Recortes
de Prensa Martes
25 Febrero
2025
la tregua podría llegar en unas semanas
Alerta
aérea en Ucrania ante misiles rusos lanzados contra Kiev
Carolina
Serrano R. la razon. 25
Febrero 2025
La tregua en Ucrania podría llegar dentro de unas semanas. Así lo comunicó ayer Emmanuel Macron tras su reunión con Donald Trump en la Casa Blanca, donde el presidente de Francia le pidió a su homólogo incluir a Europa en las negociaciones de paz con Moscú. Vladimir Putin, por su parte, aseguró que los europeos “tienen derecho y oportunidad de participar” en la solución del conflicto en Ucrania. "Los europeos, pero también otros países, tienen el derecho y la oportunidad de participar. Y lo respetamos", dijo Putin en una entrevista televisada, mientras la Unión Europea teme quedar marginada desde el inicio de las conversaciones directas entre Moscú y Washington. En el terreno militar, Moscú ha lanzado esta madrugada varios misiles contra Kiev, mientras sus tropas continúan avanzando en el este del país en medio del desánimo del ejército ucraniano.
09:21
Alemania descarta el regreso de Rusia al G7: “No hay consenso”
El ministro de Finanzas alemán, Joerg Kukies, ha rechazado la posibilidad de que Rusia sea readmitida en el Grupo de los Siete (G7), como propuso el expresidente estadounidense Donald Trump.
"La condena del G7 a la guerra de agresión de Rusia es muy clara, especialmente en el tercer aniversario del brutal ataque de Rusia", afirmó Kukies en una entrevista con Reuters. Además, enfatizó en que la propuesta de Trump no obtendría el consenso necesario dentro del bloque, lo que impide cualquier avance hacia la reincorporación de Moscú.
08:58
Ruso condenado a 16 años de cárcel por espiar y preparar ataques para Ucrania
Un tribunal militar ruso ha condenado a un hombre a 16 años de prisión por espiar para Ucrania, tras enviar imágenes y datos estratégicos de una instalación militar ubicada cerca de Moscú. Según informó el Comité de Investigación Ruso, el condenado filmó un sistema de defensa aérea en Podolsk en abril y remitió la información, junto con coordenadas geográficas, a sus contactos ucranianos para facilitar un ataque con drones.
Además, se le atribuye haber introducido armas desde Ucrania a Rusia en 2017 para preparar operaciones en regiones fronterizas como Bryansk, Kursk y Belgorod. El tribunal lo encontró culpable de preparar un atentado, tráfico de armas y complicidad en actividades terroristas.
08:43
Reino Unido endurece sanciones y prohíbe la entrada a oligarcas vinculados al Kremlin
El gobierno británico ha anunciado un nuevo paquete de sanciones contra los oligarcas rusos con lazos con el Kremlin, permitiendo su expulsión o prohibición de entrada al Reino Unido.
Según el Ministerio del Interior, las élites cercanas al Estado ruso ahora podrán ser vetadas del país bajo estos nuevos criterios. Entre los afectados se incluyen aquellos que hayan brindado "apoyo significativo" al Kremlin, los que hayan acumulado riqueza o poder gracias al Estado ruso, y quienes mantengan acceso privilegiado a los niveles más altos del régimen de Putin.
08:32
Ucrania en alerta: misiles rusos impactan varios distritos
Las alertas de ataques aéreos resonaron en gran parte de Ucrania la mañana del martes, mientras las autoridades advertían sobre una nueva oleada de misiles lanzados por Rusia.
"La alerta aérea continúa. Permanezcan en refugios hasta que pase el peligro", informó la administración militar de la región de Kiev, instando a la población a mantenerse resguardada.
En el distrito de Obukhiv, en las afueras de la capital, una mujer de 44 años resultó herida tras un ataque que destruyó parcialmente una vivienda y sus dependencias. Además, se reportaron daños en varias casas en el distrito de Fastiv.
08:20
Macron cree que puede haber una "tregua" en Ucrania en cuestión de semanas
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, dijo este lunes que en cuestión de semanas puede comenzar una "tregua" en la guerra de Ucrania que sirva para iniciar las negociaciones de un tratado de paz definitivo con Rusia. "Primero necesitamos tener una tregua. Creo que se podría conseguir en las próximas semanas", declaró el mandatario en una entrevista con la cadena Fox News después de reunirse con su homólogo estadounidense, Donald Trump, en la Casa Blanca. Con esa tregua, dijo Macron, deberían cesar los ataques aéreos, marítimos y contra infraestructuras. Entonces se abriría un periodo para negociar garantías de seguridad, el futuro de los territorios ocupados y el acuerdo que Estados Unidos busca sobre minerales en Ucrania, dijo Macron.
Pero el presidente galo advirtió de que Estados Unidos, Ucrania y los países europeos deben buscar una forma de "asegurarse de que Rusia no viole" un eventual tratado de paz. Si bien admitió que no hay consenso dentro de la OTAN para que Ucrania ingrese en la alianza, señaló que se puede "incrementar las capacidades" militares de Ucrania para que tenga un "Ejército fuerte". Asimismo, reiteró que Francia y el Reino Unido se han ofrecido a "enviar tropas" a Ucrania, no para batallar en el frente, sino para "mantener la paz" de acuerdo con lo que señale el futuro tratado.
Macron insistió en que se tiene que ir "con cuidado" puesto que en 2014 ya se firmó una tregua entre Rusia y Ucrania que fue violado "continuamente" por el presidente ruso, Vladímir Putin, aseguró.
08:19
La "torpe diplomacia" del apretón de manos entre Trump y Macron
El periódico The Telegraph ha publicado un artículo en el que critica "la torpe diplomacia" de Emmanuel Macron, el presidente francés, estrechando la mano de Donald Trump, el presidente estadounidense, durante el primer encuentro cara a cara entre ambos desde que el republicano volvió a la Casa Blanca.
08:13
Putin dice que Zelenski se está convirtiendo en una "figura tóxica" en Ucrania
El presidente ruso, Vladimir Putin, dijo el lunes que Volodimir Zelenski se está convirtiendo en una "figura tóxica" en Ucrania, repitiendo algunas de las duras críticas dirigidas al líder ucraniano por Donald Trump la semana pasada. "El hecho es que el líder, el actual líder del régimen de Kiev se está convirtiendo en una figura tóxica ", dijo Vladimir Putin en una entrevista televisada, acusando a Zelenski de "dar órdenes ridículas" a su ejército y de ser "un factor en la descomposición del ejército, la sociedad y el estado".
08:11
El Consejo de Seguridad de la ONU adopta una resolución de EEUU apoyada por Rusia
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha aprobado este lunes una resolución redactada por el Gobierno de Estados Unidos sobre la invasión rusa de Ucrania que pide un "rápido fin" del conflicto, si bien evitar nombrar a Rusia como agresor y elude una retirada de las tropas rusas. La votación ha salido adelante con diez votos a favor (incluidas Rusia y China), ningún voto en contra y cinco abstenciones (Reino Unido, Francia, Dinamarca, Grecia y Eslovenia). Se trata de la primera vez que este organismo de la ONU encargado de mantener la paz y la seguridad en el mundo alcanza una decisión conjunta en este tema.
