitarismo feroz, que brota de la convicción de que la verdad, la ciencia y la santidad están de su parte y que de la parte del enemigo (adversario ya no es bastante) no hay más que maldad, egoísmo y crimen, no es otra cosa que el resultado de creer que una teoría, la marxista –la anarquista nunca fue una teoría con fundamento cabal sino un liberalismo dislocado y demasiadas veces terrorista—, es la salvación del mundo bajo el maquillaje de una teoría de la historia y de la economía.


Se dijo del marxismo, muy bien dicho, que es en realidad una ideología fría para la cual el sufrimiento real y ardiente de millones de personas, unas condenadas al sacrificio desde su ignorancia o carnes de cañones por toneladas u otras sacrificadas en pos de un futuro que no fue, no tiene importancia alguna. Así ha sido. Millones de muertos, millones de torturados, millones de vidas interrumpidas en pos de lo que al final resultó ser un fracaso histórico total, una prueba empírica brutal de una errónea y perversa concepción de la humanidad.


Como ando en estos días enfrascado en la lectura del futuro libro sobre el terror rojo en Andalucía de Francisco Nuñez Roldán, profesor y escritor procedente de la izquierda comunista que ha sido capaz de hacer un examen de conciencia a fondo de los hechos y de sus propias creencias, me doy cuenta de la magnitud de las tragedias que se han vivido, tanto en Andalucía como en el resto de España.


Cuando unas élites –nunca las mayorías mucho menos idealistas– llega a la conclusión de que hay que exterminar a media nación para que sus sueños se cumplan es que estamos ante la presencia de unos desalmados, sin alma, sí, que deducen de la teoría un poder de odiar infinito que infecta a los verdugos adecuados cuando lo que se necesitan sencillamente son pruebas empíricas que la falseen o no. ¿NO dicen ser ciencia? Pues como a toda ciencia. Pero no.


Para vergüenza de la Iglesia Católica andaluza y española pondré un solo ejemplo con un personaje que no es mi devoción, pero al que se le debe la serenidad de un juicio. El general Queipo de Llano, un republicano de primera hora que aparece con Indalecio Prieto y otros próceres de las conspiraciones antimonárquicas desde 1930, se une al levantamiento militar de 1936, no por ser monárquico y mucho menos franquista, sino por desear el mantenimiento de un cierto orden convivencial y civilizador tras las experiencias de la República desde mayo de 1931 —incendio de iglesias y periódicos derechistas—, el golpe de estado socialcomunista separatista de 1934 y los fraudes y crímenes silenciados del Frente Popular antes de julio de 1936. Pero Queipo está exhumando de la Macarena y Largo Caballero, un instigador claro de la dictadura socialista, sigue teniendo estatua en los nuevos Ministerios. Podemos seguirnos engañando hasta la extenuación.


Queipo fusiló a muchos en lo que era una guerra civil, como otros, como todos. Sí, hablaba demasiado, cruelmente incluso, como lo hacía La Pasionaria amenazando en el Congreso y otros muchos. Todos los excesos –la guerra es siempre excesiva– son lamenetables, pero digamos enseguida que de no ser por él y sus acciones, no quedaría capilla, ni Virgen, ni Hermandad, ni retablo, ni cuadro ni escultura ni Semana Santa ni familias adversas a la República con vida. ¿Qué pensaríamos de quien por odiar el cesarismo romano le pusiera un bombazo al Coliseo o las termas de Caracalla? Soy un descreído, pero creo en la historia y en la cultura y en sus verdades.


Se hizo con Sevilla la Roja sin oposición alguna de los "valientes" milicianos. Memento ahora para Aquilino Duque, gran poeta, fino analista de las almas, que se vino a esa Sevilla rebelada huyendo del exterminio de su familia en la onubense y miliciana Zufre. Se cometieron crímenes atroces y se evitaron crímenes salvajes. Si el bueno de Aquilino vivió fue porque pudo vivir en aquella Sevilla.


El cuento de una República paradisíaca que se truncó por la maldad de un Franco sin escrúpulos ya no se lo cree nadie en su sano juicio. Ni la República quiso ser una democracia nunca –sólo un intermedio breve para dictaduras social-comunistas y nacionalistas—, desde su nacimiento, ni lo fue el franquismo que ganó la guerra por la estupidez y mala organización de sus adversarios.


Pero que siga habiendo gente, o gentuza, con las manos manchadas de sangre en demasiados casos, en una España que no quiere hacer examen de conciencia sobre lo ocurrido y sus responsabilidades y que sigue intrigando para que los monstruos que condujeron a aquella Guerra crezcan de nuevo hasta una destrucción final de algo tan grande como España y su res universal, exige algo más que una jaculatoria o un tuit o un video blog. Así no puede seguirse. O jugamos todos o pinchamos la pelota.


EL PRIMER DEMONIO EL SIGLO XX

En el centenario de su muerte, un repaso biográfico a la figura que con el uso político de la mentira y el asesinato marcó el siglo XX

Pedro Fernández Barbadillo. gaceta. 22 Enero 2024


Sin el ruso Vladímir Ilích Uliánov, alias Lenin, y sin el presidente de Estados Unidos Woodrow Wilson, dos paladines del Bien, el siglo XX habría sido completamente diferente.


Seguramente habrían surgido los fascismos, ya que se basaban en los combatientes desencantados, aunque no hubieran contado con un elemento movilizador como el anticomunismo, nacido por las matanzas perpetradas en Rusia o la invasión de Polonia.


Quizás la Segunda Guerra Mundial no habría estallado (o de haberlo hecho no habría tenido el mismo carácter ideológico) si Wilson y Lenin, ayudados por la masonería francesa y la soberbia inglesa, no hubieran destrozado los imperios que controlaban Europa Central ni hubieran sometido a los alemanes a un diktat.


Al fallecer con 53 años, Lenin ya había creado la URSS, cimentada sobre un mar de sangre. Y tanto su vida como la Unión Soviética se basan en la mentira.


EL REVOLUCIONARIO PROFESIONAL

Lenin decía que representaba a los obreros y campesinos y que pretendía liberarles de la explotación, pero apenas sufrió esa esclavitud del trabajo por cuenta ajena, sometido a un jefe despótico y retribuido con un sueldo mísero.


A los 47 años de edad, cuando tomó por la fuerza el poder, sólo había tenido durante menos de dos años un trabajo regular, el de pasante en un bufete de abogados. Lenin recorrió Europa y vivió en París, Berlín y varias ciudades suizas sin estrecheces. En cambio, apenas conocía su país.


Uno de sus mejores biógrafos, Dimitri Volkógonov (El verdadero Lenin), afirma que “Ni en Rusia ni en el extranjero, Lenin sufrió ninguna carencia”.


Vivía del dinero que le mandaba su madre, una mujer adinerada. Ésta era viuda de un inspector de escuela que por sus años de trabajo tenía el título de consejero de Estado, equivalente en grado a un general. Recibía desde 1886 una pensión de 100 rublos al mes y en 1889 había comprado una finca de unas 40 hectáreas que Lenin se negó a explotar, por lo que la arrendó a uno de esos kulaks (campesinos) odiados por su hijo. La señora también recibió una herencia de un cuñado. Al final, María Uliánova invirtió todo el dinero que tenía en bonos y depósitos bancarios, y se dedicó a cortar cupones.


Los ingresos de Lenin, según Volkógonov, consistían en las rentas de su madre; el sueldo que recibía del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia (encabezaba la facción más extremista, llamada bolchevique); las donaciones que recibía de admiradores y burgueses con mala conciencia; y el dinero que robaban sus pistoleros en asaltos a bancos, que consideraban expropiaciones. También hubo casos de proxenetismo entre los forjadores de la nueva sociedad.


¿Cómo alguien criado así, que alquilaba caros pisos de cuatro habitaciones en París y se iba de vacaciones a las montañas de Suiza, podía representar a los obreros que veían a sus hijos morir de enfermedades en sus chabolas o a los campesinos que tiraban de sus arados?


Pero Lenin no sólo usurpó la voz del proletariado, sino que traicionó a su patria y la situó al borde del desmembramiento con tal de conservar su revolución.


EL TREN SELLADO

Cuando en 1914 estalló la Gran Guerra, Lenin y su esposa, Nadezhda Krúpskaya, se hallaban en Austria. La Policía le encarceló por ser ruso, pero un camarada austriaco intercedió por él (aseguró que Lenin odiaba el zarismo) y luego le expulsó. Los socialistas y los obreros marchaban voluntarios a la guerra, incluso los socialistas rusos exiliados en Francia se alistaban en el Ejército de este país para combatir al II Reich. El nacionalismo rompía la unidad de los revolucionarios y la supuesta clase obrera internacional.


