Recortes de Prensa Viernes 9 Agosto 2024
Ucrania habría penetrado hasta 35 kilómetros en la región de Kursk, en su primera incursión en territorio ruso
Redacción. El Debate. 9 Agosto 2024
Las fuerzas ucranianas prosiguieron sus rápidos avances en la región rusa de Kursk y alcanzaron zonas situadas a 35 kilómetros de la frontera entre ambos países, según concluye el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW) en su último análisis de imágenes geolocalizadas y de afirmaciones de blogueros militares rusos, entre otros.
Captura del vídeo en la que el Ejército ruso contraataca la incursión terrestre lanzada por Ucrania
Pequeños grupos ucranianos avanzaron hasta Kromskié Biki y Moliutino en el norte, según el ISW, a 17 kilómetros al sureste de Lgov y a unos 48 kilómetros al suroeste, por las carreteras principales, de la central nuclear de Kursk.
En el noroeste, la fuerza atacante ucraniana también capturó Novoivanovka y avanzó por la carretera hacia Korenevo, donde los combates habían continuado, mientras que en el este alcanzó Martinovka.
Según el ISW, «pequeños grupos blindados ucranianos» aprovechan «la baja densidad» de militares rusos en la región y avanzan en profundidad hacia la retaguardia rusa ya que logran sortear las fortificaciones rusas sin intentar necesariamente derrotar a todas las fuerzas rusas allí presentes y poner toda la zona bajo control.
Sin embargo, «unidades ucranianas más grandes» operan en algunas zonas de la región de Kursk más cercanas a la frontera y «están consolidando y fortificando algunas posiciones», según el ISW, que no pudo confirmar si la ciudad de Sudzha está completamente bajo control ucraniano, aunque parece que las fuerzas atacantes han capturado varios pueblos cercanos.
Unos trece camiones, que se cree transportaban reservas que Rusia intentó dirigir a la zona de incursión en Kursk, fueron destruidos en Oktiabrskoe, a 28 km de la atacada Korenevo, según confirmó DeepState, un portal ucraniano que analiza a diario los acontecimientos en la línea del frente.
«Montañas de cuerpos en Oktiabrskoe», escribió DeepState en su canal de Telegram, junto con un vídeo geolocalizado de los vehículos destruidos y múltiples cuerpos de soldados rusos en su interior.
Kiev no revela detalles
DeepState se convirtió en el primer recurso ucraniano importante en publicar algunos otros detalles sobre la operación, aunque limitándose al primer día de la invasión, el 6 de agosto.
La mayoría de las fuentes ucranianas y todas las oficiales, como el Estado Mayor del Ejército Ucraniano, guardan silencio sobre los detalles de la incursión en curso.
Según DeepState, las fuerzas de defensa de Ucrania lanzaron el ataque el martes cerca de las aldeas de Sverdlikovo y Oleshnia, cuyo control se logró tras un combate breve o inexistente.
Dos pequeñas unidades rusas también fueron cercadas en el paso fronterizo de Sudzha, mientras que las fuerzas rusas en la cercana Gornal también fueron cercadas y se escondieron en un monasterio local.
Grupos de vanguardia alcanzaron la localidad rural de Goncharovka y los suburbios de la ciudad de Sudzha, mientras que combates de una intensidad aún desconocida comenzaron el martes cerca de la aldea de Zelenyi Shliakh.
«El enemigo logró detener el primer asalto en Nikolaevo-Darino, pero no por mucho tiempo», según DeepState.
Ucrania lleva la guerra al suelo ruso con la toma de 400 kilómetros cuadrados en Kursk
Los analistas destacan que, aunque los enclaves conquistados no tengan mucha entidad, la acción sirve para demostrar que Rusia no controla su propio territorio
Rostyslav Averchuk. Leópolis. la razon. 9 Agosto 2024
“El agresor inevitablemente cosecha las consecuencias de sus acciones”, escribió Mykhailo Podoliak, asesor de la oficina presidencial de Volodimir Zelenski, en la primera reacción pública de las autoridades ucranianas a la incursión en curso en la región rusa de Kursk.
“Rusia siempre ha creído que las normas jurídicas restrictivas no se aplican a ella, por lo que puede atacar los territorios de los países vecinos con impunidad y exigir hipócritamente la inviolabilidad de su propio territorio”, subrayó Podoliak en su cuenta en X, sin reconocer explícitamente el origen ucraniano de la incursión.
Señaló que la agresión de Rusia ha sido la causa principal de “cualquier escalada, bombardeo, acciones militares, evacuaciones forzadas y destrucción de formas normales de vida”, incluso dentro de los propios territorios rusos como las regiones de Kursk y Belgorod.
“Todo el mundo puede ver que el ejército ucraniano sabe cómo sorprender. Y sabe cómo lograr resultados”, dijo el propio Zelenski en un evento, sin referirse directamente a Kursk, mientras que los informes desde el terreno confirman los continuos avances ucranianos y el rápido desarrollo de los acontecimientos.
Un número indeterminado de soldados, apoyados por vehículos blindados, incluidos tanques, y defensas aéreas, han continuado avanzando por carreteras clave cerca de Sudzha en la región de Kursk, utilizando obstáculos naturales como cobertura contra posibles contraataques rusos. Las reservas rusas ya han sido trasladadas desde partes de la línea del frente en Ucrania, señalan los analistas ucranianos, aunque tomará más tiempo para que tengan efecto en el campo de batalla.
Las fuerzas rusas en las áreas, que consisten principalmente en reclutas y agentes de su Servicio de Seguridad, se han visto abrumadas hasta ahora. Unos 300 rusos han sido capturados, según algunos analistas ucranianos, aunque la información confiable de la zona sigue siendo escasa.
El Ministerio de Defensa de Rusia ha confirmado los avances de Ucrania en dos distritos de la región de Kursk, los de Sudzha y Korenevo, e informó del uso de la aviación contra las tropas ucranianas que llegan desde la cercana región de Sumy. Según un bloguero ruso vinculado al Ministerio, las fuerzas ucranianas tienen bajo “casi el control total” la ciudad de Sudzha, con una población de casi 7.000 habitantes.
“En poco más de dos días, las fuerzas atacantes han conquistado más de 400 kilómetros cuadrados y pueden conquistar rápidamente aún más, lo que equivale a casi la mitad de todos los territorios que Rusia ha conquistado en Ucrania en 2024 con enormes pérdidas”, subrayó el analista militar Oleksandr Kovalenko.
Ucrania contraataca y se hace fuerte en Crimea: hunde un submarino ruso
Redacción. El Debate. 9 Agosto 2024
El Ejército de Ucrania confirma que ha atacado y destruido un submarino ruso mientras estaba anclado en un puerto en la península ocupada de Crimea, tal y como informa la BBC.
El Rostov on Don, un submarino de ataque de clase 'kilo' fabricado en 2014, se hundió después de ser alcanzado por un ataque con misiles en la ciudad portuaria de Sebastopol el viernes, ha confesado la defensa ucraniana en un comunicado.
Era uno de los cuatro submarinos de la flota rusa que operaba en el Mar Negro. Era capaz de lanzar misiles de crucero Kalibr. Por su parte, el Ministerio de Defensa ruso no ha hecho comentarios.
Las autoridades en Kiev dijeron que el ataque también destruyó cuatro sistemas de defensa aérea S-400 que protegían la península. Una anexión ilegal de Rusia en 2014.
Funcionarios de inteligencia del Reino Unido señalaron en septiembre pasado que el Rostov-on-Don «probablemente sufrió daños catastróficos» en un ataque con misiles mientras se encontraba en mantenimiento en un astillero de Sebastopol.
Pero el submarino fue posteriormente reparado y se encontraba probando sus capacidades, precisamente cerca de Sebastopol. Tenía un valor de casi 300 millones de euros.
«La destrucción de Rostov on Don demuestra una vez más que no hay lugar seguro para la flota rusa en las aguas territoriales ucranianas del Mar Negro», dijo el sábado el Estado Mayor en Kiev en un comunicado.
Estas declaraciones no son una amenaza velada si no la realidad de la cruenta guerra. Hace dos semanas Ucrania consiguió que el Gobierno de Rusia retirara toda su flota de grandes buques de guerra de los alrededores de esta península ante los ataques ucranianos. En una operación militar casi quirúrgica mediante drones provistos de artillería. Ahora, Zelenski se vuelve a apuntar un tanto. Y aunque parece que Rusia avanza en el este de Ucrania, Crimea cada vez es más ucraniano
Un nuevo giro de la guerra
La ofensiva de Kursk como síntoma: por qué a Putin se le está torciendo el verano
Mónica Redondo. Lucas Proto. la razon. 9 Agosto 2024
Vladímir Putin no puede ocultar el semblante de preocupación. Está sentado junto al jefe del Estado Mayor, Valerii Gerasimov, para que le dé los últimos detalles de la incursión de las fuerzas de Ucrania en su territorio. En dos días, los soldados de Kiev han conseguido avanzar cerca de 25 kilómetros en la región de Kursk. A diferencia de ataques anteriores, no se trata de rebeldes rusos, sino de unidades de infantería que han cruzado, por primera vez, la frontera en la que puede ser la operación más importante de Ucrania desde octubre de 2022. La incursión fronteriza ha sido descrita por el presidente como una "provocación a gran escala" y se ha convertido en un desafío para un Putin que, hasta hace pocas semanas, tenía un panorama alentador por delante. Las tropas rusas han conseguido avances en varios frentes, mientras las ucranianas, con recursos insuficientes y sobrecargadas, esperaban ayuda militar de Estados Unidos y sus aliados occidentales. Además, las señales de que la moral de los soldados de Kiev está muy baja son cada vez mayores dos años después del inicio de la invasión a gran escala. Al mismo tiempo, no hace mucho, una victoria de Donald Trump en las elecciones estadounidenses del próximo noviembre parecía más que probable. El Kremlin no ha ocultado su predilección por el republicano y su candidato a vicepresidente, J.D. Vance, que han prometido poner fin a la guerra de Ucrania lo más rápido posible y sin descartar concesiones territoriales. Pero la retirada de Joe Biden de la carrera presidencial y la llegada de Kamala Harris ha puesto contra las cuerdas la ventaja republicana.