El documento adoptado, vinculante según el Derecho Internacional, lamenta la "trágica pérdida de vidas en el conflicto entre Rusia y Ucrania". Este ha sido aprobado en el tercer aniversario de la invasión, iniciada el 24 de febrero de 2022 por orden del presidente ruso, Vladimir Putin, y coincidiendo con un acercamiento de la Administración de Donald Trump al Kremlin, que ha hecho saltar las alarmas en Kiev.
08:10
Buenos días, comenzamos un día más la narración de las últimas noticias en torno a la guerra de Ucrania y la posibilidad de una tregua negociada, en principio, por Estados Unidos y Rusia.
Ucrania:
por qué Trump cambia el relato
José Javier Esparza.
gaceta. 25
Febrero 2025
Trump ha cambiado el relato sobre la guerra de Ucrania. Lo ha dicho el vencedor de las elecciones alemanas, lo ha dicho nuestra ministra de Defensa y lo han dicho otros conspicuos portavoces del orden global. Y es llamativo que lo hayan dicho precisamente así: el relato. Porque, en efecto, la relevancia política de la guerra de Ucrania, fuera de los países contendientes, radica sobre todo en su fuerza como relato: una malvada potencia agresora abusa de su poder e invade alevosamente el territorio de una nación libre y soberana. ¿Cómo no salir en defensa del agredido? Éste ha venido siendo desde febrero de 2022 el relato oficial y desde el principio se intentó que no hubiera otro posible. Tanto se intentó, que una de las primeras decisiones de los países europeos fue prohibir cualquier medio de comunicación ruso en nuestro suelo e, inmediatamente después, publicar en todos nuestros países, con cargo a nadie sabe quién, biografías laudatorias de Zelenski lo mismo en libro que en audiovisual. Para dejar claro el relato.
Desde ese momento y hasta hoy, la tonalidad única de la información en nuestros grandes medios ha sido la propaganda de guerra: todo se contaba desde el lado Zelenski. Hemos estado a punto de ganar la guerra todos los días. Se subrayaban las crueldades y atrocidades de los rusos mientras se exaltaban las virtudes de los ucranianos, para los que se pedía de manera incesante más y más armamento, pues la victoria sólo era cuestión de tiempo. En torno a este relato ha crecido una atmósfera fuertemente emocional que hacía imposible cualquier disidencia: todo intento por ver las cosas desde otro punto de vista era —aún lo es— inmediatamente reconducida hacia la traición, el quintacolumnismo o la venalidad («¿quién estará pagando a este?»), en una especie de reductio ad Putinum que justificaba cualquier insulto, porque, claro, ¿quién sino un canalla o un vendido podía optar por el Mal en vez de por el Bien? Y desde ese punto de vista, era verdad.
El problema era —siempre ha sido— precisamente ése: el punto de vista. Por utilizar una imagen muy popular, es como lo de ese cuento indio donde unos ciegos tratan de describir un elefante sólo a partir de la parte del animal que pueden tocar: cada cual describe un animal distinto según palpe la trompa, la oreja, una pata, etc. Todos tienen razón, pero ninguno está describiendo toda la realidad. Lo mismo aquí, en esta guerra (como en todas). Si uno pone el foco en febrero del 22, es evidente que la guerra la empieza Rusia con una invasión alevosa y claramente ilegal del territorio soberano ucraniano. Ahora bien, si uno amplia el foco y lo coloca no en 2022, sino en 2013-14, que es cuando el conflicto se hace irreversible, entonces la perspectiva cambia. ¿Recordamos? Elecciones que gana Yanukovich, golpe de estado travestido de revolución popular, la transparente declaración de Victoria Nuland, en la época responsable de la Secretaría de Estado para asuntos eurasiáticos: «Que se joda la UE». Y los fallidos acuerdos de Minsk, y la ocupación rusa de Crimea… Si ponemos ahí el foco, el conflicto lo empiezan los americanos. Pero si ampliamos más el foco y nos vamos al nacimiento del estado ucraniano, en 1991, entonces la perspectiva vuelve a cambiar: tenemos un estado en buena medida artificial, con dos comunidades claramente diferenciadas (la ucraniana y la rusa), regidas ambas por dos oligarquías simétricamente corruptas, incapaces de construir un estado eficiente. Si ponemos el foco ahí, la culpa del conflicto es sin duda de los sucesivos gobiernos ucranianos, depredadores de una nación a la que han condenado a la corrupción permanente y a la emigración de millones de personas mucho antes de que empezara la guerra. Pero hay más: si volvemos a acercar el foco y nos vamos a la primavera de 2022, a las conversaciones de paz de Estambul, ahí la perspectiva cambia de nuevo: Zelenski había obtenido entonces una paz mucho más ventajosa que la que ahora podrá conseguir, pero llegaron los ingleses y empujaron a Ucrania a prolongar la guerra, aún no sabemos bajo qué promesas. Si colocamos ahí el foco, entonces la culpa es de los europeos; los mismos europeos que confesaron (Merkel, Hollande) que los acuerdos de Minsk sólo eran una trampa para ganar tiempo y permitir que los ucranianos se rearmaran. Y Europa, desde ese momento, no ha dejado de prolongar… el relato.
Trump ha cambiado violentamente el guion. No lo ha hecho por amor a la verdad, sino por puro pragmatismo político (que es su obligación, todo sea dicho). Sencillamente, esta guerra no es su guerra, sino la del establishment demócrata. A él no le interesa lo más mínimo tensar a los rusos, porque, en su visión del orden mundial, su rival en el tablero no es Rusia, sino China (y si consigue separar a Rusia de China, mejor que mejor). La guerra de Ucrania sólo es un sumidero de dinero cuyo destino, por otro lado, está rodeado de sombras. En cuanto a la guerra en sí, por supuesto que la OTAN podría doblegar a Rusia, pero sólo a costa de una escalada cuyas consecuencias serían con toda seguridad catastróficas. En estas condiciones, ¿qué sentido tiene prolongar la guerra? Una guerra que no vas a ganar, mejor liquidarla. Eso es todo. ¿Y los ucranianos, a los que se ha empujado a un conflicto imposible? Bueno —deben de pensar ahora en la Casa Blanca—, habrían hecho mejor en no fiarse de los Estados Unidos o de sus monaguillos europeos, que en esto llevan tanta culpa como Washington. Pero para eso es imprescindible, ante todo, romper la narrativa que durante tres años ha hecho de la guerra de Ucrania el eje de la política mundial, la quintaesencia de la lucha por las libertades y los «valores occidentales» frente al despotismo asiático-ruso-soviético. Romper el relato.