El matrimonio Lenin se instaló en Suiza, y allí habrían vegetado, de no ser por los alemanes, que han sido en el siglo XX los metepatas y liantes que fueron los franceses entre los siglos XVI y XIX. En una conferencia en enero de 1917, con motivo del duodécimo aniversario de la revolución fracasada de 1905, afirmó que “los viejos” como él no asistirían a las batallas “de la revolución por llegar”.


Por medio de uno de esos capitanes Araña que abundan en los círculos de conspiradores y espías llamado Alexander Parvus, los alemanes se pusieron en contacto con Lenin en la primavera de 1916, mientras en Francia se desarrollaba la batalla de Verdún y el Ejército ruso preparaba la Ofensiva Brusílov para ayudar a sus aliados (en esa ofensiva murieron o quedaron heridos más de 440.000 compatriotas de Lenin). Las negociaciones prosiguieron unos meses más con el objetivo común de que la cúpula bolchevique penetrara en Rusia.


La revolución frustrada de 1905 y la reacción de patriotismo de los rusos ante la guerra con los Imperios centrales, había persuadido a los bolcheviques de que su victoria solía podía nacer de la victoria alemana.


Por fin, después de que los servicios de espionaje británicos hubieran asesinado a Rasputín y los tumultos callejeros en Petrogrado seguidos por la renuencia del Ejército a disolverlos hubieran causado la abdicación del zar (la Revolución de Febrero, marzo en Occidente), Lenin aceptó la ayuda de los enemigos de su patria para cruzar Alemania en un tren especial. En la estación de Zurich, Lenin se despidió con un discurso a sus camaradas: “¡Viva la revolución proletaria mundial que ha comenzado!”.


Una de sus primeras actividades fue organizar turnos para el uso de los dos baños por parte de él, su esposa, su amante, Inessa Armand, y otra veintena de bolcheviques. El 16 de abril entraron en la estación Finlandia de Petrogrado.


AL SERVICIO DE ALEMANIA

Durante los meses centrales de 1917, mientras los bolcheviques conspiraban contra el Gobierno provisional y la guerra proseguía, siguieron aceptando dinero de Berlín. Los mismos alemanes que mataban rusos en el frente o los hacían trabajar para ellos, entregaban oro a Lenin y Trotski.


En marzo de 1917, los bolcheviques compraron una prensa por 260.000 rublos. Y en julio publicaban 41 diarios, con una tirada de 320.000 ejemplares al día; el principal, Pravda, tiraba unos 90.000. Además todos los dirigentes recibían un sueldo. Los fondos los ponía Alemania.


El Gobierno de Kerenski (miembro del Partido Socialista Revolucionario y del Gran Oriente de los Pueblos de Rusia) investigó la pista de ese dinero, pero la vacilación y el legalismo del primer ministro impidieron que se detuviera a Lenin, entonces en Petrogrado, por colaboración con el enemigo. Con razón, los rojos le dieron a Kerenski el apodo de el payaso.


En octubre (noviembre según el calendario gregoriano, que se adoptaría en 1918), los bolcheviques por fin dieron su golpe de Estado. Y Lenin fue elegido presidente del Sovnarkom (consejo de comisarios del pueblo) de Rusia.


EL TERROR ORGANIZADO

En diciembre de 1917, fundaron su policía política, la Cheka (cuyo decreto se conoció íntegro sólo en 1958), con la misión de detener y matar a los que consideraban sus enemigos, y además suprimieron todos los tribunales y oficios vinculados a ellos.


Los rusos blancos, que también practicaron una gran violencia en la guerra civil, jamás crearon instituciones como la Cheka. Su terror, a diferencia del rojo, jamás fue sistemático.


En septiembre de 1918, tras el atentado de Káplan contra Lenin, el Sovnarkom autorizó a la Cheka a tomar rehenes para ejecutarlos y deportar a los enemigos de clase a campos de concentración. “Mata para que no te maten”, dijo el chekista Martin Latsis. Así pensaban y se comportaban los miembros del partido bolchevique, forjado por Lenin a su imagen en el exilio.


Como dice Richard Pipes (La Revolución rusa), Lenin fue “la fuerza rectora del Terror Rojo en todo momento”. Quería construir un mundo habitado por buenos ciudadanos y esa obsesión le llevó, al igual que a Robespierre, “a justificar moralmente la eliminación de malos ciudadanos”.


Cuando se suprimió formalmente la pena de muerte en la URSS, Lenin lo criticó: “¿Cómo vas a hacer una revolución sin ejecuciones? ¿Esperas eliminar a tus enemigos desarmándote tú? ¿Qué otros medios de represión hay?”


Despreció siempre a los rusos étnicos, incluso para ser sicarios: “Blando, demasiado blando es el ruso. Es incapaz de aplicar las duras medidas del terror revolucionario”. Por ello, la camarilla roja recurrió a no rusos para dirigir la represión: polacos, letones, judíos, georgianos. Pronto circuló un dicho popular: “¡No busques a un verdugo, busca a un letón!”.


En el siglo XVI, Iván el Terrible formó su policía política, la Oprichnina, con extranjeros, especialmente alemanes. Lenin, en el XX, imitaba al más despótico de los zares.


CEDER ANTE ALEMANIA

Aparte de fundar la Cheka y el Ejército Rojo (y relajar los requisitos para el divorcio e instaurar el aborto libre y gratuito), los bolcheviques comenzaron a negociar el Tratado de Brest-Litovsk con Alemania, Austria-Hungría, Turquía y Bulgaria.


El jefe de la delegación comunista fue Trotski, nombrado comisario de Asuntos Exteriores por Lenin. Éste era partidario de aceptar las desmedidas exigencias alemanas, mientras que Trotski pretendía oponerse a ellas y, ya que el Ejército se había desbandado, responder con la absurda consigna de “ni paz ni guerra”.


Lenin consiguió convencer a Trotski de que aceptase la rendición, con este argumento: hasta que estallase la revolución comunista en Alemania, Francia y Gran Bretaña, que creían inminente, la función de los bolcheviques era mantener la única revolución triunfante.


Lo explicó así: “Voy a ceder territorio al actual vencedor para ganar tiempo. Se trata de eso y de eso solamente”. Cuando los bolcheviques trasladaron la capital a Moscú debido a la cercanía de los alemanes, otro camarada, Grigori Zinóniev, dijo: “El proletariado de Berlín nos ayudará a volver a Petrogrado”.


Así se comprende que Lenin abandonase comarcas, provincias y países: Ucrania, Letonia, Estonia, Finlandia, Crimea, zonas del Cáucaso… El tratado lo firmó Trotski el 3 de marzo de 1918. Las tropas alemanas llegaban a las ciudades en trenes y se desplegaban pacíficamente ante el pasmo de los rusos.


LA AUTODETERMINACIÓN DE LOS PUEBLOS

La capitulación de Alemania en noviembre de 1918 anuló el Tratado de Brest-Litovsk, pero otra semilla sembrada por Lenin debilitó la patria rusa: el derecho de autodeterminación.


Junto con los decretos sobre el reparto de la tierra, la paz y la nacionalización de la banca y las grandes empresas, y una convocatoria de elecciones para una asamblea constituyente (en la que los bolcheviques obtuvieron menos de 10 millones de votos de más de 40 millones emitidos), el Gobierno bolchevique promulgó una Declaración de los Derechos para los Pueblos de Rusia, firmada por Lenin y Josif Stalin, que no era entonces más que un personaje de segunda fila.


En esa Declaración, los bolcheviques proclamaron el derecho de autodeterminación, que incluía la secesión y la formación de un Estado independiente, para los diversos pueblos que componían el Imperio ruso. En las semanas siguientes nacieron diversas repúblicas, en algunos casos con ayuda alemana.


La finalidad de Lenin era debilitar a sus enemigos. Los bolcheviques lo prometían todo y a la vez: reparto de tierras, nacionalizaciones, paz, autodeterminación, socialismo, elecciones pluripartidistas, libertad de prensa, aborto, revolución mundial, aniquilamiento de los reaccionarios…


Los zaristas, liberales y socialdemócratas no sólo tenían que levantar ejércitos, combatir a los alemanes y los rojos y elaborar un programa político (¿monarquía o república?, ¿reforma agraria o devolución de las fincas a los terratenientes?), sino, además, enfrentarse a las minorías separatistas de esos territorios.


Mientras se libraba la guerra civil (1917-1923), en la que murieron más de 10 millones de personas, varios de ellos de hambre, los bolcheviques no vacilaron en destinar docenas de millones de rublos oro para impulsar la revolución mundial. El dinero provenía del Estado, pero también del saqueo de propiedades privadas y de iglesias, y de la exportación del necesario trigo, del que Rusia había sido el primer productor mundial antes de la guerra.