Putin se enfrenta ahora al inicio de lo que puede ser una nueva fase de la guerra de Ucrania. Si la incursión en Kursk tiene éxito y las tropas ocupan tierras rusas, Kiev podría usarlo como moneda de cambio en unas hipotéticas negociaciones de paz. Ucrania no ha dado detalles de su operación transfronteriza, pero los analistas militares apuntan a un golpe duro para el Kremlin. “Es un esfuerzo muy importante por parte de las tropas de Kiev. El mando ucraniano siempre ha sido muy conservador y no desperdiciaría hombres ni material en la operación si no hubiera grandes posibilidades de éxito. Obviamente, hay pérdidas en ambos bandos. Sin embargo, hay indicios de que siguen avanzando y podrían tener en la ciudad de Sudzha bajo control en los próximos días”, explica el experto en inteligencia de código abierta (Osint) Uri, a El Confidencial.
Un nuevo frente para Rusia
El factor sorpresa ha sido definitivo para lograr que 33 militares de la 22ª brigada mecanizada de Ucrania lanzaran el ataque en la región de Kursk. No ha sido, sin embargo, un movimiento sin estrategia. Meses después de que empezara la ofensiva en Aviidvka, las tropas rusas han logrado mantener la iniciativa y avanzar en dirección hacia Pokrovsk, llegar hasta Niu York y asaltar Chasiv Yar. Además, han irrumpido en Járkov por dos puntos diferentes, cerca de las localidades de Vovchansk y Hliboke.
En un momento crítico para las defensas ucranianas, la incursión fronteriza puede ser un intento de desviar a las unidades rusas de las líneas del frente para aliviar la presión sobre las tropas. "Los rusos ya se ven obligados a retirar reservas y unidades activamente comprometidas de otros frentes, incluido el de Járkov, para frenar el avance de los ucranianos", apuntaba Osint Uri en un artículo anterior publicado por este periódico. Después de semanas controlando la situación del frente, ahora Rusia deberá reorganizar una estructura ofensiva militar que estaba dando resultado para intentar expulsar a los soldados ucranianos de su territorio. Es, además, un recordatorio de que las tropas rusas son vulnerables y capaces de ser derrotadas. A pesar de llevar la iniciativa, las ganancias territoriales de las fuerzas del Kremlin han sido limitadas y no han conseguido romper las líneas defensivas de Kiev. Por otro lado, Rusia debe hacer frente a las enormes pérdidas de recursos humanos y equipamiento. Más de 70.000 soldados rusos murieron o resultaron heridos en mayo y junio, según un informe de una agencia de inteligencia militar británica. De acuerdo con la misma fuente, más de 1.000 perdieron la vida en julio.
Los blogueros militares rusos han criticado en varias ocasiones la estrategia militar del Kremlin en el frente y la incursión en la región de Kursk potenció su descontento. "La región de Kursk vivía, como Moscú, sin pensar en el hecho de que había un enemigo cerca que no dormía”, apunta un bloguero llamado Ravreba en su canal de Telegram. "Sabíamos que las Fuerzas Armadas de Ucrania iban a ir a la región de Kursk. Sabíamos que estaban reuniendo fuerzas. Lo sabíamos todo como siempre, los militares informaron, pero los superiores no hicieron nada", critica, por su parte, la bloguera Anastasia Kashevarova.
La férrea respuesta de Putin (que nunca llega)
La ofensiva fronteriza tiene una gran importancia militar pero también simbólica porque, en el momento en el que los soldados ucranianos cruzaron la frontera, estaban cruzando también una de las líneas rojas de Putin. No es la primera vez que pasa. El presidente ruso prometió una dura respuesta si Occidente enviaba los HIMARS a Ucrania. Lo mismo ocurrió el envío de los tanques Leopards y los cazas F-16, recién llegados a Ucrania. Putin ha amenazado con una acción nuclear si se llega a cruzar alguno de los límites que considera que pueden suponer una amenaza existencial para el Estado, aunque no ha especificado en qué consistiría esta amenaza. Un informe del Institute for the Study of War (ISW) indicó que las líneas rojas son “una técnica de control reflexiva destinada a obligar a Occidente a autodisuadirse de proporcionar a Ucrania ayuda militar adicional".
El analista Osint Emil Kastehelmi añadió que Rusia no ha escalado el conflicto con Occidente en las otras ocasiones y que posiblemente tampoco lo hará después de la ofensiva de Kursk. “El poder de Rusia ya está firmemente ligado a Ucrania y actualmente no dispone de fuerzas suficientes para llevar la guerra a un nivel completamente nuevo", sostuvo.
Malas noticias del otro lado del mundo
Los problemas para Putin van más allá de sus fronteras y las ucranianas. La apuesta del presidente ruso para ganar la guerra siempre ha tenido en cuenta quién ocupará la Casa Blanca a partir del año que viene. En Estados Unidos, el Partido Republicano, a día de hoy, es una formación cuya ideología dominante en política exterior es un aislacionismo feroz en todo aquello que no sea contra China o a favor de Israel. Durante meses, los conservadores han aprovechado su mayoría en la Cámara de Representantes para boicotear la práctica totalidad de los paquetes de ayuda militar a Ucrania, lo que ha afectado seriamente a la capacidad de Kiev para defenderse de las ofensivas rusas.
No es ningún secreto quién ha sido el principal responsable de este giro hacia el aislacionismo. La llegada de Trump a la Casa Blanca marcó el fin de la era neo-con de los republicanos y su transformación en el partido del “America First”. Desde el inicio de la invasión de Ucrania, el magnate se ha mostrado extremadamente crítico con el respaldo proporcionado por la administración Biden al Gobierno de Zelenski y ha movilizado los votos en contra. Durante la Convención Nacional Republicana que lo encumbró como candidato, Trump reiteró su promesa de poner fin al conflicto, evocando el mismo lenguaje de Putin al advertir sobre el peligro de una “Tercera Guerra Mundial”. Rusia cuenta con un claro interés en que las urnas den la victoria al magnate y, especialmente, al que sería su vicepresidente, el senador por Ohio J. D. Vance, quien afirmó recientemente a Fox News que, de ganar las elecciones del próximo 5 de noviembre, buscará un rápido final de la guerra en Ucrania “para que Estados Unidos pueda centrarse en el problema real, que es China”. De acuerdo con Bloomberg, el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia expresó poco después de esa entrevista que la postura de Vance era precisamente lo que Moscú necesitaba. La decadencia de Biden, tanto mental como en las encuestas, fue recibida con entusiasmo por el Kremlin, que durante meses había dado por hecha un triunfo de Trump en noviembre. Sin embargo, su cambio por la vicepresidenta Kamala Harris al frente de la boleta demócrata ha dado un giro drástico a las encuestas, que tras meses de dar al candidato republicano como favorito, ahora apuntan en dirección contraria. Los sondeos de esta semana han dado una media aproximada de tres puntos de ventaja a Harris frente a su rival.
Si Harris regresa a la Casa Blanca tras las elecciones, en esta ocasión para sentarse en el Despacho Oval, se espera que retenga a gran parte del equipo de la administración Biden y que, por lo tanto, mantenga la misma línea en política exterior. "El presidente Biden y yo continuaremos trabajando para asegurar los recursos y las armas que necesitan para tener éxito", aseguró la vicepresidenta en su discurso en la Conferencia de Seguridad de Múnich de este año, dirigiéndose a Zelenski. "Trabajaremos para que Rusia pague los daños a Ucrania. Y, en última instancia, queremos ver a Ucrania emerger de esta guerra como una nación libre, democrática e independiente", sentenció. Más allá de las promesas, una victoria de Harris en las urnas probablemente iría acompañada de la recuperación de la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes, lo cual eliminaría el principal obstáculo para aprobar nuevas ayudas económicas y militares para Ucrania. El Gobierno ruso, que confiaba en una reducción en el envío de armamento a Kiev desde Occidente para sus planes de guerra, mira las encuestas de EEUU con preocupación. De vuelta al continente europeo, tampoco hay buenas noticias para Putin. La Unión Europea, que en el pasado se había mostrado cauta ante la posibilidad de que el armamento que donan sus Estados miembros a Ucrania fuera utilizado para atacar territorio ruso, no parece ahora tener problema alguno al respecto. "Creemos que Ucrania está librando una guerra legítima de defensa contra una agresión ilegal. Y en el marco de este derecho legítimo a la defensa, Ucrania tiene derecho a atacar al enemigo donde lo considere necesario: en su territorio, pero también en el territorio del enemigo", declaró este jueves ante periodistas Peter Stano, portavoz de la Comisión Europea. Incluso Alemania, uno de los países con más reticencias sobre la posibilidad de que el conflicto se salga de control, no ha mostrado ninguna pega a que tanques y vehículos de infantería alemanes estén siendo utilizados en el frente de Kursk. "Quien inicia una guerra de agresión contra un país vecino convierte su propio territorio en una zona de guerra. El ataque de Ucrania a Kursk es totalmente legítimo y tiene sentido militar", publicó en X (antes Twitter) Marcus Faber, presidente del comité de defensa del Bundestag. “No podemos sino desearle mucho éxito a los defensores ucranianos, también en Kursk”, sentenció.