Se comprende perfectamente el desamparo de quienes, a lo largo de todo este tiempo, habían encontrado por fin un discurso capaz de explicar la Historia, una nueva guerra fría que daba cuenta del movimiento del mundo. Ahora el relato se deshace y el ciego ha de aceptar que sólo estaba tocando una parte del elefante. ¿Pero cómo aceptar tal cosa cuando uno no puede ver el conjunto? Por eso hay quien, incapaz de reaccionar, opta por el llanto, como Christoph Heusgen, o por el delirio de la conspiración: Trump títere de los rusos, los Sudetes, Trump traidor a la causa, Chamberlain y Churchill, Trump malvado que abandona a los ucranianos a su suerte… o al abrazo de la Unión Europea, que quizá sea una suerte aún peor. Pero no, no hay nada de eso. Sólo hay poder. Como siempre. Como cuando el conflicto empezó. Y ahora, también como siempre, asistiremos a la construcción de un nuevo relato a medida que las armas vayan callando y la paz se imponga… hasta la próxima guerra.
¿Y los europeos? Los europeos quizá deberíamos empezar a escribir otro relato. Nuestro propio relato. Pero con otros escribas, por favor, porque los de Bruselas ya no sirven ni para un folletín.
Y
cuando vinieros a por nosotros, ya nos habíamos quedado solos
Nota
del Editor. 25
Febrero 2025
Yo ya he puesto las barbas a remojar, porque apoyarse en lo malo que es la corrupción, cuando aquí en lo que queda de España hay ejemplares inigualables, o en el problema de las lenguas cuando en España somos ejemplo de los mayores disparates, no es que nos hayamos quedado solos, es que ya estamos bajo la bota de los que nos están aniquilando.
El poder imperialista ruso no se detendrá
a menos que sea derrotado
Vladislav Inozemtsev. la
razon. 25
Febrero 2025
La guerra de Rusia con Ucrania entra en su cuarto año, y aunque este tiempo puede ser demasiado corto para resolver todas las disputas de siglos entre las dos naciones, es más que suficiente para aprender algunas lecciones para los responsables de la toma de decisiones internacionales.
La primera y más importante de ellas es que una nación imperialista y agresiva, si ha comenzado sus ataques a sus vecinos, nunca se detendrá por sí misma. No solo la Rusia de Putin, sino también la de Yeltsin en la década de 1990, estuvo muy interesada en socavar la integridad y estabilidad de sus vecinos, comenzando con los conflictos de Moldavia/Transnistria y Georgia/Abjasia y Osetia del Sur en esa década. Como las naciones occidentales permanecieron en silencio después de que Rusia interviniera en Georgia en 2008 y ocupando de facto partes de este país, y como reaccionaron de manera bastante modesta después de que Moscú anexionara Crimea e iniciara hostilidades regionales en el Donbás en 2014, el camino hacia una invasión a gran escala quedó completamente abierto.
Si las grandes potencias hubieran suministrado a Ucrania en 2014 la misma cantidad de armas y dinero que lo hicieron en 2022, en lugar de enviar al señor Hollande y a la señora Merkel a Minsk para negociar con Putin, la guerra probablemente nunca habría ocurrido. Los dictadores pueden ser derrotados, pero no convencidos: acumulan poder solo para ignorar todas las restricciones, y no para aceptar algunas condiciones, sin importar cuán favorables sean.
La segunda lección que debe aprenderse es que las sanciones y otras restricciones financieras pueden funcionar bien si se aplican a economías pequeñas y/o controladas por un Estado, pero son mucho menos efectivas –si no contraproducentes– si se aplican a economías grandes y orientadas al libre mercado. Después de tres años de sanciones, la economía rusa sigue en buena forma y creciendo, sus exportaciones de petróleo se han reorientado del Oeste hacia China e India, las pérdidas que las naciones de la UE sufrieron por el aumento de los precios del petróleo, la fuga de capitales rusos y la nacionalización de las inversiones extranjeras en Rusia superan el costo que Rusia pagó por su agresión, incluida la congelación de activos rusos en el extranjero.
Las sanciones impuestas a las exportaciones europeas y estadounidenses otorgaron el mercado ruso a las empresas chinas, y las sanciones personales a empresarios y burócratas consolidaron a estos grupos alrededor de Putin en lugar de causar desorden y enfrentamientos dentro de las élites. Las sanciones no debilitaron a la economía rusa, sino que la alejaron del Occidente, incrementaron el control estatal sobre los negocios y la convirtieron de una economía civil en una más orientada al ámbito militar.
La tercera lección es que los dictadores son mucho más descarados o imprudentes que poderosos. Putin atacó Ucrania estando completamente seguro de que Occidente se mantendría al margen y no intervendría. A medida que el conflicto se agravaba, los rusos anunciaron docenas de "líneas rojas" que no podían cruzarse: primero fue el suministro de aviones occidentales a Ucrania, luego los ataques aéreos ucranianos en el territorio ruso con el uso de misiles occidentales, y así sucesivamente. Más de 20 de estas "líneas" proclamadas por Putin personalmente han sido cruzadas, culminando con el avance de Ucrania hacia el territorio soberano ruso el pasado agosto y los ataques masivos a las instalaciones estratégicas rusas en los últimos meses.
Nada de esto ha cambiado la estrategia y las tácticas de guerra de Rusia, por lo que argumentaría que habría sido mucho mejor para Occidente darse cuenta desde el comienzo de la guerra de que este conflicto podría ganarse en el campo de batalla y hacer lo mejor posible en el suministro de equipo militar y municiones a Ucrania. Rusia no puede ser derrotada por sanciones económicas, pero sí puede ser derrotada militarmente, y esta es la única forma en que podría ser repelida la agresión de Putin. No hay posibilidades de resolver el conflicto en una mesa de negociaciones mientras Putin permanezca en el Kremlin.
La cuarta lección es que Occidente ha demostrado ser mucho más débil de lo que parecía al inicio de la guerra. Cuando surgieron los primeros signos de la guerra en Europa en 1938, los EE. UU. aumentaron sus gastos militares en 5,2 veces hasta 1941, mientras que hoy en día las asignaciones de defensa de los países de la OTAN aumentaron en menos del 25 por ciento entre 2021 y 2024. Tanto el complejo militar-industrial europeo como el estadounidense son reacios a aumentar la producción, tratando de seguir las tendencias pasadas y descuidando los nuevos patrones de guerra.