Por fortuna, la revolución mundial no llegó y las que estallaron en Europa (Finlandia, Hungría y Baviera) fueron aplastadas. Además, el Ejército Rojo fracasó en sus intentos de penetrar en Polonia (1919-1921). Lenin tuvo que reconocer la independencia de Finlandia, Lituania, Letonia y Estonia, pero demostró su cinismo sobre la autodeterminación mediante la conquista del resto de países que habían proclamado su independencia, como Ucrania y Georgia.


EL MIEDO DEL ZAR ROJO

Lenin se instaló en el Kremlin de Moscú, desde el que gobernó Rusia (que pasó a llamarse URSS en diciembre de 1922) como el primer zar rojo. Pero vivió temeroso de sufrir algún atentado, él que había ordenado docenas de éstos. “Ningún zar, ni siquiera en el punto álgido del terrorismo radical temió tanto por su vida y vivió protegido como Lenin” (Pipes).


A pesar de la protección de los Fusileros Letones, le dispararon dos veces, en enero y agosto de 1918. La anarquista judía Fanni Kaplán estuvo cerca de matarle, ya que le acertó en el cuello. A ella se le asesinó sin juicio en un patio del Kremlin.


Los bolcheviques respondieron endureciendo la represión y endiosando a Lenin. A partir de ese momento, empezaron a aparecer poemas, odas y artículos glosando a Lenin, hasta compararle con Jesucristo.


El culto a la personalidad alcanzó cotas ridículas, pero omnipresentes en el país y entre los lacayos comunistas extranjeros, cuando Lenin murió, el 21 de enero de 1924. El ejemplo más palmario fue la sustitución del nombre de Petrogrado por Leningrado, el 26 de enero. En un referéndum celebrado en 1991, los vecinos recuperaron el nombre de su fundación, San Petersburgo.


“¡LENIN VIVE!”

Las verdaderas causas de su muerte son un misterio. Sufrió un ictus en mayo de 1922 y luego otros dos en diciembre de ese año y marzo de 1923. Pero hay rumores y hasta indicios de envenenamiento. En honor a él se fundó el Instituto del Cerebro, que recibió como primera donación para la investigación el cerebro de Lenin partido en 30.000 trozos, como si fueran reliquias.


Ahí nació la consigna ridícula de los ateos y que se repite cada vez que fallece un figurón de las izquierdas, sea Fidel Castro, José Saramago o Dolores Ibárruri: “¡Lenin vive!”.


Le sustituyó un triunvirato formado por Zinóniev, Kámenev y Stalin, que derrotaron a Trotski. En poco tiempo, Stalin liquidó a sus camaradas y se hizo con el poder absoluto. A partir de entonces, los genocidios, las purgas, el culto a la personalidad y la paranoia oficial se volvieron desmesuradas. Los aplausos de los comunistas y de los tontos útiles que siempre acompañan a la extrema izquierda acallaron los gritos.


La principal de las mentiras rotas desde el desmoronamiento de la URSS y la apertura de algunos archivos (gran parte de la documentación sobre Lenin, sobre todo de su juventud, sigue siendo inaccesible) es la de la inocencia de Lenin en la represión. Ningún comunista es inocente.


LENIN FUE UN IDEÓLOGO DEL CRIMEN, PERFECTAMENTE COMPARABLE A STALIN

Lenin fue el peor

HERMANN TERTSCH. gaceta. 22 Enero 2024


Vladimir Ilich Ulianov, más conocido por su nombre de guerra de Lenin, murió hace ahora un siglo, tras años de ser poco más que un despojo humano que algunos, los más creyentes y por tanto más optimistas, consideran solo un adelanto del infierno que le esperaba después como justa retribución divina por el daño infinito causado a su especie. Porque Lenin, al que aún hoy los comunistas pretenden exonerar de la evolución asesina de todo el mensaje ideológico comunista, su proyecto político y trayectoria de gobierno, es el fundador y gran responsable de la bestialización de la lucha política en Rusia y del exterminio del oponente como forma de dirimir diferencias. Lenin no solo ordenó asesinatos a mansalva sino que teorizó todo lo necesario para que otros lo hicieran después mucho más. El mayor asesino del siglo XX no es por tanto ni Hitler. Ni Stalin ni Mao aunque mataran más millones que él. Pero fue él quien puso todas las bases teóricas de la lógica de estado terrorista. Y en eso estamos cien años después. Porque los estados terroristas siguen presentes y, pese al bendito terremoto histórico anticomunista de 1989, vuelven a estar aumentando. Si tienen en sus gobiernos algún admirador de Lenin, no es una broma que les diga que su vida en algún momento puede correr peligro.


El cuento comunista del «Lenin bueno, Stalin malo» que seguía al «Lenin bueno, Stalin mucho mejor» desde 1924 hasta 1953, surge en el XX Congreso de 1956 con el discurso de Nikita Jrushchov sobre los crímenes de Stalin. Tres años después de morir el carnicero georgiano el mensaje pretendía blanquear al régimen, es decir a Lenin, concluida la lucha de poder que había liquidado a la facción perdedora, ni más ni menos estalinista que la ganadora de Jrushchov. Se pretendía que pobre Vladimiro, con un espíritu revolucionario puro y amante del pueblo en la práctica y en su labor intelectual, no habría tolerado jamás que su sucesor Stalin asesinara, deportara y torturara de la forma que lo hizo. Por supuesto, el cuento no tiene credibilidad ninguna. Aunque nadie va a discutir al «Tío Joe» Stalin su inmensa querencia a nutrir su fuerza del terror de los demás. Pero que él disfrutara con crueldades por su torcida personalidad de descreído seminarista georgiano no significa que la dinámica de terror la impusiera Stalin porque estaba ya plenamente en vigor desde el mismo momento en que Lenin tuvo el poder con el triunfo de los bolcheviques.


Se puede discutir sobre el momento en que se asientan las bases políticas y culturales para las decisiones que preceden a todas y cada una de las colosales matanzas de las ideologías redentoras del comunismo, socialismo o nacionalsocialismo. Las guerras son tan antiguas como el hombre y en ellas y en la destrucción del poder del vencido se mataba mucho. Pero el afán de exterminio desplegado y ejecutado durante todo el siglo XX por las nuevas religiones laicas de comunismo y nazismo no tiene precedentes. Y no solo por la industrialización del genocidio en el caso tan único y especial del Holocausto. O la infinita crueldad del Holodomor de la muerte por inanición de millones.


Los grandes estados de estas ideologías soviético y hitleriano hicieron inmensos esfuerzos para priorizar el asesinato y la siembra del terror como razón de Estado. Como instrumento principal de control político y social. Y eso, amigos, nadie lo tiene tan claro como el primero de ellos, Vladimir Ilich.


¿Cuándo empezó a plantearse que las ideas políticas, no solo el poder, se imponían mejor matando que sin hacerlo? ¿Cuándo se planteó que el terror es un arma eficaz para que los individuos interioricen unas certezas que se les quieren imponer, cualquiera que fuera su relación con la verdad o la realidad más palmaria? ¿Fue durante la Revolución Francesa, en la Guerra de la Vendée de 1793 a 1796, en la que es aplastado sin piedad el pueblo por contrarrevolucionario? ¿Fue en la posterior creación de la ingeniería social que tiene en Karl Marx su sumo sacerdote?


¿O fue cuando ese grupo de desadaptados rusos ideologizados que vivían en el exilio en Europa Occidental, Lenin a la cabeza, bebiendo, debatiendo y jugando al ajedrez, fueron utilizados por el Imperio Alemán para atacar por la retaguardia a su enemigo del Imperio Zarista y generarse así ventajas en una guerra que los consumía a todos? Berlín logró parte de sus objetivos con la victoria bolchevique. Logró acabar inicialmente la guerra en el este con el acuerdo de Brest Litovsk. Pero también saboteó con éxito una transición política reformista en Rusia que podría quizás haber evitado lo peor. Y lo peor era Lenin. No sucedió y la caída de los Romanov tuvo poco después con efecto secundario la caída de los Hohenzollern en Alemania y los Habsburgo en Austria.


Lo cierto es que Lenin fue un ideólogo del crimen, como asesino perfectamente comparable a Stalin, salvo en que no tuvo tiempo ni salud para acometer la misma matanza generalizada de opositores reales y supuestos en todo el mundo. El terror rojo que se extendió e intensificó durante toda la guerra entre bolcheviques y blancos de 1918 a 1922 ya no cesó aunque fuera adquiriendo formas distintas en años y lustros siguientes y las ejecuciones masivas ya no fueran públicas por ejemplo como lo habían sido por expreso deseo de Lenin para que el terror se extendiera lo más rápidamente posible.