Ucrania evacua a más de un millar de niños del frente de Donetsk
Efe. el mundo. 9 Agosto 2024
Más de un millar de niños ucranianos han sido evacuados de localidades cercanas al frente de Donetsk (oeste) en los últimos tres días, según ha informado este jueves la policía ucraniana, mientras que más de 3.700 todavía tienen que ser puestos a salvo.
"Durante los primeros tres días de la evacuación de zonas peligrosas, 1.010 niños de 756 familias han sido rescatados", ha anunciado la policía ucraniana en un comunicado.
Más de 20 grupos de evacuación formados por agentes de policía, bomberos y sanitarios han participado en la operación, mientras que algunas familias también se han marchado por su propio pie, según informa la policía.
"La evacuación forzosa de nuestros niños está en marcha en una zona a 10 kilómetros del enemigo. Esta zona incluye las ciudades de Selidove, Ukrainsk, Novogrodivka y Mirnograd", explicó el gobernador regional de Donetsk, Vadim Filashkin, según la agencia Ukrinform.
Más de 50.000 personas, incluidos 4.000 niños, permanecen en el área, de acuerdo con Filashkin. La policía, por su parte, ha aubrayado que 3.723 menores están todavía pendientes de ser trasladados junto con sus familias.
Además, 6.000 civiles, incluidos 425 niños, serán evacuados de 23 localidades en la región de Sumi (norte), limítrofe con la división administrativa rusa de Kursk, según anunció este miércoles el jefe de la administración regional Volodímir Artiuj.
No ha sido Puigdemont, ha sido Sánchez
EDITORIAL. libertad digital. 9 Agosto 2024
Es imposible que algo así haya ocurrido sin el concurso de un Gobierno que no se ha limitado a mirar hacia otro lado, sino que se ha convertido en colaborador necesario de la fuga.
Si ayer hablábamos en estas mismas páginas de que lo que iba ocurrir en Cataluña no podía ser otra cosa que un esperpento, al final lo que ha pasado ha superado todas las expectativas: no era fácil imaginar la tocata y segunda fuga de Carles Puigdemont, pero a la hora que escribimos estas líneas el plan parece haberle salido a la perfección al de Junts.
Una vez más, el fugado se ríe de la Justicia española, socava el Estado de derecho y proyecta una imagen absolutamente lamentable de nuestro país, ya a la altura de cualquier república bananera, y que nos perdonen los honrados productores de plátanos.
Con una aparición de diez minutos y, sobre todo, con su nueva desaparición, Puigdemont ha monopolizado el día, le ha robado todo el protagonismo a un patético Illa –que en todo momento ha actuado como un invitado en su propia fiesta– y se ha colocado como el líder de una oposición que se adivina muy dura ante un pacto entre el PSC y ERC que el propio fugado y no pocos separatistas ven como una traición.
No obstante, es imposible llamarse a engaño: Puigdemont ha logrado sus objetivos pero ni al más inocente ciudadano se le escapa que esta fantochada no se podría haber llevado a cabo sin un acuerdo político que va mucho más allá del líder de Junts y de Cataluña. Como bien señala Carlos Cuesta en un video clarividente: es imposible que algo así haya ocurrido sin el concurso de un Gobierno que no se ha limitado a mirar hacia otro lado, sino que es obvio que se ha convertido en colaborador necesario de la fuga.
De nuevo Pedro Sánchez ha sacrificado la legalidad, la imagen de España y el Estado de derecho a sus propias necesidades políticas. Convencido no se sabe muy bien por qué de que la investidura de Illa puede salvar su propia legislatura, es evidente que todo el show que hemos visto en Barcelona contaba con el visto bueno de Madrid. De no ser así se habrían puesto las medidas para evitarlo: pocas cosas hay más fáciles que detener a un delincuente que ha anunciado que estará en un sitio determinado a una hora concreta.
Cataluña parece retornar a 2017, como bien destaca Pablo Planas en su excelente crónica, y aunque pueda parecer que la situación es menos grave que entonces hay un factor que la hace mucho más preocupante: el procés ya no se lleva a cabo solo allí, sino que se ha trasladado con éxito a Madrid, donde cuenta con la colaboración de un Gobierno dispuesto a todo para aferrarse a un poder en el que, pese a ello, cada día evidencia mayor debilidad.
Si Sánchez cree que las maniobras de Puigdemont no le van a dañar a él está muy equivocado, la lástima es que por el camino se está llevando por delante la Justicia y la democracia.
Sánchez, a prisión
Fran Carrillo. okdiario. 9 Agosto 2024
Es muy normal ver a un prófugo de la justicia pasearse tranquilamente por las calles de una ciudad perteneciente a un país cuyos jueces dictaron orden de busca y captura contra él. Y es más normal aún que se dé un baño de masas y un mitin entre vítores en los que amenaza a los mismos magistrados que ordenaron capturarle por violar la ley y la Constitución. Es muy normal, digo, en la España corrupta, inmoral y pusilánime que rige y dirige el PSOE y un autócrata con nulo apego a la democracia y todo su ego al poder. No importa cuán repetitivo sea el aserto, que la realidad terminará por evidenciarlo y dejarlo atrás: ni España es ya un Estado de derecho, ni sus ciudadanos somos libres e iguales, ni rige la misma ley para todos. Estamos al borde de ser un Estado bolchevique federalista, sin dirección ni rumbo, sostenido por el capricho endogámico del BOE y el chantaje sociológico de Hacienda a unos contribuyentes que pagan la fiesta a su pesar, temerosos de que, a ellos sí, se les mande a la benemérita en cuanto los sicarios socialistas huelen el incumplimiento y el posible ilícito.
Puigdemont no fue detenido porque Sánchez, y Marlaska por orden de Sanchez, así lo quisieron. Cualquier ciudadano que se despiste de pagar una multa o cumplir con sus obligaciones tributarias es vigilado, sancionado, detenido y hasta su intolerable insolidaridad con la caja común, publicitada al rojo vivo. Si lo hace el hermano de Sánchez, es perdonado y se le permite trabajar en España y pagar impuestos en Portugal -como no es youtuber no habrá campaña de la prensa mamadora del movimiento-. Si alguien protege su vivienda de unos delincuentes que intentan violarla y asesinar además a quienes habitan en ella, el que va a la cárcel es el propietario y no el delincuente, sea okupa, miembro de una banda mafiosa del este de Europa o magrebí empoderado. Y si das un golpe de Estado contra el orden legal, serás perdonado mientras convenga al inquilino que gobierna con el dinero de unos pocos, la protección de los que mandan y la cerviz servidumbre de los que opositan. Cuando en un Estado se decide de manera caciquil y arbitraria a quién no hay que detener, aunque haya razón para detenerlo, se ponen las bases para que se pueda detener a cualquiera, aunque no medie razón para ello. La progresía mediática y amamantada dirá que hablamos de nuevo de Venezuela, pero es la España que sus rodillas están construyendo.
Con la enésima felonía perpetrada y retransmitida, el Estado no ha sido ridiculizado porque no se aprese a Puigdemont. No cuando lleva años siendo humillado por el mismo poder político que somete a los títeres de Moncloa cada vez que hay elecciones. Quien ha sido humillada es la nación, cuya enjundia supera con mucho a la de sus dirigentes y parte de los votantes, complacidos con la autodestrucción patrocinada de la que disfrutan porque gobiernan los suyos, lo que significa que no gobiernan los otros. Y este es el peor de los males que nos aqueja como sociedad. Se hablará en los libros de historia de la estulticia y estupidez de un pueblo que, como en tiempos de Fernando VII, prefiere las cadenas serviles a la libertad responsable. Hace años, hubo un partido que ya avisó de lo que un felón sin escrúpulos iba a hacer y lo que pasaría en este país si se le confiaba el voto. Durante ese tiempo, este que escribe y otros, estuvimos advirtiendo del plan que acabaría con España y la democracia. Ya están aquí.
Cuando en el PSOE y en la izquierda en general vuelvan a repetir el mantra, tan falso como efectivo, de que «los ricos deben pagar más», que sus escuálidos y disminuidos (hablamos de moral) votantes le den una repensada a cómo los pobres y clase media en España están financiando su particular independencia inconclusa a la rica burguesía catalana, que dio un golpe de Estado con la calorina mientras planeaba su invierno en Baqueira Beret. Ahora, el prófugo vuelve a fugarse en un plan pactado y monitoreado desde Moncloa, cuyo presidente volvió a regar de monedas a los esclavos de la prensa para que justifiquen, silencien o escondan el penúltimo delito.
Puigdemont no entrará en prisión mientras Sánchez esté en el poder, como la delincuencia asociada a la inmigración ilegal y los delitos de okupación tampoco cesarán mientras el PSOE gobierne. Hay gritos que enganchan por su sonoridad, en una rima asonante molona que contagia al pueblo, quien la convierte en resonante y recordable con el paso del tiempo. Pero existen otros gritos que deben imponerse por supervivencia nacional, prestigio de país y, sobre todo, por decencia moral. La cárcel ya no es una petición que debamos hacer -sólo- contra Puigdemont, sino contra el que ha permitido, alentado y patrocinado el espectáculo todo este tiempo.
Sánchez compone la ‘Tocata y Fuga’ de Puigdemont
Liberal Enfurruñada. okdiario. 9 Agosto 2024
Sánchez ha cumplido su compromiso de traer a España a Puigdemont. En el debate electoral televisado del 4 de noviembre de 2019, Pedro Sánchez afirmó públicamente: «A ustedes, señor Casado, se les fugó Puigdemont, y yo me comprometo, hoy y aquí, a traerlo de vuelta a España», y ha cumplido ese compromiso al estilo que nuestro vergonzante presidente del Gobierno suele cumplir su palabra, porque a continuación añadió «y que rinda cuentas ante la justicia española», que es la parte sobre la que, ahora… ha cambiado de opinión. Guiño, guiño, carcajada, tú ya me entiendes.