Los gobiernos occidentales aparentemente olvidaron que el aumento del gasto en defensa podría convertirse en una fuente de crecimiento económico: en 1986, EE. UU. gastaba un 6,2 por ciento del PIB en defensa mientras experimentaba un crecimiento sólido; ahora, Polonia crece un 2,9 por ciento con gastos militares superiores al 4 por ciento de su PIB, mientras que la mayoría de las otras naciones de la UE no alcanzan el umbral del 2 por ciento exigido por la OTAN, utilizando sus desequilibrios fiscales como excusa. En mi opinión, ha llegado el momento de darse cuenta de que Occidente debe volver a ser una potencia en producción militar, en lugar de tratar de comprar en todo el mundo 1 millón de proyectiles que prometió entregar a Ucrania en 2023. El cuento del "fin de la historia" debe dejarse de lado, y se debe implementar una política exterior más realista de "nueva contención".
La quinta lección –y recomendación– se centra en el posible final del conflicto. Hoy en día, muchos responsables políticos argumentan que la guerra debe detenerse y que parte del territorio soberano de Ucrania debe cederse al Kremlin. Quiero recordar que, de los 285 conflictos armados registrados en el mundo desde el final de la Segunda Guerra Mundial, menos de 20 fueron guerras entre estados soberanos debidamente reconocidos (todos los demás deben considerarse como formas de movimientos de descolonización o guerras civiles, separatistas, religiosas o étnicas).
Todas las guerras interestatales (como las de Irán e Irak, Irak y Kuwait, China y Vietnam, Argentina y Gran Bretaña, China e India, etc.) han terminado con las fronteras intactas (solo Israel amplió su territorio defendiéndose de sus vecinos, pero las nuevas fronteras del estado judío no son reconocidas por la comunidad internacional). Si Ucrania pierde oficialmente su territorio ante Rusia, Putin habría logrado destruir el orden internacional construido después de 1945. La fuerza militar se convertiría en un medio efectivo para redibujar las fronteras y cambiar los equilibrios geopolíticos. Ni siquiera se puede imaginar la magnitud de un cambio como ese, por lo que creo que la paz firme en Ucrania es, por triste que sea, inalcanzable.
La guerra en Ucrania no terminará en 2025. Para que esto suceda, Occidente debe encontrar formas y medios para repeler la agresión rusa, y no presionar a los ucranianos para que acepten las condiciones de Putin. Porque si eso acaba sucediendo, debemos volver a la lección con la que comencé esta columna: el poder imperialista no se detiene a menos que sea derrotado o enfrente una fuerza que aparentemente sea superior a él.
La UE
arropa a Zelenski y anuncia más ayudas
Rostyslav
Averchuk. Leópolis. la razon. 25
Febrero 2025
Una decena de líderes europeos, así como los responsables de la Unión Europea y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, viajaron a Kyiv ayer para reafirmar su apoyo a Ucrania en el tercer aniversario de la brutal invasión rusa. Tres años de resistencia han demostrado «el heroísmo absoluto de los ucranianos», subrayó el presidente Volodimir Zelenski antes de reunirse con los políticos en el marco de la Cumbre Internacional sobre el Apoyo a Ucrania. La cuestión de las garantías de seguridad y el mayor apoyo a Ucrania, así como la necesidad de invertir en la autonomía militar de Europa, dominaron la agenda, mientras que los participantes discutieron los requisitos para lograr una paz duradera y justa. «Rusia y sus dirigentes son los únicos responsables de esta guerra y de las atrocidades cometidas contra la población ucraniana», subrayaron los líderes de la UE, Ursula von der Leyen, Antonio Costa y Roberta Metsola, en una declaración conjunta. Reiteraron la importancia de «mantener la solidaridad transatlántica y global con Ucrania» y exigieron responsabilidades a quienes cometieron crímenes de guerra en Ucrania. «Nadie desea más paz que el pueblo de Ucrania. Pero una paz justa y duradera solo se logra con la fuerza», dijeron.
Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, advirtió que la capitulación de Ucrania podría tener consecuencias peligrosas para la seguridad de toda Europa y del mundo. «El futuro de Ucrania está en la UE», aseguró, al notar que el país podría unirse al bloque comunitario antes de 2030 si mantiene el ritmo de sus reformas. Tanto la UE como los países individuales anunciaron o confirmaron nuevos paquetes de ayuda para Ucrania y sanciones contra Rusia. La UE enviará 3.500 millones de dólares a Ucrania en marzo, según Von der Leyen, mientras que el 16º paquete de sanciones contra Rusia se centrará en su flota de petroleros y sus exportaciones de aluminio a la UE.
El primer ministro de Reino Unido, Keir Starmer, reiteró durante una videollamada que su país enviará una cifra récord de 5.700 millones de euros en ayuda militar a Ucrania en 2025, además de anunciar más sanciones contra Rusia. Los países del norte de Europa y del Báltico proporcionarán entrenamiento y equipamiento para una brigada ucraniana, confirmó la primera ministra danesa, Mette Frederiksen. «Un alto el fuego sin una paz sostenible causará mucho peligro para todos nosotros», subrayó, señalando que Europa tiene «varios meses» para tomar todas las decisiones necesarias para aumentar la producción de armas antes de que «sea demasiado tarde». Invitar a Ucrania a la OTAN es «la garantía de seguridad más fuerte» y «la forma más barata de avanzar», también dijo Frederiksen.
«Si los aliados no pueden conceder a Ucrania la membresía en la OTAN, entonces tienen que encontrar otra manera de proporcionarle una garantía de seguridad clara y a largo plazo», subrayó.
«Este año debe ser el año del comienzo de una paz real y confiable», expresó su esperanza el presidente Zelenski. «Putin no nos dará esta paz, no la dará a cambio de algo. Debemos conquistar la paz mediante la fuerza, la sabiduría y la unidad de nuestra cooperación con ustedes», subrayó el líder ucraniano. Según Zelenski, el fin de la guerra debería comenzar con medidas que puedan restablecer la confianza, como la liberación de prisioneros. «Rusia debe liberar a los ucranianos (cautivos). Ucrania está dispuesta a intercambiar a todos por todos, sería justo», aseguró el presidente.
Ucrania y Europa deben participar en las negociaciones que decidirán su destino, subrayó también el presidente Zelenski, mientras Rusia y EE UU continúan sus conversaciones bilaterales. Zelenski destacó que Ucrania merece no solo la membresía de la UE, sino también las garantías de seguridad proporcionadas por la OTAN o alternativas confiables como la creación de un ejército ucraniano más fuerte para garantizar una paz duradera.
El presidente ucraniano habló con el presidente Trump en el marco de la cumbre del G-7 que fue presidida por el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, presente en Kyiv, mientras otros líderes se conectaron a través de un enlace de vídeo. «Fue una conversación muy buena», reveló.
Durante el día, miles de ucranianos y distintas asociaciones compartieron sus recuerdos del primer día de la invasión y sus esperanzas con motivo del tercer aniversario de la guerra. «La victoria absoluta de Rusia aún se puede evitar si Ucrania mejora su entrenamiento militar y movilización mientras los socios aumentan su apoyo y dejan abierta la opción de adhesión a la OTAN», escribió el analista militar Mikola Bielieskov.