La santificación de Lenin prosigue y muy especialmente en países tan enfermos por el contagio universitario de las peores falacias y los mantras más vulgares del marxismo y comunismo leninista. Ahí tenemos a nuestros periodistas y políticos del Gobierno de Sánchez actuando bajo efigies de Lenin como si nos fuera ese miserable y enfermo desarraigado de la clase media rusa de provincias que se llenó de odio cuando su hermano mayor fue muy lógicamente ejecutado por ponerle una bomba al Zar. Desde aquel choque con la justicia, sus desequilibrios mentales fueron continuos, también en su ocioso exilio con frecuentes ataques de ira y total desprecio por la suerte y los problemas de las personas de entorno, incluido del más cercano. El atentado ya en Rusia lo dejó maltrecho con tres tiros que sobrevivió y los posteriores infartos cerebrales lo llevaron al infierno referido, poco precio para todos los infiernos que él desató y sigue desatando con la promesa del asalto del cielo.


Aún hoy, tras unas 120 millones de víctimas del comunismo y decenas de millones de la respuesta ideológica criminal del socialismo nacional alemán, tenemos gobiernos como el nuestro que siguen teniendo a este asesino Lenin como un referente. Y tenemos de nuevo un peligro intenso de que las tesis del poder terrorista se impongan después de haber ganado terreno en Rusia y China otra vez, en muchos países iberoamericanos y también en España. Son defensores del estado terrorista de Lenin aquellos que han formado una alianza con criminales, ya sean terroristas ideológicos, etnicistas o narcotraficantes, para mantenerse en el poder indefinidamente desmantelando todos los mecanismos de equilibrio de poderes que las democracias pretenden. Por eso mismo hay que saber bien quién era ese Lenin que admiran muchos de los malhechores que nos gobiernan. Por la falta de una condena de Lenin —e incluso a Stalin— como la que pesa con toda justicia sobre Hitler existe una amenaza permanente de que quienes se inspiran en él una vez llegados al poder crean necesario repetir algunas de las «gestas leninistas». Enrique Santiago, secretario general del Partido Comunista de España —sí, los partidos que elogian todos crímenes bárbaros del comunismo son legales en Occidente— ya anunció que asesinaría a la familia real si se diera el caso emulando a Lenin con la familia Romanov. Ese peligro lo tenemos en España e Iberoamérica muy especialmente ahora porque los seguidores actuales del asesino de Lenin siempre están a falta de unas contrariedades más o menos dramáticas para emular a su admirado criminal.


PARA LENIN Y SUS SEGUIDORES EL ASESINATO ERA UN INSTRUMENTO TÉCNICO

Lenin: la más alta expresión del tirano moderno

JOSÉ JAVIER ESPARZA. gaceta. 22 Enero 2024


Érase una vez un anciano matrimonio, Filemón y Baucis, que vivía retirado en una ermita lejos de la civilización. Filemón y Baucis nunca habían molestado a nadie, ni nadie se había molestado por su existencia: sólo eran dos viejos que veían agotarse sus días al margen de la sociedad y sus afanes. Pero entonces llegó un poder nuevo a aquel país: un hombre que se llamaba Fausto y que había construido todo un mundo sobre la base de su sola voluntad. Filemón y Baucis quisieron mantenerse al margen del nuevo poder. Al fin y al cabo, ellos no eran nadie: apenas unos nombres comunes, un pequeño e irrelevante punto en el mapa, sólo un número en el censo. Tampoco estorbaban en nada los planes formidables de Fausto. Pero Fausto no podía soportar que Filemón y Baucis estuvieran allí. Su mera existencia era un desafío para el gran dominador. Nada podía escapar a su voluntad de poder, tampoco aquellos dos ancianos irrelevantes. Tanto le exasperaba a Fausto la presencia de los ancianos que un día, entre sollozos de impotencia, desató su ira ante Mefistófeles. El fiel Mefistófeles entendió: esa misma noche se hizo acompañar por una cuadrilla de esbirros, acudió al lugar y quemó la cabaña de Filemón y Baucis con los ancianos dentro. Así se solucionó el «problema» de Filemón y Baucis.


La violencia política moderna

La historia de Filemón y Baucis es uno de los episodios más impactantes de la segunda parte del Fausto de Goethe. Es una prefiguración extremadamente gráfica de la violencia típicamente moderna y una premonición alucinante de lo que luego se llamaría totalitarismo. Ahora estamos recordando el centenario de la muerte de Vladimir Ilich Ulianov, más conocido como Lenin, y al repasar su trayectoria es imposible no recordar ese episodio fáustico. Porque Lenin fue, en realidad, Fausto y Mefistófeles a la vez, y en su llameante trayectoria arrasó innumerables cabañas de innumerables Filemón y Baucis; porque, en efecto, tampoco Lenin podía soportar la mera existencia de cualquier cosa que viviera al margen de sus planes formidables.


Prototipo absoluto del revolucionario moderno, más incluso que sus abuelos jacobinos, Lenin encarna todo lo que de criminal hay en el despliegue de las ideologías de nuestro tiempo. Por supuesto, todos los hombres de todos los tiempos han dado y recibido muerte, sufrimiento, violencia, tiranía. Pero la violencia política moderna tiene un rasgo único, singular: no mira a la víctima como a una existencia física —un enemigo al que odiar, un campo que saquear, unas personas a las que esclavizar—, sino que la considera como un problema esencialmente técnico, un número en la estadística, una incógnita en la ecuación, un punto mudo en el mapa. Con frecuencia se dice que Lenin es el inventor del totalitarismo. Ciertamente, nadie como él sistematizó el procedimiento, pero esa idea de que la víctima sólo es un número tiene un antecedente remoto: Jean-Baptiste Carrier, el ejecutor del «sistema de despoblación» con el que la Revolución Francesa exterminó a decenas de miles de campesinos y religiosos en La Vendée. Ellos, como Filemón y Baucis, sobraban en el «plan formidable» de la Revolución. Y por eso su exterminio era «legítimo».


Lo que singulariza al tirano moderno es esa conciencia de la legitimidad racional del exterminio. Lenin no era un criminal sediento de sangre. Criminal lo fue, ciertamente, pero sin sed, o sea, con la perspectiva fría y neutra de quien considera el crimen como un procedimiento mecánico eficiente al servicio de una finalidad mayor. Esa finalidad es ideológica, evidentemente: la consecución de un plan que, además, se pretende redentor. La demencia objetiva del totalitario radica ahí: existe una idea que se considera superior, aún más, necesaria, y todo —«todo» quiere decir todo— está permitido para cubrir el objetivo. Todos los habituales tópicos leninianos (el de la «mentira como arma revolucionaria», por ejemplo) circulan en el mismo registro. En esto Lenin aporta un color muy particular a la tradición revolucionaria rusa de finales del XIX; esas gentes que Dostoievski retrató en «Los demonios», por ejemplo. El revolucionario nihilista comparte la fe alucinada en la idea como algo sagrado, pero afronta la violencia con un no sé qué de sacrificial, algo que todavía conserva un mínimo aliento humano. Lenin y los que después le seguirán, no: para él, para ellos, el asesinato es un instrumento técnico. Por eso todos los totalitarismos conocidos han desplegado mecánicas institucionalizadas de exterminio sin el menor rubor, sin el menor dolor.


Poder, poder, poder

¿Qué mueve a alguien a convertirse en semejante tipo de monstruo? Sobre Lenin se ha escrito muchísimo. Stephane Courtois ha explicado cómo y por qué es el padre del totalitarismo. Ahora Santiago Armesilla publica un libro sobre el derecho de autodeterminación en Lenin, y el tema va mucho más allá de la autodeterminación de los pueblos o las naciones, es más: muy posiblemente, en la interiorización individual del derecho de autodeterminación descansa buena parte de lo más cruento del mundo moderno. Esa idea de que uno es causa de sí mismo, que uno puede literalmente determinarse en sí y por sí, que uno puede afirmarse al margen de la existencia de otro… En suma, la idea de autodeterminación implica que la realidad objetiva exterior no tiene un valor significativo; en todo caso, su valor se subordina a la afirmación de uno, y si se opone, ya se sabe: tanto peor para ella. Por eso el totalitarismo termina siendo un recurso inevitable: la única forma de que la realidad responda a los propios deseos es apoderándose de ella por entero, en todos los aspectos de la vida, y suprimiendo sin contemplaciones cuanto quede fuera del plan. Filemón y Baucis.