La Tocata y Fuga de Puigdemont ha sido la obra cumbre de Sánchez, nuestro particular maestro del barroco que ha demostrado sobradamente que siempre es capaz de sorprendernos con floridas actuaciones geniales que le permiten aferrarse al poder. Un ejemplo sublime de su Manual de Resistencia. Sánchez ha sido capaz de organizarlo todo para que el fugado pudiera salirse con la suya. Le han dejado entrar en España, acercarse al Parlamento de Cataluña justo en el momento en que iba a comenzar la sesión de investidura del socialista Salvador Illa; le han permitido subirse a un estrado rodeado de decenas de frikis independentistas para dar un discurso cargado de soflamas golpistas y, finalmente, le han consentido que volviera a desaparecer para que así Salvador Illa pudiera ser investido sin más demora.
«Nadie ha de ser detenido por los hechos que los representantes de los ciudadanos han decidido amnistiar», dijo Illa en su discurso de investidura, instantes después de la Tocata y Fuga de Puigdemont, demostrando que todo ha sucedido de la forma que más beneficia a Pedro Sánchez y a todos sus socios de gobierno, tanto en Cataluña como en el Congreso de los Diputados. ¡Qué alegría para Illa! El presidente del Parlamento, Josep Rull, había amenazado con suspender su sesión de investidura en el caso de que Puigdemont fuera detenido y, como no ha sido así, podrá convertirse en presidente de la Generalidad. ¡Qué jolgorio para ERC! Para los de Marta Rovira y Oriol Junqueras el teatrillo del de Junts les permite seguir adelante con sus planes sin mayor contratiempo.
¡Qué felicidad para Puigdemont!, a quien se ha permitido ciscarse otra vez en las instituciones judiciales españolas, cumpliendo su promesa de regresar para la investidura a coste cero. Y, sobre todo, ¡qué satisfacción para Pedro Sánchez!, quien, desde sus largas y merecidas vacaciones de hombre enamorado, contempla con satisfacción cómo los planes le salen a pedir de boca. Todos contentos y felices como perdices. Bueno, todos, todos, no. Los 18.000 mozos de escuadra deberían estar abochornados del papelón que les ha tocado en esta función, lo mismo que los más de 3.500 miembros del CNI, dependientes de la ministra de Defensa, Margarita Robles, así como los 75.000 efectivos de la Policía Nacional de Marlaska, responsables de las permisivas fronteras que ha cruzado Puigdemont. Para todas las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado hoy ha sido un día de humillación y oprobio.
A la hora de cerrar este artículo nadie sabe si el prófugo ha salido ya de España o piensa entrar a votar en el Parlament. Hace ya siete años que, en este mismo sitio describí a Puigdemont El Cobardón, antes incluso de que saliera huyendo escondido en el maletero de un coche. Ya entonces os decía que «era una utopía esperar un gesto de dignidad por parte de este impresentable», y que «Puigemont, con esos pelos, no está para heroicidades de ningún tipo». Puigdemont ha demostrado sobradamente que es el más cobarde de todos los golpistas catalanes y esa es la prueba del nueve que demuestra que todo lo que ha ocurrido hoy en Barcelona lo tenía atado y bien atado. ¿Y quién es la única persona de España que podía asegurarle a Puigdemont que ni los Mozos de Escuadra, ni el ministerio de Defensa, ni el de Interior, lo iban a llevar hoy directo a chirona? El genial compositor barroco de la Tocata y Fuga de Puigdemont: Pedro Sánchez Pérez-Castejón.
Que Puigdemont no nos impida ver a Illa y su corrupción política: investidura comprada
Editorial. esdiario. 9 Agosto 2024
Si grave es lo sucedido este jueves en el exterior del Parlamento de Cataluña con la llegada triunfal, el discurso exaltado y la huida vergonzosa de Carles Puigdemont, no menos grave es lo acontecido dentro: el candidato del PSC, Salvador Illa, proclamado presidente de la Generalitat después de comprar su investidura a ERC con el concierto económico a la vasca, que es inconstitucional además de insolidario e injusto para el resto de los españoles. Se repite la misma historia que en la investidura de Pedro Sánchez, es decir, pura corrupción política para investir a un presidente socialista.
La aparición y fuga de Puigdemont solo se explica de dos maneras: incompetencia o complicidad. Resulta complicado creer en tanta incompetencia policial a la hora de detener a un individuo que anuncia sus intenciones y las lleva a cabo a plena luz del día, sin esconderse y de forma pública y notoria. Así que habrá que acudir a la explicación más lógica y más probable, que suele ser la correcta. Hay complicidad política, un plan para que esto haya sucedido, auspiciado desde La Moncloa. Encaja perfectamente en el modus operandi de Pedro Sánchez, el hombre sin principios ni límites.
En todo caso, el ridículo descomunal y la humillación para España no deben eclipsar lo que sucede dentro del Parlamento catalán. Salvador Illa, presidente gracias a un nuevo pacto de la vergüenza con ERC que le ha arrancado un concierto económico que el propio Gobierno negaba que fuera posible hace unas pocas semanas, que rompe la caja única y que es un agravio para el resto de los españoles de fuera de Cataluña.
Es falsa la imagen de hombre moderado que los socialistas tratan de colgarle a Salvador Illa. Detrás de esas maneras ciertamente educadas están sus actos. Y comprar su investidura con un concierto económico que atenta contra la Constitución no tiene nada de moderación sino de corrupción política.
Pedro Sánchez, que prometió “cumplir y hacer cumplir la ley”, ha vuelto a perpetrar este jueves un golpe a la igualdad entre españoles por partida doble, es decir un golpe doble al Estado de Derecho. No somos todos iguales ante la ley ni ante Hacienda. Y todo para conseguir el poder o mantenerse en él.
Como expresaba un conocido tuitero que se identifica como Pastrana en esa red social: "Si se decide a quién no detener de forma arbitraria, el siguiente paso es decidir a quién detener de forma arbitraria". En otras palabras, el deterioro de la democracia en España sigue adelante cuesta abajo y sin frenos. Pedro Sánchez vuelve a demostrar que no tiene límites. Si lo necesita, el siguiente paso, por qué no, será el referéndum de independencia en Cataluña.
El Estado contra la nación (otra vez)
Javier Torres. gaceta. 9 Agosto 2024
Asistimos a la segunda huida consentida de Puigdemont para escándalo de los más ingenuos, que todavía siguen enganchados a las últimas horas que la prensa suministra —todo drogadicto necesita su dosis— para mantener la ficción de que, ay, qué mala suerte, al Gobierno se le ha escapado el prófugo. Otra vez, como a Soraya y Mariano, sólo que ahora no sabemos si también iba en el maletero. Habrá sido cosa de los rusos, señora, como el bulo que se ha tragado la ultraderecha británica que dice que a las tres niñas de Southport las mató un islamista. Nada de eso. El asesino era inglés de pura cepa: Axel Muganwa Rudakubana.
En la pantomima barcelonesa participaron todos los que están en el ajo. El PSOE, que indulta y amnistía a los golpistas y coloca a Illa en la Generalidad; Puigdemont, que votó la investidura de Sánchez (ayer no atacó al Gobierno) a cambio de borrar sus delitos y volver a España sin problemas; y el PP, que mira hacia otro lado mientras tantea a Junts como nuevo socio, lo que explica el perfil bajo adoptado: habló Cuca y Feijoo, que considera que Galicia y Cataluña son naciones sin Estado, tuiteó desde la playa.
El resultado es una casta impune ante la ley y, peor aún, un nuevo paso hacia la secesión catalana, que el PSOE y los medios del sistema llamarán la España confederal o plurinacional para que duela menos. Otro triunfo del 78, puro constitucionalismo, pues aquí constitucional es lo que diga el Tribunal Constitucional y no la Constitución.
Los españoles, entre el hastío y la indignación, contemplan otro acuerdo al margen de la ley para beneficiar a políticos corruptos. Indultados y amnistiados los golpistas, Puigdemont pasea tranquilamente por Barcelona, los socialistas andaluces de los ERE se van de rositas, Begoña y Pedro de vacaciones, el hermanísimo cobra por un trabajo que no ejerce y tributa en el extranjero, el juez Peinado recibe una cabeza de caballo en forma de querella y los etarras disfrutan de generosos beneficios penitenciarios. Los medios, que juegan al despiste, se preguntan dónde está Puigdemont, como si fuera lo más relevante.
Para sostener la farsa repiten que Madrid es una fábrica de independentistas, pero no por lo que cree la izquierda (la supuesta reivindicación nacional, el 155 o la España de los balcones) sino por todo lo contrario: las grandes cesiones siempre vinieron desde la Moncloa. Aznar transfirió las competencias de educación a la Generalidad del partido de Puigdemont, entonces CIU, liderado por Pujol. Zapatero les dio el estatuto de segunda generación que consagra la nación catalana, Rajoy aplicó el 155 pidiendo perdón y Ciudadanos huyó a la meseta. El odio hacia lo español en las aulas y el clasismo catalanista en TV3 que sufre el charnego andaluz, extremeño o manchego no ha sido alimentado, por tanto, en la Diagonal en contra del relato oficial.