«La UE aún importa grandes cantidades de gas natural licuado ruso», señaló Razom We Stand, una ONG ucraniana, que pidió sanciones más duras contra esas importaciones, así como contra los petroleros de Rusia
Muchos rindieron homenaje al zapador de 25 años Vitali Skakun quien sacrificó su vida el primer día de la invasión para volar un puente por el que avanzaban los tanques rusos desde Crimea hacia el resto del sur ucraniano. Historias más personales hablan de la vida de millones de familias sacudidas por los ataques rusos y de las decisiones personales de miles de hombres y mujeres que decidieron sumarse a la defensa armada. «A pesar de lo difícil que ha sido a veces, estar en el ejército ha sido la única opción para salvar mi alma», escribió Rina Reznik, del servicio médico de la brigada Azov. «Hemos pasado la página más oscura y hemos adquirido una inmensa experiencia, por lo que no nos derrumbaremos», se sincera María Alferova, una joven voluntaria civil, cuyos padres sobrevivieron a la ocupación rusa de Izium en la región de Járkiv. Casi 450 cadáveres de los asesinados fueron descubiertos allí tras su liberación en el otoño de 2022. «Al igual que hemos soportado seis meses de ocupación, soportaremos todo lo que venga después, sin detener la lucha ni un segundo», concluyó.
'Si vis
pacem, para pacem'
Gerardo Bugallo Ottone. ABC. 25
Febrero 2025
MI condición de testigo directo me obliga a salir al paso de una insidia que pretende atribuir el Maidán, la «revolución por la dignidad» en Ucrania, a intervención extranjera, ya sea la CIA o cualquier otro servicio. La falsedad de tal atribución es evidente para quienes vivimos el momento, entre otras cosas por lo repentino del alzamiento. Ucrania vivía un momento de esperanzada calma cuando, súbitamente, el entonces presidente Yanukovich se desdice de la promesa de firmar un Acuerdo con la Unión Europea, que le había llevado al poder, y afirma que ha cambiado de opinión y que va a firmar un acuerdo «mucho más ventajoso» con Rusia. La noticia se acompaña de una foto en la que el voluminoso Yanukovich, sentado junto a Putin y semigenuflexo, le guiña un ojo. Éste es el origen del Maidán, y los embajadores acreditados en Kiev pudimos contemplar, no sin asombro, la extraordinaria marea humana que se echó a las calles en cuestión de horas. Ni se preveía la maniobra de Yanukovich ni hay forma humana de movilizar a todo un pueblo a esa velocidad.
Para entender tamaña sublevación hay que tener presente una serie de datos básicos. Cuando en 1991 se somete a referéndum la independencia de Ucrania respecto a Rusia, los más ardorosos independentistas esperaban, como mucho, un 70 por ciento de votos afirmativos. El resultado fue del 92,30 por ciento, con una participación del 84,20. En ese mismo año, 1991, el PIB de Ucrania era similar al de Polonia; hoy el PIB de Polonia es más de cuatro veces el de Ucrania. Y los ucranianos saben perfectamente el porqué. Nada más caer el muro, la antigua nomenclatura comunista se transforma en cleptocracia y el pueblo ucraniano viene luchando desde entonces por zafarse de tan tremenda herencia; tanto es así que hace dos revoluciones en diez años: la «Revolución Naranja» y el Maidán.
Los ucranianos quieren ser como sus vecinos polacos, como los rusos querrían emular a sus hermanos ucranianos, si la democracia triunfa en Ucrania. Ésta es la verdadera razón que mueve a Putin a acabar, como sea, con la libertad de Ucrania. Cuando corresponsales extranjeros interrogaban a las más de 50.000 personas, que resistían en la calle a muchos grados bajo cero, sobre su razón para estar allí, la respuesta más frecuente para muchos sorprendente era 'rule of Law': el imperio de la Ley. Cuando, semanas después, algunos de aquellos manifestantes caían enarbolando la bandera de la Unión Europea, acribillados por francotiradores, creo que habían entendido mejor que la mayoría de nosotros lo que esa bandera realmente significa.
Es evidente que para intentar justificar «soluciones» lesivas para la dignidad de Ucrania y de Europa, y para que se puedan mirar al espejo algunos de quienes las propugnan, es imprescindible denigrar uno de los movimientos más nobles que ha visto Europa desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.
La magnitud del disparate a que nos deslizamos en los últimos días nos obliga a poner en perspectiva tanto lo que nos jugamos todos en Ucrania, como el triste 'iter' que nos ha traído hasta aquí. Tuve la inmensa fortuna de coincidir en Kiev con un grupo de colegas excepcionales: el estadounidense Geoffrey Pyatt, el británico Simon Smith, Jan Tombinski (por la UE), etc. Todos coincidíamos, tanto en el peligro al que nos enfrentábamos, como en lo que había que hacer para conjurarlo. A raíz de la trágicamente bufa invasión de Crimea, la necesidad de actuar era palmaria; sin embargo, lo que nos parecía obvio a los embajadores se diluía en las respectivas capitales.
En Washington todo se detenía en la antesala del Despacho Oval (es decir del presidente Obama) y, en general, nuestras propuestas parecían «exageradas». Éstas eran, sucintamente: 1. Armar a Ucrania (para que Putin no se engañase, como acabó haciendo, respecto al coste de una invasión); 2. Sanciones devastadoras contra el círculo de oligarcas que entonces sustentaban a Putin (en lugar de esto nos llegaban para evaluación listas absurdas en las que aparecían, por ejemplo, miembros de la Duma rusa). Si las sanciones no son un fin en sí mismas, sino un método para cambiar conductas, absurdo era dirigirlas contra quienes nada decidían. Y 3. Cortar radicalmente nuestra dependencia de los hidrocarburos rusos; nada menos que un cambio radical del mix energético europeo.
Como puede verse, todas estas medidas, que no sólo habrían impedido el conflicto, sino que habrían fortalecido decisivamente el campo Occidental, eran medidas estratégicas, y ése era su pecado mortal. El título de esta Tercera, no es un pío llamamiento a un pacifismo vacuo, sino un alegato en defensa de la imperiosa necesidad de una visión estratégica que sea, a la vez, raíz y fruto de unas posiciones tan firmes como las que se mantendrían en un conflicto bélico abierto… con un mucho menor riesgo.
Mi muy experto colega alemán me dijo algo a tener muy presente: «He pasado toda mi vida profesional lidiando, primero con la Unión Soviética y luego con Rusia, y mi experiencia es que cometemos siempre el mismo error: nos devanamos los sesos para buscar planes, propuestas, etcétera, que acomoden los intereses de Rusia, para poder entendernos, sin tener presente algo que, en realidad sabemos perfectamente: que los intereses de Rusia y los intereses del Kremlin, no sólo no son los mismos, sino que son antagónicos». Ucrania es el mejor ejemplo de ello; una Ucrania próspera, aproximándose a la Unión, sería una bendición para Rusia… pero letal para el régimen de Putin. Él lo sabe, como sabe que es absolutamente absurdo que la OTAN pretenda atacar a Rusia.