Desde el marxismo clásico siempre se le ha reprochado a Lenin que desdeñara la realidad material objetiva en sus análisis y, sobre todo, en su práctica política. Es verdad que Lenin, en eso, siempre falló: ni los pequeños campesinos libres se unieron a la revolución (al revés, hubo que matarlos a mansalva) ni el proletariado mundial se alzó siguiendo el ejemplo soviético. Pero si Lenin falló como teórico, por el contrario demostró una extrema eficiencia como práctico: su capacidad para hacerse con el poder, seducir a las masas (sus masas) y construir un implacable aparato de dominación es en verdad asombrosa. Mediocre a la hora de ser Fausto, pero muy eficaz en el papel de Mefistófeles, Lenin es la más alta expresión del tirano moderno: fe ciega en las propias ideas (indistinguibles del propio interés), falta de prejuicio alguno a la hora de emplear cualesquiera métodos, dispuesto a invadirlo absolutamente todo con su sola voluntad de poder. Y al fondo, todavía humeando, millones de cabañas de Filemón y Baucis en un mundo uniforme y oscuro. El sueño de Fausto convertido en pesadilla y las víctimas del gran mal, hechas espectros, arremolinándose en torno a la momia de Validimir Ilich Ulianov en Moscú. Hace cien años que murió Lenin. Nadie le deseará que descanse en paz.


PARA EL LENINISMO, TODO PUEDE Y DEBE SER PLANIFICADO

El legado liberticida de Lenin en Iberoamérica

NEHOMAR HERNÁNDEZ. CARACAS. gaceta. 22 Enero 2024


La historia de la humanidad está llena de ejemplos de líderes a los que les ha da asco la libertad. Asco, o un profundo miedo a que los individuos que gobiernan desarrollen proyectos de vida guiados por ciertos márgenes de autonomía y decisión.


Se podrían escribir páginas enteras sobre las reservas y aprehensiones que han tenido muchos políticos durante siglos sobre la posibilidad de que las sociedades guiadas por algo parecido a la voluntad propia puedan llegar a buen puerto. De allí se han construido los mil y un argumentos para constreñir en el que un ciudadano puede ser dueño de su vida, encausándolo o, a veces, sencillamente destruyéndolo para instaurar la opresión pura y dura.


Mao, Pol Pot, Hitler, Ceaucescu, Calígula, Nerón… la galería de aprehensivos respecto a las libertades es grande y atemporal; sin embargo, un connotado liberticida —en tanto pensador influyente que ha marcado los procederes de otros alérgicos a la autodeterminación de las gentes a lo largo de casi un siglo— fue sin lugar a dudas Vladimir Ilich Ulianov, mejor conocido como Lenin.


No podría ser de otra forma. Lenin, junto a los suyos, estructuró quizá el mayor experimento de control social hasta entonces conocido por la humanidad, mediante lo que luego devino en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). La idea, a final de cuentas, era mantener a raya la vida de pe a pa de un conglomerado que hacia 1920 bordeaba los 150 millones de personas en Europa del este.

Probablemente la palabra clave en todo esto es «organización». Para estructurar un modelo «ordenado» a la soviética primero Lenin se convirtió en un obseso de la organización partidista, dando pie a una formación con altos niveles de burocratización, con una oficina para cada cosa y un proceso para cada cosa, sin dejar nada al azar.


Un partido altamente centralizado que conculcara libertades a diestra y siniestra sólo podía engendrar una sociedad altamente controlada, en la que no había espacio para «errores» de ningún tipo. Los precios de todo, controlados; la información, controlada; la disidencia, controlada; la vida privada de las familias, controlada. Es la obsesión por que todas las cosas marchen de acuerdo al plan, por un solo carril.

Las fobias por la libertad de Lenin son tales que se le atribuye —quizá en una carta— la aseveración de que: «Es cierto que la libertad es algo precioso, tan precioso que debe ser racionada cuidadosamente». Y así fue racionada por décadas en la URSS, en medio del más duradero régimen moderno de planificación centralizada del que se tiene noticia, acabando como todos sabemos que acabó.


Pero la historia no acaba allí. El legado de Lenin traspasó fronteras, convirtiéndose luego de su prematura muerte en el referente a seguir por varios aspirantes a tiranos de la América Hispana, quienes descubrieron —oh sorpresa—– que los países que pretendían gobernar debían ser mandados a través de la mano dura y, de nuevo, una planificación cabal de todo cuanto se hacía dentro de ellos.


Los tiranos hispanoamericanos, enamorados del legado leninista

El gran iniciador de esta tendencia fue el dictador cubano Fidel Castro, quien apenas unos meses después del triunfo de la revolución, a finales de los cincuenta, empezó a pegar gritos en público afirmándose orgullosamente como «marxista y leninista». A renglón seguido se intensificaron los controles en todos los ámbitos dentro de la isla, produciendo niveles de miseria que hasta hoy son un manual de procedimientos de lo que hay que hacer si pretendes destruir a un país en cinco minutos.


Quizá uno de los ejemplos más acabados de la filia por controlar todo del castrismo es justamente la instauración de la llamada «libreta de racionamiento», un infame sistema ingeniado por la dictadura para determinar cuántas calorías debe ingerir un cubano al mes y, en consecuencia, asignarle la correspondiente porción de alimentos para cubrir la cuota. Curiosamente, luego de décadas de matar a los habitantes de la isla de hambre, el testamentario de Castro, Miguel Díaz-Canel, ha decidido que el sistema basado en esta cartilla ya no puede seguir sosteniéndose en pie.


Daniel Ortega en la Nicaragua sojuzgada por el sandinismo ha intentado hacer otro tanto, estructurando un movimiento para gobernar que ya no tiene conmiseración ni con la Iglesia, habiendo primero puesto presa a buena parte de quienes osaron oponérsele políticamente y enviando a la otra parte al exilio.


La obsesión del orteguismo con el control y la confiscación de las libertades es tal que hace poco su régimen se empecinó en llevar a la cárcel a religiosos que organizaban procesiones en las comunidades en las que hacen vida. Cuando el afán de manejarlo todo es tan grande, ni siquiera cabe la posibilidad de que los gobernados expresen su fe en público. Tanto más si se asume que todo lo que hace la tiranía riñe claramente con los más elementales principios cristianos.


Idénticos procedimientos adoptó en su momento Hugo Chávez en Venezuela, decantándose progresivamente hacia el camino del control sobre los más diversos ámbitos de la vida de los ciudadanos del país sudamericano.


Chávez, quien por cierto, le copió a Lenin la obsesión por edificar una poderosa formación centralizada, que luego cristalizó en el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), terminó utilizando la enorme riqueza del petróleo de la nación caribeña para crear una enorme red de burocracia estatal que le permitiese reducir ostensiblemente el margen de libertades de los pobladores del país.


En el ánimo por controlar todo, Venezuela —hoy gobernada por Nicolás Maduro— muestra unos niveles de ineficiencia en la gestión estatal en algunos casos comparable solamente a países devastados por guerras civiles en África y donde el correlato de la destrucción salta a la vista: cerca de ocho millones de venezolanos han abandonado el país buscando mejores perspectivas de vida en otros lados.


A final de cuentas ser leninista es compartir la obsesión por un mundo en el que todo puede ser planificado de antemano, generalmente a través de un elefantiásico e ineficiente partido centralizado que termina metiendo sus narices en todo aspecto que involucre actividad humana alguna. Y en ese particular buena parte de la izquierda hispanoamericana que ha devastado países por décadas a lo largo y ancho del siglo XX —y lo que va del XXI— siempre fue buena aprendiz.


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La pulsión antieuropea del pacto PSOE-Junts

ROSA DÍEZ. okdiario. 22 Enero 2024


Se han escrito ríos de tinta sobre los riesgos para la democracia que entraña el pacto político para formar gobierno que han suscrito el PSOE y Junts, el partido del que es dueño y señor Pedro Sánchez y el partido en el que manda un prófugo de la justicia, Carles Puigdemont. Son tantas las afrentas al orden constitucional, a la separación de poderes, al ordenamiento jurídico, a la igualdad entre españoles…, que se ha pasado por alto que este pacto es profundamente antieuropeo y que el despliegue de su contenido atenta gravemente contra los valores democráticos de la Unión, especialmente contra el Estado de derecho (art. 2 del TUE) que somete a todos los ciudadanos a la ley, incluidos los políticos. Citaré a continuación algunos ejemplos.


En democracia no caben pactos políticos con quienes han violado la ley y se han fugado de un Estado miembro para evitar la acción de la justicia. Estamos ante un pacto vergonzoso, negociado de espaldas a los ciudadanos españoles y al margen de las instituciones democráticas españolas, contra el principio de transparencia que rige la acción de la Unión Europea y sus estados miembro en su acción política y es un elemento fundamental de un sistema democrático. O sea, no sólo es un atentado contra el orden constitucional de España sino que es contrario al espíritu y las normas de la Unión.


El proyecto de Ley de Amnistía también fue ocultado a las instituciones europeas, en violación flagrante del principio de cooperación leal entre Estados miembros e Instituciones europeas (art. 4.3 del Tratado de la Unión Europea). Debemos recordar que ante la protesta masiva de miles de ciudadanos y de todas asociaciones de juristas de España que se dirigieron a las instituciones europeas mostrando su rechazo a la amnistía, el 8 de noviembre de 2023, el Comisario de Justicia, Didier Reynders, solicitó por carta al Gobierno de España detalles sobre el alcance temporal, material y personal de la Ley de Amnistía que estaban negociando el PSOE y sus socios. En su respuesta, ese mismo día, el ministro Bolaños negó tener información sobre la norma que estaban negociando, para presentarla él mismo en nombre de su grupo parlamentario el lunes siguiente, 13 de noviembre de 2023.