La segunda farsa es que España es el problema y Europa la solución. Si fuera así, deberían explicarnos dónde se ha cobijado Puigdemont los últimos siete años y qué tribunal europeo ha detenido al golpista que se ríe de la Justicia española no menos, eso sí, que Bolaños y González Pons, socios en el politburó bruselense. Es la Europa que acoge al prófugo y castiga a Morata y Rodrigo por gritar lo mismo que la ONU dictaminó en 1968, que Gibraltar es español. Es la reluciente Europa de los machetazos de la que huye Taylor Swift cancelando tres conciertos en Viena porque dos terroristas (¿de dónde serán?) planeaban atentar durante su actuación.
La división de nuestra época no es derecha-izquierda, sino la gigantesca distancia que hay entre las élites y el pueblo. Hace unos meses el régimen lanzaba al suelo a un agricultor sexagenario durante las protestas del sector primario en Madrid. Los porrazos que recibió el hombre no dolían tanto como la traición que los gobernantes que ordenaron golpearle habían cometido antes al sustituir el campo español por el marroquí o el sudafricano. Sea la desindustrialización, la amnistía o la islamización habremos de reparar en que la causa siempre es la misma: el Estado contra la nación.
La descomposición territorial y fiscal de España
Carlos Martínez Gorriarán. vozpopuli. 9 Agosto 2024
En un genuino sistema federal (Estados Unidos, Suiza, Alemania) la caja común federal y su fiscalidad es intocable y sagrada
Hace casi dieciocho años, unos locos fundamos un pequeño partido en torno al liderazgo de Rosa Díez, llamado Unión Progreso y Democracia. Fue una empresa imposible, y no por demasiado temprana o tardía, ni por las bobadas sobre liderazgos perfectos, sino porque la política que propusimos es imposible en un país decidido a ignorar sus verdaderos problemas de fondo.
Hace unos días, una excompañera de UPyD se confesó sorprendida por el inexorable cumplimiento de nuestras peores previsiones. En efecto, la división de poderes está a punto de desaparecer, la Constitución es un felpudo creativamente interpretado por los pies más sucios de barro, y el Estado de derecho y la legalidad se encogen cada día que pasa, como acaba de demostrar ostentóreamente (el gran neologismo de Jesús Gil) el paseíllo del prófugo Puigdemont por Barcelona ante cámaras, altavoces y palmeros mientras se montaba la farsa de miles de policías incapaces de dar con él.
La bomba de relojería de los privilegios fiscales
Uno de nuestros caballos de batalla, peaje a nuestro origen vasco, era la mala organización territorial de la Constitución de 1978 y la bomba de relojería latente en la concesión de privilegios fiscales a las provincias forales vascas y a Navarra. Aunque todo el mundo lo negara y nos atacaran brutalmente por insistir, el tiempo ha puesto las cosas en su sitio: el proyecto de Concierto Económico para Cataluña, a mayor gloria de Sánchez y su desesperado aferrarse al poder y la corrupción impune, enciende ahora todas las alarmas. Teníamos razón y quienes lo negaban, no.
De repente, los negadores descubren con horror que el sistema de concierto y cupo para Cataluña dejaría al Estado limitado a los ingresos fiscales de Madrid, Baleares y alguna comunidad más, porque la mayoría son dependientes de las transferencias estatales por diversas razones de difícil arreglo: envejecimiento demográfico, despoblación o economía poco productiva. Aún peor: ¿por qué va a renunciar el pujante Madrid a su propio Concierto económico, quedándose con su recaudación y abandonando a su suerte a comunidades pedigüeñas que se han desentendido de la consistencia territorial y la sostenibilidad fiscal del Estado común?
Para aumentar el caos, la izquierda reaccionaria ha lanzado la consigna de que este nuevo Estado sería federal, cuando el federalismo es exactamente lo contrario. Como es costumbre, la asombrosa ignorancia de gran parte de la opinión influyente ha comprado sin entenderla la mala excusa socialista dándole visos de verosimilitud: chicas y chicos, llega la España federalizante (que ni la gramática española entienden). Pero en un genuino sistema federal (Estados Unidos, Suiza, Alemania) la caja común federal y su fiscalidad es intocable y sagrada, lo mismo que el núcleo de competencias federales que no se pueden delegar por completo (transferir) en ningún caso.
La excepcionalidad fiscal vasconavarra, fundada en torpes argumentos seudo históricos, gira en torno al ventajismo opaco del Cupo, verdadero meollo del asunto
La Constitución de 1978 quiso mantener la estructura en provincias de 1833, pero con diputaciones sin ingresos y elevados gastos sin verdaderas competencias, cuya utilidad real revela el jugoso caso del hermanísimo musical de Pedro Sánchez. A este resto de centralismo decimonónico se añadió el patrón cuasi federal de las Comunidades Autónomas, más el desiderátum confederal de los “derechos históricos” y fiscales privativos de vascos y navarros cuyo objetivo mayor, tramposo y fallido, era integrar al nacionalismo vasco, tanto institucional como violento.
El problema, siempre latente y negado, es que la excepcionalidad fiscal vasconavarra, fundada en torpes argumentos seudo históricos, gira en torno al ventajismo opaco del Cupo, verdadero meollo del asunto porque el Concierto no interesaría a nadie sin el milagroso Cupo pactado a oscuras a cambio de votos al gobierno nacional. Un sistema abierto a la implantación en otras comunidades ricas, pues a las pobres no puede interesarles.
No es la primera vez que se ha especulado con extenderlo a Cataluña para contentar a su separatismo insaciable. Tampoco sabemos qué hará la inoperante oposición si llega a aprobarse: ¿derogará el PP, solo o con Vox (ambos apoyan los conciertos vasconavarros), un Concierto Económico catalán? ¿O lo extenderán a quien lo exija con un chantaje suficientemente firme?
El Título VIII de la Constitución, repleto de promesas incumplidas y contradicciones legislativas, abre la transferencia sin fin ni límite de competencias presuntamente exclusivas del Estado a través del artículo 150.2, que dice: “El Estado podrá transferir o delegar en las Comunidades Autónomas, mediante ley orgánica, facultades correspondientes a materia de titularidad estatal que por su propia naturaleza sean susceptibles de transferencia o delegación. La ley preverá en cada caso la correspondiente transferencia de medios financieros, así como las formas de control que se reserve el Estado”.
Control de puertos y aeropuertos en el País Vasco
La redacción esconde púdicamente que la negociación no es nunca entre Estado y Comunidades Autónomas, sendas abstracciones, sino entre partidos políticos y gobiernos concretos, y que estos pactan qué facultades correspondientes a materia de titularidad estatal son susceptibles de transferencia o delegación. La pregunta es cuáles no lo son, y la respuesta es que prácticamente todas. Así, Sánchez ha regalado a sus socios vascos la transferencia del control policial de puertos y aeropuertos, que asumirá la Ertzaintza desalojando a Guardia Civil y Policía Nacional.
La semana pasada Francisco Rossell comparaba la Constitución del 78 con la Línea Maginot. Muy pertinente: los franceses quisieron creer en la invulnerabilidad de la famosa línea para justificar el inmovilismo del país, y el resultado fue el catastrófico hundimiento militar y la ocupación fulminante de los nazis en 1940. De modo análogo, nuestro insufrible establishment permite el avance sin tregua de la confederalización de España, dejando la pobre Constitución reducida a juguete rompible del Constitucional de Sánchez y Pumpido.
En 1978 no se previó, después se ignoró, entre 2007 y 2015 se nos negó, pero ahora estalla la bomba de la articulación territorial incoherente y la aceptación de privilegios fiscales de unas comunidades sobre otras (los territorios ni pagan ni cobran impuestos, son los ciudadanos y los gobiernos). Hemos llegado a ese punto en que o se toma en serio pensar una profunda reforma constitucional que impida las políticas de hechos consumados contra los principios de unidad nacional e igualdad y libertad de los ciudadanos, o nos resignamos a la desintegración de España y a la desaparición de la democracia liberal en beneficio de modelos chavistas y de un Estado fallido a la belga, reducido a fronteras internacionales, rey decorativo y fuerzas armadas obligadas por los compromisos internacionales.
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La penúltima humillación al Estado
editorial. ABC. 9 Agosto 2024
Puigdemont volvió, lanzó su soflama y se fugó de nuevo, denigrando a las instituciones y emborronando el nuevo tiempo que Illa y Sánchez presumen de haber inaugurado
Carles Puigdemont se presentó fugazmente en Barcelona, desfiló por la calle Trafalgar arropado por Josep Rull, el presidente del Parlamento catalán, y los expresidentes Mas y Torra, entre otros, y dio un breve mitin ante sus seguidores en un escenario digno de una victoria deportiva en el Arco del Triunfo. Pero no era eso, era un simple acto de escapismo. Al final del mismo, desapareció de la mano de su abogado, el exconvicto por colaboración con banda armada Gonzalo Boye, por un lateral. Los cientos de agentes de los Mossos desplegados fueron incapaces de hacer cumplir la orden del juez Llarena de detener a Puigdemont, reiterada en un auto del pasado 1 de julio después de que el Supremo declarara que la amnistía no era aplicable al delito de malversación.
En su soflama, el expresidente de la Generalitat destituido por el Gobierno de España en 2017 tras la aplicación del artículo 155 de la Constitución, desarrolló todo el argumentario de su victimismo y pulverizó el bulo de la conciliación de Sánchez.