Durante mi estancia en China intenté, con relativo éxito, llevar a mis interlocutores chinos la siguiente reflexión: no le hablo de lo que puede China hacer por Ucrania, sino si han reparado en lo que Ucrania puede hacer por China. Si nadie duda de que a China le corresponde un lugar preeminente en la sociedad internacional ¿qué mejor oportunidad que un caso tan diamantinamente claro de violación de los principios del Derecho internacional –¡Y usted lo sabe!– para aparecer como una potencia responsable y respetada? Lo sobrecogedor es pensar que hoy cabría dirigir esta propuesta a ¡los Estados Unidos!
Estamos asistiendo al malbaratamiento del «Peace Dividend» que el «fin de la historia» nos había regalado. El país más perjudicado de todos va camino de ser Estados Unidos, con una asoladora pérdida del prestigio con el que Ronald Reagan consiguió iniciar un tsunami de democracias liberales. El cómo hemos llegado a esto hay que buscarlo en el hundimiento de la cultura popular. Pero eso requeriría otra Tercera.
Mitos y
leyendas de la Guerra de Ucrania
Lorenzo Bernaldo de
Quirós. Vozpópuli. 25
Febrero 2025
En una verdadera y rocambolesca pirueta, las conversaciones entre los EEUU y Rusia para poner fin a la guerra ruso-ucraniana y el relato subyacente a ellas se asientan sobre la asunción por parte norteamericana de la propaganda realizada por el Kremlin desde el comienzo del conflicto. Esto constituye la legitimación de la agresión perpetrada por el cleptócrata ruso y la imposición a Ucrania de una paz cartaginesa, cuyo único beneficiario a corto, medio y largo plazo será la dictadura putinesca. Se está ante una combinación del Espíritu de Munich y de los repartos de Polonia realizados por las grandes potencias de la época en los siglos XVIII y XIX.
De entrada, atribuir a Ucrania la culpa de la guerra es bien un ejercicio de ignorancia, bien uno de cinismo sin precedentes. Los intentos rusos de convertir ese país en un satélite son la actualización de la doctrina de soberanía limitada de Bresnev. y Putin jamás lo ha ocultado. Nunca aceptó la independencia ucraniana ni el deseo de sus ciudadanos de ser una nación democrática y prooccidental. Su fracaso en intentar por medios “pacíficos” controlar el país primero y desestabilizarle después dio paso a la búsqueda de una solución militar que, para su sorpresa, desembocó en una guerra larga, ante la imprevista resistencia del Gobierno y del pueblo ucraniano a someterse al diktat del autócrata.
Rusia emprendió una guerra de agresión, tal como se definió a ese tipo de actuaciones en los Juicios de Nuremberg: “iniciar una guerra de agresión (…) es no sólo un crimen internacional; es el crimen internacional supremo que únicamente difiere de los crímenes de guerra en que contiene en sí mismo la acumulación de la maldad como un todo”. Por eso es lamentable ver sentada en la misma mesa a los representantes de un Estado criminal, el Imperio del Mal 2.0, con los de la mayor de las democracias occidentales para descuartizar a un Estado cuyo único pecado es luchar por su libertad y la de sus ciudadanos.
Ucrania no ha sido derrotada militarmente. Rusia ocupa el 18% del territorio ucraniano, menos que el logrado en los momentos iniciales de la invasión. En la actualidad, el frente está estabilizado y el Ejército ucraniano ni ha sido vencido ni se ha rendido. En consecuencia, Putin va a conseguir en la mesa de despiece de Ucrania lo que no ha conseguido ni tenía visos de conseguir en el campo de batalla, mientras se mantuviese el apoyo occidental al esfuerzo bélico ucraniano. Por añadidura, las regiones bajo control ruso se han convertido en “sociedades cárcel”, en las que se ha creado una red de campos de concentración para todos aquellos ciudadanos con opiniones pro ucranianas; y donde, por ejemplo, decenas de miles de niños han sido arrebatados a sus padres, deportados a Rusia y adoptados “forzosamente” por familias rusas.
Es falso que el peso de la ayuda occidental a Ucrania haya recaído sólo o principalmente sobre los EEUU. Estos han aportado alrededor de 114.000 millones de dólares entre asistencia militar, financiera y humanitaria; los países europeos y la propia UE unos 132.000 millones de euros por esos tres conceptos y, clave, la contribución militar norteamericana ha sido ligeramente superior a la estadounidense, pero no desproporcionadamente mayor. Trump quiere recuperar el dinero proporcionado por los EEUU. a Ucrania, pero, a priori, sólo tendría derecho a reclamar el 40% porque el resto fueron subvenciones a fondo perdido; esto es, no caben ser reclamadas, aunque obviamente pueden obtenerse por la fuerza.
Acusar a Zelensky de ser un dictador cuando uno se sienta a repartirse Ucrania con una dictadura corrupta y sanguinaria es una obscenidad. El Estado tiranizado por Putin ocupa el puesto 164 sobre los 180 países evaluados por Freedom House en su informe 'Freedom in the World 2024' sobre libertades, con una puntuación de 13 sobre 100; esto es se sitúa entre los 20 estados del mundo en donde existen menores libertades civiles y políticas junto a países como China, Corea del Norte o Siria, por citar algunos ejemplos. Ucrania no es una democracia idílica pero tiene una puntuación de 49%, aunque se han introducido restricciones temporales, como sucede siempre en cualquier país, a causa de la guerra. Por añadidura, las elecciones presidenciales que dieron la victoria a Zelensky fueron libres y competitivas.
El intento de forzar la celebración de unos comicios en una Ucrania en guerra, con millones de personas desplazadas y con un 18% del territorio en manos rusas no ofrece garantía alguna y conviene recordar que, por ejemplo, el Reino Unido, que no había sido invadido por los nazis, no celebró elecciones hasta finalizada la guerra en Europa. Por otra parte, el artículo 83 de la Constitución ucraniana indica que, si el mandato del Presidente o del Parlamento expiran durante un período de guerra-ley marcial, no se pueden celebrar hasta que las condiciones lo permitan. Y, por cierto, esta es la posición de consenso de todas las fuerzas con representación parlamentaria que cada 90 días desde el inicio de la guerra ha dado su aprobación a la extensión de la ley marcial.
Si la solución de la crisis ruso-ucraniana se materializa en los términos que parece, Putin habrá obtenido una victoria y Occidente, incluidos los EEUU, una derrota. Se premiará a un agresor y se santificarán sus atropellos y sus crímenes a costa de un país, Ucrania, cuyo único objetivo es preservar su independencia, su libertad y su deseo de formar parte de Occidente. Es la repetición del Espíritu de Munich, el deseo de apaciguar a un tirano con la benéfica intención, siendo muy generosos, de aplacarle. Pero la historia muestra lo ilusorio de esas esperanzas. Tras la incorporación de los Sudetes al III Reich, los nazis se anexionaron Checoslovaquia y después invadieron Polonia. Putin, como Hitler, es insaciable y su programa, anunciado una y otra vez, es reconstruir la esfera de influencia imperial rusa.