Sobre la tramitación de la Ley de Amnistía, cabe destacar que el motivo por el que el PSOE optó por una proposición de ley de su grupo político fue para eludir la consulta perceptiva (al Consejo de Estado, al Consejo General del Poder Judicial y al Consejo Fiscal) que establece la legislación española para propuestas legislativas del Gobierno (a fin de garantizar la transparencia y la participación de la ciudadanía en el proceso). En su informe sobre el Estado de derecho en la Unión Europea 2023, la Comisión subraya las dudas que existen sobre algunas prácticas procedimentales en las Cortes, incluyendo la falta de consulta pública para propuestas legislativas de los grupos políticos y el uso excesivo de los procedimientos de urgencia para legislar. En el caso del proyecto de Ley de Amnistía se han utilizado ambas vías para su tramitación.


Sobre los delitos de malversación (corrupción) del proyecto de Ley de Amnistía, cabe destacar que los delitos de corrupción están expresamente mencionados en los tratados (artículo 83 del TFUE) como delitos de especial gravedad por sus repercusiones. Amnistiar estos delitos, especialmente cuando los cometen políticos, y hacerlo a cambio de votos, tiene un impacto extraordinariamente negativo para la Unión a corto, medio y largo plazo. La Comisión Junker ya lo advirtió cuando, en enero de 2019, alertó a las autoridades rumanas que la despenalización y amnistía a políticos de algunos delitos de corrupción suponía «exportar» sus conflictos internos a la Unión Europea, además de «un retroceso» para el Estado de derecho.


Además, amnistiar delitos de corrupción va en sentido radicalmente contrario a la reciente propuesta de Directiva de lucha contra la corrupción que se está negociando en estos momentos entre el Parlamento Europeo (y el Consejo) . De materializarse esta amnistía, se ahondaría en la deriva laxista que, por motivos políticos, el Gobierno de España inició con las rebajas de penas ya adoptada por España en 2022 (Ley Orgánica 14/2022, de 22 de diciembre), rebajas que fueron ampliamente criticadas por la sociedad civil (tal y como refleja el informe sobre el Estado de derecho en la Unión Europea de 2023).


Respecto a los delitos de terrorismo, la Ley de Amnistía pretende borrar aquellos sin sentencia firme. Es decir, todos los que están siendo investigados en estos momentos en relación a los hechos delictivos posteriores al intento de golpe de estado de 2017. Este tipo de delitos también están expresamente mencionados en los tratados (artículo 83 del TFUE) como delitos de especial gravedad por sus repercusiones. Amnistiar y dejar sin efecto los procesos penales en curso para dichos delitos es, además, radicalmente contrario a la Directiva europea de lucha contra el terrorismo.


Comisiones parlamentarias de investigación para señalar y represaliar a jueces y funcionarios que en cumplimiento de las atribuciones establecidas por la ley investigaron y encausaron las acciones delictivas de los políticos, al amparo de la legislación española y europea. Esto no tiene precedentes en la Europa democrática y responde sólo a la voluntad de mantenerse en el poder a toda costa, incluso a costa del desprestigio del sistema judicial español. No se ha visto en toda la historia de la Unión Europea una injerencia tan flagrante en la independencia judicial y de las fuerzas de seguridad.


Y, finalmente, dos nuevas cuestiones que se añaden al pacto inicial que conocimos para que Puigdemont ordenara a sus diputados que hicieran presidente a Sánchez y que retratan expresamente la pulsión antieuropea del PSOE: por exigencias de Junts, el Gobierno eliminó la cláusula para dejar en suspenso la aplicación de leyes sometidas a cuestión prejudicial que contenía la versión inicial del recientemente aprobado Real Decreto-ley 6/2023 y que consagra en la legislación española esta obligación europea. Además, el Gobierno se comprometió a transferir las competencias de inmigración a Cataluña. Ambas cuestiones son contrarias a los compromisos del Gobierno contraídos con Europa, la primera en el marco del plan de recuperación y el compromiso de agilizar y asegurar una mejor coordinación del sistema migratorio, la segunda en el marco del reciente pacto europeo de inmigración y asilo al poner en riesgo esa transferencia de competencias el establecimiento de un enfoque común europeo en materia de migración y asilo.


La conclusión no puede ser otra que constatar que el PSOE se ha convertido en un partido retrógado y nacionalista que comparte intereses y estrategia con los miembros del grupo de los euroescépticos al que pertenecen los ultranacionalistas y ultraderechistas de Puigdemont. Vamos, que si Mitterrand levantara la cabeza al pronunciar la famosa sentencia de «El nacionalismo es la guerra», miraría fijamente a los socialistas españoles que aún hoy se sientan dentro del Grupo Socialista en el Parlamento Europeo. Y a lo mejor, sólo a lo mejor, todos los demás europarlamentarios del Grupo se darían cuenta que tienen dentro el caballo de Troya del nacionalismo más xenófobo y les darían una patada… justo ahí.


Rosa Díez: "Vamos a desenmascarar al traidor"

Libertad Digital / esRadio. 22 Enero 2024


Uno de los frentes contra la aprobación de la Ley de Amnistía de Pedro Sánchez para pagar el apoyo de los golpistas catalanes a su investidura como presidente del Gobierno es el de la Unión Europea. En este ámbito varias asociaciones van a elevar una petición a la Comisión Europea para que se inicie una investigación sobre lo que está sucediendo en España.


Una de las personas que llevará esta petición es Rosa Díez. La analista y expolítica ha dicho en el programa Es la Mañana de Federico de esRadio que están "tan preocupados por lo que supone este pacto de Sánchez y los enemigos jurados y mortales de la democracia española" por lo que "supone de ruptura de la nación" o de la "separación de poderes".


Para Díez, "el pacto entre Puigdemont y Sánchez, que es el del PSOE con Junts, ataca de fondo lo que es la política europea" y el "espíritu democrático de la UE". Ha advertido que "todos los delitos que se amnistían van en contra" de ese espíritu. En este sentido, cree que el presidente del Gobierno está "dispuesto a llegar a donde sea" porque en su ambición "no hay límites". "¿Hasta donde está dispuesto a llegar?", se ha preguntado la analista que cree que Sánchez llegará "hasta donde le exijan sus cómplices para mantenerse en el poder".


También ha definido la Ley de Amnistía de Sánchez como "una aberración y un escándalo al nivel de toda Europa" porque "borra delitos de terrorismo". Eso, para Rosa Díez, "es radicalmente contrario contra la directiva europea de lucha contra el terrorismo". Además, al no borrar estos delitos de terrorismo se van a dejar de juzgar los "más de 300 delitos de terrorismo que hay sin juzgar en España".


Una denuncia con 500.000 firmas

Para la antigua líder de UPyD, "es imprescindible que no cejemos, que sigamos alzando la voz": "Es verdad que el atropello a la separación de poderes es brutal. Se produce en España, pero se produce en Europa: afecta a la democracia europea en su conjunto. Europa es un elefante, va lento, pero al final reacciona en legítima defensa". En su opinión, "los europeos se están dando cuenta de que lo que pasa en España va a terminar afectándole a todos ellos": "Entonces, es muy importante que estas denuncias sigan llegando, que en España no nos callemos".


Díez ha indicado que en las instituciones europeas "están muy preocupados": "Les han llegado miles y miles de denuncias. La que presentamos mañana va acompañada de 500.000 firmas. En Europa nunca habían visto igual". También ha recordado cómo el propio ministro de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Justicia, Félix Bolaños, mintió al comisario Reynders: "Le dijo que no sabía nada y, a los dos días, lo presentó él mismo, en las Cortes, en rueda de prensa".


Además, la política vasca se ha referido al papel de Conde-Pumpido, a quien puede que le tiemble "la toga si se da cuenta que la cosa" puede complicarse –"Tiene una carrera todavía. No tiene límites, pero tiene intereses"–, y ha concluido con una sentencia firme: "Vamos a desenmascarar al traidor".


El 'golpe de gracia' de Puigdemont y el 'estraperlo' de Conde-Pumpido

Francisco Rosell. vozpopuli. 22 Enero 2024

Extraviada en la filmoteca, figura una versión fílmica de la novela satírica El ratón que rugió que, en España, se estrenó con el título de Un golpe de gracia. Interpretada por el polifacético Peter Sellers, escenifica la estratagema de una nacioncita arruinada que declara la guerra a EE. UU. para perder la contienda, ser conquistada y beneficiarse de un plan de desarrollo que le redimiera de la pobreza. Empero, sendos contratiempos hacen naufragar la peripecia. Nadie avisa al comandante ducal de que se rinda nada más emprender la incursión y los expedicionarios se topan con que, al desembarcar, el puerto de Nueva York está desierto por unas maniobras aéreas. Con esa vía expedita por una carambola del destino, el exiguo Ducado de Gran Fenwick perpetra sin pretenderlo su toma con “rugido de ratón”.