Cuando se puso en marcha la operación Jaula quedó de manifiesto que los Mossos habían hecho un ridículo estrepitoso ante un delito programado y transmitido en directo a todo el mundo. Además, la detención de dos de sus agentes, uno de ellos habría facilitado con su vehículo la nueva fuga del expresidente, extiende una sombra de duda sobre la profesionalidad de todo el cuerpo. ¿Qué juez, en Cataluña, encargará con garantías el cumplimiento de sus órdenes a los Mossos después de este gravísimo incidente? No hay que olvidar, además, que se trata de un cuerpo armado, donde las exigencias de lealtad a la ley son mayores que entre otros funcionarios por la importancia de la misión que cumplen. Las autoridades no deben descartar la posibilidad de intervenir el cuerpo para regenerar tanto sus cuadros como sus valores institucionales que hace siete años ya quedaron en cuestión. También debería dar explicaciones el alcalde socialista de Barcelona, que autorizó la manifestación y el levantamiento del escenario para que se perpetrara esta humillación al Poder Judicial.
Lo más inquietante es que todo lo ocurrido sólo se puede entender con la complicidad del Gobierno de Sánchez, ya que no se explica de otra manera que la Policía Nacional, la Guardia Civil y el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) hayan bajado los brazos de esta manera, permitiendo que Puigdemont cruzara la frontera, al parecer, hace ya varios días y sin ser molestado en lo más mínimo, y después lanzara impunemente su desafío en Barcelona. Tamaño desprestigio internacional hubiera merecido que alguien del Gobierno, el primero el propio Sánchez, diese explicaciones a los ciudadanos de cómo ha podido ocurrir semejante fiasco que daña la imagen de España, donde se tolera que se retransmita la nueva fuga del prófugo más famoso del país. El silencio del Ejecutivo invita a sospechar que todo pudo estar pactado, y que Illa tuvo su investidura y Puigdemont su 'circo'. Damnificada queda también, de nuevo, la Justicia en España, una vez que la orden de detención nacional de Llarena fuese incumplida por el dispositivo organizado por el Ejecutivo autonómico. De nuevo, el Tribunal Supremo queda desasistido por los otros poderes del Estado.
Lo que sí parece haberse frustrado es el intento de Puigdemont de entrar en el Parlament para asistir a la sesión de investidura de Illa, como había anunciado que era su deseo. Junts insistió varias veces a lo largo del día, con la inestimable complicidad de Rull, en que se debía suspender la sesión para conseguir aplazar la elección de Illa. Incluso recurrieron al bulo de que su secretario general, Jordi Turull, había sido detenido por los Mossos para argumentar su petición, pero la información fue desmentida por la Justicia. Illa intentó proclamar el advenimiento de un tiempo nuevo para Cataluña, cuando en las calles el principal líder del tiempo viejo volvía a sustraerse de la acción de la Justicia. Acertadamente, Alejandro Fernández, líder del PP en Cataluña, le hizo ver a Illa que él no es tan distinto a Pedro Sánchez a la hora de desdecirse y cambiar de opinión. El estilo es diferente, pero la ambición por el poder es la misma.
Al final de esta jornada, lo único cierto es que Pedro Sánchez ha cruzado la enésima línea roja que agrede la cultura política que España se dio durante la Transición, que nuestras instituciones son hoy menos respetadas y respetables ante los ojos del mundo, y que Puigdemont, al que Sánchez se comprometió a traer a España «para rendir cuentas ante la Justicia» antes de las elecciones, sigue fugado a costa de una herida profunda en la imagen de España y de sus instituciones.
Operación Jauja
Hughes. gaceta. 9 Agosto 2024
«Esto es kafkiano», decía alguien por la tele. Pobre Kafka, qué culpa tendrá (hay una escala en el periodismo: lo berlanguiano es seguido por lo kafkiano y cuando lo kafkiano alcanza un punto limita con lo dantesco). La operación «pullastre a la cassola» fracasó, acabaron atrapando a la gente en un atasco, pero tampoco se saca nada con el jajaja, cosa agotada ya por los ‘humoristas’ progres. Han hecho odioso el animus iocandi. Por otra parte, la llegada a La Indignación de nuevos contingentes la está dejando impracticable. Los conversos agotan a cualquiera. Fueron llegando los de Ciudadanos, que son siempre muy sentidos, y ahora los peperos y su esfera jurisperita. Uf. Para ellos habló Feijoo: «Una humillación insoportable. Otra más». Hombre, si antes ha habido n-1 «humillaciones insoportables» tan insoportables no serán…
Hubo una traumática en 2017 cuando al gobierno de su partido se le escapó Puigdemont en el maletero como si fuera un navy seal (bueno, o como Antonio Anglés). Esos días tocaron el nervio que aun quedaba y se produjo la única reacción política que ha habido en España: Vox, que inmediatamente pasó a ser el repudiado oficial. Con el tiempo, se entiende el mensaje: si das un paso por la unidad de España, serás un ultra, xenófobo, extremista, machista, negacionista…
Llegarón el indulto, la bilateralidad, la amnistía y ahora los moderados deciden componerse el apellido y ser moderados-indignados; sienten ellos que su vaso se colma, que Europa falló (¡pero más! ¡más!), y les sobreviene una indignación como a destiempo, tan cansina como el suceso en sí, un teatrillo en el que Puigdemont quizás tuviera más ganas que nadie de ser detenido.
El sainete le quita protagonismo a Illa, que no proclamó la independencia, pero sí la plurinacionalidad en el marco del federalismo ya presentado en público por Pedro Sánchez. La reacción política por parte del PP llega de «los territorios», «la mesa de presidentes», o sea, el autonomismo tal como quedó a la altura del Covid. No reacciona exactamente la nación, reaccionan las baronías territoriales. Esa es la reacción tolerable.
La indignación, los sofocos, los soponcios de juridicidad, factualidad, institucionalidad, europeidad y demás parecen parte del conjunto escénico y rebajan el significado de las cosas. Dentro de esta Constitución entrópica toda energía se pierde. Sin embargo, seguirán sacando la-que-entre-todos como el padre Karras sacaba la cruz a la posesa y exprimirán una indignacioncita suficiente para «echar a Sánchez», ni un punto más.
En 2024 ya no hay indignación ni humillación, si acaso desmoralización y costumbre. Donde haya vestiduras que se rasgan, allí el actor.
Hubo una reacción política, y solo recibió obstáculos porque ellos eran demasiado liberales, demasiado gerenciales, demasiado finos de tobillo, demasiado tiesos de meñique… Les parecía terrorífico llevarle la contraria a la viogen de Irene Montero.
En 2017, el grito espontáneo fue «Puigdemont a prisión», encabronado y justiciero, tan popular como un grito de gol. Sospechoso sería que al pueblo se le fuera a dar satisfacción siete años después. Escarmentados, tampoco nadie sensato lo pediría ya.
Sánchez permite que Puigdemont nos humille
Sergio Fidalgo. okdiario. 9 Agosto 2024
El separatismo está peleado eternamente y sólo el sanchismo ha conseguido resucitar lo que era un movimiento moribundo tras el fracaso del golpe de Estado de 2017 y las sentencias del Tribunal Supremo a los cabecillas de la intentona. Si Carles Puigdemont ha tenido que montar este show ha sido porque ERC ha preferido el separatismo light de Salvador Illa que el espíritu del 1 de octubre que encarna el prófugo de Waterloo.
Pero son tan cobardes Marta Rovira –la que se fue de vacaciones a Ginebra – y Oriol Junqueras –el comedor de bollería industrial en la prisión de Lledoners– que en vez de mantener hasta el final el «contigo no, bicho», ERC apoyó y se adhirió al homenaje que las entidades separatistas le montaron a Puigdemont en los alrededores del Parlament.
Las grandes masas de catalanes que iban a arropar a Puigdemont en su retorno e iban a levantarse contra el malvado Estado español que oprime a los defensores de la República de los ocho segundos no existen. Había más gente en el Espanyol-Alcorcón de esta temporada (16.570 espectadores) que en el Arco de Triunfo para recibir a Puigdemont. Están todos de vacaciones en la Costa Brava o en sus segundas residencias de los Pirineos gerundenses y han preferido seguir el numerito del líder de Junts por TV3 o RAC1. Tanta murga con el 1 de octubre y tantas plazas y avenidas que han dedicado a la fecha del golpe de Estado fracasado para, al final, permitir que el PSC se lleve el premio gordo y Carles Puigdemont avance en su camino hacia la irrelevancia política.
Insisto, si no fuera por Pedro Sánchez y Salvador Illa la hegemonía política, social y cultural del separatismo se podría desmontar en una década. Pero han preferido que el PSC mute de partido soberanista a separatista. De ahí que ganaran las pasadas elecciones autonómicas: Illa se convirtió en el voto útil independentista. Por eso ERC firmó un acuerdo de investidura con los socialistas y, salvo la de momento irrelevante ANC -hay que ver si Lluís Llach la resucita- el separatismo pata negra apenas se ha movilizado.
Lo peor ha sido la humillación de ver al prófugo Carles Puigdemont dar un mitin, impunemente, ante unas miles de personas en el Arco de Triunfo sin que la policía haya intervenido. Todo lo que ha venido después ha sido un puro esperpento permitido por Pedro Sánchez, que es el único culpable de todo lo que se ha vivido este jueves en Barcelona.
Ver el numerito del prófugo insultando a España desde el estrado y el paseíto que ha dado con su comitiva por el centro de Barcelona ha sido un puro esperpento. Cualquier español de bien debería estar indignado de todo lo que hemos vivido. A los acusados se les detiene, no se les permite dar discursitos desde un estrado. Pero la España de Sánchez es diferente. Es la degeneración de España como Estado de derecho. Ya es hora de que los ciudadanos nos planteemos en serio si queremos un país que poco a poco va degenerando por culpa de un Gobierno que no nos respeta.
El sainete de la vergüenza
Albert Gimeno. cronica global. 9 Agosto 2024
Ni el prolífico e ingenioso Carlos Arniches, el escritor y dramaturgo que elevó a su punto más álgido el género del sainete, hubiese tenido las musas suficientes para articular una pieza bufa como la que se vivió ayer en Barcelona con la tocata y fuga de Carles Puigdemont. El expresidente de la Generalitat cumplió su promesa, estuvo a la hora en el lugar designado, habló para centenares de hiperventilados y jubilados, y tras cinco de minutos de arenga logró fugarse de nuevo.