Si se cierra un acuerdo Rusia-Ucrania sobre Polonía conforme a lo avanzado hasta la fecha, Ucrania está condenada a muerte. Putin no dejará de desestabilizar el Estado ucraniano hasta convertirle en un satélite de Moscú y ninguna garantía sobre la seguridad y la integridad ucranianas será creíble si ahora se consuman las ambiciones rusas. Si Occidente o, para ser precisos, los EEUU no han estado dispuestos a defender Ucrania, porque defenderán a los bálticos, a Moldavia o a cualquier antigua parte del imperio soviético. ¿Por qué los bálticos pertenecen a la OTAN? Quién sabe qué será de la OTAN en el futuro próximo, con USA centrada en una estrecha visión del interés nacional y con sus gobiernos-partidos amigos en Europa en su mayoría pro rusos. Y algo más, los EEUU se situarán a la altura moral de la Rusia putinesca.
¿Qué hará Europa? ¿Seguirá prestando asistencia a Ucrania? Obviamente, si USA y Rusia imponen la paz, Europa tendría que estar dispuesta a seguir prestando soporte a Ucrania para proseguir la guerra, lo que la enfrentaría a norteamericanos y rusos. Por añadidura, la UE y sus estados miembros tienen serias dificultades para suministrar a Ucrania el armamento necesario para sostener su esfuerzo bélico y la situación económica en el viejo continente no es nada halagüeña. Por añadidura, muchos partidos y gobiernos de la nueva derecha son pro rusos y contrarios a seguir dando soporte a los ucranianos. A ello se suma la ausencia de un liderazgo efectivo en la UE y el descrédito de la Comisión Europea. En este contexto, el apoyo de Europa a Ucrania, su continuidad, resulta problemático. Pero lo que finalmente suceda en Ucrania tiene una trascendencia mucho mayor.
Desde el final de la II Guerra Mundial, América con todos sus defectos y con todas sus virtudes fue el símbolo de la democracia y de la libertad a escala global frente al Imperio del Mal y sus afanes de dominio universal. Esto se tradujo en la configuración de un sistema de seguridad y defensa de alcance planetario acompañado de una progresiva agenda de liberalización económica global. Sin duda, los aliados de los EEUU se beneficiaron de esa política, pero también América, que, en ausencia de esa política, se hubiese convertido en una isla rodeada de enemigos, lo que hubiese sido una seria amenaza para su seguridad y, también, para su prosperidad.
Con independencia de sus intenciones, la Administración Trump minusvalora o desprecia la realidad de un escenario global definido por el deseo de las potencias autocráticas de destruir el orden internacional creado por los EEUU durante los últimos ochenta años y cuyo objetivo es acabar con su hegemonía. No se está ante Estados con una estrategia nacionalista, sino con vocación expansiva y que actúan de manera concertada. Esto hace del unilateralismo una pésima o, para ser precisos, errónea política, porque la manera de debilitar y aislar a América en el medio y en el largo plazo es dejándola primero sin aliados, desestabilizando o neutralizando a éstos. Y esta será la consecuencia de la política exterior norteamericana, si lo que parece que va a ser finalmente es.
Sánchez
endosa la ruina separatista a todos los españoles
EDITORIAL.
libertad digital.
25 Febrero 2025
El anuncio de la condonación de parte de la deuda de Cataluña, en cumplimiento de los acuerdos del Gobierno con sus socios catalanes, ha puesto en pie de guerra al resto de comunidades del régimen común, que verán nuevamente socavados sus derechos en beneficio de los partidos golpistas.
No hay ninguna razón para que el Estado se haga cargo de unas deudas contraídas por las comunidades autónomas que, en el caso de Cataluña, se han disparado por la necesidad de financiar el proceso separatista. El único motivo que lleva a Sánchez a hacer esta nueva concesión a sus socios catalanes es la necesidad de mantenerse en La Moncloa, aunque trate de disimular su traición repartiendo propinas al resto de comunidades afectadas.
Lo primero que hay que señalar es el error de concepto en este anuncio de condonación de la deuda autonómica, porque las deudas solo las puede perdonar el acreedor de las mismas; no el pagador subsidiario que, en este caso, es el Estado. Lo que hace Sánchez, en realidad, es cambiar la titularidad de esa deuda, para repartir entre todos los españoles una carga de la que deberían hacerse cargo los gobiernos autonómicos. Especialmente el de Cataluña, el más manirroto de todos y el que más préstamos solicitó al Fondo de Liquidez Autonómico, hasta llegar a los más de 70.000 millones contabilizados a día de hoy.
Pero lo más perverso de esta nueva felonía sanchista es que legitima el discurso victimista de los separatistas catalanes, como hizo Oriol Junqueras al hacer público el acuerdo. Según el expresidiario separatista, "el Gobierno dio a Cataluña en forma de crédito lo que ya era de los ciudadanos de Cataluña y Cataluña tuvo que pagar intereses por lo que ya era suyo". Es decir, lo que hace Sánchez con su decisión es reconocer de facto que si España no robara a los catalanes la deuda no se hubiera producido, una mentira flagrante y un precedente gravísimo que tendrá duras consecuencias en el futuro.
Por otra parte, eliminar de la contabilidad de las comunidades parte de las deudas contraídas es un incentivo perverso para que los gobiernos autonómicos sigan endeudándose sin límite, confiando en que el Gobierno diluirá sus despilfarros entre todos los españoles, en lugar de asumir las consecuencias de su gestión frente a los ciudadanos de sus respectivas regiones.
Finalmente, la medida anunciada por Junqueras y el Gobierno de España es un agravio comparativo hacia aquellas regiones leales a la Nación que, además, han gestionado sus finanzas con criterios de prudencia como la Comunidad de Madrid, la única que no recurrió al FLA para endeudarse por encima de sus posibilidades, como hicieron, en mayor o menor medida, todas las demás.
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Desigualdad
a cambio de poder
Editorial. el mundo. 25
Febrero 2025
La consagración de la desigualdad que supone la condonación de la deuda de Cataluña que el Gobierno ha concedido al independentismo es el precio de haber roto todos los puentes posibles hacia la centralidad. La negación del PP como un partido de derecha democrática y, por tanto, como un actor con el que llegar a acuerdos ha sido la esencia de la estrategia política del PSOE de Pedro Sánchez. Este discurso ha servido al presidente para construir la ficción de que es intolerable pactar con los populares y tratar de convencer así a sus bases de que es preferible negociar con los extremos y legitimar acuerdos con ellos pese a que pervierten el interés general, como el anunciado ayer.