Hechas las pertinentes salvedades, cabe establecer analogías entre este “golpe de gracia” de ficción con el que, sin dejar de ser peliculero, ejecuta el secesionismo catalán tras someterse Pedro Sánchez a sus horcas caudinas para ser presidente con los votos de los enemigos de la Constitución y de la unidad de España. Como moneda de cambio, el feudatario de La Moncloa resarce a los cabecillas del golpe de Estado de 2017 dando por no cometidos sus graves delitos (desde sedición a terrorismo pasando por corrupción) y les confiere las instituciones del Estado para que puedan volver a cometerlo impunemente.


No en vano, de la misma manera que el Estado Mayor del Ducado de Gran Fenwick se quedó pasmado al encontrar el paso franco a su alocada aventura, otro tanto debe acaecerle al de la fallida República de Cataluña de 2017 tras pervivir un suspiro frente a las diez horas del Estat catalá de Companys en 1934. Al fin y al cabo, Cataluña presenta menos variaciones que aquel music-hall al que acudió Bernard Shaw para patentizar su nula evolución. Así se marchó una noche aburrido al ver al prestidigitador jugueteando con las bolitas y, al regresar diez años después, se tropezó de nuevo con él y con su monótono número. En Cataluña, se relevan los ilusionistas, pero ni el juego ni el ennortamiento ensimismado de los mandatarios españoles varían.


Mediante su “golpe de gracia”, Puigdemont se enseñorea, pues, de España tras su rescate por el mismo “Noverdad” Sánchez, que se conjuró para ponerlo a recaudo judicial y en las horas más bajas en las urnas de ese separatismo, pese a favorecerlo una ley preconstitucional que lo sobrerrepresenta. Si el judoca aprovecha el ímpetu rival para tumbarlo en el tatami, los soberanistas obran idéntico con la codicia de poder de Sánchez. Por eso, a la par que cristaliza aquella ingeniosidad de Francesc Pujols, filósofo de cabecera de Dalí, de que advendría el día en el que a los catalanes tendrían todos sus gastos cubiertos, los golpistas de 1-O gozan de impunidad por el arriendo a Puigdemont de los 7 escaños -igualan en número a los célebres niños bandoleros de Écija- con los que Sánchez compró la Presidencia y con los que, “cediendo, cediendo”, confía en sostenerse en La Moncloa. Como bien de protección gubernamental, el lince Puigdemont es intocable.


Es más, no es ya que Junts señale desde la tribuna de las Cortes a los magistrados que intentan aplicarle la Justicia al prófugo de Waterloo -como hizo la portavoz de Junts contra Marchena o Llarena- y los carpinteros socialistas se apresuren a montar en las Cortes una especie de tribunal popular -bajo el eufemismo de comisiones de investigación sobre politización judicial- contra esos togados, sino que se anticipan al deseo del “pastelero loco”. No sea que les remita un airado ukase, les apriete el nudo corredizo de la soga que les ha colgado al cuello y “colorín colorado…”.


Es tal la ansiedad, que una desatada vicepresidenta Ribera -nuera del juez Bacigalupo, gran sirviente felipista del tinglado PSOE-Prisa- se abalanza al micrófono y execra al magistrado García Castellón ante la eventualidad de que enrede todavía más la amnistía a Puigdemont al vincularle a un supuesto delito de terrorismo tras asignarle un rol directivo en “Tsunami Democratic”, banda clandestina ligada a la Generalitat que saboteó el aeropuerto del Prat en las algaradas postreras a la sentencia del Tribunal Supremo sobre el “procés”. No vaya a ser que el entrometido eche abajo el tinglado de un autócrata como Sánchez que cree que, por tener el poder, es dueño del Derecho.


A este propósito, tiene razón al jefe de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, sobre la deriva de un Congreso que, sujeto a la Alianza Frankenstein, calca la falsilla del Parlament con las leyes de desconexión previas al golpe del 1-O. En este proceso español como extensión del “procés”, empeora el derrotero. Al revés que en 2017, el PSOE y el Tribunal Constitucional que monitoriza viran en redondo. Sáncheztein intriga como agente activo del cambio de régimen y Cándido Conde-Pumpido es un jugador de campo más, en vez de imparcial árbitro. Cada vez son menos invisibles y más gravosas las cadenas que arrastran uno y otro. De ahí que, en esta hora critica, el dilema no es: “Quo vadis, Sánchez?” Ya se sabe hacia dónde se encamina, aunque haya quienes necesiten pellizcarse para cerciorarse de que no es un mal sueño. Se trata de tener claro: “Ubi nos ducit, Sánchez?”, esto es, hacia dónde arrastra a los españoles quien despedaza la Constitución, como resalta un Felipe González incapaz de persuadir a “los suyos” si es que aún sabe quiénes son estos.


No es para menos tras la “autoamnistía” que, en su provecho y en el de los delincuentes a los que alía, se despacha Sánchez, como antes hizo con los “autoindultos” a pachas con los sediciosos penados por el Supremo. Tal iniquidad transfigura en reos a los que preservaron la Constitución y asume el cuento chino independentista (incluso parte de su credo) hasta extremos estupefacientes como el humo que desprende la hoguera formada por esa prensa de información única que antes fue de editorial único -como la franquista cadena de prensa del Movimiento- con dosieres confeccionados en las zahúrdas de La Moncloa y de la Generalitat. Unos montajes que se expanden con caudales europeos que, repartidos sin control ni transparencia, sirven de “fondos de reptiles” para municionar el cañón Berta tanto de quienes torpedean cualquier alternancia a la autocracia sanchista como de los que avivan el independentismo. En esa humareda, el sanguinario Otegi, travestido de “hombre de paz” por Zapatero, osa presentarse como un lobito bueno, obligado a asesinar a las ovejas porque se lo ordenaba el pastor del aprisco. Poco falta para que, abiertas las cárceles a sus compañeros de armas, las familias de las víctimas deban indemnizarlos y abonarles la munición de sus asesinatos. Al tiempo.


En esta tesitura, la España alegre y confiada asiste a un golpe de Estado con la “autoamnistía” de Sánchez, quien tiene a Tezanos amasando encuestas que relativicen la inquietud para que la ciudanía consienta con el trágala, si es que no logra que grite: “¡Vivan las cadenas!” si lo pide el felón Sánchez como Fernando VII. Al contravenir la Carta Magna, como no se le escaparía ni al Licenciado Vidriera, la “autoamnistía” sanchista desataría una fase constituyente y una mudanza de régimen sin darle vela a los españoles como depositarios de la soberanía nacional.


Claro que Sánchez usufructúa junto a sus socios el derecho de bula que le reporta quien, al frente del TC, se ha erigido en juez único de una adulterada competición que no se atiene al Estado de Derecho y que arrolla al Poder Judicial. Se entiende que el Tribunal Supremo ponga el grito en el cielo ante esa “invasión absolutamente desmedida”, tras corregir en horas 24 la condena de Alberto Rodríguez, el exdiputado podemita que pateó a un policía, e impedir la repetición del juicio contra el bilduetarra Otegi por tratar de reponer la ilegalizada Batasuna. De facto, el TC transita de garante de la Constitución a órgano constituyente. Si como Fiscal General del Estado estuvo resuelto a mancharse las togas con el polvo del camino, como presidente del TC, donde acaudilla la facción progresista, se enfanga lo que menester fuere.


Desde que capitanea el TC, es excepcional el asunto en el que la bola de la rueda de la fortuna no se inclina del lado del Gobierno. Como si fuera una de las ruletas fraudulentas del escándalo del Estraperlo que hizo caer en 1935 al Gobierno Republicano de Lerroux al lucrarse de esta trama para instalar estos artilugios amañados de los empresarios Strauss y Perlowitz (“Estraperlo” como acrónimo de sus apellidos). Desde la asunción de esa posición clave, el prestigio de órgano tan esencial se desliza por una pendiente de difícil retorno. De un lado, opera como aquel estraperlo con las ganancias aseguradas para el Gobierno, cuyas vergüenzas tapa un jefe de sala que antepone éste a la Constitución. Y, de otro, por mor de las puertas giratorias, excargos de ese Ejecutivo revisan en el TC lo que guisaron en las cocinas gubernativas, con lo que su independencia ni existe ni se aparenta siquiera como se demandaba de la mujer del César. Ello fermenta el condumio hasta oler a podrido sin viajar a Dinamarca.