Ayer Puigdemont rivalizó mediáticamente con los Juegos Olímpicos. Gracias a la colaboración necesaria de algunos personajes, policías, políticos, y/o la impericia de los Mossos, el expresidente se esfumó. Lo hizo el día que se escapó de España en el 2017 y volvió a fumarse un puro sin que el impresionante dispositivo policial, con helicópteros y drones incluidos, acabase como un muñeco de trapo.
Como ejercicio de diversión fue óptimo, pero en Cataluña estamos ya un poco cansados de tanta tontería. Que Puigdemont no pudiese ser detenido ayer es grave. Vergonzante para los Mossos d’Esquadra, o mejor dicho, para sus dirigentes políticos y policiales. Preocupante para el gobierno autonómico y para el central -sería dramático que además planeara la idea de que el Ejecutivo permitió no detenerle para garantizar la investidura de Illa- y patético para el independentismo, que ayer tuvo una victoria burda mientras sus intereses de gobernar en Cataluña siguen desvaneciéndose tras la formalización de un nuevo presidente no independentista.
El esperpento de la fuga provocó también el hastío de miles de conductores que tuvieron que soportar horas de bloqueo en las vías de Barcelona mientras la policía autonómica atormentaba a la ciudadanía con una apabullante e inútil operación jaula. A Junts sólo le quedó el derecho a la chirigota tras una performance que deja a un estamento de Cataluña en peligro mortal: la cúpula de los Mossos no debería esperar a que Illa cambie a sus mandos para dimitir inmediatamente. Dos mossos detenidos por presunta colaboración en la fuga no es situación digna para un cuerpo de largo recorrido, pero que en los últimos siete años ha tenido que soportar dos crisis impropias para un estamento policial.
También tendrán que ponerse delante del espejo algunos representantes de Junts -Jordi Turull, por ejemplo- o algunos de sus colaboradores. Poco botín es para los suyos si la máxima acción que puede conseguir el partido independentista es un espectáculo de escapismo en lugar de influir de verdad en la política catalana. Su poderío pierde fuelle -nadie boicoteó ayer la investidura de Illa-, aunque Puigdemont siga siendo el más listo del barrio estelado.
Es tiempo de cambios profundos para que Cataluña entre en la senda de la gestión y del progreso económico. Veremos si Illa es capaz de encarrilar ese tren que de momento circula sin rumbo. Pero sobre todo es el momento para que Cataluña tenga que dejar de sonrojarse por espectáculos deleznables como el de ayer, merecedores de una medalla olímpica pero no de oro, plata o bronce. La presea de ayer es de latón y lleva inscrita una palabra: vergüenza.
Una afrenta a la Justicia, un ultraje a la Nación, entre el prófugo Puigdemont y el ausente Sánchez
Editorial. vozpopuli. 9 Agosto 2024
Una humillación a la Justicia. Una burla al Estado de derecho. Un ultraje a la Nación. Pedro Sánchez ha consentido que el retorno de Carles Puigdemont, prófugo desde hace 2.500 días, haya derivado en un inconcebible esperpento, tan inopinado como indigno. El delincuente más reclamado por los tribunales se permitió el lujo de protagonizar un mitin anunciado con 24 horas, en pleno corazón de Barcelona y ante un despliegue policial de primer orden sin sufrir contratiempo alguno.
El líder de Junts se encaramó en un atril primorosamente dispuesto con la colaboración del Ayuntamiento socialista ante la inacción clamorosa de los Mossos d'Esquadra, que mostraron la misma pasividad que en la jornada del referéndum ilegal de 2017. Las excusas al respecto difundidas por la Consejería de Interior hablaban de que cualquier tipo de intervención en ese momento habría derivado en una reacción violenta por parte de los concentrados, con grave riesgo para la integridad de las personas. Montaron luego una 'operación jaula' con el inequívoco objetivo de escenificar la búsqueda de un evadido en paradero no tan desconocido.
Lo extraordinario de todo lo ocurrido durante esta inasumible jornada es que el protagonista se esfumó nada más concluida su perorata. Tal y como llegó, se fue, como un improvisado Houdini, con una libertad de movimientos tan sospechosa como incalificable. Concluida su deposición ante el escaso público, los diputados allí presentes abandonaron la zona y se dirigieron hacia la Cámara para cumplir con la agenda de la asunción del candidato Illa como si no hubiera pasado nada. Esta es la Cataluña surrealista, en la que las astracanadas más impensables se convierten en monótona realidad.
Este es el único objetivo político de Pedro Sánchez: colocar a su peón en la cúspide del poder de Cataluña para consolidar, de esta forma, su farisaica política de la 'pacificación', la 'convivencia' y el 'entendimiento' con los independentistas
La única explicación razonable a cuanto ha sucedido en estas horas aún sin solución, pasa por la inevitable sospecha de un pacto entre la Moncloa y Puigdemont, con la anuencia del Gobierno de la Generalitat, para dar satisfacción al fugado y evitar así cualquier intento de boicot a la ceremonia de investir a Illa como president.
Un acuerdo que salvaguarda el único objetivo político de Pedro Sánchez: colocar a su peón en la cúspide del poder de Cataluña para consolidar, de esta forma, su farisaica política de la 'pacificación', la 'convivencia' y el 'entendimiento' con los independentistas, un embuste que no resiste ningún tipo de análisis pero que funciona como una patada a seguir en una legislatura sin mayores horizontes.
En la España sanchista se incumplen las leyes, se desprecia el ordenamiento jurídico, se degrada a las Fuerzas de Seguridad, se hace mofa de los tribunales y se deshonra cuanto encarnan y representa los valores que distinguen un régimen democrático de otro con resabios caribeños
Sánchez no sólo concedió el indulto a los golpistas catalanes sino que, en respuesta a sus exigencias, anuló el delito de sedición, rebajó el de malversación, diseñó una ley de amnistía a la medida de los delincuentes y, finalmente, ha acordado entregar la llave de la caja común de la Hacienda, en un ataque a solidaridad nacional y una embestida letal a la España del equilibrio y la convivencia autonómica. Ahora, con este obsceno montaje del retorno de Puigdemont, culmina esta deriva de cesiones a las fuerzas políticas a las que debe su continuidad en la Moncloa y corona la ofensiva de colonización de las principales instituciones del Estado. De ahí su silencio durante todos estos agitados días. De ahí el mutismo clamoroso de su Gobierno, impávido ante cuanto está ocurriendo. Es decir, cómplices de la enrevesada añagaza.
En la España sanchista se incumplen las leyes, se desprecia el ordenamiento jurídico, se degrada a las Fuerzas de Seguridad, se hace mofa de los tribunales y se deshonra cuanto encarnan y representan los valores que distinguen un régimen democrático de otro con resabios caribeños. En noviembre de 2019, Pedro Sánchez prometió que 'traería a Puigdemont y lo entregaría a los jueces". Ha hecho todo lo contrario. Ha permitido que regrese por su pie, que protagonice un espectáculo desafiante y grotesco y que, cuando se le antoje, ya irá a rendir cuentas ante el juez. Si ello entra en sus planes.
Urge una reactivación cívica y moral de los resortes más activos de una sociedad que se muestra tediosamente pasiva ante esta escalada brutal contra los cimientos que hasta ahora han propiciado un marco de convivencia y de progreso que está a dos minutos de precipitarse a un insondable precipicio.
El delincuente cómico Carles Puigdemont reaparece y desaparece en Barcelona con 'permiso' de Pedro Sánchez
Pablo Sebastián. vozpopuli. 9 Agosto 2024
El líder de Junts no se atreve a romper con Sánchez porque correrá el riesgo de que Conde Pumpido, a la menor indicación del presidente, se cargará la ley de amnistía en el TC
El golpista y delincuente Carlos Puigdemont ha reaparecido en Barcelona después de casi siete años de fuga de la Justicia. Y lo ha hecho de cómica manera con un breve mitin a las puertas del parlamento catalán en el que ha criticado al PP, Vox y a los jueces y tras el que desapareció con la ayuda de un mosso de escuadra que luego fue detenido.
Lo que fue posible gracias a la ‘colaboración’ premeditada del presidente Pedro Sánchez y del presidente catalán en funciones Pere Aragonés, una vez que a las Fuerzas de Seguridad del Estado y a las catalanas se les coló y luego se les escapó Puigdemont en sus narices. Lo que prueba que nadie estaba interesado en su captura, para que su detención no entorpeciera el debate de investidura de Salvador Illa en el Parlamento catalán.
Una vez más, Puigdemont volvió a jugar a ‘Pimpinela Escarlata’ y se ha mofado de España, de la Justicia y de las Fuerzas de Seguridad, con los mossos en primera línea. Y por supuesto con la calculada colaboración de Sánchez. El que fue investido presidente en noviembre pasado con los votos de Junts, el partido de Puigdemont, a cambio de una escandalosa Ley de Amnistía pendiente de la Justicia de la UE y del Tribunal Constitucional, cuya aplicación de momento ha vetado el Tribunal Supremo.
Y ahora tenemos a Puigdemont escondido en España y meditando si decide entregase o no a la Justicia para ser encarcelado (ya se vería si por unos días, si se entrega voluntariamente) y ser remitido luego a juicio oral en el Tribunal Supremo. Del que escapó al huir de España, como un cobarde en el maletero de un coche, tras haber impulsado a finales de octubre de 2017 la declaración de la independencia de Cataluña.