La condonación del 22% de la deuda de la Generalitat con el FLA -17.104 millones de euros- no responde a la inexistente infrafinanciación de Cataluña ni a criterios de renta. Es más sencillo: es otra cesión que contemplaba el pacto de investidura con el independentismo, es el resultado de las ataduras del Gobierno con sus socios disolventes. Con la quita, unida a la soberanía fiscal que siguen propugnando ERC y Junts, pretenden avanzar en una vía para acceder a más recursos y convertir a Cataluña en una comunidad extractiva.
El mensaje que manda el Gobierno con la condonación a Cataluña es dañino: se mutualiza el coste de la deslealtad al Estado, se socializa la mala gestión, se carga esta sobre quien lo ha hecho bien y se penaliza el rigor fiscal. Todo, a costa del Estado. Se premia a quien más se ha endeudado y ha empleado fondos públicos para dar un golpe contra la convivencia y el orden constitucional, con cargo a las cuentas -al dinero que podría estar disponible para sanidad y educación- del que se ha conducido con mayor prudencia.
En este contexto es revelador escuchar a Sánchez arrojar contra Núñez Feijóo el cordón sanitario de Alemania contra la extrema derecha mientras obvia que allí los socialdemócratas van a apoyar al democristiano Friedrich Merz, el líder del partido más votado en las elecciones. El reverso del discurso socialista es muy pedagógico. En España el PSOE impidió la alternancia y ayer entregó a ERC y a Junts una nueva cesión que erosiona la igualdad entre españoles.
El pacto confirma la vocación estructural de la alianza del PSOE con el independentismo, destinada a prefigurar una relación estable y una distribución de poder real para ambos a lo largo de la legislatura. Baste apuntar que ha sido anunciado por Oriol Junqueras y que, al momento, Carles Puigdemont retiró ese juego de apariencias que era la cuestión de confianza de Sánchez.
En el juego de engaños continuo que protagoniza el Ejecutivo se sitúa también enmarcar la condonación a Cataluña en una quita que alcanzaría al resto de regiones, y que anunció la vicepresidenta María Jesús Montero tras Junqueras. «Todas se verán beneficiadas», dijo. Pero el movimiento ha sido tramposo: se ha reservado la capacidad de hacer el cálculo de la deuda concreta que asumirá en cada caso para satisfacer al independentismo y, al tiempo, vender que beneficiará a Andalucía, donde Montero ya ha iniciado la batalla política. «Es una estafa», ha dicho Juan Manuel Moreno Bonilla.
La financiación autonómica necesita una revisión que la dote de mayor equilibrio. Pero este no se alcanzará si se avanza en un sistema confederal, donde el acceso de los ciudadanos a peores o mejores colegios y hospitales dependa de las ataduras de un Gobierno con sus socios independentistas a cambio de que lo mantengan en el poder.
Sánchez
y los separatistas, el escándalo infinito
Pablo
Planas.
libertad
digital.
25 Febrero 2025
Miles de personas perdieron sus viviendas en España por no poder pagar la hipoteca. El estallido de la última burbuja inmobiliaria se llevó por delante familias y parejas, vidas rotas a causa de los estragos de la última gran crisis entre 2008 y 2014, gente que primero perdió el trabajo, luego, la casa y después nada porque ya no tenían nada que perder. La ruina de por vida mientras el Estado rescataba bancos y cajas de ahorro y los responsables de todo aquel monumental desastre quedaban exonerados de toda responsabilidad.
Nadie hizo nada por las víctimas de aquella catástrofe económica, por los ciudadanos estafados, por aquellos pobres diablos carentes de toda cultura financiera que se embarcaron en hipotecas que superaban de largo su capacidad económica, por los incautos que creyeron hacer el negocio del siglo contratando hipotecas en yenes o en francos suizos, por aquellos ingenuos, torpes y manirrotos que compraron a ciegas todas aquellas milongas de que el ladrillo nunca bajaba de precio, que si no se podía pagar la hipoteca se vendía el pisito y santas pascuas, que alquilar era tirar el dinero.
Con esa tropa, carne de cañón, hicieron negocio bancos y políticos, incluidos aquellos que acudían a los desahucios para labrarse un porvenir prometiendo viviendas accesibles para todos, pregonando las ventajas de la okupación y revolcándose en la demagogia más grosera. Bien, vale. Aquello ya pasó. Ya nadie concede hipotecas por el 120% del precio de las viviendas ni se atan los perros con longanizas.
Los políticos, eso sí, siguen prometiendo lo que no pueden cumplir, planes de vivienda que son el timo del tocomocho o aplicando topes al alquiler en las llamadas zonas tensionadas, cuya primera y única consecuencia es encarecer el mercado. Todo esto pasa de castaño oscuro, pero no es nada en comparación con la condonación de la deuda autonómica de Cataluña, el escándalo infinito.
Con tal de perpetuarse en el poder, Sánchez indulto primero a los golpistas, luego los amnistió y ahora procede a perdonarles más de 17.000 millones de euros de la deuda que la administración separatista catalana contrajo con el Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) para financiar precisamente el golpe de Estado, la propaganda contra España y los españoles, todas aquellas campañas del "Espanya ens roba" y las exhibiciones de masas con las que Mas, Puigdemont, Junqueras y compañía pretendían alcanzar la independencia. Y para que no se note demasiado, el Gobierno ofrece al resto de las comunidades autónomas parecido trato, la condonación de parte de la deuda autonómica. Todo ello a costa del dinero de los contribuyentes, incluidos aquellos que lograron sobrevivir al paro y al desahucio y a quienes nadie les condonó nada, ni un céntimo de lo que debían.
No hay palabras para describir tanta indecencia.
La acostumbrada catarata de cesiones a
los separatistas
La deuda no desaparece, solo cambia
de contabilidad y de deudores, que pasan a ser todos los españoles,
por efecto de otra amnistía, esta vez financiera
Editorial ABC.
25 Febrero 2025
Poco antes de que Junts retirara la cuestión de confianza en Pedro Sánchez, que hoy tendría que haberse debatido en el Congreso, se dio a conocer la quita de más de 17.000 millones de deuda de Cataluña con el Estado –con la coartada del perdón a otras autonomías deudoras– y el aumento de la plantilla de los Mossos a 25.000 efectivos. Así se sigue avanzando, de hecho, en la sustitución del Estado por una estructura paraestatal catalana. Junqueras estaba exultante porque habían conseguido más de lo esperado y Puigdemont condonaba temporalmente a Sánchez la falta de confianza. Esa deuda no desaparece, solo cambia de contabilidad y de deudores, que pasan a ser todos los españoles, por efecto de otra amnistía, esta vez financiera, del Gobierno a la Generalitat. Muchos guardias civiles y policías se preguntarán qué tienen los mossos que no tengan ellos, pese a clamar por más medios para, por ejemplo, combatir el narco. La respuesta es que Sánchez no depende de ellos para gobernar.
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