Si hay mexicanos que opinan que Kafka sería un escritor costumbrista, caso de vivir entre ellos, en la delirante España sanchista en la que 2+2 rara vez suman 4, el esperpento valleinclanesco se queda corto para describir el adefesio que conforman el “golpe de gracia” de Puigdemont y el estraperlo constitucional de quien llegó al cargo para justificar en Derecho los desafueros de Sáncheztein. “O tempora o mores” (“Ay, qué tiempos, qué costumbres”), que empleó Cicerón para deplorar la corrupción de su época.


Los presos de ETA dan las gracias a Sánchez

EDITORIAL. libertad digital. 22 Enero 2024


Sánchez ha roto todos los consensos forjados desde la Transición y la política penitenciaria contra ETA no iba a ser una excepción.


El acercamiento de los etarras encarcelados a las prisiones del País Vasco es una de las exigencias seculares de la banda terrorista, cuya gestión corresponde al brazo político existente en cada momento en la organización. La relajación de la política penitenciaria respecto a los asesinos etarras se ha hecho tradicionalmente de manera aislada y atendiendo principalmente a casos singulares. Con Sánchez en La Moncloa y su dependencia absoluta de los votos de los seis diputados proetarras para sacar adelante la legislatura, el desmantelamiento de la política de dispersión de presos y su llegada masiva a las cárceles gestionadas por el Gobierno vasco es tan solo una cuestión de tiempo.


No estamos lanzando un vaticinio pesimista sobre el futuro de un asunto tan sensible como el necesario aislamiento de los terroristas en las distintas cárceles españolas, sino extrayendo la conclusión evidente de las conversaciones que están manteniendo a tres bandas el ministerio del Interior, las asociaciones de presos de la banda terrorista (lideradas por el asesino etarra Kubati) y el Partido Socialista de Euskadi.


Estas conversaciones han salido a la luz Gracias a un escrito de solicitud de diligencias de investigación de Dignidad y Justicia, en virtud del cual se han hecho públicos los informes aportados por investigadores de la Audiencia Nacional en el marco de la causa sobre los famosos ongi etorris, los homenajes que se realizan en el País Vasco a los terroristas de ETA que salen de prisión. La transcripción de esos intercambios de mensajes resulta estremecedora por la familiaridad y puntualidad con la que el Ministerio del Interior de Fernando Grande-Marlaska ha estado facilitando a investigados como el etarra Kubati información confidencial sobre los acercamientos, mejoras de grado y otros aspectos de la política penitenciaria que afectan a los presos de la banda criminal.


En uno de esos mensajes, el dirigente de las organizaciones de presos, Julen Arzuaga, reconoce su "sintonía" con los socialistas vascos, para lo cual mantiene "un canal de comunicación eficaz y estable con responsables del PSE".


Sánchez ha roto todos los consensos forjados desde la Transición y la política penitenciaria contra ETA no iba a ser una excepción, menos aún por el hecho de que su diseño y puesta en práctica fue obra del PSOE en los años más cruentos de la actividad criminal de la banda asesina.


Con la ausencia de filtros morales que caracteriza su trayectoria política, Sánchez está dispuesto a conceder lo que le exijan sus socios de Bildu, a los que ya ha entregado la alcaldía de Pamplona como primera providencia y para que no queden dudas de que está dispuesto a cualquier humillación. En Bildu lo saben y no van a desaprovechar esta ocasión para conseguir el objetivo de reunir a los presos etarras en las cárceles vascas, donde los tendrán políticamente controlados, como paso previo para rebajar las condiciones del cumplimiento de sus condenas y, finalmente, ponerlos en libertad.


Raíces

Iván Vélez. gaceta. 22 Enero 2024


En 1979, TVE estrenó la serie Raíces. Aquella España para la que se abría una democracia coronada impulsada, en gran medida, por los Estados Unidos, pudo asistir a las penurias del esclavo Kunta Kinte, a quien sus ansias de libertad, de liberarse también de su nuevo nombre (Toby), convirtieron en una persona con discapacidad, al serle amputada parte de un pie para evitar nuevas fugas. Ese mismo año, ETA mató en Beasain al guardia civil Antonio Ramírez y a su novia Hortensia. Un cortometraje titulado 27 minutos, rodado bajo la dirección de Fernando González Gómez, rinde homenaje a la pareja que la banda terrorista mató dentro de su coche, cuyo claxon, sobre el que cayó el agente, sonó durante esa casi media hora en la que ningún vecino se acercó al vehículo.


Casi medio siglo después, ETA no mata, pues no tiene necesidad alguna de hacerlo. Sillar destacado dentro del muro alzado por el PSOE contra la derecha, la ultraderecha, la extrema derecha, el fascismo, el franquismo y otros mitos, Bildu es un socio preferente y fiable al que los periodistas orgánicos tratan con mimo. «ETA no existe», afirman indignados, mientras fantasean combatir un franquismo vivo, ambiental, inextinguible. En este confortable hábitat ideológico se mueven propagandistas, actores y creadores a los que el Gobierno, sustentado, en gran medida, por los compañeros de Otegui, que esta semana se permitió el desahogo de culpar al Estado (español) «de evitar que la violencia armada —etarra, para más señas— desapareciera de la ecuación política», mima, sabedor de que se trata de una inversión con un gran retorno.


No es, por ello, extraño, que la actriz Itziar Ituño participara en una marcha en apoyo a los presos etarras, calificativo éste, que gran parte de la prensa subvencionada omite, no ya por pudor, sino porque se sobreentiende. «Los presos» son eso, los presos etarras. No son necesarias más explicaciones. «Los presos», para muchos de los que se han criado dentro de modelos educativos elaborados por el PNV, omitiendo la mayor parte de la Historia de Vascongadas, son gudaris, libertadores de un pueblo casi tan oprimido como el de Kunta Kinte.


En ese ambiente se formó la Ituño, firmemente integrada en la industria cinematográfica de Maketania, cuya destacada presencia pancartera ha desencadenado una oleada de críticas por parte de los no alineados con la banda terrorista. A ello ha de añadirse la pérdida de algunos contratos publicitarios que, sin duda, serán resarcidos de algún modo desde lo público. Al cabo, Bildu manda cada vez más y no dejará atrás a una de las suyas. Tampoco lo hará el mundo cinematográfico, que tal y como era de suponer, y a diferencia de lo ocurrido hace unos años con Marta Etura, se ha solidarizado con la filoetarra, acogiéndose a la libertad de expresión como a sagrado. Nada debe, por lo tanto, temer Itziar Ituño, en cuya defensa ha salido el Festival de San Sebastián, tan equidistante siempre con «el conflicto». La tormenta pasará pronto. De hecho, ya se atisban claros para quien ha manifestado, en el curso de una complaciente entrevista, que: «Una es quién es, es de dónde es, hay gente que eso no le ata tanto, pero yo tengo como un árbol, unas raíces enormes que me atan a mi identidad de pueblo». Una metáfora arbórea que, en su caso, va sólidamente ligada a la imagen de un hacha sobre la que se enrosca una serpiente.


NO HABRÁ TRADUCCIÓN EN LA COMISIÓN DE SECRETOS OFICIALES

Vuelve Babel al Congreso: esta semana estrena la traducción de lenguas regionales en comisioness.

LGI. gaceta. 22 Enero 2024


El Congreso estrenará esta semana la traducción simultánea al castellano de las lenguas cooficiales en sus comisiones, y se hará coincidiendo con las comparecencias de buena parte de los miembros del Gobierno de coalición que acudirán para exponer los planes que tienen para sus respectivos departamentos.


El desfile gubernamental lo inaugurarán este lunes la vicepresidenta segunda y ministra de Empleo, Yolanda Díaz, y el titular de Cultura, Ernest Urtasun, en las comisiones correspondientes. Entre el martes y viernes están citados otros doce miembros del Ejecutivo.


Hasta ahora sólo había comparecido el ministro de Justicia y presidencia, Félix Bolaños, que en diciembre acudió a la Comisión de Justicia, y como no había traducción simultánea Junts se negó a hablar en castellano y ERC optó por la autotraducción.


Para esta nueva fase del uso de las lenguas cooficiales, la Mesa del Congreso ha diseñado un protocolo para garantizar traducción simultánea en las comisiones que tengan carácter público, además de en el Pleno y la Diputación Permanente. Es decir, quedan excluidas la Comisión de Peticiones y la Comisión del Estatuto de los Diputados, que se reúnen a puerta cerrada.


Tampoco habrá traductores en las reuniones de la Comisión de control de los créditos destinados a gastos reservados, conocida como ‘comisión de secretos oficiales’, ni en ninguna otra que por previsión legal o reglamentaria, se celebren con carácter secreto. Y lo mismo sucederá con las reuniones preparatorias de las comisiones de investigación en las que se debatan sus planes de trabajo.

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