La complicidad de los Mossos
Mientras Puigdemont aparece y desaparece en Barcelona, avanzó el pacto de PSC y ERC (que rompe la unidad fiscal de España) para investir a Illa presidente de la Generalitat. Lo que pretendía bloquear Puigdemont con su pública detención a las puertas del Parlament, que no se produjo ante la calculada pasividad y complicidad de los Mossos. Hasta el punto que uno de ellos le ofreció al prófugo su coche para escapar.
Lo lógico y hasta un cierto punto ‘digno’ hubiera sido que Puigdemont se hubiera entregado a la policía al llegar a la frontera española, como ya se lo propuso la propia policía. Pero él optó por montar su espectáculo de circo. Pero si en las próximas horas Puigdemont no se entrega y, finalmente es capturado, corre el riesgo de que su captura no sea considerada una voluntaria rectificación y autoentrega a la justicia, en cuyo caso el juez Llarena podría mantenerlo en prisión hasta que concluya la celebración del juicio oral.
Los riesgos del prófugo
Al fondo de todo ello y aunque parezca que Puigdemont y Sánchez se han distanciado, todo apunta a que la entente entre los dos continúa y que el catalán no se atreve a romper con Sánchez porque si le crea problemas correrá el riesgo de que Conde Pumpido, a la menor indicación del presidente, se cargará la ley de amnistía en el TC. Y en ese caso Puigdemont acabaría en prisión con una importante condena por malversación.
De manera que vamos a ver cómo discurre y acaba este último sainete del prófugo catalán y si Sánchez consigue la investidura de Illa y la ruptura del frente nacionalista catalán, arrinconando a Puigdemont y a Junqueras. De la misma manera que, a su izquierda, enfrentó a Podemos con Sumar mientras él avanza en la legislatura. Al menos hasta que llegue el momento crucial de los PGE de 2025, que tal y como van las cosas sería la hora de la verdad.
Ciudadanos de primera y de segunda
Carlos Sánchez de Pazos. vozpopuli. 9 Agosto 2024
Creo no alejarme de la verdad cuando afirmo que Pedro Sánchez ha defraudado ya a estas alturas a todo el mundo; incluso a sí mismo.
A todo se acostumbra uno, no hay duda. En realidad es parte esencial de nuestra envidiable capacidad de adaptación como especie, que explica entre otros motivos la supervivencia humana desde las costas del Ártico hasta el propio Sáhara, desde la tundra siberiana hasta lo más profundo del Amazonas. Y sin embargo, como tantas otras cualidades que contribuyen a nuestra supervivencia en la naturaleza, en ocasiones es recomendable modularla al abandonar lo salvaje y convivir en sociedades complejas, y muy en particular en una sociedad democrática.
En España nos hemos acostumbrado, en los últimos tiempos, a la más burda mentira, al más descarado desprecio por la verdad y por nuestra misma inteligencia como ciudadanos. En ocasiones nos es más cómodo asumir lo habitual, sin duda, pero toda sociedad democrática que pretenda seguir siéndolo debe evitar acostumbrarse a algunas prácticas que comenzamos a dar por sentadas, lo que es sin duda el primer paso para su posterior aceptación.
De hecho, esta tendencia a la asimilación en algún momento nos lleva a ceder al abatimiento en la denuncia de determinados abusos por parte de un Gobierno sin “línea roja” alguna en su discurso y en sus actos. Tan lejos quedó el momento en el que Pedro Sánchez se demostró capaz de alterar una posición de campaña exactamente el día siguiente de las elecciones (Podemos en el Gobierno), o que desprecia la separación de poderes (“y la Fiscalía, ¿de quién depende”?) que en ocasiones puede parecer fútil insistir una y otra vez sobre la creciente gravedad de sus actos. No lo es.
En realidad, creo no alejarme de la verdad cuando afirmo que Pedro Sánchez ha defraudado ya a estas alturas a todo el mundo; incluso a sí mismo. A quienes no lo han votado, entre otros tantos motivos, por haber humillado a nuestra democracia frente a quienes pretendieron derogar la Constitución en 2017, con la triarquía sucesiva del indulto sin solicitud de perdón de los condenados, la derogación del delito cometido y, como corolario, la amnistía inconstitucional a cambio de una investidura. A quienes sí lo han hecho por faltar recurrentemente a la palabra dada en todo tipo de cuestiones trascendentales, sin siquiera admitir o explicar los sucesivos vaivenes. A sí mismo, en definitiva, pues atendiendo a sus constantes renuncios (“podemos sí, podemos no”, “indultos no, indultos sí”, “amnistía inconstitucional, amnistía por supuesto”, y un sinnúmero de ejemplos similares que no es preciso repetir aquí), cualquier persona con un mínimo de honestidad intelectual sería incapaz de mirarse al espejo.
¿Alguien nos ha preguntado si queremos vivir en un país así? Yo desde luego no lo quiero, y estoy convencido de que la inmensa mayoría españoles tampoco
El último de los abusos, en este caso para llevar a Salvador Illa a la Generalitat a cualquier precio, es, junto a la condonación de la deuda catalana, la propuesta de creación de un concierto fiscal insolidario que sepultará definitivamente la igualdad de los ciudadanos. A partir de ahora, en España no queda ninguna duda: tendremos ciudadanos de primera y de segunda clase. ¿Alguien nos ha preguntado si queremos vivir en un país así? Yo desde luego no lo quiero, y estoy convencido de que la inmensa mayoría españoles tampoco.
Yo no me considero superior a ningún otro español, y por ello no espero ser tratado ni mejor ni peor que un gallego, un valenciano o un catalán. Al contrario, como madrileño estoy orgulloso de contribuir a la solidaridad entre españoles; pero todas las regiones ricas deben aportar en la medida de sus capacidades, y si ya es suficientemente insoportable la práctica exclusión de País Vasco y Navarra de este sistema la salida de Cataluña le da la puntilla a toda aspiración de reconocer en España una sociedad de ciudadanos libres e iguales.
Más grave es aún, desde luego, el motivo por el que esto ocurre. Y es que el carácter general o particular del privilegio es irrelevante. En la España de Sánchez, no nos engañemos, la igualdad termina donde comienzan las aspiraciones de poder del Presidente. Si eres un delincuente pero tus votos garantizan la investidura, incluso lo inconstitucional puede tornarse constitucional, con la misma facilidad con la que en las bodas de Caná el agua tornó en vino. No tengo duda de que si determinados ciudadanos acaudalados con nombre y apellidos fuesen determinantes para la gobernabilidad, serían eximidos a título personal del pago de impuestos (como por cierto lo serán también Puigdemont y compañía del pago de los millones malversados a la Hacienda pública en el curso del Procés). Lo que ocurre es que Sánchez en este caso lo que necesita son los votos de los partidos independentistas, y por ello los ciudadanos catalanes pasarán a ser ciudadanos de primera con privilegios económicos sobre el resto de los ciudadanos de esa nación por la que se dicen oprimidos. ¡Bendita opresión!
En tan solo unos años hemos dilapidado aquellos elementos que impidieron que en 2017 una minoría reaccionaria y antidemocrática despojara a los ciudadanos catalanes de su derecho a vivir al amparo de la Constitución
Lo más grave de todo es que, dejando de lado la humillación nacional y democrática que suponen todos y cada uno de los pasos dirigidos a evitar que quienes rompieron la convivencia democrática asuman las consecuencias de sus actos, en tan solo unos años hemos dilapidado todos aquellos elementos que impidieron que en 2017 una minoría reaccionaria y antidemocrática -con mayoría parlamentaria mínima- despojara a los ciudadanos catalanes de su derecho a vivir al amparo de la Constitución que, no lo olvidemos, votaron masivamente junto al resto de españoles. Una Constitución que puede reformarse en su integridad, pero que mientras tanto debe respetarse. Y es que todos sabemos que la independencia del poder judicial y la incapacidad de la Generalitat para recaudar los tributos (y por tanto de poder pagar siquiera las nóminas en el primer día de una república independiente) fueron los dos baluartes que sostuvieron el estado de Derecho en aquel momento.
Pues bien, no transcurridos siete años desde aquello, Sánchez no solo ha indultado y amnistiado a los artífices del atentado a la Constitución, sino que ha eliminado -recordemos- el delito de sedición del código penal, impidiendo que los mismos delitos cometidos en aquel momento puedan perseguirse en adelante por los jueces (que, conviene recordar, se limitan a aplicar la ley penal en vigor). Por otro lado, aparentemente a través del pacto al que acaba de arribarse la Generalitat pasará a gestionar la recaudación tributaria, de modo que, en caso de repetirse el golpe, podríamos asistir impotentes a una “versión tributaria” de la conducta de todos aquellos Mossos D’Esquadra a los que se ordenó cerrar los colegios electorales para evitar el referéndum ilegal, cuyo resultado todos conocemos.
Un anuncio en plenas vacaciones
Por supuesto, este acuerdo se ha anunciado con media España de vacaciones y la otra media esperando a tomarlas y sin ganas de amargárselas. En septiembre, confían sus promotores, nos habremos olvidado.
¿Podemos acostumbrarnos a esto? Quizá podamos, pero si queremos vivir en un país de ciudadanos libres e iguales, no debemos. El ser humano a todo puede acostumbrarse, sí, pero una democracia no. No podemos, no debemos acostumbrarnos algunas cosas que están sucediendo. Hay una buena noticia, y es que si bien seguimos residiendo, de momento, en un régimen democrático, no me cabe duda de que somos una abrumadora mayoría los que estamos en contra de la España con ciudadanos de primera y de segunda clase que algunos pretenden construir con tal de aferrarse al poder. Ejerzámosla cuando las urnas nos llamen de nuevo.
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